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La relación de contexto social de Pasteur y su rechazo a la teoría de la

generación espontánea

Por: Sebastián Clavijo

Se puede llegar a pensar que en las cosas que actualmente se consideran


evidentes, la misma verdad de los hechos fue saliendo a la luz a media que los
científicos la fueron descubriendo. Esta última palabra merece ser analizada, pues
su etimología puede ayudarnos a entender cómo pensamos: esta viene del latín
discooperire que significa destapar algo que estaba cubierto (DRAE, actualización
2019). Entonces, en este contexto se puede afirmar que lo que se supone que
está cubierto es La Verdad y que la labor de los científicos es mostrar lo que
siempre ha estado ahí. Sin embargo, este camino lleva a pensar de manera
simplista que la aceptación de una teoría solo depende de su verdad interna, pero
es independiente a lo externo a ella.

Este texto tiene como objetivo negar el tipo de pensamiento anterior. Por lo tanto,
demostrará que los factores externos de una teoría son igual de importantes a los
factores internos - o inclusive más - a la hora de comprender la aceptación de una
teoría. Para demostrar esto usaremos un ejemplo porque solo se necesita de un
caso para demostrar un “existe” o un “no siempre”. Por este motivo, se
argumentará que la aceptación de la tesis de Pasteur se dio de manera
independiente a la validez de esta, sino que ocurrió por el contexto personal y
social del autor. Se tienen tres argumentos para defender esta tesis: primero se
demostrará que en el tiempo de Pasteur no existían los medios para probar la
validez de la teoría. Luego, se argumentará que Pasteur tenía intereses
personales que modificaron sus resultados. Por último, se defenderá que la
organización que decidía sobre la ciencia no fue parcial al juzgar las teorías de
Pasteur y su contraparte.

En el tiempo de Pasteur no existía el conocimiento científico para encontrar un


resultado concluyente sobre la generación espontánea. Es de vital importancia
entender el contexto científico y tecnológico de la segunda mitad del siglo XIX,
afirman Collins y Pinch que en el siglo XIX no se podía diferir a plenitud lo vivo de
lo no vivo” (Collin y Pich, pp.99) No bastante lo anterior, era tal el desconocimiento
sobre la vida microscópica en el siglo XIX que no se concebía que las
enfermedades e infecciones fuesen provocadas por microorganismos, sino que se
daban todo tipo de causas que en retrospectiva nos parecen absurdas. Charles
Volsey recoge algunas: aires malsanos, vapores de ríos y pantanos, el humo de
las locomotoras, la electricidad atmosférica o incluso que “la gota en el Papa era
causada por una acumulación excesiva de agua o de savia en los tejidos a raíz de
una disminución en su tasa de transpiración” (Volsey, pp. 108). ¿Cómo pretendían
los científicos del siglo XIX tener una respuesta definitiva sobre si la vida se
originaba espontáneamente si ni siquiera podían definir la vida?
Ya estudiado el contexto científico se estudiará el tecnológico: llegaremos a la
conclusión que ni Pasteur, ni su contraparte, Pouchet tenían la suficiente
sofisticación experimental para dar un resultado conclusivo. Para empezar, que el
método de proveer aire puro fuese experimentando en un sótano para que el aire
estuviese quieto (Collins y Pinch, pp, 100) o que tuviesen que ir a nevados para
recolectarlo (pp. 104) deja mucho que desear sobre la capacidad tecnológica de la
época para encontrar aire purificado.
Por otra parte, que Pouchet, manejase limas como instrumento de corte para
recolectar sus muestras evidencia la falta de rigurosidad de su tiempo para
manejar los experimentos de alto riesgo de contaminación, Pues las limas al
usarse desprenden residuos. (Collins y Pich, pp, 107). Adicionalmente, los
experimentos de Pouchet siempre estuvieron en potencia de ser exitosos porque
el heno – el material usado para probar la teoría de la generación espontanea –
aun hirviéndose no se esteriliza completamente porque los microorganismos
generan esporas capaces de resistir la temperatura, esto no lo sabía ni Pouchet ni
Pasteur porque esto solo se llegó a conocer hasta el siglo XX gracias a Henry
Bastian (Collins y Pinch, pp, 109). De estos dos últimos párrafos se puede concluir
que en esa época los experimentos nunca iban a ser lo suficientemente precisos
para probar la teoría, y que los que hacía cada experimento era generar una
multiplicidad de visiones sobre este en el que cada parte no iba a aceptar la
posición de otra.

Para seguir argumentando la tesis se mostrará que Pasteur dentro de su labor


científica incurrió con prácticas que actualmente consideramos poco éticas.
Empecemos estudiando aspectos generales de la vida del científico: Nació en
diciembre de 1822 en Haut-Doubs, Francia en una familia pobre, de hecho, su
apellido, refiere a que su familia provenía de pastores. Se sabe también de su
admiración a su país y a los ideales de Napoleón. El contexto en el que creció fue
el de los cambios europeos post- napoleónicos y las varias revoluciones
románticas que ocurrieron en Francia y las utopías socialistas (Sánchez, pp. 159).
Por otra parte, en el plano material, Pasteur creció en la primera revolución
industrial, que generó un positivismo en la ciencia en la Francia de su época
(Sanchez, pp. 160). Pasteur logró un cambio social y se convirtió en una persona
de prestigio en su época (Sanchez, pp. 158). Sin embargo, Pasteur no debe ser
reductible a ser clasificado como un revolucionario. Pues dentro de las muchas
facetas que tienen las personas el también fue “Un conformista absoluto en lo
moral y lo religioso. Partidario del poder fuerte y siempre al lado del poder”
(Sánchez, pp. 159).
Cuando se afirme que Pasteur incurrió en practicas poco éticas científicamente se
afirma que Pasteur ocultó resultados que apuntaban a contradecir sus tesis que
negaba la generación espontánea, el mismo lo reconoce: “no publiqué esos
experimentos, pues las consecuencias que necesariamente había que sacar de
ellos eran demasiados graves para que no sospechase que había alguna causa
oculta de error” (citado en Collins y Pinch, pp. 104) Por otra parte, no se tienen
publicaciones donde Pasteur haya repetido los experimentos de Pouchet. Es
razonable que, si alguien quiere demostrar la falsedad de otro, repita lo que este
pretende que es verdadero para así demostrar su falsedad. Pero por razones
desconocidas Pasteur no realizó estos experimentos y en el caso de que los haya
hecho, no los quiso publicar. Estas practicas que hemos reconocido como poco
éticas parecen sugerir que Pasteur tenía fuertes motivaciones a que los
experimentos apoyasen sus convicciones más que las puras motivaciones
científicas. Por lo tanto, no debemos considerar como simples coincidencias los
siguientes hechos:
“La aparición de esta obra (la de Pasteur) sirvió de acicate al
genio francés para demostrar la inexistencia de la generación
espontanea y para resolver el problema del fabricante de alcohol: las
cubas de su empresa estaban contaminadas por microorganismos
que interferían con la fermentación productiva de alcohol…
Económicamente fue benéfico para él, pues, las exportaciones del
vino aumentaron al poder garantizar la calidad del líquido.” (Sánchez,
pp. 160)

Se puede concluir que Pasteur, tenía otros incentivos más allá de los científicos
para defender su idea. Sin embargo, no se advierte que no se debe suponer de
antemano la mala voluntad del científico. Este tipo de análisis son para entender a
plenitud la vida y obra científica de un autor, mas no para lanzar juicios morales
sobre una persona.

Para terminar, se puede afirmar que los miembros de la comisión que decidía las
verdades científicas de el tiempo de Pasteur no tenían una estructura imparcial
para mostrar esto Collins y Pinch sostienen ”la interpretación estuvo sólo en
manos de la ‘acusación’, que hizo además la veces de juez y jurado ”(1993, pp.
107) por otra parte, los miembros de aquella comisión ya estaban condicionados al
ver los resultados de Pouchet:” ningún miembro de la comisión simpatizaba con
las ideas de Pouchet,"'y algunos anunciaron sus conclusiones antes incluso de
examinar los materiales que habían de juzgar”(1993, pp. 105). El desprecio de los
comisionados a las ideas de Pouchet y su manera de están en favor todo el
tiempo de Pasteur no debe verse como una coincidencia tampoco. Después de
todo, los miembros de la comisión también eran miembros del gobierno y del
poder. Y como describe Carlos Sanchez, así fueron las relaciones de Pasteur con
este tipo de gente que de hecho eran los que le financiaban: “tuvo la fortuna de ser
apoyado por los poderes públicos para obtener el financiamiento económico para
sus investigaciones y motivar a los industriales y agricultores para que
emprendiesen ellos mismos los derroteros del progreso tecnológico” (1995, pp.
158).

En conclusión, por la insuficiencia de la ciencia en el tiempo de Pasteur, por la


falta de tecnología y rigurosidad en la hora de experimentar en el siglo XIX, Por el
contexto personal de Pasteur y por su relación con la comisión: tenemos un caso
en el que una idea de algo que es verdadero, no se popularizó por su ‘verdad’ en
sí sino por su contexto social y las relaciones de poder de sus artífices.
Demostrando así, que existen los caso en que las variables sociales son más
importantes que las científicas para la aceptación social de una teoría. Así que se
ha cumplido el objetivo del texto.

Bibliografía:

Sánchez. C. E. (1995) Louis Pasteur: una vida, una ciencia, un siglo.


Revista Biomédica. Instituto Nacional de la Salud, Bogotá.
Volcy. C. (2008) Génesis y evolución de los postulados de Koch y su
relación con la fitopatología. Una revisión. Agronomía colombiana. Universidad
Nacional de Colombia. Medellín.
Pinch, T Collins, H.(1996) El Golem: lo que todos deberíamos saber acerca
de la ciencia (Barcelona: Crítica,, pp. 97-109.
DREA (2019) Diccionario de la lengua española, edición tricentenario.
Recuperado de: https://dle.rae.es/descubrir

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