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UNIVERSIDAD NACIONAL PEDRO HENRÍQUEZ UREÑA

TEMA: REEESTRUCTURACION Y LIQUIDACION DE LAS SOCIEDADES

COMERCIALES.

SUSTENTANTES:

KAREN CORNELIO 16-2293

CAROLINE MEDINA 14-1358

GENESIS MINAYA 17-0115

FACILITADOR (A):

JUAN ALFREDO BIAGGI LAMA

FECHA DE ENTREGA:

15 DE JUNIO DEL 2020

Santo Domingo, D.N

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INTRODUCCION

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TRABAJO PRACTICO SOBRE LA REESTRUCTURACION Y LIQUIDACION

DE LAS SOCIEDADES COMERCIALES.

Análisis acerca de la Ley 141-15.

El pasado 7 de agosto del año en curso, fue promulgada por el Poder Ejecutivo de la
República Dominicana la Ley No. 141-15 sobre Reestructuración y Liquidación de
Empresas y Personas Físicas Comerciantes, haciéndose de conocimiento público en
Gaceta Oficial el 12 de agosto del 2015. Esta nueva legislación dispone su entrada en
vigencia pasados los 18 meses posteriores de su promulgación y, asimismo, establece la
elaboración de un reglamento de aplicación que debe estar listo dentro de los doce
meses después de promulgada.

Esta legislación establece como objeto la protección de los acreedores el artículo 1 de la


Ley prescribe el objeto es "(...) establecer los mecanismos y procedimientos destinados
a proteger a los acreedores ante la dificultad financiera de sus deudores, permitiendo
que estos últimos permanezcan en funcionamiento y superen las dificultades
económicas que le impida cumplir con las obligaciones asumidas, logrando la
continuidad operativa de las empresas y personas físicas comerciantes (...)". 

De la anterior lectura podemos sobreentender el doble objeto que tiene la ley: 1.


Salvaguardar a los acreedores frente a la insolvencia de sus deudores; 2. Asistir a que
los deudores superen su situación de insolvencia, garantizando su continuidad
operativa. 

Sopesamos cautivador el hecho de que la Ley cambia a la reestructuración en regla y a


la liquidación en excepción, controlando la segunda a la obligatoria contingencia previa
de la primera, constituyendo una positiva transformación en los
efectos jurídicos, económicos y sociales que envuelven la dinámica de la insolvencia. El
punto es que mediante los procesos apreciados los deudores recuperen sus acreencias, la
empresa continué sus operaciones y que los trabajadores sigan laborando, todo lo cual
contribuye a una fluidez y resistencia en la dinámica económica nacional. 

Los activos que componen la masa del deudor son los siguientes: bienes y derechos que
sean propiedad del deudor a la fecha de la solicitud de reestructuración; bienes y
derechos que sean adquiridos después de la solicitud de reestructuración, incluyendo los
ingresos por ventas, rentas, intereses, etc.; y bienes y derechos reivindicados o
recuperados a través de los procedimientos legales existentes.

Una de las novedades y mayores retos que tiene esta legislación radica en la creación

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de una jurisdicción de reestructuración y liquidación especializada, la cual sería la
competente para conocer de los procesos establecidos en la ley, y de las acciones
judiciales que se encuentren vinculadas a dichos procesos.

El procedimiento contemplado en la Ley bajo estudio conlleva varios pasos, de acuerdo


a la situación de la persona deudora física o jurídica y el nivel de capacidad de
cumplimiento con sus obligaciones económicas y financieras:

I. Reestructuración

Tanto el Deudor como cualquiera de sus Acreedores (que ostente una acreencia mínima
de 50 salarios mínimos), puede solicitar la reestructuración de la persona deudora
(cuando hablamos de “persona” nos referimos a persona física o jurídica) ante el
tribunal especializado que fue creado a través de esta ley. Esta solicitud de
reestructuración debe estar necesariamente fundamentada en alguna de las condiciones
preestablecidas:

 Incumplimiento de obligación de pago, vencidos los 90 días de su exigibilidad.


Para esta condición sea aplicable, debe existir constancia de previa intimación de
pago del Acreedor.
 Cuando el pasivo corriente excede el activo corriente de la empresa durante más
de 6 meses.
 Incumplimiento de pago de cualquier obligación tributaria por más de 6 cuotas
fiscales.
 Incumplimiento de pago consecutivamente de 2 o más salarios a los empleados
en las fechas que corresponda.
 Ocultación de la administración de la empresa o si la misma permanece vacante
por un período razonable, sin designarse un representante la administre.
 Por orden del cierre de los locales de la empresa, en caso de ocultación o
ausencia de los administradores, o por la cesión parcial o total de los bienes y
derechos a un tercero para repartición entre acreedores.
 Realización de prácticas dolosas, fraudulentas, asociación de malhechores,
abuso de confianza, falsedad, simulación o estafa respecto de sus obligaciones.

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 Notificación a los acreedores de la suspensión de pago, o intención de
suspensión de pago, respecto de las deudas.
 Existencia de un proceso de reestructuración, quiebra, insolvencia o cesación de
pagos en un país extranjero en el que se encuentre la sociedad matriz de la
empresa o persona física deudora.
 Existencia de embargos ejecutivos o inmobiliarios que afecten el patrimonio
total en más del 50%.
 Existencia de sentencias, o procesos de ejecución de sentencias, que puedan
afectar el patrimonio total en más del 50%.

Luego de recibir la solicitud de reestructuración por parte del deudor o su (s) acreedor
(es), el tribunal designa un Verificador, figura creada mediante la ley que tiene por
objeto constatar, e informar al tribunal sobre la situación financiera del deudor.

Quizás el aspecto más relevante en lo informado mediante el presente artículo lo


constituye el momento procesal en el cual la empresa o persona física deudora pasa a
ser observada y limitada en cuanto a sus decisiones y operaciones. En efecto, el artículo
38 de la ley dispone que desde el momento en el que es notificada al deudor la solicitud
de reestructuración, o el mismo la deposita ante el tribunal, tanto el Verificador como el
tribunal deben ser informados sobre cualquier acto que realice el deudor:

 Modificación de sus estatutos sociales o actos constitutivos;


 Fusiones, absorciones o escisiones en perjuicio de su patrimonio;
 Constitución o ejecución de garantías sobre sus bienes y derechos;
 Compensaciones, pagos, arreglos, desistimientos, embargos, terminaciones
unilaterales o de mutuo acuerdo de procesos en curso o sobre obligaciones
contraídas;
 Conciliaciones o transacciones sobre sus obligaciones;
 Acuerdos con los acreedores fuera de los casos previstos en la ley;
 Enajenación de bienes o derechos fuera de sus operaciones ordinarias.

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Dentro de los 15 días siguientes a la designación del Verificador por parte del tribunal,
el mismo debe emitir un informe mediante el cual se describe la situación del deudor y
se verifica que se han cumplido todos los requisitos exigidos por la ley para la
presentación de la solicitud de reestructuración depositada. Es importante destacar que
este informe presentado ante el tribunal apoderado constituye el primer reconocimiento
formal de las acreencias que hayan podido ser verificadas y comprobadas hasta esta
primera fase del proceso. Los acreedores incluidos en este primer informe se denominan
en la ley como “Acreedores Registrados”.

Por medio del informe citado en el párrafo anterior, el Verificador debe recomendar al
tribunal sobre si procede o no la apertura de un proceso de reestructuración de la
empresa o persona física deudora, o bien si es pertinente proceder directamente a la
liquidación de la misma. Cabe señalar que el tribunal debe tomar en consideración la
defensa que pueda presentar el deudor, en caso de que la reestructuración no haya sido
solicitada por él mismo.

Otro aspecto de gran relevancia es el momento en el cual el proceso se hace público.


Este aspecto es de particular interés respecto de los acreedores que no hayan tomado
conocimiento de la apertura de un proceso de reestructuración de su deudor, o que no
hayan sido determinados y en consecuencia registrados en el informe emitido por el
Verificador. Justamente, el proceso se hace público con la emisión de la sentencia
irrevocable que acoge o desestima la solicitud de reestructuración en el tribunal, la cual
debe ser publicada y extensiva de una invitación a todos los acreedores del deudor para
que los mismos participen en el proceso de reconocimiento de sus acreencias.

 II. Conciliación y Negociación

Acogida la solicitud de reestructuración por el tribunal apoderado, se procede a la


designación del Conciliador, el cual la ley define como “la persona física designada por
el tribunal para procurar que el deudor y sus acreedores lleguen a un acuerdo de
reestructuración”. Cuando se aprueba el plan de reestructuración, es la persona
designada para la supervisión del correcto cumplimiento del plan.

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En esta fase del proceso, se estableció en la ley que se producen efectos suspensivos de
diversos escenarios, hasta tanto no sea aprobado un plan de reestructuración, sea
finalizado el procedimiento conciliatorio o sea instruida la liquidación judicial del
deudor. Los actos que quedan suspendidos son los siguientes:

 Acciones judiciales, administrativas o arbitrales de contenido patrimonial


ejercidas contra el deudor.
 Vías de ejecución, desalojo o embargo sobre los bienes muebles e inmuebles del
deudor.
 Actos de disposición de bienes del deudor (excepto los permitidos por ley).
 Cómputo de intereses convencionales, judiciales, y los efectos de cláusulas
penales.
 Pagos de toda acreencia contraída con anterioridad a la fecha de la solicitud de
reestructuración, incluyendo obligaciones de pago generadas por emisiones de
valores objeto de oferta pública.
 Procedimientos de ejecución de créditos fiscales.

Las suspensiones establecidas en el artículo 54, anteriormente descritas, no incluyen


ciertas obligaciones de carácter obligatorio, tales como: pago de manutención de
menores y familia, acreencias laborales y aspectos relativos a la seguridad social de los
empleados del deudor, y pagos que sean indispensables para la operación ordinaria de la
empresa. Estos últimos serán verificados por el Conciliador.

Es menester resaltar que el propósito principal de la etapa de conciliación y negociación


radica en la elaboración de un Plan de Reestructuración de la empresa o persona física
deudora, a los fines de lograr su continuidad operativa. Durante este proceso de
negociación, la administración del deudor continúa bajo las mismas reglas de
supervisión y limitación en cuanto a las operaciones que puede realizar respecto de los
bienes que componen la masa. Por su parte, los acreedores tienen el derecho de objetar
cualquier acto de venta o disposición de los bienes del deudor ante el Conciliador y el
tribunal apoderado.

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En cuanto a los derechos sobre las acreencias, la ley ordena en varias de sus
disposiciones la declaración de estas por parte de los acreedores ante el tribunal. Existen
en las distintas etapas de los procesos de reestructuración, conciliación y liquidación
varias oportunidades para realizar cualquier declaración, inclusive tardía, de las
acreencias que no hayan podido ser registradas en el informe emitido por el Verificador
en la fase inicial.

No obstante lo anterior, la ley es clara al establecer que estas declaraciones deben


efectuarse previo al informe que deposita el Conciliador ante el tribunal, esto así en
virtud de que la lista definitiva de acreencias, acompañada de la lista sobre créditos
fiscales y laborales del deudor, será el documento utilizado para definir los derechos de
voto de los acreedores respecto del Plan de Reestructuración.

Una vez que el tribunal aprueba el Plan de Reestructuración, concluye el proceso de


conciliación y negociación. La aprobación del plan da origen a la novación de las
obligaciones del deudor y sus acreedores. Corresponde al Conciliador la supervisión de
una correcta ejecución del Plan.

III. Liquidación Judicial

Cabe destacar que tanto el Conciliador como el deudor o cualquiera de sus acreedores
reconocidos pueden solicitar ante el tribunal la detención de la ejecución del Plan de
Reestructuración y el inicio del proceso de liquidación judicial del deudor. El tribunal
debe pronunciarse, mediante sentencia y luego de haberse respetado a las partes sus
derechos de defensa, sobre la apertura o no del procedimiento de liquidación.

En caso de que se de apertura a un proceso de liquidación judicial, corresponde al


tribunal el designar el Liquidador, definido por la ley como la “persona física designada
para que levante un inventario de los bienes del deudor, determine la verificación de las
acreencias y establezca el orden de los acreedores, así como las demás operaciones de
liquidación, en particular la realización de activos y la distribución del producido de la
venta a los acreedores”.

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Es importante resaltar que la sentencia que pronuncia la liquidación judicial del deudor
elimina los efectos suspensivos de las actuaciones descritas en los párrafos anteriores.
Asimismo, se desapodera mediante la misma al deudor de la administración y
disposición de todos los bienes que componen la masa. Hasta tanto sea concluido el
proceso de liquidación, pasan al Liquidador todas las potestades de administración del
deudor.

Existe igualmente en este proceso de liquidación una nueva oportunidad para la


declaración de acreencias no registradas en las etapas anteriores. A través del
Liquidador, cualquier acreedor no reconocido puede hacer declarar su acreencia, a los
fines de que la misma sea tomada en cuenta al momento de las reparticiones y
dividendos.

Tomando en cuenta los activos del deudor y las acreencias declaradas, corresponde al
Liquidador la presentación ante el tribunal del Plan de Liquidación. De igual forma, es
esta figura creada por ley quien debe asumir la correcta ejecución del plan hasta su
conclusión.

9
CONCLUSION

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