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¡Por una científica creación de la ley telecomunicacional!

por Raúl Allain (*)

La Ley de Radio y Televisión no declaraba —ante la población


infrahumana— el uso estratégico del campo electromagnético por el
cual se operan frecuencias; ondas electromagnéticas que doblegan la
interacción diaria de un pueblo. Tanto el cuerpo como la mente de un
individuo propenso y expuesto a una realidad dominada por empresas
globales. Esta manipulación científica fue difundida como Proyecto Mk
Ultra o “mind control”.
La naturaleza de este uso telecomunicacional transmite ideas a través
de un ya conocido por muchos medio-síntoma, conocido en expresión
popular como “escuchar voces” y considerado período prepatogénico
en diagnósticos psiquiátricos tales como la esquizofrenia y otras
psicosis. Esta verdad tangente se plasma ante el hombre, pues
psicotrónica y frecuencias hertzianas no se han concebido
relacionales; como también a las antenas la concepción “antenaje”. Se
trataría de un indicio de poder y dominación de masas.
Siendo esta una injerencia sociopolítica además de encontrarse
asociada a la concentración de medios puede gozar de una figura
relacional: los grupos de poder que no deberían ser comprendidos
como usufructadores de estas labores comunicacionantes y
telecomunicacionantes desde el sector de medios impresos… Pues
pueden ordenar y operar funciones desde su bando, maniobrando de
una forma conexa y dependiente debido al discurso que nos entregan
y que puede estimular el establecimiento de una estratagema eléctrica
mediante noticias retorcidas y falsas. Característica que profesa la
manipulación de la conciencia. Cabe destacar esta correlación pues
actualmente y en nuestras circunstancias son las noticias que tratan
sobre posesiones e histeria colectiva que acaecen, consecuencia de
esta difusión paralela que menoscaba nuestra historia.

El factor mágico-religioso y el concepto de Dios que atenemos pueden


así mortificar la percepción del pueblo. Ante un milagro a un santo se
le suele atribuir una supuesta presencia en un mundo dominado por
una condición tautológica. Se incomprendió la presencia de profetas y
santos que según las consecuencias de su supervivencia pueden ser
juzgados como benéficos o maléficos.
Hallamos indicios de estas interpretaciones en el discurso de películas
testimoniales que en sus documentos divulgan la intervención de
instrumentos electrónicos. Estos causaron confusión y debido al
impacto social y sobreactuación de personas originó que las
posesiones sean congruentes a sucesos médicos no derivados sino
originarios y no espectrales, “fantasmales”, influencias producidas por
el aparato telecomunicacional, construyendo una condición
tergiversada de la medicina: variable primordial para el “error
histórico”.
Por esto la regulación de contenidos en prensa que puede divulgar por
ejemplo esquizofrenia y/o posesión y no dominio de masas
particulares, por el método pasivamente estratégico por el que
socialmente comunica, debe ser consultada para así emprender
debidamente con la reformulación de una ley que incluya un inciso
telecomunicacional que produzca bases éticas y morales en su
accionar comunicativo y telecomunicativo.
Debe entenderse que dentro de la forma comunicativa localizamos
operaciones telecomunicacionales que complementan y/o contaminan
el fondo discursivo de una circunstancia, estableciéndose así como
parte preponderante de la cultura, conformando el mito universal
mediante el cual se accede a diversos rituales que reaccionan para
justificar una presencia teísta que desorienta, supuestamente aconseja
y sujeta nuestra existencia. Es así que el núcleo familiar se hace
predominante para filtrar el mensaje de las noticias y el entendimiento
de las fuerzas de producción en telecomunicación. Reconstruyamos el
discurso primigenio del matrimonio. Siendo así, discursemos:
“Qts=(Qms*Qes)/(Qms+Qes)”.

(*) Presidente del Instituto Peruano de la Juventud (IPJ) y


codirector del sello independiente Río Negro.

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