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Elaborado por: Merly S. Zabaleta.

PORTE DE ARMAS EN COLOMBIA


“Prohibición porte de armas como mecanismo de reducción índices de violencia
o limitación al derecho de seguridad personal”.

En Colombia actualmente la prohibición del porte de armas ha sido utilizado como


un mecanismo u herramienta para reducir los altos índices de violencia que desde
años atrás siguen persistentes. Los antecedentes propios de la figura de la
prohibición de armas se encuentran directamente relacionados con el ámbito de la
seguridad y una limitación a la libertad personal.

Como se entrara a demostrar con el análisis normativo que se le hace al porte de


armas y su actual reglamentación. El manejo que los medios de comunicación le
dan han tema puede desencadenar o no la aceptación de quienes pueden estar a
favor o en contra de la normatividad vigente. Aun existiendo reglamentación
referente al uso comercialización y porte de armas. Es innegable los altos índices
de violencia que vive sigue viviendo el país. puesto que la gran mayoría de casos
ha sido por utilizar armas de fuego.

ANTECEDENTES NORMATIVOS

Se entrara a analizar los cambios normativos que se tienen referente al tema del
porte de armas y la relación que puede existir o no con los índices de violencia.

En Colombia los años de 1858 a 1886 por vía constitucional se reconoce el


derecho individual al uso de armas y comercio privado frente a estas. La
constitución de 1863 reconoció la libertad de asociarse sin armas, pero
expresamente se definió que los ciudadanos tenían derecho a tener “armas y
municiones22 y a comerciar con ellas en tiempos de paz.

Para el año de 1886 es el estado quien tiene la posibilidad de utilizar las armas,
concesión de estas a los ciudadanos y las condiciones bajo las que pueden

Referencia
Recuperado de:
https://repository.unimilitar.edu.co/bitstream/handle/10654/15583/VeneraLoraEdisonRa
fael2016.pdf.pdf?sequence=1 el 15 de febrero de 2019.(Venera.2016)
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portarlas. Lo cual permite inferir que para la época era el estado quien tenia un
control absoluto.

En el artículo 48 de la Constitución Política de Colombia 1886 dispuso:

“ Sólo el gobierno puede introducir, fabricar y poseer armas y municiones de


guerra. Nadie podrá dentro del poblado llevar armas consigo, sin permiso
de la autoridad. Este permiso no podrá extenderse a los casos de
concurrencia a reuniones políticas, a elecciones, o a sesiones de
asambleas o corporaciones públicas, ya sea para actuar en ellas o para
presenciarlas”. (C.P. Art 48, 1886)

La Constitución Política de 1991 en su Artículo 223 :

“Sólo el gobierno puede introducir y fabricar armas, municiones de guerra y


explosivos. Nadie podrá poseerlos ni portarlos sin permiso de la autoridad
competente. Este permiso no podrá extenderse a los casos de concurrencia a
reuniones políticas, a elecciones, o a sesiones de corporaciones públicas o
asambleas, ya sea para actuar en ellas o para presenciarlas. Los miembros de los
organismos nacionales de seguridad y otros cuerpos oficiales armados, de
carácter permanente, creado o autorizado por la ley, podrán portar armas bajo el
control del gobierno, de conformidad con los principios y procedimientos que
aquella señale. (C.P. Art 223, 1991).

Desde la constitución de 1886 a la constitución de 1991 se crea la autonomía total


que tiene el estado para disponer de las armas y los procedimientos y
reglamentaciones que puede tener el porte de las mismas incluso para los
organismos de seguridad. Dejando a un lado a idea de seguridad personal que
pueden tener las personas al querer portar un arma. Por lo cual año tras año ha
tenido que se reglamentada la figura de porte de armas como lo son los siguientes
decretos:

En el Decreto Ley 2535 de 1993 en su Artículo 32, el cual hace referencia a quien
tiene la competencia referente a la tenencia y porte de armas. Y los lugares que
determine el Ministerio de Defensa Nacional, las siguientes autoridades militares:
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El Jefe del Departamento Control Comercio Armas, Municiones y Explosivos, los
Jefes de Estado Mayor de las unidades operativas menores o sus equivalentes en
la Armada Nacional o la Fuerza Aérea y los Ejecutivos y segundos comandantes
de unidades tácticas en el Ejército Nacional o sus equivalentes en la Armada
Nacional, o sus equivalentes en la Armada Nacional y la Fuerza Aérea. (Decreto
Ley, 2535, 1993, art. 32).

El Decreto 1470 de 1997 provee el marco normativo para las campañas de


desarme, al indicar que el Comando General de las Fuerzas Militares, previo
concepto del Departamento Control, Comercio, Armas, Municiones y Explosivos
(DCCA), podrá autorizar a la Industria Militar (INDUMIL) “la destrucción de las
armas recogidas como resultado de campañas cívicas y educativas de desarme y
destinar el material resultante a la construcción de monumentos y obras alegóricas
a la paz y al desarme, directamente o mediante convenios celebrados para tal fin..
(Ministerio de Defensa Naciona,1997)

El Decreto N° 0155 del 2016, se refiere: Las autoridades militares de que trata el
artículo 32 del Decreto Ley 2535 de 1993, en concordancia con el artículo 10 la
Ley 1119 de 2006, adoptarán las medidas necesarias para la suspensión general
de los permisos para el porte de armas en todo el territorio nacional, desde el 1 de
febrero hasta el 31 de diciembre de 2016, sin perjuicio de las autorizaciones
especiales y de las excepciones correspondientes que durante estas fechas
expidan las mismas, por razones de urgencia o seguridad de los titulares. (Decreto
0155, 2016, art. 1).

El decreto 2362 que mantiene suspendidos los permisos para el porte de armas
en el territorio nacional, entre el 1 de enero y el 31 de diciembre de 2019. El
derecho a autorizaciones especiales se mantiene. El monopolio de las armas debe
estar en manos del Estado” ( Duque 2019)

Cave resaltar que a nivel regional existen resoluciones del porte de armas lo que
evidencia no solo la necesidad de una ley nacional ni constitucional sino que
también a nivel local lo cual permite inferir que el estado pretender mantener el
control como forma de evitar que cualquier persona porte comercialice y fabrique
armas puesto que los índices de violencia tienen una gran incidencia con el porte
de armas.

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La corte constitucional en la sentencia C-038 de 1995 referente a este tema ha
manifestado que: La concesión de permisos a los particulares para la posesión y
porte de armas no puede extenderse, como principio general, a las armas de
guerra, puesto que el artículo 223 de la Carta debe ser interpretado en armonía
con las otras normas que regulan la utilización de la fuerza, y en particular con el
artículo 216, el cual establece que la fuerza pública estará integrada en forma
exclusiva por las Fuerzas Militares y la Policía Nacional. (SCC-038 de 1995).

La posición doctrinal tiene una postura referente al porque algunas personas


tienen el derecho a portar armas mientras que otras o no. El profesor Rodrigo
Salazar Echeverri
“Básicamente por seguridad y para la defensa de personalidades de la vida
nacional que han venido generando fuentes de empleo a través de sus empresas,
previo concepto de la autoridad militar competente de la jurisdicción que se han
solicitado. Esos personajes se han constituido en un blanco para los Grupos
Armados Delincuenciales Organizados, generando situaciones especiales de
riesgo a su integridad personal. Actualmente, se encuentra vigente el Decreto Ley
2535 de 1993, en esta Ley se encuentra la clasificación de las armas de defensa
personal. Es importante señalar, que en esta clasificación se encuentran los
revólveres y pistolas de calibre 9.652 mm que también son consideradas armas de
guerra o de uso privativo de la Fuerza Pública”

PERCEPCION DE LA DOCTRINA

Si se empieza por las estadísticas no se puede asegurar que las armas de fuego
con que se causan las lesiones u homicidios sean en su totalidad amparadas, ni el
Instituto de Medicina Legal, puede categorizar el tipo de arma con que se causa la
muerte o lesión, quedando así sin determinar si el porcentaje de estos decesos,
puede ser significativo con relación a las armas de fuego amparadas o, al
contrario, por armas ilegales o robadas. (DANE, 2015)

Si se miran los recursos y el personal con que cuenta el Ejército y las Fuerzas
Armadas en las fronteras, carreteras o zonas rurales, se califican como
insuficientes para dar tranquilidad y en 21 cuanto a las ciudades, el pie de fuerza y
las diversas trabas de la justicia para condenar a los delincuentes, colocan al
Estado y su fuerza en duda para garantizar niveles de seguridad por lo menos
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https://repository.unimilitar.edu.co/bitstream/handle/10654/15583/VeneraLoraEdisonRa
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aceptables para el ciudadano en Colombia, al no hacerlo, lo mínimo es permitir
que el mismo ciudadano procure su seguridad. Tendría que aceptarse que, si el
Estado debe velar por la integridad y seguridad de los ciudadanos, también debe
hacerlo por el derecho que tienen estos ciudadanos de proteger sus vidas y sus
bienes. (Casas, 1999)

CONCLUSION

Es evidente que hace más de 50 años el estado a adquirido el control en todo lo


que se refiere a las armas de fuego, y que dicho control se ha convertido en no
solo una prohibición sino como un mecanismo legal que contribuya con la
disminución de los índices de violencia que vive el país, puesto que como lo
indican los principales medios de comunicación la mayoría de los homicidios
ocurridos en el país son con armas de fuego que no cuentan con ningún permiso u
autorización por parte del estado.

Pero sigue siendo reprochable para muchos que el estado tenga plena disposición
de las armas. Puesto que toda persona cree tener derecho a cuidar y salvaguardar
sus derechos entre ellos la vida. Pero de aquí nace el principal objetivo de la
reglamentación del porte de armas pues el estado es el llamado a salvaguarda la
seguridad y la vida de sus administrados. Pero resulta importante realizar una
comparación legislativa con otros ordenamientos jurídicos que permiten el uso y
porte de armas. Y donde sus índices de violencia son mas bajos que los de
Colombia.

Desencadena una polémica que parece no tener fin pues muchos en la actualidad
aseguran que el poder tener un arma de fuego brindaría mayor seguridad en
ciudades donde las cuales la acción criminal parece no tener limite. Pues
Colombia cuenta con una gran normatividad referente al tema que parece no ser
suficiente parece ser que el hecho de que un ciudadano porte o no un arma de
fuego no desencadena una consecuencia positiva frente a lo que el estado a
pretendido con la prohibición, comercialización y uso de las armas es disminuir
índices de violencia que parecen tener relación directa con cualquier otro aspecto
cultural o jurídico y no solo por el hecho de permitir que los administrados en
general porten armas de fuego.

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https://repository.unimilitar.edu.co/bitstream/handle/10654/15583/VeneraLoraEdisonRa
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