El origen de la palabra patrimonio proviene del latín “patrimonium”: término
utilizado por los antiguos romanos para denotar los bienes que heredan los hijs de su padre y abuelos (Patri = padre y Onium = recibido), el patrimonio sólo se usaba por derecho paterno. La ideología de patrimonio no esta comprendida como un “atributo de la personalidad” solo los sui juris (al igual que las mujeres que están en esa situación) pueden poseer un patrimonio y explícitamente excluía a los alieni juris. Para los romanos el patrimonio se entendía como un conjunto de cosas (materiales y corporales) que se trasmitían generacionalmente. Los romanos utilizaban dos conceptos para la herencia dependiendo de su origen. De esta forma, los herederos de la madre se llamaban “cognados” y los del padre “agnados”. Estas líneas no podían cruzarse y quienes heredaban de los cognados no tenían derechos sobre los bienes de los agnados. El término patrimonio tenía para los antiguos un significado económico y no sólo religioso. Las deudas eran transmisibles de generación en generación por lo que conformaban el mismo patrimonio (sujeto activo y sujeto pasivo); en otras palabras, esto quiere decir que, tras la muerte del padre, el sucesor respondía por los mismos deberes que en vida este había incumplido. A diferencia de entre otros pueblos, el derecho civil romano permitía al deudor venderse bajo el sistema de esclavitud al acreedor. Pasando a este último todos los bienes del primero. Así también cuando se dice que el deudor responde con todo su patrimonio, se quiere decir solamente que responde con todos sus bienes. Por lo tanto, damos a entender que el patrimonio llega a formar una entidad unitaria. Se puede interpretar también el patrimonio neto, refiriéndose a lo que queda del activo después de deducir el pasivo, o sea, las deudas del titular (bona non intelliguntur). Por otra parte, mientras, desde un punto de vista económico, no hay patrimonio cuando el monto del pasivo iguale o exceda del monto del activo. “Para el Derecho Romano el patrimonio fue siempre un valor positivo, es decir, la suma de todos los bienes, créditos, derechos y acciones de una persona, deducida las deudas y acciones de terceros contra ella” (Pérez Rojas, Edgar). Dentro de este contexto, era impensable que ellos manejaran la cantidad de conceptos y acepciones que encierra hoy el vocablo. Si bien aún los arqueólogos no han podido establecer con precisión el contenido de las doce tablas del código romano, se presupone que la cuarta y quinta regulaban el derecho sucesión, adquisición y manutención del patrimonio. Cabe agregar que no todos los bienes o cosas (res) estaban sujetos al derecho privado. Para los romanos existían dos tipos de patrimonio: res in patrimonio y res extra patrimonio. En el primer caso, esta figura legal abarcaba todos los bines que conformaban el patrimonio, tales como los esclavos, familiares y bienes materiales, entre otros; mientras que el segundo término hacía referencia a los bienes públicos que excedían al sujeto jurídico; como por ejemplo las plazas públicas. Contenido patrimonial: El paterfamilias era el único que podía ser titular de derecho patrimonial. Todo lo que el filius familias adquieran por negociones que él realizara o por disposiciones de tercero a su favor, se integraban en el patrimonio del paterfamilias. Esta situación cambió cuando se implantó el régimen del Peculium. Esta era una masa de bienes o de dinero a que el paterfamilias solía ceder al filius familias o al esclavo para su disfrute y administración. Existían cuatro clases: a) Peculium profecticium: Es el más antiguo, consiste en una pequeña masa de bienes o dinero concedida por el pater al filius en goce de administración y cuya propiedad se reserva. Es revocable en todo momento y retorna automáticamente al pater a la muerte del hijo, que con frecuencia lo dedicaba al comercio o la industria. El filius familias no podía enajenar los bienes del peculio y cuando lo hacía pasaba a ser propiedad del paterfamilias. b) Peculium castrense: Estaba formado por los bienes que el filius familias adquiría en el ejército. Al filius familias se le reconoció la facultad de reconocer esos bienes por testamento; más tarde también por actos entre vivos, pero si el filius familias moría sin haber otorgado testamento, el peculio pasaba a ser propiedad del paterfamilias. En época justiniana cambió el régimen y se estableció que si el filius familias intestado moría se abría la sucesión legítima. c) Peculium quasicastrense: Estaba formado por los bienes que el filius familias adquiría como funcionario de la corte imperial o en distintas funciones civiles y religiosas. d) Peculium adventicium: Formado por los bienes procedentes de la madre que adquiría tanto por herencia testamentaria como legítima. Sobre los bienes el padre tenía el peculio y la administración, y más tarde se amplió el peculio porque incluían los ascendientes maternos. Tanto el filius familias como los demás sometidos al paterfamilias tenían capacidad negocial o de obrar, aunque era un instrumento del paterfamilias de modo que todo lo adquiriera revertía en el patrimonio del paterfamilias. En el antiguo ius civile cuando el filius familias en su actividad negocial contrajera deudas nunca quedaba obligado el paterfamilias. Sin embargo, para evitar la interjección de terceras personas que contrataban, el pretor creo unos medios que era las actiones adiciticiae qualitatis. Eran acciones añadidas que se unían a las directas que correspondían al acreedor. Estaba conformado por dos grandes categorías de derechos: los derechos reales y los derechos personales. Derechos reales: Es la potestad o facultad que corresponde a una persona sobre una cosa específica, sin que haya un sujeto pasivo concretamente determinado contra quien pueda ir aquella dirigida personalmente. Hay teorías que niegan los derechos reales basándose en la inexistencia de relaciones entre personas y cosas. Para estas teorías las relaciones serían entre personas. Es cierto, que en todo derecho real hay una relación entre personas, derivada de la obligación de respetar las situaciones de titularidad o derechos sobre los bienes, pero esta es una obligación de Derecho público, de respeto de las situaciones jurídicas de los terceros y aplicable a todos los ámbitos de la normatividad. Derechos personales: Son derechos patrimoniales relativos, es decir que sólo existen en las relaciones de ciertas personas entre sí. En este tipo de derechos encontramos un acreedor, que tiene derecho para exigir a un deudor el cumplimiento de una determinada prestación. Los derechos personales o créditos son los que solo pueden reclamarse de determinadas personas, que, por un hecho suyo o sola disposición de la ley, han contraído las obligaciones correlativas. La diferencia ente estos dos tipos de derecho es que en el Derecho Personal el acreedor no ejerce su facultad sobre un objeto, sino que lo hace contra un deudor, y en el Derecho Real la facultad se ejerce sobre una cosa sin intermediarios. En lo concerniente a la categoría en la que está ubicada el patrimonio, se puede decir que se encuentra en los derechos reales, los derechos personales o creditorios y los derechos intelectuales. Aquí unas definiciones más breves que las antes ya mencionadas: a) Derechos reales: Derecho real es aquel mediante el cual una cosa se encuentra total o parcialmente sometida al poder de una persona en virtud de una relación inmediata oponible a toda otra persona. b) Derechos personales o creditorios: Los derechos personales o creditorios son las relaciones jurídicas que vinculan a dos personas: acreedor y deudor, por medio de las cuales el primero tiene la facultad de exigir del segundo el cumplimiento de la prestación debida. c) Derechos intelectuales: Los derechos intelectuales son los derechos patrimoniales que tienen los autores de obras del intelecto, por medios de los cuales pueden beneficiarse económicamente de ellas, dentro de los límites establecidos por la legislación vigente en la materia. Paulo dice “se entiende que son bienes de cualquiera los que quedan después de deducidas las deudas”. De esto se puede interpretar que toda cosa material que haya sido utilizada para deducir una deuda, puede pasar tranquilamente a la titularidad de otra persona, a través de una especie de prescripción.