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La producción por animal es una medida de la calidad del forraje consumido. Bajo
pastoreo continuo, donde el animal puede seleccionar su alimento, frecuentemente la producción por
animal puede ser más alta que bajo condiciones de pastoreo en rotación, pero la producción por
unidad de área, que es lo más importante, es mayor en el pastoreo rotacional debido a una mayor
capacidad de carga y mayor presión de pastoreo que tiene como consecuencia menor desperdicio de
forraje y mayor capacidad de selección por parte del animal.
Composición química
Digestibilidad
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MEDICINA VETERINARIA Y ZOOTECNIA M Cs. Miguel Angel Rodríguez Alza
Estos factores varían con la edad del pasto, especie de pasto, parte de la planta
consumida, período del año, fertilidad del suelo y manejo.
Figura 1. Representación de las relaciones naturales entre los factores pasto, animal y manejo que determinan
la producción por ha de carne, leche o lana.
b. Forraje consumido
La herencia es otro factor importante, ya que determina el potencial genético del animal
para producir. Existen razas altamente especializadas para producir carne como el Cebú, o leche
como la Holstein y razas de doble fin que producen cantidades aceptables de ambos productos como
algunos cruces de Pardo Suizo con ganado criollo y aún algunas razas criollas.
Con un buen manejo de los factores animal y pasto, según el medio ecológico donde se
encuentren, se puede aumentar grandemente el porcentaje de natalidad, reducir la mortalidad y
aumentar la productividad de carne, leche o lana.
El valor nutritivo de los forrajes esta altamente influenciado por su etapa de crecimiento,
la cual puede dividirse en tres etapas: vegetativa, floración, y producción de semillas.
contenido de proteína, energía, calcio, fósforo y materia seca digestible disminuye, mientras que su
contenido de fibra aumenta. Conforme aumenta la fibra, aumenta la lignina y la disponibilidad de
carbohidratos en el rúmen es menor, por lo tanto, el valor energético de los forrajes, se reduce.
a. Composición química
El análisis químico (proteína bruta, fibra cruda, extracto etéreo, ceniza y Nifex) y la
digestibilidad “in vitro” de la materia seca, son los elementos más importante para determinar el
estado nutricional de una pastura.
Actualmente, se utilizan detergentes para solubilizar partes de las plantas, a través del
método de Van Soest, de tal forma que se puede fraccionar el contenido celular por medio de Fibra
Detergente Neutro (FDN). El contenido celular es prácticamente digerible en su totalidad. En la pared
celular se encuentran los carbohidratos estructurales constituidos por celulosa y hemicelulosa, que
son parcialmente digeridos dependiendo del grado de lignificación, y la lignina, la cual es totalmente
indigerible.
El residuo de la digestión con Fibra Detergente Acido (FDA) es bajo en nitrógeno y está
compuesto de lignina y celulosa. Usualmente la FDA y la lignina son consideradas como indicadores
para estimar la digestibilidad relativa; mientras que la FDN es considerada como un estimador del
consumo de forrajes.
Fibra
La digestibilidad varía entre una especie y otra debido a factores propios del alimento,
estado fisiológico y edad de los animales, y diferencias anatómicas del aparato digestivo. Por
ejemplo, los monogástricos tienen una mayor capacidad digestiva en comparación con los
poligástricos, pero estos últimos utilizan mejor los alimentos groseros, fibra bruta y los que tienen un
alto contenido de celulosa.
Entre los factores propios del alimento que intervienen en la digestibilidad, están:
Porcentaje de fibra cruda. Contenidos superiores a un 16% provocan una retención del
alimento en el tracto digestivo, dando como resultado un consumo menor de alimento. Al
contrario, cantidades inferiores hacen que el alimento pase más rápido por el tracto
digestivo. El animal consume más alimento, pero la digestibilidad es menor.
La cantidad óptima de proteína cruda debe ser entre el 9 y el 14%, para suplir las
necesidades proteicas de la actividad bacterial.
El contenido de agua debe ser de un 80%; o sea, en una relación de uno a cuatro entre
materia seca y agua. Cantidades menores estimulan la sed en el animal y bajan la
digestibilidad del alimento; cantidades mayores aumentan la velocidad de paso del alimento
por el tracto digestivo, disminuyendo su digestibilidad.
En los rumiantes, la cantidad de lignina presente en el alimento no debe exceder el 10%,
porque provoca lesiones papilares y desgaste dentario.
El parámetro “digestibilidad” tiene, entre otras, la desventaja de no dar ninguna
información con referencia a la utilización de los productos de la digestión (ácidos grasos volátiles),
los que podrían determinar la magnitud de la respuesta animal, en términos productivos.
Métodos de digestibilidad
Digestibilidad in vitro
El método de fluído ruminal y pepsina de Tilley y Terry (1963) sigue siendo muy popular
en nuestros días, debido principalmente a su precisión para predecir la digestibilidad in vivo de
algunos forrajes (De Boever et al., 1988; Beever y Mould, 2000).
Otro de los problemas de esta técnica es la variabilidad en la calidad del fluído ruminal,
lo que está relacionado con el tipo de procesado al que se lo somete, tipo y dieta del animal donante,
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momento de recolección, cond iciones de anaerobiosis, pH y temperatura, etc. Sin embargo, estos
problemas serían comunes a todas las técnicas que utilizan fluído ruminal. Una opción para
compensar por esto sería la inclusión de alimentos “standards” en cada corrida (Tilley y Terry, 1963).
Un punto quizás más importante es que el método Tilley y Terry (1963) es un método de “punto final”,
esto es, no provee información sobre la cinética del proceso de degradación en el rumen. Este último
punto es importante porque dos alimentos pueden tener la misma degradabilidad ruminal después de
48 o 96 horas de incubación, pero la velocidad de degradación de las muestras puede haber sido
completamente diferente. El hecho de que un alimento sea fermentado (y degradado) en rumen más
rápido debería conducir a un aumento en la tasa de pasaje de ese alimento, lo que redundaría en un
aumento en el consumo voluntario del mismo.
Si bien esta técnica cuenta con desventajas como las descriptas, ha permitido avanzar
en el conocimiento del metabolismo proteico en rumiantes, y continuará siendo una herramienta
interesante en ausencia de una alternativa válida.
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El valor nutritivo de los forrajes varía con la edad del pasto, especie de pasto, parte de la planta
consumida, período del año, fertilidad del suelo y manejo de la pastura.