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Sincelejo entre la critica y el camino de futuro

Hablar de pensamiento critico nos lleva por regla a entender que no toda critica se sustenta en el pensar
critico, lo que si lo nutre es la construcción de un punto de vista que basado en el análisis y evaluación de
la consistencia de los razonamientos logre determinar verdades, o por lo menos establezca estructuras de
análisis consecuentes con la realidad. En cuanto a la critica como pensamiento de lo urbano debemos
empezar por establecer que la ciudad es un “constructo social”, que transciende esa materialización de las
actuaciones de los entes públicos y privados que la intervienen, así como de nuestras vivencias, de
nuestras posturas ciudadanas, de las reglas y normas que establecemos como sociedad a través del
tiempo de existencia de las mismas.
Para pensar críticamente la ciudad debemos entender su existencia espacio-temporal, esto es el porque
de su espacialidad y de donde su origen, como y a que obedece su crecimiento, que momentos ha tenido
de desarrollo, y si realmente en el contexto de análisis se puede hablar de “desarrollo”, entendiendo por
supuesto las distintas variables que implica la palabra. Este análisis basado en la critica se hace
imprescindible si deseamos replantear “las formas” de cómo se ha hecho ciudad por parte de los actores
urbanos.
Otro aspecto a tener en cuenta es la inserción de nuestra urbe en el escenario internacional, ¿tenemos
realmente intercambios que se reflejen en el quehacer urbano? Esto lo podemos medir en el impacto del
turismo y del comercio internacional, escuchamos a actores urbanos hablar de la importancia geográfica
caracterizando la cercanía a mares, ríos, a interconexiones viales, aéreas, férreas, en fin una multiplicidad
de elementos a favor para medir el éxito en el contexto global, sin embargo vemos casos de ciudades
aisladas que muestran mucho mayor dinámica urbana que otras que cuentan con ventajas geo-politicas.
¿Entonces en qué se sustenta su éxito?
Si cruzamos las variables de tiempo tratando de encontrar el detonante que atrajo pobladores en los picos
de mayor crecimiento, a que se dedicaba la urbe económicamente hablando y que tanta importancia
ejercían los principales generadores de empleabilidad, podemos empezar a identificar si el éxito fue un
caso fortuito, o un buen aprovechamiento de las cualidades y capacidades de la ciudad y su relación con
la ruralidad.
Ahora bien en este crecimiento urbano se ha logrado dar respuesta a lo que implica el aumento
poblacional, entendiendo que el auge de las ciudades va de la mano con los retos de habitabilidad,
movilidad, prestación de servicios públicos, seguridad, bienestar social, el manejo de las finanzas publicas,
la implicación de la ciudadanía en la toma de decisiones y por supuesto en el reflejo de lo publico en la
calidad de vida urbana.
Poco a poco vamos teniendo elementos de sustento para el pensamiento critico urbano, ahora bien
vayamos un poco a lo material a la infraestructura, ¿cuentan nuestras urbes con zonas verdes agradables,
parques y plazas en los cuales realizar la vida social de manera integrada a la naturaleza propia de la
región? ¿Los andenes son por lo menos en los centros urbanos, adaptados para todo tipo de caminante,
entendiendo que muchos tienen limitaciones visuales, auditivas o de movilidad? ¿Como esta de
comprometida la ciudad con la cultura? Esto debe analizarse mas allá de las fiestas populares anuales,
¿cual es el equipamiento cultural y las actividades culturales de manera permanente que se brindan en
nuestras ciudades? No es el fin en este escrito el quedarnos en preguntas que pueden parecer retoricas o
en lo que algunos pueden llamar simple criticadera, la idea es empezar como ciudadanos a establecer que
es lo que llamamos desarrollo, ¿es realmente el desarrollo lo que hemos generado en nuestras urbes?
¿En manos de quien ha estado el establecer la hoja de ruta para alcanzar el éxito de nuestras ciudades?
Hay infinidad de indicadores urbanos que pueden darnos luz, para construir un discurso entorno al avance
o fracaso, sin embargo vamos a apostarle a lo que vemos como simples ciudadanos espectadores, aun
cuando esto no es del todo cierto pues al ejercer o no nuestro derecho al sufragio empezamos a
implicarnos en las responsabilidades del presente y futuro de nuestros territorios.
Mientras en ciudades que identificamos como exitosas o “modernas” hablan hoy de ser ciudades
inteligentes (smartcities), e incluso acuñado el concepto de ciudades amables, estructurándose
urbanisticamente para estar cada día mas conectadas e implicadas con sus ciudadanos y visitantes, en la
mayoria de nuestras ciudades colombianas no se ha podido resolver temas básicos de infraestructura,
llegando incluso a tener dos ciudades en una, la ciudad formal y la ciudad informal, la ciudad que preocupa
a la que se le pavimentan sus calles y se establecen prioridades en la prestación de servicios urbanos y la
ciudad que dejamos atrás luchando por el día a día.
Se habla de buen espacio publico, espacios de calidad para el ciudadano, mientras nosotros no hemos
empezado a ponernos de acuerdo en la ciudad para quien es, es evidente cuando vemos que hay
ciudadanos que piden calles mas amplias para los vehículos siendo que andan a pie, mientras hoy las
principales urbes buscan desestimular el uso de vehículos, plantean la reducción de carriles para ampliar
andenes, estableciendo claramente que la ciudad es de los ciudadanos.
Sincelejo hace parte de esas ciudades intermedias en una lucha diaria por ver como se resuelven los
temas prioritarios, tenemos no solamente la complejidad de la ciudad que no se desarrolla, la que no
brinda oportunidades, en la que la lucha del ciudadano es su diario vivir, en la que nos hablan de un
sistema de transporte en donde no tenemos claro ni cuales son las intervenciones urbanas relevantes para
ello, ¿donde están los planes construidos desde una visión colectiva?, a eso debemos apuntar, es
primordial no copiar los modelos de esas ciudades que hoy vemos como exitosas, lo que debemos es
construir en base a nuestra identidad, mas allá de una simple remembranza, desde nuestra identidad, con
base en la vocación establecer las oportunidades territoriales.
En este punto regresan los cuestionamientos: ¿como la construimos?, ¿cuales son nuestras prioridades?,
¿como hacemos para que esa alianza entre lo público y lo privado se refleje realmente en un crecimiento
de la ciudad armónico y sostenible?, ¿como logramos despertar el pensamiento critico en los distintos
actores urbanos implicados en la tomas de decisión y en la ejecución de toda intervención urbana?
De acuerdo a lo esbozado en lineas anteriores para empezar a hablar realmente de la Sabana de
Sincelejo y Corozal, territorio sostenible, identificado por Findeter en su programa de ciudades amables, es
basarnos en tres conceptos: uno la identidad la ciudad, construir y recuperar nuestra identidad, dos la
ciudad es del ciudadano, pero a partir de la identidad y del ciudadano debemos construir nuestra visión de
futuro y para ello se debe estructurar un Plan Estratégico desde un enfoque metropolitano a 12 años, en el
que de manera concertada y consensuada entre todos los actores urbanos le apostemos no solo a dar
respuesta a estos cuestionamientos, estableciendo una hoja de ruta que se lleve a las distintas
herramientas de gestión urbana establecidas por la normativa colombiana, dando paso a un enfoque de
políticas publicas ajustadas a la realidad territorial, en la que la ciudadanía logre implicarse en el
desarrollo, y se establezcan vínculos inquebrantables mediante mandatos populares por encima del sesgo
o la identidad ideológica y partidista de la inmediatez electoral, al tiempo en que los entes públicos, los
empresarios, constructores y financieros establecen estrategias aunando esfuerzos encaminados al logro
de victorias tempranas.

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