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Desde mi perspectiva, la idea de desarrollo occidental no es más que una forma de

alimentar la relación de poder, dominación y de dependencia, entre los países que se


declaran como ‘desarrollados’ y los que supuestamente están en subdesarrollo, el mal
llamado Tercer Mundo. En ese sentido, concuerdo con lo que plantea el autor, pues esta
idea de desarrollo occidental ha perpetuado la brecha de desigualdad social y económica
en el mundo, ya que, detrás de las acciones para conseguirlo o incrementarlo se
perjudican a personas o al medio ambiente “Por ejemplo, incluso los programas y
políticas bien intencionados a menudo debilitan los sistemas sociales y las economías
locales, creando así dependencias y vulnerabilidades. Los proyectos de infraestructura
como las grandes represas, por ejemplo, provocan desplazamientos, reasentamientos y
pérdida de medios de vida” (Ziai & Schöneberg, 2020).
Ahora bien, es importante mencionar el carácter consumista que implica esta idea de
desarrollo y su perspectiva de buena vida, pues está sustentada en el beneficio y
crecimiento económico. En ese sentido, impera la idea de que el nivel de vida de las
personas es bueno en tanto el PIB esté en crecimiento, ya que, indica que la economía
está bien por que los habitantes de un país tienen poder adquisitivo, sin embargo, este
indicador en muchas ocasiones está alejado de la realidad, pues no refleja la condición
de pobreza en que viven muchas personas, puesto que, este poder adquisitivo o riqueza
del país se encuentra concentrado en pocas manos que no representan la mayoría de la
población. Igualmente, es importante resaltar el daño ambiental que genera el
crecimiento económico, pues para que las personas puedan contribuir con el crecimiento
de la economía es necesario producir bienes de consumo a gran velocidad, “durante las
últimas décadas el crecimiento económico se ha dado gracias a un incremento en el uso
de energía ya una mayor utilización de los recursos naturales” (Correa, 2003). Sin
embargo, los recursos no se reponen con la misma rapidez que se gastan generando un
desbalance y contaminación (efectos de la producción en masa y los desechos de la
sociedad) en el medio ambiente
De manera que, estas múltiples problemáticas ocurren porque los modelos de desarrollo
que se han tratado de imponer en estos lugares menos desarrollados están llenos de
fallas y limitaciones, ya que, no van de acuerdo a las dinámicas propias del territorio y
su cultura, “el desarrollo se ha basado exclusivamente en un sistema de conocimiento,
es decir, el correspondiente al Occidente moderno. La predominancia de este sistema de
conocimiento ha dictaminado el marginamiento y descalificación de los sistemas de
conocimiento no occidentales” (Escobar, 2007). Por lo tanto, ninguno de estos ‘modelos
estándar’ se van a implementar de forma correcta, no se va a poder lograr el crecimiento
económico deseado con las condiciones necesarias totales para que uno de estos países
sea considerado como ‘desarrollado’. Siguiendo con la idea del autor, considero que lo
que verdaderamente se necesita es que estos países encuentren su propia lógica de
desarrollo (ya que no hay una idea unificada de lo que significa) que vaya de acuerdo a
su cultura y a lógicas territoriales propias.
Correa Restrepo, F. (2003). La compatibilidad entre el crecimiento economico y el medio
ambiente: dos propuestas desde la economía. Ensayos Económicos (pp. 117-141).

Escobar, A. (2007). La invención del Tercer Mundo. Construcción y deconstrucción del


desarrollo. Caracas: fundación editorial el perro y la rana.

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