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COMERCIALES.
SUSTENTANTES:
FACILITADOR (A):
FECHA DE ENTREGA:
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INTRODUCCION
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TRABAJO PRACTICO SOBRE LA REESTRUCTURACION Y LIQUIDACION
El pasado 7 de agosto del año en curso, fue promulgada por el Poder Ejecutivo de la
República Dominicana la Ley No. 141-15 sobre Reestructuración y Liquidación de
Empresas y Personas Físicas Comerciantes, haciéndose de conocimiento público en
Gaceta Oficial el 12 de agosto del 2015. Esta nueva legislación dispone su entrada en
vigencia pasados los 18 meses posteriores de su promulgación y, asimismo, establece la
elaboración de un reglamento de aplicación que debe estar listo dentro de los doce
meses después de promulgada.
Los activos que componen la masa del deudor son los siguientes: bienes y derechos que
sean propiedad del deudor a la fecha de la solicitud de reestructuración; bienes y
derechos que sean adquiridos después de la solicitud de reestructuración, incluyendo los
ingresos por ventas, rentas, intereses, etc.; y bienes y derechos reivindicados o
recuperados a través de los procedimientos legales existentes.
Una de las novedades y mayores retos que tiene esta legislación radica en la creación
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de una jurisdicción de reestructuración y liquidación especializada, la cual sería la
competente para conocer de los procesos establecidos en la ley, y de las acciones
judiciales que se encuentren vinculadas a dichos procesos.
I. Reestructuración
Tanto el Deudor como cualquiera de sus Acreedores (que ostente una acreencia mínima
de 50 salarios mínimos), puede solicitar la reestructuración de la persona deudora
(cuando hablamos de “persona” nos referimos a persona física o jurídica) ante el
tribunal especializado que fue creado a través de esta ley. Esta solicitud de
reestructuración debe estar necesariamente fundamentada en alguna de las condiciones
preestablecidas:
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Notificación a los acreedores de la suspensión de pago, o intención de
suspensión de pago, respecto de las deudas.
Existencia de un proceso de reestructuración, quiebra, insolvencia o cesación de
pagos en un país extranjero en el que se encuentre la sociedad matriz de la
empresa o persona física deudora.
Existencia de embargos ejecutivos o inmobiliarios que afecten el patrimonio
total en más del 50%.
Existencia de sentencias, o procesos de ejecución de sentencias, que puedan
afectar el patrimonio total en más del 50%.
Luego de recibir la solicitud de reestructuración por parte del deudor o su (s) acreedor
(es), el tribunal designa un Verificador, figura creada mediante la ley que tiene por
objeto constatar, e informar al tribunal sobre la situación financiera del deudor.
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Dentro de los 15 días siguientes a la designación del Verificador por parte del tribunal,
el mismo debe emitir un informe mediante el cual se describe la situación del deudor y
se verifica que se han cumplido todos los requisitos exigidos por la ley para la
presentación de la solicitud de reestructuración depositada. Es importante destacar que
este informe presentado ante el tribunal apoderado constituye el primer reconocimiento
formal de las acreencias que hayan podido ser verificadas y comprobadas hasta esta
primera fase del proceso. Los acreedores incluidos en este primer informe se denominan
en la ley como “Acreedores Registrados”.
Por medio del informe citado en el párrafo anterior, el Verificador debe recomendar al
tribunal sobre si procede o no la apertura de un proceso de reestructuración de la
empresa o persona física deudora, o bien si es pertinente proceder directamente a la
liquidación de la misma. Cabe señalar que el tribunal debe tomar en consideración la
defensa que pueda presentar el deudor, en caso de que la reestructuración no haya sido
solicitada por él mismo.
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En esta fase del proceso, se estableció en la ley que se producen efectos suspensivos de
diversos escenarios, hasta tanto no sea aprobado un plan de reestructuración, sea
finalizado el procedimiento conciliatorio o sea instruida la liquidación judicial del
deudor. Los actos que quedan suspendidos son los siguientes:
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En cuanto a los derechos sobre las acreencias, la ley ordena en varias de sus
disposiciones la declaración de estas por parte de los acreedores ante el tribunal. Existen
en las distintas etapas de los procesos de reestructuración, conciliación y liquidación
varias oportunidades para realizar cualquier declaración, inclusive tardía, de las
acreencias que no hayan podido ser registradas en el informe emitido por el Verificador
en la fase inicial.
Cabe destacar que tanto el Conciliador como el deudor o cualquiera de sus acreedores
reconocidos pueden solicitar ante el tribunal la detención de la ejecución del Plan de
Reestructuración y el inicio del proceso de liquidación judicial del deudor. El tribunal
debe pronunciarse, mediante sentencia y luego de haberse respetado a las partes sus
derechos de defensa, sobre la apertura o no del procedimiento de liquidación.
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Es importante resaltar que la sentencia que pronuncia la liquidación judicial del deudor
elimina los efectos suspensivos de las actuaciones descritas en los párrafos anteriores.
Asimismo, se desapodera mediante la misma al deudor de la administración y
disposición de todos los bienes que componen la masa. Hasta tanto sea concluido el
proceso de liquidación, pasan al Liquidador todas las potestades de administración del
deudor.
Tomando en cuenta los activos del deudor y las acreencias declaradas, corresponde al
Liquidador la presentación ante el tribunal del Plan de Liquidación. De igual forma, es
esta figura creada por ley quien debe asumir la correcta ejecución del plan hasta su
conclusión.
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CONCLUSION
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