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Nombre: Jezarela Jáuregui Cornejo                            

 U201611806@upc.edu.pe

Curso: Psicología del Desarrollo 2

El aborto y su impacto en el psiquismo y en el cuerpo femenino

El aborto es la interrupción del proceso gestacional. Existen dos tipos de aborto,


espontáneo e inducido. El aborto voluntario es considerado como un evento traumático
para las mujeres. Este problema, en la actualidad, es muy controversial con respecto a
las consecuencias y esta es correcta o incorrecta. Muchos defienden sus posturas en base
a principios religiosos, éticos, filosóficos y morales. Antes de plantear la pregunta de
este ensayo, se debe aclarar que el aborto como tal representa un riesgo para el bienestar
psicológico de la mujer y muchas mujeres sufren en silencio los efectos psicológicos del
mismo. Por ello, se elabora la siguiente pregunta: ¿Cuáles son los impactos en el
psiquismo y el cuerpo femenino frente al aborto?  

El aborto espontáneo es la suspensión del periodo gestacional no provocada


intencionalmente por la embarazada, que termina con la muerte del embrión, En la
mayoría de casos se da dentro del primer trimestre y frecuentemente es necesario
realizar un legrado, raspado de la mucosa o membrana interior del útero. Anteriormente,
se reactiva inconscientemente del vínculo de la embarazada con su madre en esta etapa,
para ello, la embarazada siente ambivalencia hacia su madre y hacia su propio hijo no
nacido. Asimismo, el vínculo con la pareja influye en el sostén del embarazo. En este
caso, uno de los motivos más frecuentes de la interrupción del embarazo es la
separación de la pareja en momento de enfermedad, accidente o situaciones de violencia
familiar. Lo vincular es un causa vital que a veces no es tomado en cuenta. También, las
categorías “interno y externo” se dan en la relación con la pareja y el reconocimiento de
la paternidad y su rol como padre. En esto, el bebé es un ser propio y ajeno.  La
“incompatibilidad” juega un rol importante en el aborto espontáneo, la mujer
embarazada rechaza aquello ajeno. En muchos casos, las mujeres que tuvieron un aborto
espontáneo previo al presente embarazo, lo viven bajo ansiedades intensas, con temor a
que vuelva a ocurrir, ello se transforma en un trauma. Experimentan miedo en alta
intensidad, en especial cuando pasan por la misma fecha o mes gestacional en el que
habían perdido el embarazo anterior.

A continuación se relatará dos casos clínicos de aborto espontáneo. El primero de


refiere a un embarazo que se anuncia en el parto. El segundo caso clínico se refiere a
una pérdida gestacional y los efectos que pueden ocurrir en su segundo embarazo.

Una paciente de 23 años de edad, había tenido a su bebé en el sanitario, sin haber
haberle avisado ni a ella ni a sus padres de su estado de gestación. Ella afirma que jamás
había sentido mover al bebé en su vientre y cuando fue a internarse fue porque pensaba
que tenía cólicos. De hecho, los profesionales tampoco se dieron cuenta hasta que
comenzó la fase expulsiva. Al comienzo y por indicación del psiquiatra, la paciente no
podía quedarse a solas con el bebé, siempre tenía que estar acompañada de un adulto,
pero al cabo del tiempo, ella lo aceptaba cariñosamente.
En segundo caso, tenemos a una mujer de 30 años que hace unos tres meses había
perdido un embarazo de 12 semanas de gestación. Estos eventos eran muy traumáticos
para ella. Si bien quería tener hijos, no se sentía capaz de volver a atravesar por un
embarazo porque le daba terror. Sentía la maternidad como un deseo imposible de
cumplirlo. Durante la terapia se pudo analizar sus sentimientos y, de esa manera,
elaborar el duelo. En ella comenzaron a salir problemas referidos a la pareja, tenía
dificultades de convivencia, y a la vez en relación con sus familias de origen. Poco
tiempo después, la cuñada quedó embarazada y comenzaron a surgir sentimientos de
envidia e idealización hacia ese estado. A los dos meses, queda embarazada y se
reactivan las ansiedades y temores de repetir el destino del embarazo anterior, esta vez
llegó a término. Es decir, nació un hijo sano con quien estableció un buen vínculo.

El aborto provocado, también denominado aborto terapéutico, se realiza por la


indicación y decisión médica, o por la mujer que desea realizarlo. Además, se induce el
aborto cuando la vida de la madre está en riesgo y no existe otro medio para
solucionarlo. Según el Código Penal, es practicado por un médico diplomado, con
consentimiento de la mujer, y no es punible. El aborto tomado por decisión propia, es
una situación diferente, compleja y muy cuestionada. Existe un deseo consciente de no
tener ese hijo. La interrupción voluntaria del periodo gestacional, deja marcas visibles e
invisibles tanto en el cuerpo como en el psiquismo de la mujer. Según las causas que lo
hayan determinado, el tipo de estructura de personalidad de la mujer y la situación, será
cómo influye esta decisión en la tramitación psíquica del duelo posterior. Generalmente,
la situación del aborto provocado puede quedar anidado como un momento traumático,
que no es fácil compartir con otros. En otras ocasiones, permanece latente el hijo
abortado, surgiendo así cuestionamientos en la mujer, como por ejemplo: “¿Cómo sería
mi hijo si no lo hubiera abortado y estuviese vivo?”. Ello nos hace indicar que hay un
duelo detenido por una situación traumática que hizo difícil o imposible su tramitación.

Toda interrupción del periodo gestacional promueve a la mujer un esfuerzo para


elaborar la situación de pérdida, ya sea del hijo o del estado de embarazo. Si bien son
primordiales las causas y la manera en el que se produjo la interrupción, ya sea
provocada o espontánea, la mujer deberá atravesar un periodo de duelo que va de
acuerdo a cada situación en particular. La palabra duelo se refiere da dolor, sufrimiento
o desafío por la pérdida y lucha de romper el vínculo de lo persecutorio del objeto
perdido y asimilar los aspectos positivos y amorosos. En el caso de un aborto
provocado, es un trabajo psíquico adicional desligarse de los aspectos persecutorios del
objeto perdido, ya que este fue expulsado por decisión ajena o quiso ser expulsado
voluntariamente. Puede que el duelo se encuentre en latencia hasta otra situación similar
o frente al deseo de tener un hijo. Los duelos implican un cúmulo de sentimientos
displacenteros que cambian el estado anímico y la vida del sujeto. La culpa es una de
los elementos presentes en estos casos. Para poder enfrentarlos, se ponen en juego
diferentes mecanismos de defensa. Algunas mujeres, tiene dificultades de tolerar la
culpa y para desertar al control del objeto da por resultado la incapacidad para
experimentar una separación verdadera pudiendo constituir una capacidad de constituir
relaciones objetales narcisistas.

El aborto provocado y el silencio en un caso clínico: una mujer de 30 años está en


amenaza de parto prematuro. La obstetra índico que era su primera gesta, más no era
así. La paciente mantenía en secreto que tuvo dos abortos provocados durante la
adolescencia. Se expresaron sentimientos de culpa por su familia, esta era muy católica
y ella manifestó que no se atrevía a darle semejante disgusto al padre. Se sentía culpable
y muy avergonzada. Por momentos creía que el embarazo que estaba cursando, no lo
merecía por los dos abortos provocados en su adolescencia.

Interrupción temporal del periodo de gestación sin muerte del embrión: La mujer
vivencia una serie de operaciones psíquicas que predisponen el terreno para albergar ese
proyecto de hijo. Es como si hubiera empezado un proceso de gestación psíquica que se
ve interrumpido por un tratamiento oncológico y que no puede continuar por el
momento. El embrión está vivo y dispuesto a anidarse cuando la madre esté en
condiciones. Una mujer de 35 años que padece cáncer de mama, le habían practicado la
mastectomía y estaba en tratamiento de quimioterapia. Después de varios diagnósticos,
pudo concretar la fertilización asistida e implantar el embrión congelado en el momento
oportuno. Mejorar el pronóstico y ayudó a que pudiera enfrentar su tratamiento y
enfermedad.

El aborto voluntario es considerado como un momento siempre traumático para las


mujeres que han pasado por esta experiencia. El resultado de este son las motivaciones
inconscientes que no se eliminan a través del acto que, de hecho, puede dejar secuelas.
Un aborto puede poner en evidencia las dificultades de las mujeres para identificarse
con una representación gratificante de su propia madre. La maternidad frustrada afecta a
las mujeres de acuerdo a su singularidad y al sentido inconsciente que el embarazo tiene
para cada una. Antes y después del aborto, se pueden observar perturbaciones psíquicas
de entidad y que la imposibilidad de hacerse cargo de un hijo por diferentes motivos.
Como se indicó, los efectos del aborto inducido suelen ser traumáticos y en cada
situación debe estar claramente especificada y ponderada.

El cuerpo es el principal protagonista de experiencias placenteras o displacenteras, esta


experiencia de inscribe en el psiquismo y se expresa en representaciones conscientes e
inconscientes que lo van dando forma y sentido a la dimensión subjetiva del cuerpo.
Esta dimensión no solo es una huella de la experiencia corporal directa, sino que
aparece al inicio de la vida, mediatizada por los cuidados autoconservativos de los
objetos significativos, que irán implantando y posibilitando la emergencia de la
sexualidad y el erotismo. Esta huella es proveniente de las culturas. El aborto como
tema principal, tiene el único protagonista al cuerpo. Desde hace un tiempo, las mujeres
provocan el aborto mediante medicamentos, específicamente mediante el uso de
misoprostol. En la mayoría de casos, las mujeres se preparan para un procedimiento
desconocido. Si bien ellas pueden disponer de más o menos información sobre la
administración del medicamento, su eficacia, sus efectos secundarios y cómo actuar
ante determinado síntoma, hay otros factores del orden de lo subjetivo que se ponen en
riesgo. El miedo, la ansiedad y la angustia no solo determinan el estado anímico de la
mujer, sino que tienen efecto directo en el cuerpo. Algunas mujeres transmiten sus
experiencias corporales a través de un lenguaje infiltrado por fantasías de estar
sangrando, de alguna hemorragia, la visión de coágulos y los intensos dolores
producidos por las contracciones. Alguna de ellas siente culpa, esta proviene del
superyó, pero este no es una mera agencia generadora de culpa, sino que se alimenta de
la regla social y religiosa amplificando así su severidad y sus efectos. El desangrado
despierta fantasías de desintegración y daño corporal que de alguna manera puede ser
resultado de lo cometido.
En conclusión, el aborto tiene un gran impacto en la psiquis y el cuerpo de la mujer. En
el aborto espontáneo, el vínculo influye de una manera importante, pero este no es
tomado en consideración. Uno de los motivos más frecuentes de la interrupción del
embarazo es la separación de la pareja. Las mujeres que tuvieron este tipo de aborto,
sufren de ansiedad intensa, temor que vuelva a ocurrir; transformándose así en trauma.
En el aborto provocado, deja marcas visibles e invisibles tanto en el cuerpo como en el
psiquismo de la mujer. Según las causas que lo hayan llevado a determinar esta
decisión, influye en la tramitación psíquica del duelo posterior. Así también, toda
interrupción del proceso gestacional promueve a la mujer un esfuerzo para que elabore
una situación de pérdida, atraviesan un periodo de duelo que va de acuerdo a cada
situación en particular. El aborto como tema principal, tiene el único protagonista al
cuerpo. Las mujeres lo provocan mediante medicamentos, principalmente el uso de
misoprostol. Para la mayoría es un proceso desconocido, si bien poseen información de
su eficacia, efectos, como actuar en cada síntoma; el miedo y la ansiedad y la angustia
no determina el estado de ánimo de la mujer, sino tiene un efecto directo a su cuerpo.

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