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CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

SALA DE CASACIÓN PENAL

Magistrado Ponente

LUIS GUILLERMO SALAZAR OTERO

SP11367-2017
Radicación N° 48825
Acta 239

Bogotá, D.C., dos (2) de agosto de dos mil diecisiete


(2017).

ASUNTO

Resuelve la Corte el recurso de apelación interpuesto


por la Fiscal Cuarta Delegada ante el Tribunal Superior de
Bogotá y el apoderado de la Víctima, en contra de la
sentencia del 27 de julio de 2016, por medio de la cual la
Sala de decisión Penal de dicha Corporación absolvió a Luis
Guillermo Bolaño Sánchez en su calidad de Juez 35 Civil del
Circuito de ésta ciudad, a quien se le acusó como autor de
los punibles de prevaricato por acción y omisión y fraude a
resolución judicial.
Segunda Instancia n° 48825
Luis Guillermo Bolaño Sánchez

HECHOS

Los sucesos que dieron origen a la presente actuación,


fueron recogidos por el a quo en los siguientes términos:

“INVERSIONES MABLANES LTDA era una sociedad familiar


cuyos socios eran los hermanos GABRIEL, MARÍA CRISTINA Y
MIRYAM BLANCO, esta última estaba casada con el Ingeniero
JOAQUIN ARMANDO SÁNCHEZ RINCÓN y era representada por
su hija MARÍA CAROLINA SÁNCHEZ BLANCO. Esa sociedad era
propietaria de un lote de terreno ubicado en la zona
noroccidental de esta ciudad, identificado con la matrícula
inmobiliaria 50N-1146473 y localizado entre las calles 137 A y la
calle 139 y entre las carreras 98 y 99. Se identifica con la
nomenclatura Calle 139 No. 98B – 41.

Sobre el mencionado bien inmueble, MABLANES LTDA., a través


de su representante, había suscrito contratos de arrendamiento
sobre varias fracciones de ese predio. Entre los arrendatarios se
encontraban COSME CUELLAR GIRALDO, BLAS IGNACIO
GÓMEZ TORRES Y JOSE TULIO RUSSI RAMOS. El primero había
suscrito el contrato de arrendamiento en 1993 y, sin autorización
en el 2004 había subarrendado a MARÍA DEL CARMEN PINILLA.

En razón del perjuicio económico que se le estaba causando a la


sociedad por su deficiente administración, lo socios tomaron la
decisión de terminarla y para ello adelantaron una actuación
ante la Cámara de Comercio de Bogotá. Para tal efecto, MIRYAM
BLANCO le dio un poder general a JOAQUIN ARMANDO
SÁNCHEZ RINCÓN y, además, se simuló un título ejecutivo a
favor de MARÍA CAROLINA SÁNCHEZ BLANCO.

Esta persona, con base en ese título, demandó ejecutivamente a


INVERSIONES MABLANES LTDA., en el proceso ejecutivo – del

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Luis Guillermo Bolaño Sánchez

que conoció el Juzgado 22 Civil del Circuito – se secuestró y


embargó todo ese predio y luego este fue rematado, adjudicado y
entregado a la sociedad del demandante. El inmueble fue
arrendado a ARNUBIO MENESES DAZA, luego fue cedido a
SÁNCHEZ BLANCO Y CIA. y JOAQUÍN ARMANDO SÁNCHEZ
RINCÓN y, después fue vendido a BICONAL LTDA., de la que
también hacía parte el Ingeniero SÁNCHEZ RINCÓN.

Por su parte, COSME CUELLAR GIRALDO, quien había


subarrendado una parte del predio a MARÍA DEL CARMEN
PINILLA y como ésta no había pagado los cánones, instauró en
contra de esta un proceso de restitución de la tenencia. Este
proceso fue conocido por el Juzgado 35 Civil del Circuito de
Bogotá, el que estaba a cargo del doctor LUIS GUILLERMO
BOLAÑO SÁNCHEZ.

Este funcionario, según la Fiscalía, en decisiones tomadas


durante los años 2005 a 2012, dio por terminado el contrato de
arrendamiento, ordenó la entrega de esa parte del predio a
CUELLAR GIRALDO, desconociendo los derechos del legítimo
propietario, y comisionó para ello, primero a un Juzgado Civil
Municipal, y luego a una Inspección de Policía. Además, no
tramitó la oposición interpuesta en la diligencia de entrega,
devolvió la comisión para que se cumpliera, declaró ilegal la
actuación, pero no a partir del momento en que debía hacerlo, e
incumplió la orden de entregar ese inmueble impartida por la
Sala Civil de esta Corporación en un proceso de tutela.”

ANTECEDENTES PROCESALES

El 28 de noviembre de 2013, ante el juez 22 Penal


Municipal de Bogotá, con función de Control de Garantías,
se llevó a cabo la audiencia de formulación de imputación,
en donde el doctor Bolaño Sánchez manifestó no allanarse a

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los cargos formulados, consistentes en un prevaricato por


omisión, tres prevaricatos por acción y un fraude a
resolución judicial.

Posteriormente, el 28 de mayo de 2014, la Fiscalía


radicó escrito de acusación en contra del procesado, en
donde sintetizó los cargos formulados así:

“…1. PREVARICATO POR OMISIÓN. El Juez 35 Civil del Circuito


de Bogotá, en ejercicio de sus funciones y como servidor público,
dentro del proceso de restitución de inmueble arrendado Radicado
2004-0542, al proferir la sentencia del 29 de Agosto de 2005,
omitió dar aplicación a los artículos 37.n3°, 58, 179 y 180 del
Ordenamiento Procesal Civil. En resumen, faltó a los deberes
legales al no ejecutar acción alguna en dirección a impedir el
resultado; el servidor tenía el deber legal de verificar oficiosamente
las manifestaciones hechas por el secuestre en memorial del 1º de
agosto de 2005, que lo alertaban sobre la probable realización de
un Fraude Procesal al interior del proceso adelantado en su
Despacho. Por tanto se cumplen a cabalidad los elementos
esenciales de la tipicidad en los delitos de omisión que están
integrados por: 1) La no realización de la acción debida; 2) La
existencia objetiva de un deber jurídico de obrar; 3) Capacidad
individual de acción en la situación concreta. (Art. 25 C.P.)

2. PREVARICATO POR ACCIÓN. El servidor público BOLAÑO


SÁNCHEZ al proferir el auto de 5 de marzo de 2007, dentro del
proceso de restitución de inmueble arrendado Radicado 2004-
0542, excluyó sin razón válida, las actuaciones adelantadas por la
Juez 47 Civil Municipal, a quien había comisionado para llevar a
cabo DILIGENCIA DE ENTREGA, y estaba en curso el trámite de
una oposición; sin motivación jurídica alguna, prescinde del primer
comisionado, y “comisiona al inspector de policía de la zona

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respectiva “para efectos de la entrega del inmueble objeto del


proceso de restitución”. En esta ocasión también vulnera el debido
proceso, pues ya se había iniciado la diligencia de entrega, estaba
en curso una oposición, por tanto le correspondía a ese funcionario
adelantarla, máxime que en materia de entrega de bienes, y de
acuerdo con lo regulado en el código de procedimiento civil, artículo
338, parágrafo primero, numeral 4º, “cuando las diligencias se
efectúen en varios días, sólo se atenderán las oposiciones que se
formulen el día que se identifique el inmueble…”.Esta decisión fue
realizada dolosamente, exclusivamente para favorecer al simulado
demandante.

3. PREVARICATO POR ACCIÓN. Al dictar el AUTO DE 27 DE


NOVIEMBRE DE 2007, el JUEZ 35 Civil del Circuito de Bogotá,
irrespeta el debido proceso, pues nuevamente desecha las
actuaciones de un funcionario comisionado, en este caso el
INSPECTOR 11C Distrital de Policía de Suba, quien en
cumplimiento del Despacho Comisorio No. 038 había adelantado
en forma correcta la diligencia de entrega, -el 19 de Octubre de
2007,- dejado el inmueble objeto de restitución al OPOSITOR en
calidad de SECUESTRE, mientras se fallaba la OPOSICIÓN,
conforme a lo establecido en el parágrafo segundo del artículo 338.
Pero el señor Juez 35 C. Cto., de Bogotá, excluye flagrantemente
las normas procedimentales, y dicta el auto de 27 DE NOVIEMBRE
DE 2007, ordenando arbitraria e injustamente, devolver el
expediente para que se repita la diligencia bajo el pretexto: “lo
anterior en razón a que en la misma se ha declarado embargado y
secuestrado el bien objeto de entrega y se aceptó oposición con
fundamento en documentos que refieren un inmueble diferente al
que es objeto de entrega” lo cual no sólo constituye una falsa
motivación, sino flagrante violación a lo regulado en el artículo 338-
parágrafo 3º- numeral primero, que dispone dar curso al incidente
que resuelva la oposición.

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Luis Guillermo Bolaño Sánchez

4. PREVARICATO POR ACCIÓN, al dictar el AUTO DEL 21 DE


MAYO DE 2008, que declara ilegal la diligencia de 28 de Marzo de
2008, porque aunque pareciera corregir los protuberantes yerros
de la diligencia de 28 de Marzo de 2008, al declarar ILEGAL la
diligencia realizada por el INSPECTOR 11C Distrital; ordena
DEVOLVER las cosas al estado en que se encontraban “al
momento de iniciar” la diligencia declarada ilegal , alocuciones que
generaron confusión, además en esa fecha las condiciones
materiales y jurídicas del inmueble habían cambiado, pues la
totalidad del lote estaba bajo la tenencia del arrendatario
ARNUBIO MENESES DAZA, según contrato de arrendamiento que
ya había exhibido, por tanto debió ser claro y contundente en
explicar a los comisionados que se estaba ante el restablecimiento
de unos derechos, y no en una diligencia de entrega, dentro de un
proceso de restitución. Nuevamente desconoce las normas del
ordenamiento procesal civil, porque al dar aplicación al artículo 34
C.P.C., lo procedente era la declaratoria de NULIDAD DE LA
DILIGENCIA DE 28 DE Marzo de 2008, y debía retrotraer la
actuación no al inicio de la diligencia del 28 de Marzo de 2008,
como engañosamente lo dijo en dicho auto. Lo legal y jurídico, era
dejar las cosas en el estado en que se encontraban en el acto
procesal revestido de legalidad, vale decir a partir de la diligencia
del 19 de octubre de 2007, cuando se produjo la entrega en debida
forma y entregado al OPOSITOR y propietario, señor JOAQUÍN
ARMANDO SÁNCHEZ RINCÓN, que para esa fecha lo había
entregado en arriendo en su totalidad al señor ARNUBIO
MENESES. Esa decisión engañosa del 21 de mayo de 2008,
generó el camino intrincado y tortuoso, que tomaron las
subsiguientes actuaciones, y permitieron a los comisionados
“hacerse los de la vista gorda” en cuanto a la realidad jurídica y
material del bien, e incumplir con el restablecimiento de los
derechos conculcados al propietario. Además porque persistió en el
desconocimiento del debido proceso, al incumplir el trámite a
seguir, en el evento en que prosperaba la OPOSICIÓN. Es decir el
art. 338-parágrafo 2º, del C.P.C. Además aunque tardíamente

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reconoce que el bien ha sido adjudicado en remate por el señor


J.A.S.R., nunca citó el artículo 531 C.P.C., que sustenta la entrega
del bien sin admitir ninguna oposición. Además, con las argucias
del Juez 35 los invasores logran posesionarse abusivamente de
una franja de terreno, cosa que no habían logrado en el proceso
ejecutivo que adelantó el Juzgado 22 Civil del Circuito.

5. FRAUDE A RESOLUCIÓN JUDICIAL.- Al realizar la


diligencia del 7 de septiembre de 2012. El Juez 35 C. Cto., se
sustrae a la orden impartida por el Tribunal Superior de Bogotá,
Sala Civil, mediante Tutela del 14.08.2012 y no restablece el
derecho al propietario, sabedor como lo era de la realidad jurídica
y material del bien. Igualmente desobedece su propia orden de 21
de Mayo de 2008, y del 5 de Octubre de 2011, que había
dispuesto la entrega de la totalidad del inmueble 50N-1146473, a
sabiendas que las diligencias ilegales del 28 de marzo y 25 de
agosto de 2007, fueron consecuencia de los autos arbitrarios que
dictó, en manifiesto desconocimiento del Debido Proceso
consagrado en el artículo 29 de la C.N., y en grosera inaplicación
del artículo 338 del C.P.C., como lo dijo el Tribunal en la Tutela,
nadie más que él sabía y conocía todos los antecedentes jurídicos
y materiales del bien, y por lo menos desde el 21 de mayo de
2008, era absolutamente consciente de que estaba ante un bien
adquirido en Remate, y resultaba de obligatoria aplicación el
artículo 531 C.P.C., que jamás mencionó, dejando a la víctima sin
ninguna herramienta jurídica dentro del proceso de restitución,
situación predicable hasta la fecha en que se realiza la presente
audiencia. Este último comportamiento se atempera a la
descripción típica del canon 454 del Código Penal…”.

El 16 de julio del mismo año, se fijó como fecha para


adelantar la audiencia cuyo fin era verbalizar el aludido
documento, pero durante su desarrollo, la defensa técnica
solicitó la nulidad de lo actuado, pues a su juicio el ente

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Segunda Instancia n° 48825
Luis Guillermo Bolaño Sánchez

acusador había desconocido el término de 120 días para


presentar el escrito de acusación.

Tal petición fue despachada de manera negativa, de


modo que el defensor del procesado presentó recurso de
apelación en contra de lo resuelto y, la Corte Suprema en
sede de segunda instancia, decidió confirmar la providencia
recurrida.

De regreso la actuación al Tribunal de instancia, se


programó el 11 de diciembre de 2015 como fecha para dar
continuación a la audiencia de formulación de acusación.
Cumplida la anterior ritualidad, el 7 de marzo de 2016, se
celebró la vista preparatoria, decretándose las pruebas que
se harían valer en juicio, tanto por la fiscalía como por la
defensa y el 26 de abril siguiente se instaló la audiencia de
juicio oral, en cuyo desarrollo los sujetos procesales
intervinieron de la siguiente manera:

Tras considerar que su teoría del caso fue demostrada,


la Fiscal del proceso deprecó sentencia condenatoria en
contra del Juez Luis Guillermo Bolaño, por los delitos que
constituyeron la acusación presentada en su contra.

Afirmó haber dejado en evidencia que la demanda de


restitución, presentada por Cosme Cuellar Giraldo ante el
Juzgado 35 Civil del Circuito de Bogotá, fue un fraude, toda
vez que el mencionado sujeto carecía de cualquier derecho
sobre el inmueble reclamado, pues otra decisión judicial
tomada en el marco de un proceso ejecutivo adelantado

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Luis Guillermo Bolaño Sánchez

ante el juzgado 22 Civil del Circuito, lo afectaba de manera


directa.

Lo expuesto, fue la razón por la cual Cuellar Giraldo se


inventó un proceso de restitución que le permitiera
permanecer de manera ilícita en el inmueble, en donde
concretó una serie de triquiñuelas que le facilitaron, entre
otras cosas, evitar ser descubierto por la funcionaria
comisionada para la entrega ordenada por el Juez 35 Civil
del Circuito de Bogotá, al punto que hizo regresar las
diligencias a dicho juzgado y que posteriormente se emitiera
una orden para que la misma fuera realizada por una
inspección de policía.

La anterior situación, resalta, fue informada al juez


Bolaño Sánchez por parte del secuestre del predio de mayor
extensión donde se encontraba el inmueble a restituir, el
cual fue designado por el Juzgado 22 Civil del Circuito en el
marco del proceso ejecutivo que culminó con remate del
mismo, y el nuevo propietario del lote, personas que fueron
desatendidas por el funcionario cognoscente, quien optó por
seguir adelante con el trámite legal en lugar de corregir y
ajustar su actuación a la información que le fue
suministrada.

Acto seguido, la delegada del ente acusador procedió a


retomar todo el acontecer fáctico y jurídico ya consignado
en la acusación y a ratificar que, en su sentir, todo ello fue
ampliamente probado en el juicio oral, así como que
también quedó demostrado que el actuar del procesado fue

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doloso y que su única intención era la de beneficiar a


Cosme Cuellar Giraldo, en perjuicio del propietario del lote
rematado.

A su turno, el apoderado de la víctima manifestó estar


de acuerdo con la petición de condena presentada por la
fiscalía, pues desde su perspectiva, el juez Bolaño Sánchez
actuó de forma dolosa con el único objetivo de favorecer a
Cosme Cuellar Giraldo, toda vez que no encuentra
justificación para que hubiera ignorado las advertencias
que le presentó el secuestre Carlos Arturo González Novoa,
situación que, a la postre, derivó en un perjuicio para el
propietario del predio.

Por su parte, el Ministerio Público también solicitó se


profiriera sentencia condenatoria en contra del procesado,
al considerar que sí es responsable de las conductas por las
que fue acusado:

No encuentra justificación para que el funcionario


procesado hubiera desatendido las advertencias que le hizo
el secuestre desde el 5 de agosto de 2005, sobre la situación
en la cual se encontraba el predio, aspecto que, entiende,
tenía como objetivo beneficiar a quien demandaba en
restitución.

Considera que durante un lapso prolongado, el juez 35


Civil del Circuito, se dedicó a desconocer los avisos que le
presentaba el secuestre sobre el bien objeto de litigio,

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dejando de lado, incluso, su posibilidad de decretar pruebas


de oficio para aclarar la situación que le era expuesta.

Afirma que el funcionario judicial se negó,


insistentemente, a abrir el incidente que estaba obligado a
tramitar en virtud de la oposición que se había formulado
en la diligencia de entrega y que, adicionalmente, alegó en
un momento la existencia de un problema con el
alinderamiento del inmueble a restituir, cuando en realidad
el mismo estaba perfectamente identificado.

Con respecto al cargo de fraude a resolución judicial


señaló que la orden impartida por la Sala Civil de Tribunal
era muy clara, y que la misma consistía en realizar la
entrega de todo el terreno de mayor extensión, pero que al
juez negarse a hacerlo y sólo proceder con la de la porción
demandada en restitución, incurrió en el delito señalado.

Finalmente, al referirse a las explicaciones brindadas


por el procesado sobre su actuación durante el trámite del
proceso de restitución, las calificó como inadmisibles, pues
a pesar de tener diversas oportunidades para corregir sus
errores, e incluso decretar una prejudicialidad, se mantuvo
en su posición.

El abogado defensor del doctor Luis Guillermo Bolaño


Sánchez intervino en pro de la absolución de su
representado, para lo cual realizó una exposición en donde
recapituló lo acontecido así:

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Luis Guillermo Bolaño Sánchez

En el año 1993, Inversiones MABLANES LTDA., por


intermedio de su representante legal, celebró contrato de
arrendamiento de una porción de un predio de su
propiedad con Cosme Cuellar Giraldo quien, en el año 1998
y mediante contrato verbal, subarrendó parte del inmueble
a María del Carmen Pinilla, acuerdo de voluntades que, en
el 2004, fue plasmado en un documento suscrito por ellos
dos.

Afirma que los socios de MABLANES LTDA. simularon


la existencia de un título ejecutivo, para de esa manera
poder demandar a la sociedad, embargar, secuestrar y
posteriormente rematar el inmueble y de ese modo proceder
a sacar a quienes en él se encontraban, desconociendo de
ese modo, los derechos que tenían los arrendatarios luego
de haber ocupado el inmueble por más de dos años.

Así las cosas, y teniendo en cuenta la existencia de


unos contratos de arrendamiento que databan del año
1993, no es cierto que Cosme Cuellar hubiera sido un
invasor en el predio rematado, sino una persona que
soportó una trama cuyo único objetivo era desplazarlo del
terreno que ocupaba, sin que los dueños acudieran al
proceso judicial pertinente.

Al referirse puntualmente a los cargos por los cuales


se acusa a su representado, señaló:

En relación con el prevaricato por omisión, el


procesado dictó la sentencia de restitución con plena

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observancia de los artículos 404 y 424 del CPC., de modo


que no podía actuar de manera diferente a como lo hizo,
dado que procedió acorde con sus competencias y labor
funcional, razón por la cual no era dable exigirle que
abriera un incidente cuando el expediente se encontraba al
despacho en turno para que se dictara la sentencia.

Asegura que, contrario a como lo han expresado los


demás intervinientes y partes, el juez Bolaño Sánchez no
podía permitir que, en el estado en que se encontraba el
proceso, concurriera un tercero como lo era el secuestre,
toda vez que él no tenía calidad de parte.

Igualmente señala que no le asiste razón al Ministerio


Público cuando indica que se debió decretar una
prejudicialidad, toda vez que el proceso ejecutivo y el de
restitución de bien inmueble arrendado son trámites que,
por su naturaleza, no se excluyen entre sí.

Con respecto al cargo número dos, prevaricato por


acción, el defensor señala que su representado se limitó a
proferir un auto de sustanciación en donde ordenó librar un
nuevo despacho comisorio junto con los insertos del caso,
ello por cuanto las diligencias fueron devueltas por el
primer funcionario comisionado en virtud de la petición que
en su momento le formuló el abogado demandante.

Afirma que el haber comisionado a un Inspector de


Policía para adelantar la diligencia, es algo que se
encuentra dentro de sus facultades legales, al tiempo que

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no es de su competencia vigilar y constatar cuáles son los


insertos que van a acompañar el comisorio, pues ello es
labor secretarial.

Resalta el hecho de que, en la providencia


mencionada, jamás se ordenó excluir los antecedentes de la
diligencia, como lo asegura la contraparte. Adicionalmente
hace énfasis en que para efectos de la entrega, el
comisionado cuenta con las mismas facultades del
comitente.

Califica de temerarias las afirmaciones realizadas


según las cuales habría sido el propio juez Bolaño quien
solicitó la devolución del comisorio y ordenó excluir los
anexos del nuevo despacho, y que toda la actuación se
dirigió con el objetivo de favorecer al demandante.

En lo que al tercer cargo se refiere, indica que la orden


de devolución del despacho comisorio, obedeció a que el
juez 35 Civil del Circuito advirtió que la diligencia de
entrega adelantada el 19 de octubre de 2007 contenía
numerosas inconsistencias, de modo que era necesario
corregirlas cumpliendo la diligencia en debida forma. La
anterior situación relevaba al funcionario judicial de
tramitar cualquier oposición, pues primero se requería que
la entrega fuera cumplida.

Con respecto al cuarto cargo, donde se le reprocha


haber declarado la ilegalidad de la diligencia de entrega
surtida el 28 de marzo de 2008, al tiempo que dispuso

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efectuarla, no a Cosme Cuellar sino al propietario del bien


sin que fuera posible admitir ninguna oposición, es una
muestra de que no existía por parte del juez procesado,
ánimo de causar daño a éste último.

Resalta que su defendido trató de detener, vía


telefónica, una de las diligencias de entrega que se
adelantaba por comisión, pero que el funcionario
comisionado hizo caso omiso a ello y le dio prioridad al
cumplimiento de la orden que se encontraba escrita.

Finalmente, el 16 de abril de 2008, el acusado dispuso


suspender la entrega y se ordenó requerir al juzgado 22
Civil del Circuito para que informara sobre la situación en
la cual se encontraba el predio, de modo que, cuando la
misma fue recepcionada, procedió a resolver la solicitud de
nulidad realizada por el secuestre, pero no accedió a la
anulación de lo actuado, sino que decretó la ilegalidad de la
diligencia adelantada el 28 de marzo de 2008.

A partir de lo anterior, el juez acá procesado ordenó


que el predio a restituir, quedara bajo la custodia de quien
lo había rematado, valga decir, el ingeniero Joaquín
Armando Sánchez Rincón.

Con respecto al cargo de fraude a resolución judicial,


aseveró que el mismo carece de fundamento, toda vez que la
orden impartida por el juez de tutela fue la de entregar el
predio de forma directa y de acuerdo con la naturaleza del

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proceso que se adelantaba en el juzgado 35 civil del


circuito, y no como lo asegura la fiscalía y el denunciante.

Así las cosas, el juez dio cabal cumplimiento a la orden


impartida, por manera que hizo la diligencia de manera
directa y verificó que sólo podía entregar la porción de
terreno de que trataba el proceso de su conocimiento.

Finalmente resaltó que la orden fue tan correctamente


cumplida, que el incidente de desacato promovido en contra
del Juez Bolaño Sánchez, por presuntamente no haber
acatado el fallo de tutela, fue despachado de manera
desfavorable para el incidentante.

EL FALLO IMPUGNADO

Tras realizar una valoración del acervo probatorio, el


Tribunal de conocimiento concluyó que las conductas por
las cuales fue procesado el juez Bolaño Sánchez no
constituyen delito alguno y por lo tanto no merecen
reproche penal.

En lo que al primer cargo se refiere, el A quo afirmó


que no es cierto que el procesado hubiera omitido deber
funcional alguno durante el trámite del proceso de
restitución promovido por Cosme Cuellar Giraldo contra
Maria Del Carmen Pinilla.

Indicó que durante el juicio se probaron hechos sobre


los que la fiscalía y el apoderado de la víctima guardaron

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absoluto silencio, como por ejemplo que desde el año 1993


existía un contrato de arrendamiento entre Cuellar Giraldo
e Inversiones MABLANES LTDA, aspecto que era conocido
por el denunciante y rematante del predio, el ingeniero
Joaquín Armando Sánchez Rincón, persona que también
sabía del contrato de subarrendamiento que tenía María del
Carmen Pinilla con Cosme Cuellar.

Considera que el proceso que adelantó el encartado no


fue fraudulento, razón por la cual no le era exigible que
adelantara los actos proactivos a que se refiere la Fiscalía,
de modo que no puede sostenerse que se está ante un
prevaricato por omisión, pues no se incurre en este por el
incumplimiento de deberes inexistentes.

Recuerda que, de acuerdo con los artículos 404 y 424,


parágrafo 6, del CPC., una vez ingresa el expediente al
despacho para dictar sentencia, la única actuación que
procede es la de recusar al juez, debiéndose descartar las
demás que se propongan.

Considera que estructurar un prevaricato por omisión


a partir de la emisión de una sentencia, es un imposible
jurídico, pues una cosa son los actos que se pudieron omitir
antes de la sentencia y otra el acto positivo que implica su
emisión.

Concluye el cargo con la afirmación de que, en el


presente caso, el funcionario acusado no tenía el deber
jurídico de actuar conforme lo considera la fiscalía, y que

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además el delito de prevaricato por omisión, en el presente


caso, es de imposible imputación, por lo cual la conducta
deviene en atípica.

Con respecto al segundo cargo de la acusación, el a


quo precisa que fue el Juzgado 47 Civil Municipal el que, en
virtud de despacho comisorio, inició la diligencia de entrega,
y que éste devolvió la comisión al Juez 35 Civil del Circuito
por petición realizada por la parte demandante, la misma
que posteriormente solicitó se librara nuevo despacho
comisorio a una de las inspecciones de policía de la zona
once de suba, petición resuelta favorablemente mediante
proveído del 05 de marzo de 2007, quedando así claro que
no fue el funcionario judicial acusado quien solicitó tal
devolución, como lo aseveró el señor JOAQUIN SANCHEZ
RINCÓN.

Así mismo, el Tribunal de instancia pudo comprobar


que el auto con el que se concedió el nuevo comisorio nada
dijo acerca de los documentos que lo debían acompañar, de
modo que no existe fundamento alguno para afirmar que el
aquí acusado haya ordenado excluir las actuaciones del
primer despacho comisorio, según lo aseveran la fiscalía y
el señor JOAQUÍN SÁNCHEZ RINCÓN.

En cuanto a la versión de que el procesado desconoció


el artículo 338 del CPC, considera el a quo que el mismo
aún no era aplicable porque la oposición apenas se había
propuesto, y se requería de su aceptación para poder entrar
a aplicar la mentada normatividad.

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De otra parte no encuentra ilegal el que la segunda


comisión se librara con destino a un Inspector de Policía y
no al funcionario que ya venía tramitando la entrega, pues
la norma que regula las comisiones así lo permite, de modo
que el Tribunal considera que la conducta endilgada
deviene en atipicidad absoluta.

Frente al tercer cargo de la acusación, el Tribunal


considera que el funcionario tenía motivos razonables para
cuestionar la validez de la actuación cumplida por la
inspección comisionada, pues concurrían argumentos para
afirmar que se trababa de predios diferentes e
independientes, estaba pendiente la decisión de un recurso
y se había ordenado un secuestro que era improcedente,
argumentos suficientes para proferir el auto que ordenaba
devolver lo actuado para que se hicieran las correcciones
del caso.

Estima, por vía de hipótesis, que el juez BOLAÑO


SÁNCHEZ, pudo ignorar tales irregularidades y en su lugar
tramitar y decidir el incidente del que trata el art. 338 del
CPP, como lo reclama la fiscalía, solución igualmente válida
a la que finalmente aplicó.

A juicio de la fiscalía, el auto del 27 de noviembre de


2007 también generó el injusto desalojo del propietario del
predio, y su entrega a una persona que no tenía derechos
sobre él, pero al revisar los antecedentes del caso, se
encuentra que desde 1993 Cosme Cuellar Giraldo era
arrendatario de Inversiones MABLANES LTDA, de modo que

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Luis Guillermo Bolaño Sánchez

era titular de una serie de derechos que consideró


desconocidos y que lo llevaron a ejercer varias acciones
legales, entre estas, una demanda de restitución contra la
persona a la cual le había subarrendado parte del predio.
De modo que, si la entrega a la que hubo lugar se ubica en
este contexto, no hay argumentos para afirmar que Cuellar
Giraldo invadió esa parte del inmueble.

En consecuencia, considera el a quo, que los hechos


que sustentan el presente cargo, no constituyen el delito
por el que se acusa, lo cual configura una atipicidad
objetiva.

En cuanto al cuarto cargo, fue calificado como


llamativo, pues buena parte de la secuencia de delitos por
los que se ha acusado al juez Bolaño Sánchez remiten al
hecho de, supuestamente, existir un favorecimiento para
que Cosme Cuellar recibiera un inmueble sobre el cual, se
dice, no tiene derecho alguno. Sin embargo, ahora, también
se le acusa de haber prevaricado por ordenar que el mismo
se le entregara a quien lo adquirió por remate.

Afirma el Tribunal que, según lo expuesto, no importa


el sentido en el cual el procesado hubiera tomado sus
decisiones, pues para la fiscalía todas constituyen delito y
merecen reproche penal.

No encuentra razonable que se le repruebe al


procesado haber retrotraído la actuación a la diligencia de
entrega del 28 de marzo de 2008 y no a la del 19 de octubre

20
Segunda Instancia n° 48825
Luis Guillermo Bolaño Sánchez

de 2007, pues lo que ello demuestra es la existencia de una


disparidad de criterios entre el encartado y la fiscalía, lo
cual no estructura un delito de prevaricato.

Finalmente, asegura que no existe criterio de orden


objetivo que permita mantener la afirmación según la cual,
Bolaño Sánchez consintió que el socio de Cosme Cuellar, el
señor Hémel Pérez, hubiera invadido parte del inmueble
rematado, de modo que todo lo anterior lleva a asegurar que
existe una atipicidad en la conducta endilgada.

Y en lo que al quinto cargo respecta, esto es, el fraude


a resolución judicial, encuentra el a quo que, contrario a lo
que ha asegurado el ente acusador y el denunciante, lo
ordenado en el fallo de tutela proferido por la Sala Civil del
Tribunal Superior de Bogotá, fue la entrega directa del
predio a restituir, sin que jamás se mencionen las áreas
adicionales o distintas a la que se había subarrendado.

Se recalca que el juez Luis Guillermo Bolaño, sólo


tenía competencia para entregar la porción de terreno de
que trataba el proceso de restitución que conocía, estándole
prohibido extender su competencia a las demás
dependencias del predio de mayor extensión, como lo
pretendía insistentemente José Joaquín Sánchez Rincón,
quien le exigió en reiteradas ocasiones que le entregara, no
solo el terreno subarrendado, sino todo lo demás que lo
rodeaba, ello bajo el argumento de ser el propietario por vía
de remate.

21
Segunda Instancia n° 48825
Luis Guillermo Bolaño Sánchez

Así las cosas, y como quiera que el juez acá procesado


se limitó a cumplir, de manera estricta, lo ordenado por el
Tribunal en su fallo de tutela, no se advierte la
estructuración del punible señalado.

La sentencia absolutoria proferida por la Sala Penal


del Tribunal Superior de Bogotá, fue objeto de apelación por
parte de la Fiscalía y el representante de la víctima, quienes
sustentaron su recurso por escrito dentro del término que
para ello ha fijado la ley.

FUNDAMENTOS DE LA APELACIÓN

La Fiscalía plantea su inconformidad con el fallo de


primera instancia y solicita su revocatoria por cuanto:

Con respecto al cargo primero, califica erróneo revivir


un contrato de arrendamiento firmado en 1993, cuando el
mismo feneció en virtud de las medidas cautelares de
embargo y secuestro proferidas por el Juez 22 Civil del
Circuito, en el marco del proceso ejecutivo adelantado por
María Carolina Sánchez Blanco, en contra de Inversiones
MABLANES LTDA.

Acusa de artificiosos los argumentos de la defensa,


pues, en su sentir, los mismos buscan mantener a un
invasor que le ha causado un daño a la familia Sánchez
Blanco, propietaria del inmueble rematado.

22
Segunda Instancia n° 48825
Luis Guillermo Bolaño Sánchez

Expone que si el propietario del inmueble identificado


con la matrícula 50N-1146473 no demandó en restitución,
era porque carecía de interés jurídico para hacerlo, dado
que quien debió plantear esa demanda era el representante
de la Sociedad MABLANES, quien en últimas era la que
estaba obligada a entregarle el bien al ingeniero Sánchez
Rincón.

Asegura que todos los arrendatarios fueron


desalojados del predio por ministerio de la ley, pues al
haber sido vencido en juicio el antiguo arrendador, sus
contratos quedaban sin sustento alguno, como se puede
colegir del artículo 686 del CPC.

Afirma que el Tribunal desconoció el hecho de que el


predio se encontraba secuestrado desde el año 2001, y que,
en el año 2004, Cuellar Giraldo desatendió ésta situación y
subarrendó parte del que ocupaba a María del Carmen
Pinilla, persona que, en el año 2005, procedió a entregar la
porción por ella alquilada al secuestre González Novoa,
situación que lleva a concluir que no había bien que Cosme
Cuellar pudiera restituir.

Sostiene que no comparte que se calificara atípica la


conducta, menos que el cargo se reduzca a la expresión de
“haber proferido la sentencia de 29 de agosto de 2005”, en
la medida que ello es apenas un aspecto introductorio, en la
medida que el delito de prevaricato por omisión se
estructura cuando el acusado omitió deberes funcionales
que le permitieron llegar a proferir la aludida providencia.

23
Segunda Instancia n° 48825
Luis Guillermo Bolaño Sánchez

Dichos actos omisivos se estructuran con el


desconocimiento de las solicitudes presentadas por el
secuestre, en donde le pone de presente la situación
jurídica del predio a restituir y en virtud de las cuales pudo
haber activado sus poderes oficiosos, de modo que con ello
dejó de aplicar lo normado en los artículos 37-3, 58, 179 y
180 del CPC.

En lo que al segundo cargo se trata, el ente acusador


manifiesta no compartir la exposición del a quo, pues el
acusado, al proferir el auto del 5 de marzo de 2007,
secundó el actuar doloso desplegado por el apoderado de
Cosme Cuellar, quien al sentir que iba a ser puesto en
evidencia por el secuestre, solicitó se devolviera al despacho
de origen el primer comisorio librado, para posteriormente
solicitarle a éste que expidiera otro nuevo, ésta vez a los
inspectores de policía.

Considera la fiscal que el juez 35, al haber despachado


favorablemente tal solicitud, contribuyó en el fraude urdido
por Cuellar Giraldo y su apoderado, de modo que el cargo
formulado emerge con claridad, dado que variar la
competencia del juez comisionado, sin que exista
justificación para ello, es una actuación contraria a derecho
que vulnera el debido proceso y desconoce el principio
procesal de la “perpetua jurisdictione”.

Insiste que el actuar del procesado es doloso, en la


medida que se mantiene en su postura de ignorar los
memoriales del secuestre, en donde advierte que el predio

24
Segunda Instancia n° 48825
Luis Guillermo Bolaño Sánchez

se encuentra embargado y secuestrado por cuenta de otra


autoridad judicial.

En cuanto al tercer cargo, la delegada de la fiscalía


manifiesta no estar de acuerdo con la forma como fue
resuelto en la sentencia apelada, pues considera que la
providencia de donde se desprende el mismo, tiene un
contenido que no corresponde a la verdad procesal.

A juicio de la fiscal, no existía razón para ordenar la


devolución del despacho comisorio, de modo que lo correcto
era haber abierto el incidente de que trata el art. 338
parágrafo 3 numeral 1, tramitar la oposición que se había
propuesto en la diligencia de entrega y no proceder a
cometer otra ilegalidad, como fue disponer que se repitiera
la actuación y así dar lugar a que se produjera la primera
invasión del predio, con orden judicial.

Insiste en que el deseo del juez procesado, era


encubrir las acciones ilegales del demandante en
restitución, toda vez que de haberse tramitado y fallado el
incidente de oposición, Cuellar Giraldo y su abogado
hubieran quedado al descubierto en el fraude que
pretendían adelantar.

Reitera que Bolaño Sánchez actuó dolosamente, pues


nada distinto se puede concluir cuando omitió en reiteradas
ocasiones hacer caso de las advertencias realizadas por el
secuestre sobre el estado del predio, así como también se
negó a tramitar las oposiciones propuestas.

25
Segunda Instancia n° 48825
Luis Guillermo Bolaño Sánchez

Al referirse al cuarto cargo, afirma que el auto del 21


de mayo de 2008 resulta errático, confuso e ininteligible,
que no responde a las condiciones fácticas consignadas en
el proceso de restitución, así como tampoco a las exigencias
jurídicas del caso, aspecto que lo hace constitutivo de
prevaricato.

Sostiene que todo lo plasmado en dicha decisión se le


venía previniendo desde el año 2005, por lo tanto, no fue
producto de la ignorancia sino del dolo para justificar lo
injustificable, haber instalado al invasor en el predio, y
entonces, con el fin de aparentar una legalidad inexistente,
propicia que se genere una confusión entre los
comisionados al darle vida jurídica a la decisión del 28 de
marzo de 2008, para luego declararla ilegal, cuando lo
correcto debió haber sido retrotraer la actuación hasta la
diligencia válida y legal del 19 de octubre de 2007, para así
dar aplicación al art. 338 – 4 parágrafo 3 del C.P.C.

Afirma que el comportamiento del acusado no debe


analizarse aisladamente de los hechos que se presentaron
para el año 2005, cuando él, voluntariamente, no quiso ver
ni hacer nada para evitar un fraude procesal, de modo que
es claro que Bolaño Sánchez, desde hace mucho tiempo,
estaba enterado de que el bien demandado no podía ser
objeto de restitución, por lo tanto las diligencias debían
retrotraerse hasta la actuación válida, valga decir, aquella
primera en donde se aceptó la oposición.

26
Segunda Instancia n° 48825
Luis Guillermo Bolaño Sánchez

Insiste que, si en dicho auto se declaró la ilegalidad de


la diligencia del 28 de marzo de 2008 y ordenó la entrega
del inmueble referido al señor JOAQUÍN ARMANDO
SÁNCHEZ RINCÓN, no se entiende cómo ordena devolver
las cosas al estado en que se encontraba al inicio de la
diligencia del 28 de marzo de 2008, si lo procedente era
dejar las cosas en el estado en que se encontraban en el
acto procesal inmediatamente anterior revestido de
legalidad, que no era otro que la diligencia del 19 de octubre
de 2007.

Por último, al abordar lo concerniente al quinto cargo


de la acusación, insiste la fiscalía que el acusado infringió el
art. 454 del Código Penal, cuando en la diligencia del 7 de
septiembre de 2012, se negó a entregar el predio que no era
objeto del proceso de restitución.

Señala que el hecho de no haber prosperado el


incidente de desacato, no es argumento suficiente para
desechar el cargo, máxime si se tiene en cuenta que el juez
constitucional no conocía el estado del predio cuando
Cosme Cuellar lo invadió, por orden del Juez Bolaño
Sánchez.

Insisten que el comportamiento ilegal del acusado no


se puede apreciar de manera aislada, dado que es un todo
que inició en el año 2005 y culminó en el 2012, como se
expuso en la acusación, por tanto, el presente cargo se
sustenta en el hecho de que, aunque el juez 35 civil del
circuito cumplió formalmente con el fallo de tutela, al hacer

27
Segunda Instancia n° 48825
Luis Guillermo Bolaño Sánchez

la diligencia ordenada, no garantizó efectivamente los


derechos de la víctima por no entregar el inmueble en
debida forma, lo cual equivale a no acatar la orden
impartida.

Por su parte, el apoderado de Joaquín Armando


Sánchez, quien fue reconocido como víctima dentro de las
presentes diligencias, también requirió se revoque la
sentencia de primera instancia, al considerar que la misma
obedece a apreciaciones ilógicas, es carente de
fundamentación y desconoce los elementos de prueba
recaudados por la fiscalía.

Como primera medida, realizó una extensa exposición


de los hechos que motivaron el presente proceso, en donde
aprovecha para realizar apreciaciones personales acerca de
lo que debió hacer el juez procesado.

Acto seguido se refiere a la labor de la fiscalía, la cual


califica de correcta y suficiente para provocar un estado de
“certeza moral y de espíritu condenatorio”, de modo que con
dicha actuación se logró construir una verdad histórica y
procesal de lo acaecido.

Tras retomar en extenso los cargos formulados,


efectuó un recuento de lo acontecido en el juicio oral, con el
fin de valorar los testimonios de quienes a él acudieron y
concluye que el a quo desconoció el cúmulo de yerros que
fueron puestos en evidencia por los declarantes de cargo.

28
Segunda Instancia n° 48825
Luis Guillermo Bolaño Sánchez

De otra parte, afirma que la prueba documental no


recibió la valoración debida, ya que de lo contrario, el
Tribunal de instancia no habría concluido que las
conductas endilgadas eran atípicas. Afirma que la sentencia
recurrida busca exculpar el actuar delincuencial del juez 35
Civil del Circuito de Bogotá, razón por la cual solicita se
modifique el fallo recurrido y en su lugar se profiera uno de
carácter condenatorio.

INTERVENCIÓN DE LO NO RECURRENTES

El Agente del Ministerio Público guardó silencio en


relación a la decisión cuestionada y los respectivos escritos
que la impugnan, mientras que el defensor del procesado
manifestó:

Los escritos de apelación son contradictorios y tienden


a confundir a la ad quem, toda vez que están pervirtiendo
las conclusiones plasmadas en la sentencia absolutoria.

Por carecer de sustento legal alguno, rechaza la


afirmación de la fiscalía y la víctima, según la cual los
contratos de arrendamiento celebrados con respecto al
predio identificado con la matrícula inmobiliaria 50N-
1146473, fenecieron en virtud de las medidas cautelares
ordenadas y practicadas dentro del proceso ejecutivo de
María Carolina Sánchez Blanco en contra de Inversiones
Mablanes Ltda, adelantado en el juzgado 22 Civil del
Circuito de Bogotá.

29
Segunda Instancia n° 48825
Luis Guillermo Bolaño Sánchez

Adicionalmente sostiene que tampoco es cierto que un


contrato de arrendamiento se acabe de manera automática
por el hecho de que el bien arrendado sea rematado, dado
que la obligación legal radica en respetar los derechos de
los arrendatarios, a pesar de que el bien cambie de
propietario.

Señala que el aludido proceso ejecutivo fue una


simulación para poder birlar los derechos de quienes
habían tomado en arriendo el predio desde hacía 5 años
antes de que se iniciara la ejecución, cuestión que fue
deliberadamente ocultada por la fiscalía hasta cuando la
defensa la puso en evidencia durante el juicio oral.

Insiste que Cosme Cuellar no puede ser calificado


como invasor, toda vez que, en virtud de contrato de
arrendamiento suscrito entre él y la sociedad MABLANES,
cuyos propietarios eran familiares de quien ahora se
constituye como víctima, le asistían unos derechos que
debían ser respetados, de modo que tampoco se puede
señalar al juez procesado de facilitar un acceso ilegal al
predio objeto de discusión.

Como quiera que durante el juicio oral se evidenció


que el verdadero actuar delictual provino de quienes
promovieron un proceso ejecutivo simulado, solicita se
compulse copias para que sean investigados por la
autoridad judicial competente, así como también requiere
se investigue a la fiscal del caso y a quien acá se constituyó
como víctima dentro del proceso penal.

30
Segunda Instancia n° 48825
Luis Guillermo Bolaño Sánchez

Finalmente afirmó que los cargos presentados por la


fiscalía fueron absolutamente desvirtuados y que las
apelaciones presentadas no tienen sustento fáctico y legal
alguno que logre desvirtuar la sentencia recurrida, razón
por la cual solicitó su confirmación.

CONSIDERACIONES DE LA CORTE

De conformidad con lo previsto en el artículo 32,


numeral 3º, de la Ley 906 de 2004, la Sala de Casación Penal
de la Corte Suprema de Justicia es competente para conocer
de los recursos de apelación contra los autos y sentencias
que profieran en primera instancia los Tribunales
Superiores.

Con el fin de poder dar respuesta a las proposiciones


hechas por los recurrentes, la Sala procederá a estudiar los
tipos penales de prevaricato por acción y omisión, así como el
punible de fraude a resolución judicial, la estructuración del
dolo en las conductas penales, el proceso de restitución de
bien inmueble arrendado, los efectos de las medidas
cautelares y la venta de un bien frente a sus tenedores y por
último se analizará el caso en concreto, veamos:

Del prevaricato por acción:

Conducta tipificada en el artículo 413 de la Ley 599 de


2000, norma cuyo tenor es el siguiente:

31
Segunda Instancia n° 48825
Luis Guillermo Bolaño Sánchez

“ARTICULO 413. PREVARICATO POR ACCION. <Penas


aumentadas por el artículo 14 de la Ley 890 de 2004, a partir del
1o. de enero de 2005. El texto con las penas aumentadas es el
siguiente:> El servidor público que profiera resolución, dictamen o
concepto manifiestamente contrario a la ley, incurrirá en prisión de
cuarenta y ocho (48) a ciento cuarenta y cuatro (144) meses, multa
de sesenta y seis punto sesenta y seis (66.66) a trescientos (300)
salarios mínimos legales mensuales vigentes, e inhabilitación para
el ejercicio de derechos y funciones públicas de ochenta (80) a
ciento cuarenta y cuatro (144) meses.”

De acuerdo con lo anterior, el comportamiento punible


desde el punto de vista objetivo, se descompone en los
siguientes elementos:

(i) un sujeto activo calificado, es decir, que se trate de


servidor público; (ii) que profiera resolución, dictamen o
concepto; y (iii) que este pronunciamiento sea
manifiestamente contrario a la ley, esto es, no basta que
la providencia sea ilegal -por razones sustanciales, de
procedimiento o de competencia-, sino que la disparidad
del acto respecto de la comprensión de los textos o
enunciados -contentivos del derecho positivo llamado a
imperar- “no admite justificación razonable alguna” 1.2

Ahora, sobre el ingrediente normativo “manifiestamente


contrario a la ley”, se ha precisado lo siguiente:

…para que la actuación pueda ser considerada como


prevaricadora, debe ser “ostensible y manifiestamente ilegal,” es

1
CSJ. AP. 29 de julio de 2015, radicado No. 44031.
2
CSJ SP134-2016

32
Segunda Instancia n° 48825
Luis Guillermo Bolaño Sánchez

decir, “violentar de manera inequívoca el texto y el sentido de la


norma”3, dependiendo siempre de su grado de complejidad, pues
resulta comprensible que del grado de dificultad para la
interpretación de su sentido o para su aplicación dependerá la
valoración de lo manifiestamente ilegal, de allí que, ciertamente,
no puedan ser tenidas como prevaricadoras, todas aquellas
decisiones que se tilden de desacertadas, cuando quiera que
estén fundadas “en un concienzudo examen del material
probatorio y en el análisis jurídico de las normas aplicables al
caso”4.

Se concluye, entonces, que para que el acto, la decisión o el


concepto del funcionario público sea manifiestamente contrario a
la ley, debe reflejar su oposición al mandato jurídico en forma
clara y abierta, revelándose objetivamente que es producto del
simple capricho, de la mera arbitrariedad, como cuando se
advierte por la carencia de sustento fáctico y jurídico, el
desconocimiento burdo y mal intencionado del marco
normativo.5

En tal virtud, la materialidad de la conducta calificada


como prevaricadora requiere demostrar que el acto
censurado, esto es, resolución, dictamen o concepto, fue
dictado de manera caprichosa o arbitraria por el sujeto, al
desconocer abiertamente y de forma ostensible los
mandatos normativos que regulaban el caso, en la medida
que no basta la simple divergencia de criterios o posturas
frente a la decisión adoptada.

Luego, no encuadrarán en el tipo penal aquellas


providencias que resulten del examen complejo de las
3
CSJ SP, 24 jun. 1986, rad. 406.598, GJ CLXXXV n.° 2424, pág. 438 – 442.
4
CSJ SP, 24 jun. 1986, rad. 406.598, GJ CLXXXV n.° 2424, pág. 438 – 442.
5
CSJ SP4620-2016

33
Segunda Instancia n° 48825
Luis Guillermo Bolaño Sánchez

distintas disposiciones que regulen el asunto propuesto


ante el funcionario, respecto de las cuales exista la
posibilidad de interpretaciones discordantes, toda vez que
en el prevaricato el juicio no es de acierto sino de legalidad,
por cuanto, se insiste, «la emisión de una providencia
“manifiestamente contraria a la ley” solamente es
compatible con un conocimiento y voluntad intencionada en
el caso concreto de decidir de manera contraria al
ordenamiento jurídico, ese propósito no puede ser fruto de
intrincadas elucubraciones, tiene que ser evidente, grosero y
advertible de inmediato en relación con el problema jurídico
identificado por el funcionario judicial en el momento en
cuya conducta se juzga y no a posteriori.»6

Además, en cuanto al elemento subjetivo del tipo, el


delito de prevaricato por acción sólo es atribuible a título de
dolo, bajo el entendido que el artículo 21 del Código Penal,
estableció que todos los tipos de la parte especial
corresponden a conductas dolosas, salvo cuando se hayan
previsto expresamente que se trata de comportamientos
culposos o preterintencionales, de modo que únicamente
podrá hablarse de dolo en este delito, si se demuestra que el
agente obró con el conocimiento y voluntad intencionada de
resolver el caso puesto a su consideración de manera
ostensiblemente contraria al ordenamiento jurídico.

Del prevaricato por omisión:

6
CSJ SP14999-2014

34
Segunda Instancia n° 48825
Luis Guillermo Bolaño Sánchez

Se encuentra tipificado en el artículo 414 de la Ley 599


de 2000, que a su tenor señala:

ARTICULO 414. PREVARICATO POR OMISION. <Penas


aumentadas por el artículo 14 de la Ley 890 de 2004, a partir del
1o. de enero de 2005. El texto con las penas aumentadas es el
siguiente:> El servidor público que omita, retarde, rehúse o
deniegue un acto propio de sus funciones, incurrirá en prisión de
treinta y dos (32) a noventa (90) meses, multa de trece punto
treinta y tres (13.33) a setenta y cinco (75) salarios mínimos
legales mensuales vigentes, e inhabilitación para el ejercicio de
derechos y funciones públicas por ochenta (80) meses.

Sobre ésta conducta, la jurisprudencia ha reiterado, de


manera uniforme, que se trata de un tipo penal con las
siguientes características:

“a) El sujeto activo debe ser un servidor público en


cualquiera de sus diversas modalidades (miembro de una
corporación pública, empleado o trabajador del Estado y de las
entidades descentralizadas territorialmente y por servicios,
miembro de la fuerza pública, particulares que ejerzan funciones
públicas en forma permanente o transitoria, funcionario o
trabajador del Banco de la República, integrante de la Comisión
Nacional Ciudadana para la lucha contra la corrupción, o quien
administre los recursos de que trata el artículo 338 de la
Constitución Política), ya que se trata de uno de los denominados
por la doctrina y la jurisprudencia como delitos especiales, en los
cuales sólo puede ser autor de la conducta típica quien cumpla
las condiciones especiales previstas en la norma.

b) Es un delito de omisión propia, es decir de mera


conducta o actividad, lo cual significa que el comportamiento típico

35
Segunda Instancia n° 48825
Luis Guillermo Bolaño Sánchez

se realiza con la sola acción omisiva, o con la simple infracción del


deber de actuar, sin exigir la causación de un resultado específico
separable de ella.

El delito de omisión se traduce siempre en la negación de


una acción que el sujeto está obligado a realizar, o en el
incumplimiento de un deber jurídico que le ha sido impuesto, y en
tales condiciones, la omisión no existe per se, sino sólo en la
medida que preexista un mandato que obliga a una determinada
acción, en otros términos, debe suscitarse dentro de la órbita
funcional del sujeto.

c) Se trata de un tipo penal de conducta alternativa


susceptible de ejecutar mediante uno de los verbos rectores en él
contenidos, esto es, omitir, retardar, rehusar o negar algún acto
comprendido dentro de las funciones que debe realizar el
funcionario, bastando, en consecuencia, para que la conducta
típica se entienda ejecutada, la constatación material de una
cualquiera de ellas, con independencia de las otras.

d) Es un tipo penal en blanco, en el cual el supuesto de


hecho que contiene la conducta que la normatividad ordena o
prohíbe, aparece consagrado total o parcialmente en una norma
de carácter extrapenal, que debe preexistir al momento de la
realización de ésta y a la cual se debe acudir para darle
contenido al precepto.

Así las cosas, para la realización del juicio de tipicidad en


el delito de prevaricato por omisión, es condición necesaria
establecer la norma extrapenal que asigna al sujeto activo la
función que omitió, rehusó, retardó o denegó, y/o el plazo para
hacerlo, al igual que su preexistencia al momento de la

36
Segunda Instancia n° 48825
Luis Guillermo Bolaño Sánchez

realización de la conducta, con el fin de poder constatar el


cumplimiento del tipo penal objetivo.7

e) El bien jurídico protegido lo constituye la


administración pública, ya que cuando el funcionario público
incumple un acto propio de sus funciones, no solamente infringe
el deber de servicio y el compromiso de lealtad, sino que perturba
el correcto funcionamiento de la administración pública y frustra
las expectativas que tienen los administrados, afectando su
legitimidad y la confianza en sus instituciones.

f) De otra parte, atendiendo a su estructura subjetiva, se


clasifica como un tipo penal esencialmente doloso, exigencia que
entraña la confluencia de sus dos componentes, el cognitivo, que
exige que quien realiza la conducta tenga conciencia de que es
objetivamente típica, y el volitivo, que comporta querer realizarla,
lo cual implica que el servidor público debe saber que la ley le
impone la obligación de actuar, y no obstante ello, decide
voluntariamente no hacerlo, o negarse a realizarlo, o
tardíamente, con conciencia de que desatiende el deber funcional
asignado legalmente y que su conducta es objetivamente típica.”

(CSJ AP5262-20169)

Del fraude a resolución judicial:

Conducta punible consagrada en el artículo 454 de la


Ley 599 de 2000, cuyo tenor es el siguiente:

ARTICULO 454. FRAUDE A RESOLUCIÓN JUDICIAL O


ADMINISTRATIVA DE POLICÍA. <Artículo modificado por el artículo
47 de la Ley 1453 de 2011. El nuevo texto es el siguiente:> El que
por cualquier medio se sustraiga al cumplimiento de obligación
7
“C.S.J., Segunda Instancia 22639, sentencia de 27 de octubre de 2004; Única
Instancia 27695, auto de 26 de septiembre de 2007; Segunda Instancia 28428,
sentencia de 17 de septiembre de 2008, entre otras.”

37
Segunda Instancia n° 48825
Luis Guillermo Bolaño Sánchez

impuesta en resolución judicial o administrativa de policía,


incurrirá en prisión de uno (1) a cuatro (4) años y multa de cinco (5)
a cincuenta (50) salarios mínimos legales mensuales vigentes.

Al desarrollar el tipo penal transcrito, la Corte ha


sostenido:

“En muchas ocasiones los funcionarios judiciales a través


de proveídos imponen cargas a los particulares de carácter
penal, civil, administrativo, laboral, etc. El deber del ciudadano
es acatar la orden, sólo la comprobación incuestionable de la
imposibilidad de hacerlo le impedirá su cumplimiento 8

Con este tipo penal el legislador pretende hacer efectivas


las decisiones judiciales9. La fórmula política del Estado Social y
Democrático de Derecho demanda la sumisión a las providencias
de los jueces y autoriza sancionar la transgresión de esta regla
de conducta, por ende, el derecho penal reprime el
desconocimiento siempre y cuando sea fraudulento de la
autoridad intrínseca que de ellas nace.

La configuración del tipo objetivo reclama la afluencia de


los siguientes elementos:

3.1.1. Sujeto activo indeterminado. La conducta puede ser


realizada por un particular o un servidor público.

Debe ser el receptor del mandato y como único obligado a


cumplirlo es quien está en capacidad de desobedecerlo 10. Asoma
como el sujeto pasivo de la relación jurídica creada por la
decisión, no sólo son las partes de un proceso sino también otras

8
CSJ SP Rad. No. 8539 de 28 de junio de 1994.
9
CSJ SP Rad. No. 26972 de 21 de mar. De 2007
10
CARLOS CREUS, Delitos Contra la Administración Pública.

38
Segunda Instancia n° 48825
Luis Guillermo Bolaño Sánchez

personas como, v.gr. los auxiliares de la justicia, los depositarios,


los encargados de conducir a un preso, etc.11

Cuando la obligación es impuesta a una persona jurídica el


sujeto activo lo integrará la (s) persona (s) naturales
jurídicamente autorizadas para cumplirla, como es el caso del
gerente, el director, los socios, etc.

Debe conocer el compromiso por medio de su notificación


personal o por otra forma legal. No habrá fraude si carece de esa
comprensión.

Además, tiene que contar con plena capacidad para


ejecutar la obligación, pues en muchos casos no está en
condiciones de observar lo mandado.

3.1.2. El objeto material lo constituye la resolución


incumplida, no sólo las sentencias sino todas las decisiones de
los funcionarios de la Rama Judicial que impongan deberes de
cualquier naturaleza, civil, laboral, penal o administrativa, a una
persona determinada. Si es un fallo o un asunto con fuerza de
sentencia debe estar ejecutoriado.

La obligación debe ser indiscutible. Si es un fallo o un


proveído con fuerza de sentencia debe estar en firme, sino
alcanza esta condición se ejecutará cuando lo disponga el
procedimiento aplicable o una vez signado por el funcionario. En
todo caso, debe reunir los requisitos exigidos para la existencia y
validez del acto.

3.1.2. El bien jurídico es la recta y eficaz impartición de


justicia. Todas las personas están compelidas a someterse a los
fallos judiciales, cristalizando de este modo las garantías de
acceso a la justicia y el restablecimiento del derecho. Ningún

11
Luis Carlos Pérez, Derecho Penal, Tomo III.

39
Segunda Instancia n° 48825
Luis Guillermo Bolaño Sánchez

sentido tendría que las órdenes impartidas quedaran expuestas


a una simple ilusión de cumplimiento12.

3.2.2. Conducta:

El verbo es indeterminado, sustraerse. Se concreta en


abstenerse o separarse del cumplimiento de una obligación que
tiene su fuente en una decisión judicial.

Sustraer es apartar, extraer, separarse de la observancia


del deber impuesto, es rehusar su ejecución, lo cual debe hacer
de forma manifiesta tanto objetiva como subjetivamente. Es
necesario que el agente revele su voluntad de incumplir.

Se exige la falta de la acción esperada entendida como la


objetivamente apropiada, más aún, necesaria para la evitación
del resultado lesivo del bien jurídico, realizando un juicio ex ante.

No basta para lograr la adecuación típica eludir el


cumplimiento de la decisión, es imprescindible que el sujeto
activo se sustraiga a través de medios fraudulentos porque si no
hay empleo de artificios no hay fraude y la tipicidad desaparece.
Así lo viene reiterando la Sala al opinar que cuando el precepto
alude a “cualquier medio” ellos deben ser engañosos, ya que si
bien el supuesto de hecho no pide que la inobservancia esté
acompañada de una conducta en concreto, es lo cierto que el
nombre del delito demanda esa particularidad, esto es, que el
incumplimiento sea fraudulento13, es decir, supone el empleo de
medios indirectos, ardides, falacias que produzcan una
apariencia engañosa, todo fraude con relevancia jurídica supone
un dolo o perjuicio material o moral, o al menos la posibilidad de
causarlo.

12
CSJ SP. Rad. No. 35267 de 5 de oct. De 2011.
13
CSJ SP Rad. 26972 y 26497 de 21 de marzo y 5 de diciembre de 2007.

40
Segunda Instancia n° 48825
Luis Guillermo Bolaño Sánchez

Es necesario, se reitera, que la decisión judicial contenga


una obligación de cualquier índole, laboral, civil, penal o
administrativa, dispuesta en favor de una persona determinada,
una colectividad o de la propia administración, que a la postre
permitirá exigir su cumplimiento14.

La orden de la cual deriva la obligación debe concretarse


tanto desde el punto de vista del funcionario que la expide como
del sujeto destinatario. En consecuencia, para que se configure el
punible debe surgir una relación inmediata entre el funcionario

judicial, la orden y el destinatario15.” (CSJ AP2306-2015)

Del proceso de restitución de bien inmueble


arrendado:

Consagrado en el artículo 424 del CPC, es el mecanismo


judicial creado por el legislador, para que el arrendador de
un inmueble pueda exigir ante un juez competente que, su
arrendatario incumplido, devuelva el bien objeto de contrato.

De acuerdo con la norma, basta acreditar la existencia


del vínculo contractual entre demandante y demandado
junto con el incumplimiento del mismo, para que el sujeto
legitimado pueda iniciar la acción.

Si la causal para solicitar la terminación del contrato y


consecuente restitución del predio es el no pago del canon de
arrendamiento, el demandado no será escuchado, y por ende
sus excepciones o cualquier medio de defensa será

14
Luis Carlos Pérez, Derecho Penal, Tomo III.
15
Luis Carlos Pérez, Derecho Penal, Tomo III.

41
Segunda Instancia n° 48825
Luis Guillermo Bolaño Sánchez

desatendido, hasta tanto no acredite encontrarse al día con


tal obligación.

En caso de no acreditarse el pago del canon, no


proponer ningún medio de defensa o, de ser propuesto,
resultare impróspero, el juez de conocimiento declarará la
terminación del vínculo contractual y ordenará que el bien
objeto de litigio sea devuelto al arrendador, diligencia esta
que puede ser comisionada para que la cumpla otra
autoridad, de acuerdo con lo normado en los artículos 31 y
siguientes del estatuto procesal civil.

La competencia para conocer de éste tipo de procesos se


encuentra determinada, de un lado por la cuantía, según lo
establece el ordinal 7º del artículo 20 del CPC y, de otra
parte, por la identificación e individualización que del predio
haga el demandante, según lo dispuesto en el canon 76 de la
mentada legislación que a su tenor señala:

ARTÍCULO 76. REQUISITOS ADICIONALES DE CIERTAS


DEMANDAS. <Artículo modificado por el artículo 9 de la Ley 794
de 2003. El nuevo texto es el siguiente:> Las demandas que
versen sobre bienes inmuebles, los especificarán por su ubicación,
linderos, nomenclaturas y demás circunstancias que los
identifiquen. No se exigirá la transcripción de linderos cuando
estos se encuentren contenidos en alguno de los documentos
anexos a la demanda.

(…)”

42
Segunda Instancia n° 48825
Luis Guillermo Bolaño Sánchez

Entonces, una vez que el juez competente asume el


conocimiento del proceso en razón a la cuantía del contrato,
su competencia se limitará a pronunciarse única y
exclusivamente con respecto al predio debidamente
identificado por el demandante, no pudiendo extender su
poder jurisdiccional a algún otro que no corresponda al que
se ha constituido como el objeto de litigio.

De los derechos de terceros o tenedores frente a


diligencias de secuestro de bienes.

Las medidas de embargo y secuestro fueron concebidas


por el legislador con el fin de asegurar que el deudor no se
insolvente, de modo que con ellas se garantiza el
cumplimiento de las obligaciones que se puedan derivar de
una decisión judicial, dado que si el obligado no llega a
acatar lo ordenado, se puede rematar sus bienes a fin de
satisfacer la obligación.

En lo que a bienes sujetos a registro se refiere, tal


procedimiento se divide en dos actuaciones claramente
diferenciables: la primera de ellas consistente en grabar la
medida como lo consagra el numeral primero del artículo 681
del Código de Procedimiento Civil, que a su tenor señala:

“ARTÍCULO 681. EMBARGOS. <Artículo modificado por el artículo


67 de la Ley 794 de 2003. El nuevo texto es el siguiente:> Para
efectuar los embargos se procederá así:

1. El de bienes sujetos a registro se comunicará al respectivo


registrador, por oficio que contendrá los datos necesarios para el

43
Segunda Instancia n° 48825
Luis Guillermo Bolaño Sánchez

registro; si aquellos pertenecieren al afectado con la medida, lo


inscribirá y expedirá a costa del solicitante un certificado sobre su
situación jurídica en un período de veinte años, si fuere posible.
Una vez inscrito, el oficio de embargo se remitirá por el registrador
directamente al juez junto con dicho certificado.

Si algún bien no pertenece al afectado, el registrador se abstendrá


de inscribir el embargo y lo comunicará al juez; si lo registra, éste
de oficio o a petición de parte ordenará la cancelación del embargo.
Sin embargo, deberá tenerse en cuenta, cuando se trate de
ejecutivo con garantía real, lo dispuesto en el parágrafo del artículo
554.”

Cumplido con lo anterior, el juez de conocimiento


ordenará, si así lo solicitaren, el secuestro del bien
embargado, ello de acuerdo con lo preceptuado en el artículo
682 del C.P.C., en concordancia con lo dispuesto en el
artículo 686 de la misma normatividad.

No pueden desconocer las partes ni las autoridades


judiciales, los derechos de quienes se encuentren como
legítimos tenedores del bien al momento de la diligencia de
secuestro, por ello el estatuto procesal civil en su artículo
686 estableció:

“(…) PARÁGRAFO 1. SITUACION DEL TENEDOR. Si al


practicarse el secuestro, los bienes se hallan en poder de quien
alegue y demuestre siquiera sumariamente título de tenedor con
especificación de sus estipulaciones principales, anterior a la
diligencia y procedente de la parte contra la cual se decretó
la medida, ésta se llevará a efecto sin perjudicar los
derechos de aquél, a quien se prevendrá que en lo sucesivo
se entienda con el secuestre, que ejercerá los derechos de dicha

44
Segunda Instancia n° 48825
Luis Guillermo Bolaño Sánchez

parte con fundamento en el acta respectiva que le servirá de título,

mientras no se constituya uno nuevo.”(Resaltado fuera de

texto).

Quiere decir lo anterior que, si un bien objeto de


medidas cautelares se encuentra en poder de unos terceros
tenedores, sus derechos no pueden verse afectados por el
litigio que sostienen otros sujetos, por el contrario, la ley los
ampara con el objetivo de que no vayan a ser perjudicados
con las resultas del proceso.

Así las cosas, por ejemplo, quien logra acreditar que se


encuentra en arriendo dentro del inmueble objeto de cautela,
cuenta con la garantía de que su contrato será respetado y
no se verá afectado por la acción legal que otros han
emprendido, ello se logra informándole la nueva situación del
inmueble y conminándolo para que en lo sucesivo se
entienda con el auxiliar de la justicia que ha sido designado
para la custodia y cuidado del bien.

Por lo anotado, es viable afirmar que el decreto y


práctica de un embargo y secuestro, no afecta la validez y
vigencia del acuerdo de voluntades que hubiera celebrado un
tercero con el demandado, ello en virtud de que el mismo
puede resultar ajeno a la Litis planteada.

Del caso en concreto.

45
Segunda Instancia n° 48825
Luis Guillermo Bolaño Sánchez

Debido a lo denso del caso que se propone, y en virtud


de que el mismo fue propuesto a partir de una acusación que
se compone de cinco cargos diferentes, la Sala abordará su
estudio analizando cada hecho punible por separado, a fin de
imprimir un orden lógico a la resolución de las apelaciones
propuestas, veamos:

Primer cargo, prevaricato por omisión:

Se acusa al juez Luis Guillermo Bolaño Sánchez de


haber proferido la sentencia del 29 de agosto de 2005, pese a
las advertencias realizadas por el secuestre Carlos Arturo
González Novoa, lo cual es interpretado por el ente
investigador como un desconocimiento de los artículos 37-3,
58, 179 y 180 del Código de Procedimiento Civil que a su
tenor señalan:

“ARTÍCULO 37. DEBERES DEL JUEZ. <Artículo modificado por el


artículo 1, numeral 13 del Decreto 2282 de 1989. El nuevo texto es
el siguiente:> Son deberes del juez:
(…)

3. Prevenir, remediar y sancionar por los medios que este Código


consagra, los actos contrarios a la dignidad de la justicia, lealtad,
probidad y buena fe que deben observarse en el proceso, lo mismo
que toda tentativa de fraude procesal.”

“ARTÍCULO 58. LLAMAMIENTO EX OFICIO. En cualquiera de las


instancias, siempre que el juez advierta colusión o fraude en el
proceso, ordenará la citación de las personas que puedan resultar
perjudicadas, para que hagan valer sus derechos, y con tal fin
suspenderá los trámites hasta por 30 días. Esta intervención se

46
Segunda Instancia n° 48825
Luis Guillermo Bolaño Sánchez

sujetará a lo dispuesto en los incisos cuarto y quinto del artículo


52.”

“ARTÍCULO 179. PRUEBA DE OFICIO Y A PETICION DE PARTE.


Las pruebas pueden ser decretadas a petición de parte, o de oficio
cuando el magistrado o juez las considere útiles para la
verificación de los hechos relacionados con las alegaciones de las
partes. Sin embargo, para decretar de oficio la declaración de
testigos, será necesario que éstos aparezcan mencionados en otras
pruebas o en cualquier acto procesal de las partes.

Las providencias que decreten pruebas de oficio no admiten


recurso alguno. Los gastos que implique su práctica serán a cargo
de las partes, por igual, sin perjuicio de lo que se resuelva sobre
costas.”

“ARTÍCULO 180. DECRETO Y PRACTICA DE PRUEBAS DE


OFICIO. Podrán decretarse pruebas de oficio, en los términos
probatorios de las instancias y de los incidentes, y posteriormente,
antes de fallar.

Cuando no sea posible practicar estas pruebas dentro de las


oportunidades de que disponen las partes, el juez señalará para
tal fin una audiencia o un término que no podrá exceder del que se
adiciona, según fuere el caso.”

Revisado el expediente radicado 2004-0542, que


corresponde al proceso de restitución de bien inmueble
arrendado promovido por Cosme Cuellar Giraldo en contra
de María del Carmen Pinilla, encuentra la Sala:

Con ocasión del incumplimiento del contrato de


arrendamiento suscrito el 31 de enero de 2004 entre Cosme
Cuellar Giraldo y María del Carmen Pinilla, el 11 de

47
Segunda Instancia n° 48825
Luis Guillermo Bolaño Sánchez

noviembre de la misma anualidad, el arrendador inició


proceso de restitución de bien inmueble arrendado, del cual
le correspondió conocer al juez 35 Civil del Circuito de
Bogotá, doctor Luis Guillermo Bolaño Sánchez, quien
admitió la demanda mediante auto del 24 de noviembre
siguiente.

Como quiera que la causal para solicitar la restitución


fue el no pago del canon de arrendamiento y, en su
contestación, la demandada no acreditó el cumplimiento de
su obligación, el 13 de mayo de 2005 se profirió auto donde
se dispuso, al amparo de lo normado en el artículo 424 del
C.P.C., no escuchar al extremo pasivo.

Posteriormente, el 26 de julio de 2005 se pasó al


despacho el asunto para proferir sentencia, pues a pesar de
habérsele concedido un plazo a la demandada para que
allegara prueba, aunque fuera sumaria, del pago de los
cánones adeudados, esta no lo hizo.16

Posterior a ello, y cuando, se reitera, el proceso estaba


al despacho en turno para que se dictara sentencia, el
secuestre Carlos Arturo González Novoa, designado en el
juzgado 22 Civil del Circuito y quien no era parte dentro de
las diligencias de restitución, presentó escrito en donde
informaba sobre la existencia del proceso ejecutivo que se
adelantaba en dicho despacho judicial, advirtiendo la
existencia de una medida cautelar que afectaba el terreno de

16
Folio 37 vuelto, nomenclatura azul del Tribunal.

48
Segunda Instancia n° 48825
Luis Guillermo Bolaño Sánchez

mayor extensión del que hacía parte el inmueble objeto de


litigio.

Finalmente, el 29 de agosto de 2005, el juez competente


profiere sentencia donde resuelve dar por terminado el
contrato de arrendamiento suscrito entre los sujetos
procesales y, en consecuencia, dispone que se le devuelva el
lote identificado en la demanda a Cosme Cuellar Giraldo.

Hasta acá, que son los hechos en los cuales se


sustentan el cargo que se analiza, la Sala observa:

a) Del escrito de demanda y sus anexos, no se


desprende ningún elemento que le permitiera al juez Bolaño
Sánchez, si quiera pensar, que se encontraba ante una
actuación fraudulenta.

b) Tampoco se advierte que hasta ese momento el


procesado hubiera efectuado algún tipo de maniobra
contraria a derecho que tendiera a perjudicar a la
demandada, por el contrario, propendió por requerirla con el
fin de que allegara la prueba del pago anunciado en el escrito
de contestación de la demanda y así poder atender lo que allí
alegaba, no obstante ello, su requerimiento fue desatendido.

c) Hasta antes de ingresar el proceso para sentencia,


nadie intervino a fin de informar la situación en la cual se
encontraba el predio de mayor extensión, con respecto al
proceso ejecutivo adelantado en el juzgado 22 Civil del
Circuito de Bogotá.

49
Segunda Instancia n° 48825
Luis Guillermo Bolaño Sánchez

d) Fue sólo hasta después de que el expediente ingresa


al despacho para sentencia, que un tercero radica un
memorial informando sobre la particular situación del
inmueble, pero para ese instante ya no le era exigible al juez
Bolaño Sánchez que se pronunciara al respecto, porque ni
siquiera estaba obligado a conocer el contenido de tal
memorial, ello en virtud de lo dispuesto por el artículo 404
del estatuto procesal civil, que a su tenor señala:

“ARTÍCULO 404. SENTENCIA. <Artículo modificado por el artículo


1, numeral 207 del Decreto 2282 de 1989. El nuevo texto es el
siguiente:> Vencido el término del traslado para alegar, el
secretario inmediatamente pasará el expediente al despacho para
que se dicte sentencia, sin que puedan proponerse incidentes,
salvo el de recusación, ni surtirse actuaciones posteriores distintas
a las de expedición de copias, desgloses o certificados, las cuales
no interrumpirán el término para proferirla ni el turno que le
corresponda al proceso.

El secretario se abstendrá de pasar al despacho los escritos que


contravengan esta disposición.

Como se puede apreciar, el memorial radicado por el


secuestre González Novoa, no debió haber ingresado al
despacho, mucho menos resuelto, por cuanto no encuadraba
en ninguna de las excepciones a que se refiere la norma
transcrita.

Así las cosas, y como quiera que el juez 35 Civil del


Circuito no tenía obligación alguna de pronunciarse sobre el

50
Segunda Instancia n° 48825
Luis Guillermo Bolaño Sánchez

aludido escrito, entonces no se le podía exigir que actuara de


manera diferente a como lo hizo y diera aplicación a las
normas que el ente acusador reclama como ignoradas, ya
que en ese evento sí hubiera podido incurrir en el punible de
prevaricato por acción.

Así las cosas, puede concluir la Sala que, en lo que al


presente cargo respecta, no existe conducta omisiva alguna
que enrostrarle al doctor Luis Guillermo Bolaño Sánchez,
toda vez que no había una acción que exigirle, lo cual de
paso hace que su actuar sea irrelevante para el derecho
penal, tal como ya lo había advertido el a quo en su
sentencia recurrida.

Segundo cargo, prevaricato por acción.

Se acusa al procesado de incurrir en dicha conducta


por proferir el auto del 5 de marzo de 2007, en donde libró
despacho comisorio con destino a los Inspectores de Policía,
a fin de que éstos realizaran la diligencia de entrega del
predio a restituir.

Con fundamento en la revisión del proceso


correspondiente al radicado 2004-0542, la Sala encuentra
que, tal como lo advirtió el a quo y se demostró en audiencia
de juicio oral, la presente acusación no tiene vocación de
prosperidad por cuanto:

1. Al revisar las actuaciones que anteceden la


providencia que se acusa como prevaricadora, se observa que

51
Segunda Instancia n° 48825
Luis Guillermo Bolaño Sánchez

el proceder del acusado no desbordó los límites del derecho,


y siempre fue ajustado a la normatividad vigente, al tiempo
que obedecía al impulso procesal ejercido por la parte
demandante.

En efecto, se tiene que, por ejemplo, el 12 de septiembre


de 2005 la parte actora solicitó al juzgado competente que
librara despacho comisorio con destino a los jueces
municipales, para que éstos realizaran la entrega ordenada
en la sentencia, petición resuelta de manera positiva
mediante proveído del día 13 del mismo mes y año.

En virtud de lo anterior se elaboró el despacho


comisorio 246, del cual le correspondió conocer al Juzgado
47 Civil Municipal de Bogotá que fijó como fecha de entrega
el 20 de enero de 2006, día en el cual se abrió la diligencia y
durante la misma se identificó el inmueble objeto de entrega,
se recibieron copias de la diligencia de secuestro adelantada
por el Juzgado 22 Civil del Circuito de Bogotá y recepcionó la
oposición realizada por el señor Fernando Hernández
Cancelado, quien indicó ser empleado de Rafael Ernesto
González Lara, persona ésta que asegura haber tomado el
predio en arriendo al secuestre Carlos Arturo González
Novoa.

Frente a la anterior situación, la juez comisionada


ordenó suspender la diligencia y la continuó el 9 de junio
siguiente, cuando el auxiliar de la justicia González Novoa
informó que el inmueble fue rematado dentro del proceso
ejecutivo que se adelantaba en el juzgado 22 Civil del

52
Segunda Instancia n° 48825
Luis Guillermo Bolaño Sánchez

Circuito desde el año 1998, cuestión que llevó a la juez


municipal, a suspender nuevamente la diligencia con el fin
de poder constatar dicha situación.

El 12 de junio de 2006, el apoderado demandante


solicitó a la juez 47 Civil Municipal que devolviera la
comisión al juzgado de origen, a fin de que fuera éste quien
continuara con el trámite de entrega, petición que fue
resuelta favorablemente el 14 de junio siguiente.

El 2 de agosto de la misma anualidad, el abogado de la


parte accionante pidió al juzgado 35 Civil del Circuito, que
devolviera la comisión de entrega a los Juzgados
Municipales, para que éstos continuaran con el trámite.
Dicha petición se resolvió de manera positiva en auto del día
28 del mismo mes y año.

De la nueva comisión le correspondió conocer al


Juzgado 11 Civil Municipal de Descongestión, que luego de
fijar fecha y hora para la diligencia, no pudo adelantarla por
inasistencia de los interesados, motivo por el cual, el 11 de
diciembre de 2006, dispuso que se devolviera el despacho al
juzgado comitente.

Finalmente, el 20 de febrero de 2007, el abogado


demandante una vez más requirió se librara un nuevo
despacho comisorio, ésta vez con destino a las Inspecciones
de Policía de Suba, cuestión que fue despachada de manera
positiva, mediante auto del 5 de marzo siguiente.

53
Segunda Instancia n° 48825
Luis Guillermo Bolaño Sánchez

2. Del anterior recuento, la Sala advierte varias


situaciones que la llevan a ratificar que la acusación de la
Fiscalía no tiene la suficiente contundencia para derruir la
presunción de inocencia del acusado, y que, más bien, el
cargo se fundamenta en una diferencia de criterios de cómo
se debió producir el auto cuestionado, aspecto que, según lo
ha advertido la jurisprudencia, no edifica el punible de
prevaricato por acción.

2.1. En efecto, se ratificó el hecho de que las decisiones


tomadas por el juez Bolaño Sánchez, en el sentido de librar
los despachos comisorios, siempre estuvieron antecedidas
por la petición que en tal sentido hiciera la parte interesada.
Igual aconteció con la Juez 47 Civil Municipal de Bogotá
cuando resolvió devolver la comisión al juzgado de origen, de
modo que jamás actuó de una manera oficiosa para
beneficiar los intereses del demandante.

2.2. Los autos que resolvieron las solicitudes de librar


comisiones, siempre obedecieron a un mismo diseño en
donde se indicaba que se accedía a la solicitud y como
consecuencia se libraba el despacho comisorio, el cual debía
ser acompañado con los insertos del caso.

La anterior estructura nunca fue alterada de manera


sustancial, de modo que jamás se indicó cuáles documentos
debían o no acompañar el comisorio, de modo que no se
puede entonces acusar al juez Bolaños Sánchez de haber
dispuesto que se excluyera algún anexo y que tal orden se
viera reflejada en el auto que se acusa de prevaricador.

54
Segunda Instancia n° 48825
Luis Guillermo Bolaño Sánchez

2.3. Si bien es cierto que el reclamo de la Fiscalía,


respaldado por la víctima, radica en que la providencia
cuestionada no indicó que la comisión fuera acompañada
con todo aquello que ya se había actuado, lo cierto es que, de
una parte, no hay norma que obligara al juez a señalar tal
cuestión y, de otra, tampoco se observa que en la providencia
exista alguna mención en donde se prohíba de forma expresa
que tales documentos hicieran parte del nuevo encargo.

Así, se concluye entonces que la acusación presentada


por el ente investigador, radica en el hecho de que el juez
procesado no redactó el auto cuestionado de la manera como
lo hubiera elaborado la delegada, aspecto que evidencia una
discrepancia de criterios y no una contradicción normativa,
cuestión aquella que jamás podrá tomarse como sustento
para estructurar un cargo por prevaricato.

3. De otra parte, considera la Corte que tampoco se


configura el prevaricato por el hecho de haber comisionado a
los Inspectores de Policía para adelantar la diligencia de
entrega, en lugar de devolver el despacho al juzgado que
inició dicho trámite.

Sobre las autoridades que pueden comisionar y ser


comisionadas para adelantar diligencias judiciales, el artículo
32 del Estatuto Procesal Civil señala:

“ARTÍCULO 32. COMPETENCIA. La Corte podrá comisionar a las


demás autoridades judiciales; los tribunales superiores y los

55
Segunda Instancia n° 48825
Luis Guillermo Bolaño Sánchez

jueces a las autoridades judiciales de igual o de inferior


categoría. Cuando no se trate de recepción o práctica de
pruebas, podrá comisionarse a los alcaldes y demás
funcionarios de policía.

El comisionado deberá tener competencia en el lugar de la


diligencia que se le delegue, pero cuando ésta verse sobre
inmuebles ubicados en distintas jurisdicciones territoriales, podrá
comisionarse a cualquiera de las mencionadas autoridades de
dichos territorios, la que ejercerá competencia en ellos para tal
efecto.

El comisionado que carezca de competencia territorial para la


diligencia, devolverá inmediatamente el despacho al comitente.”

(Resaltado fuera de texto)

Como se puede apreciar, el juez comitente puede


encargar, para realizar una diligencia, a otro de igual o
inferior categoría y, además, cuando no se trata de práctica
de pruebas, también puede comisionar a autoridades
administrativas.

Entonces, teniendo en cuenta que en el presente caso


no se estaba frente a la práctica de ninguna prueba, deviene
con claridad que el juez 35 Civil del Circuito, al haber
encargado de la diligencia de entrega a una de las
autoridades a que se refiere la ley para tales efectos, no actuó
de manera ilegal y por ende se ratifica que su proceder no
constituye ninguna conducta delictual.

4. Ahora bien, resulta extraño que éste mismo cargo


también se fundamente en un hecho adicional y que no

56
Segunda Instancia n° 48825
Luis Guillermo Bolaño Sánchez

guarda relación con la estructura fáctica antes narrada,


cuando se acusa al procesado de haber cometido el punible
de prevaricato por acción por no haber tramitado la oposición
a la diligencia de entrega que fue presentada ante la juez 47
Civil Municipal.

4.1. A juicio de la Sala, es claro que la Fiscalía


estructuró un cargo con sustento en dos hechos totalmente
diferentes y disímiles, los cuales difícilmente podrían llegar a
conjugarse en una misma conducta delictual, toda vez que,
una cosa es asegurar que se prevaricó por acción al haber
proferido un auto que se considera ilegal y otra que se
cometió tal delito porque, presuntamente, se inaplicó una
norma específica que daba origen a otra actuación procesal.

Como se ve, es simple deducir que en un evento se está


frente a una acción, cual es producir la providencia, mientras
que en el otro se está ante una omisión, dejar de adelantar
un trámite legal, luego entonces no es coherente que el
mismo cargo de prevaricato por acción se edifique a partir de
dos acontecimientos tan opuestos como a los que se ha
hecho referencia, razón suficiente para desestimar la
acusación.

Tercer cargo, prevaricato por acción:

De acuerdo con la acusación, dicha conducta punible


se concreta en la expedición del auto de 27 de noviembre de
2007, en donde el procesado dispuso devolver la comisión
cumplida por el Inspector 11C Distrital de Policía de Suba, a

57
Segunda Instancia n° 48825
Luis Guillermo Bolaño Sánchez

fin de que éste la repitiera toda vez que “ en la misma se ha


declarado embargado y secuestrado el bien objeto de entrega y se aceptó
oposición con fundamento en documentos que refieren un inmueble

diferente al que es objeto de entrega”.

A juicio de la Fiscalía, el acusado no debió haber


expedido el aludido ato en la forma como lo hizo, sino que
debió dar alcance a lo dispuesto en el parágrafo 3 del artículo
338 del C.P.C., y abrir el incidente de oposición a que se
refiere dicha norma.

Revisada la prueba documental que se allegó mediante


estipulación probatoria, encuentra la Sala que los
antecedentes que rodearon la decisión que ahora se acusa de
prevaricadora, resultan ser algo farragosos, toda vez que en
éste punto ya ingresan al proceso terceras personas con
intereses en el predio, las cuales allegan documentación con
la cual se aumenta la complejidad del caso a resolver.

En efecto, se tiene que una vez fue recibido el despacho


comisorio por parte del Inspector 11C Distrital de Policía,
éste procedió a fijar el día 19 de septiembre de 2007, como
fecha para adelantar la diligencia de entrega encargada.

Durante el desarrollo de la diligencia, concurrieron los


señores Joaquín Armando Sánchez Rincón, quien afirmó
haber adquirido, por remate, el predio de mayor extensión al
cual pertenece la porción a restituir, distinguida como el
“Parqueadero Atlas de la 139”, y Carlos Arturo González
Novoa, secuestre designado por el juzgado 22 Civil del

58
Segunda Instancia n° 48825
Luis Guillermo Bolaño Sánchez

Circuito dentro del proceso ejecutivo que culminó con el


remate del bien inmueble principal.

Una vez identificados y concedido el uso de la palabra


dentro de la diligencia, el secuestre manifestó oponerse a la
entrega que se adelantaría, toda vez que, de una parte, el
predio al que pertenece el inmueble a restituir fue rematado
y entregado al señor Sánchez Rincón, su nuevo propietario, y
de otra, porque la demandada María del Carmen Pinilla ya le
había entregado, a él, el terreno en litigio, de modo que ya no
había nada que restituir, pues ya todo estaba en manos del
propietario, quien es una persona con mejor derecho que el
arrendatario que pretende la restitución.

Frente a la anterior situación, la autoridad comisionada


decide suspender la diligencia y la retoma el 19 de octubre
siguiente, fecha para la cual opta por no tramitar la
oposición propuesta por el secuestre González Novoa, por ser
extemporánea, pero en su lugar abre al procedimiento
incidental con respecto a aquella oposición que se propuso
desde el año 2005 ante el Juzgado 47 Civil Municipal y que
aún no había sido resuelta.

Así, sin la presencia de quien en su momento se opuso


a la entrega, se practicaron las pruebas que se estimaron
pertinentes y se allegó documentación relacionada con el
predio de mayor extensión, valga decir el identificado con el
folio de matrícula inmobiliaria No. 50N-1146473, material de
convicción que llevó al Inspector de Policía a resolver
favorablemente la solicitud de oposición.

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Segunda Instancia n° 48825
Luis Guillermo Bolaño Sánchez

Frente a la anterior decisión, la parte interesada


interpuso los recursos de ley, lo cual obligó a declarar
secuestrado el predio objeto de entrega y a devolver la
comisión al juzgado de origen, para que éste resolviera la
apelación interpuesta.

Una vez recibe las diligencias el juez comitente, advierte


que la oposición propuesta se basó en la documentación que
individualizaba un lote cuya extensión es de una manzana y
su identificación corresponde al folio de matrícula
inmobiliaria No. 50N-1146473, datos que no concuerdan con
el inmueble a restituir, aspecto suficiente para resolver de la
forma como lo hizo, esto es, ordenando devolver la comisión a
fin de que se le diera cumplimiento cabal.

Si bien es cierto ello era una opción, como también lo


era haber obrado conforme lo señala la fiscalía, tal
disparidad de criterios no puede erigirse en el fundamento
para estructurar el punible de prevaricato que se le endilga al
juez Bolaño Sánchez, pues, según ya se ha indicado, el
aludido delito se estructura por la flagrante y dolosa
contradicción a una norma, no por actuar de manera
contraria a como lo hubiera hecho otro profesional del
derecho.

Así, entonces, considera la Sala que la delegada del ente


acusador no logró demostrar de manera contundente la
existencia de un obrar contrario a derecho por parte del juez

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Luis Guillermo Bolaño Sánchez

procesado, cuestión suficiente para desestimar el cargo


formulado, según lo hizo el a quo en la sentencia recurrida.

De otra parte se advierte que la acusación por


prevaricato que acá se estudia, tiene su sustento más en el
malestar que le ha generado a los opositores el hecho de que
no se les otorgue la razón en sus reclamaciones, a que en
verdad el actuar del procesado hubiera sido irregular, ya que
emerge con claridad el deseo del rematante de presionar la
salida de su inmueble, mediante el uso de vías no
adecuadas, de terceras personas que también tienen
derechos por ser legítimos tenedores, aspecto que no puede
ser consentido por la judicatura.

En efecto, aunque sea cierto que el propietario del


derecho real de dominio tiene una mejor posición a la que
puede detentar un tenedor, ello no lo legitima para
desconocer los derechos que a éste le asisten sobre un bien,
máxime cuando media un contrato de arrendamiento que no
ha perdido su vigencia y contra el cual no se ha iniciado
acción legal alguna para hacerlo cesar en sus efectos.

Entonces, si fue deseo del señor Sánchez Rincón y el


secuestre González Novoa que se les entregara
completamente desocupado el predio rematado, era su
obligación haber iniciado todas las acciones legales
existentes, a fin de extinguir los diversos contratos de
arrendamiento vigentes sobre el mismo y que llevaron a una
división de hecho del inmueble, y no actuar de la manera
como lo hicieron, esto es, valiéndose de un proceso ejecutivo

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Luis Guillermo Bolaño Sánchez

para dar por terminado, por vía de hecho, tales acuerdos de


voluntades.

Así, lo que finalmente se advierte, es la incomodidad del


secuestre y el rematante al ver que uno de los arrendatarios
hizo valer los derechos que le asistían sobre una parte del
predio rematado, no pudiendo entonces concretar su anhelo
de desalojar a sus ocupantes amparados en una acción legal
que no fue diseñada para tales objetivos, muy a pesar de la
interpretación que, de diversas normas quisieron hacer, con
el fin de dar apariencia de legalidad a su proceder.

En éste punto, debe recordarse que dentro de las


causales para dar por terminado un contrato, no se
encuentra la práctica de medidas cautelares, como lo
pretendieron hacer ver el secuestre y la víctima reconocida en
éstas diligencias, quienes por conducto de la fiscalía
presentaron una interpretación errónea del artículo 686 del
Código de Procedimiento Civil, a fin de justificar sus
acciones, pretensiones y darle un sustento legal al cargo de
prevaricato.

Por ello, encuentra la Corte acertada la decisión del


Tribunal de instancia, en el sentido de absolver al juez Luis
Guillermo Bolaño, por la conducta de prevaricato que acá se
le endilga.

Cuarto cargo, prevaricato por acción.

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Luis Guillermo Bolaño Sánchez

Se estructura en virtud de la expedición del auto


fechado del 21 de mayo de 2008, por medio del cual se
declaró ilegal la diligencia de entrega celebrada el 28 de
marzo del mismo año y se dispuso dejar las cosas en el
estado en que se encontraban hasta antes de su iniciación.

Considera la fiscalía que tal decisión desconocía el


contrato de arrendamiento suscrito entre el secuestre
González Novoa y Arnubio Meneses, el cual incluía la parte a
restituir, al tiempo que consideró que lo correcto era haber
declarado la nulidad y no la ilegalidad de la diligencia, para
dejar las cosas como se encontraban, no desde cuando lo
dispuso el procesado, sino desde la diligencia del 19 de
octubre de 2007, cuando el predio fue entregado al opositor.

Al revisar la Sala el contenido del auto cuestionado,


encuentra que el mismo tiene su origen en la solicitud de
nulidad presentada por el auxiliar de la justicia Carlos Arturo
González Novoa, para que se deje sin efecto la diligencia de
entrega adelantada el día 28 de marzo de 2008, por
considerar que en la misma se había presentado una
extralimitación de las funciones por parte del comisionado.

A partir de lo anterior se observa que, luego de hacer un


recuento de lo acontecido antes y durante dicha diligencia, el
juez 35 Civil del Circuito admitió que en la misma acaecieron
una serie de irregularidades que, aunque no constituían
causal de nulidad, sí le daban la connotación de ilegal, pues
a su juicio, la autoridad comisionada no ejecutó la orden
impartida en el auto que dispuso la devolución del comisorio.

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Segunda Instancia n° 48825
Luis Guillermo Bolaño Sánchez

En virtud de ello, y en aras de corregir el error cometido


por el Inspector de Policía, decidió dejar sin efecto la
diligencia de la cual se solicitó la nulidad y en su lugar
ordenó que se le entregara el predio objeto de restitución al
señor Joaquín Armando Sánchez Rincón, persona que había
acreditado a plenitud ser el nuevo propietario del inmueble
de mayor extensión al cual pertenecía el denominado
“Parqueadero Atlas de la 139”.

Visto esto, ha de decirse que la acusación por


prevaricato resulta confusa, como quiera que, en ésta
ocasión, se le reprocha al acusado haber accedido a la
petición del secuestre de retrotraer una actuación, y que
finalmente ordenara lo que de tiempo atrás le había
reclamado, esto es, que se le entregara el inmueble a Joaquín
Armando Sánchez y no a Cosme Cuellar.

No es coherente apreciar que los anteriores cargos por


prevaricato tenían su fundamento en el hecho de que el
predio a restituir no le fuera entregado a quien lo adquirió
por remate y, justo cuando ello se dispone, también tal
decisión resulte contraria a derecho bajo el argumento de
que la actuación se retrotrajo a un momento que, a juicio de
la delegada del ente acusador, no era el correcto.

Sobre el particular es necesario señalar que, de una


parte la petición de nulidad presentada por el secuestre, se
dirigía a que las cosas volvieran al estado en que se
encontraban justo antes de iniciar la diligencia del 28 de

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Luis Guillermo Bolaño Sánchez

marzo de 2008, aspecto que, en el fondo, fue concedido, no


bajo la institución de la nulidad, sino de la figura de la
ilegalidad, ello por cuanto, a juicio del juez, no se configuraba
ninguna de las causales taxativas para decretar aquel
instituto, pero que sin duda era necesario enmendar los
errores cometidos.

De otro lado, la acusación se pretende cimentar a partir


de una disparidad de criterios, pues nótese que la fiscal
considera que la orden impartida en el auto cuestionado
debió haber sido la de nulidad y que la misma debía ir, no
desde cuando fue solicitada por la parte interesada, sino a
partir del justo momento en el cual se dio por terminada la
diligencia del 19 de octubre de 2007, cuando se secuestró el
bien y fue entregado al secuestre González Novoa.

Resulta evidente que para la Fiscalía, en el presente


caso, no le era relevante apreciar qué normatividad fue
desconocida por el juez Bolaño Sánchez, sino que sus
decisiones no se ajustaban al criterio judicial de quien la
representó, cuestión que no se puede admitir como un hecho
configurativo del punible endilgado.

Así las cosas, y por más que se mire el presente cargo


de manera conjunta con los demás que se han formulado y
no de forma individual como lo ha reprochado el ente
investigador, la presente acusación por prevaricato carece de
fundamento fáctico y legal, como quiera que ni en la
acusación ni en la apelación, las partes interesadas lograron
demostrar una verdadera contradicción o desconocimiento

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Segunda Instancia n° 48825
Luis Guillermo Bolaño Sánchez

normativo entre lo decidido y la norma aplicable al caso


concreto, sino que se insiste, evidenciaron una divergencia
de criterios acerca de la forma como se resolvió o debió
resolver el caso estudiado, razón suficiente para tener por no
probada la conducta prevaricadora y por ende confirmar la
decisión recurrida.

Quinto cargo, fraude a resolución judicial.

Según el escrito de acusación presentado, la mentada


conducta punible se concreta cuando el procesado realiza la
diligencia de entrega de fecha 7 de septiembre de 2012, en
donde se sustrae de cumplir la orden impartida en el fallo de
tutela del 14 de agosto de 2012, dictado por el Tribunal
Superior de Bogotá, Sala Civil, así como por no cumplir su
propio auto del 21 de mayo de 2008, en la medida que se
niega a entregar la totalidad del predio identificado con la
matrícula inmobiliaria 50N-146473 y sólo lo hace en relación
con el terreno que se demandó en restitución por parte de
Cosme Cuellar.

En primer lugar, y a modo de contextualización, ha de


decirse que, previo a la interposición de la acción
constitucional que derivó en el fallo que ahora se considera
incumplido, el juez Bolaño Sánchez había comisionado al
Juzgado 1 Civil Municipal de Descongestión de Bogotá para
que, sin aceptar oposición alguna, entregara a José Joaquín
Sánchez Rincón, el terreno objeto de litigio.

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Luis Guillermo Bolaño Sánchez

Dicha diligencia culminó el primero de marzo de 2012,


cuando el propio señor Sánchez Rincón manifestó ante la
autoridad comisionada: “Esos linderos que corresponden a los de la
demanda de Cosme Cuellar y que desaparecieron al entregárseme todo
el lote coinciden con los de la hoja 1 de la diligencia declarada nula y
doy por recibida esa área de terreno tal como lo manifesté al

juzgado 35.”

No obstante lo anterior, se advierten dos situaciones


particulares: La primera de ellas, que desde antes de ésta
diligencia, ingresó a ocupar el lote de mayor extensión otro
señor llamado Hemel Pérez Lizarazo, quien insistentemente
se negó a dejar el mismo; y el segundo aspecto, radica en que
de tiempo atrás y ahora reforzado por el proceder de Pérez
Lizarazo, el propietario del inmueble de mayor extensión
solicitó insistentemente al juez 35 Civil del Circuito, que le
entregara, no solo la porción demandada en restitución, sino
todo el terreno que conformaba el lote adquirido en remate.

Tal insistencia derivó en que, según lo advirtió el


procesado durante la vista pública, en algún momento
incurriera en error y ordenara una entrega total del predio,
aspecto que nunca se concretó en la medida que escapaba de
la competencia que le asistía en virtud de la naturaleza del
proceso y el objeto del litigio.

Frente a la anterior situación, el señor Joaquín


Armando Sánchez interpuso acción de tutela en contra del
juez comitente y el comisionado, a fin de que el Tribunal
Superior de Bogotá, en Sala Civil, amparara sus derechos

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Luis Guillermo Bolaño Sánchez

fundamentales y como consecuencia de ello ordenara a los


accionados entregar la totalidad del terreno obtenido
mediante remate y no sólo la porción que se reclamaba en
restitución por Cosme Cuellar.

Resultado de tal actuación fue el fallo constitucional del


14 de agosto de 2012, en donde el aludido cuerpo colegiado
resolvió:

“PRIMERO.- Conceder el amparo constitucional solicitado por


Joaquín Armando Sánchez Rincón, por lo que se ordena al
Juzgado 35 Civil del Circuito, dentro de las 48 horas siguientes a
la notificación de esta providencia, proceda a fijar fecha para la
continuación de la diligencia realizada el 1º de marzo de 2012 por
el Juez Primero Civil Municipal de Descongestión, en la que
resolverá, en el sentido que legalmente corresponda, sobre
la entrega solicitada por el accionante.

Para cumplir lo anterior el juzgado tendrá en cuenta la


naturaleza del proceso en el que se profirió la orden de
entrega, las actuaciones precedentes, el eventual auxilio de
profesionales para la identificación del inmueble y demás pruebas
que se requieran, respetando los derechos de los sujetos que

participen en ella. (…)” (Resaltado fuera de texto)

Consecuencia de lo anterior, fue la diligencia de entrega


del 7 de septiembre de 2012, en donde el juez Luis Guillermo
Bolaño, luego de identificar el predio objeto de restitución y
valorar las actuaciones ya realizadas, concluyó que la
diligencia de entrega ya había sido cumplida por parte del
Juez Primero Civil Municipal de Descongestión el pasado
primero de marzo del mismo año, razón por la cual declaró

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Luis Guillermo Bolaño Sánchez

que el objeto de la diligencia ya había sido cumplido. Tal


decisión, no fue del agrado del propietario del inmueble,
quien procedió a iniciar el incidente de desacato respectivo, el
cual fue resuelto de manera favorable para el doctor Bolaño
Sánchez.

De lo anterior es sencillo colegir que el juez acusado no


incumplió la orden impartida por el juez de tutela, en la
medida que su acatamiento fue estricto, esto es, celebró una
diligencia para realizar la entrega ordenada, teniendo en
cuenta la naturaleza del proceso que originó dicha orden, es
decir la restitución del bien inmueble arrendado.

Así, entonces, se evidencia como el juez 35 Civil del


Circuito se encargó de individualizar, una vez más, el predio
objeto de la demanda de restitución y procedió a constatar
que, de acuerdo con lo ya actuado, el mismo ya había sido
entregado por una autoridad comisionada, luego la orden
dada ya se había cumplido a cabalidad.

No es cierta, entonces, la aseveración de la fiscalía y la


víctima, según la cual la orden constitucional era la de
entregar la totalidad del predio rematado, pues lo que dijo, en
estricto sentido, es que se resolviera sobre la entrega del
inmueble en el marco del proceso donde se impartió tal orden
y que la misma se debía hacer directamente al señor Sánchez
Rincón, teniendo en cuenta la naturaleza del proceso en
donde se dispuso la restitución.

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Segunda Instancia n° 48825
Luis Guillermo Bolaño Sánchez

Así, y con una lógica simple, se concluye: si el proceso


del cual emanó la orden de entrega fue el de restitución de
tenencia promovido por Cosme Cuellar, en donde reclamaba
la porción de terreno correspondiente al denominado
“Parqueadero Atlas de la 139”, que hace parte de otro de
mayor extensión identificado con el folio de matrícula
inmobiliaria No. 50N-1146473, la competencia del Juez 35 se
limitaba a la entrega de dicho inmueble, no pudiendo ser
posible extenderse y tomar decisiones acerca de aquel que lo
contiene, dado que, por su parte, no tenía competencia para
decidir sobre tal predio.

De otro lado, no es posible desconocer que el propio


Tribunal, al resolver el incidente de desacato promovido por
el accionante Sánchez Rincón, concluyó que la orden
impartida con ocasión del trámite constitucional, fue
debidamente acatada, luego no es aceptable que ahora el
ente acusador, con el ánimo de mantener su acusación,
también ponga en entredicho tal decisión y asegure que la
misma sólo se refirió a aspectos formales y no
trascendentales, queriendo con ello, una vez más, imponer
su criterio judicial sobre los demás que se encuentran en el
expediente.

Ahora bien, no deja de ser extraño encontrar que la


fiscalía, en el presente cargo, no solamente reprocha al
procesado el, supuestamente, haber desconocido la orden de
tutela, sino que además lo señala por haber desatendido su
propio auto del 21 de mayo de 2008, es decir, el mismo por el
cual formuló el cuarto cargo por prevaricación.

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Segunda Instancia n° 48825
Luis Guillermo Bolaño Sánchez

Tal situación no deja de ofrecerse algo exótica, toda vez


que si en un principio se enervó un reproche sustentado en
la presunta ilegalidad de dicha providencia, no se entiende
cómo ahora, al estructurar una conducta diferente, presente
la misma decisión como apropiada, congruente con la
decisión constitucional y digna de ser acatada por cualquier
autoridad.

La anterior actuación, lleva a alimentar la creencia de


que la fiscalía, en asocio con la víctima, tenían el deseo
incontrolable de lograr una condena en contra del acusado,
ello sin importar que la argumentación de la acusación y las
apelaciones no tuvieran congruencia alguna, lo cual riñe con
el principio de imparcialidad que rige a la administración de
justicia.

Así las cosas, no encuentra la Sala motivos suficientes


para estructurar la acusación formulada, menos aún para
revocar la decisión recurrida, motivo por el cual también se
confirmará la absolución que, por ésta conducta, profirió el a
quo.

Finalmente, frente a la solicitud de compulsa de copias


que realizó el abogado defensor al momento de descorrer el
traslado para que se pronunciara sobre los escritos de
apelación, ha de decirse que la Sala no accede a tal petición,
pues considera que si, a su juicio, existen conductas
delictuales que deban ser investigadas por las autoridades
competentes, es su obligación, no solamente como

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Luis Guillermo Bolaño Sánchez

profesional del derecho sino como ciudadano, denunciarlas


ante la autoridad pertinente, que no es otra que la propia
Fiscalía General de la Nación.

Por lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia, Sala de


Casación Penal, administrando justicia en nombre de la
República de Colombia y por autoridad de la Ley,

RESUELVE

CONFIRMAR en su integridad la sentencia del 27 de


julio de 2016, por medio de la cual la Sala de decisión Penal
del Tribunal Superior de Bogotá absolvió a Luis Guillermo
Bolaño Sánchez, en su calidad de Juez 35 Civil del Circuito
de ésta ciudad, de las acusaciones que se le hicieran por los
delitos de prevaricato por omisión en concurso heterogéneo
con el punible de prevaricato por acción en concurso
homogéneo y fraude a resolución judicial.

Contra esta decisión no procede recurso alguno.

Devuélvase al Tribunal de origen.

CÓPIESE, NOTIFÍQUESE Y CÚMPLASE.

EUGENIO FERNÁNDEZ CARLIER

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Segunda Instancia n° 48825
Luis Guillermo Bolaño Sánchez

JOSÉ FRANCISCO ACUÑA VIZCAYA

JOSÉ LUIS BARCELÓ CAMACHO

FERNANDO ALBERTO CASTRO CABALLERO

LUIS ANTONIO HERNÁNDEZ BARBOSA

GUSTAVO ENRIQUE MALO FERNÁNDEZ

EYDER PATIÑO CABRERA

PATRICIA SALAZAR CUÉLLAR

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Luis Guillermo Bolaño Sánchez

LUIS GUILLERMO SALAZAR OTERO

Nubia Yolanda Nova García


Secretaria

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