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La Semana Tragica Edgardo J. Bilsky € CENTRO EDITOR DE AMERICA LATINA CONCLUSION La magnitud do la coninocién social durante las jozr- nadas de enero de 1919, dejard profundas hueilas en la memoria popular y en las diferentes elases de la sociedad argentina. Ne por casualidad hace su apari- cién em estos aflos una importante literatura de ca- rdcter social, compuesta por ensayos y novelas, que analizan el fenémeno obrero, la figura del inmigrante, @ retoman fa idea de “complots’ venides del extran- jero. Para la clase obrera, la Semana Tragica, que- dard siempre como una fecha dramatica y a la vez heroica, segin las fuentes a las que se haga referencia. Desde el punte de vista de Ia historia de las presi- dencias radicales, la Semana Tragica divide el primer gobierno de Yrigoyen en un “antes” y un “después”. BD, Rock sintetiza asi esta ov “ER enero de i9i¥ el gobierno radical estuvo c: al borde de ser derroecado por un: golpe militar; durante gran parte de lo que restaba de ese afio debiéd luchar para salvar del naufragie su pelitiea Iaboral y mantener a raya a la opesicién respaldada por Ios militares”. “El resto del periode presidencial carecié de fos acontecimientos espectaculares del comienzo, y en general, el gobierno se vio eximido de reeurrir a las decisiones tortuosas que en diversas ocasiones fo habian hecho peligrar en alta medida. En sus relaciones con el capital ex- tranjero continué obrando con extremo ecuidado, y séle adopté una linea critica cuande estuvo absolutamente seguro de contar con apoyo local... En estos afios, ef gobierno radical se convirtié, en gran parte, en lo que los conservadores buscaban desde 1912: un instrumento décil y estatico, cuyo unico atributo positivo residia en su capacidad para gozar de cierto prestigio po- pular” =, En lo inmediato, el radiealismo logrard triunfar en las elecciones de marzo de 1919, pero por un margen reducido de votes, continuande su tendencia a [a pér- dida de electores. El PS. obticne la segunda posicién en la Capital Federal,-ganando 7.000 votos con res- pecto a las elecciones de marze de {418. Pere se des- taea, sobre todo, los 36.000 votos del Partids Demé- erata Progresista, cl cual avanza de 20.000 votes —siem- pre en Ja Capital y en referencia a lus elecciones de marzo de 19187. Es decir, que los principales pana- dores de esta _contienda clectoral son Tos adverxarios del gobierno, En las elecciones de marzo de 1920, ef avance conservador se miantiene, mientras que los par. 4 | tides socialista y radical siguen estabilizados +. ity Esta evolucién electoral confirma la tendencia ge- 143 eral a wna polarizacién de la vide politica argenting Inego de la Semana Traégica, Las fuerzas vonseryg. doras seguixin movilizadas. A ja Lage F Patriética, Saye desarrollo ya esbozamos anteriormente, se une en Be Gerabre de 1919 la accién de la iglesia. Esta organize una “Gran Colecia Nacional”, con el objetive de seg. tener flaancieramente la creacién de “organizacionex ebveras” contra les sindicatos anarguistas, sindivalistig uo seciglistas, al igual que obras de educacidn social, En una semana logra reunir, gracias al apoyo def Eran capital, una suma astronémica para ia. épocas, i9 millones de pesos. Sa aay Para mantener su base social de apoyo, el gobierne: utilizaré el propio aparata estatal —dando puestogi favores oficiales, con el objetivo de salvaguardar .sa.- electorado. Cae asi en la misma politica que tanto Hag: bia eritieado en los conservadores, La Semana Sangrienta integra también ane. datos. periedes de mayor movilizacién de la clase. obrera-g gentina. Esto se traduce en una radicalizacién . politica puesta de manifiesto alrededor del debate sobre. la Kes. volucién rusa y sobre-la adhesién a las Internaci nales obreras, el crecimiento registrado por el anars, quismo y el nacimiento del partido Comunista, yen, iérminos atin mas generales, en el gran crecimiento, sindical que se registra a lo largo de “estos anos: aye En refacién al balance concreto de la Semana Tr&a’ ica, sintetizaremos primero la intervencién desclast erganizaciones obreras, para luero mareax las consés: euencias principales que esto produce en la historia: posterior del proletariado. ee A grandes rasgos, la Semana Trégica se desarrolla entre el 7 y cl 17 de enero. La movilizacién popular aleanza su nivel mas elevado entre el 9 ¥ el it de enero en In Capital Federal. La movilizacién se‘ “pier duce de manera irregular en las diferentes regiones,. del interior del pats. Afecta en los primeros dias ale ciudad de Mendoza, luego a Mar de! Plata, para ‘cot tinuar extendiéndese a las otras regiones hasta alcan var st punto mas algide entre el domingo. AB y ot martes 14 - Se destaca la espontaneidad con que ef movisntenta huelguisticn se inicia. Asi lo demuestra el asombro., gencral por las dimensiones rapidamente adquiridag la hucigs, el dia 9. Sefialaremos que en gu desarrollo, la combati de las masas toma durante los primcros dias- formas’ activas, pasando luego a mantencr une actitud pasivs'" 9 defensiva, Bien que careeid de objetives claros est blecidos sobre un programa de reivindicaciones, la mia- i4a tra wma 5 pe: a vera 8 ret Seetin MGportante de la clase abe rele Pindieact Yeti voy limita dos dela EG P Yenes ud itteniag Be Corpo radas Ber la FLORA. V pberacio® 8 be, deaccratie. Un poco mds amplio een: Serecig Tests nlitieas, retite ao las fuergas repre") icaciones eaién, ninguna represalia). Si cas a » bubs b Nevan sido Satisfechas gra to de 1a inet “ran in plicads un resquebrajamien alli [A eoPottane fe S cligirquica-radical; de de las respuesta de! gobierno y : ivigng 2torns, ; ne Fite de sion del teviniento, la irregularidad socia~ és Stine, novi clon de los diferentes sectores n que hs de ta represién, exe egnea 5 Ga de una direecién bo Eras @ 84, ko aparesean alterna 9 te ici inen a nivel local emee rea ay “lativas *breras, permitiendo a placion. Er Punts Mente Son los otros. seatores de ta itizadas Tefereneia las masas ta Panes pee Seton ee A ie! i la Bindical, Esto explica on irs al Htistag * aE Bortancis de estos locales, y m se mae on Ssta incag, 8 i ites del movimiento q ¢ mar ugg Ambien PA de Earantizar Jugares para emesae— ‘Uegg ou, ea ~forms Normal de debate de ey “oe ocala clansurados, alles ef dig 3 de “SPita;, lag we invaden las cal tiva, Tanstore Eero, Banana esi manera, la fee de 2 pedag, jose por algunas horas en duehas te del 19, 2d ea Dleintiva &9 perdida durante la jorn falado ta tag de Yacilaciones que ya hemos gacilitan a joteanin Clones obrerasy Vacilaciones que yecon- ptlsty der et de las fuerzas Kepresivas y aes Este Rrther So conte! if [8 calles de Buenos “Aires. reti- fon e wo obtere ge transforma .en Fae por ‘a Bs ae s'8ién de Volver at trabajo toma os que Uy, Sea meee dete FOS ey Vimo et tay ad hombre las razzing y pogroms SC Ren UVisigg aia go a movilizagién obrera. eviden- eet a dol “ovinieste obrera respande | Pore ie disid, 20n0 fundamentalmente politica “tipos" Sobre Bei tumbicn diferentes ndonan Machog de los sindicatos que abe obre- * la Reha Dertenecen a. niicleos 145 vos califirsdes o on relaciin de dependenecia con el Estado, Destacamos, on especial, ef caso de La Prater. nidad que se mantiene totalmente al margen del con- flicto. Estos nicleos son la base de apoyo m4s impor- tante del sindicalismo revoiucionario y sobre todo del PS. Por otro lado, los sectores mas oprimides del pro. letariado del interior no se ven afectadeos por la hueiga (mensties, obreros de la cata de azuecar, obrerog agri colas, etc.). En relacién a jas clases medias de Buenos Aires, vimas que su participacién fue mas o menos pasiva durante los primeros dias. En el curse de los aconte cimientos van a colocarse del lado del gobierno, per- mitiendo que la clase obrera resuite aislada. Debemos distinguir en el interior de la clase media, una capa superior, donde los argentinos nativos son prev dominantes, y que se mantienen fieles a las institucio- , Sormonds répidamente quardias blancas junto con los grupos superiores de la sociedad portefiaz: Dentro de la actividad de Jas organizaciones obre< yas, distinguimos aquellas que sirvieron de frena ala. movilizacién, de aquellas que la promovieronsi: cata Dentro del primere de los grupos encontramos al B.S. Este acta como elemento moderador deedew¢k primer dia, negando toda posibilidad de transforma+ giones violentas. Una vex confirmade el] cardcter de la huelga, renunciarid 2 continuar identifiedndose com. ella. Luego, en plena represién, ne dudaré en denure clay al “elemento ecxtranjero", a los anarquistas,<'y: luego, al maximalisme en general 5. Loe % Su dctitud frente al gobierno es clara: lo’ acusa utilizar la violencia para proveear la veacciéupbroray lo responsabiliza de las masacres, los Bogroms, inventar lq historia del “complet, Para ef PLS, geyen buseg ~siguiendo esta conducta-— promever. Gm. peligre suficientemente grave como para legrar yeunié fiear detrés suyo al partido, sumamente dividide “par las ultimas crisis, Al misma tempo, este peligro”) ein aparecer a Yrigoyen como el “defensor del om! den”, destruyendo asi las aeusaciones de los conset: vadores de iaxismeo tg al movimiente obrero, Fei naimente, esta misma maniobra intentaria.atacar ab PS., haciéndolo ap al movimiente ofan el “orden”, de reaeclan “ye frente como el responsable de In revuelia Bs Esta argumentacién no es para nada conchy ente,. Fe el primero en salir det ilitade de Ia “mal sbra”™. && o ¥rinoyen, quien pa: 8 rastra, que Tos aeantecimientos. A través de ostd PS. intenta mostrar la irresponeae Bes 3 B a o ae bilidad del gobierno en contraposicién a su propia con ducta, pues busea aparecer como el tinico partide cons- siente de sus responsabilidades, y que cuenta ademas con representatividad politica denire de fa clase obrera. Es por esto que el P.S. se presenta como “el principal factor de orden y de progreso en el interior del movi- miente obrero” 7. El B.S. ne es mas, en realidad, que una alternative liberai “progresista”. Quisiera ser el representanie de un movimiento obrero organizado y reconocido en el inte- rior de una democracia estructuradz con un movimien- te obrero dominado por la creencia ciega en el su- fragio universal, en las leyes evolutivas, en un cambio social pacifico y progresivo. Para alcanzar estos obje- tivos, sestiene la necesidad de implantar una legisla- eién social capaz de solacionar los conflictos sociales de manera pacifica. La represién dificulta toda evo- Iiciém en esa direccién, Deo ahi que el domingo, luego de que el gobierno acepta negociar el fin de Ia huelga, el drgano del PS. exclama: “termina por donde de- beria Raber empezado’*. Intenta ademas explicarle a la burguesia que, yendo demasiado lejos, corre ei rieszo de enajenarse definitivamente a ja clase obrera, la cual perderg la fe en las instituciones democraticas. Exige, en consecuencia, que se investiguen y se delimiton las responsabilidades durante las masacres pasadas, “para devolver a Ja clase ebrera In confianza on la legalidad y hacer degnparecer ¢l odio", Finalment . eb B.S. sera ineapaz de dar una res- ouesta de principies al discurso nacionalista sostenido por los radicales y conservadores, Por um lado, los di- tes del P.S. son conseientes que ef discurso na- clonalista oculta en realidad la dependencia max abso- inta hacia ¢l capital extranjero. Dickman, por cjem-~- wo, roza el problema, cuands el 14 da enero en eb debate sobre el Extado de Sitio en Diputades, subrays que la deelaracion del estude de emergencia ex una concesién al capital inglés, Pero en esa misma inter- vencién, Dickman.cae en la trampa de los conserva~ dores cuande intenta demostrar que su origen extran- jero no le impide sentirse recenocide hacia el pais que In ha secibide, donde se eduad, tuve hij = Macho « importante today que le corresponde af sindicalis eval siende mayoritarie on la direc TR, desarma con su polite a ia mayorta del riade orgenizade frente a la reaccidn conser _fadical, Sefialames ya que ia tactica se central sindicalista tendia a cvitar lox conflictes gone. ralizatiog, prefiriende Ubrar batalla en conflictos par- tat Dvarante cl afie 1008, ly F.O.A. IX hard de isa wa werma official de conducta 4, Es ast, ie pelities aplicads por ia direceién de In ventral sig. dieslistz ce relseién a lea obreres de Vasena: prefi. viendo comeentrar su stemeiém sobre les obreres mark times. Sa sccionar en les. dias subsiguientes wa diri- gide a fremar la amplited de ln moviliascién. Pingl mente decidira también abendenar el campo de batalla, pensando, gitizis, que de esa manera los estragos py. dias sey Lenittades, per le menos em le que a ella le concierne, La actited de esta direcciin mmestra gq desapegs respecte 2. ana parte importante de in maga obyere de Buenos Aires. Pensames que este hecho ag sile est& ligado a la base social representada nor esta direceién, sine que ademé&s es indicative de clertos sin. tomas de “burecratizacign” precez. Este fendmens seg denuneiado fuego por diversos niieleas obreros. Pop ejemplo, los anarquistas acusan a les ditigentes de in P.O.RA. UE de aprevecharse de los peestes de per. manenecis dentre del apsrate. Durante el afio 1915, an repetides eportunidades, se producen cheques y ruptus. ras en el interior de ess diveccidm por razones de manejo financiero de la oxganizacién. Finalmente, esta reg. tién —de Ip bevecraticacidén— tambiéa ex planteads contra la mayoris de los dirigentes de ln F.G.RA> Dt) per uma fraceién de militamtes sindicalistas revolucie nes Simdicalistas Revelucionarias. Esta retema para si les banderas imiciales del sindicalismo revoluciona- vio, su tradicidm de accién directa, y reclama ademis. ta adhesiém de Ia central ebrera a fa Internacional Sindical Roja, de Mosei (contra Ia posicién de los que fueran dirigentes de la F.O.RLA. 1X que adhieren ala Federacién Sindical Internacional de Amsterdam}. Por ejempla, em um articule publicado en el érgano de cate Pederaciian —La Bictalls. Sindicaliste— se erities della siguiente maners a les dirigentes de ia FLO.RAC DES: “La mayoris de les sindicalistas que ‘evoiucionaren’ et este sentide, son precisamente, jos que han estade varios ales ecaugande carges estipendiades em ias- om gauizaciones obreras y gue, por ello, han estads total mente alejades de las fuchas diavias, en las cosles! sé, han tenido sine uma indirceta participacién. La ‘actién: sindieal” de estos titulades sindicalistas puede dedirg’, qpe se comercta a lener registros de secios escrupaless*. mente Hevades, a reonir la mayor cantidad posible@e. cotizantes, 2 presentar los balances que arvojen caldes de muches miles de pesos, en tener, en fin, ana sda: nistraciin capaz de cempetir con cualquier adminigte+ elén horguesa. ¥ esa preocupacidn oficinesca les hinge | aa oo enemigos de la verdadera accién sindicalista, a la cual pretenden darle una inferpretariép an diga” #2. Ye. Mos aqui une de los primeros textos © s contra Ia burocratizacién de las direcciones sindicaies. Este preceso se pore en evidencia también en Ia politica de negociactin seguida respecto a Yrigeyen que, mas que una identificacién politic con el radica- lismso, muestra la preecupacién de evilar un ataque directo contra la F.O.R.A. IX. Los sindicalistas pare- can dispuestes a pagar ei precio politico necesario —evi- tando hacer eriticag demasiado directas—, para conse- guir Ia “neutralidad’ de Yrigeyen en los conflictos laborales. Los divigentes sindicalistas teorizan Ia nece- sidad de Is defensa a ultrarza de la organizacién sin- dical, sirviéndase del jenguaje del sindicalismo revolu- clonario: expiican gac el crecumiento meramente cuan- titative de los sindicntos es la expresidn de! desarrolla del “mundo” obraro, del suevo derecho, en oposicién al mondo y derecho burgueses. El principio de la in- dependencia de la clase obrera no fue un impediments para -recorrer les pasilles. ministeriales. Sin embargo, id fustamente esta referencia a la independencia pellf- ties, de Ia clase obrera, la que jes lievara en determina- das cireunstancias a oponerse firmemente 2 los pro- yeetos radicales de reglamentacidén estatal de la vida sindical, aunque guardando siempre una actitud posi- tiva hacia la negociacién con el radicalismo 12, Le epo- sicién a los proyeetos legislatives en el terreno labe- ral muestra que, si bien el sindicalismo revelucionarie de los dirigentes de Ia F.0.R.A. IX le permitia ir has- tante lejos en Is colaboracién con e? gobierno, ne era posible: esperar una disolucién politica del sindicalis- me en el radicalisme, por le menos en un periode pré- ximo. El gobierno es perfectamente consciente de las limitacienes de sus “buenas” relaciones con la F.O.R.A. EX. De. ahi que prefiera elegir como miembro de la delegacién argentina a Ja primera Conferencia Inter- nacional del Trabajo —realizada en Washington en se- tiembre de- 1919—- a" um miembro de Ia comisién direc- tiva de La Fraternidad, José Balifia, aun siende éste secialista. A sus ojog el sindieato de conductores de locometoras es una organizaciin mde -‘seria”, y sobre tode, més moderada 14. .. . Gs Pinalmente, quisiéramoe subrayar que en e] balance de Ins acontecimientes de enero de 1919, presentado por ia direccién de Ia F.G.RA. (%, se afirma gne al movimiento obrero Babria trimmfade gracias alas negoctiacianes de sus dirigentes, aunqas cousidern que fue la falta de disciplina y de wnidad de clase ln que fe quité parte de su efectividad a la acelin obrera i, Una conelusién de este tipo viene a confirmar nuestros andlisis anteriores: va dirigida a reforzar Ja disciplina y ia importancia dei aparato sindical. Pensamos que fuerzas menores como el P.SJL. no se demarcaren en la practics con su actitud, de la acciéw desarrollada per les grupos politicos que analizames mas arriba. : Laos anarquistas, por el contrario, intervienen en otra direceién y son sin duda un factor movilizador en el contexto analizado. Caracterizan al movimienta huel- guistico, “levantamiento popular de indignacién y protesta”, iniclado sin direccién ni objetivos politicos 9 sociales claros. Piensan que ef accionar de las fuer- #aS represivag fue lo que transformé el cardcter deJ movimiento: “Por torpeza y por miedo el gebierno pro. vocé Ia revuelta proletaria. Y se puede afirmar que fue el despliegue inusitade de fuerza e} que dio a la huelga general ia trascendencia revolucionaria que ad- quirié desde el primer momento” '*, Los anarquistas ne reniegan de su participacién en el movimiento, al contrario, intentan ponerse a la cabeza y darle obje- tives precisos: “Los anarquistas quisimos condensar en un pedido de emergencia, las aspiraciones del pueblo y orientar la accién de las masas empefiadas en un lucha infruetuosa, por lo mismo que carecia de objetivos y ne la determinaba un propdsite definide” ". Los anar- quistas tienen una gran capacidad para situarse rapi- damente y jugar un rol en los movimientos espontanecs. Em sus andlisis, consideran que Ia desercién de los socialistas y sindicalistas revolucionarios exscerba a jas fuerzas de Ia yeaccién, dando [a sefial para el eo mienzo de la verdaders masacre. Vimos que este ana- lsig se acerca bastante a la realidad. A partir de ese momento, segtin las mismas fuentes, la huelga entra en su fase de declinacién obligando —a los anarquistas— a tomar una actitud defensiva!#. Sin embargo, sn po- litiea facilitaraé au aislamiente y posterior estrangu- lamiento. Aclaramos que no existe un balance Unico y horme- géneo comin a todos los grupos anarquistas. Por ejem- plo, algunos sectores critican la falta de mayor inicia- tiva en la aceién, o la insuficiencia de la propaganda de lag ideas 10, En sug eseritos posteriores, Diego Abad de Santillan considera que “falté capacidad pare cana- fizar la energia del pueblo, y poder ofrecerle objetivos revolucionaries inmediates”. Agrega: “No habia en el mevimiente ebrere hombres con preati ficiente pa ra divigiry el espiritu combativa de Jas grandes masas. Las organizaciones obreras tampoco se encontrahan en condiciones” 28, Es que, como hemos viste anteriormente, el anarquisms se encuentra en el momento de la Sema- na Tragica, en una fase de recupersacién y reestructura- cién, En este proceso, surgen nuevas ideas en cuanto a la organizacién, al contenido y a las estructuras de ese movimiento. Vuelven a replantearse la necesidad de centralizar los grupos anarquistas fuera de la estruc- tara sindical. La revolucién rusa interviene en el trans- curso de este debate, cambiando profundamente los pa- rametros de referencia. Las jornadas de enero de 1919, actian como catalizadores de las posiciones. Estas se decantan rapidamente, apareciendo un sector clara- mente identificado con los revolucionarios rusos, mien- tras que otros toman cierta distancia. E] sector anarco- belchevique se cristaliza alrededor del diario Bandera Roja y adguiere poco a poco un peso creciente, impri- miénadole su orientacién a la F.O.R.A. Vo fue ce aute- denominara F.O.R.A. comunista). Por cierto tiempo, el movimiento anarquista parece avanzar hacia [a recu- peracién de su gloria indiscutida en la primera década del sigie. En_ referencia al gobierno, los anarquistas veran también en él al responsable de las masacres de enero, pero sefialan que detrés suyo se halla la sombra del capital extranjero. Afirman: “Hn Londres esta el ver- dadero gobierno argentine y desde alla se imprimen los caracteres esenciales de la politica criolla”7). Caracte- vizan que el unico y verdadero “maximalismo’’ que ha existido es el del capital extranjero contra el movi- miento ebrero argentine. Denuncian al mismo Uempo los estrechos lazos existentes entre la Liga Patriética, las fuerzas conservaderas y el capital foraneo. Se bur- lan del caracter “argentino” de los integrantes de la Liga y destruyen ef mito del origen extranjerizante de Jas ideas anarquistas: “...Ja mayoria de los anar- quistas extranjeros concibieron aqui (en Argentina, E. B.} esas ideas’ 2, YVemos que los militantes liberta- rios —y también los sindicalistas revolucionarios—, co- miengzan a dar una respuesta al lenguaje nacionalista de Ia reaccién. Por primera vez se pone el acento sobre el verdadero problema: la dependencia. econdmiea y la subordinacién potitiea de la burguesia argentina a los dictades del capital britanico. : “Estos nuevos elementos dei discurso politica de” ia clase obrera argentina dehen ser relacionados también ales problemas que se le plantea al movimiento obrere frente al fonémene de la guerra mundial y del impe- tislisme. Dejando de lade aqui las posiciones asumidas por las diversas corrientes frente a Ia Primera Guerra Mundial, aparece —-o reaparece— junto a asta ouOs- | tién, Ia idea dél imperialismo. Para el PS. ia proble- matica no era completamente nueva. Ya se hablan pro. ducido debates alrededor de la dependencia frente a] cg- pital extranjere, Pere en la segunda déeada del sigis, i@ pYrimecia total del grupo dirigente ligado a Juste hace que primen sus posiciones. Juste defiende ia tesis gensrai de la progresividad de las inversiones extran. jevas, las que permiten —~junte con ia inmigracién—, al desarrollo y la modernizacién del pats. “Justo ug condena al capital extranjers ‘per se’, sine sobre tode por su accién ‘corruptora y de extorsidn’ ” 25. El término del “imperialismo” aparece también ati- Hzade en wn pequetio libro de un intelectual del sindica- Histo revolucionario argentino: B. Bosio “4, Pero aqui es analivade en referencia a la guerra europea, y es formulado de manera atin un tante difusa. Dentro de los anarquistas, el término comenzar4 a ser Wtilizade, pere sin que sea previamente definide. Apsrece mas como una necesidad de dar respuests al lenguaje nacionalista de ia burguesia, lengnaje que, come virnmos, surge a partir de 1910. Sobre todo en ef anarquismo, la busqueda de une respuesta adecuada a la burguesia los leva a superar Ila argumentacién tra- dicional que negaba el concepto de patria oponiéndole simplemente [a idea de internacionalisme proletario. Durante los afios posteriores al Centenario, y Inego en el momento de la declaracién de Ix guerra, se multi plican los artiewlos sobre In “patria” y de critica al nacionalisme. Pero, debiendo enfrentar la propaganda de la Liga Patriética y del mismo gobierno radical, Jos anarquistas intentaran poner en evidencia la con- tradiccién entre los que militan dentro de Ia burguesia sosteniendo posiciones ultranacionalistas y su relacién intima con el capital britanico. En 1919, el diario Ban- dera Roja innova cuando relaciona en uno de sas edi- toriales el concepto de “patriotisma” y anti-imperia- smo, Dice: “Sin embargo, si el patriotisme tiene un sentido, los que luchan y trabajan por el bienestar ge- neral, por ia implantacién de am régimen legalitario y de verdadera fraternidad, seran los verdaderos patric- tas. Aquellos que quieren detener el curso de la histo. ¥ia, los reaecionarios de todo género, que sostienen Is perpetuidad de las misrias instituciones, sen les anti- patriotas furioses, enemigos del progreso de? pais; y cuands Ia conviencia de los pueblos alcanzard [a clari- dada necesaria para redimirse, ellos seran lapidades en el nombre del progreso, de la paz y de la Justicia, sin fo cual la palria no existe en la verdadera y ca signi- -Heacién que ella puede tener’. Bandera Roja basea con su argumentacién revertir ja propaganda naciewa- 189 usta cornpatihilizandela con Jas nociom. aglistas. En veferencia al deb: bajo, los anarquistas com i sh a este “fiebre por ja le sug implicanci -concederle al Es de intervencion, (significa que} la lucha obrera gue desenvolverse dentro de las uormas que establezea y estas normas han de ser exclusivamente conservadoras’ 26, Para ellos ne hay medias tintas, jegislacién irA dirigida a destruir lag formas mds in- transigentes, mds revolucionzrias del sindicalisme tine. En sintesis, la Semana Tragica pone en evidencia la fragilidad pelitica del primer gobierno radical, el cual representa una ruptura con los métodos de gobierne aplicades por la élite conservadora hasta 1916, E] pre- sidente Yrigoyen se presentaba a si misoiw eomo un naje carismdtico, pretendiendo jugar un rol de avbitro entre los dos sectores sociales que dominan la escena politica argentina: el capital extranjero y la élite conservadora por un lade, y ia clase obrera, por el otro. Pero se ve jaqueado por estas dos fuerzas, las enales por poco nc producen su caida. La imagen y juego politics de Yrigoyen no podian sino salir debi- litados de est acentuccién de las contradiccianes so- ¢iales, Asi, 1a Semana Tragica inaugura un nuevo pe- riodo de polarizacién de la vida politica argentina. Para la clase obrera, las jornadas de enero de 1919 actian como un revelador de tendencias pre-existentes y al mismo tiempo cierran el perfodo insurreccionai del proletariado argentino. La direccién de la F.O.R.A. IX y el B.S. se manifiestan como claros frenos de la movilizacién obrera. Los anarquistas confirman su rol motor de la lucha. Pero aparecen, igualmente, tenden- eias mas profundas e importantes. En primer lugar, comienza a manifestarse on ‘nuevo fenémeno en Ja clase obrera, con la cristalizacién de una “aristocracia”, esto es, de un sector que comienza a diferenciarse tants dei punto de vista social como politico. La Semana Trdagica dard lugar a Ja consoll- dacién del acuerdo entre los sindicates ferrovarizrios, cousagrandose asi la formacién de un sindicato poderoso y con marcada orientacién reformiste. Su importancia se distinguiraé especialmente en la tercera década. Por el momento, se visualiza mucho mds claramente stre process, absolutamente en contradiccién con el pre vedente y que ademas le eclipsa: la radicalizacién en | las Glas del movimiento obrere Le redicalizaciin se maniflesta, core ya fo mos, a través del crecimiento de las organizaciones sin- dicales, del ntimero de corflictos obreros, del resurgi- miente del anarquismo que, aunque afectado momen- taneamente pdr la represién se repone rapidamente, y de la aparicién de tendencias pro-boicheviques en al inte- rior de todas las corrientes proletarias. Paraddjicamente, las fracciones que van surgiende durante 1919-1921, no se estructuran en referencia ai balance politico de ia Semana Tragica, sino en funcién de la adhesién a las diferentes internacionales. Entre anarco-bolcheviques y socialistas internacio- nalistas comienza una verdadera carrera por llegar pri- mero a Moseg. Esta seria ganada por los anarquistas. La direecién sindicalista revolucfonaria tora el camino de Amsterdam ~-donde son enviados en julio de 1919, S. Marotta y P. Vengut como delegados--~ adhiriendo aia FPederacién Sindicalista Internacional, Esto no de- jara de producir oposiciones internas. desembocando en 1921 en ia creacién de ia Federacién de Agrupaciones Sindicalistas Revolucionarias, la cual promueve la adhe- sién a la Internacional Sindical Roja. La Federacién en- viaré mas adelante un delegado directo a Moscti —A. Pellegrini 27, Por su lado, el P.S. no queda exento de divisiones. Inmediatamente de terminads la guerra, el partido envia a Juan B. Justo y De Tomaso para participar en les congresos de Berna y de Amster- dam, donde se retinen los “sebrevivientes* de la Se- gunda Internacional, cuya acta de defuncién habia sido firmada por los belcheviques y la izquierda de Zimmer- wald. En 1920-1921, nace alrededor de Del Valle Iber- cea, una corbiente dentre del P.S. que reclama la adhe- siémn a la Tereera Internacional; por eso son lamados los “terceristas”. Serdn exchifdes del B.S. en enero de 1921 y muchos de ellos finalizardn en las filas del PLC. Los socialistas internacionalistas y los anarco-bol- cheviques se plantean desde temprano —-1919— “Todo el los sindicates”. . A principles de la década do los afios veinte se chert finatmente el ciclo revolucionario, dentro del cual le Semana Tragica de 1919, fue su expresién mde sobresée lente. Su paso dejaria profundas Nas en ia struc: turacién ‘poste de Ia clase abrera, Low sucesos 4 158 enero de 1919 marcaron, sin duda, a fuego la expe- riencia del proletariado argentino, y la historia de nuestra’ sociedad. NOTAS ? Podemos citar la Nteratura social de la época: Reyna Almendos, Hacig la anarquiu. Examen de lo pelitica radical, 1919; Villalobos Domingues, Evttemes la guerra social, Bs. “As: ed: Tor 110; A. Ganeedo, Justicia social. Hacia la paz, Bs. As.: imp. Rinaldi, 1920; Deniza, La cuestién candentc. eneamina- mos hasia ei socialisme, la anearquia o el magtrralisine?, Bs. As: Ed. Virtus, 1920; J. M. Samperio, Maztma- lismo, 3° edicién, Bs. As.: Ed. Soiza, igiy; M. Fernan- dez, Por la verdad. Replica a ia vira del Dr. Tete: Susini, “Los problemas sociales y la Iglesia cate Bs. As.: Ed. Fueyo, 1920; Un ex sa Los perturbaderss de ia pas social contempordnes, {Montevideo}: sn, sd. Podemos citar ademas dos obras literarias contempordneas: Floreal Magia, Enero rojo, Semana negra, Bs. As.: Ed. Cartage, “eT4: David Vilas, En la Semana Tragice, Bs. As.: ed. Jorge AL varez, 1966. : 2D. Rock, op. cot., pp 187 y 205. 3 Idem, p. 195; y BE. J. Walter, op. cit., pp. 148 y 189. AR Walter, op cit, p. 164, 5 “Dura ensehanza” y “Maxime lismao acrata guber~ namental”, in: La Vanguardia, (4154), 20/1/1919. 6 “Sensatez y firmeza”, In: La Vangwardia, (4148), Laji/i9id. * 7 Palabras pronuricladas por E. Dickman en el Con- greso; ver: “En el Congreso. La sesidn ds ayer’, tz: Le Vanguerdia, (4144), 10/1/1818. 8 “Ante la solacién...”, in: La Vanguardte, (a 245), L2jif19ig9. - 8 “La investigacién se impone: quc se haga luz”, mm: La Vanguerdia, (4153), 19/1/1919. . . 10 “Congeso”, in: La Vanguardia, (4140), 15/1/1919. FLORA, Memoria y balance..., op. cit, po 22: circular a los sindicatos federados, de mayo de 1919. 12 J, Morales, “ySindicalistas’?, m: La Batalle sine dicalista, (7), 6 de marzo de 1922, ~ 18 Asf, en pleno debate sobre los proyectos de legis. lacién social en 1919, des eminentes intelectuales del sindicalismo revolucionaric —Julio A. Arraga, y Emilio Troise—, represertaran a la F.O.R.A. IX en una reu- nién seerota donde participan representantes de ‘Yri- goyen y José Ingenieros, para estudiar pogibles refor- “156 mas sociales. Cf. ver: D. Kamia, Entre Yrigoyen e In- genieros, Bs. As.: Ed. Soi, 1987; pp. 83 y ss. Recor- demos ademas que Arraga es amigo personal de Yri- goyen. it Cf. ver diseurso del Sr. Anastasi, delegado a la Conferencia, in: Société des Nations, Conférence Inter- national du Travail, le. session annuelle, Washington D.C. (USA): 29 de octubre - 29 de neviembre de 1919; p. 108. 15 El balance de los acontecimientos fue publicado en La Organizacién, Obrera n? 65. Nos basamos en la version dada por S. Marotta, op. cit. tome II, pp. 247-248, 18 “Los dias pasados: la huelgs general’, in: La Pro- testa, (3617), 21/1/1919. “Tos anarquistas y la huetga general’, m: Lo Protesia, (3618), 22/1/1915. 13 “De nuevo en ia brecha”, in: La Protesta, (8617), 21/1/1919. 19 George King, “Después de la huelga”, in: Lo Protesta, (3613), 28/1/1919. 2D. ‘Abad de Santillan, La FORA, op. city Bp 244. 21 “Los dias pasados: aguel maximalismo*, im: La Protesta, (3618), 22/1/1919. 2 “Undesirable”, in: La Protesta, (3619), 23/1/1919 y “El miedo de los felices”, in: Da Protesie, (3625), 30/1/1919. 23 R, J. Walter, Tre socialist party, op. cit, p. 118. ™ B. Bosio, El imperialisme capilalista y lag gue- rras, Bs. As.: sn, 1917. 2 Ta Patria’, ie: Bandera Roja - diario de in ma- flana, (32), 3/8/1919. 26 “Cros-eras burgueses”, y PF ae mo legal’, in: La Profesta, { 1 CE ver: La Batalle Sindicalista, "del 2 PLC, Esbozo de Historia def "Par de la Argentina, op. cit, p. 4i. 29 B, Galitelli, Les o wy du PC. argentin, Mé- moire de ['E.H.E.S.S. 1981, p. 187. 36 BR. Ghioldi, “Le mouvement communtaie argentin”, tin: La correspondance internationale, 1 (15), décem- bre 1921, St Cf ver: “Activité du C.E. de PLC. depuis ie Tle. congrés”, in: La correspondance internationale, (2), 15/10/1921. 32 “Tercer Congreso de Organizaciones Obreras Ru- sas Sudamericunas”, in: Bandera Roja, (21) abril de 1919. da, “EL gremialis- tye fo 1922-1928. tide Comunista . Cherneriko y A, Shiajov, “Participantes de ja primera revolucién rusa en Argentina”, in: América qar

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