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Dia 7

LA SANTIDAD DE MARIA JESUS

INTRODUCCION

Todos estamos llamados a ser santos y santas en el mundo moderno de hoy.


Jesús nos quiere no perfectos, pues muy bien sabemos que la perfección plena
escapa de nuestras humanas posibilidades, sino grandes en amor.

Esto no significa otra cosa que poner la propia vida al servicio de los demás,
entregarse por puro amor a Dios y a nuestros hermanos, con quienes
compartimos camino en nuestra historia personal.

Nuestra Madre Fundadora: María Upegui, nos enseñó que la santidad consiste
también en el servicio desinteresado a nuestros hermanos más necesitados,
dejándonos llenar siempre de Jesús en la Eucaristía.

La Iglesia, casa común de quienes hemos respondido con generosidad a la


llamada del Señor a seguirle, necesita hoy también que asumamos, adultos y
jóvenes, ancianos y niños, esta vocación universal de la santidad, pues será el
mejor adorno que podamos ofrecerle.

Una santidad sin heroicidades, desde la sencillez y en la vida cotidiana, con esa
verdadera alegría que nace de un corazón dispuesto para amar a todos sin
condiciones.

María Upegui, respondió al amor del amado con el amor al hermano, sacramento
de Dios, a quien acogió con entrañas de misericordia, teniendo con él una palabra
de cariño y consuelo.
María Jesús comprende que la Eucaristía es su fuerza, su sostén y su trampolín
para lanzarse a la aventura apasionante del apostolado de la caridad.

Canto: Fijos los ojos en Jesús.

ORACION INICIAL

MEDITACION

La mayoría de los santos, solo tenía un corazón humilde y simplemente así por
naturaleza hacían la voluntad de Dios.

La Madre María Upegui, samaritana del amor, sintió en su experiencia de fe, como
Jesús salía a su encuentro, mientras dirigía sus pasos hacia el pozo donde
encontró el agua viva que calmó su sed de felicidad.

Todos estamos llamados a ser santos viviendo nuestras vidas con amor, dando
testimonio de todo lo que hacemos, donde sea que nos encontremos.

Tú y yo, como jóvenes, somos parte de este llamado a ser Santos. Cada persona,
desde su estado de vida, aporta y crece en santidad.
Su vida era el camino que se había convertido en el mejor testamento para dar en
herencia a su Congregación.

Les había legado un tesoro espiritual, conformado por las maravillosas virtudes
que brillaban en ella, como son:

Su alto sentido de responsabilidad

Su prudencia

Su abandono en la providencia

Su caridad

Hoy, niños y jóvenes de nuestros diferentes centros educativos donde las Siervas
del Santísimo y de la Caridad, prestan su servicio, tenemos la gracia de conocer
su vida y obra y estamos invitados por ella a seguir practicando estas hermosas
virtudes.

Yo quiero ser santo, y ¿tu?

ORACION FINAL

Dios, Padre misericordioso, que adornaste a tu Sierva la Madre Upegui con un


intenso amor a Dios y al prójimo y un ardiente celo por la Santísima Eucaristía y le
permitiste fundar una familia religiosa para enriquecer a la Iglesia con estos
carismas. Dígnate glorificar a tu Sierva y concédenos que siguiendo el ejemplo de
su vida te glorifiquemos a ti, autor de todo bien y seamos miembros
comprometidos de tu Iglesia. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amen.

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