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Solón, Pisistrato y Clístenes, investigar que reformas promovió cada uno y como
canalizo los movimientos de transformación que se experimentaban en la sociedad
ateniense durante la época arcaica.
La crisis social y política (STASIS) de mediados del siglo VII y comienzos del siglo VI
ofreció un nuevo campo de acción, limitando el desempeño prolongado de la
magistratura civil que daba lugar a la tiranía. En Atenas un aristócrata llamado Solón
(pudo ser tirano) prefirió reunir el y redactar algunas leyes de gran alcance.
Solón fue uno de los siete sabios, el primer legislador y máxima autoridad de la
magistratura (Arconte)
La idea básica de Solón era conseguir una nueva unión para constituir el estado y la
organización militar, vinculando de ese modo más estrechamente al conjunto de los
ciudadanos a las responsabilidades a favor del estado (polis).
Fue un tirano que consiguiera establecerse en atenías, tras tres décadas de luchas
partidistas desbocando finalmente en tiranía, algo que Solón intento erradicar con sus
reformas. Pisistrato aposto al apoyo de tiranos extranjeros y a tropas de mercenarios,
al igual que busco el apoyo de otros grupos de la población ateniense.
Las medidas adoptadas por la tiranía tenían como objetivo principal, fortalecer el
sentimiento de unidad entre los ciudadanos.
Tras la muerte de Pisistrato en el 527- 528 ac asumen sus herederos al poder, Hiparco
e Hipias, el primero asesinado por cuestiones personales, su hermano Hipias, único en
el poder, endureció el redimen tiránico.
CLISTENES 507
Es difícil valorar la importancia que tuvo este éxito exterior para estabilizar la situación
interna, los acontecimientos del 506 ac fueron un factor decisivo para imponer el
orden de Clístenes.
Capitulo 2: AUTOAFIRMACION Y FORTALECIMIENTO: LA ÉPOCA DE LAS GUERRAS
MÉDICAS.
Los atenienses con grandes esfuerzos lograron convencer a sus aliados de intervenir en
una acción militar conjunta, bajo el mando supremo del espartano Pausanias, todo el
ejercito avanzo contra sus tropas a Beocia. Varias semanas duraron las operaciones
militares en la llanura de Platea, hasta que se produjo la batalla decisiva en la que el
ejército persa sufrió una aplastante derrota. La victoria sobre los persas se completó
con la aniquilación de los restos de la flota persa en la península Micaela. Cuando en
Samos se discutió la solicitud de ingreso de otros estados a la liga Helénica se pusieron
de manifiesto las diferencias de opiniones de los coaligados sobre su futuro: los
espartanos se opusieron categóricamente a cualquier compromiso militar en el Egeo y
abogaron por un traslado de la metrópoli de todos los griegos de Asia Menor. Los
atenienses, por el contrario, defendieron enérgicamente el mantenimiento y
protección de ciudades griegas de Asia Menor, los estados insulares fueron admitidos
en la liga, pero la relación con las ciudades costeras quedó en el aire. Mientras
Leotiquides regresaba a Grecia con la escuadra del Peloponeso, los atenienses,
apoyados por los griegos de Jonia y del Helesponto, sitiaron con éxito la guarnición
persa de Sestos en el invierno de 479- 478 AC esta acción constituyo el germen del que
apenas un año después nacería un vasto sistema de alianzas que constituirá la base del
poderío ateniense a lo largo del siglo V.
LA BUSQUEDA DE LA HEGEMONIA
478-477 AC trajo consigo cambios políticos, una flota griega al mando del espartano
Pausanias había logrado arrancar a Chipre y a Bizancio del dominio persa, fortaleció el
resentimiento anti espartano de los griegos Jonios que, junto con los atenienses
habían tenido una participación decisiva en el éxito de la expedición naval de 478 AC
ya un año antes. Los poderosos estados insulares de Quíos y Samos forzaron la cesión
del mando al supremo ateniense Arístides, que dirigía los contingentes navales Áticos.
Arístides había regresado de su ostracismo (destierro) luego de una amnistía general
destacándose en la lucha contra los persas. Arístides aprovechando su puesto logra un
sistema de alianzas con Atenas completamente nuevo con estructuras más firmes de
las que había poseído la liga Helenística. Se firmaron tratados que obligaban a
presentarse ayuda mutua y a reconocer los mismos amigos y enemigos y aunque la
cláusula solo en un principio se refería a los persas, dejaba la posibilidad de un nuevo
sistema de alianzas. La columna vertebral de la alianza la constituían las cuotas de los
miembros (phoroi) que afluían a una caja de la liga y que administraba por 10
tesoreros atenienses que se destinaban a la construcción y mantenimiento de las flotas
aliadas. Arístides había fijado impuestos anuales en 460 talentos: dicha suma equivalía
a 12.000 kilos de plata y más de 5 millones de jornales de un artesano ateniense, una
cantidad colosal, aunque menor que el tributo que la satrapía persa de Asia Menor
tenía que entregar todos los años al gran rey.