Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Instituciones o Máquinas PDF
Instituciones o Máquinas PDF
E
n América Latina, el estudio de los El origen constituye una de las cuestiones cen-
partidos políticos ha estado concen- trales en el análisis de los partidos, toda vez
trado en aspectos bastante distintos a que, como señaló Duverger, los primeros pa-
los relacionados con la organización y el fun- sos de una organización dejan huella en el de-
cionamiento interno. El interés de los investi- sarrollo organizativo posterior. El programa es
gadores por lo que ocurre dentro de las agru- un elemento que ayuda a integrar a los miem-
paciones es reciente. Los primeros trabajos bros del partido y que en un eje de formaliza-
datan de 1990 cuando diferentes politólogos ción permite conocer el grado de coherencia
comenzaron a abordar a los partidos como interna del mismo. La organización incluye
organizaciones, siguiendo las premisas de au- tres elementos: el liderazgo, la manera en que
tores clásicos respecto a los partidos europeos el partido se vincula con otras organizaciones
y norteamericanos. En esa línea es que, a par- y el modo en que se organiza. Finalmente, se
tir de 1997, Manuel Alcántara inició una in- presentan una serie de conclusiones respecto
vestigación de carácter comparado que tenía al funcionamiento de los partidos, acompaña-
como objetivo explorar cómo funcionaban das de anexos ricos en datos y análisis estadís-
las organizaciones partidistas de 17 países de ticos, en los que se exponen el material empí-
la región. rico que sostiene la argumentación teórica y
Tras la presentación de los resultados ini- los resultados de la investigación.
ciales de esa investigación, que se centró en En relación a la primera dimensión, se sos-
un nivel analítico-descriptivo, el profesor tiene que entre los partidos latinoamericanos
continuó trabajando para intentar compren- se encuentran algunos que nacieron en el
der, primero, los factores que explican las di- mismo momento que los europeos del siglo
ferencias organizativas de los partidos latinoa- XIX. Es más, la mitad de los partidos relevan-
mericanos; segundo, explorar la posibilidad tes en la década de 1990 se crearon hace más
de construir tipologías de partidos y, tercero, de un cuarto de siglo. Muchos debieron supe-
incorporar a estos partidos como unidades de rar incluso períodos de clandestinidad, auto-
observación de los trabajos más amplios de la ritarismo y violencia política, lo cual supuso
política comparada. Estos constituyen los ob- un reto mayor al de vivir en democracia.
jetivos de su último libro, donde se exponen Otros han supuesto la inclusión de grupos so-
los resultados de las investigaciones realizadas ciales que hasta antes de su creación estaban
sobre 63 partidos que eran relevantes para el excluidos del juego político. Pero la mayoría
año 2000, seleccionados a partir de una com- surgió como consecuencia del reto electoral.
binación de criterios como su peso electoral, Si bien hubo partidos de corte revolucionario
su implantación territorial y su capacidad de o producto de situaciones de protesta contra
chantaje. dictaduras, la mayor parte de ellos nacieron
La obra se encuentra estructurada en cinco para competir en las elecciones.
partes. Tras la introducción, se presenta la evo- Respecto a la segunda dimensión, los par-
lución de las líneas temáticas más importantes tidos cuentan con programas más o menos
147
ÍCONOS 22, 2005, pp. 147-161
reseñas
Reseñas
estructurados, conocidos y valorados por sus de turno. Alcántara sostiene que en el univer-
miembros y posicionados en tres grandes ejes: so de partidos latinoamericanos pueden en-
la política económica, en cuanto al eje neoli- contrarse ejemplos de ambas categorías y que
beralismo-estatismo; el posicionamiento de estas pueden ubicarse en un continuo de ma-
los miembros en relación a la diferencia entre yor a menor institucionalización. En cual-
conservadurismo y progresismo y, finalmen- quier caso, aunque funcionen como institu-
te, con relación al ámbito internacional, la ciones o como máquinas electorales, lo más
proclividad hacia la integración regional y la relevante es que la ideología juega un papel
globalización. La investigación consigue mos- central, toda vez que supone valores que dan
trar cómo la competencia intrapartidista se sentido a la política, motiva la acción y ayuda
estructura en torno a estas tres cuestiones, a los electores a discriminar a unos partidos
que tienen una importante relación con la de otros. Este es un aporte clave de la investi-
posición en el eje izquierda-derecha. Salvo gación, ya que gran parte de la literatura ha
Paraguay, donde los partidos se ubican en el desestimado su vigencia. La ideología y la or-
mismo espacio, el resto de los casos muestran ganización importan. Y eso es algo que todos
el alto grado de competencia y altos niveles de aquellos que estudian el comportamiento de
polarización (Argentina, El Salvador, Guate- los partidos latinoamericanos no pueden (ni
mala, Nicaragua y Uruguay). deben) ignorar.
En cuanto a la última dimensión, la ma-
yoría de los partidos cuentan con recursos
materiales y humanos para llevar a cabo sus Flavia Freidenberg
metas, se encuentran asentados en gran parte Universidad de Salamanca
del territorio nacional a partir de oficinas pro- * flavia@usal.es
pias (o de sus dirigentes) y realizan de mane-
ra más o menos regular algún tipo de activi-
dad organizativa, fundamentalmente en épo-
ca electoral. Aún cuando es cierto que hay ca-
sos en los que no existe ningún tipo de orga-
nización; hay un grupo significativo donde el
grado de estructuración organizativa es alto.
En algunos de estos casos simplemente por-
que muchos de esos recursos son informales.
Algunas organizaciones subsisten porque son
sus candidatos, con sus recursos, los que lle-
van a cabo las tareas básicas de la competen-
cia electoral. Estos recursos son los que nor-
malmente no se ven (no están escritos) pero
también son los que desmienten la visión de
estructuras partidistas débiles.
Finalmente, el autor despeja una de las
dudas centrales que da origen al título de la
obra, esto es, si los partidos son instituciones
políticas o, simplemente, máquinas electora-
les que sirven de instrumento para los intere-
ses de un líder carismático y/o una camarilla
148
ÍCONOS 22, 2005, pp. 147-161
Reseñas
149
ÍCONOS 22, 2005, pp. 147-161
reseñas
Reseñas
En el caso del Perú, el abordaje de la cues- Robin termina señalando muy acertada-
tión indígena siempre ha sido problemático. mente que es en la comunidad en donde se
Al introducir la definición homogenizante de estaría fraguando los rasgos más importantes
“campesino” para el productor rural sea indio de la identidad: el territorio comunitario, la
o no, se ha producido una identificación dife- memoria social sobre el territorio, los sitios
rente de lo étnico que no necesariamente pasa arqueológicos, la importancia simbólica, las
por la dimensión indígena. Valérie Robin ha- fiestas, etc. La identidad no es una cosa dada,
ce un análisis histórico de la emergencia del cosificada, sino que es el fruto de “produccio-
término “campesino” y el abandono del térmi- nes históricas complejas y en perpetua evolu-
no “indígena”. La importancia de la reforma ción” (p.43).
agraria impulsada por Velasco Alvarado a fines Las identidades étnicas no siempre se re-
de la década del 60 y la substitución de la co- crean en el contexto de comunidades cerradas
munidad indígena por la comunidad campe- y reacias al cambio. El interesante estudio so-
sina, respondería a una demanda ciudadana bre los indios mayas de Guatemala, parece se-
de los indígenas para eliminar la discrimina- ñalar nuevas pistas de interpretación. El gus-
ción social que existía bajo el régimen de ha- to por la apertura y el cambio parece ser la ex-
cienda. “Este apelativo de campesino parece plicación de modelos familiares inestables, al-
cerrar la época donde los términos indígena o ta movilidad espacial, alta volatilidad política
indio señalaban una relación de subordina- e inestabilidad religiosa. López García plantea
ción frente a los miembros de la oligarquía la- que incluso la identidad étnica podría ser un
tifundista y marcaban su exclusión de la socie- lastre más que un beneficio para los mayas
dad nacional” (p. 39). En el imaginario de los “ch´ortis” de Guatemala a quienes les gusta
indios peruanos, el término indio es un térmi- siempre “andar probando” en casi todos los
no degradante, por ello prefieren el de campe- ámbitos de la vida familiar y comunal. Esta
sino, que en cambio es degradante para los ac- actitud existencial de los mayas les lleva a ex-
tuales propietarios de haciendas modernas. perimentar incluso su transformación en ladi-
La identidad india, según Robin, no se nos, sin perder su propia identidad. El autor
concentra en el uso del quechua o del idioma señala con mucha certeza que habría que con-
nativo, pues en los Andes del sur casi toda la siderar “la identidad no en términos esencia-
población urbana y rural conoce y utiliza este les sino relacionales, no en términos absoluta-
idioma. En realidad, señala este autor, el que- mente férreos sino como una realidad absolu-
chua señala específicamente una lengua que tamente dinámica: sometida no sólo a recons-
no es base para plantear la existencia de una trucciones parciales y continuas debidas a
etnia quechua. A pesar de los intentos de las procesos históricos sino también a negocia-
elites urbanas por reinvindicar la existencia de ciones y reinvenciones protagonizadas por
una Nación Quechua, “esta referencia exóge- pequeños grupos e incluso por individuos” (p
na no tiene sentido para la población intere- 161-162).
sada y solo las personas exteriores a la comu- López García se encontró en su trabajo de
nidad campesina aparecen eventualmente co- campo con un campesino ladino que le pre-
mo los portadores de una tal identidad que- guntó “¿Qué tenemos que hacer para ser ma-
chua” (p.41). Afirmación que no deja de sor- yas?”. Pregunta que implicaba no sólo el he-
prender sobre todo en un contexto como el cho de que los mayas habían adquirido un
ecuatoriano, en donde muy fácilmente se ha mayor reconocimiento social y político sino
pasado sin mayor discusión del idioma a la el hecho de que ser ladino pobre significaba
identidad étnica. estar en lo más bajo de la escala social. Como
150
ÍCONOS 22, 2005, pp. 147-161
Reseñas
lo puntualiza muy bien el autor: “el campesi- rar reacciones aislacionistas muy peligrosas
no ladino de los Vados adivina que por el ca- para el futuro del movimiento indígena. La
mino que van las cosas ellos, los ladinos po- mayoría de los estudios presentados en este
bres podrían ser los únicos indios de Guate- volumen cuestionan la definición de una
mala. Y por el camino que van las cosas ellos identidad substancial que no se ha modifica-
prefieren ser mayas antes que ladinos-indios” do desde la conquista pues, en realidad, lo
(p.162). que existe son manifestaciones plurales, hete-
En fin, un libro sugerente que lleva al lec- rogeneidades antes que homogeneidades. Co-
tor por los vericuetos sorprendentes de lo “ét- mo bien señala Perla Petricht, la identidad
nico” en América Latina, que no se adapta a debe entenderse como proceso, lo que signi-
definiciones esencialistas ni a formalizaciones fica “adaptaciones, reajustes e incluso cam-
doctas. Las identidades étnicas necesariamen- bios definitivos” (p.14). Para el caso ecuato-
te deben ser contextualizadas en las múltiples riano este planteamiento es importante en la
sociedades latinoamericanas y responden a un medida en que la identidad indígena sobre
diálogo que empieza tomar una característica todo en la Sierra ha sufrido influencias y mo-
nueva, pues ya no se da en el plano de la su- dificaciones debido a la cercanía del “hinter-
bordinación sino en el de la revalorización de land” urbano y de la economía de mercado.
lo indígena como producto de nuevos posi- Esto se puede observar sin necesidad de ser
cionamientos tanto en el campo económico antropólogo en las manifestaciones diversas
como en el político y cultural. de la cultura juvenil de las comunidades indí-
Para el caso ecuatoriano, y en especial pa- genas, un tema poco analizado pero funda-
ra los intelectuales indígenas, la lectura de es- mental para entender qué significa ser indio
te libro aportaría a una renovación del discur- en el siglo XXI.
so identitario, en la medida en que en la po-
lítica moderna se acude fácilmente a visiones Luciano Martínez Valle
culturalistas y esencialistas que pueden gene- Profesor –Investigador de FLACSO
151
ÍCONOS 22, 2005, pp. 147-161
reseñas
Reseñas
E
l libro editado por el Centro Andino ción maniquea de pueblo versus oligarquía.
de Acción Popular (CAAP) viene a su- Se trata de una lucha que condensa el corte
marse a la relativamente gran biblio- étnico y clasista que atraviesa la sociedad
grafía sobre el populismo latinoamericano y ecuatoriana, lo cual trae algunas consecuen-
en menor medida ecuatoriano. Pero la pre- cias: a) en un primer momento (los años cua-
gunta que surge de inmediato es qué puede renta) el pueblo estaba constituido por los
aportar esta compilación al debate sobre un mestizos y cholos pobres que se enfrentaban a
fenómeno que acaparado buena parte de la la aristocracia; a partir de los ochenta y sobre
atención de las ciencias sociales y, más aún, todo los noventa (en coincidencia con el pro-
cuál es su aporte frente a un concepto polisé- tagonismo del movimiento indígena), el pue-
mico y hasta evanescente. Si la idea era que blo que se enfrenta a la oligarquía es redefini-
los textos recopilados den cuenta de la “ambi- do, ahora esta compuesto por negros, montu-
güedad” del concepto de populismo y por fin bios y sobre todo indígenas. b) Si “el pueblo”
propongan una nueva caracterización que enfrenta a la oligarquía, el campo de batalla
termine con el caos conceptual que es propio no sólo esta en el sistema de representaciones,
de dicho fenómeno, podemos afirmar que no sino también en las calles, en las plazas, en lo
se ha cumplido con el objetivo. Sin embargo, simbólico, entonces, para el pueblo la demo-
cabe pensar que, con excepción del artículo cracia no se reduce a las instituciones libera-
de Kurt Weyland, los autores no pretenden les. Ahora bien, pueblo y oligarquía son cons-
terminar con la “anarquía” y el desorden con- tructos discursivos, por lo tanto, históricos y
152
ÍCONOS 22, 2005, pp. 147-161
Reseñas
cambiantes, y reflejan de alguna manera el ti- un lenguaje clasista y otro propio de una so-
po de relaciones y las luchas sociales presentes ciedad estamental? ¿En el discurso de grupos
en una época determinada; constituyen estra- medios y sectores populares, el lenguaje cla-
tegias para la participación política. Final- sista subsumía al lenguaje estamental (propio
mente, De la Torre plantea un símil intere- de una matriz colonial)? Es más, ¿qué tipo de
sante entre los denominados nuevos y viejos discurso construyeron las elites?
populismos y las democracias delegativas (co- Con respecto al CFP, Hernán Ibarra ano-
mo las llama O’Donnell 1994). En ambos ca- ta la carencia de estudios no sólo a nivel de es-
sos se trata de regímenes cuya legalidad y ac- te partido sino con respecto a una historia po-
ción no se basan en las reglas democráticas. lítica regional. El CFP surge en un contexto
A mi modo de ver, De la Torre deja abier- de crecimiento de la economía costeña y al
tas varias pistas para futuras investigaciones, mismo tiempo de fortalecimiento del aparato
por ejemplo, cómo se construye y reconstru- estatal. El autor sugiere que el discurso popu-
ye la categoría de oligarquía. Si en los años lista llegó a la población a través de la radio-
cuarenta los oligarcas eran los “pelucones”, difusión. El eje del discurso del CFP era la
¿quiénes son ahora los oligarcas en el discur- defensa de intereses regionales, oposición al
so populista?1 ¿Cómo los seguidores populis- Estado central y reivindicación del “hombre
tas perciben el mensaje del líder? ¿Cuál es la de la calle”.
relación entre neopopulismo y democracia En cuanto al populismo de Bucaram,
delegativa? Hernán Ibarra muestra como el PRE, con un
En su artículo, “El populismo en la políti- asentamiento local, se expande por el país
ca ecuatoriana contemporánea”, Hernán Iba- gracias a la difusión de algo que podríamos
rra da cuenta del debate sobre el populismo denominar “cultura costeña” (creo que en
en la academia latinoamericana y ecuatoriana realidad debería hablarse de culturas, en plu-
(por ejemplo, retoma el ya famoso debate ral), una incorporación muy particular del
Cueva-Quintero). Analiza el populismo ve- discurso de la izquierda (e incluso de concep-
lasquista, el de Concentración de Fuerzas Po- tos multiculturales), la creación de redes in-
pulares (CFP), y el populismo de Bucaram. formales de captura del voto, la desinstitucio-
Su trabajo tiene como punto central “situar nalización democrática, el ascenso del merca-
las relaciones entre las bases sociales, el lide- do y el declive del estado y el copamiento de
razgo y los discursos generados en un proceso la esfera política por el espectáculo y el depor-
político”. Basándose en los aportes de Laclau, te. A mi modo de ver, uno de los puntos más
el autor señala que la construcción pueblo- interesantes planteados por Ibarra es sobre
oligarquía que realizó Velasco Ibarra deja en-
trever la construcción de una nueva identidad 2 Una investigación que va en el mismo sentido es la
donde el lenguaje de castas y clases se disuel- desarrollada por Alexei Páez quien señala que en la
década de los veinte la “clase obrera” -casi inexistente-
ve en una identidad mucho más genérica, no tenía un discurso moderno, teórico o articulado.
pueblo2. Lo que predominaba no era un discurso proletario-
Las preguntas que se plantea Ibarra abren marxista sino una abigarrada mezcla de concepciones
vetas interesantes de análisis: ¿cómo los secto- milenaristas, redentistas, míticas, anarquistas, utópi-
cas, etc. que conformaron lo que el autor ha denomi-
res medios y los grupos populares articulan nado “protosocialismo”, una elaboración conceptual y
un discurso que contiene al mismo tiempo discursiva en la que el discurso gremial popular se
apropió de algunos elementos del discurso teórico
1 En el discurso bucaramista, los sindicatos y los indí- anarquista y marxista, a los que integró con otros ele-
genas son vistos como “ponchos dorados”; en el de mentos muy diversos provenientes de la tradición y el
Gutiérrez, son los malos políticos. largo plazo de la cultura (Páez 2001: 85).
153
ÍCONOS 22, 2005, pp. 147-161
reseñas
Reseñas
cómo, durante la caída de Bucaram, se llega a con el orden establecido y, por otro lado, una
un consenso implícito entre las distintas fuer- aspiración a eliminar la conflictividad, las di-
zas sociales para sacarlo del poder. Lo intere- ferencias y sobre todo erigirse como los repre-
sante no es que fuerzas tan disímiles lleguen a sentantes de realidades homogéneas. En otras
un acuerdo, sino el que sus argumentos para palabras, el populismo encarnado en el yrigo-
echar a Bucaram hayan estado preñados por yenismo y el peronismo se debaten en una
las categorías de honor y dignidad, propios tensión entre constituirse como la representa-
también de una sociedad estamental. Ibarra ción del cambio y la del orden. Las identida-
sostiene que en una sociedad jerarquizada - des populistas se forman por lo tanto en una
como la nuestra- los conceptos de honor son constante alteridad: exclusión-inclusión, rup-
funcionales a una matriz colonial de relacio- tura-integración, orden-cambio. La fuerza del
namiento social. Esta es, a mi parecer, una de populismo esta -como lo señala el autor- “en
las pistas sobre como las elites construyen su la capacidad de gestión de aquella tensión
discurso y logran la movilización popular. irresoluble”. La pregunta que se deja entrever
Gerardo Aboy plantea, en su artículo, es- es en qué medida la formación y emergencia
tudiar cómo la denominada matriz populista de oposiciones bipolares impiden la consoli-
constituye y transforma las principales identi- dación de los mecanismos de la democracia
dades políticas de Argentina. Su trabajo se liberal representativa.
centra específicamente en el radicalismo yri- El trabajo de Kurt Weyland se ubica en
goyenista y el peronismo. Después de un aná- una perspectiva un tanto más teórica. Propo-
lisis de las distintas corrientes que estudian el ne desanclar el concepto de populismo de
populismo, el autor establece un dialogo en- una matriz económica determinada, para
tre la propuesta de articulación discursiva de convertirlo en un concepto “migrante” que
Laclau y los aportes de Ipola- Portrantiero, en pueda ser entendido sin necesariamente ha-
el sentido de que el populismo corresponde a cer referencia a una estructura económica
una determinada fase estatal y organizativa. concreta.
La principal tesis del autor es que el popu- El autor, basándose en “guías para el aná-
lismo implica una tendencia contradictoria lisis del concepto” de Sartori (1984) propone
entre una dimensión nacional-popular de abandonar lo que el denomina conceptos
ruptura y confrontación y una dimensión na- “acumulativos” del populismo y reemplazar-
cional-estatal de desactivación de los conflic- los por un concepto “radial”, que convertiría
tos y homogenización. Ahora bien, entre es- a cualquier tipo específico de populismo en
tas dos tendencias contradictorias que encie- un subtipo disminuido.
rra el populismo, no existe un predominio de En otras palabras, el autor anota que el
ninguna. Se trata de casos concretos a especi- concepto de populismo ha sido construido
ficar. Lo que plantea Aboy es que la identi- por agregación de atributos (de allí su nom-
dad, entendida como un devenir, se transfor- bre acumulativo), todos los cuales deben estar
ma y se muta en la doble tensión que encie- presentes para calificar a “algo” como populis-
rra el populismo. mo. Ahora bien, su propuesta es que para de-
En el caso concreto del yrigoyenismo y del nominar a un fenómeno como populista no
peronismo, Aboy plantea que estos movi- se debe cumplir con todos estos atributos (ha-
mientos establecieron su identidad y contri- ciendo abstracción por el momento de cuan-
buyeron a formular la de la sociedad en base tos y cuales), sino al menos con uno. Ello per-
a dos aspiraciones antagónicas. Por un lado, mite identificar fenómenos que aunque com-
englobar a la nación y encarnar la ruptura parten características del populismo clásico
154
ÍCONOS 22, 2005, pp. 147-161
Reseñas
155
ÍCONOS 22, 2005, pp. 147-161
reseñas
Reseñas
establecido por las Cumbres Presidenciales, Otro aspecto de reflexión sobre este traba-
que priorizaron temas como democracia par- jo es la recreación del escenario internacional,
ticipativa y comercio frente a los tradicionales respecto al papel de la OEA y el de la Comu-
conflictos territoriales y los nuevos objetivos nidad Andina, además de su posición enun-
de los actores domésticos de estos países. ciativa frente al conflicto, la identificación de
El autor, Jimmy López, parte de la necesi- los intereses de los otros países garantes del
dad de contextualizar el conflicto territorial Protocolo de Río de Janeiro y la existencia o
en el escenario internacional de la pos-guerra no de los mismos luego de la firma de los
fría, de la interdependencia comercial perso- acuerdos de paz (Brasil, como potencia suda-
nificada en el ALCA, de los débiles procesos mericana con sus propios intereses, Argentina,
de la integración andina y del surgimiento de Chile -con su propio problema limítrofe con
una potencia estadounidense unipolar y bajo el Perú y su supuesta alianza con Ecuador).
la presidencia del demócrata Bill Clinton. Si López describe las agendas de seguridad
bien muestra un gran trabajo investigativo de ambos países jerarquizadas según la im-
documental acerca de la política exterior de portancia de sus temas y la relación bilateral
los Estados Unidos (que evidencia una reo- con los Estados Unidos, remarcando la dis-
rientación en los tradicionales intereses perse- tinta naturaleza de la política exterior de am-
guidos durante la Guerra Fría hacia el impul- bos países. Por una parte, la democracia en-
so de la democracia concebida como desarro- tendida en términos de fortalecimiento del
llo y crecimiento económico) no parece mos- estado de derecho y del respeto a los derechos
trar la causalidad suficiente para considerar humanos, como en el caso del Perú y, por
como un obstáculo importante para el avan- otra, la estabilidad de los gobiernos elegidos
ce de la zona de libre comercio hemisférica la democráticamente y la eliminación de las
presencia de una demarcación territorial irre- prácticas clientelares y patrimoniales como
suelta entre los dos países andinos; países ca- origen de la corrupción, como en el caso de
racterizados por una economía en crisis y con Ecuador. Así, se pone en evidencia claramen-
una oferta de productos al mercado interna- te la poca importancia que Estados Unidos
cional moderada. otorgaba al conflicto dentro de su agenda
Así, surgen varias interrogantes alrededor frente a la priorización del narcotráfico como
de la seguridad regional en el período pro- un tema regional.
puesto (1993-2003) que harían mayor refe- Resulta interesante en este trabajo la for-
rencia al interés de la agenda de seguridad es- ma en que la seguridad es arista principal pa-
tadounidense y su posible relación con la re- ra las negociaciones de paz y la redimensión
solución limítrofe. Por ejemplo, ¿cuáles eran de la misma. Muestra de ello es la implemen-
las condiciones de comercialización de la re- tación de las medidas de confianza mutua
gión andina y los Estados Unidos en esta épo- que incluyen conceptos de desarrollo hasta
ca? ¿Cuál era la relación entre certificación operaciones conjuntas de desminado, la segu-
como mecanismo para el acceso a la Ley de ridad nacional alrededor de la disputa territo-
Preferencias Arancelarias Andinas de los pro- rial como eje de la agenda de política exterior
ductos de ambos países y las nuevas amenazas ecuatoriana y de consensos nacionales tanto
de seguridad, el narcotráfico y el terrorismo? en Ecuador como el Perú, la percepción de las
¿Existe una relación entre la promoción de Fuerzas Armadas de cada país y la democracia
gobiernos estables y democráticos en ambos como tema prioritario de la agenda estadou-
países, el combate al narcotráfico y terrorismo nidense para la región (que actúa como para-
y la resolución del conflicto limítrofe? guas tanto de la corrupción, del fortaleci-
156
ÍCONOS 22, 2005, pp. 147-161
Reseñas
miento institucional y del ejercicio de ciuda- jimori resuelto a terminar con un lío interna-
danía representativa, los derechos humanos y cional largo y costoso que le brindaba réditos
el narcotráfico). Todos ellos, planteamientos políticos, los tradicionales vínculos familiares
que intentan establecer una teorización del entre ambos países y las redes comerciales,
proceso de negociación del conflicto median- son las principales causas para el cambio en
te la identificación de actores domésticos ins- los términos de la percepción del conflicto
titucionales y su coherencia dentro de la toma que condujeron a su resolución.
de decisiones del Ecuador, como actor racio- Como complemento a este ejercicio sobre
nal en el escenario internacional. De esta pre- la toma de decisiones, López nos presenta las
misa se desprende por qué el autor considera principales propuestas teóricas de las relacio-
que la causa para la resolución de la disputa nes internacionales para interpretar el conflic-
territorial se encuentra en el cambio de los in- to desde las distintas ópticas, ya sea desde la
tereses de los actores, ya que evidencia las ne- seguridad y el realismo, la visión de la coope-
gociaciones domésticas ecuatorianas entre ración comercial y la interdependencia o la
sectores políticos, empresariales e institucio- construcción de nuevos intereses y amenazas
nales que replantean la posición tradicional de la teoría crítica y la posmodernidad.
(la nulidad del Protocolo de Río de Janeiro y A pesar de la firma de la paz y sus negocia-
la recuperación de los territorios perdidos) a ciones, que analiza esta publicación, el con-
través de una la propuesta de demarcación flicto todavía continua construyendo el mito
definitiva del territorio y su relación con pro- de la paz, y lo hace a partir de los 3 mil mi-
cesos similares en el Perú. llones de dólares de cooperación internacio-
Para el autor, la percepción de victoria en nal que nunca llegaron, de la biculturalidad
el Cenepa por parte de los ecuatorianos, la de una zona aún olvidada y deprimida, de los
gestión diplomática ecuatoriana ante Was- ejes multimodales de acceso al Amazonas
hington, un Canciller de reconocida trayecto- (que no pueden ser realizados por falta de di-
ria internacional como José Ayala, la predis- nero) y del libre comercio que no se ha imple-
posición de los Estados Unidos y su represen- mentado por las limitaciones de la región.
tante ante la OEA, Luigi Enaudi, sus intere-
ses de desmilitarizar la región andina, un Fu- Katalina Barreiro Santana
157
ÍCONOS 22, 2005, pp. 147-161
reseñas
Reseñas
158
ÍCONOS 22, 2005, pp. 147-161
Reseñas
que vivió Velasco en su juventud, su sincera tado. Norris recuerda que Velasco ni siquiera
comprensión y comportamiento con los po- conoció del lanzamiento de su candidatura
bres y su “franciscana pobreza” personal y, por por lo que, durante su estadía en París, se en-
otro lado, su permanente elegancia, sombrero teró de su elección como diputado a través de
y su jaquette. un telegrama. La noticia fue una total sorpre-
Norris realiza una investigación académi- sa para Velasco. Se trató de una elección en
ca, rigurosa, prolija, sustentada y apasionada, ausencia que recibió más votos que cualquier
característica identificable en la cantidad de otro candidato a diputado por Pichincha.
citas y notas consignadas al final de cada ca- Durante algunos momentos de la lectura
pítulo y reconocidas por el mismo Velasco: de esta biografía, da la sensación de que nos
“usted sabe respetar la verdad, usted ama la encontramos frente a una historia novelada al
verdad”. Por todo esto, coincido plenamente estilo de Tomás Eloy Martínez en esa extraor-
con Carlos de la Torre respecto a que el texto dinaria novela Santa Evita, dedicada a restau-
de Norris es un aporte fundamental para el rar la figura de Eva Perón. Parafraseando a
estudio de la historia política del Ecuador Gabriel García Márquez en su autobiografía
contemporáneo. (Vivir para contarla) podríamos agregar que la
La memoria popular ha recogido y cons- vida no sólo la que uno vivió, ni sólo la que
truido historietas, fábulas, leyendas y mitos uno recuerda y cómo la recuerda, sino la que
que convierten al doctor Velasco en un ser so- es recordada por los que se encargaron de re-
brehumano, carismático, un personaje de fic- construirla.
ción. Estas percepciones dificultan la recons- Rodolfo Agoglia recordaba que el pasado
trucción “objetiva” de su vida, así como la no sería nada, se esfumaría por completo, si
profunda fogosidad y pasión con la que ac- no hubiera alguna conciencia que lo arrancara
tuaba Velasco. En este contexto, cabe pregun- del olvido, otorgando a los testimonios un de-
tar cuánto de realidad, de ficción, de emotivi- terminado valor. El pasado, agrega, no es na-
dad y de subjetividad encierra esta biografía y, da independientemente de la conciencia que
por cierto, las lecturas que se hagan de ella. lo reconstruye. Los acontecimientos o hechos
Entre los aspectos de la vida de Velasco co- ocurridos en el pasado se rescatan, adquieren
mo escritor y periodista, el biógrafo destaca sentido, a partir de los intereses del presente.
las propuestas políticas y sociales de avanzada Según Agoglia “el pasado es siempre instru-
(como la de conceder el derecho de sufragio a mental a cada presente” (Agoglia 1980).
la mujer -conseguido en 1929-) y la apología En un momento de confusión y desasosie-
a los planteamientos transformadores de la go como el actual, en el que hemos retornado
Revolución Juliana. Se trata de planteamien- a la muletilla del populismo como una carac-
tos que contrastan con la práctica política au- terística explicativa del comportamiento polí-
toritaria y con su cuestionable concepción tico del Presidente Gutiérrez, puede ser útil
respecto a la relación entre democracia y dic- entretenerse con la lectura de esta biografía
tadura. Por ejemplo, según Velasco, la dicta- para reflexionar respecto del carácter contra-
dura “podría ser beneficiosa si el administra- dictorio, ambiguo, inestable de la mayoría de
dor es un genio o un administrador sagaz, pe- los políticos ecuatorianos y en particular de
ro que por lo general, los dictadores son ca- su mandatario. En efecto, la capacidad de de-
prichosos, vanos, e ignorantes”. Ambigüeda- cir y contradecirse del Presidente Velasco, la
des de Velasco, apunta Norris. intolerancia con la oposición, la desastrosa re-
De su iniciación como político, llama la lación con la prensa a la que pretendió clau-
atención la forma en la que fue elegido dipu- surarla por calumniosa, desorientadora, envi-
159
ÍCONOS 22, 2005, pp. 147-161
reseñas
Reseñas
160
ÍCONOS 22, 2005, pp. 147-161
Reseñas
Bibliografía
161
ÍCONOS 22, 2005, pp. 147-161