Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
La carga hace que el suelo se deforme, se hunda y es exigencia primordial que los asientos
de las distintas partes de una fundación sean compatibles con la resistencia general de la
construcción.
El comportamiento del suelo es decisivo en el éxito de la cimentación. La ejecución de un
cimiento supone la de un movimiento de tierra, de aquí que es corriente que el examen de los
trabajos de excavación, medios de entibación y achique, vaya indisolublemente ligados al
estudio de los cimientos.
La elección de un tipo de cimiento depende de múltiples factores, tan íntimamente ligados que
no permiten excepción, considerarlos independientemente.
El éxito de una cimentación no se relaciona solamente con el comportamiento del terreno en
el plano de apoyo. Las características fisiométricas en ese lugar y en el momento de la obra
pueden llegar a ser bien conocidas mediante ensayos de laboratorios, pero está siempre la
incógnita de su cambio con el tiempo y la presencia de factores no previstos, capaces de
introducir nuevas variantes, en ocasiones indeterminadas, erráticas o aleatorias (la presencia
de una piedra grande, por ejemplo, que haya escapado a los sondeos puede romper o desviar
un pilote).
Dentro de este tipo de variables, se encuentran las condiciones de las capas subyacentes en
profundidad, el propio tamaño del cimiento, la distancia relativa entre basamentos próximos, la
presencia de edificios existentes o la posibilidad de futuras construcciones. Los sistemas de
cimentación pueden ser agrupados en seis grandes categorías:
Una fundación se llama superficial o directa cuando el plano de asiento de los cimientos se
encuentra a poca profundidad, entendiendo por poca profundidad aquella que puede ser
alcanzada con la excavación corriente de bajo costo y poca dificultad, sean los medios
mecánicos o brazo.
Cuando, en cambio, el plano de asiento se encuentra tan profundo que solo puede ser
alcanzado mediante trabajos especiales de mucha dificultad y costo, la fundación se llama
profunda o por pozos, por ser este el medio más corriente de realizarla.
A veces ni siquiera hay plano de asiento, la fundación se opera desde la superficie, hincando
largas estructuras que trabajan de punta o por fricción: es el pilotaje o fundación indirecta. Sea
la fundación superficial o profunda, la presencia de agua crea técnicas operativas especiales
que autorizan a dar categoría propia a las fundaciones hidráulicas, en sus dos tipos: con
agotamiento, es decir con extracción de agua y sin agotamiento, es decir sin extracción.
A veces es posible mejorar la capacidad de soporte del suelo mediante tratamientos
especiales para apoyar sobre él un tipo cualquiera de estructura, esta es la consolidación.
Finalmente, cuando es necesario llevar al plano de asiento de un cimiento existente, a un nivel
inferior, se tiene la subfundación o recalce, llamada comúnmente submuración.
1.- Fundaciones superficiales o directas:
Este es el tipo de cimentación obligado en las pequeñas edificaciones que solo son capaces
de trasmitir al suelo cargas bajas y en las que razones de orden económico limitan a
porcentajes muy estrictos la incidencia del cimiento sobre el costo total de la obra. La
fundación superficial es usada también cuando el proyecto incluye la construcción de sótanos
y por ese motivo el fondo queda ya preparada para recibirla.
El tipo más sencillo es la base o zapata aislada, que recibe le carga de una columna o pilar y
la lleva a tierra mediante un pequeño ensanchamiento. Esta es la solución más económica.
Una hilera de columnas próximas que requieran zapatas suficientemente grandes como para
que lleguen a tocarse o superponerse, lleva la idea de zapata continúa, esta es la fundación
natural de los muros.
Varias zapatas continuas paralelas, suficientemente próximas como para que lleguen a
tocarse o superponerse, producen la platea, una zapata de grandes dimensiones. Por razones
de economía y sencillez de ejecución, el material más adecuado es el hormigón, simple o
armado. Como en la mayoría de las zapatas y plateas, el esfuerzo dominante es la flexión, el
uso del hormigón armado es casi total.
Zapata de hormigón.
Base troncocónica, armada, para terrenos de consistencia normal. La altura hasta el nivel del
solado más bajo debe ser la mínima necesaria; en la parte inferior esta dibujada la parrilla de
hierros lo que, como se ve, son menores que el lado de la base y colocados en posiciones
alternadas para cubrir, con mayor economía, toda la superficie de esta.
Zapata continúa.
La viga invertida es el principal elemento de soporte y para ella se ha dibujado en la parte
inferior del diagrama de momentos y con trazos gruesos la ubicación de la armadura principal.
Como el comportamiento de los suelos es indefinido, tanto en este caso como en otros, es
prudente que la armadura de las vigas y refuerzos de cimiento sea doble, para prevenir
momentos de flexión en cualquier sentido. El ancho a puede ser variable en correspondencia
con la mayor o menor carga de las columnas.
Platea.
Elemento principal de sustentación, malla invertida, que da al conjunto gran rigidez. La losa de
fondo puede faltar si el terreno es suficientemente consistente.
2.- Fundación por pozos:
En su forma más sencilla, el pozo de pequeño diámetro, es vaciado a manos hasta encontrar
fondo resistente, se lo rellena luego con hormigón, formándose una columna que apoya en
firme y, eventualmente, trabajara también a fricción contra el suelo.
La entibación avanza desde arriba hacia abajo junto con la excavación, hecho el cimiento se
la retira de abajo hacia arriba, a medida que progresa el relleno.
Luego de excavado se llena de hormigón, uniéndose el coronamiento con el de los otros
mediante vigas de hormigón armado o arcos de mampostería, sobre los que descansara la
superestructura del edificio.
Cuando el terreno resulta muy desmoronable, el entibamiento se complica. Los pozos de gran
sección están sujetos a gran empuje, que muchas veces superan la resistencia de la madera,
se recurre entonces a otros materiales no recuperables. Ha nacido así el socorrido cilindro de
fábrica u hormigón simple o armado, que se construye a nivel del terreno, se descalza por
dentro para hundirlo y a medida que penetra el suelo se lo va sobre elevando con un nuevo
material para aumentar su peso y favorecer así una nueva penetración. A este tipo de
cimiento se lo suele llamar “a cajón abierto”.
Cilindro de fábrica u hormigón armado para hincar por descalce. En a,b y c se ven tres etapas
de la construcción de un pozo. En a, el anillo cortante ha sido terminado y se encuentra listo
para su descenso. En la parte inferior del grabado pueden verse tres modelos de borde de
corte, en el tercero están marcados los tensores destinados a absorber esfuerzos de tracción
que pudieran producirse para evitar la rotura de la pared.
En b, el pozo semienterrado con la pared que va creciendo hasta arriba a medida que los
obreros descalzan el fondo. En c, el pozo está terminado y ha sido rellenado con hormigón.
Las paredes se construyen generalmente con una ligera inclinación hacia el interior para
disminuir la fricción contra la tierra.
3.- Pilotaje:
El pilote recibe la carga y la trasmite al suelo de dos maneras: de punta, como si fuese una
columna apoyada sobre un plano resistente, y por frotamiento lateral contra el suelo. En
algunas ocasiones este frotamiento puede resultar suficientemente intenso como para que
toda la carga sea absorbida por fricción: la cimentación recibe entonces el nombre de flotante.
Se distinguen dos tipos: pilotes prefabricados y pilotes moldeados in situ.
Para los prefabricados se usan la madera, el hierro y el hormigón armado. Con una maquina
se levanta cada unidad, se la apoya de punta sobre el suelo y se la fuerza a golpes hasta
enterrarla en la longitud requerida.
Los de madera y hormigón llevan una protección en la punta llamada azuche. Para no dañar
el extremo superior se intercala otra pieza metálica entre la cabeza y el martillo.
Los pilotes de madera y los de hierro necesitan ser protegidos en toda la zona de fluctuación
de las aguas superficiales o de napa, para lo cual se los embebe en macizos de hormigón en
toda la altura necesaria.
Estos inconvenientes desaparecen con el empleo de pilotes moldeados en su propio agujero.
Premoldeado o en situ, el pilote no recibe de un modo directo la carga, sino por la
interposición de un elemento llamado cabezal, el cabezal correspondiente a un grupo de
pilotes puede llegar a ser una estructura muy importante.
El pilotaje no está libre de inconvenientes. Los más frecuentes accidentes son: desviación o
rotura por la presencia de bloques erráticos, viejas fundaciones, etc.; roturas por falla del
material durante la hinca.
Pilote Franki.
Primer paso: El tubo verticalmente sobre el suelo recibe un pastón de hormigón con muy poca
agua y fuertemente comprimido por el martillo para formar un tapón.
Segundo paso: Forzado por el golpe contra el tapón el tubo se va enterrando. Tercer paso:
Alcanzada la cota requerida, el tubo se levanta en una cantidad H y en esa posición el tapón
es expulsado con un nuevo agregado de material, formándose la base ensanchada. Cuarto
paso: Se coloca la armadura y se comienza el relleno total del tubo con apisonamiento en
capas de 30 cm. Quinto paso: Al extraer totalmente el tubo, el pilote queda terminado. La
superficie de contacto rugosa y de mayor diámetro que el tubo.
4.- Fundaciones hidráulicas:
En los terrenos inundados, el ingeniero se ve obligado a trabajar en dos únicas alternativas o
saca el agua u opera con ella.
En el primer usa de las bombas, si la capacidad de estas es suficiente para extraer toda el
agua que se presenta, se tiene la cimentación con agotamiento hidráulico, si en cambio, las
bombas no fuesen capaces de producir el agotamiento total, se tiene la fundación por
depresión del nivel freático. En algunos casos no es posible ni el agotamiento ni la depresión,
se tiene entonces la fundación hidráulica sin agotamiento.
1. Fundaciones con agotamiento: Cuando las venas de agua son débiles y el terreno
tiene la necesaria consistencia para zanjearlo, es suficiente el drenaje hacia puntos
más bajos que el nivel general de la excavación. Si esto es posible, se prefiere dar a
estos drenajes de carácter de permanentes con lo cual se asegura al cimiento una
vida totalmente libre de aguas, con todas las ventajas que esto significa.
Cuando esto no es posible, los drenes mueren en pozos y de estos el agua se extraen con
bombas, cuando estas se retiran el agua invade nuevamente el cimiento, cosa que en el
proyecto habrá sido prevista para dotarlo de una correcta protección.
El bombeo provoca el descendimiento del nivel freático y de esa manera puede hacerse la
excavación sin ningún riesgo. En este sistema el bombeo debe ser permanente hasta que el
desarrollo de la obra permita suspenderlo.
3. Fundación sin agotamiento: Son tres los tipos, esencialmente distintos: las escolleras,
los cajones con y sin fondo y los cajones neumáticos.
Los asientos deben ser constantemente controlados en los lugares críticos. La vigilancia
deberá ser llevada hasta algún tiempo después de terminado el recalce, en previsión de que
las sobrecargas y la merma de los morteros pueden motivar nuevos movimientos verticales.
MUROS DE MAMPOSTERÍA
No portante
Es aquella cuya función principal es la de conformar muros que sirvan para dividir
espacios, sin tener una función expresa o tácita de soportar techos o niveles superiores.
Este tipo de mampostería conforma las particiones o fachadas en edificios con sistemas
portantes en pórticos de concreto, acero o, incluso, madera.
Portante
La mampostería portante impone, adicionalmente a las características enunciadas
anteriormente, de acuerdo al tipo de exposición, la necesidad de una resistencia
superior en los elementos, suficiente para soportar las cargas que debe soportar, o que
tengan una resistencia tal que se diseñe la estructura para ella. Esto en cuanto a las
unidades, pero como conjunto, aparece la participación del refuerzo, lo que le ha dado
la dimensión que posee la mampostería en la actualidad, dentro de los sistemas
estructurales.
En muros exteriores
Las condiciones de exposición en fachadas, fundaciones, etc., donde puede haber
presencia de agua al menos por un lado del muro, sea este portante o no, conlleva la
necesidad de unidades de baja permeabilidad y absorción con el fin de impedir la
entrada de agua a través del muro.
En muros interiores
En muros interiores o particiones, las condiciones son las mínimas, pues se entiende
que ni desde el punto de vista de cargas ni desde el hidráulico o térmico se van a
presentar solicitaciones importantes.
Según el refuerzo
La presencia del refuerzo en la mampostería determinó su liberación, como sistema
estructural, de las ataduras de las resistencias a la compresión, tracción y cortante.
Todo concreto
La mampostería estructural “todo concreto” es, antes que una alternativa, una
verdadera posibilidad térmica por permitir realizar todo el edificio de manera modular y
utilizando un número muy limitado de recursos, en cuanto a materiales, todos ellos
fundamentados en el uso del cemento (morteros de inyección, morteros de pega,
bloques de concreto, losas de concreto, etc.).
Reforzada (estructural)
La mampostería estructural reforzada ha hecho posible extender el concepto histórico
de la mampostería a estructuras de paredes mucho más delgadas y con alturas de hasta
20 pisos, nivel hasta el que se considera económicamente factible construir edificios de
mampostería de concreto.
En nuestro medio, si bien se han logrado estructuras de hasta unos 14 pisos, predomina
la utilización de la mampostería estructural para viviendas de uno y dos niveles y para
multifamiliares de 5 pisos, conformando unidades de gran tamaño
1. Materiales:
Mortero de pega y mortero de inyección o “grouting”.
Acero de refuerzo.
Bloque de concreto o ladrillo de arcilla cocida.
Parámetros a supervisar: recepción, almacenamiento y manejo de las unidades;
tolerancias dimensionales; elaboración (o recepción) y almacenamiento de los
morteros; corte y figurado del acero de refuerzo.
2. Herramientas:
Regla metálica o codal.
Nivel para verificar la posición de los ladrillos y el nivel de enrase de los
muros.
Flexómetros.
Plomada de castaña.
Cepillos con cerdas plásticas para la limpieza.
Tarros mezcladores, palas y palustres.
Hilos para referencia de niveles.
Escuadras metálicas y ranuradores para verificar ángulos.
Implementos de seguridad como cascos, guantes, botas, máscaras, anteojos,
etc..
Juntas de control:
Para la primera hilada, se ubican los ladrillos sin pegarlos hasta llegar a los
extremos. Una vez seguros de que esta hilada está en la posición correcta, se
señala con tiza de color fuerte (cimbra), se pica para mejorar la adherencia, se
distribuye el mortero de pega y se coloca la primera hilada empezando por los
extremos. Verificar con plomada e hilo alineamiento y perpendicularidad.
Con las otras hiladas, se esparce el mortero sobre la hilada inferior. Solo en las
dos franjas longitudinales se procede a colocar los ladrillos presionándolos
hasta que coincida con el hilo.
Los muros pueden dejarse a media altura antes de terminarlos. Esto con el fin
de que el mortero de pega adquiera suficiente resistencia para no provocar
accidentes como desplomes causados por el viento, temblores o vibraciones.
Una vez terminado el muro, se debe limpiar con palustre o llanas. Luego, se
debe pasar un cepillo de nylon.
Curado:
Es necesario curar el muro para que las juntas adquieran la
suficiente resistencia: 1) Humedecer la superficie con una brocha o esponja
empapada de agua; 2) Cubrir el muro con láminas impermeables.