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El

sentido humano de la historia. Una aportación para la


revaloración del patrimonio
se terminó de editar en la Coordinación Editorial
de la Facultad de Arquitectura
en el mes de agosto de 2016.
Publicación electrónica, ePub
con distribución por internet
Diseño de portada: Regina Rivas Coss
Diseño de maquetación electrónica: Amaranta Aguilar
Escalona
Universidad Nacional Autónoma de México
Facultad de Arquitectura
Primera edición: 8 de agosto de 2016
D.R. © 2015 Universidad Nacional Autónoma de México
Ciudad Universitaria
Delegación Coyoacán, C.P. 04510
México, Distrito Federal

ISBN: pendiente

2
Hecho en México
Made in Mexico

3
Los más importantes instrumentos producidos
por los seres humanos para humanizarnos son y
han sido desde sus orígenes la Ciudad y el lenguaje
Germán Ortega,2 2009

4
Agradecimientos
Este texto surge como respuesta a varias iniciativas: la
primera de la doctora Ana Lucía González, ya que gracias a
nuestros encuentros en la elaboración de su doctorado y en
respuesta a una invitación suya asistí como ponente (con ese
carácter que se le ha dado al llamarle ‘magistral’) con el tema
“El sentido humano de la historia en la ciudad a través de la
evolución de las sociedades que han conformado” a una
presentación en el XI Seminario-Taller Internacional de la red
mexicana de ciudades hacia la sustentabilidad llevado a cabo
en la ciudad de Guadalajara. Para Ana Lucía, mi primer
agradecimiento.
Una síntesis de este trabajo fue publicada posteriormente
en el libro memorias del XI Seminario-Taller Internacional de
la red mexicana de ciudades hacia la sustentabilidad, lo que
provocó que recibiera una invitación por parte de una
editorial de prestigio internacional, para profundizar en el
tema y después poder publicarse. A raíz de esto, aún pese a los
problemas de salud, me propuse terminarlo. Esto fue posible
gracias al apoyo de Patricio Ruiz, pasante destacado de la
licenciatura en arquitectura, que como parte de su servicio
social colaboró con el desarrollo del tema y ayudó a
complementar algunas ideas que en una sola ponencia no
habría sido posible exponer. Para él mi agradecimiento
sincero, por su cariño e interés en ayudarme no sólo en la
elaboración y lectura de los textos que mi estado de salud me

5
impedía sino en el enriquecimiento de los textos y las
imágenes que complementan el documento en cuestión.
Afortunadamente, la nueva dirección de la Facultad de
Arquitectura vio con buenos ojos que este texto se publicara
con su apoyo para poder llevar a cabo el envío del texto a la
editorial que lo solicitó hace dos años. Su interés permitió la
corrección de estilo gracias a las instrucciones del arquitecto
Marcos Mazari, nuevo director de la Facultad de Arquitectura
(2012-16). Esta tarea se llevó a cabo en las oficinas de la
Coordinación Editorial, enzabezado por el Arq. Salvador
Lizárraga. Para ellos mi agradecimiento.
Tendría que mencionar aquí a muchas personas que de
manera directa o indirecta participan siempre en el proceso
de formación de ideas y de construcción de proyectos. Entre
ellos están el arquitecto Edmundo Miranda, profesor de las
licenciaturas de arquitectura y urbanismo y ex alumno
distinguido, y a la señora Guadalupe Hernández, quien
siempre ha estado cerca de mí, asistiéndome en el apoyo
secretarial, dándole seguimiento a mis proyectos. Para Lupita,
mi cariño de siempre.
Además de los ya mencionados siempre habrá
colaboradores que se nos escape mencionar puntualmente,
para ellos una disculpa sincera.
Por último, desde el fondo de mi corazón, un
agradecimiento especial a mi compañero de vida, Carlos
Ortega, por su compañía, cariño y su paciencia siempre

6
estimulantes para seguir plasmando mis inquietudes a pesar
de mis deficiencias visuales.
Prólogo
La elaboración de una ciudad humanizadora3 y generadora
de cultura, requiere de nuestra capacidad para recibir y
valorar el patrimonio de las culturas urbanas precedentes, las
cuales habremos de conservar y fomentar para heredarlas a
las futuras generaciones. Según la UNESCO, el patrimonio
cultural es el resultado de “las creaciones humanas, materiales
e inmateriales […], que deben ser identificadas, defendidas y
preservadas y por su valor propio consideradas para la
permanencia de la identidad y cultura de un pueblo.”
Entre los bienes materiales considerados como patrimonio
están los sitios, espacios comunes y monumentos, que a su
vez contienen mucho de lo inmaterial (culturas y tradiciones)
que debemos conservar, rescatar y desarrollar. Estos bienes
son el archivo urbano de la historia social. Cada grupo va
conformando su hábitat y con ello su historia. El patrimonio
histórico intangible es además “el crisol de nuestra diversidad
cultural y su conservación es garantía de creatividad
permanente”.4 Lo cultural abarca las tradiciones, costumbres,
fiestas, lenguaje, etc. Al vivir en un mundo materialista, nos
resulta difícil tomar en cuenta el patrimonio intangible. La
falta de conciencia acerca de éste dificulta la tarea de
considerarlo y protegerlo como parte de nuestro legado.
Contamos también con patrimonio resguardado dentro de

7
museos, debido a que el contexto para el que fue creado se ha
perdido. Existe inclusive patrimonio, que hace ciudad y
cultura al mismo tiempo, que no ha sido declarado como tal
por la UNESCO. Éste consiste en aquello que los mismos
pobladores han considerado digno de ser preservado. Para los
fines del presente trabajo consideraremos también como
patrimonio aquellos bienes susceptibles de estimación
cultural, afectiva o inclusive económica, se encuentren o no
reconocidos por la UNESCO; pero sí merecedores de ser
conservados como patrimonio y heredarlo a nuestros
descendientes, situación que nos obliga a rescatarlo,
conservarlo y continuar generándolo.

Ilustración 1: Distintos tipos de patrimonio

8
Si los seres humanos nos definimos además de homo
sapiens sapiens como homo faber, somos tanto ‘sabios’ o
‘conocedores’, como ‘hacedores’ o ‘generadores’ de
patrimonio (en nuestro caso, principalmente urbano). La
ciudad, como manifestación suprema de las obras del
hombre, ha sido construida, destruida y reconstruida a lo
largo de la historia. En los últimos tres siglos, dada una
aceleración en el incremento demográfico, se empezó a
padecer en las ciudades el desconocimiento y la falta de
cariño de sus habitantes hacia ellas. Éstas se deformaron de
manera desconsiderada, tanto social como ambientalmente
hablando y no fue hasta 1933 con la Carta de Atenas, cuando
de manera incipiente se menciona la idea de preservar el
patrimonio, y hasta 1964 en la Carta de Venecia, se habla ex
profeso de preservar el patrimonio histórico.
Nuestro propósito es despertar en los interesados en el
tema la voluntad de generar espacios de discusión y diálogo
para repensar y especular sobre nuestra tarea como
generadores, hacedores y preservadores de la ciudad (la del
siglo XXI), habiendo aprendido de nuestra herencia y de los
tinos y desatinos de los anteriores pobladores y constructores
de la misma.
Se invita, entonces, a profundizar en la reflexión sobre el
sentido humano de la historia de las ciudades, con el
propósito de comprenderlas para readecuarlas mejor;
queriéndolas, embelleciéndolas y responsabilizándonos más
de esta apasionante labor. De ahí que intentaré hacer una

9
reseña del tema que nos ocupa, para plantear algunas
hipótesis que nos lleven a pensar en posibles alternativas de
cambio, a partir de los propósitos mencionados.
Introducción
Se pretende subrayar la importancia de hacer un breve
recuento de la historia de nuestras ciudades, con renovados
enfoques desde el punto de vista del patrimonio cultural
construido. Unos que no necesariamente analicen los
complejos urbanos y pautas5 de asentamiento tangibles, sino
principalmente las intangibles, que son las que en muchos
casos nos demuestran que hemos perdido el rumbo y la
noción de lo que como sociedad nos acontece. Lo anterior, en
esta época de necesaria revisión de nuestro pasado y de
atención a nuestro presente, en nuestra actual situación por
demás crítica.
Se invita al lector a reflexionar en torno a la razón de ser de
las ciudades y del decaimiento de su contribución positiva a la
condición humana en general. Esta característica se ha
agudizado, en particular en sus espacios públicos,
arquitectónicos y abiertos que ahora son para la mayoría de
los pobladores del siglo XXI el hábitat mas deshumanizado. De
igual manera tendremos que especular aquí brevemente sobre
el porqué de la pérdida de la capacidad de mantener para
nosotros y las generaciones futuras un patrimonio cultural
tangible, intangible y sustentable digno de ser considerado
como tal.

10
La ciudad ha sido siempre una manifestación humana y es
reflejo de una sociedad en un tiempo y espacio dados, con
antecedentes históricos que la determinan y la conforman.
Hoy las ciudades están en crisis, como lo está la sociedad que
la ha ido construyendo principalmente en los últimos 60
años. Estos son algunos motivos fundamentales que nos
obligan más que a estar planteando nuevos instrumentos al
final de una época, la cual exige atendérsele de raíz y no sólo
con instancias y paliativos infructuosos, a tratar de
comprender mejor los orígenes y las causas de éste fenómeno
y colaborar en su transformación, como profesionales del
urbanismo, con una visión transdisciplinaria.
En el desarrollo de este texto se exponen primero algunos
de los antecedentes que nos llevaron a la situación actual; en
seguida se da una muestra de los intentos por mejorarla en los
últimos cincuenta años, al agudizarse los problemas urbanos,
con propuestas que han sido planteadas por los estudiosos,
investigadores y académicos, y en algunos casos llevados a
cabo por constructores de los espacios urbanos que no los
consideran sólo respuestas para la satisfacción de los
pobladores sino para beneficio del propio patrimonio. Por
último, y apoyado en todo lo anterior, se comparten algunas
reflexiones en relación no solo a los planteamientos arriba
descritos, sino también a algunas propuestas que han
emanado de los mismos, y otras que nos lleven a especular
sobre el diálogo necesario para hacerlo posible; triálogo,
cuando se da entre los profesionales, los pobladores y los

11
otros tomadores de decisiones.
Con relación al establecimiento de los lenguajes, se
diferencian aquellos de uso común de otros que se van
creando y cambiando para entendernos mejor, y plantear
tesis y teorías con base en reflexiones y conclusiones
emanadas de las anteriores. Esto último tiene como objetivo
orientar propuestas apoyadas en las experiencias aplicadas en
nuestro ejercicio profesional a lo largo del último medio siglo,
en el que pareciera que muchos sólo se lamentan de nuestros
fracasos y se preocupan del porqué se pierde nuestro
patrimonio, sin haber rescatado los aciertos, ni interesarse
por oír de ellos, para resaltarlos y rescatarlos.
Antecedentes
La mayor parte de los teóricos del urbanismo aun se
apoyan en enfoques materialistas y racionalistas
(economicistas, capitalistas, marxistas, socialistas, etc.), a la
vez que se quejan de las ineficiencias de los otros colegas,
pobladores o administradores de la ciudad; se le da así mayor
énfasis al análisis de los síntomas y malestares de la ciudad,
profundizando poco en las causas que los están generando.
Peor aún, casi nunca se tratan los temas relacionados con los
orígenes de los males, muchos de ellos ocasionados por
habernos olvidado del alma de la ciudad, de sus habitantes o
de la ciudad misma; de su espíritu y sus emociones; o de las
tradiciones y el patrimonio tangible e intangible de la
población urbana. Antes, las ciudades cantaban o al menos

12
nos hablaban. Ahora, la mayoría de ellas, sobre todo las que
alcanzan dimensiones metropolitanas, han perdido el alma o
la voz, son mudas o en algunos casos gritan.
Los pobladores en la actualidad poco se preocupan por
construir espacios para ser felices; se edifica para cubrir
necesidades básicas de alimentación y techo, y en muy pocos
casos de salud y sustento. Existen otros profesionales, aunque
pocos, que empezaron a preocuparse por estudiar y preservar
las obras del hombre y aprender de ellas. No sólo de épocas
pretéritas sino del arte de hacer cultura. Es a ellos a quienes
buscamos para construir un diálogo.
Pensar en alguna solución a los problemas urbanos sin
tomar en cuenta las constantes de competencia, explotación, y
expansión, y las variables como cultura, densidad
demográfica, movimientos migratorios, etc., sin entenderlos,
significaría perder el tiempo o agudizar otros problemas.
Sería como aplicar un medicamento que cura un mal sin
importar que cause otro. Debemos buscar la razón de los
logros y aciertos con hechos concretos de los autores urbanos;
considerar entre ellos a los profesionales, las autoridades, los
investigadores y académicos y los grupos organizados de la
sociedad civil que han ido construyéndolos. Más aún
necesitamos colaborar con quienes los sienten suyos y se
sienten autores o protectores de estos logros y aciertos,
dejando en segundo término a quienes en muchos casos han
sido impuestos por las autoridades o por otros, pues cuando
los bienes les son ajenos, los sienten extraños y no los

13
aprecian. No los cuidan ni protegen en la medida en que el
turismo, la especulación y normatividad contemporánea los
permite: por encima de cualquier ética, norma, o moral.
Resulta difícil en muchos casos que los espacios para vivir
sean conservados por sus mismos habitantes, ya que en la
actualidad la mayoría de ellos constituyen únicamente parte
del trayecto de la casa al trabajo, o viceversa; pierden así su
cualidad habitable y de disfrute para todos. Las variables
ligadas con los sentimientos, las tradiciones y la herencia
cultural casi nunca están contempladas ni para asignárseles
presupuestos ni para protegerlas, esto a razón de nuestra
cultura depredadora, racionalista, materialista y que tiende a
cuantificar y cosificar, dificultando la valoración y
preservación de los mismos.
No se han inventado aún las herramientas que se requieren
para asignar presupuestos que atiendan las preocupaciones y
el amor por las obras hechas con cariño por los mismos
pobladores, ya que no es posible volver objetivo lo subjetivo.
No nos ocupamos por atender tales preocupaciones salvo
cuando surgen situaciones políticas delicadas que necesitan
de otros medios para ser atendidas antes de que se agraven.
De aquí surge el imperativo por preguntarnos: ¿por qué
hemos llegado a esta situación y no atendemos estos aspectos
que podrían llevarnos más pronto a la humanización y
regeneración de las áreas urbanas?
Hemos olvidado la sustentabilidad inherente a los cinco

14
modelos tradicionales primigenios. Hasta nos extrañamos
porque esta característica, que en gran medida está inmersa
en la mayor parte de nuestro patrimonio cultural, en las
últimas décadas no se presenta, y entonces intentamos
rescatarla sin conocer la razón de su ausencia.
Proceso histórico generador de patrimonio
Buscamos aquí resaltar la importancia del patrimonio
histórico, entendido puramente como tal, así como a partir de
su valoración crear conciencia de su importancia como el
archivo vivo de la historia. A través de él podemos ver no sólo
las obras del hombre y su trascendencia, sino el cuidado
mayor o menor que a lo largo de las diferentes épocas hemos
tenido por nuestra historia.
Haciendo un recuento de los vestigios, testigos de culturas
y civilizaciones anteriores que ahora podemos considerar
patrimonio nuestro, empecemos por recordar los restos de las
primeras manifestaciones del hombre: en los inicios del
paleolítico el surgimiento de los santuarios religiosos; otras
manifestaciones culturales de los primeros años del neolítico,
de los cuales han llegado hasta nuestros días testimonios
como los dólmenes y menhires en Europa; y otras
construcciones como las de Malta o los templos en las
paleociudades del neolítico anteriores a la aparición de la
escritura, entre ellas las de Europa oriental y Anatolia.
Con respecto al patrimonio histórico sucede lo mismo en la
prehistoria6 que en la época histórica; podemos considerar

15
también, dentro de estos primeros vestigios, los que quedan
de las cinco grandes civilizaciones.7 En Mesopotamia, el
zigurat8 de la diosa Nannar (luna), en Ur, coincide con el
inicio de la llamada historia, a partir del año 3500 a.C., con la
elaboración de las primeras tablillas con escritura cuneiforme,
elaboradas en el templo bajo la vigilancia de la sacerdotisa de
ese lugar.
Los vestigios de muchas, por no decir de todas las
civilizaciones madres, han sido considerados patrimonio
cultural de la humanidad por la UNESCO, y respetados salvo por
los estragos naturales, guerras, invasiones y saqueos. De ahí
que, como mencionamos al principio, haya sido difícil
conservar in situ muchos de ellos y sólo en casos muy
afortunados hemos podido restaurarlos. Otros ya no están en
el contexto para el cual fueron concebidos, sino que han sido
movidos por sus descubridores o conquistadores, ambos
principalmente de carácter imperialista, para trasladarlos a
sus respectivos países, bien como trofeo de guerra o bajo el
pretexto de preservarlos y exponerlos en los primeros museos
que con ese fin se crearon.9
Ya hemos mencionado el patrimonio que nos heredaron
las primeras civilizaciones de la edad Antigua. Es importante
tomar en consideración otras culturas con el mismo valor
histórico que la occidental —a la cual más bien deberíamos
llamarle cultura europea–: Mesopotamia, Persia y Egipto
también influyeron en nuestra cultura. Más tarde los
conquistadores encontraron en América un patrimonio del

16
cual indudablemente somos herederos, y que subsiste hasta
hoy: la cultura mesoamericana y la Chavín. Este repaso toma
en cuenta únicamente a las culturas correspondientes a
occidente, que son, sin lugar a dudas, las que principalmente
han influido en la cultura de nuestra nación. Aun cuando no
se mencionan, vale evocar las manifestaciones culturales de la
India, China, y Japón.
Sólo hasta principios del siglo XIX pareció relevante la
conservación de los bienes legados por las culturas
anteriormente mencionadas, con quienes continuaremos
nuestro breve recorrido de patrimonio heredado. Tal como la
cultura griega antigua, que comprende el periodo que abarca
desde su Edad Oscura (Ca. 1200 a.C.) con la supuesta
invasión Dórica hasta la conquista romana de Grecia tras la
Batalla de Corinto (146 a.C.). Ahora bien, dado que sólo hasta
épocas recientes empezaron a conservarse los testimonios y
vestigios de las primeras grandes épocas culturales registradas
con pretextos más racionales que hasta la fecha son vigentes10
Estos han pasado a formar parte del patrimonio cultural de la
humanidad como objetos aislados en museos. Es así que, para
el discurso científico, el periodo de la Grecia clásica (siglos V
y VI a.C.) se reduce al momento, en palabras de Ruy Pérez
Tamayo, “en el que se abandonaron las explicaciones
sobrenaturales y mitológicas para los fenómenos naturales y
se intentó comprenderlos de forma racional”. Este fenómeno
no ha sido exclusivo de las culturas griega y romana, sino que
se ha generalizado a todas las civilizaciones; las cuales,

17
empero, una tras otra, han hecho cultura mediante ciudades y
legado testimonios patrimoniales que han llegado hasta
nosotros.
En el caso de la observación como estudio estructurado, el
Dr. Ruy Pérez Tamayo mencionó que “a finales de la Edad
Media y principios del Renacimiento, […] se renunció a la
autoridad de los clásicos y de la Iglesia y se adoptaron la
observación empírica y la experimentación para explorar a la
naturaleza”. Estos dos factores combinados, a partir de los
siglos XVI y XVII, inauguraron la Revolución Científica en el
mundo occidental. Lo anterior trajo, sin lugar a dudas,
grandes avances tecnológicos sin la intervención eclesiástica,
pero el costo de hacerlo fue el abandono de nuestro
pensamiento mágico y de las obras creadas a partir de las
concepciones religiosas, mitológicas, etc., junto con la
valoración de las emociones, lo que obligó a los hombres, a
partir de este momento, a separar y valorar mayormente las
cosas tangibles sobre las intangibles, ocupándonos menos por
estas últimas. Valdría ejemplificar las manifestaciones
culturales de este fenómeno al estudiar las características de
los complejos urbanos que en estos periodos se formaron.11
Al separar el pensamiento racional del emocional,
desvinculando ambos mundos, la humanidad
inevitablemente sembró una imperiosa esquizofrenia. Esto
provocó principalmente que los científicos, quienes antes del
s. XVII vivían integrados emocional, racional, científica y
religiosamente,12 comenzaran a deshumanizar su quehacer: se

18
alejaron de preocupaciones éticas y estéticas, del espíritu y de
la naturaleza, fenómeno que se acrecentó con la Revolución
Industrial, y obligó a la humanidad a habitar solamente en el
frío mundo racional, el de lo tangible, lo medible, y lo
material. En el olvido quedaron los espacios de meditación y
adoración, de esperanza, de aceptar e involucrarse con cosas
más grandes que el ser. De experiencias fantásticas y mágicas.
Sacrificamos nuestras características religiosas, espirituales,
extraterrenales, con ojos solamente para el progreso
tecnológico, científico, e industrial. Confundir e intentar
deshacer la necesaria simbiosis de lo racional con lo espiritual
llevó a la humanidad a la esquizofrenia; fue precisamente en
este momento que –como dicen muchos filósofos
contemporáneos, entre ellos Noam Chomsky, analista
político y maestro de semiótica– nuestra civilización comenzó
a suicidarse, con lo que necesariamente terminará por
desaparecer tal como por sus propias contradicciones lo
hicieron las civilizaciones a partir de la griega. Tenemos
entonces que profundizar en la comprensión de esta crisis y
buscar caminos alternativos para rescatar a un mundo finito
que si sigue con este ritmo estará destinado a agotarse; que
sólo produce y consume de forma infinita sin percatarse.
Entonces tendremos que aceptar que se acerca a la extinción
de sus recursos como para hacer algo a partir de esta realidad.
Una civilización basada solamente en la razón (del latín
ratio, medida, proporción), en las máquinas y en el
materialismo, no puede ya avanzar ni hacer nada para evitar

19
una crisis mayor. Comienzan incluso las potencias
occidentales a mostrar signos de debilidad en sus lazos,
mientras nosotros, los tan llamados países en desarrollo
pretendemos construir nuestro futuro basado en sus
principios. Necesitamos también reflexionar en torno a esto y
enfocar nuestras miras a objetivos superiores y comunes,
sumando y no restando con una perspectiva que nos permita
cambiar nuestra manera de actuar.
Nuestro modo de vida actual está basado en la
competencia, cuyos ejemplos más explícitos son las guerras,
tanto territoriales, como corporativas; incluso las de patentes,
que no son sólo de inventos y artefactos, sino hasta de la vida
misma: de semillas y secuencias genéticas.13 Nuestro mundo
de consumo sólo se puede sustentar en la explotación sin
medida ni sentido de los ‘recursos’. Esa palabra implica desde
un mineral hasta ecosistemas enteros, a costa de la vida de
muchos seres vivos, incluyendo a los humanos. Esta
explotación a ritmo vertiginoso sólo convierte en más pobres
a los pobres, cuyo número va en aumento, y en más ricos a los
ricos, quienes lo son cada vez más pero menos en número.
Asimismo, mientras algunos se dan el lujo de renunciar a su
poder de acción, el poder de decisión política recae en muy
pocos, quienes desafortunadamente muchas veces carecen de
perspectiva y consciencia de las implicaciones de sus
decisiones, del costo de mantenerse en un lugar tan
exageradamente privilegiado, y del estado real del mundo en
el que habitan, así como de nuestro destino, el de sus

20
cohabitantes.
Reflexiones
Hemos tratado de describir el modo de existencia y
quehacer de la cultura predominante así como los periodos
históricos conceptualizados por ella misma a partir del siglo
XVII, los cuales empezaron a ser demasiado generales ya
desde el siglo XIX.14 A despecho de ello, no hemos sido capaces
de detenernos para elaborar una mejor clasificación que
repare en las características tan diversas de las ciudades
después de la revolución científica del siglo XVI. Debido a los
descubrimientos que gracias a ella se expandieron hacia
América, y un siglo más tarde hacia África y Medio Oriente,
las ciudades ganaron mucha diversidad y terminaron por
corresponder a grupos distintos, aunque no satisficieron más
que a unos cuantos grupos de poder. Por ello, tenemos que
profundizar y pensar en el sentido humano de la historia15 que
queremos rescatar: el relacionado con los sentimientos, las
teorías humanísticas, la sustentabilidad y las ciencias sociales;
tanto como su evolución a lo largo del último siglo tan lleno
de información, confusión e indigestión de conocimientos
agolpados en una avalancha de medios informativos que han
conformado a nuestros establecimientos humanos, que nos es
difícil llamar ciudades. En el caso del estudio de estos
procesos en nuestro país,16 podríamos remontarnos a
principios del siglo XX.17 Todo este proceso se aceleró a
mediados del mismo siglo, cuando las ciudades empezaron a
ser incapaces de recibir corrientes migratorias de muy

21
diferentes tendencias y culturas y al ser incapaces de
asimilarlas, digerirlas e incorporarlas de una manera más
paulatina en los asentamientos humanos que empezaron a
perder su identidad, sus vínculos y el diálogo entre el
ambiente natural y el construido.
No fue sino hasta la década de los años setentas cuando
surgieron las reuniones internacionales promovidas por la
Organización de las Naciones Unidas (ONU) para analizar el
Estado del Ambiente: del Aire y los Desechos Sólidos en 1972,
de la Población y los Alimentos en 1974 y de los
Asentamientos Humanos en 197618, año en que los
urbanistas mexicanos desarrollamos un papel importante en
estos procesos.19
Están asimismo los eventos que emanan de la Convención
para la Protección del Patrimonio Cultural y Natural del
Mundo, adoptada por la Conferencia General de la ONU para
la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), en 1972. Su
objetivo fue promover la Identificación, Protección y
Preservación del Patrimonio Cultural y Natural de todo el
mundo, el cual es considerado especialmente valioso para la
humanidad. De igual trascendencia en nuestro caso, en
particular para las ciudades, fueron las reuniones
internacionales de la ONU iniciadas en esa misma década para
analizar la situación de la mujer en 1975.20 Como en el caso de
las anteriores, estas reuniones han tenido una gran
repercusión en la incorporación de este sector de la población
para la atención de las comunidades, barrios y poblados

22
urbanos y rurales, así como en el rescate de nuestras
tradiciones, con lo que brindaron un gran apoyo como
coautoras de su manera de intervenir en la tarea de hacer
ciudad21.
Situación actual
Es necesario no abandonar el proceso de humanización del
desarrollo civilizatorio. En la actualidad, los habitantes
urbanos nos hemos reducido a ser prácticamente partes de
una planta productiva más, mientras nuestra ciudad sirve de
contexto en el que se desarrolla este proceso industrial
deteriorador del ambiente natural y el creado.22
Parte de este deterioro ha afectado considerablemente los
vestigios de nuestro patrimonio, tanto del natural, como del
material y del intangible. Los profesionales responsables de la
creación de espacios habitables tenemos el compromiso de
formar patrimonio para que sea considerado herencia
cultural por la generación presente, como parte de lo que
legaremos a nuestros hijos. Afortunadamente el rescate de
sitios y monumentos históricos ha empezado a ser ya una
constante entre los investigadores universitarios, así como
tema de algunos profesionales que se preocupan por esta
disciplina; El compromiso de evitar este tipo de problemas
urbanos es deber de los estudiosos de estos procesos. Este
texto se escribió considerándolos principalmente a ellos,
quienes junto con los profesores y estudiantes de las diversas
nuevas carreras universitarias fundadas con visión

23
transdisciplinaria y de ciencias y humanidades integradas
para estudiar estos problemas y tratar de resolverlos, han
empezado a crear, preocupados por la preservación de
nuestro patrimonio, una corriente clara de proyectos
sustentables.
Los estudiantes universitarios y los estudiosos de hoy,
ambos con consciencia del deterioro ecológico y de la
necesaria sustentabilidad en los procesos de regeneración
urbana y arquitectónica, deberán ser los que planteen las
teorías urbanas del siglo XXI que modifiquen y humanicen a la
sociedad, incluyendo sus asentamientos tanto presentes como
futuros. Todo ello como resultado de un proceso de
ciudadanización que enseñe a sus habitantes (los ya
establecidos y los recién inmigrados) a trabajar
conjuntamente con los profesionales del urbanismo, los
gobernantes y administradores de las ciudades y muy
particularmente los grupos organizados de la sociedad. Todos
ellos deben ser considerados lo que en realidad son, los
autores de estos establecimientos. Paulatinamente tendrán
que, mediante un proceso de enseñanza–aprendizaje y de
democratización, ir aprendiendo junto con los otros autores
de la ciudad la importancia de su participación consciente en
el cuidado de preservar lo construido para con ello humanizar
la ciudad, así como generar con esta consciencia urbana
espacios habitables e incluyentes de todos los géneros de
personas, grupos con características comunes identitarias no
sólo en cuanto al género, sino también a la edad, la etnia, la

24
profesión, las capacidades, etc.
Habrá que incorporar el papel de los representantes de la
academia y de la docencia en nuestro país en este análisis de
la tarea de hacer ciudad y responsabilizar a todos ellos de la
incorporación de nuevos profesionales a nivel licenciatura y
posgrado en disciplinas afines o en su institucionalización.23
Nos enfrentamos también a la necesidad de crear métodos y
lenguajes en los cuales apoyarnos para entender mejor este
contexto deshumanizado en el que nos encontramos; para
atender estos problemas, aparentemente nuevos, debidos al
proceso civilizatorio ya referido. Procesos y lenguajes que han
venido saliendo a flote se han incorporado a nuestras
disciplinas y ahora deben formar parte de las mismas:
términos surgidos a partir de la conciencia de la presencia de
las humanidades en la planificación física, incorporados
intencionalmente cuando esta última carecía de ellos. Se tuvo
noción de esto principalmente a partir de las reuniones de la
ONU, ya sea las relacionadas con la saga del ambiente (1972,

1974, 1976, 1980, 1982, etc.) o con las de la mujer. Estas


últimas han servido primeramente para crear mayor
aceptación sobre el conocimiento del papel que las mujeres
deben jugar en el siglo XXI con sus características de madres y
protectoras de la naturaleza, y por consiguiente para dar
sustento a la incorporación activa de la mujer en el desarrollo,
y en las tareas de la protección del ambiente.
Perspectiva de género

25
Las mujeres fueron consideradas por la economía
industrial para engrosar las filas de los empleos o para
substituir a los hombres cuando fueron llamados a la guerra.
Cuando los soldados volvieron a sus países el sistema
económico consideró que no debía desperdiciar dicha fuerza
de trabajo ni los impuestos que entregaban al gobierno,
situación que abrió las puertas a la llamada “liberación
femenina”. Posteriormente, ya incorporadas en este
desarrollo depredador, las mujeres comenzaron a percatarse
de la inminente necesidad de cambiar al mundo porque se
estaba acabando con el ambiente y sobre todo con las
estructuras familiares. En efecto, al no tener donde ubicar
principalmente a los niños, a los ancianos y a los jóvenes (ya
no cabían ni en las casas, por sus tamaños, ni había manera de
dejarlos solos), el resultado inicial fue arrojarlos a un mundo
violento; posteriormente hubo que guardarlos en guarderías y
asilos, mientras a otros se les daban las herramientas para
poder incorporarse al llamado desarrollo. Unos más, los
jóvenes, salieron a las calles para expresarse con grafitis o con
cualquier otro tipo de nuevas manifestaciones o actividades
urbanas.
La incorporación de la mujer en los procesos urbanos
necesariamente debe resultar en un nuevo enfoque para
entender y tratar de humanizar a la ciudad. El pensar que las
mujeres sólo vinieron a ser más fuerza de trabajo
pretendiendo esa igualdad de géneros, es una tristeza y una
torpeza: las mujeres, como protectoras de los otros grupos de

26
personas, deben ser conscientes de que su papel en la
estructuración del espacio urbano es darle un sentido
humano a las nuevas formas de asentamientos. Los géneros
de personas tienen pues una nueva responsabilidad en el
contexto en el que están aprendiendo a relacionarse,
ayudando con su visión a repensar el cambio y con su
participación a construirlo hacia una nueva civilización, con
un enfoque de géneros, es decir, por todos y para todos.
Proceso de gentrificación
El término fue acuñado por Ruth Glass,24 para
conceptualizar un fenómeno que percibió en el centro
metropolitano de Londres durante la década de los sesentas:
las viviendas modestas, sencillas y pequeñas de los antiguos
barrios, conformados por casas humildes de los trabajadores
que poco a poco migraron hacia las zonas del ensanche,
comenzaron a ser invadidas por personas de la clase media.25
Con esta invasión vino una revalorización del espacio por
parte de sus nuevos usuarios. Se generaron así nuevamente
espacios habitables de calidad, cuidados por sus nuevos
habitantes.
Según Michael Pacione, la gentrificación (préstamo del
inglés sin equivalente en español) “se refiere a un proceso que
opera en el mercado privado de vivienda, donde las
propiedades de la clase obrera y las abandonadas son
rehabilitadas por grupos con mayores ingresos”, cuyas
consecuencia son desplazar a los residentes originales; elevar

27
el costo de las propiedades por incrementarse el valor del
suelo; reducir la densidad de ocupación de la zona; alterar la
estructura socioeconómica de los lugares; y, en muchos casos,
generar un alto grado de conflicto socioeconómico debido a
la disparidad de los residentes en un mismo espacio.26
La traducción literal del término podría ser
aburguesamiento, pero aplicada a nuestro momento y
situación, la intención no sería reubicar a los habitantes de un
lugar y privilegiar a las minorías con mayor poder
adquisitivo, sino encaminar a los residentes a apropiarse de
sus espacios y mejorarlos, para hacerlos felices.
A partir de la elección de un gobierno democrático en la
Ciudad de México en 1998, se inició un proceso para tratar de
entender mejor a la ciudadanía y entablar el diálogo con los
habitantes, con la intención de lograr ese mismo
mejoramiento con los propios residentes del lugar, aun
cuando no siempre se ha logrado. Es importante señalar que
la gentrificación generalmente se da con nuevos pobladores,
como se expone más adelante.
Caso de estudio: proceso reciente de gentrificación en
China

28
Ilustración 2: Plano de la ciudad de Pekín. Se ilustran las diferentes ciudades a
través del tiempo. Los puntos marcan la existencia de algunos Hutongs.

Tanto en Beijing como en Shanghái se han rescatado


espacios significativos. En el caso de Beijing los más
significativos son los hutongs, que son barrios y vecindades
tradicionales, características de los usos y costumbres de las
viviendas en esta cultura. Donde predominan este tipo de
edificaciones es en la ciudad de Beijing, pero se concentran de
manera particular en los barrios ubicados en la parte más
vieja de la ciudad, principalmente en las ciudades Tártara, al
norte, y China, al sur del complejo imperial donde abundan
los espacios arquitectónicos considerados patrimonio cultural
de la humanidad.
Los hutongs son unidades barriales constituidas por un
grupo de casas en vecindad con servicios comunes de baño,
cocina y espacio común cubierto que da hacia un patio
central abierto, ambos para la convivencia de los vecinos.
Estas unidades se ubican y entrelazan por pequeñas

29
callejuelas que en algunos casos son únicamente para uso
peatonal. Tienen los vestigios de la belleza del diseño de
algunas esculturas a la entrada de las vecindades, o
altorrelieves en jambas y dinteles.

Ilustración 3: Vistas típicas de los Hutongs


En algunos casos el proceso de gentrificación se ha llevado
a cabo de manera más radical, manteniendo solamente las
fachadas en cuanto a ritmos, materiales, o en algunos casos,
colores, pero se han cambiado diametralmente las funciones
de uso de suelo: de residencial a multifamiliar, o a comercial,
destruyendo radicalmente lo que existía para implantar
nuevas trazas urbanas, ubicando en ellas grandes conjuntos
unifamiliares, zonas comerciales, etc.
Este fenómeno se ha dado en ciudades importantes del
país; además de en Beijing, la capital, en Shanghái, ciudad que
posee un crecimiento demográfico acelerado. Aquí se ha
reformado de manera drástica el uso de suelo y la imagen
urbana, un poco para occidentalizarla y “modernizarla”.
Otros procesos de regeneración urbana
Otra manera de rescatar el patrimonio histórico es
mediante nuevos usos en contextos en los que el cambio del

30
uso de suelo se hace necesario o la dinámica cultural del lugar
genera nuevas alternativas para el uso de espacios viejos (vino
nuevo en odres viejos).
En casos en los que se redignifica el espacio haciendo
“acupuntura” puntual27 (poner edificios icónicos en zonas que
se pretenden rescatar, como el museo Guggenheim de Bilbao
en España, en términos urbanos), en este caso en edificios de
patrimonio cultural con un nuevo uso que no necesariamente
sea el de museos sino de cualquier otro aspecto, recreativo o
cultural. Ejemplo de ello podrían ser los vestigios del templo
de Atenea en Siracusa, que sirvieron de base para la cella de
un templo cristiano, convertido posteriormente en mezquita,
y después nuevamente en iglesia cristiana.
En el caso de una regeneración total se ha pretendido
construir proyectos específicos con nuevos diseños de
fraccionamientos, parques urbanos, zonas residenciales,
edificios multifamiliares de gran altura para albergar familias
–a manera de cajoneros–, que se vayan sucediendo como
parte de un proceso urbano. Esto conlleva la demolición de
construcciones antiguas o deterioradas, con lo que se pierde
así el sentido humano de la historia en esas ciudades. El haber
tomado el caso de dos ciudades chinas para ejemplificar los
procesos de gentrificación que pretenden conservar
patrimonio histórico independientemente de los nuevos usos
a los que se piense destinarlo es porque en ellos los contrastes
de la cultura occidental y la local son más evidentes y se ha
podido lograr adecuación entre lo que pueden ser cambios

31
tradicionales de uso de suelo, y otros destinados a los
procesos del fomento de la actividad turística, así como
proyectos para conjuntos habitacionales masivos en altura.
Algunos ejemplos en el caso de nuestro país
Zacatecas
Se trata de un barrio en el que existían dos o tres
vecindades cercanas, las cuales fueron anexadas una a la otra
para regenerar las propiedades y convertirlas en un hotel de
lujo. Las vecindades pasaron a formar las habitaciones; los
patios, espacios abiertos y de distribución de las habitaciones.
Se incluyeron de la misma manera otro tipo de servicios
complementarios, de recepción, de restaurantes y de oficinas
administrativas del propio conjunto, como lo ilustran las
imágenes con las que se anuncia este hotel, llamado Mesón de
Jovitos.

Ilustración 4: Vista interior del Mesón de Jovitos, una vez intervenido Regina

Regina
Un intento de gentrificación en el caso de la Ciudad de
México fueron los proyectos realizados en el centro histórico

32
para recuperar espacios deteriorados y en algunos casos
colaborar con la población ofreciéndoles mejorías en sus
espacios habitables. En otros casos se compraron los predios
para cambiarles el uso de suelo y venderlos nuevamente a
usuarios que estuvieran dispuestos a pagar por la mejoría de
esos espacios. En el primer caso, el resultado fue muy poco
sensible porque los ciudadanos recibieron un bien sin realizar
el menor esfuerzo para ello, temerosos de que las mejorías les
fueran a generar pagar mayores impuestos. En este caso, la
mejora no sería permanente. En el segundo caso, se perdió la
convivencia original pero se buscó, y en parte con éxito, una
nueva estructura social en un espacio que cambió de imagen,
de uso del suelo y de usuarios. Muy posiblemente en este
segundo caso, el patrimonio cultural del entorno, podría
tener mayor trascendencia. En ambos casos, lo que faltó fue
inculcar el sentido humano de la razón de ser de estas obras
(acciones), y educar a la población para que apreciara una
mejor manera de vivir. Nada es apreciado si no se quiere.

Ilustración 5 Plano donde se marca la intervención en el corredor de Regina en


color morado.
Origen del deterioro de zonas, motivo de gentrificación

33
La gentrificación de áreas urbanas es en realidad un
fenómeno viejo, y aquellos que la promueven la justifican
como mecanismo para devolver los espacios patrimoniales a
quienes poseen los medios para cuidarlos y se enorgullecen de
hacerlo y vivir en ellos.28
Generalmente se ha presentado con tres vertientes: como
acto de política urbana, de presión de mercado, o de forma
espontánea, caso en el cual cierto tipo de población, entre
ellos artistas, académicos, etc., se ocupan de repoblar la zona,
revalorando sus propiedades y generando actividades
económicas asociadas.
Relevancia de los procesos de gentrificación
Hemos subrayado ya que este proceso genera una nueva
consciencia acerca del valor del espacio. Así pues, lo
importante de esta experiencia no es generar migraciones de
grupos de personas de un lugar a otro para mejorarlo, sino
procurar que los que ya habitan estos espacios que requieren
de cariño y cuidados se interesen por ellos, hacerlos ver que el
lugar en el que habitan es suyo, para que lo quieran, y por
ende lo cuiden. Buscamos retomar la inercia de este proceso
para contribuir a la protección del legado cultural, urbano,
arquitectónico y ambiental con la reflexión acerca del proceso
de transformación hacia la modernidad, y la recuperación y
necesaria revitalización de nuestros centros históricos. La
tarea principal en la acción de hacer ciudad es pensar en la no
deshumanización de la misma: debemos darle un sentido de

34
comunidad y convivencia que no siempre se logra pues no
todos aquellos que viven en la zona están dispuestos a
afrontar los gastos y el esfuerzo por mejorarla o desconfían de
la razón de ser de estos procesos cuando vienen de parte de
las autoridades. Es aquí donde se necesitan mejores políticas
para mejores prácticas en cuanto a la atención de los espacios
públicos. Se debe estimular la participación de los diversos
géneros de personas, en especial la de las mujeres, quienes
mejor comprenden y llevan a cabo la preservación de su
hábitat y de su cultura y le dan un sentido más humano a la
razón de ser del vivir en convivencia.
Términos para un nuevo lenguaje
De todo el proceso de deshumanización de las ciudades y
de la necesidad de atender esta situación surge la necesidad de
incorporar o retomar términos para tratar de colaborar con
los procesos de regeneración y rescate de patrimonio, y así
comprender mejor nuestro papel en él. Para que podamos
recurrir a ellos como medio de diálogo, describiremos los
principales grupos de términos, lenguajes y enfoques, sin
necesariamente profundizar en cada uno de ellos, sino
sabiendo que cada etapa cultural necesita de nuevos lenguajes
para poder dialogar mejor con quienes pretenden rescatar el
patrimonio, por interés ya sea de las autoridades o de los
habitantes mismos.
Algunos de estos términos fueron incorporados al léxico de
los profesionales del urbanismo durante el siglo XX,

35
clasificándolos como sigue:29

Los incorporados por la preocupación de considerar a nuevos


géneros de personas ante el crecimiento acelerado, tales como:
comunidad, sociedad, vínculos sociales, tasa de incremento,
proyecciones demográficas, segregación social, pirámides de
edades, migración, movimientos sociales, asentamientos humanos,
centros de población, ciudades medias y pequeñas, infraestructura,
procesos de urbanización, población urbana, población rural,
diversificación, conurbación, metrópolis, desarrollo urbano, zona
metropolitana, ciudad, región, planificación, planeación,
programación. Sólo por mencionar los más frecuentemente
usados.
En otro de los grupos de términos que podemos incorporar a
este glosario están aquellos resultados de las Conferencias
Internacionales de Hábitat ONU, (1972-2006), de cuyas inquietudes
ya se hizo mención, que surge de los últimos 30 años cuando
estábamos muy molestos con nuestras ciudades y sociedades,
motivo suficiente para comenzar a buscar soluciones. También se
rescatan otra serie de términos que se fueron incorporando
nuevamente al lenguaje de los urbanistas, por supuesto la mayoría
de ellos producto de la época: los países que reunió la ONU se
congregaron a partir de 1972 para analizar y discutir el estado del
ambiente natural y creado de nuestras ciudades. De estas
reuniones tenemos términos como: contaminación, calidad de
vida, contaminación atmosférica, ecología, contaminación de
desechos sólidos, desarrollo sustentable, reciclable, hábitat,
gobernabilidad, gobernanza, empoderamiento, gentrificación,
planeación estratégica, ONG (organización no gubernamental),
hacer ciudad, etc.
De ahí resultó también el concepto “asentamientos humanos”,
para referirnos a esos conglomerados que ya no son ciudad y que
aún no tenemos claro lo que en realidad son. Asimismo el término
de la sustentabilidad y el del desarrollo sustentable (siendo este
último un paliativo para hacer pensar que el desarrollo podría
mantenerse por sus propios medios). Vinieron después términos

36
como globalización para que pudiéramos tratar de entender los
fenómenos de nuestra época.
Los necesarios para aclarar los procesos de ciudadanización,
civilizatorios y de hacer ciudad: querencia, topofilia, modo de vida,
plusvalía, multiculturalidad, multietnicidad, transculturización,
participación ciudadana, GOS (grupos organizados de la sociedad),
casas de cultura, etc.
Aquellos necesarios para aclarar la incorporación, en el proceso
de hacer ciudad, de nuevos géneros o grupos de población:
perspectiva de género; los géneros por edades, capacidades, etnias,
culturas, etc.; estancia; casa de retiro y otros (asilos); guardería, etc.

Entre estos términos, encontramos el de perspectiva de


género, que a veces es entendido de otra forma, mas en las
ciudades no sólo se distinguen hombres y las mujeres, sino
todos los grupos o géneros de personas que de alguna manera
tenemos particularidades por edades, etnias, sexo, culturas,
capacidades diferentes y nos hemos incorporado a la vida
pública. Toda esta diversidad provocó nuevos términos como
el de sororidad (aún no reconocido por la Real Academia
Española), que es la solidaridad entre grupos de mujeres con
mujeres. Otros términos tuvieron que rescatarse y
generalizarse cuando las mujeres empezamos a incorporarnos
a nuevas jornadas sin haber descuidado aquellas que ya eran
responsabilidad nuestra, es decir, con las que ya contábamos,
con lo que se empezó a perder la oportunidad de tener tiempo
para humanizar los espacios en los que vivíamos; cuando las
familias polinucleares ya no cabían en esas casitas que
estrictamente están contempladas sólo para dormir y a veces
para comer, se generó también un proceso de

37
deshumanización del núcleo familiar. Estas situaciones
provocan la necesidad de pensar en espacios ahora
patrimoniales en donde sí se vive menos precipitadamente, a
la vez que nos hacen ver la importancia de rescatar esos
espacios ahora considerados como patrimonio. A nosotros se
nos había dicho que eran 8 hrs. para trabajar, 8 para
descansar y 8 para dormir. De esa manera, esas ocho horas
para descansar eran para disfrutar igualmente de ese hábitat
que iba generando patrimonio, y que heredábamos a nuestros
hijos. En la actualidad tenemos 8 para trabajar, 8 para trabajar
horas extras y trasladarnos de un lado a otro y 8 para no
dormir de la preocupación de que nos alcance el gasto. Así es
como entendemos esta civilización tan desarrollada y “de
progreso”, incapaz de tener tiempo y espacio para disfrutar,
conservar y generar nuestro hábitat.
Finalicemos recordando que hemos tenido la necesidad en
algunos casos de seguir creando nuevas palabras, o rescatar
otras relacionadas con las ciencias sociales, las nuevas
tecnologías, el desarrollo sustentable, el urbanismo
transdisciplinario, etc.30
Hay otros lenguajes que no se basan en palabras, con los
cuales también tendríamos que familiarizarnos para poder
entender los gritos, el silencio, y la alegría que los espacios nos
comunican.
Conclusiones
Aún nos falta –me atrevo a decir que muy urgentemente–

38
la creación de nuevos foros y seminarios permanentes. No
sólo de análisis como los surgidos desde la década de los años
de 1950 hasta las de 1970 y 80 que lamentablemente
trabajaban únicamente en torno a la institucionalización de la
planeación, quedando durante años en manos de los
organismos oficiales y no de los grupos organizados
profesionales. Se perdió mucho la disciplina de revisión y
discusión permanente. Los diálogos entre profesionales, y
ahora entre actores de la sociedad civil, son fundamentales
para construir un nuevo enfoque de lo que se quiere y se
puede lograr entre todos, sin creer que está solo en manos de
las autoridades o del sector privado la autoría de los proyectos
sociales y urbanos.
Debemos plantear propuestas y tesis con las que muchos
actores se percaten de que en realidad la acción o su
actualización, es ya un hacer, para así transformarlos en
coautores de un cambio que está surgiendo tanto para
reconocer nuestra historia y nuestro patrimonio como para
que, apoyados en él, podamos construir nuestro futuro. Sólo
reconociendo nuestro pasado podemos reconstruir los
espacios en los que vivimos ahora.
En el caso de los espectadores, esto resulta más difícil
porque es fundamental que todos cobremos consciencia de
que la responsabilidad no está en manos de unos cuantos sino
de todos quienes de alguna forma debemos manifestarnos
como autores no solo de nuestras ciudades y nuestro entorno,
sino también de la cultura que se refleja en él.

39
Afortunadamente, foros y seminarios, organizados en el
ámbito académico o gremial, abren espacios para la discusión
de temas muy variados entre los diversos autores pero
siempre en torno al asunto de la humanización del hábitat y a
generar el triálogo entre los diferentes autores. La tarea de
cualquier profesional o ciudadano que se preocupa por su
país y los espacios que habita, es tratar de hacer, en el campo
que le corresponde, más felices a los usuarios de un espacio
dado, incluyéndose a él mismo. Hoy en día es importante
aprovechar los nuevos medios de comunicación para
fomentar nuestra preocupación y la participación activa.
Debemos repensar la ciudad más allá de como un todo,
principalmente a partir de los elementos que la definen, los
procesos que la forman y los seres que la construyen; no tanto
desde los parámetros establecidos en una teoría arcaica, sino a
partir de los seres vivos que la componen. Ya desde 1902
Ebenezer Howard31 hablaba de la necesidad de hacer jardines
en ciudades que habían perdido su relación entre el campo y
la ciudad, al haber quedado esta última densamente poblada y
congestionada lejos del contexto no urbano. Lo anterior para
que los habitantes pudieran recrearse. Generó lo que después
sería entendido como un nuevo patrimonio. Asimismo
deberemos considerar la ciudad en cuanto a sus posibilidades
para concebir nuevos caminos y medios que funcionen como
un instrumento de humanización generador de cultura, que
es para lo que las ciudades fueron construidas.
Para generar patrimonio cultural y preservarlo debemos

40
conocer cómo enmarcar nuestras normas y reglamentos con
nuevos valores, los que se necesitan para revitalizar nuestra
cultura; y lenguajes y términos, los que nos ayudan a
comprender mejor las ideas, y a comunicarnos de manera
precisa y efectiva. Debemos comprender ese amor que los
pobladores tienen por sus barrios y por su localidad cuando
se identifican con ellos. Ese amor que los lleva a conservar sus
hitos históricos y lugares de remembranza, esa querencia por
sus espacios. Todo ello es algo que tienen o tenemos muchos
urbanistas. Como ya se ha mencionado, en el momento en
que los habitantes sienten suyo algo, lo quieren, y cuando lo
quieren lo cuidan. A este hecho se le denomina topofilia.
Quienes se identifican con sus espacios les dedican tiempo
para quererlos, embellecerlos, cuidarlos. Para que este
proceso de humanización germine, además de saber cómo
funciona, necesitamos conocer la historia y las ideas en la que
se fundamentaron todas las vidas de los pobladores de esos
espacios. Entenderlo todo como nuestros ancestros
mesoamericanos lo concebían en el Altépetl.

41
Ilustración 6 Representación del Altépetl siglo XVI (Ia interpretación de sociedad
y espacio, concebidas como un todo (géneros de personas, flora, fauna, agua y
tierra)

Observando esta figura, encontramos que representa una


visión holística del mundo mesoamericano. El lugar se
representa con la tierra, el agua, los seres vivos que en ella
están: hombres, animales y vegetales; e inclusive objetos
inertes por oposición a los demás activos. Nos percatamos
que efectivamente ellos concebían un espacio no como una
superficie, sino como la interrelación de todo el hábitat. No
podemos pensar en nada de ese hábitat sin concebirlo
íntimamente relacionado con todo lo demás, nuestro presente
y nuestro pasado.
En nuestro mundo se toman decisiones con las que se
borran los barrios y los pueblos, junto con su traza original,
para conformar nuevas manchas urbanas y áreas
metropolitanas que compitan en superficie y capacidad
económica y productiva con otras similares. Habría que
pensar como complemento a estos valores la conservación, la
participación la complementariedad y cultivo del espíritu.
El valor propio, la permanencia de la identidad y la cultura
de los pueblos requieren ser conservados y para ello nuestros
bienes culturales están representados en lo urbano,
constituido por los bienes materiales e inmateriales (tangibles
e intangibles). La UNESCO, preocupada por ello, subraya la
importancia de sugerir y hacer entender el sentido humano
de las ciudades que no es otra cosa que el proceso de su

42
creación enfocado en su dimensión humana y social, lo cual
debe constituir hoy una preocupación para los urbanistas.

Ilustración 7: Los 7 valores fundamentales para hacer ciudad.

Para poder comprender la integración de todas las


variables que intervienen en nuestras disciplinas, y la
responsabilidad de cada uno de los autores de la ciudad, es
necesario que seamos conscientes de que vivimos en un
mundo globalizado y multicultural en donde las disciplinas
deben conocer su propia función junto con las de otras que se
han ido generando buscando especialidades y que ahora es
necesario comprender también con una visión
transdisciplinaria integral. Conviene para esto considerar que
los problemas, como la sociedad, no son fenómenos aislados,
y que su solución y mejor consolidación no son tarea de una
sola disciplina: un urbanista se apoya en información
generada por antropólogos, sociólogos, psicólogos, e incluso
biólogos. Esto sumado al papel que deberán jugar los actores
de la ciudad (autoridades tomadoras de decisiones, sector
público y privado, social y empresarial, profesional),
permitirá con el tiempo que la labor de los otros sea común al
saber de todos, que queramos cumplir lo mejor posible con la

43
nuestra, y de igual manera que los otros conozcan nuestros
intereses para llevarla a cabo.
La concepción de que solamente como integrantes de
grupos organizados somos actores en la ciudad es obsoleta.
Consideramos necesario un diálogo –mejor dicho un
triálogo– entre tres grupos: el primero comprendido por los
que administran, planean, cuidan, vigilan e, idealmente,
defienden la comunidad; el segundo por los que viven en esa
comunidad, la conocen, e idealmente la procuran; el tercero
por los profesionales que la estudian, supuestamente la
entienden, y establecen programas y proyectos para atenderla.
Cada uno de estos grupos puede dividirse a su vez en autores
–los que diseñan la ciudad y toman decisiones–, actores –los
que la ejecutan– y espectadores –los que ven transcurrir los
eventos y no intervienen en las decisiones–. Es entre estos tres
grupos sociales donde se debe propiciar el triálogo. Como
profesionales no podemos actuar sin estar informados de lo
que siente la población, ni tampoco sin estar al tanto de cómo
y por qué toman las decisiones aquellos a quienes les
corresponde hacerlo. Las autoridades toman decisiones
conforme a las presiones políticas, y las presiones políticas
surgen de los intereses de los tan mencionados grupos de
poder (o de poder fáctico, y de ahí las recomendaciones de
que para poder competir con ellos, habrá que empoderarse).
La existencia de estos grupos es innegable, y su capacidad de
definir los rumbos de la sociedad también lo es, pero es
importante que lo definan contemplando valores éticos,

44
equitativos socialmente, y corresponsabilizándose de las
consecuencias. Aquí los profesionales también encuentran
parte de su quehacer, pues conforme se generen y difundan
contenidos que siembren esos valores, seremos capaces de
trabajar conjuntamente con una visión compartida.

Ilustración 8 Proceso para la creación de autores urbanos a través del diálogo


entre ellos

Ilustración 9 Grupos de la sociedad que pueden volverse autores urbanos

Si lo que hemos visto a lo largo de los procesos de


deshumanización de los espacios urbanos nos ha dejado la
consciencia de preservar lo que aún tenemos, por un lado, y
por otro, de empezar a vivir dándole un mayor sentido

45
humano a los espacios que en la actualidad habitamos,
podremos heredarles a nuestros descendientes espacios que
pueden llegar a ser herencia patrimonial. Si por el contrario,
perdemos ese sentido humano que tienen los espacios ahora
considerados patrimoniales, no podremos ser capaces ni de
conservar los existentes ni, lo más importante, de crear
nuevos.
Bibliografía
De Hoz, Onrubia, Jaime (2005). “Documentos para la
restauración arquitectónica: Las ‘cartas internacionales’”,
en Maldonado Ramos, Rivera Gámez y Vela Cossío (eds.),
Los estudios preliminares en la restauración del patrimonio
arquitectónico, Ed. Mairea, Madrid, España.
Chávez Barragán, Estefanía, (1998). Urbanismo en
Ciudades Medias y Pequeñas. Programa Universitario de
Estudios de la Ciudad, UNAM. México. Sociedad Mexicana
de Planificación (SMP), (1973). Memoria 1972-1976.

1 Texto derivado de la ponencia magistral correspondiente a la mesa 3 de historia


social urbana en el congreso
2 Profesor fundador del Área de Teorías e Historia Urbanas de la licenciatura en
Urbanismo en la Facultad de Arquitectura, UNAM.
3 Entendamos como humanización el proceso cultural del hombre para
convertirse en un ser completamente funcional dentro de una sociedad. Esta
sociedad se encuentra a cargo de nutrirlo de los valores y costumbres, así como
todos los conocimientos que la conforman y definen.
4 Definición de la UNESCO: Disponible en http://bit.ly/SHHref02
5 Herzkovits, Melville, El hombre y sus obras, ed. Fondo de Cultura Económica,
1968
6 Desde el paleolítico, hace aproximadamente 2.5 millones de años, hasta la
invención de la escritura cuneiforme, Ca. 3700 a.C.
7 Aproximadamente: Mesopotamia, 3500 a.C.; Primer asentamiento en el valle

46
del Indo, 2500 a.C.; Primera dinastía china, 2100 a.C.; En Mesoamérica, los
primeros asentamientos olmecas, 1200 a.C., en los Andes en Sudamérica, los
chavines 900 a.C.
8 Templo de la antigua Mesopotamia con forma de torre o pirámide escalonada.
El núcleo del zigurat, parte no expuesta a la intemperie, estaba construido de
ladrillos secados al sol, mientras que la parte exterior estaba revestida de ladrillos
cocidos, vitrificados en diferentes colores.
9 Según Eduard Alexander, En el siglo V a.C. el propileo de la acrópolis de Atenas
albergaba pinturas en tablas (en griego, pinas, de ahí pinakotheke) encima de los
frisos de mármol. en el siglo III a.C. existió un museo en Alejandría, que contenía
estatuas, instrumentos astronómicos y quirúrgicos, pieles de animales, un jardín
botánico y un zoológico, pero funcionaba principalmente para fines académicos,
como un campus de investigación. Euclides, Eratóstenes y Arquímedes impartieron
cátedra ahí. Los romanos también exhibían pinturas y esculturas, usualmente
conseguidas como botín de sus conquistas en foros, jardines públicos, templos,
teatros, y baños. La idea de un museo difícilmente sobrevivió en la edad media,
aunque iglesias, catedrales y monasterios solían venerar imágenes y reliquias
religiosas. Las cruzadas aportaron objetos preciosos que se unieron a los tesoros y
palacios de los nobles. Con el surgimiento del humanismo renacentista, y
posteriormente la ilustración, aparecen nuevos conceptos como las galerías, y los
gabinetes, en el siglo XVI. Para el siglo XVII, (Alexander, Eduard P. y Alexander,
Mary, Museums in Motion: An Introduction to the History and Functions of
Museums, 2a Ed., AltaMira Press, Reino Unido, 2008) Basilea abrió el primer museo
universitario en 1671, y ya para el siglo XVIII nacieron los museos con el concepto
moderno: en Francia (Musée du Louvre, 1793), Inglaterra (British Museum, 1753),
Italia (Museo nazionale preistorico etnografico, 1876) y más tarde E.E.U.U.A.
(National Gallery of Art, 1937), y así en otros países. Otras manifestaciones
consideradas como patrimonio del hombre se encuentran en colecciones privadas
inaccesibles al resto de la población.
10 A este respecto, el Dr. Ruy Pérez Tamayo, en torno a los componentes
esenciales de la ciencia, destacó el periodo de la Grecia clásica (siglos V y IV a.C.),
como el momento“[…] en el que se abandonaron las explicaciones sobrenaturales y
mitológicas para los fenómenos naturales y se intentó comprenderlos de forma
racional.”. A esta época corresponden las modificaciones que hizo Pericles a la
Acrópolis y al Ágora de Atenas en las que es perceptible la diferenciación de
funciones de una y la otra. Si recordamos las protociudades, y como ejemplo de ellas
a Catal-Huyuk las funciones de todo ese complejo urbano no están diferenciadas e
inclusive están integrados el ambiente natural y el creado, y más tarde, cuando los
espacios públicos en que se integraban los templos y espacios donde se
manifestaban sus vínculos con los aspectos de su panteón en la mitología clásica.
(Extracto de su plática en el ciclo de conferencias ‘Galileo, su tiempo, su obra, su
legado’ celebrado en El Colegio Nacional, 9 de octubre de 2009. Obtenido del
boletín UNAM-DGCS-595, Dirección General de Comunicación Social,
http://bit.ly/SHHref03, visitado el 5 de octubre de 2012)
11 Por ejemplo, en la Baja Edad Media, con las grandes catedrales y los
monasterios que sobresalían en algunos casos por igual que los castillos feudales y la

47
majestuosidad de sus murallas. Ciudades como Carcasonne, en Reims Francia, en
Malinas, Alemania etc., o más tarde las grandes catedrales como la de Santiago de
Compostela, o los edificios palaciegos en el centro de Europa ilustran este tipo de
núcleo.
12 Aún cuando en los inicios de la Revolución Científica los estudiosos de esa
época en su mayoría eran religiosos, asistían a este tipo de ceremonias y
consideraban los dogmas en que estas ideologías se sustentaban, luego se
desconectaban del mundo religioso y se incorporaban a sus preocupaciones
científicas en sus laboratorios, para seguir profundizando en situaciones que con
anterioridad pudieron llevarlos a arriesgarse a ser quemados en la hoguera.
13 La genética personal topa con la patente: Diez años después de la
secuenciación del genoma humano, el 20% de los genes está registrado. Los expertos
alertan del peligro de entorpecer la medicina personalizada. Por Mónica Salomone,
en, El País, 31 de marzo de 2011, extraído el 24 de septiembre de 2012 a las 11:03
am. http://elpais.com/diario/2011/03/31/sociedad/1301522401_850215.html
14 Periodo de gran auge científico y tecnológico, para lo cual se considera como
detonador la publicación de Nicolás Copérnico : De revolutionibus orbium
coelestium (Sobre el movimiento de las esferas celestiales)
15 Toynbee, Arnold Joseph, Mankind and Mother Earth, Oxford University
Press, 1976
16 Ya desde 1929, en la entonces Escuela Nacional de Arquitectura (ENA) de la
UNAM, el Arq. José Luis Cuevas en sus primeras clases de urbanismo, consciente del
deterioro urbano que ya se mostraba en esa época, principalmente en las ciudades
industriales europeas y norteamericanas, y que estaba repercutiendo en el inicio de
la incipiente industrialización en México a partir del Porfirismo, hablaba de la
necesidad de reflexionar sobre la urgencia de incorporar a las humanidades como
parte fundamental de su programa de estudio. Él consideró desde esa época, que el
urbanismo no debía ser solo una asignatura en la ENA, sino que debía contemplarse
ya la creación de una licenciatura que estudiara estos problemas urbanos que en el
ámbito internacional no solo ya se estaban registrando, sino que eran motivo de
estudio y pudo brindarles a sus alumnos en ese entonces, información bibliográfica
de las corrientes de urbanismo de los países europeos, que junto con los aportados
por el Arq. Carlos Contreras Pagés en el caso de la Gran Bretaña y los Estados
Unidos, enriqueció a los que junto con ellos vinieron a ser los iniciadores del
urbanismo en nuestro país. Fue el Maestro Domingo García Ramos quien hiciera
con su libro Iniciación al Urbanismo, el primer libro de texto formal en español
para los estudiantes latinoamericanos de las escuelas de Arquitectura de mediados
del siglo XX, fruto de los apuntes que había venido elaborando en su experiencia
docente, que complementó con otros más sobre diseño urbano y los programas de
construcción de escuelas en México entre otros.
17 Chavéz Barragán, Estefanía, 1998. Urbanismo en Ciudades Medias y Pequeñas.
Programa Universitario de Estudios de la Ciudad (PUEC), UNAM. México.
18 Aún sin pertenecer al ciclo del estado del ambiente, la reunión de la ONU de 1975, “Mujer:
desarrollo y paz” repercutió, a partir de entonces en las reuniones sobre este tema, principalmente, en la del
año siguiente, y trajo como consecuencia el llamar la atención sobre la perspectiva de género y la
importancia y la trascendencia de la mujer con un enfoque diferente en los espacios urbanos.

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19 Participamos en el foro, como grupos no gubernamentales, muchas
asociaciones de la sociedad civil y nos avocamos a intervenir en el proceso desde
años antes, para llegar a la reunión de Asentamientos Humanos en 1976 con una
Ley General (que no fue la optima pero si la inicial para echar a andar un proceso
que debe seguir siendo y ya ha sido, motivo varias revisiones y re ediciones
exhaustivas hasta la fecha). Esta ley se dio para que fuera posible institucionalizar la
planeación urbana y regional en nuestro país, como lo hicieron también muchos
países que hasta entonces tampoco la habían llevado a cabo.
20 Con la reunión celebrada en nuestro país sobre Mujer, Desarrollo y Paz
21 Evento que vino a enriquecer este proceso y a incorporar a este importante
sector de la población primero a engrosar las filas de los empleos y posteriormente a
percatarse que teníamos que ayudar a cambiar al mundo porque estaba acabando
con las estructuras familiares, no teniendo donde ubicar a nuestros niños, nuestros
ancianos y a nuestros jóvenes al arrojarlos a un mundo violento para estos últimos
que hubo que guardar en algunos casos en guarderías y en asilos.
22 Nuestra cultura se ha degenerado llegando al grado de que en los lugares más
impensables han existido Gulags y campos de exterminio: Requerimos nuevamente
en nuestras ciudades crear espacios para humanizarnos, en vez de solo pensar la
creación de espacios que palien problemas y nos sigan convirtiendo en máquinas.
23 Ejemplo de ello son las tareas que se llevan a cabo en las universidades, así
como aquellas organizadas por grupos de profesionales con intereses comunes, en
este caso, para mejorar las ciudades, por ejemplo, la labor que realizó la Sociedad
Mexicana de Planificación (SMP), durante la década de los setentas. Ver memoria
de la SMP 1970 -1976
24 Glass, Ruth, London: aspects of change, MacGibbon & Kee, Londres,
Inglaterra,1964
25 Banzaf, Spencer, The Political Economy of Environmental Justice, Stanford
University Press, Stanford, Inglaterra, 2012
26 Pacione, Michael, Urban Problems: An Applied Urban Analysis, Routledge,
Londres, Inglaterra, 1990
27 Término acuñado por Jaime Lerner, 2003
28 Richard Florida, 2004, AIU
29 Estos términos se describen con mayor detalle en el documento Los autores de
la ciudad. Chávez Barragán Estefanía. (2009). LA CIUDAD Y SUS AUTORES. El
diálogo y la comprensión como alternativas de cambio para una mejoría de la
imagen. Tesis doctoral, Facultad de Arquitectura, Universidad Nacional Autónoma
de México.
30 Para mayor aclaración o detalle de estos términos y de muchos más que se han
ido creando, podría uno referirse al capítulo correspondiente del trabajo de
Estefanía Chávez sobre la ciudad y sus autores. Chávez Barragán Estefanía. (2009).
LA CIUDAD Y SUS AUTORES El diálogo y la comprensión como alternativas de
cambio para una mejoría de la imagen. Tesis doctoral, Facultad de Arquitectura,
Universidad Nacional Autónoma de México.
31 Howard, Ebenezer, Garden cities of tomorrow, 2ª edición, Editorial. S.
Sonnenschein & Co. Ltd. Londres, 1902. Actualmente disponible para su lectura en

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línea a través de Forgotten Books, en http://bit.ly/SHHref1

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Contents
1. Agradecimientos
2. Prólogo
3. Introducción
4. Antecedentes
5. Proceso histórico generador de patrimonio
6. Reflexiones
7. Perspectiva de género
8. Proceso de gentrificación
9. Otros procesos de regeneración urbana
10. Algunos ejemplos en el caso de nuestro país
1. Zacatecas
2. Regina
11. Origen del deterioro de zonas, motivo de gentrificación
12. Relevancia de los procesos de gentrificación
13. Términos para un nuevo lenguaje
14. Conclusiones
15. Bibliografía

Landmarks
1. Cover

51
ÍNDICE
Agradecimientos 5
Prólogo 7
Introducción 10
Antecedentes 12
Proceso histórico generador de patrimonio 15
Reflexiones 21
Perspectiva de género 25
Proceso de gentrificación 27
Otros procesos de regeneración urbana 30
Algunos ejemplos en el caso de nuestro país 32
Zacatecas 32
Regina 32
Origen del deterioro de zonas, motivo de
33
gentrificación
Relevancia de los procesos de gentrificación 34
Términos para un nuevo lenguaje 35
Conclusiones 38
Bibliografía 46

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