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LINA GABRIELA GONZÁLEZ PULDO

ANÁLISIS POLICIA NACIONAL


El 7 de septiembre del 2020, se presentó un caso de brutalidad policial contra Javier
Ordoñez, quién debido a las lesiones causadas en hechos aún confusos, falleció. Esta
noticia circuló en redes muy rápidamente, pues los testigos del caso grabaron un video en
donde claramente se evidenciaba el abuso de los uniformados contra el ciudadano. La
brutalidad de las agresiones que recibió Javier Ordoñez hizo derramar un vaso que hace
mucho tiempo ya venía goteando. La policía quedó descubierta en un hecho que muchos
quisieron tildar como aislado, sin embargo, los indicadores afirman que esta situación de
abuso es recurrente, convirtiéndose ya en una característica principal de esta fuerza pública.

La Policía Nacional se convirtió en un sinónimo de arbitrariedad y corrupción, una entidad


que debería servir como mediador entre el pueblo, es ahora enemiga del pueblo, hablando
por las mayorías, pues no debemos olvidar que hay quienes apoyan sus “métodos”. La
lucha constante que existe entre esta entidad y los ciudadanos, y que reventó en odio en las
manifestaciones del 9 de septiembre, donde hubo más de 6 muertos a manos de
uniformados. Solo nos demuestra que existe un abismo inmenso de intolerancia. Pero, ¿De
quién es la culpa?, siendo objetivos, como la mayoría de problemas de Colombia, el
problema es la falta de educación y la evidente corrupción de todas las entidades públicas.

Partiendo del hecho de que la relación entre La Policía y los ciudadanos está más que rota,
pues la cantidad de atropellos de esta fuerza publica a las personas, es casi del mismo
talante que los de la delincuencia común, se debe pensar en una reforma que comprometa la
mejora de esta institución. Desde mi punto de vista, los aspectos que deberían tomarse en
cuenta para la reforma son: Los procesos de admisión para las personas que quieren ser
policías, basándose en valoraciones psicológicas más detalladas, también se les debe
implantar el reconocimiento de los derechos humanos como pilar importante de la entidad.
Además de formación personal deben tener un mejor entrenamiento técnico, que se vea
reflejado en la ejecución de sus procedimientos. No obstante, estas reformas suenan muy
bien en la teoría, pero el hecho de implementarlas no significa que se vayan a ganar el
respeto de las personas. La confianza está totalmente perdida y la sociedad está dolida.
¿Cómo recuperaran la confianza?, siendo realistas en un país tan lastimado, el perdón no es
parte de la conciencia colectiva. Y peor aún, el otro extremo de la balanza no tolera el
LINA GABRIELA GONZÁLEZ PULDO

cuestionamiento a esta institución, provocando así una polarización, que solo nos llevará a
seguir en lo mismo.

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