VIERNES 11-4-86
jará en
ido con el dinero del
[instituciones privadas
chón», está a la venta, le fue pre-
guntado al señor Solana si Cultura
tenía intención de comprarla. «Al
Gobierno - d i j o - no le interesa
tanto la propiedad de los bienes del
Patrimonio como la protección de
los mismos. Nos interesa que éstos
estén en España, y, además, bien
cuidados. Sus dueños tienen la obli-
gación de exhibirlos cinco meses
cada dos años. Pero, insisto, la filo-
sofía del Gobierno es que las obras
estén en España. Garantías totales
y absolutas de que no va a haber
más exportación ¡legal de obras de
arte, no hay ninguna; aunque ahora,
el Parlamento, a través de la nueva
legislación, tiene medidas muy du-
ras hacia las personas que empren-
dan esas acciones.»
Comunicado oficial
El ministro de Cultura dio un co-
municado oficial del Gobierno, del
que es portavoz, en el que se se-
ñala el acuerdo alcanzado con lord
Wimborne y lo que esto supone
para España. «El Gobierno español
-dice la nota-, siguiendo el man-
dato que le confiere la ley del Patri-
monio y los a c u e r d o s de la
UNESCO, ha hecho todo lo que en
su mano ha estado con el fin de re-
cuperar, para el Patrimonio Artístico
Español y para el disfrute de los es-
pañoles, esta obra. No podíamos
consentir que algo que pertenece a
nuestro Patrimonio Histórico Artís-
tico y' que, ilegal y clandestina-
mente, ha salido de España, pu-
diera ser objeto de comercio ordina-
rio en otro país. Por ello, el Go-
bierno puso en marcha todas las
medidas judiciales tanto en España
como en el Reino Unido. En Es-
paña impulsó la acción penal para
lograr el castigo de los culpables en
el delito de contrabando y falsifica-
ción de documentos públicos y se-
llos del Estado, y en el Reino
Unido, una acción civil para demos-
trar la falsedad de los documentos
de exportación.» «Creemos - s e
añade- que esta acción ha sido un
hecho decisivo para asegurar la
protección del Patrimonio Histórico
de España y también para defender
el Patrimonio Histórico de tantos
otros países.»
ABC (Madrid) - 11/04/1986, Página 57
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EL REGRESO DEL CUADRO DE GOYA
La compra de«La marquesa de Santa Cruz» ha
sido un gran error táctico y
La noticia de la compra por
España de «La marquesa de
Santa Cruz» en seis millones de
dólares (888 millones de pesetas
cuando escribo estas líneas) me
ha dejado estupefacto. De re-
pente, se congela la tan caca-
reda acción legal, iniciada, al fin,
con buen pie, ante los Tribunales
ingleses, y se habilita aprisa y
corriendo una suma de dinero
que da vértigo, para impedir una
subasta que ha podido ser
prueba de fuego para el cuadro.
Si no he entendido mal lo que.
acaba de decir el corresponsal
de Televisión Española en Lon-
dres, Guillermo Díaz-Plaja, la
opinión general era que la su-
basta quedaría desierta. Lord
Wimborne —ha añadido— exul-
taba de alegría en la rueda de
Prensa habida en Christie's. Na-
turalmente. A estas alturas, lord
Wimborne conocía la verdad del
cuento sobre el cuadro.
Lo acabo de decir aún no
hace quince días (exactamente
del 27-3-86), en estas mismas
páginas: se trata de un cuadro
de Goya, efectivamente, de
buena época (1805), sobrada-
mente documentado, que tiene
todas las bendiciones, con un
historial social y humano riquí-
simo, pero que no es un Goya
fundamental. Es, sencillamente,
un cuadro desafortunado, obra
de trámite, no representativa, no
significativa. «Un retrato de en-
cargo más, con tema de guarda-
rropía, sin duda dictado, con el
que el pintor tuvo que pechar y
resolvió como pudo.» Esto es así
y no tiene remedio; las cosas
son como son y no coma nos
gustaría que fueran. Incluso los
genios como Goya se equivocan
a veces. No es este el único
caso. Ya sé que ahora le saldrán
al cuadro muchos panegiristas.
Qué más quisiera yo, devoto
confeso de Goya desde hace
muchos años, que poder ser, de
corazón, uno de ellos. Pero soy
devoto no ciego, por fortuna.
Yo creía - y así lo he dicho e
implícitamente lo he aplaudido—
que el Ministerio de Cultura es-
taba defendiendo una cuestión
de principio; el fuero, no el
huevo. El caso de «La marquesa
de Santa Cruz» venía al pelo;
pues muy bien. Así lo ha dejado
entrever, repetidas veces, el pro-
pio Ministerio. Ahora resulta que
lo que quería era el cuadro. Y to-
dos lo queremos, pero no por
ese dinero. Por ese dinero, a tra-
vés de gestiones directas y dis-
cretas, se han podido comprar
en España dos o tres cuadros de
Goya, dos o tres pasmosos re-
tratos presentes en (a mente de
todos, y que no me parece pru-
dente citar ahora, que aún per-
manecen en colecciones priva-
das que no podemos ver cuando
se nos apetece. Temo que esto
no será ya posible tras el prece-
dente ahora sentado. Colosal
error táctico y estratégico, pen-
sando en el futuro. El Ministerio
tendría que dar los nombres de
los asesores jurídicos que le han
aconsejado suspender la acción
civil y los de los expertos en
Goya que han avalado tamaña
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inversión. Digo nombres, no enti-
dades. Esto servirá para cortar
de raíz la posible sospecha de
que se ha hecho una compra po-
lítica. Cuando pienso, ahora y
antes, que no hubo 78,4 millones
de pesetas, hace unos meses,
para comprar esa prodigiosa
joya llamada «Vuelo de brujas»,
vendida en Sotheby's-Madrid,
ante mis asombrados ojos a un
extranjero, me llevan los demo-
nios. Si me dieran a escoger,
pelo a pelo, entre «La marquesa
de Santa Cruz» y «Vuelo de bru-
jas», no lo dudaría ni un se-
gundo. Elegiría «Vuelo de bru-
jas» sin la menor vacilación.
«En "La marquesa de Santa
Cruz" - h e dicho y me repito por-
que el artículo se publicó en Jue-
ves Santo y debió ser poco
leído- todo es artifioso, es decir,
antigoyesco: la corona de pám-
panos, el rizo que cae sobre el
pecho, la gasa negra colgando
de un brazo (que luego aparece
por debajo de la cadera, en pri-
mer término, como una sierpe),
el pañuelo en la mano derecha,
la izquierda sostiene tamaña
lira... Es evidente que la joven
marquesa no sabe a qué cosa
acudir. Su figura queda ahogada
entre el enorme diván colmado
de almohadones -verdadero
protagonista del cuadro- y el
cortinón del fondo Qué mal de-
bió pasarlo con este retrato mi
querido don Francisco.»
Santiago ARBOS BALLESTE