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SOCIOLOGÍA JURÍDICA

RESUMEN DEL
PRIMER LIBRO
DE “LA CIUDAD
ANTIGUA”

ROBERTO JASEEL JAIMEZ BARRERA


UAEM DERECHO
Introducción

En este libro podemos observar la estructura religiosa y familiar del pueblo romano
y del griego, además de cómo es la ciudad de Roma y Atenas.

Grecia y Roma son dos civilizaciones que marcaron la historia de la humanidad,


Grecia por su maravillosa cultura y Roma por su poderío militar y su
expansionismo, además de su estructura política; estas civilizaciones han sido la
base de muchas culturas actuales.

Hablando de Grecia, nos damos cuenta que sus maravillosos filósofos y


pensadores fueron la base para la evolución científica del mundo actual, además
que gran cantidad de sus principios filosóficos prevalecen hasta la actualidad
como validos e irrefutables. Teniendo en cuenta que existió hace 2600 años nos
damos cuenta que era una ciudad (Atenas), con una cultura impresionante, y una
organización política y familiar digna de admirar e imitar.

En Roma, la cual es la materia de nuestro estudio, nos damos cuenta que sus tres
épocas fueron imitadas por el resto de la humanidad (tal vez estos le copiaron la
república a Grecia, pero por la evolución que llevo Roma podemos atrevernos a
decir que fue de origen propio), respecto a la organización política, Roma estaba
perfectamente estructurada en clases sociales, entre las cuales existía gran
diferencia, pero las clases inferiores tenían forma de ser ciudadanos, para así
obtener los beneficios de estos, también podían ser libres y dejar atrás la
esclavitud por medio de diferentes formas, las cuales son dignas de analizar;
hablando de su estructura política, Roma estuvo integrada por magistraturas, las
cuales eran las encargadas de dirigirla, en distintas épocas estas fueron abolidas
por la excesiva hambre de poder de sus jefes supremos (muchas veces no era
hambre de poder, sino demencia), el pueblo romano llego a tener tanto poder que
fueron dueños del mediterráneo, de gran parte de Europa, de parte de Asia, el
norte de África, así nos damos cuenta del poder expansionista que tenia Roma.
Nos atrevemos a decir, que Grecia y Roma fueron lo máximo de su tiempo, con
Roma, su caída fue a causa de su excesivo territorio, ya que tenían tanto que no lo
podían controlar, con Grecia, lo ignoro; volviendo a Roma, fu tan grande su
imperio que lo tuvieron que dividir en 2: el de oriente y el de occidente, uno cayo
en el 476 por causa de los bárbaros, el otro en 1453 a causa de los bárbaros.

Roma estuvo plagada de personajes distinguidos, desde grandes gobernantes,


juristas, psicópatas, generales, y un sin fín de personajes que merecen que
hablemos un poco mas de ellos; Grecia se caracterizo por contar con grandes
filósofos, los cuales pasaban su tiempo tratando analizando todo y formulándose
las preguntas clásicas : “Que es” y “para que es”, los cuales a través del tiempo
nos vamos dando cuenta de su gran intelecto y su necesidad de aprender cosas
nuevas del entorno y de la conducta humana.

Roma se caracterizo por ser un cuerpo bien estructurado, gracias al cual, en la


actualidad imitamos muchas cosas de este, por eso llevamos esta materia, que
nos sirve para conocer el origen del derecho actual en México, los griegos nos
ayudan a pensar, dado que los principios básicos de la utilización de la mente
fueron instituidos por ellos, además de muchas cosas que hasta la actualidad son
dignas de admirar.

LIBRO PRIMERO

CREENCIAS ANTIGUAS

CAPITULO I
Hasta los últimos tiempos de la historia de Grecia y Roma se vio persistir entre el
vulgo un conjunto de pensamientos, y usos, que indudablemente, procedían de
una época remotísima. De ellos podemos inferir las opiniones que el hombre se
formo al principio sobre su propia naturaleza, sobre su alma y sobre el misterio de
su muerte.
Las generaciones antiguas, mucho antes que hubiera filósofos, creyeron en una
segunda existencia después de la actual, consideraron la muerte, no como una
disolución del ser, sino como un mero cambio de vida.
Según las más antiguas creencias de los griegos y de los italianos, no era en un
mundo extraño el presente a donde el alma iba a pasar su segunda existencia,
permanecía cerca de los hombres y continuaba viviendo bajo la tierra (sub terra
censabant reliqium vitam agi mortorum).

También se creyó durante mucho tiempo que en esa segunda existencia el alma
permanecía asociada al cuerpo. Nacida con el, la muerte no los separaba y con el
se encerraba en la tumba; cuando se colocaba un cuerpo en el sepulcro, se creía
que era algo viviente lo que ahí se colocaba.

Era costumbre, al fin de la ceremonia fúnebre, llamar tres veces al alma del
muerto por el nombre que había llevado. Se le deseaba vivir feliz bajo tierra; se
escribía en la tumba que él reposaba allí. Jamas se prescindía de enterrar con el
los objetos de que, según se suponía, tenia necesidad.

De esta creencia primitiva se derivo la necesidad de la sepultura. Para que el alma


permaneciera en esta morada subterránea, que le convenía para su segunda vida,
era necesario a que el cuerpo al que estaba ligada quedase recubierto de tierra. El
alma que carecía de tumba no tenia morada, vivía errante, se convertía pronto en
malhechora.

La antigüedad entera estaba persuadida de que sin la sepultura el alma era


miserable, y que por la sepultura adquiría la eterna felicidad. Las formulas de la
ceremonia fúnebre, puesto que sin ellas las almas permanecían errantes y se
aparecían a los vivos, es que por ellos se fijaban y encerraban en las tumbas, y
así como habían formulas que poseían esta virtud, los antiguos tenían otra con la
virtud contraria: la de evocar a las almas y hacerlas salir momentáneamente del
sepulcro.
Se temía menos a la muerte que a la privación de la sepultura, ya que se trataba
del reposo y la felicidad eterna.
En las ciudades antiguas la ley infligía a los grandes culpables un castigo reputado
como terrible: la privación de la sepultura. Hay que observar entre los antiguos se
estableció otra opinión sobre la mansión de los muerto, se figuraron una región,
también subterránea pero infinitamente mayor que la tumba, donde todas las
almas lejos de su cuerpo, vivían juntas y donde se les aplicaban penas y
recompensas.

Se rodeaba a la tumba de grandes guirnaldas de hierba y flores, que se


depositaban tortas, frutas, sal, se derramaba leche, vino, y a veces la sangre de
alguna víctima.

Capitulo II

El culto de los muertos

Debido a las creencias se establecieron reglas de conducta, los griegos debían


satisfacer la necesidad de comer y beber de los muertos por lo que fue una
obligación que proporcionaran alimentos y bebidas, así como cumplir con ciertas
fórmulas u oraciones que expresaban buenaventura a los muertos.

Se creía también, que una persona al estar muerta se convertía en un Dios, por lo
que además de brindar el sraddha, que eran alimentos, debían a ofrecer sacrificios
y libaciones, decían también, que a pesar de que una persona hubiese sido mala
en vida, al morir se convertía en un dios bueno, pero cargando con todo lo malo
que había hecho, en ese otro mundo, y si se descuidaba el sepulcro y los ritos de
algún muerto, su alma se convertiría en una sombra errante.

Las almas errantes, decían, andaban en busca de un sepulcro para obtener la


tranquilidad de los atributos divinos, de otra manera atormentarían a los vivos.

Los familiares pedían bondad y dones materiales a los muertos. Gracias a estas
creencias, la muerte significó su primer misterio.
Capitulo III

El fuego sagrado

La casa de un griego o romano encerraba un alta, en este altar tenia que haber un
poco de ceniza y carbones encendidos, era una obligación sagrada para el jefe de
la casa el conservar el fuego de día y noche. No era licito alimentar ese fuego con
cualquier clase de madera, este fuego debía conservarse siempre puro.

Había un día del año, que para los romanos era el 1 de mayo en que cada familia
tenia que extender su fuego sagrado y encender otro inmediatamente, pero para
obtener el nuevo fuego era preciso observar escrupulosamente algunos ritos. El
fuego tenia algo de divino, se le adoraba, se le rendía un verdadero culto.

Jamas salía el hombre sin dirigir una oración a su hogar; al regreso antes de ver a
su mujer y de abrazar a sus hijos debía inclinarse ante el hogar e invocarlo, el
fuego del hogar era pues la providencia de la familia.

El culto del fuego sagrado no solo pertenecía Grecia y Roma, sino que también se
encontraba en oriente, entre los indos suele llamarse agni.

El hombre culpable no podía acercarse a su hogar, hasta que se purificara de la


mancha.

El nombre del fuego sagrado fue personificado con el nombre de Vesta. Se


represento a esta divinidad con rasgos de mujer, porque la palabra con que se
designo al altar era de genero femenino. Vesta fue la diosa virgen, que no
representaba en el mundo la fecundidad ni el poder, fue el orden, pero no el orden
rigurosos, abstracto, la ley imperiosa y fatal, que se advirtió muy pronto en los
fenómenos de naturaleza física.
Lares o héroes no eran otra cosa que el alma de los muertos, a la que el hombre
imponía un poder sobrehumano y divino. El recuerdo de uno de estos muertos
sagrados estaba ligado siempre al hogar. Dorando a uno no podía olvidarse al
otro. Era costumbre muy antigua enterrar a los muertos en las casas.

Se puede pensar que el hogar domestico solo fue, en su origen, el símbolo del
culto de los muertos, que bajo la piedra del hogar descansaba un antepasado, que
el fuego se encendía allí para honrarle y, que este fuego parecía conservar en el la
vida o representaba a su alma siempre vigilante. Esto solo es una conjetura.

Capitulo IV

La religión domestica

Aquellas religiones primitivas ofrecían adoración a dioses específicos que podían


haber pertenecido a su familia y era tradición que los hijos rindieran culto a sus
padres después de muertos por medio del fuego en el altar, y ofreciendo comida
fúnebres y oraciones.

No estaba permitido que ningún extraño por más amigo de la familia que fuese,
estuviera presente durante las comidas, ya que cada una de ellas representaba
una costumbre religiosa imposible de ofender. Se decía que si alguien no dejaba
hijos, no podría descansar en paz puesto que no tendría quien le rindiera honores,
y se convertiría en una alma o sombra errante.

En los cultos que se les ofrecía no había un rito específico que debía seguirse,
cada familia tenía su propia forma de adorar a sus dioses, pero sin dejar que la
llama se apagara.

Las creencias iban pasando de generación en generación, pero sólo de varón en


varón, puesto que se decía que al darle el padre la vida a su hijo, le daba también,
la creencia, el culto, y el derecho a mantener el lugar con su fuego sagrado; Las
mujeres sólo podían participar en el culto al estar con su padre o su marido.
Poco a poco se obtuvieron resultados graves para el derecho privado y
constitución de la familia.

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