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FICHA DE LECTURA #14:

TÍTULO: NUTELLA

COLUMNISTA: Daniel coronell

FUENTE: SEMANA

PROPÓSITO: El autor en esta columna nos quiere hacer reflexionar, sobre lo importante
que puede ser una criatura como un perro, en la vida de un ser humano, por su atención y
compañía continua de estos animales, ya que como su hija y familia lo experimentaron con
su perrita Nutella.

SÍNTESIS: Raquel, de 16 años, había sido diagnosticada con leucemia, y a pesar de


que tratábamos de poner la mejor cara, los cuatro estábamos abatidos. Dos cosas nos
salvaron de la desesperanza: la fuerza invencible de Raquel y la reciedumbre
sobrenatural de María Cristina, que cada noche recogía lo que quedaba de nosotros y
nos reconstruía. Rafael, que entonces tenía 8 años, y yo avanzábamos por el camino
que iban abriendo ellas. Un amigo que tuvo la misma enfermedad les regaló a una
cachorrita de color chocolate y ojos amarillos que en minutos nos devolvió la
sonrisa. Nutella es un ser profundamente sensible. Sabe perfectamente cuándo estar
cerca de alguien y cómo. Por esos días, entendió que Raquel era el centro del
universo y que todos tratábamos de darle lo mejor. También ella.

Con periodos muy duros transcurrieron casi tres años. En diciembre de 2017 fue la
última quimioterapia, y Raquel fue declarada libre de cáncer. (Todos sabemos que
no podemos bajar la guardia). Unos meses después, ella se fue a la universidad. Fue
una ocasión feliz y también nostálgica. hay perros mejor educados que Nutella, que
algunos son capaces de hacer muchas más gracias o que son más bonitos, pero
ninguno nos ha traído tanta alegría y consuelo como esta ‘animalita’ que queremos y
que nos quiere. 

VOCABULARIO:

-tiritar. temblar o estremecerse a causa del frío, la fiebre o por algún otro motivo 

- reciedumbre: Cualidad de recio, vigor o fuerza

PALABRAS CLAVES: Enfermedad, Mascota, compañía, cariño


VALORACIÓN: Para ser sincero, esta anécdota que nos cuenta Coronell en su
columna, me ha tocado en las entrañas, ya que hace poco se murió mi
mascota, el animal que más he querido en este mundo, y es una de las pérdidas
en las cuales se siente un vacío enorme, siempre he pensado que estas
criaturas, estas mascotas, son parte de nuestro crecimiento, Cualquiera que
tenga en su casa perro, gato o cualquier tipo de mascota sabe del importante
papel que el animal desempeña en la familia, pero seguramente no sabe que la
relación del ser humano con los animales jugó un papel determinante incluso
en la propia evolución de la especie, y que nuestra empatía y nuestro lenguaje
no serían los mismos sin ellos. 

Los animales no juzgan a sus dueños, sino que los aceptan y quieren tal cual
son. Por eso es tan especial el vínculo que desarrollamos con ellos. por eso y
porque nos permite tener ‘alguien’  con quien desahogar nuestras emociones,
‘alguien’ de quién preocuparnos y ‘alguien’ que nos acompaña y nos aprecia
sin condiciones, y esto lo indican estudiosos en el tema como Félix Zaragoza,
de Activa Psicología.

Las personas nos decepcionan, pueden mentirnos y fingir sentimientos que no


tienen, en cambio los animales nunca harían eso. Los animales van de cara, y
si no están contentos te lo dicen. Con los animales no cuesta decir que los
quieres, ni van a juzgarte por ello. En cambio con las personas existen barreras
que nos frenan a expresar nuestros verdaderos sentimientos.

Es curioso, pero la mayoría de las personas que aman los animales, quisieron
ser veterinarios cuando eran pequeños. Es una lógica reacción ante el
sufrimiento de las mascotas enfermas. Luego crecemos, y no queremos
trabajar 8 horas viendo animales enfermos y tristes. En escenas de cine o de
televisión, sufrimos más cuando matan un caballo o un perro, que cuando
matan un indio o un vaquero. Cuando vamos a eventos con personas
desconocidas, pero que tienen un perro o un gato, nos sentimos más cómodos
al lado de la mascota que de sus dueños. Los amantes de los animales se nos
distinguen fácilmente al abrir nuestro Facebook. Todo son fotos de perros,
gatos y otros bichitos jugando o haciendo cosas graciosas.
Nutella
Nutella es un ser profundamente sensible. Sabe perfectamente cuándo estar cerca
de alguien y cómo. Por esos días, entendió que Raquel era el centro del universo
y que todos tratábamos de darle lo mejor. También ella.

Unas semanas después de haber recibido la noticia más difícil de nuestras vidas
apareció Nutella. Nuestra hija, Raquel, de 16 años, había sido diagnosticada con
leucemia, y a pesar de que tratábamos de poner la mejor cara, los cuatro
estábamos abatidos. Dos cosas nos salvaron de la desesperanza: la fuerza
invencible de Raquel y la reciedumbre sobrenatural de María Cristina, que
cada noche recogía lo que quedaba de nosotros y nos reconstruía. Rafael,
que entonces tenía 8 años, y yo avanzábamos por el camino que iban
abriendo ellas.

También tuvimos la compañía generosa de amigos y compañeros de trabajo que


todos los días nos hicieron sentir su cariño y solidaridad.

Uno de esos fines de semana sombríos del verano de 2015 tocó a nuestra puerta
Eduardo, un querido amigo y sobreviviente de cáncer, que nos ayudó a entender
la evolución de la enfermedad y los efectos secundarios de las devastadoras
terapias.

En esa ocasión, Eduardo traía en sus manos el regalo que cambiaría nuestro
estado de ánimo y también nuestra existencia para siempre. Era una cachorrita
de color chocolate y ojos amarillos que en minutos nos devolvió la
sonrisa. Venía de Monterrey, México, y era hija de un labrador campeón y de una
socorrista de la misma raza que trabajaba rescatando gente con los bomberos.

María Cristina quería llamarla Canela. A mí me parecía un nombre dulce y con


personalidad. Además me acordaba de la canción de César Mora cantada a
todo pulmón por Jaime Garzón. Sin embargo, Raquel y Rafael decidieron que
se llamara Nutella y así se quedó.

Nutella es un ser profundamente sensible. Sabe perfectamente cuándo estar cerca


de alguien y cómo. Por esos días, entendió que Raquel era el centro del
universo y que todos tratábamos de darle lo mejor. También ella.

Raquel no tenía fuerzas para lanzar muy lejos la pelota, pero Nutella salía
disparada, daba un gran rodeo, hacía una pirueta imposible fingiendo un esfuerzo
supremo y se la devolvía con toda suavidad. Otras veces, cuando ella estaba
aún más débil, simplemente se acostaba al lado de la cama para que pudiera
extender su mano y sentirla cerca.

Por esa época, la quimioterapia y los esteroides empezaron a minar el cuerpo de


Raquel. Bajó tanto de peso que la única ropa que le servía era la que tenía
guardada de cuando tenía 12 años. Pasaba muchos días hospitalizada.
También estaba inmunosuprimida, propensa a contraer cualquier
enfermedad, por eso –cuando volvía a la casa– no podía estar cerca de
Nutella.

La perrita, entonces, se acomodaba en el jardín, al otro lado de la ventana, miraba


a Raquel detrás del vidrio tiritando por el efecto de las medicinas, y esperaba
horas para que ella de repente abriera los ojos, la viera y sonriera unos
segundos. Era todo lo que podía hacer y lo hacía.

Con periodos muy duros transcurrieron casi tres años. En diciembre de 2017 fue
la última quimioterapia, y Raquel fue declarada libre de cáncer. (Todos
sabemos que no podemos bajar la guardia). Unos meses después, ella se fue a la
universidad. Fue una ocasión feliz y también nostálgica.

Cada vez que Raquel llama por Facetime, Nutella ladra feliz y bate la cola
como si hubiera llegado a visitarla.

Ahora Nutella pasa la mayor parte del tiempo con Rafael. Juega fútbol con él, lo
acompaña a estudiar y lo defiende cuando tenemos que regañarlo. Recuerdo
que su primer paseo en carro lo hizo sentada en el asiento de atrás, al lado de
Rafa y vestida con una camiseta del Real Madrid que él le compró con sus
ahorros.

Esta madrugada de viernes, cuando escribo esta columna, Nutella está


consintiendo a María Cristina que se recupera de una dolorosa cirugía.

Sabemos que hay perros mejor educados que Nutella, que algunos son capaces
de hacer muchas más gracias o que son más bonitos, pero ninguno nos ha
traído tanta alegría y consuelo como esta ‘animalita’ que queremos y que
nos quiere. 

Lector: Carlos Mario Rojas Agroindustria

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