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EL SIGLO XVII ESPAÑOL

Durante el Barroco España sufre una profunda decadencia social, económica y política. La
decadencia está ligada a los últimos monarcas de la casa de Austria (Felipe III, Felipe IV y Carlos
II). Al morir sin heredero Carlos II se produce una guerra de sucesión en la que España pierde sus
posesiones flamencas, parte de las americanas y Gibraltar. Una nueva dinastía es entronizada, los
borbones: Felipe V, Fernando VI y posteriormente Carlos III.
Artísticamente el siglo XVII es conocido como nuestro “siglo de oro”. En pintura destacan
Zurbarán , Murillo y Velásquez. Como escultores Gregorio Fernández y Martínez Montañés. En
arquitectura Churriguera y Pedro de Vera en el siglo XVIII.
En el terreno literario Cervantes, Quevedo, Góngora, Lope de Vega, Calderón. Vemos que
tanto la poesía como el teatro están muy conectados con la música de este período.
El gusto barroco arraiga en España entre las clases populares, ávidos de imitar las maneras de los
poderosos, en una sociedad en lo que más cuenta el la apariencia. Musicalmente la época barroca
española es de las más desconocidas de nuestra historia. Cegados por el enorme resplandor del siglo
XVI, el siglo XVII era tildado como de decadencia. Los estudios actuales nos muestran, sin
embargo, un cultivo extraordinario dela música religiosa, así como una excelente música profana y
música escénica practicada en la Corte Real de Madrid.

Música religiosa
España, al igual que Francia, se mostraba bastante conservadora ante los nuevos modos
musicales europeos. En conjunto, el siglo XVII español fue bastante parco en lo coral y, sin
embargo, especialmente importante en la música para órgano. No obstante, tres autores españoles se
significaron en la composición coral: el aragonés Pedro Ruimonte (1565-1627), que nos dejó un
interesantísimo trabajo, publicado en Amberes en 1614, con el título Parnaso Español de Madrigales
y Villancicos a Cuatro, Cinco y Seis; el valenciano Juan Bautista Comes (1568-1643), autor de un
gran número de piezas corales religiosas para coro a capella, y el catalán Juan Pujol (1573-1626),
que fue Maestro de Capilla en Barcelona, Tarragona y Zaragoza.
A pesar de la evidente conexión en la obra de estos tres grandes polifonistas con el espíritu
renacentista, ya se notan las líneas innovadoras del primer barroco, rasgos que se acentuarán en la
música de Joan Cererols (1618-1676), el organista Juan Cabanilles (1644- 1712) y los músicos de la
capilla real de Madrid: Mateo Romero, llamado Maestro Capitán (m. en 1647), autor de un
"Réquiem" para cinco coros de voces diferentes, cada uno de ellos con sus propios instrumentos, y
Carlos Patiño (h. 1600). Otro autor también importante en la composición de música religiosa, fue
Juan García de Salazar (1639-1710).
La terminología de las tesituras vocales quedan en este siglo configurada con la aparición de los
nombres italianos de soprano, contralto y barítono, que añadidas a las voces de tenor y bajo ya
conocidas, completan el corpus tesitural que conocemos hoy día.

Música profana
Es en esta música donde se observa mejor la evolución del estilo, desde lo polifónico a la
monodia acompañada del barroco. Aparece la cantata, tanto religiosa como de contenido profano ,
en la cual se cultiva el estilo recitativo y el aria acompañada por instrumentos de la familia del
violín.

Música teatral
El nuevo estilo monódico acompañado se desarrolla sobre todo en la música escénica. La primera
ópera totalmente cantada se representó en Madrid en 1629: el texto era de Lope de Vega y se
titulaba La selva sin amor, el autor de la música es desconocido. No se conserva su música, ni
tampoco la de otras obras que se representaban en el teatro del Buen Retiro de Madrid.

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El poeta y dramaturgo Juan de Encina (1469-1534) introdujo el canto y el baile en sus comedias
(se verá por esas fechas que el teatro español comenzó un tanto más temprano que el inglés). Las
comedias de Juan de Encina le hacen ser el fundador del drama y de la ópera española. Las formas
escénicas del siglo XVI y XVII serán a base de entremeses (piezas cortas que llenaban el espacio de
un cambio de decoración en una obra teatral), ensaladas (composición humorística en la que se
combinan diferentes estilos, textos y lenguas), villancicos dialogados y coros llamados “Tonos
Humanos”.

La Zarzuela y la Ópera
Surge la zarzuela al lado de las tertulias operísticas. Se trata de obras de carácter más “popular y
costumbrista”, en los que se alternan escenas habladas con cantadas, en el estilo de los “tonos
humanos”. El nombre puede provenir de haberse representado en la Real Sitio de la Zarzuela, cerca
del Pardo, si bien recibieron también diferentes nombres: fiestas y farsas de zarzuela, dramas y
comedias armónicas, églogas pastoriles, mojigangas, etc. Solían llevar el acompañamiento
instrumental de guitarras, arpas, vihuelas, instrumentos de arco, madera , metal y castañuelas.
Merecen resaltarse los nombres de José de Peyró, Juan Hidalgo, Carlos Patiño y Mateo
Romero.
Con la venida de los Borbones comienzan a invadirnos los músicos italianos con sus óperas. Son
protegidos por los reyes y más tarde por los aristócratas. La producción nacional pierde color, baja
la calidad y es poco a poco influida por lo italiano, como en casi toda Europa. Domenico Scarlatti
y Luigi Bocherini son dos ejemplos de músicos italianos en la corte española.

Música instrumental
Pérdidas de la música instrumental barroca en incendios y guerras. La vihuela es el instrumento
aristocrático y antecesor de la guitarra al final del renacimiento. Sus compositores más importantes
son Luis de Milán y Luis Narváez. La guitarra tiene en el barroco literatura abundante. Durante el
siglo XVI era todavía un instrumento de carácter popular mientras triunfaba la vihuela de mano.
Durante el barroco decae y es guitarra de cinco y seis cuerdas la que la sustituye. Carlos Amat y
Gaspar Sanz son los compositores que nutren la producción musical de la guitarra.

El órgano
España es en la actualidad el país en donde se conservan mayor número de órganos barrocos.
Segundo cargo musical de la iglesia después del maestro de capilla. Fue el barroco un período de
una importante generación de organistas y de instrumentos.
Destacan como organistas Francisco Correa de Araujo en Sevilla, Juan Cabanillas en Valencia y
José Elías en Madrid. Se observan en todos ellos un profundo arcaísmo. No permiten tantas
novedades de lenguaje, pero si una sólida formación y un arte emotivo y muy brillante.

LA MÚSICA ESPAÑOLA EN EL SIGLO XVIII

Música religiosa
El padre Feijoo describe el estado general de la música religiosa a principios del siglo XVIII en
su “Discurso sobre la música de los templos”, a la que califica de artificiosa, ligera y superficial,
con abuso de florituras y muy operística.
Continuará en España el uso de Villancicos en estilo de cantata. Al lado de éstos se hicieron
populares en ciertas regiones las “Letrillas” y “Gozos”, cantos devotos en lengua vulgar en honor de
la Virgen, Santos y Eucaristía.
La mayoría de la música permanece aún manuscrita en archivos musicales. Entre los principales
cultivadores están Francisco Valls y Queralt en Cataluña y los más representativos Nebra,
Literes, Rodríguez Hita y Tomás Martínez, muchas de cuyas obras se han perdido.

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Música instrumental
Es muy poca la música instrumental que se ha salvado de las ruinas, guerras napoleónicas,
incendios del Palacio Real, bibliotecas y conventos. Desaparece la brillante escuela de guitarra,
quedando este instrumento relegado a la población menos culta. De lo conservado destacan las
obras de Doménico Scarlatti y Padre Soler. Se conservan algunas muestras de Antonio Rodríguez
de Hita, José Elías, Luis Misón y algunos maestros de Montserrat, como Miguel López,
Casanovas, Ferrer y Osinaga. En España el estilo orgánico no está muy diferenciado del
clavecinista.
Domenico Scarlatti (1685-1757) es figura cumbre del clavecinismo europeo. Fue en España
donde vivió el período más largo de su vida. Genio italo-español.
El Padre Soler (1729-1783) es quizás el compositor del siglo XVIII más conocido. Nace en
Gerona y se forma en la Escolanía de Montserrat, pasando luego a ser maestro del Monasterio de El
Escorial. Compone 80 sonatas para clave, además de 6 conciertos para dos violines, viola y clave.
Sonatas de un solo movimiento y un solo tema.

Música teatral
La pugna entre el arte nacional y el arte extranjero es una constante durante casi todo el siglo
XVIII (Farinelli, llamado para consolar con sus cantos a Felipe V).
Los compositores españoles siguen en la línea italianizante, aunque muchos sean zarzuelistas:
Nebra, Literes, etc. Destacan en Europa Terradellas, Martín y Soler. La zarzuela se pierde en la
primera mitad del siglo XVIII ante la invasión del italianismo. Renace hacia 1768 con Antonio
Rodríguez de Hita, con obras de sabor ibérico como “Briseida” y “Los segadores de Vallecas”. La
zarzuela, influida quizá por la ópera bufa, acentuará su carácter populista y costumbrista. También
sobresalen en este campo Pablo Esteve y Grimau, con “La púrpura de la rosa” y “La espigadora”.
Al mismo tiempo que revive la zarzuela, surge otro género típicamente español y aún más
popular: la tonodilla. Tal género nace igual que la ópera bufa italiana, como intermedio satírico de
las comedias, atacando a las clases sociales. Surge los “tonos de empezar”, con canciones populares
de moda a solo, luego dúos y tríos con acompañamiento de guitarra, violonchelo y con contrabajo.
Al principio estas tonadillas fueron despreciadas por la nobleza. Luego se independizan. Su
duración fue muy breve; casi nace y muere en la segunda mitad de siglo. Se conservan unas 2000,
que ha estudiado profundamente Subirá. Incluían canciones y danzas populares españolas (tiranas,
seguidillas, boleros) y hasta coloniales (habaneras, tangos, guajiras).

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