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UNA VIDA DE ESPERANZA

Una mañana de primavera, cuando los primeros rayos del sol salían para despertar a los
peones, quienes tenían que salir a trabajar a las haciendas. Nació una hermosa bebe en
un pueblito muy pobre y lejano, tenía un bonito paisaje.
Sus hermosos paisajes, con sus cerros llenos de paja y el trinar de los pajarillos le daban
la bienvenida. Unos padres llenos de amor la recibieron con mucha ternura y emoción.
Al pasar los años ella se convirtió en una joven hermosa de nombre Pablucha, codiciada
por los terratenientes, entre ellos se encontraba Jeremias un hombre alto, robusto de
aspecto malo, que vivían en ese pueblo.
Pablucha era hermosa, encantadora; pero era de condición humilde y pobre, sus padres
eran operarios en las haciendas, donde eran marginados y humillados.
Ella por ser mujer no tuvo la oportunidad de estudiar, ya que tenía cuatro hermanos
varones a quienes atendía, junto con los otros peones cuando ellos se iban a trabajar a
la chacra, llevando el almuerzo para todos.
La madre le enseñaba las labores domésticas, como son: lavar, tejer, cocinar, hilar, etc.
También su madre le decía que tenía que ser obediente y hacer todo lo que sus patrones
le decían.
Cada vez cuando el patrón se acercaba, le molestaba jalando de su chompa, le agarraba,
la miraba y la tocaba, ella no decía nada, por temor a ser echada del trabajo, también
recordaba lo que su madre le decía: Tienes que obedecer a los patrones.
Una mañana lleno de sol vio el hermoso paisaje donde ella vivía, lleno de flores por otro
lado, las plantas de papa, habas, olluco, lechuga. Sentía el perfume del eucalipto y de
las otras plantas. Decía: ¡que hermoso es mi pueblo!
Se quedó pensando. Estaba sentada en la puerta de su chocita, techadita de paja.
No quería regresar a la hacienda donde, solamente recibía maltratos y humillaciones. En
aquel lugar se encontraba Jeremias, con una voz fuerte le dijo: ¡chola ven de inmediato!,
ella corriendo llegó a su lado – Patroncito, ¿dime que trabajo voy hacer? Límpiame las
botas. Ella agarró un trapo y comenzó a limpiar sus botas.
Pasaban los días y con tristeza observaba, cuando los hijos de los terratenientes, iban
a la escuela, ella desde lejos observaba una escuelita pequeña, pero muy bonita, donde
muchos alumnos estudiaban, entonces se escondía detrás de la escuela donde
escuchaba las clases de la profesora.
Su madre la descubría algunas veces, asimismo se la llevaba jaloneándola de las mechas
gritándole. Eso es para gente ociosa que no tiene nada que hacer, que ella era la hija de
los peones.
La joven con ojos llorosos se quedaba callada y ayudaba a su madre con sus labores.
Tenía una amiga llamada Maruja, que era la hija de su patrón; ella al ver que la joven
anhelaba estudiar, le enseñaba en secreto.
A la joven le gustaba las clases de su amiga. Un día fueron descubiertos por el hermano
mayor de Maruja.
Tomo de los pelos a la joven y la arrojó al piso, diciéndole: india, no sabes que la
educación es para gente blanca y de plata, métete muy dentro de tu cabeza que ustedes
los cholos no tienen oportunidad de ser alguien en la vida, solo de servirnos y lavar los
platos; ahora lárgate a dar de comer a los cerdos y cuyes.
Se fue a la colina a llorar y rezar; sentía que el corazón se le salía del pecho donde
prometió a Dios y al campo verde, que tendría una vida de esperanza; que lucharía por
sus sueños; sería una maestra amable y amorosa.
La promesa se hizo con un hermoso arco iris que salió en el paisaje, que acababa de ser
regada por la lluvia.;
Decidida se fue a casa; recogió las pocas ropas que tenía y se fue a la ciudad.
Cuando llegó a la ciudad todo era nuevo para ella; no conocía a nadie, se sentía sola se
puso a pensar en regresar, pero allí se apareció una señora que le ofreció ayuda.
En un instante dudo, luego recordó los malos tratos que recibía en el campo, decidió
aceptar la ayuda.
Durante un mes la señora, le trato de lo mejor; hasta incluso le puso en una escuela, pero
luego la señora empezó a llevar hombres de saco y corbata a la casa.
Le pidió a la joven que fuera amable con ellos, en un inicio solo tomaban y bailaban.
Un día la señora, le dijo que ella era hermosa; que estaba perdiendo su tiempo
estudiando; que sería mejor que trabajara para ella y que ganaría mucho dinero.
La joven estaba asombrada, no sabía que decir, ni a donde ir.
También sabrá que le debía mucho dinero a la señora, al verse acorralada obedeció.
No se descuidó de sus estudios y de la plata que ganaba siempre tomaba un poco lo cual
lo escondía.
Al cabo de algunos años había ahorrado un buen dinero, ya le faltaba poco para terminar
de estudiar, así que dejó ese horrible trabajo y se fue a vivir a un pequeño cuartito y por
las mañanas estudiaba y por la tarde trabajaba vendiendo panes.
A pesar que sufrió mucho, llegó a ser una buena maestra, llena de muchas virtudes.
Hoy trabaja en una escuelita en el campo, donde un día hizo la promesa a Dios y al campo
de hermosa campiña.
Ayuda a niñas a superarse y alcanzar sus sueños.
Reflexión:
“Una vida de esperanza si se puede alcanzar con sueños y perseverancia”.

SEUDÓNIMO: AZUCENA

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