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El retraso

mental
El estudio del retraso mental ocupa un lugar
peculiar en la historia de la psicopatología por
muchas razones: posee una larga tradición; ha sido
el que ha aglutinado a un mayor número de
personas interesadas no profesionales (padres) que
han formado un movimiento de presión muy intenso
no solamente a la hora de la petición de servicios
especiales y atención social, sino asimismo, a la
hora de crear un cuerpo de conocimientos y hasta
una teoría sobre el mismo
Para una comprensión correcta de la signifi cación
del retraso mental en nuestros días hay que apelar
a conceptos científi cos de áreas muy distintas que
van desde la bioquímica hasta la sociología,
pasando por la jurisprudencia, la ética personal y
social, y las complejas y nunca bien delimitadas
relaciones entre la ciencia y el mundo político y
social
Existen datos sobre descripciones de personas, con lo
que se entiende en nuestros días como retraso mental
desde la antigüedad, antes de la Grecia clásica, si bien
las diferenciaciones entre retraso mental y demencia no
aparecen con claridad hasta bien entrado el siglo XIX.
El tratamiento más común entre los griegos (tanto
espartanos como atenienses) consistía en la
eliminación de los niños con deficiencias (no solamente
intelectuales), y la actitud hacia los deficientes en
general y hacia los retrasados mentales en especial era
tan negativa que el mismo Aristóteles justificaba el
abandono paterno de este tipo de personas.
Pese a que el cristianismo representó un avance por lo que se
refiere a la «consideración humana» de las personas con
deficiencias notorias, la verdad es que, por lo que se refiere a
los retrasados mentales, las actitudes de ayuda y protección,
siendo objeto de prédica por parte de algunos santos y órdenes
religiosas, no arraigaron en la sociedad de la Edad Media y
Moderna
El advenimiento de la sociedad industrial, con la gestación de
las ciencias sociales y, junto a ello, el desarrollo de las ciencias
médicas, promovió una modificación sustancial de la filosofía
de base respecto a la población de retrasados mentales
Las expresiones empleadas fueron variando
desde «idiocia», pasando por oligofrenia,
deficiencia mental, «niños excepcionales», niños
con necesidades educativas especiales,
discapacidades o trastornos de aprendizaje,
hasta llegar a la última propuesta, de vuelta al
«retraso mental»
El movimiento antiinstitucionalización, apoyado
por la «integración» llevó a la reincorporación del
niño retrasado mental al sistema de educación
normal.
La American Association on Mental
Retardion (AAMR, Asociación
Americana sobre el Retraso Mental),
que fue fundada en 1876 por padres
de retrasados mentales y que ha
promovido desde revistas de
investigación, proyectos, propuestas
de tratamientos y leyes hasta la
terminología esencial.
TEST de INTELIGENCIA
Por otra parte, no deja de resultar curioso que
los creadores de los principales tests de
inteligencia individual tipo CI, Terman por un
lado y Wechsler por otro, en los sucesivos
manuales advierten que sus pruebas no
deberían ser utilizadas para el diagnóstico del
retraso mental puesto que no emplearon
muestras de tipificación en las que esta
población se encontrara representada.

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