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Tracción:
Es el tipo de esfuerzo a que está sometida una pieza a la que se intenta estirar. Por
ejemplo, la cuerda de la polea de un pozo, la cadena de una bicicleta. Un material que
trabaja muy bien a tracción es el acero.
Compresión:
Es el tipo de esfuerzo a que está sometida una pieza a la que se trata de aplastar.
Ejemplos de piezas sometidas a compresión son los pilares de las estructuras
entramadas, las patas de una mesa… Muchos materiales pétreos, tanto naturales
como artificiales (granito, cuarcita, hormigón…) trabajan muy bien a compresión.
En el siguiente dibujo, se muestran las zonas en las que una pieza, sometida a flexión,
sufren esfuerzos de tracción y de compresión.
Torsión:
Una pieza trabaja a torsión si intentamos retorcerla. Los materiales que trabajan bien a
torsión deben hacerlo, también, a tracción, pues el material, sobre todo en su parte
externa, sufre un esfuerzo de tracción. El acero es un buen material trabajando a
torsión. Ejemplos de piezas que trabajen a torsión son el eje trasero de una bicicleta,
el cardán de los camiones, los palieres de la transmisión de los coches…
Fatiga:
Es el esfuerzo a que está sometida una pieza a la que se aplica alternativamente un
esfuerzo de flexión en una dirección y posteriormente en la contraria durante muchos
ciclos. Se puede comprobar que todo material capaz de aguantar un esfuerzo de
flexión determinado, rompe con un esfuerzo muchísimo menor pero aplicado durante
un determinado número de veces. Aprovechamos la poca resistencia a la fatiga del
alambre de hierro para romperlo doblándolo sucesivas veces. Las alas de los aviones
están sometidas a este tipo de esfuerzos, así como los ejes giratorios en sus puntos de
apoyo.