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TIENE AMOR MÁS GRANDE QUE

“ NADIE
EL QUE DA LA VIDA POR SUS AMIGOS
(cfr. Jn 15,13)

t
Contenido

3 Presentación
4 Objetivo
5 Preparación previa

Primer día
7 Bienvenida
8 Oración Inicial
8 Introducción
9 Lectura
10 Tema
14 Reflexión
15 Actividad de cierre
16 Oración final

Segundo día
18 Bienvenida
19 Oración Inicial
19 Reflexión
20 Tema
28 Actividad de cierre
29 Oración final

30 Anexos
Presentación
Estimado Coordinador, Formador, Asesor o Sacerdote delegado:

Iniciamos el tiempo santo de la cuaresma y con ello la


preparación al Triduo Pascual, como agentes de servicio
sabemos que los monaguillos forman un papel muy importante
en las celebraciones litúrgicas que se aproximan y todo ello
implica una gran logística para la planeación de las mismas;
sin embargo, la preparación hacia la Semana Santa en los
grupos de monaguillos requiere desde el ámbito espiritual una
reflexión personal de cada niño y adolescente que participa de
este servicio.

Desde la PAMOYUC, ponemos a tu disposición este Subsidio de


Cuaresma para Monaguillos, esperando que como parte de la
formación integral de los servidores del altar pueda contribuir
en el camino de preparación a la Pascua. No olvides que este
es un material de apoyo y lo puedes adecuar a la realidad de
tu comunidad; esperamos sea de gran ayuda.

Que este tiempo de cuaresma fortalezca nuestra vida espiritual


y nos ayude a vivir en santidad para la Pascua eterna.

Pastoral de Monaguillos Yucatán

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Objetivo
Los monaguillos de la Arquidiócesis de Yucatán toman
conciencia del sacrificio de Jesucristo, a través de un retiro en
el que reflexionan y entienden cómo el amor de Dios es capaz
de romper todos los límites y nos invita a la conversión en el
tiempo cuaresmal para llegar a ser auténticos cristianos que
opten por la cruz desde lo cotidiano de la vida.

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Preparación previa
Este subsidio propone un retiro de cuaresma que pueda
realizarse en dos días, por lo cual es importante considerar lo
siguiente
• Elegir un lugar adecuado para ambos días, puede ser una
parte del templo parroquial, el anexo o un salón disponible.
• Seleccionar con anticipación a las personas que dirigirán
cada momento del retiro.

Para la ambientación del lugar te sugerimos:


• Conseguir un crucifijo para disponer un altar con dos velas o
puede utilizarse la cruz procesional y los ciriales.
• Colocar en un costado del altar las palabras: misericordia,
amor, libertad, elección, obediencia, amistad.

No olvides:
• Acordar las fechas del retiro y avisar con tiempo de
anticipación a todos los participantes.
• Promover un ambiente de oración, disposición y escucha.
• Tener a la mano todos los materiales necesarios para cada
dinámica o actividad.

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Primer día

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Bienvenida
Actividad de integración: El campo de minas
• Duración: 15-30 minutos.
• Número de participantes: 4-20 personas (número par).

Material necesario:
• Varios objetos que se puedan llevar en la mano y que sirvan
como obstáculos (minas).
• Vendas para los ojos.

Instrucciones:
1. Busca un espacio abierto, como un salón, estacionamiento
vacío o un parque.
2. Coloca los objetos (conos, pelotas, botellas, etc.)
aleatoriamente en el espacio abierto en forma de obstáculos.
3. Pide que los participantes formen parejas y designa a una
persona de cada pareja para que se ponga la venda en los
ojos.
4. La otra persona permanecerá sentada y deberá guiar a su
compañero para que cruce el espacio de un lado a otro sin
pisar los objetos, utilizando únicamente sus indicaciones
verbales. La persona que se ha puesto la venda en los ojos no
puede hablar y si pisa alguna mina (objeto) queda eliminado.
5. Para hacerlo más difícil, crea rutas específicas por las que
tengan que pasar las personas con la venda hasta llegar a
la meta señalada.

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Oración inicial
Padre nuestro que estás en el Cielo, durante esta época de
arrepentimiento, ten misericordia de nosotros. Con nuestra
oración, nuestro ayuno y nuestras buenas obras, transforma
nuestro egoísmo en generosidad. Abre nuestros corazones a tu
Palabra, sana nuestras heridas del pecado, ayúdanos a hacer
el bien en este mundo, para que vayamos preparando nuestro
camino de conversión en este tiempo de cuaresma. Amén.

Introducción
A modo de lluvia de ideas intentar que los monaguillos
recuerden qué es la cuaresma y comentar a modo de charla
estos puntos más relevantes:
• La Cuaresma es tal vez el período más importante de la
liturgia católica apostólica romana. Este período va desde el
Miércoles de Ceniza hasta el Jueves Santo, y como su nombre
lo indica, se extiende por cuarenta días.
• Se espera que durante este tiempo el buen cristiano se
arrepienta genuinamente de sus pecados y que pueda
cambiar desde lo más profundo de su interior, de modo de ser
mejor persona y poder vivir más cerca de Jesucristo, rezando
y haciendo obras de bien y de caridad. Se lo considera un
tiempo de luto y penitencia (plasmado en el color morado),
también de reflexión y, sobre todo, de entrega hacia un
cambio espiritual y reconciliación fraterna.
8
• La Cuaresma dura cuarenta días porque el número cuarenta
tiene un simbolismo especial en la Biblia: fueron cuarenta
los días del Diluvio Universal, cuarenta los años durante los
cuales el pueblo hebreo deambuló por el desierto a la salida
de Egipto, que duró 40 años, y cuarenta los días que Jesús
estuvo en el desierto antes de comenzar sus enseñanzas.
• Se dice que es tiempo de ayuno, oración y abstinencia. No
obstante, tal como se lee en un pasaje del libro de Isaías “el
ayuno agradable a Dios consiste en compartir el pan con el
hambriento, dejar entrar en la casa a los pobres sin techo,
vestir al que se ve desnudo y no volver la espalda a los demás”.

Lectura
Del Santo Evangelio según San Marcos 9, 30-37
“Y saliendo de allí, iban caminando por Galilea; él no quería que
se supiera, porque iba enseñando a sus discípulos. Les decía: «El
Hijo del hombre será entregado en manos de los hombres; le
matarán y a los tres días de haber muerto resucitará.» Pero ellos
no entendían lo que les decía y temían preguntarle. Llegaron
a Cafarnaúm, y una vez en casa, les preguntaba: «¿De qué
discutíais por el camino?». Ellos callaron, pues por el camino
habían discutido entre sí quién era el mayor. Entonces se sentó,
llamó a los Doce, y les dijo: «Si uno quiere ser el primero, sea el
último de todos y el servidor de todos.» Y tomando un niño, le
puso en medio de ellos, le estrechó entre sus brazos y les dijo:
«El que reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me
recibe; y el que me reciba a mí, no me recibe a mí sino a Aquel
que me ha enviado.»”
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Tema
1. El sentido general de la Cruz de Cristo
El misterio de la Cruz se encuadra en el marco general del
proyecto de Dios y de la venida de Jesús al mundo. El sentido
de la creación está dado por su finalidad sobrenatural, que
consiste en la unión con Dios. Sin embargo, el pecado alteró
profundamente el orden de la creación; el hombre dejó de ver
el mundo como una obra llena de bondad, y lo convirtió en una
realidad equívoca. Puso su esperanza en las creaturas y se fijó
como meta falsos fines terrenos.

La venida de Jesucristo al mundo tiene como finalidad


reimplantar en el mundo el proyecto de Dios y conducirlo
eficazmente a su destino de unión con Él. Para ello, Jesús,
asumió toda la realidad humana degradada por el pecado, la
hizo suya, y la ofreció filialmente al Padre. De este modo Jesús
restituyó a cada relación y situación humana su verdadero
sentido, en dependencia a Dios Padre.

Este sentido o fin de la venida de Jesús se realiza con su vida


entera, con cada uno de sus misterios, en los que Jesús glorifica
plenamente al Padre. Cada acontecimiento y cada etapa de la
vida de Cristo tiene una específica finalidad en orden a este
objetivo salvador.

La finalidad propia del misterio de la Cruz es cancelar el pecado


del mundo (cfr. Jn 1,29), algo completamente necesario para

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que se pueda realizar la unión filial con Dios. Jesús cancela el
pecado del mundo cargándolo sobre sus hombros y anulándolo
en la justicia de su corazón santo.

En esto consiste esencialmente el misterio de la Cruz:

a) Cargó con nuestros pecados. Lo indica, en primer lugar, la


historia de su pasión y muerte relatada en los Evangelios. Estos
hechos, siendo la historia del Hijo de Dios encarnado tienen un
valor y una eficacia universales, que alcanzan a toda la raza
humana. En ellos vemos que Jesús fue entregado por el Padre
en manos de los pecadores. Como dice Isaías: «se humilló y no
abrió la boca. Como un cordero al degüello era llevado, y como
oveja que ante los que la trasquilan está muda, tampoco él
abrió la boca» (Is, 53,7).

Cordero sin mancha, aceptó libremente los sufrimientos físicos


y morales impuestos por la injusticia de los pecadores, y en
ella, asumió todos los pecados de los hombres, toda ofensa
a Dios. Cada agravio humano es, de algún modo, causa de la
muerte de Cristo. Decimos, en este sentido, que Jesús “cargó”
con nuestros pecados en el Gólgota (cfr. 1Pt 2,24).

b) Eliminó el pecado en su entrega. Pero Cristo no se limitó a


sobrellevar nuestros pecados, sino que también los “destruyó”,
los eliminó. Pues llevó los sufrimientos en la justicia filial, en la
unión obediente y amorosa hacia su Padre Dios y en la justicia
inocente, de quien ama al pecador, aunque éste no lo merezca:
de quien busca perdonar las ofensas por amor (cfr. Lc 22,42;
23,34).
11
Ofreció al Padre sus sufrimientos y su muerte en nuestro favor,
para nuestro perdón: «en sus llagas hemos sido curados» (Is
53,5).

2. La Cruz revela la misericordia y la justicia de Dios en Jesucristo


Fruto de la Cruz es, por tanto, la eliminación del pecado. De ese
fruto se apropia el hombre a través de los sacramentos (sobre
todo la Confesión sacramental) y se apropiará definitivamente
después de esta vida, si fue fiel a Dios. De la Cruz procede la
posibilidad para todos los hombres de vivir alejados del pecado
y de integrar los sufrimientos y la muerte en el propio camino
hacia la santidad.

Dios quiso salvar el mundo por el camino de la Cruz, pero no


porque ame el dolor o el sufrimiento, pues Dios sólo ama el bien
y hacer el bien. Hay Cruz porque existe el pecado. Pero también
porque existe el Amor. La Cruz es fruto del amor de Dios ante el
pecado de los hombres.

Dios quiso enviar a su Hijo al mundo para que realizara la


salvación de los hombres con el sacrificio de su propia vida, y
esto, dice en primer lugar mucho de Dios mismo. Concretamente
la Cruz revela la misericordia y justicia de Dios:

a) La misericordia. La Sagrada Escritura refiere con frecuencia


que el Padre entregó a su Hijo en manos de los pecadores
(cfr. Mt 26,54), que no se ahorró a su propio Hijo. Por la unidad
de las Personas divinas en la Trinidad, en Jesucristo, Verbo
encarnado, está siempre presente el Padre que lo envía. Por
este motivo, tras la decisión libre de Jesús de entregar su vida
12
por nosotros, está la entrega que el Padre nos hace de su Hijo
amado, esta entrega manifiesta más que ningún otro gesto de
la historia de la salvación el amor del Padre hacia los hombres
y su misericordia.

b) La Cruz nos revela también la justicia de Dios. Ésta no


consiste tanto en hacer pagar al hombre por el pecado, sino
más bien en devolver al hombre al camino de la verdad y
del bien, restaurando los bienes que el pecado destruyó. La
fidelidad, la obediencia y el amor de Cristo a su Padre Dios; la
generosidad, la caridad y el perdón de Jesús a sus hermanos
los hombres; su veracidad, su justicia e inocencia, mantenidas
y afirmadas en la hora de su pasión y de su muerte, cumplen
esta función: vacían el pecado de su fuerza condenatoria y
abren nuestros corazones a la santidad y a la justicia, pues se
entrega por nosotros. Dios nos libra de nuestros pecados por la
vía de la justicia.

Como fruto del sacrificio de Cristo y por la presencia de su


fuerza salvadora, podemos siempre comportarnos como hijos
de Dios, en cualquier situación por la que atravesemos.

3. Los efectos de la Cruz


Principal efecto de la Cruz es eliminar el pecado y todo lo que
se opone a la unión del hombre con Dios.

La Cruz, además de cancelar los pecados, nos libra también


del diablo, que dirige ocultamente la trama del pecado, y de la
muerte eterna. El diablo nada puede contra quien está unido
a Cristo (cfr. Rm 8,31-39) y la muerte deja de ser separación
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eterna de Dios, y queda sólo como puerta de acceso al destino
último (cfr. 1Co 15,55-56).

Removidos todos estos obstáculos, la Cruz abre para la


humanidad la vía de la salvación, la posibilidad universal de la
gracia.

Dios no ha querido librarnos de todas las penalidades de esta


vida, para que aceptándolas nos identifiquemos con Cristo,
merezcamos la vida eterna y cooperemos en la tarea de
llevar a los demás los frutos de la Redención. La enfermedad
y el dolor, ofrecidos a Dios en unión con Cristo, alcanzan un
gran valor redentor, como también la mortificación corporal
practicada con el mismo espíritu con que Cristo padeció libre y
voluntariamente en su Pasión.

Reflexión
Para el momento de reflexión después del tema se proponen las
siguientes preguntas, pueden armar equipos y posteriormente
compartir con todos sus respuestas en forma de plenario.

1. ¿Cómo considero que es mi relación con Jesucristo?,¿intento


cultivar una verdadera amistad con él?, ¿Soy un verdadero
discípulo?
2. ¿Alguna vez he sentido como el peso de mis pecados han
sido la causa principal de la muerte de Jesús?, ¿Cómo he
intentado corregirlo?

14
3. ¿En qué parte de mi vida me doy cuenta de la misericordia
que ha tenido Dios conmigo al entregar a su hijo único para
morir por mis pecados?
4. ¿He experimentado algún efecto de la cruz en mi vida
cotidiana o en mi servicio en el apostolado? Menciona un
ejemplo.

Actividad de cierre
Contemplando la Cruz
Material necesario:
• Hojas en blanco o una pequeña libreta
• Lápiz o bolígrafos
• Lugar práctico para poder apoyarse a escribir

Instrucciones:
Pedir a todos los monaguillos que observen un momento el
crucifijo que se ha dispuesto en el pequeño altar y después
dibujar en una hoja en blanco una cruz que abarque casi toda
la superficie, dentro de esta cruz van a escribir las acciones a
las que se comprometen cambiar en este tiempo de cuaresma,
en especial escribir acciones que impidan el crecimiento de la
amistad con Dios; por ejemplo el no tener como una prioridad
el apostolado, el dedicar más tiempo a la diversión que a la
oración, el no ser agradecido con Dios por todo lo bueno que
nos proporciona, etc.

Al concluir todos se da una breve síntesis de los puntos más


relevantes del día de hoy y se dispone a los monaguillos para
terminar con la oración final.
15
Oración final
Señor, mira con amor a tu pueblo, que trata de purificar su
espíritu en estos días cuaresmales con la moderación en el uso
de las cosas terrenas y haz que esta sobriedad alimente en
él el deseo de poseerte. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
quien contigo vive y reina en unidad con el Espíritu Santo, por
los siglos de los siglos. Amén.

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Segundo día

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Bienvenida
Se puede hacer una lluvia de ideas para recordar los puntos
más importantes del día anterior y comentar que fue lo que
más les llamó la atención.

Actividad de integración:
Nudo humano
• Duración: 15-30 minutos.
• Número de participantes:
8-20 personas.

Material necesario:
• Ninguno.

Instrucciones:
1. Pide a todos que se levanten y formen un círculo mirando
hacia el centro, hombro con hombro.
2. Pídeles que estiren el brazo derecho y tomen la mano de
alguien de enfrente.
3. A continuación, diles que saquen el brazo izquierdo y agarren
otra mano al azar de otra persona situada enfrente.
4. En un plazo de tiempo determinado, el grupo tendrá que
desenredarse los brazos sin soltar las manos.
Si el grupo es demasiado grande, haz varios círculos pequeños
para que los grupos compitan entre ellos.

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Oración Inicial
Buen Jesús, que te retiraste cuarenta días en el desierto para
preparar tu misión entre nosotros, permíteme que tu ejemplo
sea un espejo donde verme reflejado durante esta cuaresma.
Yo también sé que debo prepararme para cada momento de
mi vida, sé que junto a Ti puedo tomar la fuerza que necesito
para vivir como quiere el Padre.

Reflexión
Para el día de hoy se propone el rezo del vía crucis (Ver sección
de anexos) como reflexión para acrecentar la espiritualidad
en este tiempo de cuaresma, se pude ir rezando en el modo
cotidiano de ir visitando las estaciones alrededor del templo, o
también se puede ir rezando, poniendo a todos los integrantes
en un círculo y cada uno reza una estación poniéndose de pie,
los demás permanecen sentados.

Al concluir con el rezo del vía crucis se propone dar el siguiente


tema a modo de mesa panel, se puede invitar a personas
de la comunidad a compartir cómo han vivido estos pasos
de conversión o incluso personas que han experimentado el
proceso recientemente, se puede compartir este material a
los que participaran en la mesa panel para tener unos puntos
clave para dialogar.
19
Tema
Pasos para la conversión

UN PRIMER PASO, EL ARREPENTIMIENTO


Si leemos la historia de los Santos, encontraremos que en
ellos no había vanidad de su camino a la santidad, es decir,
todos ellos daban testimonio de ser y haber sido pecadores,
de sentir debilidad, de tener pobreza de sentimiento en sus
almas, pero si, caminando hacia la perfección, arrepintiéndose,
transformándose y convirtiéndose a Cristo.

El arrepentirse requiere transformación y exige un cambio de


actitud, además es una experiencia necesaria para llegar a
conocer a Cristo, en otras palabras, quien no se arrepiente, por
mucho que intente conocerle, no lo podrá conocer ni podrá ir
al Reino de los Cielos.

El no arrepentirse, es vivir esclavizado en la mentira, y ser


esclavo es carecer de libertad, y Dios nos quiere libre; y para ser
libre, debemos ser consecuente con la Palabra de Jesucristo,
quien nos dijo «Ustedes serán verdaderos discípulos míos si
perseveran en mi palabra; entonces conocerán la verdad, y la
verdad los hará libres». (Jn 8, 31-32)

“Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros


mismos, y la verdad no está en nosotros.” (1 Juan 1,8).
Confesar nuestras faltas, es buscar la amistad de Cristo Jesús,
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y es querer limpiarnos de nuestra impureza, “Si confesamos
nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros
pecados y limpiarnos de toda maldad.”, (1 Juan 1,9)

UN SEGUNDO PASO, APRENDER A TRANSFIGURARSE EN CRISTO


Mucho hablamos de imitar a Cristo, de transformarse en
Cristo o transfigurarse con Cristo. En efecto nuestro camino a
la conversión y a nuestra santificación consiste en conocer a
Cristo, y luego tener una nueva forma de vida, ahora como la
de Cristo. Al leer los Evangelios, las Epístolas de San Pablo o la
vida de los santos, encontramos que este es el ideal que está
presente: vivir en Cristo y transformarse en Cristo. San Pablo, un
hombre enamorado del evangelio escribe: «Nada juzgué digno
sino de conocer a Cristo y a este crucificado» (1Cor 2,2) ... «Vivo
yo, ya no yo, sino Cristo vive en mí» (Gál 2,20).

San Alberto Hurtado, nos dice cuál es la verdadera solución


para transfigurase en cristo:
“Nuestra religión no consiste, como en primer elemento, en una
reconstrucción del Cristo histórico; ni en una pura metafísica o
sociología o política; ni en una sola lucha fría y estéril contra el
pecado; ni primordialmente en la actitud de conquista. Nuestra
imitación de Cristo no consiste tampoco en hacer lo que Cristo
hizo.

Nuestra imitación de Cristo consiste en vivir la vida de Cristo, en


tener esa actitud interior y exterior que en todo se conforma a
la de Cristo, en hacer lo que Cristo haría si estuviese en mi lugar.
Lo primero necesario para imitar a Cristo es asimilarse a Él por
la gracia, que es la participación de la vida divina. Y luego de
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poseer esa vida, procura actuarla continuamente en todas las
circunstancias de la vida por la práctica de todas las virtudes
que Cristo practicó, en particular por la caridad, la virtud más
amada de Cristo.

La encarnación histórica necesariamente restringió a Cristo y


su vida divino–humana a un cuadro limitado por el tiempo y
el espacio. La encarnación mística, que es el cuerpo de Cristo,
la Iglesia, quita esa restricción y la amplía a todos los tiempos
y espacios donde hay un bautizado. La vida divina aparece en
todo el mundo. El Cristo histórico fue judío vivió en Palestina, en
tiempo del Imperio Romano. El Cristo místico es un hombre del
siglo XX, alemán, francés y africano... Es profesor y comerciante, es
ingeniero, abogado y obrero, preso y monarca... Es todo cristiano
que vive en gracia de Dios y que aspira a integrar su vida en las
normas de la vida de Cristo en sus secretas aspiraciones. Y que
aspira siempre a esto: a hacer lo que hace, como Cristo lo haría
en su lugar. A enseñar la ingeniería, como Cristo la enseñaría, el
derecho..., a hacer una operación con la delicadeza de Cristo..., a
tratar a sus alumnos con la fuerza suave, amorosa y respetuosa
de Cristo, a interesarse por ellos como Cristo se interesaría si
estuviese en su lugar. A viajar como viajaría Cristo, a orar como
oraría Cristo, a conducirse en política, en economía, en su vida
de hogar como se conduciría Cristo.

Esto supone un conocimiento de los evangelios y de la tradición


de la Iglesia, una lucha contra el pecado trae consigo una
metafísica, una estética, una sociología, un espíritu ardiente de
conquista... Pero no reside en ellos lo primordial. Si humanamente
fracasa, si el éxito no corona su apostolado, no por eso se
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impacienta. La única derrota consiste en dejar de ser Cristo por
la apostasía o por el pecado.

TERCER PASO, APRENDER DE LOS SANTOS


La Iglesia Católica tiene canonizado más de 5000 santos, solo
con nombres que comienzan con la letra a, hay unos 800, pero
cuando queremos hablar de ejemplos de conversión, solo nos
fijamos en algunos y son casi los mismos de siempre, es así
como podemos exponer tres casos distintos, pero todos llenos
de admiración:

SAN AGUSTIN
Es un modelo de conversión, basta leer su libro confesiones, para
darse cuenta de que su vida antes de la conversión no es muy
distinta a las formas de vida de muchos de nuestro tiempo. “Y eres
tú mismo quien estimula al ser humano a que halle satisfacción
alabándote, porque nos has hecho para ti y nuestro corazón está
inquieto hasta que descanse en ti”. (Conf. I, I, I)

Muchas personas influyeron en la conversión de Agustín, en


su biografía, se dice una especial mención a San Ambrosio,
obispo de Milán, no tanto por su contacto personal, más bien
por su predicación, que lo hizo descubrir lo diferente que era la
fe cristiana, él se había imaginado algo distinto. En efecto, san
Ambrosio con sus predicas le enseñó a interpretar los textos
bíblicos, y a introducirle algunas ideas totalmente nuevas: “Me
di cuenta, con frecuencia, al oír predicar a nuestro obispo… que
cuando pensamos en Dios o el alma, que es lo más cercano a Dios
en el mundo, nuestros pensamientos no captan nada material “.

23
SAN FRANCISCO DE ASIS
(Conceptos tomados de la lectura de “La conversión de san
Francisco a Cristo, Génesis de un encuentro, Por Pierre B. Beguin,
o.f.m)

Francisco de Asís «se convirtió a Cristo». ¿Qué significaba para


él esta expresión, «convertirse a Cristo»? ¿Y qué puede significar
para nosotros? Pero, en primer lugar, ¿de qué «conversión» se
trata?, La Biografía de San Francisco, nos deja una enseñanza
sobre la conversión como un regalo de Dios, El joven Francisco
estaba «ansioso de gloria», y Dios se sirvió de esa inclinación
natural suya para atraerlo y hacerlo pasar de la sed de vanagloria
a la ambición de la verdadera gloria (TC 5). Entonces se abre
para él el camino de la «conversión», que lo llevará a descubrir
«la verdadera vida religiosa que abrazó» más tarde (TC 7). Es así,
como Francisco pasa por un progresivo cambio total (TC 8-13).

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SANTA EDITH STEIN
Esta es una santa muy contemporánea, fue canonizada como
mártir en 1998 por el Papa Juan Pablo II, quien le dio el título de
“mártir de amor”. En octubre de 1999, fue declarada copatrona
de Europa.

Desde poco después de su muerte en las cámaras de gas del


campo de concentración de Auschwitz el 9 de agosto de 1942,
el asombroso camino de conversión y la profunda coherencia
cristiana de Edith Stein la convirtieron en una figura cada vez más
admirada. Su peregrinación del judaísmo al catolicismo y de la
vida intelectual a la contemplación como carmelita descalza, la
convirtieron para muchos en un ejemplo y un símbolo no sólo de
diálogo interreligioso, sino de reconciliación entre el pensamiento
y la fe.

Edith, se hizo carmelita descalza. No le fue fácil tomar esta


decisión, hacerse carmelita descalza. Era una decisión meditada
durante años, que se hizo realidad en 1934. Emite sus votos en
abril de 1935, en Colonia. Se convirtió en Sor Benedicta de la Cruz.

Mientras todo esto sucede, el ambiente en Alemania se va


haciendo progresivamente hostil contra los hebreos, desde la
llegada al poder de Hitler en 1933. Más tarde se supo el destino
final de Edith Stein: las cámaras de gas de Auschwitz. Allí entregó
santamente su alma al Señor el 9 de agosto de 1942.

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CUARTO PASO, REFLEXIONAR SI ESTAMOS CONVERTIDOS.
San Agustín, comienza su fase de conversión a los 32 años, San
Francisco a los 23, Santa Edith Stein, a los 31 y, podemos hacer
una larga lista de convertidos a distintas edades.

¿Quién se atreve a decir que ya hizo lo suficiente, que ya


es demasiado perfecto y puede declararse convertido
totalmente? Por eso hay que examinar nuestra conciencia en
oración ante Dios, escuchando su voz en nuestro corazón, y ver
si verdaderamente lo estamos.

Hay muchas preguntas que hacerse, ¿Amo de verdad a Dios?,


¿Siente mi corazón que ama a Dios?, ¿Utilizo el nombre de
Dios para las cosas frívolas?, ¿Santifico el día del Señor?, ¿Me
reconcilio con mis hermanos durante la Misa?, ¿Doy tiempo a
mis padres y atiendo sus necesidades?, ¿Promuevo y acepto el
aborto?, ¿Conduzco irresponsablemente?, ¿ He engañado para
mi beneficio?, ¿Busco que otros opinen mal de mis hermanos?,
¿Permito o promuevo a otros a cometer pecados?, ¿Le deseo
mal a otros?, ¿Me alabo a mismo para hacer valer vistosamente
mis buenas obras?. ¿Le he negado a un hermano algo que
me sobra?, ¿Me aflige si otro tiene un puesto que yo deseo?,
¿Soy inconsistente en el bien y desisto rápidamente de mis
obligaciones?

En fin, podríamos hacernos cientos de pregunta, pero para todo


esto hay solución, Todos estamos muy necesitados de la paz
interior, reconocer nuestras faltas, es un paso para lograrlo, la
culpa se elimina reconociéndola.

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La confesión nos invita a hacer un examen profundo de nuestra
conciencia, descubrir lo que llevamos adentro, por tanto, nos
ayuda a conocernos más, Pero hay algo de gran importancia,
necesitamos saber si estamos en condiciones de ser
perdonados, y necesitamos saber que hemos sido perdonados.
No olvidemos que una cosa es pedir perdón y otro distinto ser
perdonado.

El camino de la conversión es la búsqueda de la perfección que


Dios espera de nosotros, y eso, no es fácil. Como conclusión,
no debemos caer en el error de pensar que la conversión se
alcanza rápidamente y en esta vida. Hay que reconocer que es
un camino difícil, hay que andar mucho y con Dios en el alma,
y solo llega cuando Dios nos de la entrada al Reino.
Si está en nuestro propósito cambiar de vida, esta también
el convertirnos. Convertirse es cambiar de actitud, por tanto,
es apartarse de nuestros egoísmos, abrir el corazón a Dios,
aceptar la mano que Cristo Jesús nos tiende para caminar con
El. En efecto, convertirse es aceptar ser salvado por Cristo, y no
olvidar que Dios, siempre está dispuesto al perdón.

DICE CRISTO JESUS: “Os digo que, de igual modo, habrá más
alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por
noventa y nueve justos que no tengan necesidad de conversión
(Lc 15, 7) …Del mismo modo, os digo, se produce alegría ante los
ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta.” (Lc 15,
10)

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Actividad de cierre
Mi plan de cuaresma (Cuaresmario)
Material necesario:
• Hojas en blanco o una pequeña libreta.
• Lápiz o bolígrafos.
• Lugar práctico para poder apoyarse a escribir.

Instrucciones:
Los monaguillos construirán un plan semanal, que podrán
repetir durante el tiempo cuaresmal como compromiso (Ver
sección de anexos), en donde escribirán acciones pequeñas
pero significativas que puedan llevar a cabo y los ayuden en
acrecentar el deseo de conversión en su corazón para vivir
una cuaresma de manera más profunda y como auténticos
cristianos.

Una vez que la mayoría haya concluido con la actividad, se


dispone a los monaguillos para terminar con la oración final.
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Oración final
Pidamos a Dios, nuestro Padre, que escuche las oraciones de
su pueblo penitente. A cada petición responderemos:
R. Escúchanos Padre

1. Para que durante este tiempo de Cuaresma la Iglesia escuche


con más atención la palabra de Dios y, perseverando en la
oración y en la caridad, celebre con sinceridad la Pascua,
roguemos al Señor. R
2. Para que los niños y jóvenes que se preparan para recibir los
sacramentos de la iniciación cristiana lleguen a la madurez
de la fe, los convertidos perseveren, los penitentes se vean
auxiliados en su deseo de volver a Dios y los discípulos de
Cristo se conviertan en este tiempo de cuaresma, roguemos
al Señor. R
3. Para que los pueblos de toda la tierra progresen por los
caminos de la fraternidad y de la paz, roguemos al Señor. R
4. Para que Dios consuele a los enfermos y dé paz y serenidad
a los que sufren, roguemos al Señor. R
5. Para que el ayuno, la oración y la limosna nos conceda el
perdón de nuestros pecados y la absolución de nuestras
culpas, roguemos al Señor. R

Oh Dios, rico en misericordia, atiende las súplicas de tu pueblo


y haz que observemos las prácticas cuaresmales realizando
obras agradables a tus ojos, para que viviendo en austeridad,
nos acerquemos con el corazón renovado a la celebración de
la Pascua. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
29
Anexos

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Vía Crucis
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
“Después Jesús reunió a la gente y a sus discípulos y les dijo si alguno quiere venir
detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Porque
el que quiera salvar su vida, la perderá, pero el que pierda su vida por mí y por la
buena noticia, la salvará. Pues, ¿de qué le sirve a uno ganar todo el mundo, si pierde
su vida? ¿Qué puede dar uno a cambio de su vida?”(Mc 8, 34-37)

Seguir a Jesús en su camino hacia el Padre pasa por la cruz. Nos unimos para
orar y pedir que nuestro seguimiento sea auténtico y hasta el final, que Dios nos
dé la fuerza para llegar hasta la cruz en nuestra fidelidad a su llamada. Lo mismo
que Jesús, también nosotros debemos abrazar la cruz en nuestras vidas para así
resucitar después con Él y sentir el gozo del que ve que el sufrimiento por amor tiene
un sentido. Esta forma se seguir a Jesús debe iluminar nuestro día a día.

Primera Estación: Jesús es condenado a muerte


Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo y
a mí pecador.
Pilato les dijo: “¿Qué haré entonces con Jesús, a quien llaman el Mesías?” Todos
dijeron: “¡crucifícalo!” Él replicó: “Pues, ¿qué mal ha hecho?” Ellos gritaron más fuerte:
“¡crucifícalo!” (Mt 27,22-23)
Padre Nuestro, Ave María, Gloria.

Segunda Estación: Jesús carga con la Cruz


Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo y
a mí pecador.
Jesús, cargando sobre si la cruz, salió de la ciudad para dirigirse al lugar llamado “La
Calavera”, en hebreo “Gólgota”. (Jn. 19,17)
Padre Nuestro, Ave María, Gloria.

Tercera Estación: Jesús cae por primera vez


Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo y
a mi pecador.
Todos andábamos errantes como ovejas, siguiendo cada uno su propio camino, y el
Señor hizo recaer sobre él las iniquidades de todos nosotros. (Is. 53.6)
Padre Nuestro, Ave María, Gloria.
Cuarta Estación: Jesús encuentra a su Madre
Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo y
a mí pecador.
Simeón los bendijo, y dijo a María, su madre: “Este niño está destinado en Israel para
que unos caigan y otros se levanten; será signo de contradicción para que sean
descubiertos los pensamientos de todos, y a una espada te atravesará el corazón”.
(Lc. 2.34-35)
Padre Nuestro, Ave María, Gloria.

Quinta Estación: Simón de Cirene ayuda a Jesús a llevar la Cruz.


Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo y
a mí pecador.
Cuando lo conducían, echaron mano de un tal Simón de Cirene, que venía del
campo, y le cargaron la cruz para que la llevara detrás de Jesús. (Lc 23,26)
Padre Nuestro, Ave María, Gloria.

Sexta Estación: La Verónica enjuga el rostro de Jesús


Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo y
a mí pecador.
Sin forma ni hermosura que atrajera nuestras miradas, sin un aspecto que pudiera
agradarnos. Despreciado desechado por los hombres, abrumado de dolores y
acostumbrado al sufrimiento, como alguien ante quien se aparta el rostro. (Is 53,2-3)
Padre Nuestro, Ave María, Gloria.

Séptima Estación: Jesús cae por segunda vez


Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo y
a mí pecador.
Era maltratado, y no se resistía ni abría su boca; como cordero llevado al matadero,
como oveja ante sus esquiladores, no abría la boca. (Is 53,7)
Padre Nuestro, Ave María, Gloria.

Octava Estación: Jesús consuela a las mujeres de Jerusalén


Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo
ya mi pecador.
Lo seguían muchos del pueblo y un buen número de mujeres, que se golpeaban el
pecho y se lamentaban por él. Pero Jesús, volviéndose hacia ellas, les dijo: «¡Hijas
de Jerusalén!, no lloren por mí; lloren más bien por ustedes y por sus hijos. Porque
se acerca el tiempo en que se dirá: “¡Felices las estériles, felices los senos que no
concibieron y los pechos que no amamantaron!” Entonces se dirá a las montañas:
“Caigan sobre nosotros!”, y a los cerros: “¡Sepúltennos!” Porque si así tratan a la leña
verde, ¿qué será de la leña seca?». (Le 23,27-31)
Padre Nuestro, Ave María, Gloria.

Novena Estación: Jesús cae por tercera vez


Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo y
a mí pecador.
Ha sido traspasado por nuestros pecados, triturado por nuestras iniquidades; el
castigo, precio de nuestra paz, cae sobre él, y a causa de sus llagas hemos sido
curados. (Is 53,5)
Padre Nuestro, Ave María, Gloria.

Décima Estación: Jesús es despojado de sus vestiduras


Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo y
a mí pecador.
Los soldados, después de crucificar a Jesús, se repartieron la ropa en cuatro partes,
una para cada uno. Dejaron aparte la túnica, tejida de una pieza de arriba abajo
sin costura alguna. Por eso se dijeron: “No debemos partirla; echémosla a suertes a
ver a quién le toca”. Para que se cumpliera la Escritura: Se repartieron mis vestidos y
echaron a suertes mi túnica. (Jn 19,23-24)
Padre Nuestro, Ave María, Gloria.

Undécima Estación: Jesús es clavado en la Cruz


Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo y
a mí pecador.
Cuando llegaron al lugar llamado Calvario, crucificaron allí a Jesús y a los criminales,
uno a la derecha y otro a la izquierda. Jesús decía: “Padre, perdónalos, porque no
saben lo que hacen”. (Lc 23,33-34)
Padre Nuestro, Ave María, Gloria.

Duodécima Estación: Jesús muere en la Cruz


Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo y
a mí pecador.
Hacia el mediodía las tinieblas cubrieron toda la tierra hasta las tres de la tarde. El
sol se eclipsó y la cortina del templo se rasgó por medio. Y Jesús, con fuerte voz, dijo:
“Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”. Dijo esto y expiró. (Lc 23,44-46)
Padre Nuestro, Ave María, Gloria.

Decimotercera Estación: Jesús es bajado de la Cruz


Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo y
a mí pecador.
Un hombre llamado José, miembro del tribunal supremo. hombre bueno y justo, de
Arimatea, ciudad de Judea, el cual no estaba de acuerdo con las actuaciones del
tribunal y que esperaba el reino de Dios, se presentó a Pilato y le pidió el cuerpo de
Jesús. Y lo bajó de la cruz. (Lc 23,50-53)
Padre Nuestro, Ave María, Gloria.

Decimocuarta Estación: Jesús es colocado en el sepulcro


Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo y
a mí pecador.
José tomó el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia y lo depositó en su propio
sepulcro nuevo, que había hecho excavar en la roca. Hizo rodar una losa grande
para cerrar la puerta del sepulcro y se fue. (Mt 27,59-60)
Padre Nuestro, Ave María, Gloria.

Oración final
Te suplico, Señor, que me concedas, por intercesión de tu Madre la Virgen, que cada
vez que medite tu Pasión, quede grabado en mi con marca de actualidad constante,
lo que Tú has hecho por mí y tus constantes beneficios. Haz, Señor, que me acompañe,
durante toda mi vida, un agradecimiento inmenso a tu bondad. Amén.
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
@pamoyuc

CENTRO JUVENIL VOCACIONAL


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Paseo de las Fuentes

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