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CAPÍTULOS 3, 4 Y 5
La mayoría de los pacientes borderline comienza buscando ayuda por otro problema
distinto al diagnóstico de Trastorno Limítrofe de Personalidad. El diagnóstico se vuelve
evidente sólo a través de los asuntos que emergen luego de que los clinicos tratan los
síntomas que más aquejan a los pacientes (depresión, quejas somáticas, autoagresiones,
insomnio, abuso de sustancias).
Muchos clínicos se muestran vacilantes respecto de develar el diagnóstico al paciente,
pero hay razones significativas por las cuales dar a los pacientes este diagnóstico tiene un
valor clínico definitivo:
Tabla 3.1
Por qué los clínicos no develan el diagnóstico:
- Puedo ayudar a este paciente sin hacer el diagnóstico (a veces verdad, a menudo no).
- Este paciente se sentirá avergonzado o criticado (una proyección de la
contratransferencia).
- No creo que pueda tratar Trastornos Limítrofes de la Personalidad.
Por qué los clínicos deberían develar el diagnóstico:
- Establece expectativas realistas sobre el curso y tratamiento de la enfermedad.
- Facilita una alianza de tratamiento
- Prepara al tratante; cuidado con la propia contratransferencia.
El diagnóstico ancla las expectativas de los pacientes y de los clínicos sobre el curso
Aún cuando la prioridad debe ser dada a los síntomas, conductas o crisis situacionales, la
perspectiva agregada derivada desde el diagnóstico de TLP es que el paciente tiene
desventajas graves a largo plazo. Para estos pacientes, el diagnóstico de TLP entrega
conocimiento sobre cual diagnóstico debe ser el primer objetivo y que puede y que no
puede esperarse de la medicación.
El diagnóstico de TLP establece una base para el desarrollo de una alianza de tratamiento
Tabla 3.2
Psicoeducación básica: lo que cualquier paciente y su familia deberían conocer:
Como revelar
“Las personas con TPL nacieron con una disposición genética para ser altamente sensitivos
y reactivos hacia sus cuidadores. Ellos son más aptos para atribuir el rechazo o la rabia a
las conductas de sus padres que otros niños. Han usualmente crecido sintiendo que
fueron tratados injustamente y que no tuvieron la atención o el cuidado que necesitaban.
Ellas resienten eso, como adultos jóvenes, y esperan establecer una relación con alguien
que pueda compensarlos por lo que sienten que falta. Esta relación deseada es exclusiva y
pone en movimiento intensas reacciones a desaires, rechazos o separaciones, reales o
percibidas. Predeciblemente, tanto estas expectativas no realistas como sus intensas
reacciones causan que tales relaciones fracasen. Cuando esto pasa, las personas con TLP
se van a sentir rechazadas o abandonadas, y no pueden resolver su rabia sobre haber sido
maltratados o su vergüenza por sentirse malos/as o por sus conductas autodestructivas.
Este sentimiento de culpa valida las percepciones negativas de maltrato que tienen las
personas borderline y sostienen sus altas expectativas irreales de satisfacer sus
necesidades. Así, el ciclo está apto para repetirse a sí mismo”.
Problemas comunes
- El paciente rehusa el diagnóstico: esto ocurre cuando los pacientes piensan que el
diagnóstico los culpa de sus problemas, cuando ellos han escuchado que se usa
peyorativamente en otros pacientes o cuando el diagnóstico desafía diagnósticos
preexistentes de tratamientos previos apreciados. En cualquier caso, tu paciente no
necesita aceptar el diagnóstico per se. Lo que es importante es identificar algunas metas
de tratamiento discretas que el paciente pueda aceptar. Si trabajas exitosamente en estos
temas, los objetivos pueden cambiar hacia otros asuntos más específicos del TLP.
- Crees que tu paciente tienen un TLP, pero él o ella no cumple los criterios del DSM: los
algoritmos diagnósticos del DSM no están escritos en piedra. Los criterios interpersonales
son centrales (por ejemplo, escisiones en la autoimagen o en las percepciones de otros,
temor a ser abandonado, miedos a la soledad, excesiva sensibilidad al rechazo). Además,
otros criterios incluyen la rabia excesiva y conductas autodestructivas. La presencia de
cualquiera de estos tres criterios hace que sea difícil no diagnosticar un TLP.
CAPÍTULO 4: EMPEZANDO
Good Psychiatric Managment (GPM) usualmente incluye una visita semanal con
expectativas inciertas respecto de la duración. La idea es que la duración y la frecuencia
estarán determinadas por si el paciente está encontrando útiles las visitas. Cuando el
primer clínico es un psiquiatra, su rol usualmente incluirá manejo de la medicación. Si es
factible, los pacientes borderline pueden ser alentados a participar en otras formas de
tratamiento.
Evaluando el progreso
Psicoeducación
Medicación
Recetar medicamentos para aliviar los niveles severos de angustia subjetiva característicos
de los pacientes limítrofes, generalmente agiliza su percepción de tu buena voluntad.
Tareas
Escribir una autobiografía. Esta es una gran idea para construir una narrativa pero los
pacientes pueden resistirse o encontrarlo difícil. Simplifícalo pidiéndoles a los pacientes
que comiencen con eventos importantes o con un árbol genealógico, luego haga que el
proceso que se desarrollo sea devuelva. Consigue su participación con preguntas
específicas si escribe una tabla de vida de vida.
Detalla una crisis reciente. Lo que se llama análisis de cadena es un proceso importante
además del contenido o los insights obtenidos. Esto subraya causa y efecto a través de la
discusión dentro de las sesiones y luego se vuelve progresivamente más detallado al
resaltar cómo un proceso secuencial de pensamiento, sentimiento y acción podría haber
sido interceptado, si se hubiera conocido antes de la crisis.
Establecer metas
Las metas iniciales deberían ser en corto plazo y factibles (abandonar situaciones
estresantes, pedir apoyo, mejorar el sueño, asistir a un grupo de apoyo). Aunque tales
metas acordadas son útiles, los pacientes limítrofes en crisis, con un pequeño sentido de
identidad, con alexitimia, o con profunda desconfianza, puede ser incapaz de hacerlo
significativamente. Por ello, establecer metas es una meta por sí mismo y un proceso
dentro del tratamiento.
Otras intervenciones
PROBLEMAS COMUNES
Cambiar de terapeuta
Los problemas surgen cuando tú, actuando como director de atención hospitalaria o
consultor, concluyas que una terapia es ineficiente o dañina, pero el tratante o el paciente
no están de acuerdo. Esta reacción puede ocurrir porque el juicio de ineficiencia o daño ha
sido personalizado (es experimentado como un asalto en la competencia o personaje del
terapeuta). Una forma de despersonalizar tu recomendación para cambiar cuando se
discute con otro tratante, es explicarlo en términos de la falta de mejoría esperada en la
angustia subjetiva, autolesión, y tendencias suicidas y el uso del departamento de
emergencias y facilidades hospitalarias. Notar que un cambio a un tratante diferente es
usual, no extraño. Si es solamente el paciente el que se resiste al cambio de tratante (o
tratamiento), puede reflejar una reacción de la separación propuesta. Cuando es el caso,
puedes alentar un encuentro de seguimiento, decir, 3 meses con el tratante previo o
establecer un plan para reanudar la terapia cuando han ocurrido cambios específicos
(para de cortarse, ser un lucrativo empleado). A menudo es necesario solicitar al
terapeuta previo apoyo específico para el cambio, o si es necesario alentar al terapeuta a
establecer límites en su disponibilidad continua. Si ambos, tratante y paciente resisten el
cambio, pueden necesitar ser contenidos documentando su opinión y asesorando al
tratante para obtener una consulta o supervisión continua.
Si no te gusta tu paciente
Que no te guste tu paciente puede ser un serio impedimento para ser útil. Sin embargo,
después de unas pocas sesiones retirarse podría ser dificultoso si el paciente no es
recíproco en el sentimiento. Si este disgusto hace poco probable el éxito de la terapia,
esto podría ser discutido y darle una oportunidad al paciente para cambiar las conductas
que perturban la relación (falta de aseo personal, ser irrespetuoso o que se quede
callado). Si el disgusto es resultado de tus aversiones personales, esto, como un tema
transferencial, debería ser discutido con un colega.
Los actos suicidas, las amenazas, los impulsos o la percepción de todas ellas, son los
síntomas nucleares que precipitan el diagnóstico de TLP. El riesgo de tener un paciente
con TLP que haga intentos de suicidio es inherente al asumir muchos de estos casos. Este
aspecto de las personas con TLP crea la más alta ansiedad en el personal competente y el
miedo más grande en la responsabilidad de los tratantes. Aunque las ideas suicidas y
conductas autoagresivas son recurrentes, los clínicos deberían apreciar que esta es una de
las principales áreas en las que el comportamiento mejora. Esto usualmente muestra que
el paciente cree que tú o alguien lo cuida y que él o ella está enganchado en un
tratamiento que puede ayudar.
El sentimiento de carga y de riesgo del tratante, el curso del paciente y los costos
asociados del cuidado de la salud están todos íntimamente conectados con cómo las
conductas autolesivas son manejadas.
El principio general es que los clínicos deben siempre responder con preocupación a
cualquier comunicación indirecta del paciente de conductas que lo pongan en peligro,
pero evaluar la peligrosidad actual del paciente es esencial.
Discuta sus reacciones con colegas, amigos u otros. Es a menudo muy útil reconocer la
precariedad de la vida del paciente en ausencia de relaciones exclusivas.
Informe, ofrezca consuelo y fomente discusiones con la familia del paciente. Interactuar
con la familia es usualmente difícil a causa de sus propios sentimientos, pero es
críticamente importante para ellos.
Desde cuenta que esto va con el terreno. Recuérdese que asumir responsabilidades con
pacientes que pueden cometer suicidio fue una piedra fundamental de su formación
profesional.
Sea perdonador, pero aprenda. Tenga una conferencia “post-mortem” para facilitar ganar
perspectiva y aprender (consideraciones sobre “podrías haber” y “debería haber” ocurrido
tal cosa).
PROBLEMAS COMUNES
Si el paciente rechaza participar, busque supervisión para usted. En cualquier evento mire
por maneras en que usted pueda estar inadvertidamente reforzando la suicidalidad del
paciente (por ejemplo dando más atención durante las crisis o siendo muy nutricio o muy
distante).
Los terapeutas DBT a veces piden a los pacientes “sacar el suicidio fuera de la mesa”, por
ejemplo, suspender esa opción por un período de semanas o meses, como una condición
para recibir DBT. Esto puede ser muy efectivo para pacientes que ponen un gran valor en
recibir tratamiento de usted, porque creen que ofrece algo distintivo o a causa de que no
tienen ninguna opción equivalente.
El paciente busca hospitalización por suicidalidad, pero usted no piensa que es suicidal
Si su paciente no da ninguna seguridad de “estar a salvo”, y usted rechaza hospitalizarlo,
el riesgo de un evento suicida escala. Si piensa que la hospitalización puede reforzar un
patrón maladaptativo –y puede irritar a sus colegas dentro del hospital. El mismo dilema
rodea a pacientes que insisten en ser medicados por conductas autopeligrosas. Diga al
paciente “yo quiero hospitalizarlo a pesar de mi preocupación de que eso no será de
ayuda. Hago esto porque temo que usted se pondrá más suicidal si no lo hago. ¿Estoy
correcto acerca de esto? Estaríamos ambos mejor si pudiéramos encontrar una
alternativa. Esta “falsa sumisión” saca la magia de ser hospitalizado y llama a su paciente a
discutir por qué él o ella prefieren estar ahí (fantasía de “ser adoptado/a” sin asumir
responsabilidades). Tener esta discusión con su paciente también ayuda a desarmar a su
departamento de urgencia que podrían haber sido justificadamente críticos de su juicio.
Su paciente con conductas suicidas rechaza darle permiso para contactar a otros
significativos
Aún cuando el paciente niega ideaciones suicidas, pero ha sido suicidal recientemente,
usted tiene el derecho legal a hacer llamados clínicamente indicados. Cuando las
conductas del paciente involucran serio peligro a sí mismo o si las conductas
autopeligrosas están relacionados a estrés interpersonal con otros significativos, es un
error serio no insistir en contactar a esta gente. Cuando las conductas suicidas han llevado
a hospitalización, el staff del hospital tiene la responsabilidad de contactar a los otros
significativos del paciente. Las protestas del paciente de que no es más suicida, aunque
sean verdaderas, no deberían superar el reconocimiento del clínico de que el riesgo de
conductas suicida permanezca alto.Aún cuando la peligrosidad no sea seria, contactar a
otros significativos es una parte importante de la prevención del suicidio y del cuidado
posterior.
La mayor parte de las conductas suicidas o de autodaño ocurren en un contexto de estrés
interpersonal. Involucrar a las personas que han elicitado tales reacciones facilitarán el
hablar de tales eventos y, vía psicoeducación, ayudar a aquellos a aliarse en el tratamiento
del paciente. Un deseo del clínico de seguir adelante con el rechazo del paciente a
permitir tal involucramiento es más peligroso cuando el paciente cohabita con o es
dependiente de aquellos que están mantenidos sin información. El fracaso en involucrar
en otros invita al paciente a idealizarlo como rescatador o a descartarlo como un vínculo
débil, alguien que necesita estas aprobaciones individuales (del paciente) y evitar su ira.