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MALTRATO EMOCIONAL EN NIÑOS

Es el conjunto de comportamientos nocivos realizados por los individuos sutilmente, de quienes


depende el niño (generalmente padres), mermando en el desarrollo de su autoestima e
integridad, menospreciando sus sentimientos y desmoronándolo emocionalmente.

Es aún más frecuente que la violencia física.

Según un estudio de la Universidad McGill de Montreal, Canadá, “uno de cada tres niños en el


mundo sufre alguna experiencia de abuso emocional”.

En España, según datos publicados en la revista 20Minutos (2017), se detectó al día al menos 37
posibles víctimas de maltrato infantil en el ámbito familiar siendo el 51% de los abusos
documentados tildados de negligencia por parte de los adultos responsables, el 26% eran abusos
de tipo emocional, un 19% fueron agresiones físicas y el 4% abusos sexuales.

Diversos tipos de abuso de los padres tóxicos:

El silencio o indiferencia frente al niño

Responsabilizan al niño

Involucrarlo en los conflictos de pareja

Resaltar sus debilidades continuamente

Ridiculizar todas sus acciones constantemente, usando el sarcasmo

Chantajean al niño, manipulándolo con “amor parental”

Amenazar al niño con castigos físicos ante el menor descuido

Uso excesivo de los gritos

Síntomas de abuso emocional:

Problemas en la capacidad cognitiva escolar

Alteración en la dieta alimenticia, ganando o perdiendo peso

Baja autoestima, conductas depresivas

Mal comportamiento y agresividad en otros grupos fuera de casa

Falta de sueño, ansiedad

Descuido físico y social, producto de su auto concepto negativo

Inseguridad, desarrollando un comportamiento pasivo

Dificultad para desarrollar su inteligencia interpersonal


El maltrato emocional va anulando la capacidad para desarrollar la personalidad del niño,
llevándolo a menoscabar su salud mental mediante todos estos comportamientos tóxicos (a
menudo pasados desapercibidos por los padres).

Si bien se justifican por un mal comportamiento del niño, estos castigos tienen una enorme
repercusión negativa, a tal punto de traumar al individuo hasta su vida adulta cuando lo supere
por su maduración o con ayuda psicológica profesional.

El médico psicoanalista Juan Rafael Padilla señala que cuando un niño es maltratado
emocionalmente, esto lo predispone a presentar ciertas actitudes reflejadas en el matoneo o
intimidación escolar. “Esto sucede porque el infante ha creado una barrera frente a los demás; eso
lo hace incapaz de identificarse con las necesidades emocionales de los demás, tal como sus
padres fueron incapaces de hacerlo con él. Así fácilmente se convertirá en el matón del curso. Otro
niño maltratado, que suele necesitar de protección, mostrará abierta e inconscientemente su
indefensión e inseguridad y será el matoneado”.
También afirma que al niño le es imposible establecer un vínculo confiable de apego seguro con
sus padres, llegando a crear en su lugar apegos inseguros (formas particulares de relacionamiento
con que se protege de vivencias de angustia y dolor emocional que no encontró en sus padres).
“El niño puede crear tres tipos de apego inseguro: El apego rechazante, en que crea una barrera
frente a los demás, mostrándose indiferente a las necesidades emocionales, tanto propias como
de los otros. El apego preocupado, en que el infante extrema la necesidad de cercanía para
protegerse del temor. El apego desorganizado, en que pierde momentáneamente contacto con la
realidad para no percatarse de que la fuente de su temor es justamente la o las personas que
deberían proporcionarse tranquilidad y sosiego”.

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