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El motín de Esquilache

Angelines Manzaneque
Indice

Indice.....................................................................................................................................................................2
Entorno histórico...................................................................................................................................................3
Antecedentes.........................................................................................................................................................3
El motín de Esquilache..........................................................................................................................................3
Consecuencias.......................................................................................................................................................5
Fuentes de información:........................................................................................................................................6

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Entorno histórico
En 1716 nace Carlos III, hijo de Felipe V y su segunda esposa Isabel de Farnesio. Como era el tercer hijo en la
línea de sucesión, sus dos hermanos, los que fueron Luis I y Fernando VI, tenían preferencia sobre él por lo que su
madre hizo todo lo que pudo para conseguir para él un puesto digno por la condición real de su hijo, consiguiendo
para él el título de Duque de Parma y, tras la Guerra de Sucesión Polaca, el de rey de las Dos Sicilias, como Carolo
VII.
En enero de 1724, Felipe V abdicó en su primogénito Luis I, que entonces contaba con 17 años y no tenía
ninguna experiencia política, por lo que su padre seguía controlándolo desde el Palacio de la Granja, hasta que
murió a los siete meses, por lo que Felipe V volvió a asumir el gobierno.
En 1746 muere Felipe V y asume el trono su segundo hijo como Fernando VI. En el periodo de su reinado
mantuvo la paz y la neutralidad frente a Francia e Inglaterra. A la muerte de Fernando VI, su hermano Carlos llegó
desde Nápoles para ocupar el trono con una experiencia de 24 años reinando en Italia.

Antecedentes
Carlos III, a su llegada a España, apenas modificó el gobierno que había dejado su
hermano. Mantuvo las cuatro secretarías: de Gracia y Justicia, de Marina e Indias, de
Hacienda y Guerra y de Interior. También conservó a Ricardo Wall en la Secretaría
de Estado, que ya había ocupado durante el reinado de Fernando VI, y a Julián
Arriaga en la Secretaría de Marina e Indias. En la secretaría de Hacienda y Guerra
puso a un napolitano llamado Leopoldo de Gregorio, marqués de Esquilache
comenzando así una época de cambios con los que pretendía mejorar el país.
En Madrid es donde más se apreciaron las reformas porque inició un plan de
reformas de urbanismo, que encargó al Arquitecto Mayor, Francisco de Sabatini.
Empedró las calles y construyó aceras, numeró las casas, canalizó los vertidos
urbanos e instaló el alumbrado en las calles. También construyó diversos edificios
como el palacio de los Austrias, la Puerta de Alcalá, etc.
En el resto de España también se acometieron obras como la repoblación de
Sierra Morena. Se introdujo la Lotería Nacional. Las que peor resultado dieron fueron el libre comercio de los
productos de primera necesidad: aceite, pan, carbón, tocino,.. y la reforma que prohibía los chambergos (sombreros
de ala ancha) y las capas largas.

El motín de Esquilache
Tras la pérdida de la guerra contra Inglaterra y una racha de malas cosechas, la situación de la población de
España era muy deficiente.
Unos años antes, Esquilache había eliminado las tasas sobre el grano permitiendo el libre comercio, cuando
sucedieron unos años de malas cosechas que provocó el encarecimiento de los productos d primera necesidad. El
continuo aumento de los precios obligó a traer grano de otros países, confiscando las mulas a los pequeños
labradores para poderlo transportar. A pesar de estas medidas, la situación no mejoró y se empezaron a organizar
protestas populares en la creencia que Esquilache se estaba enriqueciendo a su costa.
Lo que desencadenó la ira popular fue la publicación de un
bando en el que se prohibía el uso de chambergos y capas largas
bajo el pretexto que se usaban para ocultar a los ladrones y
bandoleros. Tras esta medida, el pueblo se amotinó contra el
Marqués de Esquilache.
Esa medida ya se había intentado en ocasiones anteriores pero
siempre con poco éxito. Sin embargo, Esquilache, con el apoyo del
rey quería que Madrid estuviera a la altura del resto de las ciudades
europeas porque, según él, ninguna ciudad que pretendiera ser
capital podía permitir que sus habitantes anduvieran embozados.
Así, el 21 de enero de 1766 publicó un bando en el que prohibía el
uso de capas largas y de los sombreros de ala ancha para los
funcionarios de Palacio baja amenaza de arresto.
La medida se acató rápidamente por lo que Esquilache propuso que se tomara la misma medida para toda la
población. El Consejo de Castilla le advirtió que no debería imponer la reforma de forma brusca porque podía
provocar irritación en el pueblo, pero Esquilache siguió adelante.

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El 10 de Marzo se publicó la ley y al día siguiente habían arrancado todos los bandos, dejando en su lugar
pasquines de denuncia contra Esquilache. A pesar de todo no se rindió y colocó en diversos puntos de las ciudades
puestos en los que los alguaciles, acompañados de un sastre, vigilaban a os transeúntes y a los que no acataban la
nueva ley, les cortaban la capa y les doblaban as alas del sombrero (para convertirlo en tricornio).
El bando decía así:
"...Ninguna persona de cualquier calidad, condición y estado que sea, puede usar en ningún
paraje, sitio o arrabal de esta Corte y reales sitios ni en sus paseos o campos fuera de su
cerca el citado traje de capa larga y sombrero redondo para el embozo; pues quiero y
mando que toda la gente civil y de alguna clase, en que se entiende, todos los que viven de
sus rentas o haciendas o de salarios de sus empleos o ejercicios honoríficos y otros
semejantes y sus domésticos y criados que no traigan librea de las que usan, usen
precisamente de capa corta (que al menos les falte una cuarta para llegar al suelo) o de
redigot o de peluquín o pelo propio o sombrero de tres picos, de forma que de ningún modo
vayan embozados ni oculten el rostro; y por lo que se refiere a los menestrales ya todos los
demás del pueblo (que no puedan vestirse de militar), aunque usen de la capa sea
precisamente con sombrero de tres picos o montera de las permitidas al pueblo ínfimo y
más pobre o mendigo, bajo la pena por primera vez de seis ducados y doce días de cárcel,
por la segunda doce ducados o veinticuatro días de cárcel…"

Esto fue lo que desencadenó la protesta popular en Madrid. Empezó


el Domingo de Ramos, 23 de marzo de 1766, cuando dos hombres
embozados con capas largas y chambergos pasaron por delante del
cuartel general de la plaza de Antón Martín. Dos soldados les increparon
por el atuendo y os embozados les replicaron con chulería, lo que
produjo una pelea entre ambos grupos, sin mayores consecuencias pero,
más tarde, se empezó a congregar una multitud en diversas plazas
madrileñas, y pusieron rumbo al la Casa de las Siete Chimeneas,
residencia del Marqués de Esquilache, y la asediaron. Al no encontrar
allí al marqués, se dedicaron a saquear la casa. Otros se pusieron a romper farolas y quemaron el la Plaza Mayor un
cuadro que representaba a Esquilache. Después se dirigieron al Palacio Real para que el Rey oyera su protesta,
consiguiendo la promesa de ser recibidos por Carlos III.
Al día siguiente se comenzó a reunir de nuevo una gran multitud alrededor del Palacio Real pero la Guardia
Valona les impidió el paso. Al ser los componentes de la guardia todos extranjeros, el pueblo manifestó su odio
contra ellos y se produjo un enfrentamiento que no causó bajas. Sin embargo, dentro del Palacio se produjo una
crisis debida a unos acontecimientos que nunca antes se habían producido. Carlos III reunió un consejo formado por:
el duque de Arcos capitán de la Guardia de Palacio), el conde Gazzola (Comandante de Artillería), el conde de
Priego (Comandante de la Guardia Valona), el marqués de Sarriá (Mayordomo Mayor), el conde de Oñate (civil) y
el conde de Revillagigedo (Capitán General). Los tres primeros propusieron usar la armas mientras los restantes se
opusieron al uso de la fuerza ya que los amotinados no iban contra la autoridad del Rey (gritaban “Viva el Rey,
muera el gobierno”) y eran conscientes de que si no se aceptaban sus peticiones se podría producir un
enfrentamiento armado, por lo que el Rey decidió apoyar la segunda postura y accedió a las peticiones del pueblo.
Los amotinados exigieron estos puntos como condición para disolver el motín:
1. Que se desterrase de los dominios españoles al marqués de Esquilache y a toda su familia.
2. Que todos los ministros del gobierno fuesen españoles.
3. Que se extinguiese la Guardia Valona.
4. Que se suprimiese la Junta de Abastos.
5. Que los comestibles estuviesen a precios moderados.
6. Que se retirasen todas las tropas españolas a sus respectivos cuarteles.
7. Que se conservase el uso tradicional de la capa larga y el sombrero redondo.
8. Que se suplicase a su Majestad que rendidamente se dignase a salir a la vista de todos, y quedasen con su
Real presencia perdonados los excesos cometidos hasta allí.

El Rey aceptó todas las condiciones pero no quería comparecer ante el pueblo pero como los amotinados
consideraban que el último punto era la garantía de que se cumplirían todos los demás, el Rey tuvo que salir al
balcón para aceptar las condiciones.
Sin embargo, cuando se disolvió el motín, Carlos III decidió marcharse a Aranjuez, por lo que los madrileños
consideraron que el Rey había huido y temieron que retirase la promesa y castigase a los rebeldes. Volvió a
encolerizarse el pueblo ocupando de nuevo las calles con personas armadas, y obligaron al obispo Rojas a redactar
un memorial de agravio para S. M.
Ese mismo día el Rey mandó su contestación:
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“Ilmo.Sr. :El rey ha oído a la representación de vuestra señoría con su acostumbrada clemencia y asegura sobre su
real palabra que cumplirá cuanto ofreció ayer por su piedad y amor al pueblo de Madrid, y lo mismo hubiera
acordado desde este Sitio y cualquiera otra parte donde le hubieran llegado sus clamores y súplicas; pero en
correspondencia de la fidelidad y gratitud que a su soberana dignación debe el mismo pueblo, por los beneficios y
gracias con que se le ha distinguido y el grande que acabe de dispensarle, espera su majestad la debida
tranquilidad, quietud y sosiego, sin que por título o pretexto alguno de quejas, gracias, ni aclamaciones, se junten
en turbas ni fomenten uniones. Y mientras tanto no den pruebas de dicha tranquilidad, no cabe el recurso que
hacen ahora, de que Su Majestad se les presente".

De esta forma, el pueblo quedó satisfecho, se devolvieron las armas a los cuarteles y se disolvió el motín.

Consecuencias
Este motín no fue un hecho aislado y tuvo sus consecuencias, la más directa fue el destierro de Leopoldo de
Gregorio y su familia. El Rey lo destituyó para evitar males mayores. Así, el 26 de Marzo sale Esquilache con su
familia hacia Cartagena para embarcar de regreso a Italia, donde ocupa su puesto como embajador en Venecia.
Otra de las consecuencias indirectas fue la expulsión de los jesuitas del territorio español porque el Consejo de
Castilla los consideró responsables del motín. Se organizaron redadas para arrestar a todos los miembros de la
Compañía de Jesús y se les llevó a cárceles y campos de trabajo. Después, en 1767, se les expulsó definitivamente
mandando a Roma 5.200 jesuitas.
La consecuencia más importante fue su extensión a otras ciudades de España, apareciendo durante el mes de
abril revueltas en al País Vasco, ambas Castillas, Murcia, Aragón, Extremadura y Andalucía. Estas protestas iban
dirigidas contra la carestía de víveres, la mala gestión, etc.
En Sevilla se encerraron en una iglesia unos soldados venidos desde La Habana para reclamar sus pagas
atrasadas; en Elche intentaron quemar el Palacio del duque de Arco; en Guipúzcoa, ochocientos hombres invadieron
la ciudad y obligaron a las autoridades a firmar un documento de renuncia de los diezmos, al dinero que cobraban
por los casamientos, etc.
El motín, en definitiva, lejos de ser un hecho organizado, fue una rebelión del pueblo acuciado por el
descontento de la población con la gestión de sus gobernantes; el hambre, como resultado de varios años de malas
cosechas; y la poco oportuna ley de Esquilache en relación a la indumentaria de los madrileños, que fue lo que
encendió la mecha de la revuelta en un pueblo indignado.
Algunos historiadores tienen otra teoría en la que plantean que fue el producto de las maquinaciones de la
nobleza y el clero contra el Marqués de Esquilache que no asumieron que un extranjero tuviera tanto poder en
palacio. Esta teoría fue apoyada por Campomanes que, a raíz de sus argumentos llegó a la conclusión que los
hermanos de la Compañía de Jesús fueron los que la originaron.
Curiosamente, el conde de Aranda, que quedó a cargo del gobierno mientras el rey estaba en Aranjuez,
finalmente convenció al pueblo de Madrid de cambiar las capas y los sombreros de la discordia por capas cortas y
tricornios tal y como pretendía el marqués de Esquilache.
Lo que Esquilache no logró por las malas, lo logró el conde por las buenas. Unas cuantas palabras suyas bastaron
para que los estratos sociales más elevados se cortaran las capas y cambiaran de sombreros.
Después, Aranda convenció a los representantes de los cinco Gremios Mayores para que hicieran lo propio. En
octubre de 1766, Aranda reunía a los miembros de los 53 Gremios Menores y les convencía de las bondades del
nuevo atuendo. Muy astutamente, Aranda dispuso que el verdugo - personaje maldito en todos los pueblos- usase
precisamente la famosa capa larga y el chambergo que ninguna "persona de bien" llevaría de allí en adelante. Así,
con habilidad, el pueblo, imitando a los nobles y diferenciándose del vil verdugo, cambió de indumentaria sin
mayores problemas.

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Fuentes de información:

• http://es.wikipedia.org/wiki/Mot%C3%ADn_de_esquilache
• http://www.personal.us.es/alporu/historia/motin_esquilache.htm
• Esquilache, Leopoldo de Gregorio, marqués de. Enciclopedia Espasa. Madrid: Espasa Calpe, 1995, vol.1,
pag.1110
• GARCÍA DE CORTÁZAR, F. (1998). Biografía de España. Barcelona: Galaxia Gutemberg, Círculo de
Lectores.
• Memoria de España. Serie de TVE en DVD.
• Película “Esquilache” de Josefina Molina

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