SEÑALA LA MACROSECUENCIA DESCRIPTIVA EN EL SIGUIENTE TEXTO
Lic. Paucar Rivera Esperanza
■ Lo más importante del jardín del sol era el pozo. Tenía un brocal de piedra verde y un arco de hierro forjado para la polea. La polea era de madera y chillaba como una golondrina. El cubo era también de madera, sujeto por aros de hierro, como las cubas, y pesaba mucho. El pozo era muy hondo y tenía un agua muy clara.
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Cogió el hacha Gawain, la levantó, avanzó el
pie izquierdo, y descargó la afilada hoja que segó el hueso, se hundió en la carne, la seccionó en dos, y su centelleante acero fue a clavarse en el suelo. _________________
Cerca del Tajo en soledad amena
de verdes sauces hay una espesura toda de hiedra revestida y llena, que por el tronco va hasta la altura y así la teje arriba y encadena que el sol no haya paso a la verdura; el agua baña el prado con sonido, alegrando la hierba y el oído. _______________________ Lic. Paucar Rivera Esperanza Dice Paco Umbral en «Los botines blancos de piqué» que una de las claves del esperpento es tratar a las personas como si fueran cosas. Por ejemplo, Isabel II es una sandía y el general Prim es una avellana. Estos dos ejemplos de Umbral son ejemplos frutales, pero se puede ampliar el campo de las transformaciones. Se trata de sacar a las personas del mundo de la racionalidad, a veces una racionalidad precaria, y meterlas en la flora y en la fauna, en las obras del trabajo humano o en fenómenos atmosféricos, catástrofes y calamidades públicas, piezas de mobiliario, aperos o trebejos, juguetes de niña o niño, cachivaches de desván, todo eso de por ahí, o sea.“
Cayo Julio César Octavio, era un joven enfermizo, de complexión débil, a
quien los esfuerzos físicos le causaban cierta aversión; prefería los estudios, las letras, la historia, la geografía, y el estudio de la filosofía. Era cuidadoso con lo que comía procurando no excederse, tanto por su salud frágil, como por las enseñanzas de los filósofos estoicos.
Por su parte, Marco Antonio era un tipo rudo, acostumbrado a la vida
militar y los cansancios que conlleva. Era un asiduo jugador y bebedor, pródigo en gastar lo propio y lo ajeno, mal pagador de sus deudas pero cobrador exacerbado con sus deudores.
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Lic. Paucar Rivera Esperanza
Los pingüinos son una tipo de aves marinas que no son voladoras y que habitan únicamente en el hemisferio sur, entre los que se encuentra el Pingüino Africano, que es también conocido como del Cabo o de Anteojos y la única especie que habita en el continente africano, además de que por el contrario a la mayoría de ellos que viven en regiones muy frías, éstos se desarrollan en ambientes más cálidos y tropicales.
Lic. Paucar Rivera Esperanza
Era joven, bonitilla, esbelta, de una blancura casi inverosímil de puro alabastrina; las mejillas sin color, los negros ojos más notables por lo vivarachos y luminosos que por lo grandes; las cejas increíbles, como indicadas en arco con la punta de finísimo pincel; pequeñuela y roja la boquirrita, de labios un tanto gruesos, orondos, reventando de sangre, cual si contuvieran toda la que en el rostro faltaba; los dientes, menudos, pedacitos de cuajado cristal; castaño el cabello y no muy copioso, brillante como torzales de seda y recogido con gracioso revoltijo en la coronilla. Pero lo más característico en tan singular criatura era que parecía toda ella un puro armiño y el espíritu de la pulcritud, pues ni aun rebajándose a las más groseras faenas domésticas se manchaba. Sus manos, de una forma perfecta —¡qué manos!—, tenían misteriosa virtud, como su cuerpo y ropa, para poder decir a las capas inferiores del mundo físico: la vostra miseria non mi tange. Llevaba en toda su persona la impresión de un aseo intrínseco, elemental, superior y anterior a cualquier contacto de cosa desaseada o impura. De trapillo, zorro en mano, el polvo y la basura la respetaban; y cuando se acicalaba y se ponía su bata morada con rosetones blancos, el moño arribita, traspasado con horquillas de dorada cabeza, resultaba una fiel imagen de dama japonesa de alto copete. Pero ¿qué más, si toda ella parecía de papel, de ese papel plástico, caliente y vivo en que aquellos inspirados orientales representan lo divino y lo humano, lo cómico tirando a grave, y lo grave que hace reír? De papel nítido era su rostro blanco mate, de papel su vestido, de papel sus finísimas, torneadas, incomparables manos.