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RESILENCIA

“El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional”

¿Qué es?
La resiliencia es la capacidad que tenemos los seres humanos de salir adelante en
los momentos críticos. Lo más importante es entender que no consiste en ser fuertes. Por
el contrario, consiste en flexibilizarse para poder salir adelante.
El concepto de hecho es tomado de la física y hace referencia a materiales que
bajo el efecto de la presión se tuercen, pero vuelven a su ser. Eso es lo que se busca en el
ser humano. Así pues, este término es adaptado a las ciencias sociales y a la psicología
para caracterizar a aquellas personas que, a pesar de nacer y vivir en situaciones de alto
riesgo, logran mantener el equilibrio emocional y el sentido de competencia. Esto Implica
la habilidad para superar la adversidad, adaptarse, recuperarse y acceder a una vida
significativa y productiva.
En imágenes o frases de internet podemos ver oraciones donde se dice que “las
crisis son un paso atrás que das, para dar un salto hacia adelante”. Esto sería un intento de
definir la resiliencia, el entender las crisis como una oportunidad de crecer, empezando de
nuevo desde un sitio más avanzado.
Sin embargo, es importante recalcar que el termino no se debe confundir con el
voz populi de que la resiliencia tiene que ver con la actitud que tomemos ante la vida, eso
visto desde el ámbito académico no tendría ningún soporte teórico o evidencia, porque
hay personas que pueden tener una buena actitud hacia la vida y eso no los hace
resilientes. Para definirlo más académicamente y acá hago referencia a Mario Marrone,
Psiquiatra y Psicoanalista Argentino; la resiliencia sería la capacidad que tiene el individuo
de mantener sus capacidades adaptativas y utilizar sus recursos internos de manera
competente ante los problemas evolutivos de su desarrollo y las adversidades de la vida.
Esta definición es más cercana a los estudios que se tienen sobre resiliencia puesto que
hoy se sabe qué hace parte del proceso evolutivo y debe ser promovida desde la niñez.
Jorge Barudy, Neuropsiquiatra chileno, especialista en psiquiatría infantil y de familia; nos
expone por ejemplo desde su enfoque ecológico como el sujeto no puede verse por fuera
de unas condiciones sociales y culturales, y como las buenas experiencias en término del
desarrollo propician la capacidad resiliente de las personas. Teoría que se puede reafirmar
desde lo que plantea Boris Cyrulnik, Neurólogo y Psiquiatra, Frances; quien actualmente
también es una referencia a nivel mundial en el estudio de este constructo y lo define de
una forma simple “es iniciar un nuevo desarrollo después de un trauma” pero lo
complicado es descubrir las condiciones que la permiten. Es decir, se debe tener en
cuenta la forma de recuperarse de una persona, las relaciones que ha tenido, la seguridad
de sí mismo y la cultura; factores que se deben unir para poder decir que una persona
realmente es resiliente.
Como podemos ver, el concepto es mucho más complejo de lo que se pensaría y
no propiamente tiene que ver a que debamos tener una actitud positiva hacia la vida, eso
sería estar en una burbuja de cristal protectora. Cuando lo que realmente nos muestran
los estudios y el empirismo es que la vida está llena de adversidades y no se puede
esperar por ejemplo que una persona este protegida siempre, por el contrario, esas
adversidades nos permiten desarrollar recursos internos. Por eso, si la resiliencia se fuera
a enseñar tendría que hacerse desde edades tempranas.
En ese orden de ideas, el desarrollo de la capacidad de resiliencia dependerá
fundamentalmente de la seguridad de apego en los años de infancia y adolescencia; esto
no quiere decir que en la adultez no se logre desarrollar esta capacidad. Puesto que, en
cada momento de la vida del sujeto, la capacidad de funcionar óptimamente a niveles
psicológico, psicomático y psicosocial dependerá de la interacción entre los recursos
internos del individuo y los factores protectores o desestabilizantes del medio socio-
ambiental en el que desenvuelva.
Podrían definirse los factores de riesgo como aquellos que son capaces de facilitar
el desarrollo de patología o de procesos disfuncionales, que serían por un lado de tipo
médico o biológico como las enfermedades severas o crónicas, el nacimiento prematuro,
las deficiencias auditivas o visuales y las anormalidades cromosómicas o genéticas; por
otro lado tendríamos los factores de riesgo psico-social como dificultades personales de
los padres que afecten su capacidad de cuidar el niño, un ambiente familiar violento o
abusivo, disfuncionalidad y conflictos en la dinámica familiar, las separaciones
prolongadas y perdida de contacto durante periodos cruciales con uno o ambos
cuidadores de los niños y por lo menos una de las figuras parentales con dificultades
psiquiátricas (depresión, adicción a drogras o alcohol). Por último, tendríamos el riesgo
socio-político en donde encontramos la privación socio-económica, la carencia de un
hogar o una vivienda inadecuada, el exilio, la violencia o la persecución política.
Referencias
Cyrulnik, B. (2003). Reseña de “los patitos feos. La resiliencia una infancia infeliz no
determina la vida”. Revista Interuniversitaria de formación del profesorado, 17 (3).
189-190. Recuperado de https://www.redalyc.org/pdf/274/27417313.pdf
Becoña, E. (2006). Resiliencia: definición, características y utilidad del concepto. Revista de
psicopatología y psicología clínica, 11 (3). 125-146. Recuperado de
http://aepcp.net/arc/01.2006(3).Becona.pdf
Marrone, M. (2001). La teoría del apego: un enfoque actual. Madrid, España. Psimática.
http://www.codajic.org/sites/www.codajic.org/files/Resiliencia.pdf
Gonzales Vara, Y. (2010). Amar sin miedo a malcriar. La mirada a la infancia desde el
respeto, el vinculo y la empatía. Barcelona, España. RBA Práctica. Recuperado de
https://books.google.com.co/books?
id=RWPODwAAQBAJ&printsec=frontcover#v=onepage&q&f=false

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