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Núm.

8 (+III) VALLADOLID, 29 DE ABRIL DE 1996 Año 2


CORRESPONDENCIA: APARTADO DE PUBLICACIÓN ÓRGANO DE EXPRESIÓN DEL GRUPO LIBERTARIO
DIFUSORA DE LAS
CORREOS 6078 VALLADOLID, 47080
IDEAS ANARQUISTAS Amor y Rabia
150 pts. Número extra
ORIGEN DEL

de MAYO
2

RECUPEREMOS
editorial LA MEMORIA
El paso del tiempo, unido a la labor de zapa del capi- con esta situación no valen manifestaciones y actos sim-
talismo, ha logrado que la población no solo se desmovi- bólicos de este estilo: el primer paso a dar es fomentar
lice, sino también que olvide su historia. Hoy día, hablar entre el pueblo la capacidad de analizar por si mismo la
del primero de mayo es hablar de un día meramente fes- realidad que le rodea, más allá de las mentiras burgue-
tivo, en el cual se sale de procesión sin saberse muy bien sas. Sin esta capacidad de análisis, es decir, SIN CON-
por qué. CIENCIA DE CLASE, no hay nada que hacer: el pueblo,
Es nuevamente la manifestación del problema más sin ella, sigue siendo una marioneta en manos de titirite-
viejo de la historia: quien domina y oprime ha de lograr ros sin escrúpulos.
que los oprimidos olviden la resistencia que en su día El texto de este número es, básicamente, un capítulo
ejercieron contra el opresor. Esta tarea de exterminio de del libro de Samuel Yellen “Luchas obreras en América” (in-
la memoria histórica la sufre en esta época la clase tra- cluido en el libro de Michael Horowitz “El anarquismo II: La
bajadora de una manera feroz, buena prueba de lo cual práctica”, editado por Alianza Editorial), y nos muestra, en
es que la escasa resistencia que hoy se efectúa desde el definitivas cuentas, cómo el capitalismo logró desactivar,
mundo del trabajo es más escasa, dispersa y atomizada mediante una simple bomba, el surgimiento en EE.UU. de
que nunca, no pasando de ser meramente testimonial. un movimiento obrero combativo consciente de sus intere-
La plutocracia ha logrado semejante éxito por un ses como clase. Esta historia se ha repetido, con variacio-
motivo muy sencillo: ellos SI SABEN cuales son sus inte- nes, a lo largo de la historia: por eso, no está de más recor-
reses. La clase trabajadora, hoy por hoy, no. Para acabar dar ahora, 110 años después, lo ocurrido en Chicago.

NUMEROS PUBLICADOS
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CHICAGO 1.886
La justicia burguesa
contra el anarco-sindicalismo
EL MOVIMIENTO OBRERO EN EE.UU.
En EEUU, 1873 marcó al mismo tiempo el na- de las líneas de las líneas de ferrocarriles y de telégra-
cimiento de un movimiento obrero nacional con con- fos por el gobierno federal.
ciencia propia, y la aparición de un socialismo realista Pero le movimiento social americano se resintió tam-
que venía a sustituir a los vagos deseos utópicos de los bién del cisma que se había producido en la Primera
primeros socialistas, que se limitaban a mantener ele- Internacional, dividiéndose en dos facciones en vir-
vadas conversaciones intelectuales y a elaborar escritos tud de sus diferencias en los métodos de lucha y en las
románticos. A partir de esta fecha, los socialistas en vez cuestiones tácticas. Los internacionalistas pensaban que
de poner de modo idealista sus esperanzas en el maña- había que armarse en secreto y preparar directamente
na, comenzaron a actuar sobre el presente, organizando la revolución social, controlando estrechamente las ac-
desfiles contra el hambre, manifestaciones de parados, tividades sindicales y políticas, a las que consideraban
huelgas, reuniones multitudinarias y mítines políticos. como actividades auxiliares, para evitar que naufragasen
En un principio, actuaron como Partido Obrero en las peligrosas aguas del oportunismo.
en los Estados Unidos, cuya fundación data de 1876, Los seguidores de Lasalle, por su parte, trataban de
y que desempeñó un papel de suma importancia en las acceder gradualmente a una nueva sociedad mediante la
huelgas de ferroviarios de 1877 -especialmente en Chi- educación, la organización política y el juego parlamen-
cago y San Luis-. Después del fracaso de las huelgas de tario. Durante algunos años, los lasallianos dirigieron la
ferrocarriles, el Partido Obrero se convirtió en Par- política del partido, e incluso en Chicago, bastión de la
tido Obrero Socialista, cuya principal función era la orientación sindicalista y de los elementos revoluciona-
acción política, aunque mantenía amistosas relaciones rios, se entregaron a la lucha electoral.
con los sindicatos. Cando se produjo este cambio, el Pronto surgió un conflicto, sin embargo, en relación
Comité Ejecutivo Nacional del Partido Obrero Socia- con las organizaciones militares de los trabajadores. La
lista ordenó que se celebraran reuniones de masas para más importante de éstas, la Lehr und Wehr Verein, ha-
presentar a los órganos legislativos las resoluciones en bía sido creada en 1875 por los socialistas alemanes de
favor de la ley de las ocho horas, se la supresión de toda Chicago para defenderse de las intimidaciones físicas
conspiración contra los trabajadores y de la adquisición de que eran objeto de parte de los viejos partidos en las
campañas electorales; la necesidad de tal protección se
había puesto en evidencia una vez más durante la huelga
de ebanistas de julio de 1877, cuando la policía irrumpió
en las reuniones pacíficas, atacando con inusitada bruta-
lidad a los asistentes a las mismas.
Cuando el Partido Obrero Socialista, a través de su
Comité Ejecutivo nacional, repudió estar organizaciones
militares, la postura de los elementos revolucionarios
de Chicago se hizo aún más antagónica. La hostilidad
de este sector se agudizó todavía más en 1880, tras el
desalentador fracaso de los socialistas en las elecciones;
los revolucionarios atacaron a los moderados por el pac-
to que habían concertado ese mismo año con el partido
“Greenback”. Por otra parte, el único concejal socialista
que fue reelegido en Chicago no pudo ocupar su puesto
Conflictos laborales de 1877. Disturbios en el viaducto de la calle
Halsted, en Chicago, durante las huelgas de ferroviarios. en la junta democrática del Ayuntamiento, y los revo-
lucionarios resaltaron la inutilidad de pretender llegar a
una nueva sociedad por los métodos electorales.
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LA APARICIÓN DEL ANARCOSINDICALISMO


Con la oleada de refugiados procedentes de Ale- una acción concreta de este tipo. Solamente las armas,
mania, arribados al país a raíz del decreto antisocialista creía Most, colocaban en cierta medida al trabajador
de 1878, aumentó el número de grupos revolucionarios, en pie de igualdad con la policía y el ejército.
que celebraron finalmente una convención en Chicago, Publicó un panfleto titulado La ciencia de la gue-
en octubre de 1881. Pero hasta la llegada de Johann rra revolucionaria. Manual de instrucciones para el
Most a América, los grupos revolucionarios no se lan- uso y fabricación de nitroglicerina y dinamita, al-
zaron a la acción. La aparición de Most (discípulo de godón de pólvora, fulminato de mercurio, bombas,
Bakunin y Nechaiev, y fundador de la Asociación del espoletas, venenos, etc., etc. Preconizaba la creación
Pueblo Trabajador, de ideología anarquista, y a la que de partidas de hombres armados y el exterminio de
se conocía a la sazón con el nombre de “Internacional la “ralea de miserables”, “ralea de reptiles”, “raza
Negra”) marginó a los socialistas parlamentarios. de parásitos”, etc. En otro panfleto, titulado Beast of
En teoría, Most no era un anarquista puro; sin em- property (“La bestia de la propiedad”), declaraba que
bargo, en la práctica, defendía los métodos anarquistas en la actual sociedad no cabía transacción alguna, y
de acción terrorista contra las instituciones eclesiás- que sólo tenía sentido la guerra sin cuartel hasta que
ticas y estatales llevados a cabo por propia iniciativa la bestia de la propiedad “haya sido acorralada en su
de los individuos, con el fin de no poner en peligro al última guarida y destruida enteramente”.
movimiento en el caso de que se capturara al autor de

REORGANIZACIÓN DE LA INTERNACIONAL EN EE.UU.


Aguijoneados por la actividad agitadora de Most, Este último grupo reconocía al sindicato como
los representantes de los grupos revolucionarios anti- “grupo embrionario” de la nueva sociedad y como
parlamentarios de 26 ciudades se reunieron en Pitts- unidad de lucha contra el capitalismo. Sin embargo,
burg el 14 de octubre de 1883 para reorganizar la Aso- el sindicato no debía luchar por reivindicaciones su-
ciación Internacional del Pueblo Trabajador. Allí perficiales y oportunistas (salarios más altos, menos
surgieron de nuevo dos tendencias, que sólo tenían en horas de trabajo…), sino que debía aspirar a la extin-
común la oposición a la acción política. Los delegados ción completa del capitalismo y al establecimiento de
de Nueva York y las ciudades del Este, encabezados una sociedad libre. En la lucha contra el capitalismo,
por Most, eran partidarios de los métodos anarquistas no debía recurrir a la acción política, y tenía que des-
individuales, en tanto que los delegados de Chicago confiar de toda autoridad centralizada y precaverse de
y de las ciudades del Oeste, encabezados por Albert las posibles traiciones de sus dirigentes. Sólo se debía
Parsons y August Spies, preconizaban una mezcla de confiar en la acción directa de la base.
anarquismo y sindicalismo que terminó siendo cono- Únicamente faltaban dos principios para que la
cida bajo el apelativo de la “línea de Chicago”. “línea de Chicago” se ajustase por completo al sin-

Johan Most (Izda.) destacado teórico y militante del anarquismo en los


Estados Unidos. Grupo de la Lehr und Wehr Verein (Imagen superior).
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dicalismo moderno: la huelga general y el sabotaje, esforzarse por destruirlo por todos los medios y con
prácticas que en aquel momento no habían sido objeto la máxima energía… Los trabajadores no pueden es-
de un desarrollo teórico. perar ayudas exteriores en su lucha contra el sistema
Como la facción occidental superaba ampliamen- existente, sino que deben librarse de él por su propio
te en efectivos a la oriental, la Convención ratificó la esfuerzo.
importancia del sindicato, declarándose en ella que la Hasta el momento, ninguna clase privilegiada ha
táctica principal a la que había que recurrir era la de la renunciado a su tiranía, y tampoco los capitalistas de
acción directa. La plataforma de la Internacional, pu- hoy dejarán escapar sus privilegios y su poder si no se
blicada en Alarm, periódico de Chicago dirigido por les fuerza a ello… por consiguiente, es evidente que
Parsons, decía entre otras cosas: la lucha del proletariado contra la burguesía debe asu-
El orden social actual se basa en la explotación mir un carácter violento y revolucionario, y que con
de los no propietarios por los propietarios. Los capi- las luchas salariales no puede alcanzarse el objetivo
talistas compran el trabajo de los pobres por salarios perseguido… En las actuales circunstancias, la única
de supervivencia, quedándose con la plusvalía… De solución es la fuerza… Agitación para organizarse, or-
este modo, mientras los pobres cada vez tienen menos ganización para la rebelión; tal es el camino que han
oportunidades de progresar, el rico se hace más rico de seguir los trabajadores si quieren librarse de sus
mediante el robo… Este sistema es injusto, insensa- cadenas…
to y homicida. Por lo tanto, los que sufren bajo él y El programa abogaba, pues, sin disimulo por la
no quieren ser responsables de su continuidad deben destrucción del orden político y económico existente.

EL ANARCOSINDICALISMO DE CHICAGO
En Chicago, debido a una serie de atrocidades co- además los miembros más inteligentes y capaces, como
metidas por la policía, muchos trabajadores se unie- Parsons, Spies, Samuel Fielden y Michael Schwab. Los
ron a la Internacional, de forma que sólo esta ciudad internacionalistas de Chicago publicaban en total cinco
contaba con más de la tercera parte de los cinco o seis periódicos: Alarm, con una tirada de dos mil ejempla-
mil miembros de la organización. En Chicago estaban res; el Chicagoer Arbeiter-Zeitung, con una tirada de
3.600 ejemplares; Die Fackel y el Vorbote, también en
alemán, y el Boudocnost, en checo.
Pronto este núcleo revolucionario penetró en el
movimiento sindical, y bajo su influencia, el Sindicato
de Cigarreros Progresistas invitó en junio de 1884 a
todos los sindicatos de la ciudad a que se separaran
de la conservadora Asamblea Mixta del Comercio y la
Industria y organizaran un nuevo Sindicato Obrero
Central, con una línea combativa. Cuatro sindicatos
alemanes respondieron al llamamiento (los de los tra-
bajadores del metal, los carniceros, los carpinteros y
ensambladores y los ebanistas) y se aprobó una decla-
ración de principios que decía:
-que todas las tierras son patrimonio de la colectivi-
dad;
-que la riqueza está producida por el trabajo;
-que no puede existir armonía entre el capital y el tra-
bajo,
-y que todo trabajador debía separarse de los partidos
políticos capitalistas y consagrarse a la lucha sindical.
Desde el principio, el Sindicato Obrero Central
estuvo en contacto con el grupo internacionalista. El
Partido Obrero Socialista, por su parte, siguió inte-
grado en la Asamblea Mixta.
A lo largo de un año, el nuevo Sindicato Obrero
Central experimentó un lento crecimiento, pero a fines
de 1885 contaba ya con 13 sindicatos, frente a 19 de la
Asamblea, y en pocos meses sobrepasó a su rival, lle-
gando a contra con 22 sindicatos, entre ellos los 11 más
Pancartas obreras de la época con lemas anarquistas (“En la
importantes de la ciudad. Mantenía contactos con la In-
ausencia de leyes todos los seres humanos son libres”, “traba- ternacional, y colaboraba con ella en reuniones y mani-
jadores de todos los oficios, unios, no teneis nada que perder
salvo vuestras cadenas, y un mundo que ganar”). festaciones. Comenzó asimismo una importante labor
de agitación en pro de la jornada de ocho horas, aunque
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sus motivaciones en esta campaña diferían de las de la (la violencia), y acordamos también que, a pesar de
Asamblea y los Caballeros del Trabajo, ya que consi- que esperamos bien poco de la implantación de la
deraban que el objetivo último no era la reducción de la jornada de ocho horas, nos comprometemos firme-
jornada laboral, sino la consecución del frente obrero mente a ayudar a nuestros hermanos más atrasados
común y la lucha de clases. En octubre de 1885 aprobó en esta lucha de clases con todos los medios de que
la siguiente resolución, propuesta por Spies: disponemos, haciendo frente resueltamente a nues-
Acordamos hacer un urgente llamamiento a la tro común opresor: los aristócratas vagabundos y los
clase asalariada para que se arme y pueda esgrimir explotadores. Nuestro grito de guerra es: “¡Muerte a
contra sus explotadores el único argumento eficaz los enemigos de la raza humana!”

LA LUCHA POR LA JORNADA DE OCHO HORAS


En 1886 las organizaciones obreras de EEUU de- los mineros de Virginia.
cidieron dar la batalla al capital para lograr la jorna- Cuando por fin llegó el 1 de mayo, se calcula
da de ocho horas, fijando el 1 de mayo como fecha que hubo no menos de 5.000 huelgas y alrede-
en la cual se declararía un movimiento huelguístico dor de 340.000 huelguistas. En Nueva York se
por todo el país que tan sólo cesaría cuando dicha pronunciaron en los diversos mítines discursos
reivindicación se lograse. A pesar de los consejos en inglés y en alemán. Los obreros fabricantes
de prudencia, durante todo el mes de abril estalla- de pianos, los ebanistas, los barnizadores y los
ron huelgas, a veces violentas, que llegaron a tomar obreros de la construcción conquistaron las ocho
tal extensión que el Presidente y el Congreso de los horas sobre la base del mismo salario. Los pa-
EEUU declararon que “las condiciones presentes naderos y cerveceros obtuvieron la jornada de
de las relaciones entre capital y trabajo son muy diez horas con aumento de salario. En Pittsburg
poco satisfactorias”. el éxito fue caso completo. En Baltimore, tres
Ante la pujanza del movimiento, un cierto número corporaciones ganaron las ocho horas sin dis-
de empresas no esperó la fecha fijada para conceder minución de salarios para los embaladores, car-
las ocho horas sin disminución de salario. Se estiman pinteros, cortadores, obreros de la construcción,
en cerca de 32.000 los obreros que se beneficiaron de tipógrafos, mecánicos, herreros y empleados de
esta mejora en el curso del mes de abril, en especial droguería. Conquista de las diez horas con au-
mento de salario para los carniceros, panaderos
y cerveceros. En Newark son los sombrereros,
cigarreros y obreros de máquinas de coser los
que obtienen las ocho horas, en tanto que en Bos-
ton son los de la construcción; en Louisville, los
obreros del tabaco; en San Luis, los ebanistas, y
en Washington los pintores de obras… En total
125.000 obreros obtuvieron las ocho horas el día
fijado. A fin de mes serían 200.000 y 250.000 un
poco más tarde, al paso que un millón más veían
reducir su jornada.
El secretario del reaccionario sindicato AFL
-que apoyó la lucha- diría textualmente en un in-
forme sobre esta lucha: “Jamás, en la historia de
este país, ha habido un levantamiento tan ge-
neral entre las masas industriales… el deseo de
una disminución de jornada de trabajo ha im-
pulsado a millares de trabajadores a afiliarse a
las organizaciones existentes, cuando muchos,
hasta ahora, habían permanecido indiferentes a
la agitación sindical”. Como observó posterior-
mente Georges Vidal, “No era más que un in-
significante ‘porcentaje’, pero se había obteni-
do un importante resultado: agrupar a todas las
fuerzas obreras para una reivindicación única
y precisa, cuya reivindicación debía perseguirse
sin debilidad. Se trataba de la toma de concien-
Local donde se imprimían las revistas anarquistas “Arbeiter cia del proletariado norteamericano frente al
Zeitung” , “Die Fackel”, y el “Vorbote”, todas ellas en idioma
alemán.
capitalismo más opresivo e irresistible”.
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LA LUCHA EN CHICAGO
Los trabajadores de Chicago, a pesar de los esfuer- ción todo su ardor combativo. Le aportó además el peso
zos de sus organizaciones, vivían en su mayoría en las local de su prensa, que estaba lejos de ser despreciable.
peores condiciones. Muchos trabajaban aún catorce o El Arbeiter Zeitung, en idioma alemán, había pasado
dieciséis horas diarias, partían al trabajo a las cuatro de de trisemanal y socialdemócrata de izquierda a diario y
la mañana y regresaban a las siete u ocho de la noche, libertario bajo la dirección de Hessois Auguste Spies,
o incluso más tarde, de manera que “jamás veían a sus de treinta y un años de edad y residente en América
mujeres y sus hijos a la luz del día”. Unos se acosta- desde 1872. El Alarm, semanario en inglés, tenía por
ban en corredores y desvanes, otros en chozas en que se redactor jefe a Albert Parsons, americano, uno de cuyos
hacinaban tres o cuatro familias. Muchos no tenían alo- antepasados había combatido en la guerra de la Inde-
jamiento; se les veía juntar restos de legumbres en los pendencia. En 1879 había rechazado la candidatura a la
recipientes de desperdicios, como los perros, o comprar presidencia de los Estados Unidos ofrecida por el Par-
al carnicero algunos céntimos de recortes. tido Socialista Obrero. Lizzie M. Schwab, más tarde
Por otra parte, la generalidad de los empresarios Lizzie M. Holmes, lo secundaba, en tanto que su mari-
tenían una mentalidad de caníbales. Sus periódicos es- do, Michael Schwab, nacido en Mannheim (Alemania)
cribían que el trabajador debía curarse “de su orgullo” en 1883, redactaba con Spies el Vorbote y Die Fackel,
y ser reducido al “papel de máquina humana”. Con- ambos semanarios.
sideraban que el plomo era “la mejor alimentación La iniciática del movimiento pro jornada de ocho
para los huelguistas”. El Chicago Times osó decir: horas en Chicago se dejó en manos de la Asociación
“La prisión y los trabajos forzados son la única so- de las Ocho Horas, integrada en la Asamblea Mix-
lución posible de la cuestión social. Hay que esperar ta, el Partido Obrero Socialista y los Caballeros del
que su uso se generalizará”. Trabajo, pero el anarcosindicalista Sindicato Obrero
Huelga decir que ante semejante estado de cosas Central colaboró también activamente en la campa-
aumentó el espíritu de rebeldía en la clase obrera, tan- ña. El domingo anterior al 1 de mayo organizó una
to más cuanto que Chicago, que fue siempre el centro enorme manifestación de apoyo a la jornada de ocho
más poderoso de la agitación revolucionaria en los Es- horas, en la que participaron 25.000 personas, y habla-
tados Unidos, había llegado a ser el cuartel general del ron Parsons, Spies, Fielden y Schwab. Cuando llegó
movimiento anarquista en América. el momento de la lucha, la mayor parte de los que in-
Este, después de haber desdeñado en un principio tervinieron en el movimiento en pro de la jornada de
la acción por las ocho horas, la había apoyado luego, ocho horas en Chicago actuaron bajo las banderas del
como hemos visto, poniendo en la lucha para su obten- Sindicato Obrero Central y de la Internacional.

LA PLUTOCRACIA SE ORGANIZA CONTRA LA VICTORIA DE LA HUELGA


La huelga comenzó en Chicago con un gran des- ta. Hubo desfiles y mítines populares con discursos en
pliegue de fuerzas y con fundadas esperanzas de éxito. checo, polaco, alemán e inglés.
Como se había decidido de antemano, el día 1 de mayo Ante las imprevistas condiciones y la solidaridad
fueron a la huelga 40.000 obreros, y su número se elevó provocada por la huelga, los hombres de negocios e
a 65.000 en un plazo de tres o cuatro días. Además, no industriales más importantes se unieron para aplastar-
representaban la totalidad de las fuerzas del movimien- la. El 27 de abril se creó en Chicago la Western Boot
to en la ciudad, ya que más de 45.000 obreros consi- and Shoe Manufacturers Association (Asociación
guieron la reducción de la jornada de trabajo sin nece- de Fabricantes de botas y Zapatos del Oeste), integra-
sidad de declararse ene huelga; la mayor parte de ellos da por 60 empresas representadas directamente y 160
(unos 35.000) trabajaban en las casas de embalaje. Por adheridas por carta, para desarrollar una estrategia
otra parte, había ya varios miles de obrero en huelga en conjunta. Las principales fundiciones de hierro y ace-
el Lake Shore, el Wabash, el Chicago, el Milwaukee, el ro, y también las de cobre y de latón, declararon que
St. Paul y en otros muelles de carga, en protesta por el rechazarían la reivindicación de las ocho horas.
empleo de trabajadores no sindicados. El día 1 por la mañana tuvo lugar, en el despacho
Ante tal movimiento de masas, el jefe de policía de Felix Lang, una reunión de los principales órganos
Ebersold temió encontrarse con dificultades, y el sába- decisorios para discutir los procedimientos que debían
do 1 de mayo mantuvo acuartelados a todos los agen-
tes y policías de la ciudad; a sus efectivos se sumaron
agentes de Pinkerton ✱, previamente contratados por ✱ Miembros de la Pinkerton Detective Agen-
los ferrocarriles, y enviados especiales seleccionados cy, fundada por Allan Pinkerton en 1850 y
en su mayor parte en la Grand Army of the Poto- continuada por sus descendientes. Suminis-
mac. Pese a todos estos preparativos bélicos, el sá- traba sistemas de alarma y guardia a la in-
bado transcurrió pacíficamente. La ciudad, con todas dustria privada, y más tarde rompehuelgas,
las fábricas paradas y miles de huelguistas paseando sobre todo durante el periodo de intensas
por las calles con sus familias, tenía un aire de fies- luchas sociales de comienzos del siglo XX.
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utilizarse para hacer rente a los huelguistas. Por la tar- taban bloqueados. Era necesaria una acción agresiva
de se unieron a ellos, en el Hotel Sherman, los repre- para romper la huelga. El lunes, las porras de la policía
sentantes de todos los almacenes de madera y de las comenzaron a disolver mítines y manifestaciones.
fábricas de cajas y material de embalaje, y la industria Aquella tarde se produjeron graves disturbios en la
maderera decidió de común acuerdo no hacer conce- “McCormick Harvester Works” (Segadoras McCor-
siones a los trabajadores. mick). Allí, el malestar databa de hacía tiempo. Había
Pese a ello, el lunes 3 de mayo la huelga se había surgido a mediados de febrero, cuando Cyrus McCor-
extendido de modo alarmante. Barcos madereros mick declaró el lock-out contra sus 1.400 obreros en
bloqueaban el río cerca de la lonja de madera, y se respuesta a la petición de éstos de que la empresa aban-
esperaba que otros 300 buques cargados de madera donase la discriminación contra algunos de sus com-
engrosasen la flota de embarcaciones inactivas. La in- pañeros que habían formado parte en una huelga ante-
dustria de la construcción, que se encontraba en pleno rior ocurrida en la fábrica. En los dos meses siguientes,
auge, sufrió una repentina paralización. Las grandes detectives de Pinkerton y policías habían atacado a los
fundiciones de metal y los vastos muelles de carga es- obreros en paro con salvajismo desenfrenado.

LAS PROVOCACIONES POLICIALES


En aquel periodo, la policía de Chicago reflejaba se dirigió a la fábrica McCormick y empezó a mo-
la hostilidad de clase de los patronos, considerando lestar a los esquiroles que, en aquellos momentos,
las huelgas como prueba per se de que los hombres marchaban hacia sus casas.
habían asumido una postura de oposición a la ley y A los diez o quince minutos había allí más de 200
el orden. Durante aquellos meses de inquietud obrera, policías. Mientras tanto, Spies, que todavía estaba ha-
un pasatiempo común de la policía consistía en que un blando, y los huelguistas que asistían a la reunión, al
escuadrón montado o un destacamento en formación ver coches patrulla y oír el tiroteo, se dirigieron hacia
cerrada disolviese a porrazo limpio cualquier grupo
de trabajadores. La porra era un instrumento impar-
cial: golpeaba por igual a hombres, mujeres, niños y
mirones. Fue la policía, junto con los detectives de
Pinkerton, la que añadió la poderosa levadura del ren-
cor al enfrentamiento. Para los obreros representaba
un ejemplo concreto y odioso de la plutocracia contra
la que protestaban.
Pero una provocación aún mayor de la policía
tendría lugar la tarde del lunes 3 de mayo. Aquella
tarde, unos 6.000 cargadores de madera se reunieron
cerca de Black Road, a un cuarto de milla de las ins-
talaciones de McCormick, para elegir una comisión
que fuera a entrevistarse con los propietarios de los
almacenes de madera. Mientras August Spies habla-
ba a la reunión, un grupo de 200 obreros se separó
espontáneamente de la muchedumbre de huelguistas,

Ilustración mostrando lo ocurrido ante la factoría McCormick. En


el dibujo se incluyen obreros armados con pistolas disparando
contra la policía, algo que no ocurrió. (Imagen superior). ”¡Ven-
ganza! ¡A las armas!”, poclama redactada por Spies (Dcha.).
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McCormick, pero la policía les salió al paso. Porras imprenta del Arbeiter-Zeitung y compuso, en inglés y
y revólveres disolvieron a la multitud; la policía tiró en alemán, la siguiente proclama:
deliberadamente a dar a los huelguistas que corrían, y ¡VENGANZA!
hubo al menos cuatro muertos y numerosos heridos. ¡A LAS ARMAS, TRABAJADORES!
Spies, indignado ante aquel nuevo ultraje, corrió a la Los amos han enviado contra vosotros a sus sa-
buesos: a la policía; esta tarde, en McCormick, han
matado a seis de vuestros hermanos. Mataron a
esos pobres desgraciados porque ellos, como voso-
tros, osaron desobedecer la todopoderosa voluntad
de vuestros patronos. Les asesinaron porque osaron
pedir la disminución de la jornada de trabajo. ¡Les
asesinaron para demostraros, “ciudadanos libres de
América”, que debéis estar satisfechos y contentos
con lo que vuestros amos tengan a bien daros, si no
queréis morir!
Durante años habéis soportado las humillaciones
más abyectas; durante años habéis aguantado ini-
quidades inconmensurables; habéis trabajado hasta
morir, habéis sufrido las punzadas del hambre y la
miseria, vuestros hijos han sido sacrificados al dios
de la fábrica. En resumen, durante todos estos años
habéis sido esclavos miserables y obedientes. ¿Y para
qué? ¿Para satisfacer la avidez insaciable, para lle-
nar los cofres de un amo perezoso y ladrón? ¡Cuan-
do ahora le pedís que aligere vuestra carga, envía a
sus sabuesos a dispararos, a asesinarxos!
Si sois hombres, si sois hijos de aquellos nobles
padres que derramaron su sangre para liberaros, os
levantareis con toda vuestra fuerza, como Hércules,
y destruiréis al monstruo repugnante que quiere des-
truiros. ¡A las armas os llamamos! ¡A las armas!
Vuestros hermanos
Una segunda circular convocaba a un mitin de
protesta para el día siguiente por la tarde en el viejo
Haymarket, en la calle Randolf.

LA TRAGEDIA DE HAYMARKET
El martes 4 de mayo por la mañana, la policía atacó
a una columna de 3.000 huelguistas cerca de la calle
Treinta y Cinco. Los ataques a los grupos de huelguis-
Spies, interviniendo durante el mitin de Haymarket (Imagen superior).
Carteles convocando al mitin de Haymarket (Abajo). tas continuaron durante las primeras horas de la tarde,
destacándose uno que se produjo entre las calles Die-
ciocho y Morgan, en la parte sur de la ciudad. No obs-
tante, el alcalde Carter H. Harrison autorizó la reunión
de masas, y a las 7:30 de la tarde la gente comenzó a
congregarse en Haymarket Square, centro del distrito
de los almacenes de madera y las fábricas de material
de embalaje.
De 8 a 9 de la noche estuvieron presentes en la reunión
unas 3.000 personas, entre ellas el alcalde Harrison, que
asistió como espectador para cerciorarse de que no se
alteraba el orden. A media manzana de allí se encon-
traba la comisaría de la calle Desplaines, donde estaba
preparado un numeroso destacamento de la policía. La
reunión fue muy tranquila. Spies habló a la multitud
desde un coche situado ante la fábrica Crane Bross. A
continuación, habló Parsons, ciñéndose al tema de la
reivindicación de las ocho horas; le sucedió Fielden.
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A eso de las 10, una amenazadora tormenta co- años después afirmó: “…Ese capitán Bonfield fue el
menzó a dispersar a los reunidos; Spies y Parsons se verdadero responsable de la muerte de los policías”.
habían marchado ya. Sólo quedaba Fielden hablando La policía se detuvo a poca distancia del orador, y el
a los pocos centenares de personas que aún permane- capitán Ward ordenó a la multitud que se dispersase.
cían. El alcalde Harrison, viendo que la reunión trans- Fielden respondió que aquella era una reunión pacífi-
curría pacíficamente y creyendo que todo había ter- ca. Cuando el capitán Ward se dio la vuelta para dar
minado, la abandonó poco después de las 10, se pasó una orden a sus hombres, alguien arrojó una bomba
por la comisaría de la calle Desplaines para informar desde algún lugar de la acera, ligeramente al sur de
de que no había habido problemas, y se marchó a la donde se encontraba el coche. La bomba hizo explo-
cama. sión en medio de los policías e hirió a 66, siete de los
No obstante, pocos minutos después de irse el alcal- cuales murieron más tarde.
de, el inspector John Bonfield, odiado en toda la ciu- Presa de la histeria, la policía abrió fuego inme-
dad por su historial de brutalidades, encabezó un des- diatamente y disparó descarga tras descarga sobre la
tacamento de 180 policías para disolver la reunión. No multitud, matando a varias personas e hiriendo a 200.
existía ninguna excusa para aquella expedición, fuera El terror se apoderó del barrio: se llamó a los médicos;
del deseo de Bonfield de romper algunas cabezas más, las farmacias se llenaron de personas heridas.
según las declaraciones del gobernador Altgeld, que

¿QUIEN REALIZÓ EL ATENTADO?


Todavía hoy no se sabe con seguridad quién arrojó la Las pruebas descubiertas en la investigación del coro-
bomba. Hay tres posibilidades: ner y enumeradas aquí demuestran que, al menos en
1) El gobernador Altgeld, en su mensaje de gracia dos ocasiones, las víctimas recibieron los disparos que
redactado el año 1893, sostuvo que la bomba había pusieron fin a sus vidas y no podían, por tanto, dispa-
sido arrojada como represalia contra las atrocidades rar, y no obstante nadie fue castigado por ello; que en
cometidas por Bonfield y la policía: Chicago había habido numerosas huelgas en las que
“…Se ha demostrado aquí que la bomba fue arroja- algunos miembros de la policía no sólo se pusieron en
da por alguien que buscaba una venganza personal; contra de los obreros, sino que interrumpieron y disol-
que el proceder de las autoridades tenía que dar lugar vieron mítines pacíficos sin tener autorización legal
inevitablemente a algo así; que, desde años antes del para ello, y en muchos casos golpearon brutalmente a
asunto de Haymarket, se habían producido numero- personas inocentes de todo delito”.
sos disturbios obreros; y que en varias ocasiones mu- 2) No debe descartarse apresuradamente la posi-
chos trabajadores inocentes de todo delito habían sido bilidad de que el hecho fuese obra de un agent pro-
asesinados a sangre fría por los detectives de Pinker- vocateur. En aquella época, los policías de Chicago
ton, sin que fuera juzgado ninguno de los asesinos. eran muy capaces de idear un plan semejante. Al día

El atentado: a pesar de desarrollarse el mitin con una tranquilidad


absoluta, la policía, al mando del inspector John Bonfield, exigió
la disolución de la concentración (arriba). Antes de que la policía
cargase contra la multitud, una bomba estalla entre los policías,
hiriendo a 66, 7 de los cuales morirán más tarde (dcha.). Obsér-
vese cómo, nuevamente, las ilustraciones de la prensa de la época
incluyen a obreros con pistolas disparando contra la policía, algo
que no ocurrió, pero que servía para exculpar a la policía de sus
brutalidades ante la opinión pública.
11
siguiente de la bomba, el inspector Bonfield declaró: conocer la verdad del asunto, el Sr. Rice afirmó:
“Tomaremos activas medidas para capturar a los “Todos los periodistas informados que se encontraban
dirigentes de todo este asunto. La acción de anoche en el lugar de los hechos tenían la impresión de que
demostró que sus discursos sobre las bombas y la di- la bomba fatal había sido fabricada por Louis Lingg
namita no eran pura fanfarronada… El ataque de y arrojada por Rudolf Schnaubelt. Muchos de ellos
que fuimos objeto fue brutal y cobarde…” (las cursi- creían, además, que la policía lo sabía y que permitió
vas son nuestras). escapar a Schnaubelt, después de haberle detenido,
La frase subrayada demuestra quizá un deseo previo porque no podía condenarle de ningún modo con
de probar que los “discursos sobre las bombas” no los hombres que después serían condenados, con la
eran una “pura fanfarronada”. posible excepción de Lingg y de Michael Schwab, que
3) Es muy probable que el culpable fuese Rudolph estaba casado con la hermana de Schnaubelt. Se creía
Schnaubelt, anarquista cuñado de Michael Schwab. El que Lingg era el único de los acusados que sabía que
hecho de que fuera detenido en dos ocasiones y puesto la bomba existía y que iba a ser lanzada. Schnaubelt,
en libertad las dos, en unos momentos en que la poli- cuando fue puesto en libertad por la policía, escapó
cía detenía y mantenía detenidos a todos los anarquis- lo más deprisa y lo más lejos que pudo de la escena
tas y simpatizantes a los que podía echar mano, des- del delito, y cuando se formularon acusaciones contra
pierta la sospecha, casi la seguridad, de que se deseaba él, se dijo que se encontraba en el sur de California,
que Schnaubelt estuviese lejos para poder condenar a cerca de la frontera mejicana, desde donde podía
los ocho miembros más destacados del movimiento escapar más fácilmente del país…”
anarquista local. Al revisarse el caso siete años después del juicio, el
En una declaración que ahora se encuentra en el Illi- juez Gary admitió que era muy posible que Schnau-
nois Historical Survey (Archivo Histórico de Illinois), belt fuese culpable y que la policía hubiese puesto por
hecha por el Sr. Wallace Rive el 25 de junio de 1919, y dos veces en libertad al verdadero sospechoso. Y aña-
corroborada por los Sres. Clarence S. Darrow y Geor- dió: “Pero no es importante que fuese Schnaubelt u
ge A. Chilling, todos los cuales están en situación de otro el que arrojó la bomba”.

LA HISTERIA ANTIANARQUISTA
Los periódicos adoptaron una actitud de pánico, no
sólo en Chicago, sino en todas partes. Pidieron que se
ejecutase inmediatamente a todos los subversivos. En
el plazo de unos días, la policía detuvo a los anarquistas
y revolucionarios más destacados de la ciudad -Spies,
Fielden, Schwab, Adolph Fischer, George Engel, Louis
Lingg, Oscar Neebe- y a muchos otros, incluidos los
25 impresores de la Arbeiter-Zeitung. El único que
faltaba era Parsons, a quien la policía no pudo capturar
pese a su minuciosa búsqueda.
Cuando se hizo pública la muerte del policía Mathias
J. Degan, la prensa exigió que los culpables compa-
reciesen inmediatamente ante el Gran Jurado. Duran-
te semanas, atizó el terror del público. Sus titulares
clamaban: Bestias Sangrientas, Rufianes Rojos, Fa-
bricantes de Bombas, Portadores de Banderas Rojas,
Anarcodinamiteros, Monstruos Sangrientos.
El Chicago Tribune escribió el día 6 de mayo: “Esas
serpientes se han cobijado y se han alimentado al ca-
lor de la tolerancia, hasta que al fin se han atrevido a
atacar a la sociedad, la ley, al orden y al gobierno”. El
Chicago Herald, el 6 de mayo: “La chusma, instigada
a matar por Spies y Fielden, no se compone de ameri-
canos. Son los desechos de Europa que han llegado a
estas costas para abusar de la hospitalidad y desafiar
la autoridad de esta nación”. El Chicago Inter-Ocean,
el 6 de mayo: “Durante meses y años, estos apestados
han estado divulgando sus doctrinas sediciosas y pe- Una imagen típica de la época, aparecida en la prensa: el Estado,
“armado” con el casco de la civilización, el escudo de la justicia y la
ligrosas”. El Chicago Journal, el 7 de mayo: “Debería espada de la ley, se prepara para acabar con la anarquía, representa-
hacerse rápidamente justicia con estos anarquistas. da como una amenazadora Medusa armada con bombas y antorchas.
Este tipo de dibujos aparecieron de manera sistemática en la prensa
La ley de este Estado es tan clara respecto de la com- de la época, para calentar los ánimos contra el movimiento anarquista.
plicidad con un crimen que los juicios serán breves”.
12

Atizar la histeria pública se convirtió en la prin- pechosas de tener la más remota relación con el movi-
cipal actividad de la policía. El inspector Bonfield miento radical fueron detenidas. La policía se encargó
y el capitán Schaak, en especial, deseaban man- de que las redadas fueran fructíferas. Todos los días
tener vivo el fermento de odio y temor nacido de se descubrían municiones, rifles, espadas, mosquetes,
la bomba para que no decreciese la excitación de pistolas, bayonetas, porras, literatura anarquista, ban-
los ciudadanos. Tres años más tarde, en el curso de deras rojas, pancartas incendiarias, cartuchos, puñales,
una entrevista, el jefe de policía Ebersold confesó: balas, plomo, material para fabricar torpedos, moldes
“Después del 4 de mayo (de 1886) mi deseo era para balas, dinamita, bombas, granadas, cápsulas ful-
que las cosas se tranquilizasen lo antes posible. minantes, artefactos infernales, trampas secretas, ga-
El estado general de inquietud era nocivo para lerías de tiro subterráneas.
Chicago. Por otra parte, el capitán Schaak quería Cada hallazgo hecho público por la policía era
que las cosas siguiesen moviéndose, quería que se coreado por la prensa. Se difundió el rumor de que
encontrasen bombas aquí, allá, por todas partes… Herr Most había salido de Nueva York con dirección
Cuando logramos destruir las asociaciones anar- a Chicago, sin duda, para encargarse de la dirección
quistas, Schaak quería mandar hombres para or- de los próximos asesinatos, y la policía montó un es-
ganizar inmediatamente otras nuevas”. pectáculo en la estación. Se reunió una multitud para
La policía se incautó de la lista de suscriptores de esperar la amenazadora llegada, pero Herr Most no
la Arbeiter-Zeitung y llevó a cabo una larga serie de apareció. Se preparaba cuidadosamente el ambiente
redadas. Irrumpió en locales de reunión, imprentas y para el juicio.
viviendas, y realizó registros. Todas las personas sos-

EL JUICIO: COMIENZA LA FARSA.


A mediados de mayo se reunió el Gran Jurado,
que acusó inmediatamente a August Spies, Michael
Schwab, Samuel Fielden, Albert R. Parsons, Adolph
Fischer, George Engel, Louis Lingg y Oscar Neebe,
todos ellos miembros destacados de la Internacional,
del asesinato de Mathias J. Degan el día 4 de mayo. El
juicio se fijó para el día 21 de junio ante la Audiencia
Criminal de Cook Country, actuando como juez Jo-
seph E. Gary. El fiscal Julius S. Grinnell se encargó de
la acusación. Asumieron la representación de los acu-
sados William P. Black, William A. Foster, Sigmund
Zeiser y Moses Salomon.
El juicio comenzó al mismo tiempo que la policía
llevaba a cabo sus alarmantes hallazgos, mientras los
periódicos recitaban historias de complots anarquistas
para realizar asesinatos en masa y mientras el públi-
co reclamaba la ejecución inmediata de los acusados.
Cuando comenzaba el interrogatorio preliminar de los Imagen de la sala donde se celebró el juicio por los sucesos de
candidatos a formar parte del jurado, Parsons, que ha- Haymarket.
bía burlado la búsqueda policíaca durante seis sema-
nas, entró en la sala y se sometió voluntariamente a “Yo me encargo de este caso y sé lo que tengo que
juicio, yendo a sentarse junto a sus camaradas en el hacer. Estos tipos van a ser colgados como yo me lla-
banquillo de los acusados. mo… Estoy llamando a gente que los acusados ten-
Desde un principio, dos hechos impidieron que drán que recusar, perdiendo así el tiempo y agotando
el juicio tuviese ningún parecido con un juicio im- el número de recusaciones que les están permitidas.
parcial: en primer lugar, el juez Gary obligó a los Así, luego tendrán que aceptar a quien quiera la
ocho acusados a figurar en el mismo proceso, lo acusación”.
cual aumentaba el riesgo de que se admitiese todo Gracias al hábil interrogatorio del juez, hombres
tipo de pruebas. En segundo lugar, el jurado fue que admitían abiertamente sus prejuicios contra los
nombrado fraudulentamente mediante un proceso acusados eran declarados aptos para formar parte del
extraordinario: no se eligieron los candidatos para jurado y tenían que ser recusados para la defensa. Se
el jurado de forma normal, sacando nombres de una tardaron 21 días en seleccionar al jurado y fueron exa-
caja; el tribunal encargó de seleccionarlos a un al- minados 981 candidatos. Finalmente, la defensa agotó
guacil especial designado por la fiscalía. Un hom- todas sus posibilidades de recusación, y fueron elegi-
bre de negocios de Chicago, Otis S. Favor, hizo una dos los 12 miembros definitivos del jurado, entre ellos
declaración jurada de que dicho alguacil le había un pariente de una de las víctimas de la bomba.
dicho en presencia de testigos:
13

LA FALSIFICACIÓN DE TESTIMONIOS
En su discurso preliminar, tras el comienzo de intentaron probar que Fielden les había dispara-
la fase probatoria el 14 de julio, el fiscal Grinnell do desde detrás del coche desde el que se habían
aseguró al jurado que el hombre que había arro- pronunciado los discursos, pero sus afirmaciones
jado la bomba comparecería ante el tribunal. Evi- resultaban contradictorias.
dentemente, la acusación era incapaz de cumplir El gobernador Altgeld decía en su mensaje de
con lo que había prometido. No obstante, al prin- gracia, respecto de los testigos y los testimonios pre-
cipio intentó fabricar, mediante el testimonio de sentados por la acusación: “Se ha demostrado que
dos supuestos anarquistas que eran testigos de la gran parte de las pruebas presentadas en el juicio
acusación, un complot anarquista para dinamitar habían sido fabricadas; que algunos de los prin-
todas las comisarías cuando apareciese la palabra cipales funcionarios de la policía, guiados por un
“Ruhe” (tranquilidad, en alemán) en la Arbei- celo equivocado, no sólo aterrorizaron a hombres
ter-Zeitung. El testimonio quedó muy debilitado ignorantes metiéndoles en la cárcel y amenazán-
en el contrainterrogatorio. dolos con torturarlos si se negaban a jurar lo que
Cuando aquello falló, se presentaron otras ex- ellos deseaban, sino que ofrecieron dinero y traba-
trañas pruebas. Un testigo llamado Gilmer que, jo a los que consintieron en hacerlo. Asimismo, se
según se demostró en el contrainterrogatorio, era ha demostrado que proyectaron deliberadamente
un perjuro profesional que con toda posibilidad crear conspiraciones ficticias para lograr la glo-
había sido pagado para testificar, juró que había ria consiguiente a su descubrimiento. Además de
visto a Spies, Schwab y Schnaubelt pasarse un las declaraciones, incluidas en las actas, de algu-
objeto que parecía una bomba, y que también ha- nos testigos que juraron haber recibido pequeñas
bía visto a este último arrojar la bomba en me- sumas de dinero, también hay varios documentos
dio de los policías. Por otra parte, varios policías que lo corroboran”.

LA FALTA DE PRUEBAS PARA ACUSAR


Pese a la niebla emocional que había logrado crear, El jurado fue bombardeado con lecturas procedentes
la acusación, como observa Altgeld, nunca descubrió de artículos incendiarios del Alarm y de la Arbeiter-Zei-
quién había arrojado la bomba ni pudo demostrar la tung. Además, la policía exhibió sobre una mesa coloca-
existencia de una conspiración en la que hubiesen par- da ante el jurado toda clase de bombas, dinamita y meca-
ticipado los acusados. nismos infernales, aunque dichos artefactos destructivos
Pronto se puso de manifiesto que los hombres esta- hubiesen sido encontrados la mayor parte de las veces
ban siendo juzgados por sus ideas, aunque no se permi- semanas después a kilómetros del lugar del delito y no
tió a la defensa que presentase testimonios relativos a la tuviesen ninguna relación con los acusados. Aquel des-
teoría del anarquismo. Sobre la base de que los princi- pliegue produjo el efecto deseado: creó una atmósfera de
pios generales del anarquismo propugnaban la destruc- terror. En varias ocasiones, la defensa hizo objeciones a
ción de todos los capitalistas, el juez Gary permitió a la la presentación de pruebas irrelevantes con el fin de crear
acusación establecer una conspiración concreta. un clima emocional, pero el Tribunal las rechazó.

Los verdugos a sueldo de la burguesía

(De izquierda a derecha) El inspector Blonfield, responsable de lo ocurrido en Haymarket. El capitán Schaak, responsable de la implacable
persecución desatada contra los miembros del movimiento anarquista tras Haymarket. El juez Joseph E. Gary, responsable del juicio-
farsa y de las condenas a muerte, y el fiscal Julius S. Grinnell, que argumentaría al pedir las condenas a muerte que “Estos hombres han
sido seleccionados (…) y acusados porque eran dirigentes (…) hagan un escarmiento con ellos, cuélguenlos, y habrán salvado nuestras
instituciones, nuestra sociedad”.
14

El juez Gary puso también de manifiesto su


“imparcialidad” de otras maneras, como señaló
más tarde Altgeld. Mientras obligaba a la defensa a
limitarse, en sus contrainterrogatorios, a los puntos
concretos trazados por la acusación, permitía que
el fiscal se perdiese en cuestiones totalmente ajenas
a aquellas que eran objeto del interrogatorio de
testigos. Por otra parte, hizo, cuando podía oírle el
jurado, observaciones insinuantes que resultaron más
perjudiciales para los acusados que cualquier cosa que
hubiera podido decir el fiscal.
Foster, uno de los defensores, alegó que no exis-
tían pruebas de que las palabras, escritas o habladas,
de los acusados hubiesen ejercido influencia alguna
sobre el culpable del lanzamiento de la bomba, ni de
que los acusados hubiesen sido instigadores del delito.
Insistió en llevar el caso como un asunto de homici-
Albert R. Parsons dio, puesto que tal era la acusación; se limitó a la ley
39 años y los hechos. Intentó incluso admitir la existencia de
cierta locura criminal en las palabras de los acusdos,
pero estos se negaron.

JUICIO AL ANARQUISMO: LA CONDENA.


El resumen de los hechos ante el jurado comenzó
el 11 de agosto. El último en hablar fue el fiscal Grin-
nell, cuyas palabras finales fueron: “La ley está por
encima del juicio, la anarquía está sometida a juicio.
Estos hombres han sido seleccionados, elegidos por
el Gran Jurado y acusados porque eran dirigentes.
No son más culpables que los miles de hombres que
los siguen. Señores del jurado, declaren culpables
a estos hombres, hagan un escarmiento con ellos,
cuélguenlos, y habrán salvado nuestras institucio-
nes, nuestra sociedad”.
Como se preveía, el 20 de agosto el jurado dictó un
veredicto de culpabilidad y fijó la pena de muerte en
la horca para siete de los acusados, haciendo una ex-

August Spies
31 años

Adolph Fischer Louis Lingg


22 años
25 años
15

cepción con Oscar Neebe, que fue condenado a quince


años de prisión. Una moción presentada por la defensa
en septiembre fue rechazada por el juez Gary, y se pre-
guntó a los convictos si deseaban decir algo antes de
que se dictase sentencia.
Estos pronunciaron discursos que duraron tres días,
dirigidos, por encima del tribunal, a los trabajadores
de todo el mundo. Tras un largo resumen de sus creen-
cias, Spies dijo:
“Estas son mis creencias. Constituyen una parte
de mi mismo. No puedo renunciar a ellas, ni lo haría,
aunque pudiera. Y si creéis que podéis destruir esas
ideas que cada día ganan más terreno, si pensáis que
podéis destruirlas enviándonos a la horca, si queréis
una vez más condenar a la gente a la horca, si que-
réis una vez más condenar a la gente a la pena capital
porque se ha atrevido a decir la verdad -y os desafío a
citar una sola mentira que hayamos dicho-, os repito, Georg Engel
51 años
si la muerte es la pena que se impone al que proclama
la verdad, ¡pagaré ese elevado precio desafiante y or-
gullosamente! Llamad a vuestro verdugo”.
George Engel dijo:
“Odio y combato no al capitalismo individual,
sino al sistema que le concede esos privilegios. Mi
mayor deseo es que los trabajadores sepan quienes
son sus amigos y quienes sus enemigos”.
Y, desafiante como se había mostrado a lo largo
de todo el juicio, el joven Lingg, de veintiún años,
declaró:
“Repito que soy enemigo del ‘orden’ existente, y
repito que lo combatiré con todas mis fuerzas mien-
tras me quede vida… Os desprecio. Desprecio vues-
tro orden, vuestras leyes, vuestra autoridad basada
en la fuerza. ¡Colgadme por ello!”.
El 9 de octubre, el juez Gary pronunció la sentencia
que había señalado el jurado.

Oscar Neebe
37 años

Samuel Fielden Michael Schwab


40 años 34 años
16

LAS EJECUCIONES
Su ejecución se aplazó mientras se llevaba el caso
ante el Tribunal Supremo de Illinois. Tras varios meses
de examen, el Tribunal Supremo admitió que el juicio
había incurrido en errores legales, pero confirmó en
1887 el veredicto del tribunal inferior. Un intento de
apelar al Tribunal Supremo de los Estados Unidos
fracasó cuando este organismo decidió que no tenía
jurisdicción sobre el caso.
Varias organizaciones laborales pidieron el per-
dón de los condenados. La American Federation
of Labor (AFL) aprobó una resolución en este sen-
tido, y la Noble Order of the Knights of Labor
(Noble Orden de los Caballeros del Trabajo) no
hizo otro tanto porque se lo impidió personalmente
su dirigente, Powderly, que odiaba a los anarquistas
y quería mantener su grupo ajeno a toda relación
con ellos.
Durante los últimos días, Fielden y Schwab pidie-
ron clemencia y solicitaron que se les conmutase su
sentencia. Los demás pidieron libertad o muerte. El
gobernador Oglesby conmutó la sentencia de Fielden
August Spies en su celda y Schwab, condenándoles a cadena perpetua, y estos
se reunieron con Neebe en la penitenciaría del estado
de Joliet. Lingg escapó al patíbulo haciendo estallar
en su boca un tubo de dinamita en la víspera de su
ejecución. Los otros cuatro fueron colgados el día 11
de noviembre de 1887.
Les colocaron rápidamente al cuello los lazos
corredizos, les pusieron las capuchas y se apresuraron
a dirigirse a las trampillas. Entonces, de detrás de las
capuchas, surgieron estas palabras:
Spies: “Llegará un tiempo en que nuestro silencio
será más poderoso que las voces que hoy estran-
gulais”.
Fischer: “Vina la anarquía”.
“¡Libertad o muerte!“, manuscrito de Adolph Fischer de noviembre
de 1887, poco antes de su ejecución. Engel: “¡Viva la anarquía!”
Fischer: “¡Este es el momento más feliz de mi
vida!”
Parsons: “¿Se me permite hablar, hombres de
América? ¡Déjeme hablar, sheriff Mason! ¡Que
se oiga la voz del pueblo! Oh…”
En el funeral desfilaron 25.000 trabajadores. Wi-
lliam P. Black, que había sido uno de los defensores,
habló ante las tumbas:
“…Yo amaba a estos hombres. No los conocía
hasta que entré en contacto con ellos en su hora
de dolor y angustia. A medida que pasaban los me-
ses y hallaba en las vidas de aquellos con los que
hablaba el testimonio de su amor por el pueblo, de
su paciencia, de su ternura y su valor, mi corazón
abrazó su causa… Digo que, cualesquiera que sean
los errores que estos hombres hayan podido come-
ter, el pueblo a quien amaban y por cuya causa han
muerto puede cerrar el volumen, sellar la historia y
dedicar su voz a alabar sus heroicas acciones y su
La ejecución de Spies, Fischer, Engel y Parsons. sublime autosacrificio”.
17

LA DERROTA DEL MOVIMIENTO HUELGUÍSTICO


Una parte de la furia pública despertada por la al principio. Aunque es cierto que, de los 192.000
bomba de Haymarket se desvió hacia la huelga en huelguistas del país, 42.000 lograron que triunfase
pro de la jornada de ocho horas. Surgió la confusión su reivindicación y que, como se ha dicho, 150.000
entre los trabajadores, y sus filas se escindieron. Uti- lograron una jornada más reducida sin necesidad
lizando como excusa los supuestos descubrimientos de declararse en huelga, estas concesiones duraron
de complots anarquistas, la policía atacó a los traba- muy poco.
jadores organizados de forma aún más salvaje que En cuanto el movimiento remitió, los patronos anu-
antes. Los dirigentes obreros eran detenidos sin con- laron las concesiones. En un mes el total de obreros
templaciones. Antes de que transcurriese una semana que seguían gozando de una jornada más corta, conse-
desde el 4 de mayo, los huelguistas comenzaron a guida por medio de la huelga o concedida voluntaria-
ceder y volver al trabajo. Muchos de ellos, especial- mente, descendió en casi una tercera parte, de 200.000
mente los cargadores, encontraron sus puestos ocu- a 137.000 aproximadamente. En octubre, mediante un
pados por esquiroles. lock-out, los empaquetadores privaron a sus 135.000
Esta rendición desordenada del movimiento en obreros de la jornada de ocho horas que les habían
pro de una jornada de trabajo más reducida no se concedido sin huelga en mayo. El 8 de enero de 1887,
limitó a Chicago. El 22 de mayo de 1886, Broads- Broadstreet’s podía informar a la nación de que “pue-
treet’s informó de que de los 190.000 huelguistas de darse por sentado… que, en cuanto al pago de los
que había en un principio en los Estados Unidos, salarios anteriores por una jornada de trabajo más
no quedaban más que 80.000, y de que muchos de reducida, el total de los que todavía disfrutan de esa
éstos habían sido víctimas del lock-out. En Chica- concesión no pasa de 15.000, si es que llega a ese
go, sólo quedaban 16.000 de los 65.000 que había número”.

EL FIN (TEMPORAL) DE LOS MOVIMIENTOS REVOLUCIONARIOS


No fue sólo el movimiento en pro de la jor- muchos años en las organizaciones obreras. El ya
nada de ocho horas el que resultó perjudicado por citado Powderly, de los Knights of Labor, expresó
el constante fuego graneado de la prensa. La teoría como sigue su extremada antipatía hacia los ele-
y la práctica radicales cayeron en desgracia para mentos revolucionarios:

Los sucesos de Chicago impactaron profundamente al movimiento


anarquista español: portada de Acracia, de noviembre de 1887,
fecha de las ejecuciones, y de La Revolución Social, prometiendo
venganza por los sucesos de Chicago. La venganza se ejecutó en
1919, cuando la CNT logró arrancar a la plutocracia española la
jornada de 8 horas mediante la huelga de la Canadiense.
18

“Un principio crucial de los socialistas y la ignorancia de los trabajadores; es también


anarquistas furibundos es hacer propaganda cierto que desdeñan todo esfuerzo por levantar el
siempre que se les presenta la ocasión. Si se crea una manto de ignorancia que se cierne sobre la suerte
nueva sociedad de trabajadores, estos extremistas se de éstos. Si el pueblo llega a estar educado, no
hacen miembros de ella e intentan hacer triunfar tendrán para el ninguna utilidad ni la anarquía ni
sus ideas. Con frases hipócritas y fingida humildad, el monopolio…”
se congracian con hombres que es despreciarían Los insultos incesantes de los periódicos, las re-
si revelasen sus verdaderos sentimientos y, cuando vistas y los púlpitos era aún más virulentos que los
han logrado ganarse sus simpatías, han introducido de Powderly. Las caricaturas de Thomas Nast y de
entre los miembros de la sociedad una cuña que, otros dibujantes representaban a infames anarquistas
tarde o temprano, les escindirá. de barbas pobladas y aspecto extranjero engañando al
El SERVIL DEFENSOR DE LA ANARQUÍA jornalero, asesinando al ciudadano respetable o escon-
pocas veces hace por si mismo algo para promover diéndose de la policía debajo de la cama. La Nation
los fines del movimiento del que forma parte. Se acusó a los ocho convictos de ser unos cobardes, unos
asegura los servicios de tontos que cumplirán “gallinas” por intentar apelar en vez de dejarse colgar
sus ordenes por lealtad a los principios o por valerosa y alegremente como los nihilistas rusos, más
ignorancia. Es totalmente cierto que juegan con remotos y románticos.

EL ANARQUISMO, UNA “ENFERMEDAD GENÉTICA”


Algunos de los ataques a las facciones radicales craneales (ultrabraquicefalia, etc.), mandíbulas
fueron menos toscos, más sutiles, velados por una muy anchas, zigomas exagerados, senos frontales
imparcialidad y una objetividad fingidas. Uno de estos enormes, anomalías dentales, de las orejas, de la
fue el estudio pseudocientífico del profesor Cesare nariz, de la coloración de la piel, viejas heridas,
Lombroso, publicado en una revista filosófica, el tatuajes, anomalías psicopatológicas”.
Monist, en el cual, tras un alarde impresionante pero Fue el condenado Michael Schwab, todavía preso
equívoco de cuadros, figuras y jerga antropológica, en la penitenciaría de Joliet, quien se encargó de
concluyó que los anarquistas y comunistas pertenecían señalar al profesor Lombroso ciertos errores funda-
al tipo criminal. mentales:
Para llegar a esta conclusión, analizó las 1) Que lo más probable es que no exista un tipo
fisionomías de 100 anarquistas arrestados en Turín, criminal antropológico y físico que sea hereditario.
de 50 fotografías de communards y de las fotografías 2) Que el delito es fundamentalmente un producto
del libro de Schaack sobre los anarquistas de Chicago; del ambiente.
y encontró abundantes pruebas en “la plagiocefalia
exagerada, la asimetría facial, otras anormalidades 3) Que, al estudiar las fisionomías, nuestro juicio se
ve influido por reacciones emocionales.
4) Que es fácil y frecuente que se seleccionen in-
conscientemente los materiales para corroborar las
tesis deseadas.
5) Que el anarquismo no es un término preciso y
concreto que permita distinguir a sus supuestos
partidarios de os del comunismo, socialismo, libe-
ralismo, etc.
No obstante, el estudio del profesor Lombroso
pronto trascendió a los periódicos más populares y
proporcionó una base “científica” a la actitud del pú-
blico respecto a los anarquistas y revolucionarios.

LA AMNISTÍA
Pese a aquella prolongada oleada de odio, en 1889
se creó una Amnesty Association (Asociación para la
Amnistía) para desarrollar la campaña en favor de la
libertad de Neebe, Fielden y Schwab. Pero el goberna-
Cesare Lombroso, “científico” que, manipulando diferentes
dor Fifer, que sucedió a Oglesby, no quiso oír hablar
materiales, afirmó a finales de siglo que quienes luchaban del asunto y la Asociación para la Amnistía tuvo que
por la revolución eran personas enfermas debido a defectos
genéticos hereditarios.
esperar hasta el año 1893, año en que el cargo de go-
bernador de Illinois fue ocupado por John P. Altgeld.
Este recibió una petición de 60.000 firmas.
19

Si hubiese presentado su perdón como un acto de gracia, acusar a la comunidad de asesinato legal.
basándolo en que los condenados ya habían pasado siete años Como consecuencia, al perdonar a Neebe, Fielden y
en penitenciaría, probablemente hubiera sido aplaudido por Schwab, atrajo sobre su cabeza una tormenta a la que solo
la comunidad y su conciencia hubiera quedado tranquila. ganaba en intensidad la que habían sufrido los propios
Pero insistió en realizar una investigación a fondo, y anarquistas. Pero, dándose cuenta desde un principio de
descubrió que se había cometido un error legal irreparable que la posición legal del gobernador era inexpugnable,
y monstruoso, no sólo con los tres hombres que todavía los ultrajados guardianes de la sociedad se apresuraron a
permanecían en la cárcel, sino también con los cinco que recurrir a su arma favorita, descargando sobre el propio
habían muerto. Altgeld una ola de infamias tan intensa y prolongada como
Cuando escribió su mensaje de gracia, que probaba de pocos hombres públicos han sufrido en alguna ocasión.
modo irrebatible que los ocho acusados no habían sido Si no podían impugnarse sus argumentos, al menos se
sometidos. Un juicio imparcial y que la acusación no había podían poner en duda sus motivos, destruir su reputación
logrado establecer ninguna relación entre ellos y la persona y arruinar su carrera política y profesional; a estos
desconocida que arrojó la bomba en Haymarket; cuando fines dedicó la prensa sus esfuerzos, apoyada activa o
demostró que el tribunal, el jurado y el fiscal habían actuado pasivamente por las nueve décimas partes de las personas
bajo la histeria deliberadamente creada e intensificada por más respetables de la vida americana, con un fervor y una
la prensa y la policía de Chicago, lo que hizo en realidad fue persistencia casi fanáticos.
TRIUNFO TOTAL DE LA PLUTOCRACIA
Las facciones radicales del movimiento obrero tar- lleros del Trabajo, que gracias a la campaña en favor de
daron en recobrarse de aquel periodo de persecucio- las ocho horas había pasado de 50.000 afiliados en 1883
nes. Tras el asunto de Haymarket, la Internacional a más de 700.000 a mediados de 1886, perdió partida-
Negra quedó reducida a un pequeño grupo de intelec- rios como consecuencia de su traición oficial durante la
tuales, al retirarse los obreros atemorizados. Aunque huelga y de su negativa a pedir el perdón de los conde-
la corriente conocida con el nombre de la “línea de nados, pasando a tener 200.000 afiliados a mediados de
Chicago” reapareció más tarde, el anarquismo como 1888, y menos de 50.000 en 1894, convirtiéndose en
teoría y como práctica nunca recuperó su influencia una organización insignificante.
sobre el movimiento obrero de los Estados Unidos. Entre la clase obrera, los anarquistas ejecutados fue-
Los trabajadores se volvieron hacia la AFL, más ron considerados mártires del trabajo; tres años des-
conservadora, que contaba en su haber con la energía pués de los sucesos de Haymarket, en 1889, tuvo lugar
desplegada con ocasión del movimiento en pro de la en París un Congreso de todas las tendencias socia-
jornada de ocho horas y con la aprobación de una reso- listas, donde se decidió celebrar todos los primero de
lución pidiendo la liberación de los ocho condenados. mayo de cada año la fiesta internacional del trabajo,
Gracias a ello, la AFL no paró de crecer y en 1893 supe- en honor y recuerdo de los mártires de Chicago. A dia
ró los 250.000 afiliados. La Noble Orden de los Caba- de hoy, dicha fecha sigue sin ser día festivo en EEUU.

Monumento funerario levantado en el Cementerio


Waldheim, en Chicago, en memoria de los anar-
quistas ejecutados, visitado desde entonces todos
los años por miles de personas.
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