Está en la página 1de 316

La Búsqueda de Blake

Serie Vampiros de Scanguards – Libro 11

Tina Folsom
Agradecimientos

Al grupo de traducción Seshat (GTS)

A mdf30y por la traducción. A Taeva por la corrección. A


Dely por la lectura final de este libro.

A Jeantte por el diseño.

Y a todas las personas que nos apoyan día a día.

¡Disfruten de la Lectura!
Argumento

Blake Bond, vampiro y jefe de seguridad híbrida en Scanguards y Lilo


Schroeder, una humana, se unen cuando su mutua amiga Hannah desaparece. A
medida que desentrañan el misterio de la desaparición de Hannah, descubren una
peligrosa trama de vampiros renegaos que pueden poner en peligro las vidas de todos
los humanos.

No sólo Blake y Lilo tienen que permanecer un paso por delante de sus
enemigos, también deben luchar contra su creciente atracción mutua. A pesar de
todo el coraje de Lilo frente al peligro, no hay forma de saber cómo reaccionará una
vez que Blake revele su verdadera identidad…
Capítulo Uno

Ella no debería haber ignorado la llamada telefónica.

Lilo miró por la ventana del taxi mientras se abría paso a través del tráfico de
la hora punta. Su vuelo desde Omaha se había retrasado debido a la fuerte nevada
en Nebraska, y el avión había aterrizado en San Francisco bien pasado el atardecer.
Ansiosa, golpeó con sus dedos en el suave cuero de su bolso y repitió el suplicante
mensaje de Hannah en su mente.

—Lilo, tienes que llamarme. No tengo con quién hablar. Necesito tu ayuda. Tú siempre
sabes que hacer.

Una débil sonrisa se apoderó de sus labios, e involuntariamente sacudió la


cabeza. Su mejor amiga desde el instituto tenía tanta confianza en ella. Como si ella
pudiera arreglar algo. Pero, ¿y si no podía arreglar esto? ¿Y si ya era demasiado tarde?

Demonios, ni siquiera sabía lo que había que arreglar. Hannah había


desaparecido. Desaparecido de la faz de la tierra.

La llamada de la Sra. Bergdorf la noche anterior lo había confirmado.

—Hannah nunca me llamó por mi cumpleaños. Lilo, tú sabes que siempre me llama.
No contesta a su teléfono. Estoy preocupada por ella.

Y así lo estaba Lilo. Porque a pesar de todos sus defectos, Hannah siempre
había sido una hija considerada. Si no había llamado a su madre para desearle un
feliz cumpleaños, significaba que no había podido llegar a un teléfono. ¿Había caído
enferma y no fue consciente de la importante fecha que había perdido? Era poco
probable que una gripe o un resfriado la volvieran tan delirante que olvidara el
cumpleaños de su madre. Tal vez había tenido un accidente y era incapaz de
comunicarse. Pero incluso si la hubieran llevado a un hospital, el personal de allí se
lo habría notificado a su madre y a Lilo, también, porque ambas estaban en la lista
como los contactos de emergencia de Hannah. No, algo iba mal. Podía sentirlo; algo
terrible le había sucedido a Hannah.

4
La culpabilidad surgió a través de Lilo. Ella había estado bajo la tensión de la
fecha límite, habiendo tenido dificultad para terminar su última novela de misterio.
Su redactora había estado respirando sobre su cuello, por lo que se había encogido y
cerrado para el mundo exterior para terminar el maldito libro. ¿Pero a qué costo?
Había roto su promesa a Hannah, una promesa que había hecho en el noveno grado:
que siempre iban a estar allí la una para la otra. Pero en lugar de llamar a su amiga
para averiguar qué andaba mal, había terminado su libro, para no pasarse de su fecha
límite.

Lilo suspiró. ¿Qué clase de amiga hacía eso? Había oído el tono suplicante del
mensaje de voz de Hannah cuando había llamado sólo unos días antes del
cumpleaños de su madre. Hannah había sonado tensa, preocupada. Lilo deseó no
haber dejado pasar la llamada al buzón de voz y en su lugar haber contestado y
hablado con su amiga. ¿Y si Ronny, ese perdedor, para nada bueno, con el que estaba
saliendo la hubiera herido? ¿Por qué Hannah diría que no podía hablar con nadie
más que con Lilo? Sí sólo supiera más acerca de la relación de Hannah y de Ronny,
pero su amiga había estado siempre con los labios muy apretados sobre el asunto,
nunca revelando mucho sobre lo que Ronny hacía. Como si se avergonzara de él de
alguna manera.

Lo único que sabía era que Ronny era muy posesivo, y eso era un rasgo que a
Lilo nunca le había gustado en los hombres. Esa era la razón por la cual sus relaciones
nunca duraban mucho tiempo. Necesitaba ser independiente, y confiar en que no
pudiera alcanzarla alguien fácilmente. Quizás su cerebro de escritora de misterio
tuviera algo que ver con ello. Simplemente conocía la oscuridad de la psique humana,
y era más consciente que los demás de lo que podía acechar bajo la superficie.

Después de la llamada de la Sra. Bergdorf, Lilo había reservado el primer


vuelo a San Francisco, decidida a encontrar a Hannah y averiguar lo que le había
sucedido. Y no volvería a casa hasta que hubiera cumplido esa tarea. Sólo esperaba
que no tuviera que dar malas noticias a la madre de Hannah cuando acabara.

—Aquí es —El taxista dijo mientras se detenía ante un edificio de tres pisos—
. El número 426.

5
Hannah se había entusiasmado con el barrio cuando se mudó al principio,
pero ahora, por la noche y con pocas farolas para iluminar la zona, Lilo no podía
entender la atracción de esta empinada calle en North Beach. Sólo se alegraba de que
el taxista se hubiera detenido directamente frente al garaje, por lo que no tendría que
arrastrar su maleta por la colina.

Después de pagar el viaje, Lilo se acercó a la puerta principal. Había seis


timbres, uno para cada apartamento. Bergdorf estaba escrito en uno de los timbres. Lo
llamó. Como esperaba, no hubo respuesta. Pero no permitiría que un obstáculo tan
pequeño la detuviera. No era una escritora de misterio por nada. Y conocía a Hannah
mejor que a su propia hermana. Después de quedarse fuera de su apartamento nuevo
sin llaves, y pagar una exorbitante cantidad a un cerrajero, una historia que su amiga
le había contado con minuciosos detalles, Hannah se había decidido a no quedarse
atrapada sin una llave de nuevo, y juntas habían descubierto el mejor escondite para
el juego de llaves de repuesto.

Lilo dejó que sus ojos vagaran por la entrada. Una buganvilla serpenteaba por
un lado de la pared a lo largo de un enrejado. No estaba en flor. Incluso en San
Francisco donde se estaba a unos agradables 15ºC en el exterior, era principios de
enero, no lo suficiente cálido para que la planta estuviera en flor. Las hojas ocultaban
la mayor parte del enrejado de madera, pero Lilo sabía lo que estaba buscando: una
cuerda marrón con una llave atada al final, que se fundía perfectamente con la pared.
Tiró de ella. La llave surgió de su escondite, una profunda grieta en la base,
probablemente causada por un terremoto.

Con la llave en mano, Lilo entró en el edificio y encontró el apartamento de


Hannah en el primer piso. Escuchó para ver si había sonidos dentro, pero todo estaba
en calma. Mientras abría la puerta y entraba, arrugó la nariz. Olía a comida podrida.

Giró el interruptor de la luz y cerró la puerta por detrás de ella.

El lugar no era nada especial, un apartamento de un dormitorio, con un gran


salón, una cocina separada y un cuarto de baño. A pesar de su tamaño el toque de
Hannah estaba por todas partes. En el peculiar mobiliario y decoración de todas
partes del mundo era la quintaesencia de Hannah. Este era su hogar.

6
Lilo se quitó el abrigo y lo colocó sobre una silla, luego se dirigió a la puerta
abierta de la que emanaba el fuerte olor. Era la cocina. La luz sobre el mostrador bajo
estaba encendida y la causa del olor fue inmediatamente evidente: una lata de comida
para perros a medio comer estaba sobre el mostrador. Miró a su alrededor. Había
otra puerta, una que conducía de nuevo al pequeño pasillo que conectaba al cuarto
de baño y al dormitorio en un extremo, y al salón y la puerta principal en el otro.

En el suelo cerca de la nevera había dos tazones, uno lleno de agua, el otro
vacío, peor no limpio. Un perro había comido recientemente. Frankenfurter.

— ¿Frankenfurter? —Gritó al terrier de Hannah pero no obtuvo respuesta.

Lilo agarró la lata abierta y la tiró a la basura, luego abrió la ventana de la


cocina para dejar entrar un poco de aire fresco, antes de regresar a la sala de estar.

¿Había alimentado Hannah al perro, y luego lo había llevado a dar un paseo


y nunca regresó? ¿O se había ido a toda prisa para alejarse de Ronny, llevándose a
Frankenfurter con ella? ¿Y si Ronny había aparecido en su apartamento y había
peleado con ella? ¿Lastimándola o secuestrándola? ¿Qué pasaría si la hubiera matado
y se hubiera desecho del cuerpo…?

Se estremeció ante el pensamiento, buscando alrededor señales de lucha. Pero


el lugar estaba ordenado. Algunas revistas en la mesa del centro, una manta en el
sofá, un juguete para morder del perro junto a una silla. Nada fuera de lo común.
Ciertamente, no había manchas de sangre en la alfombra. Levantó un borde de la
vieja alfombra. Tampoco había manchas debajo. Dio un suspiro de alivio.

En la mesa del comedor, el ordenador de Hannah estaba abierto. Tocó el ratón


para activar al sistema, y una pantalla de inicio de sesión apareció en cuestión de
segundos. Pero sin saber la contraseña de Hannah, no pudo desbloquear la pantalla.
Probó algunas combinaciones diferentes: Frankenfurter, Bergdorf, IloveMom1,
incuso su propio nombre, pero ninguno de ellos funcionó. Evidentemente, su amiga
era demasiado sofisticada para utilizar una contraseña que resultara fácil de adivinar
por cualquier persona con un conocimiento somero de ella.

1
IloveMom: YoquieroaMama.

7
Si quería averiguar lo que Hannah había estado haciendo antes de
desaparecer, tenía que entrar en su equipo. Quería comprobar su historial de
búsquedas recientes y su bandeja de entrada para ver si había recibido correos
electrónicos preocupantes. Cualquiera de las dos cosas podría dar una pista de dónde
estaba ella. Pero antes que nada, necesitaba ir a la policía para denunciar su
desaparición. Y lo haría justo después de tomar una ducha rápida y cambiarse su
gruesa ropa, que la hacía sentirse como si estuviera en una sauna. Su piel estaba
pegajosa y se sentía cansada del viaje. Una ducha la reviviría de nuevo y le prestaría
la fuerza que necesitaba para buscar a su amiga.

8
Capítulo Dos

Blake metió su móvil en el bolsillo de sus pantalones de trabajo mientras sus


largas piernas se comían la distancia entre su oficina y la sala de conferencias al otro
extremo del largo corredor del cuartel general de Scanguards en Mission. A pesar del
estrés y las largas horas que venían con su trabajo, le encantaba. Le encantaba estar
a cargo de la seguridad de los hijos híbridos de algunos de los vampiros más
poderosos de la costa oeste, incluso si eso significaba poner sus propias necesidades
por delante de las suyas. Cuando había sido humano, y mucho más joven, había sido
todo un niño egoísta y con derecho a fondos fiduciarios. Ahora se estaba
recuperando.

Asintió con la cabeza a Oliver, su hermano en la práctica, que salía del


ascensor.

— ¿Sólo ahora estás llegando? —Preguntó Blake, sonriendo—. ¿Intentando


otro bebé?

Oliver sacudió su melena oscura y rebelde. Su cabello no era largo, sino grueso
y sobresalía en todas las direcciones.

—Uno es suficiente, muchas gracias. Y si tú pudieras jugar al tío y cuidar de


Sebastian por unas horas esta semana, así Ursula podría poner la casa en orden para
la visita de sus padres, yo lo agradecería.

— ¡Hey, tu hijo prácticamente vive en mi casa! —O más bien en la nevera de


Blake, que tenía problemas para mantenerse abastecida, dada la cantidad de comida
que el niño de doce años podía devorar.

Oliver rio entre dientes.

—No deberías haber comprado esa casa tan grande. Ahora nunca te desharás
de los jóvenes. Seamos realistas, todos ellos estarían más contentos quedándose allí
que con sus padres.

Blake sonrió.

9
—Sólo porque yo les dejo correr salvajes —Hizo un gesto a la sala de
conferencias—. Zane y el resto de ellos son demasiado estrictos con sus hijos.
Demasiada disciplina no es buena. Necesitan una válvula de escape.

Oliver sonrió.

—Como ya he dicho, nunca podrás deshacerte de ellos ahora —Se giró y


caminó en la otra dirección.

Por un momento, Blake se quedó allí. Él y Oliver no habían comenzado con


buen pie, cuando se habían conocido por primera vez veinte años antes. Pero habían
sido lanzados juntos porque eran parientes: Quinn Ralston, el cuarto bisabuelo de
Blake, era el padre de Oliver, y habían vivido juntos bajo el techo de Quinn y Rose
durante varios años. Rose, que no estaba relacionada con Oliver por la sangre, había
llegado a ser la 3ª bisabuela de Blake poco antes de su conversión, y así aseguró la
supervivencia del clan Ralston.

Sonriendo a sí mismo, abrió la puerta de la sala de conferencias y entró. Varios


miembros del equipo directivo de Scanguards estaban reunidos alrededor de una gran
mesa de conferencias. Había un altavoz en la mesa.

—Lo siento, llego tarde —Pidió disculpas a nadie en particular y se sentó


junto a Amaury.

El vampiro, del tamaño de un defensor de rugby, con el pelo moreno hasta


los hombros y unos penetrantes ojos azules lo reconoció con una mirada de soslayo,
señalando al teléfono mientras murmuraba.

—Donnelly nos está dando el informe semanal de delitos. No te has perdido


nada.

—Lo que me preocupa, Samson —Decía el detective Donnelly a través del


altavoz—, es que hay más robos y allanamientos de moradas que de costumbre. Algo
está sucediendo.

Samson, el fundador de Scanguards, un vampiro alto con el pelo negro liso y


un rostro cincelado y musculoso, apoyó sus codos en la mesa y se inclinó un poco
más cerca del altavoz.

10
— ¿Qué quieres que haga, Mike? Sabes tan bien como yo que Scanguards sólo
participa en los asuntos de la ciudad cuando se trata de infracciones cometidas por
los vampiros. Ese es nuestro trato. Y por lo que nos estás contando, la mayoría de
estos crímenes son cometidos durante el día.

La implicación era clara: los crímenes no podían haber sido cometidos por
vampiros, que necesitaban la cobertura de la oscuridad para poder funcionar de
forma segura.

Zane gruñó en acuerdo. Blake le echó un vistazo rápido. Como era habitual
el vampiro calvo parecía que está dispuesto a arrancar la cabeza a alguien. Los ojos
de Zane parpadearon hasta su reloj, y luego empujó su silla hacia atrás, inclinándose
hacia Samson.

—Vuelvo en unas pocas horas. Debe estar preparado.

Samson asintió con la cabeza y luego intercambió una mirada con su segundo
al mando, Gabriel.

Gabriel se encogió de hombros indiferentemente, pero la cicatriz que marcaba


el lado izquierdo de su rostro se acentuó, un signo seguro de que estaba afectado por
el asunto. La cicatriz se extendía desde la oreja hasta la barbilla, un horrible recuerdo
del dolor físico y emocional que había soportado como humano.

—Vamos, chicos, la ciudad os recompensa generosamente por sus servicios


de consultoría —Agregó Donnelly ahora—. Sólo por esta vez. Sólo tienes que poner
a uno de tus chicos a investigarlo.

Gabriel suspiró y miró directamente a los ojos de Samson.

— ¿Qué tal John? ¿Tal vez pueda comprobarlo, determinar si hay algo extraño
en estos robos? Creo que no le tomará más de un día o dos.

Quinn, que había estado en silencio hasta ahora, se pasó una mano por su
cabello rubio. No parecía tener más de veinticinco años, aunque era casi doscientos
años mayor que Blake.

—Puedo dejar a John fuera de la patrulla por un par de noches, pero necesitaré
un reemplazo para él.

11
—Toma a Grayson —Asintió Samson—. Estoy seguro de que él estará
ansioso de que algo suceda.

Gabriel se rio entre dientes.

— ¿Lo dejarás salir por su cuenta?

—Conoces a mi hijo tan bien como yo. Hace meses que me está acosando
para que le de su propia patrulla. Tal vez esta sea una buena oportunidad para ver si
está listo.

— ¡Tiene veintiún años, ya es hora que él saque el pecho! —Interrumpió


Quinn, riendo.

Amaury sacudió la cabeza.

—Espera a que los gemelos lo averigüen. Querrán su propia patrulla también.


Estás abriendo una gran lata de gusanos en eso —Los gemelos de Amaury, Benjamin
y Damian, tenían veinte años, sólo un año menos que Grayson y unos absolutos
demonios.

— ¿No confías en que tus chicos hagan un buen trabajo? —Preguntó Gabriel.

—No me preocupan Benjamin o Damian. Nina no está lista para dejarlos ir.

Blake tuvo que sonreír. La compañera de sangre de Amaury era una fuerza
para tener en cuenta. Aunque era humana, Amaury era masilla en sus manos.

—Tienes que plantar el pie, Amaury.

Los ojos de Quinn brillaron de malicia.

—Demasiado tarde para eso. Eso viene de dejar a tu compañera llevar los
pantalones.

Amaury gruñó y miró a Quinn.

— ¡Cómo si tú tuvieras más control sobre tu mujer que yo sobre la mía!

Samson alzó las manos con un gesto conciliador.

—Hey, chicos volvamos al asunto que tenemos entre manos.

12
Blake miró a su jefe. Sí, Samson estaba exactamente en el mismo barco que el
resto de los vampiros vinculados por la sangre: todos dependían de sus mujeres, y
ellos no lo habrían hecho de otra manera.

— ¿Entonces tenemos un trato? —Preguntó Donnelly a través del altavoz.

—Sí, tenemos un trato. Haré que John te llame y se coordine contigo. Tienes
cuarenta y ocho horas. Después volveré a reclamarlo.

—Bien. Gracias —Hubo un suave susurro de papeles, luego Donnelly


continuó—. ¿Podemos revisar los expedientes de los casos de vampiros ahora? Tengo
unas pocas actualizaciones.

—Sí, adelante —Asintió Samson.

Hubo un débil golpe en la puerta seguido del crujido cuando se abrió un poco.
Finn, un joven empleado de Scanguards en Vüber, una de las filiales, asomó la
cabeza. Varias cabezas se volvieron a él.

—Lo siento —Se disculpó Finn rápidamente—, pero es importante. Blake,


puedo hablar contigo.

Blake se levantó.

—Discúlpenme un segundo —Salió y cerró la puerta por detrás de sí—. ¿Qué


pasa?

Finn se movió sobre un pie y otro, parecía nervioso.

—Bueno, no estoy seguro. Pero me dijiste que si hubiese algún problema con
Hannah Bergdorf, debía hacértelo saber personalmente.

Le latido del corazón de Blake se aceleró al instante. Hannah, uno de los


muchos conductores humanos que trabajaban para Vüber, una compañía que
transportaba vampiros por la ciudad durante el día, estaba bajo su protección
personal.

— ¿Hannah? ¿Qué pasa?

13
—No estoy seguro, pero ella no ha aceptado ningún encargo últimamente. Y
no ha llamado para decir que esté enferma o cualquier otra cosa —Finn se encogió
de hombros.

— ¿Cuánto hace que no ha trabajado?

—Quizás dos o tres días.

Blake sintió el calor subírsele a la cabeza.

— ¿Y no me lo dijiste antes?

—Yo ni siquiera me di cuenta al principio. Quiero decir, los conductores de


Vüber no tienen un horario fijo. Aceptan los encargos a medida que salen. Pensé que
estaba tomándose unos días libres, ya que trabajó en Navidad.

— ¿La llamaste?

—No coge el teléfono. Salta directamente al buzón de voz.

— ¿Alguien ha comprobado su casa?

Finn sacudió la cabeza.

—No puedo prescindir de nadie en este momento. Estamos muy ocupados.


Y quizás ella simplemente se olvidó de poner su aplicación en el modo Ausente. No
quiero molestar si ella sólo se ha tomado tiempo libre.

Blake asintió con la cabeza, preocupado y ansioso. Sin embargo, no quería


matar al mensajero.

—Me encargaré de ello. Mientras tanto, envía los detalles de su último


encargo a mi teléfono.

—Lo haré —Finn giró sus talones y se apresuró a alejarse, claramente aliviado
de que le permitiera irse.

Blake tampoco perdió tiempo. Se dirigió al ascensor y presionó el botón de


llamada. Mientras esperaba, trató de calmarse. Tal vez Hannah simplemente había
olvidado decirle al equipo de Finn que no iría a trabajar durante unos días. Pero tanto
cómo él quería creer en esa posibilidad, él lo sabía mejor.

14
Hannah era demasiado generosa y caritativa para su propio bien.
Probablemente habría ayudado a alguien y se habría metido en problemas como
resultado de ello. Justo como ella lo había ayudado a él ese húmedo día de marzo
hace cuatro años. El día en que habría muerto, si no hubiera sido por la valiente
acción de Hannah.

15
Capítulo Tres

Lilo se secó su cabello rubio con una toalla, antes de alcanzar su cepillo para
peinar las hebras húmedas para someterlas. Normalmente lo dejaba secar al aire
libre, pero como estaba planeando ir a la comisaría más cercana y no quería
congelarse, se inclinó hacia el armario que había bajo el lavabo y sacó el secador de
pelo de Hannah. Estaba a punto de enchufarlo y encenderlo, cuando escuchó un
sonido procedente de la otra habitación.

Se congeló en la mitad del movimiento, su corazón saltándose un latido.

¿Había regresado Hannah a casa? Escuchó, instintivamente, esperando contra


toda esperanza que fuera su amiga. Si fuera Hannah, vería la maleta y sabría que
tenía un visitante. A juzgar por las pegatinas en su equipaje, pegatinas que Hannah
le había enviado de sus numerosos viajes, ella también sabría inmediatamente quién
era.

Esperó otros dos segundos, pero quienquiera que estuviera en la otra


habitación no dijo su nombre. No podía ser Hannah.

Era un intruso, probablemente un ladrón. Tenía que serlo. Había escrito las
suficientes novelas de misterio como para saber cómo continuaría: robaría todo lo
valioso a la vista, incluyendo su bolso y la computadora, lo que la dejaría varada. Y
ya tenía suficientes problemas a los que enfrentarse. Lograr que sus objetos
personales fueran robados no estaba en la agenda para esta noche.

Estiró su mano hacia el estante de cristal sobre el lavabo, cogiendo su teléfono


móvil, pero se detuvo.

Mierda, maldijo en silencio.

Su móvil, seguía en su bolso en el salón, fuera de su alcance, lo que significaba


que no podía llamar a la policía para pedir ayuda. No tenía elección. Tendría que
tomar la iniciativa y sorprender al tipo. La mayoría de los ladrones, lo sabía por sus
investigaciones, giraban el culo y corrían en el momento en que se daban cuenta de

16
que no estaban solos. Sólo tendría que hacer el suficiente ruido para despertar a los
vecinos si el tipo no huía al instante.

Agarrando el secador con más fuerza, se miró a sí misma. Sería de gran ayuda
si no estuviera vestida con el pequeño albornoz rosa de Hannah. Oh, bien. Tendría
que enfrentar al intruso vestida como estaba. Había dejado su ropa en la sala porque
no había espacio para ella en el minúsculo cuarto de baño sin correr el riesgo de
mojarla.

Solo finge que eres Morgan West. El protagonista de su popular serie de misterio
de Cazarrecompensas, definitivamente no estaría temblando en sus botas de la
manera que ella lo estaba haciendo en este momento. Por otra parte, en su defensa,
ella no llevaba botas. Estaba descalza. Genial, estaba a punto de convertirse en la
protagonista de una película de terror: una rubia escasamente vestida, sin zapatos,
corriendo para salvar su vida. ¿Esta situación podía ser más patética?

Detente, se amonestó en silencio. Si sólo su imaginación no fuera tan activa;


podría llegar a todo tipo de escenarios posibles para este momento, todos ellos
saliendo mal. A veces era una maldición ser una escritora de misterio: sabía
demasiado sobre los peligrosos y malvados miembros de la sociedad. Miembros
como el ladrón que ahora podía oír claramente hurgando en el salón. En unos
minutos, se habría ido, y con él, su bolso y ordenador.

Es ahora o nunca.

Tomando una respiración profunda, giró el pomo con la mano izquierda


mientras agarraba firmemente el secador con la derecha. Al menos podría golpear al
tipo con eso si se acercaba a ella.

Lilo abrió la puerta lo suficiente para poder mirar en el corto pasillo. Pero no
podía ver a nadie desde ese ángulo. Con cautela, abrió la puerta y dio un paso
adelante. Bajo su pie desnudo, la vieja tabla de madera crujió. El sonido pareció
resonar en alto, aunque eso sólo podía ser el resultado de su nerviosa e hiperactiva
imaginación.

17
Otro paso y ella estaba en el pasillo. La parte de la sala de estar que estaba a
su vista estaba vacía. Su maleta estaba todavía donde la había dejado, aunque
alguien había rebuscado en el contenido, arrojándolo al suelo junto a ella.

Eso lo demostraba. Definitivamente no era Hannah quien había entrado en el


apartamento. Lentamente y en silencio, se dirigió a la sala de estar, permaneciendo
tan cerca de la pared como podía, antes de mirar alrededor de la esquina, para así
poder ver toda la habitación. Estaba vacía. La pequeña luz de lectura que había
activado anteriormente aún estaba encendida, pero por lo demás todo estaba oscuro,
probablemente dándole la impresión al intruso de que estaba vacío.

Otro sonido llegó a sus oídos. El ladrón se había trasladado a la cocina. ¿Era
así como había entrado? ¿A través de la ventana de la cocina que había abierto para
deshacerse del olor fétido?

Mientras se acercaba a la puerta abierta de la cocina, vaciló. Si le sorprendía


en ese pequeño espacio confinado, quizás él podría entrar en pánico y lanzarse contra
ella. No, no era inteligente acorralarlo así. ¿Y si se defendía?

Sus ojos cayeron sobre su bolso, cuyo contenido había sido vaciado en el
sillón. Si pudiera llegar a su móvil, entonces podría salir a hurtadillas por la puerta
principal y llamar a la policía sin que el ladrón la oyera, y todo saldría bien.

Dejó su secador en el sofá, luego se inclinó sobre el sillón, buscando a través


de sus posesiones. Se movió de forma involuntaria. Su pie aterrizó sobre algo blando.
Un chirrido rompió el silencio.

¡Mierda! Acababa de pisar uno de los pequeños juguetes sonoros de


Frankerfurter.

Frenéticamente trató de encontrar su móvil, pero no estaba en el sillón. El


intruso debía haberlo cogido.

¡Maldición!

Unos pesados pasos detrás de ella la hicieron girar. Demasiado tarde. Un


hombre extraño entró en la sala, mirándola como si ella fuera la intrusa. La luz

18
reflejada de algún sitio hacía que sus ojos parecieran rojos, como si él fuera la
encarnación del diablo.

¡Joder! Este hombre no era del tipo de terminar girando el culo y huyendo.

Lilo se lanzó hacia la puerta principal, desesperada por escapar. Siempre


podría comprar un ordenador nuevo y conseguir que su compañía de tarjetas de
crédito le diera una nueva. Mejor correr ahora y lidiar con las consecuencias después.

Su mano estaba en el pomo de la puerta cuando fue sacudida hacia atrás por
dos manos fuertes que agarraban sus hombros. El tipo la volteó alrededor y tiró de
ella en la otra dirección. Aterrizó con su espalda sobre el viejo sofá, con las piernas
en el aire.

Se levantó rápidamente, tratando de escapar, pero él ya estaba cargando


contra ella de nuevo.

— ¡Socorro! ¡Qué alguien me ayude! —Gritó con toda la fuerza de sus


pulmones, pero al instante siguiente se quedó sin todo el aire cuando el intruso la
presionó contra los cojines tan fácilmente como si se tratara de una niña y no de una
mujer adulta.

Supo al instante de que apesar de sus clases de autodefensa que había tomado en la
universidad, no tenía ninguna oportunidad contra su asaltante tan fuerte.

Su siguiente grito de auxilio quedó ahogado bajo su amplia palma y sólo salió
un grito apagado. Nadie la oiría.

¡Mierda! ¿Qué haría Morgan West ahora? ¿Cómo saldría de esta situación?
¿Pateando a su atacante en las bolas? Sí, si pudiera levantar la rodilla, lo que no podía
hacer, porque él la había incapacitado con su peso. Además, Morgan no estaría en
esta situación en primer lugar.

— ¿Dónde está? —Gruñó él.

Ella ignoró su pregunta, sin entender de qué estaba hablando, y trató de grabar
su rostro en su memoria. No importaba lo que sucediera ahora, haría todo lo que
estuviera en su poder para identificarlo en una rueda de reconocimiento más tarde.

19
Sus ojos seguían brillando rojos, aunque esto era probablemente una ilusión
causada por su miedo, ya que no había manera de que la luz de la habitación pudiera
reflejares en sus iris desde este ángulo. Líneas profundas corrían por su frente, y su
boca estaba marcada en una línea sombría. Su cabello oscuro espeso, su cara bien
afeitada. Tenía pómulos prominentes, pero ninguna otra marca que lo hiciera más
fácil de identificar.

El sonido de una puerta abriéndose hizo que ella cambiara la mirada sobre el
rostro de su atacante y pasara por encima de sus hombros.

Otro hombre, uno tan alto como su agresor, se lanzó hacia ellos.

¡Oh, mierda! ¿Podría empeorar su suerte? El ladrón no había venido solo.


Había traído un cómplice. Ahora había dos de ellos.

20
Capítulo Cuatro

Blake se lanzó contra el atacante. Había oído el grito de una mujer que venía
del piso de Hannah justo cuando estaba forzando la cerradura de la puerta.

No había duda de que el hombre era un vampiro. Así como era evidente que
la mujer atacada no era Hannah, sino una rubia con un diminuto traje, sus largas
piernas desnudas sobresaliendo por debajo de su agresor.

Blake agarró al atacante por los hombros y lo sacudió fuera de su víctima. El


vampiro hostil giró alrededor, gruñendo furioso, pero Blake no perdió tiempo y le
dio un golpe en la cara al tipo. Que cayó hacia un lado por un instante, antes de
regresar instantáneamente. Ahora aún más enojado por haber sido interrumpida su
diversión, el cabrón contraatacó.

Defendiéndose de los puñetazos del tipo, Blake no tuvo la oportunidad de


comprobar si la mujer estaba ilesa. Sólo escuchó sus gritos asustados y vio un destello
de algo rosa moverse por su visión periférica. Tenía que mantener toda su atención
sobre él para mantener al atacante a raya. El extraño tenía una ventaja sobre Blake,
porque era más pesado, aunque su técnica de combate fuera menos refinada. Ahí era
donde Blake tenía la ventaja. Aun así, el tío todavía se las arregló para acertar algunas
patadas y golpes menores.

Cuando el puño del imbécil volvió a golpearlo, Blake se agachó y lo embistió


contra la estantería. Libros y chucherías cayeron al suelo, pero el vampiro no se
rindió. Agarró la lámpara de pie a su izquierda y la arrojó a Blake, que se tiró al suelo
dejando que se estrellara inofensivamente contra la pared.

Pero el atacante no ralentizó. Se alejó de la estantería cogió una silla que


estaba cubierta con una pila de revistas. Blake sabía exactamente lo que el hombre
planeaba hacer con la silla, la silla de madera. Pero no tenía la intención de darle la
oportunidad.

— ¡Buen intento, amigo! —Gruñó Blake y saltó, tirando la silla de la mano


del asaltante antes de que pudiera golpearla contra la pared y conseguir una estaca.

21
Mientras Blake volvía hacia atrás para lanzar un puñetazo a la cabeza del
atacante, un puño cerrado golpeó su estómago, haciéndolo que se doblara por una
fracción de segundo.

Pero había tenido cosas peores que esta. Los Scanguards lo había entrenado
bien en combate cuerpo a cuerpo. Nadie podría derrotarlo fácilmente, ni siquiera un
vampiro que pesaba sus buenos quince kilos más que él.

Continuó intercambiando golpes con el agresor, evitando tantos puñetazos


directos como pudo, aunque el atacante logró dar unos cuantos bien colocados, al
igual que Blake consiguió dar algunos golpes decentes a la cara cada vez más agitada
del tipo. No pasaría mucho tiempo antes de que él y el agresor desnudaran sus
colmillos, a pesar de la humana en la habitación. Sin saber si la mujer sabía lo que
eran, quería evitar esa complicación.

Lo rechazó para ir aún más duro a por el vampiro hostil, y ahora usó sus
piernas para entregar potentes patadas, movimientos que había aprendido de varias
disciplinas de artes marciales. Pero el agresor no caía. Seguía atacando, seguía
golpeando, y pateando con más ferocidad a cada minuto, como si la lucha estuviera
reponiendo su energía. No había manera de detenerlo con medios ordinarios. Sólo
una estaca o una bala de plata podrían derrotar a este imbécil determinado. Pero esa
no era una opción en este momento, sobre todo porque lo quería vivo.

Blake apretó los dientes y sacó todas sus reservas, golpeando al asaltante con
la fuerza y la velocidad de los vampiros. A cambio, el otro vampiro se volvió aún
más salvaje. Sus ojos brillaban rojos ahora.

Un grito agudo de la mujer que había en la habitación distrajo a Blake una


fracción de segundo. ¿Había visto ella los ojos brillantes del atacante?

Un puño que se conectó en su sien lo hizo retroceder un paso. Blake echó su


brazo hacia atrás y lo dirigió a la barbilla del vampiro hostil, pero cuando caminó
adelante nuevamente para utilizar todo su peso contra el adversario, su pie se atoró
en algo y cayó. Se retorció a mitad de la caída y saltó hacia atrás, pero el otro vampiro
ya se dirigía hacia la puerta abierta.

22
Frenético, Blake desenredó el pie del cable eléctrico de la lámpara, en el que
había quedado atrapado y corrió tras él. La cocina era pequeña, y por una segunda
puerta llevaba de vuelta al pasillo. El agresor se dirigía a ella, pero Blake lo atrapó y
lo hizo girar.

Pero antes de que Blake pudiera darle un puñetazo, el atacante se dobló sobre
la mesa de la cocina, levantando ambas piernas y pateándole el estómago,
lanzándolo sobre su culo. Esto le dio al vampiro hostil suficiente tiempo para
levantarse sobre el fregadero de la cocina y lanzarse a la ventana abierta.

Blake ya se estaba levantando y cargando hacia la ventana, cuando algo duro


lo golpeó desde el lateral. Momentáneamente desorientado, giró su cabeza hacia la
puerta abierta, donde la mujer del escaso vestido estaba situada con un secador de
pelo en la mano.

— ¡Mierda! —Maldijo y saltó al mostrador, lanzándose hacia la ventana. Pero


cuando miró fuera, el vampiro ya estaba a cincuenta metros del edificio y
montándose en una moto.

Salió huyendo a gran velocidad. A pesar de la visión nocturna de los


vampiros, Blake no pudo ver el número de matrícula: había sido oscurecidos por la
suciedad.

— ¡Joder! —Maldijo, golpeando su mano contra la pared, antes de saltar


abajo y volverse hacia la mujer—. ¿Por qué coño me golpeaste con esa cosa? ¡Yo lo
tenía!

Ella levantó la barbilla.

— ¡No lo tenías! Estaba golpeándote hasta dejarte hecho una mierda. ¡Yo
malditamente te estaba ayudando!

— ¡Sí, fuiste una gran ayuda! —Gruñó—. Deberías haberte quedado fuera de
esto.

— ¿Ah, sí? ¿Y jugar a ser la doncella en apuros?

Se acercó a ella, furioso ahora.

23
—Eras la doncella en apuros.

Él respiró hondo, y por primera vez realmente la miró. Sí, y qué doncella tan
hermosa era. Joder, ni siquiera se había dado cuenta. Pero seguro que lo notó ahora.

Era rubia natural, su cabello de color trigo. Se deslizaba por sus hombros y
tocando la piel expuesta de su escote, donde su albornoz rosa se abría. Debajo de la
tela, sus pechos se alzaban por la fuerza de su respiración pesada, posiblemente por
el esfuerzo de golpearlo, ciertamente por la indignación por su amonestación. Bueno,
no le molestaba la vista. En absoluto, de hecho. Ella era bastante buena cosa para
mirar. No pequeña, ni frágil, sino alta y atlética.

Sus ojos vagaron más abajo. La túnica sólo alcanzaba el medio muslo, y las
piernas que ahora admiraba eran esbeltas y un poco pálidas por la falta de sol. Pero
podía imaginar que en el verano su piel se volvería del color bronce, acentuando su
dorado cabello. Involuntariamente cambió de posición, la súbita tensión en sus
pantalones lo obligó a encontrar una posición más cómoda, antes de que la belleza
que tenía en frente se diera cuenta de que estaba luciendo el inicio de una erección…
y que eso era por culpa de ella.

Un bufido le hizo levantar los ojos a su cara. Sus ojos azul aciano lo
observaban con una sospecha apenas velada. Podía perderse en sus profundidades,
si no los estrechara en él ahora.

— ¿Quién eres y qué estás haciendo aquí?

Él inclinó la cabeza hacia un lado.

— ¿Quieres decir aparte de salvar tu bonito trasero de ese idiota? —Señaló a


la ventana.

Un poco de color rosa subió a las mejillas de ella.

—Sí, aparte de eso.

—Yo podría preguntarte lo mismo. Porque seguro que no eres Hannah. Y este
es su piso. ¿Entonces, qué estás haciendo aquí?

24
— ¡Eso es bueno! —Le espetó—. Irrumpes aquí, ¿y me estás preguntando que
estoy haciendo yo?

Involuntariamente, apuntó en la dirección de la puerta delantera.

—Si no hubiera derribado esa puerta, Dios sabe lo que ese tipo te hubiera
hecho. ¡Estabas gritando pidiendo ayuda, así que perdóname si no toqué el maldito
timbre de la puerta! — ¡Maldita sea, la mujer podría irritarlo!

Ella inhaló profundamente, pero en lugar de golpear con otro insulto, pareció
calmarse.

—Lo siento, pero es mucho lo que ha ocurrido, y supongo que estoy un poco
agitada. Me refiero a ese ladrón… no es como si no tuviera ya suficiente en mi mente.

¿Un ladrón? ¿Eso era lo que ella pensaba que era el vampiro? Por ahora, le
dejaría creer eso, pero estaba casi seguro de que el atacante tenía algo que ver con
que Hannah no apareciera en el trabajo. Si el extraño hubiera sido humano, entonces,
seguro, podría haber sido un ladrón ordinario, ¿pero un vampiro, cuando Hannah
trabajaba con ellos? Esa era demasiada coincidencia.

Lentamente, asintió con la cabeza. Al menos la mujer ya no estaba actuando


combativamente. Él podía trabajar con eso.

— ¿Eres amiga de Hannah?

—Lilo. Su mejor amiga de su hogar. ¿Vives en el edificio?

—No. Soy un amigo. Hannah y yo trabajamos para la misma compañía. En


diferentes divisiones —Ofreció su mano—. Soy Blake.

Lilo vaciló, luego movió el sacador a su otra mano, antes de estrechar la suya.

—Nunca te mencionó.

—Ella nunca te mencionó a ti tampoco —Aunque no tenía ninguna razón


para creer que Lilo estuviera mintiendo—. ¿La has visto?

Lilo parpadeó antes de contestar.

—No. El apartamento estaba vacío cuando llegué más temprano esta noche.

25
Blake miró a su alrededor.

—No ha aparecido en el trabajo. No llamó para decir que estuviera enferma,


así no es ella. Estamos preocupados.

—Yo también. Por eso volé para venir aquí. Creo que le sucedió algo —De
repente, ella se dejó caer contra el marco de la puerta, el aire dejando de golpe sus
pulmones.

Instintivamente, Blake alcanzó hacia ella, pero ella retrocedió a un lado,


entrando en la sala de estar.

—Lo siento, no quería… —Comenzó. Se pasó una mano por el pelo—. No


era mi intención asustarte. Supongo que el ladrón hizo de eso su parte justa ya. ¿Estás
bien?

Ella forzó una tenue sonrisa, pero sacudió la cabeza.

—No. No estoy bien. Mi amiga ha desaparecido. Su perro desaparecido,


también. Y no responde a su móvil. Su madre está enferma de preocupación —Tiró
del albornoz más apretado alrededor de su torso—. Y tengo que presentar una
denuncia de persona desaparecida.

—Yo puedo ocuparme de eso —Le ofreció, aunque él no tenía la intención de


ir a la policía. Este era un asunto de vampiros. Era primordial que se ocupara de la
desaparición de Hannah él mismo; no quería involucrar a la policía.

Ella sacudió la cabeza, con vehemencia.

—No. Tengo que ir a la policía. Se lo debo. Es mi culpa que haya


desaparecido.

Blake se acercó instintivamente.

— ¿Qué? ¿Por qué es tu culpa?

El bello rostro de Lilo adquirió una expresión de dolor.

—Ella me dejó un mensaje de que necesitaba hablar. Algo la estaba


molestando, y yo no respondí. Estaba muy ocupada.

26
— ¿Y eso de alguna manera hace que la culpa sea tuya? —Sacudió la cabeza—
. Eso es absurdo.

Lilo de repente se estremeció, y se dio cuenta de que el aire frío que venía de
la ventana de la cocina era molesto para ella. Se dio la vuelta y la cerró, luego la
condujo hacia el sofá del salón.

Ella alzó sus ojos, y su mirada chocó con la suya.

—Yo debería haberle devuelto la llamada cuando ella me necesitaba. Es culpa


mía.

27
Capítulo Cinco

—Por favor, siéntate. Estás más impresionada de lo que pensaba.

La voz de su salvador era profunda y melódica y la hizo estremecerse una vez


más. Lilo se dio cuenta de que ni siquiera le había dado las gracias. En vez de eso, le
había molestado y lo había tratado con recelo. Sin embargo, aquí estaba él,
quitándole el secador de la mano, dejándolo a un lado y guiándola suavemente al
sofá como si ella fuera frágil y fuera a romperse en cualquier momento. Y tal vez lo
haría. Ella no era uno de los valientes personajes de sus libros, que trataban con el
crimen diariamente y no tenían miedo de nadie.

—Estoy…

— ¿Qué está pasando aquí? —Preguntó una voz masculina que procedía de
la puerta principal.

Lilo movió la cabeza en su dirección. En el marco de la puerta había un


hombre de mediana edad, con pijama y un largo albornoz de color verde oscuro. Él
miraba al apartamento.

Blake ya estaba caminando hacia él.

—No hay nada de qué preocuparse. Ya nos hemos ocupado de todo —


Alcanzó la puerta y bloqueó su visión, continuando la conversación con el vecino
preocupado, bajando su voz tanto que ella no podía oír lo que estaba diciendo.

Un momento después, Blake se volvió y cerró la puerta por detrás de él.


Estaban solos otra vez.

Mientras caminaba hacia ella con su paso confiado, ella aprovechó la


oportunidad y lo miró. Medía un poco más de metro ochenta y era atlético. Con el
pelo oscuro y ojos azules. Una barbilla fuerte y cuadrada, y una nariz larga y recta.
Debajo de su camiseta de polo podía ver los músculos del pecho flexibles.

28
Era guapo; muchísimo. Tal vez sobre unos treinta años. Resistente, de una
manera romántica. Y se veía exactamente a cómo ella siempre había imaginado que
Morgan West, el Cazarrecompensas de su serie de misterio, se vería en la vida real.

Sacudió la cabeza para tratar de volver a la realidad. No estaba viviendo en


uno de sus libros para variar. Esto era la vida real. El peligro real. Y este hombre la
había salvado de una verdadera amenaza.

—Ni siquiera te he dado las gracias —Comenzó.

Él se detuvo delante de ella y se sentó en el borde de una vieja mesa de centro


de madera. Sonrió.

—No hay necesidad. Me alegro de que hayas dejado de golpearme.

Ella se encogió.

—Sólo te pegué una vez. Y fue un accidente. Yo iba tras el otro tipo. Lo siento.

—Olvídalo —Se inclinó un poco—. Cuéntame lo que pasó.

Lilo tiró del albornoz que había tomado prestado de Hannah.

—Estaba dándome una ducha rápida después de mi vuelo, preparándome


para ir a la policía, cuando escuché algo. Creí que debería ser un ladrón. Así que
pensé que lo perseguiría antes de que robara algo.

— ¿Perseguirlo? ¿Por qué no llamar al 9-1-1?

—Lo intenté —Señaló al sillón donde el contenido de su bolso todavía estaba


esparcido. Aun no podía ver su móvil—. Pero no pude encontrar mi teléfono móvil.
Creo que él lo tomó antes de que entrara en la cocina. Y entonces él me oyó, y ya era
demasiado tarde —Se estremeció—. No sé qué habría hecho él.

Blake apretó los labios y asintió, frunciendo el ceño.

—Lo bueno es que llegué a tiempo. Bien, es mejor que te vistas y recojas tus
cosas. No puedes quedarte aquí ahora —Se incorporó.

Ella se levantó del sofá.

29
—No puedo irme. Necesito quedarme aquí. ¿Y si Hannah regresa? Con mi
teléfono desaparecido, ella no tiene forma de contactar conmigo.

—Este lugar no es seguro —El borde afilado de su voz no admitía rechazo.

Y eso la irritó instantáneamente.

— ¿Por culpa de un ladrón? Sucede todo el tiempo en las grandes ciudades.


No soy una paleta que…

—No tiene nada que ver con eso —La interrumpió y la observó—. Esto no
fue un robo al azar. Ese tipo va a volver. Y no te quiero aquí cuando lo haga.

Su corazón comenzó a tronar y en el fondo de su mente algo trató de


empujarse a la superficie.

— ¿Por qué piensas eso?

—Trabajo en seguridad. Tengo una sensación en las tripas para este tipo de
cosas. Confía en mí. Ese hombre estaba buscando algo específico —Hizo un gesto
hacia el contenido de su bolso—. ¿Por qué tomar el teléfono, pero no tu billetera?
¿Qué ladrón deja el dinero en efectivo y las tarjetas de crédito?

Lilo siguió su gesto. Tenía razón; su billetera yacía en el sillón, abierta. Podía
ver que el dinero todavía estaba allí. Y entonces recordó lo que el ladrón le había
dicho mientras la tenía en el sofá.

—Él me preguntó dónde está —Dijo en voz alta.

— ¿Dónde está?

Ella sacudió la cabeza.

—No sé de qué estaba hablando. Me apretó contra el sofá y dijo: ¿Dónde está?
Eso es todo. Entonces tú entraste.

— ¿Tienes algo valioso contigo?

—No. Sólo mi ordenador, mi móvil, que no puedo encontrar, y mi cartera.


No tengo joyas. Nada de valor para nadie más que para mí. Viajo ligera.

30
Blake asintió y miró a su alrededor, sus ojos cayendo sobre el ordenador de la
mesa.

— ¿Es el tuyo?

—No. Ese es el de Hannah. Intenté investigar en sus correos electrónicos, pero


está protegido por una contraseña.

—Está bien. Nos lo llevaremos con nosotros. Voy a comprobar si ella dejó su
móvil o cualquier otra cosa que podría darnos una pista sobre dónde está. Mientras
tanto, vístete y recoge tus cosas. Te vienes conmigo —Su voz era dominante, como
si estuviera acostumbrado a que sus órdenes fueran seguidas sin cuestionarse.

—Pero tengo que ir a la policía y denunciar su desaparición.

Por un momento, él sólo la miró, estudiando su rostro. Luego suspiró.

—De acuerdo. Nos detendremos en la policía de camino.

Ella dudó, instintivamente tirando de su albornoz más estrechamente a su


alrededor.

—No te conozco…

—Lo entiendo. Pero si realmente yo hubiera querido hacerte daño, podría


haberlo hecho ya un millón de veces.

Ella miró sus ojos azules y vio la sinceridad allí. Lentamente, asintió. Él estaba
en lo cierto.

—Está bien, dame unos minutos para reunir mis cosas.

Y para calmarse y recuperarse de la conmoción de ser atacada y luego


rescatada por un hombre que podría hacer que el corazón de cualquier mujer
revoloteara. Incluso el suyo.

31
Capítulo Seis

Mientras Lilo se vestía en el dormitorio, Blake utilizó el tiempo sabiamente y


buscó cualquier cosa que pudiera ayudar a localizar el paradero de Hannah. También
envió un mensaje de texto.

Ahora llevaba la maleta de Lilo en el maletero de su Aston Martin, un regalos


de sus bisabuelos 4º, Rose y Quinn, después de que él hubiera destrozado su BMW
cuatro años antes, y una forma de burlarse de él. Después de todo, a sus veinte años
se había visto a sí mismo como su homónimo británico, Bond, y trató de ligar a las
chicas con el saludo típico de 007. Qué patético había sido entonces. Ahora era
mucho más… más de lo que había soñado que podía ser. Un miembro de un grupo
de vampiros que habían hecho su misión proteger a los inocentes.

Blake colocó el ordenador y la Tablet de Hannah en una bolsa al lado del


equipaje de Lilo. No había encontrado el teléfono celular de Hannah, lo que podría
resultar ser una buena noticia. Si lo tenía ella, y estaba encendido, sería fácil
rastrearlo: la aplicación Vüber tenía un GPS incorporado. Ni siquiera tendría que
ponerse en contacto con su equipo IT2 para triangular el teléfono.

Blake caminó alrededor del coche y entró en el lado del conductor. Lilo ya
estaba sentada en el asiento del pasajero. Desbloqueó su teléfono móvil y abrió la
aplicación de Vüber. Como gerente de Scanguards, tenía la versión administrativa de
la aplicación en su teléfono, lo que le permitía localizar a varios controladores Vüber
e identificarlos por sus nombres, algo que un usuario normal no podría hacer, a fin
de proteger el anonimato de sus pilotos.

— ¿Qué estás haciendo?

Echó un vistazo a Lilo, antes de tocar la aplicación e introducir el nombre de


Hannah.

2
IT: Información Tecnológica.

32
—El teléfono de Hannah tiene esta aplicación que muestra dónde está, de
manera que las personas que estén dispuestas a contratarla sepan cuán cerca está.

—Ella me dijo que trabajaba como chófer. ¿Así que este es un competidor de
Uber3?

—Realmente no. Vüber sólo funciona durante el día.

Lilo frunció la frente.

— ¿Por qué? Ese no parece un muy buen modelo de negocio.

Él sonrió involuntariamente. Vüper no existía principalmente para hacer


dinero. Había sido creado como algo conveniente para la población de vampiros de
San Francisco y el área de la Bahía.

—Encargamos un estudio y se encontró que la mayoría de los ataques a los


conductores profesionales sucedían por la noche, pero que la mayoría de los viajes
eran necesarios por el día. Así que decidimos crear una división que maximiza los
encargos, sin embargo, minimiza los ataques contra los conductores —No era
exactamente la verdad, pero era una explicación razonable, una que esperaba que
Lilo creyera.

—Nunca había pensado en eso. Eso es realmente muy… uh, considerado por
parte de la compañía —Ahora señaló al móvil en su mano—. ¿Ella está apareciendo?

Blake volvió a mirar la aplicación y vio que la rueda había dejado de girar. No
se encontraba, le indicó la pantalla. Levantó los ojos y se reunió con la mirada
esperanzada de Lilo. Sin decir palabra, sacudió la cabeza.

Ella suspiró, y él pudo sentir la decepción rondándola.

—Supongo que habría resultado demasiado fácil.

3
Uber Technologies Inc. es una empresa internacional que proporciona a sus clientes una red de
transporte privado, a través de su software de aplicación móvil (app) que conecta los pasajeros con los
conductores de vehículos registrados en su servicio, los cuales ofrecen un servicio de transporte a
particulares. La empresa organiza recogidas en decenas de ciudades de todo el mundo y tiene su sede en
San Francisco, California.

33
Desconectó la app y abrió su aplicación de mensajería. Creó un contacto,
antes de entregarle el teléfono a Lilo.

—Escribe tu número de teléfono móvil —Dijo arrancando el coche.

— ¿Para qué?

Se dirigió a la calle y se fundió en el ligero tráfico nocturno.

—Si el intruso todavía lo tiene, podría encontrarlo triangulando tu teléfono.

Ella suspiró.

—Sé cómo funciona. Pero, ¿por qué hacerlo? La policía se encargará de ello.

—Para cuando lleguemos a la comisaría y busquemos a alguien para


denunciar el caso, él puede haber abandonado ya el móvil. Sería demasiado tarde.

Aceptando su explicación, escribió algo en la app y le entregó el teléfono. Él


lo tomó y manteniendo un ojo en el tráfico, mientras que remitía el número, antes de
marcar el número de Thomas.

El Jefe de IT de Scanguards contestó de inmediato.

— ¿Qué pasa?

—Acabo de enviarte un número de móvil. ¿Puedes intentar seguirlo ahora


mismo?

—Supongo que es urgente y que no puede esperar —Respondió Thomas, con


una sonrisa en su voz.

—Lo acertaste. Llámame cuando tengas algo.

—Dalo por hecho.

La llamada se desconectó. Blake colocó su teléfono en el portavasos y le dio


un vistazo a Lilo.

—Muy pronto sabremos si está encendido, y si todavía lo tiene él.

Ella asintió.

34
— ¿Haces esto mucho? Quiero decir… —Señaló el teléfono— ¿… encontrar
teléfonos perdidos y rastrear a ladrones?

—Hago lo que sea necesario.

—Dijiste que trabajabas en seguridad. ¿De qué tipo?

Por el rabillo del ojo, notó que ella lo estaba estudiando. Suficientemente
justo. Ahora que el shock inicial de ser atacada se le estaba pasando, ella estaba
obligada a tener preguntas.

—Seguridad personal.

— ¿Te refieres a guardaespaldas?

Él asintió.

—Has mencionado que trabajas para la misma compañía de Hannah. Nunca


dijo nada acerca de trabajar para una compañía de guardaespaldas.

Podía sentir la desconfianza en ella. Por lo menos significaba que tenía la


cabeza clara, aunque no le gustaba el hecho de que tuviera que darle más
explicaciones. Cuanto menos supiera sobre Scanguards, mejor.

—Diferentes divisiones, ¿recuerdas?

—Sí, lo dijiste. Sin embargo no me dice mucho.

—No hay mucho que contar.

—Gracioso, tenía la sensación de que dirías eso.

Le lanzó una mirada de reojo. Su expresión no-me-vengas-con-sandeces era


fácil de leer. Ya era hora de apaciguarla.

—Escucha, Lilo, la empresa con la que trabajo aborda temas muy delicados.
Nuestros clientes exigen confidencialidad. Probablemente fuera eso por lo que
Hannah nunca te habló de su trabajo. Pero permíteme asegurarte que cuidamos de
nuestros empleados. Y cuando alguien desaparece, como Hannah, no nos limitamos
a confiar en la policía para encontrar a esa persona. Usamos todos nuestros recursos.

35
Se detuvo en un semáforo rojo y soltó el volante, buscando la mano de Lilo.
Sólo cuando sintió su cálida piel contra la suya, la oyó aspirar un poco, se dio cuenta
de lo que estaba haciendo. Pero ya era demasiado tarde para retirarse. Él le apretó la
mano, disfrutando del tierno toque por un breve momento.

—Encontraremos a Hannah. Vivita y coleando. Te lo prometo —Aunque no


tenía derecho a hacer tal promesa. Por todo lo que sabía, Hannah ya podría estar
muerta. Pero no podía compartir sus preocupaciones con Lilo o se desmoronaría.
Necesitaba que ella permaneciera fuerte.

—Espero que tengas razón.

Por un momento, sus miradas se reunieron. Vio preocupación en sus ojos. Él


haría cualquier cosa para borrar esa expresión de su cara y ver su sonrisa en su lugar.
Había tantas cosas que quería ver en su rostro: risas, alegría… inhaló… excitación.
Él inclinó el torso a través de la división entre los dos asientos. Se veía tan
vulnerable… tan tentadora.

El vampiro en él estaba atraído por su sangre. Y el hombre se sentía atraído


por su belleza y la fuerza que había percibido durante su argumentación inicial. No
era una mujer pusilánime, ninguna doncella en apuros. Nada más lejos de la realidad.
Era la mujer más fascinante que había conocido. Una mujer con los labios más
tentadores…

Unos bocinazos por detrás lo hicieron retroceder de golpe y soltar su mano.

¡Joder!

¿Qué había estado a punto de hacer? Sólo la había conocido hace menos de
una hora. Y no era el tipo que se tomaba libertades con una mujer sólo porque estaba
caliente. Y, maldita sea, ¡Lilo era caliente! Pero ese era además el punto. Él no estaba
en algo de una sola noche, no lo había estado en años. Le gustaba conocer a una
mujer primero, antes de que se convirtiera en algo físico, aunque de veinteañero
había sido al contrario. Él había sido de bam-bam-gracias-señora. Pero todo eso
cambió con la edad y sus crecientes responsabilidades como jefe de seguridad híbrida.
Ahora le gustaba tomarse las cosas lentamente. Entonces, ¿por qué coños se había
inclinado como para besarla?

36
¡Contrólate, hombre!

Se aclaró la garganta, y giró a la derecha en una intersección, luego se metió


en una plaza de aparcamiento en frente de la comisaría. A esta hora de la noche,
estaba muy bulliciosa.

— ¿Es esta la comisaría? —Preguntó Lilo, su voz un poco ronca.

Blake señaló la entrada, sobe la cual se iluminaban las palabras Comisaría de


Policía.

*****

Cuando Blake salió del coche, Lilo buscó el cinturón de seguridad,


temblando. Ella había murmurado una pregunta idiota sólo para escapar del silencio
que había caído entre ellos después de que el coche hubiera recibido bocinazos para
que se movieran.

La vergüenza todavía ardía en sus mejillas, incluso ahora. Ella había agarrado
la mano de Blake, adorando la sensación de su suave tacto, cuando todo lo que había
querido fue consolarla. En su lugar, ella se había inclinado como si hubiera sido
atraída a él por alguna fuerza inexplicable. Nunca había creído en tal cosa, nunca
pensó que ella, de todas las personas, podría estar atraída por alguien como si
estuviera hipnotizada. Ella, que no confiaba en los hombres, porque había sido
decepcionada demasiadas veces. Pero su cuerpo no parecía recordar esos tiempos
cuando su confianza había sido destrozada. En su lugar, su cuerpo anhelaba al
extraño que la había rescatado del atracador. Quizás era la razón de su inexplicable
atracción: se sentía agradecida. Por supuesto, el hecho de que Blake fuera la
personificación de su héroe ficticio, Morgan West, podría tener algo que ver con su
lapso momentáneo en su juicio. Tendría simplemente que ignorar ese pequeño
detalle y tratar de no confundirlo con su valiente cazarrecompensas.

Lilo finalmente se desabrochó el cinturón de seguridad y respiró hondo. Podía


hacer esto.

37
Antes de que pudiera alcanzar la manija de la puerta, él se la abrió. Ella salió
y asintió a Blake, quién estaba manteniéndole la puerta abierta del coche para ella.
Aferrando su bolso en un costado le dijo:

—Hagamos esto.

Evitó mirarlo y subió los escalones que conducían a las puertas dobles. Oyó
cerrar la puerta del coche, seguido por un sonido que indicaba que Blake había
cerrado con llave el coche. Sus pasos estaban detrás de ella, y cuando llegó a la
entrada, él ya la había alcanzado y sostenía la puerta abierta como un perfecto
caballero. Ni siquiera Morgan West hacía eso. Se hizo una nota mental para darle a
su héroe ficticio mejores modales.

La comisaría estaba ocupada. Unas pocas prostitutas estaban sentadas en un


banco, mientras varios oficiales barajaban papeles detrás de un gran mostrador. En
un corredor, un borracho estaba siendo llevado lejos, mientras que un hombre bien
vestido discutía con un agente de policía en un cubículo. Desde el pasillo, alguien
gritó a alguien que se callara. Una oficial de policía estaba parada en el mostrador
con un receptor presionado entre su oreja y su hombro, garabateando en un
portapapeles y simultáneamente hojeando una pila de papeles.

—Uh-huh —Dijo al teléfono mientras ella saludaba a una de las prostitutas,


señalando una puerta a la izquierda. La puerta se abrió un segundo más tarde y un
travestí se alejó, sonriendo de una oreja a la otra. Ella se volvió hacia el área abierta
y sopló besos al aire a los oficiales de la mesa de trabajo.

—Vete de aquí, Veronica —Uno de ellos le dijo—. O yo mismo te levanto


cargos.

Con una carcajada, el travesti se dirigió a la puerta y salió.

—Puede venir aquí, señora.

La cabeza de Lilo se dirigió a la mujer policía detrás del mostrador, quién


había hablado, y asintió con gratitud.

Un oficial de policía de vestido de civil entró girando la esquina y se acercó al


mostrador.

38
—No te preocupes, Mandy, me encargaré de esto.

Lilo dio un paso más cerca del mostrador, Blake a su lado, y dio una tenue
sonrisa.

—Soy el Detective Donnelly. ¿Cómo puedo ayudarla?

Animada por la actitud amistosa del hombre, Lilo suspiró aliviada.

—Estoy aquí para denunciar la desaparición de mi amiga. Y también un robo


en su apartamento.

Él alcanzó un portapapeles y un bolígrafo.

—Muy bien entonces. Su nombre, por favor.

—Lieselotte Schroeder.

—Voy a necesitar ver su ID4.

Buscó en su bolso, mientras el detective se dirigía a Blake.

—Y usted, señor, ¿está con la señora?

—Sí.

—También necesito ver su ID.

Lilo entregó su licencia de conducir al detective Donnelly.

Él miró hacia arriba.

—Está lejos de casa, Miss Schroeder.

—Vine en avión, porque estoy preocupada por mi amiga. Hannah Bergdorf.


Ella ha desaparecido.

—Está bien —Tomó la ID de Blake y la miró—. Gracias, Sr. Bond.

Lilo giró la cabeza hacia Blake. ¿Su nombre era Bond? ¿Y conducía un Aston
Martin? ¿De verdad? Logró echar un vistazo a su ID. De hecho, decía Blake Bond.

4
ID: Identificación Personal, o DNI

39
¿No sólo se parecía a Morgan West, sino que compartía un apellido con el
agente secreto ficticio? Si ella escribiera algo así en uno de sus libros, nadie lo creería.

Demasiado cogido por los pelos, diría su editor.

No creíble, escribirían sus críticos.

— ¿Cuándo vio por última vez a su amiga, la Srta. Bergdorf? —Preguntó el


detective.

—Hace más de un año.

Él levantó sus cejas.

— ¿Y sólo ahora está presentando una denuncia de persona desaparecida?

—Ella sólo ha estado desaparecida durante tres días. Volé aquí tan pronto
como pude para tratar de buscarla. Pero no está en su apartamento. Su perro ha
desaparecido. Y luego ese tipo irrumpió en su casa y me atacó. Robó mi teléfono
móvil, también. Y entonces…

— ¿La han asaltado? ¿Y falta un perro? ¿Y su teléfono fue robado?

Ella asintió con la cabeza.

—Así que déjeme ver si lo entiendo. Tenemos una persona desaparecida, un


perro desaparecido, un asalto, y un teléfono móvil robado. ¿Hubo algún testigo de
cualquiera de esos presuntos delitos?

— ¿Presuntos? —Ella bufó. ¿Este hombre no la creía? Pero antes de que


pudiera decir nada, sintió la mano de Blake tranquilizadoramente sobre su antebrazo.

—Presencié la agresión —Dijo Blake calmadamente—. Puedo dar una


descripción del ladrón que irrumpió en el apartamento de la Srta. Bergdorf y atacó a
la Srta. Schroeder.

Ella asintió, agradecida de la presencia de Blake, y agregó:

—Y también cero que sé quién podría estar tras la desaparición de Hannah.

Tanto el detective Donnelly como Blake la miraron.

40
— ¿Lo sabes? —Preguntó Blake.

—Ronny, el perdedor de su novio. Creo que ella quería dejarlo.

— ¿Por qué no me contaste sobre él antes.

Ella miró a Blake.

—No hubo exactamente tiempo para eso. Quiero decir, entre el robo, el
asalto…

—Srta. Schroeder, ¿puede usted hablar más sobre ese Ronny? ¿Cuál es su
nombre completo? —Le preguntó el policía.

—No lo sé. Hannah nunca habló mucho sobre él. Pero por las pocas cosas
que me dijo, puedo decir qué clase de tipo de persona es —Y que no era el tipo de
hombre que era bueno para una mujer dulce y generosa como Hannah, una mujer
que creía que todo el mundo merecía ayuda.

El oficial de policía levantó una ceja, pero Lilo siguió indiferente.

—No parecía tener un trabajo regular. Y era muy posesivo y celoso. Algo que
ella detestaba en un hombre. Es un rasgo del carácter que sólo conduce a problemas.

—Los celos no son un crimen, Srta. Schroeder.

—Pero pueden conducir a uno. Se lo digo, tiene que encontrar a Ronny. Si


alguien sabe dónde está Hannah, ese es él.

El oficial de policía suspiró.

—Bien, Srta. Schroeder. Pero comencemos con los detalles sobre su amiga, la
Srta. Bergdorf.

Durante los siguientes minutos, Lilo respondió a preguntas sobre el aspecto


de Hannah y sus costumbres que el oficial anotó con diligencia.

—No tendría una foto de la Srta. Berdorf, ¿verdad?

—No conmigo. Tengo algunas en mi móvil. Pero ha desparecido.

41
—No te preocupes —Interrumpió Blake—. Hannah trabaja para la misma
empresa que yo. Puedo conseguir que personal envíe una foto de su expediente
personal.

Lilo le dirigió a Blake una sonrisa de agradecimiento. Fue una suerte que él
apareciera en más de una forma. No sólo la había salvado físicamente, también
estaba aquí para apoyarla en la búsqueda de Hannah. Y ahora ella podría utilizar
toda la ayuda que pudiera conseguir.

—Bien —Dijo el oficial Donnelly—. Ahora acerca el robo y el asalto. ¿Vio


bien al intruso?

—Lo hice. Era alto.

— ¿Cómo de alto?

Lilo señaló a Blake.

—Casi tan alto como él.

—Un metro noventa —Ofreció Blake.

—Pero más pesado.

Blake asintió con la cabeza.

—Alrededor de noventa y cinco kilos.

— ¿Alguna marca que lo identifique? ¿Tatuaje? ¿Cicatrices?

Lilo sacudió la cabeza.

—Ninguna. Parecía bastante normal. Pelo castaño.

—Ojos marrones —Continuó Blake—. Bastante corriente.

¿Corriente? Lilo apretó su mano sobre el antebrazo de Blake.

— ¿Ojos marrones? ¿No los viste?

Blake frunció la frente.

— ¿Ver el qué?

42
—Sus ojos eran rojos. Como si tuviera una infección, como…

— ¿Quieres decir una conjuntivitis? —Interrumpió el oficial.

Ella lo miró directamente.

—No. No era la parte blanca del ojo la que estaba roja; eran su iris.

—Nunca he oído hablar de una enfermedad así —Intervino Blake, haciéndola


girar hacia él—. Tal vez fue sólo un reflejo.

—Eso fue lo que pensé al principio, también, pero no había mucha luz en la
sala de estar que pudiera haberse reflejado en sus ojos.

El oficial se aclaró la garganta haciendo que ella lo volviera a mirar.

—Entonces, ¿estaba bastante oscuro, señorita? Estoy sorprendido de que fuera


capaz de describir al hombre así como lo ha hecho —Tomó una nota sobre su
informe—. Bueno, vamos a hablar sobre todo lo que falta. ¿El teléfono?

Ella quiso protestar, pero, ¿qué pasaría si hubiera visto mal? No podía jurarlo.
Tal vez había sido un reflejo después de todo, o el miedo le había hecho ver cosas
que no estaban allí. Después de todo, él la había atacado, y su único pensamiento
había sido salvarse.

Su mente le había hecho una jugarreta.

43
Capítulo Siete

Media hora después, Blake guio a Lilo de vuelta al coche.

Donnelly había hecho bien su trabajo. Había tomado el informe y fingió darle
al caso su máxima atención, cuando sabía muy bien que Donnelly lo rompería en
cuanto salieran de comisaría.

Los delitos en los que se involucraban los vampiros eran tratados por
Scanguards. Era el trato que tenían con la ciudad. Sólo unas pocas personas en el
gobierno de la ciudad conocían este arreglo: el jefe de policía y varios de sus agentes,
que estaban dispersos en distintas comisarías, para que pudieran alertar a Scanguards
cuando un delito relacionado con vampiros llegaba a sus escritorios.

Mientras Lilo se había estado vistiendo, él había alertado rápidamente a


Donnelly por un mensaje de texto de que iban a ir y le dijo que fingiera que no lo
conocía. Todo había ido según lo planeado.

Cuando Blake abrió la puerta del coche, Lilo se giró hacia él.

— ¿Puedes recomendarme un hotel? Nada demasiado caro, pero sí en una


zona segura.

—No necesitarás un hotel. Te quedarás conmigo. Pensé que lo había dejado


claro antes —Estaba seguro que le había dicho que ella se venía con él. ¿Por qué otra
cosa le habría hecho que hiciera su maleta?

—Puedo fácilmente quedarme en un hotel. Realmente no quiero ser una


carga. Y, además, tú no me conoces.

—Eres una amiga de Hannah. Eso es todo lo que necesito saber. Además, si
queremos encontrar a Hannah, necesitamos trabajar juntos.

Ella asintió con una inclinación de cabeza, luego se sentó en el asiento del
pasajero. Él se metió en el de conductor y arrancó el motor. Salió del aparcamiento
y entró en el tráfico, cuando Lilo se movió en su asiento.

44
—Tienes que dar la vuelta. No le dimos a la policía el ordenador y la Tablet
de Hannah —Dijo de repente. Empujando un mechón de su cabello rubio detrás de
su oreja—. No sé cómo pude haberlo olvidado.

Él la miró un momento.

—La policía dejará el ordenador en una pila durante días hasta que tengan a
un experto de TI con ella y que consiga el email de Hannah. No tenemos ese tiempo.

—Pero, ¿qué vas a hacer con ella? Te dije que está protegida con una
contraseña. Y ya he probado algunas sin éxito.

—La llevaré al departamento TI de la compañía. Ellos podrán conseguirlo —


Sacó su teléfono móvil del bolsillo, pero antes de que pudiera marcar el número de
Thomas, sonó—. Hablando del diablo —Pulsó Aceptar y, a continuación pulsó el
botón del altavoz—. Hey Thomas, estás en el altavoz. Estoy en el coche con Lilo, la
dueña del teléfono móvil que hice que rastrearas. ¿Alguna cosa nueva?

—Se localizó en una torre del aeropuerto a primera hora de la noche —


Contestó Thomas—. Pero nada más desde entonces.

—Eso debió haber sido cuando bajé del avión y revisé mis mensajes —Dijo
Lilo.

Blake asintió con la cabeza.

—Tiene sentido. Thomas, vigílalo.

—Le envié un correo de texto, y llamé, también, pero va directamente al


correo de voz. Lo siento, por ahora es un callejón sin salida.

Antes de que Thomas pudiera desconectar la llamada, Blake lo detuvo.

—Otra cosa: ¿puedes venir a mi casa y echarle un ojo a un portátil y a una


Tablet? Están protegidos por una contraseña. Necesito saber que hay en ellos.

— ¿Ahora?

—Cuanto antes, mejor.

45
—Lo siento, voy a una reunión en un minuto —. Hubo algunos murmullos,
como si Thomas hubiera colocado la mano sobre la boquilla—. De acuerdo, Eddie
acaba de nombrarse voluntario. Pronto estará allí.

—Gracias, Thomas.

—De nada.

Hubo un clic en la línea, y Thomas se había ido.

— ¿Tu colega tiene una reunión a medianoche? ¿Quién trabaja a esas horas?

Al escuchar un indicio de sospecha en la voz de Lilo, Blake se reunió con su


mirada y sonrió cálidamente, con la esperanza de disipar todas sus dudas con su
encanto.

—La seguridad es un negocio de veinticuatro horas al día los siete días de la


semana.

Lentamente ella asintió con la cabeza.

—Supongo que ya lo sabía —Tomó una respiración—. Tu colega ni siquiera


preguntó de qué trataba todo esto. No le dijiste que estamos tratando de encontrar a
Hannah.

—No tengo que hacerlo. Él sabe que cuando le pido ayuda, es porque es
importante. Esa es la forma en que la empresa trabaja. No cuestionamos las
peticiones de nuestros colegas. Eso va en ambas direcciones.

—Eso requiere mucha confianza —Murmuró ella.

—En nuestro negocio, la confianza lo es todo. A veces, nuestras vidas


dependen de ella.

— ¿Quieres decir cuando estáis protegiendo a alguien como guardaespaldas?

—Algunas asignaciones pueden ser peligrosas, pero estamos bien entrenados


—También ayudaba que cómo vampiro hubiera unas pocas armas secretas en la
manga. Mejores que cualquier espía británico ficticio. Pero ya era hora de impedir
que Lilo hiciera más preguntas—. Y, ¿tú a qué te dedicas en Nebraska, Lilo?

46
—Soy escritora —Se volvió a mirar por la ventanilla—. ¿Qué barrio es éste?

Blake reprimió una carcajada. Parece que él no era el único que no quería
responder a las preguntas sobre su trabajo.

—Estamos conduciendo a través de Pacific Heights.

—Oh, ya he oído hablar de él. Bonito.

— ¿Qué escribes?

Ella se encogió de hombros, como si no fuera importante.

—Misterios.

— ¿Quieres decir misterios de asesinatos?

—No necesariamente. No todos los libros tratan de asesinatos. Escribo a cerca


de todo tipo de crímenes. O más bien de la resolución de los crímenes.

Se hizo una nota mental de eso. Si Lilo escribía una ficción de crímenes, tenía
que ser inteligente, y tendría que mantenerse alerta para asegurarse de que ella no
descubriera sus secretos. Eso sólo complicaría las cosas.

—Entonces, ¿quién es tu protagonista? ¿Una mujer detective?

—Un cazarrecompensas.

Esa respuesta le hizo echarle un vistazo rápido.

— ¿En serio?

— ¿Por qué?

—Bueno, tienes una dura competencia en ese género. Pocos son tan buenos
como Maxim Holt. Él tiene el mercado arrinconado.

— ¿Has leído la serie del cazarrecompensas Morgan West?

Blake asintió con la cabeza.

47
—Acabo de terminar Anatomy of a Bounty5 —Y lo habría terminado antes si
no hubiera tenido que ocuparse de trece híbridos, que no podían callarse ni siquiera
por un minuto.

— ¿Así que él es el mejor, según tú?

¡Mierda! Simplemente debería haber mantenido la boca cerrada. A ningún


escritor le gustaba escuchar a alguien hablar sobre los libros de otro autor.

—Tal vez si leo uno de los tuyos para comparar…

—No, no. Está bien. De verdad —Bostezó.

¡Genial, ahora sólo estaba aburrida y con sueño! Vaya manera de tratar a una
mujer por la que se sentía atraído. Sí, exactamente: se sentía atraído por Lilo. A pesar
de que su mente estaba trabajando horas extras para alcanzar ideas sobre cómo
encontrar a Hannah, su cuerpo estaba ocupado en otras cosas. Cosas que él no tenía
ninguna razón para imaginar.

—Casi hemos llegado —Dijo rápidamente y giró en la siguiente calle.

Se detuvo en la cuarta entrada a su derecha y se dirigió al garaje de la casa de


estilo eduardiano que se encontraba en una urbanización muy amplia de la ciudad.
Cuando se detuvo, bajó la ventanilla y luego sacó la mano a través del lector
electrónico que había colocado en la pared que bordeaba el límite de la propiedad.
Esta parte de la entrada estaba cubierta de manera que durante el día era seguro abrir
la ventanilla del coche sin estar expuesto directamente a la luz del sol. Además, el
escáner podría ser acercado a la ventanilla del automóvil a través de un control
remoto que se había incorporado al volante de su coche. Y, puesto que había un alto
muro de hormigón en el lado del conductor, ninguna luz del sol podría entrar en el
coche desde esa dirección.

Blake colocó el pulgar en el escáner. Un momento después, la puerta del


garaje comenzó a levantarse.

5
Anatomy of a Bounty: Anatomía de una Recompensa.

48
— ¿Tienes un sistema de alta seguridad para tu hogar? —Le preguntó Lilo
incrédula.

Él se reunió con su recelosa mirada.

—Es muy práctico. Al menos no perderé mis llaves.

—A menos que pierdas el pulgar —Respondió ella de forma inexpresiva.

—Si eso ocurre, tendré problemas mayores que no poder entrar en mi casa.

Volvió a poner el coche en marcha y entró en el garaje, aparcando junto a su


SUV negro. Detrás de él, la puerta del garaje bajó de nuevo, cerrándose al mundo
exterior.

—Venga, vamos a acomodarte.

Salió del coche y abrió el maletero. Lilo ya estaba junto a él y alcanzando


hacia su maleta. Pero él había llegado a por ella al mismo tiempo. Sus manos se
tocaron, y sintió que una descarga pasaba a través de él. Él podría explicarlo como
electricidad estática, pero estaría mintiéndose a sí mismo. Esta no era electricidad;
había química. De la del tipo que podría quemarlo instantáneamente si no tuviera
cuidado.

Con un jadeo, Lilo retiró su mano, y él apretó su agarre alrededor del asa de
la maleta. No la miró cuando dijo:

— ¿Por qué no tomas el ordenador de Hannah y su Tablet?

—Sí, por supuesto —Su voz temblaba tanto como sus manos cuando ella
agarró el pequeño bolso que contenía las cosas electrónicas y se alejaba del coche.

—Escucha, Lilo…

Ella dejó de caminar, pero no se dio la vuelta.

Tal vez había sido una mala idea traerla aquí. Quizás debería haberla llevado
a un hotel.

—No tienes que tener miedo de mí.

49
El silencio lo saludó. Luego un suspiro. Ella se volvió lentamente y alzó los
ojos para mirarlo.

—Me salvaste de ese intruso. Me llevaste a la policía como te pedí. El policía


te conoce —El shock lo atravesó. ¿De alguna forma, ella había adivinado que él y
Donnelly se conocían?—. Quiero decir, tomó los datos de tu licencia de conducir. Y
había cámaras en la comisaría. Si algo me pasara, vendrían a buscarte —Ella negó
con la cabeza—. No, no tengo miedo de ti.

—Entonces, ¿por qué estás temblando?

—Estoy temblando porque nunca he estado en una situación como esta. Estoy
asustada.

Lentamente caminó hacia ella, dejando la maleta en el suelo, y suavemente la


tomó entre sus brazos. Ella no protestó, y durante un largo rato él simplemente la
abrazó, sintiendo el calor de su cuerpo acariciándolo. La valiente mujer que había
luchado contra su atacante y discutido verbalmente con él durante la noche, ahora
se sentía frágil y vulnerable. Y en él, su instinto protector aumentó.

Le pasó una mano por el pelo.

—Todo va a estar bien.

—Gracias —Murmuró en su pecho, y las vibraciones de su voz hicieron que


todo su cuerpo hormigueara y despertara a un deseo que sabía que no podía seguir.

Con pesar, la liberó de su abrazo.

—Vamos a conseguir acomodarte. Necesitas descansar.

50
Capítulo Ocho

Ella no le había contado toda la verdad.

Sí, estaba asustada por su amiga, pero la razón por la que había estado
temblando era porque estaba asustada por su reacción ante Blake. Nunca había
sentido esa atracción física tan intensa por ningún hombre, sobre todo de aquel del
que no sabía nada. No había absolutamente ninguna razón para que se sintiera
atraída por Blake como una polilla a la luz, especialmente considerando sus
problemas de confianza.

Mientras lo seguía por las escaleras hacia su casa, no podía dejar de admirar
sus fuertes piernas y cómo se flexionaban los músculos de sus nalgas. Maldita sea,
llenaba un par de pantalones como nadie que hubiera visto. Él era el epítome de la
fuerza y la potencia. Y tenía un lado suave, uno que ella no había esperado. Su abrazo
había sido suave y reconfortante. Y tan platónico como podría ser. Lo que la llevaba
otra realidad: el primer hombre que le interesaba desde su última relación hace dos
años, no estaba interesado en ella.

Lilo entró en el hall cuando Blake encendió la luz, iluminando una gran
entrada con una escalera de caoba, un largo pasillo y un arco abierto que conducía a
la sala de estar.

—Guau —La palabra se deslizó fuera.

Aturdida, dejó que sus ojos vagaran. Sabía que San Francisco era famosa por
su arquitectura, pero en realidad nunca había estado en una de esas magníficas
mansiones retratadas en las películas y en la televisión. El detalle del período de la
casa era intrincado y hermoso. Le daba a la casa un valor instantáneo. Este era un
verdadero hogar.

— ¿De verdad vives aquí?

Dejando la maleta en el suelo, asintió y señaló la sala.

51
—Lo siento, todavía se ve un poco desnuda. Pero sólo la compré hace dos
meses y todavía estoy esperando que se entreguen más mobiliario.

—Es bonita. Supongo que ser un guardaespaldas está bien pagado —Quiso
darse una palmada en la boca, pero ya era demasiado tarde. No era cortés hablar de
dinero, pero no podía imaginar cómo un hombre de la edad de Blake, que tenía que
tener apenas treinta años, pudiera permitirse una mansión como esta.

—Bueno, mi salario no pagó esto —Dijo, de pronto mirándose los zapatos


como si estuviera avergonzado—. Heredé un fondo fiduciario de mi familia —Él
respiró hondo—. Bueno, ¿qué te parece si te enseño el cuarto de huéspedes?

— ¿Podría conseguir primero un vaso de agua? —Sentía la garganta como un


papel de lija.

—Por supuesto —Señaló al final del pasillo, cuando un sonido desde la puerta
principal le hizo girar alrededor.

Alertada por su reacción súbita, su corazón tronó, y ella volvió la cabeza en


la misma dirección. Un jadeo escapó de su garganta.

Un hombre alto y calvo estaba en la puerta abierta, una mirada cabreada en


su rostro, dos bolsas en las manos.

Instintivamente, Lilo agarró el antebrazo de Blake.

—Se suponía que ibas a recoger a los chicos de mi casa —Rugió el extraño, y
dejó las bolsas.

—Lo siento, surgió algo —Respondió Blake.

— ¡Sí, puedo verlo! —El hombre la fulminó con la mirada, antes de caminar
hacia un lado para permitir que dos adolescentes entraran a la casa. Una mujer joven
los siguió.

Los chicos inmediatamente se dirigieron a la sala de estar.

—Nicholas, Adam, ¿no os enseñé mejores modales? —La mujer morena que
no podía ser su madre, no a menos que los tuviera cuando tenía diez años, les dijo
por detrás.

52
El joven miró sobre su hombro.

— ¡Lo siento! —Luego echó un vistazo a Blake—. Hola, Blake.

—Hola, Adam —Respondió Blake.

El chico mayor pareció detenerse también, inclinando su barbilla en dirección


a Blake.

—Hola, Blake, ¿está bien si jugamos con la Xbox?

Blake sonrió ignorando al calvo.

—Sólo si tu padre dice que está de acuerdo. ¿Correcto, Zane?

Zane hizo rodar sus ojos.

—Como si te importara lo que tengan o no permitido mis hijos hacer. Cada


vez que se quedan contigo, vienen a casa comportándose como si hubieran sido
criados por lobos.

—Exageras —Blake se dirigió hacia la mujer y le dio un abrazo rápido—.


Hola, Portia.

La mujer miró más allá de él.

— ¿No quieres presentar a tu amiga?

De repente, todos los ojos estaban en Lilo, y se sentía como si estuviera en


una exhibición.

Blake giró sobre sus talones.

—Esta es Lilo. Lilo, este es mi colega Zane y su esposa Portia —Señaló a la


sala—, y sus hijos, Nicholas y Adam.

Ella asintió y Zane gruñó un breve hola, mientras que Portia sonreía y decía:

—Me alegro de conocerte, Lilo.

Zane se volvió hacia Blake.

53
—Si no tienes tiempo para cuidar a los chicos, los llevaremos con nosotros a
Nueva Orleans.

—Dije que me haría cargo de ellos. Y así lo haré.

—Sólo lo estoy diciendo —Añadió Zane que parecía como si la estuviera


evaluando. Luego, levantó un lado de su boca, casi en una sonrisa—. Aunque
cualquiera sería una mejor influencia en los chicos que tú.

Portia negó con la cabeza y apoyó la mano en el brazo de su marido.

—No le hagas caso, Blake. Sólo está molesto porque Nicholas y Adam no
quieran venir con nosotros. Él odia estar separado de ellos.

Zane le disparó a su esposa una mirada de enojo.

— ¡Maldita sea, Portia!

En lugar de apartarse de él, ella le acarició la mejilla. Ante sus ojos, el


intimidante hombre se suavizó.

—Estarán a salvo con Blake —Le murmuró Portia.

Lilo nunca había visto nada parecido. Inmediatamente comprendió su


relación. Eran verdaderos compañeros, uno estaba incompleto sin el otro. Así era el
amor verdadero. Existía. Y podría durar.

Zane asintió con la cabeza antes de cortar el contacto íntimo con su esposa.
Sus ojos se encontraron con los de Blake.

—Será mejor que te asegures de eso, o te aplastaré con mis propias manos.

—Sal de aquí, y diviértete en NOLA6. Dale mis mejores saludos a Cain y Faye
—Dijo Blake.

— ¡Nicholas, Adam! —Gritó Zane.

Como si los chicos supieran que esto era un adiós, vinieron corriendo y
volaron hacia los brazos extendidos de su padre.

6
NOLA: Nueva Orleans, Lousiana

54
—Os comportaréis, ¿de acuerdo? O volveré para arrastraros a Nueva Orleans
por las orejas —A pesar de la amenaza, la voz de Zane era suave.

—Sí, papá —Dijo Nicholas, y Adam se hizo eco de ello.

El afectuoso intercambio los hizo parecer más jóvenes y Lilo se dio cuenta de
que a pesar de sus obvios intentos de mostrar su independencia de sus padres al no ir
a este viaje con ellos, seguían siendo unos niños que buscaban la aprobación y el
afecto de sus padres.

Portia se inclinó y besó a sus hijos.

—Es hora de irnos —Miró a Blake—. Gracias, Blake. Encantada de


conocerte, Lilo. No dejes que los chicos os vuelvan locos.

Involuntariamente, Lilo tuvo que sonreír. Le gustaba la joven madre que


parecía tener tanto poder sobre su marido y esa confianza con Blake. Cuando la
puerta se cerró detrás de ellos y los dos chicos ya estaban corriendo hacia la sala de
estar, Lilo se volvió y se encontró a sí misma frente a Blake.

—Es amable por tu parte cuidar de los dos chicos.

Blake se encogió de hombros.

—No son realmente ningún problema.

Ella alzó una ceja, cuando oyó a uno de los muchachos gritar.

— ¡Dame ese control remoto! ¡Es mi turno! —Era el más joven.

—Soy el hombre de la casa cuando papá no está, y tú lo sabes.

Blake se rio y le guiñó un ojo.

—De acuerdo, tal vez son sólo un pequeño problema.

— ¿Blake? —Dijo la voz de Nicholas desde la sala de estar.

— ¿Sí? —Respondió, y caminó hacia el arco, mirando a la habitación.

Lilo lo siguió.

55
—Me quedaré a dormir en la habitación de la torreta. Adam puede dormir en
la habitación de enfrente —Dijo Nicholas con una voz decidida.

— ¡Eso no fue lo que acordamos! —Adam gruñó y pateó a su hermano en la


espinilla—. Dijiste que íbamos a jugarnos quién se quedaba con ella. Y quienquiera
que gane el primer juego consigue esa habitación. A veces, eres un idiota.

—Hey, chicos, lo siento, pero tendréis que compartir la habitación de enfrente


—Interrumpió Blake.

Ambos muchachos miraron fijamente a Blake, con las bocas abiertas.

— ¿Por qué?

—Lilo se aloja en la habitación con la torreta.

Nicholas se levantó de un salto.

— ¿Qué? No quiero compartir una con Adam. Necesito mi propia habitación.


¿No puede quedarse tu novia en tu habitación? No es como si tuvieras que fingir por
nosotros —El adolescente infló su pecho—. Sé sobre estas cosas.

Lilo sintió que el calor subía a sus mejillas. ¿Pensaban que ella era la novia de
Blake? Al igual que Zane probablemente había pensado lo mismo también. Su
mirada había implicado tanto así.

Junto a ella, Blake lanzó una pequeña maldición.

—Compartiréis la habitación de enfrente. No hay más discusión —Luego se


volvió para mirarla y dijo en voz baja—. Lo siento. Sólo son niños. No saben nada
mejor.

56
Capítulo Nueve

Blake cerró la nevera y se volvió hacia Nicholas y Adam, que se estaban


llenando la boca con bocadillos. Eso era una cosa sobre los jóvenes híbridos: estaban
comiendo constantemente. No sólo la comida humana, sino también sangre para
mantener su fuerza vampírica. No importaba que fueran las dos de la mañana.

—Y ninguna otra observación sobre Lilo y yo. ¿Está claro? —Dijo, atrapando
a Nicholas con la mirada.

El muchacho se encogió de hombros.

— ¿Cómo se supone que tenía que saber que no era tu novia?

—Esa es exactamente la razón por la que no tienes que hacer suposiciones.

— ¿Está enfadada con nosotros? —Interrumpió Adam.

Blake sonrió.

—No lo creo —Algo avergonzada. Al menos eso había quedado claro cuando
le había ensañado su habitación en silencio. Eso había sido casi hace media hora—.
Ahora a comer, y después debéis iros a la cama.

Nicholas protestó instantáneamente.

—Son las vacaciones escolares. Se nos permite quedarnos levantados hasta la


hora que queramos.

Blake inclinó la cabeza hacia un lado.

— ¡De verdad! —Insistió el híbrido de quince años—. Incluso papá nos


permite tener un horario de vampiro cuando no hay escuela.

Adam le dio una patada por debajo de la mesa.

— ¡Shh! No se supone que debas decir vampiro cuando hay un humano en la


casa —Él levantó los ojos y se encontró con la mirada de Blake, buscando su
aprobación—. ¿Cierto, Blake?

57
Nicholas se encogió de hombros, el regaño de Blake deslizándose fuera de él,
como el aceite en una sartén de teflón.

—Así que la tipa no sabe lo que eres, ¿eh?

— ¿Tipa? —Preguntó Blake, sacudiendo la cabeza con incredulidad.

Adam rodó sus ojos, parecía todo adulto, a pesar de su tierna edad de trece
años.

—Nikki ha estado viendo esas viejas películas de gánsters. Ya sabes, cosas de


Al Capone.

— ¡No me llames Nikki! Soy demasiado mayor para eso.

—Basta, chicos. Si queréis estar despiertos, tendréis que comportaros. Y eso


quiere decir: nadie llama a una mujer una tipa, la palabra vampiro, no saldrá de
ninguna de vuestras bocas, y no habrá peleas. ¿Ha quedado claro?

Adam asintió sin decir palabra, mientras Nicholas decía:

—Y Adam no puede llamarme Nikki.

Blake suspiró. No había forma de ganar simplemente una discusión con un


adolescente.

—Recuérdame por qué me ofrecí a quedarme con vosotros dos, mientras


vuestros padres visitan a Cain y Faye.

La cara de Adam se dividió con una amplia sonrisa.

— ¿Porque nos amas y somos divertidos para pasar el rato con nosotros?

Blake echó la cabeza hacia atrás y se rio.

—Supongo que no puedo discutir con eso. Ahora ir a jugar antes de que
cambie de opinión.

Se levantó y estaba a punto de despejar la mesa de la cocina cuando escuchó


un pitido del monitor de seguridad de la cocina y el correspondiente sonido de la

58
apertura de la puerta principal. Echó un vistazo a la pantalla: Eddie finalmente estaba
allí.

Salió al pasillo para saludar a su amigo y colega. Como siempre, Eddie estaba
vestido con su traje de motero: cuero, y más cuero. Con su pelo rubio, arena, y sus
profundos hoyuelos, parecía el chico de la puerta de al lado.

—Gracias por venir, Eddie.

— ¿Qué puedo hacer?

Blake le llevó a su oficina.

—No hemos tenido tiempo para desempaquetar, ¿eh? —Preguntó Eddie,


señalando las cajas que estaban apiladas contra una pared.

Blake sonrió.

—Quizás consiga que Nicholas y Adam me echen una mano mientras están
aquí.

Eddie se rio entre dientes.

—Sí, buena suerte con eso —Se dirigió a la mesa—. ¿Es el portátil que querías
que desbloqueara?

—Sí, pertenece a Hannah Bergdorf. Empieza a hacerlo.

— ¿La conozco?

—Trabaja para Vüber y desapareció hace tres días.

Eddie asintió y se deslizó en la silla que había tras el escritorio. Sacó un


pequeño dispositivo electrónico de su bolsillo y lo conectó al ordenador, y, a
continuación, arrancó el equipo. Mientras esperaba, Eddie preguntó:

— ¿Revisaste su último viaje para Vüber, para ver si un cliente podría estar
involucrado en su desaparición?

—Finn me envió la información de su último viaje, pero tengo la sensación


de que es un callejón sin salida.

59
— ¿Por qué?

—Su último viaje fue con un empleado de Scanguards: Roxanne. Le dejé un


mensaje a Roxanne para que me llamara, pero sabes que es segura. Confiaría en ella
con mi vida.

Eddie asintió y empezó a escribir en el teclado.

—Estoy de acuerdo —Luego se quedó en silencio, concentrándose en su


tarea.

Blake se acercó a la ventana y miró hacia la oscuridad. En cinco horas, el sol


saldría, limitándolo en su búsqueda de Hannah. Aunque no necesitaba dormir
mucho, no podría explorar cada pista durante el día. Tendría que confiar en otros,
en su mayoría híbridos, a los que los rayos del sol no podrían lastimar.

Afortunadamente, la casa de Blake estaba equipada de varios detalles


especiales, diseñados por el experto en TI de Scanguards, Thomas, lo que hacía más
fácil ocultar su naturaleza vampírica a Lilo. Las ventanas estaban tratadas con un
revestimiento especial, impenetrable para los UV7, haciendo posible que él pudiera
moverse sin trabas, sin necesidad de pesadas cortinas cerradas durante el día.
Mientras Nicholas y Aman, no lo arruinaran, su secreto estaba a salvo.

—Hola.

La silenciosa voz femenina le hizo girarse. Lilo estaba de pie en la puerta


abierta de su despacho, vacilante. Le indicó que se acercara y caminó hacia ella.

—Ven, Lilo —Le señaló a Eddie—. Este es mi colega Eddie.

Este alzó la cabeza por un momento y dio un gruñido rápido de


reconocimiento.

—Hola —Luego se sumergió de nuevo en su trabajo.

—Pensé que podrías haberte ido a dormir.

Ella sacudió su cabello rubio.

7
UV: Rayos ultravioletas.

60
—No puedo dormir. Han sucedido demasiadas cosas.

—Lo sé. Ven, quiero hablar contigo —Señaló el sofá Chesterfield que había
en un rincón de la oficina.

Lilo se sentó, y él la siguió.

—Quiero saber más acerca de ese Ronny. Tenemos que encontrarlo.

—Le dije a la policía todo lo que sé.

—Cuéntamelo de nuevo. Tal vez haya algo que omitiste. Cada detalle es
importante —Blake se sentó al borde del sofá y se giró, apoyando los codos sobre sus
rodillas, inclinándose sobre ella—. Dime todo lo que Hannah te contó sobre él.

Lilo suspiró.

—Esto empezó hace unos seis u ocho meses. No me lo contó al principio, tal
vez porque sabía que yo no lo aprobaría.

— ¿Por qué?

—Hannah es demasiado buena. Es del tipo de persona que recoge


vagabundos, porque le da lástima y luego termina con ellos llevándose el dinero de
la señora de los gatos.

Involuntariamente, Blake tuvo que sonreír.

—Ella siempre piensa lo mejor de la gente.

—Por desgracia —Convino Lilo—. Pero nunca termina bien. Yo supe que
Ronny era un perdedor desde el momento en que ella me habló de él.

— ¿Un perdedor? ¿En qué sentido?

Ella bufó.

—Bueno, para empezar, estaba entre dos trabajos —Ella hizo unas comillas en
el aire en torno a sus palabras para enfatizar su desdén—. No creo que puedas estar
entre trabajos cuando nunca has tenido un trabajo real.

— ¿Y cómo ganaba dinero?

61
Lilo se encogió de hombros.

—El infierno lo sabrá. ¿Gorroneando a sus novias?

— ¿Crees que usó a Hannah?

—Probablemente. O hizo algo ilegal. Ella siempre lo excusaba cuando le


preguntaba por qué no había conseguido un trabajo.

— ¿Qué tipo de excusas?

—Qué él no podía trabajar en las horas que le pedían. Que no había muchos
trabajos que le permitieran un turno de noche —Ella levantó las manos—. Quiero
decir, ¿quién querría trabajar el turno de noche, si no tuviera que hacerlo obligado?
Especialmente si tu novia trabaja durante el día. Esto no tiene sentido en absoluto.

—Hmm —Blake fingió pensar, ya que había adivinado la razón para la que
Ronny quisiera trabajar el turno de noche—. ¿Alguna vez Hannah mencionó como
se conocieron ella y Ronny?

—De alguna manera a través de su trabajo.

— ¿Estás segura?

—Yo creo que él fue un cliente, y un día llegaron a hablar.

Esa fue la ocasión que había estado buscando. Emocionado, sacó su teléfono
celular de su bolsillo. Al marcar, le dijo a Lilo:

—Si él era un cliente, Vüper tendrá su información. Él habrá tenido que


inscribirse para conseguir la cuenta.

El rostro de Lilo se iluminó de esperanza. Ella tomó su mano y la apretó.

—Oh, espero que tengas razón.

La llamada fue contestada.

—Soy Finn. ¿Qué pasa?

—Finn, soy Blake. Por favor, puedes mirar los expedientes de Vüber y
encontrar a cualquier persona con el nombre de Ron, Ronny o Ronald. Haz una

62
referencia cruzada con cualquiera que se encuentre en los encargos de Hannah
Bergdorf que haya aceptado en los últimos ocho meses. ¿Puedes hacer esto para mí?

— ¿Para cuándo lo necesitas?

—ASAP8.

—Dame aproximadamente hora y media.

—Gracias. Llámame tan pronto como tengas algo.

—Sin problema.

Blake desconectó el teléfono.

—Deberíamos saber más en un par de horas.

Lilo sacudió la cabeza, la incredulidad tenía sus rasgos.

—Estoy sorprendida de todas las cosas que tu empresa puede hacer. Quiero
decir, parece que tienes más recursos que la policía. Y tú trabajas mucho más rápido
que ellos.

Él sonrió.

—No se lo digas o pueden ponerse envidiosos.

Ella dudó, estudiándolo durante un largo rato.

—Lo que estás haciendo… es legal, ¿verdad?

—Por supuesto que es legal. Los registros de clientes pertenecen a la


compañía. Decidimos qué hacer con ellos, sobre todo cuando se trata de proteger a
uno de nuestros empleados. Así que no te preocupes.

—Hey, aquí está —Interrumpió Eddie.

Blake se levantó de un salto y se apresuró a acercarse a Eddie.

—Veamos. Ve a su correo electrónico.

8
ASAP: As Soon As Possible, es decir, tan pronto como sea posible.

63
Lilo caminó hacia el otro lado de Eddie y miró por encima del hombro,
también, mientras se deslizaba por la bandeja de entrada de Hannah, escaneando los
emails. Durante quince minutos, todos leyeron silenciosamente sus mensajes, pero
no había nada que diera algún indicio sobre el paradero de Hannah, o sobre lo que
ella quería hablar con Lilo de una manera tan urgente.

—Nada —Dijo Blake frustrado. Se pasó una mano por el pelo—. ¿Y su


agenda?

Eddie navegó por su agenda en línea. Un segundo después, alzó la vista


sorprendido.

—No hay ni una sola entrada.

—Hannah era una paranoica de su equipo se bloqueara y ella perdiera toda


su información de citas —Lilo encontró la mirada de Eddie—. Siempre escribía en
papel. Tenía un diario.

Blake asintió con la cabeza.

—Necesitamos encontrarlo —Rodeó el escritorio—. Eddie, ¿puedes pasar a


través de lo que hay en el ordenador? Y también de la Tablet. ¿Archivos, historial de
navegación, etcétera, mientras voy al apartamento de Hannah y busco su diario?

—Claro, sólo que hazlo rápido —Miró su reloj de pulsera—. Tengo que estar
de vuelta en la oficina en un par de horas.

—Sin problema. No tardaré mucho. Y mantendrás un ojo en los chicos


mientras yo no esté, ¿de acuerdo?

Blake estaba a punto de largarse, cuando oyó unos pasos detrás de él. Miró
por encima del hombro. Lilo lo seguía.

—Podré encontrarlo más rápido que tú. Conozco los gustos de Hannah. Sé
cuál sería el aspecto de su diario.

—Entonces, descríbemelo.

Ella cruzó los brazos sobre el pecho, atrayendo sus ojos a esas tentadoras
curvas.

64
—Voy contigo.

—Maldita sea, Lilo. ¿Y si el intruso vuelve mientras estamos allí?

—En ese caso es aún más importante que no vayas solo.

Él la miró dos veces.

— ¿Estás tratando insinuar que tú me estarías protegiendo a mí? —Detrás de


él, oyó a Eddie reírse a carcajadas. Sin apartar los ojos de Lilo, gruñó—. No es
gracioso, Eddie.

Sí, a él no le parecía tan gracioso que esta mujer se estuviera metiendo bajo la
piel con tanta facilidad.

O que él se lo permitiera.

Y, posiblemente, incluso disfrutándolo.

65
Capítulo Diez

Lilo sintió el chisporroteo del aire entre ellos cuando estaban de vuelta en el
coche, dirigiéndose al apartamento de Hannah. Blake no estaba claramente
acostumbrado a que una mujer ignorara sus órdenes.

—No soy desagradecida, ¿sabes? —Comenzó.

Él no apartó sus ojos de la carretera.

—No dije que lo fueras.

Ella bufó.

—No tenías que hacerlo.

—Yo sólo estoy tratando de protegerte. Ya es bastante malo que Hannah haya
desaparecido. ¿Cómo puedo encontrarla? ¿Cómo puedo trabajar normalmente si
también tengo que preocuparme por ti?

Por un momento, ella se quedó sin habla. ¿Blake tendría dificultades para
trabajar si tuviera que preocuparse por ella? Instintivamente, sacudió la cabeza. Eso
implicaría que él se preocupaba. Sobre ella. Cuando ni siquiera la conocía.

— ¿Qué? —Ladró.

Ella miró su perfil, y finalmente lo entendió.

—Lo siento.

— ¿Lo siento, por qué?

—Estás tan estresado con todo esto como yo, y sólo te estoy causando más
dolor de cabeza —Miró por la ventanilla y vio las luces pasar—. Estás acostumbrado
a hacerlo todo sin alguien que interfiera. No necesitas mi ayuda para encontrar a
Hannah —Bufó—. Sólo es… que yo quiero ayudar. Quiero saber que estoy haciendo
algo para encontrar a mi amiga. Le debo eso —Su voz se quebró. ¡Maldita sea! No
iba a llorar, no ahora cuando había intentado ser tan valiente durante toda la noche.

66
Una cálida mano se aferró a la suya le hizo volver la cabeza rápidamente a Blake. Lo
encontró mirándola, su mirada amable y comprensiva.

—Ambos queremos lo mismo: encontrar a Hannah —Sonrió—. Y necesito tu


ayuda. Si no hubieras mencionado que Ronny era un cliente de Vüber, no tendríamos
ninguna pista —Él soltó su mano, haciéndole darse cuenta de lo mucho que el toque
inocente la había confortado—. Y tienes razón: no estoy acostumbrado a que se
ignoren mis órdenes. Por nadie —Sonrió—. No sólo por mujeres.

— ¿O adolescentes? —Bromeó, sus palabras la habían dejado tranquila de


nuevo.

Él hizo una mueca.

—Especialmente los adolescentes.

Una vez en el apartamento, no tardó mucho en encontrar lo que estaban


buscando. Lilo sacó una agenda de una estantería. Tenía unas densa cubierta
acolchada decorada con flores secas.

—Aquí está.

—Veamos —Blake extendió su mano para alcanzarlo, y juntos se dirigieron a


la semana en que Hannah había desaparecido—. Ella abrevia un montón.

Lilo asintió.

—Lo ha hecho desde que éramos unas niñas —Señaló la entrada del día antes
de su desaparición—. Aquí llevó a Frankenfurter al veterinario. Hay un número de
teléfono.

Blake lo guardó en su teléfono móvil.

—Llamaré a la clínica tan pronto como abra por la mañana y averiguaré si


Hannah fue a la cita.

—Tal vez Frankenfurter se quedó allí por la noche. Eso explicaría por qué no
esté por ninguna parte.

—Tal vez —Pero la duda en su voz era audible.

67
Aparte de algunos recordatorios para pagar las facturas, no había muchas
entradas durante la semana en cuestión. Las semanas anteriores mostraban una cita
con el odontólogo, una nota para despedir al que paseaba al perro, varias citas para
ver películas, presumiblemente con Ronny, una cita para la peluquería, y una visita
para probar un gimnasio.

—Nada fuera de lo común —Dijo Blake, sonando decepcionado—. Nos lo


llevaremos, sólo por si acaso.

Lilo deslizó el libro en su bolso justo cuando sonó el teléfono de Blake,

Respondió de inmediato.

— ¿Qué tienes? —Escuchó durante unos segundos, luego dijo—. Envíame un


mensaje de texto con su dirección. Y su foto, también. ¡Gracias, Finn! —Apretó el
botón de finalizar la llamada—. Sólo había un hombre llamado Ronald con el que
Hannah hizo algún viaje —Su móvil sonó, indicando la llegada de un mensaje de
texto. Blake tocó la pantalla—. Y ahora tenemos su dirección y sabemos su aspecto.

Lilo tocó sobre la foto para agrandarla.

—Este no es el hombre que entró en su casa —Se encogió de hombros—. No


importa. Tal vez fuera un amigo. O tal vez los dos sucesos no están conectados
después de todo. No perdamos tiempo. Vayamos a su casa. Ahora —Exigió, ya de
camino a la puerta.

Blake la atrapó.

—No iremos sin refuerzos. No sabemos a qué nos enfrentamos. Puede que no
esté solo.

—Buena idea. Llamemos a la policía —Sacó la tarjeta de Donnelly de su


bolsillo. Él se la había dado, diciéndole que llamara a su línea directa si surgía
cualquier otra cosa.

—No. Si aparece la policía, él huirá. Además, no tienen ninguna causa


probable para poder actuar. Lo comprobaremos primero —Marcó un número en su
teléfono—. Voy a conseguir a alguien de la compañía, para que nos ayude.

68
—Pero si es peligroso, la policía está mucho mejor equipada para…

Blake levantó la mano para detenerla.

—Hey, Wes, necesito tu ayuda. ¿Puedes reunirte conmigo en el Excelsior? —


Hizo una pausa por un momento—. Sí, ahora. Te voy a mandar la dirección. Y, Wes,
no queremos despertar a nadie y alertarlos de nuestra llegada. Trae tu bolsa de trucos,
sólo por si acaso —Desconectó la llamada.

— ¿Qué bolsa de trucos? —Preguntó Lilo, curiosa.

—El equipo habitual que tiene cualquier guardaespaldas. Además, algunos


extras. En caso de que el tipo nos de algún problema.

— ¿Quieres decir cosas con las que atarlo? ¿O estás hablando de algo… para
hacer que nos diga dónde está Hannah?

Él tomó su codo y la condujo fuera del apartamento.

—No somos la CIA.

—Podrías haberme engañado, teniendo en cuenta todos los recursos que


tienes a tu disposición —Replicó.

Nunca había conocido un organismo para hacer cumplir la ley o una empresa
de seguridad privada que trabajara de la misma manera que esta que empleaba a
Blake. Y había investigado el terreno a fondo para su serie de misterio. Entonces,
¿por qué, si Scanguards era tan buenos en lo que hacían, nunca había oído hablar de
ellos?

*****

Wesley, el brujo residente de Scanguards, ya los estaba esperando, cuando


Blake detuvo su Aston Martin. Wes había aparcado su BMV negro a una manzana

69
de la casa de Ronny. La placa de la matrícula, WTW-Wesley, The With9, era difícil
de ignorar.

Blake estacionó detrás de Wes y apagó el motor.

—Te diría que te quedaras en el coche, pero supongo que me ignorarás —


Miró a Lilo cuya mano ya estaba en la manija de la puerta.

Ella se detuvo a mitad del movimiento y se encontró con su mirada. Desde


algún lugar, la luz se reflejaba en ellos, y por un momento se sintió hipnotizado por
sus iris azules celestes. Deberían indicar inocencia, pero en Lilo acentuaban su
misterio. Ella le había contado mucho sus acciones, su voluntad de volar sobre medio
país en busca de Hannah, su determinación para ponerse en peligro simplemente si
eso significara que se acercara un paso más a su amiga. Admiraba eso en una
persona. Y más aún en un ser humano que ni siquiera sabía a qué se estaba
enfrentando.

Pero él lo sabía: cualquiera que fuera la razón de la desaparición de Hannah,


la evidencia indicaba cada vez más que un vampiro estaba detrás de ello. El hecho
de que Ronny fuera un cliente de Vüber confirmaba que era un vampiro, porque sólo
los vampiros podían inscribirse para solicitar un servicio. Así que si Hannah estaba
saliendo con un vampiro y había desaparecido hace tres días, ¿Por qué su amoroso
novio no había ido a Scanguards? Era un secreto a voces en la comunidad de
vampiros que Scanguards trataba con cualquier delito relacionado con vampiros.
Ronny tendría asegurada discreción y no habría tenido que ocultar quién y lo qué
era.

—Gracias… —La voz de Lilo lo sacó de su ensoñación. Sus miradas se


bloquearon—… por todo lo que estás haciendo por Hannah. Sin ti, no sé qué haría
—Se sintió acercarse, atraído por su suave voz y su tierna mirada—. Ella tiene mucha
suerte en tener un colega como tú—. Continuó Lilo—. Alguien que se preocupa por
ella —Ella alzó la mano como para tocarlo.

9
The With: Wesley, El Brujo.

70
Un golpe en la ventanilla hizo que Lilo retirara su mano y Blake girara su
cabeza.

Wesley estaba de pie en el lado del conductor, con la cabeza inclinada hacia
un lado, haciendo rodar los ojos.

Rápidamente, Blake abrió la puerta y salió.

—Si quería tener audiencia para tu sesión de besuqueos, habérmelo dicho con
antelación. Habría traído palomitas de maíz.

—Esto no era una…

Dejó la frase inconclusa cuando Lilo apareció junto a él.

—Lilo, este es Wesley. También trabaja para Scanguards.

Se estrecharon las manos.

—Hola, Wesley. Sentimos haberte arrastrado hasta aquí

Wes sacudió el pulgar hacia Blake.

—Estoy acostumbrado a eso de él —Cambió su mirada—. Entonces, ¿de qué


va esto?

—Una de nuestras empleadas de Vüber está desaparecida. Puede que la


conozcas: Hannah Bergdorf.

— ¿Bastante pelirroja? —Preguntó Wes.

Blake asintió con la cabeza.

—Esa es. No ha sido vista, ni nadie ha oído nada de ella desde hace tres días.
Lilo es su mejor amiga y vino volando desde Nebraska para intentar encontrarla. Ya
hemos buscado en su apartamento, y tenemos razones para creer que su novio tiene
algo que ver con ello. Era uno de sus clientes en Vüber —Añadió la última frase para
asegurarse que Wes entendiera que el novio de Hannah era un vampiro.

—Ah, ya veo.

Blake señaló al final del bloque.

71
—Ronny vive aquí. Hemos pensado hacerle una visita, ver por qué él no ha
contactado con nadie sobre la desaparición de su novia.

—Bueno, ¿a qué estamos esperando? —Sonrió Wes. No amaba cualquier cosa


más que infundir un poco de temor en un hombre que no trataba a su mujer
correctamente.

Blake reprimió una carcajada. En ese sentido, eran iguales, aunque habían
empezado como competidores cuando ambos se unieron por primera vez a
Scanguards y no siempre se habían mirado bien. Poco antes de que se conocieran,
Wesley se había enterado de que era un brujo. En los años que siguieron, él había
trabajado diligentemente para recuperar los poderes que le había robado su madre
cuando era un niño, y ahora él era uno de los brujos más célebres del país. Y estaba
del lado de Scanguards, aunque las brujas habían sido tradicionalmente el enemigo
de los vampiros.

—Por aquí.

Lideró el camino, mientras Wes y Lilo lo seguían muy de cerca. La casa de


Ronny no tenía nada especial, una casa estilo rancho de los años cincuenta con un
camino corto delante, un diminuto trozo de hierba sin cuidar, y una ruinosa puerta
de madera que sólo colgaba de la bisagra.

Silenciosamente, Blake se dirigió a la puerta principal y escuchó. Quedaban


unas tres horas hasta el amanecer. Ningún vampiro estaría dormido a esa hora de la
noche, pero la casa estaba tranquila y oscura.

Miró por encima de su hombro e hizo una seña a Wes. Señaló la puerta
principal, y Wes sabía lo que tenía que hacer.

Blake se movió hacia un lado para dejar que su amigo hiciera su magia. Y era
realmente magia: un simple hechizo que desbloqueaba cualquier puerta. Mientras
Wes mascullaba el encantamiento lo más silenciosamente posible, Blake se volvió
hacia Lilo, protegiendo a Wes de su vista con su amplia espalda.

¿Qué está haciendo? Lilo vocalizó con la boca.

72
Blake sacudió la cabeza y puso un dedo sobre sus labios para indicarle que se
quedara callada. Por una vez, ella obedeció, aunque trató de espiar más allá de él
para echarle un vistazo a Wes. El brujo, sin embargo, ya había acabado. Hubo un
suave chasquido, y la puerta se abrió.

Blake alzó la mano para indicarle a Lilo que permaneciera donde estaba,
mientras asentía con la cabeza a Wes y pasaba por delante de él dentro de la casa.
Dejó que sus sentidos vagaran. Olía a vampiro, pero el olor tenía por lo menos un
día de antigüedad. Sin embargo, siguió con cautela mientras avanzaba más lejos en
la casa. Tenía dos dormitorios, un salón. Cada habitación estaba vacía.

Retrocedió hacia el pasillo.

—Podéis entrar, no está aquí.

Tan pronto como Wes y Lilo entraron, cerró la puerta detrás de ellos, Blake
encendió la luz. Él no la necesitaba para moverse a su alrededor, pero ni Wes, ni Lilo
poseían la visión superior nocturna de un vampiro.

— ¿Se ha ido? —Preguntó Lilo, la decepción coloreando su voz.

—Me temo que sí. Pero eso no quiere decir que no vuelva —Blake regresó al
salón—. Está desordenado, pero no parece que se haya mudado.

—Tal vez se haya ido a toda prisa —Sugirió Lilo.

—No lo creo —Dijo Wes señalando una mesa—. Dejó su ordenador. Y se ve


como un Mac bastante nuevo. Aunque estuviera apurado, se lo habría llevado
consigo.

—Wes tiene razón —Intercambió una mirada con su amigo—. Pondremos


vigilancia en la casa, en el caso de que él regrese, y nos llevaremos el equipo con
nosotros.

Lilo lo miró fijamente.

— ¿Vas a robar el ordenador? ¿No es necesario una orden o algo así?

Blake le guiñó un ojo.

73
—Por suerte no somos la policía. Además, lo devolveremos una vez que no
lo necesitemos más.

—Lo llevaré yo a la oficina y haré que le echen un vistazo —Dijo Wes.

—Eddie puede hacerlo —Sacó su móvil del bolsillo y marcó. La llamada fue
contestada de inmediato.

—Estaba a punto de llamar para decirte que me voy —Le dijo Eddie, antes de
que él pudiera decir algo.

—Tengo otro equipo al que desproteger.

—Lo siento, no puedo quedarme Llévalo a la oficina, y tendré a uno de mis


chicos en ello, pero tengo que volver al HQ10. Thomas acaba de llamar.

—De acuerdo. Te enviaré a Wes con el ordenador. ¿Encontraste algo más en


el portátil o Tablet de Hannah?

—No mucho. Enviaré una lista de sus búsquedas en la web a tu correo


electrónico para que puedas revisarlas y ver lo que podría ser importante. Pero no
había nada significativo en sus emails o en cualquiera de los archivos del ordenador.

—Gracias.

—Oh, y ¿qué quieres que haga con Nicholas y Adam?

—Estarán bien por su cuenta durante un breve periodo de tiempo. Yo debería


estar de vuelta en una hora. Diles que no abran la puerta mientras estén solos, y que
corran a la habitación segura si oyen o ven cualquier cosa sospechosa —Los niños
conocían el procedimiento. No estaba demasiado preocupado.

—Suena bien. Me voy ahora.

—Gracias, Eddie.

Volvió a meter el móvil en el bolsillo.

10
HQ: Headcuarters o Cuartel general u oficina central.

74
—Vamos a ver si hay cualquier otra cosa que pueda decirnos si tomó a
Hannah y dónde podrían haber ido. Lilo, ¿por qué no empiezas en el dormitorio?

Ella asintió y desapareció.

Blake siguió a Wes a la cocina.

—Wes, otra cosa —Dijo en voz baja, para que Lilo no los oyera.

— ¿Sí?

—Necesito que mires en tu bola de cristal buscando a Hannah —Escudriñar


era una habilidad que sólo los brujos tenían. Una habilidad que les ayudaba a
encontrar a personas desaparecidas.

— ¿No tienes nada con su ADN en ello?

—No conmigo. Ve a su apartamento, y mira qué puedes encontrar.

—Lo haré justo después de que terminemos aquí.

—Gracias.

75
Capítulo Once

La búsqueda en la casa de Ronny no había producido nada más, pero había


confirmado lo que Lilo siempre había sospechado: que era un perdedor. No tenía
nada de valor aparte del ordenador, y era un vagabundo, a juzgar por el estado de su
casa. ¿Qué vio Hannah en él?

Recordó la foto que Blake le había enseñado y tuvo que admitir que Ronny
era guapo. ¿Era de eso de lo que él estaba viviendo? ¿Su buen aspecto? Junto con el
encanto y alguna habilidad en la cama, ella sabía muy bien cómo una mujer podía
perder su buen sentido y quedarse con un hombre así más tiempo del que debería. Se
había encontrado en el extremo receptor de tal arreglo pocos años antes. Pero había
aprendido de ello. Ahora escogía a sus novios con cuidado, de hecho con tanto
cuidado que no había salido con nadie en los dos últimos años.

Tal vez su descanso en las citas era la razón por la que Morgan West, su
protagonista, se había vuelto tan natural y real para ella. Era la personificación de lo
que un hombre debería ser: fuerte, decisivo, de confianza. Un tipo de tomar las
cargas. Uno hombre en el que se pudiera confiar. Al igual que Blake.

Cuanto más lo veía en acción, más la impresionaba. Sus colegas parecían


respetarle y no cuestionaban cualquiera de sus peticiones. Él siempre parecía qué
hacer a continuación; no había vacilación en sus acciones.

Mientras seguía a Blake por las escaleras que iban del garaje a su casa, no
pudo evitar encontrarse admirando su musculoso físico. ¿Era realmente posible que
este hombre tuviera todo lo que ella había deseado? ¿No sólo un gran personaje, sino
también un gran cuerpo? Por no hablar de una buena disposición, que surgía cuando
trataba con Nicholas y Adam.

Suspiró y entró en el pasillo. La televisión sonaba en la sala de estar, y Blake


se dirigió allí. Lo siguió y lo vio alcanzar el mando distancia y apagarlo. El silencio
cayó sobre la habitación.

Adam y Nicholas estaban dormidos en el sofá.

76
Blake miró sobre su hombro, y se encontró con su mirada.

—Supongo que es hora de que esos dos se vayan a la cama.

Él sacudió a Nicholas suavemente, hasta que el muchacho abrió los ojos.

— ¿Hmm? ¿Qué?

—Hora de ir a la cama.

Mientras que Nicholas se levantaba bastante lentamente, Blake tomó a Adam


en sus brazos.

— ¿Necesitas ayuda? —Preguntó ella.

Él sonrió y negó con la cabeza.

— ¿Por qué no descansas? —Entonces llevó a Adam al piso de arriba,


mientras Nicholas lo seguía.

Pasaron solamente unos pocos minutos antes de que Blake volviera abajo
nuevamente. Lilo seguía parada en el arco que había entre el pasillo y la sala de estar,
habiéndole mirado moverse por las escaleras. A pesar de que había estado despierta
toda la noche, no estaba preparada para irse a la cama. Mucho había sucedido en tan
poco tiempo que su mente no estaba lista para descansar todavía.

— ¿Todos están acomodados? —Le preguntó.

Blake se detuvo frente a ella, asintiendo con la cabeza.

—Tú también debes ir a dormir. Siento haberte mantenido despierta durante


tanto tiempo. Será por la mañana en un par de horas.

—No importa. Puedo dormir cuando hayamos encontrado a Hannah.

—No hay necesidad para que te quedes despierta. Yo me encargaré de lo que


se deba de tener cuidado. Vamos a comprobar si Ronny tiene un coche, y si no lo
tiene, nosotros lo encontraremos. Todavía estoy a la espera de una respuesta sobre si
han encontrado el coche de Hannah. Eddie debe haberme enviado ya por email las
búsquedas en la web de Hannah. Las revisaré y…

77
Ella levantó la mano a su mejilla, tocándolo, sorprendiéndose a sí misma con
el impulsivo gesto.

—Estás haciendo tanto. Sólo espero que nos lleve a Hannah.

Ella estaba a punto de apartar la mano cuando él la capturó y la sostuvo contra


su mejilla. Sorprendida, tomó un soplo de aire. Sus párpados se levantaron, y el azul
de sus ojos fue de repente más intenso cuando él los clavó en ella. Hipnotizada, no
podía moverse, ni apartar la mirada. Su corazón golpeaba en su pecho, y su pulso se
aceleró.

—Lilo…

—Debería… —Ella tragó nerviosamente—… irme a la cama —Sin embargo,


no hizo ningún intento de moverse. En cambio, se acercó más, reconfortada por su
proximidad. Había pasado por muchas cosas esta noche. Quizás ella merecía unos
momentos de tranquilidad, de paz, de consuelo que sólo los brazos de un hombre
podían dar. ¿Era tan malo querer eso?

—Sí, deberías… —Blake estuvo de acuerdo, pero no soltó su mano. Volvió su


rostro y le dio un beso en la palma de la mano.

—Blake… —Ella reprimió un gemido cuando sus labios rozaron las yemas de
sus dedos—. Probablemente sea mejor si subo…

— ¿Mejor? —Él negó con la cabeza—. Más inteligente para ti, para nosotros
dos, sí, pero no lo mejor.

Sabía exactamente lo que él estaba insinuando. Y lo que ella quería. Dejarse


ir. Aceptar el consuelo que le ofrecía, aunque apenas lo conociera. La había ayudado
hoy, había hecho todo lo posible para encontrar a Hannah. Ya no era un extraño.
Era alguien en quien podía confiar. Más de lo que nunca había sido capaz de confiar
en cualquiera de sus anteriores amantes o novios. ¿Eso no lo convertía en un amigo?
Y los amigos podían darse mutuamente consuelo, abrazarse los unos a los otros por
un momento. Eso era todo lo que sería. Sólo un breve abrazo al final de una larga
noche.

78
Si se acercó más a él, o si Blake se inclinó, no estaba del todo segura, pero de
repente su rostro estaba sólo a unos centímetros del suyo, y su brazo rodeaba su
cintura, llevando sus caderas a las suyas, su cuerpo conectando con el suyo.

Lo primero que sintió fue el calor que emanaba de él, de cada parte de él: de
la mano en la parte baja de su espalda, la pelvis rozando la de ella, y su aliento se
movía sobre su rostro. Entonces él tiró de ella más estrechamente y el latido de su
corazón pareció reverberar en su cuerpo, haciéndose eco en el rápido tamborileo del
suyo propio.

—Debería dejarte ir —Murmuró, acercándose a su boca.

—No —Ella deslizó su mano sobre su nuca, sintiendo como él se


estremecía—. Por favor, no lo hagas.

*****

Su tierna súplica se hundió profundamente en él, asentándose en su


entrepierna, añadiendo combustible al fuego que allí rugía. Se había prometido a sí
mismo no actuar, pero cuando ella le tocó la mejilla, había lanzado todas sus buenas
intenciones por la ventana.

—Como si pudiera —Susurró las palabras contra sus labios rojos, labios que
lo habían tentado toda la noche. Labios que se separaron ahora en invitación.

¡Maldita sea!, no tenía ninguna posibilidad de resistirse ahora. Ella tenía todas
las cartas. Y casi le estaba rogando que la besara. Él no era el depredador en este
juego; no la estaba coaccionando a algo que ella no quisiera. Él no estaba siquiera
seduciéndola; Lilo lo estaba seduciendo a él. Y mientras la sostenía entre sus brazos
de vampiro, brazos de los que ella no sería capaz de escapar a menos que él lo
permitiera, era ella la que lo mantenía cautivo a él.

—Como si pudiera dejarte escapar ahora —Se corrigió y rozó sus labios sobre
los de ella.

79
El toque fue electrizante. Sus labios eran cálidos y suaves, cediendo a él. Al
principio él fue vacilante, no queriendo asustarla en caso de que hubiera interpretado
sus señales incorrectamente.

— ¿Deseas esto? —Murmuró él.

Ella canturreó, y el sonido vibró en su piel, haciéndole temblar. Sus dedos en


su nuca tiraron de él más cerca. No había duda ahora: lo deseaba tanto como él la
deseaba. Sin vacilar, él capturó su boca completamente, hundiendo su lengua entre
sus labios entreabiertos y acariciándola contra la suya.

Un rayo ardiente blanco se disparó a través de él, enviando la sangre corriendo


hacia su ingle. Joder, esto era peor de lo que esperaba. Peor aún, porque a la
velocidad que se estaba excitando, la tendría de espaldas en unos sesenta segundos,
empujando dentro de ella en medio del pasillo, donde los muchachos podrían
sorprenderlos en cualquier momento.

Pero ni siquiera ese pensamiento podía detenerlo de profundizar en ella,


explorándola, saboreándola. Y, maldita fuera, sabía muy bien. Se sentía incluso
mejor. Inclinó la cabeza para conseguir un mejor acceso, y ella lo obligó a hacer lo
mismo. Ella ahora rozó su lengua contra la de él, exigiéndole que la besara más
fuerte.

Por un momento, apartó sus labios de los suyos.

— ¡Maldita sea, Lilo! —Pero, a pesar de que su beso estaba provocando al


vampiro que tenía dentro para que emergiera, él no podía parar. Apretando su boca
contra la suya, la presionó contra la pared y la clavó allí. La pasión y la lujuria
surgieron dentro de él, buscando una salida. Respirando con fuerza, reclamó su boca
con más ferocidad de lo que había planeado. ¿Planeado? Diablos, no había planeado
esto en absoluto. Simplemente había ocurrido. Una mirada a esos ojos azules
celestes, y estaba perdido.

Demasiado tarde para hacer algo al respecto ahora.

Él empujó su pelvis contra ella, sintiendo su dura erección moverse a lo largo


de su estómago, acunándolo contra su calidez y suavidad. Tentándole para desatar a
la bestia que tenía dentro de él.

80
Lilo le devolvió el beso con una pasión que no esperaba, sobre todo no de una
mujer que apenas lo conocía. Era un fuego puro y un hambre sin restricciones. Ella
era positivamente desenfrenada. Sintió su latido reverberar en su pecho, sus suaves
pechos aplastadas contra él. Unos suaves gemidos escapaban de su garganta cada vez
que él le daba la oportunidad de respirar. Pero le indulto nunca duraba mucho
tiempo. Apenas un segundo, y ella buscaba sus labios otra vez, exigiendo más, una
conexión más profunda, como si ella no pudiera conseguir bastante de este beso, de
él. Al igual que él no podía conseguir lo suficiente de ella.

Su pene dolía ahora, desesperado por sumergirse en su calor y encontrar la


liberación. Dejó que sus manos recorrieran su cuerpo, explorando sus deliciosas
curvas, acariciándola, seduciéndola. Sí, él sabía lo que estaba haciendo. Usando su
vulnerabilidad para obtener lo que él quería: el sabor de esta hermosa y valiente
mujer. Debería estar avergonzado de sí mismo por ceder a sus necesidades más
básicas y detener esta locura ahora. La había llevado a su casa para protegerla, no
para que la comiera como un animal hambriento. Pero a su polla no le importaba
nada eso. No conocía lo que era el honor. Sólo quería sentirla. Estar con ella.

Y ella no hizo nada para detenerlo. No había resistencia. Él no tenía la menor


posibilidad de hacer que la bola de nieve se detuviera, de hacer lo honorable y dejarla
ir a la cama sola. Todo en lo que podía pensar era en cómo maniobrarla para llevarla
a su habitación, donde podrían continuar esta locura con cierta privacidad. Donde
podría quitarle la ropa y darle un festín a sus ojos en ella, mientras que él la llevaba
al éxtasis.

Pero sabía que no sería suficiente. Incluso encontrar la liberación dentro de


ella, no sería suficiente. No, él sabía con certeza que nunca lo sería, sólo cuando
probara la sangre de Lilo estaría verdaderamente satisfecho. Saciado. Feliz.

Pero eso significaría exponerse a sí mismo. Mostrándole quién era él. Lo que
era. ¿Cómo podría reaccionar ella? ¿Todavía podría rozar su sexy cuerpo contra él y
le permitiría tocarla? ¿Todavía querría tocarle a él? ¿Cómo le estaba tocando ahora?
¿Con sus cálidos dedos deslizándose por debajo de su camisa, sus uñas arañando su
espalda, mientras él se metía bajo la blusa y tocaba la piel suave de su vientre? Él se

81
deslizó más arriba, lentamente, suavemente, esperando que ella lo detuviera. Pero
ninguna protesta vino de sus labios, labios que estaban ocupados devorándolo.

Sólo unos cuantos centímetros más y sus manos estarían sobre sus pechos,
acunando los perfectos globos en sus palmas, burlándose de esos pezones con sus
dedos…

—Blake, cariñín11, ¿estás…?

Blake se giró, respirando pesadamente, mirando a la persona que entraba por


la puerta principal.

— ¿Rose? —El pasó una temblorosa mano a través de su cabello. ¡Joder! Podía
estar su 4º bisabuela, pillándole prácticamente follando a Lilo en el pasillo.
¡Simplemente perfecto!—. Pensé que estabas en Carmel…

Rose miró más allá de él.

—Oh…

Por el rabillo del ojo vio a Lilo reorganizarse nerviosamente sus ropas.

—Lo siento —Su voz se quebró. Ella miró a Rose y luego a él—. Tengo que
irme —Corrió más allá de él a las escaleras, subiendo de prisa al segundo piso.

— ¡Lilo!

Pero ella no se detuvo.

—Supongo que llego en mal momento —Dijo Rose.

—Podrías decirlo así.

11
cariñín: El texto original pone la palabra Luvvie, que usan los ingleses, pero literalmente es un término
humorísticamente despreciativo de un actor que es demasiado afectado o efusivo.

82
Capítulo Doce

¿Cómo pudo ser tan estúpida?

Lilo cerró la puerta de la habitación detrás de ella y levantó su maleta sobre la


cama. Se precipitó al cuarto de baño, y agarró las pocas cosas que había desembalado
antes, arrojándolas de vuelta a la maleta.

¡Blake tenía una novia! Sus palabras aturdidas habían lo habían confirmado
así. Pensé que estabas en Carmel. Aparentemente no la había esperado en casa tan
temprano. Así que había pensado que podría jugársela mientras su novia estaba fuera
de la ciudad. ¡Maldición! Era tan malo como cualquier otro hombre. Sólo Morgan
West no era así, porque ella lo había descrito de otra manera: por lo menos Morgan
nunca había comprometido a una mujer y dejó que sus compañeras de cama supieran
que él no era exclusivo. Él no mentía.

Bueno, técnicamente Blake no había mentido, simplemente había olvidado


decirle que tenía una novia. Una muy hermosa. No parecía mayor de veinticinco
años y era tan impresionante como cualquier modelo. Rubia, pequeña, delicada. Y
con acento británico. Claramente, Blake iba detrás de las rubias. Tal vez unos días
sin su novia lo había dejado cachondo. Tal vez necesitaba arreglárselas con otra rubia
y ella había sido la víctima voluntaria.

¿Cómo pudo dejarse ir así? Había estado a punto de desnudarlo, arrojando


toda precaución al viento. Unos minutos más y ella habría estado acostándose con
un completo extraño, un hombre del que no sabía nada. Un hombre que estaba
engañando a su novia.

Un golpe en la puerta hizo que se pusiera rígida.

—Lilo, por favor, tenemos que hablar.

Ella se burló. No tenía nada que decirle a él.

—No te preocupes, me voy. Dile a tu novia…

83
Él abrió la puerta, haciéndola girar alrededor. Blake estaba allí, sus ojos
moviéndose inmediatamente de ella a la maleta sobre la cama, su sorpresa evidente.

—No puedes irte —Entró en la habitación y cerró la puerta detrás de él.

Ella instintivamente dio un paso atrás chocando contra los pies de la cama.

—Por favor, dile que lo siento. Si yo hubiera sabido…

— ¿Crees que Rose es mi novia?

—Aparece aquí a las cinco de la mañana y te llama pilluelo.

Blake tuvo la audacia de reírse.

—Rose es inglesa. Llama a todos cariñín. O queridos.

—Por favor, no busques ninguna excusa. Es bastante vergonzoso. No debería


haberte besado…

Él sacudió la cabeza, con una sonrisa en los labios.

—No hubo nada malo en lo que hicimos. Yo lo deseaba tanto como tú. Y
mucho más. Aún lo hago.

Ante sus últimas palabras ella se estremeció.

— ¡Para! —Le señaló la puerta—. Tu novia está ahí abajo. ¿Cómo te atreves
a decirme estas cosas?

—Rose no es mi novia. Es mi prima.

Lilo frunció el ceño.

— ¿Prima? —No se lo creyó ni por un segundo. ¿Qué prima pasa a las cinco
de la mañana y no llama al timbre? Sacudió la cabeza—. ¿Tu prima te visita a estas
horas de la noche?

—Me está ayudando a decorar la casa. Encontró algunos taburetes antiguos


en Carmel que quería traerme.

— ¿A las cinco de la mañana?

84
Él se encogió de hombros.

—Ella se emociona mucho cuando tiene un hallazgo como ese y no podía


esperar a enseñármelo —Se acercó más—. Puede que no me creas, pero creerás a
Rose. O, ¿de verdad crees que mi novia estaría mintiendo y fingir que era mi prima?

Naturalmente, ninguna novia haría eso.

—No, pero…

Él puso un dedo sobre sus labios, labios que todavía se sentían hinchados por
su apasionado beso.

—Ven abajo conmigo. Acabaremos con todo esto. Siento que yo me pusiera
tan intenso. Pero quería besarte desde el momento en que te vi en el piso de Hannah.
Y no soy un tipo impulsivo. Y para que sepas: nunca te habría besado si hubiera
estado teniendo una relación con otra mujer. No juego a eso. Ya no. La vida es
demasiado preciosa como para desperdiciarla en cosas que no significan nada.

Ella notó cómo sus ojos se fijaron en sus labios, y lo vio tragar con fuerza.

—Prefiero dedicar mi tiempo a otras cosas diferentes —Sonrió—. Lo que sentí


cuando te besé… eso es algo que sólo ocurre una vez entre un millón.

Ella aspiró un soplo de aire.

Él cogió su mano, entrelazando sus dedos con los de ella.

—Ven y déjame que te presente a Rose. La curiosidad debe estar matándola


ahora mismo.

Lilo no tuvo más remedio que ir con él mientras la arrastraba escaleras abajo,
no dejando que soltara su mano hasta que hubieron alcanzado el pasillo, donde Rose
los estaba esperando.

La joven le sonrió, estirando la mano para saludarla.

—Soy Rose, y por favor, permíteme disculparme. Si hubiera sabido que Blake
no estaba sólo, jamás habría entrado así.

Lilo le estrechó la mano.

85
—Siento haberte dado una impresión equivocada…

—Oh, cariñín, por favor no te disculpes. He conocido a este tipo de aquí toda
su vida y él puede ser un poco demasiado para manejarlo. Vamos a echarle la culpa
a él, ¿de acuerdo?

—Muchas gracias, Rose —Soltó Blake.

Lilo tropezó con alguna de las palabras de Rose.

— ¿Quieres decir que lo has conocido durante toda tu vida? No toda la de él.
Eres claramente más joven que Blake.

—Oh, sí, por supuesto, querida —Ella hizo un gesto descalificativo—. Ahora
me perderéis de vista en un momento, pero tengo dos taburetes en mi coche, y
necesitaré una mano para traerlos.

—Yo me encargaré de eso. Dame tus llaves —Se ofreció inmediatamente


Blake como si estuviera feliz de escaparse un momento.

Rose le lanzó las llaves, y un segundo después salió a la oscuridad y Rose se


volvió hacia ella.

—Bien, eso nos da tiempo para conocernos.

Lilo asintió y se movió de un pie al otro.

—Lo siento, pero tengo que preguntar. Dijiste que eres su prima, pero no te
pareces en absoluto, y tu acento es británico.

Rose tomó su mano.

—Blake y yo somos familia. Y sé cómo se veía cuando entré, pero él sólo me


sorprendió. No lo he visto con una mujer en mucho tiempo. No es casual.

Lilo tragó saliva.

— ¿Casual?

—Ya sabes: sexo casual. Está demasiado ocupado para eso. Y nunca antes te
mencionó antes —La pregunta en las palabras de Rose estaba implícita.

86
—Sólo nos acabamos de conocer esta noche —Inmediatamente quiso retirar
las palabras—. Lo siento. Debes pensar que soy fácil. Normalmente no acostumbro
a hacer cosas como esa… —Quería que el suelo se abriera, quería meterse en un
agujero y esconderse—. No es lo que parece…

—Oh, querida —De repente, Rose sonó como una anciana tía a punto de dar
consejos.

Lilo levantó los párpados y se encontró con los ojos de Rose. La preocupación
estaba grabada profundamente en ellos.

—Entonces, realmente no lo conoces todavía —Rose se inclinó y bajó la


voz—. Blake es un buen hombre. Confía en eso, pase lo que pase. Si se preocupa por
ti, te protegerá con su vida.

Sorprendida por las extrañas palabras de la otra, Lilo quería preguntarle qué
significaba, pero Blake apareció en ese momento llevando dos taburetes. Los dejó en
el suelo.

— ¿Todo bien por aquí? —Preguntó, su mirada saltando entre ella y Rose.

—Por supuesto, cariñín —Respondió Rose. Luego caminó hacia la puerta,


aceptando las llaves del vehículo de Blake. Miró sobre su hombro—. Debería irme a
casa. Quinn me está esperando —Sonrió—. Ha sido un placer conocerte, Lilo.
Espero que no sea la última vez.

—Encantada de conocerte, Rose —Se las arregló para responder antes de que
la hermosa rubia dejara la casa.

Lentamente Blake se acercó.

— ¿Estamos bien ahora?

—Tengo que ir a dormir. Ha sido una larga noche —Evitó su mirada. Antes
de que pudiera pasar más allá de él, la detuvo y metió los dedos bajo su barbilla,
haciendo que lo mirara.

87
—No voy a hacer nada que tú no desees. Tienes mi palabra… no importa
cuán ardiente se puso antes —Besó suavemente su mejilla—. Buenas noches, Lilo.
Descansa un poco. Tal vez tendremos algunas pistas sobre Hannah para mañana.

Ella le sonrió, a gusto otra vez. Rose tenía razón. Blake era un buen hombre.
Pero incluso los hombres buenos se convertían en depredadores hambrientos cuando
los provocaban. Y ella lo había provocado, lo había tentado. Aunque no lo
lamentaba. No, ni por un solo segundo. Pero también sabía que tenía que tomarse
las cosas más despacio. El incidente con Rose le había demostrado que casi no sabía
nada sobre el hombre que le hacía correr el pulso como un tren bala y su sangre
chisporrotear como un huevo en un capó caliente de un coche. Y tanto como ella
quería continuar donde lo habían dejado antes de que Rose hubiera interrumpido,
sabía que era mejor resistirse a ese impulso e intentar conocer mejor a Blake antes de
hacer algo que no podría deshacerse.

88
Capítulo Trece

Wesley dejó caer el colgante de cristal en el mapa del norte de California y


suspiró frustrado. Había ido al piso de Hannah, pero no había encontrado mucho.
Resultó que Hannah era bastante ordenada y limpia. Había tomado su cepillo de
dientes con la esperanza que su ADN estuviera en las cerdas, así como su cepillo de
pelo, que sólo contenía algunos mechones de su cabello. Usando esas dos cosas él las
usó para intentar encontrarla, pero fue infructuoso.

— ¡Joder! —Gruñó.

Escudriñar era una de las habilidades mágicas más básicas, y él era más
experto que la mayoría. Era consciente de que no funcionaba con los vampiros, pero
Hannah era humana, así que debería haberla encontrado para este momento. Había
dos razones para que no lo hiciera: la primera era que la cantidad de ADN en el
cepillo de dientes y en el de pelo no era suficiente, la segunda era que estuviera
muerta. Y la última razón era una que él no estaba dispuesto a aceptarla. Porque
Blake no la aceptaría.

Así que se aferró a la primera razón. Después de todo, el cepillo de dientes


parecía bastante nuevo y limpio, y sólo había encontrado media docena de cabellos
en el cepillo de Hannah. Probablemente no era suficiente para conseguir una lectura
de ello, especialmente si ella estuviera lejos.

Su teléfono sonó, interrumpiéndolo.

— ¿Sí?

— Wes, soy Matt. Tengo esos resultados para ti.

—Bajo ahora mismo.

Necesitaba aclarar su cabeza de todos modos. Tal vez se le ocurriera algo más
tarde.

Wesley caminó por el pasillo de uno de los pisos del sótano en la sede central
de Mission de Scanguards, dirigiéndose al laboratorio de TI. Tanto Thomas como

89
Eddie se habían ido poco después de que Wesley llevara el ordenador portátil del
sospechoso a la oficina, de modo que la tarea de piratear y examinar la información
en él había sido entregada a Matt, uno de sus empleados humanos de confianza.

Todo estaba tranquilo mientras caminaba por el pasillo. Sobre todo los seres
humanos y los híbridos ocupaban las oficinas durante el día. Pocos vampiros estaban
por allí, la mayoría de ellos se habían ido a casa para dormir. Era mediodía. Tan
pronto como el sol invernal se puso, el cuartel general estaría zumbando como una
colmena de nuevo. Pero durante el día, éste era su dominio: él era el empleado de
mayor cargo en Scanguards en el lugar. Y le gustaba de esta forma.

Sin llamar, Wes entró en el laboratorio de TI.

Sólo unas cuantas personas estaban sentadas frente a los muchos puestos de
trabajo de computadoras que salpicaban la gran sala. Incluyendo a una persona que
no había esperado.

— ¿Isabelle? ¿Qué estás haciendo aquí?

La hija híbrida de Samson de veintidós años levantó la vista desde el


ordenador y le sonrió.

—Hola, Wes —Sacudió su pulgar al hombre a su lado—. Clark me está


enseñando programación y esas cosas.

Wes levantó una ceja.

—No sabía que estabas interesada en TI.

Ella se encogió de hombros, tirando un mechón de su largo cabello oscuro


sobre su hombro. Era tan hermosa como su madre y tan inteligente como su padre.

—No lo estoy. Pero me imaginé que si debo dirigir la compañía un día querría
saber tanto como fuera posible sobre cómo funciona todo.

Wesley no pudo evitar sonreír.

— ¿No lo estarás haciendo por cualquier oportunidad de competir con tu


hermano de nuevo?

90
— ¿Cuál? —Le disparó ella.

—En realidad, con ambos —Dijo Wes.

Aunque Grayson, un año más pequeño que Isabelle, era el más ambicioso de
los hermanos, Patrick, que sólo había acabado de cumplir diecinueve era un poco
más relajado y aún no estaba pensando en cómo posicionarse para tomar el relevo
en la empresa de su padre, si Samson alguna vez decidiera retirarse. Lo cual,
considerando lo mucho que amaba su trabajo, probablemente nunca sucediera.

—Todo lo que Grayson quiere hacer es ir a patrullar —Se burló ella—. Si es


así como planea probarle a papá que es un adulto, entonces, déjalo. Se necesita más
que fuerza para dirigir Scanguards —Ella indicó con su dedo a su sien—. Precisa lo
que hay aquí dentro.

Wes sacudió la cabeza.

—Deberías estar divirtiéndote como otras jóvenes de tu edad, y en vez de eso


te sientas aquí y trabajas. Cuando yo tenía tu edad, me divertí mucho.

Isabelle se rio.

—Oh, he oído sobre la diversión que tuviste cuando eras joven. Haven es un
buen narrador.

—A mi hermano le gusta distorsionar la verdad.

Ella guiñó maliciosamente.

—Tu hermano está justo detrás de ti.

— ¿De verdad, Isa? ¿Crees que me tragaría ese viejo truco?

Una pesada mano pesada cayó sobre su hombro, haciéndole girar alrededor.
Su corazón casi se detuvo.

— ¡Mierda, Hav! ¿Por qué coño tienes que acercarte a mí sigilosamente de


esta manera? Ni siquiera deberías estar aquí.

Su hermano vampiro sonrió de una oreja a la otra.

91
—Sabes que nunca debes hablar mal de mí a mis espaldas.

—No lo estaba haciendo. Si quieres, puedo hablar mal de ti justo delante de


ti.

No tenía miedo a su hermano mayor. No lo había hecho desde que su


hermano le había salvado a él y a su hermana de una muerte segura. Desde entonces
había idolatrado a Haven, aunque nunca se lo diría. Demasiada admiración era mala
para el carácter de un hombre.

—Ese es mi hermano —Dijo Haven.

Wes levantó la barbilla.

— ¿No deberías estar durmiendo en los brazos de tu hermosa esposa?

—Lo haría si John no me hubiera llamado para que viniera y le echara un


vistazo a ese tipo que trajeron.

— ¿Qué tipo?

—Un sospechoso de uno de los últimos robos. Donnelly nos lo transfirió.

—Así que es un vampiro.

Haven sacudió la cabeza.

—Humano.

—Entonces, ¿por qué Donnelly nos lo envió? ¿Quiere que nosotros ahora nos
hagamos cargo de los delitos humanos? —Miró a Isabelle—. Tal vez deberías agregar
renegociar contratos con la ciudad a tu plan de estudios mientras estás en ello.

—Algo está mal en él —Donnelly nos pidió que le echáramos un vistazo—.


Y chico, él está hecho un lio. John no puede averiguar qué le pasa. Está haciendo
algunas pruebas, pero no tendrá los resultados hasta dentro de unas horas.

— ¿Qué tipo de pruebas?

—Pruebas de sangre. Podríamos utilizar tu ayuda.

— ¿Por qué eso?

92
—Parece que está bajo la influencia de algo. Podría ser un hechizo, o drogas,
o control de la mente. Tú estás mejor dotado para averiguarlo.

Wes sonrió.

— ¿No es una suerte tener a un brujo por hermano?

Haven se volvió hacia la puerta.

—Tengo la suerte de tener un hermano. ¿Vienes?

—Estaré allí en dos minutos —Se fue a uno de los puestos de computadoras,
donde estaba sentado otro humano—. Hey, Matt, ¿qué tienes para mí?

Matt lo miró a través de sus lentes a lo John Lennon.

—Me temo que no mucho —Acercó unas cuantas hojas de papel—. Imprimí
lo que pensé que era importante, pero también te lo puedo enviar el archivo
electrónico, que es un poco más completo.

Wes señaló las páginas.

—Dame un breve resumen. Más tarde miraré los detalles.

—Encontré lo habitual: compras, cosas de YouTube, juegos en línea. Pero


estoy perplejo por esto —Señaló un punto en la hoja—. No puedo pronunciarlo, lo
siento. Parece ser alguna hierba.

Wes se inclinó, acercándose.

— ¿Höllenkraut? — ¡Joder!—. ¿Dónde encontraste esto?

—En lo que parece un recetario en línea que había guardado. Lo cual es


raro…

—…Teniendo en cuenta que este chico es un vampiro, y no come, ni bebe


nada —Palmeó el hombro de Matt, cortándolo—. Bien hecho. Envíame el archivo
completo con todos los enlaces a mi correo electrónico. Lo comprobaré.

—Lo haré.

Wes ya había girado, dirigiéndose hacia la puerta, cuando Matt añadió:

93
— ¿Qué es eso? ¿Ese Höllenkraut?

Él miró por encima del hombro.

—Si tengo razón, y espero no tenerla, entonces es una de las plantas más
peligrosas del mundo.

Y si Ronny la hubiera usado en Hannah, de alguna manera, todos los


esfuerzos de rescate ya podrían ser demasiado tarde.

Un momento después, se dirigía a la sala de interrogatorios. En el interior,


Haven y John se cernían sobre un hombre que estaba hundido en una silla de plástico.

John alzó la vista y lo saludó con un guiño.

—Veamos si tienes más suerte con él que yo —Dijo con su acento de


Louisiana.

A pesar del hecho de que se había trasladado a San Francisco y se había unido
a Scanguards cuatro años antes, no había perdido nada de su acento sureño.

Wes se unió a sus colegas y examinó al sospechoso.

— ¿Qué sabemos de él?

—Su nombre es Michael Thorland. Lo cogieron por posesión de drogas en un


par de ocasiones, pero todos los cargos fueron retirados. No tiene antecedentes
penales hasta que fue atrapado robando en una tienda de licores hace dos días. Al
principio, lo lanzaron dentro de una celda con la esperanza que estuviera sobrio para
poder interrogarlo, pero cuando no lo hizo, Donnelly se dio cuenta de que algo no
estaba bien y nos lo transfirió —John puso la mano debajo de la barbilla del tipo y le
levantó la cabeza—. Ha estado así desde que llegó.

Wes lo miró más de cerca. Los ojos del sospechoso le miraban fijamente de
forma inexpresiva.

— ¿Catatónico?

—Parece así, ¿verdad? —Dijo John—. Y tampoco responde al control de


mente.

94
Wes levantó una ceja.

—Pensé que todo ser humano responde al control de mente —Señaló al


sospechoso—. Incluso en un estado drogado.

—Eso es lo que yo pensaba, también.

—Quizás sólo estés cansado —Sugirió Wes.

John le enseñó instantáneamente los colmillos.

— ¡No estoy malditamente cansado!

—Sólo estoy diciendo…

—Lo intentaré —Interrumpió Haven, pero un momento después tuvo que


reconocerlo, también—. John está en lo cierto. No responde al control mental. Muy
extraño.

—Algo está mal. Pero muy mal —Murmuró Wes.

El control mental funcionaba en todos los seres humanos. Y este hombre era
claramente humano.

—Podría estar bajo un hechizo —Reflexionó Haven—. Es una posibilidad,


¿verdad, Wes?

—Lo averiguaremos. Que alguien me traiga mi bolsa negra de mi oficina —


contenía las herramientas básicas para la brujería. Mientras guardaba una colección
más completa de herramientas, libros y hierbas en su casa, siempre tenía lo esencial
en su oficina—. Y luego, largaros de la habitación. No será seguro estar aquí para
ninguno de vosotros.

Porque ni siquiera los vampiros tenían protección contra los hechizos.

95
Capítulo Catorce

Blake salió de la ducha y se vistió rápidamente. Era media tarde y sólo había
dormido unas horas, pero había recibido una llamada de Scanguards hace veinte
minutos de que habían encontrado el coche de Hannah y lo estaban llevando a la
sede para ser examinado. Quería echarle un vistazo, con la esperanza de que Hannah
hubiera dejado una pista sobre su paradero.

Abrió la puerta para salir de su habitación, cuando escuchó los sonidos de la


habitación que Nicholas y Adam ocupaban. Los muchachos estaban revolviendo. Él
sabía que no podía dejarlos solos, sobre todo porque no sabía cuánto tiempo estaría
fuera.

Sacó su teléfono móvil de su bolsillo y marcó el número de Wesley. Se


necesitaron tres timbrazos antes que el brujo de Scanguards finalmente respondiera.

— ¿Sí?

—Hey, Wes, ¿cómo fue el escrutinio?

—No funcionó.

— ¿No encontraste nada con el ADN de Hannah?

—Lo hice, pero no funcionó. El cristal no pudo localizar su ubicación. No


puedo encontrarla.

— ¿Qué significa eso? Pensé que podrías encontrar a cualquier humano.

—Yo también lo pensaba —Suspiró—. Escucha, tengo que volver a lo que


estoy haciendo.

—Una cosa más —Blake le impidió desconectar la llamada—. Necesito tu


ayuda.

—Estoy muy ocupado en este momento.

96
—Es importante. Encontraron el coche de Hannah. Necesito comprobarlo.
¿Puedes cuidar de Nicholas y Adam, y mantener un ojo en Lilo, también?

— ¿No puedes conseguir a cualquier otro? Ahora mismo estoy examinando


algunos archivos.

— ¿Eso no puede esperar?

— ¡No!

Blake suspiró.

—Entonces, ¿por qué no traes esos archivos contigo a casa? Puedes trabajar
en mi oficina. Vamos, sé bueno.

— ¿Por qué tu trabajo siempre tiene prioridad sobre el mío?

Oyó el filo de la voz de Wesley y supo que debía pisar con cuidado.

—No lo tiene. Pero esto es sobre Hannah.

Hubo una breve pausa, y luego Wes respondió.

—Blake, no quiero que cunda el pánico, pero… Hay algo que encontramos
en el ordenador de Ronny.

— ¿Qué has encontrado? —Su corazón repentinamente era un martilleo tan


fuerte como una locomotora.

—Es posible que Ronny haya estado experimentando con pociones.

— ¿Pociones? ¿Debo entenderlo como tu tipo de pociones?

—No exactamente. Algo más como drogas.

— ¿Qué hacen?

—No lo sé todavía. Hay otra cosa: hoy Donnelly nos transfirió a un humano
a nuestra custodia. Parecía que estaba bajo un hechizo o algo así. Pero cuando lo
examiné, no pude encontrar ningún signo de brujería. Lo que nos deja con algo físico.

— ¿Físico?

97
—Sí, como drogas. Algo que altere la mente. Y sucede que hoy me topé con
una hierba que me asusta como el diablo.

— ¿Una hierba que te asusta como el diablo? Estás exagerando.

—Encontré el nombre de la hierba en el ordenador de Ronny. Por eso estoy


revisando los archivos. Necesito saber qué ha estado haciendo. Si ha estado
utilizando este tipo de cosas, este Höllenkraut, en seres humanos…

— ¡Mierda! ¿Qué es lo que hace?

—No estoy seguro exactamente. Había otros ingredientes, también, que


tienen efectos extraños en los seres humanos. No sé exactamente cómo los está
combinando y cuál es el objetivo de todo esto. Pero no me gusta.

Blake dejó escapar un suspiro.

—A mí tampoco. ¿Hay pistas sobre el coche de Ronny?

—Donnelly y su equipo están manteniendo sus ojos y oídos abiertos, pero


nada hasta ahora. ¿Has hablado con el veterinario?

—La consulta no estaba abierta todavía cuando me fui a dormir. Dejé un


mensaje a Ryder para que pasara por la clínica durante el horario al público y
averiguara si Hannah acudió a la cita que tenía para su perro.

Ryder era el hijo de Gabriel y Maya, y un híbrido, lo que significaba que podía
estar en el exterior a la luz del sol sin que los rayos dañaran su piel. Pero él, y su
hermano Ethan y hermana Vanessa, eran distintos a los otros híbridos a su cuidado.
Sus padres eran unos vampiros muy especiales: antes de haberse convertido eran
sátiros. Sus tipos de ADN eran tan dominantes que incluso como vampiros
conservaban algunos de sus rasgos sátiros y los habían transmitido a sus hijos. Y
mientras que la habilidad de sus padres para tolerar la luz del sol se había extinguido
con la transformación, cómo híbridos nacidos de vampiro-sátiro, al igual que nacían
los híbridos vampiro-humanos, Ryder y sus hermanos podían estar en el exterior al
sol sin ser convertidos en cenizas.

—Estoy esperando noticias de él —Añadió Blake.

98
—Bien —Hubo una breve pausa, antes de que Wes añadiera—. Estás
haciendo todo lo que puedes.

—No parece ser suficiente —Porque Blake todavía no tenía una pista del
paradero de Hannah. Y con cada hora que pasaba, las posibilidades de encontrarla
viva y bien, disminuían.

Un suspiro al otro extremo de la línea.

—Estaré allí en media hora. Pero es mejor que les digas a esos chicos que
tengo trabajo, y que no estoy allí para pasar el rato con ellos.

—Hecho. Ni siquiera notarás que están aquí.

—Sí, claro.

Blake desconectó la llamada y caminó a la habitación. Golpeó brevemente,


luego abrió la puerta y entró, cerrándola detrás de él.

Nicholas estaba sentado en su cama y se frotaba los ojos. Adam se volvió bajo
el edredón y murmuró algo.

—Hola, lo siento chicos, pero tengo que ir a la oficina. Wes vendrá en breve;
se quedará con vosotros hasta que yo vuelva.

Adam se sentó de un salto.

— ¿Viene Wes? ¡Guay!

Blake levantó la mano.

—Ahora, ya lo sabéis, Wes está trayendo trabajo para hacer, así que no quiero
que lo molestéis a menos que haya una emergencia.

Adam hizo una mueca.

—Entonces, ¿qué sentido tiene que venga?

—Para vigilarnos, estúpido —Respondió su hermano—. Como si fuéramos


niños pequeños que necesitaran una niñera —Bufó.

99
—Wes no es vuestra niñera, es vuestro guardaespaldas —Le corrigió Blake—
. Ya deberías estar acostumbrado. Has tenido guardaespaldas desde que naciste.

Nicholas rodó sus ojos.

—Sí, ya se está haciendo viejo.

—No dirás eso cuanto tu guardaespaldas te salve la vida.

—No estamos en peligro —Protestó Nicholas—. No sé por qué todo el mundo


está haciendo constantemente tal alboroto con esto.

Blake suspiró. Él había tenido conversaciones similares con algunos de los


otros híbridos, que en algún momento u otro se habían rebelado contra la
sobreprotección de sus padres. Dio unos pasos hacia adelante, y se sentó en el borde
de la cama de Nicholas.

—Siempre hay peligro, aunque no lo veas. Tú y tu hermano sois híbridos; sois


preciosos no sólo para vuestros padres, sino para toda la comunidad de los vampiros.
Podéis hacer cosas que un vampiro normal no puede. Sois más fuertes y menos
vulnerables. Pero hay muchos en el mundo de los vampiros que consideran que
vuestra propia existencia es una abominación. Vuestros padres tienen razón al
protegeros.

Durante unos segundos hubo silencio en la habitación. Entonces Nicholas


suspiró.

—De acuerdo. Vamos a ignorar a Wes —Echó sus piernas fuera de la cama—
. Pero, no es justo. Si soy realmente más fuerte que tú y menos vulnerable, entonces,
¿por qué necesito protección?

Con unos pocos movimientos hábiles, Blake levantó a Nicholas en alto y lo


inmovilizó en el suelo, antes incluso de que el chico tuviera ocasión de parpadear.

—Es por esto. Puede que seas más fuerte, pero yo soy más inteligente y más
hábil. Una vez que puedas derrotarme, no tendré problemas en renunciar a
protegerte. Pero hasta entonces, mi querido muchacho, tendrás que tolerarme a mí o
a alguien de Scanguards como tu guardaespaldas.

100
Desde la otra cama, Adam se reía entre dientes.

Nicholas levantó la cabeza y miró a su hermano.

— ¡No es gracioso, Adam!

101
Capítulo Quince

Lilo vaciló antes de bajar las escaleras. Había dormido sorprendentemente


bien y durante mucho tiempo, a pesar de todas las cosas que habían sucedido la
noche anterior, las buenas y las malas. Finalmente había estaba tan cansada que se
había quedado dormida en cuento su cabeza golpeó la almohada. Ahora, mientras
descendía lentamente las escaleras, se sentía inquieta por volver a ver a Blake. ¿El
chisporroteo que había estallado entre ellos anoche todavía estaría allí hoy? ¿O había
sido sólo una reacción al estrés bajo el que ambos habían estado?

Cuando llegó al pasillo, oyó un sonido procedente del despacho de Blake y se dirigió
allí. La puerta estaba abierta.

—Hola, Blake, yo…

Se detuvo. El hombre que alzó la vista desde detrás de su escritorio no era


Blake. Era Wesley, su colega que había conocido la noche anterior. Estaba vestido
informalmente, un polo gris claro que complementaba bien con su cabello oscuro y
piel bronceada. Una barba oscura incipiente le rodeaba la barbilla, como si no se
hubiera afeitado en mucho tiempo. El crecimiento de dos días se veía bien en él.

—Hola, Lilo —La saludó—. Lo siento, Blake no está aquí. Tenía que ir a la
oficina. Encontraron el coche de Hannah.

El instante su corazón latía más rápido, y sus piernas la llevaron dentro de la


oficina hasta que se detuvo frente al escritorio.

— ¿Y Hannah? —Temía escuchar la respuesta, pero sabía que necesitaba


averiguarlo.

Wesley sacudió la cabeza.

—Lo siento, todavía no hay señales de ella. Blake está haciendo que un equipo
forense registre el coche para ver si hay alguna evidencia de… —Dudó, luego hizo
un gesto despectivo con la mano—. De todos modos, están tratando de averiguar
dónde ha estado el coche, para así poder intentar volver sobre los pasos de ella.

102
Lilo asintió.

—Lo entiendo —Suspiró. Había sido poco realista esperar que hubieran
encontrado a Hannah tan rápidamente.

Él señaló a su mano.

— ¿Qué tienes ahí?

Ella le mostró el libro que llevaba.

—La agenda de Hannah. Pensé en volverla a examinar para ver si podía


encontrar algo que pudiera llevarnos a ella —Lo dudaba, pero anoche había estado
demasiado cansada para volverla a revisar, y hoy estaba fresca. Tal vez encontraría
algo.

—Buena idea.

Ella le dio una tenue sonrisa.

— ¿Algo en el ordenador de Ronny?

Wesley señaló el ordenador portátil frente a él.

—El departamento de TI me envió todo lo que se encontraba en él. Estoy


analizándolo ahora.

Curiosa, ella caminó alrededor de la mesa, para mirar la pantalla, pero Wesley
se levantó y bloqueó su vista.

—Debes estar hambrienta. Los chicos están en la cocina, buscando algo de


comida. ¿Por qué no te unes a ellos? —Le guiñó un ojo—. Y si empiezan algún
alboroto dame un grito y los pondré en línea recta. Saben que yo soy el jefe aquí
cuando no está Blake.

Tímidamente asintió, sintiéndose un poco sorprendida por su obvio intento


de impedir que mirara lo que habían encontrado en la computadora de Ronny. Ella
le hizo un gesto.

—Me dirías si encontraras algo malo, ¿no?

103
—Lo prometo —Sonrió con una cálida y amable sonrisa—. Ahora, ve a comer
algo, antes de que Adam y Nicholas vacíen la nevera. Te avisaré cuando tenga algo
en concreto.

Con un gesto de reconocimiento se volvió y siguió su sugerencia.

Lilo abrió la puerta de la cocina, sintiéndose un poco incómoda por vagar por
la casa mientras su anfitrión estaba ausente, pero ahora que Wesley lo había
mencionado, sentía hambre. Su última comida había sido antes de que ella hubiera
subido al avión en Omaha.

Nicholas y Adam estaban sentados en la mesa de la cocina.

—Buenos días —Nicholas gritó e inmediatamente se volvió hacia el plato que


tenía frente a él, empujando en su boca una palada excesivamente llena de huevos
revueltos.

Adam, que estaba sentado frente a él, asintió con la cabeza tímidamente y
balbuceó:

—Hola. Realmente ya no es mañana.

—Hola —Respondió, forzándose a sonar alegre. Señaló la nevera—. Yo sólo


venía a hacerme algo de comer.

Adam señaló su plato.

—Ya hemos terminado los huevos revueltos que hizo Wes. Pero hay más
huevos en la nevera.

Intentó levantarse, pero ella levantó la mano y lo detuvo.

—No, no, coman, por favor. Yo encontraré algo.

Lilo dejó la agenda de Hannah sobre el mostrador y abrió la puerta de la


nevera. Estaba bien surtida para ser una nevera de soltero, y no sólo rellena de
comida basura. Productos básicos como leche, huevos, zumo de naranja la
saludaron. Al igual que yogures y quesos, embutidos y verduras.

Tomó todo lo que necesitaba para una saludable tortilla y se puso a trabajar.

104
—Lilo, ¿quieres jugar a videojuegos con nosotros más tarde? —Pidió
bruscamente Adam.

Ella lo miró.

—Oh, me encantaría, pero no soy muy buena. Me temo que yo sólo te


frenaría.

—Eso no importa.

Nicholas sacudió la cabeza, señalando a su hermano menor.

—Acéptalo. Él sólo está buscando a alguien a quien pueda vencer, porque no


tiene ninguna posibilidad contra mí.

— ¡Eso no es cierto! —Soltó Adam.

Lilo echó la mezcla en la sartén caliente, antes de mirar a los dos adolescentes.

—Estoy segura de que ambos sois muy buenos. Pero yo nunca llegué a jugar
a un videojuego.

—Entonces, ¿qué hacías?

—Leer.

—Suena aburrido —Comentó Nicholas.

—En realidad no lo es —Dijo Lilo, dándole la vuelta a la tortilla en la sartén


para que pudiera dorarse por el otro lado—. Algunos libros pueden llevarte a una
auténtica aventura.

Nicholas se encogió de hombros, desinteresado.

—De acuerdo.

Los ojos de Adam se abrieron un poco, mostrando que no era tan displicente
sobre los libros como su hermano mayor.

— ¿Qué tipo de libros?

—Me gustan los de misterios y suspenso.

105
Adam sonrió.

— ¿Quieres decir con una gran cantidad de sangre y vísceras?

Ella soltó una carcajada. Se imaginaba que un adolescente estaría interesado


en eso.

—No necesariamente. Pero con un montón de suspenso.

—Oh, sí, bueno —Evidentemente, ella había perdido el interés de Adam


ahora, también.

Pero le encantaba el reto. Y tal vez había una manera de ganar el interés de
Adam otra vez.

Echó su tortilla en un plato y caminó hacia la mesa, uniéndose a los dos


chicos. Después de un primer bocado, descuidadamente dijo:

—Sabes, yo escribo libros para ganarme la vida.

Ambas cabezas de los chicos se levantaron.

— ¿Eres escritora? —Preguntó Nicholas, de repente todo oídos—. ¿Escribes,


algo así como libros de verdad?

— ¿Qué escribes? —Preguntó Adam, con los ojos más abiertos que antes.

Ella sonrió para sí misma. ¡Nada de Maxim Holt! Por supuesto, no podía
decirles a los chicos cuál era el nombre con el que firmaba. Era un secreto muy bien
guardado, sobre todo porque escribía bajo un seudónimo masculino, una necesidad
para ser tomada en serio en el género de suspense dominado por los hombres. Si se
supiera que el escritor que había detrás de la serie de Morgan West el caza
recompensas era una mujer, millones de lectores masculinos se sentirían engañados.

—Escribo novelas de suspenso y misterio. Ya sabes… —Hizo un guiño a


Adam—… con apenas nada de sangre y vísceras, pero con un montón de suspenso.

—Guau, eso es guay —Dijo Nicholas—. Entonces, ¿podemos tener uno de


tus libros? Quiero decir, sólo para ver cómo son.

—No tengo ninguno conmigo ahora.

106
—Probablemente podrás solicitarlos online en algún lugar, ¿verdad? —Adam
le lanzó una mirada esperanzadora.

—Claro — ¿Qué había empezado? Lo único que había querido era mostrar a
los chicos que la lectura no tenía por qué ser aburrida, y ahora estaban ansiosos por
averiguar sobre sus libros. Tendría que entretenerlos—. Lo comprobaré más tarde.

Adam señaló un rincón donde había colocado un portátil.

—Puedes usar ese equipo. No hay contraseña.

Lilo se metió otro bocado de su tortilla en la boca, se compró un momento


antes de contestar. Resultó que ella no lo necesitaba, porque de repente se abrió la
puerta. Una joven mujer asiática con un chico entró.

Se detuvo, pareciendo sorprendida.

— ¡Oh, hola!

— ¡Hey, Sebastian! —Adam lo llamó y levantándose de un salto—. ¿Quieres


jugar a los videojuegos?

Lilo se levantó de la silla y se acercó a la mujer, estirando su mano y


examinándola. Su cabello era negro y lacio, y brillaba cuando se movía, sus ojos
oscuros eran almendrados y misteriosos. Parecía exótica, elegante y preciosa.

—Hola, soy Lilo. Sólo estoy de visita.

—Es la amiga de Blake —Intervino Nicholas—. Ella se quedó por la noche.

Con las palabras de Nicholas, Lilo sintió ganas de encogerse. Esta no era la
impresión que quería darle a todo el mundo: que ella era alguien de una noche que
Blake había conseguido.

La mujer sonrió y tomó su mano, agitándola brevemente.

—Soy Ursula la cuñada de Blake —Sus ojos siguieron a su hijo que se dirigía
a la nevera—. Sebastian, acabas de comer.

Él miró sobre su hombro.

107
—Sí, pero estoy creciendo —Tiró de la puerta del frigorífico abierta.

Ursula hizo rodar sus ojos.

—No puedes argumentar con eso, ¿verdad? —Le sonrió a Lilo—. Entonces,
estás visitando a Blake. No mencionó que estuviera esperando a nadie.

—Oh, uh, fue muy de última hora. Yo, uh…

Ursula hizo un movimiento de desdén con la mano.

—No te preocupes. No estoy vigilando. Sólo quería dejar a Sebastian. Le


gusta juntarse con estos rufianes de aquí.

—Ursula, no debes llamarnos rufianes —Dijo Adam en tono estricto—.


Estamos muy bien educados.

—Con un padre como Zane, ¿quién no lo estaría? —Ella guiñó un ojo a los
chicos, luego se volvió hacia Lilo—. No me digas que te dejaron estancada
vigilándolos.

—No, Wesley está aquí mientras Blake ha ido a la oficina.

Ursula arqueó las cejas.

— ¿A esta hora del día? —Lilo le lanzó una mirada de sorpresa. Era por la
tarde. ¿Por qué le parecía extraño que Blake estuviera en la oficina?—. Quiero decir
—Añadió Ursula apresuradamente—. Pensé que estaba en el turno de noche.

—Oh, sí, lo está, pero estamos buscando a mi amiga. Hannah. Desapareció.


Es por eso por lo que estoy aquí. Volé de Omaha ayer, y Blake me está ayudando a
encontrarla.

—Ah, ya veo. No me di cuenta de que eras una cliente. Bueno, tu caso está
en las mejores manos —Miró su reloj de pulsera—. Mejor me voy. Tengo algunas
compras que hacer. Volveré dentro de unas horas para recoger a Sebastian.

Un aullido de decepción vino de Sebastian, quien echó una mirada suplicante


a su madre.

108
—Pensé que podía pasar la noche aquí. Ellos lo hacen —Señaló a Nicholas y
a Adam.

—Sí, porque de alguna manera lograron convencer a sus padres de que se


fueran sin ellos a Nueva Orleans.

Nicholas rio disimuladamente.

—Fue un golpe de genio sugerirle a mamá que esto podría ser como una
segunda luna de miel para ella y papá.

Ursula volvió su mirada hacia el techo.

—Tan manipulador —Luego miró a su hijo—. ¿Qué tal si te recojo a


medianoche? —Abrió la puerta y salió.

Sorprendida, Lilo la siguió.

— ¿Qué edad tiene Sebastian?

—Doce. ¿Por qué?

—A su edad, yo tenía suerte si podía quedarme hasta las nueve.

Ursula se encogió de hombros.

—Son las vacaciones escolares. Soy mucho más estricta cuando tiene que ir a
la escuela. Pero es un muchacho con mucha energía, y necesita salir con sus amigos.
Es hijo único, ¿sabes? —En la puerta principal, Ursula se detuvo—. Espero que
encuentres a tu amiga.

—Es muy amable por tu parte decirlo.

Un momento después, la puerta se cerró detrás de la cuñada de Blake.


Durante un tiempo, Lilo se quedó allí, perdida en sus propios pensamientos. Acababa
de conocer a Blake, pero prácticamente ya conocía a toda su familia: su prima Rose,
su cuñada Ursula, y Sebastian, su sobrino. Por no hablar de sus amigos, sus colegas
y sus hijos. Su último novio había necesitado varios meses para presentarla a
regañadientes a su hermano, y para el momento en que estuvo listo para presentarle
a su madre, Lilo había estado dispuesta a romper con él.

109
Sorprendida por la dirección que habían tomado sus pensamientos, sacudió
la cabeza. Un beso no lo convertía en un novio. Era mejor que fuera realista y se
concentrara en lo que era importante: encontrar a Hannah.

Un fuerte ruido interrumpió sus pensamientos. Se originó en la cocina, donde,


a juzgar por los chillidos, los portazos de las puertas y cajones, y los tres muchachos
hablando uno sobre los otros, algo se estaba yendo de las manos.

110
Capítulo Dieciséis

Lilo abrió la puerta de la cocina y entró en el caos. Nicholas gritaba a los dos
chicos más jóvenes mientras peleaban por un cartón de zumo de naranja de dos litros.

— ¡Hay suficiente para los dos! —Exclamó Nicholas—. ¡Idiotas!

Al instante ambos chicos lo miraron.

— ¡Tú eres el idiota! —Espetó Adam.

Nicholas de repente rugió como un animal.

— ¡No me hables así! —se lanzó hacia su hermano.

— ¡Alto! —Gritó Lilo, corriendo hacia ellos.

Todas las cabezas se volvieron hacia ella, y sucedieron varias cosas a la vez.
Nicholas se estrelló contra Adam, Adam soltó su agarre del cartón, golpeando su
codo en el estómago de Sebastian. Sebastian jadeó, y también soltó el cartón, su
mano instintivamente volando a su estómago para protegerse.

El cartón se inclinó y el líquido naranja se derramó sobre el mostrador, empapándolo


todo.

— ¡Oh, mierda! —Maldijo Adam con una voz diminuta, con los ojos clavados
en el mostrador.

Pero Lilo ya se precipitaba hacia ello, tratando de salvar lo que pudiera ser
salvado. Era demasiado tarde: la agenda de Hannah estaba dentro de un charco de
zumo de naranja, su cubierta acolchada empapada del líquido, las flores secas
decorativas disolviéndose en un lío pegajoso.

— ¡Oh, no! —Gritó ella.

—Lo siento —Dijo Sebastian alejándose del mostrador para dejarla pasar.
Luego señaló con el dedo a Adam y Nicholas—. Empezaron esos dos.

111
—Está bien, está bien —Le dijo al niño. Reprenderle no ayudaría ahora que
ya estaba derramada la proverbial leche. En lugar de eso, rápidamente tomó un paño
de cocina y levantó la agenda, envolviéndola en la toalla y empapando todo el líquido
que pudo, esperando que las páginas no estuvieran arruinadas.

Lilo se apartó a la isla de la cocina, donde todo estaba seco, y cogió un paño
de cocina limpio, todavía tratando de salvar el libro. Detrás de ella, Nicholas se hizo
cargo de los esfuerzos para limpiar.

—También se cayó al suelo —Dijo—. Adam, tráeme otro trapo.

Su hermano no expresó ninguna protesta, pero Lilo no estaba prestando


mucha atención a los chicos ahora. Su enfoque estaba en salvar las páginas de la
agenda de Hannah y preservar la escritura de su interior. Cuidadosamente, secó los
lados del libro con un paño seco, esperando que el zumo no lo hubiera dañado
demasiado. Cuando pareció que había absorbido todo el líquido, dejó el paño a un
lado y abrió el libro por el medio.

Parte del líquido había calado alrededor de dos centímetros alrededor del
borde del libro, pero no había hecho ningún daño a la escritura. Lo hojeó y suspiró
aliviada, antes de volver a cerrarlo. Fue entonces cuando lo vio: la tapa trasera
acolchada estaba empezando a despegarse. Volvió el libro y de repente notó un bulto
debajo de la cubierta. Delicadamente quitó el relleno dañado.

Un jadeo se le escapó.

Allí, pegado a la cubierta dura del libro, oculto bajo el pesado relleno, había
una fina memoria USB. En su carcasa brillante, la letra H estaba escrita con un
rotulador rosa.

—Hannah —Murmuró para sí misma. Sólo Hannah podría haberla puesto


allí.

De repente, Nicholas estaba de pie junto a ella, mirando con curiosidad la


agenda. Ella se reunió con su mirada, pero no dijo nada.

Después de un momento de silencio, él miró por encima de su hombro.

112
—Hey, Adam, Sebastian, ¿qué tal si jugamos a algún videojuego? —Entonces
condujo a los dos muchachos más jóvenes a la sala de estar.

Cuando la puerta se cerró detrás de ellos, Lilo respiró hondo. Tal vez ahora
averiguaría lo que le había preocupado a Hannah. Para que su amiga escondiera una
memoria USB en su agenda, algo serio tenía que estar pasando.

Alcanzó la memoria. Estaba un poco húmeda, así que la secó. Recordando la


observación de Adam de que podría usar el portátil de la cocina, caminó hacia el
rincón en el que estaba colocado. Movió el ratón y la pantalla despertó.

Mientras insertaba la memoria en un puerto USB, todo tipo de ideas sobre


qué datos encontraría recorrían su cabeza. ¿Había sido testigo Hannah de alguna
corrupción del gobierno, o presenciado un crimen? ¿Había llegado a poseer algún
documento importante que la había puesto inadvertidamente en peligro? ¿Estaba
involucrada con algún tipo de crimen organizado, como la mafia rusa o cualquier
otra?

Finalmente, una ventana se abrió que mostraba el contenido de la memoria:


un solo archivo. Un video. Hizo doble clic en él, luego amplió la imagen a una
pantalla completa.

Reconoció la localización inmediatamente. Era el apartamento de Hannah.


El ángulo desde el que se tomó la grabación sugería que la cámara había estado
colocada en la estantería. Casi como si hubiera tenido instalada una cámara de bebés.
O una cámara para el perro. ¿No había mencionado Hannah unos pocos meses antes
que había querido mantener un ojo sobre Frankenfurter durante el día mientras
estaba trabajando? ¿Había comprado una cámara oculta para hacer precisamente
eso?

Bueno, no importaba. Lo que importaba era lo que mostraba el video. No


había audio. Sin embargo, era evidente que los dos hombres que estaban en el salón
de Hannah estaban discutiendo. Uno de ellos era Ronny, lo reconoció por la foto que
Blake le había mostrado. El otro estaba de espaldas a la cámara, lo que le impedía
ver su rostro.

113
¿Por qué había escondido Hannah esta memoria USB, cuando todo lo que
mostraba era a su novio discutiendo con otro hombre? Sin sonido, ni siquiera podía
distinguir el por qué estaban pelando. Tal vez alguien que leyera los labios podría
descifrar algunas de las cosas que Ronny estaba diciendo, pero las otras respuestas
del hombre seguirían siendo desconocidas.

Con un suspiro frustrado, volvió a concentrarse en el video, justo cuando


Ronny se dirigía a la puerta. El otro hombre agarró su hombro, volviéndose hacia la
cámara y sacudiéndolo hacia atrás. Ahora podía ver las caras de ambos hombres. Y
reconoció al otro ahora: era el hombre que había allanado el apartamento de
Hannah. ¡Ronny y él se conocían!

Tenía que decírselo a Blake. En su mente, esto prácticamente confirmaba que


Ronny y este extraño tenían algo que ver con la desaparición de Hannah.

Estaba a punto de saltar, cuando algo en la pantalla volvió a llamar su


atención. Los dos hombres se miraron el uno al otro, sus ojos brillando de color rojo.

— ¿Qué…? —Se ahogó en la siguiente palabra. Lo que estaba sucediendo


delante de sus ojos no era posible. No, tenía que estar alucinando. Parpadeó, tratando
de aclarar su visión. Lo que estaba viendo era imposible, estaba en contra de todas
las leyes de la naturaleza.

Ronny y el asaltante se estaban convirtiendo en criaturas que no podían


existir: criaturas con unos ojos brillantes rojos y unos afilados colmillos blancos que
se enseñaban el uno al otro, en una demostración de agresión.

Vampiros.

No. No podía ser.

Movió la barra de progreso hacia atrás unos segundos hasta el punto en que
el extraño agarró el hombro de Ronny y volvió a ver la secuencia entera, esta vez
centrándose en las incoherencias del video que pudiera indicar que podría haber sido
manipulado. Pero era perfecto. Estos no eran vídeos que habían sido empalmados
juntos, no, esto era una grabación continua.

114
Lo que sólo podía significar una cosa: los dos hombres del vídeo eran
vampiros. Vampiros de verdad.

El corazón le latía en la garganta y sus manos comenzaron a temblar. Esto era


de lo que Hannah había tenido miedo. Se había enterado de que su novio era un
vampiro. Y para proteger su secreto, él tuvo…

—Oh, Dios —Murmuró, cerrándose la boca con la mano para evitar gritar,
cuando un jadeo detrás de ella la hizo girar, enviando su ritmo cardiaco hasta la
estratosfera.

—Wesley —Jadeó.

Pero él no estaba mirándola. Él estaba mirando fijamente por delante de ella


a la pantalla.

— ¿De dónde has sacado eso?

Automáticamente, ella señaló la agenda arruinada en el mostrador de la


cocina.

—De la agenda de Hannah. Ella lo escondió allí.

Las lágrimas brotaron en sus ojos.

—Esto no puede ser cierto —Miró de nuevo la imagen que se había congelado
en el último fotograma. El blanco de los colmillos de los dos vampiros se destacaba
pareciendo saltar fuera de la pantalla—. Pero debe serlo. Wesley, son vampiros. El
hombre que me atacó. Y Ronny, el novio de Hannah —Una lágrima que no pudo
detener rodó por su mejilla—. ¿Qué vamos a hacer ahora? Hannah se enteró de esto
sobre ellos. Deben haberla lastimado para proteger su secreto.

El secreto de que los vampiros existían. Que no eran sólo ficción.

Wesley se deslizó sobre el asiento a su lado.

—Vamos a verlo racionalmente —Señaló la pantalla—. Esto es


probablemente en montaje. Tiene que serlo. Hay muchas cosas que puedes hacer hoy
en día con el software para editar vídeos.

115
—Esto no está editado. Es una grabación continua. Wesley, se están
transformando en vampiros justo delante de mis ojos. ¿No lo ves? —Tan duro como
era reconocer este hecho, ella no podía negar lo que estaba viendo con sus propios
ojos.

Wesley suspiró.

—Sé que lo parece, pero tenemos que sopesar todas las posibilidades primero,
antes de llegar a las conclusiones.

Ella sacudió la cabeza, golpeando un puño en la mesa.

—Pero estoy viéndolo. Todo tiene sentido ahora. Ese tipo… —Señaló al
extraño en el vídeo—… cuando me atacó, pensé que vi en sus ojos un brillo rojo. Al
principio pensé que sólo era un poco de luz reflejándose en su iris. Pero eso no es lo
que fue. Estaba a punto de mostrar su lado vampiro. ¡Si Blake no hubiera aparecido
cuando lo hizo, me habría mordido!

—Lilo, cálmate. ¡No puedes saber eso!

— ¡No estoy loca, Wesley!

—No estoy diciendo que estés loca.

—Lo estás insinuando —Bufó—. Maldita sea, ¿por qué no lo ves? —Señaló a
la pantalla una vez más—. Ronny y su amigo son vampiros. Y así fue como Hannah
se enteró. Los grabó por accidente. Ella temía por su vida. Es por eso que escondió
esto en su agenda, apara que si algo le pasara, la encontráramos y averiguáramos
quién la había herido —Ella cerró la ventana y sacó la memoria del puerto—. Voy a
llevar esto a la policía.

—No —Protestó Wesley.

Ella lo fulminó con la mirada.

—Quiero decir, te van a mirar como si estuvieras loca. Ellos nunca creerían
que todo esto sea real y no sólo un video que algunos chicos editaron para Halloween.
Piénsalo un momento, antes de hacer nada.

—La policía necesita verlo —Ella se levantó de un salto.

116
—Al menos espera hasta que regrese Blake. Tal vez pueda entender esto.

—No hay tiempo. No puedo esperar. Cada segundo cuenta. Si Hannah


todavía está viva, y le pido a Dios que lo esté, entonces yo nunca podría perdonarme
a mí misma si esperé ni siquiera un minuto cuando esta información podría
ayudarnos a encontrarla —Metió la memoria USB en el bolsillo de sus pantalones.

Dio unos pasos hacia la puerta y Wesley la siguió. La agarró por el brazo y la
hizo mirarlo por encima del hombro.

—Algunos policías no te creerán. Será una pérdida de tiempo.

Lilo sacudió la cabeza.

—Llama a Blake y dile que voy de camino a comisaría. Dile lo que


encontramos. Pero tengo que ir. El agente Donnelly ya tiene un informe sobre la
desaparición de Hannah. Él ya está trabajando en ello. Cuando él vea este vídeo,
sabrá que hacer.

Al menos así lo esperaba, porque ella no sabía qué hacer. Nunca había tenido
que lidiar con algo como esto en su vida.

¡Vampiros!

No sólo su existencia fue un shock que ella no podía comprender, el horror de


saber que Hannah estaba en sus manos la llenaba de dolor, hasta un punto de
paralizarla. Necesitaba ayuda. No podía esperar a Blake. ¿Quién sabía cuándo
volvería? Además, él estaba siguiendo otras pistas sobre el paradero de Hannah. No,
la policía tendría que ayudarla con esto. Tendrían que usar ahora todos sus recursos
para recuperar a Hannah de vuelta y proteger al resto de la ciudad de estos
monstruos.

117
Capítulo Diecisiete

Le había tomado casi un cuarto de hora parar un taxi. Había tenido que
caminar dos manzanas para llegar a una zona más concurrida donde circulaban más
coches. Sólo ahora, a la luz de la tarde, se dio cuenta de la exclusiva zona en la que
se encontraba la casa de Blake, lejos del ajetreo y bullicio de la ciudad. Pero en este
momento no podía asentir ningún aprecio por su entorno, porque todo su sistema de
creencias había colapsado.

¡Vampiros! ¿Cómo podían existir?

La culpa la atravesó una vez más. Le había fallado a Hannah. No había estado
allí cuando su amiga más la necesitaba. Cuánto había necesitado su ayuda su amiga
se estaba haciendo cada vez más evidente. ¿Y qué había hecho ella? ¡Había estado
preocupada por los plazos para su libro! Como si eso importara ahora.

El video brilló de nuevo ante sus ojos. ¿Cómo podría olvidar nunca lo que
había visto? Monstruos. Criaturas viles, dispuestas a matar. La idea le envió un
escalofrío a través de sus huesos. ¿Y si ya era demasiado tarde para Hannah? ¿Y si
ya la habían drenado hasta dejarla seca y la hubieran matado?

Lilo empujó las lágrimas. No, no podía permitirse llorar. Tenía que mantener
la esperanza de que Hannah estuviera viva.

—Aquí es —Anunció el taxista, deteniéndose frente a la comisaría que había


visitado la noche anterior.

Pagó al conductor y salió. Sus rodillas temblaban cuando subía por las
escaleras hacia las puertas delanteras. Por un breve instante se detuvo allí, respirando
hondo.

Dentro de la comisaría, miró a su alrededor. Varias personas estaban


esperando, una oficial estaba hablando con una persona, y varias otras se agolpaban
a su alrededor. Detrás del mostrador, varios policías de uniforme y otros vestidos de
civil estaban pululando alrededor.

118
Estiró el cuello para mirar por encima de la gente que tenía por delante para
ver si el oficial Donnelly estaba sentado en uno de los cubículos.

— ¿Oficial Donnelly? —Llamó.

La mujer del mostrador le lanzó una mirada molesta.

—Tendrá que esperar su turno, señora. Tome asiento.

—Pero sólo necesito hablar con el oficial Donnelly. Él me conoce.

—Sea como sea, como puede ver, aquí estamos ocupados.

—Donnelly no está de turno hasta esta noche —Dijo un policía detrás del
mostrador, mientras caminaba.

— ¡Oh, no! —Ella captó la mirada del policía—. Esto es urgente. Presenté una
denuncia de una persona desaparecida a él anoche. Y tengo una pista sobre quién
podría haber secuestrado a mi amiga.

El policía se detuvo y la miró.

—Escuche, señora, espere su turno y alguien estará con usted en breve.

Ella empujó hasta el mostrador.

—Por favor, oficial, no puedo esperar. Cada minuto cuenta. Cuánto más
tiempo falte mi amiga, menos probable es que la encontremos con vida. ¡Por favor!
—Esta vez, permitió que las lágrimas brotaran en sus ojos.

El oficial de policía suspiró.

—De acuerdo —Agitó la mano a la puerta del otro lado.

Mientras ella hacía su camino, varias personas en la zona de espera se


quejaron sobre ella por haberse colado. Pero los ignoró. Si supieran lo que ella había
encontrado.

El policía abrió la puerta y la dejó entrar.

—Soy el agente Carter. ¿Cómo se llama, Señora?

119
—Soy Lilo Schroeder. Estuve anoche aquí.

Hizo un gesto hacia uno de los cubículos. Mientras él tomaba asiento detrás
del escritorio, Lilo se deslizó en uno que estaba al lado.

—Entonces, ¿en qué puedo servirle?

Lilo se inclinó hacia adelante.

—Creo que alguien se llevó a mi amiga.

— ¿Entonces estamos hablando de un secuestro? —Su mirada era estable y


casi desinteresada.

—Sí, bueno, presenté una denuncia por persona desaparecida anoche, pero
ahora estoy bastante segura de que ella fue raptada.

— ¿Cómo es eso, Srta. Schroeder?

—Vi al hombre que me atacó en su apartamento.

— ¿Fue atacada en el apartamento de su amiga?

Ella asintió con entusiasmo.

—Sí, sí, le conté al oficial Donnelly todo lo que pasó anoche. Lo tiene en su
informe —Señaló al ordenador—. Todo está ahí.

—Hmm, bien, vamos a comprobarlo entonces —Colocó sus dedos sobre el


teclado—. ¿No tendría el número del caso?

Ella sacudió la cabeza.

—No importa. ¿Qué tal si me da el nombre de la persona desaparecida?

—Hannah Bergdorf.

El comenzó a escribir y, luego miró la pantalla.

—Hmm —La miró—. ¿Hanna con h o sin h al final?

—Con h.

120
Volvió a teclear, apretando los labios.

—Hmm. Esto es extraño. No hay nada aquí. Tal vez fue introducido bajo tu
nombre.

—Lieselotte Schroeder.

Introdujo su nombre, luego sacudió la cabeza.

—Nada. ¿Dijiste que viniste anoche y presentaste una denuncia?

—Sí —Se inclinó hacia adelante para mirar al monitor—. Tiene que haber
algo. También denuncié el robo.

— ¿Un robo?

—Sí, en el apartamento de mi amiga. Por el tipo que me atacó.

El policía le lanzó una mirada escéptica. ¿No la creía?

—Por favor, necesito que usted me ayude. Creo que sé quién se llevó a mi
amiga —Metió la mano en el bolsillo de los pantalones y sacó la memoria USB,
enseñándosela—. Todo está aquí. Es un vídeo. Es horrible —Miró hacia el
mostrador, donde los civiles se estaban impacientando—. Pero tiene que verlo en
privado. Si la gente ve lo que hay ahí, cundirá el pánico.

Él extendió su mano, tomando la memoria USB.

—Mm-hmm —Su voz era un poco más suave que antes, como si estuviera
tratando de calmarla.

De repente, una mano se abalanzó y agarró la memoria USB.

— ¿Por qué no me hago cargo de todo desde aquí en adelante?

Ella giró la cabeza hacia el hombre que había hablado y suspiró aliviada.

—Oficial Donnelly.

—Srta. Schroeder.

—Donnelly, ¿qué estás haciendo aquí?

121
Donnelly se encogió de hombros.

—Pensé en llegar temprano. He oído que había lío.

—Sí, se puede decir que otra vez —El oficial de policía hizo una pausa por un
momento, luego apuntó hacia la pantalla—. No pude encontrar el informe de la
desaparecida de la que habla la Srta. Schroeder.

Donnelly se aclaró la garganta.

—Sí, mi sistema se colgó justo después de haber introducido los datos. Tengo
que volver a introducirlo todo —Luego se alejó de su colega—. Ahora, Srta.
Schroeder, ¿por qué no vamos a mi oficina? Hay demasiado ruido para tener una
conversación adecuada.

Aliviada, dejó caer los hombros y se relajó un poco. Donnelly la ayudaría.

Cuando Donnelly cerró la puerta de su oficina detrás de ellos, bloqueando las


voces de la sala de espera, pareció tranquilizador.

—Entonces, ¿qué está pasando, Srta. Schroeder? ¿Ha pasado algo desde
anoche?

Le señaló la silla junto a la mesa y ella se sentó, mientras que él se apoyaba


en el escritorio.

Ella hizo un gesto hacia la memoria USB que tenía en su mano.

—Encontré eso en la agenda de Hannah. Creo que lo estaba escondiendo para


el caso de que algo le ocurriera a ella.

— ¿Qué es?

—Un video. Muestra a su novio discutiendo con el hombre que me atacó


anoche.

Él se enderezó.

—Oh. Eso es todo un hallazgo. ¿Y reconoce al hombre con un cien por cien
de certeza?

122
—Sí. Es él. No hay duda. Pero hay algo más. Es horrible. Al principio, ni
siquiera podía creer a mis propios ojos. Pero no hay ninguna duda.

— ¿Sobre qué?

Ella señaló a la memoria.

—Míralo por ti mismo.

Él caminó alrededor del escritorio e insertó la memoria en un puerto USB,


luego se concentró en la pantalla.

Lilo se retorcía las manos, esperando ansiosamente. Si le hubiera dicho a


Donnelly que el vídeo mostraba a dos vampiros, probablemente la habría descartado
como una loca y la habría hecho salir de la comisaría lo antes posible. Pero si lo veía
por sí mismo, sin que ella sugiriera nada, entonces tendría que creerlo.

La arruga de sus cejas indicaba que había llegado a la parte del vídeo donde
ambos hombres mostraban sus brillantes ojos rojos y afilados colmillos blancos.
Segundos más tarde, él apartó la mirada de la pantalla y se reunió con su mirada.

—Esto es imposible —Dijo—. Sé cómo se ve en la pantalla, pero creo que


ambos estamos siendo engañados con esto.

—Pero usted lo vio también, ¿no? Los dos hombres están convirtiéndose en
vampiros. Justo ahí mismo.

—Voy a tomar esto como evidencia y haré que nuestros expertos en TI lo


examinen para ver si el archivo ha sido manipulado o es auténtico.

—Pero no tenemos tiempo. Mi amiga Hannah está en sus manos. Le están


haciendo daño. No podemos perder tiempo —Señaló a la pantalla—. Y ahora que
conoce el aspecto de mi atacante, tiene más posibilidades de encontrarlo. Él tiene a
Hannah. Él y Ronny, tienen a Hannah.

—No lo sabemos con seguridad —Cuando ella trató de protestar, él levantó


la mano—. Pero voy a pasar la foto de los dos hombres a través de nuestro sistema
para ver si podemos identificar quiénes son.

123
—Gracias —Entonces recordó algo—. El primer tipo, sé quién es. Ronny
Clifford. Vive en el distrito Excelsior.

El oficial Donnelly levantó una ceja.

— ¿Y cómo sabe eso?

—Mi amigo, el Sr. Bond, lo descubrió —Dijo rápidamente. Entonces se dio


cuenta de que esto podría parecer como si hubiera estado reteniendo información a
la policía—. Se lo iba a decir y darle toda su información para que usted pudiera
investigarlo.

El teléfono móvil de Donnelly sonó y lo sacó de su bolsillo, escribió unas


palabras y luego lo volvió a guardar.

—Haremos todo lo que podamos, se lo aseguro, Srta. Schroeder —Notó que


él miraba de refilón el reloj de la pared—. Pero repasemos todos los detalles una vez
más. No quiero omitir nada que pueda ayudarnos a encontrar a su amiga —Subrayó
su solicitud con una cálida sonrisa.

Lilo sintió que un poco de tensión abandonaba su cuerpo y suspiró.

124
Capítulo Dieciocho

— ¿Y no trataste de detenerla? —Rugió Blake.

Si Wesley hubiera estado delante de él, lo habría tenido cogido por la


garganta. Pero como no lo estaba, Wes estaba razonablemente seguro en el otro
extremo de la línea.

—Lo intenté, pero tu nueva novia es bastante decidida.

—Ella no es mi novia —Gruñó Blake.

—Oh, me equivoqué. Pensé que porque ella está durmiendo en tu casa… No


es como si invitaras a cada cliente a quedarse contigo.

—No tenía sitio donde quedarse. No podía dejarla que se quedara en el piso
de Hannah, donde la cerradura estaba destrozada.

—Por supuesto que no.

Blake se alejó del equipo forense que estaba examinando el coche de Hannah
en uno de los niveles subterráneos del cuartel general de Scanguards.

— ¿Dónde está ahora?

—Con Donnelly. La retendrá hasta que tú puedas llegar allí.

Blake miró su reloj.

—Todavía será de día durante más de media hora.

—Él sabe eso. Mándale un mensaje cuando estés fuera. De todos modos te
tomará media hora llegar allí a través del tráfico.

Él desconectó la llamada.

Wesley tenía razón, por supuesto, pero eso disminuía el sentimiento de


impotencia que surgió en él. La única cosa de ser un vampiro que no le gustaba era
lo limitado que estaba durante el día.

125
Apretó el botón del ascensor y esperó impaciente, golpeando con su puño
contra el marco en frustración.

— ¡Vamos!

Ni siquiera podía imaginar lo que Lilo estaría pensando en este momento.


Cada ser humano reaccionaba de forma diferente cuando se enfrentaba al
conocimiento de que los vampiros existían. Había visto ambos lados del espectro,
desde la calmada y eficiente aceptación hasta la completa negación “Yo tengo que
estar alucinando”. No tenía idea de en qué lado estaría Lilo. Pero no importaba, tenía
dos opciones: aclararlo todo y explicárselo a ella, o borrárselo de su memoria, para
que nunca supiera lo que había visto en el vídeo.

De repente, las puertas del ascensor se abrieron, y casi chocó con John, que
salía corriendo.

—Blake —Le saludó, pasándose una mano por el pelo—. No podemos


ponernos en contacto con Wesley. La línea está ocupada todo el tiempo. Así que yo
lo estaba buscando.

—Acabo de hablar con él. Está en mi casa —Blake se metió en el ascensor y


pulsó el botón para el nivel donde tenía su coche aparcado.

—Tenemos los resultados de las pruebas de sangre.

— ¿Las pruebas de sangre? —Las puertas ya estaban comenzándose a cerrar.

—Sí, de un sospechoso humano que Donnelly nos transfirió. Wes querrá


conocerlo de inmediato.

Blake extendió el brazo y detuvo las puertas del ascensor.

— ¿Qué se encontró en su sangre?

John se encogió de hombros.

—Algunas hierbas extrañas. El técnico de laboratorio dijo que sólo Wes las
conocería. Había un nombre extranjero. Algo que sonaba a alemán.

— ¿Höllenkraut?

126
John le lanzó una mirada sorprendida.

—Sí. ¿Cómo lo supiste?

—Sólo una corazonada. Llama a Wes, deberías poder localizarlo ahora. Y


envía a Ryder a mi casa para que vigile a los híbridos. Wes querrá regresar a HQ y a
su laboratorio.

—Lo haré.

Blake retiró su mano para permitir que las puertas se cerraran.

—Gracias.

Momentos más tarde, se encontraba en su automóvil y saliendo del garaje


subterráneo de Scanguards, uniéndose a la ajetreada Mission Street. El sol estaba
bajo sobre el horizonte, pero la ventana especialmente diseñada de su Aston Martin
lo protegía de sus ardientes rayos. El cristal estaba cubierto con una película
impenetrable para los rayos UV. Además el vidrio se había reforzado para que en
caso de que ocurriera un accidente durante las horas diurnas, las ventanillas no se
rompieran y expusieran al vampiro que había dentro.

Esta mejora había sido necesaria después de un incidente de hace cuatro años,
cuando una ventanilla trasera rota casi le había costado la vida. Pero los
pensamientos de eso sólo lo distraerían de la tarea que tenía por delante: asegurarse
que Lilo no hiciera, ya fuera a propósito o no, anunciar la existencia de los vampiros
a cualquiera que no estuviera autorizado a manejar esa información. Una vez que él
hubiera contenido esa amenaza, tendría que tomar una decisión de si debía decirle a
Lilo la verdad o borrarle sus recuerdos.

La idea de hacer eso anudó su estómago incómodamente. Nunca había


arrebatado los recuerdos de alguien a la ligera, sólo había usado su habilidad alguna
vez para protegerse a sí mismo y a su familia: Scanguards. Pero hoy se mostraba
reacio a incluso considerar la idea. Lilo era una mujer valiente, que vino a San
Francisco a buscar a su amiga. Y con su ayuda solamente, ellos ya habían hecho
progresos: averiguar sobre Ronny, y ahora tener la imagen del tipo que había
allanado el apartamento de Hannah y había atacado a Lilo. Tan pronto como pudiera

127
poner las manos en esa memoria USB, haría que Thomas la pasara a través del
programa de reconocimiento facial para identificar al agresor.

¿Podría realmente castigar a Lilo por haber visto algo que no debería haber
visto? ¿La castigaría quitándole sus recuerdos? ¿Estaba justificada esa medida?

Blake apretó el volante con más fuerza. Tal vez no tendría que llegar a eso.
Tal vez ella fuera razonable y se lo tomaría todo con calma. Y, finalmente, aceptaría
los hechos: que no sólo Ronny y su agresor eran vampiros, sino que él, el hombre
que ella había besado la noche anterior, era uno de ellos también.

Quizás fue ese beso el que ahora le ayudara a tomar una decisión.

Se detuvo en el estacionamiento e inmediatamente le envió un mensaje de


texto a Donnelly, mientras el sol se ponía por detrás de él. Cuando finalmente pudo
salir del coche, Lilo ya estaba saliendo por las puertas dobles de la comisaría. Corrió
hacia ella, encontrándola en medio de la escalera.

— ¡Blake! —Ella prácticamente se arrojó en sus brazos.

—Lilo. Vine tan pronto como Wes me lo dijo —La envolvió en un fuerte
abrazo, sintiendo como su cuerpo temblaba. Por reflejo, le dio un beso en la parte
superior de la cabeza y la meció entre sus brazos—. Todo estará bien.

Ella alzó la cabeza, mirándolo, sus ojos llenos de dudas y miedo.

— ¿Te dijo lo que había en ese vídeo?

Él asintió.

—Hazme un favor, Lilo, espérame en el coche, mientras que hablo un


momento con el oficial de policía.

Ella bufó y asintió.

—Sí, compruébalo tú mismo. Si yo no lo hubiera visto, no me lo habría creído


—Ella se apartó de su abrazo.

Blake señaló su coche.

—Sólo tardaré un minuto.

128
La vio caminar hasta su coche y entrar, luego se apresuró a entrar en el
edificio. Donnelly ya lo estaba esperando, y lo condujo a su oficina en la parte de
atrás. Cuando la puerta se cerró tras él, Blake dejó escapar un suspiro.

— ¡Joder!

Donnelly asintió con la cabeza.

—Esto estuvo cerca. Tuvisteis la suerte de que yo no estuviera muy lejos y me


las arreglara para llegar a la comisaría antes de que ella pudiera enseñarle el vídeo a
alguno de mis colegas.

—Lo sé. Te lo debo —Luego apuntó a su ordenador—. Enséñamelo.

Ambos caminaron alrededor del escritorio y miraron la pantalla, y Donnelly


volvió a poner el video. Era lo que Wes había descrito: dos hombres discutiendo y
luego convirtiéndose en vampiros. Vampiros agresivos. ¡Mierda! Ésta no era el tipo
de presentación de los vampiros que él querría que cualquier humano enfrentara. Y
mucho menos Lilo. Las primeras impresiones eran difíciles de olvidar. Esto haría
aún más difícil conseguir su aceptación cuando revelara la verdad sobre sí mismo.

—Al menos ahora sabemos el aspecto del atacante de Lilo. Puedo pasarlo a
través del sistema de reconocimiento facial.

—Ya envié una copia a Thomas en tu nombre. Pensé que querrías saber quién
es este hombre —Dijo Donnelly.

—Eres el mejor.

—Lo sé —Respondió Donnelly secamente y tiró del USB de su portátil—.


Será mejor que te lo lleves. No es seguro que se quede en la comisaría.

Blake tomó la memoria USB, lo metió en el bolsillo de su pantalón y se giró


para marcharse.

— ¿Qué vas a hacer ahora?

Blake vaciló en la puerta y lo miró por encima del hombro.

—Intentar hacer que Lilo comprenda que no todos somos malos.

129
— ¿Le contarás la verdad sobre Scanguards y sobre ti?

— ¿Tengo otra opción?

Donnelly suspiró.

—Siempre tenemos opción. La pregunta es: ¿qué es menos doloroso?


¿Aclararlo todo o borrar lo que ha visto?

— ¿Doloroso para quién? —Murmuró Blake para sí mismo y salió de la


oficina.

130
Capítulo Diecinueve

Apenas habían hablado en el coche. Le había dicho a Lilo que lo harían una
vez que estuvieran en la casa. Después de todo, el coche no era el lugar adecuado
para confesarle que los vampiros realmente existían, y que él era uno de ellos. ¿Qué
pasaría si ella entraba en pánico y saltaba del coche, tratando de huir? No, tenía que
llevarla a casa primero, calmarla y luego decirle la verdad con suavidad. Sólo podía
esperar que ella lo entendiera.

Blake abrió la puerta que conducía del garaje al hall y condujo a Lilo por
delante de él. Las voces de los chicos venían del salón.

— ¿Ryder? —Gritó.

El híbrido de veintidós años apareció casi de inmediato. Era maduro para su


edad, uno de los más serios y responsables de sus protegidos híbridos. Ryder era
menos salvaje que los gemelos de Amaury, y menos obstinado que Grayson, el hijo
mayor de Samson.

—Ya has vuelto.

Blake asintió con la cabeza a él, mientras miraba a Lilo.

—Lilo, este es Ryder, uno de nuestros guardaespaldas en prácticas.

Lilo asintió con la cabeza, su “Encantada de conocerte” sonando automático


y distraído.

Ryder sonrió.

—Lo mismo digo —Se acercó—. Comprobé al veterinario como me dijiste.


Resulta que Hannah si fue a su cita para el perro. ¿Quieres saber lo que ella hizo?

Blake levantó una ceja curioso.

— ¿Qué quieres decir?

131
—Ella hizo implantar un chip GPS a su perro. Sabes, uno de esos que puedes
rastrear en caso de que el animal se perdiera.

—Buen trabajo —Elogió al joven híbrido—. Veamos si podemos encontrar al


perro. Quizás esté con ella.

Junto a él, notó que Lilo se acercaba, la esperanza iluminando sus rasgos.

—Ya hice la solicitud para conseguir la información del chip. Deberíamos


tenerlo pronto, y entonces los de TI lo rastrearán —Informó Ryder.

—Gracias, Ryder, realmente aprecio todo —Luego hizo un gesto a la sala de


estar—. ¿Puedes hacerme un favor?

—Claro.

—Llévate a los chicos a tomar una pizza. Necesito hablar con Lilo a solas.

Ryder echó un rápido vistazo a Lilo y luego asintió con la cabeza.

—No hay problema —Entonces llamó—. Nicholas, Adam, Sebastian, vamos


a por una pizza.

Mientras que los chicos vinieron corriendo Blake preguntó:

— ¿Sebastian también está aquí?

—Su madre lo dejó antes —Dijo Lilo.

Sebastian ye estaba viniendo hacia ellos. Blake tiró de él para un abrazo


rápido.

—Hey, amigo. Qué bueno verte.

El muchacho le devolvió la sonrisa.

—Hola, tío Blake.

—Nosotros saldremos más tarde, ¿de acuerdo? Tengo que hacer un par de
cosas primero, mientras vosotros vais por unas pizzas, ¿de acuerdo?

—Sí, claro.

132
—Bueno, chicos. Vamos —Ordenó Ryder—. ¿Tomo la camioneta?

Blake asintió con la cabeza.

—Las llaves están dentro.

Momentos después, la casa estaba en silencio. Miró a Lilo. Estaba temblando,


y había un brillo acuoso en sus ojos.

—Venga, vamos a hablar.

Ella gimió, enderezando los hombros.

—Son monstruos feos y malvados —Levantó su cara para mirarlo—. Le han


hecho daño a ella. Sé que lo han hecho.

—Lilo, por favor, necesitas calmarte.

— ¿Calmarme? No puedo. ¿No ves lo que está sucediendo? Nuestra propia


existencia está siendo amenazada por estos… estas viles criaturas. ¡Son
abominaciones! Ni siquiera deberían existir. Blake, ¿por qué está sucediendo esto?

Las lágrimas se desprendían de sus ojos, y no soportaba verla así. Sin pensarlo
dos veces, la tomó entre sus brazos y la meció.

—Oh, pequeña, todo estará bien. Te lo prometo.

— ¿Cómo? —Gimió—. ¿Cómo podría estar algo bien de nuevo cuando


horribles criaturas como esas existen? ¡Vampiros! ¡Chupasangres! Nos matarán a
todos.

Las palabras se clavaron en su corazón como cuchillos. No sería fácil


convencerla de que no todos los vampiros eran malos. Que en realidad la mayoría
de los vampiros que él conocía eran personas buenas y decentes. Gente que había
jurado proteger a la humanidad.

Blake le dio un beso en el pelo.

—Veamos primero la evidencia. Realmente no sabemos lo que han hecho —


Aunque estaba seguro de que estaban tras la desaparición de Hannah—. ¿Por qué no
hablamos?

133
Ella negó con la cabeza y envolvió sus brazos alrededor de su torso.

—No quiero hablar. Quiero olvidarlo. Quiero no pensar en lo que he visto.


Ojalá no lo hubiera visto nunca. ¿Cómo podré dormir de nuevo nunca más? ¿Cómo
seré capaz de sentirme segura de nuevo?

—Algunas cosas no siempre son como parecen al principio —Trató de


pacificarla.

—No estamos seguros, Blake. Nunca volveremos a estar a salvo —Lo miró,
sus ojos redondos y rebosando de lágrimas.

Ver el miedo tan profundamente grabado en sus rasgos le hizo daño hasta lo
más profundo.

—Siempre estarás a salvo conmigo.

Ella levantó una mano y alcanzó su rostro, acariciándole la mejilla con los
dedos.

—Cuando estoy contigo, casi puedo creerlo —Ella acercó más su rostro—.
Cuando me abrazas, la pesadilla parece ser menos real.

Sintió su sangre calentarse con su cercanía, su lado vampiro registrando el


cambio en su comportamiento. Donde el miedo había reinado sólo unos momentos
antes, la esperanza estaba floreciendo, y la excitación estaba creciendo.

—Quizás si me abrazas más apretada, podamos hacer desaparecer este horror.


Tal vez entonces despertaré de esta pesadilla.

Sus labios estaban atrayéndolo, parecían más tentadores que nunca. Ya sabía
cómo sabían, y ese hecho hizo que la resistencia fuera incluso más difícil.

—Lilo, eso no va a hacer que esto desaparezca. Tengo que decirte…

—Por favor, Blake, sé que no me encuentras poco atractiva… —Bufó—. Lo


sentí cuando me besaste.

Él suspiró.

134
—Ese no es el punto, Lilo, pero ahora eres vulnerable. No sería justo que me
aprovechara…

—No estás aprovechándote —Se levantó sobre los dedos de sus pies,
acercando su cabeza a la suya, sus labios aún más cerca—. Soy yo la que está
aprovechándose de tu bondad. Por favor, hazme el amor. Lo necesito ahora.
Necesito olvidar.

El corazón de Blake tronaba fuera de control.

—Lilo, por favor, no me conoces. Podrías arrepentirte de esto.

— ¿Lamentar el irme a la cama con un hombre que ha hecho todo lo que tenía
en su poder para ayudar a una amiga? No, no me arrepentiré de esto —Ella rozó sus
labios sobre los suyos.

—Lilo —Murmuró, todavía tratando de mantener su control.

—A menos que no me desees…

— ¡Por supuesto que te deseo! —Gruñó—. Pero no soy quién crees que soy
—Pero era un hombre que no podía negar que la atracción sexual entre ellos estaba
ardiendo como un reguero de pólvora. Uno que no sería capaz de sofocar.

—Entonces hazme el amor. Porque mañana podríamos estar muertos.


Muertos por esas cosas malvadas.

A pesar de su mejor juicio, él tiró de ella hacia sí.

—No deberíamos hacer esto —Dijo antes de capturar su boca en un beso


abrasador.

No, no estarían muertos mañana, pero para la mañana, Lilo sabría que él era
un vampiro, y entonces nunca le permitiría tocarla de nuevo. Y la idea de que él
nunca pudiera descubrir lo que se sentía al perderse en el cuerpo de Lilo y encontrar
el éxtasis con ella, era algo que no podía soportar. Y aunque sabía que estaba
equivocándose, la levantó en sus brazos y la llevó a su dormitorio, sin soltar por un
solo segundo sus hambrientos labios.

135
Sabía que pagaría por este pecado a corto plazo, pero en este momento no le
importaba.

Ahora mismo él era todo hombre, todo vampiro, hambriento de una mujer
que lo tentaba como ninguna otra.

136
Capítulo Veinte

Blake cerró la puerta del dormitorio con el talón y la llevó a su cama. Sabía
que ya no podía detenerse. Pronto, Lilo lo odiaría por lo que estaba a punto de hacer.
Lo menos que podía hacer en ese momento era darle más placer de lo que ella había
experimentado jamás. Entonces tal vez, y sólo tal vez, una vez que se enterara de la
verdad, ella recordaría lo suave que su toque había sido. No como un vampiro, sino
como un hombre que la adoraba.

La acostó entre las sábanas y soltó su boca. Un chillido desilusionado dejó sus
labios, y ella lo atrajo de vuelta con una mano en su nuca.

—No te detengas —Le murmuró.

Él retiró un mechó rubio de su frente y miró su rostro ruborizado.

—No voy a parar hasta que tú y yo estemos completamente satisfechos, confía


en mí en eso —No haría nada menos. Pero también quería dejar establecida primero
una cosa—. Pero no voy a precipitarme.

Él retrocedió un poco más, moviéndose sobre la cama para no aplastarla con


su peso, y dejó que su mirada recorriera su torso. Ella llevaba una camisa de manga
larga y ajustada con botones en la parte delantera. Debajo de la suave tela, el
contorno del sujetador se mostraba. Cuando volvió a mirarla a la cara, notó que ella
estaba mordiéndose el labio inferior entre sus dientes, aspirando un suspiro.

Sin romper el contacto visual, movió la mano hacia abajo, dejando que sus
dedos bajaran lentamente se arrastraran por su parte frontal hasta llegar a la cima de
su seno izquierdo. Allí se detuvo y comenzó a rodear su pezón. Una fuerte
respiración confirmó que su contacto tuvo la reacción esperada.

— ¡Sí! —Exclamó ella.

El orgullo masculino floreció, capturó su pecho en su mano y apretó la


sensible carne, sintiendo su duro pezón rozarse contra su palma. Si ella respondía

137
con tanto entusiasmo a este toque, estaría gritando en éxtasis tan pronto como la
desnudara y la estuviera acariciando en serio.

Ahora estaba incluso más contento por haber enviado a Ryder con los
híbridos. Lo que estaba a punto de suceder en esa habitación no era adecuado para
los impresionables oídos de los adolescentes. Su audición híbrida sensible, tan
sensible como la de un vampiro, captaría cada sonido. Y no quería o necesitaba que
cualquiera fuera testigo de él haciéndole el amor a Lilo. Esto era solo para los dos.
Íntimo y privado.

—Ahora voy a desnudarte —Quería que ella supiera lo que estaba haciendo
en cada momento. No habría ningún malentendido entre ellos, no cuando se tratara
de hacer el amor—. ¿Estás segura de que quieres esto?

Que Dios le ayudara si ella decía que no. Porque incluso si lo hiciera, no sería
capaz de liberarla ahora. Su polla ya estaba llena de sangre, muriéndose por la
liberación. Si no estuvieran todavía vestidos, ya estaría dentro de ella, empujando
hacia su primer orgasmo. Pero tenía que pensar en Lilo, en sus necesidades, en sus
deseos. Y ella no necesitaba que fuera rápido y duro. Necesitaba que fuera amable y
cariñoso. Necesitaba un sueño, uno que hiciera la realidad más soportable. Lo leyó
en sus ojos. En sus lágrimas.

—Blake… —Ella levantó la pierna y la enrolló alrededor de su muslo,


acercándole—. Te deseo.

—Oh, me tienes, Lilo.

Lo que significaba ella no podía comenzar a imaginar. Tampoco podía


explicárselo, porque apenas lo comprendía él mismo. Pero sabía que si él la tomaba
ahora, no habría vuelta atrás. Ya no sería el viejo Blake. Cambiaría irrevocablemente
por la mujer que tenía entre sus brazos. Nunca antes había creído en el destino o en
que las cosas sucedieran por una razón. Pero ahora sabía que incluso su accidente de
coche hace cuatro años, había sucedido para que él pudiera encontrarse con Lilo.

—Tú me tienes completamente, pequeña —Repitió y hundió su boca en sus


labios entreabiertos, sumergiéndose en su olor embriagador como si Lilo fuera el
único alimento que necesitaba. Y tal vez algún día ella lo sería…

138
Lentamente empezó a desabrocharle los botones de su camisa. Con cada
botón que se abría, más de su piel se revelaba, hasta que finalmente pudo separarle
la parte superior de su torso, y luego quitársela completamente. Él barrió sus ojos
sobre ella entonces, bebiendo en la belleza de su reluciente piel, sus firmes músculos
de su vientre y sus exuberantes pechos. Sus pezones duros empujaban a través del
sujetador de encaje negro, invitándolo a acercarse.

Bajó la cabeza para lamer a lo largo de la protuberancia que había bajo la tela,
obteniendo un sofocado gemido de los labios de Lilo.

—No has visto nada todavía —Le prometió, y empezó a trabajar la parte
delantera del broche de su sostén. Cuando estalló abierto, él retiró las copas y dejó
que sus pechos se derramaran entre sus manos anhelantes—. Oh, pequeña.

Enterró su cara en su regazo, descubriendo la suavidad de su cálida piel.


Inhaló profundamente y sintió que sus colmillos hormigueaban en respuesta. Oh,
Dios, esto era peor de lo que había pensado. Tendría que utilizar cada onza de su
fuerza para luchar contra su transformación. Tenía que mantener su bestia bajo
control y asegurarse de que no se deslizaba más allá de sus defensas. El vampiro en
él no encontraría ninguna satisfacción esta noche, porque el hombre en el necesitaba
que Lilo confiara en él.

Blake levantó la cara y deslizó sus labios alrededor de un duro pezón,


succionándolo profundamente en su boca. La tentación de hundir sus colmillos en
su suave carne y probar el sabor de su sangre era fuerte, pero la empujó hacia atrás.
En lugar de ello, lamió el duro capullo con su lengua, pasándolo una y otra vez,
disfrutando de cómo Lilo se retorcía debajo de él en evidente deleite.

Su mano sobre su nuca se clavó en él, y le dio la bienvenida a sus uñas


clavándose, enviando escalofríos por su columna vertebral hasta su cóccix. Un
apretón correspondiente de adrenalina se disparó en sus pelotas y polla haciéndole
rechinar una maldición. ¡Joder, debería tener más control que esto! ¿Por qué su
cuerpo reaccionaba como si nunca hubiera sido tocado por una mujer?

—Oh, Blake, esto es bueno —Murmuró Lilo, con la otra mano deslizándose
hacia su trasero para agarrarlo por allí.

139
Él instintivamente empujó su pelvis, frotando su dura erección como el hierro
contra su centro.

Lilo jadeó, el sonido era tan emocionante que él no pudo evitarlo y empujó
una vez más, mientras le chupaba más fuerte el pezón.

Levantó la cabeza y la miró a los ojos.

— ¿Quieres esto dentro de ti?

—Sí —Su voz era un mero eco, pero envió un estremecimiento tentador a
través de su cuerpo.

—Pronto…

Cuidadosamente, ahora le quitó el sostén, arrojando la prenda a los pies de la


cama. Luego continuó acariciando sus pechos, explorando cada centímetro de su
torso, el profundo valle entre sus pechos, los altos picos coronados con pezones
rosados y duros, y todo lo demás: el valle de su ombligo y las curvas donde su cintura
se afilaba antes de redondearse hacia fuera en sus caderas otra vez.

Tal perfección. Qué belleza. No podía obtener suficiente de tocarla, de oír el


latido de su corazón cuando empezó a galopar hacia el clímax inevitable, al oler su
sangre mientras corría por sus venas como un torrente siguiendo el camino tallado
de un río pedregoso.

Todo el tiempo, su propia sangre tronaba en su cuerpo, tomando partido en


la silenciosa guerra que ardía dentro de él: la batalla entre el hombre y el vampiro.
Por ahora, el hombre estaba ganando.

Blake acarició los pechos de Lilo besó y succionó, y lamió cada centímetro
expuesto de su deliciosa piel, pero no era suficiente. Él deslizó una mano por su
cuerpo, dirigiéndose a la cinturilla de sus pantalones.

—Voy a tocarte el coño —Le advirtió y abrió el botón.

Sintió que ella contenía el aliento, la pelvis inclinada hacia la mano. Una
invitación inconfundible, bajó la cremallera y deslizó sus dedos por debajo de sus
bragas bikini. Fue recibido por un ligero vello y un calor tan feroz que casi lo arrasó.

140
Lilo se inclinó hacia él, gimiendo.

Suavemente se movió más abajo, sus dedos encontraron el lugar donde la


humedad caliente goteaba de ella. Codiciosamente, él bañó su dedo en su excitación,
cerrando los ojos para dejarse caer más profundamente en el encantamiento que Lilo
estaba tejiendo a su alrededor. Un hombre podría perderse para siempre en la
telaraña que ella tejía tan fácilmente.

—Te siento tan bien —Murmuró contra su pecho, plantando besos en su carne
mientras él trabajaba en la parte superior. La besó junto a su cuello, sintiendo el
tamborileo de su pulso debajo de sus labios. Lo estaba llamando como un faro,
tentándolo a extender sus colmillos para que pudiera calmar el hambre que devastaba
su cuerpo. Pero él no podía ceder. Tenía que ganar la confianza de Lilo mostrándole
que era un amante desinteresado, que su placer venía antes que el de él, era lo más
importante.

Con cuidado comenzó a acariciar los pliegues húmedos, acariciando su


hendidura, provocando gemidos tras gemidos, y suspiros después de suspiros de sus
labios rojos. En su oreja, él susurró:

—Imagina que es mi polla.

Ella jadeó y levantó su pelvis hacia arriba, sus manos de repente para ayudar
para empujar sus pantalones y bragas más abajo, para darle un mejor acceso. Él le
permitió mover las prendas hasta mitad del muslo, luego la detuvo. Era mejor que
no pudiera abrir sus piernas demasiado ampliamente por un tiempo, o esto iría más
lejos demasiado rápido.

—Todavía no, nena —Presionó un beso debajo del lóbulo de su oreja—. Sólo
toma esto por ahora —Deslizó su dedo medio profundamente en su apretado canal,
hasta que ya no pudo ir más lejos.

— ¡Ohhhh! —Ella se arqueó fuera de la cama, y sus músculos se abrazaron


alrededor del dedo.

—Tranquila, nena, relájate —La apremió.

141
Lilo se acomodó de nuevo sobre las sábanas y luego tiró de su cabeza hacia
ella. Sus labios estaban hambrientos cuando se deslizaron sobre los suyos. Dios,
cómo amaba a una mujer que se hacía cargo del asunto y no tenía miedo de mostrarle
a un hombre lo que esperaba de él.

Lentamente, tiró de su dedo hacia atrás y, luego, lo movió más alto hacia su
centro de placer. Cuando frotó sobre el hinchado paquete de nervios por primera vez,
Lilo gritó en su boca. Él se tragó el embriagador sonido y lo hizo de nuevo dibujando
suavemente pequeños círculos alrededor del precioso órgano. Percibió su necesidad
de moverse con él, para frotarse contra su mano, pero él echó su muslo por encima
de sus piernas para sujetarla. Cuando ella quiso protestar, él arrancó sus labios de los
de ella.

—Tenemos que ir lento, pequeña, o esto no durará.

Sin darle tiempo a contestar, volvió a tomar su boca y continuó su apasionado


beso, mientras abajo la acariciaba con más ternura, suave sobre su clítoris cuando
sintió su pulso errático y que su aliento entraba en jadeos, negarle la liberación que
ella quería sólo la prepararía para una más masiva.

Cada vez que se alejaba, Lilo gemía de frustración, pero en el momento en


que él continuaba con sus acaloradas caricias, ella ronroneaba como un gatito. No
había vista más hermosa que una mujer en éxtasis.

Blake liberó sus labios y besó un camino a lo largo de su mandíbula, luego por
su cuello. Ella estaba lista ahora para experimentar su primer gusto de lo que él podía
darle.

—Quieres correrte, Lilo, ¿verdad?

— ¡Sí! —Exclamó.

Él plantó besos con la boca abierta a lo largo de la delgada columna de su


cuello y continuó con sus atenciones. Pero esta vez no se detuvo cuando sintió que
su cuerpo se tensaba. No retiró su mano, no la privó de lo que necesitaba. Esta vez
aumentó su ritmo, la acarició con más presión, escuchando a su cuerpo para saber
cuándo era el momento.

142
Los estremecimientos que atravesaron el cuerpo de Lilo cuando llegó al
clímax eran lo más puro de lo que había formado parte. Su mano se detuvo sobre su
sexo, permitiendo que los temblores que la sacudían se extendieran hacia él y enviara
diminutas ondas eléctricas a través de su cuerpo y a su polla.

Pronto, se prometió a sí mismo. Tan pronto como Lilo estuviera


verdaderamente preparada para él.

Cuando levantó la cabeza de su cuello y la miró, sus ojos estaban cerrados.


Ella los abrió, encontrando su mirada. Levantó la mano y se la pasó por el pelo. Él
la capturó y le dio un beso en la palma, antes de levantarse a sí mismo fuera de ella.

Antes de que ella pudiera sentarse, él ya estaba de pie, liberándola de los


zapatos y calcetines, y, después tirando de sus pantalones y bragas completamente
hasta abajo, hasta que ella quedo acostada desnuda ante él. Notó como ella levantaba
la cabeza y alcanzaba el edredón como queriendo cubrirse, pero él ya estaba
posicionado entre sus piernas, separándoselas.

—No te escondas de mí. Eres hermosa —Luego bajó la cabeza a la coyuntura


de sus muslos—. Quiero probarte —Se encontró con su mirada atónita—. Dime que
deseas eso.

—Pero… acabas de hacerme correr —Dijo ella, con una voz un poco
temblorosa y un rubor rojo oscuro extendiéndose por sus mejillas.

No pudo reprimir su sonrisa.

—Sí, y ahora voy a hacerte correr con mi boca. ¿Hay algo malo en eso?

Ella tomó algunas respiraciones irregulares, pero finalmente negó con la


cabeza.

—No, nada malo. Nada en absoluto.

143
Capítulo Veintiuno

Lilo miró el cabello oscuro de Blake mientras sumergía su cabeza en la unión


de sus muslos y enterraba su cara en su calor. Su cálido aliento sopló sobre su carne,
y un momento después, su lengua lamió su sexo, calmándola.

—Oh, Blake.

No podía creer lo que le estaba haciendo. No sólo la había tocado con tanta
paciencia y habilidad que ella había explotado potentemente, sino que aún ahora él
no tomaba el placer para sí mismo. En cambio, la lamía con tal fervor que no estaba
segura de que no estuviera soñando, porque ningún hombre era tan desinteresado.
Tal vez ella se había quedado inconsciente.

Pero las fuertes manos sobre sus muslos, manteniendo sus piernas separadas,
y la cálida lengua que la lamía eran demasiado reales para ser un sueño. Se extendió
hacia él, pasando sus manos a través de su cabello grueso y oscuro sintiéndole vibrar
bajo su toque.

Por un momento, él levantó la cabeza, sus miradas chocando. En sus ojos


leyó la promesa que le estaba haciendo: empaparla con placer.

Se sentía segura ahora. Con Blake a su lado, el miedo retrocedía,


desapareciendo en el fondo. Si se quedaría allí, no lo sabía, pero por ahora, durante
la siguiente hora o dos, podría respirar de nuevo.

Se deleitó con las sensaciones que Blake desataba en ella. Euforia. Lujuria.
Placer. Su excitación estaba aumentando, gracias a la habilidad de la lengua de Blake
y a su magistral boca. No había nada mecánico o superficial en sus caricias. No, cada
trazo, cada mordisco, cada lamedura parecían darle tanto placer a él como a ella, si
los gemidos guturales que salían de su garganta fueran algo que lo indicara.

¿Había prodigado a cualquier mujer con la que estuvo tanta pasión? Por
alguna razón egoísta, quería creer que ella era la única a la que tocó, a la que hizo el
amor de esta manera. Nunca había conocido un hombre como él. Ni siquiera
Morgan West era así: un amante desinteresado con una energía y habilidad ilimitada.

144
No podía inventar a un hombre como Blake aunque lo intentara. Nadie la creería.
Pero Blake era real.

Lilo ya había sido estimulada hacia otro orgasmo, pero sabía que necesitaba
más esta vez. Quería experimentar este clímax con él en su interior. Era la única
manera de compartir verdaderamente cómo la hacía sentir.

Lilo le puso las manos sobre su rostro y lo levantó.

Él la miró, sorprendido.

— ¿No te gusta?

—Me encanta —Se apresuró a asegurarle—. Pero quiero que estés dentro de
mí. Quiero sentirte.

Él se levantó para sentarse.

— ¿Estás segura de que quieres eso?

Ella se incorporó y asintió con la cabeza, luego alcanzando los botones de su


camisa, deshizo el primero, luego el segundo, hasta que ella pudiera deslizarla sobre
sus hombros y quitársela.

Sólo había un ligero vello oscuro en su pecho, un pecho que atestiguaba su


estado de forma. Era musculoso y bien tonificado, su piel de un hermoso tono
bronce. Fascinada por tanta perfección masculina, dirigió su mano por las crestas
duras de su pecho y abdomen, y lo sintió inhalar. Por debajo de su tacto, sus músculos
se flexionaban. Le encantaba la forma a la que él reaccionaba a su toque, sentado
completamente quieto mientras su corazón tronaba bajo su palma.

—Lilo…

Ella alzó los párpados, apartando los ojos de su pecho desnudo.

— ¿Sí?

—Desnúdame.

Ella sonrió ante su petición. Blake se giró hacia el lateral, pateando sus
zapatos que cayeron junto a la cama, antes de acostarse sobre su espalda.

145
Sin vacilar, se inclinó sobre él. Sus ojos cayeron sobre el bulto que se había
formado bajo sus pantalones. Un jadeo involuntario se le escapó a ella antes de que
pudiera reprimirlo.

Una carcajada vino de Blake, haciéndola reunirse con su mirada.

—No estoy seguro de si pedir disculpas o dar las gracias por el cumplido —
Dijo con una mueca petulante. Su mano subió y acarició sus nudillos sobre su
mejilla—. No te preocupes, seré muy amable.

Ella sintió que sus mejillas se ruborizaban ardientemente.

—Lo sé —Al igual que había sido cuidadoso cuando la había tocado. Aunque
tal vez no lo quería suave. Quizás ella quería algo más.

Audazmente, abrió el botón del pantalón de Blake y le bajó la cremallera. Se


apoderó de la cinturilla y tiró, mientras que Blake se levantó a sí mismo para que ella
pudiera liberarlo de su ropa. Tiró sus pantalones al suelo en el centro de la habitación,
antes de que le ayudara con sus calcetines. Cuando ella volvió a mirarlo, él estaba
allí, tumbado sólo con sus calzoncillos tipo bóxer. La tela se extendía sobre su
entrepierna. Lentamente tiró de ella hacia abajo completamente. Sólo ahora el
verdadero tamaño de su erección era evidente. Su barbilla descendió, y sin darse
cuenta se lamió los labios. Él era el espécimen de hombre excitado más asombroso
que ella había visto nunca.

Un gemido se hizo eco entre las paredes del dormitorio.

—Joder, Lilo, no hagas eso, vas a hacer que me corra antes de estar dentro de
ti.

— ¿Hacer, qué?

—Mirarme como si quisieras devorarme.

—Yo no estoy…

Blake se sentó y le puso la mano sobre su nuca, tirando de su rostro hacia él.

146
—Lo estás. Y normalmente me encantaría que me miraras así. Pero cuando
te lames los labios así, mi mente se imagina todo tipo de cosas… y todo tipo de formas
en que quiero follarte.

— ¿Y eso es algo malo? —Bromeó ella, sintiendo que su confianza crecía al


saber que Blake la deseaba.

—Sí, muy malo. Porque significaría que no podría hacerte el amor durante
casi todo el tiempo que yo quiero.

— ¿Has oído hablar de segundos?

Él se rio en voz alta.

— ¡Gracias a Dios por eso! —Entonces él capturó sus labios y se movió para
presionar la espalda de ella sobre las sábanas y rodar sobre ella.

Sus piernas se abrieron, dejando espacio para él. Su dura polla empujándose
contra su centro, enviando un pico de adrenalina a través de interior por el contacto
de piel sobre piel. Las llamas parecían que ardían en su interior.

Blake inclinó su pelvis y colocó su erección.

Lilo arrancó su boca de la suya.

—Condón —Jadeó ella. En el calor del momento, casi lo había olvidado.

Él se congeló a medio movimiento, retrocediendo unos cuantos centímetros.


Expulsó un suspiro, antes de mover la cabeza de un lado al otro.

—Lo siento. No tengo ninguno —Vaciló, luego se alejó un poco más—. Yo


no… yo estoy sano. La empresa… nos hace pruebas regularmente.

Ella intentó darle sentido a su explicación. Estaba hablando de ETS 12. Pero
esa no era su única preocupación.

—No estoy tomando la píldora— No había necesidad. No había estado con


un hombre en mucho tiempo.

12
ETS: Enfermedades de Transmisión Sexual.

147
Él pareció relajarse un poco.

—Si estás preocupada por un posible embarazo, no lo estés. Soy estéril.

— ¿Estéril?

Él se encogió de hombros.

—Pasa en las mejores familias.

—Oh — ¿Era cierto? Ella vaciló, dejando que las palabras se hundieran.

Blake se sentó sobre sus talones.

—Tal vez esto fue una mala idea —Él alcanzó el edredón, tirando de él a
través de ella—. Ni siquiera tengo condones en casa. ¿En qué estaba pensando? Por
supuesto que no quieres acostarte conmigo sin la protección adecuada. No me
conoces —Se pasó la mano por el pelo—. No tienes ninguna razón para creer una
sola palabra de lo que te estoy diciendo —Él saltó de la cama—. Dejaré que te vistas.

Ella lo vio girarse, dándole una visión de su tonificado culo.

— ¡Blake! —Se levantó de la cama y alcanzó su brazo, su decisión de repente


clara.

Él se volvió, dándole una sonrisa arrepentida.

—Si dices que estás sano y que no puedes dejarme embarazada, te creo —Lo
atrajo más a ella—. Hazme el amor. Déjame sentirte.

— ¿Estás segura?

Había un brillo salvaje en sus ojos, y le provocó algo primitivo en ella.

—Sí. De cualquier forma que tú desees —Ella nunca le había dado a nadie
carta blanca, pero Blake le hacía desear cualquier cosa y todo.

Al instante siguiente, Blake la levantó de sus pies, y unos segundos más tarde
se encontró con la espalda contra la pared, sus piernas separadas, suspendida en el
aire, sólo sostenida por las fuertes manos de Blake. Pero ella no tuvo tiempo para

148
maravillarse por su fuerza, porque él ya la estaba bajando hacia su polla, asentándose
profundamente dentro de ella con un empuje continuo.

— ¡Ohhhhh! —Gritó ella sorprendida. Cerró los ojos, sobrepasada por la


sensación de cómo la llenaba tan completamente. Su canal estirado para acomodarlo,
y todas sus terminaciones nerviosas hormigueando agradablemente.

— ¿Demasiado? —Susurró él.

Abrió los ojos y lo miró. Tenía apretada su mandíbula, y las cuerdas en su


cuello sobre salían, pulsando por la tensión, un aro dorado alrededor de su iris por la
luz que reflejaba en la pared.

—Es perfecto —Logró decir—. Tú eres perfecto.

Como si hubiera estado esperando su aprobación, él tiró hacia atrás de sus


caderas, dejando que su polla se deslizara fuera de ella, hasta que tan sólo la cabeza
bulbosa todavía estaba sumergida, antes de hundirse de nuevo en ella. Su poderoso
empuje le robó el aire para respirar. Ella aspiró algo de oxígeno.

— ¡Sí! Oh, Blake, sí. Así.

Por qué de repente se había convertido en una mujer que le gustaba ser follada
duro y rápido contra una pared, ella no tenía ni idea. Pero como Blake la estaba
tomando así, empujándo en ella con poderosos movimientos, no podía imaginar que
deseara cualquier otra cosa. Jamás en su vida se había sentido tan deseada.

—Nena —Empujó contra sus labios, mientras se hundía tan profundo que ella
pensó que estaba tocando su vientre—. Te siento tan bien.

Tomó sus labios como si quisiera comérsela viva. Su lengua se sumergió entre
sus labios entreabiertos, explorándola, tomando posesión de ella, haciéndola
someterse a sus deseos.

Se entregó de buena gana, abriendo su cuerpo a él, dándolo lo que quería. Y


ella tomó lo que necesitaba, también. Absorbió todo lo que él estaba dispuesto a
darle. La chispa que se había encendido entre ellos la noche anterior ahora estaba
ardiendo como un reguero de pólvora. Fuera de control. Caliente. Salvaje. Ella nunca

149
había sentido nada parecido antes. Nunca había sabido que hacer el amor podría ser
similar a esto. Cómo cada célula de su cuerpo podría zumbar con placer.

Blake soltó sus labios, mirándola, como para asegurarse de que estaba bien.

Estaba jadeando pesadamente, pero no estaba desacelerando. Su cuerpo


ahora brillaba por el sudor, y sus músculos se flexionaban con cada movimiento que
él hacía.

—Tan cerca —Le murmuró.

Él sumergió su cara en el ángulo de su cuello y la besó allí. Ella se estremeció


ante el contacto e inclinó la cabeza para permitirle un mejor acceso.

—Sí.

El gemido de Blake la atravesó como un estremecimiento, mientras sus labios


acariciaban la sensible piel de su cuello. Arrastró besos de boca abierta a lo largo de
su carne caliente, simultáneamente calmándola y excitándola otra vez. Entonces, ella
sintió sus dientes rozando su piel, y el estremecimiento correspondiente atravesó el
cuerpo de Blake.

— ¡Joder! —Gritó y dio varios empujes más, su hueso pélvico golpeando su


clítoris, justo cuando sintió que el cálido chorro de su semen la llenaba.

Su clímax siguió al de él en un segundo, y se sintió relajarse contra la pared,


Blake todavía sosteniéndola. Durante varios segundos, lo único que pudo hacer fue
recuperar el aliento. Él no parecía estar mucho mejor.

Lentamente, levantó la cabeza y apoyó la frente contra la de ella, exhalando.

—Esto fue mucho más de lo que esperaba —Presionó un suave beso en sus
labios—. Eres increíble, Lilo. Verdaderamente asombrosa.

Ella tuvo que sonreír. ¿Él pensaba que ella era increíble? Ella no había hecho
nada. Fue él quien había convertido esto en una experiencia de otro mundo.

Ella pasó la mano por su pelo.

—Blake, nunca había sentido algo tan bueno. Eres…

150
Él se rio entre dientes.

—Yo no estaba buscando elogios —La ancló con los ojos, el azul en ellos más
vibrante que nunca—. Y realmente espero que esta no sea la última vez que me dejes
hacerte el amor.

Su comentario parecía un poco fuera de lugar, teniendo en cuenta que era el


hombre con más confianza que había conocido, incluso más seguro que su arrogante
personaje, Morgan West.

—Segundos, ¿recuerdas? —Bromeó ella.

—Sí, segundos —Él deslizó sus labios sobre los de ella, y la besó. Esta vez, su
beso fue lento y suave. La ternura con la que adoraba su boca fue inesperada, pero la
empapó, tal y como había engullido antes su pasión.

Pareció pasar una eternidad antes de que él finalmente retirara su polla de ella
y la dejara sobre sus pies.

— ¿Qué tal si enciendo la ducha? —Preguntó.

—Me gustaría eso.

La soltó de sus brazos y cruzó la habitación hacia el baño.

—Es una casa antigua. El agua caliente tarda un par de minutos.

Ella lo vio desaparecer en el baño, admirando su musculoso físico. Pocos


hombres se veían genial tanto con ropa como sin ella. Blake era uno de ellos.

Todavía en un estado de felicidad, se retiró de la pared y lentamente cruzó la


habitación, cuando su mirada cayó sobre la mesilla de noche. Allí, en el estante
medio, había colocado un libro. Sonrió para sí misma. Era una novela del cazar
recompensas Morgan West, uno de sus libros. Si sólo Blake supiera que ella era la
autora que había escrito la novela que estaba leyendo. Tal vez debería decírselo. Así
ambos conseguirían una carcajada con ello.

—El agua se está calentando —Dijo Blake desde el baño.

151
Ella se giró y siguió caminando, pero con su siguiente paso, su pie aterrizó
sobre algo afilado, y ella gritó involuntariamente.

— ¡Ay!

Levantó el pie y vio lo que había pisado. Se congeló, luego lentamente se


inclinó. ¿Era lo que ella pensaba que era? No, no podía ser. Pero no cabía ninguna
duda. Una H rosa garabateada en el pequeño artículo brillante la miraba a la cara.

— ¿Vienes, Lilo?

Recogió el artículo que estaba al lado de los pantalones de Blake. ¿Se le había
caído de su bolsillo cuando los había tirado al suelo cuando lo desnudo? Lilo se alzó,
girando hacia el baño, donde ahora Blake apareció en el marco de la puerta.

— ¿Qué es esto? —Levantó el dispositivo USB, el mismo que ella había


entregado al oficial Donnelly—. ¿Por qué lo tienes tú? ¿Qué está pasando?

Blake miró fijamente la memoria USB que tenía en la mano, con los ojos muy
abiertos.

—Lo siento. Yo iba a contártelo.

— ¿Contarme qué? —Para sus propios oídos, su voz de repente sonó


estridente. Él le había mentido.

—La verdad.

152
Capítulo Veintidós

Blake había cogido su ropa y se había ido para dejar que Lilo se vistiera en
privado.

Ahora se paseaba delante de la chimenea del salón, la culpa volando a través


de él. Lo había arruinado. Enormemente. ¿Por qué no le había contado todo en el
momento que Ryder se había marchado con los híbridos? Sabía exactamente por qué:
porque su pene había pensado por él.

— ¡Joder! —Golpeó su puño contra la encimera de la chimenea.

Acostándose con Lilo había hecho las cosas cien veces peor. No sólo se
sentiría traicionada, sino que también estaba seguro de que él no podría dejarla ir.
Nunca había sentido tanto éxtasis en su vida como cuando se había corrido dentro
de ella y sintió sus músculos interiores apretarse alrededor de él como si hubiera
querido encarcelarlo. Pero las posibilidades de volverla a tener abrazada entre sus
brazos habían bajado a cero.

La mirada herida que ella le había lanzado antes de marcharse del dormitorio
le había dicho eso.

Lo aclararía todo ahora, desnudándose ante ella, era su única oportunidad de


redención ante sus ojos. Pero incluso si pudiera hacerle entender por qué había tenido
que guardarle secretos, no había manera de saber cómo reaccionaría al enterarse de
que él era la misma criatura que ella encontraba tan repugnante.

Sus orejas se interesaron cuando oyó pasos en las escaleras. Respirando


hondo, se preparó. Este era el momento de la verdad, y dependía tanto de cómo
manejara los próximos minutos.

Cuando la oyó en el arco abierto, se volvió lentamente. Ella se quedó allí entre
el vestíbulo y la sala de estar, completamente vestida, las mejillas todavía enrojecidas,
el pelo revuelto.

Él le señaló el sofá.

153
— ¿Por qué no te sientas?

—Prefiero quedarme de pie.

—Créeme, querrás estar sentada para esto. Lo que te voy a decir no es fácil de
tragar.

Le lanzó una mirada fulminante.

— ¿Por qué? ¿Por qué es otra mentira?

Él hizo una mueca.

—Me lo merezco. Pero lo que voy a decirte ahora es la verdad —Suspiró—.


Quería decírtelo antes. Fue por ese motivo por el que mandé a Ryder y los chicos
fuera, pero las cosas… —Se aclaró la garganta—… sucedieron cosas. Y no estoy
orgulloso de cómo me comporté.

Pasó sus ojos sobre ella.

—Pero sólo soy un hombre. Y es difícil resistirse a algo que quieres


condenadamente mucho.

Ella ignoró su comentario y caminó hacia el sofá, hundiéndose en una esquina


del mismo. Él permaneció de pie cerca de la chimenea, sintiendo que ella no quería
que se acercara más.

—Lilo, quiero que entiendas algo. No era mi intención aprovecharme de ti,


pero nunca tuve una oportunidad de resistirme a ti. Eres valiente e inteligente. Y tan
condenadamente hermosa.

Ella no se ablandó. En cambio, apretó los labios.

—Puedo que no creas todo lo que tengo que decirte. Pero hay una cosa que
tienes que creer: nunca te haré daño. Te protegeré con mi vida, si llegara el caso.

Ella hizo un movimiento brusco con la mano, cortándolo.

—Llega al punto —Tiró la memoria USB en la mesa de café—. Le di esto a


la policía. ¿Cómo lo conseguiste?

154
Él asintió con la cabeza, tratando de encontrar la manera mejor de comenzar.
Tal vez las cosas fáciles primero.

—Lo que te dije sobre mí es verdadero. Soy un guardaespaldas para


Scanguards. Pero lo que no te he dicho es que Scanguards tiene un contrato de
consultoría con el departamento de policía. Ellos confían en nosotros para resolver
casos que ellos no pueden.

Ella entrecerró los ojos con sospecha.

— ¿Qué se supone que significa eso?

Él hizo un gesto hacia la memoria.

—El video que está ahí. Es real. Los vampiros existen, y he sido consciente
de ello durante mucho tiempo. Al igual que el jefe de policía y algunos policías
selectos que actúan como nuestros enlaces.

— ¿Cómo Donnelly?

—Sí. Es uno de los pocos que saben con qué están tratando, y cada vez que
un caso en el que los vampiros parecen estar involucrados, cruza por sus escritorios,
se ponen en contacto con Scanguards, y nos hacemos cargo nosotros.

Él podía ver su mente procesando la información que le dio. Su frente


arrugada. De repente, ella sacudió la cabeza.

—Has fingido no conocer a Donnelly cuando me llevaste a la comisaría


anoche. Y él hizo otro tanto. ¿Supongo que no fue una coincidencia que me llevaras
a esa comisaría en particular?

Blake sacudió la cabeza.

—Insististe en ir a la policía y no podía dejarte ir a cualquiera. El


conocimiento público sobre los vampiros tiene que ser contenido, o habrá pánico por
todas partes. Así que le envié un mensaje de texto a Donnelly.

— ¡No, no, no! No intentes confundirme. No podrías haber sabido entonces


que estábamos tratando con vampiros. Sólo acabo de encontrar hoy el video.

155
Él dio unos pasos más cerca y se bajó para sentarse en la mesa de café a pocos
metros de ella.

—Lilo, supe de inmediato aquella noche que el hombre que te atacó era un
vampiro.

— ¿Cómo?

Se encogió de hombros, reacio a entregar su secreto todavía. Necesitaba


explicarle mucho más antes de que ella estuviera lista para escuchar esto.

—Puedo identificar a los vampiros. Pero no podía decírtelo. Estabas ya lo


suficientemente asustada. Necesitaba que permanecieras en calma.

— ¿Así que me mentiste? —Sus labios temblaban.

—No mentí. Sólo te oculté cosas. Tuve que hacerlo —Se pasó una mano por
su pelo y echó la cabeza hacia atrás—. Pero te has ganado el derecho a oír la verdad
ahora. Sin tu ayuda ni siquiera sabríamos quién era tu atacante. Pero con el video
podremos encontrarlo en la base de datos, estoy seguro.

— ¿Base de datos?

—Scanguards ha creado una base de datos de vampiros conocidos.

Ella sacudió la cabeza una y otra vez.

—No puedo creerlo. ¿Una empresa que asesora a la ciudad? ¿Qué caza
vampiros? Esto es una locura.

—Sé que suena así al principio. Pero eso es lo que hace Scanguards.

— ¿Y la base de datos? ¿Por qué´? Quiero decir, si sabes quién es un vampiro,


¿por qué no matarlos de inmediato?

Como si ella le hubiera metido un cuchillo a través de las costillas físicamente,


el dolor lo atravesó.

—Lilo, no todo es blanco y negro.

—Yo no…

156
—No todos los vampiros son malos. De hecho, la mayoría son ciudadanos
honrados, con familias y…

—No, no, eso no es posible. Son criaturas viles. Chupan a los humanos. Los
matan.

—No, los vampiros que conozco son gente honorable. Protegen a los
humanos.

— ¡Matan a los humanos y beben su sangre!

Si sólo supiera qué sentimiento de euforia podría causar la mordedura de un


vampiro. Pero de la forma en que las cosas estaban ahora, ella nunca lo averiguaría
por sí misma.

—Por favor, escúchame. Quiero hablarte de los vampiros que conozco.

— ¿A cuántos conoces? —Escupió.

—Muchos. Tienen familias, hijos, perros…

— ¿Hijos?

—Híbridos para ser exactos. Medio vampiro-medio humano.

Podía ver su mente trabajando.

—Pero eso significaría… —Empezó, sus ojos abriéndose.

Esta era su oportunidad para contarle acerca de su especie, y de que no era


necesario tenerles miedo.

—Sí. Eso es exactamente lo que significa. Los vampiros pueden vincularse


con seres humanos. De por vida.

— ¿Por qué un humano aceptaría eso?

—Por muchas razones: el amor es la más fuerte de ellas. Y las ventajas para
el ser humano son sin igual: a través de su vínculo de sangre, el humano se alimenta
de la inmortalidad del vampiro.

157
— ¿El ser humano se vuelve inmortal? No. Quieres decir que el humano se
transforma en vampiro.

—No. Permanece humano. ¿De quién se alimentaría el vampiro si convirtiera


a su compañero humano en un vampiro? No, él necesita que ella siga siendo humana,
porque sólo puede alimentarse de su pareja. Sólo se alimentará de su compañera
humana.

—No entiendo. ¿No morderá a otro humano?

—No podría, incluso si quisiera. El vínculo de sangre es tan fuerte que se


enferman si beben sangre de otro ser humano.

—Lo que todavía nos deja a todos los otros vampiros —Señaló hacia la puerta
indicando el mundo exterior a estas cuatro paredes—. Los que no son tan mansos.
Quienes no tienen un compañero humano —Ella temblaba visiblemente, como si el
pensamiento le disgustara—. Vampiros como Ronny, y quien me atacó.

Blake asintió lentamente con la cabeza.

—Sí, los hay —La miró, buscando sus ojos, asegurándose que tenía su plena
atención—. Por eso Scanguards se creó. Para proteger a los humanos de los vampiros
malvados.

Ella agitó sus manos con nerviosismo.

—Pero, ¿cómo? Sentí lo fuerte que era ese vampiro. ¿Cómo podría tener un
humano una posibilidad contra algo así?

—Un humano no podría —Esperó, dejando que las palabras se hundieran.

—Pero si no es humano, entonces… —Sus ojos se movieron, sus iris se


ampliaron, tragando la mayor parte del blanco de sus ojos

—Scanguards fue fundada por un vampiro llamado Samson Woodford.


Todavía dirige la compañía hoy en día, más de doscientos años después. Muchos de
sus empleados son vampiros que han ofrecido sus vidas para proteger a los seres
humanos a su cuidado.

La cabeza de Lilo se movió de un lado a otro, su barbilla bajó.

158
—No, no, no puedo escuchar más de esto. Esto es una locura. No pude ser
cierto. Por favor, dime que nada de esto es cierto.

Se reunió con su mirada suplicante.

—Ojalá pudiera. Pero hay una cosa más. Algo que quería decirte antes de que
termináramos acostándonos —Vaciló, pero no había vuelta atrás ahora. Ella se
merecía saberlo—. Lilo, yo soy uno de ellos. Soy un vampiro.

159
Capítulo Veintitrés

El corazón de Lilo se detuvo. Sus pulmones dejaron de funcionar. Sus


músculos se congelaron. Paralizada, miró a Blake, sentado en el borde de la mesa de
café, con los codos sobre las rodillas y las manos entrelazadas. Sus palabras seguían
resonando en sus oídos, pero no podían ser verdad.

Su boca sólo podía formar una palabra.

—No.

Tal vez si lo decía lo suficiente, se convertiría en verdad, y la pesadilla en la


que se encontraba terminaría.

—Lo siento, Lilo, pero es la verdad. Me convertí en vampiro hace catorce


años.

Ella continuó sacudiendo la cabeza, no queriendo creer sus palabras. Porque


creer en ellas significaría que tendría que admitir que había besado a un vampiro, que
lo había tocado, que había dormido con él.

Blake se acercó más, y ella involuntariamente se encogió nuevamente en su


rincón del sofá. Inmediatamente él hizo un gesto calmante con su mano,
retrocediendo.

—No tengo ninguna intención de asustarte o herirte de ninguna manera. Por


el contrario. Quiero que sepas todo sobre mí. Quiero que me entiendas, y por qué yo
tenía que ocultarte todo esto. Necesito que confíes en mí.

— ¿Confiar? —Se rio histéricamente—. ¿Confiar en un vampiro? ¿Cómo


Hannah confiaba en Ronny? —Soltó un aliento enojado—. ¡Mira dónde la llevó!
¡Probablemente ya esté muerta! —Las lágrimas brotaron ahora de sus ojos, pero las
obligó a regresar. No, llorar no ayudaría ahora—. Hannah nunca se habría
involucrado con un vampiro, si hubiera sabido lo que era Ronny. ¡Nunca!

—Hannah conoció a Ronny a través de su trabajo. Ella sabía lo que era.

160
— ¡No! ¡Él le mintió, como tú me mentiste a mí!

—Hannah trabaja para Vüber. Scanguards creó Vüber con el único propósito
de proveer transporte seguro para los vampiros durante el día. Todos los clientes son
vampiros. Los conductores humanos lo saben. Adaptamos sus coches para que sean
seguros para los vampiros. Hannah sabía con quién viajaba. Sabía lo que era Ronny
antes de que comenzaran a salir.

Lilo presionó la mano sobre su boca para evitarse gritar.

—Hannah entró en esa relación con los ojos abiertos. Ronny no le mintió —
Suspiró—. Me temo que yo no puedo decir lo mismo de mí. Pero yo sabía, a partir
de tu reacción cuando te recogí en la comisaria, que nunca me permitirías hacerte el
amor si tú sabías lo que yo era —Se pasó una mano temblorosa por el pelo—.
Demonios, al decirte esto, probablemente estoy empeorando las cosas para mí
mismo. Te quiero, Lilo. La idea de no volver a tocarte, besarte, hacer el amor contigo,
me está matando.

— ¿Cómo Ronny quería a Hannah? —Espetó—. Como si yo no supiera lo


que ese significa. ¿Sabes cuántas veces se quejó Hannah de la posesividad de Ronny?
¿De su naturaleza exigente? ¿De sus celos? Todo tiene sentido ahora. Él es un
vampiro, un animal. Igual que tú.

Él se estremeció y rápidamente cerró los ojos, pero ella lo había visto sin
embargo: un parpadeo rojo en sus iris, como si estuviera a punto de perder el control.

—Tienes razón, Lilo —Se levantó y le dio la espalda—. Soy un animal. Y te


diré por qué: amo a mi familia, y haría cualquier cosa para protegerlos. Por eso le
pedí a mi bisabuelo cuarto que me transformara. Así yo podría proteger a aquellos
que amo. Scanguards es mi familia. Los muchachos que conociste aquí, Sebastian,
Adam y Nicholas, son mis protegidos. Son híbridos. Los hijos de los altos cargos de
Scanguards. Trece medio vampiros, diez chicos y tres niñas, confían en mí para su
seguridad cuando sus padres están ocupados de otras formas. Sí, soy un animal,
porque los protegeré hasta la muerte.

Las palabras la conmovieron hasta la médula. Tanta pasión. Tal devoción.


Tal honor.

161
¿Podría realmente un vampiro poseer esos rasgos? ¿Podría él realmente vivir
con tal código?

—Yo también soy un animal —Continuó—, debido a mi necesidad de sangre.


No puedo negarlo. Pero eso no me convierte en una bestia, y no me hace malo.
Porque puedo controlar esa necesidad. Lo hice anteriormente.

Su aliento se atascó, y el giró lentamente, mirándola.

—Cuando estabas en mis brazos, yo no sólo quería hacerte el amor, pero, por
Dios, que era mi mayor deseo. Pero también quería probar tu sangre. Quería hundir
mis colmillos en tu piel y beber de ti.

Sus ojos de repente empezaron a brillar dorados, y ella se dio cuenta ahora de
que era el mismo brillo que había visto antes cuando él la había tomado contra la
pared.

—Oh, Dios —gimió ella.

La mirada de él bajó a su pecho.

—Sí, yo quería hundir mis colmillos en tu pecho y beber allí, mientras nos
llevaba a un clímax transcendental. Pero no lo hice, porque no me diste permiso. Y
yo nunca violaría a nadie así.

Su corazón golpeaba en su garganta.

— ¡Cómo si alguien le diera permiso a un vampiro para que lo mordiera! ¿Por


qué alguien permitiría eso? —Gritó. Sólo un loco lo haría.

—Una vez que encontremos a Hannah, puedes preguntarle el por qué.

—Hannah nunca…

Un lento movimiento de su cabeza la hizo callar.

—Ha estado saliendo con Ronny durante varios meses. Puedo asegurarte que
ella le permitió que la mordiera. Quizás no de inmediato, pero si finalmente —Hizo
una pausa durante un momento—. La mordedura de un vampiro es prácticamente
indolora. El receptor apenas siente más que un pinchazo. Pero una vez que un

162
vampiro se centra en la vena del humano, este sentirá una sensación de euforia, de
placer tan intenso que eclipsará cualquier orgasmo. Y si un vampiro decide morder
a su amante durante el sexo…

No terminó la frase, y no tuvo que hacerlo. La mirada en su rostro le dijo todo


lo que ella necesitaba saber.

—Es por eso que un humano le dará permiso a su amante vampiro para
morderla —Murmuró—. Para que puedan experimentar ese último éxtasis juntos.
Una conexión especial.

Lilo se llevó la mano al pecho. Esto era demasiado. No podía procesar toda
la información que le había dado. ¿Cómo podía saber lo que era verdad y lo que no
lo era? No tenía ninguna prueba de nada. Sólo sus palabras.

—Quiero verlo —Las palabras estaban fuera antes de que se diera cuenta de
que había tomado la decisión

— ¿Ver, qué?

—A ti. Quiero ver al verdadero tú —Entonces al menos una pregunta estaría


contestada de una vez por todas, y ella podría entrar en pánico en serio.

—Supongo que tienes derecho a ello después de todo lo que ha pasado —Se
levantó y puso varios metros de distancia entre ellos—. No quiero que te asustes por
lo que vas a ver. Estaré totalmente controlado todo el tiempo. Yo nunca podría
hacerte daño.

¿Le había dicho Ronny esas palabras a Hannah también? ¿Había confesado él
también que nunca le haría daño, y luego se lo había hecho de todos modos?

Tragó saliva, preparándose para lo que estaba a punto de suceder. Sus palmas
se sentían sudorosas, y ella las frotó en sus pantalones. Su corazón latía fuera de
control, pero no había nada que pudiera hacer para calmarlo.

—Estoy listo.

Sus ojos fueron a la cara de Blake. Al principio no pasó nada, entonces sus
ojos comenzaron a brillar dorados. Pasaron varios segundos antes de que todo el

163
dorado se convirtiera en naranja y luego en rojo, hasta que sus iris finalmente
brillaban en rojo, como dos balizas de alarmas.

Contuvo la respiración, mientras su mirada fue atraída por su boca. Sus labios
se separaron lentamente, revelando sus dientes blancos y nacarados. Los abrió más
y exhaló visiblemente, mientras que al mismo tiempo un canino a cada lado de su
mandíbula se alargó en colmillo afilado como una navaja.

— ¡Oh, Dios mío! —Murmuró ella, con las manos sujetando sus muslos como
si su vida dependiera de ello.

Pero evidentemente Blake no había terminado, porque ahora levantó sus


brazos y la hizo mirarle las manos, mientras sus dedos se convertían en garras
afiladas, garras que podrían desgarrar a un elefante a jirones.

Ella jadeó. Él la había tocado con esas manos, cuando podría haberle
arrancado fácilmente la garganta de un solo golpe. Ya no podía negarlo. Blake era
un vampiro.

Y ella había quedado atrapada en medio de una batalla en la que las distintas
partes aún no habían sido identificadas. No sabía quién era el bueno y quién era el
malo. Y no sabía de qué lado se encontraba. Si vivía lo suficiente como para tomar
partido.

—Lilo, todavía soy yo —Dijo Blake suavemente—. Todavía soy el hombre


que te hizo el amor. El hombre de cuyo toque disfrutaste, a cuyos besos respondiste.
Aún soy ese hombre.

Ella levantó los ojos a su rostro, y volvió a mirar a un hombre. Sus ojos eran
de nuevo de un azul vibrante, y sus dientes eran una hermosa fila de perfección
blanca. Nada evidenciaba lo que permanecía escondido bajo esa hermosa fachada.
Lo cual lo hacía aún más peligroso.

Ella arañó todo su coraje y levantó la barbilla.

— ¿Qué planeas hacer conmigo, ahora que lo sé?

Él inclinó la cabeza hacia un lado.

164
— ¿Hacer contigo?

—Sí, ahora que sé tú secreto. Tuyo y de Scanguards. ¿Cómo vas a asegurarte


de que yo no pueda hablar?

Para su sorpresa, él dejó escapar una suave carcajada.

—Oh, Lilo. ¿De verdad crees que tendría la intención de matarte? —Sacudió
la cabeza—. Podría borrar tu memoria, por supuesto.

Ella se sacudió.

— ¿Qué?

—Es una habilidad que todo vampiro posee: limpiar la memoria de un evento
de un humano, para que el secreto del vampiro permanezca oculto. Podría hacerlo.
Pero no lo haré. Quiero que sepas la verdad de lo que está pasando. Ya no te quiero
en la oscuridad más tiempo. Eres mucho más útil para ayudarme en mi búsqueda de
Hannah si sabes todo.

— ¿De verdad la estás buscando?

—Desde el momento en que descubrí que había desaparecido, he hecho todo


lo posible para encontrarla. Y no descansaré hasta que la tengamos de vuelta, sana y
salva —Le prometió.

— ¿Por qué? Ella sólo es un ser humano. Ella no puede significar nada para
ti.

—Yo no distingo entre humanos y vampiros, cuando elijo a mis amigos. Y


Hannah es mi amiga.

La sinceridad en su voz era innegable, como lo era la mirada honesta de sus


ojos.

Lentamente. Ella asintió con la cabeza.

—Y una vez que la encontremos. ¿Entonces qué?

—Eso depende de ti, Lilo. Será tu decisión. Ir a casa y fingir que nada ha
sucedido, o aceptar este nuevo mundo y hacerlo tuyo. Ya sé lo que yo elegiría, si

165
tuviera algo que decir sobre ello —Dirigió una mirada abrasadora sobre ella que la
hizo estremecerse involuntariamente—. Pero decidas lo que decidas al final, estarás
a salvo. Nadie te hará daño mientras mi corazón siga latiendo.

Lilo sólo podía mirarlo fijamente con incredulidad. ¿Realmente estaba


escuchando a un vampiro hacerle una promesa, una promesa a la que estaba
inclinada a creer? Buscó sus ojos para buscar la verdad en ellos. ¿Mantendría su
palabra?

El sonido de un teléfono móvil cortó el silencio de la habitación. Blake lo sacó


del bolsillo y miró la pantalla.

—Lo siento, tengo que contestar —Conectó la llamada—. ¿Wes?

Lilo no podía oír las palabras de Wesley, sólo las respuestas de Blake.

—Estaremos allí en breve. Gracias.

Desconectó la llamada y la miró directamente.

—Wesley está convocando una reunión en la sede central. Ha descubierto lo


que Ronny ha estado haciendo.

166
Capítulo Veinticuatro

Blake frenó el Aston Martin y entró en el bien iluminado garaje de


Scanguards, mientras que echaba un rápido vistazo a Lilo, que estaba sentada en el
asiento del pasajero.

—Aquí estamos.

Ella asintió con la cabeza.

—Bien.

Mientras que ella se había metido en el coche sin protestar, sabiendo que no
podía dejarla sola en su casa, Lilo había evitado cuidadosamente tocarlo,
manteniendo siempre la distancia entre ella. Sus ojos habían estado vigilantes en todo
momento, observándolo buscando una señal de que fuera a saltar. Sin duda, él la
había sacudido con su confesión, aunque se alegraba de ver que no estaba histérica,
y que había aceptado sus explicaciones con una gracia estoica. Y una pizca de
aprensión, aunque no de miedo. Miedo era una palabra demasiado fuerte; no creía
que Lilo le temiera. Era demasiado inteligente y demasiado valiente para eso.

Pero sólo porque ella no le temiera no quería decir que ella lo acogiera con los
brazos abiertos. Cómo podía recuperar su confianza, él no lo sabía. Pero estaba
dispuesto a intentar cualquier cosa, porque no hacer el amor con Lilo nunca de
nuevo, no era una opción.

Blake se detuvo en su plaza de estacionamiento asignada, y apagó el motor.


Lilo ya estaba alcanzando la manija de la puerta, pero él puso la mano sobre su
antebrazo.

Lilo gritó y giró su cabeza hacia él, el shock iluminando sus ojos.

—No quería asustarte —Levantó la mano de su brazo, lamentando la pérdida


del contacto físico—. Cuando estemos en la oficina, quiero que estés cerca de mí. No
te alejes. El edificio está plagado de vampiros, y sin una placa identificativa de

167
empleado asumirán que eres una intrusa. Estoy rompiendo algunas reglas llevándote
dentro. A algunas personas no les gustará esto.

—Bien.

Blake salió del automóvil y vio que Lilo hacía lo mismo. Al llegar al ascensor,
se volvió hacia Lilo que lo había seguido.

—La mayoría de mis colegas son como mansos corderitos una vez que llegues
a conocerlos.

—Bueno, discúlpame si tomo eso con pinzas —Le dijo, y le lanzó una mirada
cargada de molestia.

—Bueno, quizás no como corderitos, sino como unos chichos realmente


tranquilos.

Ella inclinó la cabeza hacia un lado. No se lo estaba tragando.

Él sacudió la cabeza.

—De acuerdo, ahí me has pillado. Cada uno de mis colegas es un alfa.
Incluidas las mujeres guardaespaldas.

Por primera vez en la última media hora, la cara de Lilo se iluminó con
verdadero interés.

— ¿Guardaespaldas femeninas? ¿Son vampiros?

—Sí. ¿Eso te sorprende?

Las puertas del ascensor se abrieron y él le cedió el paso.

—Sólo pensé… quiero decir que dijiste que los vampiros se unen a mujeres
humanas para tener hijos —De repente se congeló—. Tú me dijiste que eras estéril.
Pero admitiste que los vampiros pueden engendrar hijos con humanas. ¿Eso quiere
decir que…?

— ¿Te mentí en lo de ser estéril? No. Soy estéril. Por ahora. Cada vampiro no
vinculado lo es. Sólo una vez que está unido por la sangre, será capaz de impregnar

168
a una mujer… y sólo a su compañera. No es que un vampiro apareado quiera tocar
a una mujer que no sea su compañera.

—Entiendo.

Pero él aún no había terminado de hablar. Esta era su oportunidad para


contarle algo sobre su mundo.

—Los vampiros machos pueden unirse a hembras vampiro, por supuesto. Y


tener descendencia.

— ¿Quieres decir que sus hijos nacen como vampiros? ¿Pero tendrían que
crecer?

El comprendió a dónde quería llegar.

—Bueno, en realidad, seguirían siendo híbridos, mitad vampiros, mitad


humanos.

—No entiendo eso. ¿De dónde consiguen su parte humana, si no es de sus


madres?

—Ahí es donde entra en juego la ciencia. Por naturaleza, las mujeres vampiros
siempre han sido estériles, y todavía lo son. Pero Maya, la esposa del segundo al
mando de Scanguards, Gabriel Giles, era una médico antes de que fuera
transformada. Y ella convirtió la misión de su vida el encontrar una manera para que
las hembras vampiro pudieran tener hijos. Tuvo éxito.

— ¿Cómo?

—Con la implantación de células madre humanas en el útero de la vampiro


para que pudiera quedar embarazada y llevar al niño durante el embarazo.

—Estoy sorprendida.

— ¿Por qué? Maya es un médico brillante.

Lilo sacudió la cabeza.

—No por eso. Sino por el hecho de que una vampiro hembra pasara por tantos
problemas para tener hijos.

169
Él sonrió.

—Las hembras vampiros son como otras mujeres. Algunas de ellas quieren
una familia tanto como lo hace una mujer humana. No somos diferentes en ese
sentido.

—Mmm —Ella asintió con la cabeza—. Creo que me gustaría conocer a


alguna mujer vampiro. Es imposible imaginar cómo debe ser una mujer así.

—La conociste la otra noche: Rose.

— ¿Tu prima?

Blake hizo una mueca. Otra mentira que tenía que arreglar.

—Rose no es mi prima.

Los ojos de Lilo se entrecerraron por la sospecha.

—Rose es mi abuela —Se apresuró a decir.

— ¿Abuela?

—Mi cuarta bisabuela para ser exactos. En 1814, cuando Rose era todavía
humana, dio a luz a mi tercera bisabuela. Rose se transformó poco después de eso y
desde entonces se preocupa de su familia humana desde la distancia, hasta que tuvo
que revelarse a mí para salvarme la vida.

Lilo lo miró con un silencio atónito.

— ¡Oh, Dios mío, debe tener más de doscientos años!

Blake le guiñó un ojo, sonriendo.

—Abuelita no parece que los tenga, ¿verdad? —Cuando Lilo rio


inesperadamente, él añadió—. No le digas que la llamé abuelita, o me estacará.

Notó que Lilo tragaba con fuerza.

—Así que la leyenda es verdad: una estaca a través del corazón matará a un
vampiro.

170
Él asintió lentamente. ¿Debería ser cuidadoso acerca de revelar cómo podría
ser asesinado un vampiro? ¿Y si usaba este conocimiento contra él? Pero cuando la
miró a los ojos, no vio a una mujer intrigando, sino a la escritora en ella, la persona
que quería entender el proceso.

—Una estaca no es la única cosa que nos mata. La plata también puede
hacerlo.

— ¿Cómo?

El agradeció su afán de aprender. Sólo la ayudaría a entenderlo mejor.

—Una bala de plata quemaría al vampiro desde el interior. Disparando al


cerebro o al corazón, es fatal casi al instante, en otras partes del cuerpo lleva a que la
plata digiera su camino a través de la carne y el hueso. Pero si la bala se logra extraer
a tiempo, hay una buena posibilidad de recuperación. Con suficiente sangre humana
y sueño, un vampiro se curará en unas pocas horas

— ¿Así que cuando te hieren, puedes curarte?

Él sonrió.

—Nuestros cuerpos están hechos de esa manera. Cualquier lesión será sanada
durante nuestro ciclo de sueño reparador. Las más graves necesitan sangre humana
para ayudar al proceso de curación.

— ¿Así que la sangre humana es vuestra cura para todo? —No había
acusación en su tono. Era una pregunta simple que un investigador haría.

—Del mismo modo que la sangre de un vampiro puede sanar a un humano,


la sangre humana puede curar a un vampiro.

De repente, ella movió sus ojos, mirando fijamente la brillante pared del
elevador.

—Una perfecta simbiosis…

Nunca había pensado en ello de esa manera, pero ahora que ella había
pronunciado la palabra, no podía negar que la vida de las razas, humanos y vampiros,

171
estaban entrelazadas en beneficio de ambos. No tuvo la oportunidad de estar de
acuerdo con Lilo, porque las puertas del ascensor se abrieron en el piso ejecutivo.

Él salió al pasillo, rápidamente averiguando quién estaba deambulando por


allí, antes de mirar por encima de su hombro a Lilo.

—Si puedes soportar mi toque, me gustaría cogerte de la mano. Dejar claro a


todo el mundo que estás conmigo.

El débil olor a sexo que todavía se aferraba a ella, así como a él, también le
dejaría claro a cualquier vampiro o híbrido que Lilo era suya. Pero él quería tener
una conexión física con Lilo, sólo por si acaso alguno de los jóvenes cachorros que
probablemente encontrarían, no tuviera sus hormonas bajo control, y necesitara
maniobrarla para salir de una situación delicada rápidamente.

Cuando Lilo finalmente deslizó su mano en la suya en silencio, soltó un


suspiro de alivio. Al menos no estaba tan disgustada con él para que ella ni siquiera
pudiera sostener su mano. Fue un paso en la dirección correcta.

—La sala de conferencias está en esa dirección.

—Parece una oficina real —Dijo, señalando un cubículo con una


fotocopiadora.

—Es una verdadera oficina —Le sonrió—. Todos nos tomamos nuestro
trabajo en serio. Sin nosotros, la gente muere.

Ella lo miró entonces.

—Estoy empezando a entender eso.

— ¡Hey, Blake, espera! —Al escuchar la voz de Amaury, Blake se paró y giró,
soltando la mano de Lilo en el proceso.

Amaury, uno de los directores de Scanguards, se dirigía hacia él. Como


siempre, vestía una camisa suelta y pantalones de trabajo. Construido como un
tanque, el francés, con el largo cabello oscuro y la voz grave, era uno de los vampiros
más fuertes que él había conocido.

—Amaury.

172
La mirada de Amaury se desplazó a Lilo y un brillo de reconocimiento llenó
sus ojos por un momento. Se detuvo a un par de metros de distancia.

—Espero que tengas una buena explicación para esto.

Su superior no necesitaba aclarar a qué se refería. Blake conocía bien las


reglas: no se permitía a ningún humano estar en el piso ejecutivo. Bueno, a ningún
ser humano salvo los compañeros humanos de los altos directivos de Scanguards.

—Lo sé: ningún humano aquí arriba —Blake se inclinó hacia Lilo—. Lilo,
este es Amaury LeSang. Es uno de los directores de Scanguards. Un vampiro, en
caso de que te lo preguntes.

Amaury aspiró con fuerza.

— ¿Qué dem…?

—Lilo sabe la verdad. Ella es vital en este caso. Sin ella, dudo mucho que
Wesley hubiera sido capaz de averiguar lo que está pasando en esta ciudad.

Amaury dirigió sus ojos a Lilo, evaluándola.

— ¿En el caso de drogas?

—Sí.

— ¿Drogas? —Exclamó ella.

Blake la miró.

—La desaparición de Hannah está relacionada con un asunto de drogas.

Atrapó a Amaury alzando las cejas.

—No me di cuenta que estabas en este caso. Pensé que estabas a cargo de
Nicholas y Adam durante esta semana.

—Ryder los está vigilando ahora.

— ¿Por qué no llamo a los gemelos? Déjales que hagan su parte y ayuden a
Ryder.

173
Blake asintió con la cabeza.

—Lo apreciaría. Envié a Ryder a tomar pizza con los chicos. Pídeles que los
llamen para ver dónde están ahora.

Mientras Amaury sacaba su teléfono móvil, Blake condujo a Lilo hacia la sala
de conferencias.

— ¿Qué gemelos? —Susurró Lilo.

—Amaury tiene dos hijos. Están entrenándose para convertirse en


guardaespaldas.

—Así que él tiene un vínculo de sangre. ¿Con un humano o vampiro?

—Aprendes rápido. Tiene una compañera humana, Nina. Es una mujer


increíble —Sonrió—. Muy parecida a ti. Rubia. Con muchas agallas. Y tiene a
Amaury envuelto alrededor de su meñique tan firmemente que el pobre tipo no tiene
ninguna oportunidad para negarle a ella nada.

Lilo miró por encima del hombro.

—Para mí, él no tiene el aspecto de ser una persona fácil de llevar.

Blake se rio entre dientes.

—Como dije antes: mansos corderitos.

Ella volvió su cabeza hacia él y puso los ojos en blanco, pero sus labios se
curvaron en el inicio de una cálida sonrisa.

174
Capítulo Veinticinco

Lilo se detuvo en la puerta abierta de la sala de conferencias, Blake a su lado.

Sabía exactamente lo que él estaba haciendo: una pequeña conversación para


ponerla a gusto. Tenía que admitir que estaba funcionando. La repentina voluntad
de Blake para contestar a todas sus preguntas, no sólo con un somero sí o no, sino
con una completa explicación que le ayudara a comprender mejor a la especie de los
vampiros, la ayudó a calmar sus nervios.

A pesar de que ahora estaba en la guarida del león, o en la guarida del


vampiro, para ser más exactos, se sentía extrañamente segura. El edificio en el que
se encontraban parecía un edificio normal de oficinas, y este entorno casi estéril,
ayudaba a dar la impresión de que Scanguards era realmente sólo otra empresa de
seguridad.

Hasta ahora, ninguna persona de las que habían encontrado en el corto


trayecto a la sala de conferencias mostraba signos externos de ser un vampiro: sin
colmillos, sin brillantes ojos rojos, sin garras en vez de dedos. Todos parecían…
civilizados.

Miró a la sala de conferencias. Según su estimación, podría albergar a unas


treinta personas, y en la actualidad estaba medio llena.

— ¿Lista? —Preguntó Blake a su lado.

—Tan lista como podría estar.

Ella sintió su mano en la parte baja de su espalda, guiándola suavemente hacia


adelante. El tacto no era desagradable, al igual que no había sido desagradable
cuando la había tomado de la mano antes. A pesar de que había visto en lo que se
podía convertir, en este momento sólo podía sentir la suavidad de sus dedos cuando
la condujo a un asiento vacío que había alrededor de la mesa ovalada.

—Aquí, toma asiento. Necesito tener unas palabras con Wes —Señaló a una
esquina de la habitación donde Wes estaba hablando con otro hombre.

175
Instintivamente ella alcanzó su brazo.

—No conozco a nadie más aquí.

—Será sólo un momento —Se inclinó más cerca, acercando la cara a su


oreja—. Te dejaré un secreto: un vampiro es el animal más rápido de este planeta.
Me tomaría sólo un segundo correr a tu lado si me necesitaras.

Su corazón de repente estaba martilleando fuera de control. ¿Podría oírlo? ¿La


leyenda era cierta sobre que la audición de un vampiro era más sensible que el de un
ser humano?

—Está bien.

Observó cómo Blake caminaba hacia Wes y le palmeaba el hombro.


Intercambiaron algunas palabras, y Wes miró en su dirección, levantando una mano
en saludo. Ella asintió para reconocerlo, luego miró alrededor de la habitación una
vez más. No pudo evitar captar las miradas furtivas que los hombres y las mujeres de
la sala le estaban dando, aunque nadie se acercó a ella para enfrentarla por su
presencia allí.

Más personas entraron en la habitación, ocupando más de los asientos vacíos,


mientras que otros seguían de pie. Amaury estaba entrando. La vio y caminó hacia
ella. Instintivamente, ella se congeló. Él se dejó caer en la silla que había a su lado.

Nerviosa, junto las manos en su regazo.

—Así que Blake te contó sobre nosotros —Comenzó sin preámbulos.

Su garganta estaba súbitamente tan seca como el Sahara.

—Lo hizo.

— ¿Te explicó que no toleraremos que nadie divulgue nuestros secretos?

Ella levantó la barbilla.

—Él no tiene que hacerlo. Lo entendía cuando me mostró sus colmillos y


garras.

—Ah, tuviste una demostración. ¿Te gustó?

176
— ¿Qué estás haciendo, Amaury?

Ella respiró aliviada ante el sonido de la voz de Blake detrás de ella.

—Sólo charlando con tu novia —Dijo a la ligera.

—Ella no es mi…

—No soy su novia —Saltó Lilo.

—…novia —Terminó Blake.

— ¡Guau! –Amaury levantó sus manos en todo un espectáculo de rendición y


se levantó—. Mi nariz todavía no me ha fallado. Y seguramente no me está
mintiendo ahora —Sonrió triunfalmente y se fue.

Lilo giró en su silla y se enfrentó a Blake, que ahora se sentaba en la silla a su


lado.

— ¿Qué quiso decir con eso?

Blake se pasó una mano por su cabello oscuro, con una expresión vergonzosa
en su rostro.

—El sentido del olfato de un vampiro es diez veces mejor que el de un perro.
Amaury me pudo oler en ti, y a ti en mí. Él sabe que tuvimos sexo.

Lilo sintió como si se hundiera el suelo.

— ¡Oh, mierda!

— ¿De verdad lo lamentas tanto?

Había un toque de dolor en su voz que la hizo mirarlo a los ojos. Estaban
cerrados. ¿Se arrepentía de haberse acostado con él? Si pudiera dar marcha atrás en
el tiempo, ¿lo habría deshecho? Si supiera todo lo que sabía ahora, ¿todavía le
permitiría hacerle el amor y rendirse en sus brazos? ¿Sería ella tan sensata y se
mantendría alejada de él, o ella, al igual que Hannah, se enamoraría de un vampiro,
aunque supiera que nada bueno podría salir de allí? Que un día ella también podría
desaparecer.

177
— ¡Bienvenidos!

La voz de Wesley que venía de los altavoces de la habitación la salvó de tener


que encontrar una respuesta, tanto para Blake, como para ella misma. Apartó la
mirada de Blake y miró al frente de la habitación, donde Wesley estaba de pie en un
atril, hablando por un micrófono. Detrás de él, la pantalla de escritorio de un
ordenador estaba proyectado en la pared.

—Vamos a calmarnos. Tenemos que empezar. Hay mucho que todos vosotros
necesitáis saber para poneros al día con rapidez —Instó Wesley. Estiró el cuello hacia
la puerta, donde más hombres entraban—. ¿Está todo el mundo?

Ella reconocía a otra persona ahora: Eddie, el hombre que había analizado el
ordenador de Hannah estaba entrando, un rubio caminaba junto a él. Cuando ambos
se dirigieron al otro lado de la habitación, Lilo notó que la mano del otro hombre
descansaba en la parte baja de la espalda de Eddie.

Un momento después, sintió el aliento de Blake cerca de su oído.

— ¿Quieres que te diga quién es todo el mundo?

Ella asintió automáticamente.

—El hombre rubio que va con Eddie es Thomas, su compañero de sangre.

— ¿Dos tíos?

—Fueron humanos una vez: su conversión no cambió su orientación sexual


—Luego señaló al hombre de cabello oscuro que había visto hablando con Wesley
cuando entraron en la habitación—. Ese es Samson, el fundador de Scanguards.

Lilo lo miró. Era alto y guapo. Y rezumaba autoridad. Así era como se veía
un vampiro de más de doscientos años.

Blake dirigió su mirada a un hombre que parecía una versión más joven de
Samson.

—Ese es su hijo, Grayson. Un exaltado. Piensa que es invencible —Señaló a


la joven sentada a su lado—. Su hermana mayor, Isabelle. Uno de ellos dirigirá la
empresa un día. Yo apuesto por Isabelle.

178
—Okay, sentaros —Wesley, golpeó el micrófono—. Convoqué esta reunión
porque tenemos un grave problema entre manos.

El silencio cayó sobre la habitación, y todos los ojos se centraron en Wesley.

—En primer lugar, antes de que os muráis de curiosidad, Blake me ha pedido


que haga una breve presentación. La mujer humana sentada a su lado es Lilo
Schroeder. El por qué está aquí se pondrá de manifiesto en breve. Dejarme decir esto:
podéis hablar libremente en su presencia. Blake le ha contado quiénes somos y qué
hacemos —Asintió hacia Blake, luego continuó—. Ahora, permitirme comenzar con
esto.

Movió el ratón y abrió un archivo para que todos lo vieran en la gran pantalla
de la pared. Mostraba un mapa de San Francisco. Decenas de puntos rojos se
diseminaron por todas partes.

—John, que ha estado trabajando con el SFPD13 en este caso, comenzará.

Desde uno de los asientos de la parte delantera, un hombre alto se levantó y


se dirigió al atril. Wes dio un paso a un lado, dejándole espacio.

—Gracias, Wes —Dijo. Lilo detectó un ligero acento sureño—. Así que aquí
está el quid de la cuestión: en los últimos meses la tasa de criminalidad en San
Francisco ha aumentado. Los allanamientos y robos, tanto en centros comerciales
como residenciales, han aumentado en un doscientos por cien. Eso es algo
astronómico. Lo curioso, sin embargo, es que el pico ocurrió durante el día,
sugiriendo que los delitos no están relacionados con los vampiros. Sin embargo,
Donnelly, nuestro enlace en el SFPD, suplicó que echáramos un vistazo. Me alegro
que lo hiciera.

Intercambió una mirada con Wesley.

—Al principio no tenía ni pies ni cabeza, pero luego la policía atrapó a un


sospechoso en un reciente robo a una tienda de licores. Estaba completamente
colgado. Supusimos que tenía que estar bajo el control de un vampiro para que
estuviera tan fuera de sí.

13
SFPD: San Francisco Police Department.

179
Lilo le lanzó a Blake una mirada interrogante. Él se inclinó y le susurró:

—Control mental.

Pero antes de que pudiera preguntar más, John continuó.

—Estábamos en lo cierto, de alguna manera. Pero dejaré que Wes os explique


esos detalles —Se apartó y volvió a su asiento.

Wesley hizo clic a algo en la pantalla y apareció una imagen de una hierba.

—Cuando examiné al sospechoso del robo de la tienda de licores, encontré


indicios de Höllenkraut en su sangre. Lo que estamos viendo en la pantalla es la
hierba en cuestión.

— ¿Höllen-qué? —Preguntó un hombre.

—Es alemán, y significa hierba del infierno.

Lilo se acercó a Blake, poniéndose tan impaciente como algunos de los


vampiros reunidos.

— ¿Qué tiene que ver Hannah con todo esto?

—Paciencia —Instó Blake.

—Hice un poco de investigación —Continuó Wesley—. En uno de mis viejos


libros encontré alguna información interesante. Resulta que cuando la Höllenkraut
se combina con algunas otras hierbas se convierte en una droga muy potente que hará
que el usuario sea altamente susceptible a la sugestión. En otras palabras: al control
mental. Ahora, esto no sería nada nuevo, puesto que cualquier vampiro ya tiene ese
poder. Sin embargo, con esa droga, el vampiro puede controlar a los humanos sin
estar ni siquiera cerca de su víctima. Esta es la forma en que pensamos que un grupo
de vampiros ha estado ejecutando estos delitos: mediante el uso de personas que ni
siquiera saben lo que están haciendo como siervos. Cuando salen de su estado
inducido por las drogas, no tienen ni idea de lo que han hecho. O quién les hizo
hacerlo.

Varios hombres maldijeron.

180
—Hay más —Continuó Wes—. Tenemos una pista. O más bien dos. Aquí es
donde la Srta. Schroeder fue decisiva —Abrió un archivo de imagen, y de repente la
cara de Hannah estaba justo allí en la pantalla—. Algunos de vosotros puede que
conozcáis a Hannah Bergdorf, una de nuestras conductoras de Vüber. Ella
desapareció hace varios días. Ambos, la Srta. Schroeder y Blake la han estado
buscando. Gracias a sus esfuerzos, sabemos lo siguiente —Abrió otro archivo de
imagen: Ronny ahora les estaba sonriendo desde la pared—. Este es Ronny Clifford,
el novio de Hannah. Es un vampiro, uno de sus clientes de Vüber. Entramos en la
casa de Ronny y en su ordenador y encontramos pruebas de que él ha estado
investigando o trabajando con el Höllenkraut, la misma sustancia que convierte a un
ser humano en susceptible. Teniendo en cuenta lo rara y lo muy peligrosa que es la
Höllenkraut, creemos que estos dos casos están relacionados.

Hizo clic en el botón de reproducción de un archivo de vídeo. Lilo abrió


mucho los ojos. Era el mismo vídeo que había mostrado a Donnelly. Se volvió a
Blake y él se inclinó más cerca.

—Donnelly envió una copia a nuestros chicos de TI en el momento en que


saliste de la comisaría —Explicó Blake, anticipándose a su pregunta.

Sorprendida de ver en qué sintonía estaba con él, se limitó a mirarlo fijamente,
pero Wesley ya estaba continuando con sus explicaciones.

—La Srta. Schroeder encontró este vídeo escondido entre los objetos
personales de Hannah. Parece que fue tomado en secreto en el apartamento de
Hannah. Y por alguna razón de la que no estamos muy seguros todavía, Hannah lo
escondió. El hombre de la derecha es Ronny, su novio. El otro hombre lo hemos
identificado como Steven Norwood. Está en nuestra base de datos. Y escuchar esto
—Cambió a otra aplicación. El rostro de un hombre apareció en la pantalla—.
Luther, estás en el aire.

—Hola, chicos —Dijo el hombre de aspecto robusto de la pantalla. Llevaba


un equipo de antidisturbios negro, como si trabajara para el ejército o para un equipo
antiexplosivos.

Los saludos se hicieron eco en la habitación.

181
—Steven Norwood fue liberado de la prisión de vampiros de Grass Valley
hace ocho meses —Continuó Luther—. Según su expediente, no dio ningún
problema. Sirvió su tiempo en paz y tranquilidad.

¿Estaba oyendo correctamente? ¿Había una prisión de vampiros?

—He enviado su expediente a Thomas. Hay una antigua dirección en San


Francisco, pero dudo que Norwood volviera allí. Os prestaría a uno de nuestros
rastreadores, pero ahora tenemos las manos llenas por aquí y no puedo prescindir de
nadie.

Samson se levantó y tomó el micrófono de Wes.

—No te preocupes, Luther, gracias. ¿Algo más que puedas decirnos sobre el
tipo?

Luther hojeó el expediente.

—Nada en realidad. Tiene informes ordinarios por todas partes —Asintió a


alguien fuera de la cámara—. Lo siento, chicos, tengo que irme. Tenemos una
situación aquí.

—Gracias, Luther —Contestó Samson y se volvió hacia la asamblea, mientras


la pantalla por detrás de él se oscurecía—. Vamos a hablar sobre cómo vamos a
encontrar a estos tipos y poner fin a su operación. Equipos tácticos, reunir a sus
mejores y más brillantes hombres. Quiero que me presentéis sugerencias en dos
horas.

— ¿Y qué hay de buscar a Hannah? —Murmuró Lilo.

Ella sintió la mano de Blake en su hombro.

—Esa es mi primera prioridad. Te lo prometo.

182
Capítulo Veintiséis

En el momento en que los empleados de Scanguards se dispersaron, Samson


se dirigió directamente a él. Blake lo había esperado.

—A mi oficina, ahora. Ambos —Aunque la voz de Samson no tuviera


ninguna amenaza, su tono era firme.

Blake notó que Lilo se estremeció e inmediatamente se apoderó de su codo.


Ella le disparó una mirada aprensiva, pero le permitió guiarla fuera de la sala de
conferencias. Quería tranquilizarla de que no le pasaría nada malo, pero estaba en
un radio que Samson podría escucharlos, y sabía que no debía decir nada antes de
descubrir lo que su jefe quería. Así que permaneció en silencio y, en cambio, acarició
su pulgar a lo largo del brazo de Lilo donde él la estaba agarrando y esperaba que
ella pudiera encontrar consuelo en su toque.

Samson entró en su despacho, una gran habitación sin ventanas, y Blake lo


siguió con Lilo. Cuando la puerta se cerró detrás de ellos, Samson se volvió y dirigió
una mirada evaluadora sobre Lilo.

—Srta. Schroeder, como puedes ser o no consciente, el que Blake te trajera


aquí era en contra de nuestras normas.

Blake abrió la boca para explicar, pero Samson lo silenció levantando la


mano.

—Comprendo por qué Blake lo hizo. Obviamente se preocupa por ti. Dicho
esto, quiero asegurarme de que tú entiendas las reglas en las que vivimos.

Lilo asintió sin decir palabra.

—Hemos actuado en esta ciudad durante muchas décadas sin ser expuestos.
Nuestro secreto ha sido mantenido no sólo por nuestra propia especie, sino también
por miembros de la tuya. Los seres humanos que trabajan para nosotros y conocen
nuestro secreto nos son leales. Han hecho un juramento para proteger nuestro
secreto. Sin embargo, ha habido circunstancias en las que nos hemos visto obligados

183
a aceptar que no todos los humanos pueden guardar un secreto. Cuando eso sucede,
tomamos medidas.

Blake sintió que Lilo se ponía rígida, junto a él y él buscó su mano


apretándosela. Estaba helada.

—Así que los matáis. Entiendo —Murmuró, con la voz temblorosa.

— ¿Matar? —Samson frunció el ceño y desvió su mirada a Blake—. ¿Qué


diablos le has contado sobre nosotros?

—Me temo que Lilo sólo acaba de conocer la existencia de los vampiros hace
unas horas. No he podido convencerla plenamente de que no matamos a la gente.

—Ahh —Samson respiró profundamente, sus fosas nasales se abrieron ahora,


su mirada se encontró con la de Blake—. Muy bien. Veo que tienes un duro trabajo
por delante —con una sonrisa, se dirigió a Lilo—. Lo que quiero decir es: no
matamos. No a inocentes, de todos modos. Pero si un humano no puede guardar
nuestro secreto, tenemos que limpiar su memoria. Es un proceso indoloro, y hará la
vida más fácil para todos los implicados quiero que sepas que esta opción está abierta
para ti.

— ¡No! —Protestó Blake, atrayendo las miradas aturdidas de Samson y


Lilo—. Quiero decir, que estoy seguro de que no será necesario —No quería que
borrara la memoria de Lilo. Eso significaría que ella no lo recordaría. Y quería que
lo recordara. Infiernos, quería que supiera todo sobre él, que confiara en él.

—Conoces las reglas, Blake. A todo ser humano que accidentalmente


averigua nuestro secreto se le da una opción, si las circunstancias lo justifican. Creo
que en este caso, la Srta. Schroeder debería tener la oportunidad de una elección. Si
ella quiere recuperar su antigua vida una vez que todo esto se haya terminado, y
hayamos encontrado a su amiga y tratado con la parte culpable, tendrás que dejarla
decidir.

—Gracias por decírmelo —La voz de Lilo era firme y decidida—. Ahora sé
mucho. No sé si podré volver a ser ignorante. A no ver lo que está justo delante de
mí. Pero no importa lo que decida al final, no soy un peligro para vosotros o vuestros
secretos.

184
—Espero que tengas razón, Srta. Schroeder —Dijo Samson.

— ¿Quieres algo más, Samson? —Preguntó Blake.

—Por ahora no. Os veré a los dos cuando volvamos a reunirnos en dos horas
—Se movió a su escritorio y se sentó.

Blake giró y le abrió la puerta a Lilo.

—Oh, y Blake —Agregó Samson—. Consigue a tu novia una insignia de


visitante para que ella no vaya a ser hostigada.

—Ella no es mi n..

—No soy…

—Por supuesto que no —Samson los silenció sardónicamente con su


comentario—. Me equivoqué.

Blake maniobró a Lilo fuera de la oficina y cerró la puerta tras de ello.

—Lo siento, Lilo. Sé que debe ser embarazoso para ti que constantemente
recuerden lo que sucedió entre nosotros.

Ella suspiró.

—Está bien. Pero supongo que ya que tus colegas no parecen creer que no soy
tu novia, tal vez deberíamos simplemente ahorrarnos el aliento y dejarles pensar lo
que quieran.

Sintió que sus labios se curvaban hacia arriba en una sonrisa.

—No tengo ningún problema con eso. De todas maneras llegarán a sus
propias conclusiones —Conclusiones que, cuando llegabas a ellas, probablemente
estaban más cerca de la verdad que las protestas de él y Lilo de que no estaban
saliendo.

— ¡Hey, Blake!

Blake giró la cabeza en dirección a la voz y vio a Yvette viniendo hacia ellos,
la belleza morena que estaba vinculada por la sangre a Haven, el hermano vampiro

185
de Wesley. Estaba vestida con pantalones de cuero ajustados y una camiseta rosa que
acentuaba sus perfectos pechos. Haven era un afortunado hijo de perra.

—Yvette, ¿qué pasa?

Yvette asintió con la cabeza a Lilo, y luego se dirigió a él.

—Haven quería que te dijera que el humano que tenemos bajo custodia ha
salido de su estado drogado. Voy allí abajo ahora si quieres interrogarlo.

—Absolutamente —Señaló a Lilo—. Lilo, esta es Yvette, la cuñada de


Wesley. Es una de nuestras mejores guardaespaldas. Ha estado en Scanguards desde
hace décadas.

Yvette le dirigió una mirada de soslayo.

—Me haces parecer una vieja —Le sonrió a Lilo—. Encantada de conocerte,
Lilo. Conozco a tu amiga. Me ha llevado unas cuantas veces. Le pido a Dios que ella
esté bien.

—Muchas gracias —Lilo suspiró y lo miró de nuevo—. ¿Dónde está ese lugar
de interrogatorio?

Yvette y Blake intercambiaron una mirada rápida, luego Blake sacudió la


cabeza.

—Lo siento, pero por razones de seguridad no puedo permitirte entrar en la


sala de interrogatorios. ¿Por qué no esperas en mi oficina.

Una expresión de decepción se extendió por su rostro.

—Pero yo…

Su protesta fue cortada por Yvette.

—El salón V podría ser una mejor idea. Nina y Delilah están allí abajo ahora
mismo. Estoy segura de que estarán encantadas de entretener a Lilo mientras nos
encarguemos de esto —Ella arqueó una ceja hacia él.

—Excelente idea —Sonrió. Dado que Nina y Delilah eran humanas y estaban
unidas por sangre a vampiros, eran las compañeras ideales para una conversación

186
con Lilo. Podían responder cualquier pregunta que pudiera tener y darle una
perspectiva diferente. La de un ser humano que amaba a un vampiro. Te acompañaré
hasta allí —Asintió con la cabeza a Yvette—. Te veré en la sala de interrogatorios en
cinco minutos.

*****

Después de presentarla a dos mujeres en un salón que parecía que pertenecía


a un hotel de cinco estrellas, Blake se fue.

Delilah, una hermosa mujer morena con curvas, palmeó el cojín del sofá a su
lado.

— ¿Por qué no te sientas? Pasará un tiempo antes de que los hombres terminen
su trabajo.

—Gracias.

Lilo se sentó y miró a la otra mujer, que estaba sentada enfrente. ¿Así que esta
era Nina, la mujer de Amaury? La mujer que tenía a su hombre envuelto alrededor
de su dedo meñique. Tenía el pelo rubio corto y una figura atlética.

—Tienes que estar agotada —Dijo Delilah, y le hizo señas a una de las
camareras que circulaban—. ¿Qué te gustaría beber?

La camarera se acercó.

— ¿Señora?

— ¿Tal vez un vaso de vino tinto? —Preguntó Lilo, vacilante, mirando las
copas frente a Delilah y Nina.

—De la colección privada de Samson —Instruyó Delilah a la camarera.

La mujer asintió y se marchó.

187
— ¿Tu marido bebe vino? —Por alguna razón había asumido que los
vampiros no consumían comida o bebida humana.

Delilah se rio entre dientes.

—No, no lo hace, por supuesto —Ella le guiñó un ojo a Nina—. Aunque


Amaury, estoy segura de que no le importaría un vaso ocasionalmente.

Nina sonrió.

—A Amaury le gustan muchas cosas —Le guiñó un ojo a Lilo—. La mayoría


de las cuales las consigue de todos modos. Realmente él no tiene nada de qué
quejarse. Pero no, nuestros hombres no comen ningún alimento humano, o bebidas
salvo la sangre.

Instintivamente, la mirada de Lilo se desvió al cuello de Nina.

— ¿Con qué frecuencia…? ¿Ya sabes, se alimentan?

—A diario —Dijo Delilah, junto a ella.

Lilo tragó.

—Blake mencionó… Quiero decir, ¿es verdad…?

— ¿Es verdad, Lilo? —Preguntó Delilah.

—No tienes que ser tímida con nosotras —Añadió Nina—. Estoy segura de
que tus preguntas no son diferentes a las que yo tenía cuando me enteré que Amaury
era un vampiro.

—Ejem —Dijo Lilo, desplazándose en el sofá—. No quiero fisgonear ni nada


así.

De repente sintió la mano cálida de Delilah sobre la suya.

—Querida, he estado con Samson durante unos veintitrés años, y no hay nada
que no sepa sobre los vampiros. Lo mismo le sucede a Nina. Hemos estado ahí.
Apuesto a que hemos tenido las mismas dudas y preocupaciones.

188
¿Era por esto por lo que Blake la había llevado allí? ¿Para qué estas dos
mujeres aliviaran sus preocupaciones sobre los vampiros? ¿Sobre ser íntima con uno?

— ¿A qué se parecer? ¿La mordedura? —Finalmente se ahogó.

Delilah y Nina intercambiaron risitas suaves.

— ¿Quieres hacerlo, o lo hago yo? —Preguntó Delilah a Nina.

Nina hizo un gesto a su amiga, con un brillo en sus ojos.

—Sigue adelante tú. Realmente no sé cómo describirlo.

Una sonrisa cálida jugaba alrededor de sus labios, Delilah giró medio cuerpo
hacia ella, inclinando una pierna y descansando en el sofá para sentirse más cómoda

—No hay nada comparable en el mundo humano. Decir que es como un


orgasmo no le hace justicia. Es más que eso. No sólo placer físico, sino la dicha que
toca tu alma, que llena tu corazón y lo calienta. Es una conexión a un nivel profundo
—Suspiró—. Por supuesto, es más intenso cuando se produce entre una pareja
unidos por un vínculo de sangre, como en nuestros casos —Señaló a Nina y a ella
misma—. Peor incluso un mordisco fortuito es algo fuera de este mundo. Y durante
el sexo… —Dejó la frase inconclusa.

Blake le había dicho lo mismo, pero al oírlo de una mujer, una humana, que
había experimentado la mordedura, las palabras tenían mucho más peso.

— ¿Y tu marido, te muerde todos los días?

—Sí, él lo necesita. Ya ves, sólo puede beber mi sangre, no de otro humano.


Lo pondría enfermo.

—Mmm —Murmuró Lilo, contemplando sus palabras—. Pero si sólo puede


beber tu sangre, porque está unido por la sangre, ¿cómo funciona eso cuando dos
vampiros están unidos por la sangre? ¿Ya no pueden beber más sangre humana?
¿Cómo sobreviven? ¿Bebiendo uno del otro?

Delilah rio en voz baja.

189
—Eso es un montón de preguntas, pero déjame ver si te puedo explicar todo
eso sin aburrirte.

¿Aburrirla? Esto era fascinante.

—Así que, cuando dos vampiros están unidos por la sangre, como Yvette y
Haven, o como Eddie y Thomas, por supuesto que necesitan beber sangre humana
para sobrevivir. El cambio que ocurre en un vampiro cuando se une a un ser humano,
no ocurre cuando dos vampiros se unen. No me malinterpretes, su vínculo es tan
fuerte, su devoción tan profunda, pero son físicamente capaces de beber sangre que
no venga de su pareja. Lo cual, por supuesto, no impide que se muerdan mutuamente
—Delilah le guiñó un ojo—. Sobre todo durante el sexo…

Fascinada, Lilo la miró boquiabierta. Pero Delilah todavía no había


terminado.

—Es diferente para un vampiro vinculado a un humana. Es totalmente


dependiente de ella para su supervivencia. Él la necesita. Por supuesto, durante mis
embarazos, Samson se limitaba a beber de mí sólo una vez cada pocos días. Quería
asegurarse de que yo mantenía mis fuerzas.

Nina bufó.

—Sí, porque Samson es un caballero. ¿Amaury? ¡No tanto! Estaba más


cachondo que un marinero mientras yo estaba embarazada de Damian y Benjamin.
Él me dijo que yo tenía un resplandor sobre mí. No me daba ni un momento de
descanso.

Aunque a juzgar por sus mejillas ruborizadas, Nina no había objetado mucho
a los avances de su marido.

Cuando Delilah comenzó a reírse, Lilo no pudo evitarlo y se rio entre dientes.

—Bueno, todos conocemos a Amaury —Dijo Delilah y le guiñó un ojo a


Lilo—. ¿Lo has conocido?

—Me encontré con él en el pasillo del último piso. No estaba muy contento
de verme. Dijo que a los seres humanos no se les permitía subir allí.

190
Delilah se encogió de hombros.

—Sí, bueno, esa regla se ha roto con más frecuencia de la que puedo contar
con mis dos manos. Lo superará.

Lilo movió la cabeza de un lado al otro.

—Vosotras dos no parecéis tenerles miedo. ¿No os preocupa que un día se den
la vuelta y arremetan? Son mucho más fuertes que vosotras. Mucho más poderosos.

—Son como cualquier otro hombre —Afirmó Nina—. Ellos quieren lo


mismo. Una mujer que los quiera y nunca volverá a mirar a otro hombre de nuevo.
Una vez que estén seguros de eso, le concederán cada deseo de ella que esté en su
poder —Nina sonrió maliciosamente—. Es realmente muy revitalizante.

Lilo dejó caer la barbilla.

— ¿Me estás diciendo que manipulas a Amaury?

Nina se echó a reír.

—Yo no lo llamaría así. Todo lo que hago es darle lo que él anhela, y por
suerte coincide exactamente con lo que yo anhelo, también. Y si él me riega con
regalos, ¿quién soy yo para quejarme? Tengo dos hijos inteligentes y hermosos, y un
marido que mataría para protegerme. ¿Quién podría desear más en la vida?

— ¿No te olvides de la parte de no envejecer? —Añadió Delilah.

—Oh, sí tampoco está tan mal. Yo tenía veintisiete años cuando conocí a
Amaury —Ella se pasó las manos hacia abajo por su cuerpo—. Y mírame ahora,
veintidós años después. No está nada mal para una asaltacunas.

—Nina, no creo que seas una asaltacunas. Tendrías que salir con un hombre
joven para eso. Y a pesar de su aspecto juvenil, Amaury ha pasado de largo la marca
de los cuatrocientos años.

Lilo jadeó.

— ¿Cuatrocientos?

Nina le guiñó un ojo.

191
—Y antes de que lo preguntes. No, el deseo sexual de un vampiro no
disminuye con la edad.

Lilo sintió que sus mejillas ardían.

—Vamos, vamos, no hay necesidad de ser tímida —Dijo Delilah.

—Scanguards es como un pequeño pueblo donde todo el mundo conoce los


asuntos de todos los demás, y los rumores están circulando rápidamente. Hablé con
Rose hace un rato. Mencionó que te conoció en la casa de Blake. Así que como te
puedes imaginar, todo el mundo siente curiosidad sobre ti. Blake no es el tipo de
hombre que se dedica a asuntos ocasionales.

—Ya no de todos modos —Añadió Nina—. Él sembró su avena cuando tenía


veintitantos años, pero luego sentó la cabeza.

—Para que lleve a una mujer con él, bueno… —Delilah dudó— Él debe
preocuparse por ti.

—Estoy viviendo con él para que sea más fácil trabajar juntos para encontrar
a Hannah. Debéis haber oído…

Delilah hizo un movimiento con su mano desdeñoso.

—Lo hemos oído y si alguien puede encontrar a tu amiga, es Scanguards.

Nina asintió con la cabeza.

—Pero tu estancia con Blake no tiene nada que ver con eso. Tienes que
quedarte con él, porque él te quiere a su alrededor.

—Y tú te quedas con él —Continuó Delilah—, porque quieres estar a su lado.


¿O habrías aceptado su invitación si no fuera tan guapo y encantador?

Lilo abrió la boca para responder, pero la mentira no cruzó sus labios. Delilah
tenía razón: había aceptado la invitación de Blake porque disfrutaba de su compañía
y ella se sentía atraída por él.

Delilah sonrió a sabiendas.

192
— ¿Y ahora, querida? ¿Todavía sigues sintiendo lo mismo ahora que ya sabes
lo que es?

Se encontró con los ojos verdes de Delilah y contempló la pregunta. Pero no


estaba preparada para responder, para Delilah o Nina, o para sí misma. Demasiadas
emociones contradictorias luchaban dentro de ella, y estaba demasiado agotada para
analizarlas.

193
Capítulo Veintisiete

Habían permanecido más tiempo en el cuartel general de Scanguards de lo


que Blake había previsto, y ahora, mientras conducía hacia Presidio Heights, era
cerca de la salida del sol.

El interrogatorio del ser humano que tenían bajo custodia no había dado
resultados. Como Wesley había informado, un humano drogado con la mezcla de
Höllenkraut, de la cual Wes todavía no había encontrado la fórmula, no tenía
recuerdo de sus acciones. Ni siquiera la habilidad de Gabriel para ahondar en la
memoria de una persona, y vislumbrar lo que había visto, había sido de ayuda. Al
parecer, el cerebro humano no podía formar recuerdos claros mientras estaba
drogado, y por lo tanto no podían ser reproducidos para Gabriel.

Cuando la asamblea se había vuelto a reunir, se habían compartido varias


buenas ideas de cómo encontrar a Hannah y a los vampiros que estaban detrás de la
peligrosa droga. Se formaron equipos, y cuando la noche había llegado a su fin, todos
los vampiros habían vuelto a casa, dejando a los híbridos al cargo para ejecutar
aquellas partes de los planes que no podían retrasarse.

Blake giró hacia su calle. Junto a él, en el asiento del pasajero, Lilo estaba
sentada con los ojos cerrados. No podía culparla. Había sido una noche larga y
estresante, y ella no estaba acostumbrada a los horarios que mantenían los vampiros.
No podía negar que él también necesitaba un poco de descanso.

Cuando se detuvo al llegar a su casa, notó que los contenedores de basura que
se encontraban frente a su casa le bloqueaban el acceso al garaje.

Blake esbozó una maldición. El ama de llaves de su vecino se estaba volviendo


descuidada y claramente no había considerado que estaba bloqueando un garaje.
Parte de la basura había caído, tal vez por una ráfaga de viento, y el contenido se
había derramado en el camino.

Lilo se sacudió bruscamente.

— ¿Qué pasa?

194
—Nada de qué preocuparse. No puedo aparcar en el garaje ahora mismo —
Se detuvo delante de la casa, y estacionó el coche en la acera—. Aquí estará bien.

Siempre podría tener a Ryder o a los chicos quitando la basura y los


contenedores más tarde, y que luego le aparcaran el coche. Pero con sólo quince o
veinte minutos que quedaban hasta el amanecer, no estaba el humor para pasar
tiempo fuera.

Blake apagó el motor y salió. Caminó alrededor del coche y alcanzó el lado
del pasajero, antes de que Lilo tuviera la oportunidad de deslizarse fuera de su
asiento. Alcanzando hacia ella, la ayudó a salir y cerró la puerta del coche por detrás
de ella.

—Gracias.

Ella sonrió con gratitud y no pareció importarle cuando le puso la mano en la


espalda y la guio hacia las escaleras. Cuando llegaron al rellano un sensor de
movimiento encendió la luz de la puerta principal. Blake, dio un paso hacia el
escáner, del mismo tipo que había instalado en el garaje, pero antes de que pudiera
llegar a él, un sonido desde el otro lado de la calle hizo que moviera la cabeza hacia
un lado.

Hubo un destello, seguido de un fuerte ruido.

Sus reflejos se dispararon al instante. Blake se dio la vuelta y se lanzó hacia Lilo,
cubriendo su cuerpo con el suyo mientras caían. Simultáneamente, un dolor
lacerante le atravesó el hombre.

Él gritó de agonía. Ese tipo de dolor sólo podía ser causado por una sola cosa:
una bala de plata.

Una bala pasó silbando junto a su cabeza y golpeó en la puerta.

Debajo de él, Lilo estaba temblando.

— ¿Estás herida?

La oyó murmurar “no” y dio un suspiro aliviado. Pero el peligro no había


terminado. El tirador seguía al otro lado de la calle. Si no lograba conseguir que él y

195
Lilo entraran en casa, estarían muertos. Normalmente él no llevaba pistola, pero
dentro de la casa, en el pasillo, detrás de uno de los paneles de madera, mantenía
diversos tipos de armas para casos de emergencia.

—Quédate abajo —Le advirtió a Lilo, y giró su cabeza lentamente en la


dirección de los disparos.

Y allí, al otro lado de la calle, oculto detrás de un árbol, estaba de pie. Un


vampiro, sin duda.

— ¡Cobarde! —Maldijo Blake.

El insulto hizo lo que se suponía: por sólo una fracción de segundo, el tirador
echó un vistazo más allá del tronco del árbol.

—Ronny —Soltó Blake.

Lilo jadeó, y sintió que su temor crecía.

—Quédate quieta, sin importar lo que pase —Le susurró a ella y saltó,
retorciendo su cuerpo para que él pudiera golpear al escáner. Su mano golpeó lo
superficie lisa y apretó su pulgar sobre ella. Pero antes de que el escáner incluso
pudiera reconocerlo, la puerta principal se abrió de golpe, y alguien disparó a la
oscuridad.

Blake cayó al suelo, y rodó hacia donde había dejado a Lilo, pero ella había
desaparecido. Su corazón se detuvo.

—La tengo —Gritó Ryder, alcanzando hacia él con una mano mientras
Damian pasaba corriendo sobre él, con una pistola de pequeño calibre en su mano.
El hijo de Amaury sabía dónde escondía Blake sus armas, y reaccionó rápidamente.
Pero Blake no iba a dejar que el temerario híbrido se metiera de cabeza en el peligro.

— ¡No, Damian, entra! Es demasiado peligroso —Gritó Blake.

—Lo estoy cubriendo —Le aseguró Bejamin, que ahora venía corriendo, con
una pistola en su mano. Siguió a su hermano en busca del tirador.

—Déjalos —Le aconsejó Ryder, arrastrándolo hasta el pasillo y cerrando la


puerta tras él.

196
En el interior, Blake ni siquiera miró su herida, a pesar del dolor que le estaba
causando. En cambio, sus ojos buscaron a Lilo.

— ¡Lilo!

Se estaba levantando del suelo, lo más probable es que Ryder o uno de los
gemelos la hubieran arrastrado para conseguir sacarla del peligro. Blake intentó
acercarse a ella, pero no pudo levantarse. La plata ya estaba cobrando su peaje en su
cuerpo, haciendo un daño severo.

— ¿Estás bien? —Le preguntó.

En vez de una respuesta, ella corrió hacia él, poniéndose en cuclillas a su lao,
su mirada fija en la herida de su hombro, su expresión horrorizada.

— ¡Oh, Dios mío, él te alcanzó!

—Mejor a mí que a ti.

Lilo se encontró con sus ojos, y por un momento el tiempo se detuvo. Lilo
estaba a salvo.

—Vamos a quitarte esto —Ella le ayudó a sacar el brazo bueno de la chaqueta,


y luego la quitó del lado herido—. ¡Oh, Dios mío! —Ella tiró de su camisa a un lado,
arrancando un botón de la tela, antes de bajar más la cabeza al otro lado de él—. No
hay herida de salida.

Cuando lo miró, él asintió con la cabeza.

—Lo sé. La bala de plata todavía está dentro de mí —Es por eso por lo que
los vampiros preferían armas de pequeño calibre a algo más poderoso: la
probabilidad de que una bala quedara dentro del cuerpo de la víctima era mayor con
un arma menos potente.

—Tenemos que detener la hemorragia —Ella presionó su mano contra la


herida.

Unas pisadas en las escaleras de repente lo alertaron y levantó la cabeza. Nicholas y


Adam llegaron corriendo, con los ojos muy abiertos.

197
— ¿Blake? —Nicholas gritó con horror—. ¡Estás herido!

Blake inclinó la cabeza hacia Ryder.

—Llevar a los muchachos a la habitación de seguridad. ¡Ahora! —Entonces


miró hacia el segundo piso, una fría clavándose alrededor de su corazón—. ¿Dónde
está Sebastian?

—Ursula lo recogió —Dijo rápidamente Ryder.

Aliviado, Blake asintió con la cabeza, cuando otra ola de dolor abrasador
destrozó su cuerpo. El apretó los dientes.

— ¡Ryder, ahora! Ponlos a salvo.

Sabiendo que sus protegidos estarían a salvo, Blake miró por primera vez su
hombro, tratando de evaluar el daño.

—Déjame ver —Le dijo a Lilo, y ella retiró su mano de la herida.

La herida de entrada no era grande, pero cuando vio pequeñas burbujas


surgiendo con la sangre que brotaba de ella, supo que era malo.

—Estás sangrando demasiado —Presionó su mano de nuevo en la herida, sin


miedo. Su valiente Lilo.

Intentó sonreír y fracasó, el dolor aumentaba a cada segundo.

—La bala debe salir —Tan pronto como fuera posible.

—Tenemos que llevarte al hospital. Ahora mismo —Le instó.

Él negó con la cabeza, reuniéndose con su mirada preocupada.

—Para cuando lleguemos al hospital, estaré muerto.

Él tenía quizás diez o quince minutos hasta que la plata hubiera comido lo
bastante de su carne y hueso para envenenar su sangre y enviar partículas de plata
disueltas directamente a su corazón.

Una respiración ahogada que casi sonó como un sollozo vino de Lilo, y ella
apretó sus labios.

198
—Toma un cuchillo de carnicero y una toalla de la cocina.

Él miró a Lilo, su boca enormemente abierta.

—Oh, mi Dios, no puedes decirlo en serio. Simplemente no se puedes cortarlo


así.

—No, no puedo —Tragó saliva—. Pero tú sí —Jadeó ante otra oleada de


dolor, intentando sin éxito retener el grito que se estaba acumulando en su pecho—.
¡Uuuughhhh! Coge el cuchillo, Lilo, por favor —Él retiró su mano de su herida y la
apretó sobre la de ella—. ¡Por favor!

Finalmente, Lilo se levantó de un salto y corrió en dirección a la cocina, y él


liberó su control. Todo giró antes de que sus ojos se volvieran rojos, y sintió que su
boca se llenaba con sus colmillos mientras se extendían a su longitud completa. Sus
dedos se convirtieron en garras, afiladas y mortales.

El dolor lo paralizó, dejándolo incapaz de moverse. Sólo podía esperar ahora


que Ryder y Lilo supieran qué hacer. O la plata lo comería vivo.

199
Capítulo Veintiocho

Lilo estaba moviéndose por la pura adrenalina. El pánico le había dado alas.
Si hubiera pensado en que había pasado a través de experiencias tan horribles en los
dos últimos días, entonces se había equivocado. El peligro apenas estaba empezando.
Y ahora había llegado a la puerta de la casa de Blake.

Estaba agradecida de que le hubiera contado lo que la plata le hacía un


vampiro. Sus palabras habían provocado un escalofrío a través de sus venas: Para el
momento en que lleguemos al hospital, estaré muerto.

No podía permitir que eso sucediera. Le debía demasiado. La había empujado


fuera de la trayectoria de la bala. Fue culpa suya que él estuviera herido.

Lilo sacó un cuchillo afilado de un bloque de madera que había en el


mostrador de la cocina, tomó un par de paños de cocina de aspecto limpio de sus
colgadores y se apresuró a regresar al vestíbulo, justo mientras Ryder estaba
arrastrando a Blake hacia el salón. El brazo de Blake bien enganchado al hombro de
Ryder, con el otro brazo de Ryder alrededor de la cintura de Blake, apoyando su
peso. Los siguió y miró a Ryder depositar a Blake en el sofá, donde su cabeza cayó
hacia atrás sobre los cojines.

Un suspiro escapó de ella cuando vio el rostro de Blake. Ahora era todo
vampiro: ojos rojos brillantes, colmillos extendidos y dedos que se habían convertido
en garras. Para su propia sorpresa, esta vista no la asustó, porque vio algo más en su
rostro: pura agonía. Su corazón sangraba por él. Nadie debería sentir tanto dolor, ni
siquiera un vampiro.

—Tengo el cuchillo —Dijo.

Ryder se dirigió a ella.

—Dámelo.

Se alegró de que él estuviera tomando el control, se lo entregó y se deslizó


junto a Blake en el sofá. Ella le rasgó la camisa dañada más abierta, para que hubiera

200
un acceso claro a la herida. Parecía ahora más grande que antes, evidencia de que la
plata estaba consumiendo su carne.

—Haz una incisión profunda —Gruñó Blake.

Ryder asintió en silencio y colocó el cuchillo sobre la herida. Lilo volvió su


cara. No podía mirar esto. Agarró la mano de Blake, sin importarle que sus dedos
fueran punzantes garras que podrían cortarla en pedacitos. Le apretó la mano, y
cuando Blake giró su cara para verla, la estaba mirando con agradecida sorpresa.

Un grito se desprendió de su garganta.

— ¡Lo siento, Blake! —Soltó Ryder—. Pero no he terminado.

Lilo se aferró a la mano de Blake mientras le acariciaba la mejilla con la otra


mano. Entonces lo miró a los ojos.

—No me arrepiento —Le confesó ella, respondiendo a la pregunta que él le


había planteado muchas horas antes—. Yo nunca podría lamentarlo.

Por un breve instante, el rojo de sus ojos se atenuó, dejando espacio para el
brillo dorado que había visto antes.

—Lilo —Murmuró Blake.

—No puedo ver la bala. Está demasiado profunda —Interrumpió Ryder.

Lilo soltó la mano de Blake y se inclinó sobre la herida.

—Hay demasiada sangre —Ella tomó un paño que había traído y lo presionó
contra la herida, tratando de empapar tanta sangre como fuera posible, antes de
quitarlo de nuevo. Por el rabillo del ojo notó que Blake apretaba los dientes.

—Lo siento mucho.

—Creo que puedo verla —Dijo Ryder—. Creo que usaré mis dedos —. Ya
estaba metiendo los dedos en la herida.

— ¡No! —Blake protestó, retirándose bruscamente—. ¡No, tú! La plata… te


hará daño.

201
Lilo lo entendió de inmediato. La plata no sólo era tóxica para un vampiro,
sino también para un híbrido.

—Lo haré yo. Retírate —Ryder no protestó—. Mantenlo inmóvil —Le indicó.

Ryder siguió su orden y sostuvo el hombre y el brazo de Ryder con ambas


manos. Con una mirada de disculpa a Blake, llevó su mano a la herida abierta. Era
toda piel desgarrada y músculo dañado, cubierta de copiosas cantidades de sangre, y
más que se derramaba por fuera de la herida a cada segundo. Ella vio el hueso,
demasiado, y justo allí, algo brillaba a través del manguito de los rotadores de Blake.
La bala de plata.

Asfixiando la creciente náusea al ver tanta sangre, ella deseó permanecer en


calma. Tenía que hacer esto. Colocó una mano en el borde de la herida, tirando de
ella para abrirla un poco más, mientras que metía el dedo índice y medio de su mano
derecha en la carne de Blake.

Él gritó simultáneamente, pero ella se forzó a sí misma a ignorarlo. No debía


distraerse.

Tanteó las diferentes texturas: tendones, músculos, sangre, ahora que ya no


tenía una línea clara de visión. Estaba cálido, y la viscosidad de la sangre recubría
sus dedos haciendo que su estómago girara. Pero siguió adelante. Allí, sus dedos
tocaron algo duro. ¿Hueso? Debía serlo. Exploró con la yema del dedo, frotando a
lo largo de la dureza hasta que encontró una mella.

— ¡Aquí está! —Exclamó triunfante—. Encontré la bala.

— ¡Agárrala! —La animó Ryder.

Lilo captó la preocupada mirada de Ryder, luego miró más allá de él a Blake.
Su cara estaba distorsionada por el dolor, su boca abierta, los colmillos desnudos
como si estuviera listo para atacar.

—Él no puede aguantar más —Le murmuró el híbrido—. ¡Hazlo!

Ella se concentró y curvó su dedo medio, luego empujó su dedo índice hacia
él, tratando de crear unas pinzas humanas para agarrar la bala de plata. Tiró de ella,

202
sus dedos saliendo de la herida. Pero no había nada entre sus dedos, ninguna bala de
plata, simplemente más sangre y tendones.

Blake aulló de dolor.

—Se resbaló —Gritó ella, el sudor perlando su frente, su pulso martilleando.


Sus manos temblaban ahora. ¿Cuánto tiempo le quedaba? ¿Y si ella no podía
hacerlo?—. ¡Oh, Dios!

— ¡Hazlo de nuevo, Lilo! —Exclamó Blake—. Tienes que sacarla.

— ¿Cucharilla?14 — ¡Eso era!—. Sólo un segundo —Se levantó y corrió a la


cocina, empujando la puerta abierta y lanzándose hacia el mostrador. Abrió varios
cajones, hasta que encontró lo que buscaba y volvió a entrar a la sala, con el premio
en su mano.

Ryder miró al artículo que llevaba en la mano.

— ¿Una cuchara?

Lilo asintió ansiosamente.

—Funcionará. Mantenlo quieto.

Ryder empujó a Blake de nuevo en los cojines, inmovilizando su hombro para


que Lilo pudiera continuar. Tragando con fuerza, su mano temblando, hundió la
cuchara en la herida, guiándola hasta el lugar donde había tocado la bala. La cuchara
golpeó contra algo.

—Lo he oído —Dijo Ryder—. La tienes ahí. Ahora tranquila.

Ella asintió con la cabeza y guío la cuchara hasta que se alineó con el hueso,
donde la plata se había incrustado.

—Aquí está. Sostenlo ahora. Esto va a doler.

Usando el mango de la cuchara para apalancar, aplicó peso en ella y empujó


el trozo redondo de la cuchara bajo la bala. Se desprendió, y con ella toda la presión

14
Cucharilla: Se refiere a un instrumento médico alargado parecido a una cuchara que se utiliza para
extraer el contenido de cavidades o quistes.

203
se alivió y la cuchara salió de la herida, catapultando la bala a través de la habitación.
Aterrizo en la mesa de café, golpeando un tazón chino ornamental que estaba
colocado allí.

Nunca había oído sonido más dulce que el chasquido de la plata cuando se
asentó en el medio del cuenco.

Respirando con fuerza, miró hacia la cara de Blake. Tenía los ojos cerrados.
Su corazón se detuvo.

— ¡Blake, no!

—Vive —Le aseguró Ryder, envolviendo la toalla alrededor de la herida—.


Pero todavía no podemos dejarlo dormir.

Antes de que Lilo supiera lo que Ryder planeaba, ya estaba dándole una
bofetada en la cara de Blake.

— ¡Despierta, Blake! No puedes dormirte —Le dio otra bofetada, esta vez más
fuerte.

Los ojos de Blake se abrieron, y su cabeza se sacudió bruscamente hacia


delante, con los colmillos desnudos.

— ¡Eso es, mírame, Blake! Soy yo, Ryder –-Volvió la cabeza para mirarla—.
Lilo, en la despensa, totalmente en la parte de atrás, hay una nevera. Búscame dos
botellas de la sangre que hay dentro. Rápido.

Ella no lo cuestionó, no preguntó por qué había sangre en botellas, pero corrió
tan rápido como pudo y encontró la nevera justo donde le había dicho. La abrió.
Había filas d botellas llenas de líquido rojo colocadas allí.

Su barbilla bajó. Esto era irreal. Las botellas estaban etiquetadas con códigos
cortos como AB-neg o O-pos. Todos los tipos de diferentes sangres. Agarró dos
botellas, sin preocuparse por las etiquetas, y corrió de vuelta a la sala de estar, donde
Ryder seguía reteniendo a Blake.

—Ten —Abrió la tapa de una botella y se la dio a Ryder.

El joven híbrido sacudió la cabeza.

204
—Tú tendrás que darle de comer. Tengo que contenerlo. Está muy cerca de
perder el control.

¿Cerca? A juzgar por la mirada salvaje en los ojos de Blake, ella diría que ya
lo había perdido. Pero por alguna razón, no tuvo miedo. Blake no le haría daño. Ella
lo sabía de alguna manera.

Lilo se deslizó en el sofá junto a él y llevó la botella a sus labios. Sus fosas
nasales se ampliaron y su cabeza se balanceó hacia adelante. Parte de la sangre se
derramó, pero logró inclinar la botella para que el líquido goteara en la boca abierta
de Blake.

Él tragó, y con alivio vio que la sangre pareció calmarlo. Así que ella colocó
su mano bajo su barbilla y continuó alimentándolo, hasta que él vorazmente había
vaciado la botella. La tiró sobre el sofá, y entonces desenroscó el tapón de la segunda
botella.

—Aquí tienes, amor mío —Arrulló, y presionó la segunda botella entre sus
labios.

Blake no pareció entenderla. Parecía delirar, pero él siguió bebiendo, tragando


el líquido rojo rápida y completamente, hasta que también la segunda botella estuvo
vacía.

Ella intercambió una mirada con Ryder.

— ¿Y ahora?

Ryder alzó la cabeza en dirección a Blake y se alejó lentamente de él. Blake


no se movió, en cambio, su cabeza descansó contra el cojín, y sus ojos se cerraron
lentamente.

—Él sólo puede curarse durante su sueño restaurador.

— ¿Cuánto tiempo?

—No lo sé. Tendremos que dejarlo dormir hasta que despierte por sí mismo.

205
Ahora ella estaba temblando. Sus ojos cayeron sobre la sangre que no sólo
había empapado la ropa de Blake, sino también la de Ryder y la suya propio. Ella
miró, y por todas partes había sangre.

— ¿Va a conseguirlo? —Las lágrimas se elevaron a sus ojos, y sabía que no


podía retenerlas más. Al menos Blake no tendría que verla así.

—Lo hará. Gracias a ti —Ryder la miró, la admiración en sus ojos era


evidente—. Me alegro de que no nos tengas miedo.

Las lágrimas corrían por sus mejillas ahora, pero trató de sonreír a través de
ellas.

— ¿Cómo puedo tener miedo de ninguno de vosotros, cuando veo cómo os


amáis y os protegéis los unos a los otros? Como una verdadera familia.

Ryder sonrió

—Somos una familia —Echó un vistazo a Blake—. Blake es como un


hermano mayor para mí y para todos los híbridos —Se levantó—. Lo llevaré al piso
de arriba y lo meteré en la cama. Tú deberías limpiarte también.

Pero antes de que Ryder pudiera levantar a Blake del sofá, oyeron el sonido
de la puerta principal abriéndose y luego el portazo al cerrarse. Un segundo después,
unos gemelos, idénticos, aparecieron en el salón.

—Lo perdimos. Lo siento —Dijo uno de ellos.

— ¿Cómo está? —Preguntó el otro.

—Lo conseguirá. Sacamos la bala. Bueno… en realidad, Lilo sacó la bala —


Dijo Ryder.

Los gemelos la miraron sorprendidos.

—Guau. Ella es totalmente como mamá, ¿no crees, Damian? —Dijo uno de
ellos.

Su hermano lo golpeó con el codo.

206
—Igual de valiente. Te lo dije, no es cierto lo que dicen sobre las rubias —
Sonrió, asintiendo con la cabeza hacia ella—. Nuestra madre es rubia, también. Y
muy inteligente.

—Hey, chicos —Interrumpió Ryder—. ¿Podéis echarme una mano con


Blake? Tenemos que subirlo al piso de arriba para que pueda descansar.

—Claro —Dijo Damian—. Benjamin puede tomar sus piernas, yo la cabeza.


Deberías seguir el protocolo, avisar al cuartel general y sacar a los chicos de aquí.

Ryder asintió con la cabeza.

— ¿Protocolo? —Repitió Lilo.

Mientras Damian y Benjamin levantaban al inconsciente Blake y lo llevaban


fuera de la habitación, Ryder se volvió hacia ella.

—Cuando ocurre un ataque como éste, hay un estricto protocolo que debemos
seguir: hicimos el primer paso, salvando la vida del vampiro herido. Ahora, tenemos
que poner todo en marcha. Necesito sacar a los menores de su casa. Los llevaré a la
casa de mi padre. Allí estarán a salvo. Ya que ahora es de día, la sede enviará a dos
guardias humanos para vigilar la casa de Blake hasta que pueda recuperarse. Y
ejecutaremos una redada para capturar al agresor.

—Fue Ronny —Le dijo—. El novio de Hannah. Blake lo vio. Fue él quien…

Ryder la interrumpió.

—Estoy al corriente del caso. Se lo diré a HQ. Lo cazarán. Debe haber tenido
un coche, u otro modo de transporte cerca, o no se habría arriesgado a estar fuera tan
cerca del amanecer. Averiguaré de Benjamin y Damian dónde lo perdieron.

Ella asintió lentamente.

— ¿Y yo que debería hacer?

Él dejó escapar un suspiro.

—Ya has hecho suficiente por esta noche. ¿Por qué no te cambias, te duchas
y descansas?

207
—Pero Blake, tengo que cuidarlo.

—No hay nada que puedas hacer ahora. Él dormirá un sueño muy profundo.
Pasarán horas antes de que se despierte. Tómate tiempo para descansar. Estoy seguro
de que una vez esté despierto, no habrá tiempo para descansar hasta que tengamos a
ese hijo de puta.

Ella se miró a sí misma. Sí, necesitaba ducharse y quitarse la sangre. La sangre


de Blake.

— ¿Estás seguro de que no puedo hacer nada más?

Ryder sonrió.

—Realmente eres como Nina —Señaló al techo, donde ahora podía oír los
pasos mientras los gemelos llevaban a Blake a su dormitorio—. Eres toda una mujer.
Blake es un tipo con suerte.

Ella abrió la boca, pero la protesta automática de que ella no era su novia, no
salió de sus labios. En su lugar, sonrió.

—Gracias.

208
Capítulo Veintinueve

Después de que Ryder y los gemelos se hubieran ido con los niños, el silencio
había descendido sobre la casa. El cuartel general de Scanguards había llamado poco
después y confirmó que dos guardias humanos estaban estacionados fuera de la casa,
uno en la parte delantera y otro en la trasera, asegurándose de que nadie sería capaz
de sorprenderlos. Ryder había dejado su número directo para que le llamara si tenía
algo que le preocupara.

Había tomado una ducha y se había puesto ropa cómoda, una camiseta suelta y unos
pantalones de chándal. También había comido y luego había limpiado la cocina,
todo para matar el tiempo. Pero el tiempo tenía una forma de arrastrarse a paso de
caracol cuando uno está esperando algo. Al final, había empezado a dormitar, y en
algún momento se durmió, su cuerpo y mente agotados.

Todavía había luz, cuando abrió los ojos de nuevo.

Lilo se levantó de un salto de su posición reclinada en el sofá. Después de


limpiar la sangre lo mejor que pudo, había tirado una manta sobre las manchas.
Ahora escuchaba los sonidos que la habían despertado. Encima de ella, una tabla del
suelo crujió. Su corazón latiendo como un tambor mientras se levantaba y corría
hacia el pasillo. Allí todo estaba tranquilo. No había entrado nadie.

Subió por las escaleras. La última vez que había comprobado a Blake había
sido hace tres horas y había estado profundamente dormido.

En la puerta del dormitorio, hizo una pausa, luego giró el pomo suavemente.
Si todavía estaba dormido, no quería despertarlo antes de tiempo. Abrió la puerta y
entró en la habitación, luego dio dos pasos para poder echar un vistazo a la cama.
Estaba vacía.

El sonido de otra tabla crujiendo la hizo girar.

Blake estaba de pie en el umbral del cuarto de baño, sólo una toalla corta envuelta
alrededor de la parte inferior de su cuerpo, su cabello y su torso húmedo. Nunca
había parecido más viril ante sus ojos.

209
—Estás despierto.

Sin pensarlo caminó hacia él, sus ojos enfocados en su hombro. Donde sólo
hace unas horas una herida había estropeado su cuerpo, la piel casi perfecta había
crecido, aunque ella podía decir que todavía no había sanado por completo.

Estiró el brazo y le pasó la mano por la herida. Bajo su tacto, él se estremeció.

— ¿No debería haber sanado completamente? Ella levantó sus ojos a su cara.

Sus ojos azules clavados en ella, la mirada ardiente hizo que sus rodillas se
debilitaran. Cuando habían hecho el amor antes, la había mirado así. Y ese recuerdo
hizo que sus entrañas estallaran en llamas y un charco líquido se formara en la
coyuntura de sus muslos.

—Se necesita más tiempo con la sangre embotellada. No es tan potente.

Su voz era fuerte otra vez. Pero sus palabras hicieron que sintiera curiosidad.

—Creía que las botellas contenían sangre humana.

—Lo hacen. Pero cuando se embotella pierde parte de su potencia. La sangre


que viene directamente del cuerpo de un humano es preferible en caso de una herida
grave —Blake se encogió de hombros—. Pero como puedes ver, me he recuperado.
Y todo gracias a ti.

Lilo sacudió la cabeza.

— ¿Por qué no dijiste nada? Podría haberte dado…

Su dedo sobre sus labios la detuvo.

—Por eso no lo hice quiero tu sangre, pero no como un acto de caridad. Y yo


no quería que te sintieras obligada a darme tu sangre.

Ella le agarró la muñeca.

—Pero tú salvaste mi vida. ¡Tomaste la bala en mi lugar!

El soltó un suspiro.

—Era una bala de plata, Lilo. Era para mí, no para ti.

210
—No puedes saberlo. Y cuando Ronny te disparó, tú no podías saber que era
de plata. Y tú te tiraste sobre mí para protegerme. En mi manual, eso todavía es
salvarme la vida —Ella inclinó su barbilla en desafío. ¿Este hombre tenía que irritarla
así? ¿Acaso simplemente no podía aceptar la cruda verdad, el hecho de que él era un
héroe?

— ¿Mujer, tienes que ser siempre tan terca?

—Yo no soy terca. Soy…

—…Valiente —Le sonrió a ella—. Mi valiente Lilo —Suspiró—. Podía sentir


la bala en mis huesos. Sabía que estaba alojada allí. Tenía una oportunidad de
sobrevivir entre un millón. Pero lo conseguiste —Se rio, sacudiendo la cabeza—. Con
una cuchara —Él le rodeó la cintura con un brazo y tiró de ella hacia sí—. Me diste
fuerza cuando la necesitaba. Tú dijiste lo que anhelaba oír —Sus ojos comenzaron a
brillar dorados mientras la miraba—. ¿O estaba alucinando cuando te oí decir que no
te arrepientes?

Ella pasó la mano por su bíceps y sobre su hombro.

—No, no lo hiciste. Es la verdad. No lamento que tuviéramos sexo.

—Que hiciéramos el amor —La corrigió suavemente.

—Que hiciéramos el amor —Repitió, sintiendo el aumento de calor en sus


mejillas—. Quería que lo supieras, porque no sabía si lo lograrías y nunca me habría
perdonado si no te lo hubiera dicho.

—Ah, mi hermosa y valiente Lilo. ¿Y ahora? Me viste en mi peor momento.


Una bestia fuera de control. Pocos me han visto así. No tuvo que ser un espectáculo
bonito. Sin embargo, todavía estás aquí. No has huido.

— ¿Por qué tendría que huir? Contigo estoy más segura de lo que he estado
en toda mi vida. Y ahora qué sé lo que hay realmente en el mundo, y lo que se
esconde en la oscuridad, necesito saber que hay alguien que puede mantenerme a
salvo —Sonrió—. Además, todavía tengo que agradecerte por salvarme la vida.

Él rodó los ojos frustrado.

211
—Pensé que habíamos aclarado eso. No te salvé la vida. Tú salvaste la mía.

—Bien —Admitió, dándose cuenta de que no iba a ganar esta discusión con
él—. Entonces, yo quizás debería recibir un pequeño agradecimiento de tu parte.

Él arqueó una ceja.

— ¿Qué tienes en mente?

—Prométeme primero que me darás lo que quiero.

Él inclinó la cabeza a un lado, reflexionando sobre su solicitud.

—Dado que no estaría de pie aquí si no fuera por tu ingenio, realmente no


puedo negarte nada. Puedes tener lo que quieras. ¿Mi coche? ¿Mi casa?

Ella salió de su abrazo y señaló a la parte media del cuerpo de él.

—Me gustaría esa toalla, por favor.

Él se miró a sí mismo.

— ¿Esta toalla?

Ella asintió, reprimiendo una sonrisa. Había conseguido sorprenderlo.

—Sí, esa toalla. Y me gustaría que fuera ahora mismo. No puedes negarme un
regalo tan barato.

—No, no puedo —Él alcanzó el lado donde la toalla estaba remetida dentro
y la deshizo, alejándola lejos de su cuerpo y dándosela.

Ella la tomo y la tiró detrás de ella sin apenas mirarla.

—Gracias.

—Ya te cansaste de tu regalo, por lo que veo —Comentó, señalando la toalla


desechada en el suelo.

—Nunca he sido muy aficionada a los envoltorios —Dijo, y se arrodilló.


Alcanzó su polla ya semi-dura y envolvió su mano alrededor de ella, sintiéndola

212
crecer con cada segundo—. Siempre me ha gustado mucho más lo que había dentro
—Le miró y se deleitó con su caliente mirada.

—Lilo, espero que sepas lo que estás haciendo —Advirtió.

—No te preocupes —Murmuró—. Creo que soy buena en esto.

Ella acercó su rostro y guío su erección hacia su boca, lamiendo la cabeza


bulbosa con su lengua.

— ¡Joder, Lilo!

—Shhh —Sopló contra su carne caliente—. Déjame hacer esto —Levantó sus
ojos para mirar a Blake, luego envolvió sus labios alrededor de su punta y se deslizó
hasta que él no pudo ir más lejos.

*****

Si no lo supiera mejor, diría que había muerto por la herida de bala y había
ido al cielo, porque Lilo de rodillas delante de él, con su polla en la boca, era más de
lo que había soñado. En sus sueños más salvajes. Particularmente, no tan
rápidamente. Después de haberle confesado que era un vampiro menos de
veinticuatro horas antes, había esperado que ella necesitara más tiempo para
aceptarlo por lo que era, no inmediatamente deseando bajar sobre él y adorarlo con
su boca divina.

Pero el intenso placer que le estaba desencadenando con sus suaves labios y
su malvada lengua era demasiado real para ser un producto de su imaginación. No,
él estaba verdaderamente despierto, y Lilo le estaba haciendo el amor con su boca.
Sus ojos estaban cerrados ahora y ella suspiró suavemente, su aliento burlándose de
su carne hinchada, enviando un hormigueo hacia abajo por su eje y sus pelotas.
Apretándose en respuesta.

213
—Lilo, nena —Gimió y metió las manos entre su pelo, no para forzarse más
profundo dentro de ella, sino para retirarla un poco—. Tranquila, o me vas a hacer
correr demasiado rápidamente.

Ella abrió los ojos entonces y levantó la mirada mientras ella continuaba
tomándolo en su boca, succionándole mientras ella se retiraba lentamente.

Nunca había visto nada más erótico que la escena que se desarrollaba delante
de él. Sus labios eran gruesos y rojos, envolviéndose fuertemente alrededor de su
erección. El calor y la humedad de su boca hacían que se sintiera como si estuviera
buceando al paraíso. Ella era toda suavidad femenina mientras ella le lamía con tanta
devoción.

—Tan hermosa —Murmuró.

Como si le diera las gracias por el cumplido, ella llevó una de sus manos a sus
pelotas y las acunó.

Un rayo ardiente lo atravesó, casi robándole cualquier control que todavía


tenía, que no era mucho para empezar, y forzó un gemido fuera de sus labios. Si
continuaba así, se correría en su boca en treinta segundos. Y no iba a dejar que eso
sucediera.

Pero no pudo resistir el impulso de empujar sus caderas en su siguiente


ascenso, pidiendo más fricción. Lilo envolvió su mano con más fuerza alrededor de
la raíz de su miembro mientras acariciaba sus pelotas con la otra y le pasaba la lengua,
lamiendo, a lo largo de la parte inferior de su polla, burlándose de la carne sensible.

— ¡Joder!

Él se soltó de ella y tiró de ella para levantarla.

—Desnúdate. ¡Ahora! ¡Y sube a la cama!

—Pero no he acabado —dijo coqueta.

—Oh, no, ya has terminado —Insistió. De ninguna manera podría aguantar


otro segundo de su sensual tortura—. ¡Ahora, desnúdate! —Porque si tenía que
hacerlo él, destruiría su ropa hasta hacerla jirones.

214
Sonriendo, Lilo se tiró de su camiseta por encima de la cabeza y la tiró al
suelo. No llevaba sostén, y automáticamente, él alcanzó sus pechos ahuecando los
globos perfectos, adorando el peso en sus palmas. Pero retrocedió y caminó hacia la
cama, volviéndose de espaldas a él, deteniéndose a un pie de distancia de ella. Él la
observó mientras enganchaba sus pulgares en la cinturilla de sus pantalones de correr
y empujándolos hacia abajo por sus piernas, dejándolo como un charco alrededor de
sus pies descalzos, antes de que ella saliera de ello completamente.

Llevaba un tanga de encaje hoy, sin esconder nada a su vista hambrienta.


Como un tigre, se dirigió hacia ella. Y como si ella supiera lo que quería, se deslizó
sobre la cama sobre sus manos y rodillas, su atractivo culo atrayéndolo. Su boca se
secó y perdió la capacidad de hablar. Ni siquiera podía decirle lo sexy que se veía,
porque su cerebro ya no funcionaba. Toda la sangre había corrido a su polla,
llevándolo a un punto próximo a estallar.

Se acercó a ella, alcanzó el tanga y sin una palabra se lo arrancó. Ella ni


siquiera se estremeció, no mostró ninguna señal de que se opusiera a su tosco
tratamiento. Incluso cuando le agarró las caderas con ambas manos y colocó una
rodilla para que descansara sobre el colchón mientras permanecía de pie detrás de
ella, no intentó escapar. Se ofrecía a él a pesar de todo lo que había visto: sus afilados
colmillos, sus ojos brillantes, y sus garras mortales.

—No me hagas esperar —Murmuró ella ahora, mirando por encima del
hombro.

La manera en que ella lo miraba, con pasión y deseo en sus ojos, casi lo
deshizo. Se impulsó hacia delante y se sumergió en su calor húmedo, instalándose
en su coño. Ella era todo lo que recordaba y mucho más. Y esta vez era todo
diferente. Esta vez sabía que no tenía que esconder sus deseos, no necesitaba
contenerse, porque Lilo ahora lo entendía.

Saboreando cada segundo, se retiró a cámara lenta, sacándose completamente


de su vagina. Tomó aire para recobrar las fuerzas, antes de volver a entrar en ella,
esta vez más suave, tratando de tomarse tiempo. No quería que esto terminara
demasiado rápido. Porque estar dentro de Lilo, sintiendo sus músculos interiores

215
apretarse alrededor de él como si no quisiera dejarlo ir, ahuyentaba el horror que
había sentido antes cuando la plata había comenzado a comerlo vivo.

—Te necesito, Lilo.

Nunca había necesitado a alguien como la necesitaba a ella. Que le diera


poder sobre él al admitir eso, no le importaba.

Él frenó sus empujes y se movió hacia adelante y hacia atrás con más ternura
ahora. Soltó una cadera y pasó la mano por su precioso trasero, acariciándola,
disfrutando de la suavidad de su piel. Sus cabellos rubios le caían sobre la espalda y
hombros, azotando hacia adelante y hacia atrás, de lado a lado, con cada empuje que
él entregaba.

Pero tomarla así no era suficiente. Necesitaba una conexión más profunda
con ella, para mirar a sus ojos cuando ambos llegaran. Saber que ella lo veía, al
vampiro.

Blake salió de su apretado canal y la giró sobre su espalda. Ella lo miró con
ojos empañados de pasión. El pecho le palpitaba, el corazón le latía tan fuerte, que
sus sentidos de vampiro no tuvieron problemas para recoger el sonido. Un fino brillo
de sudor cubría todo su cuerpo, haciéndola aún más hermosa. Un mechón largo se
enrollaba alrededor de su duro pezón como si lo estuviera acariciando. Él lo alcanzó
y liberó el pequeño capullo rosa, dejando que su dedo se deslizara sobre él.

Un gemido estrangulado se desprendió de su garganta, y ella se arqueó en el


colchón.

—Por favor —Le rogó, poniéndole las manos en las caderas y tirando de él
hacia ella, hasta que se cernía sobre su centro. Ella alcanzó su polla y luego acarició
la dura longitud

Apretó la mandíbula.

—Lilo, oh, Dios, me estás matando.

Ella le sonrió, ahora la travesura en sus ojos.

—No me di cuenta que un vampiro fuera tan sensible.

216
Él empujó la cabeza de su polla en su húmeda entrada.

—Todo lo que sentimos se amplifica —Se hundió de nuevo en ella, viendo


con satisfacción como salía todo el aire de sus pulmones, enviando gemidos que
rebotaban en las paredes de su dormitorio.

Mantuvo su ritmo lento, deseando prolongar su acto sexual, porque esta vez
quería mostrarle a Lilo lo perfecto que las cosas podrían ser entre ellos. Sus cuerpos
se movían en sincronía como si hubieran hecho esto cien veces, perfectamente
armonizados el uno con el otro. La pelvis de Lilo se inclinaba hacia él cada vez que
se sumergía más profundamente en su acogedor coño. Sus tobillos se cruzaron sobre
su culo para mantenerlo cerca de ella, y le encantó la sensación de sus talones
clavándose en él, al igual que sus uñas se clavaban en su espalda.

—Quiero que me mires —Dijo, centrando sus ojos en los de ella.

Había entendimiento en ellos. Ella sabía lo que quería hacer.

—Sí, Blake, mi amor.

La palabra se hundió profundamente en él y lo llenó de un desconocido


sentimiento de orgullo. Quería aullar, pero abrió la boca y sus labios se retrajeron
sobre sus encías, mientras deseaba que sus colmillos se alargaran hasta que estuvieron
totalmente extendidos.

Ella lo miró fijamente, mientras él seguía moviéndose dentro y fuera de ella,


lento y constante, para mostrarle que él estaba controlado.

Lilo levantó su mano, su cara una máscara de fascinación.

Cuando se dio cuenta de lo que iba a hacer, apartó la cabeza unos cuantos
centímetros.

— ¿Estás segura de que quieres tocarlos?

—Sí, por favor —Ella acercó su mano, y él cesó sus movimientos.

—Debes saber algo primero.

Ella le lanzó una mirada curiosa.

217
—Los colmillos de un vampiro son una zona erógena más. Tocarme ahí, y
me harás correr rápidamente.

Ella sonrió.

—Entonces, simplemente tendremos que tener un segundo, después.

—Me gusta tu forma de pensar.

Lilo acercó el dedo y él permaneció completamente inmóvil. La yema de su


dedo rozó su labio interior, antes de correrla sobre sus dientes, deslizándose hacia
atrás hasta que alcanzó su colmillo. Ante el contacto, una sacudida lo atravesó, y él
hundió su polla en su interior, gimiendo en voz alta.

Su dedo se deslizó fuera de su colmillo, pero se quedó atrapado en la punta.


Sintió que le perforaba la piel.

— ¡Oh! —Exclamó ella con una aturdida exhalación.

El olor de sangre se elevó a su nariz, e hizo que todo su cuerpo se pusiera


rígido.

— ¡Joder, Lilo! —Sabía que había sido una mala idea dejarla que lo tocara
allí. Porque ahora no podría resistir más. Su lengua salió y lamió la gota de sangre
de la yema de su dedo, cerrando la pequeña incisión instantáneamente.

Mientras la sangre pasaba por sus papilas gustativas a la parte posterior de su


lengua y luego por su garganta, gruñó. Automáticamente, sus caderas comenzaron a
moverse a un ritmo sobre el que no tenía control. Duro y rápido, comenzó a follarla,
a empujar su implacable polla dentro y fuera de ella, mientras trataba de aferrarse a
los últimos vestigios de su control.

Bajo él, Lilo gemía a pesar del duro trato que le estaba dando. Ella deslizó su
mano sobre su nuca y lo atrajo hacia ella, presionando sus labios contra los suyos,
aunque sus colmillos estaban completamente extendidos. ¿No tenía miedo de que
pudiera herirla?

Trató de retroceder, pero ella ya había sumergido su lengua entre sus labios y
la corría sobre sus dientes. Cuando la lisa superficie de su cálida lengua conectó con

218
uno de sus colmillos, se entregó al placer que Lilo le estaba concediendo y no luchó
más.

Sus bolas se apretaron, y semen caliente se disparó a través de la longitud de


su polla, explotando por su punta. Pero no frenó sus empujes. Continuó hundiéndose
en ella hasta que, finalmente, la sintió estremecerse bajo él, sus músculos interiores
lo agarraron como un puño cerrado y apretándole.

Retractó sus colmillos y se hizo cargo del beso, derramando su alma en ella, hasta
que ambos quedaron sin aliento.

219
Capítulo Treinta

Blake rodó sobre su espalda e inmediatamente tiró de Lilo a medio camino


sobre su cuerpo, adorando la sensación de su peso sobre él, una pierna plegada sobre
su ingle, una mano sobre su pecho, mientras que su cabeza descansaba sobre su
hombro. Durante unos instantes lo único que pudo hacer fue recuperar el aliento.
Lilo también respiraba con dificultad.

Él presionó un beso en la parte superior de su cabeza.

—Ni siquiera puedo decirte lo que significa para mí tenerte en mi cama —Ella
levantó la cabeza y lo miró—. Saber que me estás aceptando por lo que soy —Clavó
sus ojos en los de ella—. Por sentirte lamerme los colmillos. Nunca me atrevía a
esperar tanto.

Lilo pasó suavemente su dedo sobre sus labios.

—Nunca he visto nada más erótico que cuando me mostraste tus colmillos y
me dejaste tocarlos.

Su corazón tronó ante la revelación.

—No tenías miedo.

—Dijiste que no me harías daño.

—Confías en mí a pesar de todo lo que pasó —No podía creerlo. Pero lo vio
en sus ojos. Lilo tenía fe en él. Él tomó su dedo y lo besó—. Lamento haberte
pinchado con mi colmillo.

—No fue culpa tuya —Lilo apartó la mirada—. ¿Te gustó?

— ¿Tu sangre?

Ella asintió con la cabeza.

— ¿Cómo no iba a hacerlo? Lilo, no tienes idea de lo que es. Mi olfato es tan
hipersensible que incluso ahora puedo oler tu sangre. ¿Y sabes lo que me hace?

220
Ella alzó los ojos hacia él para reunirse con su mirada.

— ¿Qué te hace?

Él tomó su mano y la guío hacia su ingle, donde la colocó sobre su polla


endurecida.

—Esto es lo que me hace.

Su barbilla bajó.

— ¿Cómo puedes estar ya duro otra vez?

Él se rio entre dientes.

—Gracias a ti. Esa pequeña gota de sangre que lamí de tu dedo me hace desear
más. Por eso el vampiro dentro de mí se está preparando para ello, para ti. El vampiro
dentro de mí quiere seducirte con sexo hasta que le permitas morderte.

Sabía que no debía decírselo, pero se había terminado el ocultarle cosas. Si


tenía alguna posibilidad de ganarla para siempre, tenía que ser honesto acerca de
cada aspecto de sí mismo. ¿Ganarla para siempre? El pensamiento lo golpeó de
repente. ¿Realmente la quería en su vida? ¿Cuándo había tomado esa decisión?

Cuando ella no respondió, él deslizó la mano bajo su barbilla y la miró


profundamente a los ojos.

—Nunca te obligaré. Quiero que lo sepas. Pero debes saber que cada vez que
hacemos el amor, mi deseo de beber tu sangre va a crecer.

La comprensión brilló en sus ojos.

— ¿Es por eso que crees que Hannah dejó que Ronny la mordiera?

Él acarició su mano sobre su cabeza y la atrajo a su pecho.

—Me dijiste que habían estado saliendo por seis meses. Ningún vampiro, no
importa cuán civilizado y manso sea, permanecerá con una mujer por tanto tiempo
sin morderla. Con o sin su permiso. Aunque dudo que Hannah se lo hubiera negado.
Ella ya sabía lo que implicaba la mordedura de un vampira, antes de que conociera
a Ronny.

221
— ¿Cómo lo sabía?

—Porque yo la mordí.

Lilo se disparó a una posición sentada.

— ¿Qué? —Sus ojos estaban abiertos por la sorpresa—. ¿Tú y Hannah? ¿Erais
amantes?

Ante su aspecto horrorizado, no pudo evitarse reírse en voz alta.

— ¿Hannah y yo? —Se sentó y tiró de Lilo hacia él, pero ella lo empujó hacia
atrás—. Hannah y yo nunca fuimos amantes. Nunca nos sentimos atraídos el uno
por el otro. Ni por un solo segundo.

Ella frunció el ceño, obviamente sin creerlo.

—Entonces, ¿por qué?

— ¿No estarás celosa por casualidad?

— ¡No seas ridículo!

Pero él sabía que había golpeado un punto doloroso, y ese hecho hizo que su
corazón latiera fuera de control. Lilo tenía una feroz racha de posesividad en ella que
él no esperaba. Pero no tenía tiempo de deleitarse en ello, porque primero necesitaba
calmarla y asegurarle que la mordedura no había tenido nada que ver con el sexo.

—Hannah me ofreció su sangre para salvarme la vida.

*****

Todavía escéptica, buscó sus ojos. ¿Estaba diciéndole la verdad? ¿Y por qué
debería importarle que Blake hubiera mordido a su mejor amiga? No era asunto suyo.

Oh, por favor, admite que no puedes soportar el hecho de que mordiera a Hannah y no
a ti, dijo una voz en su cabeza.

222
—Tuve un accidente —Las palabras de Blake atravesaron sus pensamientos.

Lentamente asintió.

— ¿Qué pasó?

Él la agarró entonces y la colocó sobre su regazo, así que ella estaba a


horcajadas sobre él, antes de que pudiera protestar. Bueno, ella no habría querido
protestar porque le gustaba el hecho de que él buscara conexión física con ella.

Blake la acarició suavemente.

—Cariño, nunca hubo nada entre Hannah y yo, aunque me salvó la vida,
como tú me la salvaste anoche. Y mientras que yo estaba muy agradecido con
Hannah, nunca la toqué de la manera en que no puedo dejar de tocarte a ti —Pasó
sus labios sobre los de ella en un suave beso.

Luego se reclinó contra el cabecero de la cama.

—Estaba buscando un sospechoso una noche cerca del amanecer. La


carretera estaba mojada, y yo conducía demasiado rápido. No hubo tiempo para
pedir refuerzos. Sabía que tenía que atraparlo antes de que él desapareciera para
siempre. Era una carretera sinuosa en una zona boscosa. Lo perdí detrás de una curva
del camino. O eso había pensado, hasta que me di cuenta que había conseguido
meterse en un camino de tierra para esconderse. Cuando vi los faros en mi espejo
retrovisor, supe que me había engañado.

Con el corazón latiendo rápidamente, le preguntó:

— ¿Qué hizo?

—Me disparó. La ventanilla trasera se rompió, pero mi asiento y respaldo


estaban reforzados de acero. Él no podía saberlo. Pero se dio cuenta muy
rápidamente de que no podía eliminarme quedándose por detrás de mí, así que se
acercó a mi lado. Su camioneta era más grande y pesada que mi BMV. Chocó contra
mí. Hice todo lo posible para mantener el control del vehículo, pero detrás de la
siguiente curva había unas obras en la carretera. La camioneta logró superarlas. Pero
mi coche volteó y rodó por la colina, dando varias vueltas de campana.

223
Ella jadeó.

— ¡Oh, Dios, mío!

—Yo habría estado bien incluso durante el día, mientras esperaba ayuda,
porque las ventanillas de mi coche tenían un revestimiento especial, impenetrable a
los rayos UV. Algo que inventó Thomas, uno de nuestros genios. Pero la ventana
trasera estaba destrozada. Y en el ángulo en el que coche aterrizó, el sol naciente me
habría frito. Yo estaba a merced de la naturaleza.

Blake pasó una mano por su cabello y luego la dejó en su espalda y la continuó
acariciando.

— ¿Por qué no dejaste el coche y te refugiaste en algún lugar?

—No podía mover las piernas. El frente del coche había sido aplastado y el
motor estaba prácticamente sentado sobre mi regazo. Estaba sangrando. Intenté
liberarme, pero no era lo suficientemente fuerte. Mis heridas estaban drenando mi
fuerza, y mientras que normalmente habría sido capaz de empujar las piezas del
motor derrumbado lejos de mí y salir libre, en mi estado herido, yo estaba impotente.

Ella sintió las lágrimas en sus ojos.

—Si Hannah no hubiera salido a pasear con su perro, yo no estaría aquí hoy.
Frankenfurter encontró mi coche y alertó a Hannah. Cuando me encontró, llamó al
9-1-1, pero no tenía cobertura. Mi teléfono tenía el mismo problema. No podíamos
llamar a nadie, y el sol estaba a punto de levantarse. No tuve más remedio que decirle
la verdad. De todos modos, yo estaba tan bien muerto.

— ¡No digas eso!

—Es la verdad. No tenía forma de saber cómo reaccionaría Hannah —Él


sacudió la cabeza. Y había estado demasiado débil para ejercer cualquier tipo de
control de mente para que Hannah le ayudara—. Pero todo lo que dijo fue, ¿Cómo
puedo ayudarte? Imagina mi sorpresa. Ella no tenía miedo. De hecho, parecía
emocionada.

Lilo tuvo que reírse involuntariamente.

224
—Esa es Hannah. Ella está a favor de cualquier aventura. Siempre lo ha
estado. Necesita esa emoción en su vida. Esa constante oleada de adrenalina.

Blake le devolvió la sonrisa.

—Esa fue mi suerte. Cuando le dije que necesitaba sangre humana para
curarme para que pudiera tener fuerza suficiente para liberar mis piernas y escapar
del coche, ella no dudó. Tomé sólo lo necesario. La sangre que viene directamente
desde la vena de un humano vivo, es mucho más poderosa que cualquier sangre
embotellada. Pero, por supuesto, no tuve mucho tiempo para advertirle a Hannah
sobre los efectos secundarios. La excitación sexual. El hecho de que mi mordisco era
erótico, aunque el sexo era la última cosa que tenía en mi mente —Suspiró—. Con
su sangre pude reunir fuerzas suficientes para liberarme. Pero el sol ya estaba
subiendo, así que Hannah tomó una manta que encontró en mi maletero y pudimos
llegar a un viejo cobertizo que había visto en su caminata con Frankenfurter.
Tomamos refugio allí.

—Y Hannah, ¿cómo tomó la mordedura?

—Estaba aturdida, como era de esperar. Y enganchada, pero eso fue algo que
no me di cuenta por un tiempo.

— ¿Enganchada? ¿Quieres decir que ella se enamoró de ti?

Blake acarició sus nudillos sobre su mejilla, un gesto que la consoló.

—No. Se hizo adicta al mordisco. A la sensación que le dio. Hablamos


mientras esperábamos que se hiciera de noche. Le expliqué sobre Scanguards, acerca
de lo que yo hacía. Quién soy. Y le dije que le daría cualquier cosa que ella quisiera
por salvarme la vida.

— ¿Qué quiso?

—Muy poco. Ella realmente es demasiado buena para este mundo. Todo lo
que quería era un trabajo. Mira, había sido despedida el día anterior. Por eso había
estado en el bosque con Frankenfurter. Pensando en lo que quería hacer con su vida.
Fue el destino que ella estuviera allí.

—Así que le diste trabajo.

225
Blake asintió con la cabeza.

—Podría haber conseguido para ella casi cualquier trabajo que ella quisiera
en esta ciudad. Scanguards tiene muchas conexiones. Pero ella no quería trabajar
para cualquier empresa humana. Quería trabajar para los vampiros. No creo que
Ronny fuera su primer novio vampiro. Creo que ella salió con varios vampiros que
conoció como parte de su trabajo. Sospecho que ella siempre estaba persiguiendo ese
subidón que sintió cuando la mordí —Él pasaba los dedos a través de su cabello—.
Por eso me siento responsable de ella y haré cualquier cosa para salvarla. No sólo
porque salvó mi vida, sino porque fui yo quien la empujó en el mundo de los
vampiros. Todo lo que le pasó ocurrió porque yo la presenté a esta vida, en lugar de
borrar sus recuerdos sobre el accidente y de cómo me salvó ella.

— ¿Por qué no le borraste la memoria?

—Me rogó que no lo hiciera. Ella quería recordar todo —Blake acarició su
cara suavemente, y el calor se extendió dentro de ella—. ¿Y tú? ¿Quieres recordar,
ahora que sabes en qué peligro puedes estar sólo por saber?

La decisión fue fácil.

—Quiero recordarlo todo. Cada pequeño detalle —Se movió en su regazo,


levantándose sobre sus rodillas y reajustando su núcleo para alinearse con su polla—
. Quiero hacer más recuerdos. ¿Me ayudarás con eso?

Él pasó sus labios sobre los de ella, sonriendo.

—Pensé que nunca me lo pedirías.

226
Capítulo Treinta y Uno

Lilo se bajó sobre su polla y lo llevó dentro de ella. No creía que se cansara
nunca de esto. Como un capullo, su calidez y humedad lo envolvió,
instantáneamente haciendo desparecer todo lo demás a un segundo plano.

Mordisqueando su labio inferior, Blake empujó sus caderas hacia arriba,


asentándose aún más profundamente dentro de ella. Ella jadeó de placer, y echó la
cabeza hacia atrás, exponiendo así su vulnerable garganta. La tentación lo atravesó.
Pero no haría nada. Lilo no había tomado todavía la decisión de concederle el placer
de morderla. Y no la apresuraría a ello, porque si lo hacía, ella sólo se resentiría con
él.

En vez de eso, bajó la cara a sus pechos y capturó un duro pezón en su boca,
chupándolo, haciendo que Lilo se estremeciera bajo su toque. Sí, así la ayudaría a
decidir: llenándola de pasión y placer, con ternura y cuidado. Y con amor. Se quedó
inmóvil. ¿Amor? ¿Era ese el sentimiento que controlaba su cuerpo y mente, el amor?
¿Podría serlo? ¿Podía ocurrir en tan poco tiempo? ¿Cómo lo sabría con seguridad?

Su voz le hizo volver su atención hacia ella de nuevo.

—Oh, sí, Blake, por favor, justo así —Dijo, montándolo más rápido ahora.

Él la ayudó agarrando sus caderas y levantándola, cada vez que ella se alzaba
sobre sus rodillas, entonces tirando de ella hacia abajo cuando se hundía de nuevo
en él. A pesar de la abundante lubricación de su semen y sus jugos, la fricción estaba
aumentando, y sintió su próximo orgasmo acercarse.

Continuó chupando sus pechos, alternando entre sus pezones, mientras


sumergía su polla profundamente en ella.

—-Sí, móntame duro —Murmuró contra su firme carne.

Levantó la cabeza para mirar su rostro, su cara brillaba de pasión. Sus miradas
se encontraron, fundiéndose el uno en el otro.

227
Lilo de repente levantó su mano y se apartó el pelo a un lado de su cuello,
inclinando la cabeza a un lado. Él miró fijamente la delicada piel y pudo ver la vena
debajo de la superficie latiendo a ritmo de su acto sexual. ¿Cuántas más tentaciones
tendría que resistir?

Lilo se inclinó más cerca, luego dejó caer una caricia por el lado de su cuello
expuesto, como si estuviera mostrándole el camino.

Él gimió en voz alta.

— ¡Maldita sea, Lilo! Esto ya es bastante duro.

Ella no rompió el contacto visual.

—Lo sé. Puedo sentirlo —Como para enfatizar su declaración, se dejó caer
rápido, prácticamente empalándose en su duro pene como una roca.

Movió la cabeza hacia atrás, tocando el cabecero.

—Si no dejas de tomarme el pelo…

Ella lo cortó aplastando su boca contra la suya. Su lengua lamió la comisura


de su boca, y él la separó, incapaz de resistirse a ella. Cuando ella lamió a lo largo de
sus dientes para tentar a sus colmillos a que descendieran, él sabía que había perdido.

Un sonido resonó en su oído. ¿Estaba ya delirando al saber que en unos


segundos estaría perforando la piel de Lilo y clavar sus colmillos en ella? ¿Estaba tan
ido ya?

El timbre no se detenía. Por último, se dio cuenta de lo que era: su teléfono


móvil. Estaba en su mesilla de noche. El tono era uno que no podía ignorar.

Se separó de la boca de Lilo.

—Lo siento, Lilo, pero tengo que contestar.

Un decepcionado lamento salió de los labios de ella, pero dejó de moverse


hacia arriba y hacia abajo sobre él. Alcanzó el teléfono, pero antes de que contestara
le dijo:

—Confía en mí, estoy más decepcionado por esta interrupción que tú.

228
Sus ojos brillaron ante sus palabras, y él apretó su cadera para tranquilizarla
mientras respondía a la llamada.

— ¿John?

—Me alegra saber que estás despierto —Respondió su colega—. ¿Estás


totalmente recuperado?

A pesar del hecho de que su hombro todavía dolía un poco, el respondió:

—Estoy al cien por cien.

—Bien, porque tenemos una pista sólida.

Lilo que se inclinaba más para oír lo que John estaba diciendo, aspiró un
suspiro.

— ¡Oh, Dios mío!

—Déjame ponerte en el altavoz. Estoy aquí con Lilo —Apretó el botón del
altavoz.

—Hola, Lilo. Entonces, esto es lo que tenemos: hemos encontrado al perro de


Hannah en un refugio de animales. Y escucha esto: ¿quién crees que llevó al perro
allí la noche de la desaparición de Hannah?

— ¿Quién? —Preguntó Lilo.

—Ronny.

— ¿Por qué él…?

Blake la interrumpió.

— ¿Estás seguro de que fue él?

—Completamente. El empleado de turno de esa noche reconoció la foto que


le mostramos.

— ¿También vio cómo se fue? ¿A pie, en coche? ¿Había alguien esperándolo


fuera?

229
—No —Dijo John—. Pero adivina qué: hay una gasolinera en la esquina del
refugio para animales. Y tienen cámaras de vigilancia. Una de ellas grabó a Ronny
metiéndose en una vieja camioneta pick-up.

— ¿Una pick-up? Pensé que el coche que estábamos buscando era un Toyota
Corolla.

—Correcto, pero él no estaba conduciendo ese coche.

—Por favor, dime que la cámara grabó la matrícula.

—Lo hizo. Ya lo hemos rastreado. Parece que está registrado en una dirección
de napa. Lo buscamos en Google Maps. Una zona bastante remota, en lo profundo
de los bosques. Ideal para ocultar una operación ilegal.

—Vamos a reunir un equipo, ahora —Ordenó Blake.

—Ya está hecho. Sólo te estábamos esperando.

Él comprobó el reloj digital de su mesilla de noche. No sólo mostraba la hora


actual, sino que también estaba programado en una cuenta regresiva para el atardecer
y amanecer.

—El atardecer será en una hora. Estaré en el HQ antes de eso.

—Bien. Estaremos esperando.

Blake desconectó la llamada y miró a Lilo.

—Ojalá no tuviera que abreviar esto, pero…

Ella puso un dedo sobre sus labios.

—No tienes que explicarme nada. Tenemos que acudir. Vamos a vestirnos.

— ¿Nosotros? —Él sacudió la cabeza—. Oh, no, no vas a venir conmigo esta
vez.

—Pero…

— ¡Nada de peros! No sabemos lo que nos espera allí. Debes estar loca si crees
que te dejaría ponerte en peligro.

230
Ella apoyó sus manos en sus caderas, burlándose.

— ¿Me estás llamando loca?

—Sólo de la mejor manera posible.

—No hay ninguna maldita mejor manera.

Él agarró sus caderas.

—Aunque me enciende cuando maldices así, me temo que no vas a ganar esta
discusión. Esta vez te quedas. Y para asegurarme de que vas a hacerlo, voy a pedirle
a mi familia que te acompañe.

— ¡No puedes hacer eso!

— ¡Puedo y lo haré! —Furioso de que ella no estuviera obedeciendo, él


empujó sus caderas hacia arriba, apretando su pene profundamente dentro de ella.

Sus párpados revolotearon y él podía oír la carrera de su pulso. Bueno, tal vez
tendría que asegurar su sumisión por otros medios. Él no estaba por encima de un
poco de manipulación. Y nadie resultaría perjudicado por ello.

Deslizando su mano entre sus cuerpos, encontró su clítoris bien lubricado por
sus jugos combinados y frotó su dedo sobre él.

—Eso no es justo —Dijo ella y bajó la cabeza hacia atrás.

—La vida no es justa. Ahora sé una buena chica y córrete para tu gran
vampiro malo.

Mientras él se zambullía dentro y fuera de ella, frotaba el dedo sobre su


clítoris, aumentando la presión y el ritmo a cada segundo, hasta que finalmente sintió
a Lilo ponerse rígida en sus brazos. Un segundo después, un estremecimiento
destrozó su cuerpo y se derrumbó contra él, mientras sus músculos interiores
apretaban su erección. Pero no se permitió a sí mismo correrse. Al contrario, levantó
a Lilo de su regazo y la depositó en la cama.

Presionó un beso en su ombligo.

—Esta es una buena chica.

231
—Eres un vampiro malo —Murmuró, pero no había calor detrás de su
acusación. Él había logrado dejarla fuera, por lo menos el tiempo suficiente para que
pudiera prepararse para irse.

Se levantó y le sonrió a ella.

—Exactamente como a ti te gusta, nena.

232
Capítulo Treinta y Dos

Blake había dejado su Aston Martin en el aparcamiento de Scanguards y


viajaba en una de las furgonetas opacas con Samson y John. Amaury y Wesley los
seguían con Oliver en una segunda camioneta, mientras que Haven e Yvette seguían
en su coche. Era inusual que Samson participara en una misión en estos días, pero
dadas las serias implicaciones de una droga que podía controlar a los humanos, había
decidido involucrarse íntimamente en todos los aspectos del caso. Había sido
informado de cada detalle y ahora sabía tanto sobre el caso como Wesley y Blake.

Había mucho tráfico en el puente cuando cruzaban la bahía, y mientras John


se concentraba en el tráfico dela hora punta, Samson se volvió hacia Blake. Él había
insistido que ambos se sentaran en la parte de atrás.

— ¿Cómo lo está llevando la Srta. Schroeder?

—Creo que quizás quieras empezar a llamarla Lilo.

Samson levantó una ceja.

—Entonces no me equivoqué.

—Ella me vio en mi peor momento cuando me dispararon. No podía


controlar a la bestia dentro de mí. Ella ni se inmutó —Blake sonrió ante el recuerdo
de cómo ella se había ocupado de su herida, a pesar de que él se había comportado
como un animal salvaje—. Es valiente —Y eso era lo que más admiraba de ella.

Samson se rio entre dientes.

—Me recuerda a alguien que conozco —Hizo una pausa—. En realidad, me


recuerda a unas pocas mujeres que conozco. Mujeres muy especiales.

—Yo también.

— ¿Confías en ella?

Ni siquiera tuvo que pensar la respuesta.

233
—Con mi vida. ¿Ryder te contó cómo sacó la bala de plata?

Samson sonrió.

—Muy ingeniosa. Me alegro de que estés bien —Luego se puso serio—.


Algunas cosas sobre este caso no tienen sentido para mí todavía.

— ¿Sólo algunas? —En la mente de Blake, había muchas cosas que no tenían
sentido.

—Hay algo sobre este Ronny que no suena verdadero. Creemos que él está
detrás de la desaparición de su novia y de la fabricación y distribución de la droga.
Pero eso no es consecuente con esta imagen: ¿por qué tomarse la molestia de dejar el
terrier de Hannah en un refugio de animales?

—Me he estado preguntando sobre eso también —Blake se encogió de


hombros—. Quizás sea un amante de los animales.

—Es posible. Simplemente no lo veo siendo un tipo cuidadoso. Sobre todo


teniendo en cuenta que te disparó, que por cierto es otra cosa que no tiene sentido.
¿Por qué atacarte?

Involuntariamente Blake se frotó el hombro donde la bala había entrado.

—Me preguntaba lo mismo. Primero pensé que quizás estaba detrás de Lilo,
pero considerando que la bala era de plata, creo que era para mí. Quizás nos siguió
después de que saliéramos del apartamento de Hannah. ¿Quizás lo estaba vigilando?

— ¿Con qué fin? Su socio, Norwood, ya había estado allí antes.

—Cierto, pero se fue con las manos vacías. Bueno, consiguió el teléfono móvil
de Lilo. Pero por lo que yo podría decir, él no encontró lo que estaba buscando. ¿Por
qué otra cosa le preguntaría a Lilo dónde estaba? Sólo puedo asumir que quería la
memoria USB. Tal vez para cubrir sus huellas.

—Lo que significaría que él sabía que existía. ¿Cómo lo habría descubierto?
—Samson se frotó la nuca.

234
—Suponiendo que Ronny no supiera sobre la cámara del apartamento de
Hannah, la única persona que podría habérselo dicho a Norwood o a Ronny es
Hannah.

Lo que en realidad podría ser una buena noticia. Samson parecía pensar así
también.

—No la mataron. Tal vez no tienen la intención de matarla —Dijo su jefe.

— ¿Crees que la están usando?¿Cómo usan a los otros seres humanos para sus
delitos? —El pensamiento envió una sacudida hacia abajo por su espalda y lo congeló
hasta los huesos—. Eso significaría que está usando la droga con ella.

—Para hacerla colaboradora, sí, es posible, aunque podría hacerlo con el


control de mente, también. No hay necesidad de desperdiciar droga con ella —Dijo
Samson.

Blake asintió con la cabeza y cayeron de nuevo en un silencio. Esperaba que


en el bosque de Napa encontraran no sólo a Ronny, sino a Hannah también. Ronny
no había vuelto a su casa de Excelsior desde que él, Wes y Lilo lo habían ido a buscar,
así que tenía que estar escondido en algún otro lugar. ¿Y qué mejor lugar para
mantener a la víctima de un secuestro que en una remota cabaña donde nadie
escucharía los gritos de Hannah pidiendo ayuda?

— ¿Cuánto tiempo queda John? —Preguntó Blake.

—Según mi GPS, estamos casi llegando.

Blake miró por las ventanillas. Una densa vegetación revestía ambos lados de
la estrecha carretera.

— ¿Dónde estamos?

—En la frontera del condado de Napa y el condado de Sonoma. Es una zona


muy poco poblada. Un montón de gente fuera de la red por aquí, por lo que he oído
—Le informó John—. Probablemente por eso Ronny eligió esta zona.

Samson asintió con la cabeza.

235
—Veinte, treinta años atrás, había un montón de cultivadores de marihuana
por aquí. Los federales realizaron una tonelada de redadas en estos parajes. Pero no
siempre eran muy exitosas. Los productores elegían lugares muy aislados. Eso fue
antes de que se legalizara el cannabis, por supuesto. Ahora ya no hay necesidad de
esas granjas secretas. Dejó espacio para moverse a otras operaciones ilegales.

Blake gruñó.

—Bien, desalojemos al bastardo.

*****

El GPS sólo los llevó hasta un camino de tierra que culminaba en un callejón
sin salida a cien metros de la carretera asfaltada en la que habían estado. No había
ningún rastro de una casa o cualquier tipo de estructura habitable, aunque según el
último mapa, se suponía que era una dirección legítima. No es que cualquier cartero
lo encontrara: no había ningún número colocado en cualquier lugar, ni tampoco
buzón.

Blake salió del automóvil y miró a su alrededor. Sus colegas se unieron a él,
hasta que los ocho se reunieron. Tal vez este montón de guardaespaldas entrenados
era excesivo, pero sin saber cuántos cómplices tenía Ronny, aparte del que habían
identificado como Norwood, Samson había insistido en que fueran los mejores y los
más duros hombres (y mujeres) que empleaba. Era una lástima que Zane todavía
estuviera en Nueva Orleans. Gabriel estaba dirigiendo el HQ en ausencia de
Samson, mientras que Quinn había accedido a cuidar a Lilo. Él y Rose habían
llegado a casa de Blake, justo cuando él se había ido. Que lo llamaran excesivamente
cauteloso, pero no iba a arriesgarse cuando se trataba de la seguridad de Lilo.

—Abriros en abanico —Ordenó Samson—. Si veis una estructura, notificarle


al resto del equipo por un mensaje de texto. Todos los móviles en silencio. Ahora.

Blake comprobó su móvil y luego sus armas. Una pistola de pequeño calibre
colgaba en su cadera, un cuchillo de plata escondido en su bota, y una estaca metida

236
en el bolsillo interior de su chaqueta, aunque esperaba no tener que utilizarla. Sin
embargo, no le importaría infligir un poco de dolor con su cuchillo de plata, para
explicarle cómo se sentía eso en un idioma que Ronny entendiera.

Con todos sus sentidos en alerta, Blake se adentró en la oscuridad, consciente


de sus colegas a su alrededor, aunque todo el mundo fue muy cuidadoso en dónde
ponía el pie, tratando de permanecer lo más silenciosos posible.

Alrededor de un kilómetro y medio de distancia de la carretera principal,


Blake vio una débil luz. Se acercó con cuidado, con los ojos buscando en el suelo
posibles trampas que pudieran alertar a Ronny. A unos cien metros de la estructura,
que parecía una cabaña vieja y destartalada, se detuvo y envió un mensaje de texto a
sus colegas.

Su visión nocturna superior los vio unos momentos más tarde, mientras
rodeaban el edificio y se acercaban. Blake levantó la mano para decirles que se
quedaran dónde estaban, luego se acercaron más al lugar de donde venía un pedacito
de luz. Era una ventana. Y aunque las cortinas estaban cerradas, dejaban un par de
centímetros descubiertos. Blake acercó la cabeza al cristal y miro dentro.

Una sala de estar. Vacía.

Cambió su ángulo, pero todo lo que podía ver era una puerta, pero no hacia
dónde dirigía o si había alguien allí. Simplemente tendrían que arriesgarse. De
repente, un sonido vino desde el interior. El corazón de Blake se detuvo, y su mente
trató de analizar lo que había oído: cubiertos chocando contra el metal. O alguien
estaba comiendo, lo que significaba que no era Ronny, o alguien estaba tratando de
enviar una señal.

Se dio la vuelta e hizo señales con la mano para alertar a sus colegas de que
al menos una persona estaba dentro de la cabaña. Le hizo otra seña a Wes, y el brujo
se le unió. Ya habían discutido antes qué hacer. Esta vez, Wes no dijo el hechizo en
voz alta para abrir la puerta de Ronny, si él estaba en el interior, podría escucharlo
aquí en el bosque donde no había ningún ruido ambiental. En su lugar, Wes había
traído una poción que abría cualquier cerradura sin hacer ruido. Ahora él la derramó
sobre el pomo de la puerta, dejando la botella vacía de nuevo en su pequeña mochila
y se hizo atrás como si le dijera: Todo tuyo.

237
Blake hizo un gesto a sus colegas para que cubrieran las ventanas en caso de
que Ronny intentara huir por ellas, luego asintió con la cabeza a John, quien ahora
estaba dándole cobertura. Blake sacó su arma y, sin más preámbulos, pateó la puerta
abierta e irrumpió dentro.

Hubo un sonido que provenía de uno de los cuartos, y Blake se dirigió allí,
escuchando a su amigo correr hacia la casa detrás de él. Pateó la puerta de la
habitación abierta y apuntó con su pistola a la persona que había dentro de la gran
cocina.

— ¡Mierda!

— ¡Ronny!

El idiota dejó los utensilios con los que estaba trabajando y se lanzó a la puerta
que conducía a la habitación contigua.

—No me obligues a dispararte —Le advirtió Blake tranquilamente, sabiendo


que sus compañeros estaban cortándole la ruta de escape a Ronny—. La plata duele
como una perra.

Pero Ronny no se detuvo… y corrió directamente hacia Amaury, quién lo


agarró y lo estrelló contra la pared más cercana, manteniéndolo allí, suspendido.

— ¡Suéltame! ¡Maldita sea! —Gritó Ronny, luchando, pero Amaury era más
fuerte.

— ¿Quieres hacer los honores primero, Blake? —Le ofreció su amigo parecido
a un defensa de rugby.

—Con mucho gusto —Gruñó y lanzó su puño a la cara de Ronny, golpeando


su cabeza con tanta fuerza contra la pared que el yeso se agrietó—. Eso es por la bala
de plata que dejaste en mi hombro —Balanceó de nuevo el puño y esta vez entregó
un directo a la barbilla de Ronny—. ¡Y esto es por Hannah!

La sangre corría por la nariz de Ronny, y los colmillos de Blake se alargaron


automáticamente. Sus dedos se convirtieron en garras, y él levantó su mano, listo
para otro golpe. Pero sus garras no conectaron con la cara de Ronny. En cambio,
alguien lo estaba conteniendo.

238
Blake movió su cabeza hacia un lado.

—Eso es suficiente. Lo queremos vivo —Dijo Samson, antes de soltar su


muñeca.

Blake respiró hondo y dio un paso atrás. Luego miró a los otros que habían
entrado en la cocina.

— ¿Habéis encontrado a Hannah?

Sacudieron la cabeza.

—Ni rastro —Dijo Haven.

Blake se volvió hacia Ronny, entrecerrando los ojos.

— ¿Dónde está ella?

— ¡No lo sé!

— ¡Joder que no! —Replicó Blake—. Te estoy preguntando de nuevo: ¿Dónde


está Hannah? ¿Dónde la tienes?

—Yo no la tengo —Se lamentó Ronny—. Ellos la tienen. No sé dónde está.

— ¡Tú, saco de mierda! ¡Mentiroso!

—No estoy mintiendo. Por favor, dejarme ir. Si saben que me encontrasteis,
la matarán.

— ¿Quiénes son ellos?

Él hizo un gesto a la gran mesa de la cocina, donde había estado trabajando


con varios cuencos y hierbas.

—Los vampiros que están detrás de todo esto.

Blake se burló.

— ¿Estás tratando de decirme que sólo eres un peón? ¿Qué tan estúpido te
piensas que soy?

239
— ¡Es la verdad! La están usando para hacerme hacer lo que ellos quieran.
Pero si descubren que ya no les soy de ninguna utilidad, no tendrán ninguna razón
para mantenerla viva.

Blake se acercó mostrando sus colmillos.

—Será mejor que estés diciendo la verdad —Se volvió hacia Samson—.
Vamos a llevarlo al HQ para interrogarlo.

— ¡No! —Protestó Ronny—. Tengo que terminar este lote. Sin no está hecho
cuando ellos lo necesiten…

—Vamos amigo —Amaury lo interrumpió y lo sacó de la habitación.

—Voy a quedarme —Anunció Wes de repente—. ¿Hav, puedes dejarme tu


coche?

— ¿Qué vas a hacer? —Preguntó Blake.

Wes apuntó hacia la mesa.

—Voy a comprobar lo que ha estado haciendo. Podría ayudarme a entender


cómo funciona la droga.

— ¿Estarás bien tú sólo? —Le preguntó Haven, la preocupación grabada en


su rostro—. ¿Quieres que me quede contigo?

—Yo también puedo quedarme —Se ofreció Yvette.

Wes sacudió la cabeza.

—Os aburriréis a muerte. Así que, no. Sólo iros a casa. Estaré bien.

—Si tú lo dices —Concedió Haven.

—No te preocupes —Le indicó la mochila—. Tengo toda la protección que


necesito. Lo cerraré cuando haya terminado.

Oliver elevó una ceja.

— ¿Cerrar? Yo diría, quemar el lugar.

240
—Aún no —Respondió Wes—. Podríamos necesitar algo de esto más tarde.
Además, si Ronny nos dijo la verdad, entonces es mejor que mantengamos las cosas
como están hasta que recuperemos a Hannah. Pondré un hechizo de bloqueo en la
casa cuando me vaya.

—Suena bien —Samson estuvo de acuerdo, entonces les dijo a los otros—.
Sigamos adelante.

Blake asintió con la cabeza hacia Wes, luego siguió a Samson y a los demás
fuera. Sólo podía esperar que lo que Ronny hubiera dicho fuera la verdad, y que
Hannah siguiera viva, y que siguiera así mientras sus captores creyeran que Ronny
estaba cumpliendo sus órdenes. Pero hasta ahora él no creía en Ronny. Necesitaba
pruebas.

241
Capítulo Treinta y Tres

Wesley esperó a que sus colegas se hubieran marchado y el silencio


descendiera sobre la casa. Un rápido vistazo le dijo que pasaría un poco de tiempo
hasta que abandonara el lugar. Había mucho que investigar. Pero por si acaso los
compañeros de Ronny se presentaban sin previo aviso, decidió establecer hechizos
de protección que le alertaran de cualquier intruso. Una vez que los cristales mágicos
estuvieron en su lugar, uno fuera de la puerta, y uno por fuera de cada ventana, se
puso a trabajar. Sólo un brujo podría percibir los hechizos de protección, un humano
o un vampiro ni siquiera notaría los cristales hasta que fuera demasiado tarde.

Wes volvió a la mesa, donde Ronny había estado mezclando diversas hierbas.
Había varias bolsas llenas de extrañas hojas secas, cacillos para medir, y varios
recipientes metálicos y otros utensilios. Miró a su alrededor en la cocina, aspirando.
En la cocina había una gran olla de barro con una tapa.

Caminó hacia ella y levantó la tapa, pero al instante se tambaleó hacia atrás.
El olor que emanaba del asqueroso lodo negro era malévolo. Y no era ajeno a los
olores malévolos. Había preparado bastantes pociones con un olor horrible en su
vida, pero este brebaje ganaba el concurso.

No había manera de probar el brebaje aquí. Tendría que tomar las muestras a
su laboratorio. Abrió la mochila y sacó un frasco e ella, cogiendo una cuchara limpia
de uno de los cajones de la cocina y recogió parte del lodo negro al vial, luego lo selló
firmemente y lo metió en un envase de plástico para que no resultara dañado en su
bolsa.

—Bien, entonces —Se murmuró así mismo y comenzó a examinar cada


hierba sobre la mesa. La Höllenkraut la reconoció de inmediato. En las últimas
veinticuatro horas había leído todo lo que pudo encontrar sobre la planta. Y cuanto
más encontraba, más se preocupaba. Algunas de las otras hierbas las podía identificar
visualmente, otras por el olor. Catalogó cada una de ellas en su libreta, y empaquetó
muestras. Pero había varias que no reconocía. Afortunadamente, pensando en el
futuro, había empacado su libro Herbal Companion en su mochila, y ahora lo recuperó.

242
Lo hojeó y fue capaz de identificar todas las hierbas que Ronny había estado usando.
Algunas parecían bastante inocentes, como la manzanilla, por ejemplo. Sacudió la
cabeza. ¿Qué efecto tendría una hierba inocua como la manzanilla en esta mezcla
tan peligrosa? Claramente hacía algo, pero no puedo entenderlo, sólo por mirar.
Tendría que encontrar el libro de recetas de Ronny. En algún punto, debería haber
anotado las medidas exactas de cada hierba que utilizaba en la fabricación de la
droga.

Pero no importó cuántos cajones abriera, cuántas cosas revolviera y cuántos


libros repasara, en ninguna parte podía encontrar algo que se asemejara ni lo más
remotamente posible a una receta. Lo más cercano que había llegado eran las notas
en línea que Matt había descubierto en la computadora de Ronny. Pero había sido
evidente muy rápidamente que la receta del ordenador era una prueba muy temprana
de la droga y estaba incompleta. Inútil, salvo que le había alertado a él sobre el
Höllenkraut.

Estaba empacando la mochila con varias de las muestras que había tomado,
cuando hubo un repentino destello fuera de la ventana de la cocina. Era un hechizo
que había establecido, alertándole de un visitante. Wesley saltó a la acción
inmediatamente, sacando su pistola de la bolsa y lanzándose fuera. Pero para el
momento en que corrió alrededor de la casa, quien hubiera desencadenado la trampa
había desaparecido.

Se quedó inmóvil durante un momento y miró hacia la oscuridad. No tenía


ni la audición, ni la sensible vista de un vampiro, pero como criatura sobrenatural
podía sentir auras. Fue así como reconoció a los vampiros. Y cómo los vampiros lo
reconocieron como un brujo.

Y como brujo podía sentir una débil impresión del aura de la persona que aún
permanecía. Una criatura sobrenatural, sin duda, aunque él no podía saber si era un
vampiro. Sin embargo, comenzó a correr, esperando que el rastro durara lo suficiente
como para que le dejara atraparlo.

Wes corrió a través del bosque, sin importarle que sonara como un rebaño
entero de elefantes pisoteando entre los bosques. No importaba. El rastro del aura se
hizo más fuerte a cada minuto que seguía en la búsqueda del desconocido, lo que

243
significaba que su entrenamiento en resistencia en Scanguards finalmente estaba
dando sus frutos. Quienquiera que fuera, Wes le estaba ganando terreno.

Sin embargo, aunque la luz de la luna brillaba a través de la vegetación menos


densa ahora, todavía no había podido ver a nadie. Aunque podía oírlo ahora. Ramas
secas rompiéndose bajo los pies de una persona. Wes utilizó esos sonidos y el rastro
del aura para mantenerse cerca de su objetivo, aspirando más aire dentro de sus
pulmones y continuó la persecución.

El desconocido corría ahora cuesta arriba, y por lo que podía ver y oír,
acababa de llegar a la cima. La luz de la luna que brillaba sobre ese lugar debería
siluetearlo contra el fondo, pero Wesley no vio nada. Absolutamente nada.

—Imposible —Se murmuró a sí mismo, y corrió hacia arriba.

Cuando llegó al lugar donde la persona había estado sólo segundos antes, él
miró hacia abajo, al otro lado de la colina. Vio ramitas y hojas volando, como si
alguien estuviera deslizándose por la colina precipitadamente, pero no había nadie.
Nadie visible, de cualquier forma.

Wes bajó la colina con cuidado para no caer. Si se rompía el cuello, no


ayudaría a nadie.

En la parte inferior, finalmente vio a dónde se dirigía la persona. Una cabaña


de madera. Su puerta batió. El desconocido debía haber entrado. Wes cargó hacia
ella, pateando la puerta con un pie, mientras apuntaba su arma en medio de la cabaña
de madera.

Pero esta no era una cabaña ordinaria, se dio cuenta inmediatamente.

En la parte final había un muro de piedra con una abertura mayor que una
puerta común. Detrás, vio a la persona que había perseguido. El extraño giró
alrededor, sus miradas se encontraron por un momento.

—Destrúyelo —Dijo el extraño.

Atónito, todavía apuntando con el arma al hombre vestido con ropas oscuras
y una larga chaqueta negra, Wes preguntó automáticamente.

244
— ¿Destruir qué?

—La droga. Sólo funcionará en manos de los demonios.

Wes vaciló.

— ¿Quién eres tú? ¡Identifícate! —Porque este hombre no era un vampiro.

— ¡Estamos del mismo lado, brujo! —Entonces levantó sus manos como si
estuviera rindiéndose, y de repente un muro de piedra apareció frente a él.

— ¡Mierda!

Wes corrió hacia ello, apretó su mano allí, pero era roca sólida. ¿Cómo diablos
había hecho eso? No podía haber sido brujería, porque ciertamente, el extraño no era
un brujo. Sin embargo, había reconocido a Wesley como brujo. Era sobrenatural.
Eso era cierto.

Pero, ¿qué era él?

Wes bajó la cabeza, cuando algo llamó su atención. Miró la piedra que tenía
frente a él y se concentró en las ranuras de su superficie. Entonces lo vio: alguien
había tallado una daga en la roca. Una daga antigua perfecta y hermosa. Wes trazó
el contorno con los dedos y sintió el calor de la piedra bajo su toque.
Simultáneamente comenzó a brillar.

— ¡Joder!

Se apretó contra ella, pero el calor se calmó, al igual que el resplandor. La


piedra estaba fría otra vez. Pero la daga seguía allí. Y sabía que había visto esa daga
en alguna parte antes. En algún lugar de un libro.

245
Capítulo Treinta y Cuatro

Lilo escuchaba ansiosa mientras Quinn hablaba con alguien en su teléfono


móvil.

Varias horas antes, Blake se había ido, dejándola atrás en su casa, aunque
había querido ir con él. Pero él había usado su proeza sexual para someterla a sus
deseos. Y ella todavía estaba echando humo por eso. Eso era exactamente lo que no
le gustaba de los hombres: su dominio y su propia debilidad para ceder tan
rápidamente.

Y para colmo, Blake le había pedido a Quinn y a Rose que la cuidaran. No es


que no le gustara la pareja, de hecho le gustaban mucho, pero a ella no le gustaba ser
maltratada de esa manera. Sin tener en cuenta sus deseos. Y ella le diría exactamente
a Blake eso… tan pronto como él estuviera de vuelta.

Quinn desconectó la llamada, se metió el móvil en el bolsillo y caminó hacia


el salón.

—Era Oliver.

Impaciente Lilo preguntó:

— ¿Y? ¿Qué ha pasado?

—Tienen a Ronny.

Su latido se aceleró.

— ¿Y Hannah? ¿Ella está bien?

De pronto sintió la mano de Rose en su antebrazo. Lilo le disparó una mirada,


y luego volvió a mirar a Quinn.

Una expresión de pesar cruzó su rostro.

—Lo siento. No la encontraron. No estaba allí.

Un sollozó se arrancó en su pecho.

246
— ¡Oh, no! La mató, ¿verdad? Era demasiado tarde.

—Oh, no, cariñín —Arrulló Rose, y le acarició el brazo.

—Está viva —Dijo Quinn, acercándose. Lilo se encontró con su mirada. Pero
no pudo pronunciar ni una sola palabra—. Pero no sabemos dónde está recluida. No
todavía, de todos modos.

—Pero entonces, ¿cómo sabéis que está viva? —Lilo se ahogó.

Quinn suspiró.

—Está viva porque la necesitan —Intercambió una mirada con su esposa—.


Creo que deberíamos ir al cuartel general. Están llevando a Ronny allí para
interrogarlo. Entonces conseguiremos más detalles.

Lilo asintió con la cabeza. No podía esperar a estar cara a cara con Ronny, y
decirle lo que pensaba de él.

Cuando llegaron al edificio de oficinas de Scanguards en Mission, un


bullicioso barrio de clase obrera con influencias predominantemente latinas, Quinn
ya había recibido la noticia de que Blake y su equipo habían llegado trayendo a su
cautivo.

—Apenas están empezando el interrogatorio —Dijo Quinn, y la condujo a


ella y a Rose por un largo pasillo, antes de abrir una puerta con su tarjeta de
identificación—. Podemos ver todo desde aquí arriba.

Le hizo un gesto para que entrara, y Lilo se adentró en la habitación. Parecía


una cabina de control desde la que un ingeniero de sonido controlaba un estudio de
grabación. Sólo que el estudio de grabación era una sala de dos pisos de altura, con
nada más que una silla y una mesa. Una gran ventana permitía a los ocupantes de la
cabina observar lo que ocurría en la habitación de abajo, donde varios hombres
estaban pululando alrededor. Micrófonos y altavoces garantizaban que el sonido se
transmitiera a la cabina.

Lilo oyó cerrarse la puerta detrás de ella.

Quinn se dirigió al hombre sentado en los controles.

247
—Thomas, ya conoces a Lilo, ¿verdad?

El rubio de pantalones de cuero y camiseta negra asintió con la cabeza y le


sonrió. Le recordaba ahora como el compañero vinculado por la sangre de Eddie.

—Te vi en la reunión anoche. Siéntate. Acaba de empezar —Subió el


volumen.

Lilo tomó asiento al lado de Thomas, mientras que Quinn y Rose


permanecieron de pie detrás de ella.

Ella miró hacia el interior de la habitación. Ronny estaba sentado en la silla,


mientras que John se cernía sobre él junto con otro hombre que había visto en la
reunión, pero que no le habían presentado.

— ¿Quién es?

Rose se inclinó hacia ella.

—Ese es Oliver. Nuestro hijo.

Quinn apretó la mano de Rose, dándole una encantadora sonrisa.

—Bueno, él es en realidad mi protegido. Lo transformé, lo que me convierte


en su señor, su padre, como quieras llamarlo. Y Rose lo ha aceptado amablemente
como su hijo. Él y Ursula, su esposa y su hijo, viven con nosotros.

—Oh, he conocido a Ursula y a Sebastian.

— ¿No son maravillosos? Ya sabes, están hablando de tener su propia casa.


Oliver seguro que se lo puede permitir, pero extrañaría mucho a Sebastian si se
mudaran. Es un chico tan dulce. Y nuestra casa es demasiado grande para nosotros
de todos modos —Dijo Rose.

Lilo reprimió una risa. Un niño dulce que se metió en problemas en el


momento en que estaba con sus amigos.

—Lo es.

La puerta de la sala de interrogatorios se abrió de repente y Blake, seguido de


Samson, entraron, uniéndose a sus colegas. Ella no pudo evitarlo, pero dejó que su

248
mirada vagara sobre Blake. Era todo un hombre, todo poder, toda confianza. Parecía
casi inaccesible ahora por la forma en que ahora entró en la habitación y se acercaba
a Ronny. Superior era la palabra que le vino a la mente.

John y Oliver se pusieron a un lado para dejar espacio a Blake. Ahora él estaba
enfrente de Ronny, dando la espalda a la ventana por la que Lilo estaba mirando con
los demás.

—Hablemos, Ronny, de hombre a hombre.

Ronny lo fulminó con la mirada.

— ¡Si ella muere porque me estás reteniendo aquí, te arrancaré el corazón!

—Entonces será mejor que respondas a todas nuestras preguntas con


sinceridad, y tal vez…

Ronny se burló.

— ¿Tal vez, qué? Ya hemos perdido demasiado tiempo. Si no tengo listo el


siguiente lote para mañana cuando me llamen, Hannah estará muerta.

—Entonces, ¿por qué no empiezas a hablar? Desde el principio —Blake se


inclinó—. Quiero cada detalle de mierda, ¿me oyes? O seré yo el que te arrancará el
corazón —Como para subrayar su amenaza, Blake levantó la mano.

Lilo respiró hondo. Sus dedos se habían convertido en garras, y no tenía


ninguna duda de que él quería arrancarle el corazón, sería una tarea fácil con esos
instrumentos afilados.

—No fue culpa mía —Gruñó Ronny, sus ojos salvajes cuando miró a Blake.

Blake se movió hacia atrás y cruzó los brazos sobre su pecho.

— ¿No lo fue?

— ¡No! Yo quería salir.

— ¿Salir d qué?

249
—De hacer cosas. Me gusta la química. Al principio, sólo estaba
experimentando. Ya sabes, hacer que las cosas se pongan altas.

Lilo se giró hacia Rose.

— ¿Por qué no hacer simplemente coca-cola?

—Las drogas humanas convencionales no funcionan en un vampiro. El


consumo de alcohol, nicotina y otras drogas con o sin receta no tienen ningún efecto
en nosotros.

Sorprendida, centró su atención en el interrogatorio.

— ¿Qué sucedió entonces?

—Bueno, no funcionó —Ladró Ronny—. Ninguna de las cosas que preparé


me estaban colocando alto. Quería tirarlo todo porque no podía venderlo a un
vampiro cuando no funcionaba.

— ¿Entonces querías hacer una droga que funcionara en los vampiros y


venderla en la calle para sacar dinero?

Ronny se encogió de hombros.

—Un tipo tiene que vivir. No es que tenga muchas oportunidades de trabajar.

Lilo rodó sus ojos. Allí estaba de nuevo: Ronny estaba lleno de excusas.

—Pero no destruiste la droga —Insistió Blake.

—Me encontré con un viejo amigo. Acababa de salir de prisión.

—Steven Norwood —Proporcionó Blake.

Hubo un destello de sorpresa en sus ojos.

—Así que ya estás al tanto sobre él.

Pero Blake no ofreció más información.

— ¿Qué quería Norwood?

250
—También necesitaba dinero, igual que yo. Y conocía a unos cuantos tipos
que no se oponían a hacer cualquier cosa para salir adelante. Cuando le conté sobre
la droga que había intentado fabricar para los vampiros, tuvo una idea. Pensó que tal
vez funcionaría con los seres humanos y, en lugar de venderla a los vampiros,
podríamos venderla a los humanos.

Blake se burló.

— ¿Estás tratando de decirme que vendiste esa droga a los humanos y luego
ellos cometieron esos allanamientos por sí mismos? ¿Qué tan estúpido crees que soy?

Ronny alzó las manos.

—No, eso no es lo que estoy diciendo. Ese era el plan al principio, pero no
funcionó así. La droga no colocaba alto a los seres humanos. Sino que los ponía en
un estado casi catatónico donde hacían prácticamente cualquier cosa que se les dijera
—Tragó—. Steven vio potencial en eso. Y una vez que probé cómo controlar a los
humanos a larga distancia, pusimos en marcha el plan.

—Espera —Interrumpió Blake—. ¿Cómo conseguiste que los vampiros


pudieran controlar a los humanos a una distancia larga?

—Cada lote de droga era igual, pero antes de administrarla, el vampiro que se
encargaba de los humanos la mezclaba con su propia sangre. Creaba un vínculo de
corta duración a través del cual el vampiro puede controlar la mente humana.
Asegura que la voluntad humana sólo escuche a su señor, el vampiro cuya sangre
tiene. Nadie más puede darle órdenes. Y el control mental por parte de cualquier otro
vampiro no funciona en él.

— ¿Y sin la sangre?

—Sin ella, el humano entra en un estado catatónico, y puede ser controlado


por cualquiera. Incluso un humano. Tuvimos que eliminar esa posibilidad, de lo
contrario, habríamos perdido el control sobre los humanos que hemos utilizado.

Ronny se pasó una mano temblorosa por su pelo.

—Continúa —Solicitó Blake—. ¿Qué pasó cuando os disteis cuenta de que


podríais controlar a los humanos con la droga?

251
—Steven pensó que podríamos ordenarles que robaran en tiendas y casas para
nosotros. No tendríamos que ensuciarnos las manos. Y podrían hacerlo a plena luz
del día. Nadie sospecharía de nosotros. Todo fue bien durante algún tiempo. Pero yo
realmente no había tenido ninguna oportunidad de poder probar los efectos a largo
plazo de la droga, y comencé a ver algo… —Visiblemente se ahogó con algo parecido
a un sollozo—. Seguíamos usando a los mismos humanos, ye empecé a ver lo que la
droga hacía al final.

— ¿Efectos secundarios? —Preguntó Blake.

—Podrías decirlo así. El efecto a largo plazo en un ser humano es devastador.


Cuanto más larga es la exposición, más muere la mente del humano. Al igual que un
paciente con Alzheimer. Es gradual al principio, pero inevitable —Ronny miró
directamente a Blake, con la mirada abierta—. Para eso no era por lo que yo entré.
No quería hacer eso más. Yo quería salir. Pero…

—Norwood no te lo permitiría —Adivinó Blake.

Un asentimiento lento.

—Yo era el único que podía fabricar las cosas. Los otros son imbéciles. Pero
Norwood, él sabía cómo mantener presión sobre mí. Él sabía de Hannah.

El corazón de Lilo se contrajo dolorosamente.

—Me enfrentó, dijo que le haría daño a Hannah, si yo no hacía lo que él


quería.

El vídeo, recordó Lilo. Los dos habían discutido.

Ronny continuó.

—Traté de convencer a Hannah de que necesitábamos irnos, pero ella era


terca y quería saber por qué.

— ¿No sabía lo que estabas haciendo?

Él bajó la cabeza y la sacudió.

252
—No. No tuve más remedio que decírselo entonces. Nunca he visto a una
persona tan decepcionada. Me echó de su casa. Oh, Dios, estaba tan enojada. Creo
que ahora me odia por lo que he hecho. Por lo que permití que sucediera —Bufó—.
Me fui, esperando que se enfriara, pero cuando volví unas horas más tarde, ella no
estaba allí. Su perro estaba vagando fuera del edificio.

—Tú lo llevaste a un refugio de animales.

Ronny asintió con la cabeza.

—Ella ama a ese perro, y yo no podía cuidarlo, porque necesitaba encontrar


a Hannah. No tuve que buscar mucho. Steven me llamó. La puso al teléfono para
que yo le creyera que la había secuestrado.

—Así que tú sabes dónde está encerrada —Dijo Blake.

Ronny levantó sus párpados, sus ojos llenos de lágrimas. Lágrimas rojas.

—Steven y los demás ya habían trasladado su escondite a otro lugar justo


después de nuestra discusión. Pensaron que ya no podían confiar en mí. Eché un
vistazo a su antiguo lugar. Ya se habían ido. No sé dónde fueron o dónde están
manteniendo retenida a Hannah.

Lilo sintió las lágrimas en sus ojos. Si Ronny no sabía dónde estaba Hannah,
¿cómo la encontrarían ahora?

—Pero no la matarán —Añadió Ronny—. No mientras yo les siga entregando


las drogas.

253
Capítulo Treinta y Cinco

Blake se frotó el cuello y caminó frente a Ronny. ¿Estaba diciendo la verdad?


Su actitud era bastante sincera. Incluso sus lágrimas parecían reales. Pero tenía que
estar seguro.

Se volvió hacia Samson.

—Quiero que Gabriel investigue en los recuerdos de Ronny para averiguar si


nos está diciendo la verdad.

Samson asintió con la cabeza hacia la ventana reflectante.

—Thomas, haz que venga Gabriel.

—De acuerdo —Contestó Thomas a través del altavoz.

—Estoy diciendo la verdad —Gritó Ronny.

— ¿Sí? Bueno, espero que no te importe si lo compruebo, ¿verdad? Porque si


eres como un angelito, entonces, ¿por qué carajos me disparaste? Eso no encaja con
tu pequeña bonita historia —Y Blake todavía se sentía un poco enojado por casi
haber muerto por una bala de plata.

—No quería hacerlo, pero tuve que hacerlo —Soltó Ronny.

—Déjame adivinar: Norwood te obligó a hacerlo.

—Dijo que alguien estaba sobre nosotros, y que si no te mataba, y a esa mujer
que estaba contigo, herirían a Hannah.

Blake, rugió bajo y oscuro.

— ¿Estabas planeando matar a Lilo, también, no sólo a mí? —Prácticamente


saltó sobre el tipo, mostrándole los colmillos, sus manos ya se curvaban alrededor de
su maldito cuello, levantándolo fuera de su silla—. Debería arrancarte la garganta
sólo por ese pensamiento. Si tú o tus compinches ponen una mano sobre ella,

254
desearéis estar muertos, porque lo que te haré será tan doloroso que me rogarás que
lo haga. ¿Lo entiendes? ¡Ella es mía! ¡Nadie puede tocar a mi mujer!

— ¡Blake, suéltalo! —Ordenó Samson—. Gabriel está aquí.

Blake giró la cabeza hacia la puerta que Gabriel estaba cerrando por detrás de
él. Ni siquiera había oído entrar al segundo al mando de Scanguards, tan furioso que
había estado por saber que las balas de Ronny también estaban destinadas a Lilo. Al
menos ella no tendría que averiguarlo. Esta era una cosa que tendría que ocultarle
para no volverla a alterar.

Soltó la garganta de Ronny y lo dejó caer sin ceremonias en la silla. Ronny


inmediatamente se frotó la garganta y tosió.

Blake se apartó.

—Haz lo tuyo, Gabriel, antes de que yo pierda mi paciencia.

Gabriel señaló un lado de su boca.

—Caramba, y yo pensé que ya lo habías hecho —Permaneció de pie al lado


de Samson—. Samson ha estado contándomelo todo rápidamente.

Blake esperó con impaciencia mientras Samson le transmitía toda la


información pertinente a Gabriel. Luego dijo:

—Te sugiero que te vayas tan lejos como dos semanas atrás para comprobar
lo que ha estado haciendo.

Con un paso arrogante, Gabriel se acercó y se detuvo frente al prisionero,


dirigiéndose directamente a él:

—No dolerá.

—Por desgracia —Blake gruñó por lo bajo.

Pero sus superiores lo habían escuchado. Ambos, Samson y Gabriel le


dispararon una mirada fulminante, pero él no iba a retroceder.

—Mientras él no vuelva a tocarme… —Balbuceó Ronny.

255
—Relájate —Exigió Gabriel—. Voy a profundizar en tus recuerdos para
verificar que lo que nos has dicho es cierto.

Gabriel permaneció totalmente inmóvil y cerró los ojos. Blake lo había visto
ejercer su don antes. No lo hacía a menudo, creyendo que era una invasión de la
privacidad, pero en ocasiones, cuando la vida de una persona colgaba en la balanza,
usaba su habilidad especial.

No había ningún signo exterior de que estuviera haciendo nada en absoluto,


lo que hacía a este don tan peligroso. Y no había defensa para ello. Funcionaba en
cualquier criatura humana o sobrenatural. Nadie estaba a salvo.

Pasaron varios minutos y, a continuación, Gabriel giró alrededor de repente,


quedando enfrente a sus colegas.

—Está diciendo la verdad. Trató de salir de la pandilla de Norwood, hay otros


cinco con él, y también intentó advertir a Hannah. Él no la secuestró. La buscó por
todas partes, hasta que Norwood lo llamó y le permitió hablar con ella. Y también
comprobó el antiguo asentamiento de Norwood. Estaba desierto —Gabriel sacudió
la cabeza—. No sabe dónde la esconden ahora.

— ¿Y qué me dices sobre él disparándonos a Lilo y a mí? —Preguntó Blake.

—Nos ha dicho la verdad, Blake. Disparar no fue idea suya. Estaba


desesperado por mantener a Hannah viva —Gabriel suspiró—. Tengo la sensación
de que hará cualquier cosa por ella.

Por primera vez, Blake miró más allá de los crímenes que Ronny había
cometido y sólo vio a un hombre. Un hombre que amaba a una mujer tanto, que
podría matar por ella. Y maldita fuera el infierno, ahora comprendía a Ronny.

— ¡Maldita sea, Ronny! ¿Por qué no viniste a nosotros de inmediato? Sabías


que Hannah trabajaba para Scanguards; sabía qué tipo de trabajo hacemos.
¡Podríamos haber ayudado! —Rugió Blake.

—Tenía miedo que estuvieran vigilándome. No podía arriesgarme. Yo amo a


Hannah.

256
Blake también podía comprenderlo. El latido de su corazón se ralentizó por
una fracción.

— ¿Y ahora qué? ¿Cuándo se supone que debes entregar esas drogas?

—Me llaman a mi teléfono prepago para darme la hora y el lugar.

Blake asintió y se volvió hacia la ventana reflectante de la cabina de control.

—Thomas, ¿puedes clonar y monitorizar el teléfono de Ronny?

—Dalo por hecho.

Él miró sobre su hombro a Ronny.

— ¿Sabes cuándo?

Los ojos de Ronny se lanzaron hacia el reloj de la pared.

—En unas dos horas.

—Está bien —Miró a sus colegas—. Pongamos a IT en eso. Vamos a


prepararnos para cualquier eventualidad —Tenían un montón de protocolos para
algo así—. Y cuando llamen a Ronny, nuestro amigo aquí pedirá que lleven a
Hannah al punto de reunión.

—Eso los hará sospechar —Advirtió Ronny.

—Ella necesita estar allí, para que podamos llegar a ella. La quieres de vuelta,
¿no? —Ronny asintió con la cabeza—. Entonces harás lo que te diga —Blake respiró
profundamente y se pasó una mano por la cara—. Preparémonos.

John puso una mano en su hombro, apretándolo.

—Lo tenemos cubierto. ¿Por qué no te tomas un respiro?

—Buena idea —dijo Samson, antes de que Blake pudiera protestar—. Es una
orden.

—Oh, uh, Blake —Dijo Thomas a través de los altavoces. Blake levantó su
mirada hacia la ventana, aunque no podía ver a Thomas por detrás de ella—. Lilo
está aquí.

257
— ¿Dónde?

—Aquí arriba, en la cabina de control.

¡Oh, mierda! ¿Cuánto tiempo había estado allí? ¿Había oído lo que había
dicho Ronny, que una de las balas que había disparado la otra noche había tenido su
nombre en ella? Sólo podía imaginar cómo debía sentirse.

—Estaré ahí en un segundo.

*****

Lilo siguió a Blake en silencio, cuando la conducía hacia su oficina y cerraba


la puerta por detrás de ellos. Demasiados pensamiento estaban pululando en su
mente, produciendo demasiadas emociones contradictorias. La molestia residual
sobre Blake dejándola atrás seguía corriendo por sus venas, pero ahora algo más
estaba acompañándola. Pero lo primero era lo primero.

— ¿Cómo vamos a rescatar a Hannah? —Preguntó—. Oí todo lo que Ronny


dijo. Pero no he oído cuál es el plan de Scanguards ahora que sabemos que Ronny
no la tiene. ¿Qué vamos a hacer?

Blake alcanzó hacia ella, pero ella presionó su mano contra su pecho,
empujándolo hacia atrás. Una expresión cautelosa se extendió en su rostro.

—Haremos nuestro trabajo. Confía en mí en eso. Todo el mundo está


trabajando en esto ya. Para cuando Norwood llame a Ronny, nos habremos
preparado para cualquier cosa que él pueda lanzarnos. Hemos hecho esto muchas
veces antes. Somos buenos en ello.

Ella respiró para calmarse. Sí, había visto a Scanguards en acción. Pero ella
deseaba poder hacer algo.

—Sé que tú y tus colegas sois buenos en lo que hacéis. Pero necesito hacer
algo también. Necesito ayudar, también.

258
Él sacudió la cabeza y sonrió.

—No tienes que hacer nada. Sé que odias esperar, ¿pero tal vez yo pueda
ocuparte hasta que recibamos la llamara? —Sonrió y se inclinó hacia ella.

Ella lo empujó hacia atrás.

— ¡No tan rápido!

Él se apartó, una arruga en su frente.

—Tengo la sensación fugaz de que he dicho o hecho algo que no apruebas.

Ella bufó.

— ¿Por dónde puedo incluso empezar? —Plantó las manos en las caderas—.
En primer lugar, ¡no puedes usar el sexo para volverme obediente y poder irte sin mí!
Quería ir contigo.

—Te dije que era demasiado peligroso.

— ¡Una mierda! Quinn me dijo que habíais ido ocho de vosotros y sólo había
allí uno. No te habría dolido haberme llevado. Pero no, porque soy una mujer, crees
que puedas avasallarme.

—Bueno, al parecer, ahora lo estoy pagando… —Comentó secamente.

— ¿Crees que eso es todo? ¡Ni siquiera he empezado todavía!

Él cruzó los brazos sobre el pecho.

— ¿Qué más he hecho?

— ¡Eres dominante y lleno de ti mismo!

Él levantó una ceja.

—Eso es duro. No creí que tuvieras objeciones a mi dominancia antes. Si


recuerdo correctamente, disfrutaste muchísimo cuando yo…

— ¡No estoy hablando del sexo! —Se mofó ella—. ¡Estoy hablando acerca de
ti! De cómo te comportaste en esa sala de interrogatorios.

259
—Cómo interrogue yo a los prisioneros es cosa mía —Entrecerró los ojos,
claramente molesto ahora.

Bien, ¡ella también lo estaba!

—Le dijiste a Ronny que mantuviera las manos lejos de tu mujer. ¡Maldita
sea, Blake, no tienes derecho a hablar de mí así! Le dijiste que yo era tuya. ¡Cómo si
fuera de tu propiedad!

La boca de Blake de repente se torció en una sonrisa y dejó caer sus brazos.

— ¿Entonces ese es tu problema? ¿Qué le dije a Ronny que lo mataría si te


lastimaba? ¿Eso es lo que te ofendió? —Se rio.

¿Cómo se atrevía a reír?

— ¡Esto es serio¡ ¡No seré tratada como una de tus pertenencias! Sólo porque
eres un vampiro y más fuerte que yo, ¡te crees que puedes darme órdenes! No voy a
aceptarlo.

—Ah, cómo me encantan las mujeres combativas —Alcanzó más allá de ella
y cerró con llave la puerta.

Ella le lanzó una mirada atónita.

— ¿Qué estás haciendo?

—Estoy asegurando que tengamos privacidad mientras discutimos nuestra


relación.

Ella tragó, con la garganta seca.

— ¿Relación?

Él se acercó, forzándola a retroceder hasta que golpeó la pared.

—Sí, nuestra relación. ¿Así que piensas que soy más fuerte que tú porque soy
un vampiro? Supongo que debes haberte olvidado de que he estado a tu merced no
hace ni veinticuatro horas. Que puse mi vida en tus manos, confiando en que me
mantuvieras a salvo. ¿No recuerdas de ese lado mío? ¿Y cuándo hicimos el amor?
¿No te acuerdas del poder que tenías sobre mí entonces?

260
— ¿Poder? ¿Yo?

—Sí, tú, mi valiente Lilo. Tú tienes poder sobre mí —Tomó su mano y la


presionó en el lugar donde estaba su corazón latiendo rápidamente—. No estaba
planeando esto. Pero desde el primer momento en que te besé, supe que no podía
permanecer lejos de ti. Tienes más poder de lo que piensas, porque sostienes mi
corazón en tu mano.

Ella sacudió la cabeza. Cuando Blake había sujetado a Ronny por la garganta,
ella había visto algo que no le gustaba.

—Eres posesivo.

—Lo sé.

—Me asusta.

— ¿Por qué?

—Porque no quiero que se me diga que tengo que hacer. No quiero ser
anulada o dominada. No quiero ser controlada.

—Oh, Lilo, nena. ¿Crees que por ser posesivo haría todo eso? —Sacudió la
cabeza, sonriendo suavemente—. Un vampiro es posesivo por naturaleza. Pero es
sólo para proteger y cuidar a aquellos a los que ama —Acarició un mechón de su
cabello, colocándoselo detrás de la oreja y le inclinó la barbilla con el dedo índice—
. El único lugar en el que ocasionalmente podría mostrar mi dominio o control será
en la cama, y sólo para darte más placer —Él hundió la boca en su cuello y le dio un
cálido beso en la piel—. ¿Quieres que lo demuestre? —murmuró y la atrajo a sus
brazos.

—Blake…

¿Cómo podría seguir enojada con él cuando sonaba tan razonable? Después
de todo, tenía razón: ella había visto más de un lado de él. No sólo el dominante,
sino también el vulnerable. Y el suave. Y fue ese conocimiento el que la hizo temblar
ahora. Porque tenía que admitirse a sí misma que le gustaban todos los lados de él,
no sólo el suave. Le gustaba su borde áspero y su dominio. Incluso si eso significaba
problemas.

261
—Lilo, estoy enamorado de ti —Él levantó su cara para reunirse con su
mirada—. No sé cómo sucedió, pero sucedió. Todo lo que quiero hacer es
mantenerte segura y hacerte feliz. ¿Es eso tan malo?

¿Enamorado? Su corazón se detuvo. ¿Este malvado vampiro que conseguía


irritarla como nunca nadie había logrado antes, estaba enamorado de ella?

—Blake —Murmuró, y presionó sus labios contra los de él.

Él respondió a su beso, atrayéndola más cerca y robándole el aliento hasta que


soltó sus labios unos instantes después. Jadeando él, dijo:

—Ahora sobre esa demostración…

La levantó en sus brazos y la llevó al otro lado de la oficina, donde presionó


un interruptor en la pared. Al principio ella sólo escuchó un chirrido fuerte, luego vio
algo por el rabillo del ojo. Lanzó su mirada a ello. Los paneles de la pared blanca
estaban descendiendo.

— ¿Tienes una cama Murphy 15 en tu oficina? —Lo miró con incredulidad.

—Una necesidad por mi trabajo. Cuidar de trece híbridos no es exactamente


un trabajo de nueve a cinco. A veces tengo que conseguir un sueñecito siempre que
puedo. Así que Samson aprobó que se instalara —Sonrió maliciosamente—. Pero
nunca la he usado para el sexo antes. Podríamos bautizarla juntos. ¿Eh?

— ¡No puedes estar hablando en serio! Esta es tu oficina.

—Sé que es mi oficina. Samson me dijo que me tomara un respiro. Sólo estoy
obedeciendo sus órdenes.

Ella señaló la cama, que ya había bajado completamente. Unas sábanas de


aspecto limpio se extendían sobre el colchón.

—No creo que Samson haya querido decir eso cuando te dijo que descansaras.

A pesar de sus palabras, la bajó sobre el colchón y empezó a desnudarse frente


a ella.

15
Cama Murphy: cama abatible.

262
—Confía en mí, cariño, esto me dará más energía que muchas horas de
descanso.

— ¡No podemos tener sexo ahora! Tenemos que prepararnos para rescatar a
Hannah. Debemos estar listos cuando llamen a Ronny…

—…Lo que no será en al menos otra hora y media, tal vez dos. Mi equipo ya
está encargándose de todo. No hay nada más que podamos hacer, sino esperar —Le
guiñó un ojo—. Vamos a matar el tiempo.

—Eres incorregible.

Él se encogió de hombros.

—Otro de mis muchos defectos. Estoy seguro de que te acostumbrarás.


¡Ahora, desnúdate, nena!

263
Capítulo Treinta y Seis

Blake ya estaba desnudo frente a Lilo, cuando ella comenzó a quitarse la ropa.

¿Así que pensaba que él era posesivo? Todavía no había visto nada. Ella sería
tan posesiva con él una vez que fuera suya. Y no podía esperar a eso. No podía
esperar que ella lo reclamara. Pero todo a su debido tiempo. Primero tendría que
cortejarla y mostrarle lo que era ser amada por un vampiro.

La vio desnudarse, deleitando sus ojos en ella mientras se quitaba capa tras
capa, hasta que toda su cremosa piel quedó expuesta y se recostó en las sábanas. Ella
inclinó una pierna y lo miró tímidamente desde debajo de sus largas pestañas, su pelo
se derramaba sobre sus hombros, alcanzando sus rosados pezones, y decidió que sólo
él la vería así en el futuro. Sólo tenía que jugar bien sus cartas.

La ancló con la mirada, luego lentamente, bajó su mirada hacia su polla,


haciendo que ella lo siguiera con la mirada. Estaba completamente erecto, su dura
longitud estaba tan llena de sangre, que se curvaba hacia el ombligo. Sus pelotas
también se habían tensado.

—Mira lo que me estás haciendo —Le urgió y envolvió su mano alrededor de


su erección, dándole un rápido tirón. El pre-semen ya se filtraba por la punta.

Lilo se movió, apoyándose en los codos, sus pechos bamboleándose por el


repentino movimiento.

— ¿Esa es la demostración de tu dominio de la que estabas hablando?

Un lado de su boca se curvó involuntariamente.

— ¿Estás tratando de burlarte de mí?

— ¿Y qué si lo estuviera?

Él torció su dedo.

—Incorpórate. Creo que necesitas una pequeña lección sobre cómo tratar a
un hombre.

264
Ella apretó su labio inferior entre sus dientes, pero se sentó y se dirigió al borde
de la cama. Blake acortó la distancia entre ellos un paso, dejando el nivel de su ingle
al de su cabeza.

—Ahora sé una buena chica y chúpame hasta que te diga que te detengas —
Él le dio un golpecito con la polla a sus labios.

Su lengua salió y la aplanó sobre la cabeza de su erección. Ella levantó los


ojos para encontrarse con su mirada.

— ¿Así?

—Así que vas a jugar a la inocente ahora, ¿verdad? Cuando ambos sabemos
que eres una mujer de sangre caliente.

De nuevo empujó contra sus labios y se separaron con un gemido,


permitiéndole entrar. Él se hundió lentamente, dándole tiempo a ajustarse.

—Eso es, Lilo, toda —Deslizó sus manos en su cabello y masajeó suavemente
su cráneo.

Ella lo tomó un poco más profundo, su polla deslizándose sobre su lengua.

—Maldita sea, eres buena en esto —La elogió y retiró sus caderas de nuevo
muy lentamente.

Lilo exhaló y su aliento sopló sobre su polla caliente, haciéndole estremecerse


de placer.

—Una vez más —Murmuró ella y alcanzó hacia él, envolviendo una mano
alrededor de su raíz.

Mantuvo su cabeza inmóvil, mientras que él bajaba una vez más,


hundiéndose en la húmeda caverna de su boca. Él quería este ritmo lento, muy lento,
así él podría saborear cada segundo que hacían el amor y prolongaría su placer.

—Mírame —Le ordenó.

Ella levantó su mirada de nuevo.

265
—Nunca he visto algo más erótico que a ti con mi polla en tu boca —No podía
reprimir el gemido que estaba creciendo en su pecho.

Ella sostuvo su mirada y comenzó a desplazarse hacia arriba y hacia abajo


sobre su erección, envolviendo sus labios alrededor de él, chupando más duro de lo
que él le hubiera permitido hasta ahora. Después sintió estremecimiento tras
estremecimiento corriendo por su cuerpo, borrando cualquier pensamiento cuerdo
que podría haber tenido.

Lilo lo estaba convirtiendo en una criatura impulsada sólo por la lujuria y la


pasión. Nada más contaba. Con cada segundo su cuerpo se calentaba más, y él sabía
que si quería permanecer con el control, tendría que hacerla parar.

— ¡Basta! —Antes de que fuera demasiado tarde, se retiró y se sacó a si mismo


fuera de su boca.

Ella le miró, sus labios en un puchero.

—Siempre me detienes justo cuando empieza lo bueno.

Él se rio entre dientes.

—Buen intento, nena, pero yo soy el que está al mando ahora. Tal vez algún
otro día no te detenga. Pero por ahora tengo otros planes.

Le dio un suave empujón a sus hombros y ella aterrizó sobre el colchón. Él


rodó sobre ella, alineando su polla con su centro y se sumergió en el interior.

— ¡Síiii! —Gritó ella, arqueando la espalda y empujando sus pechos hacia él.

Incapaz de resistir la deliciosa oferta, hundió la cabeza y capturó un pezón


entre sus labios, chupando y lamiendo con su lengua sobre él.

— ¡Más! —Exigió ella y onduló sus caderas.

Él bombeó en ella en un ritmo estable, llenándola, luego retirándose, mientras


él continuaba comiéndose sus pechos, alternativamente jugando con uno, luego con
el otro, mientras ella se agitaba por debajo de él.

266
Ella jadeaba fuertemente. Su excitación llenaba la habitación, haciendo que
sus fosas nasales se abrieran y su polla latiera. Pero no quería correrse todavía.
Tomando una respiración profunda, frenó su tempo a un ritmo más tierno,
balanceándose contra ella más suavemente.

—Blake…

Levantó la cabeza de su pecho y la miró. La preocupación se sacudió a través


de él.

— ¿Qué pasa? ¿Qué necesitas, Lilo?

Él notó que ella tragaba, antes de que sus labios se separaran.

—Quiero que me muerdas.

Su corazón se detuvo y su cuerpo se congeló a mitad de un movimiento.

— ¿Qué?

No tenía que haber oído bien. Probablemente estaba alucinando.

—Muérdeme —Susurró ella—. Dónde quieras —Sus ojos azules aciano le


devolvían la mirada con una salvaje lujuria—. Quiero saber qué se siente.

Él levantó su mano y trazó sus dedos a lo largo de su elegante cuello.

— ¿Quieres decir eso?

Ella asintió.

—Debo de estar soñando.

—No lo estás —Dijo ella—. Por favor, muéstrame lo que es.

Lentamente, él reanudó sus movimientos, empujándola lenta y


profundamente dentro de ella, y luego, retirándose muy lentamente. Sus miradas
bloqueadas, él deseó que sus colmillos descendieras, y entreabrió sus labios para
mostrarle lo que sentiría al perforar su piel en un momento.

—No te dolerá —Le prometió, pero vaciló—. ¿En cualquier sitio que yo
quiera?

267
—En cualquier sitio.

La elección fue fácil. Siempre podría tomar la vena del cuello en otro
momento, pero para su primer mordisco, y esperaba que fuera sólo el primero de
muchos, quería algo especial.

Sin dejar de deslizarse dentro y fuera de su caliente coño, bajó la cabeza de


nuevo a un pecho y frotó sus colmillos a lo largo de ambos lados de su pezón. Ella
tembló debajo de él, e instintivamente él agarró sus dos muñecas y le sujetó los brazos
a los costados.

—Hazlo —Lo alentó.

Él colocó las puntas de sus colmillos sobre su piel y presionó hacia abajo.
Como escalpelos, sus colmillos cortaron la carne, hundiéndose profundos y
alojándose allí antes de que extraer la primera gota de sangre. El rico líquido rojo
corría por la parte de atrás de su garganta llenando todos sus sentidos con admiración
y asombro. Había mordido a otros humanos antes, pero hundir los colmillos en Lilo
era diferente. Había encontrado de pronto lo que había estado buscando toda su vida.
Nada de lo que había probado antes era tan bueno, y nada después de esto sería
nunca mejor. No podía imaginar beber sangre embotellada jamás, ahora que él estaba
bebiendo hasta llenarse del hermoso pecho de Lilo.

Su cuerpo de vampiro estaba tomando el relevo ahora, aumentando el ritmo


con el que empujaba su polla en ella. Cada vez más y más rápido la estaba tomando,
mientras ella gemía y suspiraba, y su corazón latía acelerado.

Todavía estaba sujetándola por las muñecas, pero no podía obligarse a


soltarla, porque el conocimiento de que ella estaba a su merced lo había excitado aún
más, hizo que su pene se hinchara aún más. Lilo se movía con él como si lo hubiera
hecho mil veces antes, su pelvis golpeando contra la suya con cada empuje.

Más y más sangre llenaba su boca, y él sabía que era hora de parar, o tomaría
demasiado. Él retiró sus colmillos de ella y lamió las incisiones, que se cerraron al
instante. Cuando levantó la cabeza para mirarla, vio a una mujer en éxtasis, con el
rostro resplandeciente, los labios entreabiertos, los gemidos saliendo entre ellos, y sus
ojos brillando de lujuria. Ella estaba cerca. Y él también.

268
Ajustando su ángulo, se hundió más y más fuerte, su hueso pélvico golpeando
contra su clítoris una y otra vez. Hasta que, finalmente, ella se tensó. Un empuje más
y estuvo allí con ella, ambos cayendo por el borde. Él capturó el gemido de ella de
liberación con la boca y lo tragó, dejándolo rebotar contra su corazón.

No podía decir cuánto tiempo tardó en bajar desde lo alto, pero en algún
momento rodó a un lado y la llevó con él, acunándola en su pecho, cubriendo una
de sus piernas sobre su muslo, para no poder salirse de su empapado coño.

—Ni siquiera puedo empezar a decirte lo que esto significa para mí —


Murmuró contra sus labios antes de besarla de nuevo.

—Pensé que estaba flotando en una nube. Nunca he sentido nada tan… tan
increíble —Ella abrió los ojos—. ¿Siempre es así?

Él sonrió.

—Entre los amantes, así es como es. La mordedura de un vampiro excita,


pero sólo se transforma en algo verdaderamente erótico cuando ocurre durante el
acto sexual. Sólo entonces la mordedura de un vampiro puede desplegarse
plenamente en todas sus facetas.

—Ahora entiendo por qué un humano permitiría que un vampiro le mordiera.

Él rodó sobre su espalda, tirando de ella con él, reajustando su ingle para
asentarse completamente a sí mismo dentro de ella otra vez.

—Gracias por dejarme beber tu sangre —Dijo Blake, deslizando sus dedos a
través del pelo de ella—. Ojalá pudiera decirte lo que se siente al tomarte así. Sentir
que te entregabas a mí tan libremente. Sin reservas —Presionó un beso en su cabello.

—Pero para ti no puede ser nada nuevo. Debes haber hecho esto muchas veces
antes.

El deslizó su mano bajo su barbilla y levantó su cabeza para hacerla mirarlo.

—Lilo, nunca he mordido a una mujer durante el sexo. Nunca he


experimentado esto antes. Claro, he mordido a humanos antes, pero nunca así.
Nunca al hacer el amor. Ninguna mordedura se ha sentido nunca como lo que acabo

269
de experimentar contigo. Era como algo fuera de este mundo. Me temo, Lilo, que
voy a hacerme adicto a esto, y a ti.

Una sonrisa casi tímida cruzó los labios de ella.

— ¿Así que es posible que quieras hacerlo otra vez?

Apretó su cabeza contra la almohada, cerrando los ojos por un momento.

—Lilo, al igual que yo podría hacer el amor contigo durante todo el día y toda
la noche, me encantaría hundir mis colmillos en ti en cada momento —Acarició su
mejilla con los dedos y trazó el contorno de sus labios—. Y sería el hombre más feliz
de este mundo si me permitieras morderte otra vez.

Él rodó, llevándola debajo de él otra vez.

—Y ahora, quisiera darte las gracias por tu generoso regalo —Empezó a


moverse dentro de ella, empujando hacia adelante y hacia atrás.

Lilo jadeó.

—Pero tú acabas…

— ¿…de correrme? Sí, pero tengo tu sangre dentro de mí, y adivina lo que me
está haciendo —Sonrió socarronamente y señaló su ingle—. Es culpa tuya por
pedirme que te mordiera. Me temo que las mujeres traviesas como tú necesitan que
se les enseñe una lección.

Ella rio entre dientes.

— ¿Cómo?

—Discutiremos eso después de tu próximo orgasmo.

270
Capítulo Treinta y Siete

—Lilo.

La voz de Blake estaba cerca de su oído. Abrió los ojos y se sentó,


encontrándose a Blake sentado al borde de la cama Murphy, completamente vestido.

— ¿Me dormí?

Él le pasó los nudillos por la mejilla y sonrió.

—Sólo unos minutos. Lo necesitabas. Tomé mucha sangre de ti.

Ante el recuerdo de lo que había sentido, notó que el calor subía a sus mejillas.
No había nada en la tierra que fuera comparable a la mordedura de un vampiro.
Ahora comprendía por qué Hannah había buscado a un vampiro como novio.
Prácticamente aseguraba una vida sexual satisfecha.

— ¿Es un rubor? —Murmuró él a su oído.

Ella levantó la barbilla.

— ¿Qué pasaría si lo fuera?

—Entonces lo tomaré como un cumplido. Y como una invitación para


hacerlo de nuevo.

Un golpe en la puerta y el ruido del pomo de la puerta hizo girar su cabeza


hacia ella.

— ¿Blake? —Era la voz de Wesley que atravesaba la puerta.

— ¿Qué quieres? —Respondió Blake levantándose de la cama.

— ¿Por qué está cerrada la maldita puerta? Abre, tengo que hablar contigo.
¡Es importante!

—Dame un minuto —Blake le lanzó una mirada de disculpa—. Lo siento,


nena —Caminó hacia la pared junto a la cama Murphy y apretó contra ella. Había

271
una puerta que parecía un panel que se abrió—. Sólo es un pequeño baño, pero
puedes vestirte aquí mientras veo lo que Wes quieres.

Aturdida se levantó y miró la pequeña habitación.

—Estás lleno de sorpresas.

Él se encogió de hombros.

—La idea fue de Rose. Creció en el período de la Regencia, y tenían paneles


secretos que conducían a habitaciones ocultas todo el tiempo. Pensó que sería bueno
tener un lugar para refrescarme cuando duermo aquí en alguna ocasión.

— ¿Qué te lleva tanto tiempo? —Wes gruñó fuera de la puerta y golpeó contra
ella una vez más.

Blake hizo una mueca.

—Será mejor que hable con él antes de que se vaya —Hizo una pausa—. Oh,
y sal cuando hayas terminado. No tengo intención de esconderte en el armario.

Ella arrebató la ropa del suelo y entró en el cuarto de baño, cerrando la puerta
tras ella. Sólo tardó unos minutos en limpiarse y vestirse. Nunca había sido alguien
que pasara mucho tiempo preparándose. Además, sentía curiosidad por las noticias
tan importantes de Wesley.

Cuando abrió la puerta y entró de nuevo en la oficina de Blake, él y Wesley


estaban inclinados sobre su escritorio, un libro grande y viejo abierto entre ellos. Wes
alzó la mirada y la vio. No pareció sorprendido al verla. Por el rabillo del ojo vio que
la cama Murphy estaba de nuevo dentro de la pared, y ese hecho la hizo relajarse.

—Hey, Lilo.

—Hola, Wesley. ¿Alguna noticia?

—Un montón.

—Vamos —Le animó Blake—. Estabas diciendo…

—Así que cuando llegué a la cabaña donde lo perseguí, se materializó


repentinamente. Sabía que no era un vampiro, pero era sobrenatural. Yo

272
simplemente no podía decir lo que era. Me dijo que destruyera las drogas porque sólo
funcionarían en manos de los demonios. Tú puedes imaginar lo aturdido que yo
estaba. Pero no tuve tiempo para interrogarlo. De repente, esa roca se movió frente
a él y desapareció.

— ¿Qué roca?

—Una roca maciza. Y esto… —Señaló algo en el libro—… estaba tallado en


ella. Te estoy diciendo que era un portal. Algún tipo de sistema de transporte. Aquí,
Francine escribe sobre ella, también.

Curiosa, Lilo se unió a ellos en el escritorio, moviéndose junto a Blake. Él le


hizo espacio para que pudiera mirar el libro, al mismo tiempo rodeando un brazo
alrededor de su cintura.

El libro parecía haber sido publicado en la época de Gutenberg. Impreso en


una página con el encabezamiento de Stealth Guardians16, había una daga dibujada.

— ¿Stealth Guardians? ¿Qué son? —Preguntó.

Wes la miró.

—Eso es lo que estamos tratando de averiguar. Nunca los habíamos


encontrado antes.

— ¿Crees que tiene algo que ver con Ronny y sus colegas?

—No —Respondió Blake con firmeza—. Si estuvieran en la liga de Norwood


y sus hombres, no le habrían pedido a Wesley que destruyera la droga —Miró a
Wes—. ¿Estás seguro de que oíste bien?

—Puede que no tenga una audición tan sensible como la de los vampiros, pero
hombre, no soy sordo.

Lilo lo miró, sorprendida y confundida.

—Pero, ¿por qué no tienes la audición sensible de los vampiros? ¿No todos los
vampiros la tienen?

16
Stealth Guardians: Guardianes Invisibles.

273
Wes se rio entre dientes.

—Oh, lo hacen. Pero yo no soy vampiro.

— ¿No lo eres? Pero pensé…

Wes miró a Blake.

— ¿No le contaste nada? Pensé que no tenías secretos para ella.

Blake tiró de ella más cerca de él.

—Y no los tengo. Pero hubo un montón de cosas que contarle a Lilo. Y me


temo que tú no estabas en lo más alto de mi lista de prioridades.

—Supongo que tendré que recordártelo la próxima vez que me pidas un favor.

—Entonces, ¿qué eres? —Le interrumpió Lilo, demasiado curiosa para


esperar un segundo más.

—Soy un brujo, por supuesto —Había orgullo en su voz—. Uno de los


mejores.

Ella no tenía palabras. ¿Eso era realmente tan extravagante? Si existían los
vampiros, ¿por qué no las brujas, hombres lobos y gárgolas? ¿Por qué no demonios y
ángeles?

—Un brujo —Murmuró para sí, luego se encogió de hombros—. ¿Qué tiene
de nuevo?

—Bueno, un poco más de temor reverencial habría sido agradable —Dijo Wes
secamente—. Pero tal vez estoy pidiendo demasiado.

—Yo no quería decir…

Blake la apretó contra él.

—No te molestes con él, Lilo. Siempre está a la caza de cumplidos —Luego
inclinó su mentón en la dirección de Wesley—. No estoy seguro de lo que quieres
hacer con esta información, Wes, pero no creo que nos ayude a rescatar a Hannah.

274
—Me di cuenta de ello. Pero esos tipos, esos Stealth Guardians tienen poderes
que nosotros no tenemos. Pueden hacerse invisibles y caminar a través de las paredes.

Ante la revelación de Wesley, su barbilla bajó.

—Pensé —Continuó Wes—, considerando que parecían estar de nuestro lado


con respecto a la droga que podríamos hacerlos nuestros aliados. Con sus poderes…

— ¿Cómo los encontrarías? —Blake sacudió la cabeza—. No tenemos el


tiempo ni los recursos para gastarlo en esto ahora mismo.

—Pero podrían ayudarnos.

—Puede, pero, ¿y si no lo hacen? No sabemos quiénes son estos guardianes.


No sabemos cuáles son sus planes, o si son amigables con los vampiros. Tú fuiste el
único con el que se reunieron. Y tú eres un brujo. ¿Y si no son tan pacíficos cuando
se trate de vampiros? —Blake sacudió la cabeza otra vez—. Con Hannah todavía en
manos de Norwood, no voy a arriesgarme a una distracción o accidentalmente iniciar
una guerra con una especie de la que no sabemos nada.

—No necesito ningún refuerzo. Puedo hacer esto por mi cuenta. Nadie en
Scanguards sería apartado de su deber para buscar a los Stealth Guardians.

— ¡Error! —Blake clavó el dedo índice en el pecho de Wesley—. Tú lo serías.


Y te necesitamos. Eres el único que sabe lanzar un hechizo o preparar una poción.
¿Y si no podemos derrotar a Norwood con las armas convencionales? Te
necesitamos, Wes. Yo te necesito.

Durante unos segundos, Wes pareció estar en guerra consigo mismo, pero el
alegato de Blake, mezclado con cumplidos de Wes ser claramente apreciado, ganó
más en él.

—De acuerdo. Me quedaré aquí. Pero una vez que Hannah esté a salvo, iré a
buscarlos.

Lentamente, Blake asintió.

—Y te apoyaré cuando se lo cuentes a Samson. En última instancia, él tendrá


que aprobarlo.

275
—Lo hará.

Sin un golpe, la puerta se abrió y John apareció.

—Hora del espectáculo —Anunció—. Ronny acaba de recibir la llamada. No


tenemos mucho tiempo. Quieren que lleve las drogas a Fort Mason. Dentro de treinta
minutos.

— ¿Se aseguró que llevarían a Hannah a la reunión?

Blake la soltó, apresurándose a un armario y tirando de la puerta abierta.


Dentro había varias pistolas, cuchillos y estacas.

John asintió con la cabeza.

—Ronny interpretó el novio sufriendo lo suficientemente convincente. Les


suplicó que le permitieran verla. Ellos estuvieron de acuerdo.

Blake agarró varias armas y se volvió hacia su colega.

—Entonces vamos —Luego su mirada se deslizó hacia ella—. Quédate aquí.

—Por favor, llévame contigo.

—No, Lilo. Apenas hemos conseguido el suficiente tiempo para llegar allí.
No hay tiempo para aplicar las medidas de seguridad para ti. Quédate junto al
teléfono —Señaló a su escritorio—. Te llamaré en cuanto sepamos algo. Te lo
prometo.

Él tenía razón, por supuesto. Ella lo sabía.

—Está bien. Esperaré.

Una sonrisa rápida y Blake se había ido, sus colegas con él. Ahora todo lo que
podía hacer era esperar.

276
Capítulo Treinta y Ocho

Habían aparcado los coches y furgonetas al final de un callejón sin salida


rodeado de vegetación. Al otro lado, un terraplén cubierto de árboles y arbustos
conducía a tres anchos embarcaderos que contenían antiguos almacenes que habían
sido convertidos hace mucho en un centro de arte y cultura con exposiciones
regulares, espacios de trabajo para artistas y grandes centros para eventos privados.

Blake y sus colegas caminaron por el terraplén, usando los árboles y arbustos
para cubrirse y obtener una visión general de los almacenes y de los alrededores.
Además de los tres grandes almacenes de los muelles, había una pequeña estación de
bomberos asentada sobre tierra firme cerca del agua.

Blake hizo a sus colegas el signo de extenderse. Había traído consigo un gran
contingente de hombres: por cada hombre que tuviera Norwood, Scanguards había
traído tres, muchos de ellos extraordinarios tiradores, que podrían conseguir su
objetivo a tan larga distancia. Sin embargo, todos tenían que permanecer oculto hasta
que el enemigo se mostrara.

John permanecía junto a él, mirando un punto rojo en su teléfono móvil


moverse por un mapa.

—Ronny acaba de entrar en la primera puerta.

Blake miró a lo lejos.

— ¿Qué conduce?

—Su propio vehículo. Pensamos que Norwood sospecharía menos si todo


parecía normal. Pusimos un rastreador en el zapato de Ronny para asegurarnos que
podíamos vigilarlo si tiene que dejar el coche en algún sitio y continuar a pie.

— ¿Y las drogas?

—Nos dijo que eran líquidas, así que llenamos botellas de plástico con agua
coloreada.

277
—Siempre que no las huelan, supongo que estaremos bien.

—Y cuando lo hagan —Añadió John—, ya los tendremos por las pelotas.

Blake oyó un crujido en el auricular.

— ¿Posiciones?

—Soy Wes. Mi equipo está en el edificio del extremo sur, enfrente de los
edificios B y C.

—Oliver, aquí. Deberemos estar en el extremo norte del edificio A unos


sesenta segundos.

Hubo una pausa.

— ¿Amaury?

—Sí. Lo siento, tuve que ajustar el volumen. Mis chicos y yo estamos


estacionados detrás de algunas cajas en la entrada de la pasarela entre los edificios D
y E. Tenemos una buena vista del aparcamiento. Ronny sólo está apareciendo.

—Bien. John y yo estamos mirando al Pabellón del Festival, y también


podemos ver la entrada del Pabellón Herbst —Varias sombras se acercaron desde la
parte trasera de la caseta de bomberos y lentamente pasaron junto a los arbustos—.
Mierda, puedo ver a alguien acercándose desde el este. ¿Nadie puede verlos desde
abajo?

Intercambió una mirada con John, indicando que si nadie estaba más cerca,
él y John tratarían de tomarlos por detrás.

Las tres figuras se congelaron.

—Nosotros —Dijo Samson de repente a través del auricular—. Tengo a


Haven y a Yvette conmigo. Envié un mensaje de texto de que estábamos llegando.

Justo entonces, Blake sintió su teléfono móvil vibrar y lo miró. El mensaje de


texto de Samson aparecía en la pantalla.

—Acabo de recibirlo ahora. Me alegro de que estés aquí.

278
Durante unos minutos, todo el mundo permaneció en silencio. Blake miró el
punto que representaba a Ronny.

— ¿Amaury? —Preguntó a través de su micrófono—. ¿Qué está haciendo


Ronny?

—Esperar junto al coche.

—Llegan tarde —Dijo Blake.

—Sí, o algo así —Dijo John a su lado, frunciendo el ceño—. No me gusta.

—Sí, tú y yo, ambos estamos de acuerdo —. Treinta minutos no les había


dado tiempo para prepararse para esto. Estaban volando, y Blake sólo podía esperar
que todo el mundo estuviera con los pies en el suelo y tomara las decisiones correctas
cuando llegara el momento.

—He oído algo —Dijo Oliver de repente—. Creo que es un barco.

— ¿Samson? ¿Puedes ver algo desde dónde estás? —Preguntó Blake.

—Definitivamente un barco se está aproximando. Una pequeña motora —


Confirmó Samson.

— ¿Cuántas personas van en ella?

—No es seguro. Uno la conduce. Pero podría haber más escondidos en el


casco.

—Bien. Tiradores, ¡preparaos! —Blake comenzó a emitir sus órdenes—.


Todos los equipos: moveros dentro —Señaló a John y descendieron todo el camino
del terraplén hasta llegar a la zona asfaltada. Comunicándose por signos ahora, para
no ser oídos por los vampiros que se acercaban, se aproximaron, usando los edificios
y los coches estacionados para darles cobertura.

Blake podía oír el motor de la lancha que estaba siendo estrangulado, y supo
que el barco se estaba deteniendo ahora, en algún lugar entre los edificios A y B.

De repente, una fuerte explosión lo sacudió.

— ¿Qué fue eso? —Siseó en su micrófono.

279
—Joder si lo sé —Maldijo Amaury.

—Voy a entrar —Gruñó Blake.

— ¡Espera! —Advirtió Samson, pero Blake ya estaba corriendo.

— ¡Cúbreme!

*****

Lilo caminaba de un lado al otro de la oficina de Blake. Ni siquiera había una


ventana para ayudarla a pasar el tiempo, algo que no había notado hasta que Blake
se había ido. Cada pocos minutos miraba al reloj de la pared. En realidad, había tres
relojes. Uno mostraba el tiempo actual, el segundo contaba hasta el amanecer, el otro
hasta la puesta de sol. Y cuanto menos tiempo quedaba hasta el amanecer, más
nerviosa se ponía.

Deseaba que alguien le dijera lo que estaba sucediendo. ¿Los compañeros de


Ronny habrían llevado a Hannah con ellos? ¿Qué estaba pasando en este momento?
¿Estaban todos a salvo?

El sonido del teléfono de Blake la sobresaltó. Corrió hacia él y agarró el


auricular, temiendo que el timbre se detuviera antes de que pudiera llegar.

— ¿Blake?

— ¿Lilo? Oh, gracias a Dios, eres tú.

La voz femenina no podía pertenecer a la persona que pensaba.

— ¿Hannah?

—Sí, Lilo, soy yo. ¡Oh, Dios! Es terrible. Estoy libre, pero Lilo, está muy
herido. Blake está tan herido, y algunos de los otros están muertos. No sé qué hacer.

Un puño de hierro rodeó su corazón y exprimió.

280
— ¿Blake? ¡Oh, no! ¡Por favor, no! —No podía pasar por esto otra vez. Casi
lo había perdido una vez, no sobreviviría una segunda vez.

—Escucha, Lilo. Estoy en el coche de Blake. Él está conmigo. Estaremos en


el HQ en un minuto. Pero no tengo fuerzas para meterlo en el edificio. Él está muy
mal herido, no puede moverse por sí mismo. ¡Ayúdame!

—Estaré abajo. Por favor, Hannah, date prisa. No puedo perderlo.

Colgó el auricular y corrió a la puerta, la abrió y se apresuró al ascensor,


presionando el botón varias veces antes de que las puertas se abrieran. Ella saltó
dentro. El viaje hasta el primer piso no podría haber tomado más de quince segundos,
pero se sintió como una eternidad. Todo en lo que podía pensar era en Blake. Él
estaba herido. La necesitaba.

Oh, Dios, ¿qué había sucedido en Fort Mason? ¿Qué habían hecho esos
monstruos a los hombres de Scanguards? ¿Cuántos de ellos habían muerto? Un
sollozo subió de su estómago a su garganta. Ella trató con fuerza de suprimirlo. Blake
la necesitaba. Tenía que permanecer fuerte.

Cuando llegó al primer piso, prácticamente voló a través del vestíbulo,


ignorando la mirada de interrogación de la mujer que había detrás de la recepción.

Un guardia estaba en la puerta de salida de cristal. Echó un vistazo a su tarjeta


de visitante y asintió con la cabeza mientras pasaba junto a él y se la lanzaba hacia
la acera.

Buscó el Aston Martin de Blake, pero no pudo verlo. ¿Hannah no había


llegado todavía?

¡Por favor, por favor!

Rezó en silencio. No lo dejes morir.

— ¡Lilo! ¡Aquí!

Giró la cabeza hacia un lado y vi a Hannah hacerle señas desde la esquina.

—Él está aquí.

281
Lilo corrió hacia su amiga.

— ¡Hannah! —Nunca había estado más aliviada de ver a su amiga. Parecía


agotada y desgastada, con ojeras bajo sus ojos, su cabello rojo un revuelto lío, su ropa
arrugada.

Cuando Lilo la alcanzó, Hannah ya estaba corriendo hacia el coche, que


estaba estacionado a mitad de la manzana.

— ¡Deberías haber estacionado en doble fila justo enfrente! —Le gritó Lilo,
con las lágrimas rebosando en sus ojos. ¿Cómo iban a llevar a Blake dentro?

— ¡Ayúdame, Lilo! —Hannah le hizo señas con la mano, mientras abría la


puerta del pasajero del coche de Blake—. De prisa. Él no tiene mucho tiempo.

Ella corrió al coche, y Hannah se apartó para que ella pudiera atender a Blake.
Lilo extendió la mano y se inclinó hacia el interior, pero no había nadie sentado en
el asiento del pasajero.

— ¿Dónde está? —Ella giró la cabeza hacia Hannah, pero ya era demasiado
tarde.

Su amiga le puso un trapo en la cara. Lilo jadeó por la sorpresa y aspiró los
vapores que emanaban de la tela: cloroformo.

— ¡No! ¡Socorro! —Pero nadie escuchó sus gritos ahogados.

Trató de luchar contra ella, pero toda la fuerza se drenó de su cuerpo y se


derrumbó, la oscuridad descendió sobre ella.

282
Capítulo Treinta y Nueve

Blake miró fijamente al humano que había llegado con una pequeña lancha y
luego caminó tranquilamente hacia los brazos de los vampiros que lo esperaban. Con
un marcador permanente alguien había escrito Para Scanguards en su camiseta blanca.

— ¡Enviaron a un maldito peón! —Exclamó Blake, mientras el hombre seguía


mirando fijamente a lo lejos.

—Drogado, al igual que el otro tipo —Confirmó Wesley—. Debieron saber


que íbamos a venir.

Blake pateó contra una papelera.

— ¡Mierda! —No importó lo cuidadosos que habían sido, ellos siempre


habían sabido que había una posibilidad de que Norwood y sus hombres estuvieran
vigilando a Ronny, aunque no había habido ninguna señal de ello—. ¿Cómo vamos
a encontrar a Hannah ahora?

Varios de sus colegas gruñeron de desagrado, y en medio de todo eso, su


teléfono móvil vibró. Lo sacó del bolsillo y miró la pantalla.

Presionando la tecla de respuesta, dijo:

— ¿Thomas?

— ¿Puedes hablar?

—Sí, no aparecieron. Enviaron a un humano drogado en su lugar. No hay


señal de Hannah.

—Ojalá pudiera decir que me sorprende, pero me han alertado de que la


tarjeta de acceso de Hannah fue insertada en el garaje.

— ¿Quieres decir que alguien tomó su tarjeta de acceso y logró entrar en


Scanguards? ¿Cómo es eso posible? —Había más niveles de seguridad que sólo la
tarjeta de acceso. También tendrían que tener su huella digital.

283
—Lo sé. Por eso estoy mirando los canales de vídeo de los niveles a los que
se accede con la tarjeta de Hannah. Espera un momento —Hizo una pausa de un
segundo—. Gracias, Eddie. Blake no vas a creerlo: Hannah entró en el garaje. Es
ella, sin duda. Fue al nivel principal del aparcamiento y accedió a las llaves de
emergencia.

Eso no tenía sentido.

—Si ella consiguió escapar de alguna manera, entonces, ¿por qué no subir a
la oficina de personal e informar?

—Blake, no creo que ella escapara. Hay algo sobre ella… Eddie, acerca de
nuevo su cara… ¡Ahí! Blake, creo que ella está drogada.

— ¡Oh, mierda! ¿Dónde fue?

—Simplemente, ella tomó una de las llaves, luego fue al nivel de


estacionamiento B2. Eddie, mira la grabación del nivel B2… Ahí, sale del ascensor,
se dirige a los coches. Oh, no.

Blake ladró al teléfono.

—Ella tomó tu coche. Vamos a ver…

¿Qué planeaba hacer con su coche?

—Se fue con él. No sé a dónde, pero lo sacó del garaje hace unos veinte
minutos.

—No tiene ningún sentido. ¿Por qué tendría Norwoord que hacerle robar mi
coche? Deberían darse cuenta que podemos rastrearlo por su chip localizador que
tiene incorporado. Algo hay que no está bien.

—Voy a repasar todas las imágenes de nuevo para ver si estamos perdiendo
cualquier cosa, o si ella dejó a alguien más, pero hasta ahora no veo nada.

— ¡Blake! —Ronny lo llamó repentinamente, sosteniendo su teléfono móvil


en el aire—. Es Norwood. Quiere hablar contigo.

284
—Permanece en la línea, Thomas —Ordenó Blake y cogió el teléfono de
Ronny con su otra mano, ya ladrando en él—. ¡Norwood, pedazo de mierda! ¿En
qué andas?

— ¿Esa es la manera de saludar al hombre que está en posesión de la cosa más


preciada para ti? —Preguntó Norwood.

—Ya sé que has drogado a Hannah —Le dijo, pero Norwood lo interrumpió.

—Pero yo no estoy hablando de Hannah. Estoy hablando de Lilo —El


corazón de Blake se detuvo—. Una bonita mujer. Un poco floja ahora mismo, pero
—Continuó Norwood—, despertará en algún momento.

— ¿De verdad piensas que voy a creer que la tienes? —Apretó el botón de
silencio, luego cambió a su propio móvil—. Thomas, corre a mi oficina y comprueba
a Lilo. ¡Ahora!

—Voy de camino.

Apretó el activar del teléfono de Ronny y se concentró en las palabras de


Norwood, permaneciendo a la escucha con su oído en su móvil.

—Me gustaría intercambiarla a ella y a Hannah, por Ronny y las drogas. Y


esta vez, sin juegos —Advirtió Norwood.

Mientras tanto, la voz de Thomas llegó por el otro teléfono.

—Se ha ido, Blake. Ha desaparecido.

Los colmillos de Blake descendieron, y sus manos se convirtieron en garras.

— ¡Cuando te encuentre voy a arrancarte la garganta.

—Tales amenazas ociosas —Dijo Norwood con frialdad—. Supongo que


ahora me crees. Así que veamos cuánto vale ella para ti.

*****

285
Blake estrelló su puño contra la pared de su oficina, dejando una huella en la
pared de yeso.

— ¿Cómo pudo suceder esto? —Le había fallado a Lilo. No la había


mantenido a salvo. Estaba en manos de un loco—. ¿Por qué no lo vi venir?

John se quedó en silencio junto a Ronny, que parecía sentirse aplastado por
este contratiempo.

Wes puso una mano en su hombro, pero Blake se encogió de hombros.

—Nadie lo vio venir. Debieron haber drogado a Hannah para que de alguna
manera engañara a Lilo para que se encontrara con ella. El guardia dijo que Lilo
salió corriendo por la puerta, pero que no vio a dónde se dirigía.

Blake asintió con la cabeza.

—Lilo es inteligente. No habría caído si Hannah no hubiera sido convincente.

—Tal vez por eso Hannah robó tu coche —Murmuró Wes—. ¿Y si lo


necesitaba para convencer a Lilo de que tú la enviaste?

Por un momento, contempló la pregunta.

—Sin embargo, la convencieron, necesitamos encontrar dónde la han llevado.


Rápidamente.

—Ya hemos localizado tu coche. Envié un equipo allí. Pero estoy bastante
seguro que sólo lo abandonaron. Hannah sabe que el coche está equipado con un
rastreador GPS. Lo habría dejado tan pronto como no lo necesitaran —Dijo John.

Blake se volvió hacia Wes.

— ¿Puedes buscar a Lilo?

—¿Con qué? Fue bastante difícil encontrar algo con el ADN de Hannah en su
piso. Y lo poco que encontré no me dio ninguna lectora sobre ella. Aún es más difícil
con Lilo. Así que, a menos que tengas un frasco de su sangre, me temo que no
tendremos suerte. Un par de pelos no serán suficientemente potentes como para
hacer que el cristal funcione —Wes se encogió de hombros en disculpa.

286
De repente, Ronny alzó la cabeza.

— ¿Dices que con la sangre puedes localizar a alguien?

—Sí, yo puedo.

—Tal vez puedas encontrar a Norwood o a alguno de sus colegas. La droga


que metieron en ese humano de la lancha tiene la sangre de uno de ellos.

Wes se le acercó.

— ¿Qué quieres decir?

—Pero no puedes buscar a vampiros, no funciona —Interrumpió Blake—. No


estabas en el interrogatorio de Ronny. Él ya nos habló sobre la sangre de los otros
vampiros.

Wes levantó la mano.

—Déjame escucharlo a él. ¿Cómo se hace?

—Bueno, yo le doy la droga pura, pero si no la individualizamos, no


funcionará desde largas distancias. Podríamos también usar el control mental. Así
que si el vampiro quiere controlar al humano a través de largas distancias y
asegurarse de que nadie más pueda controlarlo, él tiene que mezclar algo de su propia
sangre con la droga. Como un vínculo, por así decirlo. De modo que la voluntad
humana responda a su señor, y sólo a él —Ronny miró a Wes, como para verificar
que lo había comprendido.

—Lo entiendo —Wes hizo una pausa y comenzó a caminar—. Hmm. Como
una paloma mensajera. Inteligente —Una chispa apareció en sus ojos—. Creo que
tengo una idea.

El corazón de Blake latía de entusiasmo.

— ¿Qué clase de idea? Por favor, dime que sabes cómo encontrarlos.

Wes asintió con la cabeza.

—Yo podría. Pero necesitaré la ayuda de Ronny en el laboratorio. ¿Dónde


está tu libro de recetas? No lo encontré en la cabaña.

287
— ¿Libro de recetas?

—La fórmula de la droga.

Ronny se llevó un dedo a la sien.

—Este es el único lugar donde está a salvo de Norwood. Por eso estoy vivo.

Wes asintió.

—Bueno. Blake, conserva a ese humano drogado que recogimos esta noche
listo para mí. Creo que podría haber una forma de utilizar el vínculo con su señor
como una forma de convertirlo en un dispositivo de localización. Si puedo aislar la
sangre del vampiro de la droga y alterar su composición un poco, creo que podré
lograrlo.

El pecho de Blake se hinchó de esperanza.

—Wes, si puedes hacer esto y encontrarlos, sabes que te deberé algo muy
grande.

—Y esta vez podría sacar provecho de todos los favores que me debes.

Blake se reunió con la mirada de Wesley y asintió con la cabeza. Por conseguir
a Lilo de vuelta, haría lo que fuera necesario.

288
Capítulo Cuarenta

Lilo se sentía aturdida, tenía los miembros rígidos y le dolía la cabeza. Estaba
saliendo del aturdimiento, alguien la sacudía con ambas manos de los hombros. Con
dificultad consiguió abrir los ojos. Al principio, tuvo problemas para concentrarse.

— ¡Lilo! ¡Oh, Dios, Lilo!

La voz la devolvió a la realidad. En un instante recordó todo. Sus ojos se


abrieron.

Era Hannah quien la sacudía para despertarla. Lilo se levantó de la incómoda


cama.

— ¿Hannah?

— ¿Qué te hicieron? ¿Cómo te secuestraron? ¿Qué estás haciendo en San


Francisco? —El montón de preguntas eran vomitadas de la boca de Hannah. Ella
parecía angustiada, cerca de llorar. Al mismo tiempo, parecía diferente que antes.
Más viva. Más animada. Real.

—No lo sabes, ¿verdad? —Preguntó Lilo, agarrando las manos de Hannah y


apretándoselas.

— ¿Saber qué?

—Hannah, me llamaste a Scanguards y me dijiste que bajara porque Blake


estaba herido. Dijiste que estaba muriéndose y que necesitaba mi ayuda.

Ella sacudió la cabeza.

—Lilo, he estado aquí, encerrada, no sé por cuantos días.

—Cariño, te drogaron. Los hombres que te secuestraron, te hicieron tenderme


una trampa, y yo caí directamente en ella.

Las lágrimas subieron a los ojos de Hannah.

— ¡Oh, no, Lilo! ¡Lo siento mucho!

289
Lilo lanzó sus brazos alrededor de su amiga y la abrazó.

—No, yo lo siento. Si hubiera estado allí para ti cuando me necesitabas, tal


vez esto no habría pasado —Hannah sollozó. Lilo la tomó por los hombros y la soltó
un poco para mirarla—. No llores. Por favor. Ahora estoy aquí.

—No deberías haber venido a San Francisco. Ahora las dos estamos en
problemas. Y es culpa mía. Debería haber escuchado a Ronny y haberme ido con él.

—Ronny nos lo contó todo.

— ¿Viste a Ronny? —Sus ojos se desencajaron—. ¿Cómo?

—Blake y sus hombres lo capturaron.

Hannah se tapó la boca con la mano.

— ¡Oh, Dios mío! —Entonces Hannah le lanzó una mirada cautelosa—.


¿Cuánto sabes?

Lilo suspiró.

—Todo. O casi todo. Sé sobre Scanguards, sé sobre los vampiros, la droga que
Ronny está produciendo para Norwood, el peligro en el que estamos todos.

Hannah sacudió la cabeza.

—Siento mucho haberte arrastrado en esto. Nunca quise que tuvieras que
lidiar con ello.

—No podemos cambiarlo ahora. No te culpo, lo sabes, cariño, ¿no?

—Oh, Lilo, no te merezco.

Lilo pasó una mano sobre el cabello castaño de Hannah.

—Blake vendrá por nosotras.

Hannah dio una sonrisa forzada.

—Es un buen hombre —Sorbió por la nariz—. ¿Cómo te enteraste de


Norwood y de Scanguards?

290
—Fui a tu apartamento, y Norwood entró.

— ¡Oh, Dios mío! ¿Te hirió?

Ella sacudió la cabeza.

—Blake apareció en el momento justo. Me salvó, y Norwood huyó. Pero


estaba buscando algo. Supongo que iba tras la memoria USB que escondiste.

Hannah suspiró aliviada.

— ¡La encontraste! Esperaba que alguien lo hiciera. Tenía miedo de que


Norwood me matara, así que le dije que tenía pruebas que demostraban lo que estaba
haciendo. Le dije que tenía la fórmula de la droga. Sabía que la quería para así no
necesitar a Ronny ya. Y que si me mataba, las autoridades lo encontrarían.

—Pero no había nada en la grabación aparte de Norwood y Ronny


convirtiéndose en vampiros. Ni siquiera puedes decir de qué estaban hablando; no
hay audio. Y tampoco encontramos la fórmula de la droga.

Hannah la ignoró.

—Porque no la tengo. Pero eso no lo sabe Norwood.

—Todavía no puedo entenderlo. Tú no podrías haber sabido que serías


secuestrada cuando ocultaste la memoria USB.

—Tienes razón. Pero después de grabar accidentalmente a Ronny y a


Norwood discutiendo, y que Ronny me dijera que quería salir de lo que Norwood
estaba haciendo, tuve una sensación extraña. Así que escondí la memoria USB.
Pensé que si algo me ocurría, al menos alguien sabría por dónde empezar. Los de
Scanguards lo sabrían.

—Pero, ¿no te diste cuenta de que Norwood iría a tu apartamento, para tratar
de encontrar las pruebas que le dijiste que tenías? ¿Y si las hubiera encontrado antes
que nosotros?

Hannah sacudió la cabeza.

291
—Se lo dije porque quería que fuera a mi piso. Tenía la esperanza de que para
ese momento, Scanguards ya se hubiera dado cuenta de mi desaparición, y que
hubieran puesto vigilancia en mi piso. Contaba con que Norwood fuera y esperaba
que fuera capturado por Scanguards.

—Estabas en lo cierto. Salvo que Norwood logró escapar —Suspiró—. Blake


está preocupado por ti.

—Es un buen amigo.

—Me contó cómo os conocisteis.

Hannah dejó caer los párpados.

—Probablemente pienses que soy impulsiva e irresponsable, pero incluso


cuando me dijo que era un vampiro, no podía dejarlo morir.

Lilo sonrió. Ella había estado en una situación similar. Y tampoco había
tenido el corazón de hacerlo.

—Gracias por salvarle. Si no lo hubieras hecho, yo nunca lo habría conocido.

De repente, la barbilla de Hannah cayó.

— ¿Estás hablando en serio? —Sacudió la cabeza—. ¿Tú y Blake? ¿Cómo?


Quiero decir que no lo entiendo. No eres impulsiva. Esa soy yo. Eres tan… tan
razonable… y tú lo piensas todo.

—A veces las cosas suceden. Y no hay nada que se pueda hacer al respecto.
Y nuestros captores se enteraron de alguna manera de Blake y de mí, y lo usaron
contra mí. Cuando llamaste para decirme que Blake estaba gravemente herido, ni
siquiera me detuve a pensarlo por una fracción de segundo. Simplemente actué.
Tenías su coche. No tenía razón para no creer que no estuvieras diciendo la verdad.
Tenía tanto miedo de perderlo, Hannah —Incluso ahora el pensamiento se clavaba
alrededor de su corazón con fuerza y lo exprimía.

—Él vendrá por nosotras —Dijo Hannah, su voz más fuerte ahora—. Pero
ahora que estás aquí, tal vez podamos averiguar cómo salir de este lugar.

292
Por primera vez, Lilo dejó que sus ojos vagaran por su prisión. Era una
habitación grande con techos muy altos, paredes de cemento desnudo, y un par de
ventanas altas. Ambas estaban pintadas de negro. Refuerzos de acero, posiblemente
una rehabilitación de seguridad contra terremotos, atravesaban dos de las paredes.
Perecía que esa era una habitación en un almacén.

Lilo se dio un golpecito en sus labios.

—¿ Qué haría Morgan West en una situación como esta? —Preguntó Hannah,
poniendo su brazo alrededor de sus hombros.

—No estoy segura de sí Morgan West sería lo suficientemente inteligente


como para engañar a un grupo de vampiros. Podríamos tener que poner nuestras
apuestas en Blake y en Scanguards.

*****

— ¿Todo el mundo está listo?

Blake miró a sus colegas. Todos estaban de pie en una calle lateral detrás de
un camión grande en el barrio Potrero Hill. Enmarcado entre dos autopistas, la parte
norte del distrito alojaba principalmente empresas: predominantemente almacenes y
mayoristas. Más allá de la colina, hacia el sur, la zona estaba enmarcada por un
barrio residencial.

La idea de Wesley de usar la sangre dentro del ser humano que habían
capturado en Fort Mason había funcionado como un hechizo. El humano los había
llevado a un gran almacén en la colina de Portero Hill como si fuera una paloma
mensajera. Mientras un empleado de Scanguards lo escoltaba de regreso al HQ,
dónde iba a ser interrogado, o mejor dicho, donde se limpiaría su memoria, Blake y
sus hombres se preparaban para la misión de rescate.

Gracias a sus contactos en la ciudad, Thomas ya había enviado el plano del


almacén a un ordenador de una de las furgonetas en las que habían llegado. Pero lo
que realmente había ayudado a diseñar estrategias era la sangre de Lilo.

293
Blake respiró hondo. Porque él había mordido a Lilo sólo hace unas horas, su
sangre seguía siendo fuerte dentro de él, y tan pronto como se hubiera metido dentro
del bloque del almacén y fuera de la furgoneta, la había olido. Él había sido capaz de
identificar dónde estaba ella recluida en el edificio.

Ahora Blake miró a sus colegas, que estaban poniéndose sus gafas. No eran
para visión nocturna; los vampiros no las necesitaban. En cambio, funcionaban como
dispositivos de imagen térmica. Blake había tomado una cuerda con un gancho en
su extremo, así como algún equipo de alpinismo. Su mochila llevaba varias estacas,
pistolas de pequeño calibre y municiones suficientes para acabar con la mitad de un
ejército. No dejaría nada al azar.

—Sabéis lo que hay que hacer —Dijo, y le dio la espalda a sus compañeros.

— ¿Estás seguro de que quieres hacer esto solo? —Preguntó John.

Blake miró sobre su hombro.

—Tengo que hacerlo. Si entramos pegando tiros, tendrán el tiempo suficiente


para matar a Lilo y a Hannah. Esperen mi mensaje de texto.

Sin esperar la respuesta de John, Blake giró en la siguiente calle y caminó


alrededor de la manzana hasta llegar a la calle de atrás del almacén en el que
Norwood y sus secuaces estaban escondidos. Sabía que no tenía mucho tiempo. En
menos de una hora, el sol se levantaría, y cualquier intento de rescate tendría que
retrasarse.

Era fácil encontrar el edificio que estaba directamente detrás del almacén. Era
un proveedor de productos de fontanería, y el edificio tenía dos pisos de altura,
mientras que el almacén tenía tres niveles.

Blake evaluó el edificio por ambos lados. No había salida de incendios.


Tendría que hacerlo de la manera más difícil. Blake sacó la cuerda fuera de su
hombro y se preparó. Afortunadamente, esa había sido una de las muchas cosas que
le habían enseñado durante su entrenamiento en Scanguards hace muchos años:
como lanzar una cuerda a un techo, y enganchar el gancho en la repisa para que él
pudiera subir.

294
No era tan fácil como se veía en todas esas películas de ladrones, pero en su
segundo intento consiguió que el gancho de cuatro puntas se enganchara. Tiró de la
cuerda para asegurarse que se mantendría y escaló. Su fuerza de vampiro hizo que la
subida fuera fácil. Una vez en el techo, desenganchó la cuerda y cruzó la superficie
plana hasta llegar al borde. No había ventanas en este lado del edificio de ladrillo
rojo, pero había un espacio de dos metros. Fácil de saltar, si los edificios fueran de la
misma altura, pero ni siquiera él podría saltar los tres o cuatro y medio metros que
había hasta el techo del almacén.

Se aseguró que la cuerda estuviera enrollada adecuadamente, antes de que él


la oscilara de nuevo, apuntando con el gancho a la cornisa del techo del almacén
como si la estuviera lanzando un lazo a un becerro. Esta vez lo logró al primer
intento. De nuevo, tiró de la cuerda para asegurarse de que no se aflojara.

Luego envolvió una parte de la cuerda de su mano derecha y la sujetó un poco


más arriba con la izquierda, y retrocedió unos cuantos metros. Corrió y saltó hacia
la pared de ladrillo rojo para golpearla con los pies primero. Cuando la planta de sus
pies tocó la pared, dobló las rodillas, absorbiendo el impacto y estabilizándose a sí
mismo.

Respiró y escuchó. ¿Habría oído alguien el golpe en la pared? Esperó unos


segundos más, pero no oyó nada en respuesta, así que subió por la cuerda hasta llegar
al techo. Ni siquiera tomó un segundo de descanso, enrolló la cuerda y cruzó el techo,
teniendo cuidado para no pisar demasiado fuerte por temor a que los ocupantes lo
oyeran.

Cuando llegó a la cornisa, inhaló profundamente, dejando que el olor


penetrara en su cuerpo. Lilo estaba situada por debajo de él. Se tiró en el suelo y
avanzó, mirando hacia abajo. Había varias ventanas a lo largo de esa pared, unos
dos o dos metros y medio por debajo de él. Se deslizó hacia atrás y se levantó.
Alcanzando su mochila para recuperar sus gafas de imagen térmica. Se las puso.
Luego ancló la cuerda a una vieja chimenea a unos cuantos metros de distancia.

Blake ató la cuerda alrededor de su cintura, dándose la suficiente para alcanzar la


ventana, y luego comenzó a bajarse sobre el borde. Agarró la cuerda con fuerza y
soltó más y más, hasta que sus pies tocaron la repisa de la ventana. Miró a través de

295
ella, pero estaba pintada de negro. Afortunadamente, eso no era un obstáculo para
sus gafas.

Dentro de la habitación vio dos cuerpos, aunque no podía decir si eran


vampiros o humanos, porque la firma de calor de cualquiera de las dos especies era
la misma. Sin embargo, el olor de Lilo era muy fuerte allí. Se filtraba por la ventana.
Blake hizo una rápida evaluación de la ventana y su mecanismo. Estaba trabada en
el medio, proyectada para ser abierta por la parte superior e inclinada hacia adentro,
en lugar de abrirla por un lado. Un poco incómodo para entrar a través de esos
espacios, pero no totalmente imposible. Tendría que preocuparse de eso después de
que él consiguiera abrirla.

Blake buscó un cuchillo en uno de sus muchos bolsillos y lo apalancó en el


hueco entre el marco de la ventana y el dintel, deslizándolo hacia el pestillo central.
Cuando sintió la cerradura, sacudió el cuchillo hasta oír el chasquido. Mantuvo el
cuchillo allí. Comprobando que su cuerda se mantenía, se soltó de ella con una mano
y luego se acercó a la ventana, empujándola hacia adentro lentamente y en silencio,
hasta que se hubo inclinado en un ángulo de cuarenta y cinco grados sobre sus
bisagras inferiores.

Se quitó las gafas y las enganchó de su cinturón. La habitación estaba a


oscuras, pero incluso sin su visión nocturna habría sabido quién estaba dentro: la
fragancia de Lilo era más fuerte aquí.

—Lilo —Susurró.

Oyó a alguien moverse, y luego vio a Hannah y a ella aparecer en su campo


de visión, mirando hacia la ventana.

— ¡Blake! —Dijo Lilo.

—Shhh —Le advirtió, y se puso un dedo en los labios y les hizo señas a Lilo
y a Hannah para que se acercaran. Se quitó la mochila y la pasó a través de la
abertura, antes de dejarla caer en las manos de Lilo que estaba esperándola.

Comprobando la abertura de la ventana una vez más, se sujetó al marco y se balanceó


en la repisa, soltando la cuerda. Una vez que estuvo sin la seguridad de la cuerda,
alcanzó el interior de la habitación, agarrando el marco de metal de la ventana que

296
estaba anclado a la pared interior. Levantó las rodillas y pasó las piernas por la
abertura, catapultando el cuerpo hacia el centro de la sala, donde aterrizó. El impacto
fue duro, pero rodó de forma instantánea.

Inmediatamente, escuchó para ver si había sonidos del interior del almacén,
pero nadie parecía haberlo escuchado.

Lilo y Hannah corrieron hacia él. Lilo envolvió sus brazos alrededor de él, y
él la presionó contra él durante un breve instante.

—Estás viva —Presionó un beso en sus cabellos, luego alcanzó a Hannah


agarrando su hombro y apretando—. No tenemos mucho tiempo —Murmuró.

Lilo levantó sus ojos a la ventana.

— ¿Cómo vamos a llegar allí arriba?

—No lo haremos —Le dijo. Le arrebató la mochila y la abrió. Sacó dos


pistolas y le entregó una a cada una—. ¿Habéis disparado con una pistola antes?

Lilo asintió con la cabeza. Había asistido a la academia de policía de escritores


varias veces para ayudarla a escribir de forma realista la ficción del crimen.

Hannah sacudió la cabeza, así que rápidamente le mostró cómo manejar la


pistola.

Satisfecho, Blake cogió de nuevo la mochila y sacó una pesada cadena de


plata. Incluso a través del espeso guante de cuero de doble capa podía sentir la plata,
aunque no le quemaba. La dejó en el suelo y sacó su móvil, enviando un mensaje de
texto que ya tenía pre-escrito a John, y colgó el móvil.

Luego miró a Lilo y a Hannah.

—Escucharme atentamente. En pocos minutos, Norwood y su gente entrarán


aquí e intentarán utilizaros como escudos. Quiero que vayáis a ese rincón de la
habitación —Señaló una esquina, una, que una vez se abriera la puerta, estaría en un
punto ciego de la persona que entrara—. Tener las pistolas preparadas. Sólo disparar
si uno de ellos llega a vosotras y yo no puedo acabar con él. ¿Entendéis?

297
Ambas asintieron. Luego tomó la cadena del suelo y se dirigió a la puerta.
Junto a ella, veía vigas de acero que recorrían la pared. Perfecto.

Subió hasta mitad de la pared, con la cadena en las manos, listo para atacar.

De repente, su oído vampiro recogió los sonidos de conmoción desde abajo.


Scanguards acababa de patear la puerta. Norwood y sus hombres eran finalmente
conscientes de que les estaban atacando.

Momentos después, oyó pasos que se acercaban, luego una llave giró en la
cerradura y la puerta se abrió. Un vampiro entró corriendo.

Blake saltó, rodeando la cadena de plata alrededor del cuello del individuo
hostil en su descenso. El vampiro lanzó un grito ahogado, lo suficientemente alto
para alertar a sus socios, y trató de apalancar la cadena fuera de su cuello. Pero Blake
ya la había atado, y la había envuelto una segunda vuelta alrededor del cuello del
imbécil, antes de darle una patada en la espalda y empujarlo al suelo y acariciarlo
con la cadena de plata. El vampiro luchó, pateando y gritando. Volvió su cabeza para
enseñar sus colmillos, dándole así a Blake una visión de su cara. No era Norwood,
sino uno de sus socios. Ronny había podido dar a Scanguards la mayoría de los
nombres de los hombres de Norwood, y varios de ellos habían estado en la base de
datos. El vampiro que actualmente estaba en el suelo era uno de ellos.

Blake oyó el alboroto abajo. Gritos. Gruñidos. Disparos fuertes. Sus


compañeros trabajaban duro. Echó un vistazo a Lilo y a Hannah. Ambas habían
salido de la esquina.

—Quedaros ahí —Ordenó a las mujeres e hizo un gesto al vampiro que estaba
en el suelo—. Él no puede liberarse.

Los ojos de Lilo se abrieron de repente y ella levantó su arma, apuntándola


en dirección de Blake.

— ¡Nooooo! —Gritó y apretó el gatillo.

Blake se lanzó al suelo y rodó, saltando un segundo después, pero Lilo seguía
disparando, no hacia el lugar dónde él estaba ahora, sino donde había estado. Blake
miró por encima de su hombro.

298
— ¡Oh, mierda!

Lilo estaba vaciando su cargador en un vampiro que había caído al suelo, con
una estaca en su mano. Norwood. La sangre estaba saliendo de él por múltiples
heridas. Finalmente un disparo le alcanzó en la cabeza, y en segundos, Norwood se
había desintegrado en polvo, la bala de plata en su cerebro lo había comido vivo.

Blake se levantó de un salto y corrió hacia Lilo, quitándole el arma vacía de


sus temblorosas manos y tirando de ella en un abrazo. Le había salvado la vida por
segunda vez.

Pero no tuvo tiempo para darle las gracias, porque otro sonido que provenía
de la puerta le hizo darse la vuelta, empujando a Lilo detrás de él y arrancando el
arma de las manos de Hannah, apuntó al vampiro que entraba.

—Para el carro —Dijo John.

Blake soltó un suspiro y bajó el arma.

—Tenemos a cuatro. ¿Y tú?

Blake señaló al vampiro, que lloriqueaba con dolor.

—Dos. Este y Norwood —Inclinó la cabeza hacia donde el polvo se había


asentado.

—Entonces los tenemos a todos.

— ¿Hay alguien herido? —Preguntó Blake.

John sonrió y sacudió la cabeza.

—Esos aficionados no eran rivales para nosotros. Una perita en dulce17.

Blake se volvió hacia Lilo y Hannah.

—Se acabó. Vámonos a casa.

17
Una perita en dulce: Expresión que significa algo fácil.

299
Lilo voló a sus brazos, y él los abrió más para tirar de Hannah también en el
abrazo.

—No sé cómo agradecértelo —Murmuró Hannah.

—No me lo agradezcas. Agradéceselo a Lilo. Ella hizo todo el trabajo duro.

Lilo levantó la cabeza de su pecho.

—Yo estaba asustada.

—Pero lo hiciste de todos modos. Eso es lo que significa ser valiente.

Y nunca había conocido a una mujer más valiente que Lilo.

300
Capítulo Cuarenta y Uno

Blake lanzó una mirada por encima de su hombro para echar un vistazo a
donde Lilo estaba hablando con Hannah y Delilah. La casa de Samson estaba llena
hasta los topes con los empleados de Scanguards y sus familias, todos celebrando el
éxito del rescate de Lilo y de Hannah, y la eliminación de la gente de Norwood.

— ¿Y me enviaron a patrullar mientras todo esto sucedía? —Grayson gruñó


cuando John terminó de contar los acontecimientos.

Blake se giró a su protegido, aunque teniendo en cuenta la edad de Grayson,


él realmente debería renunciar a sus deberes cuando se refería al exaltado segundo
hijo de Samson.

—Querías tu propia patrulla. La tienes.

—Sí, una patrulla donde no pasó nada. Dime la verdad: mi padre te ordenó
que me asignaras al barrio más seguro, ¿verdad?

Blake alzó las manos.

—Yo no tuve nada que ver con tu asignación —Y no iba a tirar a Samson o a
Quinn, que programaban las patrullas, bajo los pies de los caballos.

Grayson resopló.

—Eres una gran ayuda —Se volvió y se marchó lejos.

Blake intercambió una mirada con John, quien simplemente se encogió de


hombros.

—Todavía tiene mucho que aprender.

—Está loco si piensa que yo le permitiría unirse a una misión para salvar a mi
m… uh, la vida de Lilo.

John asintió con la cabeza, la sonrisa de su rostro de repente desapareciendo.

—Tuviste suerte esta vez. No todo el mundo tiene ese tipo de suerte.

301
Blake bajó la cabeza, asintiendo.

—Lo sé. Ojalá tú hubieras tenido mejor suerte —No tenía que preguntar si
John todavía pensaba en su compañera de sangre todos los días.

—Discúlpame. Debería hablar con Amaury —Dijo John, en un claro intento


de escapar de la conversación.

Blake no lo detuvo. Si él perdiera a la mujer que amaba, tampoco querría


hablar de ello. La única razón por la que Blake conocía la pérdida de John, fue porque
Cain había informado al equipo directivo de Scanguards sobre la tragedia en el
momento de la transferencia de John hace cuatro años.

De repente, de pie en medio de la multitud, Blake se volvió y buscó a Lilo.

Pero antes de encontrarla, Wesley y Samson se acercaron a él. Samson le hizo


un gesto con la cabeza, luego sacudió un pulgar hacia Wes.

—Wes dice que tú lo apoyas en esa absurda idea de ir tras esos Stealth
Guardians, de los que realmente no sabemos nada.

Blake asintió con la cabeza. Había hecho un trato con Wes y mantendría su
parte.

—Si alguien puede encontrarlos y posiblemente forjar una alianza con ellos,
entonces ese es Wes. Tengo confianza en él. Tenemos que hacerlo.

Samson miró del uno al otro, e hizo una mueca.

—Así que vosotros habéis decidido tirar en la misma dirección esta vez.
Bueno, entonces, supongo que no tengo otra opción —Se dirigió a Wesley
directamente—. Quiero que tomes todas las precauciones posibles cuando lo
intentes. No queremos perderte.

Wes sonrió triunfante.

—No lo harás. No puedo esperar a decírselo a Haven.

— ¿Decirme qué? —La profunda voz de Haven llegó desde un lado.

302
Mientras Wes arrastraba a su hermano a otro rincón de la habitación, Samson
se acercó.

—Estoy muy orgulloso de ti —Lo elogió Samson—. La amenaza está


contenida, y estamos a salvo de nuevo.

—Por ahora —Admitió Blake—. ¿Qué haremos con Ronny?

—Una decisión difícil. Los dos miembros sobrevivientes de la pandilla de


Norwood están de camino a las instalaciones de Grass Valley, y no saldrán durante
muchos años. Luther se asegurará de ello.

Luther, estaba unido a Katie, la hermana de Wesley, y una vez había sido
recluso en esa misma institución. Después de haber sido puesto en libertad, había
vuelto a entrar en la cárcel para seguir una pista sobre un secuestro, y el Consejo
había decidido contratarlo para mejorar la seguridad de las prisiones. Ahora dividía
su tiempo entre la penitenciaría y Scanguards.

—Pero Ronny es un caso diferente —Continuó Samson—. No he decidido


todavía qué hacer con él. Mostró remordimiento y nos ayudó al final. Sin embargo,
también sabe la fórmula de la droga y cómo producirla. Lo mismo podría suceder de
nuevo.

—Es una decisión difícil. Afortunadamente, no soy yo el que tiene que


tomarla —Respondió Blake.

—Sí, las ventajas de ser jefe.

—No querría estar en tus zapatos —Blake se detuvo, haciendo un gesto en


dirección a Hannah, quien estaba hablando con Roxanne—. O en los de Hannah.
Ella visitó a Ronny en la cárcel anoche.

— ¿Se va a reconciliar con él?

—No le pregunté.

Samson asintió.

—Bueno, incluso si lo hace, no influirá en mi decisión. Fuera la que fuera al


final. Tenemos que pensar en bien común. Esa es nuestra misión.

303
—Sí, mucha gente confía en nosotros.

—No los decepcionaremos —Dijo Samson, sonrió, antes de darse la vuelta e


irse.

Por último, estaba libre para unirse a Lilo de nuevo. Apenas la había visto
desde que habían llegado a la fiesta dos horas antes. Cuando finalmente la vio, estaba
siendo acorralada por Nicholas y Adam, ambos hablando emocionadamente. Zane
y Portia, que habían regresado de Nueva Orleans ese mismo día, los observaban con
sonrisas en sus caras.

Blake caminó hacia Lilo y deslizó su brazo alrededor de su cintura desde atrás,
inclinándose para acercar su cabeza junto a la suya.

— ¿Están molestándote estos matones?

Ella volvió su cabeza hacia él, sonriendo.

—Sólo están…

— ¡Mira lo que nos dio Lilo! —Interrumpió Adam, su voz llena de asombro.
Levantó un libro que Blake reconoció. Era una novela del cazarrecompensas Morgan
West.

— ¿Y qué? —Se encogió de hombros, sorprendido de que Adam pudiera


excitarse tanto por un libro—. Quiero decir, que lo he leído. Es genial, pero no me
había dado cuenta que te gustaban los libros. Si lo hubiera sabido…

— ¡Pero Lilo lo autografió! —Adam abrió la tapa dura de la portada y la


señaló—. ¡Mira! Para Adam y Nicholas, con mucho amor, Maxim Holt.

Blake miró la página. ¿Por qué Lilo autografiaría un libro de Maxim Holt? La
volvió en sus brazos.

— ¿Tú eres Maxim Holt?

Ella se rio, un brillo en sus ojos.

— ¿Por qué no me lo dijiste?

—Todos tenemos nuestros secretos.

304
—Touché —Blake negó con la cabeza—. Y yo que me sentía mal por elogiar
la escritura de Maxim Holt delante de ti. Debes haberte reído a lo grande a mis
espaldas.

—Estoy segura de que lo superarás.

Detrás de ellos Nicholas interrumpió.

— ¿Cuándo escribirás el siguiente?

Se volvió para mirar al adolescente.

—Tan pronto como pueda volver a trabajar.

Las palabras se hundieron en él. Lilo tenía responsabilidades, una próspera


carrera, fervientes admiradores. Y quería volver a trabajar. ¿Significaba eso que
quería regresar a Nebraska? ¿O él sería capaz de convencerla para que se quedara?
Todavía no había nada decidido. Y a pesar de la química entre ellos dentro y fuera
de la cama, Lilo no había dicho ni una sola vez lo que él necesitaba oír. Él le había
confesado su amor horas antes de que ella fuera secuestrada, pero ella no había hecho
lo mismo.

¿No estaba dispuesta?

305
Capítulo Cuarenta y Dos

Lilo apagó la luz del cuarto de baño y entró en la habitación de Blake, vestida
sólo con un pequeño y fino camisón. Sus ojos cayeron sobre la cama donde Blake ya
la esperaba, sentado en el medio, con la cabeza y los hombros apoyados en el
cabecero de la cama. Tenía el pecho desnudo, y sabía que tampoco llevaba nada por
debajo de las sábanas. No lo había hecho nunca en los pocos días que habían pasado
juntos después de que ella y Hannah fueran rescatadas. Cada día con Blake parecía
mejor que el anterior. Pero también sabía que ni ella ni Blake habían planteado el
tema de lo que pasaría a partir de ahora. Como si ambos tuvieran miedo de hablar
por temor a destruir lo que tenían. Ciertamente era el caso de ella.

Lentamente su mirada vagó hasta su rostro. Sus ojos eran como brasas, ya
brillaban dorados en el borde, el vampiro dentro de él despertando. Podía decir
ahora, cuando estaba cerca de mostrar su lado sobrenatural, porque ella le había visto
hacer el cambio muchas veces. Hace una semana había estado asustada por ello, pero
ahora lo acogía, no, estaba hambrienta de ello. Y, al igual que ansiaba sus besos,
anhelaba sus mordiscos. Comprendía la atracción ahora, porque lo sentía
físicamente. Sintió el poder que tenía sobre ella, un poder que podría desencadenar
con una simple mirada ardiente, un toque casual o un silencioso susurro. Ese tipo de
poder la habría asustado no hace demasiado tiempo, pero ya no, porque sabía que
ella ejercía el mismo poder sobre él.

Su amante vampiro cumplía todos sus deseos antes de que ella fuera capaz de
pronunciarlos. Cada vez que hacían el amor, sentía su deseo por ella. Pero había una
cosa que no había dicho desde la noche que la habían secuestrado. Él no había vuelto
a decir las palabras que había pronunciado tan libremente antes de haberle hecho el
amor en su oficina. ¿Se arrepentía de haberle confesado que estaba enamorado de
ella? ¿Había sido sólo un sentimiento temporal del que se dio cuenta que no era amor,
después de todo, sino lujuria?

— ¿No vienes a la cama?

306
Su voz seductora la sacó de sus pensamientos, y se acercó. Levantó el
edredón, revelando una pierna desnuda, y se deslizó bajo las mantas a su lado.
Inmediatamente, él tiró de ella a su regazo, colocándola de lado.

— ¿Algo anda mal? —Le preguntó él, pasando sus dedos a lo largo de su
mejilla, antes de deslizarlos en su cabello.

Ella forzó una sonrisa.

—No. Es sólo que me he quedado en tu casa durante una semana, y tal vez
sea hora… —Vaciló, sin saber realmente cómo plantear el tema.

Blake asintió con la cabeza.

—Sí, supongo que es el momento —Le dio un beso en los labios—. Momento
para hablar.

Su corazón latía erráticamente, pero necesitaba decir lo que pensaba.

—La noche que me capturaron, dijiste que me amabas. Pero no lo has dicho
desde entonces.

Él buscó en sus ojos.

— ¿Quieres que lo repita?

Lilo dejó caer sus párpados. No había esperado la pregunta.

Blake puso sus dedos bajo su barbilla para hacer que lo mirara a los ojos.

—Tú no lo dijiste. Por lo que pensé que necesitaba darte más tiempo para
dejar que todo se hundiera en ti. Eres humana. Necesitas más tiempo que yo: las
emociones de un vampiro se amplifican. Cuando se enamoran, puede suceder tan
rápidamente que a veces asustan a los humanos que les interesan —Suspiró. —
Cuando pusiste en manifiesto en la fiesta que eras Maxim Holt, me di cuenta de algo:
tienes toda una vida lejos de todo esto. Me di cuenta de que no tengo ningún derecho
a apartarte de tu antigua vida. Yo no quería presionarte, por eso no me he declarado
de nuevo. Todo lo que podía hacer era esperar que te enamoraras de mí con el
tiempo.

307
Su corazón saltó.

—Eso significa…

— ¿Qué te amo? —Sonrió—. Más de lo que pensé que jamás sería capaz de
amar a nadie. Me asustó al principio, pero luego me di cuenta de que mi corazón
estaría a salvo contigo. Y cuando te secuestraron, sabía que no podría sobrevivir si te
perdía. Lo que siento es real, y no va a desaparecer.

Ella suspiro de alivio.

— ¡Oh, Blake! —Echó sus brazos alrededor de él y enterró su cara en el hueco


de su cuello.

—Quizás ahora sería un buen momento para que tú me digas que me amas,
también —Le dijo al oído.

Lilo alzó la cabeza y lo miró.

—Te amo, Blake.

El frotó su pulgar bajo su ojo.

—No hay necesidad de llorar por eso, nena. Estoy seguro de que podrías
haberlo hecho peor que yo. No soy tan mala presa —Ella rio entre las lágrimas—.
Lilo, hay algo más —Ella se sacudió un poco, retrocediendo—. No parezcas tan
asustada. Es algo bueno. O al menos espero que tú pienses que es bueno.

Él se volvió hacia la mesilla de noche, abrió el cajón y alcanzó en su interior.


Cuando su mano emergió, sostenía una pequeña cajita de terciopelo negro.

¿Esto era un sueño? Ella jadeó.

—Espera —Advirtió él, riéndose entre dientes—. Tienes que dejarme hacerlo
primero —Abrió la caja, revelando un solitario con una hermosa piedra redonda en
su centro—. Llamé a cada joyero de California para encontrar un diamante del color
de tus ojos. Finalmente encontré uno, peor ni siquiera este diamante azul es tan
brillante como tus ojos azul aciano cuando me miran. Quiero que siempre me mires
así.

308
Ella cambió su mirada fuera del anillo y se encontró con sus ojos.

—Blake, no sé qué decir.

—Di sí a convertirte en mi esposa.

—Sí —Ella se ahogó, mientras las lágrimas fluían por sus mejillas.

Blake sacó el anillo de la caja y lo deslizó en su dedo, tirando la caja a un lado.


Entonces la atrajo hacia él y capturó sus labios en un beso tierno, pero demasiado
breve. Apoyando su frente contra la de ella, dijo:

—Aún no he terminado. Hay otra pregunta qué debo hacerte.

Su mente volvió de inmediato a la conversación que había tenido con Delilah


y Nina. Sabía lo que había en la mente de Blake.

—La respuesta a esa pregunta es, sí.

Él movió la cabeza hacia atrás, mirándola.

— ¿Cómo puedes saber lo que quería preguntarte?

Ella sonrió y pasó sus dedos a través del cabello de él.

—Cada vez que hundes tus colmillos en mí, lo siento. Además tus amigas me
contaron lo suficiente como para saber que un vampiro que pide a una mujer que se
case con él, realmente anhela.

— ¿Y eso no te asusta?

—Me encantan tus mordiscos.

—Pero el vínculo es más que un mordisco. También beberás mi sangre. Y


luego está el enlace telepático.

— ¿Un vínculo telepático? —Ni Delilah ni Nina habían mencionado nada al


respecto.

—Sí, una manera para que la pareja vinculada se comunique sin hablar.

Ella sonrió.

309
— ¿No se comunican todas las parejas enamoradas sin palabras?

Él se rio entre dientes.

—Oh, estoy seguro de que algunos de ellos lo hacen. Pero esto es diferente.
Es como escuchar los pensamientos de la otra persona. No podrías esconder mucho
de mí. Ni yo de ti. No tendríamos ningún secreto el uno con el otro.

Lilo se inclinó hacia él.

—Me gusta eso.

—Un vínculo es para siempre. Sólo la muerte lo cortará.

Ella besó un sendero a lo largo de su mandíbula hasta su oreja, luego bajó por
su cuello.

—Siempre suena bien.

—Yo no sería capaz de tolerar la sangre embotellada por más tiempo.


Tendrías que dejarme alimentarme todos los días.

Ella se movió al otro lado de su cuello, plantando besos a lo largo de sus venas
pulsantes.

—Sólo si me haces el amor todos los días.

Un gemido rodó de los labios de él.

—No tengo ningún problema con eso. Pero debemos asegurarnos que tomas
la píldora por un tiempo.

Ella levantó la cabeza y lo miró.

— ¿Por qué?

—Ya no seré estéril después de que completes tu primer ciclo menstrual


después de la unión. Y tanto como me gustaría sentir tu vientre crecer con mi hijo,
te quiero para mí durante un tiempo.

Sus palabras hicieron que su corazón se expandiera aún más.

310
—Serías un maravilloso padre.

Él se rio, y de repente se encontró a sí misma sobre su espalda con Blake


cerniéndose sobre ella.

—Voy a hacer un mejor esposo y amante. ¿Qué tal si empiezo ahora mismo?

—Estoy a favor de ello —Ella alcanzó hacia abajo entre sus piernas—. Y al
parecer tú también.

Él tiró de su camisón, empujándolo más arriba.

—Ahora: puedo romper esta cosa endeble a jirones, y comprarte una nueva,
o podrías levantar tus brazos y sacarla. ¿Qué va a ser, nena?

Ella se estremeció al pensar en su primera sugerencia y se encontró con su


mirada, sus labios se separaron.

*****

Blake se estremeció cuando miró el rostro de Lilo, dándose cuenta de lo que


ella había elegido. El calor se extendió por su cuerpo y disparó a su polla totalmente
erecta.

—Eres una chica traviesa, pero, ¿quién soy yo para negarte nada? —Deseó
que los dedos de su mano derecha se convirtieran en garras—. ¿Así que lo quieres
salvaje?

Su pecho se movía fuertemente, y sus pezones duros se apretaban contra la


delgada tela. Ella se lamió los labios, haciéndole gemir en respuesta.

—Te quiero, al hombre y al vampiro —Dijo, arqueándose hacia él.

En respuesta, cortó su camisón, separándolo de su cuerpo, mientras que


dejaba que la parte de atrás de sus garras se deslizaran contra su lisa piel. Cuando
ella se estremeció, la satisfacción lo llenó. Lilo sería la perfecta compañera.

311
—Te amo, Lilo —Murmuró contra sus labios, y condujo su polla en su
acogedor coño, antes de que tomara sus labios y la besara.

Igual que en los días y noches anteriores que había pasado con ella, encontró
su ritmo y ángulo perfecto para darle a Lilo el placer que anhelaba. Con cada empuje
de su erección su hueso pélvico se frotaba contra su clítoris, provocando gemidos y
suspiros de los labios de Lilo. Gemidos que ahora capturaba con su boca.

Ver lo que podía darle lo llenaba de orgullo, y ese sentimiento hacía que su
pene se hinchara aún más y sus pelotas empezaran a arder con la necesidad de
liberarse. Pero hoy sería diferente de las otras veces que habían hecho el amor. Hoy
era el día en que se unirían y serían uno.

Respirando con fuerza, soltó sus labios y la miró. Nunca obtendría lo


suficiente de lo que veía: una mujer al borde del éxtasis. Cuando sus ojos se
encontraron con los suyos, él le sonrió y frenó sus golpes.

—Es la hora —Le murmuró, y ella asintió con la cabeza.

Volvió a dejar que sus dedos se convirtieran en garras. Uno de ellos cortó en
su propio hombro. La sangre goteaba de él.

—Bebe de mí, Lilo —Exigió y se bajó para llevar su hombro a sus labios.

Cuando sus labios tocaron su piel y su lengua lamió la sangre, se estremeció.


Sus caderas comenzaron a bombear, conduciendo su polla con fuerza contra ella.

— ¡Más! —Gritó él.

Ella puso su boca sobre la incisión y aspiró.

— ¡Oh, Dios, sí! —Esto era lo que él había estado anhelando desde que la
había conocido: que ella bebiera su sangre y lo tomara en ella, aceptándolo
completamente.

Empujando en un ritmo constante ahora, bajó la cara a su cuello. Sus


colmillos ya estaban extendidos, y cuando él los frotó contra su piel, una sacudida lo
atravesó. Perforó su piel un segundo más tarde y condujo sus caninos afilados en la
carne de Lilo.

312
Blake aspiró de la vena regordeta y dejó que la rica sangre le corriera por la
garganta.

Todo sería diferente de ahora en adelante. Ella era suya, y él era suyo.

Él sentía lo que ella sentía ahora. Sentía el acercamiento de su orgasmo como


una ola a punto de coronar. Soltó su control y se entregó a ella, culminando con ella.
Mientras bombeaba su semilla en ella, continuó bebiendo de ella.

Él le envió sus pensamientos. Soy tuyo, Lilo, para siempre tuyo.

Ahora lo oiría en su cabeza ahora. Como si él estuviera allí con ella, porque
lo estaba. Al igual que él podía sentirla ahora, ella podía sentirle a él.

¡Blake!

Oyó su nombre resonar en su cabeza.

¿Qué me está sucediendo?

No tengas miedo, nena.

Ella se aferró a él, sus labios todavía en su hombro, bebiendo de él.

Ya no tengo miedo. Estoy contigo ahora.

Te mantendré a salvo, para siempre, le prometió.

313
Epílogo

Wesley caminó por el bosque hasta llegar a la vieja cabaña que había asaltado
Scanguards sólo una semana antes. Cuando la vio aparecer en la oscuridad, pudo
sentir que su hechizo de bloqueo todavía estaba en su lugar. Nadie había entrado en
la casa, ni siquiera un animal.

Dejó la mochila en el suelo, quitando el acelerador que había traído con una
caja de cerillas. No se necesitaría mucho para destruir la casa y todas las evidencias
de la fabricación de drogas ilegales que habían salido de allí.

Abrió la puerta y entro. Un olor rancio le dio la bienvenida. Se hizo más fuerte
cuando llegó a la cocina. Aquí sería donde encendería el fuego. Miró a su alrededor
y recogió unos pocos periódicos viejos, una tabla de cortar de madera, unos pocos
libros, y lo amontonó todo en la mesa de cocina. Derramó el acelerador lentamente
a lo largo del montón y tiró el envase vacío en el suelo. Sacó una cerilla de la caja y
la golpeó. Una pequeña llama se encendió.

— ¡Por fin! —Murmuró para sí mismo y tiró el fósforo sobre la pila.

La llama se disparó al instante, pero no esperó para ver como ardía. Se dio la
vuelta y salió de la cabaña. Fuera, agarró su mochila, recogió los cristales que había
dejado en su visita anterior, y se alzó la mochila por encima de su hombro.

Esperó unos minutos más hasta que las llamas crecieron y engulleron la casa,
rompiendo las ventanas y empujando a través de las viejas tejas del techo. Sólo ahora
ejerció control sobre el fuego y ordenó que permaneciera encerrado en la casa.

Canturreó un hechizo y esperó a que el fuego reaccionara. Y justo como él lo


había ordenado, el fuego consumió sólo la casa y no saltó a los árboles circundantes.
No habría un incendio forestal.

Exhaló, satisfecho. La droga del Höllenkrauf fue destruida. Sólo podía esperar
que nadie nunca intentara jugar con la peligrosa hierba de nuevo.

314
Dando la espalda a las brasas que quedaban de la vieja cabaña, se dirigió hacia
la dirección en la que había seguido al desconocido una semana antes. Gracias a las
notas que había encontrado en uno de los libros de Francine, estaba casi seguro al
cien por cien que había perseguido a un Guardián Invisible, una criatura sobrenatural
que no sólo podía hacerse invisible, lo que explicaría porque no había sido capaz de
verlo durante la persecución, sino que también atravesaban objetos sólidos como
paredes y puertas. Si la investigación de Francine debía ser creía, los Guardianes
Invisibles eran una raza benevolente que había hecho su misión el proteger a los
humanos. Al igual que Scanguards. Lo cual era motivo suficiente para establecer
contacto con ellos y ver si podían ayudarse mutuamente.

¿Quién habría pensado que un día estaría agradecido a Francine, la bruja que
casi lo había matado a él y a sus hermanos hace más de dos décadas? Después de la
bien merecida muerte de Francine, él había tenido la previsión de apropiarse de
cualquiera de sus posesiones relacionadas con la brujería. Los libros y herramientas
de Francine se habían convertido en la base de su búsqueda para recuperar sus
podres. Una búsqueda que había ganado. Aunque nunca podría perdonar de verdad
a Francine, pudo apreciar su investigación y su dedicación a su oficio.

No pasó mucho tiempo hasta que llegó a la cabaña en la que el extraño había
desaparecido. Todo estaba en silencio. Sin embargo, entró con cautela. El interior
estaba vacío. Wes sacó una linterna de su bolsillo y apuntó a la roca de piedra. Al
principio, no pudo ver la daga tallada en la piedra, pero cuando movió la luz, la
reconoció. No se lo había imaginado.

Según el libro de Francine, el portal, que funcionaba como una especie de


transportador, se abría sólo al toque de un Guardián Invisible. Sin embargo, Wesley
había experimentado con una variedad de hechizos que podían desbloquear todo tipo
de cerraduras, y él sabía exactamente lo que esta cerradura en particular necesitaba.

Él mismo tenía que convertirse en la llave. Era la única forma de entrar. Pero
estaba preparado.

Cantando suavemente, Wes empezó a ponerse en trance, mientras se


concentraba en la cara del extraño que se había grabado en su mente. Sintió sus

315
músculos faciales moverse, estirarse y cambiar su piel, sus manos se curvaban y
estiraban, su respiración cambiando.

—Yo soy tú —Continuó su mantra—Yo soy tú. Yo soy tú.

Suavemente colocó su palma sobre la talla. Bajo ella, sentía calor. Cada
segundo se ponía más caliente, pero no se atrevía a abrir los ojos, no se atrevía a
distraerse. Sólo pensó en el extraño y en que era como él.

Repentinamente, algo cambió en su mano, y un segundo más tarde, no sintió


nada. Abrió los ojos. La roca había desaparecido.

Sin perder un momento, entró en el portal que se había abierto ante él y miró
en busca de botones o señales, algo que pudiera decirle cómo hacer funcionar el
portal y cerrar la abertura.

Pero no había nada. Las paredes del interior del portal eran lisas, sin muescas.

¿Cómo diablos iba a llegar a cualquier lugar ahora? Era como esa vez que
había viajado con algunos de sus compañeros universitarios, y se había quedado sin
dinero, y quedado varado. ¿Dónde había estado? Sí, en algún lugar de la costa este.

De repente, la roca se movió y se cerró la abertura. Fue arrojado al aire,


flotando, perdiendo el equilibrio.

— ¡Oh, mierda!

Pero ya era demasiado tarde ahora. El portal estaba en funcionamiento.

Sólo podía esperar no terminar en el infierno.

*****

Si quieres conocer la aventura de Wesley, no te pierdas la Serie Guardianes


Invisibles 02 - Señor Desencadenado, donde Wesley entra en el mundo de los
Guardianes Invisibles.

316

También podría gustarte