Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
La prevención de los trastornos mentales tiene como propósito “reducir la incidencia, prevalencia,
recurrencia de los trastornos mentales, el tiempo en que las personas permanecen con los
síntomas o la condición que predispongan a los individuo a desarrollar una enfermedad mental,
previniendo o retardando las recurrencias y mitigando también el impacto que ejerce la
enfermedad en el círculo social y afectivo de la persona afectada.
El Informe del Instituto de Medicina (Mrazek & Haggerty, 1994) ha propuesto un marco de
referencia para la intervención de salud mental en los trastornos mentales de acuerdo con la
clasificación de la prevención de las enfermedades físicas (Gordon, 1983, 1987) y las distinciones
clásicas de salud pública entre la prevención primaria, secundaria y terciaria (primer, segundo y
tercer nivel).
La prevención de los trastornos mentales se centra en aquellos determinantes que ejercen una
influencia causal, predisponiendo la aparición de los trastornos mentales. Los factores de riesgo
están asociados con una mayor probabilidad de aparición de la enfermedad, mayor complejidad y
mayor duración de los principales problemas de salud.
Los factores de protección son aquellas condiciones que mejoran la resistencia de las personas a
los factores de riesgo y trastornos. Han sido definidos como aquellos factores que modifican,
aminoran o alteran la respuesta de una persona a algunos peligros ambientales que predisponen a
una consecuencia de inadaptación (Rutter, 1985). En gran parte, los factores individuales de
protección son idénticos a las características de salud mental positiva, tales como la autoestima,
fortaleza emocional, pensamiento positivo, destrezas sociales y de resolución de problemas,
habilidades para el manejo del estrés y sentimientos de control.
Por otro lado los determinantes individuales y relacionados con la familia: pueden ser biológicos,
emocionales, cognitivos, conductuales, interpersonales o relacionados con el contexto familiar.
Pueden tener su mayor efecto en la salud mental durante períodos sensitivos a lo largo de la vida
e incluso pueden tener impacto a través de generaciones.
Por ejemplo, el abuso de menores y la enfermedad mental de los padres durante la infancia y
niñez temprana pueden conducir a depresión y ansiedad en períodos posteriores de la vida, así
como en las siguientes generaciones, aunque la seguridad del afecto y el apoyo social de la familia
pueden reducir dichos riesgos (Hoefnagels, 2005; Beardslee, Solantaus & van Doesum, 2005).
Otros factores de riesgo están estrechamente relacionados con historias de conductas conflictivas
y trastornos, tales como los episodios depresivos tempranos. Los trastornos de ansiedad
aumentan el riesgo de depresión, de igual forma la depresión predispone a enfermedad
cardiovascular.
Los siguientes son algunos ejemplos de los factores de riesgo y de protección que juegan un papel
importante en los individuos y las familias. En el cuadro se aprecian los principales factores
basados en evidencia que se ha percibido están relacionados con la aparición de los trastornos
mentales.
Menor uso del tabaco y otras sustancias durante el embarazo: existen pruebas
convincente sobre el impacto negativo que el uso del alcohol, el tabaco y las
drogas durante el embarazo, ejerce en la probabilidad de partos prematuros, bajo
peso al nacer, mortalidad perinatal y problemas de desarrollo neurológico y
cognitivo–emocional a largo plazo. Los partos prematuros y el bajo peso al nacer
son factores conocidos de riesgo que producen efectos negativos sobre la salud
mental.