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PierreDuviols

UNIVERSIDAD
NACIONAL •x•co
AUTONOMA
DE
LA DESTRUCCIÓN DE LAS RELIGIONES ANDINAS
( CONQUISTA Y COLONIA)
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES HISTORICAS

Serie de Historia General / Número 9

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PIERRE DUVIOLS

LA DESTRUCCIÓN.
DE LAS RELIGIONESANDINAS
(Conquista y Colonia)
Traducción de ALBOR MARuENDA

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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNO~A ~E MÉXIC~
C'1u~w,.,-. , e
MÉXICO, 1977
- 20° P:t o• ••
Título original de la obra:
út lutte contre les religíons autochtoncs dans le Pérou colonial
(L'extirpation de l'idolatrie entre 1532 et 1660)
lnstitut Franc;iisd'Etudes Andines
153 F. Roosevelt, Lima

Primera edición en francés: 1971


Primera edición en espaiíol: 1977
DR © 1977, Universidad Nacional Autónoma de México
Ciudad Universitaria. México 20, D. F.
DIRECCIÓN GENERAL DE PUBLICACIONES

Impreso y hecho en México PRóLOGO


El esfuerzo de la Iglesicty de la Corona de España para suprimir
las religiones autóctonas e implantar el catolicismo en las masas
indígenas ha sido, como lo señala George Kubler, el factor esencial
de transformación cultural de las sociedades que formabai:i el
antiguo T ahuantinsuyu, y "la extirpación de la idolatría" se en-
cuentra en la intersección de los grandes problemas, tanto de
ír.,,aolematerial como espiritual, de la colonización del Perú; ella
ha determinado, en gran medida, la amalgama de dos civilizacio-
nes antagónicas.
Creemos que no puede emprenderse un estudio serio de las
etapas de la aculturación de los quechua, de los aimará, etcétera,
sin conocer previamente la acción de España en el dominio reli-
gioso, dominio tan vasto que llegó a sobrepasar largamente el
ámbito del dogma y del ritual, y abarcó de hecho casi todas las
manifestaciones de la vida indígena, en la medida en que éstas
se diferenciaban de las del europeo católico.
Nuestro estudio se limita, por consiguiente, a trazar la historia
de la intervención española. Sólo en contadas ocasionesse refiere
4 la reacción inqígena (cf. Taqui Ongo), si ésta suministra ele-
mentos importantes para la comprensión del comportamiento de
los españoles. Puesto que la iniciativa partió siempre de España,
españoles son la mayor parte de los documentos y de los ;uicios
que han llegado hasta nosotros. Así, pues, hemos debido situarnos,
a lo largo de toda nuestra exposición, en la perspectiva española,
dejando de lado todo ;uicio de valor. Por lo tanto, de acuerdo a
nuestras fuentes,• hablamos de la religión autóctona, y no de las
religiones autóctonas. Por idéntica razón mantenemos sin modi-
ficación la ortografía de las palabras indígenas transcritas por
·los españoles, aunque con ello nos desviemos de las normas orto-
gráficas actuales.
PIERRE DUVIOLS
LA DESTRUCCIÓN DE LAS RELIGIONES ANDINAS ..• 11
10
como los de Raúl Porras Barrenechea o Guillermo Lohmann Vi-
llena, no tiene en cambio a su disposición, en el campo socioló-
Los límites que nos hemos fiiado, tanto en el tiempo co~o en gico y económico, las grandes o indispensables monografías que
el espacio, sólo tienen -y sól_opueden tener- '!'!_valorrelativo. El existen en otras partes. En el Perú no existe nada comparable a lo
periodo al que se circunscribe nuestra expos~cion. !ºma n~tural- que se ha realizado a propósito de la formación de los grandes
dominios de México, nada equivalente a los trabajos demográficos
mente como punto de partida el año de la mvaswn. espanola _Y
de la caída del I nea Atahualpa, y tiene como término, no sm de la escuela de Berkeley sobre la Nueva España; no existe tam-
cierta arbitrariedad, el año de 1660, de modo que incluye las ~os poco una geografía histórica, que aunque fuera embrionaria hubie-
grandes campañas de extirpación del siglo XVII (las que comien - ra hecho menos deplorable el gran trastorno rural causado por
zan en 1610 y en 1649),no porque la extirpación de la idolatría Toledo, a partir de 1570.
hubiera cesado en esa época, sino porque después de esta fecha Ya es sabido, por otra parte, que en esta clase de investigacio-
entra en el campo de lo episódico o rutinario, a juzgar por los nes, las fuentes manuscritas faltan a menudo, precisamente
documentos de que disponemos. cuando más certeza se tenía en contar con ellas. Aunque el va-
Es indudable que nuestros estudios dependen de nuestra. docu- lioso aporte de la que se podría llamar "literatura de la extirpa-
mentación y sus limitaciones. Ha sido deliberada la exclusión de ción" (relaciones especializadas, informes de las visitas de la
las religiones selváticas orientales, en las que, las entradas d~ los ~dolatría,.procesos contra la idolatría, correspondencia episcopal,
misioneros, la mayor parte tardías, merecenan un tra~am1ento informaciones de servicios de los doctrineros, etcétera) ha servido
autónomo. En cambio, el limitado número de referencias las .ª para renovar el fondo tradicional de la documentación colonial,
provincias del norte y del sur -como el Reino . de Qu~to o al igual que el estudio reciente del material que ofrecen las visitas
las Charcas-, no es el resultado de un punto de vtSta particular administrativas o los archivos notariales lo está haciendo en la
del autor sino consecuencia de la pobreza de las fuentes, que historia económica, existen aún muchas lagunas en este dominio.
parece c~rresponder a la ausencia de una activid~d extirpfdora Esto explica las escasas páginas dedicadas a las órdenes mendi-
importante o significativa en esas regiones. ~ misma razo_n~a cantes; claro está que todos los archivos conventuales del Perú
determinado que dediquemos nuestra atencion a las provm~ias no están siempre tan generosamente abiertos al investigador como
de Huamachuco, Huananga, Juli, y sobre todo al vast? temto - los del convento de Ocopa, por ejemplo.
rio de la arquidiócesis de Lima, a partir de 1610 especialmente.

Finalmente, el autor desea testimoniar gratitud a los maestros


No se ha pretendido, por lo tanto, ofrecer una visión total de que contribuyeron a la realización del presente trabajo: Georges
la lucha española contra las religiones andinas. Las zonas gue nos Dumézil, Marcel Bataillon, Robert Ricard, Fran~ois Chevalier,
hemos esforzado en iluminar son, ciertamente, una peque!1a pa~e losé Matos Mar.
del enorme ámbito que permanece en la penumbra. ExtSten cir-
cunstancias atenuantes; es innegable, todavía en nu~stro~ días, q'!e
todo aquel que se aventura en el dédalo de la historia coloni~l
del Perú -en gran parte terra ignota- no siemp~e pone su ~ie
sobre tierra firme. Si en el campo de la labor mtSwnera esp~cial-
mente 1 el investigador dispone de hilos conductores tan valiosos
como los que se encuentran en la obra monumental del pad~e
Rubén V argas Ugarte, si puede apoyarse, en lo que a la htStona
institucional o a la literaria se refiere, en trabajos fundamentales
I
FUNDAMENTOS JURÍDICOS, TEOLÓGICOS
Y POLÍTICOS DE LA EXTIRPACIÓN
DEFINICIONES Y CLASIFICACIONES DE LA IDOLATRÍA

Definiciones de la idolatría
Antecedentes bíblicos

El Antiguo Testamento ofrece múltiples ejemplos de idolatría


que dan claro testimonio de la difusión y persistencia del culto
de los ídolos. No deja tampoco de hacer referencia a las prácticas
idolátricas que en determinados periodos aparecen en la historia
religiosa de Israel, cuyo pueblo, aun antes de su salida de Egipto,
aparece periódicamente entregado a la adoración de diversas
hechuras del hombre, tales como el Becerro de Oro 1 o las divi-
nidades de los moabitas. 2 Pero, en cuanto a una definición sobre
la idolatría, el Antiguo Testamento es mucho menos explícito,
excepción hecha del Libro de Sabiduría, que puede ser conside-
rado como un pequeño tratado de la especialidad. Ahí encon-
tramos un análisis sobre el culto idolátrico, el esbozo de una
crítica al evemerismo ( crítica que San Agustín desarrollará poste-
riormente) y, sobre todo, aquella referencia en la que, vinculada
a la prostitución, a la ebriedad y a otros muchos vicios, la idola-
tría es definida como el veneno que impregna inevitablemente
todas las facultades y actividades humanas: "Porque el culto de
los abominables ídolos es principio, causa y fin de todo mal." 3
11:stees el texto bíblico que ha servido de referencia a casi todos
los que han juzgado la idolatría de los peruanos.
Pero los extirpadores -especialmente los del siglo xvu- más
1 Ex. xxxu.
2 Núm. xxv.
s Sab. x1v, 27.
16 PmRRE DUVIOLS LA DESTRUCCIÓN DE LAS RELIGIONES ANDINAS ••• 17

técnicos que teólogos, se preocuparon mei:ios de definir _la idola- sofía religiosa de los ·antiguos ( especialmente por la religión na-
tría que de destruirla, y lo que ellos especi~lment~ retuvieron d~l tural y la demonolog~a) e i~ic~ar la interpretaci?n de las Escritu-
Antiguo Testamento fue la imagen del d10s ternble, que envia ras dieron al humamsmo cnshano de la Conqmsta los elementos
castigos innumerables ~ todos los que no han tomado e~ cuenta ex;géticos necesarios para la definición de la idolatría.
sus reiteradas advertencias y amenazas. Esta cólera de Yave, puesta
de manifiesto en el exterminio de todos los hombres que habían
Las Casas
adorado a Baal Fogor, 4 suministrará a los predicadore~ un im-
presionante exemplum: "¿Quién podrá ~ontar los castigos que No pretendemos enumerar detalladamente las tesis teológicas
impuso Dios a los hombres porque ant_1guamente adoraron ~as que se ocupan del origen de la idolatría y su definición. En la
huacas?Oíd, hijos : Dice la Sagrada Escntura que cuando ~os ¡u- España del siglo XVII era ampliamente admitida la que, apoyada
díos adoraron al becerro mandó Moisés, que era su caudillo, a en la autoridad de Arias Montano y difundida en libros tan cono-
los levitas que matasen a- todos los-que ha_bían adorado la huaca cidos como· la Filosofía secreta de Pedro de Moya, 0 consideraba
y, sin reparar que eran sus hermanos y parientes, m_ata~on~e u:1a que la idolatría había surgido del desconcierto espiritual y la
vez veinte y tres mil hombres: ¿Qué dices a esto, md10? Si Dios pluralidad lingüística que siguieron a la construcción de la Torre
mandara matar a todos los indios que han adorado la huaca en de Babel. De manera general, se consideraba indiscutible que la
el Perú ¿quién quedara con vida?" 11 • idolatría había surgido después del Diluvio.
Ahora bien si dirigimos nuestra atención al Nuevo Testamento, Entre los autores que están ya en contacto con la realidad
6
comprobarem'os cuá11 poco material o!rece · a los exti~a~?res, americana el primero que se refiere extensamente a la idolatría
lo que es paradójico, puesto que su~ libros son e~ defi~ihva la es el padre Las Casas. 10 Según él, la idolatría comenzó a raíz
historia de la liquidación del paganismo y de la idolatna, _para del fraccionamiento y el aislamiento de los grupos humanos, de la
exaltación y gloria del cristianismo. Excepto el fam?so pas_a¡e en diversidad lingüística y de la visión cada vez más deformada
el que San Pablo, en medio del Aerópago, pronuncia el d1~curso de la verdad; tales factores externos explican indudablemente la
en el que hace confluit al dios desconocido de los ate_menses multiplicación de las divinidades. Pero la idolatría nace en el
con el dios que él predica, 7 son muy pocas l~s referencias que hombre de su profunda necesidad de adoración, que emana
podrían haber sido utilizadas, lo que se debe mdudableme~t~ a de su religiosidad natural. Desde este punto de vista; la idolatría
que en el texto bíblico los planteamientos de la nueva religión es la afirmación, la glorificación -aunque desviada- de la gran•
marginaron todo análisis· t1 alusión de la antigua. Pero a pesar deza divina, a través de sus criaturas. Indudablemente, Las Casas
de que ·los apóstoles sólo eran evangelizadores -según ~e .des- rec_onoceque estos demonios, con su perversidad, su astucia, su
prende de las Escrituras- no dejaron por eso de conshtmr el odio a los hombres y la envidia a Dios, han contribuido a des-
modelo ideal para los extirpadore_s, especialmente San P~~lo arroll~r e~ el hombre los gérmenes de cultos erróneos; pero, afirma
-el apóstol de los gentiles:-:- a qmen Blas Da costa. conv~rtma, enfáticamente, la idolatría es "natural", 11 es decir, no es funda-
retrospectivamente, en un v1S1tadorgeneral c~ntra la ido~a~naele- mentalmente demoníaca. A esto debemos agregar que Las Casas,
gido por Dios y, por ende, en el ~anto J?atron de lºs visitadores a t~o lo largo de su Apologética historia, se esfuerza por mostrar
que acababa de nombrar el atzob1spo V1llag~mez. · las virtudes, casi cristianas; de los idólatras de México y del Perú
Sin embargo, fuerón los padres de la Igl~s1a,'-~obre todo ~an (lleg~ ~ justificar_los sacrificios humanos de los mexicanos por
Agustín- quienes, al amalgamar la herencia b1bhca con la filo- considerarlos sm:g1dosde un intenso sentimiento religioso); por lo
tanto, toma de la literatura patrística y de las noticias de los
4 Deut. IV . ·
5 Avendaño, Sermones, VI, fol. 75r. :tilosofí~ secreta, p. 8 ss. en la edición de Alcalá de Henares, 1611.
6 Aunque otorga un pap el más important e al diablo.
A partir- del ·cap. .74 de la ·Apologética. ·
11
7 Hechos xvn , 22. • 1:,as
Casas, a guisa de ejemplo, pregunta si acaso a los niños no les
8 "Feliz pronóstico de la visita general contra la idolatría'.', Se,rm6n. gusta Jugar con muñecas y construir pequeños '<litares.
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informantes peruanos 12 aquellos elementos que pueden permi- niente a la divinización de los muertos. El tercero -caracterizado
tirle demostrar que los indios idólatras sufren perversiones, pero por los egipcios- es el que se refiere al culto a los "animales
no son perversos. Este es un punto clave de la doctrina del padre sórdidos y viles". 15 El autor encuentra estas tres formas reunidas
Las Casas: el postulado de una "idolatría natural", indispensable en los peruanos ( observa, además, que son los pueblos más evo-
para probar que los americanos, más que todos los demás infieles, lucionados los que muestran mayor número de cultos) y bos-
son aptos para recibir el Evangelio, y que como "señores natu- queja, como demostración, un breve cuadro de la religión del
rales" tienen derecho al gobierno y a la propiedad. Tahuantinsuyu, remitiéndose a la encuesta de Polo de Ondegar-
Sin embargo, esta afirmación es realmente excepcional. Casi do, que años más tarde utilizó, ampliamente, en su Historia
todos los autores que se ocupan del Perú, ya explícita o implí- natural y moral de las Indias. 16 En esta última obra ( 1590),
citamente, concuerdan con la tesis de Acosta. Este también sos- Acosta ofrece una clasificación que es diferente a la expuesta en
tenía que los indios peruanos estaban en aptitud de recibir la fe, De Procuranda.En definitiva, existían dos grandes formas de ido-
pero no subscribía la definición lascasiana sobre la idolatría. Poco latría: la natural y la artificial o imaginativa. La primera, según
preocupado por la cuestión de su origen, Acosta -en contrapo- que el culto sea general o particular, se subdivide en dos, a) cuer-
sición con Las Casas- señala vigorosamente la huella demoníaca pos celestes, elementos ... b) ríos, montañas, árboles . . . La se-
presente en toda idolatría. 13 Según sus palabras, es en la exis- gunda,comprende por una parte la adoración de objetos que son
tencia del demonio y no en un problema derivado de la Torre hechura del hombre (estatuas, ídolos) y, por la otra, el culto a
de Babel, donde se encuentra la explicación de la diversidad de los objetos que sólo adquieren a través de la fantasía del hombre
ídolos y de cultos; expulsado por la presencia de Cristo, el demo- un carácter sagrado, como sucede, por ejemplo, con el culto a los
nio -y con él la idolatría- se refugia en las Indias, donde erige muertos. 17
uno de sus baluartes. Por lo tanto, la idolatría no es una forma
simple y errónea de la religión natural: es diabólica y no natural.
Jerarquía de los cultos
No puede coexistir con las virtudes del alma, como quería Las
Casas, sino al contrario, la ataca y pervierte completamente.
Para los tratadistas cristianos del siglo XVI, la religión de los
Acosta, de acuerdo a la definición bíblica, afirma que la idolatría
pueblos que hoy llamamos arcaicos se configuraba de acuerdo
"es el mayor de todos los males, siendo como dice el sabio prin-
a la. "teología natural"; esta etnología sagrada, nutrida de con-
cipio y fin de toda maldad". 14
cepaones estoicas, aristotélicas, agustinianas, sometía los cultos
pa~nos a las reglas de la razón y de la moral cristiana, y esta-
blecia u~a escala d~ valores entre los diversos tipos de idolatría
Clasificacionesde la idolatría en ~unción del ob1et? ?el ~ulto. Este tenía su lugar, adquiría
Clasificación externa: la clasificación de José de Acosta sentido, en el ,orden 1erarqmco de la Creación, y en él las cria-
tura~se reparhan de acuerdo a un orden ascendente, que iba de
La definición sobre la idolatría que José de Acosta presenta en lo simple a lo ~o~plejo y d~ lo imperfecto a lo perfecto. Luis
De Procuranda ( 1579), está basada en consideraciones de conte- de <?ranada hab1a ilustrado bien estos conceptos neoplatónicos en
nido y de origen geográfico, e ilustrada mediante tres ejemplos El sim~olo de la f~-Ya en San Agustín, la calidad del adorador,
principales. El primer ejemplo -en el que incluye a los caldeos- dep~nd1a_de la calidad ~el ,obj~to adorado que era definido por
51;1situación en el orden ¡erarqmco de la Creación. Entre much os
es el relativo a la adoración a los astros y a los elementos. El
segundo -cuyos representantes son los griegos- es el concer- e¡emplos, podemos citar el del culto al sapo, que, como animal

12 Véase Giménez Fernández, Las Casas y Marcus Las Casas. ~= x, .1x, P· 559• Acosta toma su clasificación de Juan Damasceno
1bid., v, IX, p. 560. ·
18 Historia, v, 1, p. 140. ' 17 V. II, p. 141.
14 De Procuranda,v, 1x, p. 558.
20 PIERRE DUVIOLS
LA DESTRUCCIÓN DE LAS RELIGIONES ANDINAS •.• 21
feo, repugnante, inútil, muy alejado de la perfección divi~a, est~
colocado muy abajo en la escala, y que, por lo t~nto, sera ~on_si- El Inca Garcilaso
derado corno uno de los más despreciables. Segun este cnteno ,
San Agustín podía reprochar a los griegos y a los romanos .el Este capítulo de la Apologética histo1a debe hab~r ll~gado al
haber prestado adoración a dioses criminales, escandalosos o m- conocimiento del Inca Garcilaso a traves de la parafrasis hec~a
dignos. 18 porRomán y Zamora ~n Repúb~icas de !ndiads.20 L_ods cotn;entarws
reales recogen y amphan la tesis 1asc_a ,siana e 1a i o1a na _perua-
na. Garcilaso, al establecer un;i relac~on const~nte en,tre mv~~ d~
Las Casas civilización y nivel de idolatna, defme la pnm_era epoca ( pn-
mera edad de la idolatría") como la de la barbane de costumbres;
los cultos también eran bárbaros: " ... tuvieron [dioses] conforme
Partiendo de estas concepciones clásicas, Las Casas_ se esfuerza a las demás simplicidades y torpezas que usaron, así en la muche-
en mostrar la superioridad de la idolatría de los amencano~ ~obre dumbre dellos como en la vileza y bajeza de las cosas que
la de los gentiles del Viejo Mundo. En el c1;1~drode la~ religiones adoraban." Incluso adoraban cosas inferiores a ellos, adoraban lo
americanas, los peruanos ocupan una posición escogida: en la que veían: no elevaban s1:1p 7nsa1:1iento hacia lo _invisible. "_En
primera época practicaron una idolatría muy grosera; en los Andes fin no había animal tan vil m suc10 que no lo tuviesen por dios,
se adoraba a los elementos de los que dependían las cosec?as, sól~ por diferenciarse unos de otros en sus dioses; sin acatar en
y en la costa lo que determinaba el éxito de la pesca. Esta ido-
ellos deidad alguna ni prove~ho q~e dellos pudiesen esli'erar."~1
latría utilitaria, aunque no la más reprensible, lo e~a en rn~yor Evidentemente, ésta era la idolatna que ocupaba el mvel mas
grado que la del culto a los reyes_difuntos, ya_que este t~~hmo- bajo.
niaba por lo menos el agradecimiento, es de01r, la exp~es10n.de
un sentimiento positivo. Pero en la segunda época, ba10 el. i1:11 - Porque, aun en la "primera edad de la idolatría:' había grados.
pulso de los incas, los peruanos lograron notables ~van~es reh~o - Otros indios del Perú habían sabido escoger sus d10ses con "algu-
sos. Pachacuti, el primer representante de esta dmastia -segun na más consideración", puesto que adoraban, por ejemplo, "las
Las Casas- comprendió la indignidad de ~~s cultos que ~cabaI?os fuentes caudalosas y los ríos grandes, por decir que les daban
de mencionar, y aunque los toleró, no de10 ~or eso de mducir a agua para regar sus sementeras". Esta posición utilitaria test~mo-
sus súbditos para que apuntaran mucho mas alto en el ?rd~n niaba evidentemente un grado superior de razón, una capacidad
jerárquico de las criaturas, y desde entonces l~s peruanos r!~d~e- mayor para discernir la respectiva importancia de lo~ seres de la
ron culto a la más admirable de todas las creac10nes, el sol: Dig- Creación. Sin embargo, ésta era sólo una circunstancia atenuante,
na cosa es esta de mucha consideración que un hombre sin fe ni pues si bien la idolatría de la primera época no era completa-
cognoscimiento del verdadero Dios ... con sola la lumbre de 1~ mente absurda, era contraria a la ley natural y divina, y además
razón natural cognosciese que aquellas cosas que lo~ otros ~s~- criminal, ya que en ella cabían ritos tales como los sacrificios
maban y servían por dioses, no merecían tal reverencia y servic~o humanos, que iban a la par con costumbres tan reprensibles como
como se debe a Dios: e ya que él erraba, escogía al menos la mas el canibalismo, la sodomía o el frecuente uso del veneno. Por
excelente de las criaturas por Dios, entendiendo y confesando eso el demonio pudo reinar como amo y señor sobre gentes tan
poco alumbradas por la razón. 22
tácitamente que la cosa que en las ~osas es la mejo!, aquélla
merecía y merece ser Dios: ~uanto mas que, co1:110 amba queda "La segunda edad de la idolatría" se caracteriza por un gran
dicho, expresamente cognoscia que el sol era cnatura del verda- progreso; en ella la razón natural da un gran salto, que permitirá
dero Dios." 19 a los peruanos alcanzar el más alto grado posible en la idolatría.
20
Román y Zamora, Repúblicas, I, m, t. 1, p. 70.
18 Cf. Duviols, L'Inca , pp. 49-50. 21
Comentarios, I, IX.
19 Apologética,cap. 126. 22 Ibid., I, XIV.
/
22 PIERRE DUVIOLS LA DESTRUCCIÓN DE LAS RELIGIONES ANDINAS ••• 23

Lo mismo que Las Casas, el primer inca (Manco Capac, en este Nuestro Padre el sol debe tener otro mayor Señ?r y más podem~o
caso) se esfuerza por hacer comprender a sus súbditos la vanidad no él. El cual le manda hacer este cammo que cada d1a
del politeísmo, y el lenguaje que usa se parece como dos gotas de qbaucee
sin parar porque si él fuera el supremo señor, una vez que
agua entre sí al de aquellos jesuitas o dominicos extirpadores otra dejara de ' cammar,
. y d escansara, por su g~st o . . . "23.
de la idolatría que para condenar las divinidades de los romanos También la élite del Cuzco habna presentido al D10s verda-
tomaban sus argumentos de San Agustín: "Por otra parte los dero adorándolo con el nombre de Pachacámac: "Decían que
desengañaba de la bajeza y vileza de sus muchos dioses, dicién- era el que daba vida al universo y le sustentaba, pero que no le
doles qué esperanza podí an tener de cosas tan viles para ser conocían porque no le habían visto, y que por esto no le hacían
socorridos en sus necesidades o qué mercedes habían recibido templos ni le ofrecían sacrificios, mas que lo adoraban en su
de aquellos animales como las recibían cada día de su padre el corazón (esto es mentalmente) y le tenían por Dios no cono-
sol. Mirasen, pues la vista los desengañaba, que las hierbas y cido."28
plantas y árboles y las demás cosas que adoraban las criaba el sol Por lo tanto, la religión de los incas se habría apoyado, para el
para servicio de los hombres y sustento de las bestias. Advirtiesen pueblo en general, sobre el conocimiento de la Segunda Causa, 27
la diferencia que había del resplandor y hermosura del sol a la y para la élite, sobre la Primera Causa, sin que por otra parte
suciedad y fealdad del sapo, lagartija y escuerzo y las demás sa- existiera una separación absoluta entre los dos grupos o las dos
bandijas que tenían por dioses ... Dedales que aquellas saban- creencias. Al superponer el deísmo de Pachacámac sobre el mono-
dijas más eran para haberles asco y horror que para estimarlas y teísmo del sol, Garcilaso -mejor que Las Casas- muestra que
hacer caso dellas." 23 los incas fueron el instrumento de la Providencia para preparar
Los primeros incas habrían impuesto la adoración del sol y la a los peruanos a recibir inmediatamente la fe del Dios verda-
veneración de los cuerpos celestes que vienen inmediatamente dero. Tal demostración evidencia que la idolatría no sólo es
después en la jerarquía de las criaturas. Al introducir esta dis- digna de vituperio, sino que -según esta dialéctica providen-
tinción entre latría y dulía, y al recordar el monoteísmo del cialista- habría cumplido una misión histórica importante.
sol, Garcilaso logra encubrir el notorio politeísmo de los peruanos.
Según Garcilaso, esta idolatría superior solamente tolerada -y
no aprobada- por los soberanos, iba acompañada de diversas Clasificacióninterna
supersticiones, sobre todo en el pueblo. Por otra parte, el diablo
( que nunca descansa) intervenía activamente en los, oráculos que También la idolatría ha sido clasificada desde un punto de vista
los mismos incas consultaban con frecuencia, y aunque los mo- que no ~st_á.basado en el objeto ?e adoraci_ón, sino en el adora-
narcas tenían estas debilidades idolátricas, con el tiempo se esfor- dor: el 1mc10 de valor (y también la actitud de los censores,
zaron en superarlas, incluso a la misma idolatría del sol. Al porque se trata de un criterio práctico) depende, en este caso,
sucederse los monarcas, algunos coincidieron con los amautas en de 1~ naturaleza de las intenciones del idólatra, que deben ser
una reflexión filosófica sobre el porqué de las cosas, y llegaron a analizadas con precisión. Así, Peña Montenegro ( 1661), consi-
descubrir que el sol no podía ser la Causa Primera. Tupac dera que entre los indios del Perú pueden existir tres clases im-
portantes de ido la tría:
Yupanqui habrá de afirmar: "Muchos dizen que el sol vive y
que es el hazedor de todas las cosas; conviene que el que haze
alguna cosa assista a la cosa que haze; pero muchas cosas se
1) La idolatría formal o perfecta, que llama también latría
total: quien se entrega a su adoración, profesa en realidad un
haze estando el sol ausente; luego, no es el hazedor de todas
las cosas ... ", 24 y Huayna Capao: "Pues yo te digo que este u Ibid., IX, X.

23
24
Ibid.,
Ibid.,
II, J.
VIII, VIII.
==U Ibid., II, 11.
Tal es la terminol?gía utilizada por Coba, que toma y desarrolla este
~ el cap. v del hb. XIII de Historia, p. 156.
24 PIERRE DUVIOLS LA DESTRUCCIÓN DE LAS RELIGIONES ANDINAS ••• 25
culto falso, aunque lo cree verdadero. Esta idolatría es incons- cesos de brujería y de herejía de las postrimerías de la Edad
ciente, pero no deja de ser, a la vez, interna y externa. Mediay del Renacimiento. Y este diablo europeo, ya completa-
2) Le sigue un caso más complejo y sutil -que obviamente mente definido -cuyas transformaciones ha seguido tan certera-
sólo pudo ser observado después de muchos años de contacto mente Caro Baroja, en Las bru;as. . . - será el que había
entre las dos religiones- y al que podríamos calificar de sin- de venir a América en las carabelas de los españoles, 2 1> y junto
cretismo malicioso: el ídóla tra conoce ya la verdadera religión, c:onellos desembarcará en tierra americana. Pero, caso curioso
pero también teme a las huacas y les rinde culto para que le seránlos mismos españoles los que afirmarán que ya se encon:
sean propicias. Los indios bautizados y catequizados generalmente trabaen las Indias, mucho antes de que ellos llegaran al Nuevo
entran en esta categoría; son conscientes de que sólo existe un Mundo...
Dios, y lo creen sinceramente. Saben también que las montañas No hay d~da de que la demon~logía fue la ciencia teológica
no son Dios, pero les rinden culto para que les sean propicias. m'8 generalizada entre los conqmstadores y colonizadores del
Según Peña, este caso es el más grave, porque la idolatría actúa Perú.Así vemos, por ejemplo, que un soldado autodidacta como
sciens et volens. Cieza de León, sabe y dice de ella casi lo mismo que u~ estu-
dio~ y e_specialista co1!1oA_costa.80 Realmente, no hay diver-
3) Finalmente, tenemos el caso de los indios que profesan gencias m f~lta de umforr~udad S?bre. ;l particular, cualquiera
la idolatría material. Son aquellos que influidos por el medio, q~e sea el ongen o ten~encra del histonografo. El ·demonio es el
por espíritu de imitación, rinden culto y ofrecen sacrificios a los DllSIDO para todos: el angel caído, el príncipe de las tinieblas
ídolos, sin que por eso les atribuyan realidad divina. Aunque celoso de la omnipotencia divina, ardiendo en deseos de se;
por ello cometen pecado mortal, no pueden ser considerados adora~ocomo Di?s, enemigo irreductible de los hombres ... Es
como apóstatas formales o herejes. El autor incluye en esta cate- el m1Smo dem?mo 9~e remeda las instituciones divinas, para
goría a la mayor parte de los indios del Perú, "cuyo discurso es engafiar con 1:1asfacilidad a los hombres y usurpar la adoración
tan corto que no saben ni entienden lo que valen, y lo que que sólo a Dios se debe, aunque a fin de cuentas él mismo no
significan aquellos sacrificios y ofrendas que hacen". 28 puede actuar sin el consentimiento de Dios. '
En el Perú es, ante todo, el padre nutricio de la idolatría:
LA IDOLATRÍA Y EL DEMONIO
~rq~e después _d~la llegada de Cristo y de la expansión de la
lg~esia en el Vieio Mundo se refugió en las Indias, donde ha
El papel del demonio remado co~o dueño ~bsoluto hasta la llegada de los españoles. 81
La historiografía peruana de los siglos XVI , y XVII conce~e al 0
'!-,aparodia demomaca, la grosera imitación de las obras de
ios, será para los ,españoles la clave de la idolatría, lo mismo
demonio un papel preponderante, y ofrece de el, de sus funciones
~la de las analogias entre las dos religiones la de los sacrificios
y de sus poderes, una imagen variada y precisa, enraizada en la
está anos, la antropofagia, la sodomía o la adivinación. El diablo
tradición europea. A partir del Antiguo Testamento -en el c~al
. J?º~tod~s I?artes en la tierra peruana. Es el verdadero y único
el demonio es todavía un personaje inmaterial- se va matena-
lizando a través de los siglos la imagen de un diablo concreto
t~ic,~pio ammico de la religión indígena, habla a través de los
..... ..e • puede aparecer y desaparecer a voluntad metamorfosearse·
y multiforme. San Agustín, al incorporar al _legado bí1?lico la -ua presente e l - '
de l n os suenos, atormenta a los indios y se apodera'
magia perversa de los antiguos, su pandemonium, contribuye a SUSa mas o de sus cuerpos.
determinar los rasgos modernos de Satán. Por otro lado, la demo-
nología cristiana por él fundada no dejará de enriquecerse cons- • Entre otros · 1
Dadapor Rodri o e¿emp o~, }cude a nue~tra memoria, la anécdota mencio-
tantemente, gracias al material que incorporan los grandes pro- lspafto)a se me~ió ~z~no. ~n °~ 0 navio que de Castilla venía por la isla
lt Cf C é Ue emomo . . . , Bataillon, "Un chroniqueur" p 19
2s Pefia Montenegro, Itinerario (1661), u, 1v, 3 y 4, p. 179, 180; ver .' ~ español, pp. 20-23.
11 .._..:_~_oyn ' · ·
también p. 175. •--.umi, H1stona, p. 140.
26 P IBRRE DUVIOLS LA DESTRUCCIÓN DE LAS RELIGIONES ANDINAS ••• 27

no hablan con el diablo, sino_ que aquell?,s servidores ,suyos ~n-


Los oráculos gdan a los caciques, por servirse de ellos. 86 • :Éste sera tambié n
el punto de vista de l~s -~eólogo~,y de los exb~padores, 9ue su~-
Muy pronto los conquistadores darán por e~tablecid<;>que el rayanla siguiente ambiguedad : [El] H uacapv1llac .. . tiene cm-
diablo se manifiesta por la voz, que habla i:ior mtermed10 _de_l?s dado de guardar la huaca y hablar con ella, y responder al pueblo
ídolos. Ya en 1545 el arzobispo Loayza sienta como principio lo que él finge que le dize, aunq ue algunas vezes les habla el
que la comunicació~ entre los sacerdotes indios y el diablo era demonio por la piedra." 87 El mismo autor admite que las res-
corriente; y de que así fuera no tenía la menor. duda. Lo, único puestasde los hechiceros pueden también ser provocadas por los
que podía discutirse era si las respues!as del diablo ¡:,odian.. ser bances de la embriaguez, e insiste en la necesidad de que se
veraces, aunque no podía quedar excluido que el mal~gno di1era realice un examen de cada caso, y del modo más detenido, a fin
la verdad. Claro está, añadía, " ... si alguna vez les dize verdad, ele saber si las palabras se deben a la chicha o al diablo.
que es para engañallos para que le crean otras muchas men- Es indudable que la Iglesia tenía el mayor interés en poner
tiras". 82 al descubierto tales supercherías, ya que al hacerlo desacreditaba
Pero en suma, los españoles no hicieron más que poner un a los sacerdotes indígenas ant e los ojos de la población. Los jesui-
nombre de su propia cosecha al espíritu o espíritus que se suponía tas, habilísimos en conseguir la retractación de los hechiceros, se
moraban en los ídolos y que a través de ellos hablaban a los dedicabanincansablem ente a la búsqueda de todas las trapacería s
indios. Numerosos sace;dotes interrogaban a esos espíritus, y "con- de éstos, y las denunciaban públicamente. Citaremos solamente
sultaban" a las momias de sus antepasados, en cualquier sitio y el caso que relata A. de la V ega: los indios acudían a un cacique
en las más diversas circunstancias. También se interrogaba a los paraconsultar al demonio; éste hablaba a través de un hueco
grandes oráculos, tales como Pachacámac, Rimac, Vilca, o Ap~- acondicionadoen el suelo. Denunciado el cacique, confesó que
rímac . Manco Inca logró que este último hablara en presencia era él quien hablaba , y "dijo en la lengua aimara, cómo los había
del español Francisco Martí, quien afirma que escuchó la voz d: 1 engafiado,cómo él lo había sido del demonio". 3 8
diablo. 83 Y Ci eza de León nos dice: "Algunas veces yo, por mis
34
ojos, ciertam ente he oído (sic) hablar a indios_co~ el dei,nonio."
Los extirpadores no dejaron de tener experiencias analogas. El Apariciones
padre Pablo de Prado ( 1613), por ejempl~, que ~rnbía colocad~
sobre su mesa un ídolo de piedra que habia confis~ad~, :s~ucho ~1 demonio peruano adopta formas y atribut os sumame nte
de pronto que el ídolo saludaba en quechua a una mdia idol~tra vanados.Es frecuente que tenga un aspecto terrible o repulsivo
que había entrado en el cuarto, y poco faltó para que perdiera Jat~z ~nici enta, violácea, cavernosa la voz. Aparece a veces com;
la razón por esta experiencia. 85 • • un md10 ~e poca estat ura, o como un pequeño negro, y hasta
Pero si en el Perú nadie ponía en duda estas mtervenc10nes como un m_ca.~ued e vestir andrajos, o ropas multicolores. Has-
orales del diablo, no dejaba por eso de admitirse que ~n algunos : ~n apariencia hum ana tiene patas y garras de león, de oso,
casos se trataba de supercherías urdidas por los hechic er?s par~ lebie!1,espolones de gallo. Como el fuego reside en él siempre
mejor engañar a su clientela. En 1532, deseoso d~ averiguar si sio:e1a algún vestigio, aunqu e no se le note; y en alg~nas oca-
las respuestas de Pachacáma~ no pasaban d~ se~ sii,nples habla- Suses llega a brotarle por la boca, claro está, moderadamente.
durías Hernando Pizarro hizo torturar -sm nmgun resultado besos, sus apreton es de mano producen a menudo profundas
posi ti; o- a un importante hechicero. Luego dice, "Y o creo que q~duras. A veces se presenta con un tridente en la man o o
una nza, con los que amenaza a los indios. Generalmente ll;ga
82 Loayza, Instrucción, p. 135.
.as Pedro Pizarro, Relación, p. 62. !;Her:nando Pizarro, Carta, p. 61.
11
~iaga, La Extirpación, p. 32.
:84 Coyné, Un español, p. 23. bid., p. 142.
:SG Prado, Idolatrías, p. 196 .
28 PIBRRE DUVIOLS LA DESTRUCCIÓN DE LAS RELIGIONES ANDINAS ••• 29

acompañado por una borrasca, un ventarrón, o una nube. 89 Sin • s ofrendas, y muy particularmente si éstas consisten en
embargo, puede tomar los aspectos más seductores y ataviarse :os humanos. :E:Ihalaga, promete la paz, la salud, la pros-
con los atributos del bello sexo, ser invisible, penetrar en los ~dad, las abundantes cosechas _Y_la riqueza. Y ~ntr~ lo que
árboles, las piedras o en cualquier animal. Así sucede cuando ofrecetambién se encuentra su mfiemo, que, segun el, es un
le encontramos convertido en la enorme serpiente que bebió y yerdaderoparaíso de delicias. 43
danzó entre los indios, en un pueblo del Callao, 40 o en ese otro Paraconseguir sus auxiliares en la tierra, es decir, los hechi-
ofidio que, seis leguas a la redonda, montaba guardia en las ori- cerosel diablo recurre a toda clase de astucias, claro está que
llas del Lago Titicaca, 41 y que era él. ~ persiguen el mismo fin: debilitar las facultades mentales
Sus múltiples metamorfosis pueden ser muy rápidas, y su acción ,de ]a víctima, para que caiga fácilmente en sus redes. Los agus-
es aún más temible porque sus innumerables servidores, los otros tinos de Huamachuco nos informan de métodos curiosos como
demonios, poseen sus mismas facultades. Esto se vio claramente el siguiente: cuando el diablo estima que determinado indio
en Anserma, en la región de Popayán, en 1549,donde un cacique puede serle de utilidad como auxiliar, se ingenia para . llevarle
que quería ser cristiano anduvo en dimes y diretes con él, porque delantede una laguna, en la que hace flotar hermosas calabazas:
el diablo no aceptaba que los curas le sonsacaran su clientela. el indio desea atraparlas inmediatamente, pero éstas se le escapan,
Y el maligno envió sus legiones bajo la forma de "aves hediondas sumergen, aparecen nuevamente en la superficie ... ; impa-
llamadas auras". Estos demonios hicieron que cayeran piedras, ciente,exasperado, el indio enloquece y se convierte en fácil presa
emitieron horribles silbidos, y suscitaron diversas alucinaciones parael diablo, y éste puede entonces llevarlo a una de las huacas,
para impedir que el cacique llegara a la iglesia en la que debía donde quedará durante cinco o seis días, que es el tiempo nece-
ser bautizado. 18riopara ponerle al corriente sobre su oficio. 44
En ciertos momentos el neófito se sintió elevado por los aires y Los agustinos citan otro caso muy interesapte, el de Xula-
llevado de un lµgar a otro. Cuando deseaba beber, su vaso se ele- man~o, _jefe religioso de la región. El diablo se apoderó de él
vaba ·solo. En un paso peligroso, en plena montaña, los demonios del s1gu_1entemodo: cada noche se le aparecía bajo la forma de
intentaron despeñarlo, y lo hubieran conseguido si sus compañeros un águila. La frecuencia de esta visión nocturna afectó tanto
no lo hubieran atado fuertemente. Por último, ya en la iglesia, a ~ulama~go que perdió el sueño y casi la razón. Entonces apa-
cuando se había iniciado la ceremonia del bautizo, los demonios reció el diablo y le hizo conocer sus intenciones ofreciéndole
tuvieron la insolencia de elevar al desdichado por los aires, con Ja riquezaa cambio de su sumisión; y así quedó 'concertado el
la cabeza hacia abajo. Y aunque ya había recibido el agua ben- pacto.411
dita, antes de huir se las ingeniaron para propinarle algunos bofe-
tones, y escupir en la cara de aquel que tenían por renegado. 42
Onirismoy sexualidad

Reclutamiento de los auxiliares el Espf~t~ él mismo, el diablo tiene marcada predilección por
don_umode lo onírico,_en. el que hace su campo de batalla,
Para mantener bajo su dominio a los indios, el dia~lo se vale ya yahéndose de las alucmac10nes diurnas como en el caso del
de la coacción, de la amenaza y de la astucia. Se queja muchas ~aque .~nserma o -lo que es más frecuente- ya por medio
veces de la insignificancia de los sacrificios que se le ofrendan,
y del poco honor que se le rinde; sólo está contento cuando recibe rt~
4 apanc10nes nocturnas, como en el caso de Xulamango. Pero
todo le place obrar con la complicidad nocturna e intro-
ucirse durante el sueño, y en él poblar de alucinacio~es a sus 1
89 Prado, Idolatrías, p. 191.
40 Ramos Gavilán, Historia, r, xxrv . ::Prado: Idolatrías, p. 187 y 193.
41 P. San Nicolás, citado por Luis E. Valcárcel, Historia, t. u, p. 133. 40 ~lación de la religión, p. 17.
42 Cieza, Crónica, cap. cxv1,n, p. 286. d., pp. 18-19.
30 PIERRE DUVIOLS LA DESTRUCCIÓN DE LAS RELIGIONES ANDINAS ••• 31
víctimas: ésa es una de sus astucias más eficaces. La historia persona las relaciones duraron seis años, y sólo se produjo la
de don Cristóbal Choquecaxa es un buen ejemplo de ello. ración cuando llegaron los jesuitas. 47 El buen padre Pablo
Este cacique de Huarochirí fue una vez a pasar la noche en :i,rado nos narra que, como pidiera a una india que le hiciese
casa de Llocllayhuancu, "porque allí estaba una joven suya", que conocerdetalles de tan inquietantes prácticas, ésta accedió a ello.
era sacerdotisa de esa divinidad. En el curso de la noche tuvo Le refirió que al principio el demonio se presentaba con muy
que levantarse para orinar, y repentinamente vio aparecer ante hermosa figura, pero que después se fue volviendo feo y apes-
él una fuente plateada, de luz inmensamente deslumbrante. "Ese toso y que, como le mostrara cierta reticencia el demonio la
demonio (la huaca) hizo aparecer (al resplandor) ante el hom- apal~, reprochándole su comportamiento. Y prosigue: "Díjole
bre", nos hace saber el narrador. La claridad se repitió nueve al demonio que por qué venía tan abominable y de mal olor:
veces,. y finalmente se produjo un tremendo estruendo, como si díjole que él era de suyo muy hermoso, pero que venía así por
sacudieran la casa. Don Cristóbal, aterrorizado, invocó a Dios probarsu amor y fidelidad. Díjole más, que le daba pena verle
y a la Virgen, y rezó todas las oraciones que conocía. Al ama- tan frío. Respondió el demonio: -Calla, que en mi 'tierra bien
necer, el diablo huyó bajo la forma de una lechuza, aunque caliente estoy y por recrearme vengo acá donde hace frío." La
esto no quiere d~cir que se diera por vencido. Al día siguiente, india refirió también que cuando ellos se acostaban, el diablo
Llocllayhuancu hizo buscar a don Cristóbal, pero se cuidó de estaba inmediatamente desnudo, sin que se hubiera desvestido;
que supiera que era él quien le llamaba. Don Cristóbal asistió teníael cuerpo frío, olía mal, como ya se ha dicho, sin embargo,
al culto de la huaca; nuevamente volvió a ver la claridad des- su carne era suave, como la de los hombres, y en todo se com-
lumbrante, y también otros prodigios, entre ellos "un pequeño portabacon ella como si fuera su marido. Ella le había cobrado
demonio de color muy negro; sus ojos eran como de plata, en mucho cariño, y lloró mucho cuando él se fue: le hablaba con
sus manos llevaba un palo con un garabato". Don Cristóbal tan he~osas palabras ... Hasta la había invitado a que se ahor-
increpó al demonio, le espetó más de cuatro verdades, y le desafió cara,a fin de hacer con él un viaje de ida y vuelta al infierno
a que dijera s,i se atrevía a luchar contra Jesús. Pero el demonio un infierno donde había mucho de comer y de beber, y que n~
no contestó. Mientras pasaba todo esto, don Cristóbal se despertó, tenía nada de común con el que describían los padres de la
y el narrador indígena concluye: "Desde ese día hasta hoy, vencía Compafiía.Pero la llegada de estos puso fin a tan bellos pro-
yectos.4s
a los otros huacas, en sus sueños; muchas veces a Pariacaca y
también a Chaupiñamca. Y a todas las gentes les relataba sus En Chupa marca el demonio se excedió a sí mismo: decidió
hazañas y les decía: 'Éstos son el demonio'." 46 mantenerrelaciones con una joven pareja. Como de costumbre,
le pre~entó.en sus su~ños, X así siguió algunos días, pero poco a
Pero no se crea que el diablo pierde siempre. Por lo menos poco perdió la ver~uenza , se puso al descubierto y se acostó
puede hacer que su dominio dure algún tiempo. Y la noche
sigue siendo su reino predilecto, y el momento del sueño, el
;tre _losesposos, ~ac:endo una~ v~ces de íncubo y otras de súcubo.
• triángulo pros1gmó sus practicas durante cuatro años y sin
trampolín desde el que se lanza para sorprender a los hombres :gún problem~. Sin embargo, semejantes relaciones podían
en la profunda somnolencia y llevar a cabo sus ignominias, que er consecuencias muy desagradables. En efecto una india a
poco a poco hará aceptar a sus víctimas. que el demonio dejó preñada dio a luz una huaca en este
El demonio peruano, sobre todo a partir del siglo XVII, se '810 una estatuilla de piedra con dos cabezas. '
convierte fácilmente en íncubo o súcubo. La carta anual del
Colegio de Huamanga ( 1613), es muy explícita sobre esto. Dice
que sólo en el pueblo de Huamatambo, el demonio practicaba
"ese comercio" diabólico con muchas personas; durante dos meses
con algunas de ellas, y durante tres o cuatro con otras. Con una
46 Dioses, pp. 117-123.
::r:tº• Idolatría,, p. 192 .
., p. 193.
32 PillRRE DUVIOLS LA DESTRUCCIÓN DE LAS RELIGIONES ANDINAS .. . 33

1
día le ayudase i el Demonio les mandavan traer la san-
El aquelarre peruano
;/:a1
rDemonioquequeellosla convertía
le sacavan chupando síes~ i l,a lle~avan
el
en carne aparente i _alh cozida o
Al~nos jesuitas extirp~dores hicieron suyas, sin reparo alguno,
las _mas deJira?te~ ~reencias europeas r~fe:entes a los brujos, y las .,..da se la dava a c-0mer al que s~ 9uena, vengatr i con at~uello
to ·n frío ni calentura se consumra i mona e1 o ro en e1 iempo
aplicaron mdiscnmmadamente a los mdros del Perú . La imagi-
nería del Sabbat, que surge en el siglo XIV en el mediodía de !i brujo quería. Acabada la junta, ~l Demo~io les mandava
quemezclasen carnalmente en su presencia y lo azian, ora cayesen
~rancia, ~9 se h~bía extendido en la España del siglo xv1 por
mtermedio de diversas obras ( de las cuales las de Binsfel y de onbres
con onbres ora mugeres con mugeres, padre con ija o
Del Río son las más famosas) 50 que contribuirían a la exalta- e,mano con ermana : por fín de todo el Demonio al9ava la cola
ción de los rasgos más tenebrosos del espíritu religioso peninsular todos le besavan. Confesó uno destos que no siendo brujo se
y al recrudecimiento de la caza de brujas, de las cuales, las de untó ¡ se allava en las juntas i que era de tan infernal sabor la
Zugarramurdi, darían origen a un proceso que culminaría en el ngreque chupada convertía el Demo nio en aparente carne que
célebre auto de fe realizado en Logroño, 51 en el año 1610. azfatrocar asta echar del pecho i entrañas vivas sus propia
Nosotros sabemos que los tratados de Binsfel y de Del Río angre, i los indios conprobavan esto con que vían a estos brujos
se encontraban también en las bibliotecas de los conventos de y brujasestar seys i diez oras arrojando flujo de sangre del asco i
Lima, 52 r e~ indudable que , los ecos del proceso de Logroño, orror que les causava la del que moría." 53
en la provmcra de Burgos, habian llegado a la capital peruana. En En un puebl ecito vecino, el citado Luis Teruel, tuvo opor-
efecto, algunos años más tarde, en 1617, en el curso de la visita tunidadde presenciar una escena de brujería, en la cual el origen
de las idolatrías, el jesuita Luis Teruel, al transcribir -o al menos ,.·- a ua, .. ico es todavía más evidente: "En San Juan de Végueta,
así lo creía- una asombrosa escena de brujería que sitúa en un el mesmo valle de H uaura, en el tiemp o de la visita, estava un
pueblo de la costa peruana que se halla a 120 km de distancia iadiollamado don Juan. Un a vez triscando le preguntó su cura
de Lima, lo deja claramente expreso: "Los brujos de la Barranca avía sido en algún tiempo brujo, pues estava en tierra don de
tenían sus juntas como las del aquelarre de tierra de Burgos en awa tantos. Respondióle que no, pero que un ermano suyo, gran
el pueblo de Cegarramurde [leer Zugarramurdi], porque en un jo, le avía querido convertir en perro, pero que no lo avía
cerrillo que cae sobre la mar, i tiene en lo alto una buena pla9uela, o. Los demás indios que estavan presentes le digeron: - ¿Cómo
se juntavan todos ellos i allí se les mostrava el Demonio en figura Diegas,si asta oy eres bruj o, i tal día, entra ndo a prenderte, n o
de león, perro, cabrón i en otras, i juntos los brujos los repre- aDamos en ella ~a habitación? ], saviendo que estavas dent ro,
endía de que rezavan i ablavan en español i de que eran amigos de un perro. Con esta información le apretó el visifádor i
de los españoles sus enemigos. El que quería vengarse de alguno, CDDfesó ser brujo i que allí tenía los polvos con que se untava .
49 Véase Caro Baroja, Las bru;as, p. 115 ss.
El ~ura, que era el padre Cabañas, que no creía que los indios
50 Binsfeld, Tractatus de confesionibus maleficorum . .. , Augustae 1596. tuviesen tal noticia de unturas i juzgava que todo quanto en esta
Del Río, Disquisitionum magicarum libri sex, Venecia 1616. parte s~ decía era mentira, quiso azer la experiencia, no porque
51 Llorente da yn buen resumen de este proceso en su Histoire critique, entendiótendría afecto, sino por convencerle de enbustero, llevó
pp . 433-453. Véase también el capítulo 13 de Las bru;as, de Caro Baroja. retrete de su aposento i obligóle a que se untase. Untóse in-
52 En la biblioteca de los agustinos, por lo menos: Calancha (Cor6nica,
'.WOCando al sol, llamándolo Padre i Criador. Al principio decía
n~, xx, p .. 636) resume un pasaje de Martín del Río y cita a Binsfeldio.
C?1t~también_ a Remigio, es decir Nicolás Remy, autor del Daemonolatriae no a~bava de venir el sol i que no vendría por ser allí en
libn tres, e~1tado en 1595, en el que se enumera los métodos utilizados pres_encia la untura. Al fin de aver repetido tres vezes la ex-
por la_sbru1as para volar por los aires (cf. Caro Baroja, op. cit., p. 158). ción Y el unto, dijo que ya venía, y preguntado en que
T?mb1én _alude a un tratado sobre los aparecidos debido al jesuita Pedr?
T 1reo (altas Thyraeus), autor también del Demoniaci hoc est de obsesSIS ~~~ ~exto de Teruel está publicado en la Cor6nica de Calancha, m ,
a spiritibus demoniorum hominibus .. . , Colonia 1598: 2
34 PIBRRE DUVIOLS LA DESTRUCCIÓN DE LAS RELIGIONES ANDINAS ... 35
lo ech_ava de ver, res~ondió que en sentir _que se le iva elando el
~erro de la espalda; ¡untamente fue perdiendo el aliento i cayó
¡unto a la cama del cura como muerto, los ojos abiertos i en un
d onio es el enemigo personal de cada evangelizador, de
figura que apenas el cuerpo llegava al suelo. Llámonos a mi i ª
e:I'rpador, que le persiguen y combaten en el l~gar en que
~i conpañero i, entrando a verlo mi conpañero para ver si s: cuentran,ya en los ídolos, que se deben destrmr, ya en_ el
fm~ía desmayado o amortecido, le incó un alfiler faldonero i le de los indios, de donde hay que expulsarlo. ~s especial-
paso n:iuchas _v~zesuna vela encendida por los ojos, sin que con te en la primera mitad del siglo XVII cuando proliferan en el
uno m otro 1Z1esemudan9a ni respirase. Duró en esta postura, los casosde posesión demoniaca. Indudablemente _esoscasos
enagenado, poco más o menos de una ora i al cabo della bolvió se habían registrado antes, y entre ellos podemos ;itar el del
en sí todo trasudado i como que venía de un penoso cansancio que de Anserma (1549), del que ya habl~mos; bastenos con
i dijo que ~en~a del Pacayal ( que estava como tres quartos de ar los que figuran en los procesos de Lms López y F. Frau-
legua de alh) i que en él avía allado a tales i tales indios non- de la Cruz. 56 Pero en esos casos se trataba de posesos
brando :~si a todos los que llevávamos ~ncartad,os por brujos oles o criollos. En cambio, en las obras dé los denominados
de ,las vmtas de Huacho 1 que ,el demomo le avia dicho pare- · s de conventos, y en las cartas de los jesuitas, abundan
cena presto su ermano, que avia dos o tres días se nos avía casosde posesión demoniaca de i1:dígena_s,en cuyos cuerpos
huído ... " 54 ba el demonio para mayor afianzamiento y defensa del
Se reconoce aquí los aspectos esenciales de la psicología mági- ,,~-~-"' de la idolatría.
ca, y de la técnica del viaje al aquelarre, tales como los que El exorcismollegó a ser una técnica de extirpación privilegiada,
Cervantes, inspirándose en las creencias de la época, expone en ~,,.,,q~ ~r la que sobresalieron ciertos monjes. Entre los much~s, ejempJos
El coloquio de los perros en 1613. Recordemos que en esta -r~,,.,...1..,.,-.-: existen tomaremos el de fray Alonso Ramos Cavilan, qmen
obr~, la bruja -llamada la Cañizares- entra en un aposento con toda complacencia y lujo de detalles narra sus triunfos de
el fm de prepararse para el viaje demoniaco, y también recurre al · . Aunque el caso se refiere a una española endemoniada
uso de unturas, que son, dice ella, "tan frías que nos privan el pueblode Ancobamba, en 1617), está directamente ligado
de los sentidos en untándonos con ellas y quedamos desnudas y •.-.....
...,,.,-. ._ extirpación de la idolatría entre los indígenas. He aquí cómo
tendidas ,:n el suelo ... " En la anécdota peruana que precede, onio se manifestó en esta mujer. En primer lugar se le
el companero del padre Teruel a guisa de prueba, hinca un alfi- rmó el rostro, adquirió un aspecto feroz, terrible y sus
ler en el cuerpo del brujo, y lo mismo sucede en el texto de s se tornaron violáceos; pero los curas del lugar tenían tan
Cervante~, don~e se lee que algunos curiosos que encontraron experiencia que al comienzo atribuyeron estos cambios a
a _la bru¡a tendida en el suelo "se llegaron a hincarle alfileres frenesí. Sin embargo, terminaron por rendirse a la eviden-
por las carnes desde la punta hasta la cabe9a sin que se diera f a partir de entonces se esforzaron en expulsar al maligno
cuenta de ello". isis nte los exorcismos clásicos. Pero éste se defendía como
un ~iablo, y afirmaba que se encontraba allí por la volun-
. ~e D10s, y que ningún monje, fuera de la orden que fuera,
ese lo qu~ hiciese, podría expulsarlo. Pero fue evidente que
1!1uchoc~i~ado de referirse a la orden de San Agustín. Por
54 lbid., p. 632 y 633. mismo decidieron recurrir a fray Alonso. Cuando el demonio
115
Cervantes, Novelas ejemplares; ed. F. Rodríguez Marín, Madrid 1943, teró de esta decisión quedó visiblemente consternado; y más
t. II, PP: 302, 306 y 308. Jean Bodin, en su tratado De la démonomanie vo ~uand~ el monje se presentó ante él. Este último puso
des sorczers [1580] cuenta un .caso algo parecido sucedido en Burdeos SUSOJOS la imagen del bienaventurado Juan de Sahagún. El
(ch. _v, P· 185 de la edición de Amberes, 1593). 'El libro de Bodin fue
también famoso en toda Europa. J.T. Medina,Historia, p. 57 ss.
36 PIERRE DUVIOL S LA DESTRUCCIÓN DE LAS RELI GIONES ANDINAS ... 37

diablo -es decir, la española posesa- fue inmediatamente ví ti ueCieza de León escribe que "como ve que ha perdido su
ma de temblores, ~omenzó a echar espuma, y rodó por tie~ · y autoridad y que muchos de los que le solían servir tiene n
Después ~e es~a pnm ra prueba, el demonio guardó silencio
7 d~: · ión contraria , con ociendo su error, les dice que el Dios
cristianospredican y él son una cosa, y otras palabras
rante vanos dias, pero eso sólo era por hipocresía. En efect
de tal adversario, y con engaños y falsas apariencias pro-
cuando el monje volvió a colocar la santa imagen ante sus ojoº•
estorbarque no reciban agua del baptismo, para lo cual es
el demonio gritó que ya no po~ía r7sis!ir más, y pidió permis~ parte, porque Dios, doliéndose de las ánimas destos pecado-
para pasar al cuerpo de un cacique md1gena; el monje, inexora. servidoque much os vengan a su conocimiento y se llamen
ble, rehusó, y al hacerlo desencadenó las lamentaciones -en he¡>, de su iglesia, y así, c~da día se baptizan. Y estos temp los
t~sílabos, por cierto- del demonio, acompasadas con este estri- bin deshechos y rumad os de tal manera que lo principal
billo: "Llevó el frayle la victoria." El monje realizó tan bien su edificios falta; y a pesar del demonio, en lugar don de él
labor que hasta obligó al diablo a que hiciera una confesión públi- tan servidoy adorado está la cruz, para más espanto suyo y
ca en aymará, en la que estigmatizaba la idolatría que él difundía· o de los fieles". 58
" . . . comenzó pues el Demonio su habla, era áspera su voz, y el siglo XVII fracasan también los esfuerzos desplegados por
~uy pe~etrante, declaró que era Demon_io y Angel de la suprema · o para poner trabas a la evangelización; y lo mismo
hierarchia a cuyo cuydado estava el govierno de los demonios in- e con sus intentos para impedir la comun ión de los indios:
ferio~es. que anda van por or?en suya repartidos por todas las me certi_ficóun padr~ de Santo D omingo persona de todo
provmc1as de los aymaraes; d1xo que su nombre era Sataficio ... y autondad que av1endo prevenido a los indios de un
que significa lo mismo que sembrador de cosas malas, y mani- que estava a cargo de su orden para que comulgasen
festó a los indios la vanidad de sus ydolatrías y persuadióles la dfa de Pascua los que estavan dispuestos para ello, aquella
unidad de Dios, la Trinidad de las personas la Encarnación del levantó el, Demom o tan grand e ruido y alborot o qu e pa-
V erbo, díxoles finalmente que eran caudalossísimas las cosechas 41:1es~_hund1anlos cerros de al derredor y el Demonio se les
d~ almas que el Infierno cogía en sus troxes y que temiessen a 6 vmblemente diziéndoles que se avía de h undir el pu eblo
D1?s, adorá_ndole,a él solo, como a Señor y Criador y que se ulgavan... " 119
de¡asen de _idolatnas y que la causa de estar vejados era por apar- objetos ~el culto, la cruz, las reliqu ias y las invocaciones
tarse de Dios y darse a la adoración de sus falsos dioses. Muchas
verdades dixo el demonio a su despecho este día ... Atemoriza-
.ª la Virgen y .ª lo? santos, son armas eficaces que con-
Siempre a la v1ctona. El demonio lo sabe y les tiene
dos quedaron los indios y públicamente lloraban sus hieros 90
• Cada orde~ misionera se cree la más t~mida. Ya lo
pasados." 57 . VJStoen relación con la de los augustinos, en el caso de
No hay duda de que las batallas del exorcismo son las más
espectac~lares, ya sean dirigidas por religiosos especializados, ya
1 de fray Alons~ Ramos Gavilán. También los jesuitas
a títu~o de enemigos natos del diablo. Uno de ellos pre-
sea el mismo poseso, el que las libre, con las únicas armas de las r Y ~tupa?or, escribe: "A otro indio le dijo de n~estra
invocaciones sagradas. En todos los casos el demonio es final· dy dir el mdio que vio llorar al demonio lágrimas vivas
. ~ ~ ulano: -ya para mí se ha llegado el Cu tipacha qu:
mente vencido, para mayor gloria de Dios. Y como el maligno
t~ene conciencia de sus repetidos fracasos, y ve reducirse el impe-
rio de la idolatría, como una piel de zapa bajo los contin~OS
1::.~•
dh
)?0 rq~e estos clérigos y padres que vienen dest; uyen
iglesias Y adoratorios; desdichados de vosotros que
golpes de los evangelizadores, utiliza todos los medios -espe cial· .ª e ser para vosotros que habéis de padecer ha~bre
ment e las trampas y los engaños- para recuperar su ascendiente cuis Y muertes, porque h abéis descubierto mis secretos; y
sobre los peruanos . Ése es el caso del demon io del templo de
. , Crónica, LXXII, p. 204.
Pachacámac ( menos de veinte años después de la Conquist a), ~ . La Extirpación, p. 109.
' Idolatrías,pp. 193-195.
57 Ramos Gavilán, Historia, r, xv.
38 PIERRE DUVIOLS
LÁ DESTRUCCIÓN DE LAS RELIGIONES ANDINAS • . . 39
abrazándole le quemó la mano para que se acordase dél. Yo Ví
• ente que en los ~ños de la Conquista, o poco después,
la señal de fuego en la mano derecha." 61
existe como espíritu aunque estaba lejos de ser el único.
Este relato es un buen ejemplo del papel de fautor y de co .
servador de l~s idolatría~ que se atribuye al demonio, quien, ~
ez Holguín ( 1608), en su diccionario deja constancia de
encía de los hapuñuñu, a los que define como fantasmas
~te caso, de1a constancia, con su despecho, de los ininterrum.
pidos progresos de los extirpadores.
es provistos de dos tetones alargados a los que se podía
, y Joan Santa Cruz Pachaouti Yamqui, por su parte
1 que en la lengua general los demonios se llaman hapl
dduJc<;tla.83 Holguín señala también que vísscochoo huma-
El demonio europeo y el Zupay peruano eran términos que designaban a los hechiceros que los
pretendíanencontrar en las noches, bajo la forma de una
Los españoles trajeron en sus naves a su propio demonio. Pero humana, sin cuerpo y que emitían un silbido "viss, viss". M
al desembarcar, ¿no encontrarían a su primo hermano? Cori otr~
palabras, ¿existía en las creencias peruanas el equivalente del dia- los z.upay,hapuñuñu, visscocho, humapurick y algunos
blo europeo? Casi todos los cronistas así lo afirman, y aseguran espai'íoleseligen el Zupay y lo consagran com~ demonio.
que los indí~enas ,lo lla~aban Supay ( Qupay, Zupay) en quechua; está que esta elección fue completamente arbitraria si es
las referencias mas antiguas datan de 1550, aproximadamente. e:i da crédito. a la definición más, antigua de Zupay, Ía que
¿Existía realmente este Zupay con características análogas o equi- fray Dommgo de Santo Tomas en su Lexicón (1560):
valentes a las del diablo europeo? ¿O fue hechura, o por lo menos , bu~~ ~ ~alo; 2) demonio o trasgo de casa.~ Lo im-
formalmente brotado, de la particular visión demonológica de los y s1gmficahvo es que Zupay no era exclusivamente un
colonizadores? Las dos interrogantes no se excluyen, si recurrimos maligno. Llega ª. serlo cuando la _palabra pasa al mundo
a la antigua lexicografía quechua y aymara, por un lado, y a la de los eva~ge~izadores. Y el mismo lexicógrafo prueba
observación etnológica, por otro. que el meshza1e cultural y lingüístico de esa palabra
q>~ca,ya estab_a ?ien av~nzado, cuando da fttfJayguaci~
61Ibid., p. 192. eq~va~~te _del infierno, sm duda un neologismo, pues el
62 Relación de la religión, p . 17. Y también: "Ver al demonio trans- 11gmficaliteralmente: casa de c;upay.66
figurado en las formas que digo, no hay duda sino que lo ven; llámanle
en todo el Perú sopay." Cieza, Crónica, LXIII, p. 187. A comienzos del e en~n!r~r, ~n todo el ámbito indígena, todavía emer-
siglo siguiente, el Inca Garcilaso comenta: " ... que no le llamaron sino etapasSigmhcativas de este proceso de aculturación como
<;upay, que quiere decir diablo, y para nombrarle escupían primero en seiial pl~, cuando el transcriptor indígena del texto quechu¡
de maldición y abominación." Esto podría parecer una contradicción con Llocl~í ~ l 598?), e_~ocalos últimos días del culto local del
la opinión general sostenida líneas arriba, según la cual el demonio habría Y uancu, hi10 de Pachacámac, que había sido en-
sido el alma de la religión peruana, porque entonces los indios, lógicamente, por su padre para proteger a la población de Checa, y al
¡habrían tenido que escupir muy a menudo! Pero Garcilaso la resuelve
inmediatamente indicando que si bien los peruanos practicaban muchos • n de antigüedades, p. 232.
ritos diabólicos, lo hacían inocentemente, ya que estaban engañados por el lez Holguín, Vocabulario, p. 354
!"f~ligno: "~mper~, como este enemigo tenía tanto poder entre aquellos Tomás, Lexicón, fol. 131. .
mheles, haziase Dios, entrándose en todo aquello que los indios veneraban , uestro
el Inca unto
Garcila .
y_ acatavan por cosa sagrada. Hablava en sus oráculos y templos y en Jos d so. emp1~a ~amb1én esta palabra ( Comentarios,
rmcone s de sus casas y en otras partes, diziéndoles que era Pachacárnac -sin r!eren . e vista comc1de con el que desarrolla, en forma
Y que era tod as las demás cosas a las que los indios atribuian deidad, Y autóctona",-~~ Carlos D. ~alcárcel en "Supay sentido de la
por este engaño adoraban aquellas cosas en que el demonio les hablava, s: "Su a , t. xr, 1, Lima, 1942, p. 31-39-, de1 que
pensando que_ era la deidad que ellos imaginavan, que si entendieran. qu~ de enea! Y.se presenta en la realidad en formas múltiples tiene
era ~l demomo las quemaran entonces como ahora lo hazen, por la rn1sei:·
1 destructor S
aciones· una multitud d e d I"ferencias.
· ' pro-
Ya es genio
cordia _de} Señor ... " ( Comentarios, u, u, p. 44). La tesis de la parodia o cualquier . 1 upay es aquel a quien se teme y a la vez se
demomaca aparece una vez más en Garcilaso, en defensa de los indios. ." a que sea su forma, es siempre, ante todo, un dios
40 PIBRRE DUVIOLS LA DESTRUCCIÓN DE LAS RELIGIONES ANDINAS ... 41
que se le ofrecían numeros6s sacrificios. Con la llegada del padre jdlprimi~ro~ muchos de los rasgos demoniacos que le atribuyen
.Cristóbal de Castilla, este culto debía sufrir un eclipse, pero vol- J¡oy los md10s.
vió a ganar adeptos con motivo de una epidemia de sarampión.
El transcriptor narra que, cuando llegó el padre Avila, combatió
este culto de Llocllayhuancu y Macahuísa, declarando: "¡ f:stos
son el demonio!" y es así, dice el transcriptor, como las gentes se
convirtieron . 67 Por otra parte, el mismo Avila hace constar la
confesión del "brujo" Paucar, y las palabras de este último, a
En la imagen resumida, simplificada, que los misioneros ofre-
propósito del oráculo Chaupiñamocc: "Esto, padre, dezís vos
cendel dogma cristiano, el infierno está omnipresente. El Con-
c:iliode 1551 sugiere a los curas la horrorosa imagen que de él
que era el diablo." 68
debenofrecer a los indios. El infierno es la morada de los demo-
Como lo prueban los dos ejemplos precedentes, desde los pri- nios donde van aquél1os, los que no han sido bautizados, o los
meros tiempos los evangelizadores se esforzaron en convencer a que'no respetan los mandamientos, "es la casa ... donde hay
los indios de que cada una de sus divinidades y el demonio eran muy grande obscuridad, e muy gran hedor, y muy grandísimo ·
la misma e-osa;pero también los adoctrinaron, por medio de sus fuego,donde para siempre se estarán quemando sin jamás aca-
sermones, para que incluyeran dentro del espíritu general del barsede quemar, con sed y hambre, y enfermedad y dolor, y
Zupay cada una de las huacas diabólicas. Y Avendaño, en sus desearán morir por el gran tormento que pasan, y Dios no quiere
sermones se dirige a sus fieles diciéndoles que los incas no supie- quemueran, sino que para siempre están allí padeciendo por sus
ron que había ángeles, y solamente sabían que había diablos, a pecados".78 Al ofrecer una visión tan terrible la Iglesia misio-
los que llamaron Zupay ... 69 aera no hacía ninguna innovación: sólo introducía, allende el
El folklore andino contemporáneo está poblado de espíritus Atlántico,el fantasma tradicional. Pero lo que aparece como un
malignos. "Todo europeo sabe por experiencia hasta qué punto elemento nuevo, y adaptado a la coyuntura peruana, es la trans-
la creencia en seres invisibles y generalmente maléficos pesa en la ferencia de ese castigo a los antepasados de los indígenas, por
imaginación religiosa ( de los indios)." 70 En la tradición po1:m~ar no haber recibido -lo que nos parece obvio- el bautismo. La
estos espíritus, almas en pena, degolladores, etcétera, se d1stm- parte final de esa misma constitución lo deja establecido: "Y de-
guen, además, del diablo católico que también º?upa su lugar. 71 cirles han cómo todos sus antepasados y señores, porque no
Hasta hoy el Zupay ( o Zupayo, Zupaya en aymara) es en much?s conocieron a Dios ni le adoraron, sino al sol y a las piedras y a
lugares considerado como un espíritu entre los muchos que exis- lasdemás criaturas, están ahora en aquel lugar con gran pena." 74
ten. Así, Bandelier pudo notar que en la región boliviana del Tal planteamiento significaba una opción teológica. Frente a
Titicaca este espíritu recorre el país durante las granizadas, Y los que aducían la irresponsabilidad de los indios, puesto que
cuando las cosechas se han perdido, los indios dicen que el Dun<;a_habían _sidoevangelizados, los teólogos que orientaron los
Supaya se las ha robado con su legión de otros diablos. 72 C0!1~1hos de Lima se mantendrán firmes en este punto; una vez
Este Zupaya es sin duda alguna el heredero del Qupay prehis- ~do en principio, la condenación de los antepasados y de los
pánico, espíritu del bien o del mal al que los evangelizadores meas, será utilizada con fines pedagógicos. Los que lanzaban
aq~ellasdecl.araciones a grupos en los que el sistema religioso y
Dioses, p. 113 ss.
67
SOCíoculturalse fundaba en los lazos de parentesco y el culto
Prefación, p. 69.
68 1 los muertos, ¿se daban cuenta del terrible trauma psicológico
60 Sermones, siglo vu, fol. 76r.
que producían? Seguramente. Precisamente rebuscaban el efec-
°
7 Karsten, La civilisation, p. 179. Ver también: Tschopik. The aymara,
to que una afirmación tan agresiva podía crear.
p. 201.
71 Véase Arguedas, Folklore del valle, p. 201 ss. Ta C6ncilios, t. x, const. 38, p. 29.
1 72 Bandelier, Las islas, 2Q entrega, p . 201. "Ibid.
42 PIERRE DUVIOLS LA DESTRUCCIÓN DE LAS RELIGIONES ANDINAS .•• 43
Las primeras publicaciones pedagógicas del Tercer Concilio lo ftustas? -Todas . . . porque adoraron al demonio en las
confirman. El Tercero Cathecismo por Sermones (1585), vuelve huacas.••" 78

a utilizar la imagen del infierno 75 que sugería el Primer Con- En cuanto a la imagen de este infierno, que espera a los idóla-
cilio, y desarrolla de manera más teó_ric~el te1:1ade la condena- ttas recalcitrantes, después del Tercero Cathecismo recibe ciertos
ción, sin escapatoria alguna, de los mheles pnvados de la reve- retoquessugestivos, tendientes a conmover a los indios que, según
lación: "Pues veís hay porque los malos se condenan, aunque 1osevangelizadores, solamente tienen el sentido de lo concreto:
nunca hayan oído la palabra de Jesu Christo, porque hacen c?ntra ..¿Sabesqué cosa es el infierno? No lo sabes, que si supieras
esta Ley de Dios que naturalmente conocen y por eso son dignos qué cosa es el infierno, temblaras de miedo cuando lo oyeras.
de pena, porque conociendo el bien y el mal, siguen el ma_l y Mira hijo: infierno es un lugar debaxo de la tierra que es cárcel
dexan el bien. Y si los infieles que no conocen a Jesu Chnsto que Dios hizo para siempre jamás mientras Dios fuere Dios, sin
se condenan por esto ... " tener fin. Allí los han de atormentar los demonios con fuego,
En esta argumentación debe verse una nueva prueba de la que este fuego de acá parece pintado respecto del fuego del in-
parte que corresponde a Acosta en la. ~edacción de las obras fierno.Desdichado del que va al infierno, más le valiera no haber
<le misión publicadas por el Tercer Concilio, pues se trata de una nacido.¿No tiemblas hijo, de oir esto? Si aún condenado te dixe-
proposición ya formulada por el teólogo jesuita en De P~ocuranda : 'Cuando se acabe de secar el agua de la mar, sacando cada
( 1577), proposición que conservó íntegramente su validez a ~o afio una gota de agua no más, saldrás del infierno', estuvieras
1argo de la Colonia: " ... algunos han llegado a pensar que sm contento. ¿Sabes por qué? Yo te lo diré. Entonces dixera este
la fe y con sólo el conocimient? de razón natural pueden_ conse- condenado: 'estas penas y tormentos que padezco tendrán fin, y
guir su salvación, cuya sentencia aunque ellos ,son catóh_cos, es 11UDque sea de aquí a muchos afias, se acabarán, cuando se acabe
tan abierta.mente herética que no hay cosa mas contrana a la de secar el agua del mar'. Pero no será así, sino que han de pade-
fe que decir que sin la fe nadie puede salvarse". 76 eer parasiempre jamás. ¿ o tiemblas de oir esto?" 79
El argumento s~rá retomado d~ ~anera mucho _más _c?ncreta
y viva por los extirpadores especializados. Avendano, dira a los
indios: "Mucha lástima tengo a vuestros padres y aq~ellos q~e Losidólatras y el pacto demoniaco
adoraban estos huesos podridos de vuestros mallqms. Decid-
me agora ¿dónde están las alma~ de v?estros mallqu~s? Decidme Tal como hemos visto, al dejar establecido que la idolatría
¿Dónde están? Y si no lo queréis dem yo os lo dire m~y cla~a- ~ba inspirada, o por lo menos alimentada o secundada por el
mente: sabed hijos que las almas de vuestros malqms estan diablo,era lógico que se admitiera que los idólatras podían tener
ardiendo en el irifierno, porque ellos eran . hombres pecadores Y con él relaciones más o menos estrechas. Los teólogos no han
no fueron baptizados y adoraron al demomo en las huacas, y no
conocieron al verdadero Dios, ni hicieron penitencia de sus peca-
dos, y assí están ardiendo en el infi_e~no"en _compañía de ._los
ra;
e1aborado sobre esta cuestión una doctrina particular de la idola-
.Y aunque se haya distinguido a los indios idólatras de los
ere1es,como lo prueba la jurisdicción exclusiva concedida al
demonios." 77 Y en otro sermón les dira: Decidme agora, h1ios, Santo O_fi~io,al principio se limitaron a adoptar los planteamien-
¿todos estos hombres que han nacido en esta tierra antes que los tos ~d1c1onales, tal como se habían establecido respecto a los
españoles predicaran el Santo_ Evangel!o ¿cuántos ~e ha~ salva- Jaech1cerosy herejes de la Europa medieval, y cuya formalización
do? ¿Cuántos se han ido al cielo? -Nmguno. ¿Cuantos meas, se encuentra en el famoso Malleus Maleficarum de Insistor y
han ido al infierno? -Todos. ¿Cuántas Ccoyas? -Todas. ¿Cuan· SJ>t:enger
. .~s. ·Casas es el primero que pone en tela de juicio las
VieJasdefm1c10nes aplicándolas a los idólatras americanos. Dis-
111Siglo XVIII, p. 231, en la reedici6n de Lima 1973.
76 De Procura,ida, v, m, p. 546. "Tt Ibid · IX, fol. 114 v. y 115. r.
. ·• siglo
11 Sermones, siglo IV, fol. 44 v. lbid., fol. 33 r. y cf. infra, p. 290.
PIERRE DUVIOLS LA DESTRUCCIÓN DE LAS RELIGIONES ANDINAS . ..
44
tingue dos especies de contrato que pueden ligar al idólatra con concierne a la adivinación, pero no sería el único. Por consi-
guiente, prosigue Ve&ª Bazán, en to_doslos casos de superstición,
el diablo: se debe establecer cmdadosamente si hay o no pacto demoniaco
1) El pacto explícito, que supone al idólatra comprometido y cuál es la_naturaleza de tal pacto. Esto se sabrá con el estudio
con Satán en:
de los medios empleados y de los efectos obtenidos.
En forma contraria a la tradición, Vega Bazán pretendía hacer
a) Servirlo eternamente en cuerpo y alma. de e~te ~nálisis la clave, para la i?quisición de la idolatría y de la
bech1cena, porque debia determmar la naturaleza e importanciai
b) Hacer proselitismo en su favor. de los castigos:
e) Preparar un ungüento de efectos sobrenaturales a base de
1) Seis u ocho latigazos, seguidos de pública amonestación
miembros y huesos de niños. paraaquéllos no ligados por un pacto. ,.
2) El pacto implícito, que sólo supone en el idólatra la volun- 2) Latigazos, pena de la coroza y reclusión en Santa Cruz en
tad y el acto de realizar sortilegios y hechicerías por todos los ~ en q~e el pacto, explícito o implícito, fuera manifiesto. Éste
medios a su alcance, aunque no haya firmado un contrato formal último articulo r sulta vag_o,al igual que otros puntos del docu-
con el diablo. 7
mento, cuyo caracter alusivo resulta evidente.
Si los concilios limenses dejaron de lado esta cuestión es
porque la consideraban obvia. Una alusión del Sínodo de Quito, . Según Peña Montenegro ( 1663), todo verdadero hechicero
de 1570, basta para mostrar que la Iglesia peruana consideraba tiene, ~ la vez, un pacto expreso y un pacto implícito con el
80
que los hechiceros estaban ligados con el diablo. clemomo.Se le reconoce fácilmente por sus poderes sobrenatu-
Pero sólo en el siglo xvn, interviene en los procesos de idola- llles. Todos los demás son charlatanes. 82 Por otra parte, en los.
tría -y en algunos solamente- la casuística del pacto demoniaco. C!U.os, tan ~umerosos en el Perú, de "vana observancia" o supers-
A mediados del siglo, el licenciado Vega Bazán, consejero del ticiones,existen muchos grados, y el diablo puede o no intervenir.
arzobispo de Lima en los asuntos de idolatría, dirige a este último ~recuentemente se d~ba el caso de un pacto implícito o tácito,
una carta ( 1662), en la que le expone las normas que, a su juicio,
81 11D 9ue por ello el su1eto cayera en pecado mortal: su ignorancia
debían prevalecer en la inquisición del pacto demoniaco. Este ~ha exculparlo. A_lcompar~,r la causa con el efecto puede siem-
texto, destinado a marcar jurisprudencia, establecía la existencia {:.:./econocerse la mtervenc10n _de~~liablo. Si el efecto sobrepasa
de un "pacto expreso" o explícito entre el diablo y el hechicero: m ~ud natural ~e. la causa, sigm~1caque hay participación de-
la~aca._ En ~1edicma un buen e1emplo sería la relación entre :
1) Cu ando este último manifestaba una adoración, una latría cacia habitual de los medicamentos y la curación. 83
real al dar en sus oraciones o encantamientos el nombre del crea-
dor universal al objeto de su culto.
2) Cuando con la ayuda de una alimaña -una araña por ejem- LA IDOLATRÍAY LOS "JUSTOS TÍTULOS"
plo- el hechicero estaba en condiciones de prever el porvenir lfllidolatríaY los derechosde España sobre los infieles de América.-
(porque Vega Bazán parece considerar que el animal sólo podía
ser proporcionado por el diablo). El
trotema . de .la 1'dolat na
, estuvo estrechamente vinculado con las
Por el contrario, el indio que consulta a un hechicero será cul-
pable de mantener un pacto implícito con el diablo. El caso citado ., . versias sobre los justos títulos de la conquista y de la sobe~
ti~ario, u, v, I, p. 184.
80
81
lima,
M. Vargas, Constituciones, p. 76.
16-12-1662. AAL, Chancay, m, 18.
11
lbid., II, v, III, p. 187 y 188.
46 PIERRE DUVIOLS LA DESTRUCCIÓN DE LAS RELIGIONES ANDINAS ••• 47
ranía, controversias que precedieron a la conquista del Perú, y 1a repúblicacristiana está fundada para someter por la fuerza a
que prosigui,eron desp~és de ésta. . los idólatrasque no fueran sus vasallos, y sobre esta misma base,
La idolatna era considerada tanto un pecado contra Dios, como 1a mayorparte de esos teólogos crearán una amalgama entre la
un pecado contra natura. En el primer caso constituía una trans- idolatríapropiamente dicha y los crímenes contra natura, tales
gresión del derecho divino, en el segundo, del derecho natural. como los sacrificios humanos, el incesto, la sodomía, la bestia-
Pero tan pronto las controversias sobre los justos títulos de con- lidad... 86

quista vayan imbricándose ya .en el derech~ teol?gico, ya en el J!:staes una posición a la que Vitoria se opuso. Planteando el
derecho internacional, las sanciones que pudieran imponerse a los principiode que la idolatría entre los indios era una calamidad,
pueblos de las Indias Occidentales serán contempladas a 1~ luz perono un pecado, la separó de los pecados contra natura pro-
de una nueva distinción: la legitimidad de los derechos de mter- piamente dichos. 87 Por otra parte, afirma que los príncipes
vención, de coerción de los príncipes católicos -en_ este caso los cristianos no tenían derecho de reprimir por la fuerza los pecados
españoles- dependerá de que los indios sean considerados o no que contra la ley natural podían cometer los infieles que no eran
vasallos de esos príncipes. sus súbditos. A los que citaban los ejemplos del Antiguo Tes-
tamento, Vitoria contestaba: "Porque nunca en el Antiguo Testa-
mento ... vemos que el pueblo de Israel ocupara las tierras de
La idolatría, pecado contra Dios o pecado contra natura los infieles, ya por el hecho de ser infieles e idólatras, ya porque
incurrieran en otros pecados contra naturaleza." Y a propósito
Paradójicamente, a medida que la idolatría iba haciéndose cada del Nuevo Testamento: "San Pablo dice que no le compite a él
vez más asunto del derecho divino, más liberaba a los indios de juzgara los infieles, fornicadores e idólatras." 88
las sanciones de España y de la Iglesia. En efecto, la mayor Sin embargo, Vitoria hacía una excepción con los sacrificios
parte de los teóricos, herederos de Santo Tomás, consideraba humanos,pero en nombre del principio de sociabilidad, del que
que el Papa -vicario de Dios en la tierra- no tenía poder tem- constituían una flagrante violación. 89
poral sobre los infieles y que, en consecuencia, su representante, El argumento de Las Casas tenía puntos de contacto con el
el rey de España, no tenía derecho a imponerles por la fuerza la de Vitoria en lo relativo a los idólatras que no eran súbditos.
religión de Cristo. Se diferenciaba entre infidelidad e idolatría;
la primera no llevaba necesariamente implícito el pecado, pero le Cinés de Sepúlveda afirma el derecho del Papa para obligar a los
casi todos los que consideraban ,a la idolatría como un pecado paganos a abandonar el culto de los ídolos y hace de los pecados contra
natura _el ~gundo título de justa conquista. Es evidente que basó su argu-
contra Dios creían que su castigo no era potestad del hombre,
mcntaaó~ ~ el texto del Deuteronomio, que interpretaba de manera aún
sino de Dios mismo. El franciscano Alonso (De ;usta haeretiorum ::' rcstr1~hva que Alfonso de Castro, quien en el capítulo 14 del libro n
punitione, 1547), fue tal vez el único en fundamentar a divino ~ De¡usta h~ereticorum punitione, admite previamente que la idolatría
el derecho de conquista basándose en la idolatría de los indios, al
recordar que Dios había recomendado siempre a los hijos de Israel
:;::ca

~
llecha
conqms~a, a condición, sin embargo, de que hubieran sido adver-
de mterrumprr sus r_itos y hubieran rechazado hacerlo. Esta concesión
que atacaran a los paganos de Palestina. 84 Este planteamien- a CU: los pagano_spareció abusiva a Sepúlveda quien, habiéndole solicitado
puestao que precisara su pen samiento sobre el particular obtuvo esta res-
to, que deriva del Antiguo Testamento ( especialmente del _Deute- les del franciscano: "Si se puede establecer la pertinacia de los idólatras,
ronomio XXXII), será largamente explotado, pero con diferent~ 1M) reJ:drft hacer la guerra, sin ultimfttum previo." (Intercambio de cartas
contenido, para mostrar que Dios quería que los hombres casti- «teicub' atlas entre G. de Sepúlveda y A. de Castro. Se trata de dos cartas
crtas ~ los archivos de San Felipe, en Sucre, por el padre Vargas
1
garan la idolatría, en cuanto fuera considerada pecado contra tt ...:.:;::::
natura. Con este título varios teólogos influyentes, desde Grega- ~y publicadas por L. Hanke en Aristotle and the american indians
8T , 1959, p. 116 SS.) '
rio López 85 a Ginés de Sepúlveda, entre otros, sostendrán que Cf. C~ro, La teología, p. 405 .
84
Cf. Gómez Hoyos, La Iglesia, p. 67. • Relecezones, u, 16, p. 96 y 97.
85 Cf. Carro, La teología, p. 337 ss. Cf. Carro, La teología, p. 405.
48 PIERRE DUVIOLS LA DESTRUCCIÓN DE LAS RELIGIONES ANDINAS . .. 49
Para él la idolatría, o cualquier otro pecado cometido por infieles otra parte, _no ,t~nía nada de exc_epcional si se tiene en cuenta
que no hubieran recibido el bautismo, no podía ser juzgado por el clima ps1colog1code la Conqmsta, en momentos en que una
ningún juez del mundo. 90 teología sumariamente digerida alentaba el comportamiento agre-
Las Casas también ha . llevado más adelante una vía abierta sivoy tiránico de los sol~ados ~re~te a la masa indígena. En 1571,
por Vitoria, según la cual la idolatría sería más una tara que un un miembro de la Iglesia podia mformar, como algo muy natu-
pecado, una enfermedad antes que un vicio. Las Casas consagra ial, que los veteranos de la Conquista citaban, entre sus hechos
no pocas páginas de la Apologética a despojar a la idolatría de su meritorios y piadosos, el haber atravesado de una estocada a los
contenido inmoral, criminal o diabólico y a señalar que ésta es indios, ya que "tenían por fee que era gran virt ud y mérito matar
consustancial al hombre, en una palabra, natural; 91 y todo esto a estos indios a lanzadas como los veían idolatrar . .. " 93 Matar a
lo conducirá, como se sabe, a excusar -cuando no a exaltar- las los idólatras era una buena excusa y un excelente expediente para
manifestaciones más sangrientas, es decir, los sacrificios humanos colonos y encomenderos con dificultades de expansión territorial,
de los mexicanos, en los que quiso encontrar antes que nada, la que veían amenazados sus intereses por la tesis lascasiana de una
prueba de la inmensa piedad de sus autores. evangelización pacífica, ya que el acatamiento a tal tesis no les
hubiera permitido -como lo hace notar Venancio Carro- apro-
piarse en forma rápida y segura de nuevas tierras y de indios para
1¡ 1 Los justos títulos y la práctica: conquistadores y encomenderos explotarlas. 94
1
Sería un error que sólo se viera en todo esto querellas abstru-
sas, vanas consideraciones retrospectivas de teólogos y juristas. Papel de la idolatría en la argumentación toledana
Una parte considerable de la historia del Perú se ha desarrollado
en torno a los justos títulos, ya a nivel de las esferas guberna- A partir de 1570,Toledo organiza su campaña de información
mentales, y, desde luego, de las políticas, ya a nivel del comercio, -o mejor dicho de deformación- para fundar los justos títulos
de la vida cotidiana de vencedores y vencidos. El liberalismo apa- de, la_ Co~on~ sobre el Perú, y basándose en ellos privar a los
sionado e intransigente de Las Casas respecto a la idolatría con- pnnc1pes md1genas de todo derecho de soberanía. Y como los in-
tribuyó a que los dominicos negaran la absolución a los encomen- dios y~ hac~a cuarenta años que eran vasallos del rey de España,
deros que se negaban a restituir los bienes y tesoros arrebatados se ve impelido, para echar por tierra los derechos de los desoen-
a los antiguos propietarios indígenas, so pretexto de que éstos
eran infieles o idólatras; 92 la actitud de estos encomenderos, por ~s: "~,i todos los que han robado quisieran restituir, se encontrarla a
qwen• • •. Declaraba: "Yo no entiendo la justicia de aquella guerra" y tenía
00 "Treinta proposiciones muy jurídicas", Prop. xm, t. v, BAE, p. 252. esta admuable exclamación: "Si yo desease mucho el arzobispado de Toledo
01 Cap. 74 ss. ¡ue est~ vaco, y me lo hoviesen de dar porque yo firmase o afirmase l~
02 Cf. BataiJlon, Les douze questions, p. 259 ss. Debe recordarse cómo lao;:1cia destos peruleros, sin duda no lo osara hacer. Antes se me seque
desde 1534 Vitoria juzgaba la Conquista del Perú. El dominico, que ya toda ~ª. Y la ~a~o, que r~?iga ni escriba_cosa tan inhumana y fuera de
había conocido algunos peruleros y que posiblemente había leído las ~n- p. 23c~tiandad. Carta dmg1da al padre Miguel de Arcos", en Relecciones,
meras crónicas aparecidas ese año en Sevilla, no consideraba que Tabahpa
[Atahualpa] hubiese hecho nada contra los cristianos que justificara la
ea.. d'
1 esto · : · _icen que tenían por fe que era gran virtud y mérito matar
conquista del país. Estimaba que, después de su derrota, los peruanos se ficarhs md10s a lanzadas como los veían idolatrar y adorar piedras y sacri-
habían convertido en vasallos del rey de España -al igual que lo _eran ombres y ~omer carne humana -y el autor continúa-: No les parece
los de Sevilla- y que, por consiguiente, resultaba escandaloso prosegmr la T':ees ~ceso, viendo a éstos tan empeñado s en la defensa de sus tierras
guerra, tiranizar, saquear y destruir a esos súbditos del emperador. ~ob~e parasus idolatrías y maldades y al diablo que les anima y esfuerza y espanta
b cuestión de las riquezas del Perú y el derecho de propiedad , V1tona •uestiueSa~ometa.~ a defenderle a él los reinos que tiene usurpados a Cristo
era igualmente categórico. Convencido que los conquistadores actuaban _m~· k C enor... Yucay, p. 110.
vidos por la sed del oro, dejaba entender que tenían el deber de rest1t~1r ~ arro, La teología, p. 616. Sobre el tema de la despoblación consi-
los tesoros robados y se burlaba de quienes alegaban la ausencia de propie- a como castigo a la idolatría, ver ínfra, p. 73 ( copia a máquina).
50 PIERRE DUVIOLS LA DESTRUCCIÓN DE LAS RELIGIONES ANDINAS . .. 51
dientes de la dinastía inca, a elaborar una teoría retrospectiva ( }S64), cuando se refiere a las riquezas consagradas a las huacas;
de la tiranía de los soberanos del Perú antes de la llegada de los es decir, deja claramente establecido que esas riquezas no podían
españoles, y, por consiguiente, a explotar el viejo arsenal de argu- .et confiscadas bajo el pretexto de que habían sido ofrecidas al
mentos que tradicionalmente servían para justificar la conquista demonio, ya que los indios creían que las ofrecían al verdadero
de infieles no avasallados. Así, pues, Sarmiento de Gamboa l)ios. es El turifer~rio toledano de Yucay consagró una larga
desarrolla por cuenta del virrey, primero el tema de la tiranía y página para de_st~ir este argu~ento. To~as esas riquezas, pro-
de la usurpación de los señores del Cuzco, e inmediatamente claina, que los md1os han ofrecido a sus dioses y a sus demonios,
siguiendo el ejemplo de Sepúlveda, el de los pecados contr~ pertenecenal rey, pues es necesario que tengan un propietario,
natura -antropofagia, sacrificios humanos, sodomía, bestialidad- y, ¿cómo podóa ser su propietario el diablo, el sol, o el mar?
que habrían florecido en el Ta~mantinsuyu en proporción tal que Se ha dicho que las riquezas intencionalmente dedicadas al ver-
el Perú indígena de la Colonia todavía sería el escenario de un daderoDios pertenecen a la Iglesia. Es el argumento más fuerte
"general quebrantamiento de la ley de natura". Sarmiento llega de los que no quieren dárselas al rey, conviene el autor, que
a afirmar que sólo estos vicios habrían bastado para darle al rey inmediatamente agrega: "porque aunque fuese así que su inten-
'1 1
de España todos los derechos de intervención y de soberanía, .ción destos miserables idólatras fuera ofreciéndolo al demonio
aun si los incas no hubieran sido tiranos. 95 quereracertar en Dios verdadero, mas con todo eso erraron y
11:
,. En forma aún más curiosa, otro propagandista de la posición poreso fueron idólatras, y pecaron mortalmente y se condenaron;
toledama, el autor del texto de Yucay ( 1571), proyecta en el y como el Dios verdadero no recibió su intención, menos recibió
pasado incaico, de manera muy anacrónica, el argumento clásico su oferta de oro ni plata, ni animales, porque la ofrenda y la
del obstáculo que los infieles ofrecen a la propagación de la fe, intención hacen una cosa, y no recibiendo la una no se recibe
argumento en general muy aceptado para justificar la interven- la otra". 99
ción de los príncipes cristianos. Le indigna que los incas sean
culpables de intolerancia religiosa, que hayan obligado a sus
súbditos a adorar ídolos, es decir que les hayan cerrado el camino l,a tesis de José de Acosta
de la verdad y de la salvación. 96 Es, pues, a este argumento, y
al de la idolatría considerada como pecado contra natura, que ~- evidente que José de Acosta no podía dejar de exponer su
Toledo pretende aportar pruebas mediante la realización de las ,ppm16nsobre un problema tan candente. Lo hace en De Procu-
encuestas. Una de ellas, que se ajustaba exactamente a este tema, randa,cu~o libro u, en su integridad, se ocupa de los justos
1 11 fue realizada en el mismo Valle de Yucay, cinco meses después tf~o~. A~irma, oponiéndose a Sepúlveda y a los toledanos, que
,!¡ de la redacción del texto teórico atribuido al padre Portillo. 97 la mfidehdad y la idolatría sólo pueden ser juzgadas por Dios
En lo que respecta a los tesoros, en su De thesauris ( 1562), 7 que por ellas no puede justificarse la guerra; refuta el viejo
Las Casas apela principalmente al derecho privado para demos- .&rgumento según el cual Dios había autorizado a los hijos de
1 ! trar que los tesoros de las tumbas pertenecían a los difuntos HTratado .
de las doce dudas, t. v, p. 528.
propietarios y debían ser restituidos a sus descendientes, a los que ~ Yucay,_ p. 135. Para los toledistas la idolatría constituía el primer
89

se debía buscar. En forma parecida opina en las Doce dudas ~ negativo de soberanía, el que permitía refutar y rechazar toda res-
JDAsón del país ~ los príncipes indígenas. Se ve en el texto de Yucay y
911 Sarmiento concluía: "Por estos pecados contra nauraleza pueden ser
(el P cl~ramente aun en la pluma del jesuita Luis López: "I si se retiene
castigados y punidos ... de manera que por este solo título tiene su Magestad in eru] es por título de conservación de la fee introducida por el baptismo
etcétera ... " Líneas antes, loaba a Toledo por haber reagrupado a los indios, ~u~hos. mal ~.ado'. ut in adultis, hasta que haya señor propio a quien s~
que hast_a entonces vivían "como fieras salvajes, idolatrando como en tiempo illte titu~nfia! la iglesia y conservación de la fe, como el rey lo confiesa; pero
de sus tiranos ingas y de su ciega gentilidad". Historia, p. 76 y 78. teabad O tiene m1;1choescrúpulo, porque o el rey o su lugarteniente van
96 Pp. 127 y 128. ~ n \ la subces1ón de los sefiores naturales, para que no haya quien
97 Levillier, Don Francisco, t. u, pp. 123 y 124. r-' 8 su ceder." Capítulos [1580], CDI, t. 114, p. 473.
52 PIERRE DUVIOLS
LA DESTRUCCIÓN DE LAS RELIGIONES ANDINAS ••• 53
Israel a someter los pueblos idólatras. Sólo en el caso que los
infieles resistan a los españoles o los ataquen sin razón, puede
tener justificación que se haga uso de la fuerza. 100 Pero Acosta
·no deja de afirmar los derechos de la Corona sobre las Indias,

PA .•r\l
EL$E6V ES·FEBRERO
J;1])0•M •
por encima de todas las injusticias que se hayan cometido en la
Conquista, y declara sin ambages, que ya es ocioso hablar de
restitución. :E:staes la posición de un hombre que estuvo muy
icerca de Vitoria, que no aceptó las conclusiones lascasianas ni ~~
tampoco las exageraciones teóricas del toledismo.
Sin embargo, es la tesis de Toledo -en la medida en que
.refrenda la realidad colonial- la que prevalecerá en el siglo xvn .
peruano -en parte gracias a la autoridad de Solórzano Pereira
(Política indiana)- sin suscitar reacciones, pues es evidente que
la querella se ha convertido ya en un debate académico, y todas las
-decisiones eran en definitiva tomadas de acuerdo al parecer de
Toledo.

La extirpación según la teología, el derecho y la ley


.Fundamentos jurídicos de la extirpación

Los teóricos más liberales, aunque acordes en que los infieles


y los idólatras tenían el derecho de practicar sin interferencias
sus ritos -en virtud del principio según el cual nadie puede ser
,obligado a creer-, sometían siempre esta proposición a una con-
dición restrictiva que prácticamente anulaba su alcance: estos
ritos podían ser autorizados sólo si no eran motivo de escándalo,
-si no constituían un mal ejemplo para los neófitos o un obstáculo
para los que deseaban convertirse.
Ahora bien, toda manifestación idolátrica que se presentara
en territorios donde los españoles se habían establecido e iniciado
la evangelización, por su propia persistencia debía necesariamente
:aparecer como escandalosa y merecedora de la sanción de los
príncipes cristianos y de la Iglesia, en virtud de la jurisdicci6~
natural y del derecho eclesiástico, respectivamente. Acosta defi-
nió perfectamente esta posición: "Aunque no esté permitido co1!1· Sacrificio. Epoca incaica (Poma, p. 2 38).
peler a los súbditos bárbaros al bautismo y a la profesión cris-
tiana, es lícito y aun conviene apartarlo del culto idolátri co aun
por mal, esto es, destruir sus simulacros y templos, desterrar la
100 Cap. in, 1v, y cap. xm .
54 PIERRE DUVIOLS LA DESTRUCCIÓN DE LAS RELIGIONES ANDINAS . .. 55
superstición diabólica que no sólo impiden la gracia del Evan- de los prisioneros y muertos en la guerra, y hacer otras abomina-
. smo
geho, · tambi·én se opon en a l a ley n~t ural . . . " 1º1 . . ciones contra nuestra Santa Fe Católica y toda razón natural". 1º4
Tal fue el fundam ento jurídico enunciado en la Constitución La importancia acordada por el Estado español a la lucha con-
III ( contra la idolatría ) del P~i~ er Concilio de Li~ a. Esta cons- tra la idolatría no debía sino acrecentarse con el tiempo. Una
titución ordenab a la destrucc10n de las huacas: Pues allende ley de 1616 hace de ella stricti sensu un asunto de Estado, al
de ser contra ley natural, es en gran perjuicio e. in_centivo para mismo tiempo que consagra la necesaria colaboración de los dos
volverse los ya cristianos con padres y hermanos mh eles, y a los paderes en ese campo: "Mandamos a nuestros virreyes, presi-
' . " 10 2
mismos infieles es grande estorbo para tornarse cnsbanos. dentes y gobernadores, que pongan mucho cuidado en procurar
En lo concerniente a los ya bautizad os, con mayor ~a~ón aún, se desarrayguen las idolatrías de entre los indios, dando para
ni se planteaba la posibilidad de permiti_rle~ qu~ persistiera~ en ello el favor y ayuda conveniente a los prelados, Estado ecle-
la idolatría: el derecho de la Iglesia era mdiscuhble. El Antiguo siástico y religiones, pues ésta es de las materias más principales
Testamento ("Destruid -dic e el Señor- los altares y quemad del gobierno .. . " 10 5
los bosques sagrados" Ex. 34, 13), el Nuevo Testamento, las
leyes <le los emperadores cristianos de Roma'. San Ag~stín, los con- EVANGELIZACIÓN PR EHISPÁNICA
cilios etcétera toda la historia de la Iglesia eran mvocados por
los t~ólogos para justificar los d~rec~1os y ?~beres de la t?X.t!r- El misterio del hombre americano
pación. "No se ha de t?lerar m?gun ~eshgi~ de_ supershcion
gentílica, sino qu~ cualqmer especie ~e idolatna, si s~, 1:; cubre La cuestión de la evangelización prehispánica del Cont inente
que la han cometido, hay que persegmrla acerbament e , con- Americano -y muy especialmente del Perú-, estará vinculada,
cluye Acosta. por una parte, a la más general de las relaciones históricas y
bíblicas entre el Nu evo y el Viejo Mundo y, por la otra, deter-
minará el criterio que la Iglesia debe adoptar frente a la idolatría
de los indígenas. Éste es uno de los grandes problemas que se
La legislación real planteanlos más preclaros espíritus de la época, quienes se esfuer-
zan por relacionar la historia profana y la historia sagrada de los
La Corona en forma paralela a la Iglesia, consideró siempre dos mundo s e inquieren sobre el pasado geológico de los conti-
como derech~ y deber inherente a su jurisdicción natural, la nentes y el origen del hombre americano. 106 ¿De dónde y cómo
destrucción de los ídolos y la prohibición de los ntos p~ganos, habíanllegado estos hombr es? Por lo menos estaban seguros de
tan to en virtud del principio de sociabilidad, que el mal e1emplo una cosa: no podían hab er sido creados en ese lugar porque,
de los idólatras violaba (la idolatría considerada c?m? pecado segúnla Biblia, todos los hombre s descendían de Adán; además,
contra natura), como en virtud del papel que los pnnc ipes espa- como el Diluvio había sido universal, consecuentemente descen-
ñoles tradicionalm ente se atribuían como campeones de la !e díande oé. Una vez establecida esta filiación ineluctable surgía
católica. Estos principios se adopta ron sin equívoc?s ~n la legis- un nuevo problema : ¿habrían o no conocido los indígenas la fe
lación de Ind ias. Una ley promulgada el 16 de 1umo de 1_ 523
imp one como deber a los funcionarios reales "que hagan derribar la
1
°'Aunque estu viera determ inad a p or circun stan cias h istóricas prop ias a
y derriben, quit ar y quiten los ídolos, aras y adoratorios de la lS~~va España , tu vo vigencia en todas las Indi as y fue retomada en 1538
· Recopilación, ley 7, tít. 1, lib. 1.
gentilidad, y su sacrificios, y prohíban expresamente con graves 10
1@!Re copila~ión, ley 6, tít. 1, lib . 1 ( 1.7.1616).
penas a los indios idólatras y comer carne huma na, aunq ue sea llnn Cf. . la III\portant e compi lación de fray Gregorio C arda , parti cu-
101
2
De Natura, p . 301. Citada por Gómez Hoyos, La Iglesia, p. 97, nota ·
Afun:te
n ea ~n lo que concierne al Perú: O.rigen de los índios de el Nu evo
-, In~ zas Occidentales, averíguado con discursos de opiniones, V alen -
102 Concilios, t. 1, p. 8. ., 1607, Rivet 34 K. Por lo que a M éxico se refiere, ver Lafaye, Quetzal -
103 De Procuranda, v, x1, p. 546 y D e Natura, p . 301. ., pp. 238-275.
LA DESTRUCCIÓN DE LAS RELIGIONES ANDINAS ••. 57
PIERRE DUVIOL S
56
evange'lica. 109 p or su par t e, Las Casas recoge una tradición
º "
cristiana antes de su llegada al continente? Si siempre la habían según la, cual l~s españoles. habrían encontrado cruces al ·llegar
ignorado es porque sus ascendientes habían perdido la palabra a Yucatan; escnbe complacido que un sacerdote de su diócesis
de Dios, porque habían caído en la idolatría antes de emprender de Chia_pas afirma que hacía mucho tiempo que los indios de su
su gran viaje. Si por el contrario, los indígenas hubieran tenido parroqmaadoraban al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, bajo
conocimiento de la ley de Dios antes de la llegada de los europeos los nombres de leona, Bacab "el cual nació de una doncella
como varios indicios podían hacerlo creer, se presentaban do; siemprevirgen llamada Chíbirias" y Echuac. 110 Las Casas indi-
hipótesis: a) los indios habían conservado hasta un momento caba,igualmente, que se habían descubierto las huellas de Santo
dado el recuerdo de la revelación legada por los hijos de Noé; Tomás en el Brasil, pero lamentaba que todavía no se hubieran
b ) la habían recibido de algún apóstol venido especialmente a enco~tr~d_o más testimonios sobre una eventual evangelización
América · para evangelizarlos. Esta última hipótesis se apoyaba
preh1spamca.
en las palabras de Cristo a sus apóstoles: Ite, docete omnes Eso~ testim onios abundaría_n a partir de mediados del siglo XVI,
gentes. 107 en p~mer lu~a~ en el Brasil, donde la divinidad guaraní Pay
De todos modos, una cosa era indudable: a su llegada los espa- Zume f~e asimilada, por motivos fonéticos, a Santo Tomás. 111
ñoles encontraron a los pu eblos del Nuevo Mundo inmersos en Se admit~ generalmente . que fueron los jesuitas del Paraguay
la idolatría. Pero era necesario conocer las causas de esta idola- los que alimenta ron y eshmulfron esta tradición, y que sólo fue
tría. Esta sería juzgada en forma diferente, según se comprobara más. tarde cuando se ,extendio por otros países de América, en
que los indígenas ya habían sido instruidos en la fe, o que jamás particularpor el Peru . 112 Pero, si la carta del . padre Manuel
habían tenido conocimiento de ella. En el primer caso, serían de Nóbrega (1549), es el primer documento que trata del paso del
considerados como verdaderos apóstatas, en el segundo, sólo se- apóstol por el Paraguay, se debe concluir que existió un des-
rían culpables por ignorancia. Ahora bien, la respuesta a esta arrollo paralelo ?e. la tra~ición en el Paraguay y en el Perú,
cuestión estará vinculada con la que se le dé al problema de la porque en_ este u1timo pais se ocupa ron de este mito a partir
posible predicación, y dependerá, por consiguiente, del examen de 1548, si es que no fue antes .
de las pru ebas sobre la presencia de un apóstol en América, y en Por otra _p_arte , mu chos e]ementos nos indican que la .región
el Perú concretamente. del Lago Tih~aca fue cl'-lugar dond e se originó est.a leyenda, que
es un bello e1emplo de aculturación mitológica.
1;.a,t_radición toma forma, o surge, alrededor de 1550. Dos
Primeros indicios del paso de un apóstol por América y por el Perú ;ahosisimos textos, _que utilizan información proveniente de los
ftlf.firesen que se sitúa el mito -provincia del Collao- pueden
Es en 1508, en una publicación neerlandesa, donde se informa
-por primera vez, según parece- sobre una presencia cristiana
ISStse, el de Cieza de León,_~~ 1549, ~ el de Betanzos, en
ext · Entre 1551y 1555]a trad1C1onya sera conocida en el otro
en la América prehispánica. 108 a re1;11o del país, como lo prueba la relación de . los misioneros
En la primera parte de su Historia, publicada en 1535, Fer- gustmos en la región de Huamachuco. 113 Por otra parte, en
nández de Oviedo escribe: "Digo que en aquestas nuestras Indias, 109
Historia, vn t I p 30
1,
justo es que se tenga e afirme que fue predicada en ellas la verdad llOA
¿ol~gética,
' · '
cap. 123.
· · ·
111
112 r!;/mén ez de la Espada, Del hombre, pp. 1-31.
l07 Marc, 16, 15, Acosta (De Procuranda, 1, 1, p. 394) resume bien
( aunque en un contexto diferente) esta proposición admitida generalmente:
Clpitu!o "L eSt e asunto, además de la obra de Jiménez de la Espada y deJl
"No hay linaje de hombres que haya sido excluido de la parti cipación de 72), ya cita~/em?a del ~póstol" de Vargas Ugarte '(HIP, t. I, pp. 69-
la fe y del evangelio, habiendo dicho Cristo a los apóstoles: 'Id por todo el en América" s, v~~s7e2Ennque de Gand ía, Historia, cap. x: "Los apóstoles ,
11a "D ' pp. - 42.
mundo y predicad el evangelio a toda criatura.' "
llluehos a~o:quí t veráhbv~1estraSeñoría como sin duda por aqueJJa tierra,
108 Newen Zeytung auss Bresillg Landt, 1508. Citado por Vargas Ugarte, an es a ia memona de cristianos y se había predicado et
HIP, t. I, p. 66.
58 PIERRE DUVIOLS LA DESTRUCCIÓN DE LAS RELIGIONES ANDINAS . .. 59
1552,Cristóbal de Molina (~l c~ileno) hace_también una ,discreta A}caviza". Siguiendo su peregrinación llegó hasta Puerto Viejo,
y escéptica alusión a ese misterioso persona1e. 114 Despues, hasta n el norte del Perú; allí se encontró oon sus compañeros. Todos
donde llega nuestro conocimiento, no hay otro texto que lo m~n- ~untos caminaron sobre el mar y desaparecieron en lontananza.
cione antes de 1572,feoha en que Sarmiento de Ga~~oa esc~ibe 1
Betanzos narra también que Viracocha era un hombre de ele-
;,,,,_oriaíndica en la que se encuentra una vers10n parhcu- vada estatura; usaba una vestidura blanca que le llegaba hasta
su H "'• valiosa de
larmente ' esta leyenda. Los textos de .c ieza,
· Be~~nzos los pies, ajustada a la cintura, y tenía su cabello corto, fonnando
y Sarmiento ( no se ha creído necesario examinar tambien la una corona, en forma similar a la de los religiosos. Iba con la
versión de Cristóbal de Molina) coincid~n en cu~nto a lugar, cabeza descubierta, y "traía en las manos cierta cosa que a ellos
tema y características generales, y permiten considerarlos con- les parece el día de hoy como estos breviarios que los sacerdotes
juntamente. traían en las manos". 115

Las primeras fuentes peruanas escritas b) Cieza de León


a) Betanzos Ya habían sido creados los hombres, pero se hallaban en las
tinieblas; mucho padecían por ello, y para que llegase la luz
En Tiahuanaco Con Tici Viracocha Pachayachachic creó pri- elevaban grandes plegarias a todos aquellos a quienes tenían
mero un mundo ~n el que no existía la luz: después creó_a los por sus dioses; en eso estaban cuando el esplendoroso sol salió
h ombres. C omo éstos le irritaran dejó el lugar, pero poco tiempo del Titic aca. Luego llegó un hombre blanco, de gran estatura,
después regresó con algunos acompañantes; entonces creó el sol, y que realizaba prodigios: podía transformar los cerros en llanu-
la luna, las estrellas, y transform? en piedr,a a lo~ hombres que ras, las llanuras en grandes cerros, y hacer brotar fuentes de la
an tes le habían molestado; también modelo en piedra el ar9ue- roca viva. Los indios vieron en él al Creador, al Hacedor de
tipo de los nuevos hombres que, había deci?~do crear. Envió .ª todas las cosas. m dio a los hombres normas de vida, los colmó
sus acompañantes a través del pais con la m_1S1ón de hacer surgir de beneficios y les predic:ó la paz, el amor al prójimo, la caridad .
los linajes de indios -conforme a lo~ arqueh_pos_- de los manan- Después desapareció. Se le elevaron templos, como los que toda-
tiales y de las grutas de cada provincia, Y,de m~1carl,esl~s normas vía pueden verse en Tiahuanaco. Los indios le llamaban Ticivira-
de vida que debían seguir ... Como deb1a realizar el mism_o_esta cocha, pero, agrega Cieza, en el Collao se le llama Tuapaca y
tarea en el Cuzc-0, llegó a Cacha, donde los h~?1bres qmsieron en otros sitios, Arnauan.
matarlo. Entonces hizo que sobre ellos y _la reg10n caye_rafueg~ Pasado algún tiempo, apareció otro hombre muy semejante
del cielo pero como los sobrevivientes solicitaran clemencia, apago al primero. Los indios no le dieron ningún nombre. Era tauma-
el fuego' con su bastón. Los hombres de Cach~ le levantaron un turgo, curaba, devolvía la vista a los ciegos. Por eso fue muy
templo en el que colocaron una estatua de piedra que lo repre-
venerado. Pero un día, al Uegar a Cacha, los indios decidieron
sentab; . Después de ese milagro, Viracocha fue a Urcos, do,~d~ lapidarlo.Entonces vieron que se arrodillaba y levantaba sus ma-
también se le erigió un templo; luego al Cuzco, lugar donde lle nos al cielo "como que invocaba el favor divino para librarse
gado que fue, dicen que hizo un Señor, al cual puso por nombre del aprieto en que se veía". Luego, apareció en el cielo un fuego
Santo Evangelio; porque por los indios es muy común que allá en el Callao muy grande, y los indios, aterrorizados, le suplicaron que los
se halló una estatua de piedra ( en un lugar que no me acuerdo del nombre)á liibr~sede tan grande mal. A una orden suya, el fuego, que ya
questo muy público es, como apóstol y c?n su corona y ,oxotas, C01!1º ac ha~ia logrado fundir las piedras, cesó. Después de eso, el perso-
los pintan, y dicen los indios que aquel Vua c?~ha les quena hacer cnsttano5 DaJese dirigió a la orilla del mar; extendió su manto a guisa de
y lo echaron de la tierra." Relación de la religión, p. 24.
1111B
114 Cristóbal de Malina, Destrucción, p. 32. etanzos, Suma, p. 7 ss.
60 PIERRE DUVIOL S LA DESTRUCCIÓN DE LAS RELIGIONES ANDINAS ••• 61
balsa y navegó, desapareciendo en alta mar, sin que se le volviera debía creer; y allí tambi én anunció que mucho más tarde él en-
a ver más. Los indios le levantaron un templo en Cacha, y escul- viaría a sus verdaderos mensajeros para proteger e instruir a los
pieron un ídolo de piedra hecho a semejanza suya. 116 hombres del Perú. Despu és de decir esto partió con sus discípulos
sobre el mar, caminando sobre las olas. Varios años después
regresó Taguapa cac. Pretendió ser Viracocha, pero los indios,
c) Sarmiento de Gamboa percatándose de la superchería, se burlaron de él.
Sarmiento precisa que, según los informantes indígenas, Vira-
Despu és de la primera creación del mundo -pero antes de cocha era un hombre blanco, de estatura mediana, que llevaba
crear el sol- Viracocha Pachayachachi creó a los gigantes, y por un vestido blanco parecido a un alba, y tenía en las manos un
último a los hombres. A estos últimos les ordenó respetar "ciertos bordón y un libro. 117
preceptos " . Como los hombres <lesobedecieran, V iracocha pro-
vocó un diluvio que los ahogó.
Sin embargo, el creador había elegido a tres hombr es, que Observaciones sobre los tres textos primitivos
había salvado del diluvio y a quienes hizo sus colaboradores:
uno de ellos se llamaba Taguapacac. Para crear el mundo por No se trata de analizar comparativamente los tres textos prece-
segunda vez, Viracocha, acompañado de sus discípulos, se dirigió dentes, sino solamente de resaltar algunos elementos que permi-
a la isla Titic aca, de donde hizo surgir el sol, la luna y las estre- tan observar la modificación progresiva del mito indígena de la
llas. Dio órdenes a sus tres servidores, pero, como Taguapacac Creación en contacto con la tradición religiosa europea, y de ver
desobedeciera, Viracocha lo hizo prender por los otros dos, que cómo, de este encuentro, nace la leyenda del apóstol.
lo ataron a una embarcación. De este modo Taguapacac navegó Empapados en la concepción cristiana de la vida, los españoles
a la deriva hacia la desembocadura del lago, mientras blasfemaba debieron quedar muy impresionados por tan inquietantes analo-
y gritaba que algún día volvería. Viracocha hizo levantar un ~s . Se encontraban ante elementos inconexos, como piezas
templo en ese lugar. Despu és, acompañado de sus discípulos, se aisladas y yuxtapuestas de un rompecabezas de la historia sagrada:
dirigió a Tiahuanaco, y allí creó el arquetipo de todas las tribus el Génesis, el fuego caído del cielo en Cacha -como alusión a So-
y sus lugares de origen. Los dos discípulos partieron, uno hacia doma- y sobre todo la figura de Viracocha, no tanto en su papel
el norte y el otro hacia el sur, mientras el maestro recorrí~ el de creador del mundo, sino como héroe civilizador, con sus ense-
centro del país. A su paso, los tres daban nombre a las tnbus fi~nzas, sus discípulos, sus poderes sobrenaturales; y luego ese
y, al conjuro de su voz, los primeros hombres de esos linajes sur- 1 aguapacac ( el que contradice, el falsario), que casi huele a azu-
gían de los lagos, manantiales , cavernas, rocas o de los cerros. fre... Por último también Viracocha desempeña el papel del re-
Después de realizar tales trabajos, Viracocha llegó a Cacha, d~to ~ escarnecido por los mismos a quienes viene a salvar. Esta
en ese lugar los habitantes quisieron matarlo; pero él se arro- histona hacía pensar en la de Cristo . Pero Cristo no había venido
dilló en el llano, levantó las manos y la cara hacia el cielo desde al Perú. Por consiguiente, sólo podía tratarse de uno de sus dis-
donde, inmed iatamente, cayó fuego sobre la tierra, que se incen- ~pulos, que habría repetido en el Callao la acción y las situa-
dió. Los hombres pedían perdón por su pecado y Viracocha, con c10~es vi~das por el Maestro: uno de los doce apóstoles a los que
su bast ón de peregrino, apagó el fuego. Después Viracocha pasó Jesus hab1a dicho: Ite et doceta om nes gentes.
por Urcos, donde se construyó un templo en su honor. A con- La asimilación del héroe civilizador Viracocha con el apóstol
tinuación se dirigió hacia el norte, y allí se encontró con sus : ~bi én se basa en elementos visuales esenciales: la apariencia
discípulos. En ese lugar fue donde anunció la pronta llegada ica del personaje, su modo de presentarse debían desempeñar
de alguien que pretendería ser Viracocha, pero al que no se le un papel decisivo; la túnica, el bastón del peregrino, podían en-
116 Cieza, El Señorío, cap. v, p. 8 ss. 117 Sarm1ento
. de Gamboa, Historia, p. 105 ss.
62 PIERRE DUVIOLS LA DESTRUCCIÓN DE LAS RELIGIONES ANDINAS .. . 63

contrarse sin dificultad en la iconografía lítica y la cerámica loca- másse precian de entenderlos y comunicarlos les van preguntando
les. En el mismo Tiahuanaco , en la Portada del Sol, el personaje Joque quieren que respondan, porque como sabéis es gente que
clásico asimilado hoy a Viracocha, lleva en la mano algo que se conversando nada saben negar, pareciéndol es con esto aplazen al
parece a un bastón, en el que los arqu eólogos ven un cetro, o el que les h~bla, y esto na~e-del temor que nos tienen ... " 119 El
rayo. El breviario y la ton sura -a los que alude Betanzos- se des- mismo C1eza tuvo el mento de dar muestra de espíritu crítico
prend en de una imaginación más auda z. y de sorprender la imaginación de sus compatriotas en flagrante
Queda otro elemento, que es decisivo para la comprensión de delito: "Yo pasando por aquella provincia, fui a ver este ídolo,
esta asimilación del personaje mítico con el apóstol: el héroe porque los españoles publican y afim1an que podría ser algún
es un hombre blanco. El incrédulo Jiménez de la Espada quedó en apóstol; y aun a muchos oí decir que tenía cuentas en las manos,
posición muy incómoda al no poder refutar este último atributo Jocual es b1;ula, si yo no tenía los ojos ciegos, porque aunque
y decidió explicarlo por la existencia de ciertas tribus peruana ~ mucho lo mué no pude ver ni tal ni más de que tenía puestas
con piel más clara que las demás. Señalemos solamente que, sin las manos encima de los cuadriles, enroscados los brazos y por la
sacar conclusiones definitivas, el texto de Betanzos -que es posi- cintura señales que deberían significar como que la ropa que
blemente el que refleja una de las formas más antiguas de la tenía se prendía con botones." 12-0
tradición- no menciona a un hombre blanco, sino a un hombre
que "tenía una vestidura blanca que le daba hasta los pies y
questa vestidura tenía ceñida". ¿Acaso ha existido un fenómeno Hagiografíadevota y nacionalismo religioso
de transferencia del color de la túnica al del rostro? En muchos
casos (no en todos, desde luego) uno puede preguntarse si el A comienzos del siglo xvu, un grupo de monjes eruditos a los
mito del hombre blanco, tan difundido en América, soportaría que se conoce como "cronistas de convento", se apoderan' de la
un análisis más riguroso de los textos primitivos. ~enda del apóstol con un espíritu apologético. La beatería edi-
El dominio de la analogía es tan fuerte que el mito se adultera ficante excluye desde en~~nces todo espíritu crítico. Un agustino,
en el mismo momento que el español lo capta de la narración frayAlonso ~mo~ Cavilan, se ocupa del apóstol en varios capí-
indígena, en el momento mismo que los transcribe; el informante, tulos de su Hzst~r~ de uestra Señora de Copacabana ( 1621);
sugestionado a su vez, modifica poco a poco los detalles, según en 1625, un dom~mco, fra~ Gregario García, dedica una pequeña
un proceso muy bien conocido. Es evidente que Cieza de León obraa esta cuestión! 121 sigue luego otro agustino, fray Antonio
-que es muy cauto, sin embargo- deja penetrar inconsciente- de la Calanch a, qmen se extenderá sobre el tema mucho más
mente en la tradición autóctona, que él cree transcribir con toda que sus predecesores. 122 ~n. este punto el material es ya tan
objetividad, elementos propiamente cristianos. Bajo su pluma los abundanteque debemos hmitarnos a señalar los rasgos impor-
prodigios se convierten en milagros (Viracocha devolvía la vista tantesde esta literatura.
a los ciegos). El personaje predica una moral evangélica, de dudo- .1:,oprimero que se observa es la definida tendencia a una eru-
sa raigambre indígena: "En muchos lugares diz que dio orden a dición seudocientífi ca, y la renovada importancia que se concede
los hombres cómo viviesen y que les hablaba amorosamente y con :Olas reliquias que, un poco por todas partes, van descubriéndose
mucha mansedumbre, amonestándoles que fuesen buenos y los esos momentos, y a las que los autores confieren valor de
unos con los otros no se hiciesen daño ni injuria, antes, amán- 11110-
dose, en todos hubiese caridad." 118
Dávalos y Figueroa (ya en 1602), expresa su escepticismo res-
.Eliego
120
.,,,,a _ Df valosy Figueroa, Miscelánea Austral, Lima, 1602, col. 3 5.
Senorzo, v, p. ll. Cf. Cristóbal de Molina, citado ya en la nota 9

p~cto a esta tradición, y señala la razón: "Mas tampoco creo esto


121
itciº6n. del Evangelio· en el Nuevo Mundo, viviendo los apóstoles,
8-za,Pred·
162
m aunque haya habido indio que lo afirme sino que los que 122Cor6 ·
lmaa, _mea morarizada de la orden de San Augustín en el Perú, Barce-
1639
118 El Señorío, v, p. 9.
64 PIBRRE DUVIOLS LA DESTRUCCIÓN DE LAS RELIGIONES ANDINAS... 65
prueba científica al mismo tiempo que las milagrosas virtud autor, en 1619, "ser tan levantado el olor y fragancia que se
de las santas reliquias. De ahí el celo con que los eclesiástic~s desprendía que dexava atrás cualquier otro buen olor" . 126
-estimulados por el ejemplo del arzobispo Toribio de Mogroveji De este modo, los lugares de aparición y los prodigios del após-
que había consagrado públicamente, en Colinapo (Chachapo- tol se vieron milagrosamente multiplicados en la literatura piado-
yas), las huellas de los pies y de las rodillas de Santo Tomás sa; los hagiógrafos del hipotético Santo Tomás peruano formularon
según informa Montalvo en el capítulo 1, libro rn de El sol del itinerarios cada :'ez más complejos y precisos de sus peregrina-
~~evo Mundo- tratan de e~con trar las rocas donde todavía eran ciones en Amén~a, y del Perú ~n particular. Calancha registra
vmbles las huellas que habna dejado a su paso el apóstol. Así su paso en ~rasil, Paraguay, Chile, en las provincias de Santa
las que se creyó haber encontrado en el pueblo de Calonge, cerc~ Cruzde la Sierra, de Tarija, de Sicasica ... Para cada autor es
de Pachacámac, originarían las disertaciones demostrativas del cuestión de honor santificar con una visita del apóstol su región
jesuita Juan Vásquez (1615), las de un dominico anónimo las predilecta; Ramos Gavilán concede este honor al Collao, muy
del licenciado Duarte Fernández ( 1625), y finalmente los co~en- cercade Copacabana, donde él mismo residía; Calancha desean-
tarios de Calancha, quien informa de todo esto e incluso repro- do honrar su ciudad natal, lo hace pasar por Chuquisaca, no sin
duce en su libro el calco de las huellas sagradas. 123 En fonna algunadificultad, según señala Jiménez de la Espada. 121
similar, Hernando de Avendaño encontrará sobre una losa, en la
Ese desaforado regionalismo será llevado aún más lejos por los
Callana de Lampas (Concheros), donde ejercía su ministerio,
historiad?res eclesi~s~icos. Ramos ~avilán le reserva a Tunapa,
hu ellas de pies y el hueco dejado por la presión del bordón. 124
en las onllas del Tihcaca, el suplicio del empalamiento, sin duda
A estas "pruebas" del paso del apóstol vienen a agregarse otras porque así prefiguraba el martirio que en Viloabamba debía sufrir
todavía más extrañas. La cruz de madera, milagrosamente impu- Diego Ortiz, tambi én agustino, que fue empalado por los hombres
trescible e inc?mbustible, que habría dejado Santo Tomás y fue del ~nea. 128 El mismo autor mostraría en otra parte el enfren-
hallada en vanos lugares, en Carabuco, Las Salinas, Tarija, entre ~miento de Tunapa con los idólatras, primero, y después con el
otros. 125 Ramos Gavilán deja constancia, también, de que diablo, cuando procedía a la erección de la primera iglesia. Así,
después de la erupción de un volcán de Arequipa, se encontró, pues, Tunapa-Santo Tomás, queda consagrado en su triple papel
no lejos del sitio, una túnica sin costuras, y grandes sandalias de de fundador de la Iglesia peruana, protomártir del Perú y cam-
triple suela, cuyo origen no dejaba lugar a dudas. El padre Gaspar peón de ]a lucha contra la idolatría. 129
de Arroyo, de la Compañía de Jesús, que las vio, informó a ese
126 Historia, 1, x.
l23Calancha, Corónica, n, m.
124 Ibid.
127 :z hombre , p. 53.
128 • • . perseveró en su predicación y ásperas reprehension es con las
12 5 Ramos Gavilán, Historia. Según Ramos, fue en Carabuco donde el qualeslos indios se irritaron de suerte que lo empalaron cruelmente atra-
apóstol Tunapa-Taapac fue atado a tres piedras dispuestas en trián gulo y ~dole por todo el cuerpo una estaca que ellos llaman chonta hecha de
azotado; fue allí donde plantó la cruz que llevaba, en la orilla del lago. paf ~ de que estos indios ussan hasta hoy en la guerra como am~a no poco
Los indios no tardaron en comprobar la eficacia de esta cruz abandonada ens1va·
Oue h. : forma d e mar tmo ' · que h an usad o otras vezes, como se ve en el
por el apóstol; el diablo ya no les contestaba cuando consultaban a las
huacas. Se esforzaron por quemar y enterrar la cruz pero sin éxito; fue
d izieron al santo fray Diego Ortiz, del orden nuestro padre San Agus-
sen que, con fervoroso ánimo y santo zelo de la propagación del Evangelio
encontrada intacta a fines del siglo xv1; cuando se dividió la diócesis, un ~tregó a aquella bárbara gentilidad ." Loe. cit., 1, vm. '
fragmento de dicha cruz fue a la catedral de La Plata y otro quedó en Cara-
~lesia Sigún R~mo;, es en Sicasica donde e} apóstol quiso fundar la primera
buco (1, vn). no ~ ste ~p1sod10fue contado en una narración hecha, delante un nota-
Para lo relativo a la historia de las cruces de Santa Cruz de la Sierra,
de los Chunchos, de las Salinas y de Carabuco, ver Jiménez de la Espada,
ed;l ~ un cierto Cristóbal Muñoz Sebada en 1559: indio de 120 años de
en · on ~ernando había revelado que "el santo había puesto mucha fuerza
El_ hombre, p. 89 ss. Para las de Tarija y Cailloma ver, entre otros, a fray Dior~ua11r ª los naturales edificasen una iglesia dedicada al verdadero
Diego de Mendoza, Crónica, 1, xx1 y xn. Ver también A. Bandelier, The gión'v :lte su ,~ombre fuese venerad? y ellos lo adorasen con especial reli-
cross of Carabuco in Bolivia. Ame rican Anthropologist, N. S., v1, pp. 599-628. . o • • . , pero que se apareció el demonio a los indios una noche
66 PIERRE DUVIOLS LA DESTRUCCIÓN DE LAS RELIGIONES ANDINAS ... 67

ués que Tunapa desapa~eciera misteriosame~te del luga~, ~u


El mito del apóstol y la extirpación de la idolatría ón de peregrino, por milagrosa transmutación, se convirtió
el cetro de oro que servirí_aa Manco Capac, el primer ii:ica,
Al dejar establecido que el apóstol había predicado la idolatr' destruiruna huaca de piedra, con lo que quedana prefigu-
d_elos antiguos _p~ruanos, y q1:1e.ést?s como retribución le mar:: la iconoclastía que Pachacuti Yamqui atribuye a la mayo-
nzaron, se suministraba al mmisteno de los curas de indios un de }os incas. El inca Yupanqui buscará en el Titicaca aquella
ilustre precedente, al mismo tiempo que un magnífico exemplum santificada una vez por el paso de T unapa, mientras que los
a los predicadores. Los dos cronistas indios cristianizados, Guarnan casevocarán con veneración los trabajos del héroe que des-
Poma de Ayala y Santa Cruz Pachacuti Yamqui, reflejan esta a todas las huacas de la región. 132
interpretación funcional de la leyenda. Sin duda la tomaro n de manuscrito de Pachacuti Yamqui formó parte de una colee-
los curas que los habían instruido y utilizado. perteneciente a Francisco de Avila, y el texto fue redacta do
Según Guarnan Poma, fue San Bartolomé el primero que pre- bablemente a pedido de éste. Sin duda, Avila apreciaba las
dicó el Evangelio en el Perú; este apóstol combatió la idolatría es pedagógicas del mito, y está comprobado que lo utilizó
libró un victorioso combate con el diablo que tenía bajo su d; sermones de 1648. En uno de éstos expone que Dios hab ía
minio al hechicero Anti, e incluso logró convertir y bautizar al 0 saber muy antiguamente a los indios, por intermedio del
hechic ero; en conmemoración de este suceso dejó la cruz de ol Santo Tomá s, que no debían idolatrar, y que los indios
Carabuco. 130 ban a este apóstol Tunapa, que quiere decir Santo
Esta anécdota, bastante simbólica, no ocupa mucho espacio s. 188 Avila narra a los indios que Tunapa enseñó los diez
en la Nueva Corónica. Por el contrario, la lucha del apóstol contra damientos que había inscrito sobre un bastón de oro valién-
el pagani smo ocupa muchas páginas de la R elación de Santa Cruz de cera y que, por todo agradecimiento, la gente de Cara-
Pachacuti Yamqui, quien le identifica con un héroe civilizador le ató a cuatro bloques de piedra con int ención de matarle,
del Collao, llamado Tonapa, o Tunapa, y cuyo nombre sugiere que durante la noch e un hombre misterioso vino a buscarle
la asimilación con Santo Tomás. 131 dijo: "levántat e"; Tunapa, rompiendo sus ataduras sin es-
Este Tunapa, según Pachacuti Yamqui, era un tauma turgo , se levantó y siguió a su guía hasta el lago, sobre cuyas
dentro de los moldes tradicionales, pero se destacaba como un extendió su manto a guisa de embarcación y los dos desapa-
notabilísimo extirpador de idolatrías. Así nos lo prueba cuando n en la lejanía.
nos informa que, como le tomara odio a un ídolo de mujer que esta historia - que tiene varios elementos tomados del libro
se hallaba en el cerro Cachapura, no vaciló en quemar todo el mos Gavilán-, 134 Avila sacará una terrible advertencia.
cerro, o cuando narra que a raíz de su llegada, el ídolo principal a los indios que si los incas fueron vencidos es debido a
de la región de Cara buco cayó de su pedestal ( sin duda arran- o quisieron acoger el mensaje del apóstol. Y si el Perú se
cado por él) y con. la cabeza gacha se deshizo en lamentacio nes. despoblando, si los ind:os mueren como moscas -continúa-
que permanecen sordos a la verdad que predican los espa-
y los persuadió de ponerle fuego a la iglesia que tenía techo de paja (ichu);
El santo salió de las llamas sin sufrir; los indios quedaron "muy confusos j 2:Relaciones de antigüedades <leste reyno del Pirú" en Tres relaciones
Esto s diversos títulos de gloria atribuidos al apóstol son reveladores de >"V-263. ' '
particulari smo criollo de esa época que se propone darle a la Iglesia peruana Tratado, p. 231 ss.
los títulos de nobleza equivalentes a los de la Iglesia de España. En cuanto Ramos ya había hecho de Tunapa un extirpador de la idolatría . Según
a México, ver Lafaye, Quetzalc6atl, pp. 68-77. ~r, hfue para destruir el santuario indígena de Titic aca que Tunapa
130 Nueva Cor6nica, fol. 93. a ( 1, vm) . Atacó ásperamente las malas costumbres y se las
en ac
cara
Ull Sobre Tunapa ver S. A. Lafone Quevedo, "Ensayo mitológico", ~ C a 1os I·¿o'l atras, por Jo que lo empalaron. Si instaló una gran
Tres relaciones, Asunción, 19 50; Rigoberto Paredes, Mitos, p. 60 Y ss. Y !s de arabuco. fue porque tambi én consideró a esta ciudad como el
región infectada de idolatr ías, y tuvo cuidado de colocarla
estudio de Macedo Pastor, Revista del Museo Arqueológico, que conoce~
8 lugaru~aonde los hechiceros tenían costumbre de reuni r~e ( 1, 1x).
únicamente por la mención de Vargas Ugarte, IIIP, t. 1, p. 69, nota ·
68 P IERRE DUVIOLS LA DESTRUCCIÓN DE LAS RELIGIONES ANDINAS .•. 69

ñoles desde hace 116 años y siguen todavía entregándose a la dos de haber traicionado una fe que habrían recibido. Esto hubie-
idolatría. Fina lmente, la desventura del apóstol le permite esta- ra significado trabar gravemente el celo y las buenas disposiciones
blecer un lazo con el pasado bíblico y le suministra un ejemplo evangélicas de los misioneros. Durante el siglo xv1 peruano, hasta
edificante y terrible para el porvenir: los indios se han burlado Ja llegada de T?ledo ( 1569), se tiene confianza en los indios, a
de Tunapa, después de los curas españoles, del mismo modo que quienes se cons~dera como menores, y no como culpables. Desde
antaño los judíos se burlaron de Cristo y lo vejaron. Ahora bien esepunt o de vista, el problema del apóstol está ligado al de la
Dios destruyó Jerusalén. Avila deja cernerse sobre el espíritu d~ Jnquisició~ para l~s. indios. ~s evidente que los dos grupos en
los indios la amenaza de una destrucción análoga, si es que pugnatuvieron_posic10nesprecisas y coherentes sobre esta cuestión.
persisten en la idolatría. No f~e casual~dad que ;n 1572, después de un largo silencio,
resurgiera el mito del aposto}, bajo la pluma de un turiferario 136
de Toledo quien, como se sabe, reclamó la Inquisición para los
El mito del apóstol para la Iglesia y la Corona indios con una constancia e insistencia excepcionales. No fue
tampoco por azar que los grandes extirpadores y predicadores
Ya se ha visto que el mito del apóstol siguió en el Perú una del siglo xvn, Hemando de Avendaño 137 y Francisco de Avila
evolución en gran parte autónoma, por lo menos en el siglo XVI. por un lado, afirmaran el mito y lo utilizaran en sus sermones'
El primer florecimiento de los textos, alrededor de 1550, fue parainculcar a los indígenas un profundo sentimiento de culpa:
bruscamente interrumpido por las consideraciones del Primer Con- bilidad y, por . otr~, amena~aran a esos mismos indígenas, n o
cilio ( 1551) , que declara sin ambages, en el preámbulo a las obstantela leg1slac1ónen vigor, con las hogueras de la Inquisi-
constit uciones sinodales: "No leemos ni se ha podido enten der ción.188
[que los indios] tuviesen conocimiento de la verdad ni se les aya
predicado el Evangelio." 135 Esta negación oficial de la leyenda,
precedida por una carta de Carlos V, se explica ante todo por La tesis jesuita
razones teológicas. El arzobispo Loayza, que presidió los dos pri-
meros concilios con un espíritu abierto y generoso, por lo menos Jimén:z d: la Espada, a fines del siglo pasado, quiso demostrar
en el plan teológico, sostenía que los indios no debían ser acusa- q~ la h1stona _del ~póstol había sido recogida, ampliada y difun-
L35 Vargas Ugarte, Concilios, t. 1, p. 5. Carlos V escribía en 1543 "a los didapor los histonografos de la Compañía de Jesús en el Para-
mesmos infieles": "Y porque hemos enten dido que en otras partes del guay,Y que ciertos jesuitas habían llegado a afirmar que Santo
mundo que carecen de este conocimiento, en essas vuestras provincias Y Tomás hab ía profet izado a los indios la venida de la Compa-
tierras, hasta aora no ay noticia de nuestro Dios verdadero, o porque ~l
con sus secretos e incomprehensibles juicios no ha querido hasta aora ma01-
ftfa,139 . Volviendo a esta cuestión, Enrique de Gandía. afirma
festarse en essas partes; o por memoria de la predicación de Su Nombre :e~ón~am ente que la leyenda de Santo Tomás fue creada por
y Fe que en ellas se hizo en tiem pos pasados ... " Solórzano y Pereira, Jesuitas con miras a que la aceptación por todos de tal pro-
Política, 1, vu, 30. fecía.as~gurara, frente a las otras órdenes, el carácter sagrado de
Recordemos que el hecho de que los americanos hayan conocido la fe la_pnon~ad de la Compañía en la evangelización del Paraguay; al
antes de la llegada de los españoles, y que después la olvidaran, podía ser,
para ciertos teólogos, un justo título de conquista. Vi toria mismo defenderá m15mo tiemp o que, al afirmar la existencia de una evangelización
sobre ese punto ''a los bárbaro s", no a} discutir el principio (reconoce que 188 S ·
si los indios hubieran sido convenientemente evangelizados, habrían estado arm1ento de Gamboa, Cf. supra, p. 46.
187
frente a la obligación de creer, bajo pena de pecado grave), pero si al poner ']lle f,Avendaño evocó el p_as
o del apóstol en la Collana de Lampas, de la
en tela de juicio la realidad de la evangelización prehispánica: "No rne Senno
ue cura. Calan cha cita este texto ( Corónica u 3). Ver también
consta el que la fe cristiana haya sido ha sta el presente propuesta y anuo· 1887;{
8 1
: , fol. 9, a propósito de la cruz del Cuzc~ y' de la de Carab uco.
ciada a los bárbaros en la forma antedicha, de modo que estén obligados: 1119
VIla, Tratado, u, 9.
creerla bajo pena de pecado", es e} título de la quinta proposición # 1 ' "'1l!a~art a ? el P. Cataldino y, más tarde, de Lozano, Historia de la Com-
n, Relecciones, pp. 91 y 92. e Jesus en el Paraguay, v1, xvr. Ver El hombre, p. 19.
70 PIERRE DUVIOLS LA DESTRUCCIÓN DE LAS RELIGIONES ANDINAS •.• 71

antes de la llegada de los españoles, el Papa -y en ~01;1secuencia,


la Compañía- podían alegar (por razón de anter~on1~d) más LA REVELACIÓN ANTIGUA Y EL ORIGEN HEBRAICO DE LOS INDIOS
derechos que el rey de España, y, por lo tanto, ¡ustificar con ¿Son hijos de Israel los indios del Perú?
más títulos la autonomía de sus reducciones en el Paraguay.
:Éstos no son argumentos sin peso, por lo menos. en !º
que Ciertos historiógrafos, registren o no el mito del apóstol, ima-
concierne al Paraguay. Es cierto que a la Coro1;1a_ le mqmetaban ginan una edad de oro primitiva en la que los antiguos peruanos
las consecuencias político-jurídicas de esta publicidad, y qu~ los habrían gozado de la revelación y no habrían practicado la ido-
juristas oficiales, defensores patentados de sus de~echos, s_e_vieron latría. Esta opinión, ya expresada por Las Casas, 144 se basa fre-
obligados a replicar. Uno de ellos, Solórzano Pereira, escnb~ó esta cuentemente en la tesis, tan difundida a fines del siglo XVI y a
frase altamente significativa: "He dicho y vuelvo ª. decir que comienzos del xvrr, del origen hebraico de los indios, que serían
esta predicación y conversión se reservó a nuestros tiempos y a descendientes -de acuerdo a modalidades genealógicas variables-
· ·
nuestros reyes y a sus mmistros y vasa11os." 140 A si,
' pu es, d e una delas diez tribus de Israel, que, según el Libro de Esdras, habrían
parte y de ot;a se luchaba a base de profecías y de disposiciones colonizado un país misterioso y desierto situado más allá del
providenciales. 141 J!:ufrates. 145 En esta hipótesis se han basado tesis favorables o
Por el contrario, sería exagerado aplicar esta _tesisal Per~, donde desfavorables, tanto para los indios como para los judíos.
nunca. fue lanzada y donde las circunst~ncias era~ diferentes. Marcel Bataillon ha demostrado que el dominico fray Fran-
Debe señalarse, en primer lugar, que el mito del apostol aparece cisco de la Cruz, acusado de herejía y condenado a la hoguera
en el Perú por lo menos en 1548, es decir, mucho antes de la por la Inquisición, sostuvo en varias ocasiones, durante su pro-
llegada de los jesuitas (que data de 156~) Y: sobre t?dº; 9ue los ceso, el origen israelita de los indios. "El fraile pensaba que, a
testimonios concernientes a una evangelización preh1spamca son pesarde su ilustre origen y de su glorioso porvenir como reliquia
relativamente poco numerosos en la historiografía de la ~o_mpa- Israel, los indígenas eran unos simplecillos: Dios había dejado
ñía en Perú. 142 Además, el teólogo-jurista de mayor presh?i? en obliterar en ellos, junto con el conocimiento del Dios verdadero,
el Perú, el padre Acosta, acoge la leyenda con gran escepticismo las facultades racionales del hombre y al mismo tiempo que había
y expresa "que los vestigios que dicen haber hallado en a~g~mas permitido que ellos, los herederos del pueblo del Libro, perdieran
Partes de la fe recibida en pasados tiempos, como cruces ·
engidas,
t"143
el don de la escritura ( 1088 V9) -paradoja que será el argu-
y algunas otras señales, no hacen argumento convmcen e . mento principal de Acosta contra el origen israelita de los indios-
y que cayeran en la idolatría, los había mantenido en un estado
140 Política, 1,
VII, 17.
de infantil inocencia, en el cual difícilmente se co¡nete pecado
141Véase tambi én el libro 1, inédito, de Ophir de España, de Monte-
mortal." 146
sinos. B. U. Sevilla. B 110
142 Se puede citar a Oliva, Historia (1, 4 § 1), Diego de Tones e_ , Sarmiento de Gamboa (1572), pensaba también que los perua-
Relatione Breve, Roma, 1603, Juan Vásquez, citado por Calancha (Cor6mca, nos habían conservado, por intermedio de la tradición oral, algu-
u, 3). • un nos fragmentos de la verdad, que poco a poco habían ido mez-
143 De Procuranda 1 n 397. Acosta refuta la tesis exegética con ..
argumento de la misma ' ' naturaleza:
' .
Cnsto •
ha dicho que no h ab na' Ju1c10
.
cl_and o.con diversas leyendas, entre los que se incluía los que había
Final hasta que el Evangelio no se halla en el mundo entero. Ahora b~en, difu~d1do el demonio, de todo lo cual había surgido esa "ensalada
la mayor parte de} mundo está por descubrir, escribe Acos~a, que no qJ;~: graciosa", como él califica al paso de Tun.apa por el Callao. 147
ver en los vestigios sorprendentes del paso de un apóstol smo la obra . .
parodia demoniaca. Los políticos sacarán partido de este Runto de ; 1stªj ¡ ~ltica,uenda y 29.otros que más dilatadamente han tratado este punt o . .. ",
entre ellos Solórzano Pereira: "Y porque, caso que sean ciertos, pu 0 /s0 O
4
I , VII,
Diablo sugerirlas a estos bárbaros, para más iludirlos, y hacerse adorar de, e1 0 ~: Apologética, cap. 121, p. 420a, BAE, t. 105.
con mezcla de muchos errores y supersticione s en figuras que en ~ . ~0
5 : Cf. García, Origen, libro 1v .
14
santas, como quien siempre ha procurado hacer se simia y remedo de C ns t~ 147
~ he~e;ía,p. 317.
nuestro Bien, como advertidamente los consideraron los doctos padres ACOS Historia, vr, p. 101.
72 PIERRE DUVIOLS LA DESTRUCCIÓN DE LAS RELIGIONES ANDINAS ... 73
que adoraba al Dios del patriarca Noé". 15 1
Sin duda, esta tesis
La tesis judaizante y los cristianos nuevos exigía una gran vuelta atrás en el proceso histórico, lo que con-
tribuye a explicar la célebre hip ertrofia de la protohisto ria del
Di ego Andrés Rocha sostiene, en 1681, una opinión casi idén- Perú en ese curioso libro, 152 ya que las tendencias hebraicas y
tica . Pero, mientras hasta comienzos del siglo xvn la mayor parte el origen marrano del cura Montesinos, por otra parte, no dejan
.de los autores que adoptaban la tesis del origen hebraico se ser- Jugara dudas. 153 El judaísmo mental, el gusto por la exégesis
vían de ella para rebajar aún más a la raza indígena y sus méri- bíblica -bajo el aparato de una ortod oxia ostentosa- llevan
tos, 148 hacia mediados de siglo aparecen actitudes inversas. Así, igualmente al famoso León Pinelo a situar el Paraíso en el Perú,
el mismo Roch a, en 1681 afirma que el origen israelita no podría
ser infamante para los indios, porque era necesario distinguir -lo 1111Ibid., I, p. 10.
subraya- entre los judíos que tomaron parte de una manera u 1112Para esta cuestión que ha hecho correr tanta tinta a comienzos de
otra en el suplicio de Cristo y todos los demás judíos que "mil siglo,véase Imbelloni, La capaccuna.
años antes del nacimiento de Nuestro Redentor, después del 1118"Pero se ha perdido de tal modo el hábito de creerle, que don Carlos

destierro de Selmanasar, pasaron a América: ésos no cometieron A. Mackhehenie, perito en viejas curiosidades, desliza la sospecha de que el
,eflor párroco de Potosí y de Lima fue 'marrano' o sea judaizante y des-
ninguna infami a" . Rocha destaca también una frase de Gregario cribió el auto de 1639, nada menos que para informar a sus herman os de
García, en la que afirma "que el judío .que probase no proceder todoel mundo, en especial a los rabíes, aljamas y sinagogas de Amsterdam,
de aquellos que consintieron en la muerte de Cristo nuestro de los nombres y antecedentes de las víctimas inmoladas por defender la
Señor, prob aría ser mejor que el más estimado y honrado hidal- ley de Moisés. _Por lo meno~ hubo varios Montesinos judaizant es y entre
go". 149 A partir de entonces, el inter és que se otorga al origen ellos un Antomo de Montesmos, cuyo nombre auténtico fue Aaron Levi
de los indios sirve de pretexto y base para que ciertos cristianos quien fue tan am!go de correr tierras y buscar minas como el clérigo osu'.
nuevos puedan buscar su rehabilitación en la sociedad colonial nen~ y escapó, milagrosament e en 1541 de la Inquisición de Cartagena de
Indias. No sena entonces tan a humo de pajas, ni tan ingenua la tesis
peruana. Para lavar de la mancha infamante a la mayor parte
de qu~ Op~ ir había poblado Améri~a y de c¡ue Manco Capac resulte un
de los descendientes de los judíos ( indios o cristianos nuevos), Inmediato vas~ago de Noé º. de su meto en tiempos que "eran infinit as las
era importante recordar que la migración de las tribus se ha~ía ptes que sahan de Armema a poblar el mundo" ( capítulo m). Veintiséis
realizado mucho antes de la muerte de Cristo. Es lo que también ca~ltu;osde sus memorias inéditas ~stá1_1destinados a probar que todos los
sostuvo, por la misma época, Fernando de Montesin os, quien se ep1sod1os y al~ernativas de la colomzac1ón peruana -inclu so la revolución
preocupó en hacer de Manco Cap ac un contemp oráneo de dé <?onzalo P1zarro y las frases que Valverde dijo a Atahualpa- estaban
C,s!as ,en los textos de Isaías, Daniel, Esdras, Amón, David y otros pro-
Jesús; 150 así, Ophir, descendiente de Noé, pudo poblar el Perú Cr _1udios.Es ya bastante como señal de hebraísmo." Porras Barrenechea,
antes de la Pasión; y así, según Montesinos, también Pirua Man_co, 01118tas, p. 389. N? conocemos el . artículo aludido de Ma ckhehenie, pero
"fue el primero que reinó en el Cuz co, y no era idólatra, smo ti:nemos que_ sacana en parte sus mformes del libro curioso de Menasseh
reediIsrael, Origen de los americanos, publi cado en Amsterdam en 1650 y ·
tado en 1881 en Madrid por Santiago Pérez Junquera . Este último
148 Esta tendencia es perceptible desde fines del siglo xvr con la Misce-
lánea Antártica de Cavello Valboa que, acordándole mucho sitio a ~a e~é-
gesis, le atribuye a los peruanos todos los vicios heredados del "bab1lómco
3::t~ que _Mena sseh "apoyado en el relato de su compatriota Abaron Levi
bla ntomo Montezinos" ... trata de "probar que la raza hebrea fue 1~
Nembroth" (r, 12, pp . 76·77). El Memorial (1630) de B. Salinas y Cór- po dora d~ aquellas regiones, en cuyo interior no explorado todavía,
dova, que parece registrar la tesis de las diez tribu s de Israel, concluye que :trª}ª vemda del !'4esías, la _redenci ón d~ las tribus y el dominio univer-
América fue poblada por los descendientes de Cam, el hijo maldito de Noé. '.'indi · Es~e Antomo Monte smos pretendia haberse encontrado con un,
Por esta razón, escribe Salinas, "nacían rudo s, de diversos colores, desnu• ~ mestizo" en la provincia de Quito, el cual le habría demostrado que·
dos ... ", a pesar de que los españoles descendían del otro hijo (Sern ° prom·~ía de los judíos y le habría afirmado que el Perú era ]a tierra de·
Jafet?) bendecido por Nol Op. cit., pp. 9 y 11. Véase también Calancha, 1 0 isión: "Desta tierra no te dé cuydado, que todos los indios tenemos .
Co.rónica, r, 6. ~n~tr~ m~ndo, en acabando con estos españoles iremos a sacaros a vosotros,
149 Tratado único ( 1681), m, 22, vol. 1, p. 38. "1tar ~.Phv~no en que estáys si quisiere Dios, que su palabra no puede
150 Memo rias antiguas, xm, p. 62.
· Ibid ., p. 15.
74 PIBRRE DUVIOLS LA DESTRUCCIÓN DE LAS RELIGIONES ANDINAS ... 75

en ese Perú que había sido, por lo menos para él, la Tierra de habían creído en la ,Prédica _deTunapa -Santo Tomás- a quien,
Promisión. 154 par otra p~rte, habia~ quendo matar, al igual que a Cristo, sino
que, ademas, no hab1an toma do en cuenta las enseñanzas de la
Estas tesis judaizant es no constituían apologías gratuit as sino,
gran ola evangelizadora iniciada con la llegada de los españoles,
en primer lugar, una defensa y una reacción contra los que pre-
y continuaban todaví~ sus prácticas idolátricas. Por eso estaban
tendían idéntica condena para judíos e indios, en razón de su
expuestos a ser destrmdos muy pron to, si persistían en sus ritos
origen común. Ya Francisco de la Cruz declaraba en su proceso
del mismo modo que Jerusalén fue destruida por la voluntad d~
que: " o hay que tener escrúpulo de conquistar a los indios
Dios, 40 años después de la muerte de Crist o. 157
porque es el pueblo de Israel, y quiere Dios que sean enseñados en
la fe y éste es el medio naturalmente necesario ( folio 1319 r9) ."
Bataillon hace notar que allí hay tal vez una huella de la doctrina EL PROBLEMA DE LAS ANALOGÍAS . LA PARODIA DEMONIACA
lascasiana según la cual "la guerra de conquista, totalm ente ile-
gítima contra los gentiles que no tienen ningún conocimiento Acosta
del Dios verdad ero, puede justificarse contra los herejes o infieles
qu e se han aparta do de la verdadera religión - y agrega-: Se La presencia ?e -~bjetos s,orprend<;ntes, de vestigios de una
trata del pueblo de Dios caído en la idolatría. Hay que reducirlo eventual ev~~gehzac10n y, mas todav1a, las analogías observa.das
al gremio de los fieles. ¿Quién sabe si la creencia en el orige~ entre la religión peruana y la religión católica, debían ser expli-
israelita de los indios no obedecería en part e al deseo de los mi- cadas po_raquello~ que neg~ba_n,a su vez, que los antiguos peru a-
155
sioneros de eludir el severo ' ¡no conquistarás!' de Las Ca sas?" nos hubieran temdo conocimiento del cristianismo de una ma-
nera u otra. Los agustinos fueron los primeros e~ señalar una
analogía import an te, la de la Trinidad, en la divinidad Ataguju,
El origen hebraico de los indios y la extirpación . 157 Tratado. Tambi én los cronistas indígenas ofrecen la imagen de una
pnmera ~ad en la que era adorado el verdadero Dios e ignorada la idola-
Aunque no parecen haber adoptado la tesis del origen hebrai- tría.. Segun Huaman Poma de Ayala, que supone cuatro edades ante riores a
c-0,156 los grandes extirpadores-predicadores del siglo XVII explo- los mea;, los primeros ha~it antes del Perú fueron blancos (huariviracocha),
descendian de los que salieron del arca después del Diluvio. Fueron segui-
taron el paralelo entre los judíos y los indios, a fin de alejar a dos . por los huari ( segunda edad) , los purunruna ( tercera edad) y los
estos últimos de la idolatría. Francisco de Avila decía a sus fieles aucaruna ( cuarta e~ad). T?da esa gente no tenía ídolos y adoraba al Crea·
que los judíos eran viles e indignos de estimación, porque n? ~or. Incluso los primeros meas respetaron la religión de sus abuelos y la
habían creído en la prédica del Hijo de Dios. Tenía que recurnr id?latría n~ _sei~trodujo sino con la madre y esposa de Manco Capac. Esta
a este preámbulo para mostrar a los indígenas que ellos mismos misma ~las1ficac1ón se encuentra, como se sabe, en Salinas y Córdova y en
Montesmos.
eran más viles y culpabl es que los judíos, porque no sólo no P Al hacer d,e los inc_aslos intro~uct~res en el Perú de la idolatría, Huam an
154 Antonio de León Pinelo, El Paraíso, el abuelo paterno de Antonio,
~m~ obedecia a ~n 1mpu)so reg10nalista, como descendiente que era de los
Juan López, judío portu gués, fue quem ado por _la Inquisición }e Lisboa. t :°cipes de la_antigua _región C~anca-Huanca, sometida por los incas. Santa
uz Pacha cu~1 Yarnqm, descendiente de una familia de caciques del Collao
Raúl Porras escribe en el prólogo de esa ed1c1ón (p. VI) : El uevo
Mundo iba a acoger hospitalari amente a la familia Pinelo y a ofrecerle tra~- ft el c?ntr ano , muestra muy distinta disposición ante esta dinastía. Segú~
quilidad y bienestar y hasta la honra, tan difícil y esquiva para los desl?ose1· ,fuen tiempo~ de Purunpacha, los demonios hapiñuñus asediaban el país,
dos de ella. Se explica, pues, entonces el homenaje de gratitud . de los Pm~lo, kd;ron vencidos gracias a 1~ Pasió~ _de Jesús. ~olamente algunos años más
principalmente de Antonio, al honr ar al Perú corno su patna y al ubicar . el apóstol Tun apa habna de VISltar el Peru. Fue bien acoaido por los
;~ : ~ue, salvo excepciones, respetaban la ley de Dios y destruía~ las huacas
en esta tierra pródiga el Paraíso terrenal."
her idolos. Fue sobr~ todo Huayn~ Capac (Santa Cruz lo presenta corno
155 La hereiía, p. 319.
1 56 Así Avila: "de jando ahora aquella tan dudosa cuestión del origen : m nador, n? como mea) el que idolatró y estableció el culto de Pacha-
cierto de estos indios para otro tiempo, si Dios quisiere darlo". Dioses, ha ac ( Re_la c16n, p . 302). Huáscar Inga adora al sol (ibid., p. 309) y se
ce enemigo de las huacas (ibid., p. 316).
p . 208.
76 PIERRE DUVIOLS LA DESTRUCCIÓN DE LAS RELIGIONES ANDINAS ••• 77
pero serán los jesuitas quienes, en especial, le prestarán atención. tían a una vida de mortificación, 171 conventos donde las vírge-
José de Acosta encuentra sorprendentes analogías en el ritual y nes observaban una castidad irreductible -después de un novi-
los dogmas: los peruanos conocían y practicaban el ayuno, la ciado de tres años-, 172 y a veces consumían un pan divino
abstinenci a, el ascetismo, i:; 3 la reclusión de las mujeres -aclla- -illai tanta- comparable a la hostia. 173 El autor trata de demos-
cuna-, 159 la comunión, 160 la confesión, 161 el bautismo -opa cu- trar que el cu~t? _estaba libre de todo crimen, que no se practi-
na-, 162 la Trinidad -Chuquiila, Tangatanga. 163 Para él, estas caban los sacnfic10s humanos y que, cuando rendían hom enaje
analogías en modo alguno constituyen vestigios de una antigua a las momias de sus antepasad os, los peruanos no adoraban real-
revelación, sino -como ya lo afirman los agustinos a propósito mente a éstos, sino que, a través de ellos, prestaban adoración al
de Atagaju- un testimonio de la obra del diablo, que remeda las Creador. 174
institucion es divinas para engañar mejor a los indios. Esta consi- Sin embargo, el autor no deja de referirse a una falsa reli-
deración, sin embargo, no lleva a Acosta a despreciar estos puntos gión, 175 porque buena parte de los ritos y de los dogmas ha sido,
de coincidencia entre las dos religiones. Pretende pagarle a Satán sugerida por el demonio, quien hizo creer a los peruanos que los.
con la misma moneda: como la acción del diablo sólo ha podido grand es cuerpos cele~tes eran los ministros del Creador, 176 y que,
efectuarse con el permiso de Dios, habría que ver en esas analo- por lo tanto, merec1an una verdadera adoración. De ese modo,
gías religiosas condiciones particularmente favorables para la en- se deduce, el demonio introdujo la idolatría. Tambi én algunos,
señanza de la fe, enseñanza preparada así providencialmen te. l 64 sacerdotes habrían realizado un pacto con él. 177 En el pensa-
miento del Jesuita Anónimo muchas de las analogías de estruc-
tura en las dos religiones son otros testimonios de la parodia y
El Jesuita Anónimo de la usurpación demoniacas, aunque sólo lo exprese claramente
cuando se refiere a los monasterios de las acllacuna,178 con el
La vehemencia política, el tono ampuloso, los arabescos de la mismo ejemplo que, adquiriendo el valor de un símbolo, muestra
fantasía encubren en el Jesuita Anónimo -sin duda Luis Ló- -~l igual que en Acosta- 1ue los remedos del demonio pueden
pez- 165 una línea teológica mucho menos firme que la de Acos- felizmente volverse contra el. En efecto, después de bau tizadas
ta, pero que, sin embargo, guarda con ella más de un punto en algunas vírgenes del sol, en las regiones de Cajamarca y de
común: en tiempos antiguos -no precisados- los peruan os igno- Huaylas, llegaron a ser santas y fieles esposas de Cristo. 179
raron la idolatría, 166 adoraron al Cr eador (Illa Tecce), 167 supie-
ron que hab ía ángeles buenos y demoni os -a los que siempre se
negaron a adorar- 16 8 y concibieron un Dios invisible. 169 El El Inca Garcilaso
sacerdocio estaba jerarquizado, sometido a leyes virtuosas ( cf. el
celibato de los sacerdotes). 110 Habían anacoretas que se some- El Inca Garcilaso refiere en sus Comentarios Reales que en-
m Ibid., p. 137. 1560todavía se conservaba en la catedral del Cuzco una cruz
169 Ibid., p. 140. que los incas "la tenían en veneración", 180 así como la existell:-
160 Ibid., p. 147.
171 Re1aci.6n an6mma,
·
16 1 Ibid., p. 164. en T res relaciones,
· p. 190.
172
102 Ibid., p. 175. lbid. , p. 185.
173
163 Historia, VII , 18, p. 158. lb id., p. 187.
174
164 Ibid., v, 14, p. 155. lb id., p . 154.
175
165 Ibid., v, 24, p. 167. lbid., p. 156.
176
166 Ibid., v, 25, p. 168. lbid ., p. 137.
117 lbid ., p . 164.
167 Ibid., v, 27, p. 173. 178
168 Ibid. , v, 28, 174. lbid ., p . 185.
179 lb id.
160 Ibid ., VII, 28, p. 245.
110 Cf. José Durand, Bias Valera, p. 73 ss. °
18
Comentarios, II, 1n.
78 PIBRRE DUVIOLS L A DESTRUCCIÓN DE LAS RELIGIONES ANDINAS .•. 79
cia en el templo de Cacha de una estatua que se parecía al após- VI)- la falsedad y el peligro de los equivalentes americanos que
tol San Bartolomé; 181 pero no concede significación alguna a algunosqu erían encontrar con la Trinidad, la Virgen y los santos,
esos objetos, ningún papel en la historia religiosa de los perua- la confesión, el bautismo, el ayuno, e incluso el acercamiento
nos, quienes, sumergidos al principio en un a "primera edad de impío entre los sacrificios humanos y el martirio de los primeros
la idolatría" y entregados a los cultos más groseros y a los ritos cristianos, y rehúsa prudentemente pronunciarse sobre la analogía
más bárbaros, habían conocido después , gracias a la intervención establecida entre el mito de Pacaritambo y la historia de Noé
de los incas -héroes civilizadores- una "segunda edad de la ("No me entremeto en cosas tan hondas ... ", r, xvm), por otro
idolatría", caracterizada por la monolatría al sol, la dulía a la luna lado, no puede dejar de sorprendernos cuando afirma, en el
y a las estrellas, y sobre todo el deísmo de Pachacámac,homólogo capítulo VII del libro u, que los incas creían en la inmortalidad
del Dios cristiano, y un culto ya liberado de horrores, en particu- del alma, tenían noción de un paraíso perdido (Hanan-Pacha:
lar de sacrificios humanos. La religión popular permanecía, sin mundo alto) al que iban los buenos, y de un infierno ( <:;upaipa-
embargo, teñida todavía por diversas supersticiones ( culto a las Huafin), adonde iban los malos, y que el paraíso incaico se pa-
huacas) 182 y en gran parte seguía supeditada al demonio. recíaal de los cristianos, y se diferenciaba muchísimo del de los
En lo relativo a las analogías, la posición de Garcilaso es com- musulmanes, ya que en él se gozaba de la quietud del alma y no
pleja. Por una parte, copia, aprobándolo, un largo pasaje de Blas existían las "delicias carnales y otros vicios". Y más sorprend e
Valera, en el que éste explica la confesión, el ayuno (y aun el cuando declara con firmeza que los incas creían en la resurrección
suicidio ritual, que compara al martirio de los primeros cristia- de los cuerpos, y conservaban cuidadosamente los cabellos y uñas
nos) como surgidos de la parodia demoniaca. 183 Blas Valera no que cortaban para que en el día de la resurrección, las almas
cree -y Garcilaso tampoco- en la alusión a la Trinidad, que se pudieran encontrarlos fácilmente.
había querido descubrir en el Cuzco, en las "tres estatuas del Sol Con particular insistencia enumera Garcilaso inm ediatam ente
que dizen había en su templo y las del trueno y rayo". 184 Y Gar- a todos aquellos historiadores españoles en los qu e podrían
cilaso, firme en aquella garantía, pone en duda la existencia de apoyarse afirmaciones tan audaces que harían fruncir el ceño a
la trinidad del ídolo Tangatanga,185 señalada por Acosta. Pero los teólogos. Por otra parte, eso es precisamente lo que sucedió,
Garcilaso, siguiendo también en esto a Blas Valera, hace inter- como él mismo nos lo hace saber al referir que había tratado
venir un nuevo elemento de explicación, otro factor de deforma- primero el tema de la inmortalidad y de la resurrec-ción en la
ción: la incomprensión, o la fantasía de los investigadores espa- Florida,pero que los padres jesuitas Miguel Vásquez y Gerónimo
ñoles, o la deformación voluntaria de los hechos realizada por de Prado le habían pedido expresamente que suprimiese ese
los indios interrogados para adular a los españoles, y en lo que ~saje, lo que muy a su pesar hizo "y lo quité aunque tarde, por
Acosta sólo veía la intervención del diablo. ¿Acaso los españoles ciertas fuerzas tiránicas".
no quisieron ver analogías en todo? Cuando menciona la trilogía M. Bat aillon explica esta censura al relacionar la fecha en que
del trueno -illapa- 186 Garcilaso se sorprende irónicam ente de concluye la redacción de la Florida (1592), con la de la Historia
que todavía no se haya hecho con ella una trinidad. Pero, en otro (1590) de Acosta, que "ha bía tenido mucho cuidado en rebajar
caso parecido, la actitud del inca será completamente diferente: la creencia indígena al nivel de las supersticiones, de subrayar la
mientras que, por un lado, denuncia con Acosta -y sobre todo necesidad ( reconcida por los Sínod os) de enderezar los errores
con Blas Valera, al que cita largamente sobre el particular (11, de los indi os del Perú referentes a las ofrendas a los muertos". 187
Pero si la aparición del libro de Acosta -que se erige en autoridad
181 Ibid., v, XXII.
182 Ibid., II, v. sobre este tema de la te ología americana, lo mismo que sobre
183 Ibid., II, p. 51.
VI, muchos otros- determinó ese corte in extremis, ¿cómo explicar
184 Ibid., p. 50.
87
185 Ibid ., II, V, p. 49 . ~ Bataillon , Zárate, p. 16. Véase, además de este artículo, los tres
1 O Ibid., III, XXI. cap1tulos de Zárate l1allados posteriormente.
80 PIERRE DUVIOLS LA DESTRUCCIÓN DE LAS RELIGIONES ANDINAS . .. 81

su reticencia para recortar este capítulo peligroso de la Florida unaanalogía que pu ede ser utilizada por los misioneros. Pero, en
y su insistencia para colocarlo en los Com entarios? ¿Cómo ex: desacuerdo con este último autor y con Acosta, la religión autóc-
plicar, sobre todo, que Garcilaso condene en conjunto ciertas tona, según Garcilaso, permitiría una utilización mucho más
analogías y apruebe otras? La explicación se encuentra en que amplia, por haber sido santificada por la Providencia, mien tras
unas apoyan las tesis centrales de los Comentarías y otras no. La que para los otros dos autor es sólo estaba inspirada por el
comunión, la confesión, la Trinidad, el paso del apóstol, son demonio. 189
elementos que presuponen una revelación, una evangelización
anterior a la llegada de los españoles. Aceptar una u otra de esas
hipótesis equivalía a reconocer que los peruanos habían olvidado
y traicionado la palabra de Dios. Pero nada de eso sucedía con
la vida eterna y la resurrección, ya que con ellas se altJdía a nocio-
nes filosóficas a las que se puede llegar por la razón natural y la
moral, con la ayuda de la Providencia. Con cepciones escatoló-
gicas tan elevadas probaban una vez más la inteligencia y el
mérito de los incas. :Ésta es la razón por la cual Garcil aso insiste
tanto en el tratamiento de este tema, a fin de que, como él
dice, "no falte del edificio piedra tan principal". Como inme-
diatamente se verá, se trata del edificio de la apología que hace Las huellas del apóstol según Calancha ( Cor6nica moralizada) .
de la dinastía.
Si el inca discute la realidad, el fundamento teológico de las
diversas analogías, es porque desea que se saque partido de ellas,
y se lamenta que esos puentes providenciales entre las dos reli-
giones no hayan sido mejor utilizados. Así, cuando se refiere a la
cruz incaica conservada en la catedral del Cuzco, se queja de que
no hubiera sido colocada en un buen lugar del altar mayor, de
modo que "se aficionaran a los indios a nuestra sancta religión,
c-0n sus propias cosas, comparándolas con las nuestras ... " 188
Pero la gran originalidad del Inca Garcilaso radica en la utili-
zación del tradicional tema agustiniano, neoplatónico, de la reli-
gión natural -que en mayor o menor grado se encuentra también
en Las Casas, Acosta, el Jesuita Anónimo- al atribuir a los incas
el mérito de haber purificado la primitiva idolatría, y -como los
mejores filósofos de la antigüedad- haber descubierto, por de-
ducción, la existencia del Creador, de tal manera que ya habían
preparado a los indios para que recibieran más fácilmente la fe.
Así, pues, en los Comentarios, apar ecen los incas como precur-
sores del cristianismo e instrumentos de la Providencia Divina. Del
mismo modo que en el Jesuita Anónimo, resulta en definitiva
que todo el sistema religioso elaborado por los incas constituye
180
188 Comentarios, 11, m, p. 45. Cf. Duviols, L'Inca, pp. 52-54.
II
HISTO RIA DE L A EXTffiPACIÓN DESDE 1532 A 1660
l. DE 1532 A 1551

ANTECEDENTES DE LA EXTIRPACIÓN

El encuentro de Cajamarca

De acuerdo a las bulas Inter coetera y a las instrucciones de la


Corona, la misión de los conquistadores del Perú era implantar
la religión católica en el país, y destruir todas las manifestacio-
nes de la religión autóctona. ¿Lo hicieron? ¿Qué es lo que en
realidad ocurrió en los primeros años de la Conquista?
La tragedia que se gesta y culmina en pocas horas, el 16 de
noviembre de 1532 en Cajamarca, sella la Conquista del Perú
y señala sus futuras orientaciones. A través de la imagen este-
reotipada de este famoso episodio pueden verse bosquejados los
rasgos definitivos, que a partir de entonces serían constantes, del
comportamiento de los españoles con respecto a la religión perua-
na. Se sabe que cuando el inca Atahualpa entró a la plaza donde,
como había sido acordado, lo esperaban Pizarro y sus compa-
ñeros, el dominico Vicente de Valverde se le acercó, con un
breviario en la mano, e inmediatamente le habló "de las cosas
de Dios", 1 invitándolo a abrazar la santa religión. Irritado por el
extraño discurso que le traducía torpemente un improvisado in-
térprete, el inca replicó secamente, quejándose de las exacciones
cometidas en su país por los recién llegados cogió el breviario,
lo examinó y lo arrojó al suelo. Ante ese gesto sacrílego -pero
P:ovidencial- Valverde lanzó el grito, tan célebre como impre-
ciso, que debía desencadenar el ataque de los soldados españoles
1
Mena, La Conquista, p. 85.
86 PIERRE DUVIOLS LA DESTRUCCIÓN DE LAS RELIGIONES ANDINAS ... 87
emboscados y conducir a la matanza de la escolta imperial. que amenaza destruir en caso de una negativa. 6 Pero no son
Cuando la noche cayó en Cajamarca, Atahualpa era ya prisi0- más que proyecciones retrospectivas de historiadores fieles al méto-
nero de Pizarra, sin que sus tropas, concentradas en las alturas do del desarrollo por regresión. Todos los testimonios hablan del
que dominan la ciudad, hubieran intervenido para defenderlo. libro, del breviario, que Valverde tenía en sus manos. Jerez, cro-
:Ésos son, en síntesis, los sucesos que nos han hecho llegar los nista oficial, no menciona el requerimiento, a pesar de que le
cronistas que los presenciaron. 2 ¿Es, como algunos aseguran, el hubiera convenido incluirlo en su obra. Es cierto que en el Ar-
contenido del famoso requerimiento lo que el dominico dio a chivo de Indias se conserva un documento cuyo título es: "Re-
conocer al inca? Se sabe que ese texto había sido elaborado en la querimiento que se ha de hacer a los yndios del Perú", 6 pero
Península algunos años antes, con el fin de dar a la Conquista parece que es posterior al encuentro de Cajamarca.
una base jurídica que la justificara; que esta exhortación, que se
debía leer en el primer contacto con los indígenas, recordaba,
mediante una exposición elíptica, el origen de los hombres creados El formalismo religioso
por Dios, el poder universal del Papa, la concesión de las Indias
hecha al rey de España, y que en ella se invitaba a los indígenas
a que acataran las leyes de la Iglesia y no se opusieran a la pré- La Conquista del Perú, como todas las otras conquistas en las
dica del Evangelio, bajo amenaza de una guerra y de someti- Indias Occidentales, se hizo en nombre de la evangelización y
miento a la esclavitud. 3 Si damos crédito a lo que dicen Gómara de la extirpación, según los altos intereses del Estado y de la Igle-
y Garcilaso, el requerimiento fue pronunciado en Cajamarca, e sia de España, pero no por eso dejó de reflejar la tradición
incluso, ahí se habría declarado la misión extirpadora de los con- cultural de los soldados y de sus jefes. A pesar de que no puede
quistadores. En efecto, Gómara pone en boca del dominico un dudarse de la fe ni del espíritu de cruzada de estos últimos, en
resumen del requerimiento, resumen que termina con estas pala· la mayor parte de los casos su acción en el campo religioso fue
bras: "Y sabed que haciendo lo contrario vos daremos guerra y solamente formal. Y si pasamos por la criba todos los gestos sim-
quitaremos los ídolos para que dejéis la engañosa religión de bólicos, las edificantes palabras que se encuentran dispersas en
vuestros muchos y falsos dioses." algunos documentos de l_aépoca, comprobamos que los conquis-
Del mismo modo, Garcilaso -que pretende haber tenido cono- tadores no se preocuparon, en realidad, de poner cortapisas a las
cimiento indirecto del texto auténtico redactado por Valverde- prácticas idolátricas de los indígenas, ni de estimular cualquier
atribuye al dominico un largo discurso, directamente inspirado acción tendiente a la conversión de éstos.
por el requerimiento, que comienza así: "Por tanto, el Papa Ro- Los escasos testimonios de este periodo inicial, que han llegado
mano Pontífice que hoy vive en la tierra, entendiendo que todas hasta nosotros, muestran que los conquistadores sólo se limitaban
las gentes y naciones de estos reinos, dejando a un dios verdadero, a la observancia del elemento formal y ritual de la religión cató-
hacedor de todos ellos, adoran torpísimamente los ídolos y seme- lica. Por ejemplo, instantes después de que el inca hubiera sido
janzas del demonio, queriendo traerlas al verdadero conocimiento hecho prisionero, y Pizarra le pidiera a éste que ordenara el re-
de Dios, concedió la conquista de estas partes a Carlos V ... " greso de todos los indígenas que habían huido, para que se pusie-
Para finalizar, Valverde exhorta a Atahualpa a que abandone ran al servicio de los españoles, sigue la edificante escena: "El
completamente la abominable superstición de los ídolos, a los governador [Pizarra] dixo que mas avia que les dezir : y haziendo
una t diola al cacique diziéndole que toda su gente assi junta
2 Especialmente Hernando Pizarro, Juan Ruiz de Arce, Diego de Trujillo como apartados unos de otros tuviesse cada uno en la mano
y Cristóbal de Mena. Ver también otros testimonios en Trujillo, Relación, una t como aquella, y que los christianos de cavallo y de pie
p. 107 (nota 94) y p. 108 (nota 97) .
3 Cf. Hanke, Colonisation, p. 29 ss.
6
Garcilaso, La Conquista, 1, xxn, p. 47.
4 López de Gómara, Historia, p. 228.
6 Lissón, doc. 17.
88 PIERRE DUVIOLS LA DESTRUCCIÓN DE LAS RELIGIONES ANDINAS ... 89

saldrían por la mañana al campo, y matarían a los que hallassen documentos nos han trasmitido la imagen de un jefe militar
sin aquella señal de la t." 7 bastar_ite neglig_ent~ en_ l? concerni ente a los, asuntos religiosos.
Lo mismo ocurre con las devotas palabras que a posteriori, se El pnmer com1sano rehg10so que llegó al Peru, el obispo Tomás
le han atribuido al capitán español. Según el cronista oficial de Berlanga, se quejó _al r~y del poco inter és de Pizarra por los
Jerez, cuando Atahualpa informó a Francisco Pizarro de la exis- asuntos de la evangehzac10n y le comunicó que había tenido
tencia del gran templo de Pachacámac y del oráculo que allí se que darle una reprimenda 11 sobre el particular.
encontraba, el caudillo español refut ó inmediatamente esta ido- No paree~ tamp oco qu e los compafieros de Pizarro se preocu-
latría: "Dio a entender a Atabalipa cómo todos aquellos ídolos paran especialment e en combatir la idolatría de los peruanos.
son vanidad, y el que en ellos habla es el diablo, que les engaña Cu ando se leen los relatos más antiguos, uno se sorprende de no
por los llevar a perdición, como ha llevado a todos los que en tal- encontrar menciona?ª la iconoclastía sistemática que podía espe-
creencia han vivido y fenes~ido; y diole a entender que Dios rarse de los conqu~stadores espafioles. Sin embargo, desde que
es uno solo, criador del cielo y tierra y de todas las cosas visibles desembarcan ~n Tumbez y a todo lo largo del camino que los
e invisibles." 8 conduce a Ca1amarca, lo,5 _espafioles ha1: visto templos indígenas
Despu és de todo, quizá este discurso no sea enteramente fra- y observado ntos que log1camente debian escandalizarles. Jerez
guado. Sea lo que fuere, no puede convencernos del celo extir- menciona los sacrificios humanos, el culto a los muertos los
pador de Pizarro, ni tampoco nos convence el testimonio pos- suicidios rituales. 12 Estete se refiere a los cadáveres dispu~stos
terior de otro cronista, Antonio de Herrera. Este último asegura en forma el~ Cruz,. en Passau. 13 Se podría objetar que al abs-
que Pizarro, personalmente, derribó en el Cuzco los ídolos, erra- tcne~se de m~erve1_11~, de chocar con el adversario por motivos
dicó la idolatría en la ciudad y señaló el emplazamiento en el de d1screpanc1a rehgwsa, la pequefia tropa perdida en una tierra
cual debía honrarse al Altísimo. 9 Estos piadosos atributos esta- desconocida seguía los dictados de una prudencia elemental. Pero
ban de acuerdo indudablemente con la imagen heroica que debía si ello es cierto, no se puede negar que la mente de los soldados
ofrecerse del jefe y pionero de la conquista peruana, para pre- !? mismo que la de sus _jefes, estaba tan ~ominada por el espe~
sentarlo como un émul o de Cortés, qui en, en un gesto de gran 11smodel oro, que no de¡aba lugar a otro tipo de preocupaciones.
teatralidad había derribado los ídolos del templo de Tenoch-
titlan. 10
En la relación de estos hechos vemos, sobre todo, prosa de La religión del oro
circunstancia y retórica oficial. La religiosidad de Pizarro no
puede ser puesta en duda, pero sí su celo religioso. Si bien Dígase lo que se diga, los conquistadores espafioles fueron ante
es cierto que a menudo se preocupó de que se erigieran iglesias todo conquistadores del oro. La lectura atenta de los relatos
-medida preliminar y de rutina de todo capitán español que coetán eos no deja lug~r a dudas sobre el particular. Para compro-
acababa de conquistar una ciudad- nada prueba que se preocu- h~rlo basta que exammemos el relato del mu y académico Fran -
para de destruir los adoratorios del paganismo peruano. Ciertos cisco de Jerez, que ;ra secretario de Pizarro, y al que, por lo
ta~t o, no puede acusarsele de quer er denigrar los actos de la Con-
Mena, La Conquista, p. 88.
7 qm~ta, para com_probarlo. A pesar de que en el prefacio el autor
s Jerez, Verdadera, p. 336a. dedica la Conqmst a del Perú a la gloria de Dios y del emperador,
9 Herrera , Historia , doc. v, vr, p . 166. su, obra muestra de modo meridiano que fue el oro, y nada
°
1 C. Fernández de Oviedo se refiere a otra destrucción de un templo
has qu e el oro, el que atrajo como un imán a la pequefia tropa
-simple pillaje- ordenada por Benalcázar en el curso de la Conquista de
Quito: "De allí pasaron a una ciudad que se dice Caimbe, e a otra que asta el corazón del inmenso país. La narración concluye con un
se dice Caranguc, donde se halló una casa del sol chapada de oro y plata
por dentro e fuera, aunq ue pequeña: pero a honor de San Bartolomé fue ~~ Porras Barrenechea, Cartas, p. 19 3.
desollada presto." Historia general y natural de las Indias, Madrid, 1851· Jerez, Verdadera, p. 327a.
13
55, t. IV, p. 239. Estete, El D escubrimiento, p. 18.
90 PIERRE DUVIOLS LA DESTRUCCIÓN DE LAS RELIGIONES ANDINAS ••• 91

inventario financiero: el de las partes tomadas del tesoro de irritar a los guardianes; y cuando quieren entrar en una habitación
Atahualpa y distribuidas entre los conq1:1istad?res. . . donde se guardaban dos incas embalsamados, acceden sin replicar
Este inventario, típico de un u~urero, simbol:za la culmma~ión a la exhortación de una aclla, y se descalzan, para poder apode-
del principal anhelo de los conqmstado~es :spano~es. Y este libro rarse tranquilam ente de los tesoros. 17 Pedro Pizarro llegó hasta
no es una excepción. Francisco de Vitor_ia, ~?ien ya en 153J desempeñar un papel rayano en el celestinaje, cuando fue perso-
había encontrado a algunos peruleros, escnbe: Destos del Peru, nalment e a "consultar" con una momia para saber si el muerto
temo que no sean de aquellos qui volunt divites fieri." 14 daba su bendición al matrimonio de una joven que tenía a su
Por eso no debe sorprendernos que durant: los. ;inco o diez servicio. 18 ¡Qué conmovedor respeto por los ritos de esos gentiles!
primeros años de :ª Coi:iquista, saqueo Y.ext,upacion aparezcan
entrelazados; y sena eqmvocado que consideraramos que 1~ des-
trucción de los templos indígenas y de sus ídolos fue determinada Hemand o Pizarra en Pachacámac
por el celo de un ~atoli~~smomilitant~. En esos a~os e~a muy
frecuente que la exhrpac10n fuera un co~odo y providencial pre- Sin embargo, la historia de la Conquista del Perú no deja de
texto para el pillaje, puesto que los ob¡et?s,, de oro abun~aban, presentar un amplio cuadro de iconoclastía. La expedición que
especialmente en los "templos del dem omo . Pero. el ansia del desde Cajamarca se envió el templo de Pachacámac, tenía por
oro era tan incontrolable que generalmente se .o!vidaba? hasta designio, lo mismo que las anteriores, reunir oro con la mayor
de mencionar esta justificación. La anécdota, qmza apócnfa, que celeridad posible. Aunque el jefe religioso de aquel santuario ya
refiere el Inca Garcilaso, y según la cual, la soldadesca emboscada había hecho entrega a los españoles de una cantidad suficiente
en Cajam arca no había tenido pac~encia de esperar que Atahual~a para llenar hasta el tope un cuarto entero ( un bohío), se con-
respondiera al discurso de fray Vicente de Valverde, y se habia sideró conveniente volver a enviar un destacamento al mismo
lanzado sobre un pequeño templo que se_en~o:1tra~a en la ~laza sitio, para recoger todo lo que pudiera haber quedado, y que,
y lo habían saqueado, tiene gran valor simbohco. . Del n:is~o equivocadamente juzgaban que era muy valioso.
modo cuando los españoles entran al Cuzco, se dedican al pilla¡e: Apenas llegó el destacamento, Remando Pizarra, que lo coman-
"Luego comenzaron unos a desentabl ar las paredes del templo, daba, penetró en el templo, acompañado por sus hombres, a
que de oro y plata eran; otros a desent errar las _ioyasy vasos de pesar de la oposición de los sacerdotes, a quienes obligó a seguirle.
oro que con los muertos estaban, otros a tomar idolos, que de lo Los españoles subieron a la cima de una pirámide y penetraron
mesmo eran; saquearon también las casas y la fortaleza, que aun en un diminuto y maloliente cuarto, en el que se encontraba un
tenía mucha plata y oro de lo de G~aynacapa ·.... Mas ellos, ídolo de madera toscamente tallada, y ya allí expresaron a los
que con lo habido no se contentaban , fatigaban los md10s cavando sacerdotes -y a los caciques de la región, a quienes Remando
y trastornando cuanto había y aun les hicieron hartos malos tra- Pizarra había hecho entrar- su indignación por la alta estima
tamientos y crueldades porque dijesen dél y mostrasen sepul- que éstos demostraban ante un objeto tan sucio y despreciable.
turas." 16 • Los sacerdotes se enforzaron por defender y justificar su divi-
Por otra part e, la religión del oro no de¡a de hacer_ buenas nidad. Entonc es los españoles derribaron el ídolo y echaron abajo
migas con la idolatría. Los español~s sa?en cerra_r los, o¡os ant~ el cuarto en el que éste se hallaba. Los indígenas, atónitos por la
el diablo, y hacerle concesiones si esta en ¡uego su mteres_.Cuand audacia, no se atrevieron a reaccionar; incluso fingieron aprobar
en el Cuzco saquean el Coricancha, los soldados se cuidan muy a los conquistador es. 19 Remando Pizarra estigmatizó esta ido-
bien de romper las vasijas de barro cocido y de oro, para no latría: "E a falta de predicador les hice mi sermón, diciendo el
Carta a Miguel de Arcos, 1534. Vitoria, Releccíones, p. 24.
14 17
Mena, La Conqui sta, p. 93.
Garcilaso, La Conquista, 1, xxv, p. 52.
15 . contri· 18
P. Pizarro, Relación, p. 43.
López de Gómara, Historia, pp. 233-234. Cf . E. Gmllén, Una
16 19
Estete, El Descubrimiento, pp. 27-28.
bucí6n, pp. 160-167.
92 PIBRRE DUVIOLS LA DESTRUCCIÓN DE LAS RELIGIONES ANDINAS ..• 93

engaño en que vivían." 20 Además, queriendo saber si verdade- desterrados de sus propias casas, tierras y heredades". Y el licen-
ramente era el diablo el que hablaba por la boca del ídolo, o ciado Martel de Santoyo, que escribe esas líneas en 1542, con-
sólo se trataba de un artificio de los sacerdotes, decidió interrogar tinúa: "Tiene esta gente razón de dezir: ¿quién es el dios de los
a un cacique que acababa de afirmar que creía en el oráculo de cristianos, sy es tal que éstos que nombran suyos, le sirven con
Pachacámac: "Hícele atormentar y estuvo rebelde en su mala fazer estas obras?" Y esto aparte: "hasta oy en ningún pueblo
secta, que nunca de él se pudo saber nada más de que realmente desta tierra se sabe que por persona alguna, religioso ni seglar,
le tienen por dios." 21 Para rematar esta hazaña, se plantó, con con tener como todos tienen yndios, asy conventos de frayles
toda solemnidad, una cruz en aquel antro que el demonio había como prelado y algunos clérigos se aya entendido en la dicha
poseído. 22 conversión ni doctrina." 28 Esta dramática acusación es confir-
Hasta donde sabemos éste es el único episodio rigurosamente mada en 1550, al terminar las guerras civiles, por Domingo de
acorde con los fines de la extirpación y en el que intervinieron Santo Tomás, quien deplora que siempre se haya tratado a los
los conquistadores. indios como si fueran bestias, que se les haya despojado y masa-
crado sin piedad. Fray Domingo estima que un tercio o la mitad
de la población indígena ha perecido como consecuencia de
LA IGLESIA Y LA EXTIRPACIÓN (1537-1551) diversas agresiones, y denuncia, como hicieron muchos otros, la
iniquidad de las encomiendas, en las que la mano de obra es
La evangelización durante las guerras civiles explotada despiadadamente, de modo tal que los indios ni siquiera
tienen tiempo para prestar atención a las cosas de Dios; señala,
A partir de' 1537, el Perú, que no salía todavía de los trastornos además, el comportamiento de los curas de servicio, que pasan
de la Conquista, entra en el periodo de las guerras civiles. En el la mayor parte del tiempo negociando y jugando cartas en com-
futuro todo quedará subordinado a las rivalidades de los bandos pañía del amo, con quienes están confabulados. 24
en lucha. Seglares y regulares toman partido por alguna de las
dos facciones -así los mercedarios, que hicieron causa común
con Pizarro- y descuidan generalmente una evangelización que El primer texto eclesiásti~o de la extirpación ( 1541)
apenas se había iniciado. Y es la población indígena la que paga
las consecuencias ele esta enorme devastación. De un lado y de En ese clima se desplagarán diversos esfuerzos -que tuvieron
otro se utiliza a los indios como fuerza de choque, y éstos perecen un alcance muy limitado- para establecer los principios de una
en gran número no sólo en los combates, sino también por los política religiosa adaptada a las necesidades de la naciente
enormes bultos que, sin misericordia alguna, les obligan a trans- Colonia.
portar, la expoliación, el trabajo forzado en los campos, en las El vicario general del Cuzco, Luis de Morales, que actuaba
minas, en las casas particulares, sin contar los terribles estragos en representación del obispo -por ausencia de fray Vicente de
causados por las enfermedades de tipo epidémico traídas por los Valverde- en 1541 dirige al rey un largo informe sobre el estado
españoles. Un testigo de la época denuncia que, salvo ~ontadas del país, documento luminoso y a veces alucinante, 25 que nos
excepciones, los cristianos, prelados y personas de doctn~rn han parece de tanto valor como la carta que dirigiera Valverde a
consentido que los indios "sean robados, privados de su libertad, Carlos V el 20 de marzo de 1539. Uno de sus párrafos está dedi-
maltratados de muchos señores, muertos a tormentos, porque no cado a la idolatría de los peruanos. Por primera vez se denuncia
clavan oro, despojados de sus mujeres, adulteradas, y de sus la idolatría como el mayor obstáculo para la fe, y su alcance es
hijas, corrompidas, y sus hijos puestos en servidumbre y todos 23
Martel de Santoyo, Relación , Lissón, doc. 86, pp. 99-100.
24
20 H. Pizarro, Carta, p. 61. Carta al rey, 1o de julio de 1550, Lissón, doc. 152, p. 191.
2
21 Ibid. • ~ Especialmente el texto sobre los "perros carniceros y cebados en los
22 Estete, El Descubrimiento, p. 28. dichos yndios naturales", p. 49. Morales, Relación, Lissón, doc. 83.
94 PIBRRE DUVIOLS LA DESTRUCCIÓN DE LAS RELIGIONES ANDINAS ..• 95

claramente definido. Para un observador como Morales que ocu-


paba un puesto de excepción, la idolatría de los peruanos con- El primer texto legislativo: la Instrucción de 1545-1549
sistía en la adoración al sol, el culto a las huacas y sobre todo a
las momias sagradas. Es evidente que se trataba de manifesta-
ciones aún persistentes de la religión aristocrática y oficial de
' Esta Instrucción fue redactada por el arzobispo Loayza, en
tiempo de calma política y militar, cuando el poder de Gonzalo
los incas, y que tanto el vicario general, como los clérigos, todavía Pizarro parecía sólidamente asentado, y el momento era propicio
no se habían preocupado de las formas o expresiones populares para fijar los principios básicos de la misión evangelizadora.
de la religión autóctona. Constituye el primer texto legislativo de la Iglesia del Perú,
El mismo Morales inició directamente, o por intermediarios, relativo a la catequesis de los indígenas y muy particularmente
la lucha contra esos cultos aristocráticos, e intentó suprimirlos a la extirpación. 27
mediante acuerdos amistosos con los dignatarios incas. Por lo El orden en que se enumeran las rúbricas principales del texto
tanto, accediendo a su insistente pedido, el muy devoto inca implica el orden de las prioridades en la evangelización: 1) cons-
Paullu le envió la momia de su padre Huayna Cápac, y otros trucción de la iglesia, celebración de los oficios, administración
cadáveres de tíos y primos reales, a los que Morales hizo enterrar de los sacramentos; 2) búsqueda y destrucción de los monumentos
en "cierto lugar", con gran dolor de la viuda y parientes del paganos; 3) refutación de la idolatría; 4) instrucción religiosa.
ilustre difunto. El vicario general pensó que había llegado el
momento -"aunque algunos no [fuesen] de este parecer"- de
concluir con esas prácticas e impedir terminantemente los ritos y La extirpación material
cultos paganos en todo el territorio. Tenía el convencimiento
de que si éstos cesaban, los indígenas se convertirían sin difi- Para la destrucción de los monumentos paganos, los doctrineros
cultad y, por otra parte, mejorarían considerablemente sus con- deberán obtener, dentro de lo posible, el consentimiento de los
diciones de vida, ya que dispondrían para sus propias necesidades, indios "y ansí mismo trabajarán de saber donde tienen sus guacas
de la enorme cantidad de maíz, coca, ganado y otras cosas que y adoratorios y hazer que los deshagan, poniendo en ellas cruzes,
consagraban -y consagran- a las huacas. siendo lugares decentes para ello". 28
Por último, Morales sugirió al rey que nombrase una persona El arzobispo -respondiendo en parte al deseo de Luis de Mo-
cuya misión específica fuera la de hacer que se destruyeran todas rales- instituye una gira de inquisición y de extirpación que
las huacas, altares o momias sagradas, es decir, de hecho solicitó la deberá renovarse cada año; es el embrión de la futura visita de
creación de un nuevo cargo, que vendría a cumplir las funciones las idolatrías: "[los doctrineros] personalmente hirán por todos los
de director o superintendente de la extirpación de las idolatrías. pueblos del Repartimiento y detenerse an cada pueblo seis o
La gestión del vicario general fue tibiamente acogida por el ocho días entendiendo si tienen guacas o otros lugares donde
Consejo de Indias, el cual se limitó a inscribir al margen d~ la acostumbran hazer algunas ceremonias o ritos y deshazerlas han
petición esta frase poco comprometedora: "Al governador y obispo Y, si fuere lugar decente para ello, pondrán una cruz donde mejor
Vaca de Castro que provean como esto se remedie y cesen estas les pareciere y en los días que allí estuvieren platicalles an de las
idolatrías y que sea con prudencia y que no nazca dello altera- cosasde nuestra santa fe y dejarán en cada pueblo los mochachos
ción." 26 Es indudable que el recuerdo de la sublevación de que de allí llevasen ya doctrinados". 29 Pero, a diferencia de
Manco y del terrible sitio del Cuzco aún estaban presentes en las que más tarde serán las visitas de las idolatrías, la finalidad
la memoria de todos.
27
Loayza, Instrucci6n, Lissón, doc. 106. Redactado en 1545, el texto
fue _revisado, corregido y aprobado el 14 de enero de 1549.· Esta última
VCrSJón es la que ha llegado a nuestro conocimiento.
28
lb id., p. 136.
29
26 I bid., p. 81. Ibid ., p . 142.
96 PIERRE DUVIOLS · LA DESTRUCCIÓN DE LAS RELIGIONES ANDINAS ..• 97
de esta s giras anuales será que el sacerdote _establezc~ con~acto base de toda catequización: "Para que en alguna manera se des-
-aunque sin duda de un 1:1odo no d~sprovisto de vi?le~cia, y ·erten al conocimiento de dios, platicalles la ceguedad y herrores
alejado del ideal de persuasión antes citado- con los mdios no ~~ qu e an bivido adorando piedras y otras criaturas o obra~ ~e
cristianizados. sus manos y que, por el enojo y por estos herrores y otros v~c10s
Con respecto a los indios ya bau_tizados y qu~ han_ ~etori:iado en que han vivido, a est~~o dios enojado dellos y ~o ha enbiado
a la idolatría, Loayza sólo aconse¡a una especial vigilancia.ªº sacerdotes clérigos y rehg10sos para que los ensenen y aparten
Claro está, en 1545 todavía se podía ser optimista y pensar que destos hierros."
no existían muchos apóstatas. En cuanto a los hechic eros y a
Esta Instrucción revela una concepción generosa y optimista
los indios "que tienen trato con el diab lo", se ,recomie~da que
de la empresa evangelizadora. En ello influ~e la convicci~~ de
primero se les instruya y convenza de que esta~ ofend;endo_ a
que la idolatría de los indígenas más que un signo de culpabilidad
Dios, y luego se les haga comprender que el diablo solo dice
es el resultado de la ignorancia religiosa, y que disipada ésta por
mentiras. Si persistieran en sus práct,icas bastará con que_ ~e les
medio de una adecuada instrucción doctrinaria, se logrará la
amenace con un castigo -aunque este no queda especificado.
conversión espontánea. Así lo espera el arzobispo Loay~a, y has ta
Aparte de estas consideraciones generales el arzobispo juzga nece-
confía en que en det erm inado mom ent o la ?es!rucci6n ?e. la_s
sario atraer la atención de los curas sobre las manifestaciones
del culto a los muertos y sus derivaciones: "y ternán gran cuidado
huacas y de los ídolos será realizada P?r _l~s. m_d10sya cnstJam-
zados como un acto surgido de su propia 1mc1ativa. Sm embarg o,
y vigilancia para que, después de enterrado, no _saquen el cuerpo
]a de~trucción era obligatoria, y por ningún motivo se autori-
para llevarle a otra parte e hazer sus ceremom~s; y sobr~ t?do
zaba la conservación de esos monumentos paganos, en el caso
mirarán que no maten para enterrar con el caciq~e o pnnc1pal
que así muriere, sus mugeres o algunas dellas m otros de los
de que, por ejemplo, los indígenas se opusiera? a s':1,destrucción.
yndios que le servían siendo bivo, porque esta torpe costumbre
Hay ahí una contradicción latei_ite, cuy~, cons1der~c10n no puede
soslayarse. Pero aun así, esta mstrucc10n no de¡a de ser muy
aún dura entre ellos ... y demás de esto les amenazen con el
liberal. En ella se establece como principio que no se puede
riguroso castigo que se hará en los que lo contrario hizieren". 31
maltra tar ni escandalizar a los indios; los castigos, mal definidos,
siempre dependen de la reincidencia. Sin duda este t~xt_o tiene
La refutación
el sello de los dominicos, especialmente de fray Jerommo de
Loayza.
El culto a los muertos, que atrae muy especialmente la aten-
ción de los clérigos, suscita una refutación orientada en torno El Prim er Concilio de Lima ( 1551)
a nociones de la vida eterna y de la creación. El cura debe ex-
plicar a los indios: 1) que con la muerte_ e~ alma se separa ~el
cuerpo; 2) que las almas de los buen?s _cristianos van al para1so, El Prim er Concilio de Lima fue convocado en 1551, cuando
mientras que las de los malos van al mfierno; 3) que los cuerp~s el Perú salía de las guerras civiles. En 1550 fray Domingo de
se corrom¡)en y por lo tanto, "ni los caciques pueden recibir Santo Tomás -que debía participar en él- definía así la situa-
' • · ,, 32
servicio ni los que matan para que les sirvan pueden servir • ción religiosa del país: "a empe~ado a aver alguna poca de
Igualmente, la refutación del culto a las criaturas debe ser la borden .. ." Y añade que los indígenas han comenzado a fre-
cuent ar la iglesia, e incluso algunos llegan a la fe. 33 En 1551
so Ibid ., p. 143. . · arriban los primeros agustinos. El arzobispo juzga que el momento
s1 Se trata, a nuestro juicio, de la primera mención <le una resistencia es propi cio para iniciar la unificación de los méto dos de la con-
indígena a las disposiciones de la Iglesia española. Sobre este punto véase versión de los indígenas.
Rowe, Un memorial, p. 34.
s2 Ibid ., pp. 143-144. 83
Carta al rey, Lissón, doc. 152, p. 191.
98 PIERRE DUVIOLS LA DESTRUCCIÓN DE LAS RELIGIONES ANDINAS .. . 99

Las constituciones del Concilio que, en parte, retoman, des- les cincuenta latigazos y de co:ta~les el cabell~.. ~os curas ?~b.en
arrollan y, a veces, modifican el texto de la Instrucción de 1545, cuidar de que no prosiga la practica de los smc1d10so sacnfic10s
exponen la materia en el orden siguiente: 1) construcción de la rituales y se cerciorarán de que no se coloquen objetos al lado
iglesia, culto, administración de los sacramentos; 2) destrucción del cadáver. Deberán establecer la ~ista de servidores de l~s caci-
de la idolatría. En relación al texto de 1545 hay una novedad ques que fallezcan, para poder as1 asegurarse de que mnguno
que llama la atención: es la distinción muy nítida entre indígenas de ellos es enterrado con su amo. Se determinará en cada pueblo
bautizados y no bautizados, entre apóstatas e infieles. un sitio reservado al entierro de los infieles, y los indios bauti-
zados tendrán la obligación de llevar allí los cadáveres de sus
familiares, ya se encuentren en sus casas o en otros lugares. Ese
La idolatría de los fieles cementerio de infieles será vigilado atentamente, y el cura no
permitirá que los parientes del difunto permanezcan allí llo!ando
La Constitución 3 da a los curas la orden expresa de destruir su desaparición más de un dí~. El cura comprobará tamb1_én1~
y quemar los ídolos y santuarios que se encontrasen en los pueblos identidad del cadáver, descubnendo su rostro, 87 y se cerciorara
de indios, y de construir una iglesia sobre su emplazamiento, de que no está acompañado de ofrendas.
siempre que el sitio fuera adecuado. 84 La Constitución 26 prohíbe
la práctica de los cultos indígenas. Los culpables recibirán los
mismos castigos que los hechiceros ( cf. infra). 35 El Concilio La refutación
no parece conocer sino un solo tipo de culto y de ritos: el que El Concilio, en las constituciones 38 y 39, ofrece una detallada
se le rinde a los muertos, y deja establecido que los indios instrucción sobre la enseñanza evangélica del doctrinero de indios.
cristianos deben enterrar a sus muertos en el cementerio de la Es sin duda como reflejo de la importancia que acertadamente
iglesia. Si un indio bautizado enterrara o hiciera enterrar un se concedía al culto de los muertos entre los peruanos y a las
cadáver en otro lugar, después de la primera vez será castigado creencias con que estaba vinculado, que el texto -aún más que
con tres días de prisión y cincuenta latigazos. Por otra parte, la Instrucción de 1545- incide sobre la noción de alma, y so-
si el muerto hubiera pedido ser enterrado fuera de la iglesia, su bre la suerte deparada a ésta en el más allá, suerte que es deter-
cuerpo será exhumado y quemado públicamente. minada por el comportamiento del hombre en este mundo.
Mientras que la Instrucción de 1543 sugería solamente que se
recurriera a las nociones de creador y criatura, el Concilio acon-
La idolatría de los infieles seja una refutación orientada hacia lo pragmático. En efecto,
recomienda que se diga a los indios "que no adoren al sol, ni la
La Iglesia no se cree autorizada a destruir los templos e ídolos luna, ni estrellas, que las hizo Dios para que nos alumbrasen
en los pueblos de infieles. En ese caso, los curas deben informar el día y la noche y nos sirviessen, ni adoren las piedras. Y que
al representante local del virrey, quien tomará las disposiciones cuando estuvieren enfermos o no lloviese, o les faltare algo, no
necesarias para evitar la mala influencia que la proximidad de lo pidan al sol ni a las guacas, que no oyen ni sienten ni les
los santuarios paganos pueda ejercer sobre los neófitos. 36 pueden remediar, ni vayan a los hechiceros para que lo pidan,
Los sacerdotes, hechiceros y omos no tendrán, sin embargo, sino a sólo Dios, de quien nos viene todo el ayuda y favor, lo
derecho a seguir con sus actividades, ya que con ellas perjudican pidan" . 38
a los neófitos e impiden la conversión de los infieles. Se les 3 7 Esta precaución tenía por objeto impedir las sustituciones de los
hará entrar en razón, como comienzo, pero sin olvidar de aplicar-
cadáveres; los peruanos se esforzaban en sustraer los despojos de sus_de1;1dos
34 Concilios, t. 1, p. 8. de los cementerios cristianos porque pensaban que al enterrarlos ba10 berra
s~ Ibid., pp. 20-21. quedaban aplastados y su resurrección corría peligro.
38 Ibid., p. 32.
36 Ibid., p. 8.
100 PIERRE DUVIOLS L A DESTRUCCIÓN DE LAS RELIGIONES ANDINAS • •• 101

El Primer Concilio de Lima muestra por lo tanto ciertos cam- entusiasmo lascasiano y que, por otra parte, contribuirían grande-
bios en relación con la Instrucción de 1545, y se hace eco de mente a la documentación de fray Bart olomé. 40 La defensa de
algunas preocupaciones teológicas y jurídicas nuevas, como lo los indios oprimidos y diezmados, la lucha contra el abuso de las
demu estra al distinguir entre fieles e infieles. Influye en ello encomiendas, el asunto de la "perpet uidad" de esas encomiendas,
el creciente número de indi os bautizados, así como la mayor el de los tesoros arrebatados a los ind ios y, por último, el de la
atención concedida a las controve rsias jurídicas de la península absolución de los encomenderos, absorben lo mejor de sus es-
controversias que tendrán resonancia en el Perú por int ermedi~ fuerzos. Por otra parte, la observancia de la doctrina evangélica
de la élite de los domini cos. Tambi én el espíritu evangélico y el más aut éntica, basada sobre la libre conversión, la persuasión y
optimismo de la Instrucción ceden terreno al espíritu de represión no sobre la coacción -ta l como lo había expuesto Las Casas
lo qu e en parte puede ser explicado por las razones arriba men: desde 1530 a 1531, en su único modo . . . - debía alejar a los
cionadas : la experiencia mostraba que ya no era posible que los dominicos de la política de "mano dura" preconizada por la C o-
indígenas idólatras fueran considerados como ignorantes, puesto rona, la que se caracterizaba por la destrucción inmediata y brut al
que tal consideración era desmentida por la resistencia religio- de las man ifestaciones de la religión indígena, y conducirles a
sa que oponían a la campaña evangelizadora de la Iglesia. dejarde lado todo aquello que pudiera "escandalizar" a los ind ios
en sus costumbres . Esta doctrina parece haber inspirado una
famosaordenanza de Ovando (1573), que reglamentaba las con-
LAS ÓRDENES RELIGIOSAS Y LA EXTIRP ACIÓN quistas ( se aplicaba, por lo tanto, a la de los infieles) . Es te
documento, único en su género y verdadera síntesis de la doc-
No es fácil definir la posición que frente a la extirpación de las trina lascasiana, establece que una vez lograda la paz con los
idolatrías asumen las órdenes mendicantes . La dificultad se origina indígenas y sus naciones, los pobladores se esforzarán en reagru-
por los siguientes factores: la doctrina -una vez formulada- varía parlos, mient ras que los predicadores, tan solemne y caritativa-
de acuerdo a las órdenes, y hasta en la misma orden, de acuerdo mente como sea posible, los persuadirá n de que traten de com-
a la época y el lugar; existen muy pocos documentos que deter- prender los misterios y los artículos de la santa fe católica, en
minen la doctrina; la práctica no corresponde a la teoría y, sobre 1aque les instruirán con la mayor prudencia y discreción, y uti-
todo, la docum entación de la que se puede disponer es escasa, ya lizando los medios más benignos, a fin de despertar en ellos el
que en el Perú el acceso a los archivos conventu ales es hasta hoy, deseo de esa instrucción. Tambi én se recuerda que no se debe
en la mayoría de los casos, imposible. 39 Por eso sólo se puede comenzar reprochándo les sus vicios e idolatrías, ni priván doles
ofrecer una visión muy incompleta de la actividad extirpadora de sus mu jeres e ídolos, para no correr el peligro de que se dis-
de las órdenes religiosas. gusten y les contraríe la doctrina cristiana, y que sólo después
de que se les haya instruido en ésta se les persuadirá para que
por su propia voluntad abandonen lo que es contrario a la fe
Los dominicos católica y a la doctrina evangélica. 4 1 Si bien el mismo espíritu
de la doctrina se transparenta en la legislación peruana, 42 no
El caso de los dominicos es el más complejo. Durante lo_s tenemos la certidumbr e de que los dominicos la hubieran apli-
primero s treinta años que siguieron a la Conquista, la ev~~g~h- cado en este país de una manera tan sistemática como lo hizo
zación de la provincia de San Juan Bautista del Perú fue dmg ida LasCasas en V era Paz. 43
por hombres excepcionales, como fray Tomás de San Martín , 0 40
Ver Giménez Fernández, Las Casas, p. 371 ss. Lima, 1949-1950.
fray Domingo de Santo Tomás , que estaban animados por un 41
"Orde nanzas ovandinas", 13-7-1573 en : Manzano, La Incorporación,
3 0 Entre las excepciones es de justicia que señalemos al convento_ fran· p. 208 ss. y Recopilación, lib . 2, tít. 4, ley 4.
ciscano de Ocopa (Jauja) que, con toda generosidad, pone sus archivos ª 42
Cf. Covarrubias, Libro de Cabildos, p . 5 ss.
43
disposición de los visitantes; también debemos citar al de Sucre. Saint ·Lu, La Vera Paz, pp. 4 24-42 5.
102 PIBRRE DUVIOLS LA DESTRUCCIÓN DE LAS RELIGIONES ANDINAS ..• 103

El comportamiento de algunos dominicos en el Perú no es gritó: "Echad, echad de aquí al fraile.'.' Estupefactos, los i~dios
precisamente un ejemplo de doctrina lascasiana. El primer domi- trataron de hallar al monje entre los asistentes, pero no pudieron
nico y el más célebre, fray Vicente de Valverde, había sido encontrarlo. Fray Diego pudo volver a su casa. Regresó al día
contratado como doctrinero -algunos años después de los acon- siguiente con refuerzos. Varios españoles penetraron en la gruta,
tecimientos de Cajamarca- por el encomendero de Ananhuanca, se apoderaron de muchos ídolos de tela y los quemaron en_la plaza
Francisco Martín, y se le atribuye la destrucción de los ídolos del pueblo. Los indios asistieron a este auto de fe no sm amar-
del templo de Huarivilca y de la huaca Huancayoc. 44 Un domi- gura y resentimiento. Incluso se disponía~. a tomar l_as ~rmas
nico fray Francisco, dejó un imborrable recuerdo en la provincia para matar al dominico, cuando éste, v1S1blemente inspirado,
de Huaylas, donde alrededor de 1565 destruyó gran número de se puso a predicar contra la idolatría. Entonce~ se calma;on y
huacas. 45 La visita de Hu ánuco también alude en diversas oca- consintieron de buen grado en quemar ellos mismos sus idolos
siones a las actividades destructoras de cierto fray Domingo, al y en destruir el santuario. Desde entonces indicaba_n espontánea-
que no creemos se pueda identificar con fray Domingo de Santo mente a los religiosos el emplazamiento de las diversas huacas
Tomás. 46 Esas son las informaciones, recogidas en forma más de la región. 47 .
bien dispersa, y son, realmente, muy pocas. Sin embargo, la dis- Esta aventura, emprendida bajo el signo de la astucia y de
creción que sobre el particular guarda el cronista de la orden, la violencia pero cuyo desenlace consagra el principio de la
Juan Meléndez, confirma que la destrucción de los ídolos no fue conversión ~spontánea, es reveladora de un estado de espíritu.
la principal actividad de los dominicos. Meléndez tuvo a su Atestigua que había sido necesario un compromiso entre la repre-
disposición toda la documentación necesaria, y no por principio sión impuesta por la resistencia de los indígenas y el ~ét?~º
se abstiene de mencionar los actos de extirpación. Lo hace de persuasivo que en un primer momento se tomó como pr~ncipio
muy buena gana cuando dispone de material. Por eso, cuando soberano. También en Guatemala, recordémoslo, la doctnna de
nos relata la anécdota que resumimos a continuación, se ve obli- los frailes predicadores se inclinó hacia la represión, hasta
gado a tomarla de Remesal. Sin embargo, ésta se relaciona con el punt o que se produjo el vuelco total de las prioridad~s, ya que el
el Perú -por lo menos administrativamente-, pues tuvo como Capítulo de Cobán proclamaba en 1578 el famoso: pnus evellant,
escenario el Nuevo Reino de Granada, que antes de 1551 for- deinde plantent. 48
maba parte de la provincia dominica del Perú: fray Diego de
Mancera se había enterado que los indios de la doctrina de Quiqui
(Tunja), ofrecían regularmente sacrificios en un santuario situa- Los franciscanos
do en lo alto de una montaña, en una gruta artificial. Se pene-
traba allí por una pequeña abertura, que se obstruía con una Los franciscanos de la Nueva España decidieron en 1525 des-
piedra. El dominico llegó hasta allí una noche, disfrazado de truir sistemáticamente, y sin el menor reparo, todos las mani-
indio. Se confundió con los infieles y, gracias a la complicidad festaciones idolátricas. 49 Parece que en el Perú ocurrió lo mismo,
de las sombras, pudo ser testigo de ceremonias abominables, hasta
el momento en que el diablo, que hablaba a través de un ídolo, 47 Meléndez , Tesoros, t. 1, pp. 416-418. Meléndez cita también a fray
Pablo de Castro, gran extirpador del Valle de Chincha ("siendo el único
44 Espinoza Soriano, La Guaranga, p. 35 ss. Cf. "Wariwilca: la catedral tema de sus sermones contra la idolatría y la embriaguez"). Tesoros, 1, xv,
de las huacas", La Voz de Huancayo, 23-11-1962 y 14-10-1963. Después p. 459. Pero hay que desconfiar de los cronistas de _c~nvento_del siglo xvu,
Cieza, Herrera y Juan Meléndez hacen referencia a esta actitud de Valverde. ya que éstos escriben en una época en la que la actividad extupadora había
45 Hernández Príncipe se refiere a menudo a la gran actividad d~ e~te sido puesta de moda por los jesuitas, y por ello mismo propendían a idea-
destructor de huacas, del cual nos dice que se hacía acompañar de u~ mdio, lizar el pasado de su orden. Además, no hay que olvidar que Meléndez
buscaba activamente los adoratorios y, cuando los encontraba, se dedicaba , a escribe "contra" Calancha, para demostrar que los dominicos no se q~eda-
quemarlos y colocaba una cruz encima. Hernández Príncipe, Mitologia, ron en zaga, ni que su actividad fue menos valiosa que la de los agustinos.
p. 51 ss. y Arriaga, La Extirpación, p. 98. 48 Cf. Borges, Métodos, p. 248.
46 Ortiz de Zúfiiga, Visita, pp. 28, 39 y 49. 49 Ibid., p. 275.
104 PIERRE DUVIOLS
LA DESTRUCCIÓN DE LAS RELIGIONES ANDINAS ••• 105

sin que esta ofensiva iconoclasta excluyera concepciones huma- cierta ocasión, en Lari, los hermanos habían reunido una can-
nitarias muy próximas a las de los dominicos, que se evidencian tidad tan grande de objetos paganos que fue necesario utilizar
en el testimonio de fray Marcos de Niza, que Las Casas haría 50 o 60 indios para llevarlos al sitio donde debían ser destruidos
°
fa1;1oso al p1;1blicarloen la Brevísima relación. 5 Fray Diego de o quemados, para después arrojar el polvo o las cenizas al río.
Y cuando_ fray Monzón estaba en la búsqueda del ídolo principal
Cord?va Salmas da cue~ta de algunos ejemplos de extirpación
franciscana. En los archivos del convento de Cajamarca encon- de la región, se encontró en peligro de muerte, pues sus inten-
tró una_ relació~, de la vida de f_rayMateo_ Jumilla, "monje sim- ciones habían sido reveladas a más de dos mil indios que se encon-
ple y sm letras , que fue el pnmer franciscano en combatir la traban reunidos en el patio de la iglesia. 54
idol~tría en esa región. 51 Esta rápida alusión de Córdova está Por fin, Córdova Salinas relata que durante la incurs1on fran -
confnmada por un documento más explícito sobre las actividades ciscana entre los Panatagua, fray Gaspar de Vera logró apoderarse
de este infatigable frailecillo, modelo de virtudes franciscanas de los dos ídolos principales de esta etnia ( uno representaba un
que r~corría distancias increíbles por montes y valles, siempr~ mono, el otro un pez) y los hizo llevar a Tonua, donde había
precedido de una retahíla de niños a quienes les había enseñado convocado a los indios. El día fijado, despu és de pronunciar un
a entonar cánticos: "En llegando [a los pueblos] procuraba quitar sermón de acuerdo a las circunstancias se celebró el auto de fe·
y estorbar las ?emasías que tenían los indios en el beber, qui- 1os 1'elolos fueron colocados sobre una pira
' que previamente habían '
tando y deshac iendo las huacas v adoraciones de sus ídolos anti- levantado lo_s indios ya cristianizados, y, para gran perjuicio de
guos, apartándoles de otros mu~has otras supersticiones que en- Satán y glona de la cruz de Cristo, se inició el fuego: las llamas
tonces tenían ... Era muy charitativo con los pobres, dándoles se elevaron al cielo, purifi cando toda idolatría. 55
todo lo que él podía, assí de comida como de alguna ropa, la
qua] p~ocuraba sacar de las huacas y adoratorios antiguos y de
Los agustinos
los _entierros que usaban hacer los indios ... [Deshacía] las huacas
antiguas, que en aquel tiempo había muchas; hacíalas quemar;
Se _deduce ~e los documentos que desde su llegada al Perú los
lloraba sobre los cuerpos de los muertos antiguos, diciendo a los
agustmos dedicaron gran parte de su actividad a una decidida
presentes la condenación y fuego eterno donde estaban ardiendo
acci~n. extirpado_ra, pues mientras los cronistas franciscanos y los
p_ara siempre las almas de aquellos desventurados que murieron ~om1mcos del siglo xvn presentan la historia de sus respectivas
sm la agua del baptismo ." 52 También Córdova Salinas escribe ordenes como _l~de la culminació_n d~ una tarea ~vangelizadora
que en la provincia de Collaguas, los religiosos enviados por Y de_propagac10n de la fe, l~s h1stonadores agustmos prefieren
fray Gerónimo de Villa Carrillo destruyeron los templos indígenas 1
ref_~mse a . un t_ema ma~ ag~es1vo: la lucha contra el paganismo.
y construyeron iglesias sobre sus emplazamientos. ¡¡3 A. Tibesar As1 lo testimoman la Historia de Nuestra Señora de Copacabana,
ha encontrado el documento en el que ha basado su narración de fray Alonso Ramos, y la recargada y barroca Coránica morali-
Córdova Salinas. Según esta fuente, cuando los franciscanos lle- zada ~e la orden de San _Agustín en el Perú (1639), de fray
garon a la provincia de Collaguas, los indígenas estaban entregados Antomo ?e la Calancha. Sm embargo, al examinar atentamente
.ª la idolatría y al culto del sol y de ciertas montañas. Fueron esa~ crómcas, se comprueba que las múltiples referencias a una
fray Juan Monzón y fray Juan de Chávez quienes se enfrenta- acción extirpadora agustina -referencias harto imprecisas, mu-
ron contr~ los obstáculos que oponía la idolatría, destruyeron c~1asveces- no son el testimonio fidedigno de una. acción histó-
todos los 1dolos que encontraron a su alcance, colocaron cruces rica, sino que reflejan la posición idealizadora de los redactores
y elevaron altares en los sitios o emplazamientos idolát ricos. En de dichas crónicas, que transfieren al pasado de la orden las
5 o p. 169 SS.
. 54 Tibesar, Franciscan, p. 65. Este autor utiliza un Memorial de las doc-
51 Crónica, r, xvrr, p . 157.
trmas de la provincia de los Col/aguas.
52 J. T. Polo, "Un convento franciscano", R.H., t. r, 1906, pp. 476 -478. 55 Córdova Salinas, Crónica, 1, xx1x, p. 2 39.
53 Córdova Salinas, C rónica, r, xvu, p. 153.
106 PIERRE DUVIOLS LA DESTRUCCIÓN DE LAS RELIGIONES ANDINAS •.• 107
virtudes iconoclastas que sugerían la gran ola extirpadora pre. yendo el mérito del hallazgo al visitador Juan Delgado. 50 Por esa
dominante en el momento de la redacción. razón, para conocer la actividad extirpadora de los agustinos, no
Al leer la Crónica de Calanch a, que es la más importante debemos recurrir a la obra de Calancha, sino a la antigua Rela-
no se nota que el designio general de la obra es más de edifica~ ción de Huamachuco.
ción que de información histórica. Ya se refiera a las hazañas
realizadas por Juan Ramírez, en H uamach uco ( n, XIV), por
Ant_onio de Baeza, en Pachacámac (n, XIX), por el equipo Huamachuco
enviado a los Conchucos ( n, XXXII),o por Juan Caxica, en
Chuquisaca (rn, xx), el autor ensalza invariablemente las cuali- Los agustinos construyeron un monasterio en Huamachuco
dades personales y las virtudes evangélicas de sus correligionarios sobre el emplazamiento del antiguo tambo incaico. Desde 1551
pero descuida muy a menudo la cronología y la informació~ habían puesto sus miras en esta región, muy alejada de Lima y de
precisa. En efecto, en lo concerniente a la extirpación, Calan- difícil acceso, porque sabían que había allí gran cantidad de ídolos
cha ha usado muy poco los docum entos provenientes de los archi- e idólatras, de huacas y de hechi ceros. 60 La cantidad de objetos
vos de los agustinos. Por ejemplo, la R elación de los primeros paganos que recogieron los hermanos Juan de San Pedro y Juan
agustinos (cf. infra) que ofrece tan valiosa información, y de del Canto era tan grande, que se decidió enviar como refuerzo
la cual debía encontrarse por lo menos una copia, junto con mu- a los hermanos Antonio de Lozano y Juan Ramírez. Desde luego,
chos otros textos, en la biblioteca de los agustinos en Lima ha no consiguieron que los indígenas confesaran espontáneamente,
sido muy poco consultada como fuente. Ello se debe a que cdlan- ni menos que ellos mismos destruyeran sus templos, y fue nece-
cha recurre a los documentos de la orden sólo en la medida en sariomás de un año para que obtuvieran algún resultado, pues
que le ofrecen mat erial propicio al panegírico o a la hagiografía. los indios guardaban celosamente sus secretos y se negaban a
Es paradójico que los docum entos que este cronista utiliza descubrir sus huacas y su ritos. 61 El método inquisitivo empleado
provengan de los jesuitas o de su familiares. La razón de ello no despreciaba la persuasión, y los hermanos concluían ganán-
se encuentra en los factores a los que nos hemos referido anterior- dose la confianza de los indígenas con un buen trato y buenas
mente: en esos momentos los jesuitas dirigían la extirpación. palabras, aunque también a menudo recurrían a la amenaza y al
Y es a esa documentación proveniente de los jesuitas a la que castigo. 62 De modo especial fomentaron la delación, y, como
Calanc ha recurre -s alvo pocas excepciones- 56 ya sea el Libro de sucedió más tarde en Huarochirí, merced a ella lograron impor-
visita de 1610, redactado por Francisco de Avila, ya el tratado ~ntes descubrimientos . El primer indígena que les suministró
sobre la religión indígena de Luis de Teruel, 57 o el de Arriaga, mformación, el indio Marcos, pagó con su vida su revelación y,
cuyo texto reproduce Calancha muy a menudo y abundante- po~ cierto, fue considerado como un mártir, por algunos, y un
mente, citándolo o transcribiendo libremente sus datos. Calancha ~1dor , por otros. 63 Tan pronto recibían una información que
atribu ye a los agustinos el haber descubierto y reprimido el culto Juzgaban de inter és se dirigían al sitio donde se encontraba el
de la huaca Chanca, a la que los indígenas habían consagrado ~ntu ario, generalmente un lugar alejado y de difícil acceso, 64 y
una niña de 14 años. 58 Sin embargo Arriaga, en su libro, redac- sm tomar en consideración las protestas de los indígenas se dedi-
tado unos veinte años antes, presentaba la misma historia, atribu- caban a su destrucción. 65 Los objetos del culto eran quemados,

56 Por ejemplo, los valiosos informes sobre las creencias y ritos de Pacas· noLa extirpación, pp. 36-37.
60 Ibid., pp. 11-12.
mayo, al principio del libro tercero. 61 Ibid., p. 12.
57 Calancha poseía un manuscrito de este libro, hoy desconocido. Cita
62 Ibid., p. 44.
:algunos trozos: el mito del sol, Pachacámal y Vichama (1, x1x, pp. 412 Y ss.), 63
Ibid., pp. 13-30.
y dos textos sobre brujos (m, xvm, pp. 631 y ss.). 64
Ibid., pp. 28-29.
¡¡g II, XXXII, p . 473. 65
Ibid., p . 37.
108 PIERRE DUVIOLS LA DESTRUCCIÓN DE LAS RELIG IONES ANDINAS . . • 109
incluso los ídolos de piedra, que eran "quemados" y luego redu- de los indi os del Perú, seguramente antigua, pero que no puede
cidos a polvo, que se echaba finalmente en algún riachuelo ser ant erior a la Instrucción redactada en 1545,ya que fray Diego
Por otra parte, los bienes que pertenecían a las huacas ( objeto~ la menciona. El contenido revela también la importancia que La
de valor, ropa, ganado, servidores), eran adjudicados ya a la Merced concede a la extirpación, concebida simple y llanament e
Iglesia, ya a los pobres. 66 Entre 1551 y 1555 los agustinos de como represión de las prácticas paganas y destrucción de las
Huamachuco descubrieron y destruyeron más de tres mil "ídolos huacas. Esta represión debía ser confiada especialmente a los
públicos" . 67 Se debe agregar que no sólo se limitaban a la lucha alguaciles, en los pueblos que no hubiera un doctrinero per-
contra la religión. La represión de costumbres, tales como los manent e. Fray Diego estipula que este último, a su paso por un
casos de poligamia, 68 formaba parte de su tarea de extirpación. pueblo, debe administrar los sacramentos, requerir a los indio s
paraque revelen sus ídolos y ritos, castigándoles en caso de nega-
tiva, y ampliar su acción "buscando y escudriñando con toda
Los mercedarios diligencia si ay en tal pueblo guacas y otras ydolatrías y hechice-
rias, rritos, ceremonias, y otros ynsultos, adulterios que hayan
Si sabemos que los mercedarios no descuidaron la extirpación hecho y cometido". 71 Como podía esperarse, fray Diego pone
de la idolatría, ha sido un poco por azar, y gracias a su más activo especial énfasis en que la atención de doctrineros recaiga sobre
representante en el Perú, fray Diego de Porres, comendador de el culto de los muertos. Sus observaciones son las del Concil io
su orden y vicario general de La Plata, en 1582. Se enorgullece de 1551, con una nota personal. Sobre los infieles escribe: "Que
de haber recorrido en sus treinta y tres años de servicios, las el que muriere infiel, lo entierren en el lugar que para ello está
provincias de Checras, Atavillos, Cajatambo, Cinchacocha, Bom- señalado, sin prosesión ni otra cosa, sino como quien lleva a
bón, Chacalla, Huamanga, Crumbivilca, Tomima y Jacopaia enterrar a un perro." Por último, prohíbe muy especialmente,
(Charcas), Santa Cruz de la Sierra; de haber bautizado sesenta bajo pena de castigo, los ritos de iniciación (horadamiento de
u ochenta mil indios, construido un número astronómico de las orejas, rapado de los niños), el sut ichico, el guarachico y el
iglesias. También intervino en las provincias de Arequipa, en la pacarachico. 72 Pero estos escuetos datos no pueden damos una
que, según sus palabras, "deshize muchas guacas y adoratorios, visión amplia de la actividad extirpadora de los mercedarios.
quitándoles sus rritos y zerimonias antiguas; y saqué de una
sepoltora los yndios vivos, que por ser lengua descubrí". 69 Por
otra parte, el definidor de los mercedarios confimiaba que fray LA RELI GIÓN INDÍGENA DE 1532 A 1550
Diego había sido nada menos que "el principio, primero autor y Lasgrandes ceremonias
descubr idor de tantas y tan extrañas tierras y de tantos rritos
y secretos, cerimonias, abominaciones y abusiones de tantas y tan Los conquistadores a menudo se mostraron tolerantes, curiosos
bárbaras naciones ... " 70 No sin ingenuidad ni jactancia Diego o indiferentes ante las manifestaciones religiosas indígenas, siem-
de Porres pretende haber sido el primero en muchos campos. pre qu~ el oro no estuviera en juego. Tomemos el caso del Cuzco,
Así, si se le puede creer, habría formulado ant es que nadie los la _capital política y religiosa, que fue también sede del primer
preceptos de la evangelización de los indios. Conocemos el texto 0~1spo - Valve rde- y donde se instaló la primera administra-
al que alude en sus informaciones de servicios: se trata de.}ª Clon de la iglesia colonial. Las expresiones más visibles y más
Instrucción para los sacerdotes que se ocuparen de la converswn espectaculares de la religión incaica no desaparecieron allí con
la llegada de los españoles, y éstos tuvieron el privilegio -del
66 Ibid., pp. 26, 28, 29, 31, 36. que muy poco aprovecharon- de ser espectadores de casi todas
67 Ibid., p. 49. ellas. En abril de 1535, ante los ojos del ocupante, durante ocho
68 Ibid., p. 43.
71
60 Memorial, p. 92 ss. Instrucción, p. 29.
72
10 Ibid., p. 87. Ibid, p. 35.
llO PIERRE DUVIOLS LA DESTRUCCIÓN DE LAS RELIGIONES ANDINAS •.•
111
días, se celebró como siempre la gran fiesta anual del sol y de Polo de Ondeg ard~ indica que el culto y los sacrificios men-
la cosecha, que era presidida por el inca Paullu y se exhibieron las suales en las doce saiwa del Cuzco continuaron libremente "al-
"momias de los reyes" y más de 300 dignatarios se reunieron para g~nos años después de n_uestravenida". 75 No obstante, no puede
esperar la salida del sol, y para entonarle cánticos de alabanza. afrrm~rse q~e ~as.autondades españolas autorizaran estas mani-
Molina, que da cuenta de esos hechos, parece haberlos presen- festacrones 1dolatncas. Sabemos que en 1547 los indios solicitaron
ciado. Un poco más tarde, se indigna por esta exhibición de pa- a! cura de Lampaz (Cuzco) permi so para celebrar la fiesta de la
ganismo, pero no indica que nadie se opusiera al desarrollo de si~mbra, que éste lo concedió, y que dicha fiesta fue interrum-
las ceremonias. Según su texto, la única variante debida a la in- pida por un curaca cristianizado que denunció su contenido
76
vasión era la relativa a la apertura ritual de los surcos por el inca pagan?. Por el_contr~rio, en 1550 las manifestaciones religiosas
y los dignatarios, que se realizó con un arado de leño, y no de colectivas del amversano ( cabo de año) de la muerte del inca
oro, como antes. 73 En 1537 el mismo inca Paullu, que regresaba Paullu todavía son posibles en el Cuzco, ya sea por la indiferencia,
de Chile, adonde había ido acomp añan do a Almagro, organizó ya por la prudencia del ocupante. 11
celebraciones religiosas que duraron treinta días: "Fue tanto el Pe_ro 15~Oes la fecha límite: después ya no serán posibles las
placer del Inga y de los naturales de ella, que acordó hacer gran- mamfestacrones espectaculares, por lo menos donde los españoles
des fiestas en la plaza de la ciudad, de bailes y danzas, ayuntando so~ nume:os?s. El Concilio de 1551 es el que verdaderamente
cada día tanta cantidad de gente que con mucho trabajo cabían senala_el limite. En lo que ~tañe a l~s c~lebraciones importantes,
en la plaza, trayendo a las dichas fiestas todos sus agüelos y se a~hcaron de modo efectivo conshtucrones represivas. El Inca
deudos muertos, en esta manera: despu és de haber ido al templo, Garcilaso, recordando sus años juveniles en el Cuzco, confirma
muy acompañado y hecho oración al Sol, luego por la mañana que despu és de esta fecha fue muy raro que viera ceremonias
p_a,ganas, ~ Malina, que escribe hacia 1552, termina la descrip-
78
iba al enterramiento donde estaba cada uno por orden, embal-
samados, como es dicho, y sentados en sus sillas, y con mucha cron antes citada con estas palabras: "Muchas cosas de éstas se
veneración y respeto, todos por orden los sacaban de allí y los han quitado a estos naturales." 79
traían a la ciudad, teni endo para cada uno su litera y hombres
con su librea que le trujesen;, y así de esa manera, todo el servicio LA DESTRUCCIÓN DE LOS TEMPLOS; BALANCE ARQUEOLÓGICO ALRE-
y aderezos como si estuviera vivo; y así lo dejaban diciendo mu- DEDOR DE 1550
chos cantar es ... Llegados a la plaza con innumerable gente que
con ellos iba, llevando la delantera el Inga en su litera, y junto ~ientras tanto,. concluidas las guerras civiles, veinte años des-
par de él su padre Guaynacapa y ansi todos los demás en sus pues de la Conqmsta , ¿qué había ocurrido con los innume rables
literas, embalsamados, con diademas en la cabeza. Para cada uno temp~os d_iseminado~por todo el territorio del Tahuantinsuyu?
de ellos estaba armada una tienda donde se puso cada uno de ¿Rabian sido destrmdo s o, como se ha afirmado, fueron en gran
los muertos por su concierto, sentado en su silla, cercado de pajes p~rte respetados por el clero para adaptarlos al culto católico?
y mujeres, con moxcadores en las manos, amostrándoles con aquel Sm ninguna vacilación podemos responder que alrededor de 1550
respeto que si estuvieran vivos, y junto a cada uno de ellos un 75
Polo de Ondegardo, Informe del licenciado p 131
relicario o arca pequeña con su insignia, donde estaban las uñas 76 "Y , , ' · ·
, . o les respond1 que habia de estar presente, porque si fuese cosa no
y cabellos y dientes y otras cosas que habían cortado de sus miem- licita. en nuestra santa fe católica de allí adelante no lo hiciesen" Cieza.
bros, después que hab ían sido príncipes; que ninguna cosa echa- Crónica, cvu. '
77
ban a mal, que todo lo guardaban junto en aquellas arcas y donde Cieza de León, El Señorío cap. LXI p 205
1
78" ' • •

se sepultaba el cuerpo, allí junto lo ponían." 74 , • • • ~lcancé y vi p~r. mis propios ojos mucha parte de aquella idola-
tna, su: fiestas f superstic10nes que aun en mis tiempos hasta los doce 0
tre~e anos de m1 edad no se habían acabado del todo." Garcilaso Comen-
73 Molina, Destrucción , pp. 50-53. tarzos, 1, x1x. '
Estete , El Descubrimiento, p. 35. 79
74 Molina, Destrucción, loe. cit .
112 PIERRE DUVIOLS LA DESTRUCCIÓN DE LAS RELIGIONES ANDINAS ... 113
casi todos los templos importantes habían sido o destruid os o como nos lo demuestra las grutas que los dominicos y los agus-
seriamente dañados . Entre 1540 y 1550, un observador atento tin os dicen haber obstruido. Además, cuando los curas ordenan
como Cieza de León, que recorrió el Perú de norte .ª sur, pudo la destrucción total del edificio, no hacen más que obedecer lo
comprobar que los grandes santuarios estaba~. e_n rum ~s. Tume- qu e disponen las instrucciones reales y eclesiásticas (Cédula real
bamba, esa famo sa ciudad sagrada, cuyos edificios hab1an alber - ele 1538, Instrucción ele 1545, Constit ución 3 del Concilio de
gado tantas veces al inca y_su" armada, e~taba completan'.ente 1551) que implican la destrucción tota l de los adoratorios y la
arruinada. C ieza se vanaglona: Y ha placido a nuestro Dios y construcción de una iglesia en su lugar. Los administradores esta-
red entor que merezcan tener nombre de hijos_ suyos y estar ?e- ban también encargados de cumplir las referidas instrucciones .
bajo de la unión de nu estr~ santa madre Iglesia, pues es s~rvi?o D ávila Briceño, corregidor de Huaroch irí, se enorgullece ele haber
que oigan el sacro Evangelio ... y que l~s templos destos md10s demolido el templo de San Pedro de Mama: "Yo, el dicho
se hayan derribado. " 80 Y cuando se refiere a Tamboblanco ex- corregidor, lo acabé de asolar, y en la dicha reducción hice la
plica: "Los templ os antiguos, que generalment~ llaman guacas, casa de corregidor, y espita} y cárcel en el dich o templo, por
todos están ya derribados y profanado s, y los idolos qu ebrados; tener buenas paredes, vaciando los terraplenes." 87
y el dem onio como malo, lanzado de aquellos lu gares ... y esta Pero ya se ha visto cuán poco celosos se mostraron, hasta
puesta la cr?2"; 81 d~ Huama~huco dice: "Ya estas cosas han 1550, aquellos que tenían por misión la evangelización de los
caído y sus idolos estan destrmdos, y en su lugar pu esta la .cruz, ind ígenas. ¿Sería que pusieron su diligenc ia sólo en la destrucción
pa ra 'temor y espa nto del d emomo· . . ." 82 L o mismo
· sucedió en de los objetos paganos? Así es; y en la medida en que les pro-
Ayavari; 83 en Pucará, 84 y en mucho~ otros lugares. . du jera ganancias. En este sentido se puede afirmar que las gran-
Algunos templos ya estaban parcialr:iente ~estr~idos o abai'.- des destrucciones de los templos durante los veinte años que
donados antes de la llegada de los espano les. 8 Asi, el .de ~uan- siguieron a la Conquista no se deben a factores esencialmente
vilca, centro religioso de la región de Jauja, qu~ había sido_~ncen- religiosos. Habría que exceptuar los numerosos casos de iglesias
diado anteriormente, aunque no por eso deJÓ. de ser si~10 de construidas sobre bases de templos prehispánicos cuya destrucción
ofrendas. Ya cuand o Ci eza indi ca que lo ha visto en rum~s o parcial o completa se realizó con ese propósito. El Coricancha
invadido por la hierba y la maleza, uno puede pr~guntarse si ese en el Cuzco es el prototipo; existen otros ejemplos (Huaytara,
estado era debido al inc endio, o era obra de fray Vicente V:1Iverde Vil cas, etcétera). Estas superposiciones estaban de acuerdo con
que "quebró figuras de los ídolos", 86 o aun de los espano1es Y las instrucciones de la Iglesia, que hasta las recomendaba.
de los indígenas a los que se les había ordenado la destruc- Los buscadores de tesoros -entre los que se podían encontrar
ción . En este caso como en muchos otros, todos estos factores, y civiles, militares, seculares o regulares- realizaron las mayores
ha sta otros, intervinieron probabl emente. Los curas y los r~h- destrucciones; desmantelaban, cavaban, destruían sin el menor
giosos, movidos por el deseo de exterminar las o)Jias del de,momo, miramiento, obsesionados por encontrar los objetos preciosos d el
han contribuido poderosamente a estas destrucc10n es. Las ordenes culto peruano que los indios habrían escondido después de la
religiosas cuando se entre~an a la -~xtirpación no se coyitenta~ ejecución de Atahualpa. No ha y que olvidar tamp oco las grandes
con destruir los ídolos, smo ~amb1en el local d?nde e st ?s te devastaciones originad as por las guerras civiles, en el curso de
encuentran, y si eso no es posible, recurren a algun expedien , las cuales las tropas de una u otra facción aca mpaban en los
80 Crónica , XLIV, p. 146. edificios públicos o religiosos y daban rienda suelta al vandalismo.
81 Ibid ., LVII, p. 179. En 1539, fray Vicente Valverde, entonces obispo, escribía al rey
82 Ibíd., LXXXI, p. 224. a propósito del Cu zco: "Y certifico a vuestra magestad que, sino
83 Ibíd., XCVIII, p. 254. me acordara del sitio de esta cibdad yo no la conociera a lo
84 Ibid ., CII, p. 260.
85 Vargas Ugarte, IIIP, t. 1, p . 118, cita los templos de Pumacayán,
menos por los edificios y pueblos de ella; porque qu ando el
Cha vin, Huánuco Viejo, Chanchán ... gobernador don Francisco Pi<;arro llegó aquí y entré con él, estava
86 Cieza, Cróni ca, LXXXIV, p. 230. 87 Relaciones, t. 1, p. 75.
114 PIERRE DUVIOLS LA DESTRUCCIÓN DE LAS RELIGIONES ANDINAS ••• 115
este valle tan hermoso en edificios y población que en torno
tenía, que era cosa de admirarse de ello, porque, aunque la cibdad
en sí no tenia más de tres o cuatro mil casas, tenía en torn o quasi
veinte mil. La fortaleza que estaba sobre la cibdad parescia
desde a parte una gran fortaleza de las de España. Agora la
mayor parte de la cibdad está toda derribada y quemada. La for-
taleza no tiene quasi nada enhiesto. Todos los pueb_losde alde-
rredor no tienen sino las paredes que por maravilla ay casa
cubierta." 88 Y Cieza de León contemplando con tristeza la des-
trucción de la fortaleza de Huerco -de la que se decía que
guardaba valiosos tesoros- demuestra su preocupación por estas
destrucciones sin sentido que ponían en peligro, según sus pro-
féticas palabras, lo que más tarde sería el patrimonio arqueo-
lógico del Perú: " ... aunque está desierta y ruinada, se ve haber
sido lo que dicen en lo pasado. Y donde es esta fortaleza y lo
que ha quedado de la del Cuzco, me parece. a mí_q~e se debía
Cráneo en forma de pan de azúcar parecido a una mitra de obispo.
mandar, so graves penas, que los españoles m los md10s no aca-
basen de deshacerlas, porque estos dos edificios son los que en
todo el Perú parecen fuertes y más de ver, y aun, andando los
2. DE 1551 A 1570
tiempos, podrían aprovechar para algu~os efetos." ~9
Y si nos preguntamos lo que sucedió en esa epoca al clero
EL PODER CIVIL Y LA EXTIRPACIÓN: POLO DE ONDEGARDO
del Tahuantinsuyu, a ese mismo clero cuyos templos ft~eron de_s-
truidos, encontraremos la respuesta en Las Casas -qmen babia El licenciado Polo de Ondegardo debe haber tenido una per-
sido informado por los dominicos del Perú-: "Todos los nuestros sonalidad cautivante. Desempeñó un importante papel en las
entraron tan de súbito y todo su principal negocio e:a recoger guerras civiles, tuvo partidarios en los bandos en pugna y, dando
y no dejar punta de todo aquello que fuese y au~ pareciese oro, Y muestra de la más fina diplomacia, supo encontrar el justo medio
los primeros que los sacerdotes, cuando lo pudieron hacer, pro- de no disgustar a nadie. Se le confiaron cargos de responsabilidad:
curaron, fue transportallo y ponello en c~bro. Por_miedo ,de que primero fue corregidor en el Cu zco y después lo fue en Potosí.
no los atormentasen, desaparecieron y asi se cuasi ent~rr~ aquel El virrey Toledo, lo mismo que el marqués de Cañete, reconoce
nombre de sacerdote. Sucedió la eversión y el deshacimiento Y su cultura, su espíritu, a la vez curioso y penetrante, lo ponderado
aniquilación intempestiva, celérrima y momentánea de t~da su de sus decisiones, y le hace su consejero. Sin embargo, Polo no
república que los nuestros en más breves días que en mnguna ocultó sus ideas, que a veces no eran completamente ortodoxas.
de las otra regiones de las indias hicieron ... y así como ?esapa- Se interesó en todos los graneles problemas de su tiempo, es decir,
reció tan presto el sacerdote de la manera que s~ ha refen~o, no en los relacionados con la incorporación de las estructuras del Ta-
se ha podido alcanzar en particular la destrucción y el numero
huatinsuyu al mundo colonial español. Analista de la situación
de sus individuos y su orden ... " 90 socioeconómica, jurista, encuestador, historiador de la civilización
88 Lissón, doc. 57, p., 101. Hay que rec?rdar sin emba~go que ~~ lo re~~
incaica, Polo se ocupó también, y mejor que cualquiera, en el
tivo al Cuzco, la mayona de las destrucc10nes eran debidas al sitio a q estudio de la religión indígena y de la extirpación. 1
fue sometida la ciudad por las tropas de Man co, en 15 36. 1
80 Crónica, LXXXIII, p. 207. Sobre Polo de Ondegardo, cuya obra ha sido muy poco estudiada, ver
90 Las Casas, Apologética historia. Porras Barrenechea, Cronistas, p . 265 ss.
116 PIBRRE DUVIOLS LA DESTRUCCIÓN DE LAS RELIGIO NES ANDINA S .. . 117
época de Polo, y aun el posterior. Cabello Valboa, José de Acosta
Los informes sobre la religión ind ígena -quien cede la palabra a Polo en todo el libro v de la Historia
natural y moral-, Murúa, C alancha, Cobo, Oliva, todos ellos,
Parec e indudable que en el periodo compr end ido ent re las y muchos más, han bebido largamente en este tratado, del cual a
guerras civiles y la llegada del virrey Tol edo, Polo dirigió algu- veces han copiado págirias enteras. 6 Otra obra de Polo, que ha
nas encuest as sobre la religión indígena. Una de ellas, según se llegado en su integridad ha sta nosotros, es la Relación de los fun-
señala, en 1559, y otra en 1566. 2 La primera le fu e solicitada dament os acerca del notable daño que resulta de no guardar a los
por el virrey marqu és de Cañete y el arzobi spo Loayza, cuando indios sus fu eros ( 1571) y en ella existen valiosos informes, re-
Polo era corregidor del Cuzc o. En esa ocasión, Polo hi zo reunir flexiones y recomendaciones sobre la religión indígena y la extir-
a todo s aqu ellos indios viejos que habían conocido el imp erio, pación.
lo mismo que a los dignatarios del inca, a los sacerdot es de la
idolatría y a los quipocamay os. 3 Con tod os los datos recogidos
Continuidades y adaptaciones ritu ales
Polo redactó informe sobre la religión ind ígena, el principio de
cuyo título era el siguient e : Tratado y averiguación . . . Est e t exto, Lo valioso del Tratado -es decir, de lo que de él se ha con-
que Bernab é Cobo tuvo bajo sus ojos cuando redactó su Histor ia servado- es especialmente la información que ofrece sobre la
del Nuevo Mundo, 4 parece definitivamen te perdido, pero cono- actividad ritual de los peruanos en el año 1559. Intercaladas en
cemos una parte de él gracias al sustancio so resum en qu e el la tabla de la religión incaica ( sacrificios, calendario de fiestas,
T ercer Concilio ele Lima publicó en el Conf essionario para curas personal religioso) se hallan numerosas observaciones sobre la
de indios, bajo el t ítulo de Los errores y supersticione s de los actividad religiosa del momento, que permiten seguir la transición
indio s sacadas del tratado y averiguación que hizo el licenciado de los ritos públicos a los ritos cland estinos, lo mismo que la
Polo. Esta suma de ritos indí genas es la primera fuente etnoló - transformación y adaptación de algunos actos rituales a las nuevas
gica sobre la religión peruana, 5 y así lo consideró el clero de la exigencias de la realidad colonial. Así, pues, Polo deja constancia
2 Matienzo, Gobierno, p. 120.
de que ya no se realizan sacrificios human os -así lo cree cuando
a Cobo, H istoria, xn, n , p . 59. Algunas páginas más adelante Coba . se~a- redacta el informe- y de que han surgido ciertos cambios en las
la : "que por la averiguación que por orden suya hicieron los alcaldes md10s ofrendas. Ya es raro que se utilicen las llamas para los sacrificios,
en la ciudad del Cu zco, fueron tr aídos a su presencia de solos los mor~do· en cambio el cuy se ha transformado en el animal de sacrificio
res de aqu ella ciudad cuatrocientos y sesent a y cinco hombr es y mu¡eres por excelencia: pequeño, barato, fácil de ocultar a los ojos de los
que no tenían otro oficio [de hechiceros], cada uno con los insti:ument os qu_e
usaba". Ibid. , xm , xxrv, p. 226. Por su part e, el Jesmta Anómmo, encanu ·
españoles. Por las mismas razones se usa mucho la coca, la chicha,
zado detrac tor de Polo, escribe: "H izo Polo esta averiguación recién llega~o los alimentos, etc étera. 7
al reino el marqu és de Cañe te, el viejo, cuando todos los viejos y lust~n a- En lo relativo a las fiestas rituales, es dable observar que la
dores ind ios se habían ido al mont e, por causa de la guerra de Fra1~c1sco Situa ( rito colectivo de purificación) ha desaparecido en su forma
Hernández Girón que el año de 1553 pasó." De las costumbres antiguas, tradicional, pero en ciertos lugares sigue celebrándose con ritos
p. 143. Finalme;t e, el mismo Polo iD;d!ca que él también _consigui,? infor- un poco distintos y en la clandestinidad. 8 La fiesta de Itu (mor-
mación de los administradores sobrev1v1ent es del T ahu antmsuyu : Porque
tratando yo de esta materia con los viejos que fueron governadores del Inga tificación en caso de gran penuria) tampoco es celebrada con la
y en cuyo poder hallé la orden así de su religión como govierno . .. " In forme pompa de antaño , pero o ha sido reemplazada por otra fiesta
del licenciado, p . 152. análoga, llamada Ayma 9 o sus rito s se han introducido subrep-
4 Coba, Ibid ., xu, u, p. 60. d
5 Debe señalarse que la fecha de su redacción es mu y cercana a la e1 6 Del plagio que de esa obra hizo Murúa ya nos hemos ocupado. Ver
relato de los primeros agustinos de Huamac hu co, 1559, en los dos casos, Duviols, L es sources, p. 32 ss.
según tod as las probabilidades. El documento,_ indudablemente de gran_ un- 7 Polo, Errores, pp. 9, 25-26, 40 .
port ancia, por la particularidad de sus referencias locales, es de más hm1tado 8 Ibid., p. 23.

alcance. 9 Ibid., p. 25.


118 PIERRE DUVIOLS LA DESTRUCCIÓN DE LAS RELIGIONES ANDINAS . . . 119

ticiamente en las celebraciones del Corpus Cristi, mediante las chirí, Cuzco, Huánuco, Chachapoyas. 15 Muy numerosos también,
danzas llamallama huacón y otras. 10 También el Raimi se en- e infaltables en cualquier pueblo, eran los que adivinaban el por-
cuentra disimulad~ en las celebraciones del Corpus Cristi; 11 lo venir y decían la buenaventura, de acuerdo a técnicas que varia-
contrario sucede con el Amoray ( rito agrario, fiesta del maíz), ban en cada provincia : utilizaban serpientes, mazorcas de maíz,
tiestos, y hasta su propia saliva, que hacían deslizar sobre la
cuyo culto está muy difundido y no parece que vaya a pasar a la
palma de sus manos, para observar atentamente la dirección que
clandestinidad. 12 tomaba en las líneas ... 16
Por otra parte, la obra permite conocer algunas etapas de la Había otras muchas categorías de hechiceros que realizaban sus
decadenc ia del clero incaico, y comprobar el paso a la clandes- prácticas abiertamente, como lo habían hecho con anterioridad.
tinidad de los cuadros religiosos indígenas, que son designados En cambio, un nuevo grupo que iba aumentando cada vez más,
y agrupados globalmente bajo la denominación de "~echiceros'.' era el de aquellos que, rápidos en deslizarse al lado del lecho de
-denominación harto imprecisa, pues confunde magia con reli- los enfermos se hacían pasar por buenos cristianos. Al narrar
gión-, pero clasificados por prime:ª ;e~ en categorí~s. 13 V ~n_ios este caso de mestizaje religioso, Polo tiene oportunidad de ofre-
tambi én que en los tiempos prehispamcos los hechiceros v1vian cernos un cuadro lleno de sabor, que puede tener su lugar en la
de los tributos procedentes del servicio religioso, especialmente de tradición literaria española, junto a los de la Celestina o el Laza-
los sacrificios, pero que más adelante se ha~ían pagar con rillo: "Y quando llegan al enfermo echan sus bendiciones sobre
especies o en metálico. Es indudable que debido a la dureza el enfermo, santiguándose, dizen: -¡Ay! , ¡Dios!, ¡Jesús! o otras
de los tiempos tendían a proliferar. Los camasca y los soncoyoc palabras buenas, hazen que hazen oración a Dios y ponen las
mantenían invariables sus ritos de iniciación, y "aún después de manos, y parados o de rodillas, o sentados menean los labios,
haver recivido el baptismo, fueron graduados en el oficio de hechi- al~an los ojos al cielo, dizen palabras santas y aconséjanle que
zeros con mil supersticiones hechas con mucho secreto; y ellos se confiesse y que haga otras obras de christiano, lloran y dizen
por la mayor parte curan en lugares_oscuros ~ de noche donde mil caricias, hazen la cruz y dizen que tienen poder para esso de
no los vean". 14 Polo presenta también el bru10 con su arsenal: Dios o de los padres o de los apóstoles y a bueltas desto sacreta-
"muelas, dientes y figuras de ovejas hechas de dife~entes cosas, ment e sacrifican y hazen otras ceremonias con cuyes, coca, sebo
cabellos, uñas, sapos vivos y muertos, ~onc~as de dif_erente ma- y otras cosas, soban el vientre y las piernas o otras partes del
nera y color, cabe~as de animales y ammale1os pequenos se~os Y cuerpo y chupan aquella parte que duele del enfermo y dizen
gran diferencia de rayzes, y ollas pe_queñas llenas de confaciones que sacan sangre o gusanos o pedrezuelas y muéstranla dizien-
de yervas, untos y arañas larga~ vivas y t;padas las ollas c?n do que por allí salió la enfermedad." 17
barro". También existían los bru1os que teman pacto con el di~- Los Fundamentos contienen menos información sobre las hiero-
blo, podían metamorfosearse a voluntad r. predecir los_~cont~c1- fanías persistent es en 1571, es decir, doce años más tarde. Pero
mientos. Los españoles no dudaron de utilizar s1;1s _servic10s,.si el el texto consigna algunas modificaciones. Mientras que en 1559
caso lo exigía. Se sabe que _durante las_guerra,s c1V1lesanunciaron Polo afirmaba que ya no se realizaban sacrificios humanos, su
sublevaciones batallas asesmatos, el mismo dia del suceso, Y pese experiencia posterior le lleva ahora a dejar constancia que todavía
a la gran distancia qu~ les separaba de ~os acontecimientos; estos se sacrifica a los servidores de los incas y de los caciques y se les
brujos eran muy numerosos en las regiones del Callao, Huaro- entierra junto con sus amos: "Guasparyta [Huascar Inca], Va-
li~a y Mango Ynga y Sayritopa, todos an muerto en nuestros
10 Ibid., p. 26. tiemp os e con cada uno se a hecho, a lo que di~en, e aun yo lo
11 Ibid ., p. 17. 15 Ibid., p. 29.
12 Ibid., p. 21.
10 Ibid., pp. 31-33.
18 Ibid., p. 26.
17 lbid., pp. 40-41.
14 Ibid., p. 27.
120 PIBRRE DUVIOLS
LA DESTRUCCIÓN DE LAS RELIGIONES ANDINAS • .. 121

creo, lo que an pudido conforme al tiempo e lugar donde murie- veces de comprobar si el sistema que regía en la erección de las
ron; pero no será tanto con muncha parte como si murieran huacas de las provincias era el mismo del Cuzco. Para eso hizo
rreynando, e no ay duda sino que agora se hace con los ca9iques dibujar más de cien veces este plano, en distintos lugares y en
lo que ellos pueden, sino que es oculto y los sac;erdotes están ya cada poblado, por pequeño que fuera, y los indios, nos dice:
sobre aviso." 18 ' "La pintaron de aquella misma manera y mostraron los 9eques
Polo cita el caso de don Cristóbal Apolaya [Apu Alaya], cacique y guacas y adoratorios fijos." El mismo Polo convenció a fray
de Jauja, cuyos hijos, que residían en distintos lugares del país, Domingo de Santo Tomás, obispo de Charcas -"dudándo él si
eran sin duda muy piadosos, y deseaban que su padre fuera bien aquello fuese tan unyversal"- después de que hiciera dibujar
servido en la eternidad. Por esta razón, se averiguó avérsele delante de él, el mismo plano, en Pocona. 22
muerto alguna gente en diferentes partes, porque, dice Polo; Tal hallazgo debía ser de gran utilidad porque permitía la
"Cada uno [de sus hijos] le sirvió con lo que pudo." 19 rápida determinación de los lugares en los que se encontraban
las huacas, su consiguiente destrucción y la supervigilancia de los
lugares sagrados. "Saverlo es negocio ymportantísimo para su con-
Los ceques bersión", asegura Polo, quien indica que gracias a ese plano en-
por la carta que yo hize de los ceques y adoratorios de la ciudad del Cuzco,
Polo se esfuerza en conocer la organizac10n del sistema reli- que se hallará en poder de muchos religiosos de aquel pueblo, avía en la ciu-
gioso incaico y sus funciones, y para ello recurre a los elementos dad, y legua y media a la redonda , quatrociento s y tantos lugares donde se
dispersos que encuentra en sus investigaciones. Llega así a esta- hazían sacrificios." No hay duda entonces de que Polo había encontrado la
blecer el nexo existente entre el sistema religioso, político y social, Ca,rta de los ceques, es decir, el plano de las huacas principales, según las nor-
y el papel que desempeña el Cuzco -ciudad sagrada, "hogar y mas geográficas por las que dicho plano se regía. Este documento, que se ha
perdido, no debe ser confundido con la lista de las huacas del Cuzco, que
morada de los dioses"- como centro religioso y modelo de orga- copia Cobo en su Historia del Nuevo Mundo, lista que contiene el número
nización para todas las provincias. La suerte le fue propicia: en- de santuarios indicado por Polo. En la obra de Cobo podemos encontrar
contró "por su mysmos registros [de los indios]" una carta de los una explicación sobre los ceques: "Del Templo del Sol salían, como centro,
adoratorios de aquella ciudad. 20 Este documento topográfico le ciertas líneas, que los indios llaman ceques; y hacíanse cuatro partes con·
permite comprobar que los santuarios del Cuzco (huacas ¡i;as) forme a los cuatro caminos que salían del Cuzco; y en cada uno de aquellos
ceques estaban por su orden las guacas y adoratorios que había en el Cuzco
estaban dispuestos de acuerdo a un plan muy preciso, que regía y en su comarca, como estaciones de lugares píos, cuya _veneración era
por unas líneas imaginarias llamadas ceques, y que estas líneas general para todos; y cada ceque estaba a cargo de las parcialidades y fami-
irradiaban del centro del Cuzco; también descubre, y esto es muy lias de la dicha ciudad del Cuzco, de las cuales salían los ministros y sir-
importante, que las huacas de todos los pueblos del imperio vientes que cuidaban de las guacas y de su ceque y atendían a ofrecer a sus
estaban dispuestas conforme a este plan. 21 Polo trató varias tiempos los sacrificios estatuidos." Cabo, Historia, XIII, XIII, p. 169. La
lista de los ceques publicada por Cabo provendría de Polo, como lo afirma
Carlos Romero , o de C. de Molina, quien escribe: "Eran tantos los lugares
18 Fundamentos, p. 119. que dedicados tenían para sacrificar en el Cuzco que si se hubieran de poner
19 Ibid., sobre el entierro de este Apo Alaya, ver Aramibar, La necro- aquí sería mucha prolijidad y por que en la Relación de la huaca que at
pompa, p. 129. Vtra. Sra. Illma. di, están puestas todas de la manera que se sacrificaban,.
20 Fundamentos, p. 55 y Errores, p. 43. no lo pongo aquí." Molina, Ritos, véase ínfra, nota 10, cap. u, parte 3.
2 1 Ese descubrimiento fue realizado indudablemente después de la redac- Para una interpretación moderna del sistema de los ceques véase R. T ..
ción del Tratado ( 15 59), ya que en éste sólo menciona la cantidad de esos Zuidema, The Ceque, y el claro resumen interpretativo que de esta impor-
adoratorios ("quatrocientos y tantos") . En esa época Polo pensaba que los tante obra ofrece N. Wachtel en Structuralismo; también se publica un .
cultos de esas huacas estaban en vía de extinción (Errores, p. 4 3). En extracto de los capítulos v y VIII de la citada obra de Zuidema en Ideo-
los Fundamentos, redactado en 1572, vuelve al tema y admite que esos logía mesiánica del mundo andino, antología de Juan M. Ossio A., Lima,,.
cultos están casi tan difundidos como antes, y dentro del ritual tradicional 1973.
(p. 114). Se encuentra también en el Informe del licenciado (p. 183) otra
22 Fundamentos, p. 57.
referencia en la que confirma la existencia de un plan: " . . . según parecerá
122 PIBRRE DUVIOLS LA DESTRUCCIÓN DE LAS RELIGIONES ANDINAS .•• 123

contró y destruyó numerosas huacas de las provincias de Omasuyo restos en una especie de museo de momias que Polo tenía en
y de Collasuyo. 23 Y luego añade: "E ansi es ne9esario en todos su casa. 33
los pueblos ha9erles que pinten la carta, y viendo la del Cuzco Según Sarmiento de Gamboa -que en esto es seguido por
luego lo ha9en, que al sa9erdote le quede noti9ia de cada cosa Cobo- Polo encontró también en Bimbilla ( o Membilla), cerca
de aquellas en particular, ansí para la que entienda y haga cas- del Cuzco, la momia de Cinchi Roca; 34 la figura -pero no el
tigar como para predicarles contra ella y moverlos con rra9ones cuerpo- de Lloqui Yupanqui, 35 la momia de Maita Capac con
claras a que entiendan las yllusiones y engaños del demonyo." 24 su guaqui, 36 la de Capac Yupanqui, 87 y en el pueblo de Rarapa
la de Inca Roca. 38 La momia de Viracocha fue exhumada en
Jaquijaguana (había un tesoro con ella) por Gonzalo Pizarro,
quien la quemó, y los indios recogieron luego sus cenizas en una
Las momias de los incas urna que Polo encontró. 39 En cuanto al cadáver de Topo Inga
Yupanqui, fue quemado por el general rebelde Chalcochima, en
Polo es famoso también por la activa búsqueda de las momias 1533, cuando éste se apoderó de Huascar. Sus cenizas fueron
de los soberanos incas, muchas de las cuales encontró, excep- encontradas en Calispucyu, donde estaba escondida la momia. 40
tuando la de Manco Capac 25 y la de Yawar Huacac. 26 Parece El origen de esta extraordinaria colección de momias se en-
que casi todas ellas fueran halladas en distintos sitios, cuando cuentra en las Instrucciones del marqués de Cañete (1556-1560),
Polo era corregidor del Cuzco, 27 al correr el año 1559. En los que las hizo buscar "para extirpar la idolatría". 41 Los motivos
Fundamentos alude a la momia de Pachacuti, que descubrió eri fueron de orden religioso, político y económico. 42 Se pensaba
Totocache, arrabal del Cuzco, junto con el ídolo mayor de los que para extirpar la idolatría era suficiente destruir los objetos
Andahuayla, y que envió al virrey marqués de Cañete. 28 Tam- del culto, que sólo existirían en pequeño número. También de-
bién menciona la de Huayna Capac, 29 que encontró en una bemos considerar el poder mágico y las diversas ventajas que
casa del Cuzco, donde la habían guardado dos de sus servidores, tenía para todo aquel que quisiera valerse de su influencia.
llamados Hualpa Tito y Suma Yupanqui, 30 que sin duda la
33 El Inca Garcilaso visitó a Polo de Ondegardo a principios de 1560;
habían exhumado, porque sabemos que el vicario general del encontró en un aposento las momias de ViJ'acocha, Tupac Inca Yupanqui,
Cuzco, Luis de Morales, después de haber intervenido en el Huayna Capac, Mama Runto -esposa de Viracocha- y Mama Ocllo
asunto, la había hecho enterrar. 31 Antes que Acosta, 32 el Inca -madre de Huayna Capac. Comentarios reales, v, XXIX, pp. 189-190.
Garcilaso tuvo la oportunidad de contemplar estos venerables 84 Sarmiento, Historia, p. 136.
35 Ibid., p. 138.
36 Ibid., p. 142.
23 Ibid., p. 55.
37 Ibid., p. 143. Véase Polo, Informe, p. 154.
24Jbid., p. 114. 38 Ibid., p. 146.
25 Según Cobo; pero Sarmiento de Gamboa afirma haber encontrado esa 30 Ibid., p. 162. Acosta elogia la actividad desplegada por Polo respecto
momia en Bimbilla, en 1559. a las momias, "que con admirable diligencia y maña sacó de poder de los
26 Según Sarmiento, Historia, p. 156. indios, hallándolos muy embalsamados ... " Historia, VI, xx, p. 200.
27 Cobo, Historia, XII, IV, p. 67. 40 Sarmiento, Historia, p. 235.
41 Acosta, Historia, v, VI, p. 146 y VI, XXI, p. 201. El marqués de Cañete
28 Fundamentos, p. 97.
hizo transportar las momias al hospital de San Andrés en Lima, donde
20 Ibid., p. 118. parece que estuvieron expuestas durante largos años. Cf. Garcilaso, Comen-
30 Sarmiento, Historia, p. 252. La momia de Huayna Capac había sido tarios, v, XXIX, p. 190.
llevada desde Quito a Yucay, dominio personal de este inca, y allí estuvo 42 Las momias de los incas estaban generalmente acompañadas por valio-
servida por cuarenta mitimaes. Véase: Autos seguidos por el capitán don sos tesoros. Las huacas regionales no dejaron de suministrar agradables sor-
Martín García de Loyola, pp. 82-83. presas: en 1560, la huaca llamada Toledo (descubierta por García Gutiérrez
31 Lissón, doc. 83, p. 82. de Toledo) significó para el fisco una entrada de 85 547 castellanos. Llo-
32 Acosta, Historia, VI, XXI, p. 201. rente, Historia, p. 284.
124 PIERRE DUVIOLS LA DESTRUCCIÓN DE LAS RELIGIONES ANDINAS ••• 125

Imbelloni, al tratar este asunto, deja constancia de que el hecho razones espirituales, sino también por razones económicas y so-
de poseer un cadáver al que se hiciera pasar por el de un rey, ciales. Las tierras del dios Sol, los rebaños, los servicios, los bienes
confería no solamente privilegios de orden religioso, sino tam- de la religión constituyen una parte muy importante del caudal
bién un talismán de gran eficacia política y económica, porque económico peruano, por lo menos, la tercera parte; comprueba,
aseguraba al poseedor la sumisión de los servidores de los parien- también, que la parte que como tributo de los súbditos del inca
tes del muerto, a los cuales una regla consuetudinaria, muy llegaba al clero del Tahuantinsuyu, era enorme, y concluye que
estricta, fijaba que debían suministrar a la momia de toda una ningún ordenamiento colonial sería efectivo si no tomara en cuenta
gama de servicios personales: alimentos, ofrendas, sacrificios, estas realidades. La extirpación para Polo estribaba tanto en la
etcétera. 43 desaparición de las estructuras económicas y sociales del clero
Polo no fue, ciertamente, insensible a las implicaciones eco- incaico, como en la destrucción de los santuarios, los ídolos o
nómicas de la búsqueda de las momias, en particular, y de la las momias divinizadas. Partidario de esta destruc-ción material,
extirpación, en general, aunque haya negado que buscara las mo- no cree, sin embargo, que en ella se encuentre la solución del
mias por sus tesoros. 44 Siempre le gustó unir lo económico con problema. Está profundamente convencido de que se debe con-
lo espiritual. En efecto, cuando se "extirparon" los ídolos de la vencer a los indios de la futilidad de sus creencias, alentando
plaza mayor del Cuzco, Polo tomó muy en cuenta que el piso e intensificando la predicación, y de que la represión, como único
era de arena fina proveniente de la orilla del mar, y que, debajo sistema de la extirpación, sólo permite conseguir resultados muy
de esa arena, los incas habían hecho enterrar gran cantidad de limitados. Con relación a los suicidios rituales, se inclina, como
pequeños ídolos de oro. Hizo extraer los ídolos, que fueron en- ya se ha visto, a considerar que el único modo de eliminarlos
viados inmediatamente a la fundición "para quitarles la reverencia es hacer que los caciques y los notables se convenzan de que los
grande que se tenya a aquella plaza". Pero no dejó de emplear muertos no necesitan servidores en el más allá. 46 Para la idola-
la arena -material de construcción muy escaso y caro en la tría de los fenómenos de la naturaleza ( montañas, ríos, etcétera),
sierra- en la construcción de la Catedral y de algunos puentes que son, por otra parte, indestructibles, Polo opina que sólo se
de albañilería. 45 d,.,be buscar el modo de arrancarla del corazón de los indios. 47 La
refutación, que según él ,siempre debía anteceder a la represión,
requiere, sin duda alguria, de parte del predicador, un buen
Polo y la teoría de la extirpación conocimiento de los ritos secretos: "Siendo la principal causa para
que fuesen christianos saver sus nitos y opinyones y desbenturas
Por su acción y por sus escritos, Polo de Ondegardo, funcio- para que, predicando contra ellas, pudiesen res~ivir nuestra ley
nario real, es un ejemplo del nexo indisoluble que existía entre evangélica." 48 Y justamente para suministrar a los curas de indios
la Iglesia y el Estado en la política religiosa española en el Perú. los elementos indispensables para la refutación es que Polo efec-
Entre 1555 y 1565 no se encuentra entre todos los eclesiásticos túa la encuesta de 1559 y redacta el Tratado. Es indudable que
o religiosos alguien que haya realizado o escrito algo comparable sabía poner todos estos principios en práctica, y su amigo Ma-
a su aporte en el dominio de la extirpación. tienzo lo confirma al informar que en 1566, después de reunir
Pero los grandes aciertos del corregidor deben, ante todo, ser a los indios en la Catedral de La Plata, en presencia del obispo
atribuidos a su perspicacia, su espíritu emprendedor, y a la base ( que era entonces fray Domingo de Santo Tomás), Polo "habló
ideológica colonial que él mismo fue fijando a base de encuesta~, a los indios y les hizo confesar que tenía las huacas que les dixo,
análisis y reflexiones. Para él es evidente que frente a la coloni- y que hacían las fiestas a sus ídolos, nombrándoles las huacas y
zación, la religión indígena es un obstáculo, no solamente por las fiestas y el día que las hacían, y les dijo cuán malo era y que
46 Ibid., p. 119.
43 Imbelloni, Pachakuti, p. 185.
4'7 Errores, p. 43.
44 Fundamentos, p. 101.
48 Fundamentos, p. 48 y p. 82.
45 Ibid., p. 109 SS.
126 PIERRE DUVIOLS LA DESTRUCCIÓN DE LAS RELIGIONES ANDIN AS ... 127

no lo hiciesen más, y ellos respondieron que nunca naide les y al cual se recurre generalmente. Algunos de estos artículos
había avisado que aquello era malo, y que agora que se lo decían merecen un cuidadoso análisis, especialmente los de los números
que no lo harían de allí adelante". 49 Polo aceptaba tambi én lo~ 95, 98, 100, 101, 103, 104, 105, 106, a los que nos referimos seña-
métodos, un poco olvidados ya, de los dominicos y que debían lando los asuntos.
preconizar y poner en práctica los jesuitas, a partir de 1569. José
de Acosta, que conocía bien al corregidor, le rindió este home-
naje: "Y en este reino del Perú, cierto varón grave y prudente
lo_reprendía muc~o y con frecuencia, pudiendo facilmente, según La reglamentación contra la idolatría
afumaba, desarraigarse totalmente la idolatría, enseñando sabia-
mente y con dulzura a los principales entre los indios la vanidad - Destrucción de los templos y los ídolos [98]
de sus dioses, e induciéndolos a que los despreciasen y procurasen La Iglesia deja constancia de que los indios se niegan a revelar
abolirlos, con razón y autoridad, con modestia y benevolencia, y el sitio donde se encuentran sus templos y a entregar sus ídolos.
con toda suerte de buenos oficios; porque éstos sin ninguna difi- "Algunos están tan bien escondidos que no se les puede encon-
cultad persuaden al resto del vulgo su sentir y hacen cuanto ellos trar", dice el artículo. Se informa, además, que los infieles se
quieren ... Traía Polo, en conformación de su sentencia, un ejem- reúnen en los templos del diablo y mantienen sus prácticas idolá-
plo notable, y es que después que él persuadió a los principales tricas en la clandestinidad, lo que no impide que a ellas concurran
de los Ingas del Cuzco que cumpliesen la ordenación de destruir much os neófitos. Existe el convencimiento de que los curacas
los ídolos, por obra de ellos mismos en breve tiempo le trajeron conocen perfectamente estas cosas, y que es necesario encontrar
de los pueblos vecinos sin que nadie los hiciese fuerza más de el modo de hacerles hablar. Los curas darán a los indios un plazo
trescientos ídolos." 50 de tres días para que comuniquen el lugar en el que se hallan
las huacas y sus ídolos. La notificación se hará pública y solem-
EL CONCILIO DE 1567 nemen te, en presencia de testigos y ante notario, para que de
ese modo los indios "se expresen libremente y sin temor". Cono-
El segund? Concilio se efectuó en los años finales del que cido el lugar de las huacas, serán sus mismos adoradores los
~ohmann V11lena ha llamado "el gran decenio 1560-1570",pe- encargados de demolerlas completamente, "destruyéndolas desde
nodo de transformaciones ideológicas, de reflexión sobre la reali- la base hasta el último punto ... y arrasando todo". Finalmente,
dad indígena, y durante el cual sacerdotes y laicos se preocuparon se hace saber que la no observancia de este reglamento o el
en definir los lineamientos básicos de un sistema colonial ideal. encubrimi ento de los ídolos domésticos transmitidos por herencia
El mismo año (1567) en el que Juan de Matienzo redactó su -que los extirpadores, de acuerdo a la terminología romana,
fa1~oso plan de gobierno, la Iglesia convocaba el Concilio y llaman lares y penates- serán severamente castigados. 51
defmía, en el dominio religioso, las modalidades de la sociedad - Destrucción de las apachetas [99]
colonial presente y futura. Las constituciones de este Concilio,
cuya validez nunca se puso en tela de juicio durante la Colonia, Se refiere a esos montículos de ofrendas que se encuent ran
presentan interesantes innovaciones en el terreno de la extirpa- en los cruces de los caminos y en lo alto de las montañas. Es a
ción, si las comparamos con las del Concilio de 1551. De todos esos "dioses de los caminos" a quienes los viajeros ofrecen coca,
~odos, es necesario advertir al estudioso que como fuente fide- maíz, plumas de algunos pájaros, viejas sandalias, o al menos un
digna de estas constituciones, se debe utilizar el texto íntegro, en guijarro, en la creencia de que así se libran de las fatigas del
latín, y no el resumen en español, algunas veces con alteraciones, viaje y adquieren nuevo vigor para continuarlo. El cura debe
obligar a los habitantes a que ellos mismos destruyan, y comple-
40 Matienzo, Gobierno, p. 120.
50 De Procuranda, v, x, pp. 561-562. 51 Concilios, t. 1, p. 205.
128 PIERRE DUVIOLS LA DESTRUCCIÓN DE LAS RELIGIONES ANDINAS ..• 129
tamente, las apachetas, en lugar de las cuales se colocará una continuamente para recibirlos, y que, las prácticas que se reali-
cruz. 52 zaban antes, y que todavía se realizan, en homenaje al diablo,
- Cultos de los muertos; entierros [102] deben ser reemplazadas por las de la adoración a Dios, que es
El Concilio denuncia, como lo había hecho el anterior, los quien da el grano que se siembra y el pan que se come ... Se
"delitos funerarios", es decir, la sustracción de cadáveres del trata, por consiguiente, de refutar y convencer para que se trans-
cementerio cristiano, antes o después de la inhumación. Deberán mitan al verdadero destinatario, que es Dios, los homenajes usur-
realizarse todas las averiguaciones necesarias para conocer la úl- pados por el diablo ( cf. la parodia demoniaca). Pero a la per-
tima voluntad del difunto, para que, si el caso lo requiere, el suasión debe seguir la obediencia, en caso contrario se impondrá
cura pueda privarle de sepultura eclesiástica. Llama la atención un castigo, que sólo se aplicará después que el indio haya recibido
el hecho de que no se hagan referencias a los "suicidios rituales", tres advertencias. 65
que fueron mencionados en el Primer Concilio. 53
- Los ritos paganos y el Corpus Cristi [95]
- Culto a los muertos: ofrendas [106] En la constitución anterior, la ignorancia era la raíz del pro-
Esta constitución recuerda que es tradicional que la Iglesia blema, en ésta, es la malicia. En efecto, se ha comprobado que
conmem?re a los muertos el Día de todos los Santos, y que con en las celebraciones del Corpus Cristi, aprovechando que los
este motivo se ofrezcan a Cristo limosnas, pan, vino y otros pro- fieles llevan en procesión a las imágenes de los santos, frecuen-
ductos, de acuerdo a cada región. Por otra parte, cuando los temente esconden entre ellas sus ídolos. A fin de que aquellos
indios ofrecen sus presentes, lo hacen probablemente con el con- cuyo espíritu está poseído por el diablo no pongan en ridículo
vencimiento de que las almas de los difuntos han de consumir con semejantes engaños las celebraciones religiosas de la Iglesia,
lo? alimentos y las_bebidas que colocan junto a ellos, ya que los el Concilio recomienda a los curas que expliquen íntegramente
alimentos son cocidos o asados, de acuerdo a las preferencias los preceptos cristianos, pero tambi én que pongan en práctica un
del difunto en la época en que vivía. El Concilio desea que los rigor especialmente ejemplar. 56
sacerdotes combatan estas prácticas, e inciten a sus fieles a sus-
tituir esas ofrendas por limosnas para los pobres, oraciones o - Ritos y supersticiones [105]
misas. Sin embargo, no debe rechazarse brutalmente la ofrenda Esta constitución pasa revista a todas las supersticiones y ritos,
proveniente de un neófito, si ésta es presentada con toda espon- que son numerosísimos. El sacerdote pedirá a los indios que
taneidad, a fin de que "no parezca que la Iglesia hace poco caso renuncien a las ceremonias que realizan cuando ponen nombre
de ella". Aquí se encuentra una interesante tentativa de trans- a los niños, efectúan el trueque de mercancías, cortan sus cabe-
ferencia de intención religiosa. 54 llos, abrigan por primera vez los muslos de los niños, o consulten
al adivino antes de emprender cualquier cosa; también insistirá
- Las fiestas [104] en que, durante los funerales del marido, la esposa se abstenga de
. El Concilio ya ha adquirido conciencia de que casi todas las rapar su cabello, ponerse ciertos vestidos, tocar el tambor mien-
fiestas, especialmente las agrarias, tienen significación y función tras las plañideras lanzan sus alaridos, y llevar los vestidos del
religiosa, pero no las prohíbe formalmente. Si -como en el caso difunto por todos los lugares donde éste tenía costumbre de estar.
anterior- las condena, es por su implicación demoniaca. Por lo También se debe impedir que los indios coloquen alimentos y
tant~, recomienda a los curas que enseñen a los indios que el más bebidas en las sepulturas, y ofrezcan sacrificios a los ídolos o a
ad~uable de los presentes, el don más logrado, sólo puede pro- las divinidades.
vemr de Dios, que la bondad divina es la que debe ser implorada En este caso el Concilio adopta decididamente el llamado
52
método de la tabla rasa, y expresa que hasta que esas prácticas
Ibid., p. 206.
53 Ibid., p. 208.
54 Ibid., p. 210. M Ibid., p. 209.
56 Ibid., p. 203.
130 PIERRE DUVIOLS LA DESTRUCCIÓN DE LAS RELIGIONES ANDINAS •.• 131
no_~ayan ~01;1cluido,no cree que pueda comenzar el culto de la - Los orejones y la perforación de las orejas [103]
religión cnstiana. Pero es especialmente por medio del sermón Se trata, nuevamente, de un pecado contra natura, y no de
que el cura se esforzará en extirpar estas prácticas. Les explica- una manifestación idolátrica propiamente dicha. Los notables
rá q?e no _esnecesario esperar hasta el momento en que se emplee del Cuzco, o de otros pueblos, nos dice el artículo, tenían la
la vwlenc1a :ºn ellos, sino que, ellos mismos, voluntariamente, costumbre de horadar sus orejas para colocar en ellas un disco,
deben cumplir lo que han prometido al Dios viviente ... si es como hacen las mujeres que llevan pendientes. Algunas mujeres
que n? quieren quemarse ~n las !Jamas ?el infierno. _Sin _embargo, de ciertas provincias tienen también esta costumbre. La operación
despues de tres advertencias seran enviados al ordmano previa implica ciertos ritos particulares: prolongados ayunos, sacrificios
iniciación del informe. 57 ' al sol y a los ídolos ... Los curas deberán exhortar varias veces
a los indios ( tres domingos y en las grandes celebraciones) a
- Deformaciones craneanas [100] que renuncien a estas prácticas. Los contraventores deberán ser:
Se ha co~proba~o. que en ciertas provincias, las mujeres some- severamente castigados y, en ciertos casos, enviados a los jueces
ten a los mnos a d1stmtos procedimientos de deformación cranea- seculares. 59
na. Es frecuente que opriman la cabeza del recién nacido con sus - Rito sexual de las cabelleras [101]
manos para que adquiera una forma alargada, semejante a la Muchas supersticiones están relacionadas con la cabellera. Los
de los b~netes tradicionales de esas provincias. Esta operación se indios la conservan de un largo que alcanza hasta la cintura, pero
llama saitaho17:~-En otras provincias, se deforma el cráneo apla- pueden cortarla "no de una, sino de mil maneras distintas".
nando el occ1p1tal: es la paltahoma. Estas costumbres tienen Aunque el Concilio denuncia una práctica muy corriente,
graves consecuencias, ya que al comprimir las cabezas de los niños parece que el pudor de los redactores les veda el referirse a ella
con las vendas, muchos mueren y otros quedan con las facultades de un modo amplio. El rito, grossomodo, era el siguiente: cuando
mentales gravemente dañadas. las mujeres trenzaban las cabelleras de los hombres, se establecía
Los curas deben poner sobre aviso a los indios haciendo ver un vínculo amoroso, o más bien sexual, entre ellos. La Iglesia
lo peligroso de estas costumbres, y si después de llamarles la señala particularmente las consecuencias incestuosas del rito,
ate?ció,n dos o más ve~es no cumplen con lo solicitado, se les cuando los compañeros de este "juego de peinado" son consan-
aplica_r~las penas previstas para los casos de superstición. El guíneos.
Concilio, frente al problema, no duda en recurrir a la autoridad El Concilio, particularmente clemente en esta circunstancia,
civil, especialmente a los gobernadores y jefes de provincia, para sugiere en primer lugar, a guisa de represión, "la amenaza de
que hagan cumplir estas prohibiciones. En realidad no es sin una severa amonestación", y en caso de reincidencia, ciertas pe-
nas, "a fin de que ellos sean embargados por el temor del castigo,
r~n~encia que lo hace ( no olvidemos que los conflictos de juris-
si no puede ser de otro modo". 60
dicción eran constantes), pero respeta las normas establecidas, ya
que este problema escapa a la competencia eclesiástica. Se trata,
en verdad, de una infracción al derecho natural. "Estas cosas
-dice el Concilio- son altamente nocivas para el género humano, El espíritu del Concilio
porque [estos indios] se esfuerzan en cambiar el ordenamiento
natural." Es curioso que en medio de este artículo se encuentre De las constituciones del Segundo Concilio se desprende que,
~na mención, muy notable por otra parte, al culto siempre per- a partir de 1551, la Iglesia•ha ido adquiriendo un buen conoci-
sistente del sol. 58
119!bid., pp. 208-209.
117Ibid., p. 209. 60 !bid., p. 207. Cf. Albornoz, Instrucción, 24, y Matienzo: "Solamente
118Ibid., p. 206. se les podía vedar de hazer trenzas de los cabellos, por que es costumbre
dormir con la que les haze las trenzas." Gobierno, 1, p. 80.
132 PIERRE DUVIOLS LA DESTRUCCIÓN DE LAS RELIGIONES ANDINAS ••• 133
miento de la religión indígena. Por lo tanto, este Concilio podría aunque tímidamente, toda una teología de la evanaelización todo
ser considerado corno el primer congreso etnográfico de la Iglesia un m~todo para llevar. a sus últimas consecuen~ias lo que el
peruana, y es indudable que en él fue un valioso instrumento pagamsmo peruano pudiera tener de "preparación providencial".
de trabajo e información el Tratado que Polo de Ondegardo :Ésta es sin duda, entre otras, la razón por la cual el general de
redactó en 1559,o en 1560.También se presentaron a este Sínodo la Compañía de Jesús, Francisco de Borgia, aprobó plenamente las
muchísimos informes escritos y orales, como puede leerse en la conclusiones del Concilio. 62
constitución 1O5: "Los informes relativos a supersticiones, pre-
sentados a este Sínodo por persona de toda fe, son tan numerosos
que es imposible empadronarlos ad ungu en. 61 UN MOVIMIENTO MESIÁNICO: EL T aquí Ongoy
El Concilio reconoce implícitamente el fracaso parcial de los
primeros intentos evangelizadores, ya que admite que los indios Desp?és de mucho_ tiempo, por un capítulo de Fábulas y ritos
cristianizados mantienen sus antiguas prácticas en la clandesti- de los meas, de Molma, se tuvo noticia de un movimiento indí-
nidad, y que el paganismo se ha generalizado. Desenmascara gena, mesiánico e insurreccional, que en 1565 había descubierto
también a todas aquellas actitudes reveladoras de un dualismo en la provincia de Parinococha, el presbítero Luis de Olivera. 6;
ritual, es decir, las de fieles que colocan ídolos paganos junto a Otros documentos, que han podido ser conocidos en estos últimos
las imágenes de los santos. De aquí en adelante la idolatría será años, han aportado datos que permiten tener una imagen más
atribuida menos a los infieles que a los indios bauti zados. Claro clara y coherente de este movimiento. La revuelta mística contra
está 9ue estos últimos podrían ser acusados de apóstatas, pero la Iglesia católica, que se extendió como un reguero de pólvora
es evidente que el Con cilio no desea incluir en una apostasía a través del Perú Central, parece haber estallado a una orden, o
gene~al a todo el pueblo del Tahuantinsuyu, en cambio, prefiere con la aquiescencia, del inca Titu Cusi, que tenía su reducto
considerarlos como neófitos todavía titubeantes, o tiernos retoños en Yilcabarnba, y debía ser seguida de una insurrección general,
de la fe, a los que es necesario apoyar y guiar durante mucho destmada a expulsar a los españoles y a entronizar al inca. 64
tiempo. Es especialmente para ellos que se ha dictado esta nueva Pero_los preparativ_osmilitares fue,ron descubiertos en la región
legislación, en la cual la represión ocupa un lugar mucho menos de Jau¡a, donde los msurgentes debian recoger doscientas ochen-
importante que antes. Si el rigor se mantiene en lo relativo a la ta picas de las tres mil qué los indios habían fabricado. También
destrucción de los lugares y objetos de adoración, en todos los se d~scubrió un plano que indi_cabalas vías indirectas entre Jauja
demás casos se preconiza un método suave y atento a los matices. y Vilcabamba, y el emplazamiento de los grupos indígenas dis-
En el Concilio se ha comprendido que los transtomos psicológicos puestos a combatir bajo las órdenes de los curacas. 65
que implica una conversión -a la vez religiosa y cultural- duran ~~ro si la. ins~~rección ~rma~~ h,abía fracasado, la ideología
mucho tiempo, y que, por lo tanto, es necesario repetir muchas r~h_g10sa, anticatohca, se difund10 rapidamente, y con métodos
veces las advertencias, las amonestaciones, antes de llegar al cas- hpic os. del mundo andino -no muy claros, por otra parte- se
tigo. Estas repetidas llamadas de atención reemplazan a los lati- extendió ~ través de l_avasta provincia de Huamanga. Los sacer-
gazos, que sin discriminación alguna, y con toda generosidad, dotes enviados por Vilcabamba, se hacían anunciar en todos los
distribuía el Concilio de 1551. Pero uno de los aspectos más 62 Cf. Mateos, Los dos Concilios, M.H., 12, Madrid, 1947, p. 520.
originales de la ideología religiosa del segundo Concilio, respecto 63 Relación ·de las fábulas, p. 82.
a las idolatrías, es la atención especial que otorga -dentro de _64 Luis Millones suministra datos sobre las informaciones de servicios de
Cristóbal de Alb_ornoz en Un movimiento nativista: el Taky Onqoy, RPC,
un espíritu un poco lascasiano- al problema de las relaciones 1964; este traba¡o se reproduce en Ideología mesiánica del mundo andino
entre forma y fondo de los ritos paganos, y al del destinatario Lima, ~ 973. De Cristóbal de Alb?rnoz hemos publicado la Instru cción par~
demoniaco o divino de los sacrificios. Se ve bosquejada aquí, descubrzr todas las guacas del Peru y sus camayos y haziendas JSA t Lv1-l
pp. 7-40. París, 1967. ' ' · '
61 65 Lope de Castro al rey, 23-3-1565. Gob ernantes, t. 111, p . 97.
Ibid ., p. 209.
134 PIERRE DUVIOLS LA DESTRUCCIÓN DE LAS RELIGIONES ANDINAS .. . 135
pueblos que pensaban visitar, como los mensajeros de las hl.Ulcas tidad de algún polvo o mezcla embriagante, que echaban en los
vengadoras. Las poblaciones los recibían muy bien, generalmente, recipientes de las bebidas que todos, según las formalidades,
y festeja_ban su llegada entregándose a las prácticas colectivas de debían ingerir. Este producto ponía fuera de sí a los bailarines,
una danza estática, llamada Taqui Ongo (Taki Onqoy) que es les hacía "loquear y baylar y darse con las cabei;as por las paredes".
la que ha dado el nombre a la totalidad del movimiento. 66 Parece, Indudablem ente, el uso de esta droga estaba íntimamente rela-
por otra parte, que el frenesí que caracterizaba a esta danza, no cionado con el Taqui Ongo -literalmente: enfermedad de la
surgía como una manifestación espontánea de los participantes danza- que tendría su equivalente en la danza de Saint-Cuy,
en la danza. En ello estaba la mano de los enviados del clero en Francia, o el llamado baile de San Vito. Se presentaba enton-
posincaico, que lo provocaban por medio de una pequeña can- ces un variado cuadro de posesiones, trances, convulsiones: "y así
fue que hubo muchos indios que temblaban y se revolcaban por
GoMelina define taqui ongo como "una manera de canto" y Albornoz el suelo; y otros tiraban de pedradas como endemoniados,
escribe: "tom ando un género de bayle que intitul aron taqui ongo, por otro haciendo visajes, y luego reposaban y llegaban a él con temor
nombre ayra". González Holguín, en su vocabulario de 1608, traduce el y le decían que había y sentía; y respondía que la huaca fulana
verbo taquini por "cantar solo sin baylar o cantando baylar" . Se trata pues
de un baile con canto. Ongo (onqoy) significa enfermedad y también las se le había entrado en el cuerpo; y luego lo tomaban en brazos
Cabrillas, o sea las Pléyades. En nuestro caso taqui ongo tiene el sentido y lo llevaban a un lugar diputado, y allí le hacían un aposento
de "baile enfermo" o "enfermedad del baile" sin que podamos excluir sin con paja y mantas. Y luego le embijaban, y los indios le entraban
embargo algunas connotaciones con las Pléyades, que es muy posible que las a adorar con carneros, molle, chicha, llipta, mullu y otras cosas.
hubiese. Y hacía fiesta todo el pueblo, de dos y tres días, bailando y be-
Por otra parte , el baile que llevaba este nombre era también un acto biendo e invocando a la huaca que aquel representaba y decía
ritual destinado a ahuyentar la enfermedad. En efecto, encontramos esta
definición de taqui oncoy en el diccionario anónimo de 1586: "ciertas enfer- tenía en el cuerpo, y velando de noche sin dormir". Pero . la
medad que decían los indios que se curava cantando y baylando con supers- histeria colectiva llegaba más lejos todavía: "Otros se encerraban
tición" (Vocabulario y phrasis, p. 82). En tiempos prehispánicos aquel en sus casas a piedra seca y daban alaridos y otros se despeda-
taqui patológico era "expulsado" cada año de los pueblos, por septiembre, zaban y despeñaban y mataban, y otros se echaban a los ríos
junto con otras enfermedades con motivo de la situa, según parece. Guarnan ofreciéndose a las huacas, ... " 67
Poma escribe que entonces "rocían todas las casas y calles la rriegan con
agua y la limpian: esto se hazía en todo el rreyno y otras muchas serimonias
para echar taqui onco y sara oncuy pucyo oncuy pachapanta chiripa uncuy
pachacama acapana ayapcha oncoycona". ( Corónica, f. 253). También
hay que recordar el moro oncoy, o sea epidemia de viruelas por la cual se
Contenido ideológico
desencadenó otro movimiento popular anticatólico (A. de Vega, Historia,
p. 99 ss.) Otro texto de fines del siglo xvn se refiere quizás a la subleva- Así, pues, a la guerra de los reyes corresponde la guerra de los
ción de 1565: "En algunas partes les da una enferm_edad de bayle que dioses. La filosofía religiosa de los insurgentes dividía el mundo
llaman taqui onco o i;:ara ongo para cuya cura llaman los hechiceros o van en dos partes inconciliables: 1) el Dios de los españoles, que
a ellos y hazen mil supersticiones y hechicerías dond e también hay idolatría
y confessarse (sic) con los hechiceros" (Instrucción contra las ceremonias, había creado a los españoles y a todos los animales de origen
p. 196). europeo, a todos los artículos importados ( cosas de Castilla y
Destacaremos por fin que en este movimiento mesiánico los hechiceros Lusate), y todos los trajes y objetos usados por los españoles, y 68
enviados desde Vilcabamba producían y excitaban el frenesí de los bailadores 2) las huacas, que habían creado a los peruanos, a la naturaleza
con la administración de una droga. Se trataba, según Albornoz, de "cierta y a los objetos del Perú. ·
confación de maca". La maca, que se mezclaba con otros productos aluci-
nógenos no identificables, es un tub érculo cultivado solamente en las frígidas Este dualismo de oposición no era nuevo, pero adquiría vigen-
altiplanicies, cuyo poder fertilizant e es todavía famoso hoy día en las már - cia con el advenimiento del Nuevo Evangelio. Hasta entonces
~enes de la laguna de Junín . Tenía un papel mágico importante pero que
ignoramos casi por completo (sobre la maca véase M. Rostworowski, Los 67 Melina, R elación, p. 67.
Ayarmaca, pp. 63-65.) 68 Ibid., p. 80.
136 PIBRRE DUVIOLS LA DESTRUCCIÓN DE LAS RELIGIONES ANDINAS •.. 137
Dios había vencido a las huacas, pero el orden de las cosas súbi- del inca." 72 Hay aquí, por lo menos aparentemente, cierta con-
tamente se había trastocado: "Cuando el marqués [Francisco Pi- tradición con lo que afirma Albornoz de las huacas, es decir,
zarra] entró en esta tierra, había Dios vencido a las huacas y los que perdieron todo poder y crédito ante los ojos de la comunidad
españoles a los indios." 69 Los emisarios de Vilcabamba anun- indígena por el hecho de que habían sido destruidas por los espa-
ciaban una verdadera revolución cósmica; proclamaban que "ahora ñoles ( atisca). Pero puede ser que se consideraran como atisca
daba vuelta el mundo ... Dios y los españoles quedarían venci- solamente a todas aquellas que el gran sacerdote de Vilcabamba
dos de esta vez y todos los españoles muertos y las ciudades ane- no quería conservar. Porque es evidente que "estos maestros del
gadas . . . las huacas no se metían ya en las piedras ni en las demonio" tenían la misión de restablecer las estructuras de la
nubes, ni en las fuentes para hablar, sino que se incorporaban religión incaica en todas las regiones donde treinta y cinco años
ya en los indios y los hacían ya hablar". 70 Los indígenas debían después de la Conquista ya se debilitaban, mientras que los ritos
barrer y preparar cuidadosamente sus chozas por si se daba el regionales volvían por sus fueros. 73 En sus esfuerzos de recon-
caso de que alguna huaca descendiera en ellas. quista religiosa, debían librar la batalla en dos frentes: por un
Pero no todas las huacas podían desempeñar este papel, que lado, la Iglesia católica, por otro, cierto clero regional. Los hechi-
estaba reservado solamente a aquellas que jamás habían sido ceros hicieron el inventario de todas las huacas que no eran
vencidas por los españoles. Se trataba, según Albornoz, de divi- "valientes" y no habían "vencido". 74 No tuvieron ningún reparo
nidades generales que se veneraban más allá del ámbito de las en desembarazarse del clero regional, los llamados camayos de
provincias, y a las que "el inga havía enriquecido con servicios, huacas, a los que hacían beber y danzar y luego mataban, cuando
tierras y ganados". Entre éstas estaban, en primer lugar, las que estaban bajo el efecto de la droga, "sin que nayde les resistiese". 75
eran reverenciadas por la dinastía de los reyes del Cuzco, a saber: Estos crímenes también eran perpetrados a título preventivo, nos
Chuquimoro, Chuquiguaraca,Apollamoca, Intaya; las del Cuzco: dice Albornoz, pues temían a los hechiceros envenenadores, y a
Coricancha, Cuaynacauri, Nina Soyuma, Topa Amaro, Mandu- todos los "modos y maldades de que usaban".
calla y otras; la del Callao, que era la huaca Titicaca; Asasara,
por Parinococha, y seguían las huacas más importantes de cada
provincia. Pero todas las huacas se agrupaban en tomo de dos Causas y circunstancias: el milenarismo
de ellas: Titicaca y Pachacámac, situadas en el norte y en el Política y religión confluyen en el Taqui Ongo. Como ya se ha
centro del país, respectivamente. 71 dicho, este movimiento tenía como designio el restablecimiento
Las huacas resucitadas pedían ayuda: "Andaban en el aire, del poder del inca, un poder político que, como antes, debía
secas y muertas de hambre porque los indios no le sacrificaban asentarse sobre bases religiosas. La restauración de las huacas
ya ni derramaban chicha." Se emprendió la restauración de los oficiales y la destrucción de las huacas regionales que se hubieran
altares de los antiguos cultos. Se hizo buscar cuidadosamente parti cularizado mucho, debían ir a la par con la restauración
todos los fragmentos de huacas destrozadas o quemadas por los dinástica. Y es por eso que los emisarios de Vilcabamba afirma-
extirpadores españoles, y esos pedazos fueron consagrados nueva- ban que todos los días, las huacas principales enviaban sus men-
mente. Malina relata que cuando una de esas reliquias era recu- sajes al inca, 76 y esos mismos emisarios exhortaban a los indios
perada, el oficiante, cubriéndose la cabeza con un paño, derra- para que "sacasen a su señor natural de las montañas donde
maba sobre ella chicha y harina de maíz blanco, después invocaba estava desterrado". 77
a la huaca, dando alaridos, y con la reliquia en sus manos decía:
"Veis aquí vuestro amparo y veis aquí al que os hizo y da salud, 72 J\1olina, Relación, p. 81.
hijos y chacras; ponedle en su lugar, en donde estuvo en tiempo 73 Albornoz, Instrucción, p. 36.
7 4Jbid., p. 37.
69 7 5 Ibid., p. 36.
Ibid., p. 79.
10 Ibid., p. 80. 76 Ibid.
77 Ibid., p. 35.
71 Albornoz, Instrucción, p. 36.
138 PIERRE DUVIOLS LA DESTRUCCIÓN DE LAS RELIGIONES ANDINAS .•. 139

No hay duda q_ue al determinar q_ue la i~surrecció? estallara


Contraevangelización y sincretismo
en 1565 en la region de Huananga, '.fitu Cusi dem?s~ro una gra?
habilidad táctica. Así sacaba ventaia de las condic10nes econo- Los sacerdotes del Taqui Ongo exigían un trastrueque inme-
micas y políticas, más que nunca favorables a la insurrección diato ele los cultos. Ya se ha visto que proclamaban que las
indígena. En efecto, sabemos que poc~s ~ños ant~s, los españoles huacas resucitadas pedían sacrificios, ofrendas para poder vivir;
habían matado tantas vicuñas -conshtman la nqueza de la re- en cuanto al cristianismo, se esforzaban en destruirlo y hacerlo
gión- que se llegó a decir q~e _el aire estaba podrid?, y q~e en desaparecer en todas partes, física y moralmente. Decían que
1559 el virrey tuvo que prohibir su caza durante cmco anos y las huacas habían sembrado de gusanos los campos para plan-
ordenar una "visita de llamas". 78 A todo esto se añade que en la tarlos luego en el corazón de los españoles, en el ganado de Cas-
zona había muy pocos españoles, el país no tenía v~rrey en esos tilla, en los caballos, y también en el corazón de los indios que
momentos, el gobierno era ejercido por el clubitah~o _Lope de perseveraban en la religión cristiana; que las huacas estaban enfu-
Castro, que proseguía, sin ninguna firmeza, las negociac10nes con recidas con ellos, por haber recibido el bautismo, y que ellas los
Titu Cusí, y, finalmente, que la silla episcopal del Cuzco estaba matarían si no volvían a lo que habían sido y renunciaban a la fe
vacante. 79 católica. 81 Predicaban que no se debía creer en nada de lo que
Pero puede que exista otra razón que explique el e~tallido del creyeran los españoles; prohibían que los indios fueran a las
Taqui Ongo en 1565. Su mesianismo estaría ya prefigurado en iglesias y que llevaran nombres cristianos. Hacían destruir
las antiguas tra~iciones incai?Is, y. de s~r as~: la ,fech~ en que las cruces en los caminos· y las- imágenes de los santos en
surgió confirmana su contemdo milenansta. Segun ciertas tra- todos los sitios donde era posible. Profetizaban que los españoles
diciones incaicas, cada uno de los cuatro mundos que han prece- serían vencidos esta vez y sus ciudades anegadas por un nuevo
dido al nuestro ha tenido una duración de mil años. Al final de diluvio, y que la mar había de crecer y los ahogaría para que no
cada mundo el sol desaparece, advienen inmensos trastornos, y quedara memoria de ellos ...
después rena~e un nuevo mundo, bajo un nu~vo sol, y la cuenta Dos jefes importantes -o así considerados- del Taqui Ongo,
de los años comienza ele acuerdo al nuevo ciclo. El mundo en fueron arrestados. Sólo se conoce el nombre de uno de ellos:
que vivimos, es decir, el quinto, coincide con el imperio incaico. don Juan Chocne, o Chocna, cacique cristianizado. Decí~ q_ue
Este es, pues, un imperio de mil años. El reinado _de cada ~no habitaba en él un dios invisible que daba las cosas a los md10s
de los diez incas en la leyenda representa un penodo de cien (" ... dezía el don Joan Chocna que él tray~ consigo uno quello_s
años, y al final el imperio ha de pres~nciar horribles cataclismos,- no veyan el cual le dezía estas cosas y que este les clava las co~i-
Ahora bien, según la crónica de Sarmien~o, Manco. Capa~ fundo das y mantenimientos"), y que tenía el poder de volar, por medio
el Cuzco en 565. En esta versión el fm del qumto ciclo no de una canasta. Le acompañaban dos mujeres que se hacían
corresponde con la muerte ele Atahualpa y la conquista española llamar María y María Magdalena, respectivam~nte. En cuanto
de 1533, sino que se sitúa en 1565. Recordemos ... que ,en ~565, a los otros misioneros, parece se trataba de ladmos, no carentes
tanto en el Estado neoinca, como en la parte del Peru ba¡o el de buena formación. En todo caso, sabían aplicar cierto nú-
dominio de los españoles, un vasto movimiento milenarista se mero de métodos análogos a los de los evangelizadores y extir-
expande." Nathan Wachtel, a quien se debe este re~~me~ ~e las padores españoles. En efecto, según Alborno,z,.recurrían ~ menudo
conclusiones de Zuidema, señala en otra parte que el movimie~to a la persuasión, a las promesas .Y a las dadi~~s. _Pr~dicaban un
milenarista utiliza la maquinaria mental tradicional en un sentido nuevo orden, la adopción exclusiva ele la poli~za indiana,. refuta-
·
completamente nuevo: el de 1a msurrecc10n ·' " . 80
ban la adoración a Dios, favorecían las reumones colectivas de
abjuración, y sabían dar muestras de fir~~za y violenc~a en la
78 Informe suministrado por R. T. Zuidema. represión, y ele radicalismo en la destrucc10n de los ob¡etos del
79 Cf. Millones, Un movimi ento, p. 135.
80 Wachtel (Structuralisme, pp . 89-92). 81 Malina, Relación, p. 80.
140 PIERRE DUVIOLS LA DESTRUCCIÓN DE LAS RELIGIONES ANDINAS .•• 141
culto católico que caían en sus manos. Por lo tanto, los présta- fiscales que venían de la puna y caminos cargados de cruces,
mo,s de los métodos ~e la Iglesia son _evide~tes, lo mismo que imágenes y sombreros." 84
estan fuera de duda ciertos rasgos de smcrehsmo en su doctrina Todas estas actitudes, que revelan indudablemente su conexión
evangélica. 82 con el Taqui Ongo, muestran también los límites topográficos y
sociales del movimiento. Vigoroso en la puna, según el docu-
mento que acabamos de citar, el movimiento conmovió sobre
Importancia y límites todo el mundo rural indígena, mal comprendido por los colonos,
incapaces de penetrar en su contenido ideológico; pero era inca-
Según Cristóbal de Albornoz y Cristól;>alde Molina, el Taqui paz de poner en peligro los núcleos españoles. Este relativo estan-
~ngo_ había -~lc~nzadoproporciones considerables y temibles. La camiento en la pugna de dos mundos antagónicos explica el hecho
h1stona mes1amca hab1a ganado, después de las provincias de de que el Taqui Ongo pudiera alcanzar proporciones intrínsecas
Lu_canas y Sor:as (actual departamento de Ayacucho), las de Are- y llegar a una situación conflictiva con la Iglesia, pero sin moles-
qm~a, Chuqmsaca, L~ Paz, y, hacia el norte, la de Quito, y hasta tar en demasía a las autoridades civiles, más aún si se considera
~abra desbordado el area rural hasta alcanzar las ciudades espa- que el movimiento apenas se extendió -a pesar de los pequeños
nolas. ¿Se trataba, en realidad, de una marejada de tal magnitud focos que se señalan en otras partes- fuera de los límites de lo
que 1:udiera haber hecho temblar los fundamentos del poder que en la época era -antes de la separación del obispado de Hua-
colomal? No nos parece; en ese caso hubiera quedado constancia manga, en 1609- la inmensa diócesis del Cuzco. Y es también
de ello en los testimonios contemporáneos, aunque desde luego, en esta región, por lo que sabemos, donde existió una represión
se encuentran ecos del movimiento en la correspondencia de la organizada y sistemática, a la cual nos referimos brevemente. 85
época. El inquisidor Arrieta denuncia ( en 1570?) que los indios
bautizados de la región de Huamanga dogmatizaban contra los
sacerdotes españoles, y hasta hacían azotar a los indios católicos; Represión del movimiento
pero ~~ pide q1:e interv~nga la Inquisición y no las tropas. 83
Tamb1en Antomo Vega mforma que en los años en que Diego Luis de Olivera, que segó.n Malina fue el primero en descubrir
de Torres era rector del Colegio de la Compañía en el Cuzco, se el Taqui Ongo, "comenzó a castigar" la provincia de Parino-
desarrolló una campaña anticatólica en la provincia de Vilcas: cocha, la de Ocari, y dio la voz de alarma a la Audiencia de
"Dióse un pregón en aquella provincia que todos los indios que Lima, al arzobispo de Charcas, y otros, lo mismo que a fray
adorasen lo que los cristianos adoraban, y tuviesen cruces rosa- Pedro de Toro, que administraba el obispado del Cuzco. La re-
rios, imágenes y vestidos de los españoles habían de pere~er en presión se inició con el objeto de debilitar el movimiento que,
la enfermedad de pestilencia que la huaca enviaba en castigo de también según Malina, duraba ya siete años. 86
que se habían hecho cristianos; la cual voz recibieron con tanto Pero de esta represión sólo conocemos, en realidad, la actividad
afecto y -determinación que echaron de sí todo lo sobredicho represiva de Cristóbal de Albornoz, mediante sus informaciones
ar:oj~ndo en los caminos y quebradas todas las cruces, rosario; de servicios, que incluyen, por otra parte, los testimonios de
e 1magenes, sombreros, zapatos, calzones y todas las demás cosas, Luis de Olivera y de Cristóbal de Malina; estos últimos aparecen,
con los vestidos, que de españoles tenían. Hubo indio que, cuando curiosamente, subscribiendo la afirmación de que Albornoz había
pasaba por la cruz volvía la cabeza por no verla ni quitarle el sido "el primero que sacó a la luz la seta y apostasía llamada
llanto _que. en ella ~rae que es su sombrero, ni querían entrar Taqui Ongo". 87 Según este documento, que incluye un resumen
en la 1gles1a,los miserables, todo lo cual se comprobó con los 84 Vega, Historia, p. 107.
85 Lohmann, El corregidor,p. 41.
82 Albornoz, Información. 86 Molina, Relación, p. 102.
83 Medina, Historia, t. 1, p. 18. 87 Albornoz , Información.

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