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RAMA JUDICIAL DEL PODER PÚBLICO

JUZGADO DÉCIMO DE FAMILIA DE ORALIDAD


Medellín, diecinueve (19) de octubre de dos mil veinte (2020)

Proceso Acción de tutela No. 81


Tutelante Fabiola Caicedo Bejarano
Tutelado Unidad Administrativa para la Atención y Reparación Integral a
Victimas
Radicado 05-001-31-10-010-2020-00297 00
Procedencia Reparto
Instancia Primera
Providencia Sentencia G. No. 156
Decisión Declara carencia de objeto por hecho superado.

La señora Fabiola Caicedo Bejarano promovió acción constitucional para reclamar


por los derechos que estima vulnerados por la UNIDAD ADMINISTRATIVA PARA
LA ATENCIÓN Y REPARACIÓN INTEGRAL A VICTIMAS.

Procede el Despacho a adoptar la decisión de fondo, luego de agotarse el


respectivo trámite.

ANTECEDENTES

Manifestó la señora Fabiola Caicedo Bejarano que es víctima del conflicto armado
de este país, por lo que solicita el reconocimiento de calidad de víctima y el pago
de la indemnización integral, correspondiente a 27 SMLMV, aduce que ha
presentado peticiones, recursos y documentos, sin que a la fecha se le haya
resuelto lo solicitado.

Pretende con esta acción de tutela que, se reconozcan sus derechos vulnerados,
y se le ordene a la entidad el reconocimiento de la indemnización administrativa
por el hecho de desplazamiento forzado.

Al escrito se anexó copia de su documento de identidad y de los documentos de


su núcleo familiar, copia de la petición remitida a la entidad accionada vía correo
certificado, con sello de recibo del 26 de agosto de 2020.

Por auto del 08 de octubre pasado, se admitió la acción constitucional; se dispuso


la notificación y el traslado a la entidad cuestionada. La notificación tuvo lugar en
la misma fecha.

En trámite la tutela, la Unidad Administrativa para la Atención y Reparación


Integral a Victimas arrimó escrito en el que solicito declarar improcedente la
presente acción, teniendo en cuenta que, mediante comunicación No.
202072022672871 del 11 de septiembre de 2020, remitida al correo electrónico de
la accionante, se le requirió, previo a continuar con el tramite de solicitud de
indemnización para que aportará copia de un documento, aduciendo que a la
fecha, dicho requisito no ha sido cumplido, por lo que no es posible emitir aún una
respuesta de fondo.

Allego como pruebas, respuesta al derecho de petición Radicado No.:


202072022672871 del 11 de septiembre de 2020, comprobante de envío al correo
electrónico.

Con estos elementos se entrará a resolver de fondo sobre lo peticionado,


CONSIDERACIONES

I. LA ACCIÓN DE TUTELA

El artículo 86 de la Constitución Nacional, establece la acción de tutela como un


mecanismo de defensa para reclamar ante los jueces mediante un procedimiento
preferente y sumario la protección inmediata de sus derechos constitucionales,
cuando ellos resultan vulnerados por la acción u omisión de cualquier autoridad
pública o en contra de los particulares, en los casos que establezca la ley.

El Decreto 2591 de 1991 que reglamentó la acción antes dicha en su artículo 5º


establece que ella procede cuando con la acción u omisión de una autoridad o un
particular se viole o amenace cualquiera de los derechos fundamentales
consagrados en la Carta Política.

La tutela tiene dos características que la identifican: la subsidiariedad y la


inmediatez. Es un mecanismo subsidiario porque únicamente puede instaurarse
cuando el lesionado no cuenta con otro medio de defensa judicial o teniéndolo,
acude a ella para conjurar un perjuicio irremediable que puede producirse. Es
inmediata, como dispositivo que opera de manera urgente, rápida y eficazmente
para proteger un derecho fundamental que ha sido violentado o se encuentra
amenazado.

Es también la tutela residual o subsidiaria, en guarda de los derechos


fundamentales de las personas y únicamente se puede acudir a ella, cuando
existiendo un medio alternativo de defensa judicial, éste no es idóneo ni eficaz
para tal cometido; de esa manera, resulta improcedente, como instrumento
definitivo de protección.

Cuando una persona natural o jurídica acude a la administración de justicia en


aras de la protección de sus derechos, no puede desconocer las etapas
procesales contempladas en el ordenamiento jurídico para el caso específico y
pretender a través del ejercicio de otra acción, una pronta resolución del problema
planteado. Así las cosas, los sujetos procesales están llamados a observar con
diligencia y cuidado la Constitución y la ley.

En este sentido, se debe utilizar el proceso que la ley ha determinado para dirimir
los diferentes conflictos, de manera que sólo se podrá hacer uso de la acción de
tutela, cuando no exista otro mecanismo judicial o cuando se utilice para evitar un
perjuicio irremediable que puede producirse.

II. EL DERECHO DE PETICIÓN


El derecho de petición se encuentra establecido en el artículo 23 de la Constitución
Política, como un derecho público subjetivo de la persona para acudir ante las
autoridades o funcionarios de los distintos organismos administrativos, legislativos o
judiciales, o las organizaciones privadas que establezca la ley, con miras a obtener
una pronta resolución a una solicitud o a una queja, o en demanda de providencias
que amparan los derechos de cada persona, en casos concretos, o en beneficio de
la comunidad en general.

El artículo 14 de la Ley 1755 de 2015 establece que: “Salvo norma legal especial
y so pena de sanción disciplinaria, toda petición deberá resolverse dentro de los
quince (15) días siguientes a su recepción.
Parágrafo. Cuando excepcionalmente no fuere posible resolver la petición en los
plazos aquí señalados, la autoridad debe informar esta circunstancia al interesado,
antes del vencimiento del término señalado en la ley expresando los motivos de la
demora y señalando a la vez el plazo razonable en que se resolverá o dará
respuesta, que no podrá exceder del doble del inicialmente previsto.”.

La jurisprudencia constitucional ha sido reiterativa al establecer los parámetros y


alcances del derecho de petición, delineando los supuestos fácticos que
determinan su ámbito de protección constitucional, al respecto, se extrae de la
sentencia T-527 del 18 de agosto de 2015, Magistrada Ponente Gloria Stella Ortiz
Delgado lo siguiente:

“10. Asimismo, esta Corporación ha indicado que el derecho de petición se satisface


cuando concurren los siguientes elementos que constituyen su núcleo esencial: (i) la
posibilidad cierta y efectiva de elevar, en términos respetuosos, solicitudes ante las
autoridades, sin que éstas se nieguen a recibirlas o se abstengan de tramitarlas; (ii) la
respuesta debe ser pronta y oportuna, es decir, la respuesta debe producirse dentro
de un plazo razonable, que debe ser lo más corto posible, así como clara, precisa y
de fondo o material, que supone que la autoridad competente se pronuncie sobre la
materia propia de la solicitud y de manera completa y congruente, es decir sin
evasivas, respecto a todos y cada uno de los asuntos planteados y (iii) una pronta
comunicación de lo decidido al peticionario, independiente de que la respuesta sea
favorable o no, pues no necesariamente se debe acceder a lo pedido.

Respecto del último punto, la Corte ha sido enfática en señalar que la satisfacción de
este derecho no sólo se materializa mediante una respuesta clara, precisa y de fondo
o material dentro del término previsto en la ley:

“Cabe recordar que el derecho de petición, se concreta en dos momentos sucesivos,


ambos subordinados a la actividad administrativa del servidor que conozca de aquél.
En primer lugar, se encuentra la recepción y trámite de la petición, que supone el
contacto del ciudadano con la entidad que, en principio, examinará su solicitud y
seguidamente, el momento de la respuesta, cuyo significado supera la simple
adopción de una decisión para llevarla a conocimiento directo e informado del
solicitante.
De este segundo momento, emerge para la administración un mandato explícito
de notificación, que implica el agotamiento de los medios disponibles para informar
al particular de su respuesta y lograr constancia de ello.”.

Y, como bien se expuso en la citada sentencia, no se trata de que mediante el


ejercicio de la acción de tutela se obligue a la administración pública a decir o a
decidir en la forma en que convenga a quien formula una petición; por el contrario,
lo que se busca es que haya una resolución clara, concreta y ajustada a la
celeridad que para cada caso impone la ley, a fin de garantizar que ejercite las
acciones correspondientes, en el evento de que la respuesta no se acomode a sus
particulares aspiraciones.

III. EL CASO CONCRETO

En el trámite de esta acción de tutela, la señora Fabiola Caicedo Bejarano


demostró haber radicado petición formal ante la Unidad Administrativa para la
Atención y Reparación Integral a Victimas, el 26 de agosto de 2020.

Notificada de la admisión de esta tutela, la entidad accionada, allegó memorial en el


que informa que efectivamente la accionante se encuentra incluida en el Registro
Único de Victimas, por el hecho victimizante de desplazamiento forzado, que en
virtud de su solicitud se expidieron varias comunicaciones, las cuales fueron
remitidas vía correo electrónico. Observa el despacho que, en las mismas se le
requirió para que allegara una documentación requerida para continuar con el
trámite, y a la fecha no ha dado cabal cumplimiento, por lo que no es posible dar
una respuesta de fondo.

Así las cosas, se tiene que para la fecha en que se produce esta decisión, la
Unidad Administrativa para la Atención Integral a Victimas, ha resuelto la petición
de la señora Fabiola Caicedo Bejarano configurándose el hecho superado; y,
consecuentemente, habrá de declararse la carencia actual de objeto en la
presente acción constitucional.

Sobre el particular ha dicho la Corte: “Esta Corporación, al interpretar el contenido


y alcance del artículo 86 de la Constitución Política, en forma reiterada ha
señalado que el objetivo de la acción de tutela se circunscribe a la protección
inmediata y actual de los derechos fundamentales, cuando estos resulten
vulnerados o amenazados por la acción u omisión de las autoridades públicas, o
de los particulares en los casos expresamente consagrados en la ley.

Así las cosas, se tiene que el propósito de la tutela, como lo establece el


mencionado artículo, es que el Juez Constitucional, de manera expedita,
administre justicia en el caso concreto, profiriendo las órdenes que considere
pertinentes a la autoridad pública o al particular que con sus acciones han
amenazado o vulnerado derechos fundamentales y procurar así la defensa actual
y cierta de los mismos.

No obstante, cuando la situación de hecho que causa la supuesta amenaza o


vulneración del derecho alegado desaparece o se encuentra superada, la acción
de tutela pierde toda razón de ser como mecanismo más apropiado y expedito de
protección judicial, por cuanto a que la decisión que pudiese adoptar el juez
respecto del caso concreto resultaría a todas luces inocua, y por consiguiente
contraria al objetivo constitucionalmente previsto para esta acción.” 1

Por lo expuesto, el JUZGADO DÉCIMO DE FAMILIA DE ORALIDAD DE


MEDELLÍN, administrando justicia en nombre de la República de Colombia y por
mandato constitucional;

FALLA

PRIMERO.- Declarar la carencia actual de objeto, por hecho superado, en la


acción constitucional promovida por la señora Fabiola Caicedo Bejarano, frente a
la UNIDAD ADMINISTRATIVA PARA LA ATENCIÓN Y REPARACIÓN INTEGRAL
A VICTIMAS, conforme a las consideraciones insertadas en la parte motiva de
esta providencia.

SEGUNDO.- Notificar de esta decisión a las partes en forma personal o por el


medio más expedito.

TERCERO.- Remitir el expediente para la eventual revisión de la Corte


Constitucional, en el evento de que ninguna de las partes impugne esta decisión;
de ser excluida, procédase a su archivo una vez regrese.

NOTIFÍQUESE

RAMÓN FRANCISCO DE ASÍS MENA GIL


JUEZ

1 Sentencia T- 308 de 2003

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