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El Derecho de Los Juristas PDF
El Derecho de Los Juristas PDF
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Diego Poole Derqui
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ISBN 9788481554069
EL DERECHO DE JURISTAS Y SUS IMPLICACIONES: UN DIÁLOGO CON LOMBARDI VALLAURI
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PARTE I, INTRODUCCIÓN
1. Consideraciones preliminares
1 A este respecto escribe José Iturmendi: «Esta conexión entre ciencia y aplicación jurídica constituye,
por tanto, un problema sugestivo, al menos para delimitarlo y valorarlo. Efectivamente, si no parásemos
mientes en ella, los conceptos puros de las construcciones dogmáticas podrían degenerar, como en
muchos casos se ha podido advertir, en inextricables paradojas, como sentencias de cumplimiento
imposible o como anulación de larguísimos procedimientos por nimios descuidos burocráticos. De ahí
que el Derecho, entendido como pura ciencia, o como pura aplicación, tenga una engañosa imagen
bicéfala cuyos dientes se desgarran de alguna manera entre sí». ITURMENDI MORALES, J., "Una
aproximación a los problemas del método jurídico desde la filosofía del derecho", en Homenaje a Legáz
Lacambra, Facultad de Derecho de la Universidad Complutense y C.E.C, Madrid 1983, p. 572
2 PEREZ LUÑO, A.E., El desbordamiento de las fuentes del derecho, discurso de recepción en la Real
Academia Sevillana de Legislación y Jurisprudencia, Sevilla 1993, p.91.
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ordenamiento, siempre abierto, siempre "en juego", que no consiste sólo en mera
aplicación de la ley, ni de otros criterios objetivables a priori, sino fundamentalmente
de lo que los antiguos denominaban razón práctica. «La visión del derecho como ley
aplicada, el planteamiento de su actualización como deducción lógica o el intento de
racionalizarlo por vía sistemática, están hoy en claro retroceso. Se afianza un diseño de
la tarea jurídica como invención interpretativa, llena de connotaciones éticas y
políticas». «La radical dimensión judicial del derecho hace que el jurista no pueda
concebirse -técnica y asépticamente- distante de ese objeto jurídico que nunca está
acabadamente puesto, sino que él contribuye creativamente a positivizar».3
Para afrontar el estudio del derecho en acción conviene volver la mirada no sólo
a la jurisprudencia conformada por los responsa de los prudentes de la época
republicana, que constituyó la fuente más importante del ordenamiento jurídico de los
"padres del derecho", si no a una trayectoria que se prolonga en un arco de más de
veinte siglos, hasta nuestros días. Así, en pleno siglo V. d.C., como es sabido, la "Ley
de citas" de Teodosio II consagraba la autoridad normativa de los jurisconsultos.
Después la communis opinio doctorum mantiene vivo en la edad Media el protagonismo
de la doctrina. En los albores de la modernidad tal protagonismo será reivindicado
principalmente por los clásicos iusnaturalistas hispanos, en particular por Francisco
Suárez, para quienes el acuerdo general de los científicos del derecho posee una
importante autoridad normativa. Ya entrados en el siglos XIX, la Escuela Histórica
reivindica el protagonismo de los juristas como portavoces autorizados del Volkgeist, y
es considerada como la fuente más depurada del Derecho. En plena euforia codificadora
nos encontramos con las sobresalientes figuras, entre otros, de un François Gény
(Méthode et sources en droit privé positif, 2ª ed. corregida, de 1919) que, en Francia,
reivindica la libertad del jurista ante las inevitables lagunas del derecho positivo; en el
área germánica, entre otros, nos encontramos con Oskar Bülow, considerado como «el
precursor del movimiento de Derecho libre, quien en su opúsculo Ley y oficio del juez
(Gesetz und Richterant, 1885), sostenía la tesis que la ley no produce por sí misma el
Derecho, sino solamente lo prepara, al paso que creadora del Derecho es solamente la
sentencia del juez»4 Aunque, como veremos más adelante, el primer representate
auténtico del movimiento fue Eugenio Ehrlich, que en una conferencia suya
pronunciada en 1903 habla por primera vez en Alemania de una "libre ciencia del
Derecho" (freie Rechtswissenchaft), en oposición al principio de la aplicación mecánica
del mandato del legislador a los hechos concretos. Pero la tesis más atrevida e
innovadora fue la sostenida por Hermann Kantorowicz (1877-1940), que escribió en
1906 un manifiesto "la lucha por la ciencia del Derecho", firmando con el seudónimo
de Gneus Flavius, nombre del jurista romano al que se le atribuye la redacción de gran
parte de las Doce Tablas. En este libro habla ya de la existencia del "derecho libre"
(freies Recht), cuya existencia tiene la misma fuerza vinculante que el derecho positivo
estatal.5 Asimismo en Italia nos encontramos con una personalidad de la talla de
Giuseppe Capograssi, quien expresó con una lucidez inusitada la fuerza normativa de la
doctrina; y, cómo no, con el autor al que, desde ahora, vamos a dedicar una especial
3OLLERO, A., ¿Tiene razón el derecho?, Publicaciones del Congreso de los Diputados (monografías),
Madrid 1996, p.420, 501 y 502
4 FASSÒ, G., Historia de la Filosofía del Derecho, vol. III, Ed. Pirámide, Madrid 1988, p.168
5 Cf. Ibid., p. 168
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6 En este sentido se asemeja al método de investigación de Guido Fassò, por quien reconoce una gran
admiración. Datos de la entrevista personal del 27 de mayo de 1995
7 ITURMENDI MORALES, J., "Acerca de Rudolf Von Ihering y el sistema de los juristas romanos",
en Anuario de la Facultad de Derecho, vol. 11, 1993, p.437.
8 En este sentido Andrés Ollero escribe: «A la hora de abordar un riesgo tan real como inevitable -los
aspectos subjetivos que todo proceso de positivación del derecho lleva consigo- quien amenaza la
seguridad de sus posibles víctimas no es el que los denuncia. Mucho más amenazadora resulta, en la
práctica, la actitud del que se empeña en mantenerlos ignorantes de los peligros que acechan. Si se
desmanda un toro -por recurrir a una comparación vanal- defendería más la seguridad ciudadana quien
diera la voz de alarma, que quien tranquilizara a los transeúntes, recordándoles que está legalmente
prohibida la libre circulación de tales animales por zonas urbanas». OLLERO, A., ¿Tiene razón el
derecho?, Publicaciones del Congreso de los Diputados (monografías), Madrid 1996, p.501
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9 TARELLO, G., "Orientamenti della magistratura e della dotrina sulla funzione politica del
giurista-interprete", en L´uso alternativo del diritto.I, Scienza giuridica e analisi marxista, bajo la
dirección de P.Barcellona, Laterza, Roma-Bari 1973
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El presente libro está dividido en seis partes, de las cuales la segunda contiene la
tesis principal. La primera, además de estas consideraciones introductorias, está más
centrada en la persona de Lombardi Vallauri, en las influencias doctrinales que ha
tenido y en la huella que ha dejado. En esta parte también se hacen unas
consideraciones sobre el status queastionis en el derecho español, tanto en el derecho
positivo como en la doctrina. La parte segunda se estructura en torno a la actividad de
los juristas como fuente del derecho; después de unas breves consideraciones sobre los
sentidos de interpretación y de jurisprudencia, se analiza, por separado, la libertad del
jurista frente al derecho vigente como validez, efectividad y valor. La libertad del
intérprete frente al derecho como validez formal es la que se desarrolla con más
amplitud, porque contiene una exposición de la contundente crítica de Lombardi
Vallauri a la teoría de la plenitud del ordenamiento y a la lógica jurídica clásica.
Después de mostrar la libertad del jurista frente a los tres tipos de vigencia del derecho,
se justifica su autoridad en la configuración del derecho (creación de la "norma
jurisprudencial"). Posteriormente se estudia el derecho de juristas en relación con las
demás fuentes, para mostrar a continuación los condicionamientos sociales que
interactúan en el derecho jurisprudencial (sociología del derecho de juristas). También
se analiza en ese capítulo los valores de la "norma jurisprudencial". Los dos apartados
que cierran la parte segunda del libro contienen un replanteamiento de la figura del
jurista como consecuencia de la metodología delineada por Lombardi Vallauri, y una
exposición del relativismo ético, ante el que se encuentra la libertad de los juristas
cuando pretenden buscar valores de integración más allá del derecho positivo y de la
sociología. La parte tercera contiene un estudio del ordenamiento jurídico desde la
óptica de la teoría general. En la cuarta se expone brevemente una "ontología jurídica"
del derecho como ordenamiento. En la quinta se plantea el fin ideal del ordenamiento, y
la posibilidad de encontrar un modelo de personalidad que el derecho pueda promover,
lo que supone unas breves consideraciones antropológicas y teológicas, que recuerdan
un poco el divinarum notitia del que hablara Ulpiano. La sexta y última parte está
dedicada al concepto de juridicidad de Lombardi Vallauri.
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Luigi nació en Roma el 4 de abril de 1936. Hasta los catorce años estudió en el
Liceo francés (Lycée Chateaubriand). De los 14 a los 18 años estudió en el Instituto
Massimo de los jesuitas. Desde la adolescencia manifestó un interés especial hacia la
literatura y la física. Cuando terminó los estudios de enseñanza media decidió, con poco
entusiasmo, hacer la carrera de Derecho. Al mismo tiempo siguió cultivando los
estudios literarios. En 1956 se planteó la posibilidad de ingresar en la Compañía de
Jesús, por lo que comenzó los estudios eclesiásticos en la Universidad Gregoriana de
Roma, sin abandonar los estudios de Derecho. A los tres años de ingresar en la
Gregoriana decidió no hacerse jesuita y abandonó la Facultad de Teología. Una vez
licenciado en Jurisprudencia, optó por quedarse en la Universidad para ser profesor de
Derecho Romano. Como él mismo reconoce, su preferencia por el Derecho Romano
estaba motivada, más que por la materia, por la posibilidad de trabajar junto a Emilio
Betti, bajo cuya dirección realizó su tesis doctoral (Dalla fides a la bona fides).15
14Además de Ingeniero electrortécnico, fue Inspector de primera clase del Ministerio de Pública
Instrucción; Consejero comunal de Roma (1952-1960); Presidente del "Istituto Autonomo per le Case
Popolari della Provincia di Roma" (1954-1960); Primo Consigliere per l´Industria e gli Affari Scientifici
nella Rappresentanza italiana presso l´OCSE (París, 1961-1972); Presidente del Comité Nacional
Italiano para las Conferencias Mundiales de Energía (1957-1986); Grande Ufficiale dell´Ordine al
Merito della Republica; Ufficiale della Legion d´Onore; Medalla de oro al Mérito de la Escuela, de la
Cultura y del Arte. Entrevista con Lombardi, 1-XII-92
15 LLV., Dalla fides alla bona fides, Giuffrè, Milano 1961, pp XII-264. El libro desarrolla la evolución
del concepto de fides en el derecho romano: desde el sentido originario de la fides (como poder,
teóricamente discrecional), pasando por su concepción como protección del más fuerte; como lealtad al
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En 1975 fundó el primer centro provida de Italia, cuyo nombre (Centro di aiuto
alla vita), estructura y funcionamiento servirán de modelo para los ya varios centenares
que existen en todo el país. Además, ha contribuido personalmente con los centros
provida, mediante el ejemplo de sus cinco hijos y de varios nietos. Ha formado parte de
dos Comisiones de estudio del Ministerio de Sanidad, respectivamente sobre la
fecundación artificial (la llamada "Commissione Santosuosso") y sobre la ingeniería
genética, en particular colaborando activamente en la redacción final del documento de
la primera.
más fuerte; como promesa; a través del significado de la fides bona que es propia de las obligaciones
bilaterales de buena fe: la fidelidad del bonus vir, criterio objetivo según el cual se deben determinar los
derechos y obligaciones en una relación; llegando, por fin, al concepto de bona fides, aplicable en el
ámbito posesorio: posee de buena fe quien no tiene conocimiento de lesionar mejor derecho.
16 Para una exposición de conjunto de la obra de Sergio Cotta hasta 1993, cf. MARTÍNEZ MUÑOZ,
J.A., Ontofenomenología del Derecho en la obraa de Serggio Cotta, Servicio de Publicaciones de la
Facultad de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid, 1993
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17 LLV., "Eine römisch-katoholische Theorie der Gerchtigkeit" en AA.VV., Praktische Vernunft und
Theorien der Gerechtikeit, Actas del 15º Congreso mundial de la Asociación Internacional de Filosofía
jurídica y social, Göttingen 18-24 de agosto 1991. La versión italiana está todavía sin publicar.
18 Cf. V.5 ("Pleroma y cristianismo").
19 En el Corso define los "grupos de investigación fundamental" como «tipiche comunità per la
formazione, nei loro membri, della coscienza non-riduttiva, sul modello del classico ανµϕιλοσοϕειν. Il
piccolo numero, la selezione accurata dei membri, la durata tendenzialmente a vita dovrebbero
consentire di realizzare in modo eccezionalmente intenso e completo i postulati (...) (della formazione)
non riduttiva (dei loro membri)», LLV, Corso di filosofia del Diritto, Cedam, Padova 1981, p.496
20 En una de las reuniones a las que fui invitado por Lombardi, después de ver cómo realizaban
aproximadamente una hora de "meditación realizante" sentados sobre unas pequeñas banquetas de
madera de origen oriental y con la única luz de la noche que entraba por la ventana, uno de los presentes
habló durante más o menos media hora sobre el contenido poético del paisaje. Después de su
intervención todos decían, uno por uno, lo que les había parecido y lo que habían sentido durante la
explicación. Tras estas sesiones "contemplativas" acostumbran a cenar o a comer juntos. La dinámica de
las reuniones manifiesta la preocupación de Lombardi por fomentar las "sabiduría" mediante la
meditación; la fantasía, mediante la exposición de temas imaginarios; y la amistad, a través del encuentro
y del trato con los miembros del grupo. Asimismo, el profesor de Florencia, para difundir más estos
aspectos, suele organizar largos viajes, ya no sólo con los miembros del grupo, sino también con sus
alumnos. Hasta hace poco tiempo solía ir con ellos a un monasterio en la montaña, en el que también
practicaban la "meditación trascendental", cuya finalidad es, según escribe en unos de los curricula que
me ha facilitado, «la riaproppropiazione, oltre che nozionale, contemplativa, in chiave orientale, del
sapere scientifico (naturale e storico) occidentale».
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Evolución de su pensamiento
Práctica "contemplativa",
"Teología"
Budismo, "Grupos de meditación"
(inicio en 1979)
1989
Filosofía general y
Bioética
de la religión
1981
Filosofía política
y jurídica Informática jurídica
1970
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21Cfr. I.2.2
22 Transcribimos unas lineas que ponen de manifiesto la relación que Lombardi, siguiendo a otros
autores, establece entre el "movimiento del derecho libre" y las inquietudes más profundas del hombre:
«L´esistenza del movimento deve attirare la nostra attenzione sul fatto che il giusliberismo si propone
come una dottrina che è anche un appello; ha una struttura che potrebbe definirse (usando un termine
della critica neotestamentaria) "cherigmatica": è anche annuncio, predicazione. Effettivamente molti
suoi rappresentanti lo hanno sentito come una dottrina di salvezza per il giurista. Fuchs non si stanca di
inistere sulle consecuenze della vechia e della nuova metodologia per il carattere e la giogia del giurista,
usa continuamente le categorie religiose: i banditori del giusliberismo sono riformatori, profeti in attesa
dal salvatore che deve venire; il giusliberismo è una professione di fede, è un discorso sul monte, porta
con sè la redenzione dallo spirito di falsità, dalla sordità ai valori; la riforma è "moralischer Art", non
solo organizzativa; il passagio al giusliberismo è una conversione, un indossare un nuovo Adamo, un
cadere delle scaglie dagli occhi; addiritura Gesù è il primo grande iusliberista, perchè liberatore dalla
schiavitù della legge e della lettera. (...); la scoperta logica della reale funzione della giurisprudenza
procede di una scoperta etica; addiritura la riforma dovrà appoggiarsi a una riflessione metafisica sul
rapporto tra diritto e salvezza, cioè sul problema "Dio e il diritto"». LLV., Saggio, p.347 (el subrayado
es de Lombardi).
23«L´esperienza immediata e decisiva (del iusliberismo) è l´intuizione del giurista sopra la sua vita, il
suo mestiere, il valore di questo mestiere a cui dedica la vita. Nella mortificazione della sua personalità
di giurista ad opera del legalismo, egli intuisce insieme, prospetticamente, una mortificazione del valore
che dà a quella personalità il suo significato: cioè del diritto, di quanto esso è in grado di compiere a
servizio della vita sociale», LLV., Saggio, p.348 (el subrayado es de Lombardi).
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Después de estudiar toda la obra del profesor italiano, creo que se puede afirmar
que sus aportaciones más interesantes están recogidas en el Saggio sul diritto
giurisprudenziale, en el Corso di filosofia del diritto y en Terre.
Aunque a primera vista tenga poco que ver con sus estudios sobre la
jurisprudencia, conviene detenernos unos instantes en la actitud intelectual de Lombardi
Vallauri, actitud que explica algunas aporías de su filosofía general. En el Corso hay un
capítulo titulado "Indicaciones para una mente, una acción y una sociedad no
reductivas"24, que contienen un fiel reflejo de la actitud intelectual de Lombardi
Vallauri.
En primer lugar, propone una mentalidad "abierta", esto es, crítica, que no
acepte una ideología en bloque sin admitir racionalmente todo lo que lleva consigo.
Utiliza la metáfora del "lugar no magnético" como lugar idóneo para el intelectual:
lugar que se encuentra en el punto donde se neutralizan las fuerzas atractivas de las
ideologías.
Otra metáfora que utiliza Lombardi Vallauri para ilustrar esta actitud de duda, es
la del "camino en la cresta de la montaña" sobre el que se encuentra el intelectual que
no se decide a bajar por una u otra vertiente (quizá sería más expresiva la idea, y más
coherente con el pensamiento del profesor italiano, si se dice que el intelectual está en
el valle, y no se decide a subir ninguna ladera). En el fondo se trata -como afirma el
autor italiano- de avanzar esquivando las sugerencias de las grandes doctrinas, pero sin
ignorarlas.25
24 LLV, Corso di filosofia del Diritto, Cedam, Padova 1981, pp. 488-527.
25 LLV., Corso, p.490-491
26 LLV., Corso, p.493. Por otra parte, quien fuera fundador de la Universidad del Sacro Cuore de Milán
-donde tantos años trabajó Lombardi Vallauri- y ordinario de filosofía del derecho, Francesco Olgiati,
consideraba que «un sistema, si realmente lo es, implica una organicidad de los conceptos, es decir, una
multiplicidad vivificada por un principio informador único». «Si os ocurre ante cualquier sistema
-escribía Olgiati a sus alumnos- que no conseguís analizarlo en conceptos precisos, distintos entre sí y
unificados por un concepto inicial de realidad; si por falta de elaboración conceptual os veis obligados a
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El profesor italiano es, ante todo, un hombre original, que se distancia de las
grandes corrientes, aceptando un poco de cada una de ellas. Sin embargo, reconoce que
los autores que más han influido sobre su pensamiento son, por lo que se refiere a la
teoría de la jurisprudencia, Gény y Heck; y respecto a la teoría del ordenamiento,
Kelsen, Ross y Bobbio27; también admite influencias de Cotta en su filosofía del
Derecho, concretamente en ontología jurídica, y de Carcaterra, especialmente de su
libro La falaccia naturalistica.
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Influencia del movimiento de derecho libre en Lombardi Vallauri. Consideraciones sobre este
movimiento
28 LLV., "Diritto libero", en Digesto, IV ed., 1990, coll. 20, posterirormente en "Diritto Naturale e
Diritto libero" en Persona y Derecho, vol. 23. 1990, p.51. Entre nosotros, para una exposición del
movimiento de Derecho libre, cfr. HERNÁNDEZ GIL, A., Metodología del derecho, Ed. Revista de
Derecho Privado, Madrid 1945, pp. 239 ss., donde se trata con cierta amplitud y se hace una crítica de las
posiciones de Kantorowcz y de Erlich; CRESPO ROMEU, R., "La escuela de derecho libre", en Revista
Crítica de Derecho Inmobiliario, núms. 322-323, 1955. Quizá hoy en día el movimiento más parecido al
del derecho libre sea lo que en los EEUU se ha venido a llamar Critical Legal Studies: aunque se trata de
un conjunto de teorías no del todo articuladas en escuela, tienen en común postulados tales como la
indeterminación lingüistica del derecho, el consiguiente e inevitable protagonismo de la función judicial
en la producción normativa, y también la inevitable politización de las decisiones jurisprudenciales, que,
lejos de obedecer a premisas lógico-formales, responden a opciones ideológicas.
29 LLV., "Diritto libero", en Digesto, IV ed., 1990, coll. 20, posterirormente en "Diritto Naturale e
Diritto libero" en Persona y Derecho, vol. 23. 1990, p.51.
30 Cfr. LLV., Saggio sul diritto giurisprudenziale, Giuffrè, Milano, 1967, p.205; Para una exposición
sistemática de la historia del movimiento de Derecho libre, además del Saggio (pp.229-240), cfr. LLV.,
"Diritto libero", en Digesto, IV ed., 1990, coll. 20, posterirormente en "Diritto Naturale e Diritto libero"
en Persona y Derecho, vol. 23. 1990. pp.53 y sig.
31 Cf. FASSÒ, G., Historia de la Filosofía del Derecho, vol. III, Pirámide, Madrid 1985 (5ª ed.; trad.),
pp.167 y ss.
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32 Cfr. LLV., Saggio, pp. 222 y 240, donde se exponen las razones que justifican la denominación del
iusliberismo como movimiento y no como escuela.
33 LLV., Saggio, p.217
34 «La verità è infatti -escribe Lombardi- che essi si alimentano tutti ad una intuizione, vivono tutti di una
scoperta: la scoperta della non sopprimibile nè rifiutabile, necessaria liberà del giurista nel trovare il
diritto, cioè di un margine di scelta personale responsabile che non può essere eliminato neppure dalla
codificazione più esauriente, e che non può essere colmato dalle operazioni puramente "logiche" della
metodologia classica. La scoperta della sua non rifiutabile libertà implica per il giurista (ed è questo
l´altro tema, o se si preferisce il lato costruttivo dell´unico tema del movimiento) il dovere di farne buon
uso, che è un dovere di sviluppo dela personalità. A questo punto, cioè sulla direzione da dare a questo
sviluppo, si dividono gli spiriti; e possono essere tentati -e con loro lo storico- di attribuire maggiore
importanza, quasi fosse il più veramente loro, al cammino percorso doppo la divisione», LLV., Saggio,
p.216
35 Ibídem, pp.216 y 217
36 Cfr. LLV., Saggio, pp.218-221
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Las raíces más profundas del movimiento de derecho libre no deben buscarse
única ni principalmente en el sentido de frustración, de "vacío vocacional" que ocasionó
en los juristas prácticos el dogma de la plenitud de la ley frente a la rápida evolución de
la vida social que se empieza a experimentar hacia finales del XIX, principios del XX,
ni tampoco en el sociologismo, sino más bien en el modernismo cultural y religioso que
se extendió por Europa a finales del siglo pasado y que, en determinadas
manifestaciones, perdura todavía, especialmente en Francia y Alemania.
43 Lombardi Vallauri reconoce este paralelismo y considera que «el primer documento que ha abrazado
en un cuadro unitario todas las tendencias exegéticas, históricas, teológicas, filosóficas y sociales del
modernismo es la encíclica Pascendi de Pío X del 8 de septiembre de 1907», LLV., Saggio, p.224, n.59.
El modernismo religioso -afirma la encíclica- «erige "la conciencia religiosa" en regla universal,
totalmente igual a la Revelación, a la que todos deben someterse, hasta la autoridad suprema de la Iglesia,
y a la doctrinal, y a la preceptiva en lo sagrado y en lo disciplinar» (nº6 in fine). «El "sentimiento
religioso", que brota por "vital inmanencia" de los senos de la "subconsciencia", es el germen de toda
religión y la razón asimismo de todo cuanto en cada uno haya habido o habrá». Así como algunos
iusliberistas afirman que el derecho es un fruto espontáneo de la sociedad, el modernismo religioso
considera que la religión, cualquiera que sea, «es fruto propio y espontáneo de la naturaleza»; el
modernismo religioso pone el sentimiento antes que la razón: Dios, más que conocido, es sentido (cfr.
nº9); como el objeto del sentimiento religioso es Dios mismo, infinito y potencialmente indefinido en su
manifestaciones, lo que cada uno conozca de él, puede ser muy distinto, incluso, contradictorio, por lo
que -concluyen los modernistas- el dogma está sujeto a mutación (cfr. nº10); cuando el dogma no se
adapte a la mutación del sentimiento, habrá perdido su vigencia, y no habrá más remedio que cambiarlo
(cfr. nº 11). Por otra parte, la encíclica subraya que es propio de los modernistas el afán desenfrenado de
novedades (cfr. nº11). Asimismo, los modernistas -como muchos iusliberistas- toman «indistintamente la
verdad y la vida. De lo cual se colige que todas las religiones son igualmente verdaderas, pues de otro
modo no vivirían»; la religión es sólo experiencia vital. No es extraño, pues, que muchos de los que han
seguido esta línea "vivencial" desemboquen en las prácticas orientales, que suponen una búsqueda de
sensaciones a toda costa, degenerando casi en paranoia espiritual; la mentalidad influida por el
modernismo tiende a labrarse un Dios "a su medida": el dogma surge de un impulso o necesidad personal
que mueve al hombre a buscar un contenido que sea capaz de colmar sus inquietudes o sentimientos
(bisogni), rechazando todo lo desagradable (pecado, juicio, infierno, etc). Un principio general del
modernismo es que «en toda religión que viva, nada existe que no sea variable y que, por tanto, no deba
variarse»; lo principal de la religión y de la moral (y con ella, de todo el derecho) es, pues, el dinamismo,
la evolución, la constante adaptación ai bisogni: no es la conducta del hombre la que debe adaptarse a la
religión o a la moral, es la Iglesia y la moral las que deben adaptarse a la voluntad de los hombres (cfr.
nº25). Así, pues, concluyen, no puede haber ninguna ley estable ni inmutable en la Iglesia ni en la
sociedad. En este sentido es muy significativo cómo termina Lombardi su brillante exposición sobre el
iusliberismo: «È facile vedere come la sintesi giusliberista, frutto di osservazioni fattuali e non di una
presupposta concezione filosofica, non si riduca a un banale eclettismo, ma si coordini a una visione
"storicistica attiva" (o, se si preferisce, dinamica) del´uomo e del mondo umano, come mondo in cui per
la presenza di una sorta di eccedente radicale nulla può dirsi "dato", concluso, "totalmente essente", ma
ogni cosa è destinata a essere rimessa in questione, ulteriormente attuata, ricapitolata, finchè c`è vita»,
LLV., Saggio, p.370
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Junto a las manifestaciones religiosas del modernismo, que claramente son las
que más trascendencia han tenido sobre la concepción del derecho, Lombardi también
añade el modernismo en el ámbito de las ciencias matemático-experimentales: la "ley" y
la "teoría" pierden su carácter definitivo, absoluto, completo; pasan a considerarse como
estadios siempre superables de la representación científica del mundo; se pone de
manifiesto el carácter puramente instrumental, hipotético, cuando no convencional de
los teoremas y de las leyes; se han descubierto fenómenos de indeterminación ante los
cuales la realidad se presenta con un amplio margen de improvisación, lo que reclama la
utilización de métodos estadísticos de cálculo; cada vez es más común la representación
científica de la realidad como algo que se escapa a toda formulación posible (piénsese,
por ejemplo, en la actual teoría del caos). Lombardi se remite a las obras de Poincaré,
Duhem, Mach y Plank, entre los científicos; y en un nivel de mayor generalidad,
filosófico, se remite, a modo de ejemplo, a Bergson, Boutroux y Milhaud.45
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Común a todas las manifestaciones del modernismo son, a juicio del profesor
italiano, "una necesidad general de sinceridad" y, correlativamente, "un sentido nuevo
de la verdad parcial". La "sinceridad" manifiesta una protesta contra la ficción de un
sistema compacto (sistema lógico, moral, jurídico...), frente al cual, ante la
imposibilidad de ofrecer una alternativa sistemática, se proponen consideraciones
aisladas, pero ciertas, evidentes, aunque difícilmente coordinables en un sistema
completo; por eso, consecuencia de esa "sinceridad", es "un sentido de la verdad
parcial".48
Según afirma Lombardi Vallauri, su obra Freirecht (cap. III del Saggio) es
considerada en Alemania como la aportación más importante a la teoría de la labor
jurisprudencial: El profesor Dilcher ha manifestado que es una obra fundamental sobre
el derecho libre; Wieacker lo considera como un "clásico de la literatura jurídica".49
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muy pocos precedentes en la historiografía jurídica italiana», «se trata -sigue Cavanna-
de un auténtico descubrimiento».51
51 Ibídem, p.102
52 ORRÙ, G., "Criteri extralegali di integrazione del diritto positivo nella dottrina tedesca
contemporanea", en JUS, fasc. III-IV (1977), pp.389 y 392
53 D´ORS, A., Recensión sobre Cristeanesimo, secolarizzazione e diritto moderno, Artículo crítico "En
torno a un cristianismo llamado «pleromático»", Verbo, nº 207-208. Ed. Speiro, Madrid, pp.729-739
54ROJO, J.Mª., Recensión al Corso di Filosofia del Diritto, en el Anuario de Filosofía del Derecho
1984, pp 416-422
55 PANIZO ROMO DE ARCE, A,. Recensión a Cristeanesimo, secolarizzazione e diritto moderno,
(s.d.; s.l.).
56 ZULUETA, E., Recensión al Corso di Filosofia del Diritto, (sd., s.l.).
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EL DERECHO DE JURISTAS Y SUS IMPLICACIONES: UN DIÁLOGO CON LOMBARDI VALLAURI
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57 LEGAZ, L., El derecho y el amor, Bosch, Barcelona 1976 (Es una ampliación del discurso de ingreso
en la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación -Madrid 1969-, que llevó el título "Amor, amistad y
justicia").
58 Por citar sólo un ejemplo, Iturmendi en uno de sus artículos sobre metodología jurídica cita
expresamente a Lombardi Vallauri para reforzar su tesis de la necesidad de acudir de forma reflexiva,
justificada y argumentada, (no emotiva, aleatoria o críptica) a elementos extralegales para interpretar la
ley. La sumisión del intérprete a la ley no es -escribe Iturmendi- «una sumisión literal e irreflexiva, y no
sólo porque la actividad mecánica terminaría inmovilizando y desvirtuando el Derecho, sino porque,
como recuerda Giovani Orrù, todo ordenamiento, en la medida en que se declare completo, deja siempre
al jurista-intérprete un amplio margen de elección personal y responsable». ITURMENDI MORALES,
J., "Una aproximación a los problemas del método jurídico desde la filosofía del derecho", en Homenaje
a Legáz Lacambra, Facultad de Derecho de la Universidad Complutense y C.E.C, Madrid 1983, p. 574
59 Por ejemplo, José Miguel Serrano acude a la argumentación de Lombardi Vallauri sobre la diferencia
entre abortismo humanitario y abortismo libertario, y su tendencial convergencia con el abortismo
sadista. Cf. SERRANO RUIZ-CALDERÓN, J.M., Familia y Tecnología, Servicio de publicaciones de
la Facultad de Derecho de la UCM, Madrid, 1996, p. 133. También ha influido en otra obra del Serrano
Ruiz Calderon, Bioética, poder y derecho, Servicio de Publicaciones de la Facultad de Derecho de la
U.C.M., Madrid 1993, cuyo titulo es la traducción castellana de un artículo de Lombardi Vallauri
publicado en Terre: Bioetica, Potere e Diritto. De todas maneras, conviene advertir al lector, que el
pensamiento de este profesor español no ha seguido los derroteros que actualmente ha emprendido
Lombardi Vallauri en esta materia.
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60 Cfr. SÁNCHEZ ROMÁN, F., Estudios de Derecho civil, T.I, Introducción, 2ª ed., Sucesores de
Rivadeneyra, Madrid 1899, p.32, donde afirma que «para que haya uniformidad en las decisiones, o, lo
que es lo mismo, verdadera jurisprudencia, que llene su importante misión de ofrecer el derecho positivo
aplicado a la realidad para que se dictó, y no en potencia tan sólo como la ley lo representa, es preciso
que se encomiende esta función social a un solo tribunal, y que éste sea superior a todos los demás»;
cfr.CLEMENTE DE DIEGO, F., La jurisprudencia como fuente del Derecho, Ed. Revista de Derecho
Privado, Madrid 1925, p.58, donde afirma que «en el uso común no se da el nombre de jurisprudencia a
una cualquier aplicación aislada del Derecho sino a la repetida, coherente y uniforme, por tal modo que
revele un criterio y una pauta general de decisión y de obrar, un hábito y modo constante de aplicarla»;
cfr. OGAYAR AYLLON, T., "Las fuentes del derecho en el novísimo Título Preliminar del Código
civil", en Estudios homenaje a Roca Sastre, vol. I Madrid 1976, p.648, que formula su definición sobre la
base de lo que dice nuestro derecho positivo (la LEC y el CC.), concluyendo que no es otra cosa la
jurisprudencia que «la interpretación del Derecho vigente realizada por el Tribunal Supremo»; cfr.
ALBALADEJO GARCÍA, M., "La jurisprudencia" en la Revista de Derecho Privado, Madrid 1970,
p.544; también en su obra Derecho civil, Introducción y Parte General, vol. I. 7ª ed., Bosch, Barcelona
1980, p.127; cfr. PUIG PEÑA, F., Tratado de Derecho Civil español, T.I, Parte General, vol. I, La
norma jurídica, Ed. Revista de Derecho Privado, Madrid 1957, p.356, donde afirma que «la
jurisprudencia es el conjunto de reglas y soluciones jurídicas emanadas de las sentencias dictadas con
carácter reiterativo por los tribunales de casación al resolver, de acuerdo con las fuentes formales del
Derecho positivo, los casos controvertidos sometidos a su alcance»; cfr. FERNÁNDEZ
MARTÍN-GRANIZO, M., "La jurisprudencia en el Código civil después de la reforma de 1974", en el
Anuario de Derecho civil, T.XXIX, fasc. 2, abril-junio 1976, p.366, donde define la jurisprudencia como
«la actividad desarrollada por el Tribunal Supremo para formar a través de reiteradas resoluciones un
cuerpo de doctrina que contribuya tanto a la más exacta interpretación de la normatividad como a
completar en su caso el ordenamiento jurídico, con vistas a una más adecuada a la vez que flexible,
aplicación del derecho en la solución de los problemas jurídicos»; cfr. O´CALLAGHAN, X.,
Compendio de Derecho civil, T.I, Parte General, Edersa, Madrid, 1986 (2ª ed. de 1992), pp.92-93, para
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Para que la jurisprudencia del Tribunal Supremo sea considerada como fuente
es necesario, según ella misma, lo que no deja de ser paradójico (tanto como ser causa
sui): 1º)Que resuelva cuestiones de derecho sustantivo (Stc. 11 de junio de 1945); 2º)Ha
de emanar de reiterados, constantes e idénticos fallos, no bastando una sola sentencia,
pues ésta no tendría más valor que el de un antecedente (Stc. 11 de diciembre de 1953);
3º)Únicamente puede considerarse doctrina legal la que resulta de la ratio decidendi de
la sentencia, no de los razonamientos o declaraciones obiter dicta, es decir los que se
producen a mayor abundamiento sin ser de por sí decisorios de la cuestión judicial que
se enjuicia (Stc. de 2 de marzo de 1945).62
quien la jurisprudencia es «sólo el conjunto de sentencias y el criterio o doctrina del Tribunal Supremo;
no es jurisprudencia la proveniente de otros tribunales u organismos, aunque con frecuencia se les llame
así en el lenguaje vulgar e incluso jurídico, pero poco preciso. No es, por tanto, jurisprudencia la que
dicta la Dirección General de los Registros y del Notariado, en sus resoluciones, de alto valor jurídico; ni
tampoco la de las Audiencias, ni siquiera la del Tribunal Constitucional sin perjuicio de su valor
vinculante»; cfr. DE LA MORENA, L., "La jurisprudencia: ¿Fuente del Derecho?", en el Libro
homenaje al prof. José Luis Villar Palasí, Ed. Civitas, Madrid 1989, p.333, donde se lee que la
jurisprudencia «es el plusvalor o complemento jurídico añadido a una norma imperfecta por los reiterados
fallos del órgano judicial constitucionalmente responsable de mantener la unidad del ordenamiento
jurídico, para lo que éste le confiere el monopolio de su única interpretación válida y el control último e
irrevisable de la legalidad de los actos, sentencias y normas emanadas de los restantes poderes públicos
del Estado».
61 Son muchísimos los ejemplos que se podrían citar sobre instituciones jurídicas nacidas por obra de los
juristas sin la intervención del legislador. Por ejemplo, en nuestro ordenamiento civil, toda la doctrina en
torno al art.1271 del CC. según el cual no puede ser objeto de contrato la herencia futura; igualmente ha
ocurrido con la disminución del rigor de las exigencias de forma de los testamentos (stcs. 27-V-1914 y
12-VI-1926); la corrección de algunos errores de expresión del código (por ejemplo la stc. 6-V-1911, que
enseña el verdadero sentido de la frase "daños e intereses" del art. 1124, mal traducido del art.1184
francés); la determinación de los requisitos para el ejercicio de la acción reivindicatoria, y su distinción
respecto de la acción declarativa de dominio (stc. 22-IX-1944); la admisión de la procedencia de la
indemnización del daño moral (stc. 6-XII-1912); configuración de la acción de petición de herencia;
mantenimiento del principio prohibitivo de enriquecimiento sin causa; la prohibición del abuso de
derecho, posteriormente recogido en el art.7,2 de nuestro Título preliminar; la formulación de varias
especies de ineficacia de los contratos; construyendo especificamente el llamado negocio fiduciario (stc.
25-V-1944); el concepto de obligación facultativa (stc. 23-I-57 y 28-II-61); diferenciación de los
conceptos de mandato y apoderamiento o representación (stcs. 18-V-1933, 1-II-1941, 17-XII-1959). Eso,
a título de ejemplo, por lo que se refiere al campo civil. En el ámbito laboral los ejemplos se multiplican.
Lo mismo, aunque en menor medida, en todos los demás ámbitos del derecho.
62 Cfr. DE CASTRO, F., Derecho civil de España, Instituto de Estudios Políticos, 1955, reeditado por
Civitas, Madrid 1984.
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De todo esto se deduce que nuestro sistema parece inclinarse por una posición
intermedia entre el sistema anglosajón y el continental.
Por otra parte, respecto a las lagunas de la ley, nuestro Código civil admite
abiertamente su existencia al permitir que sean suplidas por otras fuentes: la costumbre
y los principios generales del derecho; pero al mismo tiempo reconoce que el total
ordenamiento jurídico carece de lagunas, puesto que impone a los jueces y Tribunales el
deber inexcusable de resolver en todo caso los asuntos de que conozcan ateniéndose al
sistema de fuentes establecido (art. 1.7). Hasta tal punto es así, que la reforma de la
63A esta conclusión llega Elizalde en ELIZALDE Y AYMERICH, P., "El Tribunal Constitucional y la
Jurisprudencia", en las Jornadas de la Dirección General de lo Contencioso del Estado sobre el "Tribunal
Constitucional", vol. I. Ed. Instituto de Estudios Fiscales, Madrid 1981.
64 En otras épocas históricas las doctrinas de los autores tuvieron en España el rango de fuente del
derecho. Concretamente las citas de los glosadores y postglosadores tuvieron fuerza de obligar, por lo
que hubieron de dictarse leyes sucesivas restringiendo el número de los autores cuyas opiniones podían
ser citadas ante los Tribunales con valor vinculante (los Reyes Católicos restringieron estas citas a
Bartolo, Baldo, Juan Andrés y el Abad). Más modernamente, la Base 1ª de la Ley de Bases de 11 de
mayo de 1888 ordenaba tener en cuenta, en la redacción del Código civil, las enseñanzas de la doctrina; y
el artículo 1729 de la Ley de Enjuiciamiento civil estableció que «no habrá lugar a la admisión de
recursos de casación" cuando se citen como doctrina legal las opiniones de los jurisconsultos a que la
legislación del país no dé fuerza de ley» (nº10). Pero esta cita ha sido suprimida por la Ley de 6 de agosto
de 1984.
65 "La opinión de los tratadistas, por respetable que sea, no es por si sola suficiente para constituir
doctrina legal, por precisarse para que esto ocurra que sea aceptada por la jurisprudencia" (stc. 20 dic.
1952). En este sentido las sentencias de 26 de abril 1890, 16 de dic. 1929, 23 de junio 1940, 30 de abril
1964 ("no constituyen doctrina legal cuando la legislación no les dé fuerza de ley" y la stc de 17 de mayo
del 74 "La opinión de los autores no será invocable en casación, conforme al art. 1729.10 de la LEC)
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EL DERECHO DE JURISTAS Y SUS IMPLICACIONES: UN DIÁLOGO CON LOMBARDI VALLAURI
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LEC de 6 de agosto de 1984 inaugura una concepción del derecho que dista bastante del
positivismo legalista del siglo anterior, al admitir como fundamento del recurso de
casación la infracción de una "norma del ordenamiento jurídico", entendida, no como el
simple contenido de la ley, sino como precepto que se deriva del conjunto del
ordenamiento y de sus valores.66
66 «La infracción -dice la exposición de motivos de la ley 34/1984 de 6 de agosto- (se refiere a la
infracción que legitima el recurso de casación) puede ser referida a las normas del ordenamiento jurídico,
concepto este recogido y formulado por la Constitución como expresión del derecho en su conjunto y en
sus valores, de manera que no comprende sólo la Ley, sino también la costumbre y los principios
generales del Derecho para alcanzar además, a la jurisprudencia, que aun no introduciéndose por sí sola
en el ordenamiento, es considerada apta por sí misma como posible fundamento del recurso, en lugar de
la híbrida e imprecisa figura de la doctrina legal». Antes de la reforma del Título preliminar de nuestro
Código civil estaba prohibido al juez abstenerse de juzgar "bajo pretexto de oscuridad o insuficiencia del
texto legal", lo que significaba que debía justificar sus decisiones siempre conforme a la ley (a la
costumbre se le otorgaba un valor bastante marginal, como reenvío legal, y la jurisprudencia no era más
que "doctrina legal"). Esto obligó a la jurisprudencia a hacer verdaderas acrobacias conceptuales para
justificar sus sentencias, apoyándose en curiosas teorías ofrecidas por la Doctrina, especialmente las
soluciones que aportaba la llamada "jurisprudencia de conceptos". Sin embargo, tras la reforma del Título
preliminar, el art. 1º,7 del Cc. estableció expresamente que «los Jueces y Tribunales tienen el deber
inexcusable de resolver en todos los asuntos de que conozcan, ateniéndose al sistema de fuentes
establecido». Y este sistema de fuentes, como dice el art 1º,1, incluye, junto a la ley, la costumbre y los
principios generales del derecho; asimismo el punto 6º del mismo art. 1º añade que «La jurisprudencia
complementará el ordenamiento jurídico con la doctrina que, de modo reiterado, establezca el Tribunal
Supremo al interpretar y aplicar la ley, la costumbre y los principios generales del derecho». Así pues,
tenemos que el ámbito normativo sobre el que el juez está obligado a juzgar es mucho más amplio que el
solo texto legal. Además, nuestro Tribunal Constitucional rechaza explícitamente el formalismo judicial
en varias sentencias.
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Según sea la concepción del derecho se diseña la función interpretativa con mayor
o menor alcance, porque existe una estrecha y recíproca dependencia entre concepto de
derecho, teoría de la interpretación y teoría de las fuentes. Por ejemplo, si se parte de
una concepción imperativista, donde el derecho no es más que el mandato del
gobernante, entonces la interpretación jurídica consistirá en averiguar esa voluntad
personal; o si se parte de una concepción del derecho como igualdad o armonía en la
vida social, entonces la función interpretativa tendrá un contenido más amplio.
67 En el mismo sentido, cf. BETTI, E., Interpretazione della legge e degli atti giuridici, Giuffrè, Milán
1949, pp. 129 y ss. Cit. en DÍEZ-PICAZO, L., Experiencias jurídicas y teoría del derecho, Ariel, Madrid
(3ª ed. corregida y puesta al día), p. 237
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Intérprete, para Lombardi Vallauri, no sólo es el juez, sino todos los juristas que
de alguna manera se enfrentan con el derecho, y por eso todos son en cierta medida
responsables del derecho vigente. El profesor italiano, partiendo del derecho romano,
pasando por la época del ius commune, hasta llegar a la codificación, demuestra cómo
se verifica en todas estas etapas lo que dijera el célebre Pomponio en el texto con el que
hemos comenzado y que, en cierta manera, resume el contenido de este libro: «el
derecho no puede subsistir si no hay un jurista por medio del cual pueda día a día ser
mejorado, adecuado, hecho progresar».70
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72 En el mismo sentido, Iturmendi afirma que «aplicar el derecho significa pensar jurídicamente el caso y
la disposición, caso y disposición que se orientan mutuamente. Constituye una ilusión, aun cuando se
encuentre muy generalizada entre los juristas, y dentro de ellos especialmente arraigada entre quienes
aceptan las concepciones interpretativas propias del iuspositivismo formalista, la creencia de una lex ante
casum; puesto que, si bien el caso no puede comprenderse jurídicamente a no ser por referencia a la
disposición normativa y a sus exigencias, no es menos cierto que, a su vez, la propia disposición
normativa sólo puede comprenderse con referencia a las circunstancias del caso y a sus exigencias.».
ITURMENDI MORALES, J., en estudios sobre Ost y Van de Kerchove, (cito del original).
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EL DERECHO DE JURISTAS Y SUS IMPLICACIONES: UN DIÁLOGO CON LOMBARDI VALLAURI
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De los tres sentidos, el segundo es el que Lombardi utiliza con más frecuencia a
lo largo de toda su obra: la jurisprudencia como búsqueda teorética y metódica,
sometida a garantías y controles, de una determinada clase de reglas de la acción76.
Como veremos más adelante, se trata de las «mejores reglas posibles en un determinado
ordenamiento histórico».
73 LLV., Voz "Giurisprudenza", en Enciclopedia Giuridica, Istituto della Enciclopedia Italiana, Roma
1990, p.1. Esta distinción nos la encontramos en muchos otros autores: por ejemplo Adriano Cavanna
escribe: «con il termine giurisprudenza intendiamo comprensivamente alludere sia alla produzione
scientifica, didattica e teorica sia alle funzioni svolte dai giuristi nella pratica quotidiana del diritto
(attività propriamente forense, giudicante e consulente, con relativo impiego nei tribunali e nella prassi
de negozi privati delle opere dottrinali).» CAVANNA, A., Storia del Diritto moderno in Europa,
Giuffrè, Milano 1979. p.102. Asimismo Giovani Tarello al hablar de la interpretación distingue entre
interpretación-actividad e interpretación-producto, cf. TARELLO, G., L´interpretazione della legge,
Giuffrè, Milano 1980, pp.39-40
74LLV., Voz "Giurisprudenza", en Enciclopedia Giuridica, Istituto della Enciclopedia Italiana, Roma
1990, p.1
75 LLV., Filosofia del diritto per giuristi, linee introduttive. Pro manuscripto, s.d., s.l.
76 LLV., Saggio sul diritto giurisprudenziale, Giuffrè, Milano 1967, (reed. 1975), p.531
77 LIEBMAN, E. T., Giurisprudenza, Nuovo Digesto Italiano, Torino, 1938, T.VI, p.412
78 En un magnífico artículo de Gregorzcyk sobre el sentido de la jurisprudencia, al hablar de la acepción
francesa del término, también dominante en España e Italia, expone la idea de la jurisprudencia como
conjunto de decisiones judiciales o acumulación de juicios o sentencias sobre un determinado tema.
Desde este punto de partida, los autores discrepan: «mientras que una serie de tratadistas afirma que se
puede extraer de este conjunto de decisiones un cuerpo de reglas de Derecho (p.ej. Tunc y Battifol),
muchos otros niegan tal posibilidad (es el caso entre otros de Forier)» (p.327). Es decir, mientras unos
tienen una consideración de la jurisprudencia meramente "descriptiva": un simple conjunto de decisiones,
otros tienen una consideración "inductiva": entendiendo la jurisprudencia como una línea o coherencia de
conducta de los órganos judiciales en la resolución de los conflictos. GREGORCZYK, Ch.,
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que ofrece Vittorio Colesanti: «el conjunto de las decisiones pronunciadas por los
órganos judiciales en el desarrollo de su función jurisdiccional»79.
Lombardi Vallauri, que antes de filósofo del derecho fue romanista, no es ajeno
a este planteamiento. Basta ver su magnífico estudio sobre el derecho romano en la
primera parte del Saggio, que es imprescindible para entender todo lo que viene
después. El Saggio no es un estudio histórico sobre el derecho jurisprudencial, o por lo
menos no fue ese el motivo por el que nuestro autor incluyó en él dos grandes capítulos
sobre el derecho romano y sobre el derecho común. El Saggio es, ante todo, un estudio
sobre el derecho jurisprudencial, pero -y esto es muy importante subrayarlo- tal y como
se da hoy en día, incluso aunque se niegue su existencia.
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Es verdad que la jurisprudencia romana fue, sobre todo, actividad y vida, "un
hacer", un "saber de experiencia", pero no era un saber "miope" que no viera más allá
del caso controvertido.85 Siempre hubo una tensión hacia la justicia, hacia un ideal de
equilibrio. No es de extrañar, por eso, que la función jurisdiccional estuviera
encomendada en un principio a los sacerdotes que, primero como custodios de los
mores (normas no escritas, consolidadas por su observancia reiterada y por la
convicción de adecuarse a la voluntad divina, que regían la convivencia de los romanos)
y luego como intérpretes de las XII Tablas, detentaron el monopolio de la ciencia del
derecho hasta bien entrado el s.IV a.C.86
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Pero la función de los juristas romanos -ya fueran sacerdotes o laicos- cobra un
perfil semejante a nuestra jurisprudencia desde el momento en que se publican las XII
Tablas, las primeras normas escritas de la historia del derecho romano. A partir de
entonces, en la determinación del derecho entra en juego el texto escrito, que poco a
poco, y en la medida en la que se consolide el autoritarismo -en Roma el Imperio- la ley
irá adquiriendo cada vez mayor protagonismo, hasta pretender abarcar toda la realidad
del derecho, llegando a prohibir su misma interpretación. Este es un fenómeno que
obedece a una lógica que podríamos llamar atemporal, porque se da siempre, y parece
que no puede dejar de darse en la misma proporción en la que aumenta el poder del
soberano.
sino que también se ocuparon de la redacción de los formularios negociales y procesales, que no venían
recogidos en las XII Tablas.
87 El texto de Pomponio recogido en D. 1,2,2. es comentado por Lombardi en el Saggio (pp. 5-11). Lo
considera fundamental, «Il maggior pregio teorico -afirma Lombardi- le viene appunto dall´avere
individuato e posto con la massima chiarezza nei loro reciproci rapporti, i tre momenti essenziali del
ciclo della vita del diritto», «non era sfuggito a Pomponio, nell´elencazione e storia degli "iura", che
quelle istanze (se refiere a los juristas y al Pretor) erano anche fonti direte di alcuni fra gli "iura" stessi: e
precisamente, i pretori, degli editti, e i giuristi del vero e propio ius civile», Saggio, p. 7 . Una
consideración reciente en el mismo sentido se puede ver en PIERI, G., "Ius et Iurisprudentia", en
Archives de philosphie du droit, T.XXX, "La jurisprudence", Sirey, París 1985, p.54
88 GREGORZCYK, Ch., "Jurisprudencia..", op. cit. p. 326
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evolución de la vida, porque lo que es justo aquí y ahora en una relación concreta
supone un juicio irrepetible.
89 La edición de 1987 del Vocabulario jurídico de H. CAPITANT ofrece seis definiciones del término
jurisprudencia. CALVO VIDAl, FMª., las cita todas en La jurisprudencia, ¿fuente del derecho?, Lex
Nova, Valadolid 1992, p. 74-75. Reconoce que las ha obtenido de Philippe JESTAZ, "La jurisprudence,
ombre portée du conteneux", en Recueil Dalloz-Sirey, 1989, núm. 24, 22 de junio de 1989, p.149. Son
las definiciones comunmente aceptadas hoy en día.
90 GREGORCZYK, Ch., "Jurisprudencia..." op. cit. p.320
91Ibídem, p.328
92 Cfr. LIEBMAN, E. T., Giurisprudenza, Nuevo Digesto italiano, VI, Torino, 1938. En el mismo
sentido se manifiestan Tunc y Díez-Picazo. El término jurisprudencia «de expresar una concepción
general del derecho (en el derecho romano y común), pasó a designar el producto de esta concepción;
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Aunque esta última concepción se asemeja mucho más a la romana que las de
origen francés, existen dos diferencias esenciales entre el derecho romano y el derecho
anglosajón: la primera es que el derecho romano es un derecho de juristas (no de jueces,
aunque en alguna ocasión los juristas fueran jueces); la segunda es que las sentencias de
los magistrados romanos trascendían el caso que resolvían, no por su autoridad formal,
sino por su prestigio profesional.93
esto es, las reglas que se extraen de las decisiones judiciales» TUNC, A., Jurisprudence en Encyclopedia
Universalis, Enciclpédie Universalis S.A., París 1968, vol. 9, p.580. Por su parte escribe Díez-Picazo:
«La idea originaria de jurisprudencia se ha ido desnaturalizando hasta casi perderse. No significa hoy lo
mismo que prudentia iuris. No significa tampoco, como entre los autores alemanes (Jurisprudenz) y
anglosajones (Jurisprudence), ciencia del derecho. Para nosotros (e igual franceses e italianos) significa
ante todo un complejo de afirmaciones y decisiones pronunciadas en sus sentencias por los órganos
jurisdiccionales del Estado y contendidas en ellas». DÍEZ-PICAZO, L., Estudios sobre la jurisprudencia
civil I, 2ªed. Tecnos, Madrid 1973. p.2
93 Cfr. CRISCOULI, G., Introduzione allo studio del Diritto inglese. Le fonti, Giuffrè, Milano 1981, pp.
28 y sig.
94 Cfr. GREGORCZYK, C., Jurisprudencia... op. cit. p.342-346
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95 Cf. II.6
96 Clemente de Diego explica con claridad los dos niveles de conocimiento jurídico: el de la ciencia y el
de la prudencia: «El derecho ofrece a nuestra consideración dos aspectos fundamentales, pues se nos
presenta, en efecto, o como objeto de nuestra mente para su mejor conocimiento, o como fin de nuestra
voluntad para su debida realización y cumplimiento. Esto da lugar a dos esferas que importa distinguir,
sin desconocer su interior conexión: una es la Teoría del Derecho, que tiene por objeto el conocimiento
de éste en todos los grados y modos o aspectos de que es susceptible, mirando a especulación, a la
contemplación de la verdad jurídica; otra es la práctica del Derecho que atiende a la incrustación de esa
verdad en los actos de nuestra vida, procurando la aplicación y cumplimiento del Derecho, en todos sus
aspectos y modos, de la manera más perfecta». Cfr. CLEMENTE DE DIEGO, F., en La jurisprudencia
como fuente del derecho, Revista de Derecho Privado, Madrid 1925, pp.49-50. Por otra parte,
Gregorczyk afirma «en la Antigüedad clásica se concibió la jurisprudencia, no sólo como un método
judicial o político (en el sentido restringido de "administración de la ciudad"), sino incluso como método
legislativo. (...) Actualmente resulta innegable que que chocaría oír hablar de la jurisprudencia del
legislador, produciendo la impresión de una contradicción terminológica; pero el que así suceda no
constituye precisamente un cumplido para el legislador contemporaneo», GREGORCZYK, Ch.,
"Jurisprudencia: ¿fenómeno judicia, ciencia o método?, Revista General de Legislación y Jurisprudencia,
sept. 1986, p.325
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ley y la realidad social para la encarnación de esos valores, se puede concluir que la
actividad jurisprudencial es esencialmente conocimiento, y no imposición voluntarista
de criterios de conducta. La jurisprudencia es la formulación de un criterio de conducta
adecuado a la realidad que puede y que debe ser. De tal manera que, para el profesor
italiano, la función jurisprudencial no puede concebirse ni como teoría aplicada, ni
como voluntad arbitraria.
La decisión concreta y singular que regula el caso con la máxima justicia posible
es, en su más estricta formalidad, conocimiento (no elección libre). «La decisión
jurídica -escribe Martínez Doral en la misma línea que Lombardi Vallauri-
inmediatamente reguladora de una situación particular, lo que pretende en última
instancia es establecer una ordenación activa para unas conductas determinadas. Ahora
bien, en virtud de la esencia misma del orden, que es una relación de los medios a los
fines, tal ordenación no puede ser establecida si no se conocen los medios y los fines.
(...) Por tanto, además del conocimiento de los principios universales (fines), la
prudencia requiere la atenta y objetiva consideración de las realidades concretas que
condicionan la situación real en la cual y para la cual tiene lugar la decisión».97 La
dimensión cognoscitiva de la actividad prudencial es, pues, fundamental. De su
reconocimiento depende la aceptación de la naturaleza radicalmente intelectual de la
creación jurídica y la necesidad de encontrar una base objetiva para el derecho, más allá
de todo voluntarismo.
97 MARTINEZ DORAL, J.Mª., La estructura del conocimiento jurídico, Eunsa, Pamplona 1963, p.84
98MASSINI, C.I., La prudencia jurídica, introducción a la gnoseología del derecho (prólogo de G.
Kalinowski), Abeledo-Perrot, Buenos Aires 1983, p.70
99«La justicia es la virtud o hábito de la voluntad que consiste en dar a cada uno lo suyo; pero presupone
un conocimiento de este suyo que se debe dar a cada uno. Este conocimiento es objeto de la virtud de la
prudencia (...); por la primera se inclina el juez a juzgar bien y por la segunda averigua qué debe juzgar
en cada caso para juzgar bien», D´ORS, A., Una introducción al estudio del derecho, Rialp, Madid 1963,
pp.12-15. Recoge la misma idea en Derecho y sentido común, Civitas (cuadernos), Madrid 1995
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lo real.100 Además, como decía André Frossard, muchas veces las cosas que parecen
más nuevas son precisamente aquellas que se han olvidado.
100 Para los romanos la jurisprudencia es la misma virtud de la prudencia que tiene por objeto el jus, lo
justo, lo de cada uno. La prudencia, así entendida, «tiene que ser -afirma Aristóteles- una disposición
racional verdadera y práctica respecto de lo que es bueno y malo para el hombre». La prudencia, para el
estagirita, indica los medios para alcanzar los fines que las restantes virtudes asignan a los hombres. La
ciencia es un «juicio sobre lo universal y lo que es necesariamente»; la prudencia, por el contrario, «tiene
por objeto los principios y límites de los cuales no hay razonamiento. La prudencia se refiere al otro
extremo, a lo más particular de lo cual no hay ciencia, sino percepción sensible». ARISTÓTELES.,
Ética a Nicómaco, Libro V, Cap. V, §3 ( la ubicación de las citas en la Etica a Nicómaco).
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Para el legalismo no hay más derecho que la ley, y toda la ley es derecho. Es
decir, no se admite más fuente que el legislador. A él queda confiado el problema de
adaptación del derecho, de "todo" el derecho, a las nuevas necesidades de la vida social.
La costumbre se considera fuente delegada, y en la práctica -afirma Lombardi Vallauri-
se descuida. En definitiva, está prohibido cualquier recurso a fuentes positivas o
metapositivas, salvo reenvío por parte del legislador.101
101 Cfr. LLV., Saggio sul diritto giurisprudenziale, Giuffrè, Milano 1967, (reed. 1975), p. 201
102 LLV., Saggio sul diritto giurisprudenziale, Giuffrè, Milano 1967, (reed. 1975), p. 241
103 LLV., Corso di filosofia del Diritto, Cedam, Padova 1981, p.26
104 Cf. II.8
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107 Pero se da la paradoja que el legalismo también es promovido por un relativismo gnoseológico
(incapacidad de fundar contenidos materiales de justicia), que empuja al formalismo: todo se fundamenta
en la voluntad popular fijada en las leyes. Cf. II.8
108 Cf. TRUYOL Y SERRA, A., Historia del pensamiento político y jurídico, vol II, Alianza Editorial
(3ª ed. rev. y ampl.), Madrid 1995, pp. 199 y ss. y FASSÒ, G., Historia de la filosofía del derecho, vol.,
II, Pirámide (3ª ed.), Madrid, pp. 74-82
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EL DERECHO DE JURISTAS Y SUS IMPLICACIONES: UN DIÁLOGO CON LOMBARDI VALLAURI
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pública. Según esta lógica, en la que desde Okham la naturaleza perdió su papel
normativo; en la que la interpretación de los "preceptos divinos" no puede hacerse
extensiva al resto de la sociedad (la religión y la moral son asuntos sin proyección
social por ser personalísimos), en la vida social sólo podrán considerarse normas las que
sean fruto de la voluntad.109 En función de los valores más cotizados, valores cuyo
contenido pone sólo la voluntad, se justificará una forma u otra de Estado, incluso su
misma existencia.
Los pactistas, entre los siglos XVII y XVIII (Hobbes, +1679; Locke +1704; y
Rousseau, +1778), tomando cada uno respectivamente como valores más deseados por
el hombre y que más deben ser respetados, uno el temor, otro el deseo de bienestar y el
tercero la libertad e igualdad naturales, acudieron al mítico "contrato social" para
justificar la normatividad de la sociedad (el Leviatán, el Estado moderno).
A su vez, el escocés David Hume, que fallece precisamente el mismo año que
Rousseau, rechaza con su empirismo el conocimiento de un deber ser a partir del ser,
por lo que niega la naturaleza normativa del hombre.
Por otro lado, Descartes expuso en el siglo XVII su proyecto de edificar una
Mathesim Universalem, es decir de aplicar el método de las matemáticas a todos los
campos del saber humano, incluido el saber jurídico. Hasta entonces se consideraba que
el saber jurídico era un saber acientífico, vulgar y casi irracional. Se intentó cambiar el
método por otro auténticamente científico, adaptado a los procedimientos y pautas de la
ciencia moderna. El intento no se circunscribió en un principio al ámbito jurídico; fue
Leibniz (+1716) quien preconizara su aplicación.110
109 Cfr. MILLÁN PUELLES, A., "Positivismo jurídico y dignidad humana", en Escritos ARVO, nº122.
110 Cf. MASSINI, C.I., La prudencia jurídica, introducción a la gnoseología del derecho (prólogo de G.
Kalinowski), Abeledo-Perrot, Buenos Aires 1983, p.91, y del mismo autor: La desintegración del pensar
jurídico en la Edad Moderna, Abeledo Perrot, Buenos Aires 1979. Iturmendi justifica de manera
indiscutible la pretensión de Leibniz de aplicar a la enseñanza de la jurisprudencia modelos procedentes
de las ciencias exactas y su reclamación de una aritmética jurídica. ITURMENDI MORALES, J., "El
sistema jurídic entre orden y desorden. Una aproximación al conocimiento de la obra de Michel Van de
Kerchove y François Ost", en Revista de Teoría del Derecho, nº 1, 1998, en curso de publicación (cito del
original). p.31
111Citado por MASSINI, C.I., La prudencia jurídica, introducción a la gnoseología del derecho (prólogo
de G. Kalinowski), Abeledo-Perrot, Buenos Aires 1983, p.92
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de la ley», pues «de las tres potestades, la de juzgar es en cierto modo nula». El juez
«no es más que la boca que pronuncia las palabras de la ley, un ser inanimado que no
puede moderar ni la fuerza ni el rigor de las leyes».112 De esta forma se consolida el
mito de la soberanía nacional y el de la división de poderes (según la Declaración de
Derechos de 1789, la libertad de los individuos no podía ser limitada sino por la ley, que
era la expresión de la "voluntad nacional", por lo que los juristas y magistrados no
podían participar en la creación del Derecho sin usurparlo a los elegidos por la nación).
112 MONTESQUIEU, Ch. L. du S., El espíritu de las leyes, nº16. Lombardi Vallauri considera que
Montesquieu es, más que ningún otro, el padre del Estado legalista y justifica esta tesis alegando las
obras de varios autores destacados, entre ellos, Sernberg, Gèny, Hatschek, Radbruch, Brüt, Stampe, Ross,
Cotta, etc. Cfr.LLV., Saggio sul diritto giurisprudenziale, Giuffrè, Milano 1967, (reed. 1975), p. 204
113 Lombardi no hace referencia a la otra vía por la que se limitó la función del jurista a simple boca de la
ley, en este caso sin abjurar del papel normativo del derecho natural: el regalismo de Bodino, que en
España tuvo su homologo en Mujal. Sentando que «no puede ser ley que no sea justa y conveniente a la
razón», añadía que los juristas no pueden juzgar lo que hace el rey, que para eso y por encima de él ya
estaba Dios, que a su tiempo, si el rey fuese injusto, ya sería condenado: «no puede ser condenado por
examen humano lo que Dios reserva a su juicio». Fruto de esta concepción regalista fue la ordenanza de
Luis XVI de 1667 (tit. I, art.7) y el precepto 26 de la primera parte del Código Josefino de 1786, que
prohibieron a los jueces todo comentario a la ley y que se apoyaran en sentencias anteriores; el párrafo 6
de la introducción al A.I.R prusiano: «En las decisiones futuras no debe prestarse atención alguna a las
opiniones de los maestros del derecho o a anteriores sentencias de los jueces». Cfr. VALLET DE
GOYTISOLO, J., "Los juristas ante las fuentes y los fines del derecho", en Estudios de derecho civil en
homenaje a al Dr. Luis Moisset de Espanés, Buenos Aires, Universidad S.R.L.,1980. Recogido en su
libro Metodología jurídica, Civitas, Madrid 1988 p.. pp. 574 y ss.
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La opción por la validez formal del derecho, como es sabido, responde a una
concepción estatalista del derecho, y frecuentemente descuida el papel que corresponde
a la sociedad en la creación y mantenimiento en vigor del derecho positivo.
114LLV., Voz "Giurisprudenza", en Enciclopedia Giuridica, Istituto della Enciclopedia Italiana, Roma
1990, p.2
115 Cf. WROBLEWSKI, J., "Three concepts of validity of law", en Tidskrift utgiven av Juridiska
Föreningen i Finland, 5-6/1982. También en versión italiana: "Tre concetti di validità", en Rivista
Trimestrale di Diritto e Procedura Civile, 1/1982, pp.584-595. Ver también: "Problems of objetive
validity of norms", en Rechtstheorie, 14-1, 1983, pp.19-28. Para una exposición ordenada, actualizada y
muy documentada, dedicada expresamente a analizar los conceptos de validez como valor, como valide
formal y como efectividad me remito a la obra de la profesora FALCÓN TELLA, Mª J., Concepto y
fundamento de la validez, Civitas, Madrid 1994
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En cualquier caso, a pesar del mérito de Hart, sigue existiendo la alternativa del
intérprete en este primer nivel. Por lo que, a continuación estudiamos las lagunas que
ofrece el derecho concebido desde cada una de las tres perspectivas. Como es natural,
nos detendremos más -siguendo a Lombardi Vallauri- en las lagunas del derecho
entendido como validez formal, porque es la concepción todavía dominante.
a) Plantemiento general
En este capítulo 2.3, el más extenso del libro, se hace una crítica, a mi juicio,
irrefutable, de la insuficiencia del positivismo legalista. Se demuestra, como dice
Lombardi Vallauri, que los métodos "lógicos" no son fecundos, que los métodos
fecundos no son estrictamente lógicos, y que nacen graves inconvenientes prácticos y
humanos de considerarlos lógicos y fecundos.
116HART, H.L., The concept of Law, Clarendon Press, Oxford 1961, pp.97 y ss. (existe trad. castellana
de G.R. Carrió, Abeledo-Perrot, Buenos Aires 1963)
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En el epígrafe (f) se describen los inconvenientes del legalismo para los mismos
juristas, en su profesión y en su vocación jurídica.
Sobre los tipos de lagunas y sus causas se han hecho muchas clasificaciones.
Aquí seguimos la clasificación de Lombardi Vallauri, que se centra de manera especial
en la distinción entre lagunas estáticas y dinámicas.
La distinción entre lagunas políticas y jurídicas es más académica que real. Esto
es así por varias razones: en primer lugar, esta distinción manifiesta un concepto de
117En esta división Lombardi Vallauri sigue a BOBBIO, N., voz Lacune del diritto, en Nuovissimo
Digesto Italiano IX (1963), p.422.
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juridicidad de corte legalista, ya que se da por supuesto que es la voluntad del legislador
la que determina si la laguna es "jurídica" o es "política". En segundo lugar, porque,
como luego veremos, no es tan fácil determinar cuál era la voluntad del legislador. Y,
en tercer lugar, porque esta distinción concibe el ordenamiento como un sistema cerrado
y pleno. De hecho, el mismo Lombardi Vallauri, prácticamente termina descartando
esta primera clasificación.
Las teorías que avalan el carácter cerrado y pleno del ordenamiento se pueden
resumir en dos: la que considera que lo no regulado por el ordenamiento es indiferente
desde el punto de vista jurídico (la "norma de cierre" sería pues una norma general de
irrelevancia), y la que considera que lo no regulado, está permitido (norma general de
libertad).
Es evidente que esta teoría deja sin resolver en la práctica el problema de las
lagunas: éstas siguen existiendo, aunque ahora se considere que se trata de cuestiones
"no jurídicas". La solución es tan poco práctica y tan absurda como si un médico dijera
al enfermo que, por presentar síntomas no catalogados como enfermedad, no puede
atenderle, o, peor todavía, que su enfermedad es irrelevante porque no está "tipificada"
en los libros de medicina, y que, por tanto, su problema es ajeno a la ciencia médica.
Así la medicina sólo abarcaría lo que ella misma "decida" abarcar.
Para esta teoría todo lo que no está contemplado en la ley, está permitido. Sus
máximos representantes son Zitelmann, Donati y Kelsen. Se trata de una teoría o de una
consideración hoy muy extendida entre los juristas y, especialmente, entre los legos en
derecho.
En primer lugar, no está nada claro que la voluntad del legislador sea la de
permitir o consentir la irrelevancia de toda conducta no expresamente regulada, porque
la ley se ocupa habitualmente de los conflictos más frecuentes, pero no de todos los
posibles. Por este motivo la legislación civil, cuando falta una norma que regule un caso
concreto, remite a la analogía, a la costumbre, a la jurisprudencia y a los principios
118 Cf. L LV, Corso di filosofia del Diritto, Cedam, Padova 1981, pp. 44-51
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generales del derecho; por contraste, para las normas penales o excepcionales se
prohibe expresamente su aplicación más allá de los casos taxativamente regulados.
Una última crítica va dirigida contra la teoría de Kelsen, quien afirma -dentro de
esta línea del reconocimiento de la norma implícita de libertad- que el juez sólo debe
fallar a favor del demandado cuando haya una ausencia total de regulación, porque si
existe una norma aplicable al caso, aunque ofrezca soluciones diferentes, es decir, una
norma no exactamente aplicable, el juez debe aplicarla, aunque es libre para adoptar
cualquiera de las soluciones que ofrece la norma equívoca. Nos encontramos ante la
paradoja de que, en ausencia de norma, el juez sólo puede decidir en un solo sentido:
absolver al demandado. En cambio, cuando existe norma equívoca aplicable, que es en
la mayoría de los casos, el juez tiene mayor margen de libertad que si no existiera
norma alguna.
119 Cf. LLV., Corso di filosofia del Diritto, Cedam, Padova 1981, pp. 30 y sig. Philipp Heck,
simplificando la cuestión al máximo, distingue tres causas de lagunas en la ley (las dos primeras serían
calificadas por Lombardi Vallauri como lagunas estáticas; la tercera, como laguna dinámica): 1º) La
imposibilidad del legislador de preverlo todo, de abarcar con las normas la totalidad de los casos
posibles; 2º) Aun en el improbable caso de que pudiera anticiparse racionalmente la totalidad de las
situaciones posibles, la imposibilidad de expresar o formular la norma de un modo inequívoco, completo
y claro; 3º) El cambio de las situaciones sociales reguladas, que hace a una norma nacida bajo
determinadas circunstancias, totalmente inadecuada para regir otras nuevas surgidas al compás del
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decir, son aquellas limitaciones que el legislador pudo prever en el momento de redactar
la ley, pero no previó. Las segundas son aquellas que el legislador no pudo prever,
porque las circunstancias sociales cambiaron y su exigencia de regulación se presenta
novedosa.120
Lagunas estáticas
Dentro de las lagunas estáticas Lombardi Vallauri distingue dos tipos: lagunas
estáticas por defecto y lagunas estáticas por contradicción.
Se dan cuando no hay norma aplicable al caso concreto, ya sea porque no hay
norma en absoluto o ya sea porque la norma aplicable es indeterminada o en sí misma
incompleta.
Estas lagunas por defecto pueden responder a causas muy diversas (las causas
que enumeramos a continuación -síntesis de la clasificación que hace Lombardi
Vallauri- también podrían dar lugar a lagunas por contradicción, sobre todo la 3ª y la
4ª):
Bobbio habla en este caso de "un vacío dentro de una norma", o de una laguna
técnica intra legem, que consiste en la falta de regulación querida por la misma ley
dentro de una norma. Existe cuando la ley se limita a dar directivas de carácter general
y deja al intérprete la tarea de completarla al aplicar la norma al caso específico.121
inevitable dinamismo de la vida social. Cf. HECK, Ph., El problema de la creación del derecho, Ariel,
Barcelona 1961, pp.39-40. La última causa de las enunciadas es la más frecuente.
120 Engish habla en este caso de "lagunas primarias" (primäre Lünken), que son las que ya pueden
advertirse de antemano en la regulación legal, y de "lagunas secundarias", que son las que se han
manifestado después, debido al cambio de circunstancias sociales. Cf. ENGISH, Einführung in das
juristische Denken, Stuttgart 1956, p.141 (Hay trad. española, Guadarrama, Madrid 1967). Cit. en PUIG
BRUTAU, J., Fundamentos de derecho civil, Tomo Preliminar. Introducción al derecho, Bosch,
Barcelona 1989, (2ª ed. revisada), p.315
121 BOBBIO, N., Lacune del Diritto, Novissimo Digesto Italiano, IX, UTET, Torino 1963, p.422
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Semejante causa origina, entre otras, unas lagunas que parte de la doctrina
denomina "lagunas por imperfección técnica". Muchas veces estas imperfecciones son
debidas, no tanto a la ignorancia por parte del legislador del hecho regulado, sino a una
insuficiente o incorrecta expresión de la norma, dando lugar a ambigüedades no
deseadas (excepcionalmente la ambigüedad es buscada a propósito para satisfacer las
pretensiones de los diversos grupos políticos que intervienen en la redacción de la
norma).
Por este motivo, Lombardi Vallauri y otros autores distinguen entre lagunas
semánticas y sintácticas. Las primeras son las ocasionadas por la ambigüedad de una
palabra; las segundas, por la manera en que las palabras se relacionan entre sí. Ejemplo
de laguna semántica es la duda que suscita el término "profesor" del artículo 1967.2º de
nuestro Código Civil. Ejemplo de lagunas sintácticas es el siguiente enunciado: «los
jueces no serán separados de sus cargos sino mediante juicio, ni serán trasladados,
excepto en aquellos casos en que tenga lugar una reorganización de los tribunales",
«aquí -comenta Juan Igartua- queda en el aire si la reorganización de los tribunales sirve
de excepción sólo para el traslado del juez o también para la separación de su cargo».122
122IGARTUA SALAVERRÍA, J., Teoría Analítica del Derecho, (La interpretación de la ley), Instituto
vasco de administración pública IVAP, Oñati 1994, p.64, donde cita más ejemplos, como el uso de las
conjunciones y disyunciones. Ver ejemplos en pp. 63 y 64
123 Este es el tema de las presuposiciones, que junto con las incompatibilidades y redundancias
normativas ha sido desarrollado con gran claridad por Giovani Tarrello. TARRELLO, G.,
L´Interpretazione della legge, Giuffrè, Milano 1980, pp. 135-152
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ordenamientos, las leyes plasman diseños políticos que no se realizan de golpe, sino por
etapas».124
6º Otras lagunas vienen originadas por la falta en una ley de una norma
limitativa o restrictiva de la eficacia de una disposición existente. Es decir, una
regulación aparentemente completa puede esconder una laguna cuando no se ha
previsto una excepción o limitación necesaria; dicho con otras palabras, cuando la ley
enumera uno o varios supuestos y no especifica si se trata de una regulación exhaustiva
o cerrada, o si, por el contrario, se trata de una enumeración ilustrativa. En estos casos
no se sabe si los casos no previstos expresamente entran dentro del supuesto legal por
analogía, o si son excluidos por el argumento a contrario. Así, por ejemplo, la norma
que impide introducir perros en las estaciones de tren, si se interpreta por analogía,
124IGARTUA SALAVERRÍA, J., Teoría Analítica del Derecho, (La interpretación de la ley), Instituto
vasco de administración pública IVAP, Oñati 1994, p.69. En la p.70,2 cita varios ejemplos interesantes.
125 Esta causa de lagunas está íntimamente relacionada con lo que más adelante, dentro de las lagunas
dinámicas, Lombardi Vallauri denomina "la incógnita de lo individual" o "la irrepetible especificidad del
caso concreto". Al estudiar el grado de abstracción que necesariamente ha de tener todo texto legal, es
muy clarificadora la Teoría de la "textura abierta", traducción literal de open texture, traducción, a su vez,
del original alemán Porosität der Begriffe (porosidad de conceptos), acuñada por Friedrich Waismann
antiguo discípulo de Ludwing Wittgenstein: para esta teoría los términos tienen tres zonas conceptuales:
una de certeza positiva, otra de certeza negativa y otra de penumbra (ej. la palabra jóven: es de certeza
positiva que una persona de 20 años es joven, y que una de tres o de cien no lo es, pero luego hay una
zona dudosa); así, para las normas jurídicas habrá casos claros y otros dudosos. Ciertamente no todos los
términos tienen una textura como la de la palabra "jóven" o "bosque"; estos términos son más bien pocos.
Para una exposición básica sobre este tema cf. IGARTUA, J., Teoría Analítica del Derecho (la
interpretación de la ley), Instituto Vasco de Administración Pública, Oñati 1994
126 Cf. LLV, Corso di filosofia del Diritto, Cedam, Padova 1981, p.34 Este problema se soluciona, en
parte, con el principio de supletoriedad de las normas más generales respecto de las especiales. «Puede
existir -escribe Puig Brutau- una laguna en el articulado de una ley especial, en el sentido de no haberse
previsto determinado supuesto de la materia regulada. En este caso el vacío normativo sólo existe a nivel
de especialidad legal, pues la legislación general permite suplir o subsanar el defecto. Así, por ejemplo,
en ciertos aspectos del contrato de arrendamiento urbano de vivienda o de local de negocio que la ley
especial no haya previsto, sin duda podrán resolverse con las disposiciones más generales sobre el mismo
contrato contenidas en el Código civil». PUIG BRUTAU, J., Fundamentos de derecho civil, Tomo
Preliminar. Introducción al derecho, Bosch, Barcelona 1989, (2ª ed. revisada), p.314
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Las antinomias se producen cuando existen dos leyes que, sin preferencia alguna
entre sí, es decir, sin poder solucionarse conforme a los criterios de resolución de
antinomias consolidados por la doctrina (principalmente los criterios de jerarquía,
especialidad y cronológico), se contradicen, haciéndose recíprocamente ineficaces.
127 En estos casos algunos autores hablan de "incosistencia" del ordenamiento jurídico, y distinguen las
antinomias de las lagunas. Así hace, por ejemplo, Igartua. Pero lo cierto es que las antinomias son
lagunas, porque originan una falta de regulación al "neutralizarse" la eficacia de las normas.
128 Las lagunas por contradicción se multiplican al considerar -como es sabido- que el significado de la
norma no viene determinado exclusivamente por el sentido literal de sus palabras, sino que también
puede determinarse atendiendo a su relación con el contexto de normas pertenecientes a la misma
institución, o atendiendo a la voluntad de quien la creó, o considerando las circunstancias históricas del
momento en que se aplique, o, atendiendo a la finalidad o razón de ser de la norma... En definitiva, una
norma puede tener tantos sentidos como criterios interpretativos se apliquen, porque la norma es como es
interpretada por los órganos encargados de aplicarla. Volveremos sobre esta cuestión en II.2.3.1.c.c'.
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129 Esta preocupación por las antinomias viene ya de lejos: el primer gran codificador, Justiniano,
ordenó, inútilmente, la supresión de las antinomias y repeticiones que hubiese en el Digesto. «Pese a la
indicación dada por Justiniano de eliminar las antinomias -escribe Javier Paricio-, es natural que persistan
en una obra de tales proporciones; el mismo Justiniano era consciente de que ello era casi inevitable».
PARICIO, J., Historia y fuentes del Derecho Romano, Centro de Estudios Ramón Areces, Madrid 1988,
p. 20
130 En este sentido, es interesante el trabajo de Pérez Luño sobre el "desbordamiento de las fuentes".
Pérez Luño habla de una "supraestatalidad normativa", representada por las instituciones internacionales,
con potestad normativa, que van asumiendo parte de la soberanía de los Estados miembros (en clara
alusión a la Unión Europea). Pero también hay una "infraestatalidad normativa": «el desplazamiento del
centro de gravedad en el proceso de determinación de las fuentes jurídicas no sólo se ha producido por la
aparición de poderes normativos superiores al Estado, de forma paralela se ha producido una ampliación
de competencias normativas por parte de entes sociales intermedios, situados entre el ciudadano y el
poder estatal. Hoy se asiste a un fenómeno de infraestatalidad normativa manifestado en el pluralismo de
determinación de fuentes jurídicas que se desglosan en función de criterios: a) ratione loci, que implican
un sustancial incremento de las competencias autonómicas de los entes territoriales de carácter federal,
regional o municipal, b) ratione personae, en cuya virtud se están acrecentando las atribuciones
autonormativas de determinados grupos o colectivos sociales, siendo especialmente importante este
fenómeno en el ámbito profesional en lo referente a la actuación de los sindicatos. (...) Asimismo los
grupos o comunidades de carácter religioso, cultural o deportivo contribuyen de forma creciente a la
conformación de su propio status jurídico; y c) ratione materiae, ya que la complejidad de la vida en las
sociedades tecnológicamente desarrolladas impone el reconocimiento de regulaciones jurídicas dotadas
de un alto grado de especialización. Como ejemplo reciente se puede aludir aquí a los "códigos tipo"
previstos en el art. 31 de la Ley Orgánica para la Regulación del Tratamiento Automatizado de los Datos
de Carácter Personal (LORTAD), consistente en normas que pueden establecer los responsables de los
ficheros privados para determinar pautas organizativas y funcionales uniformes, que abarquen aspectos
básicos de su actividad, o aspectos instrumentales como la seguridad del entorno o de los programas y
equipos.» PEREZ LUÑO, A.E., El desbordamiento de las fuentes del derecho, discurso de recepción en
la Real Academia Sevillana de Legislación y Jurisprudencia, Sevilla 1993, p.79 Esta superabundancia
legislativa, a todos los niveles, ha originado lo que en el ámbito angolosajón se denomina legal polution,
y que Pérez Luño califica como hipertrofia legislativa, esto es, una lagunosidad originada precisamente
de la multiplicación de leyes sobre las mismas materias. A su vez, la hipertrofia legislativa origina lo que
el profesor sevillano denomina, siguiendo con el símil médico, una hipostenia normativa, esto es una
falta de eficacia de la ley repetitiva: «La hipostenia legislativa constituye la reacción antitética correlativa
al fenómeno de la hipertrofia, la contaminación y la mitificación de la ley. La extensión de la masa
legislativa ha comportado un marcado déficit en la intensidad de su eficacia. Ello se ha traducido en una
serie de fenómenos de suplantación de la ley formal por normas reglamentarias, así como de
debilitamiento y desconfianza respecto a la legalidad como marco de solución de conflictos sociales».
p.81, cf también. pp. 75-82 de la obra citada. Como consecuencia de todo ello se origina una
"deslegalización", entendida como sustracción al control de las reglas y procedimientos legales de
algunas áreas de problemas relacionados con la sociedad. En países en vías de desarrollo «la erosión de la
ley se manifiesta a través de fenómenos de "normatividad extralegal", que denuncian la capacidad de
esos Estados para atender por cauces jurídicos formales las necesidades básicas de la sociedad. En tales
circunstancias la sociedad civil se ve abocada a suplir la inexistencia o incompetencia estatal, intentando
expresar la falta de un Derecho formal justiciable, con normas extraestatales, cuya garantía es
exclusivamente social, con las consiguientes disfunciones e inseguridades jurídicas». Se trata de reglas
paccionadas privadas basadas en la negociación. (VALLET DE GOYTISOLO, J., ha insistido en la
teoría del pactismo en la teoría de las fuentes del Derecho, Estudios sobre Fuentes del Derecho y Método
jurídico, Montecorvo, Madrid 1982, pp.605ss.) PEREZ LUÑO, A.E., El desbordamiento de las fuentes
del derecho, discurso de recepción en la Real Academia Sevillana de Legislación y Jurisprudencia,
Sevilla 1993, p.82, tema que desarrolla ampliamente en su libro La polémica sobre el nuevo mundo.
Conviene no confundir la llamada "deslegalización" con la "descodificación": la primera, como acabamos
de ver, es la aparición de normas sancionadas por órganos no estatales; en cambio la "descodificación"
significa la multiplicación de leyes especiales junto al código, que se presumía completo y definitivo.
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EL DERECHO DE JURISTAS Y SUS IMPLICACIONES: UN DIÁLOGO CON LOMBARDI VALLAURI
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Lagunas dinámicas
La riqueza de la vida social junto con la capacidad creadora del hombre, hacen
que aparezcan continuamente nuevas realidades susceptibles de regulación jurídica.
Realidades que exigen una nueva legislación, ya que, como es natural, las leyes
responden, en la mayoría de los casos, a los problemas de cada momento tal y como son
vistos por el legislador de turno. Esta nueva normativa, como es sabido, por la
aplicación del principio de irretroactividad de las normas sancionadoras o no
favorables, dejarán sin solución los problemas surgidos hasta la promulgación de la
nueva ley.132
Sobre el fenómeno de la proliferación de leyes en torno al código, ver la obra de IRTY, N., L´etá della
decodificazione, Giuffrè, Milano 1979
131 Cf. LLV., Corso di filosofia del Diritto, Cedam, Padova 1981, pp.35 yss.
132 Sobre la irretroactividad de las leyes, me remito al libro básico de SUÁREZ COLLÍA, J. Mª, El
principio de irretroactividad de las normas jurídicas, 2ª ed. revisada y ampliada, Ed. Actas, Madrid 1994
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DIEGO POOLE DERQUI
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El postulado de la escuela positivista clásica, para la que toda acción del hombre
en sociedad debía ser calificada como "aplicación", "ejecución" o "violación" de la ley,
no contempla en absoluto esta dimensión de la vida como historia, como perenne
innovación. Si el legalismo llegara hasta semejantes extremos, desaparecería cualquier
forma de actividad jurisprudencial que no fuera meramente expositivo-didáctica.
133 «La legislación sin interrupción -escribe Lombardi Vallauri- no puede nunca colmar las lagunas, antes
bien, probablemente las aumentaría. Pienso que hoy buena parte de la dificultad de aplicar la ley deriva
de la abundancia de leyes. Multiplicando las leyes sobre todos los casos que se presentan, se crean
antinomias, tensiones, se multiplican los términos usados; en suma, se reabren todas las lagunas que
hemos examinado antes (...). Si se pretendiera que cada caso, en cualquier modo nuevo, fuese resuelto
por el legislador, éste debería desarrollar toda la parte comprometida de la labor judicial. Al límite,
incluso, debería ayudar a los particulares cuando hicieran sus negocios, cuando redactaran aquellas
normas individuales que son los negocios jurídicos, esto es, debería desarrollar también toda la parte
comprometida de la labor notarial. El legalismo sería tan absurdo como la pretensión de hacer un mapa
tan grande como el territorio que se describe. O bien, incluso, se debería llegar a admitir que la historia en
sentido fuerte, esto es, historia en cuanto innovadora, desde el punto de vista jurídico, vendría construida
como ilícito, se llegaría a una "dogmática jurídica" de la historia como ilícita». LOMBARDI
VALLAURI, L., Corso di filosofia del Diritto, Cedam, Padova 1981, p. 39. En el caso de nuestro
Código civil hay que matizar que, dado el retraso en su promulgación -casi un siglo más tarde que los
primeros códigos europeos-, por las dificultades que encontró el legislador, en una labor apresurada
renunció a la unificación del Derecho civil y dejó al margen un buen número de leyes especiales, como la
Ley del Registro Civil, la de Propiedad intelectual o la Ley Hipotecaria.
134 Esta cuestión dio lugar a lo que en Francia se denominó référé legislativ, que consistía en el recurso
por parte del juez al legislador cuando hubiera alguna laguna en la ley. Solución que ya propuso
Justiniano y que perduró en el derecho europeo hasta que Napoleón lo suprimió, por impracticable, con el
Código de 1804. Pero tal solución, además de relentizar notablemente la administración de justicia, daba
lugar a que la ley perdiera su halo de imparcialidad por ser dictada por el legislador en vista de un caso
concreto, y no de una generalidad de supuestos. Asimismo, este expediente daba ocasión a los jueces más
timoratos para descargar su responsabilidad en el Parlamento, saturandole de recursos. El hecho es que
hasta 1837 perduró un référé especial, consistente en que sólo se acudía al poder legislativo cuando había
conflicto en el interior de la magistratura sobre la solución de alguna demanda. En este sentido, el juez
norteamericano Benjamín Nathan Cardozo escribió: «Si la legislación ha de ocupar el lugar de la acción
creadora de los Tribunales, será preciso que una comisión legislativa esté siempre dispuesta detrás de
nosotros para intervenir en cada actuación, a la manera de un supertribunal. Y ello sin que se nos ofrezca
ninguna garantía de que la elección hecha de tal manera sea más sabia que la nuestra (la de los jueces), y
en cambio su forma le dará una rigidez que impediría toda rectificación y solución de compromiso.
Habremos cambiado un procedimiento de ensayo y corrección puesto en manos de jueces y al que estos
dedican toda su vida, por un procedimiento de la misma clase puesto en manos de una comisión
legislativa que dedicará los breves momentos que pueda disponer de entre sus múltiples ocupaciones.
Incluso en el caso de que pudiéramos creer que los aficionados serán más diestros que los profesionales,
lo que ellos decidan será un remedio prescrito demasiado tarde para que pueda ser útil al paciente cuya
enfermedad fue observada. Administrado a otro sin tener en cuenta un cambio de síntomas, puede
resultar más pernicioso que saludable». CARDOZO, B.N., Selected Writings, op. cit. p.245 Citado por
Puig Brutau en La jurisprudencia..., p.22
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EL DERECHO DE JURISTAS Y SUS IMPLICACIONES: UN DIÁLOGO CON LOMBARDI VALLAURI
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Ante todas estas carencias de la legislación se ve, cada vez con mayor nitidez, la
necesidad de volver a lo que ya desde los romanos constituía la fuente del derecho por
excelencia: los juristas.137
135 Cf. LEGAZ Y LACAMBRA, L., Filosofía del Derecho, Bosch, Barcelona (5ª ed.)
136 DÍEZ-PICAZO, L., Experiencias jurídicas y teoría del derecho, Ariel, Madrid 1993 (3ª ed. corregida
y puesta al día), p.173. Algunos representantes del realismo anglosajón ya habían denunciado la
incapacidad del código para ganar la carrera contra la historia. Llewelyn tiene escrita una bella página en
la que nos manifiesta la rapidez con la que envejecen los códigos y la utopía que supone el pretender que
sistemtizar definitivamente la vida social: «el germen de la muerte ha sido inyectado (en el código) por
dos fuerzas, una de hecho y otra teórica. El hombre no puede hacer que su mirada penetre a mucha
profundidad en el futuro y no pasará mucho tiempo sin que el código revele su insuficiencia y falta de
adaptación a los hechos.(...) Se propone ser exclusivo y omnicomprensivo, estar dictado no sólo para el
presente sino también para el futuro. Lo cual significa que será inevitable sostener que de él brota lo que,
en realidad, no contiene. Su aplicación lo dejará cubierto con la doctrina de los casos prácticos, de la
misma manera que la hiedra cubre la piedra». LLEWELYN, K.N., "The Constitution as an Institution",
en Columbia Law Review, vol.34, págs. 10 y sig. Cit. por Puig Brutau en La jurisprudencia como fuente
del derecho, op. cit. p.54
137 «La solución a los nuevos problemas -escribe el romanista Álvarez Suárez- no vino por el cauce
constitucional de la ley sino que se fueron formulando por la labor lenta, progresiva y fecunda de dos
órganos a los que constitucional y constitutivamente no competía una labor de Derecho: los
jurisconsultos y el pretor (...) Estas dos nuevas fuerzas creadoras va a ir formulando las soluciones que
llegan a formar el derecho clásico romano». ÁLVAREZ SUÁREZ, U., La jurisprudencia romana en la
hora presente, Discurso de recepción como académico en la Real Academia de Legislación y
Jurisprudencia, Madrid 1966, pp.66-67
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sectorial
literal parcial ( ,, ,, ,, )
evolutiva sistemática
total ( ,, ,, ,, )
Interpr. (tiempo de la
interpretación) sectorial
fundamental parcial ( ,, ,, ,, )
conceptual sistemática
total ( ,, ,, ,, )
2 3 6 9 15 24 Media: 72 x 2
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140 En esta clasificación no se hace referencia a los tipos de interpretación según el órgano que la realiza
(donde podríamos distinguir la interpretación auténtica, judicial, doctrinal y cautelar). Esta omisión es
explicable, porque Lombardi Vallauri, al exponer estos métodos, da por supuesto que pueden ser
utilizados por cualquier jurista intérprete. Pero conviene tener en cuenta, aunque lo veamos más adelante,
que la interpretación jurídica es un proceso unitario siempre vinculante y siempre vinculado, con mayor o
menor fuerza según la autoridad del sujeto que interprete la norma. El derecho está en continua
reformulación: la norma legal no se aplica en estado puro, por así decir, sino que tiene una vida en la que
va sufriendo diversas modificaciones interpretativas, modificaciones normativas, jurisprudenciales,
doctrinales y consuetudinarias (piénsese en la desuetudo) que amplían o restringen su sentido originario.
Lombardi Vallauri tampoco se refiere a la distinción clásica entre interpretación declarativa (cuando el
sentido de la norma coincide con el que se desprende de su texto), y la que algunos denominan
modificativa (si extiende o restringe su formulación literal para adecuarla al sentido que se considera más
adecuado). Esta omisión también es explicable, ya que el sentido más adecuado de la norma es
precisamente lo que la misma interpretación busca.
141 En el Saggio, p.273 Lombardi hace una exposición del método subjetivo o interpretación "según el
espíritu".
142 A favor de la interpretación subjetiva, entre otros, Gény, Heck (aunque con menor decisión) y
Engisch. Por otra parte, conviene añadir una precisión que no hace Lombardi Vallauri: el dilema más
importante de la clasificación de los criterios interpretativos es el que se plantea entre la interpretación
objetiva y la subjetiva. La interpretación objetiva, al fijarse en el contenido de la norma, con
independencia de la voluntad de su autor, dará preferencia a los métodos literal o gramatical, sistemático
e histórico o sociológico. Por el contrario, la interpretación subjetiva, buscando el fin querido por el autor
de la norma, dará preferencia a los métodos que faciliten la averiguación de la voluntad del legislador.
Pero resulta que esta distinción entre interpretación objetiva y subjetiva es más artificiosa que real,
porque el método gramatical -el más adecuado para una interpretación objetiva-, que exige un
sometimiento al sentido propio de las palabras, necesariamente debe tener presente la voluntad de quien
redactó la norma, porque las palabras no son más que el cauce o el signo que apunta a un concepto, a una
idea, pues las palabras son vehículos de transmisión de ideas. Pero las ideas, aunque puedan ser a su vez
reflejo de realidades, son fruto de una inteligencia que las concibe. Lo que equivale a decir que son fruto
de una voluntad, de una persona. Los hombres nos comunicamos conceptos y deseos a través de palabras,
y, según las circunstancias y lo que damos por supuesto que ya conocen los destinatarios del mensaje, los
términos empleados serán diferentes. Por ejemplo, la misma expresión "Pedro, la cartera", según las
circunstancias, puede querer decir una cosa u otra. Toda manifestación externa de voluntad se realiza
dando por supuesto un conjunto de realidades que no es necesario expresar, porque se considera que son
conocidas por los interlocutores. Lo mismo pasa con los textos legales. De ahí que, haciendo un juego de
palabras, podamos decir que, en el fondo, toda interpretación objetiva, aunque mira al texto, no puede
dejar de considerar su cabeza: parece inevitable ir del testo alla testa... Por esta razón considero que toda
interpretación es siempre subjetiva y objetiva al mismo tiempo. Quizá se pueda incidir más en un extremo
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o en otro, pero nunca desvincularlos. Cf. DÍEZ-PICAZO, L., Experiencias jurídicas y teoría del derecho,
Ariel, Madrid 1993 (3ª ed. corregida y puesta al día)
143 Lombardi Vallauri en el Saggio, pp.274-275 se manifestó inicialmente a favor de una interpretación
objetivo evolutiva, por considerar que era la más acorde con los planteamientos iusliberistas: «In línea di
principio io ritengo forse più autenticamente giusliberista quest´ultima posizione. Come hanno detto con
una chiarezza che non potrebbe desiderarse maggiore, Gény e Heck, la teoria oggetiva o sociologica è di
per se solidale al postulato della completezza». Aunque es la metodología que mayor libertad permite al
intérprete, fue inicialmente postulada por el positivismo clásico (Thöl, Wach, Binding y Fischer). Así,,
afirmaba Gény: «quand on admet ce postulat, il est naturel et eécessaire que l´on cherche á faire
produire au texte légal bien plus que n´y a mis la volonté de ses auteurs» (GENY, F., Méthode et
sources en droit privé positif, cit. p.259). Y Heck escribía: «Si se parte de la base de que el juez lo único
que hace es subsumir el caso en la norma, la interpretación histórica no es más que un obstáculo para la
aplicación del derecho. Esta vieja teoría de la subsunción es muy importante en la génesis de la teoría
sociológica. Los que están a favor de esta teoría piensan de sí mismos que son muy modernos, pero en
realidad dependen de viejas tradiciones. La interpretación histórica termina por dificultar el desarrollo de
la ley si se sabe que el juez no solamente subsume, sino que también tiene que completarla y corregirla»,
(HECK, P., "Gesetzesauslegung und Interessenjurisprudenz", en Archiv für die civilistische Praxis, nº
112, 1914, p.88). Ambas citas, la de Gèny y la de Heck, en Saggio, pp.275 y 276. La traducción de Heck
es nuestra (Lombardi Vallauri cita sin traducir).
144 La interpretación histórica tiene un doble sentido, que Lombardi Vallauri no considera: la referencia a
los precedentes sociales y jurídicos de la norma (interpretación histórica en sentido estricto) y la
referencia a la situación del momento en que la norma debe ser interpretada (interpretación histórico
evolutiva). Dentro del primer sentido, por precedentes sociales hay que entender las circunstancias
históricas a las que quería dar respuesta la norma, y por precedentes jurídicos Castán distingue tres
categorías: los precedentes remotos (en el caso del Derecho español, serían el derecho romano, el derecho
canónico y los demás derechos históricos que han contribuido a la formación del ordenamiento jurídico
español); los precedentes inmediatos, formados por el estado legal anterior a la legislación vigente; y los
trabajos preparativos de la ley, formado por los proyectos, dictámenes parlamentarios, exposiciones de
motivos, etc.). Dentro del segundo sentido (interpretación histórico evolutiva) lo que se pide al intérprete
es que tenga en cuenta las circunstancias de la sociedad en el momento de aplicar la norma. Cf.
CASTÁN TOBEÑAS, J., Teoría de la aplicación e investigación del derecho, Madrid 1974, p.245
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Lombardi Vallauri explica la diferencia entre los dos modos interpretativos con
dos ejemplos gráficos: una interpretación conceptual sería aquella que dijera que la
compraventa debe ser realizada de buena fe, no porque así se garantice el intercambio
de cosas por dinero, sino sólo porque al ser la compraventa una especie del género
contrato, es también un contrato, y los contratos deben realizarse siempre de buena fe.
El fundamento es conceptual porque la norma entra como especie en el género de
contrato. La jurisprudencia de conceptos supone que los conceptos jurídicos construyen
una especie de pirámide lógica, en la cual los conceptos más altos, los más generales,
explican los inferiores, y sirven para interpretarlos.
145 Lombardi Vallauri no considera en esta sede que la interpretación sistemática no se agota en los
confines del derecho nacional, y menos cuando se trata de países de la Unión Europea, no sólo por la
legislación comunitaria, que es también derecho nacional, sino por la creciente comunicación de valores
en el entorno de una nueva Europa. En este sentido la obra de Peter Häberle ha despertado un gran interés
por la propuesta de un Derecho Constitucional Común Europeo. Se trataría de un nuevo ius commune,
aplicable a toda Europa, no sólo a la comunitaria. Por este motivo, se ha postulado un nuevo método
interpretativo, el "de derecho comparado", que en el fondo bien podría calificarse como un método
sistemático global. Cf. HÄBERLE, P., Derecho Constitucional Común Europeo, trad. castellana de E.
Mikunda, en Revista de estudios políticos, 1993
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Además, como bien dice Igartua, «nada es claro u obscuro en sí, sino para
alguien»,147 y en el caso de un conflicto jurídico lo que tienen claro las partes es que
deben justificar sus pretensiones enfrentadas sobre un mismo ordenamiento y, en la
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mayoría de los casos, sobre las mismas disposiciones. Por eso, lo que en sí podría
parecer bastante claro, puede ser interpretado por cada uno de forma diversa para
justificar su pretensión. De esta manera, la oscuridad del texto normativo se intensifica
en la medida en que sobre éste se quieren justificar pretensiones contradictorias. Así, se
puede concluir que, en la práctica, la máxima in claris... lo que en el fondo viene a
significar es que no es menester argumentar o justificar la interpretación que se da a un
determinado precepto legal cuando su significado no es discutido, pero no porque en sí
sea claro, sino porque no es decisivo para las pretensiones enfrentadas.
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Por otra parte -lo hemos visto en II.1- la misma expresión "interpretar",
considerada como función exclusiva de los juristas, es tendenciosa.
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Adolf Merkl, para quien «sin duda se puede afirmar que existen tantos ordenamientos
como métodos de interpretación».153
término tecnificado, hay que asignarle ese significado; o a términos idénticos, ha de atribuirse
normalmente el mismo significado; y a términos diferentes, significados diferentes. Respecto a las
directivas sintácticas se aplican los mismos criterios que en el lenguaje ordinario). Las directivas
sistémicas pueden ser extrínsecas, si se mira la colocación de la disposición en el contexto del cuerpo
legislativo de que se trate: p.ej. mirar el título de una ley, de un capítulo; ver los preámbulos y otros
anexos que acompañan a un texto jurídico; o ver el lugar que ocupa la disposición en el corpus legal, ver
las anteriores y posteriores, en definitiva, la "topografía" de la disposición. Las directivas sistémicas son
intrínsecas cuando, por ejemplo, la definiciones contenidas en una disposición son aplicables a todos los
demás textos legislativos, que versan sobre la misma materia, salvo que explícitamente se diga lo
contrario; o no se debe atribuir a una disposición un significado idéntico al de otra que está en el mismo
cuerpo legal; a una disposición se le atribuye el significado que evite la contradicción con otra). Las
directivas funcionales, como consultar los trabajos preparatorios previos a la aprobación del texto; o
fijarse en el contexto histórico (social y jurídico) en que nació la disposición y también en la evolución de
ese contexto; o conocer la intención del legislador que promulgó la norma, aunque hay que tener más en
cuenta lo que persigue el legislador actual, que es quien la mantiene en vigor, y quien la puede derogar;
evitar interpretaciones manifiestamente absurdas, injustas o inmorales... Estos autores luego manifestan la
insuficiencia de estas directivas "de primer grado", y proponen unas directivas "de procedimiento" o de
segundo grado para saber cómo y cuándo usar cada directiva de primer grado (cuáles van primero: ¿las
lingüísticas, las sistemáticas o las funcionales?). Igartua llega a la conclusión de que es imposible fijar las
directivas de segundo grado, y pone de manifiesto la importancia de las valoraciones del intérprete: según
abracen los valores de la certeza y estabilidad, o por la evolución de la sociedad, o por la justicia, o por
una determinada visión filosófica del hombre, optarán por unas metadirectvas o por otras. Las lagunas
también han intentado paliarse con definiciones legislativas, leyes interpretativas y disposiciones
generales como nuestro art.3.1 del Cc. Sobre esta cuestión ver la exposición que hace Igartua en
IGARTUA, J., Teoría Analítica del Derecho (la interpretación de la ley), Instituto Vasco de
Administración Pública, Oñati 1994, pp.89 y ss.
153 Cit. en LLV., Corso di filosofia del Diritto, Cedam, Padova 1981, p.72
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La idea que se tenga sobre la misión del jurista también influye sobre la
preferencia de unos métodos sobre otros. Quienes ven en jurista un hombre capaz de
penetrar en la historia y de garantizar las tradiciones, junto a un desarrollo armónico del
orden social, aconsejarán la interpretación histórica. Por el contrario, los que ven en el
jurista un personaje comprometido políticamente, pero sin admitir su libre búsqueda del
derecho, preferirán la interpretación evolutiva, y probablemente la histórico evolutiva.
En cambio, si se considera que el jurista está dotado de una visión de conjunto de todo
el entramado normativo, y prefieran la construcción dogmática, aconsejarán la
interpretación objetiva evolutiva fundamental sistemática. Los que tengan una visión
contemplativa-nostálgica del derecho, pero no quieran abjurar del legalismo,
propondrán una interpretación histórica y subjetiva, procurando, como decía
Windscheid, la inmersión en el alma del legislador.
No es suficiente una norma que determine cómo se deben interpretar las demás
Por ejemplo el art. 12 del Título preliminar del Código civil italiano prescribe:155
«Nell'applicare la legge non si può ad essa attribuire altro senso che quello fatto palese dal
significato propio delle parole secondo la connessione de esse, e dalla intenzione del legislatore.
»Se la controversia non può essere decisa con una precisa disposizione se ha riguardo alle
disposizioni che regolano casi simili o materie analoghe; se il caso rimane ancora dubbio, se decide
secondo i principi generali dell'ordinamento giuridico dello Stato».156
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156 En el caso de nuestro derecho positivo, tal precepto está contenido en el art. 3.1 del Código civil,
introducido con la reforma del Título Preliminar: «Las normas se interpretarán según el sentido propio de
sus palabras, en relación con el contexto, los antecedentes históricos, legislativos y la realidad social del
tiempo en que han de ser aplicadas, atendiendo fundamentalmente al espíritu y finalidad de aquellas».
Como se ve, se trata de un precepto que, dejando claro que lo importante es la finalidad de la norma, no
establece con claridad una prelación en el resto de los métodos. La Ley de Bases para la reforma del
Título Preliminar de nuestro Código civil, de 17 de marzo de 1973, en la Base 2ª, apartado 1º, dispuso:
«Se establecerán como criterios básicos para la interpretación de las normas, aquellos que, partiendo del
sentido propio de sus palabras en relación con el contexto y los antecedentes históricos y legislativos,
atiendan fundamentalmente a su espíritu y finalidad, así como a la realidad social del tiempo en que han
de ser aplicadas». Ateniéndose a lo dispuesto por esta Ley se estableció por Decreto el nuevo Título
Preliminar, con el actual art. 3.1 del Código Civil. La exposición de motivos del mismo Decreto de 1974
contiene sobre el particular estas manifestaciones: «En punto a la pertinencia o no de que los Códigos
contengan normas predeterminativas de los criterios a utilizar en la interpretación no hay actitud
dominante sólidamente consolidada. La tesis negativa tiene en cuenta las ventajas de mayor libertad por
parte del intérprete y remite el problema a los criterios utilizables al campo de la doctrina. La tesis
afirmativa pondera los beneficios de cierta uniformidad del modo de proceder. Por ésta ha sido preciso
inclinarse dado el mandato de la Ley de Bases que se ha convertido en norma articulada tal y como en
ella aparece, es decir, sin mayores especificaciones, por temor a que los criterios perdieran el carácter
esencial y flexible con que vienen enunciados, pues en ningún caso es recomendable una fórmula
hermenéutica cerrada y rígida. La ponderación de la realidad social correspondiente al tiempo de
aplicación de las normas introduce un factor con cuyo empleo, ciertamente muy delicado, es posible en
alguna medida acomodar los preceptos jurídicos a circunstancias surgidas con posterioridad a la
formulación de aquellos». Antes de la reforma del Título Preliminar la ley sólo contenía preceptos para la
interpretación de los Testamentos (art. 675 del Código civil) y de los contratos (arts. 1281 a 1288 del
Código Civil), y se discutía si las mismas reglas podían ser utilizadas para la interpretación de las leyes.
En otro orden de ideas, pero siguiendo en el ámbito de nuestro derecho positivo, una vez introducido el
art. 3.1 en nuestro Código civil, se ha planteado la cuestión sobre el rango de una disposición
aparentemente tan vital: ¿por qué los criterios de interpretación de todas las normas de nuestro
ordenamiento jurídico está recogidos en una ley ordinaria como son las contenidas en el Código civil, y
modificables, por tanto, por el legislador de turno? La razón es más histórica que formal. En la época de
la codificación el derecho civil continuaba siendo considerado como el Derecho común, es decir, como
un sector del ordenamiento en el que se contienen normas, reglas y principios aplicables a todo él. Por
eso el Código civil fue siempre considerado como el primer cuerpo legal, «y esta primacía entre los
cuerpos legales le obligaba a tomar partido en punto a las materias que enunciaba la rúbrica del Título
preliminar ("De las normas jurídicas, su aplicación y eficacia"». DÍEZ-PICAZO, L., Y GULLÓN, A.,
Instituciones de derecho civil, vol. 1º, Tecnos, Madrid 1995, p.70. En cualquier caso, las normas
contenidas en el Título Preliminar no vinculan al legislador, como no le vinculan las leyes ordinarias,
porque puede modificarlas, derogarlas o limitar su alcance para determinados sectores del ordenamiento,
como de hecho hace. Así, la importancia de las disposiciones sobre la interpretación de las normas no
depende tanto del rango de aquéllas, como de su función. Conviene recordar que al sancionarse la
Constitución española de 1978 toda la legislación ordinaria queda bajo su sombra, y con ella, el Título
Preliminar. Por eso, tras la Constitución, su función es más modesta que antes. Téngase en cuenta que el
art. 5º de la LOPJ de 1 de julio de 1985 establece que «la Constitución es la norma suprema del
ordenamiento jurídico, y vincula a todos los Jueces y Tribunales, quienes interpretarán y aplicarán las
leyes y los Reglamentos según los preceptos y principios constitucionales, conforme a la interpretación
que resulte de las resoluciones dictadas por el Tribunal Constitucional».
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habría diluido hasta haber perdido todo significado».157 Pero el argumento más
importante es que la existencia de una disposición interpretativa traslada el problema de
la interpretación a esa misma disposición.158
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algunas leyes, son los obtenidos mediante la analogía» «El significado teórico de la
analogía se cifrará, de este modo, en ser el medio "integrativo" por excelencia, mediante
el cual el Derecho legislado crece, alimentándose sólo de su propia subsistencia,
mediante su desarrollo lógico y dialéctico».160
160 DE CASTRO Y BRAVO, F., Derecho civil de España, Civitas, Madrid 1984 (editado por vez
primera en 1949), p.479
161«La analogía no es sino un tipo más de interpretación; incluso el más frecuente. Casi nunca la relación
hechos-norma presenta una identidad, capaz de servir de base a la fundamentación lógica de la decisión.
Hecho y norma entran, por el contrario, en relación mediante una ponderación de semejanzas de corte
notablemente analógico», OLLERO, A., ¿Tiene razón el derecho?, Publicaciones del Congreso de los
Diputados (monografías), Madrid 1996, p.482
162 Cfr. LLV., Saggio, p. 288-299.
163 Cf. II.2.3.1.a.b' (sobre las "lagunas estáticas").
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que, por alguna razón, sólo quiso prohibir la entrada a los perros. Según se aplique la
analogía o el argumento a contrario, se obtienen resultados distintos.164 Lombardi
Vallauri considera que esta alternativa entre analogía y argumento a contrario subsiste
siempre, y en la práctica -reconoce nuestro autor- se elige uno u otro método según el
resultado que parezca más justo al intérprete.
164 Esta consideración la hizo Rümelin por vez primera. Cfr. RUMELIN, M., Werturteile und
Willensentscheidungen im Zivilrecht, (1891; reedit.1912), p.15, cit. Saggio, p.300
165 LLV., Corso, p.99
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Una vez "encontrado" el principio hay que "volver hacia abajo", mediante la
deducción, para aplicarlo al caso no expresamente regulado. Pero la deducción vale
tanto como la inducción (una cadena es tan fuerte como su eslabón más débil) y, por
muy bien que se deduzca, si el principio inducido no es válido, el razonamiento es
arbitrario. Pero, ¿quién está autorizado para decidir la validez de las inducciones? Cabe
concluir que en todo el proceso interpretativo hay un margen de libertad insuprimible,
166 Sobre la diferencia entre la analogía y los demás métodos interpretativos, el profesor De Castro
también explica que sólo media una diferencia de grado. DE CASTRO, F., Derecho civil de España, op.
cit. p.480
167 Cfr. LLV., Saggio, pp. 293 y sig.
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En primer lugar, se puede sostener que el sistema no existe, que las normas no
forman parte de ningún conjunto orgánico. La mayoría de las normas -dice Lombardi
Vallauri-, al ser fruto de tensiones y luchas parlamentarias, no pueden constituir un
conjunto armónico. Un conjunto de elementos, para que esté ordenado, armonizado,
requiere siempre de un mismo criterio ordenador, un mismo fin al cual orientarse. Las
leyes, en un régimen democrático, al proceder de una fuente en la que se albergan
distintas concepciones de la sociedad y del derecho, no pueden constituir un conjunto
entrelazado y coherente, por lo menos no pueden concebirse como un organismo. Cada
norma tiene su propia arqueología. El jurista que pretenda "reconstruir" el sistema, no
hace más que buscar una relación a piezas aisladas que no tienen relación. Intenta
producción jurídica, esto es, el material ofrecido al conocimiento jurídico, deviene un sistema unitario y
coherente, un ordenamiento jurídico, gracias a la actividad cognoscitiva de la ciencia jurídica». Esto
escribe Pérez Luño para hacer ver el caracter constitutivo, ¡y no sólo descriptivo! de la ciencia jurídica en
Kelsen, aunque éste afirme lo contrario. PEREZ LUÑO, A.E., El desbordamiento de las fuentes del
derecho, discurso de recepción en la Real Academia Sevillana de Legislación y Jurisprudencia, Sevilla
1993, pp. 45-46
173 LLV., Corso, p.102; LLV., Saggio sul diritto giurisprudenziale, Giuffrè, Milano, 1967, p.303
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buscar, como los niños pequeños, una forma a la nube, describiendo los contornos que
le atribuye su imaginación. Está optando por una concepción del derecho desvinculada
de la realidad. Es, en palabras del profesor italiano, una scelta per il sistema.174
En realidad, la unidad del sistema no puede ser un dato que se presupone, todo
lo más, es el fin que el jurista se propone. «La unidad -escribe Lombardi Vallauri- no es
un dato que se presupone, sino un fin que se persigue; esta unidad no es una obra
definitiva del legislador, sino una labor progresiva del jurista; mejor dicho, la unidad
sistemática de la ley se reduce al método sistemático con el que el jurista se enfrenta a
los textos».175 El jurista se encuentra, pues, ante una primera alternativa: considerar el
ordenamiento como si formara un sistema, o considerarlo como un conjunto de
elementos relativamente inconexos. Dentro de la primera opción, dado el carácter no
rigurosamente lógico de la construcción, cabrían, a su vez, más alternativas, pues hay
tantos sistemas posibles como intérpretes.
174 Sobre la crítica a la jurisprudencia de conceptos, Rudolf von Ihering constituye una referencia
obligada, desde el momento en que él mismo "se convierte" a una visión más realista, a lo que se ha
denominado jurisprudencia sociológica. Conversión operada -como es sabido- sobre la base de una
prolongada e intensa investigación sobre la jurisprudencia romana. «La realización -escribe Ihering- es el
elemento que otorga vida y verdad al Derecho, es el Derecho en sí mismo. El derecho que no se traduce
en realidad, que únicamente se encuentra sobre el papel en las leyes, no es sino pseudoderecho, pura
palabrería... No es, por tanto, el contenido abstracto de la ley, ni la justicia o la moralidad técnicas lo que
determinan el valor del derecho, sino su objetivación en la vida, la decisión con que se realiza e impone
todo aquello que considera y proclama necesario». IHERING, R., "Geist des Römischen Recht auft den
verschiedenen Stufen seiner Entwicklung, tomo II, vol. II, Druck und Verlag von Breitkpof un Härtel,
Leipzig 1858, (cit. por ITURMENDI MORALES, J., "Acerca de Rudolf Von Ihering y el sistema de
los juristas romanos", en Anuario de la Facultad de Derecho, vol. 11, 1993, p.432, nota 57).
175 LLV., Saggio sul diritto giurisprudenziale, Giuffrè, Milano, 1967, pp. 279-280. En el mismo sentido,
el profesor Iturmendi escribe: «Las nociones de sistematicidad habitualmente sostenidas por distintas
teorías del derecho suelen confundir la exigencia de su tratamiento sistemático con las propia existencia
del sistema, como si se tratara de un atributo ontológico o de una cualidad esencial o substantiva del
derecho, cerrándose dogmáticamente a la exploración de los límites del sistema jurídico, sin indagar de
forma efectiva su índole o naturaleza». ITURMENDI, J., Presentación del libro de OST Y VAN DE
KERCHOVE, El sistema jurídico entre orden y desorden, Servicio de Publicaciones de la Facultad de
Derecho de la U.C.M., (trad. por Isabel Hoyo) Madrid 1997, p.29. En este sentido Ost y Van de
Kerchove manifiestan bien la diferencia: conciben el estudio de las relaciones entre los elementos
jurídicos desde dos perspectivas distintas: bien sea considerando que dichas relaciones son inherentes al
objeto-Derecho estudiado, en este caso hablan -siguiendo a Gregorczyk- de un sistema per concreto, o,
con terminología de Canaris, como un sistema "objetivo"; bien sea concibiéndolas como algo inherente a
la teoría que sobre dicho objeto se elabora, en cuyo caso podríamos hablar de un sistema per abstracto o
"científico" (aquí también siguen la terminología de Christophe Gregorczyk y de Claus-Wilhelm Canaris,
obras del primero "Evaluation critique du paradigme systémique dans la science du droit", en Archives
de philosophie du droit, t.31, 1986, pp.281 ss.; y de Canaris: Systemdenken und Systembegriff in der
Jurisprudenz entwickelt am Beispiel des deutschen Privatrechts, Duncker & Humblot, Berlin 1969, p.13
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propias de la especie de aquellas que lo son del género? Esta operación inductiva,
aparentemente lógica, encierra valoraciones arbitrarias del jurista, que abstrae del
contrato determinadas características, las que él considera genéricas, para atribuirlas a
otras especies (v.gr. al testamento).
Toda esta crítica justifica la preocupación que el jurista debe tener, no tanto por
el ordenamiento, sino por la adecuada solución de los casos concretos. El sistema
jurídico es posterior al caso y siempre incompleto. En otras palabras, a la jurisprudencia
de conceptos se le ha reprochado -como veremos más adelante- el desapego de la
realidad y del sentido vital de las instituciones, incumpliendo de esta manera la función
propia del derecho, que consiste en ofrecer una determinada solución justa a unos
problemas que no son puras abstracciones, sino, ante todo y sobre todo, problemas
vitales.177
Los juristas que todavía se niegan a aceptar que el sistema no es más que un
método para determinar el derecho, y no el derecho en sí, se ven cada vez más
176 Díez-Picazo hace otra crítica, quizá más aguda que la de Lombardi Vallauri, al procedimiento de la
jurisprudencia de conceptos: toda reconstrucción requiere una previa atribución de sentido, y «de acuerdo
con los postulados tradicionales [de la jurisprudencia de conceptos] una y otra actividad serían diferentes.
Primero se reconstruye la norma y luego se la interpreta. Sin embargo, una y otra actividad no pueden
separarse. Para reconstruir una norma partiendo de un texto o de un signo de exteriorización, es preciso
atribuir sentido a los mismos». DÍEZ-PICAZO, L., Experiencias jurídicas y teoría del derecho, Ariel,
Madrid 1993 (3ª ed. corregida y puesta al día), p.242
177 LLV., Saggio sul diritto giurisprudenziale, Giuffrè, Milano, 1967, p.304. Casi en los mismos
términos DÍEZ-PICAZO, L., Experiencias jurídicas y teoría del derecho, Ariel, Madrid 1993 (3ª ed.
corregida y puesta al día), p.263
178 LLV., Saggio sul Diritto Giurisprudenziale, Giuffrè, Milano 1967, (reed. 1975), p.304
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Si el proceso judicial fuera rigurosamente lógico, no existirían procesos. Bastaría consultar las
leyes
«Mientras las reglas de un juego deportivo apenas sí son discutidas por los
jugadores, -escribe Iturmendi- bien contrario es lo que sucede con las reglas jurídicas,
gran parte de cuyo juego consiste precisamente en discutir acerca de las reglas».180
179 Cf. LLV., Corso di filosofia del Diritto, Cedam, Padova 1981, p.300
180 ITURMENDI MORALES, J., "El sistema jurídico entre orden y desorden. Una aproximación al
conocimiento de la obra de Michel Van de Kerchove y François Ost", en Revista de Teoría del Derecho,
nº 1, 1998, en curso de publicación (cito del original, que a su vez, toma la consideración de Giovani
Tarello).
181 POUND, R., "Social control through Law", New Haven 192, p.45, cit. Puig Brutau en La
jurisprudencia como fuente del derecho, op. cit. p.183
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Entre personas razonables, los datos que son consecuencia de "un proceso
puramente lógico", no se discuten: se constatan. Pero la realidad muestra como casi
nunca hay acuerdo entre los letrados sobre los mismos hechos ni sobre las mismas
normas.182
No tendrían sentido los tribunales de interpretación auténtica: todos deberían llamarse así 184
182 Esta consideración ya la hizo WURZEL. K. G., Das juristische Denken, (1904), p.11
183 FRANK, J., Law and the Modern Mind, New York, 1930, p.8, Cit. Puig Brutau en La jurisprudencia
como fuente del derecho, op. cit. p.50. Hasta tal punto llegó el legalismo, que en el principio del
movimiento codificador en Alemania y en Francia se abolió durante un tiempo la figura del abogado. Las
partes no necesitaban abogados, pues se trataba de un "acto administrativo", que se resolvía ante un juez
imparcial boca de la ley, que actuaba como quien despacha un expediente. Giovani Cosi, en un magnífico
estudio sobre la evolución histórica de la figura del jurista describe así este momento crítico: «A partir de
la segunda mitad del siglo, se multiplican las propuestas de abolir del todo el ejercicio privado de la
abogacía. Después del 1780, en singular coincidencia con lo que estaba ocurriendo en Francia, los
abogados (alemanes) fueron efectivamente expropiados de la función de asistencia y de defensa en juicio,
transpasada temporalmente a las manos de los jóvenes miembros de la magistratura que debían
representar a las partes ante el juez: el mito tardo-iluminista del código dictado por la pura razón y del
juez boca de la ley, sembraba sus víctimas por doquier. También se dio el mismo fenómeno en Prusia,
aunque duró poco tiempo, demostrando incontestablemente el carácter insustituible de la función
mediadora del abogado de parte en la administración de justicia y la imposibilidad de poner integralmente
en las manos de los funcionarios públicos las competencias de asistencia y de representación; (...) La
figura del Assitenzrath, el juez-consejero, fue definitivamente obolida en 1793». »Los abogados
alemanes y franceses fueron, por tanto, víctimas, hacia finales del siglo XVIII, de una misma pretensión
-la racionalidad y completud de las nuevas codificaciones- idéntica en la sustancia, aunque diversamente
fundada: por un lado el deseo de control por parte del soberano absoluto, por otro la "voluntad general"
revolucionaria; por un lado la vigilancia sobre el código a través de una forma de rescriptum principis,
por otro el référé legilatif. (...) No es difícil intuir como respecto a semejantes monumentos, los abogados
no constituyesen nada más que un peligroso elemento disturbador. Sin embargo, bien pronto en Prusia y
poco después en Francia, los abogados fueron readmitidos a pleno título en el procedimiento: claro signo
de que el mito de la univocidad de la ley no había tenido casi tiempo de aparecer cuando ya comenzaba a
vacilar». COSI, G., Il giurista perduto, Quaderni del NOTIZIARIO FORENSE, Ed. a cura del Sindacato
degli Avvocati di Firenze e Toscana, N.3. Diciembre 1987, pp. 68 y 69.
184 Esta consideración procede de FUCHS, E., Juristisscher Kulturkampf, (1912), p.15 y sig.
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No tendría sentido el número impar de los miembros de los tribunales, ni que las decisiones se
tomen por mayoría, ni que haya varias instancias judiciales
El lenguaje y el estilo jurídicos contradicen punto por punto los modos de decir
propios de las ciencias exactas. Por ejemplo «en los procesos -escribe Lombardi
Vallauri- se "pierde" o se "gana", como en la guerra o en el juego; ninguno puede
predecir al inicio cuál será su propia suerte, como sucede con un partido de fútbol».187
185«Cosa dire -escribe Lombardi- dell´Instanzenzug, della peregrinazione di una stessa causa per le
succesive istanze, con la probabilità di decisioni contrastanti anche sul solo punto di diritto?», LLV.,
Saggio, p.320. Sobre esta consideración se remite a FUCHS, E., Juristisscher Kulturkampf, (1912), p.17
y a JUNG, E., Das problem des natürlichen Rechts, (1912), p.129
186 Siguiendo a Walton Hamilton, Puig Brutau escribe: «Una de las circunstancias que sin duda
contribuyen a que en Derecho anglosajón se advierta más claramente que las decisiones judiciales están
basadas en consideraciones de conveniencia pública, incluso cuando pretenden adoptar formas
rigurosamente lógicas, consiste en el hábito de formular votos particulares, de manera que el punto de
vista que prevalece en la sentencia, por ser el de la mayoría de los miembros de un tribunal, está muchas
veces fiscalizado por la opinión contraria (dissenting opinion) de otro u otros miembros del mismo
Tribunal. Incluso es frecuente que, cuando no existe divergencia acerca de la resolución que en definitiva
ha de recaer, es decir, en su parte dispositiva, se formule un voto particular para explicar, algún miembro
del Tribunal, las razones, distintas de las que prevalecen en la ponencia, que se estima que son el más
exacto fundamento del fallo. En tal caso se habla de opinión concurrente (concurring opinion)». PUIG
BRUTAU, J., La jurisprudencia como fuente del derecho, op. cit. p.39-40, HAMILTON, W., "Judicial
Proces", Encyclopedia of the Social Sciences, VIII, Mac Millan, p.455.
187 LLV., Corso, p.109; Comparando los abogados con unos boxeadores, Valzania, muy en sintonía con
Lombardi Vallauri, escribe: «Un processo è una partita di diritto nella quale due o più giocatori cercano
di battere gli altri utilizzando regole; l´intento delle parti è molto più simile a quello della coppia di
pugili che sale sul ring che a quello dell´èquipe di ricercatori o a quello della comunità di asceti che
meditano sull´essenza di Dio. Al limite, dato che gli elementi sportivi sono più nascosti, l´attore e il
convenuto sono moralmente più condannabili dei pugili, in quanto non misurano dichiaratamente le loro
forze in quel gioco mettendo in palio una posta, ma pur sempre con la posta in palio, cercano di
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Las instituciones del "abuso de derecho" y del "fraude de ley", y la necesidad de justificar la
decisión
Respecto al fraude de ley, hay que decir que el juez no vacila en aplicar
consideraciones extralegales, cuando descubre un desajuste en la relación jurídica
realizada apoyándose en la ley.
dimostrare di essere giusti o, comunque, nel giusto», VALZANIA, V., "La partita di diritto.
Considerazioni sull´elemento ludico nel processo", en JUS, n,2/1977, p.218
188WURZEL, K. G., Das juristische Denken, (1904), p.96, cit. por LLV en el Saggio, p.320 y en el
Corso, p.119
189Cfr. COSI, G., Il giurista perduto, Quaderni del NOTIZIARIO FORENSE, Ed. a cura del Sindacato
degli Avvocati di Firenze e Toscana, N.3. Diciembre 1987, p.132.
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El legalismo «no produce otra cosa que el tipo de jurista puro, vivo por
desgracia no sólo en la fantasía del pueblo y en la comedia: el sutil dialéctico, el hombre
para quien lo esencial aparece secundario, lo secundario esencial; el hombre que puede
decidir sobre el destino de los demás, sin reflexionar sobre los vitales intereses en
juego».192
190 ITURMENDI MORALES, J., escritos sobre Ost y Van de Kerchove (cito del original).
191 Cfr. LLV., Saggio, p.320 et ibi cit. GENY, F., Science et techniche en droit privé positif III, op. cit.
p.33-34. Sobre el carácter argumentativo del razonamiento jurídico, por contraposición al razonamiento
lógico deductivo propio de la dogmática clásica, trataremos al hablar de la "argumentación jurídica".
192 LLV., Saggio, p.323
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El legalismo, con tanto lenguaje técnico, con tantas ficciones, con tan
"complicadas" operaciones de lógica jurídica, aleja el derecho de sus destinatarios. El
hombre de la calle, cuando se enfrenta con un problema jurídico, suele tener la
acérrimos de la analogía perfecta, para el cual la lógica jurídica no rigurosa deja «in modo troppo
clamoroso aperta la possibilità all`arbitrio e in particolare a quella peggior specie di arbitrio rivestito
dei panni della legalità», BOBBIO, N., L´analogia nella logica del diritto, Istituto Giuridico della Regia
Universitá di Torino, Torino 1938, p.101
197 Uno de los autores más sensibles a esta problemática, escribe: «La legitimazione democratica delle
valutazione autonome del giudice dipende quindi dalla trasparenza delle scelte assiologiche, perchè
quando esse non sono esplicite, non possono essere nemmeno criticate e quindi non possono essere
sottoposte ad un processo di certificazion progressiva», ORRÙ, G., Richterrecht, op .cit. p.17.
198 LLV., Saggio sul Diritto Giurisprudenziale, Giuffrè, Milano 1967, (reed. 1975), p.326
199 En cualquier caso, mientras estas macropropuestas no sean practicables, juegan un papel eficaz de
control las revistas especializadas y los votos particulares de las sentencias. Puig Brutau, al hablar de los
medios para controlar el arbitrio judicial, reconoce que a este fin «tiene un gran valor la práctica de
formular votos particulares, (...) y los autorizados comentarios que a las decisiones de los Tribunales
dedican las revistas de Derecho, que constituyen un precioso elemento para juzgar acerca del uso que el
juez ha hecho en su sentencia del arbitrio judicial», PUIG BRUTAU, J., La juriprudencia..., op. cit.
p.228. Cardozo comparaba la eficacia de tales comentarios con la práctica de la Aktenversendung o
remisión de las actuaciones procesales por parte de los tribunales a las Universidades, con el fin de que
dictaminaran acerca de las resoluciones judiciales, práctica que se dio en Alemania hasta mediados del
siglo XVIII. CARDOZO, B.N., Selected Writings, op .cit. pp. 90-91
200 Cf. II.5.4 (Sobre la democracia en el derecho de juristas)
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Se hace entonces necesario reducir el papel de médium del jurista, hasta ahora
considerado como una especie de brujo intermediario entre el derecho (a él sólo
accesible) y los ciudadanos. Éstos, en la medida que sea posible, deben acceder
directamente a las normas que regulan sus relaciones, a los criterios a los que deben
someter sus vidas. En cualquier caso, se les debe conceder la posibilidad de controlar
las actuaciones de sus abogados (también de los jueces, notarios, etc.), evitando un
sometimiento fideísta a sus dictados, al fraude, a la incompetencia profesional, a la
injusticia.
Si las consideraciones decisivas para los juristas son de tipo político, y por tanto
homogéneas al debate político público y parlamentario, el ciudadano dotado de una
mínima cultura tiene que poder entenderlas, y si no las comprende es porque
premeditadamente se le ocultan.
201 «Metodo formalista ed esoterismo espressivo -escribe Giovani Cosi- sembrano minaciare di pari
paso e sostenersi a vicenda (...). I postulati legalista e logicista della scienza giuridica formalista
generano infatti inevitabilemente distorsione linguistiche e argomentative peculiari, "figure" note e
acettabili soltanto tra gli addetti ai lavori. L´esoterismo espressivo sembra poi perseguire uno scopo in
senso lato "corporativo" di protezione della coesione professionale, segnando simbolicamente i confini
della comunità degli adetti ai lavori: qualsiasi avvocato è in grado di individuare immediatamente
l´intrusione di un non-collega, attraverso il modo di esprimersi di quest´ultimo. L´abuso del tecnicismo
appare perciò chiaro sintomo di crisi dell´identità professionale», COSI, G., Il giurista perduto, op. cit.
pp.133-134. En un sentido más amplio escribe Pocar: «Il rafforzamento dell´uso di simboli e di rituali,
tanto più simbolici e rituali quanto meno rappresentano una risposta ad autentiche necessità, è
fenomeno caratteristico all´interno di gruppi che vedono scemare la propria coesione e la capacità dei
loro membri di identificarvisi e vedono venir meno altri fattori sostanziali di identità (quali il potere, il
prestigio e così via). Ciò è quanto probabilmente va verificandosi all´interno del gruppo professionale
forense italiano». POCAR, V., "L´avvocato non rinuncia al legalese", en Studio Legale, n.2/1986, p.11,
cit. por Cosi en Il giurista perduto, p.135
202 Cf. II.7.5 (sobre las posibilidades y límites de la informática jurídica).
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207 LLV., Saggio, pp.331-332: Lombardi contrapone los «spiriti matematizzanti» de autores como
Puchta, Windscheid, Vangerow, Brinz, Thöl, y en parte Savigny, con los "juristas sensibles a la vida"
(Ihering, Unger, Randa, Goldschmidt)
208 LLV., Corso, p.114
209 LLV., Saggio, 330. Todas estas consideraciones están inspiradas en Fuchs, del que Lombardi escribe:
«Sono sempre le analisi di Fuchs a guidarci; e direi in questo zelo per l´anima del giurista, capace di
rivelargliene le debolezze e storture senza scoraggiare una calda, ininterrotta proposta di "conversione",
stia l´apporto piú setito e originale... (di Fuchs)».
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En la base del positivismo legalista está la idea de que el jurista debe separar en
su actividad la ciencia y la conciencia, y que «el jurista se halla como a la sombra del
Estado, al margen de los compromisos y riesgos metafísicos e históricos».213
Sin embargo, para Lombardi Vallauri la aplicación del derecho es siempre una
acción humana, y, por tanto, moralmente responsable. Toda acción humana de
aplicación del derecho es calificable moralmente y compromete el ser entero del jurista.
Kalinowski, en el mismo sentido que Lombardi Vallauri, afirma que «la aplicación del
derecho, como toda acción consciente y libre del hombre, cae bajo las categorías del
bien y del mal, porque compromete el ser entero del hombre que aplica el derecho».214
La moralidad es una cualidad propia de los actos humanos. Por tanto, separar moralidad
y conducta, equivale a separar humanidad y actuación; de ahí que Lombardi Vallauri
acuse al legalismo de pretender deshumanizar las profesiones jurídicas.
210 «Es opinión muy extendida que los juristas romanos han sido juristas a los que no se puede aventajar
en la casuística y en el análisis de los casos particulares, que su genio resplandeció de modo culminante
en su sentido práctico exquisito y que ellos no son en absoluto propensos a elevarse hasta el mundo de las
ideas... Tienen de los conceptos mismos, se dice, una intuición segura, pero se mantienen alejados de toda
especulación y eluden afrontar la tarea constructiva que define y distingue a la jurisprudencia moderna».
BONFANTE, P., Historia del Derecho romano, I, trad. de Santa Cruz Tejeiro. Ed. Revista de Derecho
Privado, Madrid 1944, p.474.
211 Sobre una visión positiva de la profesión jurídica como vocación, ver el cap. II.7.4
212 LLV., Saggio, p.334
213 LLV., Saggio sul Diritto Giurisprudenziale, Giuffrè, Milano 1967, (reed. 1975), p. 561
214 KALINOWSKI, G., "Application du Droit et Prudence", en Archiv für Rechts-und
Sozialphilosophie, 1967, p.l 70
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«Se considera -escribe Lombardi Vallauri- que el jurista debe abdicar, con
un único y desolado adiós, o bien, con una sepelio cotidiano, a los recursos
más espontáneos y más vivos de la personalidad, a la verdadera búsqueda
espiritual y a la verdadera acción, para sumergirse en un mundo gris de
abstracciones edificadas sobre omnipotentes artículos de ley. Casi nunca el
futuro jurista está en condiciones de darse cuenta de que él está llamado a
llevar más luz a ese mundo, más aliento; que cada una de sus
intervenciones, por pequeña que sea, comportará una posibilidad y, por
tanto, una responsabilidad moral, de servicio al derecho que está siempre
por descubrir, y no sólo a la ley que se pretende que siga mecánicamente.
Difícilmente se contradice su impresión de tener que sufrir, para llegar a ser
verdadero jurista, una capitis deminutio política. Raramente se le muestra su
poder real y por tanto su real deber».215
Con este panorama los juristas podrían compararse con unos hombres dentro de
un calabozo, que sólo pueden analizar las fotografías y bocetos del paisaje (o
caricaturas) que les entregan los vigilantes. Los vigilantes, como el legislador, tienen la
puerta abierta a la creatividad, a la contemplación y regulación de la vida social; por el
contrario, a los juristas -los sujetos del calabozo- sólo les está dado analizar -eso sí,
hasta el detalle- las imágenes y proyectos que diseña el legislador. «La interpretación de
las normas jurídicas que debe hacer el juez es, por el contrario, similar a la que de las
reglas del arte debe hacer el pintor, puesto frente a la ineludible necesidad de recrear en
su tela un cierto y determinado paisaje».216
«El que juzga no entiende. Para ser juez es preciso hacer previamente la
heroica renuncia a entender el caso que se presenta a juicio en la inagotable
realidad de su contenido humano. La justicia mecaniza, falsifica el juicio
para hacer posible la sentencia. No es, pues, extraño que del inmenso
215 LLV., Saggio sul Diritto Giurisprudenziale, Giuffrè, Milano 1967, (reed. 1975), p.562
216 MASSINI, C.I., La prudencia jurídica, introducción a la gnoseología del derecho (prólogo de G.
Kalinowski), Abeledo-Perrot, Buenos Aires 1983, p.226
217 DE CASTRO, F., Derecho civil de España, op. cit. pp. 489 y 490
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Una vez demostrada la libertad del jurista frente al derecho positivo identificado
con el derecho legal y con su "fuerza de expansión lógica"; vistos también los graves
inconvenientes que ocasiona el legalismo, Lombardi Vallauri propone una metodología
jurídica mucho más sencilla y más sincera. Se trata de utilizar la metodología que en
cada caso justifique mejor la solución deseada, de tal manera que la elección del método
se realiza siempre a posteriori. El profesor italiano la denomina "metodología de los
resultados", frente a la "metodología de los métodos", que determina a priori, antes de
conocer el litigio concreto, el método interpretativo.
218 ORTEGA Y GASSET, J., Obras, Revista de Occidente, Madrid 1936, t. II, p.VI
219 «El jurista romano no impone a sus conciudadanos el producto de sus especulaciones, sino más bien,
sugiere fórmulas y expedientes que satisfagan una necesidad social y propone decisiones que respondan a
la justicia». «Nosotros esperamos todo de la ley, los romanos, en cambio, esperaban todo de la sabiduría
del iuris prudens. Esta fue la ciencia del derecho para los romanos, este fue el orgullo y la gloria de sus
juristas: satisfacer las necesidades de la vida con arreglo a la justicia». BIONDI, B., Arte y ciencia del
derecho, trad. y estudio prelimiar de Angel Latorre, Ed. Ariel, Barcelona 1953, pp.43-45
220 LLV., Corso, p.80
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La práctica jurídica muestra una constante opción por la "metodología de los resultados"
221 Cit. por PUIG BRUTAU, J., La jurisprudencia como fuente del derecho, op. cit. p.38.
222 «Según la opinión con gran diferencia mayoritaria -afirma Giovani Orrù-, la elección de los métodos
no puede realizarse sobre la base de consideraciones puramente lógicas o técnicas capaces de imponerse
universalmente, sino que se realiza sobre la base de juicios de valor, y siempre con un ojo mirando al
reslutado». ORRÙ, G., "Criteri extralegali...", op. cit. p.394
223 Esser, después de una encuesta realizada a muchos jueces federales, escribió: «nuestra metodología
académica no constituye para los jueces ni una ayuda ni un control. La práctica (...) no tiene en
consideración, en la búsqueda de los criterios de interpretación, los criterios doctrinales, pero se sirve de
ellos para motivar lege artis el resultado obtenido extralegalmente». ESSER, J., Vorverständnis und
Methodenwahl in der Rechtsfindung, Frankfurt/M., 1970, 1960 op. cit. p.7
224 LLV., Corso, p.82
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con simples motivos técnicos es hacer fraude a la verdad. Por otra parte, la metodología
de los resultados «unifica toda la actividad del jurista, dando en cada fase, en cada
elección interpretativa, el primado de aquella investigación científica de la justicia, que
es en todo caso ineliminable en las opciones finales».225
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El intérprete parte del caso, y busca después la norma que mejor se adapte a la
solución in pectore. Por eso, el concepto clásico de interpretación como descubrimiento
del significado de una norma o repensamiento de lo ya pensado, está superado por la
interpretación inspirada en la hermenéutica de Heidegger y de Gadamer.
La técnica del hind und herwandern des Blickes, del ir y venir de la mirada del
hecho a la norma y de la norma al hecho, no es otra cosa que la traducción jurídica de la
teoría hermenéutica de Gadamer. Esser -y por medio de él Lombardi Vallauri- es el que
transfiere la teoría del círculo hermenéutico gadameriano al procedimiento de búsqueda
de la máxima de decisión. El círculo se constituye en el ámbito de la relación entre el
caso real o pensado y el texto. La interpretación jurídica presenta la estructura circular
de la pregunta y de la respuesta: el texto no puede ser comprendido si no cuando se ha
puesto en relación con un problema práctico ya formulado por el intérprete; el texto no
se deja interpretar si no se parte de una experiencia, de un problema, de un interés. El
jurista crea, acudiendo a criterios metapositivos, una solución aproximativa del caso
concreto, la contrasta con las posibilidades que ofrece el derecho positivo, y poco a
poco va "ajustando" una y otras.227
227 Uno de los mejores estudiosos de la hermenéutica postgadameriana -Giovani Orrù- escribe: «Punto di
partenza dell´interpretazione -secondo questa concezione- non è il testo, bensì il caso reale o pensato,
ossia il problema o il complesso di problemi per la cui soluzione il sesnso del testo deve essere
compreso. L´interpretazione giuridica ha la struttura circolare della domanda e della risposta: il testo
non si lascia comprendere esclusivamente con i metodi dell´analisi del linguaggio, ma solo quando
l´interprete, in raporto a un caso di applicazione pratica, sia riusicito a capire la domanda a cui il testo
risponde e quindi a formularla adeguatamente anticipando la risposta. In altre parole, chi vuole
comprendere un testo normativo compie sempre un "progettare"; egli si prospetta in anticipo un
significato del tutto non apena apare un primo significato del testo; ed entrambi questi significati
appaiono perché si legge il testo già con certe aspettative di soluzione riguardanti un determinato
problema». ORRÙ, G., Richterecht, op. cit. p.22-23
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conocido el caso que debe juzgar, debe buscar supuestos de hecho semejantes en el
ordenamiento jurídico. El hallazgo del supuesto de hecho más cercano a la realidad
sometida a juicio es el resultado de un proceso intelectual en el que ya han intervenido
consideraciones personales propias del jurista.
Antes de proseguir, hay que advertir que la distinción que hace Lombardi
Vallauri entre validez sociológica y axiológica es confusa, porque mezcla los criterios
axiológicos con las ideas dominantes en la sociedad: en nombre del valor tiende a hacer
también sociología, como luego veremos. Cosa que en el fondo sucede todo realismo
sociológico, en cualquiera de sus manifestaciones, ya que admite la relevancia de la
moral vigente, considerada como ideología.228
228 En el fondo los realistas defienden el relativismo y emotivismo en la esfera moral; «lo que implica
-escribe Pérez Luño- negar la competencia de la razón práctica para determinar los valores, así como la
idea de que los argumentos morales son irracionales. El iusnaturalismo rechaza estas dos posturas: frente
al positivismo reivindica la fundamentación moral de las fuentes del derecho; mientras que con relación
al realismo no se limita a constatar que el juez recurre a valores morales, sino que postula que debe
recurrir a ellos». PEREZ LUÑO, A.E., El desbordamiento de las fuentes del derecho, discurso de
recepción en la Real Academia Sevillana de Legislación y Jurisprudencia, Sevilla 1993, pp.52-53
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aplicación de una norma por parte de los jueces; efectividad burocrática, realizada por
los órganos administrativos; y negocial, efectuada por los particulares. Puede que no
coincidan entre sí. Cuando la efectividad jurisdiccional coincide con la burocrática, nos
encontramos ante lo que Lombardi Vallauri denomina efectividad oficial; y en el caso
que coincidan las tres primeras, se da la efectividad general.
La efectividad dinámica del derecho supone que una norma está vigente si con
mucha probabilidad se aplicará en un próximo futuro. El grado de probabilidad
necesario para certificar la existencia de la efectividad dinámica no se puede definir
exactamente, como tampoco se puede definir con precisión la efectividad estática. Con
este concepto puede considerarse efectiva una norma que hasta ahora nunca había sido
aplicada. Así, un movimiento revolucionario puede acceder al poder y legitimarse sin
atentar contra el "derecho vigente". «En una situación histórica objetivamente
revolucionaria -escribe Lombardi Vallauri- es efectiva hoy (y reconocible
científicamente como tal) la norma hoy no observada, pero que con gran probabilidad
será aplicable mañana».229
Hasta este punto Lombardi Vallauri sigue básicamente la doctrina de Ross. Pero
se separa del autor danés en que para éste, el juicio (sociológico) por el que una norma
se considera aplicable mañana (y por tanto, hoy efectiva), es un juicio que se forma al
considerar que las circunstancias futuras serán iguales que las presentes. El autor
italiano, en cambio, considera que, a pesar de que esas circunstancias del próximo
futuro sean distintas a las de hoy, no hay inconveniente en considerar efectiva la norma,
siempre que tenga posibilidad de aplicarse en esas nuevas circunstancias. Esta
posibilidad la descubre el intérprete cuando se representa el estado de las cosas en el
próximo futuro. Para Lombardi Vallauri Ross contradice su mismos postulados
realistas, ya que pone como condición de efectividad un requisito hipotético (el
requisito que las circunstancias no cambiarán).
229 LLV., Corso di filosofia del Diritto, Cedam, Padova 1981, p.150
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Estas clasificaciones de la efectividad, por otra parte compatibles entre sí, son
más que suficientes -escribe Lombardi Vallauri- «para haber llamado la atención sobre
el carácter múltiple y difuminado de la realidad jurídica, una vez que se abandona la
perspectiva formal de la validez».230
2.3.3 Libertad frente al derecho vigente como valor. Lagunas ideológicas. Teoría
del valor en Lombardi Vallauri
Hemos visto que, en la existencia como validez formal, la norma era sostenida
por el propio sistema, por sus procedimientos de creación, en definitiva, por el
legislador; la norma se podría reprensentar como sostenida por una fuerza horizontal.
En cambio, en la existencia como efectividad, la validez era otorgada por la sociedad
mediante actos de observancia y/o reconocimiento de la misma norma; la norma se
podría representar como sostenida desde abajo por una fuerza vertical procedente del
mismo cuerpo social. Por último, para la existencia como valor, la norma es válida
porque encarna principios que están por encima del tiempo y del lugar, que se
consideran necesarios para la convivencia de la comunidad; así, la norma se puede
representar como sostenida desde arriba. Este esquema tan simple, con todas las
limitaciones que puede tener, es el que presenta Lombardi Vallauri para mostrar los
posibles tipos de existencia del derecho, para luego concluir que lo ideal es que la
norma jurídica goce de estos tres tipos de validez.
230 LLV., Corso di filosofia del Diritto, Cedam, Padova 1981, p.153
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EL DERECHO DE JURISTAS Y SUS IMPLICACIONES: UN DIÁLOGO CON LOMBARDI VALLAURI
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identifica con un sistema distante, que se configura al margen de la vida real, sobre la
que luego se aplica.
No es posible -como postulan algunos autores- suplir las lagunas de la ley con el
"ideal de convivencia social" vigente en la sociedad.232Hoy en día, se puede decir que
casi hay más lagunas en el conjunto de las valoraciones sociales que en la misma ley; no
se puede hablar de consenso moral, ni de base ética común.233 El momento que vivimos,
llamado por muchos "postmodernidad", es -escribe Innerarity- «una manera de celebrar
la diversidad y la diferencia, una preferencia por el fragmento y por la emancipación
individual frente a los sistemas, las totalidades, las ambiciones racionalizadoras».234
231 Cf. LLV., "Informatica e criteri «politici» o valutaivi della decisione giuridica" en Jus, XXIX, 3,
1982. p.314. Versión inglesa en Artificial Intelligence and Legal Information Systems. Vol. I. A cura di
C. Ciampi, North Holland, Amesterdam-New York-Oxford, 1982.
232 Por ejemplo, Puig Brutau, considera que las fórmulas generales de la ley y los principios generales del
derecho remiten «al ideal de convivencia social a la hora de aplicar el código». PUIG BRUTAU, J., La
jurisprudencia como fuente del derecho, Bosh, Barcelona 1951, p.188; Díez de Picazo considera que «la
única instancia que legitima y justifica el conjunto de normas y de decisiones son las creencias y
convicciones tenidas por válidas en una determinada comunidad», DÍEZ-PICAZO, L., Prólogo al libro
de Lalaguna, Jurisprudencia y fuentes del derecho. Ed. Aranzadi. Pamplona, 1969, p.14
233Cfr. MACYNTAIRE, A., Tras la virtud, Ed. Crítica, Barcelona 1987 (la versión original After virtue
es de 1984).
234 INNERARITY, D., La libertad como pasión, Eunsa, Pamplona 1992, p.14
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«Valor es valor para alguien». «La idea de que un valor no sea tal para
nadie -escribe Lombardi Vallauri- repugna, o parece sin más carente de
sentido (...). En el valor está inscrita la tensión hacia un destinatario. Quizá
el destinatario falte a la cita, pero esto no quita que la estructura lógica del
valor sea la de valer-para, tener-valor-para».236 «La referencia primera es
necesariamente el hombre. Serán, por tanto, valores los valores para el
hombre: (...) el antropocentrismo axiológico es simultáneamente
ontocentrismo, y decir que un valor es valor para el hombre, tiende
asintóticamente a significar que es verdadero valor».237
Si el hombre no es quien asigna el valor de las cosas, y las cosas no tienen valor
sin el hombre, es necesario reconocer la existencia de un sujeto que haya establecido
esta relación ontológica entre los dos extremos: «la existencia de valores en las cosas
-escribe Lombardi Vallauri- es una demostración, al menos una indicación hacia la
existencia de Dios (la alternativa sería un principio antrópico llevado al nivel más bien
paranoico de un antropocentrismo o antropotelismo esencial del Universo)».238
Los valores son cualidades objetivas de las cosas. El profesor italiano explica,
tomando como ejemplo el valor de la belleza, que no puede ser una cuestión meramente
subjetiva o arbitraria.
235 Cfr. LLV., "Filosofia del diritto per giuristi: linee introduttive", pro manuscripto, sl, sd, p.10
236LLV., "Abitare pleromaticamente la Terra", presentación al volumen colectivo, dirigido por
Lombardi, AAVV., Il meritevole di tutela, Giuffrè, Milano 1990, p.XVII
237 Ibídem, p.XXI
238 Ibídem, p.XXII
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Los valores no pueden ser fijados por mayoría. En ningún ámbito la mayoría
como tal es criterio de verdad. Lombardi Vallauri explica el absurdo lógico de pensar
que la Gioconda es bella, valiosa por mayoría de votos: se caería en lo que él llama "el
círculo vicioso de la falacia factualista", que se resume en este caso en que "todos van a
ver la Gioconda porque todos van a ver la Gioconda".240
Sólo desde una perspectiva filosófica se puede elaborar una tabla de valores. «La
ciencia en su conjunto -escribe nuestro autor- no puede decirnos nada sobre el
significado o el valor, porque sólo se limita a registrar series causales (y casuales) de
acontecimientos».242 «La ciencia no puede emitir juicios de valor, porque concierne
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Si bien es cierto que los valores son cualidades propias de las cosas, también es
verdad que, dada la condición del hombre, con sus deficiencias intelectuales y sus
pasiones, tales valores nunca se pueden apreciar en su justa medida. «La vida es sueño
-escribe nuestro autor-: de la vida que es sueño nos despertaremos a la vida que es
realidad. Diremos: era sólo un sueño. Veremos cómo están verdaderamente las cosas.
Se redimensionarán increiblemente todos los valores».244
243 LLV., "Scienza ed evoluzione psicospirituale", en AAVV., Scienza e fede, dirigido por Brambilla, R.,
Citadella editrice, Assisi 1982. Posteriormente recogido en Terre.
244LLV., "La vita umana: una meraviglia", en Studi cattolici 1982, (muchas veces reeditado como
cuaderno autónomo). Recogido en Terre, p.332
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Los grados de autoridad según Lombardi Vallauri, y la autoridad específica de los juristas
245 Cfr. LLV., Giurisprudenza, pto.4, donde se exponen, más claramente que en ninguna otra sede, los
tipos de autoridad de la jurisprudencia. En el Saggio pp.412 y sig. hace la misma clasificación, pero
aplicándola a la norma jurisprudencial, es decir, trata sobre las normas jurisprudenciales originarias,
derivadas, puras, etc. En Saggio p.457 y sig. también expone la distinción entre los grados de autoridad
según la intensidad (opinión autorizada, autorevole, y dotada de autoritativitá).
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4. Análisis del método de los juristas, las citas, las motivaciones, los puntos de
partida, declarados o reales, de la argumentación jurídica.249
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Una referencia al derecho de juristas en el derecho romano y en la época del ius commne
Que los juristas estaban en el origen del ius civile no es algo que se deduzca sólo
del texto de Pomponio. Por ejemplo, Papiniano enumera en el Digesto (D.1,1,7) una
lista de las fuentes, entre las que coloca la auctoritas prudentium. Gayo en sus
Instituciones 1, 2-7 habla de los responsa de los juristas como fuente del derecho.
Cicerón, menciona entre las fuentes, además de las leyes, los senatus consultis, los
rebus iudicatis, los edictis magistratuum, y la iuris peritorum auctoritas.254 Se puede
decir que la principal fuente de derecho privado romano fue la jurisprudencia. El
derecho público, por el contrario, evolucionó gracias a las leyes comiciales y a los
plebiscitos.
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Hasta tal punto gozaba de autoridad el ius peritorum, que el ius honorarium
tenía la finalidad de ayudar, suplir o corregir al ius civile.255Además, los pretores eran
asesorados por juristas en la elaboración de los edictos. Por eso, el edicto era una
simbiosis de las aportaciones de los juristas y del pretor.
Nuestro autor, a lo largo del Saggio, hace un recorrido por las distintas etapas
históricas en las que se manifestó con más fuerza el derecho jurisprudencial dotado de
autoridad originaria. Se detiene especialmente en el derecho romano y en el derecho
común. Al derecho romano dedica el primer capítulo del libro, considerado ya como un
clásico entre los romanistas. Al derecho común, el segundo capítulo; en esta parte tiene
especial interés el epígrafe dedicado al periodo de los consigliatori y a la communis
opinio doctorum. El sentido de su inclusión en el Saggio es que el periodo de la
communis opinio constituye un fenómeno paradigmático para entender cualquier
derecho jurisprudencial. La historiografía moderna ha descuidado siempre esta época,
oscilando entre los dos polos del carácter prudencial de los juristas republicanos e
imperiales romanos y el extremo de legalismo de este siglo y del anterior.
255 Ver ejemplos en PARICIO, J., Historia y fuentes del derecho romano, op. cit. p.91
256 La glosa de Acursio tiene el mismo efecto sobre los comentaristas que la compilación justinianea
sobre los juristas romanos: salva lo que asume y excluye lo que deja. La obra de Acursio produjo lo que
Lombardi llama el "efecto Digesto" sobre la jurisprudencia precedente. Y precisamente el "efecto
Digesto" de la glosa acurisiana aumenta la autoridad de los criterios de su autor respecto al texto de la
ley, «in quanto ormai il testo di legge non si consulta, non si cita, non si pubblica senza l′apparato
ordinario, mentre le parti non glossate escono dall′uso ordinario». «Si è parlato, dai quasi
contemporanei di Accursio fino a Savigny, e ai giorni nostri, di una efficacia "legale" o "quasi legale"
della Glosa nei tribunale.(...) chi sositiene in tribunale un′opinione diversa dalla Glossa ha su di sé un
onere probatorio grave; chi cita un testo di lege contro la Glosa si espone a sentirse obbietare: Credis tu
quod glossa non ita viderit illum textum sicut tu et non ita bene intelixerit sicut tu? Non si sa bene acora
oggi in che misura ciò avvenisse; ma la misura in cui avveniva è probabilmente il parametro più
indicativo della giurisprudenzialità di un ordinamento: non potersi in pratica citare il testo contro
l′interprete, divenuto fonte irrecusabile di cognizione», «E si nella legislazione statutaria la
consacrazione esplicita dell′autorità della Glosa è rarissima, questo nulla toglie alla sua influenza
effettiva: le centinaia di esempi di richiamo in via sussidiaria del diritto comune, o romano, sono
altrettanti casi di richiamo della Glossa, perchè senza di essa il testo avrebbe cessato di parlare». LLV.,
Saggio, p.113 y 114 (ibi. bibligrafía).
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La época del derecho común atestigua cómo los juristas, por su propia virtud, no
sólo dieron nueva vida al antiguo derecho romano, sino que diseñaron la estructura y
jerarquía de las fuentes jurídicas. Lombardi Vallauri llega a decir que la construcción
del Estado medieval es obra de la jurisprudencia.257
La doctrina más autorizada reconoce que, también hoy en día, detrás del juez
hay que ver siempre al jurisprudente que lo inspira.258 La intervención de los juristas en
la elaboración de las leyes se ha dado siempre, y cuanto más intensa ha sido, más
extensa en tiempo y en espacio ha sido la influencia de esas leyes. Piénsese por ejemplo
en la obra justinianea; en las Partidas (basada en la doctrina de los homes sabidores), o
en el Código civil francés, cuya elaboración hubiera sido imposible sin la intervención
de Pothier y la de los numerosos juristas que Napoleón supo reunir en torno suyo. Por
citar, recuérdese la intervención decisiva de Zeiller, Windscheid, Planck, Huber, etc.
257 LLV., Saggio sul Diritto Giurisprudenziale, Giuffrè, Milano 1967, (reed. 1975), p.99
258 D′ORS, A., "De la prudentia iuris a la jurisprudencia del Tribunal Supremo", en Información
jurídica, nº55, 1947, pp.68-69, y en Derecho privado romano, 2ª ed., Eunsa, Pamplona 1973
259 Este apartado se desarrolla en II.5.5 (La razón en el derecho de juristas)
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260 LLV., Saggio, p.498. Lógicamente, el término ius es utilizado por Lombardi como sinónimo del
derecho como ordenamiento.
261 LLV., Saggio, p.499
262 LLV., Corso,
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263 Lombardi Vallauri, cuando estudia la época del derecho común, dedica especial atención al tema de
las auctoritates y la precisión con la que se solían considerar el grado de autoridad del derecho
jurisprudencial. cfr. LLV., Saggio , 148-164; 171 y sig; 177 y sig.
264 LLV., Saggio , p.513. «Uso il termine -escribe Lombardi refiriéndose a la expresión "historia ideal"
del derecho- nel significato di: vicenda tipica, o idealtipica, in contrapposizione a quello di: vicenda
diacronica o temporale, cronostoria, che ha il termine "storia" tout court (p.es. nell´espressione: "i
principali avvenimenti della storia del diritto italiano"). Mi riferisco cioè a una "storia" la cui
"storiografia" è di competenza non dello storico ma del teorico del diritto», LLV., Saggio, p.519, n.25
En realidad se trata de una historia sincrónica y diacrónica al mismo tiempo: en otra ocasión Lombardi
había escrito: «la "storia ideale" della norma attraverso il processo giuridico non è solo vicenda ciclica e
tipica, sincronica, ma anche veicolo della storia del diritto in senso lineare e diacronico, storia "tout
court"... (por que) il diritto è ordinamento per essere storia». LLV., "Il diritto come ordinamento", en Il
diritto come ordinamento - Informazione e verità nello Stato contemporaneo. Atti del X Congresso
nazionale della Societá italiana di filosofia giuridica e politica. (Bari, 3-5 ottobre, 1974), Giuffrè, Milano
1976, p.25
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265 LLV., Voz "Giurisprudenza", en Enciclopedia Giuridica, Istituto della Enciclopedia Italiana, Roma
1990, p.7. Andrés Ollero, buen conocedor de la obra de Lombardi Vallauri, manifiesta una visión del
proceso interpretativo semejante a la del profesor italiano, aunque subraya más su fase desdendente: «el
legislador no puede poner de una vez por todas el derecho, sino que se limita a poner en marcha el
proceso interpretativo que cerrará el juez, al decir cuál seal el contenido del derecho legalmente
"puesto"». Y, en una consideración global sobre la intervención del jurista en el proceso interpretativo,
manifiesta que el arte del jurista no consiste en una técnica, sino en el despliegue de una práxis, que no se
limita a aplicar algo ya realizado, sino que supone un "estar-en-la-obra", una continua producción del
derecho. OLLERO, A., ¿Tiene razón el derecho?, Publicaciones del Congreso de los Diputados
(monografías), Madrid 1996, p.485 y cf. 416 respectivamente.
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acción, es necesario añadir que este rayo no alcanza la acción sin reflejarse
en el prisma de la norma individual, donde asume coloridos e inclinaciones
nunca enteramente previsibles».266
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Conviene precisar que, para Lombardi Vallauri, la norma educida del caso y
generalizada, llega a formar parte del ordenamiento, de la "voluntad del ordenamiento",
primero como norma particular, y luego, eventualmente, como norma general, y es el
jurista el primer y máximo responsable de esta creación normativa:
268 LLV., Saggio, p.516-517. Sobre la labor de la jurisprudencia como mayeútica de la acción, Lombardi
reconoce que se apoya en la obra de Piovani: « ... il diritto che, in sè, è sistema, quel sistema che la
riflessione scientificamette mette in evidenza (con un lavoro maieutico che è concreta operosità, lavoro
nelle azioni e sulle azioni)...», PIOVANI, P., Linee di una filosofia del diritto come scienza filosofica
Cedam, Padova 1963, p.154. Sobre el proceso de abstracción a partir de la incertidumbre concreta de la
acción, y en particular de la controversia, se apoya en CAPOGRASSI, G., Il problema della scienza del
diritto (1937), recogido luego en Opere, Giuffrè, Milano 1959, vol. II cfr. pp. 524-537.
269 LLV., Saggio, p.517
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«Si (visto desde arriba) existe una jurisprudencia junto a la norma, esto
ocurre porque la norma en sí no es capaz con sus solas fuerzas de llegar
in-mediatamente a la acción, y porque por otra parte el derecho no se
contenta con ser norma en sí, no se contenta con la pura validez, quiere ser
norma que se haga acción, sabe que existe en definitiva sólo como norma de
la acción; y si (visto desde abajo) existe una jurisprudencia junto a la
acción, esto sucede porque la acción no es solamente ejecución de la norma,
pero tampoco se contenta con ser acción en sí, no se amiga con la pura
espontaneidad, sino que quiere ser una acción normada, en definitiva, sabe
que sólo puede existir coordinándose a las demás acciones según una
norma, norma tendente a valer como general».270
Si la jurisprudencia está más del lado de la vida que del lado de la norma, se
entiende entonces que la norma jurídica sea más el resultado que el objeto de
interpretación.271
«La acción que se hace norma, es la norma que se hace acción; la acción,
cuanto más tiende a la normatividad, tanto más se asimila al precedente
corpus iuris; la norma, cuanto más tiende a penetrar en la acción, tanto más
se modela a su imagen y semejanza».272
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273«Es raro que una ley -escribía Ascarelli- esté redactada de manera tan clara que, una vez olvidado el
motivo por el que nace, un gramático ignorante o un lógico lleno de cavilaciones no estén en condiciones
de torcer el significado hasta provocar a un hombre bueno, daño, opresión y quizá hasta la muerte»,
ASCARELLI, T., A Dialogue betwen a philospher and student of the Common Law of England, Milano,
1960, citado por Ollero en "Hobbes y la interpretación del derecho", en Rivista Internazionale di
Filosofia del Diritto, 1977 (LIV/1), pp. 45-67, luego recogido en su libro Interpretación del derecho y
positivismo legalista, Edersa, Madrid 1982, p.55.
274 Cuando Lombardi dice que «l´attività giurisprudenziale rappresenta un settore accanto ad altri» se
refiere a la idea de que todo profesional del derecho (legislador, abogado, juez, asesor, etc) tiene su
participación en este momento jurisprudencial, o dicho de otra manera, que todo el proceso jurídico,
desde el inicial momento legislativo, es un proceso interpretativo, porque ni siquiera el legislador crea ex
nihilo la ley, sino que antes de promulgarla realiza una operación interpretativa del resto del
ordenamiento, para que la nueva legislación se adapte con las demás normas, adaptación que se realiza en
un proceso que ya está en marcha, quizá desde el comienzo de la historia. Reenv. II.7.1 (sobre la
participación de todos los profesionales del derecho en el proceso jurídico).
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sono a loro volta circondate dalla schiera letteralmente innumerevole dei consigli (o responsi)
giurisprudenziali e dei negozi. Tanto le norme generli come le norme individuali possono essere, oltre
che autoritative, semplicemente autorevoli o anche solo autorizzate. Tutto l´ordinamento, nel suo insieme
e in ogni singola norma, poggia sull´azione, nel senso che l´indice ultimo dell´esistenza positiva -anche
della norma formalmente valida- è, come il diritto giurisprudenziale ci ha indotti a concludere,
l´effettività». LLV., Saggio, p.500
282 Emilio Betti distinguía, dentro de la perspectiva jurisprudencial, dos maneras de contemplar o estudiar
la actividad de los juristas sobre el ordenamiento: una juridico-dogmática y otra histórico-factual. La
primera, parte de una especie de a priori de la actividad jurisprudencial, de un "cómo debe ser". La
segunda, en cambio, está más libre de prejuicios y contempla la actividad en sí, y a partir de ahí deduce
sus conclusiones. Cf. BETTI. E., "Forma e sostanza dell´interpretatio prudentium", en Atti Verona
1948, II (1951), 101-120. El profesor de Florencia elabora toda una teoría jurisprudencial desde la
perspectiva histórica y estudia a fondo los dos episodios de la historia en que el protagonismo de los
juristas coronó su cima: el derecho romano republicano y el derecho común. Esta preocupación de
Lombardi por lo que realmente ha ocurrido, sin proyecciones de esquemas legalistas a épocas pasadas, le
ha permitido replantear en profundidad, no sólo la función jurisprudencial, sino también el mismo
concepto de ordenamiento. Al mismo tiempo, la atención que el profesor italiano ha dedicado a esos dos
grandes momentos tiene su razón de ser en que constituyen, como él mismo afirma, «las fases más
sobresalientes de una evolución en la cual nuestra actual civilización jurídica no es sino el último
episodio». LLV., Saggio, p.377
283 LLV., Saggio, p.512
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284 Pérez-Luño sostiene la tesis que Kesen, a pesar de distinguir entre Sollnorm y Sollsatz, considerando
la doctrina y la jurisprudencia dentro de la primera categoría, es decir, reconociéndoles inicialmente sólo
carácter descriptivo, en el fondo -considera Pérez-Luño- Kelsen termina reconociendo el carácter
constitutivo de la doctrina jurídica, y, por tanto, del derecho de juristas (Pérez Luño llega al a conclusión
que Kelsen no es consciente de su contradicción). Esta distinción de Kelsen también es aceptada por
Bobbio, quien considera que la ciencia jurídica tiene la triple misión de analizar el lenguaje legislativo
para clarificarlo, definir y completar sus reglas de transformación y sistematizarlo. BOBBIO, N., Scienza
del diritto e analisi del linguaggio, 1950, reeditado en vol. col. a cargo de U. Scarpelli, Diritto e analisi
del linguaggio, Comunità, Milano 1976, pp. 287 y ss. Sin embargo Pérez Luño, al igual que hace con
Kelsen, manifiesta que, aunque las tareas de la ciencia jurídica tal y como las expone Bobbio, se expresen
en lenguaje descriptivo, delimitan, es decir, prescriben lo que en un ordenamiento debe ser considerado
como derecho. PEREZ LUÑO, A.E., El desbordamiento de las fuentes del derecho, discurso de
recepción en la Real Academia Sevillana de Legislación y Jurisprudencia, Sevilla 1993, pp.45-47
285 LLV., Saggio, pp.446-447
286 La consideración de la norma como proposición descriptiva, más que como mandato, no es nueva.
Por ejemplo, Sto. Tomás consideraba la ley como "proposición universal de la razón práctica en orden a
la operación", (TOMÁS DE AQUINO Suma Teológica., I-II, qu.90, a1. ad.2), es decir, como una
proposición normativa general que cumple la función de causa ejemplar del obrar humano. Más
modernamente han retomado estas consideraciones KALINOWSKI, G., "Loi juridique et loi logique",
en Archives de Philosophie du Droit, Vol. 25 (La Loi), Sirey, Paris 1980, pp.123 ss., y en ese mismo
volumen ver los trabajos de AMSALEK, P., "Norme et loi", pp.89-107 y GARDIES, J.-L., "La
structure logique de la loi", pp. 109-121, y el mismo MASSINI, C.I., La prudencia jurídica, introducción
a la gnoseología del derecho (prólogo de G. Kalinowski), Abeledo-Perrot, Buenos Aires 1983, p.66
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287 Conviene advertir que, para Lombardi Vallauri, el derecho libre está formado por criterios
"metapositivos", pero no por criterios "metajurídicos". La relación jurídico-metajurídico es distinta que la
relación positivo-metapositivo. Lo positivo, el derecho positivo, es el derecho formulado, y el derecho
metapositivo es el derecho aplicable no formulado. Por el contrario, pertenecen al ámbito de lo
"metajurídico" aquellas dimensiones que el derecho de ninguna manera puede regular, debido a su
peculiar estructura (la ontología del derecho). Jurídico, para el profesor italiano, es, a fin de cuentas, todo
aquello que pueda ser exigido por los órganos de aplicación del derecho, y metajurídico es lo imposible
desde el punto de vista de la técnica jurídicaa. Cfr. LLV., "Guiridico e metaguiridico: diritto e
dimensioni profonde della persona", in AA.VV. Il problema del «metagiuridico» nell´esperienza
contemporanea del diritto... Atti del XIV Congresso Nazionale (Palermo, 12-15 mayo 1983). Giuffrè,
Milano, 1984, pp. 57-82, espec. p.81
288 LLV., "Diritto libero", en Digesto, IV ed., 1990, coll. 20, posterirormente en "Diritto Naturale e
Diritto libero" en Persona y Derecho, vol. 23. 1990, cfr. p.51
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malo, antinatural, es tan derecho como uno justo, bueno, natural. Pero después añade
que el buen jurista sabe que el derecho libre tiene que ser conforme/compatible con el
derecho natural. «Aquello que interesa a una metajurisprudencia (y a una teoría del
derecho) iusliberista no perversa es precisamente el derecho libre "bueno", cuyo tipo de
existencia/vigencia es el mismo que el del derecho natural».289
289 LLV., "Diritto naturale", publicado por vez primera en Jus, 1987; posteriormente recogido en
Digesto IV edizione, 1990, coll. 9, luego en "Diritto Naturale e Diritto libero" en Persona y Derecho,
vol. 23. 1990. pp. 25-63, cfr. p.62
290 «la profezia giuridica e la formulazione dello "ius condendum" sono attività di vitale importanza cui
il giurista positivo deve più di altri dedicarsi; e sopratutto perchè solo poggiando su una ricerca
approfondita l´integrazione (unico compito spettante di stretta necessità al giurista positivo in quanto
tale) avrà vero e durevole valore, offrirà sufficenti garanzie», LLV, Saggio, p.537
291 El derecho libre «non significa necessariamente arbitrario; anzi chi scrive ritiene che la decisione
giuridica libera possa fondarsi razionalmente, e sottostia a numerosi vincoli e criteri; ma essi saranno
per definizione esterni al diritto positivo (anche nel senso di non derivabili dal diritto positivo con
operazioni logiche rigorose)», LLV., "Diritto libero", en Digesto, IV ed., 1990, coll. 20, posterirormente
en "Diritto Naturale e Diritto libero" en Persona y Derecho, vol. 23. 1990, cfr. p.51
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cualquiera, sino sólo ante el derecho positivo, y más en concreto, ante el derecho legal.
El movimiento de derecho libre, más que una denuncia de la libertad que de facto se da
en toda tarea interpretativa, es, ante todo, una llamada a la responsabilidad en la
libertad.
292 En este sentido escribe Andrés Ollero. «el juez no es un ciudadano con el privilegio de convertir en
ley sus opiniones personales, ni siquiera un funcionario al que se hayan concedido facultades
discrecionales de especial relevancia. Es un servidor del derecho, cuyo contenido ha de perseguir
incansablemente, aunque jamás pueda lograr la garantía de una exhaustiva objetividad en su decisión. Por
ello, ninguna intervención en la vida jurídica precisa de manera tan indispensable el control de la equidad
como la del juez». OLLERO, A., "Equidad, derecho y ley", trabajo incluido, en versión inglesa, en el
libro colectivo Equity in the World´s Legal Systems, editado por R.A. Newman en homenaje a René
Cassin, Bruselas 1973. Luego publicado junto con otros artículos del mismo autor en Interpretación del
derecho y positivismo legalista, Edersa, Madrid 1982, p. 140
293 OLLERO, A., "Equidad, derecho y ley", op. cit. p.141
294 GAVAZZI, G., voz "Topica giuridica", en Novissimo digesto italiano, p.416
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295 La concepción del realismo clásico acerca del derecho natural, sin pretender diseñar un
"ordenamiento natural" y con un concepto de lo jurídico totalmente distinto al de Lombardi, considera
que el derecho natural, propiamente, es lo justo (το δικαιον), es decir, lo igual por naturaleza, lo que por
exigencia de la naturaleza es debido a otro. Analógicamente, derecho natural es la medida de la cosa justa
(de lo justo), la regla de razón que mide lo debido. Según tal concepción, el derecho natural es norma, y
porque es regla de lo justo, es norma jurídica (juridicidad y justicia son términos correlativos). Por eso, el
derecho natural también puede definirse como el conjunto de normas que regulan lo que es debido por
exigencias de la naturaleza. Pero, ¿qué exige la naturaleza? ¿qué cosas deben por naturaleza a otro
hombre las demás personas? Lo que le deben es el respeto y colaboración (en virtud de una solidaridad
natural) a que se desarrolle como ser humano, a que cumpla la ley natural. Por todos, cfr. VILLEY, M.,
Philosophie du droit. Définitions et fins du droit, Jurisprudence gènérale Dalloz 1975. Citamos de la
versión castellana Compendio de Filosofía del Derecho, vol. I, Eunsa, Pamplona 1979, espec. pp. 83-100.
En la misma línea Cf. HERVADA, J., Introducción crítica al Derecho Natural, Eunsa, Pamplona 1982
(8ª ed.), y más desarrollado en Lecciones propedeúticas de Derecho Natural, Eunsa, Pamplona 1992. En
ambos autores, especialmente en Villey, que casi se puede decir que lo glosa, son continuas las
referencias al Libro V de la Ética a Nicómaco.
296LLV., "Diritto naturale", publicado por vez primera en Jus, 1987; posteriormente recogido en
Digesto IV ed., 1990, coll. 9, luego en "Diritto Naturale e Diritto libero" en Persona y Derecho, vol. 23.
1990, p.26
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Se trata de una distinción que ya nos encontramos antes en autores como Rawls,
que habla de "justicia procesal".297
297RAWLS, J., A theory of justice, Harvard Univ. Press 1971. Versión castellana: Teoría de la justicia,
Fondo de Cultura Económica, México 1985
298 LLV., "Diritto naturale", op. cit. p.40
299 LLV., "Diritto naturale", op. cit. p.40
300 LLV., "Diritto naturale", op. cit. p.40, in fine.
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A esta distinción que hace Lombardi debe reconducirse la discusión entre Fuller
y Hart sobre las relaciones entre la rule of law (entendida como conjunto de principios
procesales) y los derechos del hombre.301
301 HART, H.L.A., The concept of the law, Clarendon Press, Oxford 1961 y FULLER, L.L., The
morality of law, Yale Univeristy Press, New Haven & London 1964. (Ambos traducidos al castellano, ver
bibliografía).
302 LLV., Saggio, p.368
303 KANTOROWICZ, H.S., (bajo el pseudónimo de Gnaeus Flavius), Der Kampf um die
Rechtswissenschaft (1906), p.10, (ahora en ed. CF Müller, Karlsruhe 1962), cit. en Saggio, p.368.
304 Cfr. LLV., "Guiridico e metaguiridico: diritto e dimensioni profonde della persona", in AA.VV. Il
problema del «metagiuridico» nell´esperienza contemporanea del diritto... Atti del XIV Congresso
Nazionale (Palermo, 12-15 mayo 1983). Giuffrè, Milano, 1984, pp. 57-82, ver espec. el capítulo 3º (Le
"bizarrie" storiche del giuridico) que recoge varios ejemplos, algunos muy divertidos, sobre cuestiones
que han llegado a se objeto de regulación jurídica.
305 Quizá sea más preciso afirmar que las normas morales, aunque miren sólo al obrar libre del sujeto
(unilateralmente), también afectan a sus conductas bilaterales, puesto que la moral no se desentiende de la
repercusión que esa relación con el prójimo tiene sobre el sujeto que actúa. Así, un homicidio o un robo
es, al mismo tiempo, inmoral, antinatural y antijurídico, y en una sociedad sensata, también ilegal. Sobre
el concepto de juridicidad en Lombardi Vallauri y crítica, cf. Parte VI
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Para Lombardi Vallauri, el derecho natural tiene una vigencia "como valor", es
decir, metahistórica, gracias a su contenido: las normas de derecho natural son exigibles
porque son valiosas para el hombre, porque le sirven, porque le convienen para su
desarrollo. Además, también pueden tener una vigencia como efectividad y/o como
validez, pero estas vigencias son secundarias, porque el profesor italiano insiste en que
la vigencia propia del derecho natural es metahistórica.306
La triple raíz del derecho natural: el hombre, el ordenamiento y la naturaleza de las cosas
Lombardi Vallauri habla de una triple raíz del derecho natural: la naturaleza del
hombre, la naturaleza del derecho y la naturaleza de las cosas.
306«Più o meno come le leggi della fisica, i teoremi della logica o della matematica, le norme della
morale naturale, il diritto naturale non esiste perché riconosciuto (dall´autorità, o dai consociati, o dal
potere di fatto), ma è riconosciuto (se lo è) perchè esiste. Non dipende da atti umani che non siano di
conoscenza. In questo (solo) senso la sua esistenza è a- o metastorica. Dal diritto storico-positivo si
distingue dunque in almeno due modi: perché non è un ordinamento giuridico e non è necessariamente o
valido o effettivo». LLV., "Diritto naturale", op. cit. p.28. Hay una consideración sobre el derecho
natural en la que Lombardi apenas repara, y que es de gran interés para la filosofía del derecho. Se trata
de una observación de Messner que, al reafirmar «la tendencia naturalmente ínsita en el hombre hacia el
ser plenamente humano o, con otras palabras, hacia la satisfacción de su ansia instintiva de felicidad»,
concluye que la ley natural no es sólo un conjunto de normas que deba imponerse en la sociedad, sino
que también es impulso, naturalis inclinatio. La ley natural no sólo es norma, sino norma atractiva en su
más profundo sentido. Por tanto, según esta consideración, no es apropiado decir que la vigencia del
derecho natural es metahistórica, como los teoremas matemáticos, porque siempre atrae a su
cumplimiento, aunque no haya una institución humana que la respalde. MESSNER, J., Sociología
moderna y derecho natural, Herder, Barcelona 1964, p.54
307 LLV., "Diritto naturale", op. cit., p.31. La definición del hombre desde una perspectiva dinámica
procede de ROBILANT, E., "Libertà reale e figure di giustizia", en AA.VV., Libertà, giustizia e
persona, Milano 1985
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308 LLV., "Diritto naturale", op. cit., p.32. En el párrafo citado se aprecia una contradicción en la teoría
del derecho natural de Lombardi Vallauri, ya que la referencia a los principios primarios citados por Sto.
Tomás tiene muy poco que ver con el código de valor eterno al que Lombardi Vallauri se refire en otras
ocasiones.
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Lombardi Vallauri considera que la naturaleza del derecho así entendida tiene,
en la formación del derecho natural, al menos dos funciones:
309A ellos se refieren FULLER, L.L., The morality of law, Yale Univeristy Press, New Haven &
London 1964 (trad. castellana: La moral y el derecho, Trillas, México 1967) y STAMMLER, R., Die
Lehere von dem richtigen Rechte, Berlin 1902, 19262), cit. en LLV., "Diritto naturale", op. cit.
310 LLV., "Diritto naturale", op. cit., p.34
311 LLV., "Diritto naturale", op. cit., p.35
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Como es lógico, hacer el inventario del derecho natural formado es, por todo lo
que llevamos dicho, labor imposible, porque los principios de derecho natural son
«prácticamente infinitos».315
exigencia misma de la coexistencialidad, derivada del estatuto ontológico del hombre»; de ahí que resulte
«correcto afirmar que también el derecho natural -y no sólo el positivo- está siempre acordado por los
hombres, ya sea por el legislador ordinario, ya sea por la costumbre, ya sea por el juez o tribunal, ya sea
por la doctrina jurídica», ya que «han sido los hombres quienes han "inventado" el derecho natural,
dando a la palabra "inventar" su sentido etimológico, del latín "in-venire", hallar, constatar, descubrir».
Exige, pues, el derecho natural la "invención humana", «una laboriosa desvelación de una latente verdad
ontológica, que puede también requerir un largo proceso intelectual y de experiencia», COTTA, S., El
derecho en la existencia humana, Eunsa, Pamplona 1987, pp. 173 y 176. En el mismo sentido, Ollero
escribe: «Abandonado el racionalismo, el derecho natural -como toda verdad- sólo se nos revelará en lo
concreto. Por eso, la discusión sobre la justicia ideal se hace interminable, mientras resulta más fácil la
coincidencia en la denuncia de una concreta injusticia», OLLERO, A., ¿Tiene razón el derecho?,
Publicaciones del Congreso de los Diputados (monografías), Madrid 1996, p.422
315 BAGNULO, R., Il concetto di diritto naturale in san Tomasso d´Aquino, Giuffrè, Milano 1983.
316 LLV., "Diritto naturale", op. cit., p.38
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El "derecho natural alto" es, en cambio, el que está compuesto por normas que
derivan de las inclinaciones superiores del hombre. Se trata, como veremos más
adelante,319de un "derecho para la sabiduría", "derecho para la amistad", "derecho para
la fantasía". Se trata de una normativa que garantice el crecimiento de la persona en sus
dimensiones más profundas, que son precisamente las más espirituales.320 Para
Lombardi, estas aspiraciones son mejor promovidas y garantizadas por "ordenamientos
de comunidad", que por el ordenamiento estatal.
317«Quanto al modo della positivizzazione, sarà "di diritto naturale" (metanormativo) il passagio, del
resto presso che universale, da conformismi istintivi, quasi-etologici, a formulazioni sempre più coscienti
della norma, e quindi l´apparizione, accanto al diritto consuetudinario e sempre più soppiantandolo, di
diritto giurisdizionale, giurisprudenziale (nel senso di: degli esperti), legale in senso ampio: non c´è nel
diritto naturale primitivismo di alcun tipo». LLV., "Diritto naturale", op. cit., p.38-39
318 Cfr. LLV., "Diritto naturale", op. cit., p.39
319 Parte V (la plenitud del hombre como fin del derecho)
320«L´uomo eccede la propia natura e in qualque modo ogni natura: aperto sul Bene in sé prima ancora
che sul bene proprio, quindi libero, almeno in radice, risspetto a ogni valore finito, quindi chiamato a
realizzarsi non passivamente e assistenzialmente, ma attraverso la libertà, l´uomo non può non
richiedere, come organizzazione normativa sola adeguata, un diritto che sia al tempo stesso un diritto
naturale "della verità" e un diritto naturale "della libertà". Quanto al diritto naturale "della verità"
(ossia della vera autorealizzazione dell´uomo), esso dovrà propiziare il soddisfacimento, oltre che dei
bisogni "carenziali", anche delle esigenze "evolutive", spirituali appunto, della natura umana; dovrà
estendersi su uno spettro molto ampio, da un diritto naturale "basso", poco più che etologico, a un
diritto naturale "alto", personalistico-esistenziale; dovrà essere un diritto naturale non-riduttivo o
"pleromatico", sollecito, equilibratamente e gerarchicamente, di tutte le dimensioni dell´umano». LLV.,
"Diritto naturale", op. cit., p.32-33
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Sobre el origen de la expresión "fuentes del derecho" y su valor para la ciencia jurídica
Quizá no haya en la ciencia del derecho una expresión tan ambigua, con
significados tan variados como la de "fuentes del derecho".322
322 Incluso, no han faltado autores que han propuesto la supresión del concepto de fuente del derecho por
inúti y causa de discusiones bizantinas, así el filósofo jurídico polaco Leon Pertazycki, que considera
completamente inútil aludir a que las leyes, las costumbres, la jurisprudencia y la doctrina son fuentes del
derecho; basta decir que son derecho, modalidades o especies de derecho. PETRAZYCKY, L., Law and
Morality, trad. inglesa de H. W. Babb, Harvard University Press, Cambridge (Mass.), 1955, pp. 247 y
sig. Sobre el origen de la expresión "fuentes del derecho", en lugar de otras como podrían ser "momentos
del derecho", "orígenes del derecho", "causas del derecho", "focos del derecho", "raíces del derecho",
"principios del derecho", etc., podemos hacer -siguiendo a Díez-Picazo- varias consideraciones: El
término "fuentes" procede del lenguaje común, que significa manantial o lugar donde brota el agua. Esta
"metáfora hidrológica", como la denomina Díez-Picazo, sirve para expresar gráficamente el tema del
origen del derecho, porque las fuentes consideradas en sentido filosófico pueden proceder de la misma
naturaleza humana (en la metáfora, un manantial en la roca) o de la voluntad en conformidad con la
naturaleza (representada por las fuentes creadas por los hombres, mediante la canalización del agua hasta
determinados lugares). Pero parece ser que el término "fuentes", del latín fons, no sólo significó
originariamente el lugar donde brota el agua, sino también el nombre de un dios etrusco (así lo reconocen
Pauly y Wilsova en la voz fons de su Enciclopedia de Ciencias sociales) [Cit. en Díez-Picazo, L.,
Experiencias jurídicas y teoría del derecho, Ariel, Madrid (3ª ed. corregida y puesta al día), p. 113]. La
metáfora ya no es sólo hidrológica, sino también mitológica, apunta Díez-Picazo. Así, la palabra fons ya
no sólo evoca el hecho de la producción natural y artificial del lugar donde sale el agua, sino también la
divinidad, que representa la última causa de la fuente. Así muchas fuentes, explica Díez-Picazo, son
representadas con dioses (p.ej. Neptuno, Cibeles, Diana, Apolo, etc.). En este sentido la metáfora
mitológica también puede servir, porque, no pocos filósofos del derecho consideraan al Creador como
causa primera de todo derecho. La aplicación al ámbito jurídico del término "fuentes" es bastante antigua:
parece que se remonta hasta la obra de Cicerón. En su Tratado sobre las leyes (Tractatus de Legibus) se
recoge un pasaje en el que Marcus dice a Anticus Quintus «Podéis estar seguros de que no hay ningún
tipo de disertación en que se revelen mejor que éstas los dones naturales del hombre, las virtudes que
contiene la inteligencia, la misión del trabajo, la solidaridad entre los hombres y la sociedad natural que
entre ellos existe», añadiendo después también el mismo Marcus: «explicados previamente estos temas,
puede encontrarse la fuente de las leyes y del derecho». Anticus le contesta: «entonces tu idea es que no
hay que extraer la fuente de la ciencia jurídica del edicto del pretor, como hace casi todo el mundo hoy, ni
de las Doce Tablas, como los antepasados, sino de la filosofía esencial (ex intima philosophia)».
[CICERÓN, M.T., Tractatus de Legibus, 1.5, trad. y notas de Alvaro D´Ors, p.65]. Sin embargo, la idea
moderna sobre las fuentes del derecho nace con los Comentarios (S. XIV) al Título II del libro primero
del Digesto, que trata sobre el origen del derecho, sobre las Magistraturas y sobre la tradición de los
prudentes. En ese título se dice que hay un derecho nacido de las leyes, otro de los plebiscitos, otro de los
de los senado consultos, otro de los rescriptos imperiales y otro de la autoridad de los prudentes. Pues
bien, los Comentarios del Digesto, que se extendieron por toda Europa, se refieren a este Título como
aquél que contiene las fontis iuris. Y así la expresión "fuentes del derecho" adquirió carta de naturaleza
en casi todas las obras de los juristas gracias a la labor de los comentaristas. Pero una cosa es la
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generalización de la expresión "fuentes del derecho" y otra es la formalización de una teoría general
sobre las fuentes. Esta labor no se realiza hasta finales del siglo XVIII, principios del XIX, coincidiendo
con los postulados jurídicos de la revolución francesa, traducidos principalmente en el movimiento
codificador. De tal suerte que la teoría de las fuentes del derecho formulada hoy por gran parte de la
Doctrina se ha construido sobre estas premisas. Estas premisas o dogmas, íntimamente relacionadas entre
sí, pueden resumirse en las siguientes: 1º)Certidumbre del derecho, que supone unas normas claras,
sencillas, fácilmente asequibles, que permitan predecir con un razonable margen de acierto el resultado
de los litigios. 2º) Imperio de la ley, convertida en la expresión de la voluntad popular. La costumbre es
fuente delegada (rige en la medida en que la ley se remite a ella). 3º) Consecuencia de las dos premisas
anteriores es la obra de la codificación, que abarca, por lo menos, el derecho civil, penal, procesal y
mercantil. La teoría actual de las fuentes es, en cierta medida, corolario de estas premisas. Por lo que la
teoría de las fuentes -explica Díez-Picazo- «tal y como suele ser expuesta, presenta unas salientes
características de formalismo», simplificándose notablemente la cuestión. Cf. DÍEZ-PICAZO, L.,
Experiencias jurídicas y teoría del derecho, Ariel, Madrid (3ª ed. corregida y puesta al día), pp. 130, 131
y 157.
323 PEREZ LUÑO, A.E., El desbordamiento de las fuentes del derecho, discurso de recepción en la Real
Academia Sevillana de Legislación y Jurisprudencia, Sevilla 1993, p.57
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Desde 1982 hasta nuestros días se ha mantenido la misma tendencia con las
variantes y adaptaciones que resumidamente expongo a continuación, siguiendo el
esquema que hace Pérez Luño en este breve periodo, pero extensible a todo el tiempo
que media desde principios de siglo. Este esquema intersesa ahora para, luego poder
situar, la teoría de las fuentes de Lombardi Vallauri. El profesor de Sevilla distingue
tres grandes actitudes teóricas sobre las fuentes del derecho: positivista, realista y
iusnaturalista.
La realista considera que las fuentes del derecho son, por antonomasia, las
fuerzas sociales que contribuyen a crear derecho eficaz. Principal exponente de esta
teoría es Alf Ross. Las leyes pasan a ser derecho cuando efectivamente son aplicadas o
se prevé fiablemente que serán aplicadas en un próximo futuro, como vimos en su
momento al hablar de existencia como efectividad.324 De este planteamiento se deriva el
protagonismo de la función judicial. Dentro del realismo hay muchas corrientes,
algunas no claramente definidas, como p.ej. el movimiento denominado Critical Legal
Studies (al que hice referencia en las consideraciones preliminares de este libro), otras
como el realismo jurídico americano, el realismo jurídico escandinavo o el realismo
jurídico peculiar de Alvaro D´Ors, que combina el realismo americano con el
iusnaturalismo más clásico (para el profesor D´Ors, derecho es aquella parte de la moral
susceptible de ser impuesta por los tribunales). Por último, muy relacionado con el
movimiento del derecho libre, estarían todos los que postulan el "uso alternativo del
derecho", entre los cuales muchos eran marxistas, especialmente en la década de los
setenta.
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El problema de las fuentes pretende dar respuesta a las causas que manifiestan
algo como derecho (los sujetos), a las causas que determinan su contenido, a las causas
que lo legitiman como valioso, y a los modos en que tal derecho se manifesta. Si
utilizamos las categorías aristotélicas sobre los diversos tipos de causalidad -sigo en
parte a Pérez Luño, pero modificando un poco la atribución de sentido que hace el
profesor de Sevilla326-: las primeras serían las causas eficientes del derecho (los
sujetos); las segundas, las causas materiales (lo que determina el contenido del
derecho); la tercera sería la causa final (lo que hace que el derecho sea algo valioso); y
la cuarta sería la causa formal (el modo o manera en que el derecho se manifiesta).
325 «Esto es lo que cambia decisivamente el papel de los principios jurídicos. Queda desmentido su
presunto papel subsidiario, y desbordada -como nuestra Constitución ha reiterado- su función
informadora de la legislación. Los principios cobran una función pre-legal, al actuar como motor del
proceso interpretativo en que consiste el derecho. No han faltado los aspavientos ante el reconocimiento
constitucional de este cambio; una vez más hay quien considera gravemente amenazada la seguridad
jurídica por el simple hecho de que alguien reconozca explícitamente lo amenazada que siempre
inevitablemente está», OLLERO, A., ¿Tiene razón el derecho?, Publicaciones del Congreso de los
Diputados (monografías), Madrid 1996, p.487
326 A pesar de la claridad en la exposición del profesor de Sevilla, no me parece del todo convincente la
atribución de sentido que hace a las cuatro causas, desde el momento en que considera la cereza como la
causa final del derecho. Huelga decir, y lo advierte el mismo Pérez Luño, que la utilización de las
categorías aristotélicas para definir las fuentes del derecho no significa que las conciba con la
profundidad del estagirita.
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Para Lombardi Vallauri, fuente del derecho es toda instancia de donde proceden
(fuente de producción) y donde se manifiestan (fuente de conocimiento) criterios
normativos capaces de organizar un cuerpo social, esto es, eficaces; ya sea mediante
normas generales, ya sea a través de normas particulares.
327PIZZORUSSO, A., Fonti "politiche" e fonti "culturali" del diritto, en Studio in onore de Lebman,
Giuffrè, Milano 1979, vol. I, pp. 237 ss.
328 No pocos autores diferencian entre fuentes originarias y derivadas. Las primeras son aquellas fuerzas
sociales que actúan creando un "derecho nuevo", sin apoyarse en el sistema jurídico preexistente (poder
constituyente surgido de un proceso revolucionario). Las segundas son aquellas personas o instituciones
que producen normas a tenor de lo previsto en un sistema jurídico establecido (potestades normativas
reconocidas a las instituciones competentes de cada Estado). Semejante distinción tiene sentido cuando se
trata de un derecho creado con o sin cualificación oficial como fuente, no tanto por la novedad del
derecho creado; entre otras razones, porque ¿se puede hablar de un derecho enteramente originario? Estas
diferencias nos las encontramos en autores como PARESCE, A., "Fonti del diritto" (Filosofia), en
Enciclopedia del diritto, Giuffrè, Milano, vol XVIII, 1968, pp.895 ss.; RECASÉNS SICHES, L.,
Estudios de Filosofía del Derecho, Bosch, Barcelona 1936, pp.152 ss; ROMANO, S., Rivoluzione e
diritto, en sus Frammenti de un dizionario giuridico, Giuffrè, Milano, 1ª reed., 1983, pp. 220 ss.
329 LLV., Saggio, 463-465
330 LLV., Saggio, p.464-465
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«El derecho, tal y como es, lo hacemos en cierta medida entre todos (y
por tanto todos somos responsables). Las verdaderas fuentes del derecho no
son sólo sus autores en cuanto a su contenido o en cuanto a su investidura,
sino también sus usuarios, autores de su vigencia efectiva: o como ha dicho
Esser, sus procesos de positivación».332
331 «Frente a esa visión jerarquizada del sistema de fuentes del ordenamiento jurídico se opone hoy la
idea de pluralismo. En su dimensión jurídica el pluralismo entraña el reconocimiento de un área de
libertad o de autodeterminación interna para las organizaciones sociales. El pluralismo jurídico implica
una derogación de las ideas de monopolio y de jerarquía normativa, así como una erosión inmediata del
protagonismo de la ley. En los ordenamientos jurídicos actuales se alude a una "explosión" del pluralismo
jurídico que implica el reconocimiento [formal] de amplias facultades de autonomía (poder de
autogobierno), autarquía (poder de autogestión) y autotutela (poder de autojurisdicción)». PEREZ
LUÑO, A.E., El desbordamiento de las fuentes del derecho, discurso de recepción en la Real Academia
Sevillana de Legislación y Jurisprudencia, Sevilla 1993, p.84, En esta línea cita las siguientes obras:
HABERMAS, J., Faktizität und Geltung. Beiträge zur Diskurstheorie des Rechts un des democratischen
Rechtsstaats, Suhrkamp, Frankfurt 1992, pp. 401 ss.; LOSANO, M.G., La sfida del pluralismo
giuridico, en "Impresa & Stato", 1992, 18 pp., 9ss.; OLGIATI, V., La riconversione professionale dei
giuristi, ibid. pp. 34 ss.; en la doctrina española, entre otros, GARCÍA PELAYO, M., Las
transformaciones del Estado contemporáneo, Alianza, Madrid, 3ª ed., 1982, pp.191 ss.; PORRAS
NADALES, A.J., Introducción a una Teoría del Estado Postsocial, PPU, Barcelona 1988, pp.140 ss.
332 LLV., Giurisprudenza, pto.4.4.4
333 ESMEIN, A., "La jurisprudence et la loi", en Revue Trimestrielle de Droit civil, enero-marzo, 1952,
nº1. En la ciencia jurídica española actual es opinión mayoritaria que la jurisprudencia, a pesar de ser el
cauce privilegiado de aplicación del derecho, no es fuente de derecho, ya que no propiamente no crea,
sino que toma lo crado por otras fuentes. DE CASTRO, F. Derecho civil español, I, op. cit. pp. 383-384.
ESPÍN CANOVAS, D., Manual de Derecho civil español, I, 3ª ed, Revista de Derecho Privado, Madrid
1968, pp. 121-123; ALBADALEJO, M., Derecho Civil, 2ª ed, Bosch,. Barcelona 1965, pp.35-36;
PRIETO CASTRO, L., "Meditaciones sobre la jurisprudencia", Madrid 1966, p. 12 ss. La
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EL DERECHO DE JURISTAS Y SUS IMPLICACIONES: UN DIÁLOGO CON LOMBARDI VALLAURI
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derecho de juristas, hasta tal punto que, con las debidas matizaciones, puede
considerarse la «fuente única y general del derecho», incluso allí donde aparentemente
no innove nada respecto a normas superiores. En concreto, afirma:
jurisprudencia se ve por la doctrina española más autoriazada como "el medio por el que la ley, la
costumbre y los principios gernerales del derecho, adquieren contornos precisos, eficacia concreta,
constancia real" LALAGUNA, E., Jurisprudencia y fuentes del derecho. Ed. Aranzadi. Pamplona, 1969.
p.26. Además, el mismo autor afirma, citando a Díez-Picazo, que "en ninguna otra fuente quizá se
aprenda mejor lo que el derecho es". La jurisprudencia es considerada, pues, como el cauce de aplicación
-y por tanto concreción- del derecho objetivo. Por su parte, García Garrido, para rechazar el carácter de
fuente de la jurisprudencia, escribe: «En la técnica del precedente jurisprudencial, no pueden aislarse las
máximas o decisiones del caso para el que nacen, lo que conduce a una peligrosa axiomatización de
principios jurisprudenciales que más contribuyen a complicar que a simplificar el orden jurídico»,
GARCÍA GARRIDO, Jurisprudencia romana y actualidad de los estudios románicos, Bol. da Fac. Dir.,
nº40, Coimbra 1964, p.78. El profesor Díez-Picazo también insiste en que la verdadera jurisprudencia es
inseparable del caso para el que nace: una sentencia «consiste en lo que decide y en la razón imediata de
decidirlo en estrecha vinculación con el caso decidido». No se pueden abstraer arbitrariamente máximas
del caso para el que nacieron, y aplicarlas a otros diferentes. . DÍEZ-PICAZO, Estudios sobre la
jurisprudencia civil, I, 2ª ed., Tecnos, Madrid 1973, pp.34-35. Clemente de Diego escribe. «La
jurisprudencia en este respecto vive como de prestado, pues en lo que toca a su elemento interno, el más
vivo y sustancial, ella no pone nada nuevo, ni propio ni independiente, sino que lo toma de las otras
normas formalmente consideradas como fuentes jurídicas y que constituyen el derecho vigente. (...) Ella
formula en concreto lo que ya está formulado en abstracto, nada inventa».CLEMENTE DE DIEGO, F.,
La jurisprudencia como fuente del derecho, Ed. Revista de Derecho Privado, Madrid 1925, pp.63 y 65.
Entre los autores españoles Puig Brutau es,posiblemente, el mayor defensor de un derecho de juristas. «El
derecho -escribe el profesor de Barcelona- está (...) en trance de continua creación porque la
jurisprudencia de los Tribunales y, en general, la actividad de quienes se ocupan profesionalmente de la
vida del derecho (jueces, abogados, notarios, etc.), da lugar al fenómeno de la creación jurídica
permanente, al derecho de juristas, que es la fuente primaria de derecho objetivo».PUIG BRUTAU, J.,
La jurisprudencia como fuente del derecho, Bosh, Barcelona 1951, p.17. Para autores como Legaz, la
jurisprudencia es fuente del derecho por definición, porque toda aplicación normativa, al suponer una
concreción, implica una adaptación, una cierta aportación innovadora por parte del que juzga. Pero se
trata de una fuente del derecho delegada, no originaria. Legaz sólo se refiere a la jurisprudencia de los
tribunales de justicia. «La sentencia -escribe Legaz- es fuente del derecho (en cuanto crea una norma de
derecho) por su misma esencia; el juez, así como no puede dejar de juzgar, porque atentaría contra la
estructura del orden jurídico, no puede dejar de crear derecho al juzgar, porque toda aplicación normativa
es una creación. Pero si la jurisprudencia es fuente del Derecho en el sentido usual de la expresión, no lo
es por ser jurisprudencia, sino por delegación de una norma general». LEGAZ Y LACAMBRA, L.,
Introducción a la ciencia del Derecho, Bosch, Barcelona 1943, p.384
334LLV., Saggio op. cit. p.456.
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cómo Nevizzano aconsejaba al juez buscar, antes que cualquier otra cosa, la communis
opinio doctorum y, una vez encontrada, atenerse a ella. Lombardi Vallauri concluye
subrayando que «también el derecho cierto es tal por común opinión».335
Es lógico que, una vez reconocido el poder creador de los juristas, se difumine la
distinción entre fuentes de conocimiento y fuentes de producción: lo que antes podía
considerarse una fuente de conocimiento (p.ej. la jurisprudencia respecto a la ley, en el
sentido de que la jurisprudencia manifiesta, desarrolla y explica el sentido de la ley),
puede también considerarse fuente de producción":
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Para nuestro autor, la jurisprudencia no se debe poner junto a las demás fuentes,
al mismo nivel, sino que es omnicomprehensiva. Las demás fuentes están al edificio del
derecho como el material, y la jurisprudencia como el arquitecto.339
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De todo lo dicho hasta ahora, se puede deducir que entre las cuatro fuentes
típicas, ley, costumbre, jurisprudencia y los principios generales del derecho, hay un
intercambio constante de contenido normativo, un flujo de información que pasa de
unas fuentes a otras, en cualquier dirección. Gráficamente se puede representar de la
siguiente manera:
Principios
generales Costumbre
del derecho
Ley
Jurisprudencia
Desde una perspectiva excesivamente formalista una norma jurídica sólo puede
pertenecer a un tipo de fuente. Sin embargo, desde un enfoque más realista, observamos
que una norma legal puede ser a la vez consuetudinaria: es legal porque recibió la
sanción del órgano legislativo, y consuetudinaria porque ha sido asumida en los usos
sociales. Lo más frecuente, y por otra parte lo más natural, es que la mayoría de las
normas legales empiecen siendo consuetudinarias. Pero también puede ocurrir que una
norma empiece siendo legal, sin un uso previo similar, y luego se "consuetudinalice",
como dice Díez-Picazo. Es más, también se dan casos de costumbres creadas por leyes
que ya no están en vigor.
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EL DERECHO DE JURISTAS Y SUS IMPLICACIONES: UN DIÁLOGO CON LOMBARDI VALLAURI
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La ley como elemento orientador en la determinación del mejor derecho posible: indicio de
efectividad e indicio de valor
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La ley es, como hemos visto en el capítulo anterior, una fuente más de
conocimiento del derecho efectivo. La ley, para Lombardi Vallauri, es simplemente un
esquema, un marco, dentro del cual debe recaer decisión del jurista Y en esta línea Orrù
llega a decir que «el juez está sometido a la ley, pero determinar aquello que la ley
pretende decir es siempre competencia suya: la ley está sometida a la actividad
formadora del intérprete y al procedimiento de control político-jurídico durante todo el
tiempo de su aplicación».345
345 La ley como marco, esquema, proyecto, modelo, es presentada también por Esser y Haverkate. Cfr.
ESSER, J., Vorverständnis und Methodenwahl in der Rechtsfindung 2ª ed., Frankfurt/M., 1970 y
HAVERKATE, G., Offenes Argumentieren im Ürteil. Über die Darstellung der richterlichen Wertug bei
Kontroversen Rechtsfragen, en "Zeitschrift für Rectspolitik", 1973, pp.281ss. Ambas citadas por Orrù, en
"Criteri extralegali di integrazione del diritto positivo nella dottrina tedesca contemporanea", en JUS
fasc. III-IV (1977), p.401
346 LLV., Saggio sul Diritto Giurisprudenziale, Giuffrè, Milano 1967, (reed. 1975), p.525
347 OLLERO, A., "La judicatura tras la Constitución de 1978", en la obra colectiva Rechtsvernunft und
Demokratisierung in Spanien, dirigida por Prof. Wolf Paul (Frankfurt). También en Interpretación del
derecho y positivismo legalista, Edersa, Madrid 1982, p.175
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EL DERECHO DE JURISTAS Y SUS IMPLICACIONES: UN DIÁLOGO CON LOMBARDI VALLAURI
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Está claro que el jurista, si quiere que su decisión sea efectiva, deberá optar por
una de las soluciones de la línea "b". Pero cuando considere el requisito de la legalidad,
debe valorar la franja de la línea "a" que se proyecta sobre la línea "b". Entonces se
entiende la paradójica afirmacion de Lombardi Vallauri: «el jurista podrá -cuando el
derecho positivo se haya separado del legal- interpretarlo en el sentido del derecho
legal».348
Por otra parte, dentro de las relaciones entre derecho de juristas y derecho legal,
conviene recordar que los juristas mantienen la continuidad entre las leyes, procuran
compatibilizarlas, y reducen los efectos nocivos del voluntarismo legisltaivo.
348 LLV., Saggio sul Diritto Giurisprudenziale, Giuffrè, Milano 1967, (reed. 1975), p.602
349 LLV., Saggio sul Diritto Giurisprudenziale, Giuffrè, Milano 1967, (reed. 1975), p. 525
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Hoy en día, dado el amplio margen hermenéutico de la ley y los cientos de miles
de normas especificas, muchas veces contradictorias, es muy dificil afirmar que una
decisión pueda ser contraria a la ley. El derecho jurisprudencial contra legem, es decir,
una dirección jurisprudencial absolutamente contraria a todos los posibles sentidos de la
ley (incluida la Constitución;), es muy dificil que se dé en la práctica. Quizá la decisión
jurísprudencial sea contraria a un precepto legal, pero una interpretación sistemática del
ordenamiento en su conjunto puede avalar muchas decisiones que a primera vista
parecen contrarias a la ley.350
Las deficiencias de la ley terminan, por la misma lógica de las cosas, confiriendo
a la jurisprudencia casi un mandato general de interpretación auténtica de la misma ley.
Sobre la validez de la norma legal, la jurisprudencia aporta su contenido. Quién desee
conocer el derecho que realmente se aplica, el derecho vigente, no tiene más remedio
que dirigirse a la jurisprudencia (sentencias, libros de doctrina, consejos de los expertos,
etc.):
350 Tratando sobre el derecho jurisprudencial de los jueces -del Richterrecht- escribe Orrù «Solo in
rarisimi casi la metodologia prescrittiva degli autori favorevoli al riconscimento del Richterrecht
approva la correzione delle scelte operate dal legislatore, e precisamente nei casi in cui queste
conducano in concreto ad un risultato in evidente contrasto con i principii della giustizia o con i valori e
gli ideali prevalenti in una determinata comunità giuridica. Ma é perfino dubbio che in questi casi si
abbia veramente decisione contra legem, se con legge s´intende l´insieme delle norme costituzionali e
legali dell´ordinamento, che a quei principii di giustizia e a quegli ideali difficilmente si contrappongono
in blocco. La decisione contra legem è, si può dire, sempre decisione contro un particolare articolo di
legge, fondabile sull´ordinamento legale nel suo insieme, motivata cioè con un´interpretazione
sistematica». ORRU, G., Richterrecht, Gíuffre, Milano 1983, p.140. Es interesante la observación que
hace Lombardi Vallauri sobre las decisiones contrarias a la ley en la época del derecho común:
«Conocemos la complejidad interna y la frecuente contradicción de las fuentes legales en el derecho
común. Sabemos que la ley cedía ante la costumbre, algunas veces ante la equidad, y, en cualquier caso,
era interpretada según su propia mens, considerada razonable. Aprovechándose de estas tensiones
internas del sistema normativo, cualquier texto legal podía ser contrastado, anulado, esterilizado. El juez
estaba por tanto bien justificado si se dirigía antes de nada a la jurisprudencia. Y si, de frente a una sólida
opinión común, consideraba que esa era el derecho, como resultado sintético de ley, costumbres
transformadas, razón y equidad; es lógico, por tanto, que la siguiera aunque eventualmente fuera contra
legem». LLV., Saggio sul Diritto Giurisprudenziale, Giuffrè, Milano 1967, (reed. 1975), p.182
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EL DERECHO DE JURISTAS Y SUS IMPLICACIONES: UN DIÁLOGO CON LOMBARDI VALLAURI
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En el mismo sentido, y con más claridad escribe Puig Brutau: «el ius es el
derecho creado por los juristas como resultado de las soluciones recaídas con motivo de
las controversias o conflictos de intereses, en sus diversas modalidades: laudo,
dictamen, fórmula notarial, calificación registral, sentencia judicial, etc. Su valor estriba
en la fuerza persuasiva que posee con independencia, incluso, de la fuerza coactiva que
le presta el Estado. Pero no cabe duda de que el Estado tiene interés en que ambos
valores, el persuasivo y el coactivo, coincidan y se confundan. La lex representa, en
efecto, el instrumento del que se vale la autoridad constituida para dotar de fuerza
compulsiva al ius. Pero éste, aún suponiendo que pueda quedar efectivamente captado
por la formulación positiva de la ley, no puede quedar agotado por ella misma, sino que
el saber siempre trasciende el poder que pretende encarnarlo».352
351 LLV., Saggio sul Diritto Giurisprudenziale, Giuffrè, Milano 1967, (reed. 1975), p.456
352 PUIG BRUTAU, J., La jurisprudencia como fuente del derecho, Bosch, Barcelona 1951, p.10
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353 LLV., Corso, p.172-173. Los que consideran que la norma jurisprudencial y la consuetudinaria son
de naturaleza esencialmente distinta, suelen aducir los siguientes argumentos: En primer lugar, para que
se imponga la norma jurisprudencial no es necesario el usus, el comportamiento reiterado que exige la
costumbre. Basta con la autoridad del tribunal o juristas que la formulan y con la fuerza persuasiva de sus
motivaciones. La autoridad de la costumbre se basa más en el hecho-valor de la tradición. En segundo
lugar, la fuerza normativa de la jurisprudencia es, en cierta manera, participación de la fuerza normativa
de la ley. Por el contrario la fuerza normativa de la costumbre deriva toda entera de la propia comunidad,
es una autoridad originaria total. En tercer lugar, si la fuerza vinculante de la costumbre viene del hecho
social de su reconocimiento como obligatoria por parte de la comunidad (opinio iuris), habrá que dirigir
siempre la mirada a la sociedad y no a la jurisprudencia para ver si se sigue considerando obligatorio el
criterio observado. Anudar la fuerza normativa de la costumbre a su reconocimiento jurisprudencial
supone una usurpación ilegitima de la capacidad normativa de la misma comunidad, no sólo de la fuerza
de crear derecho, sino también de derogar el que creó. Por este motivo, no es legítimo admitir que una
costumbre que ya fue probada ante los Tribunales no deba ya probarse de nuevo. En la doctrina científica
es frecuente hacer referencia sólo al poder de creación, pero no al de derogación. «Parece, pues, que lo
más conforme a la naturaleza del derecho consuetudinario es proceder en cada caso a la comprobación
directa de la existencia efectiva, del contenido preciso y del área de observancia de la costumbre en el
momento que se trata de aplicar. Y para ello, constituirá sin duda un dato de singular importancia crítica,
en todo caso sometido a la libre apreciación del Tribunal a quo, el hecho de que la costumbre haya sido
reconocida en una sentencia anterior». LALAGUNA, E., Jurisprudencia y fuentes del derecho. Ed.
Aranzadi. Pamplona, 1969, p.313. En cuarto lugar, el derecho jurisprudencial se basa principalmente en
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EL DERECHO DE JURISTAS Y SUS IMPLICACIONES: UN DIÁLOGO CON LOMBARDI VALLAURI
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El tema de los principios generales del derecho es una cuestión que Lombardi
Vallauri no resuelve con claridad. El profesor italiano apenas menciona los principios
generales del derecho en ninguno de sus escritos. Pienso que esto se explica por dos
motivos: primero porque el recurso al derecho libre, tal y como lo entiende Lombardi
la autoridad que deriva de la razón, frente al derecho consuetudinario que se basa sobre la autoridad que
deriva de la experiencia. En quinto lugar, la norma consuetudinaria nace espontaneamente gracias a la
experiencia directa, con una reflexión casi inconsciente, por impulso de la vida misma; la norma
jurisprudencial tiene un origen más reflexivo y su contacto con la vida es a modo de espectador, no de
protagonista como en la costumbre. La opinio necesitatis debe proceder, por definición, de los sujetos a
los que se aplica la norma consuetudinaria; la jurisprudencia, como afirmaba Gèny, contribuye a la
creación de derecho consuetudinario aportando a los interesados el sentimiento jurídico de la
obligatoriedad del uso. GENY, F., Metodo de interpretación y fuentes de Derecho Privado Positivo, 2ª
ed., Ed. Reus, Madrid 1925. Prólogo de R. Saleilles, p.480
354 Cfr. LLV., Saggio, p.467. A pesar de todo, son varios los motivos que llevan a adimitir el derecho
jurisprudencial como una manifestación del derecho consuetudinario: En primer lugar, la doctrina del
derecho consuetudinario elaborada por la escuela histórica del derecho otorgaba a la costumbre un
sentido bastante amplio. (Savigny y Puchta). En segundo lugar, como es sabido, el positivismo legalista
sólo admitía la costumbre como fuente extralegal. Y, en tercer lugar, la falta, por lo menos en Alemania,
de tribunales centrales suficientemente estables e influyentes. (cfr. ORRÙ, G., Richterrecht, op. cit., pp.
89 y 90). Max Weber llega a afirmar que el derecho del precedente constituye la «forma más antigua de
derecho consuetudinario». WEBER, M., Rechtssozilogie, Neuwied 1960, p.185, cit. por Orrú en
Richterrecht, p. 94
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Vallauri, suple el puesto que muchos autores otorgan a los principios. El segundo
motivo es que la teoría de los principios generales del derecho, al haber nacido en el
seno del positivismo leglista, concebidos como el resultado de la "fuerza de expansión
lógica" del texto escrito, mediante la inducción, es rechazada, según vimos, por nuestro
autor cuando niega la plenitud del ordenamiento legal.355 Ciertamente no niega que se
puedan obtener algunos criterios de conducta más generales mediante la analogia iuris,
a través de una lógica jurídica formal, lo que niega es que se pueda reconstruir el entero
ordenamiento jurídico. El resto de "principios" que no se puedan obtener mediante la
lógica jurídica formal, vendrán determinados por el derecho libre.
355 Cf. II.2.3.1.c.d' (Crítica a la "reconstrucción del sistema jurídico"). En este sentido, Andrés Ollero
afirma irónicamente, que: «cuando la insuficiencia del texto legal resulta evidente, se pretenderá
paradójicamente que la misma ley -nebulizada en el spray de los principios generales del derecho- sirva
por sí sola para calafatear las ostensibles porosidades del ordenamiento jurídico», OLLERO, A., ¿Tiene
razón el derecho?, Publicaciones del Congreso de los Diputados (monografías), Madrid 1996, p.454
356 En este sentido, me parece fundamental la obra de Esser (Grundsatz...). La ley, para Esser, no es otra
cosa que la expresión lagunosa de los principios jurídicos que la sostienen: estos son eficaces
independientemente de la ley y se justifican "en base a la naturaleza del hecho o de las relativas
instituciones" En cualquier caso, para que el principio pueda ser eficaz tiene necesidad de ser incoado por
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EL DERECHO DE JURISTAS Y SUS IMPLICACIONES: UN DIÁLOGO CON LOMBARDI VALLAURI
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Además, este planteamiento, que invierte radicalmente el orden de los términos (los
principios legitiman la ley, y no al revés), está más en consonancia con su sentido
literal: "principio" es aquello por donde algo comienza.
parte del legislador o del juez, no representando por él mismo ni una proposición jurídica ni una norma
jurídica en sentido técnico. Son las sentencias judiciales y la praxis constante las que transforman los
principios en proposiciones jurídicas positivas e instituciones. Cfr. ESSER, J., Grundsatz und Norm in
der richterlichen Fortbildung des Privatrechts, (1956). Ed. castellana Principio y norma en la elaboración
jurisprudencial del derecho privado, ed., Bosch, Barcelona 1961, cfr. p.5 y sig.
357 DE CASTRO, F., Derecho civil de España, op. cit., p.421
358GARCÍA VALDECASAS, G., Parte general de derecho civil español, Civitas, Madrid 1983, pp.332
y 333
359 DE CASTRO, F., Derecho civil de España, op. cit., p.423
360 LALAGUNA, E., Jurisprudencia y fuentes del derecho, Ed. Aranzadi, Pamplona 1969, p.324. En el
mismo sentido CASTÁN TOBEÑAS, J., Derecho Civil español, común y foral, 12ª ed., T.I, vol. 1º,
Reus, Madrid 1982
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La aplicación se produce con la general observancia del derecho por parte de los
ciudadanos en sus relaciones pacíficas. En estos casos, que son la gran mayoría -los
demás son la patología- se puede decir que la concreción y aplicación la realizan los
mismos destinatarios.364 Sin embargo, en algunos supuestos, esa aplicación se
manifiesta de una manera extraordinaria mediante la imposición de la autoridad,
especialmente en la resolución de conflictos por parte de la jurisdicción. En estos casos
compete al juez la labor de concreción y la de "forzar" la aplicación u observancia del
derecho (que en cualquier caso, siempre es realizada por sus destinatarios últimos). Por
eso, el juez ordinario, como bien puede deducirse de todo lo que llevamos dicho,
cuando interviene, siempre aplica los principios generales: cuando recurre a la ley, a la
costumbre o la jurisprudencia, está aplicando principio formulados; en su defecto
363«El campo de manifestación formal de los principios generales del derecho es, fundamentalmente el
derecho escrito. La más importante fuente de conocimiento de los principios generales, formulados o no,
en sus posible aplicaciones concretas, es la jurisprudencia», LALAGUNA, E., Jurisprudencia y fuentes
del derecho, Ed. Aranzadi, Pamplona 1969, p.325. Albaladejo distingue una aplicación directa y una
aplicación indirecta de los principios generales del derecho; siempre que se aplica la ley o la costumbre,
se están aplicando (indirectamente) los principios generales del derecho. En este caso los principios se
aplican a través de la ley o de la costumbre. Cfr. también D`ORS, A.,"Para una interpretación realista del
art. 6º del Código Civil Español", en Studi in onore di Emilio Betti, vol.I, Giuffrè, Milano 1962, p.121.
También en ESSER, J., Grundsatz und Norm in der richterlichen Fortbildung des Privatrechts, (1956).
Ed. castellana Principio y norma en la elaboración jurisprudencial del derecho privado, ed., Bosch,
Barcelona 1961, pp.309 y sig. En el mismo sentido cfr. PUIG BRUTAU, J.,. Fundamentos de Derecho
Civil, Tomo preliminar, Bosch, Barcelona 1989 (2ª ed), pp. 238 ss.
364 Refiriéndose a la juriprudencia de los tribunales escribía Castán Vázquez: «Es cierto que la
jurisprudencia está cerca de la realidad, pero no se identifica con ella. Tampoco puede agotarse la
realidad en el marco judicial. Las afirmaciónes de que "Derecho judicial es el Derecho" y de que
"Derecho es lo que dicen los tribunales", nos llevarían acaso a no considerar como Derecho las múltiples
manifestaciones de la vida jurídica que no concluyesen en una sentencia». CASTÁN VAZQUEZ, J.Mª.,
"Las teorías realistas del Derecho" en Estudios de Derecho Público y Privado, ofrecidas al profesor
Serrano, T.II, p.77
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efectivo para casos futuros, por la simple autoridad del Tribunal del que proceden. Cfr. ORRÙ, G.,
Richterrecht, Giuffrè, Milano 1983, p.105
367 Como es lógico, después de la Constitución Española y de la incorporación a la Unión Europea,
cuando se habla de Jurisprudencia hay que matizar si se trata de la del Tribunal Supremo, de la del
Tribunal Constitucional o de la del Tribunal de Luxemburgo. No sólo eso, sino que el tema se complicó
con la reforma de la LEC de 6-agosto-84, que en el apartado 5º de su art. 1962 admite el recurso de
casación por infracción de la "jurisprudencia", sin matizar a cuál se refiere.
368Cfr. MAURY, J., Observation sur la jurisprudence et tant que source de droit", en Etudes offertes a
Georges Ripert, T. I, París, 1950 pp. 28 y sig.
369 El sistema del precedente en el derecho del common law se hace obligatorio a partir de las Judicature
Acts de 1873-1875. Antes sólo se seguía el precedente en cuanto se cosideraba que recogía la costumbre
del lugar o el derecho común.
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únicamente una parte del derecho de juristas.370 En ocasiones, para referirse a ella,
utiliza la expresión "derecho profesoral", como por otra parte hace también
Koschaker371
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372 LLV., Saggio, p.473. Lombardi Vallauri dedica la última parte del capítulo III del Saggio a la
sociología del derecho jurisprudencial. Los autores que más han estudiado la sociología del derecho
jurisprudencial son -a juicio de Lombardi- Koschaker, especialmente en su obra Europa und das
römische Recht, Munich, 1947, y Max Weber en Wirtschaft und Gesellschaft, (1925) en la parte II, cap.
VII. El primero ha indagado sobre los "factores internos" de la formación y transformación del derecho
jurisprudencial. El segundo pone en relación las "cualidades formales" del derecho con los tipos de poder
y los modelos de organización económica, es decir, resalta más los "factores externos". Por otra parte, la
obra de Wolfgang Kunkel, Herkunft und soziale Stellung der römischen Juristen (Origen y posición
social de los juristas romanos, Graz, 1952) constituye uno de los mejores estudios sociológicos del
derecho jurisprudencial de la época romana clásica. José Iturmendi la califica como «una de las
principales aportaciones al conocimiento individualizado del papel de los juristas, su contribución
particular al desarrollo de la jurisprudencia, analizando junto a determinados aspectos de su biografía, la
evolución social y la estratificación en clases de la jurisprudencia romana clásica», y la contrapone al
célebre estudio de Fritz Schulz Prinzipien des römischen Rechts (Principios de Derecho Romano,
Munchen-Leipzig, 1934), donde considera a los juristas romanos en "bloques" según las diversas etapas
de la jurisprudencia romana, como personas fungibles. Asimismo, el profesor italiano Aldo Schiavone, en
"El jurista" (en el volumen colectivo dirigido por Andrea Giardina, bajo el título L´uomo romano, Gius,
Laterza & Figli Spa. Roma, Bari, 1981). analiza las distintas vicisitudes sociológicas del grupos al que
pertenecían los juristas romanos, donde diferencia cuatro modalidades o tipos de juristas: el sacerdote
sabio de la roma arcaica; el jurista del periodo republicano como notable-sabio, artistócrata republicano
cuya competencia para emitir responsa tendría la manifestación de privilegio aristocrático; el jurista
como técnico-especialista de su doctrina, consejero y hasta, en su caso, amigo del príncipe; y el jurista
como funcionario de una verdadera máquina burocrática y centralizadora, como fue la constituida a
finales del s.II. d.C. por la administración imperial. Sobre la relación de estos estudios, y una exposición
crítica cf. ITURMENDI MORALES, J., "Acerca de Rudolf Von Ihering y el sistema de los juristas
romanos", en Anuario de la Facultad de Derecho, Universidad de Extremadura, vol. 11, 1993,
especialmente las pp. 444-475
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más bien se presta a ser objeto de atención por parte de algunos juristas
heterodoxos y minoritarios o por los históricos del derecho».373
La historia verifica la regla según la cual siempre que la organización del poder
ha ido asumiendo un tono cada vez más autoritario, el poder de la jurisprudencia ha ido
disminuyendo en la misma proporción.376
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Favorable al a formación del derecho de juristas es una sociedad pluralista en cuanto a los
centros de poder e ideológicamente homogénea
«Tales como las sociedades en las que el poder económico esté separado
del político; o el poder político esté fragmentado en autonomías; o el poder
económico esté muchas manos; o el poder religioso y el poder político
concurran, dentro de límites claramente establecidos, en la regulación de la
convivencia; tales todavía como los Estados en paz respecto a los Estados
en guerra (el estado de guerra, en que se unifican los poderes militares y
civiles y en general todos los poderes, es la negación más extrema del
derecho jurisprudencial e interindividual en general); tal como la sociedad
internacional, e così vía».378
Lombardi Vallauri no quiere decir con esto que una sociedad con el poder
centralizado carezca completamente de derecho jurisprudencial. Simplemente que las
sociedades pluralistas lo favorecen.
377 BOBBIO, N., voz Consuetudine (teoria generale), en Enciclopledia del diritto, 1961, p.441
378 LLV., Saggio, p. 480
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regulación que las nuevas situaciones reclaman; y posteriormente, una vez promulgada
la legislación especial, la jurisprudencia actúa coordinándola, interpretándola y
salvando las antinomias que las leyes contienen.
Por último, influye sobre la configuración del derecho de juristas el tránsito del
Estado de derecho al Estado social de derecho. Tanto Orrù como Lombardi Vallauri
conciben la labor del juez como una labor promocional, en el sentido que el juez debe
intervenir positivamente en las relaciones sociales, promoviendo una justicia material
en las relaciones jurídicas.
390 GADAMER, H., Il problema della coscienza storica, p.90 ss, cit. Orrù en "Criteri extralegali di
integrazione del diritto positivo nella dottrina tedesca contemporanea", en JUS, fasc. III-IV (1977),
p.472
391 Cf. II.7.3 (Sobre la revisión del iter de formación de los juristas).
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El jurista no cambia el orden social, sino que mantiene el statu quo establecido.
La jurisprudencia sólo se ha limitado a denunciar los desequilibrios entre los usuarios
del derecho. La lucha política por la justicia -considera Lombardi Vallauri- no es tanto
la lucha por la extensión del derecho privado, sino por su extensión a un mayor número
de usurarios. El derecho privado no ha mejorado mucho desde los romanos. Lo que sí
ha mejorado es el acceso de los hombres a la utilización del derecho (como propietario,
acreedor, testador, etc.). Esta extensión de capacidad jurídica y de obrar ha sido fruto de
la ley. Ha faltado -afirma nuestro autor- una jurisprudencia distributiva.395
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La función jurisprudencial como determinación del mejor derecho posible garantiza más la
justicia que la mera aplicación "mecánica" de la ley
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Desconfianza del positivismo legalista frente al derecho de juristas. El legalismo como opción
política
400 En estes sentido afirma Orrù: «Tra i rappresentanti della giurisprudenza improntata al positivismo
legalistico c´è tuttavia chi, intravedendo il pericolo di incertezza del diritto derivante dall´intervento di
elementi extralegali nell´intrepretazione-applicazione della legge, auspica un ritorno al formanlismo
interpretativo vechia maniera (zurüruk zur juristischen Methode!). In tal caso si vedrebbe nella tesi della
politicità della giurisprudenza non solo un motivo di crisi dell`amministrazione della guistizia, con
conseguente perdita di evidenza e di calcolabilità del diritto, ma addirittura una temibile degenerazione
antidemocratica del sistema politico nel suo complesso, per lo slittamento di competenze dal legislativo
al giudiciario, con il passaggio dal "Gesetzesstaat" al "Richterstaat", fino ad arrivare ad un vero e
propio "dispotismo" giudiciale, che distruggerebbe le qualità formali e razionali del diritto e porterebbe
(citando a Forsthoff) allo "spossessamento della scienza giuridica nell´ambito della Constituzione"».
ORRÙ, G., Richterrecht, op. cit. p.14
401 Se ha reprochado al derecho de juristas el no contribuir a la estrategia unificadora del Estado, pero
entonces el saber jurídico «no sería, como debe, reflejo estricto de las condiciones sociológicas de
ordenación justa en libertad», «la realidad rebasa las conexiones lógico-formales de la consideración
sistemática del Derecho. Aparecen problemas cuya inclusión sistemática resulta difícil, pero se trata
indudablemente de problemas jurídicos que requieren tratamiento y solución jurídicos. Entonces hay que
acudir a interpretar y acomodar el sistema, ampliando o restringiendo algunos de de sus perfiles
lógico-formales. No sólo el sistema, sino la propia realidad han de ser intepretadas. Y el criterio de tal
búsqueda será el del resultado de justicia que se debería obtener, sin encerrarse, por tanto, en el círculo
sistemático, sino saliendo a buscar cualesquiera recursos válidos para conseguir la justicia en el caso
debatido», ITURMENDI MORALES, J., "Una aproximación a los problemas del método jurídico
desde la filosofía del derecho", en Homenaje a Legáz Lacambra, Facultad de Derecho de la Universidad
Complutense y C.E.C, Madrid 1983, p.573, p.573
402 HOBBES, Leviathan, I, 13
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Por último, está la certeza como cognoscibilidad del contenido de la norma, «o,
mejor y más comprehensivamente -escribe Lombardi Vallauri-: como cognoscibilidad
de la situación jurídica individual (y por tanto previsibilidad de la norma jurisdiccional
individual) sobre la base de la norma general».403La norma jurisprudencial me facilita
más la previsión de la norma individual, porque la jurisprudencia está siempre "al filo
de la calle", si se me permite hablar así. Aunque la norma más cierta es una síntesis de
derecho legal y de derecho jurisprudencial. Lo ideal -considera Lombardi Vallauri- es
un derecho legal producido con la intervención de juristas y respaldado por un corpus
de precedentes jurisdiccionales y jurisprudenciales y por un repertorio de principios de
factura jurisprudencial.404
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El profesor italiano expone los motivos de fondo por los cuales los jueces, los
abogados y los particulares conceden tanta importancia a la certeza del derecho:
En el caso de los jueces la certeza del derecho es reivindicada muchas veces para
descargar su sentido de responsabilidad. Desde esta perspectiva, ellos -dicen- no hacen
más que aplicar la ley, como podría hacer cualquier otro.
Los abogados han sido todavía mejores defensores del legalismo. Esta actitud en
defensa del legalismo se justifica porque, por una parte, se hacían indispensables en los
procesos (son los "expertos" en leyes), pues en justicia y equidad todos tienen algo que
decir; por otra parte, el legalismo les sirve de tapadera para maniobras ocultas.
lo proyectado por la ley. La jurisprudencia ofrece un amplio archivo de precisiones aclaratorias que la
generalidad de la ley no puede proporcionar. Cfr. SOTO NIETO, F., Cuestiones jurídicas
(jurisprudencia creadora) I, Montecorvo, Madrid 1976
405 LLV., Saggio, p.594-595
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Considerar como normas jurídicas las opiniones autorizadas de los juristas puede
parecer que disminuye la seguridad jurídica, al aumentar la extensión del derecho
positivo con inciertos límites. Pero, dada la polisemia e indeterminación de la mayor
parte de las normas legales, a falta de normas jurisprudenciales, se tendría «una
equivalencia de todas las interpretaciones posibles y por tanto un grave estado de
anomia, que precisamente el derecho jurisprudencial reduce».408
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El control que ejercen los Tribunales superiores sobre los inferiores no es sólo legal, sino
también político
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igual, no sólo controla que los demás tribunales respeten la ley en sus sentencias, sino
que también marca la pauta de la línea interpretativa que deben seguir. Esta afirmación
contradice abiertamente un postulado fundamental de la relación entre los distintos
órganos judiciales: la Corte de Casación, en principio, sólo tiene competencia de control
lógico-científico de las decisiones de tribunales inferiores; teóricamente no está por
encima de los demás: todos, incluida la misma Corte, están a un mismo nivel, y lo único
a lo que se someten en su actuación es al imperio de la ley.
411 «Nell´attuale sistema democratico parlamentare -escribe Orrú- più che una netta distinzione fra
legislativo e guidiziario, è osservabile una certa continuità di funzioni, un'attiva e ordinata collaborazioe
tra i due poteri. Il potere gudiziario, né del tutto subordinato né semplicemente contrapposto al potere
legislativo, constituisce di quest'ultimo un aspetto complementare indispensabile», ORRÚ, G.,
Richterrecht, Giuffrè', Milano 1983, p.l16
412 En este sentido se manifiesta la obra de ÁLVAREZ VILGARAY, R., "Las mutuas influencias entre
la legislación y la jurisprudencia", en el libro homenaje a Roca Sastre, vol.I, Junta de Decanos de los
Colegios notariales, 1976, espec. pp.829 y 831
413 LLV., Saggio sul Diritto Giurisprudenziale, Giuffrè, Milano 1967, (reed. 1975), p.567
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Esta consideración no es sólo histórica, sino una perenne necesidad del jurista
que quiera hacer jurisprudencia positiva, y no mera profecía o simple testimonio. La
práctica del diálogo, de la apertura a otras perspectivas, no limitándose a la
estrictamente legal ni, en el otro extremo, a la propia escala de valores, es necesaria
para poder realizar con eficacia y justicia (los dos términos son fundamentales) el
derecho del caso.417
414 LLV., Saggio sul Diritto Giurisprudenziale, Giuffrè, Milano 1967, (reed. 1975), p.567
415 Este punto enlaza con II.3.1 (especialmente cuando se trata la jurisprudencia como "cuarto poder").
416 LLV., Saggio , p.558
417 Cfr. LLV., Saggio , p.559; Sobre la "ley del diálogo", Lombardi se remite a CALOGERO, G., Logo
e dialogo. Saggio sullo spirito critico e sulla libertà di coscienza (1950)
418 Cfr. LLV., Corso, p. 365 y sig. LLV., Saggio, p.554 (Jurisprudencia y lógica del razonable).
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419 En realidad no se trata de ninguna innovación del profesor de Florencia, sino de retomar una corriente
lógica (o metodológica) que ya estaba presente en la dialéctica de Aristóteles, y que ha vuelto a surgir
con nueva fuerza en Europa tras la segunda guerra mundial: la hermeneútica filosófica de Gadamer, la
tópica de Viewg, la tópica hermeneútica de Müler, la controversia de Giuliani, la argumentación
jurídicamente razonable de Kriele, la lógica del razonable de Recaséns Siches, la lógica de la elección de
Gottlieb, etc. Un reciente crítico de esta corriente, que ha estudiado a los autores citados es HABA, E.P.,
"Formes de rationalitè en droit", en Archives de philosophie du droit, 1978, p.275 y sig. Y, en general, la
mayoría de los autores alemanes posteriores a la segunda guerra mundial que tratan el tema de la
jurisprudencia, consideran que «la decisión judicial no es el resultado de una deducción lógica a partir de
una norma legal dada, sino el resultado de una argumentación dialéctica, en la que prevalece la lógica de
lo razonable». «La decisión judicial es de hecho el producto de toda una serie de argumentos pro y
contra. La norma legal sirve tan sólo de hipótesis de trabajo». Así concluye Orrù su tesis sobre la
"metajurisprudencia" alemana posterior a la segunda guerra mundial. ORRÙ, G., "Criteri extralegali di
integrazione del diritto positivo nella dottrina tedesca contemporanea", en JUS, fasc. III-IV (1977),
p.392
420 En este sentido es interesante la consideración de Ost: «Sea cual fuere el contenido material de las
soluciones que impone, el Derecho es ante todo un procedimiento de discusión razonable, un modo de
solución de conflictos equitativo y contradictorio. (...) La primera garantía de legitimidad reside en el
respeto a las condiciones de la discusión sin coacción. (...) El procedimiento jurídico, parlamentario y
judicial, traza (en sentido propio y también figurado) el espacio de la controversia; ella asegura la puesta
en escena o la formulación de la contestación, de la disidencia, de la defensa. Vuelve visible la división
social y propone vías argumentativas para hacerla negociable. Tal es, seguramente, el mérito esencial y la
radical originalidad de la democracia. Tal es también la virtud de la intervención del juez en el conflicto.
Más que el mérito intrínseco de la decisión que sería llevado a tomar, es la interposición que opera en el
corazón de una relación de fuerza lo que constituye su legitimidad. Es la triangulación misma la que es
legítima: esta digresión, por mínima que sea, esta ligera separación que se impone entre una voluntad y su
realización. Esta mediación tan débil y formal como aparece, constriñe a las partes en el proceso a "decir"
su situación, a verbalizar su pretensión, a justificar en el lenguaje común y también en forma jurídica su
comportamiento y su "buen derecho". Haciendo esto, están ahí, frente a frente, constreñidas a tomar los
caminos de la discusión racional», «el procedimiento es precisamente la institucionalización de la
prudencia, la instauración de una tregua, el tiempo de la reflexión» OST, F., "Júpiter, Hércules y Hermes:
tres modelos de juez", en Doxa, nº 14, 1993, pp. 190-191 y 193
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sentido estricto) es como un tejido: que, aún compuesto por hilos sutiles, el conjunto es
mucho más resistente que cada una de las fibras que lo componen.421
421 «Il carattere specifico che distingue l`argomentazione dalla dimostrazione -escribe Lombardi- e al
tempo stesso ne giusitifica il valore non solo persuasivo rispetto a un`uditorio casuale (di cui si contenta
la retorica), ma anche veritativo, è per me la sua complessità, la sua multiformità e multidimensionalità,
la sua struttura "convergenziale" se così può dirsi, in opposizione alla "linearità" semplice del
ragionamento dimostrativo. Un esempio classico è dato, secondo la celebre analisi di Newman in A
grammar of assent, dall′apologetica cristiana, costituita da argomenti (i miracoli, le profezie, la
Risurezione, la teologia naturale, la convenienza della dottrina con le morali e ascesi umane più elevate,
la santità della Chiesa, la sua coerenza dogmatica e la sua durevolezza nel tempo, la rispondenza della
speranza cristiana ai bisogni più profondi dell`uomo) ognuno dei quali potrebbe non essere
rigorosamente cogente, ma il cui insieme, la cui convergenza sollecita fortemente (e comunque rende
ragionevole) l`asenso». LLV., Corso, p.372
422 Entre los tipos de argumentos que se pueden esgrimir para justificar una decisión jurisprudencial (ya
sea del juez o de cualquier otro jurista) podríamos distinguir, sin hacer una clasificación exhaustiva, los
siguientes: 1º) Los criterios expresamente contenidos en la ley (en todo texto legal, desde la Constitución
hasta cualquier disposición municipal) y en la costumbre con fuerza de ley. Estos argumentos son, sin
duda, los de mayor peso. 2º) Los criterios tácitamente contenidos en la ley, obtenidos por analogía y otros
instrumentos de la lógica jurídica, como el argumento a contrario (la inclusión de un caso supone la
exclusión de los demás), el argumento a maiore ad minus, también llamado a fortiori (quien puede lo
más puede lo menos, o, dicho con otras palabras, si en tal caso se da tal consecuencia, con mayor razón se
tendrá que dar esa consecuencia en este otro caso); o a minore ad maius (quien no puede lo menos
tampoco puede lo más), etc. 3º) La jurisprudencia sobre casos semejantes, con especial relevancia la del
Tribunal Supremo. Es frecuente que los criterios tácitamente contenidos en la ley estén expresamente
recogidos por la jurisprudencia. 4º) Argumentos y premisas que pertenecen a la elaboración doctrinal del
derecho. El valor de la Doctrina, como es natural, depende de su autoridad, es decir, de la aceptación que
tenga entre los expertos del derecho. Por otra parte, es frecuente que la jurisprudencia plasme soluciones
que han sido propuestas antes por la Doctrina. 5º) Argumentos de orden práctico según las circunstancias
del caso. 6º) Argumentos de carácter histórico, como por ejemplo, alegar «que una determinada materia,
una institución o un concreto problema jurídico se encontraba regulado y resuelto de un determinado
modo en el Derecho histórico, verbigracia, en las leyes romanas, en las leyes de Toro o en el Proyecto de
1851». 7º) Argumentos que manifiestan la regulación de problemas semejantes en otras legislaciones. 8º)
Argumentos de carácter psicológico, sobre el estado de alguna de las partes. 9º) Argumentos que se
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utilizan en vista de la personalidad del juez, teniendo en cuenta su filosofía de la vida, su forma de
enfocar determinados problemas, manifestada en el ejercicio de su profesión, quizá también en
publicaciones o en otros medios de comunicación, incluso en sus relaciones sociales (piénsese por
ejemplo en el juez de un distrito reducido de pocos habitantes). 10º) Argumentos que podríamos calificar
como "de las buenas maneras en la práctica forense", como la redacción de los escritos por parte de los
abogados con estilo claro y directo, manifestando primero las motivaciones de mayor peso. Asimismo es
importante la corrección y elocuencia de las intervenciones orales. Incluso, el mismo aspecto externo de
las partes es también otro detalle que puede influir en la motivación (no explícita, por supuesto) del juez.
Es frecuente que la forma de manifestar un argumento, su brillantez, impresione más sobre jueces noveles
o menos inteligentes, que sobre magistrados más expertos. Otra cosa es que el juez pueda apreciar, a
través de las formas o maneras de expresarse una de las partes, algunos datos relevantes para su decisión
(como, por ejemplo, un temperamento muy agresivo). Todo esto hay que cuidarlo de una manera especial
cuando se interviene ante un Jurado, fácilmente impresionable. 11º) Argumentos de carácter sociológico,
como cuando se aduce que determinada conducta es práctica común en el lugar y que hasta ahora no
había sido sancionada (suponiendo que no ha habido ningún cambio legislativo). Es preciso advertir que
todos estos argumentos están relacionados entre sí: p.ej. en muchas ocasiones no es fácil averiguar si
estamos ante una aplicación analógica o ante una interpretación extensiva porque la norma en cuestión
puede encuadrarse en marcos institucionales diferentes según el problema que se plantee; tampoco se
puede hacer una distinción clara entre jurisprudencia e interpretación analógica, porque lo más frecuente
es que se alegue la jurisprudencia para invocar la aplicación analógica de una norma. Este elenco, no
exhaustivo, manifiesta cómo efectivamente la argumentación jurídica (explícita o implícita) tiene en
consideración un conjunto de argumentos muy heterogéneos entre sí, conjunto difícilmente inventariable.
Un estudio de los modos o formas de los razonamientos jurídicos y de sus reglas de inferencia podría
hacerse examinando los escritos de los abogados, las sentencias judiciales y los trabajos de carácter
doctrinal o científico, pero lo que ciertamente más enseña es la experiencia.
423«Si capisce facilmente -escribe el insigne filósofo y teólogo salesiano Franco Amerio- come
l′autorevolezza del teste dovendo fornire al mio credere quella ragionevolezza che l`asserto da solo non
può conferirgli (per il manco di evidenza intrinseca), tale autorevolezza debba essere tanto più forte,
tanto più piena e indiscutibile, quanto maggiore è il manco di evidenza intrinseca; sicchè là dove -come
nei misteri- questa mancanza é spinta al limite, appena al di qua dell′assurdo (di fronte al quale nessuna
potenza di autortà può rendere giustificato e ragionevole l`assenso), il peso dell`autorità richiesta per
supplire a quella manchevolezza debba essere spinto al limite, debba essere massimo. E infatti quello
stesso della parola divina, è l`autorità di Dio stesso nel teste storico Gesù Cristo. Ma insieme si capisce
anche che, parallelamente al peso dell`autorità, cresce anche, nell′atto di credere, l′impegno della mia
libertà che rende omaggio al teste: più l`oggetto propostimi da un teste è difficile da accettare e tanto più
fiducia dovrò avere nel teste per accettarlo. Quando l`oggetto è un mistero, massima è la fiducia che io,
col mio credere, esprimo nel teste divino. Se si potesse usare una terminologia matematica in argomenti
cosí lantani dal campo matematico, si potrebbe dire che crescono in proporzione diretta il manco di
evidenza intrinseca, il peso dell`autorità, l`impegno della libertà; e che questi tre elementi sono massimi
nella fede cristiana. Si capisce allora che all′atto di fede non si giunge col solo uso del ragionamento, sia
filosofico sia storico. Questo garantisce la ragionevolezza del credere e può portare, come dicono, al
gidizio di credibilità (è ragionevole credere) e di credentità (si deve credere), ma non può portare
all`atto del credere (io credo), se non attraverso la mediazione della libera volontà (io voglio credere)».
AMERIO, F., La dottrina della fede, Ares, Milano 1987 (la 1ª ed. es de 1971), p.552
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Empezando por el nivel valorativo, Lombardi explica que la tabla de valores que
inspira la actuación de las personas no es el resultado de un proceso lógico-deductivo:
«Para encontrar el mejor derecho posible, la jurisprudencia debe ante todo fundarse
sobre una (posiblemente crítica y meditada, esto es filosófica) visión del mundo de la
cual nacen las premisas para unos concretos juicios de valor; esta visión del mundo,
incluyendo el reconocimiento de valores últimos (...) no puede por definición ser el
resultado de un proceso deductivo».
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La defensa del carácter argumentativo del razonamiento jurídico previene caer en el más puro
irracionalismo
425 En en un sentido semejante, son esclarecedoras las consideraciones de Massini: «Pero además del
diálogo entablado con los abogados, el juez tiene como interlocutores a los magistrados que fallaron antes
que él, en casos similares; el recurso a la jurisprudencia [como resultado] permite un diálogo intemporal
entre todos aquéllos que tuvieron entre sus manos la responsabilidad de decidir situaciones semejantes.
La riqueza y la virtualidad de este diálogo son enormes, ya que a raíz de la variabilidad y contingencia de
las cosas humanas, el único modo de lograr cierta seguridad en los juicios consiste en el recurso al
pasado, extrayendo pautas y parámetros de decisión de la experiencia que sólo el pasado puede darnos.
Ha escrito a este respecto Sto. Tomás que "la prudencia, como se ha dicho, trata de las acciones
contingentes. En éstas no puede el hombre regirse por la verdad absoluta y necesaria, sino por lo que
sucede comúnmente (...). Mas la experiencia enseña cuál es la verdad en los hechos contingentes (S.T.
II-II, q.49, a.1). (...) Por ello, no habrá ningún buen juez, ni abogado, que no tenga trato cotidiano con los
repertorios de jurisprudencia: sólo de allí podrán salir determinaciones, las pautas particulares, que
circunscriban las posibles soluciones del caso, evitando el desamparo de la indeterminación y la
generalidad de la norma. Como bien dijera un pensador político francés: "el pasado sólo vale cuando sus
éxitos son modelos y sus fracasos, lecciones». Más adelante añade «La deliberación, el intercambio de
pareceres y puntos de vista acerca de las consecuencias futuras, tiende a disminuir este carácter aleatorio;
una deliberación bien llevada, con rigor y seriedad, considerando la mayor parte de las variables posibles,
conducirá, probablemente, a consecuencias felices. Pero jamás se logrará esa certeza absoluta en las
cosas futuras, que ha sido una de las tentaciones del hombre a lo largo de su historia. Ni el dogmatismo
legalista, ni el deductivismo judicial, han logrado su intento de eliminar la contingencia del mundo del
derecho; lo que corresponde, por lo tanto, es asumirla, con la convicción de que el único camino para
reducirla y delimitarla consiste en la correcta deliberación sobre las cosas humanas». «En la misma
medida en que el saber se va acercando a la praxis, que se realiza siempre en los actos singulares, va
disminuyendo la certeza de sus juicios. Por ello, como afirma Sto. Tomás, es necesario contentarse con
una "certeza" sólo probable, con un juicio, aunque inseguro, razonable, sin que pueda alcanzarse, en la
gran mayoría de los casos, una certeza como la que se logra en el ámbito de las ciencias naturales o
matemáticas. En el nivel de las decisiones concretas, que es el que en última instancia importa en el orden
de la praxis, existe siempre un rastro de duda, de incertidumbre, de riesgo de error, que otorga a las
decisiones humanas en ese ámbito un carácter angustioso, un cierto temblor, que ha sido ampliamente
estudiado por varios filósofos contemporáneos», MASSINI CORREAS, C. I., La prudencia jurídica,
introducción a la gnoseología del derecho (prólogo de G. Kalinowski), Abeledo-Perrot, Buenos Aires
1983, p.60 y 61; 71; 174-175 (donde cita la obra de WUST, P., Incertidumbre y riesgo, Rialp, Madrid
1955)
426 La verdad que el juez sentencia «no es pues la verdad, sino pro veritate habetur, como enseña una
sabiduría que se parece a la resignación», COTTA, S., Quidquid latet apparebit: le problème de la vértié
du jugement, "Archivio di Filosofia", 1988 (1-3), pp.398 y 402. En el mismo sentido P. Recoeur afirma
que «el discurso de la justicia ilustra de maravilla el lugar de la argumentación, a medio camino -a justa
distancia- entre la prueba que costriñe intelectualmente, como en las matemáticas, y el uso sofístico del
lenguaje»; «la argumentación jurídica no está condenada al sofisma», sino que es «un discurso que, a
falta de probar, intenta al menos convencer, sin reducirse a complacer». Su "estatuto epistemológico" es
el de «la lógica de lo probable, mediante la que Aristóteles definía la dialéctica y la vinculaba con la
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La determinación del mejor derecho posible como constante en todo el proceso jurídico
Los requisitos del "mejor" y del "posible" son ambos esenciales para la
jurisprudencia. El "mejor" comprende por un lado a la justicia o los valores culturales
(éticos, políticos, económicos, etc), y por otro abarca también específicos valores
técnico jurídicos como la claridad, la precisión, la suficiencia, la coherencia, la
practicabilidad. El requisito del "posible", que opera como límite de la primera
exigencia, comprende por un lado límites jurídico formales (respeto por la legalidad
retórica, o el arte de usar argumentos probables en el uso público de la palabra». P. RICOEUR, "Lo
justo entre lo legal y lo bueno", en Amor y justicia, Caparrós, Madrid 1993; cit. por OLLERO, A.,
¿Tiene razón el derecho?, Publicaciones del Congreso de los Diputados (monografías), Madrid 1996,
p.415 y 416, n.5.
427 LLV., Saggio, p.522
428 LLV., Saggio, p. 531
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El jurista, según Lombardi Vallauri, debe ser capaz de fundar sobre una base
filosófica profunda la solución más justa del caso, o por lo menos, de representarse la
solución ideal del conflicto que se le presenta. Luego deberá intentar fundar su criterio
con los instrumentos del derecho positivo, procurando que la solución adoptada se
asemeje lo más posible a la que él se representó como ideal. Para ello es necesario que
el jurista tenga una formación filosófica profunda, que le aporte los argumentos
necesarios para fundar juicios de valor de manera convincente.
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Pero Lombardi, como ya hemos tenido ocasión de ver, es consciente de que todo
jurista desempeña una función política (creativa) insoslayable, porque el derecho no es
un producto que le venga enteramente dado, sino unas indicaciones lagunosas e
incompletas que, aunque debe respetar, puede completar del modo que quiera,
realizando una verdadera actividad política. Por ello ningún jurista puede desentenderse
de cuestiones de fondo, del problema de los valores, en definitiva, del fin del derecho:
No sin cierta ironía, Vallet de Goytisolo escribía que cuando los juristas pierden
el sentido de los fines del derecho, se dedican a la dogmática (en sentido peyorativo del
término).437 Y es precisamente lo que sucede cuando se separan los valores de la ciencia
jurídica, como ha ocurrido con el positivismo legalista del siglo pasado y del presente.
435«Una ciencia -afirma Kelsen- debe describir su propio objeto tal cual es efectivamente, y no debe
prescribir cómo debería o no debería ser sobre la base de algunos juicios de valor específicos. Esto último
es un problema político y, como tal, corresponde al acto de gobierno una actividad que se ocupa de los
valores y no es objeto de la ciencia, que se ocupa de la realidad». Para Kelsen el calificativo de "pura"
quiere decir antiideológica. El derecho «no constituye sino un medio específico, un aparato coactivo que,
en sí mismo considerado, carece de todo valor ético o político». KELSEN, H., La teoría pura del
derecho, (trad. castellana de Legaz Lacambra), Ed. Revista de Derecho Privado, Madrid 1933
436 LLV., "Que cosa una persona colta deve sapere oggi di diritto", Nuova secondaria 3, 15 de
noviembre, 1985, p.15. El profesor italiano, después de subrayar la importancia de la referencia a los
fines, matiza que tan importante es el conocimiento de los institutos jurídicos concretos: «Questo -in
omnibus respice finem- andrebbe fatto non transcurando l´immensa mole di accortezza, di razionalità
specifica accumulata negli istituti del diritto positivo: sarebbe uno scadere nel generico, nel risaputo. Al
contrario, cercando di leggere anche nel minimo dettaglio e trucco tecnico la filigrana del significato:
proprio come la buona critica letteraria non si fa sfuggire il minimo dato storico-culturale,
grammaticale, fonico, ritmico, ma solo per far emergere più nitidamente, più conclusivamente il
significato spirituale ed estetico dell´opera».
437 VALLET DE GOYTISOLO, J., "Los juristas ante las fuentes y los fines del derecho", en "Estudios
de derecho civil" en homenaje a al Dr. Luis Moisset de Espanés, Buenos Aires, Universidad S.R.L.,1980.
Recogido en su libro Metodología jurídica, Civitas, Madrid 1988 p.563. En Roma y en el mundo
medieval, añade Vallet, por el contrario, el mismo concepto de derecho implicaba la enunciación de sus
fines y predeterminaba el significado de sus fuentes (p.580). El derecho romano, enriquecido con las
opiniones de los autores que lo glosaron primero, y que lo comentaron adaptándolo a las nuevas
necesidades, después, se aplicaba como razón escrita, buena razón «non ratione Imperii, sed imperio
rationis», es decir, basando su aplicación en la autoridad intrínseca de los mismos argumentos (p.570).La
presencia de los valores en el interior del derecho era algo fundamental, esencial a su misma definición.
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438 JUNG, E., "Rechtsregel und Rechtsgewissen", en Archiv für die civilistische Praxis, nº 118, 1920,
p.43. cit. por De Castro, en Derecho civil de España, op. cit. p.460.
439 Entrevista con Lombardi en Florencia, 1-XII-1992
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»Una ley óptima por la precisión, por la sutileza de las distinciones, una
ley exactamente inspirada sobre el más perfecto texto de filosofía moral,
podría resultar un instrumento demasiado delicado para incidir sobre la
praxis, y corre el riesgo de ser tristemente falseada. Decirlo es
desconsoloador para un teórico puro, cuyo oficio es la precisión intelectual:
pero la ley debe tener un cierto grado de tosquedad, si se prevé que las
distinciones delicadas serán obtusas o no tenidas en cuenta. Piénsese en la
aplicación que ha tenido la ley sobre el aborto, y en particular de la ley 194,
o de la ley sobre la droga. Si la precisión ética exige que se consienta A y
que se prohiba B, suponiendo que es difícilmente diferenciable de A, y es
previsible que esto se traduzca en una práctica de indiscriminada permisión
o represión tanto de A como de B (...) será necesario quizá prohibir tanto A
como B».443
443 LLV., "Manipolazioni genetiche e diritto", en Iustitia 1982. También publicado en AA.VV.,
Manipolazioni genetica e diritto, Giuffrè, Milano 1986, pp. 3-34. También en Rivista di diritto civile,
1985, pp.1-23; también en Atti del XXXV Convegno nazionale di studio (Roma, 7-9 dic. 1984)
dell´Unione di giuristi Cattolici italiani, Giuffrè, Milano 1985, pp.41-74. Publicado en francés
"Manipulations génétiques et droit", en "Centre de formation profesionnelle de avocats. Bulletin nº 17",
Tolouse 1986. Posteriormente recogido en Terre, cfr. p.168
444 En un sentido similar al de Lombardi, Dimer habla de "realogía" para referirse a la ciencia de las
condiciones de posibilidad de realización del canon ideal. Cfr. DIMER, A., "Para una fundamentación de
un concepto general de ciencia", en La filosofía científica actual en Alemania, Madrid 1971, p.153.
Messner también considera que el jurista que pretende aplicar el mejor derecho pensable -él se refiere al
derecho natural- debe servirse de «los conocimientos bien asentados de las ciencias sociales; de todas sin
excepción, o sea, etnología, antropología, tanto general como social y cultural, las ciencias jurídicas,
políticas y económicas y, además, la sociología como ciencia empírica», MESSNER, J., Sociología
moderna y derecho natural, Herder, Barcelona 1964, p.25. En el caso de Dworkin, la filosofía del derecho
tiene como una de sus funciones esenciales la de clarificar el sentido y alcance de la moral institucional, o
standars morales generales y básicos de la sociedad, a los que recurre el intérprete, especialmente el juez,
ante la insuficiencia de la norma legal. Para Dworkin las teorías filosóficas sobre el derecho contribuyen
a que el jurista pueda suplir las lagunas de la ley, no con su propia ideología, sino acudiendo a esas
pautas doctrinales, fundamentadas racionalmente, que cumplen una función integradora y que garantizan
la seguridad jurídica frente al arbitrio del intérprete ante los vacios de la ley. Para Dworkin la teoria
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Dentro de la sociología para el derecho todas las ciencias, antes o después, están
llamadas a servir. Incluso el mismo derecho positivo es una fuente de conocimientos
sociológicos; por ejemplo, las colecciones de sentencias son como fotografías del estado
de la sociedad, de los conflictos más habituales; las sentencias proyectan su luz
doblemente sobre los casos y sobre el modo de aplicar la norma general invocada.
Además, las mismas leyes pueden ser también una fuente valiosa de información sobre
la sociedad que se aplica. «Hay más sociología en un código, dice Lombardi, que en un
libro de sociología».446
general del derecho no es sólo una teoría descriptiva de la interpretación, sino que entraña modos y
criterios de integración que forman parte del mismo derecho. Es decir, para Dworkin la Ciencia jurídica
tiene por objeto de estudio también su propio producto, si se nos permite hablar así. En este sentido,
Lombardi se adelantó con bastantes años a las afirmaciones de Dworkin. Cfr. DWORKIN, R., Taking
Rights Seriously, Dukworth, London, 2ª ed.1978 ,pp. 81 y sig. (existe traducción castellana de M.
Guastavino, con Prólogo de A. Casamiglia, Ariel, Barcelona 1984) La misma idea en Law´s Empire,
Fontana, London 1986 (existe trad. castellana de C. Ferrari, revisada por E. Abril, Gedisa, Barcelona
1988), pp. 410-411. La misma idea también en A Matter o Principle, Harvard Uninversity Press,
Cambridge (Mass.) and London, 1985, pp. 9 ss. y 119 ss.
445 Donde más claramente se recoge la diferencia entre sociología "del derecho" y "para el derecho" es en
LLV., "Filosofia del diritto per giuristi: linee introduttive", pro manuscripto, sl, sd. En el Saggio no
distingue con claridad estos dos extremos. Al tratar de los criterios sociológicos de integración del
derecho positivo habla de "criterios especiales más próximos al polo de los hechos", donde incluye, un
poco alla rinfusa: las consideraciones de la vida, la valoración de los intereses en juego, la naturaleza de
las cosas, los hechos del derecho, la sociología en cuanto conocimientos factuales relativos a una
sociedad histórica concreta o a la convivencia humana en general, algunos datos de la psicología
individual o colectiva, las leyes de la economía. Cfr. LLV., Saggio, pp. 340-341
446LLV., "Diritto naturale", en Jus, 1987; posteriormente publicado en Digesto IV ed. 1990, coll.9;
también en Persona y Derecho, vol.23, Pamplona 1990, pp.25-63
447 Ejemplos de leyes formalmente válidas pero realmente inefectivas por faltas de adecuación los
valores sociales vigentes: el sistema de matrimonio civil obligatorio de la ley de 17 de junio de 1870; el
antiguo art. 143 del Cciv. sobre el derecho de alimentos de los hijos ilegítimos no naturales, que en
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jurista debe tener los mismos conocimientos que el sociólogo, pero utilizados para los
fines propios del jurista.
Síntesis conclusiva de las relaciones entre filosofía, sociología, técnica jurídica y derecho
positivo
contraste con los legítimos, aquellos sólo tenían derecho a lo necesario para la subsistencia, mientras que
estos tenían derecha a alimentos "según la posición social de la familia" (art. 142).
448 ORRÙ, G., Richterrecht, Giuffrè, Milano 1983, p.399
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Sin embargo, otro autores consideran que la proximidad con el caso real acentúa,
o incluso define, la función jurisprudencial.450 Por eso, consideran que el juez, por su
posición imparcial y porque su interpretación tiene como fin la aplicación inmediata del
derecho, tiene un carácter jurisprudencial mayor. Para estos autores, quien con más
derecho puede llamarse jurisprudente es el juez. Por eso, la ciencia jurídica, al no
449 En este sentido también BETTI, E., en Interpretazione della legge e degli atti guiridici Giuffrè,
Milano 1949 (Versión castellana: Interpretación de la ley y de los actos jurídicos (trad. y prólogo de José
Luis de los Mozos), Ed. Revista de Derecho Privado, Madrid 1975); También en Teoria generale della
interpretazione. vol. 1, Giuffrè, Milano 1955; y en "Di una teoria generale della interpretazione",
Rivista internazionale di Filosofia del Diritto, 1965. pp.236-262. Con alguna diferencia, sobre todo en el
concepto de juridicidad, Massini plantea una visión semejante del proceso jurídico: «En el campo del
derecho, definido anteriormente como "acción, dación u omisión debida a otro en justicia", la función
propia de la prudencia es delimitar el contenido concreto de ese débito, establecer en qué consiste
estrictamente la dación o acción que se debe por una razón de justicia. Esta posición racional o
determinación conceptual del derecho en concreto, puede ser obra de varios sujetos: en primer lugar del
legislador, sea éste unipersonal o colegiado, a quien compete establecer, en general y para la gran
mayoría de los casos posibles, el tipo de conducta que debe ponerse en obra para el logro del bien común;
en segundo lugar, compete a los propios sujetos jurídicos, quienes a partir de los preceptos generales de
la ley, deben determinarse a sí mismos cuál es el obrar debido en justicia en una circunstancia particular;
en tercer lugar corresponde a los asesores jurídicos, del Estado o de los particulares, es decir, a los
abogados, aconsejar a los sujetos jurídicos acerca de aquello en que consiste el derecho -en el sentido de
facultad- o su obligación; por último y de modo más decisivo, corresponde al juez establecer, con
autoridad y de forma definitiva, qué es derecho en una situación controvertida». MASSINI CORREAS,
C.I., La prudencia jurídica, introducción a la gnoseología del derecho (prólogo de G. Kalinowski),
Abeledo-Perrot, Buenos Aires 1983, p.46
450 Para Enrique Lalaguna «el objeto de la interpretación científica es el conocimiento en términos
generales de las normas de derecho vigente, en tanto que el objeto de la interpretación jurisprudencial es
la determinación de las normas aplicables a una situación jurídica singular». LALAGUNA, E.,
Jurisprudencia y fuentes del derecho, Aranzadi. Pamplona, 1969, p.191. En el mismo sentido
MARTÍNEZ DORAL, J.Mª., La estructura del conocimiento iurídico, Eunsa, Pamplona 1963, espec.
pp.73-90
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interpretar el derecho con vistas a su aplicación inmediata, aunque sea ésta la razón
última de toda interpretación, no puede considerarse como verdadera jurisprudencia. Ni
siquiera -añaden tales autores- la interpretación auténtica es más jurisprudencial que la
del juez. De hecho, parte de la doctrina considera que la interpretación auténtica no es
verdadera interpretación.451
El fin común de los profesionales del derecho garantiza la unidad del ordenamiento
Por tanto, para Lombardi Vallauri, el juez, cuando juzga, interviene sólo en un
momento del constante proceso de creación jurídica, en un proceso vinculante y
siempre vinculado.
451 GALLONI, G., La interpretazione della legge, con particolare riguardo ai raporti fra
interpretazione autentica e giurisprudenziale, Giuffrè, Milano 1955, pp 201-202. Sobre las relaciones
entre interpretación auténtica e interpretación jurisprudencial, cf. RONCAGLI, G., L´interpretazione
autentica, Giuffrè, Milano 1954
452 LLV., Saggio, pp.552-553
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El legislador está condicionado por los mismos límites que el jurista-intérprete: necesidad de
una mente jurídica para el legislador, y de una mente política para el jurista
2º) Conocimiento del valor. Las mismas razones sobre la necesaria formación
filosófica del jurista, con más motivo se aplican al legislador.454
453 Cf. II.3.2 (Sobre el proceso de formación de la norma jurisprudencial). En un sentido similar, aunque
sin manifestar la circularidad de la vida del derecho, Andrés Ollero escribe: «El porceso de interpretación
jurídica de la vida social -la valoración de las conductas, hasta ajustarlas posibilitando la convivencia-
comienza ya a prepararse en el debate legislativo». OLLERO, A., ¿Tiene razón el derecho?,
Publicaciones del Congreso de los Diputados (monografías), Madrid 1996, p.488
454 Cf. II.7.3 (Por una revisión del iter de formación de los juristas).
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Así pues, las diferencias entre la función del legislador (elaborar, inventar nuevo
derecho) y la del juez son más de grado que de naturaleza. El derecho "totalmente
libre"... está situado más allá de la misma legislación positiva.
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Esta misma consideración (de la diferencia cuantitativa más que cualitativa entre
el juez y el legislador) nos la encontramos ya en Kelsen, para quien si el legislador
regula los casos en su generalidad mediante la ley, el juez lo hace en su máxima
concreción mediante la sentencia. Ambos están vinculados por la legislación
precedente, pero el legislador mucho menos que el juez.460
Por otra parte, los teóricos del derecho también buscan la formulación del mejor
derecho posible. No es cierto -considera Lombardi Vallauri- que el teórico del derecho
se dedique a la formulación sistemática y a la construcción dogmática, y el práctico sólo
457 SCARPELLI, U., Cos`é il positivismo giuridico, Comunità, Milano 1965, cit. en Saggio, p.547
458 LLV., Saggio, p.547, n.58
459 LLV., Saggio, p.550
460 «La diferencia entre legislación y jurisprudencia es -escribe Kelsen- meramente cuantitativa, no
cualitativa, y consiste tan sólo en que la vinculación material del legislador es mucho menor que la del
juez, de donde resulta que aquél crea derecho con una libertad relativamente mayor que éste. Pero
también el juez crea derecho y posee una relativa libertad en su función», KELSEN, H., La teoría pura
del derecho, trad. de Legaz Lacambra, Ed., Revista de Derecho Privado, Madrid 1933, p.52
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jurisprudencia como función. El requisito del "mejor derecho" significa lo más justo, lo
verdaderamente debido; cosa que el abogado no suele afirmar por entero: los letrados
sólo resaltan aquellos aspectos, verdaderos (habitualmente), que juegan en favor de sus
respectivos clientes, es decir, cada uno, por su parte, se cuida mucho de no iluminan
todo el problema. El juez, por el juego contrapuesto de los argumentos de las partes,
logra contemplar el caso con la luz de la objetividad (habitualmente), que no es otra que
la arrojada por cada uno de los letrados.
En este sentido, se puede decir que si bien los abogados no realizan una función
propiamente jurisprudencial, colaboran grandemente en ella, porque suministran al juez
criterios de autoridad para que, en vista de sus opiniones enfrentadas, de réplicas y
contrarréplicas, fundadas en la ley, el juzgador dictamine lo más acorde con lo previsto
por el ordenamiento y con las exigencias del caso.464
Por otra parte, la labor de los abogados no se agota en sus actuaciones en el foro,
porque también forma parte de su oficio el trabajo de consejero (p.ej. dictámenes a los
particulares, redacción de contratos, tutela en las transacciones extrajudiciales...). El
abogado, con esta labor, contribuye a reforzar las instituciones (habitualmente),
aconsejando el modo de cumplir la ley de la mejor forma posible. Por este motivo, se
puede decir que, en cierta manera, los abogados también crean derecho (normas
particulares) cuando aconsejan y ayudan a concretar la observancia de las normas
generales de acuerdo con sus propios criterios interpretativos.465
464 «Senza la contrapposta opera dei defensori -escribe el abogado Mario Cioffi- il giudice non sarebbe
posto in grado di scernere il vero dal falso ed enucleare dalle norme che sono sottoposte al suo esame o
da quelle che possono essere da lui rinvenute d´ufficio la legge in cui si sostanzia la sentenza. Ecco
dunque, anche qui, la funzione "fondante" o, si se vuole, "costituente" dell´avvocato. Il giudice, in effetti,
ha bisogno delle istanze dell´avvocato, delle domande del citadino filtrate attraverso l´opera del
difensore, per rendersi conto da che parte stia la ragione e da che parte stia il torto», CIOFFI, M.,
"L`avvocato como esperto in strutture di rapporto. La funzione costituente e consulente", Atti del
Convegno di Firenze (19-21 maggio 1989) Le profesione giuridiche come vocazioni. Il giurista avvocato.
en Iustitia, nº3, 1990, p.24
465«L´avvocato -escribe Cioffi- verrà così a porre, a creare un insieme di regole, un proprio
ordinamento, un sistema di relazioni funzionale e auspicabilemente eunomico nei contenuti. In effetti,
quando egli stila cotratti, trattati, accordi, statuti, quando ne esamina, con l´analisi teorica e
l´esperienza pratica le possibili implicazioni pone in essere una attività creativa che, in certo senso e un
poco enfaticamente, potrebbe essere parangonata a quella di un legislatore costituzionale».
«Indubbiamente, nel suo piccolo, l´avvocato costruisce e regola un "potere di governo", è un vero e
proprio demiurgo di regole che disciplineranno le relazioni tra le parti, è un "micro-costituente" di un
micro-ordinamento privato e autonomo nell ambito del potere disposisitvo delle parti», Ibídem, p.23
466 Sobre el papel del notario como creador del derecho afirmaba De Castro que «sus fórmulas son hoy la
fuente más fecunda de jurisprudencia cautelar». DE CASTRO, F., Derecho civil de España, op. cit.,
p.590. En el derecho romano, por el contrario, el consilium de los juristas era un parecer objetivo, era
verdadera jurisprudencia, o mejor dicho, era jurisprudencia completa, porque sus decisiones se
fundamentaban en el principio de la fides bona. En el derecho medieval, en cambio, las alegationes de los
abogados sí eran partidistas. Eran los argumentos que aducían en defensa de sus clientes. Se distinguian
del parecer del consilium (de la mima época) en que éste defendía el derecho, y el otro al cliente a
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7.2.1 Planteamiento
cualquier precio. Cf. LLV., Saggio sul Diritto Giurisprudenziale, Giuffrè, Milano 1967, (reed. 1975),
pp.28; 236 y ss.
467 LLV., Saggio sul Diritto Giurisprudenziale, Giuffrè, Milano 1967, (reed. 1975), p.551. Con la
agudeza que le caracteriza, escribe Ollero en el mismo sentido: «El derecho no es positivo, ni deja de
serlo, como si todo consistiera en la contraposición de un doble mundo de realidad e idealidad, "posición"
y "suposición". El derecho se positiva, en un proceso que arranca de lo jurídico pre-positivo para avanzar
luego, gracias a un discernimiento crítico, que invita a una distinción que es a la vez decisión. Toda tarea
jurídica encierra, en efecto, una dimensión judicial; aunque ésta se atribuya institucionalmente con
peculiar relevancia al juez, estará presente en cualquier otra actividad o conducta referida a derecho»,
OLLERO, A., ¿Tiene razón el derecho?, Publicaciones del Congreso de los Diputados (monografías),
Madrid 1996, p.421
468 OST, F., "Jupiter, Hercules y Hermes: tres modelos de juez", en Doxa, nº 14, 1993, p.181 y 183
469 «All'incirca dal principio degli anni Settanta -escribe Adriano Cavanna- il problema di comprendere
più a fondo la natura del ruolo svolto dal giurista nella vita degli ordinamenti giuspolitici medievali e
moderni si è posto, apparentemente all`improvviso, a polarizzare 1 'attezione della storiografia
giuridica, stimolandone in modo inquietante, ma a quanto pare prometente, l'interesse dell`ala più
giovane, e, diciamo pure, più battagliera. E intorno a questa recente fonte di interesse e di riflessione un
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este nuevo enfoque de las profesiones jurídicas es sin duda alguna Luigi Lombardi
Vallaurí.470
dibattito é ormai aperto: sempre meno circospetto e latente, tale dibattito va divenendo via via più vivace
e più ricco di mordente, creando fin d'ora l'impressione che il tema che lo suscita sia "il problema" per
eccellenza di quest´ultimo non ristagnante decennio di studi storico-giuridici». CAVANNA. A., "II
ruolo del giurista nell´età del Diritto Comune. Un´ocasione di riflessione sull´identità del giurista di
oggi", en Studia et Documenta Historiae et luris XLIV-1978, p.95
470 Junto con las aportaciones de Lombardi Vallauri sobre esta materia, es de justicia mencionar también
a su colaborador Giovani Cosi, cuyo volumen Il giurista perduto, que utilizo ampliamente en este trabajo,
es calificado por nuestro autor como «il più interessante volume sull'avvocatura uscito negli ultimi
anni,(...) nel mettere a punto una proposta di identità nuova per questa antica professione». LLV.,
"Introduzione generale al Convegno su «Le professione guiridiche come vocazioní»", Atti del convegno
di Firenze, 19-21 maggio 1989, en lustitia nº 3 julio- septiembre, 1990, p.l0
471 DE CASTRO Y BRAVO, F., Derecho civil de España, Civitas, Madrid 1984 (editado por vez
primera en 1949), p.491
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472 LLV., Corso di filosofia del Diritto, Cedam, Padova 1981, p.622. Una crítica ya famosa entre
nuestros autores la encontramos en las Instituciones de José Mª Álvarez: «los que se aplican al estudio
del derecho con la mira de defender cualesquiera causas en el foro y hacer ganancias arruinando las
fortunas de los hombres. Estos no deben llamarse abogados ni jurisconsultos, sino buitres togados»,
ÁLVAREZ, J.Mª., Instituciones de Derecho Real de España, Imprenta Repullés, Madrid 2ª ed. 1829, p.9
473LLV, "Introduzione generale al Convegno su «Le professione giuridiche come vocazioni», Atti del
convegno di Firenze, 19-21 maggio 1989, en Iustitia, nº 3, julio-septiembre, 1990, pp.10-11
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Quizá se piense que la profesión de abogado no puede ser de otra manera, que se
trata de una especie de necesaria "prostitución intelectual", de un oficio cuyos
profesionales tienen que vender su ciencia en favor de cualquier causa -por injusta que
sea- que reclame su asistencia, satisfaciendo siempre las pretensiones del cliente. Sin
embargo, la historia demuestra que no siempre ha sido así: en el Codex de Justiniano,
por ejemplo, hay un título (De advocatis diversorum iudicorum) compuesto casi
enteramente por constituciones de los siglos V y VI, entre las cuales hay una del año
469 de León y Antemio que, a diferencia de las otras, no tiene un contenido normativo,
sino simplemente un elogio de los abogados como quizá no se encuentre en ningún
texto con semejante autoridad: «Los abogados -se lee-, con las fuerzas de su defensa,
dirimen litigios de ambiguo desenlace... reparan entuertos, eliminan injusticias, aportan
al género humano no menos que si con batallas y heridas salvaran patria y allegados. De
hecho no consideramos que militen en nuestro imperio sólo aquéllos que lucen espadas,
escudos y corazas, sino también los abogados: así también los defensores de las causas
en las que militan... defienden la esperanza, la vida, la posteridad».476 En Roma la virtud
más importante del abogado era la fidelidad al propio cliente. La opinión pública
romana consideraba un verdadero delito defender negligentemente al asistido.477
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Sobre el papel que ahora ejercen el abogado, escribió Ihering acerca del jurista
romano, que él «era el hombre de confianza de la familia, sin cuyo consejo ninguna
medida se llevaba adelante; a menudo actuaba como negociador e intermediario de los
negocios familiares; en una palabra, tenía una posición semejante a la que a veces ocupa
en nuestros días el confesor en los países católicos.» «Sus buenos oficios prevenían el
daño; los del jurista moderno tienden más bien a repararlo».478
Una propuesta de Lombardi Vallauri: los abogados como pre- o para- jueces
6º-En este caso, o el que rechaza la decisión o todo el colegio o el colegio y las
partes deben (este punto Lombardi todavía no lo tiene muy claro), para que la causa sea
a cambio de una remuneración para obtener el resultado favorable, en detrimento de su propio cliente.
COSI, G., Il giurista perduto, op. cit. p.38
478 IHERING, R.,, Geist des römischen Rechts auf den verchiedenen Stufen seiner Entwicklung. Basel
(Benno Schawe), III, p.106, cit. por Legaz en Introducción a la ciencia del derecho, op cit., p.15 (Legaz
cita por la edición francesa de 1887). En un sentido semejante, refiriéndose al abogado de hoy, escribe
Mario Cioffi «Le "strutture di rapporto" di cui l'avvocato è esperto sono, ovviamente, quelle giuridiche,
sono il diritto stesso, il complesso dei rapporti giuridici. A questa esperienza si aggiunge l 'altra che la
sua particolare situazione di "confessore laico" gli permette di raccogliere nel comprendere gli altri
uomini, nell`assumere su di sé i loro dolori e sentire come sue le loro ambasce». CIOFFI, M.,
"L´avvocato come esperto in strutture di rapporto. La funzione costituente e consulente", en Iustitia, nº
3-1990, p.22
479 LLV., Corso di filosofia del Diritto, Cedam, Padova 1981, p. 624
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admitida en juicio, pagar una cantidad (un forte penale), que podría establecerse en un
porcentaje alto del importe económico presumible de la causa misma. Para todas las
causas (o para determinadas categorías) se establece que, sin previa tramitación del
procedimiento delante de los abogados jueces, y sin pago de la fianza, no se puede
proceder delante de la magistratura ordinaria. La cantidad pagada es a fondo perdido, no
es a cargo de la parte que después pierda la causa. Se trata de un obstáculo a la
litigiosidad ante la magistratura. El dinero va luego a un fondo para los gastos de la
administración de justicia.
9º-A los abogados que no logran cerrar la causa no les corresponde nada por el
intento de arbitraje. Cobran sólo lo que les corresponda por su actuación ante la
magistratura ordinaria.
10º-A los abogado que cierran la causa con satisfacción de las partes,
corresponde una compensación adecuada, quizá en partes iguales (el punto es
revisable).
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Ejemplos de este modelo los tenemos ya en algunos jueces especiales como los
jueces de menores, los de familia, en algunos casos el juez penal, y los jueces de
vigilancia penitenciaria. Lombardi Vallauri considera que en un futuro próximo serán
cada vez más, porque se va extendiendo la convicción de que el jurista debe ser como
un médico, en cierta manera responsable de la reparación de las relaciones humanas
alteradas:
«Mi hipótesis es -escribe nuestro autor- que estas funciones (la de los
jueces especiales), más que ser inferiores o menos nobles porque son
"menos jurídicas", son de mayor valor y tienen más futuro. Es probable, a
mi juicio, que se multipliquen, y no que disminuyan. Y pienso que seria
bueno, sería humanizante, comprometer a todos los jueces, incluido el juez
ordinario, en el seguimiento del caso también después de haberlo "resuelto"
jurídicamente».481
480 LLV, "Introduzione generale al Convegno su «Le professione giuridiche come vocazioni», Atti del
convegno di Firenze, 19-21 maggio 1989, en Iustitia, nº 3, julio-septiembre, 1990, p.11. En el Corso
escribe: «dal punto di vista giuridico oggettivo, al giudice è assegnato un ruolo simile a quello di un
riparatore, che rimette a posto la cosa rotta senza preoccuparsi delle ragioni per cui sie è rotta, delle
condizioni in cui si trovano coloro che 1´hanno rotta o ai quali è stata rotta. Il giudice ricuce Il tessuto
giuridico oggetivamente lacerato. Dal punto di vista umano interpersonale, al giudice è assegnato un
ruolo simile a quello di un medico che dovesse solltanto diagnosticare l´male, "costruirlo" con le
categorie classificatorie della medicina, disinteressandosi della terapia». LLV., Corso, p.624
481 LLV., Corso di filosofia del Diritto, Cedam, Padova 1981, p. 624
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Ante la necesidad de que el jurista reciba una formación mucho más completa,
que no se limite al simple aprendizaje de las leyes, Lombardi Vallauri propone un
nuevo programa de formación para los estudiantes de derecho. En realidad se trata de
una demanda ya iniciada por el "movimiento para la reforma judicial" (Justizreform)
presente en Alemania a comienzos de siglo:
482LLV, "Introduzione generale al Convegno su «Le professione giuridiche come vocazioni», Atti del
convegno di Firenze, 19-21 maggio 1989, en Iustitia, nº 3, julio-septiembre, 1990, p. 12
483 Entre nosotros, Andrés Ollero, escribe: «enfrentarse a las normas, "depurando" los aspectos
fáctico-sociológicos y valorativo-filosóficos de su contenido, equivale a tomar como objeto científico
algo sin contenido», como un vaso vacío. Quien estudia derecho debe saber sociología porque -sigue
Ollero- «el texto legal sólo dice el derecho al fundirse con el contexto real». «El sistema jurídico (como
conjunto de normas) es un sistema radicalmente abierto (...) y cerrar el derecho en las normas legales
equivale a cegarlas». OLLERO, A., "E1 derecho como labor racional: de la ciencia del derecho al saber
juridico", comunicación presentada, en versión alemana, al XV Congreso Mundial de Filosofia,
celebrado en Varna (Bulgaria), septiembre 1973, publicado en OLLERO, A., Interpretación del derecho y
positivismo legalista, Edersa, Madrid 1982, p.25
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484 LLV., Saggio sul Diritto Giurisprudenziale, Giuffrè, Milano 1967, (reed. 1975), p. 239. Aunque con
motivaciones algo diversas, en España también se había hecho sentir la necesidad de que la selección de
los juristas -en este caso de los jueces- no se fundara sólo en su conocimiento de la ley. Huarte señalaba,
ante la imposibilidad de que las leyes regulen todos los problemas que se plantean en el foro, que «el
remedio, pues, que hay para esto, ya que las razones de jurisprudencia carecen de prueba y experiencia,
es elegir hombres de grandes entendimientos para ser jueces y abogados» y «haciendo esta elección
parece que la República quedaría segura de que sus oficiales administraran justicia. Y si los consiente
entrar todos en tropel y sin hacer prueba de ingenio -como ahora se usa- acontecerán siempre las
fealdades que hemos notado». HUARTE DE SAN JUAN, J., Examen de ingenios, (la primera ed. en
Baeza en 1575 aprox., en la Imprenta de Juan Bautista de Montoya), ahora en Espasa Calpe, Madrid 1991
485 «Se il legalismo -escribe Lombardi- porta a trascurare, nell´insegnamento giuridico, gli elementi
filosofici e sociologici, lo stesso legalismo induce a obliterare, nell´insegnamento (liceale ed
universitario) delle discipline filosofiche e sociologiche, 1'aspetto per cui esse sarebbero, anche,
propedeutiche alla giurisprudenza: con discapito di questa e, verosimilmente, anche di quelle», de
aquéllas, precisamente, porque ya no servirían para nada. LLV., Saggio sul Diritto Giurisprudenziale,
Giuffrè, Milano 1967, (reed. 1975), p. 566. Entre nosotros, Iturmendi escribe: «el jurista integral de
nuestros días debe ser un ético-filósofo injertado en un economista-político», ITURMENDI
MORALES, J., "Una aproximación a los problemas del método jurídico desde la filosofía del derecho",
en Homenaje a Legáz Lacambra, Facultad de Derecho de la Universidad Complutense y C.E.C, Madrid
1983, p.572
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486 LLV., Saggio sul Diritto Giurisprudenziale, Giuffrè, Milano 1967, (reed. 1975), p.566
487 OLLERO, A., Qué hacemos con la Universidad, Instituto de Estudios Económicos, Madrid 1985
488 LLV., "Flosofia del diritto per giuristi: linee introducttive", pro manuscripto, sl. sd., p.7
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Son los filósofos del derecho los que deben enseñar a los juristas a ser juristas
filósofos, haciéndoles sentir la necesidad de una "formación humana integral":
Orrù, en la misma línea que Lombardi Vallauri, escribe: «el descubrimiento del
carácter político de la ciencia jurídica motiva el estudio por parte del jurista de las
doctrinas filosófico-políticas, sin las cuales parece difícil aportar justificaciones a las
elecciones de los fines y de los juicios de valor».490 Es por tanto necesario, como dice
Bagolini, que el jurista se haga filosofo, y que el filosofo se haga jurista.491
La rectitud de la voluntad del jurista influye en los valores con los que integra el derecho
489 LLV., "Flosofia del diritto per giuristi: linee introducttive", pro manuscripto, sl. sd., p.7
490 ORRÙ, G., "Criteri extralegali di integrazione del diritto positivo nella dottrina tedesca
contemporanea", en JUS, fasc. III-IV (1977), p.405
491 BAGOLINI, L., "La scelta del metodo nella giurisprudenza", Riv. trim. dir. proc. civ., 1957, II, p.
1061. Entre nosotros, el Decano de la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid,
reivindica un mayor interés no utilitarista en la formación de los universitarios: «cuando con la creciente
marea universal del tecnicismo puro parecen enfrentarse sin remedio una concepción meramente
utilitarista de las enseñanzas que impartimos, entendidas limitadamente como preparatorias para un
adecuado desempeño profesional especializado en la vida activa, con otra que se afana en favorecer el
conocimiento de aquello que es, en apariencia, inútil, movido por el afán de conocer por conocer, de
repensar lo pensado, de satisfacer la curiosidad intelectual sin preocupaciones utilitarias, sin concesiones
a lo consabido, vigilante, perseverando en la inagotable tarea de interrogar al mundo, investigando lo que
al estudioso le interesa aclarar aunque no pueda responder a la pregunta alicorta de para qué, y en cuyo
modelo hay un empeño de reivindicar la enseñanza como educación, es decir, como algo más que mera
instrucción o adiestramiento, en un momento en el que la tantas veces invocada conveniencia de insertar
a la Universidad en su contexto social o de "educar en el ambiente en el que el alumno vive", a veces
supone, especialmente entre nosotros, una indeseable y empobrecedora hipertrofia de lo local y lo
minúsculo, que al subordinar nuestros saberes y nuestra irrenunciable vocación universalista a términos
reducidos y menudos, resulta cuando menos, inquietante en lo que tiene de riesgo de promover las
regresiones tribales». ITURMENDI MORALES, J., "Intervención en la 1ª Sesión de las jornadas
organizadas por el Consejo Social", en Caja España, Madrid (al año de la muerte de Fco Tomás y
Valiente), Madrid 1996, cito del original.
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492 «Ha de ser (el juez) un buen jurista y un conocedor de la realidad social en sus diversos aspectos.
Pero, sobre todo, ha de tener una firmísima formación moral; ha de ser de intachable imparcialidad, guía
y ejemplo en honrar a la Justicia. El respeto que merecen sus fallos se debe más que a la habilidad de sus
considerandos, a la autoridad de su formación intelectual y de su conducta intachable.». DE CASTRO,
F., Derecho civil de España, op. cit. p.495
493 Lombardi, para referirse a los posibles criterios filosóficos de integración del derecho positivo habla
un puchero en el que se cuecen todo tipo de ideas: «minestrone gius-deontologico in cui bollono un
po´insipidamente pasta fagioli patate carote cipolle sedani zucchini fagiolini cavolo prezzemolo quali il
dirtto naturale, la giustizia materiale, i valori, i principi generali del diritto, i diritti dell'uomo (e a volte
degli animali), la dottrina sociale (cattolica e non), le dottrine politiche, la filosofia morale, l´etica
normativa con o senza metaetica, i grossi "ismi" che danno il nome ai partiti politici, la dignità e/o il
pieno sviluppo della persona umana, la panoplia dei criteri "di ceto" natur der Sache, equità, tòpoi, tipi,
standars) che ispirano il (é si desumono dal diritto giurisprudenziale)». LLV., "Filosofia del diritto per
giuristi: linee introduttive", pro manuscripto, sl. sd., p.5
494 LLV., "Abitare pleromaticamente la Terra", presentación a AAVV., Il meritevole di tutela, Giuffrè,
Milano 1990, p.XXVI
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una decisión recta, porque sólo si la tendencia voluntaria está como empapada de
justicia, sólo cuando es constante y perpetua la voluntad de dar a cada uno lo suyo, ésta
moverá a la razón a que dicte una solución conforme a la verdad».495
a) Teoría general del derecho: tiene por objeto la definición del derecho; de
norma jurídica, ordenamiento j., relación j., acción j., proceso j., experiencia jurídica,
derecho subjetivo...; existencia o vigencia del derecho: como valor (iusnaturalismo),
como validez (formalismo), como efectividad (realismo); fuentes.
495 MARTÍNEZ DORAL, JMª., La estructura del conocimiento jurídico, Eunsa, Pamplona 1963,
pp.89-90
496 LLV., "Flosofia del diritto per giuristi: linee introducttive", pro manuscripto, sl. sd., p.3
497 LLV., "Flosofia del diritto per giuristi: linee introducttive", pro manuscripto, sl. sd., p.3
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d) Sociología teórica del derecho: tiene por objeto el estudio de las relaciones en
general entre derecho y sociedad, derecho y formas de sociabilidad, derecho y cultura,
derecho y economía, derecho y política. También incluye en este apartado una eventual
teología del derecho (en sustancia equivalente a+b+c desde una perspectiva cristiana o
más generalmente bíblica;) y una psicología del derecho.
B) Materias que, según Lombardi Vallauri, debe incluir una filosofía del derecho
para juristas:
e) Filosofía para el derecho: tiene por finalidad suministrar los criterios políticos
de integración.498 Ésta es sin duda la materia más delicada porque «el derecho,
especialmente el estatal -escribe Lombardi- se ocupa y puede ocuparse de todo; y se
ocupa basándose en visiones del mundo y/o juicios de valor» muchas veces
contradictorios.499
Se podría hacer con una sola asignatura, impartida el primer año de Universidad,
que tuviera una parte de teoría general (del derecho y de la ciencia jurídica, que
incluiría las materias sub.a y sub.f) y una parte de filosofía (del y para) el derecho (que
498 Se trata -escribe Lombardi- de una «deontologia contenuistica del diritto, nel doppio aspetto di
critica "politica" o comunque valutativa dell´ordinamento giuridico positivo e di proposta
politico-giuridica criticamente fondata, quindi come "diritto naturale" in senso prescrittivo e casistico».
LLV., "Filosofia del diritto per giuristí: linee introdutuve", pro manuscripto, sl. sd., p.5
499 LLV., "Flosofia del diritto per giuristi: linee introducttive", pro manuscripto, sl. sd., p.6
500 En nuestra cultura, la deontología (la expresión "deontología" fue acuñado por Jeremy Bentham en
1814 del griego δεον, participio neutro del impersonal δει, que significa lo obligatorio, lo justo, lo
adecuado, y del griego λογοs, tratado, estudio). Hoy en día, la deontología profesional es concebida
-escribe Iturmendi- como «un conjunto de reglas, principios y deberes de carácter no técnico vinculados
al ejercicio de una profesión y a la pertenencia a un grupo profesional, normativizados, dotados de
positividad y vigencia, y adoptados oficialmente por su propia organización corporativa, que las más de
las veces contemplan un repertorio de sanciones (lo que las distintas Ordenes de abogados francesas
denominaban antes de la Revolución "la plenitud del derecho de disciplina"), con su procedimiento
característico y con el pertinente sistema de garantías para sus transgresores, y que se proponen asegurar
la calidad del ejercicio profesional y el buen resultado del mismo. Integrando la deontología, además del
conjunto de reglas, principios y deberes citados, la recursiva reflexión sobre estos, así como el conjunto
de propuestas concernientes a su elaboración y reforma». ITURMENDI MORALES, J., "Deontología,
función social y responsabilidad de las profesiones jurídicas", Intervención en la "Sesión de clausura" del
Ciclo organizado por el Consejo Social de la Universidad Complutense, que se desarrolló en la sede
Caja-España, el día 4-II-1997 (cito del original).
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Una tercera posibilidad -la preferida por Lombardi- es que se impartan dos
asignaturas, pero ambas con teoría general y con filosofía, «porque considero -escribe-
que no existen teorías generales completamente inmunes a presupuestos filosóficos y
viceversa».501 Una se debería enseñar al inicio de la carrera (el primer año) «porque el
estudiante no es todavía jurista pero es todavía hombre». «Otra el último año, porque el
estudiante es entonces -en la mayoría de los casos- más jurista; pero al mismo tiempo es
-en la mayoría de los casos- menos hombre». «En el primer año es necesario mantener
la continuidad con lo humano, en el último reencontrarla».502Con el sentido del humor
que le caracteriza, Lombardi Vallauri afirma estar convencido de que el jurista
desciende del hombre.
José María Rojo resumía el Corso diciendo que «todo el libro está escrito con
una finalidad eminentemente práctica encaminada a demostrar que la actitud del jurista
501 LLV., "Flosofia del diritto per giuristi: linee introducttive", pro manuscripto, sl. sd., p.12
502 LLV., "Flosofia del diritto per giuristi: linee introducttive", pro manuscripto, sl. sd., pp. 12-13
503 LLV., "Flosofia del diritto per giuristi: linee introducttive", pro manuscripto, sl. sd., p.13
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Para que se pueda hablar de vocación histórica son necesarios tres requisitos: en
primer lugar un "yo autoconsciente"; en segundo lugar, capacidad de acción sobre uno
mismo, de elección sobre la propia vida, en una palabra "autocreatividad", que coincide
con el sentido clásico de libertad; y, por último, "dimensión espacio temporal": la
vocación exige una vivencia, una capacidad de decidir diacrónicamente, de realizarse en
el tiempo (no totum simul, como los ángeles). Gracias a este último requisito la
vocación es una categoría propiamente humana: es el cuerpo el que me pone en relación
con el tiempo; el tiempo es, pues, requisito imprescindible de la vocación. El hombre
como personalidad no nace, se hace a través del tiempo, al ritmo de cada libre decisión.
504ROJO SANZ, J. Mª., Recensión al Corso di Filosofia del Diritto, en Anuario de Filosofía del
Derecho, 1984, pp. 416-422
505 «La parola "vocazione" viene, quanto a etimologia, della sfera religiosa monoteistica: occorre
Qualcuno che "chiami". Anzittuto, radicalmente, dal nonessere all´essere: quella
"vocazione"-evocazione onotolgica che è la "nascita" ex nihilo dell´anima spirituale umana singola
nell'ipoetisi, difesa dalla filosofia cristiana, di una creazione diretta di Dio. Poi, dopo la vocazione
ontologica, la vocazione "storica", biografica, esistenziale, rivolta all´io che si sperimenta come
"la-mia-vita", come libertà capace, e sollecitata misteriosamente, di decidere sul tutto di sè tra l´inizio
dell´autoconsapevolezza e la morte», LLV, "Introduzione generale al Convegno su «Le professione
giuridiche come vocazioni», Atti del convegno di Firenze, 19-21 maggio 1989, en Iustitia, nº 3,
julio-septiembre, 1990, p.1
506LLV., "Abitare pleromaticamente la Terra", presentación a AAVV., Il meritevole di tutela, Giuffrè,
Milano 1990, p.LXXI
507 Antonio Machado expresa esta misma idea, cuando evoca las oportunidades perdidas en la vida.
«Pregunté a la terde de abril que moría: / ¿Al fin la alegría se acerca a mi casa? / La tarde de abril sonrió:
la alegría / pasó por tu puerta -y luego sombría: / Pasó por tu puerta. Dos veces no pasa.». MACHADO,
A., Soledades, (1899-1907, XLIII, última estrofa.
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elegir una cosa u otra, pero al final termina siendo responsable del camino que recorre
o, como dice Lombardi, al final cada uno tiene la vocación que se merece.508
508 «Non è piacevole -escribe Lombardi- il sapere del morire, è lancinante il sentire del doversi scegliere
di fronte all´orizzonte della possibilità, restringendolo a sola unica mia-vita. Angoscia o esaltazione o
entrambi, il sentire della vocazione è comunque struggente: dove c´è vocazione, ivi c´è un "ne va della
vita"», LLV, "Introduzione generale al Convegno su «Le professione giuridiche come vocazioni», Atti
del convegno di Firenze, 19-21 maggio 1989, en Iustitia, nº 3, julio-septiembre, 1990, p.3
509LLV, "Introduzione generale al Convegno su «Le professione giuridiche come vocazioni», Atti del
convegno di Firenze, 19-21 maggio 1989, en Iustitia, nº 3, julio-septiembre, 1990, p.5
510LLV, "Introduzione generale al Convegno su «Le professione giuridiche come vocazioni», Atti del
convegno di Firenze, 19-21 maggio 1989, en Iustitia, nº 3, julio-septiembre, 1990, p. 8
511LLV, "Introduzione generale al Convegno su «Le professione giuridiche come vocazioni», Atti del
convegno di Firenze, 19-21 maggio 1989, en Iustitia, nº 3, julio-septiembre, 1990, p. 8
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512 «Una profesión -escribe Legaz- es una vocación. Sin necesidad de suponer que todo el que ejercita
una profesión cualquiera siente de hecho "vocación" por ella, es preciso admitir que estas dos ideas
-vocación y profesión- hállanse íntimamente vinculadas. Tanto que en las lenguas inglesa y germánica se
expresa con una misma palabra. En inglés dicese calling, del verbo to call, que significa llamar, y en
alemán Beruf que procede de Ruf y rufen, llamamiento y llamar, términos que se expresan en latín por
vocatio y vocare, respectivamente. Y, en efecto, una profesión es ante todo un llamamiento, una vocatio
que alguien experimenta hacia un sector determinado del mundo de los objetos, en el cual va a desarrollar
una actividad adecuada. (...) He aquí por qué aquél que en su profesión no siente este elemento
vocacional, está en las peores condiciones posibles para realizar una labor fructífera, del mismo modo
que a la inversa, quien sintiéndose llamado a la profesión que de hecho ejerce no rinde todo lo que de su
vocación cabría esperar, comete la más vil traición contra su personal destino, igual que el que no sigue
esta llamada interior por motivos puramente caprichosos», LEGAZ, L., Introducción a la ciencia del
derecho, Bosch, Barcelona 1943, pp. 9-10. Iturmendi añade: «Es difícil negar que para un número más
que significativo de personas, en lo que constituye hoy un contexto notablemente secularizado, la
profesión haya podido llegar a perder gran parte de sus resonancias teológico-jurídicas y, con ello, de su
originario sentido sacralizado de misión, llamamiento, vocación ("Calling", "Beruf") y haya dejado así de
ser considerada como una llamada interna superior que toma la forma de fin en sí mismo, en la que
algunos entienden estar percibiendo la voz de Dios o de su propio interior, llamada que, al parecer, se
encontraría dotada de una difícilmente eludible fuerza moral impulsadora, que conduce a quien la recibe
a través de su historia personal, imponiéndole la exigencia del cumplimiento en el mundo de los deberes
que a cada uno obliga la posición que ocupa en la vida, y que por lo mismo se convierte para él en
profesión». ITURMENDI MORALES, J., "Deontología, función social y responsabilidad de las
profesiones jurídicas", Intervención en la "Sesión de clausura" del Ciclo organizado por el Consejo Social
de la Universidad Complutense, que se desarrolló en la sede Caja-España, el día 4-II-1997, (cito del
original).
513 Cf. LLV., "Etica e banca", en Etica degli affari, III-2, 1990, pp. 1 y 2. Legaz también habla de los
requisitos objetivo y subjetivo de la vocación profesional, aunque en un sentido diferente al de Lombardi,
pero perfectamente compatible: el requisito objetivo es el llamamiento, el reclamo de algo extraño o
ajeno al llamado; el subjetivo o personal es «la aptitud y adhesión emocional al llamamiento». Sin este
requisito personal, «todos los hombres -afirma Legaz- serían objeto pasivo de la misma vocación; de la
vocación de todos los objetos y, por tanto, de ninguna vocación específica. Pero en cada uno de nosotros
-sigue el autor- hay una especial predisposición o aptitud para oír el llamamiento genérico de los objetos,
y cada uno de éstos suscita en nosotros una distinta adhesión emocional, y de la conjunción de uno y otro
elemento resulta la vocación concreta que cada cual siente hacia una profesión». LEGAZ, L.,
Introducción a la ciencia del derecho, Bosch, Barcelona 1943, pp. 11-12
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Para Lombardi Vallauri, la vocación del jurista es "humana integral" porque está
llamado a dar todo lo que tiene de sí para la realización de un mundo efectivamente más
justo. Existe o debe existir en el jurista una tensión hacia la plenitud del bien, propio y
ajeno.
514 Con el Renacimiento surgió una actitud de desdén y casi menosprecio hacia las profesiones jurídicas.
En parte porque se desconectó el derecho de la justicia, utilizándolo como instrumento en manos de los
poderosos para satisfacer sus intereses. Los juristas pasaron a ser servidores de la ley. Posteriormente, el
nuevo valor que adquirieron las artes liberales (el saber por el saber) hizo que los humanistas
menospreciasen a los juristas, dedicados a cuestiones prácticas y lucrativas. Más tarde el cultivo de las
ciencias exactas y naturales, a partir de Descartes, volvió a cargar las tintas contra ellos, considerándolos
como hombres venales desinteresados de la ciencia. Y por último el positivismo-legalista terminó
firmando su partida de definición, agostando los resquicios de humanidad que en el jurista quedaban,
haciendo de él un simple instrumento técnico de subsunción de hechos en leyes. Cfr. DE CASTRO, F.,
Derecho civil de España, op. cit. pp.485 ss.
515 LLV., Saggio sul Diritto Giurisprudenziale, Giuffrè, Milano 1967, (reed. 1975), p.339, n.453
516 LLV., Saggio sul Diritto Giurisprudenziale, Giuffrè, Milano 1967, (reed. 1975), p.339
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Las exigencias que imponen los límites del posible no deben impedir que el
jurista investigue los valores de fondo que considera necesarios para desarrollo
"pleromático" de los destinatarios de su actividad. Ciertamente, el límite de lo posible
distorsiona en gran medida los criterios que el jurista considera idóneos para la
resolución de un caso, pero también suponen un desafío para que el profesional del
derecho utilice esos límites de la mejor manera posible. «Un poco -dice Lombardi-
como las dificultades de la materia no esterilizan, aunque sí condicionan, el impulso
creativo del artista».518
517LLV, "Introduzione generale al Convegno su «Le professione giuridiche come vocazioni», Atti del
convegno di Firenze, 19-21 maggio 1989, en Iustitia, nº 3, julio-septiembre, 1990, p.9
518 LLV., Saggio sul Diritto Giurisprudenziale, Giuffrè, Milano 1967, (reed. 1975), p. 560
519 LLV., Saggio sul Diritto Giurisprudenziale, Giuffrè, Milano 1967, (reed. 1975), p. 561
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Introducción
520«La profundización en la estructura y funciones de los SEJ termina por cuestionar el propio concepto
de Derecho. De ahí que el estudio de los SEJ desemboque en la teoría o la filosofía del Derecho»,
«nociones tales como las de: norma, derecho subjetivo, validez, eficacia, sistema jurídico... aparecen en la
práctica totalidad de las doctrinas jurídicas pero con marcadas diferencias de significado» PÉREZ
LUÑO, A.-E., Manual de informática y derecho, Ariel Derecho, Barcelona 1996, p.198 y 199
521 A comienzos de la década de los ochenta el comité de Ministros de los Estados miembros del Consejo
de Europa aprobó una Recomendación sobre La enseñanza, la investigación y la formación en materia de
"Derecho y Tecnologías de la información", que ha sido reafirmada y desarrollada por otra
Recomendación de 19 de octubre de 1992. En estas Recomendaciones se insta a los países miembros a
fomentar la organización didáctica a nivel universitario y el desarrollo de la investigación de los distintos
problemas surgidos de la interacción entre el derecho y la informática. «Como síntoma ejemplar del
interés que el estudio de la informática reviste para la educación y la cultura, baste recordar el Informe
sobre Europa y la sociedad global de la información, elaborado en junio de 1994 por un grupo de
expertos convocados en Corfú por el Consejo de la Unión Europea. Se considera allí tarea prioritaria de
los Estados miembros de la Unión "preparar a los europeos para el advenimiento de la sociedad de la
información"», PÉREZ LUÑO, A.-E., Manual de informática y derecho, Ariel Derecho, Barcelona
1996, p.11
522 Posiblemente le primer investigador conocido que haya realizado proyectos de informática jurídica
sea Lee Loevinger, considerado pionero en el estudio de las aplicaciones de la tecnología al Derecho. Su
primera obra conocida se publica bajo el título el título "The Industrial Revolution in Law", en Modern
Uses of Logic in Law, Junio, pp. 56-58 1960, aunque se dedica a estas investigaciones desde 1945. En
nuestro país, posiblemente el pionero en la materia sea Antonio Enrique Pérez-Luño con su obra
Cibernética, Informática y Derecho, Un análisis metodológico, Publicaciones del Real Colegio de
España, Bolonia 1976, donde incluye un extenso vocabulario de nociones iusinformáticas.
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EL DERECHO DE JURISTAS Y SUS IMPLICACIONES: UN DIÁLOGO CON LOMBARDI VALLAURI
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523 «La informática jurídica tiene por objeto la aplicación de la tecnología de la información al Derecho.
Es una disciplina bifronte en la que se entrecruzan una metodología tecnológica con su objeto jurídico
que, a su vez, condiciona las propias posibilidades o modalidades de tal aplicación. La Informática
jurídica estudia el tratamiento automatizado de: las fuentes de conocimiento jurídico, a través de los
sistemas de documentación legislativa, jurisprudencial y doctrinal (Informática jurídica documental); las
fuentes de producción jurídica, a través de la elaboración informática de los factores lógico-formales que
concurren en el proceso legislativo y en la decisión judicial (informática jurídica decisional); y los
procesos de organización de la infraestructura o medios instrumentales con los que se gestiona el
Derecho (Informática jurídica de gestión)». PÉREZ LUÑO, A.-E., Manual de informática y derecho,
Ariel Derecho, Barcelona 1996, p.22
524 Posiblemente el tema más tratado por la doctrina y la legislación sobre el fenómeno informático sea el
de la protección jurídica del software. Durante años se infravaloró la importancia económica de éste
frente al hardware.
525 «El Derecho informático o Derecho de la informática es una materia inequívocamente jurídica;
conformada por el sector normativo de los sistemas jurídicos contemporáneos integrado por el conjunto
de disposiciones dirigido a la regulación de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación,
es decir, la informática y la telemática. Asimismo integran el Derecho informático las sentencias de los
Tribunales, sobre materias informáticas y las proposiciones normativas, es decir, los razonamientos de
los teóricos del Derecho que tienen por objeto analizar, interpretar, exponer, sistematizar o criticar el
sector normativo que disciplina la informática o la telemática», PÉREZ LUÑO, A.-E., Manual de
informática y derecho, Ariel Derecho, Barcelona 1996, p.18 Un planteamiento de los problemas sobre
derecho de la informática se recoge por vez primera en BIGELOW, R.P., Computers and the Law. And
Introductory Handbook 2ªed. Comerce Clearing House, Chicago (Illinois), 1969, especialmente en el
capítulo titulado "El abogado y el ordenador de su cliente". Pero la primera presentación autónoma y
sistemática del derecho de la informática debe atribuirse a TAPPER, C., Computers and Law,
Weindenfeld and Nicolson, London 1973, 314 pp.. Ambas obras cit. en TADDEI ELMI, G., Dimensioni
dell´informatica giuridica, Liguori Editore, Napoli 1990, pp. 23 y 34, respectivamente.
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En cualquier caso, hay que tener en cuenta que se trata de dos cuestiones, la
informática jurídica y el derecho de la informática, íntimamente relacionadas: el
derecho evoluciona mejor a través del control informático (evita repeticiones,
contradicciones, etc), pero, al mismo tiempo, ese mecanismo debe ser controlado por el
derecho.
Dentro de la informática jurídica, sobre la que nos vamos a centrar desde ahora,
dejando de lado las cuestiones sobre derecho de la informática, cabe distinguir la
informática jurídica documental y la decisional (que Lombardi Vallauri denomina
"metadocumental") La primera se ocupa simplemente del manejo de archivos
informáticos para facilitar el acceso a la información; no crea nada.526 La informática
decisional, por el contrario, estudia la posibilidad que tiene un ordenador de ofrecer
decisiones concretas al usuario. Es decir, la informática decisional busca, por ejemplo,
la realización de una máquina que, introduciendo los datos de un litigio concreto, sea
capaz de redactar una sentencia conforme al ordenamiento vigente.
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EL DERECHO DE JURISTAS Y SUS IMPLICACIONES: UN DIÁLOGO CON LOMBARDI VALLAURI
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El robot emitía juicios documentados para toda una compleja serie de supuestos
de hecho concretos. No se limitaba a dar simplemente la solución, si no que también
ofrecía al interesado la información que le había servido de base para la decisión, lo que
permitía al usuario seguir el iter del proceso lógico desde las premisas (no sólo legales,
sino también ideológicas, como por ejemplo, si el robot hacía el papel de juez o de
abogado defensor y, en este caso, a favor del perjudicado o a favor del causante del
daño) hasta la conclusión.
La base normativa estaba constituida por las normas legales sobre la materia, las
tablas médico legales más autorizadas, la doctrina y la jurisprudencia de los tribunales,
y la base documental podía ser constantemente actualizado.
528 «Non c´è dubbio -concluye Lombardi después de exponer el funcionamiento de su SEJ- che la
decisione giuridica sia sempre o quasi sempre frutto anche di considerazioni politiche; e certo tutti i miei
scritti metodologici mi mettono completamente al riparo da ogni possibile accusa di formalismo o
logicismo ingenuo. Ma questo non parla contro la possibilità di construire sistemi consulenti automatici:
purchè se ne conoscano gli autori, l´ispirazione ideologica, purchè soprattuto essi documentino
all´utente, oltre che le fonti normative di partenza, le propie scelte interpretative. Del resto, le possibilità
di manipolazione esistono anche per i sistemi documentari». LLV., "Esortazione all'informatica
giuridica metadocumentaria", en Atti del 2 Convegno della Corte Suprema di Cassazione sul tema
L´Informatica giuridica al servizio del Paese, Roma, Ses. V., nº 10, 1978, p.7
529 Así por ejemplo, nos encontramos el sistema TAXMAN en sus sucesivas versiones, diseñado por Mc
Carty en 1972, que informa sobre el régimen fiscal aplicable a sociedades anónimas; o el sistema MIT,
elaborado por Meldman, que ofrece soluciones jurídicas en materia de responsabilidad por agresiones y
violencias. O el sistema LEGOL realizado en Londres por Ronald Stamper, que ofrece dictámenes
jurídicos en el ámbito de la legislación social, el Derecho de sucesiones y la legislación fiscal. Y no se
pueden dejar de citar los proyectos desarrollados por el Istituto per la Documentazione Giuridica de
Florencia en el ámbito del Derecho matrimonial.
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1º) Que el ordenador elija por sí mismo una de las soluciones posibles: se
trataría de un método completamente aleatorio. El jurista sólo tiene que introducir los
datos del supuesto de hecho y esperar la respuesta.
En el fondo de este planteamiento está la idea que todas las soluciones jurídicas
posibles aplicables a un mismo caso tienen el mismo valor, por ser todas "igualmente
jurídicas" (planteamiento puramente kelseniano).
2º) Una segunda posibilidad consiste en que, una vez que el ordenador ha
delimitado el abanico de soluciones posibles para un mismo caso, en lugar de elegir
aleatoriamente, determine la que más convenga al interés particular del jurista en
función de las indicaciones que el mismo jurista previamente le haya introducido. El
modelo es calificado por Lombardi Vallauri como informática partidista.
«En cualquier caso -escribe Lombardi- el juez debe elegir, dentro de aquel
conjunto limitado, la solución mejor. Para hacer esto no puede dejar de
interrogar a su propia conciencia, con libertad y responsabilidad completas,
sobre cuál sea la solución absolutamente ideal. Confrontándola después con
el abanico de las soluciones posibles, verá si se encuentra o no comprendida
entre ellas: si está, la adoptará sin más; si no, adoptará la solución posible
más parecida a la ideal».530
530 LLV., "Integrazione e informatica guiridica", en Informatica e diritto, año VIII, mayo-agosto 1982,
p.48
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EL DERECHO DE JURISTAS Y SUS IMPLICACIONES: UN DIÁLOGO CON LOMBARDI VALLAURI
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La opción que realiza el jurista dentro de las posibilidades del sistema moral
consultado, debe fundarse en una previa intuición de la decisión final. Es decir, cuando
se presenta el caso, el jurista, por ejemplo el juez, enseguida, sin consultar ningún
código ni ningún manual de moral, se representa una primera solución (in pectore)
como fruto una intuición natural o sentido de justicia.
531 Conociendo la teoría de Lombardi Vallauri sobre la actividad interpretativa, lo más coherente es que
sugiera un procedimiento informático basado en el backward chaining. «En los S.E. el sistema de
inferencia puede darse a partir de los datos hacia los resultados (forward chainning), o bien dándoles los
objetivos y que ellos exploren las líneas de inferencia alternativa para obtenerlos (backward chainning).
SUÑÉ LLINÁS, E., Lógica, derecho e intelgencia artificial, ponencia 108 del IV Congreso
Iberoamericano de Informática y derecho, Edición electrónica realizada por PRC Consulting S.R.L., S.
Carlos de Bariloche 1994
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2º) Que prevalezca un concepto de justicia en sentido formal, más que material,
es decir, donde se conceda más importancia a la aplicación igualitaria de la ley que a la
resolución equitativa de los problemas jurídicos.533
532 LLV., "Integrazione e informatica guiridica", en Informatica e diritto, año VIII, mayo-agosto 1982,
p.36
533 LLV., "Integrazione e informatica guiridica", en Informatica e diritto, año VIII, mayo-agosto 1982,
p. 36 y 38
534 LLV., "Integrazione e informatica guiridica", en Informatica e diritto, año VIII, mayo-agosto 1982,
p.36
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535 LLV., "Integrazione e informatica guiridica", en Informatica e diritto, año VIII, mayo-agosto 1982,
p.37
536 LLV., "Integrazione e informatica guiridica", en Informatica e diritto, año VIII, mayo-agosto 1982,
pp. 37 y 38. Con teorías "axiomizantes" Lombardi Vallauri se refiere a las que aceptan un sistema cerrado
y perfectamente coherente de principios, como por ejemplo el codex aeternum del iusnaturalismo
racionalista.
537 PUIG BRUTAU, J., La jurisprudencia como fuente del derecho, Bosch, Barcelona 1951, p.11. Entre
las diferentes teorías acerca de la posibilidad y límites de los SEJ, Pérez Luño distingue cuatro: una
primera que denomina holística, ya que auspicia la determinación de un denominador común de las
distintas concepciones jurídicas como fundamento para el desarrollo de las bases de conocimiento de los
SEJ. Ese común denominador se lograría eliminando posturas "patológicas" y tratando de desvelar las
coincidencias entre doctrinas jurídicas diferentes (alude, entre otras, a las tesis de Austin, Bentham,
Fuller, Kelsen, Raz, Finnis, etc.) En segundo lugar están las tesis lógico-formalistas, que constituyen el
presupuesto teórico donde se han desarrollado la mayor parte de los programas SEJ. Este es el
planteamiento que más critica Lombardi. (Cf. ALCHOURRON, C. y MARINO, A., "Lógica sin
verdad", en Theoria, 7-8-9, pp.7-43, año 1987-1988; BIAGIOLI, C., "Teorie giuridiche e linguistiche
per la rappresentazione della norma", en Mariani, P. Tiscornia, D. (eds.), pp.255-276, año 1989. HAFT,
F., "Recht und Sprache", en Kaufmann, W., Einführung in die Rechtsphilosophie und Rechtstheorie der
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Así como en los países del common law la investigación sobre la informática
jurídica comenzó motivada por una exigencia especialmente práctica: la dificultad de
llegar a conocer todo el corpus de precedentes sobre casos análogos; en los países de
derecho continental, aunque si bien es cierto que con la ingente cantidad de leyes se
plantea un problema semejante, el desarrollo de la informática jurídica está más avalado
por un planteamiento de fondo legalista-logicista, que por una necesidad práctica.
Además, el pensamiento logicista subyacente en muchos juristas del civil law lleva a
considerar como un ideal alcanzable la realización de un SEJ que sustituya
completamente al jurista intérprete.538
Gegenwart, Müller, Hedelberg, 4ª ed., 1985, pp. 214-236; MARIANI, P., y TISCORNIA, D., Sistemi
esperti giuridici: L´intelligenza artifiziale applicata al diritto, Franco Angeli, Milano 1989; MARTINO,
A., Sistemas expertos legales, en Martino, A. (ed.), 1989, pp. 215-241. «No es posible -escribe Pérez
Luño- negar la evidencia de la contribución decisiva de la tesis lógico-formalista para el planteamiento y
solución de los principales problemas suscitados por los SEJ. No menos importante ha sido su función
"ideológica" tendente a propiciar un clima de diálogo entre Derecho y las nuevas tecnologías. No
obstante, esta tesis peca de parcialidad y reduccionismo al identificar la totalidad del Derecho con lo que
es uno de sus aspectos: el normativo; por importante que éste sea. (...) El Derecho se compone también de
historia, cultura, decisiones políticas y valores que, en continua interacción, conforman la experiencia
jurídica. En tercer lugar estaría la teoría antiformalista, que naturalmente es contraria a los SEJ; aquí es
donde se sitúa Lombardi, y, en la misma línea LEITH, P., "Clear Rules and Legal Expert Systems", en
Martino, A. y Soci, F., (eds.), 1986, pp.661-679, y del mismo autor "Fundamental Errors in Legal Logic
Programming", en Computer Journal, 1986, pp.545-552. STAMPER, R., BACKHOUSE, J., y
ALTHAUS, K., "Expert Systems: lawyers Beware!" en Theoria, 7-8-9, pp.317-340, 1987-1988. En
cuarto lugar Pérez Luño distingue las tesis integradoras, que estudian las diferentes corrientes de
pensamiento en filosofía del derecho y en teoría general y plantean las posibilidades que según los
diferentes presupuestos teóricos puede ofrecer la informática jurídica. En este sentido son interesantes los
estudios de WRÓBLEWSKI, J., "I sistemi esperti nel diritto e il raggionamento giuridico", en Martino,
A., (ed.), 1989, pp.113-148 y del mismo autor "Computers and the Consistency of Law", en Informatica e
diritto, 1, pp. 5-18, año1990, y los estudios de SARTOR, G.,, Artificial Intelligence and Law, Complex,
Oslo 1993, pp.49 y ss.; también del mismo autor Le Applicazioni giuridiche dell´intelligenza artificiale,
Giuffrè, Milano 1990, pp.170 ss. y 327 ss. En estas obras Sartor advierte sobre la peligrosidad que
supone el colocarse en alguno de estos dos extremos: el de los juristas que asumen una actitud sumisa
ante los SEJ, sin preocuparse por sus límites, es decir, por su carácter parcial y provisorio de cualquier
formalización del conocimiento jurídico, con lo que son incapaces de contribuir al perfeccionamiento de
esos sistemas; y, por otro lado, la postura de los juristas que se obstinan en ignorar o no contaminarse con
los avances tecnológicos de la IA, para salvaguardar sus prácticas profesionales. Cf. PÉREZ LUÑO,
A.-E., Manual de informática y derecho, Ariel Derecho, Barcelona 1996
538 «Favorevoli allo sviluppo delle applicazioni informatiche sono -escribe Giancarlo Taddei- lo stato di
crisi causato dall´enorme e scoordinata produzione legislativa dei paesi di "civil law", la concezione del
sistema giuridico continentale fondata su codificazioni e su un diritto visto come insieme di norme scritte
tendenzialmente completo e coerente, 1'idea legalista-logicista secondo cui il diritto dovrebbe
auto-completarsi in larga se non totale misura attraverso operazioni logiche (negazione logiche delle
lacune, analogia e argomento a contrario, costruzione dogmatica, etc), lo sviluppo della logica deontica
ritenuta molto omogenea alla logica del diritto, la filosofia analitica, e in fine il positivismo logico e il
pensiero cibernetico». TADDEI ELMI, G., Dimensioni dell'informatica giuridica, Liguori Editore,
Napoli 1990, pp.24 y 25
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EL DERECHO DE JURISTAS Y SUS IMPLICACIONES: UN DIÁLOGO CON LOMBARDI VALLAURI
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alimentado por la mentalidad cientifista hoy imperante, según la cual todo lo existente
se reduce a lo mensurable, a lo manipulable.539
»Conocer la realidad quiere decir darse cuenta del modo en que funciona
la máquina del mundo, y la máquina puede (al menos teóricamente) ser
desmontada en cada uno de sus elementos para ser después, pedazo a
pedazo, recompuesta».540
539 «Dal punto di vista culturale generale, è ovvio -escribe Lombardi- anzitutto che l´informatica
giuridica presuppone un complessivo orientamento verso lo scientismo tecnologico e verso filosofie che
lo sottendono o ne derivano, da Bacone, Galileo, Descartes in poi». LLV., "Integrazione e informatica
giuridica", en Informatica e diritto, año VIII, mayo-agosto 1982, p.37. Renv II.8 (sobre el relativismo
ético).
540 ROSI, P., I filolosofi e le machine, (1400-1700), Milano 1962, p.144, cit. en LLV., Corso, p.244
541 TADDEI ELMI, G., Dimensioni dell´informatica giuridica, Liguori Editore, Napoli 1990, p.38
542 En este sentido se manifiesta también ATIENZA, M., "Enseñanza del Derecho e Informática
jurídica", en vol. col. a cargo de Pérez Luño, A.E. (ed.), Problemas actuales de la documentación y de la
informática jurídica. 1987; FROSINI, V., Il diritto nella società tecnologica, Giuffrè, Milan 1981;
GONZÁLEZ TABLAS, R., "Los nuevos problemas legales de los documentos y datos en soportes
informáticos", en vol. col. El abogado. Formación, deontología y organización del despacho profesional,
ed. a cargo de F. Gutiérrez-Alviz, Aranzadi, Pamplona 1994, pp. 165-174. Más adelante Pérez Luño
habla también de que los informáticos adquieran una conciencia jurídica, es decir, «capten los límites de
cualquier intento de formalizar in integrum los sistemas jurídicos (...). En suma, el encuentro entre los
sistemas informáticos y el Derecho no desencadena efectos en una sola dirección, sino que engendra un
marco de interacciones recíprocas (entre juristas e informáticos)», PÉREZ LUÑO, A.-E., Manual de
informática y derecho, Ariel Derecho, Barcelona 1996, p.202
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543 Cfr. LLV., "Informatica e criteri «politici» o valutativi della decisione giuridica", en JUS año XXIX
(1982), fasc. III, p.306. En el Corso, escribe: «Profetizzato dall´illuminismo, con la sua teoria del giudice
semplice bocca della lege, contrastato dal positivismo legalista e logicista, demolito dal giusliberismo,
1'automa giurisprudenziale accena a risorgere, e nella sua forma perfetta di macchina, proprio mentre
l'idea del giurista come machina deduttiva o automa per sillogismi tramonta per sempre.
Paradossalmente, la scienza giuridica, che è sempre in ritardo, giunge a scoprirsi non automatica, bensì
politica e integralmente umana, nel momento in cui sono il politico e 1'uomo come tale a dubitare
scientificamente della propria non automaticità». p.200. En la mísma línea que Lombardi Vallauri se
inscribe el pensamiento de LEITH, P., en "Clear Rules and Legal Expert Systems", en Martino, A. y
Socci, F., (eds.), pp.661-679, 1986 y también en otra obra suya del mismo año: "Fundamental Errors in
Legal Logic Systems", en Computer Journal, 1986, pp.545-552. Donde manifiesta, entre otras cosas, el
caracter no automático ni mecánico de la interpretación judicial, ya que mientras los sistemas expertos
operan siempre dentro de un modelo lógico de posibilidades limitadas que permite llegar a soluciones
fijas e indiscutibles, las decisiones del juez se construyen en función de normas que no poseen un
significado claro y unívoco, sino una pluralidad de sentidos, y debe aplicarlas a la infinitud potencial de
situaciones y circunstancias de la realidad social. Otros críticos importantes de la IA y los SE en el
ámbito jurídico vierten sus opiniones en una obra conjunta titulada "Expert Systems: lawyers Beware!"
en Theoria, 7-8-9, pp.317-340, 1987-1988; los autores son Ronald Stamper, James Backhouse y Karl
Althaus. En esta obra se manifiesta la incapacidad de las máquinas de captar las constantes alteraciones
en el significado de las palabras; la incapacidad de tomar en consideración la cultura común a la hora de
interpretar; la irrepetible especificidad del caso concreto; la consideración que los juicios de la razón
práctica no son verdaderos o falsos, sino más o menos verosímiles; los SE soslayan los elementos
intuitivos, experienciales y socioculturales que no pueden ser asimilados a inferencias deductivas
estrictas. Este trabajo es considerado por Pérez Luño como «compendio de las reservas y alarmas más
recurrentes que hoy se avanzan contra las proyecciones jurídicas de los SE», PÉREZ LUÑO, A.-E.,
Manual de informática y derecho, Ariel Derecho, Barcelona 1996, p.185.
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544 LLV., Presentación al libro de Giancarlo Taddei, Dimensioni dell´informatica giuridica, Liguori
Editore, Napoli 1990, p.12
545 LLV., "Integrazione e informatica guiridica", en Informatica e diritto, año VIII, mayo-agosto 1982,
p.39. Lombardi Vallauri no señala entre los riesgos de la informática jurídica, quizá por tratarse de una
cuestión ya manida, la del riesgo de atentar contra la intimidad y la propia imagen: aparece así lo que
algunos llaman "síndrome del pez", por considerar que los ciudadanos están continuamente observados
por los poderes públicos como en una pecera. Frente a esta amenaza ha surgido el llamado habeas data,
semejante al habeas corpus, que, como es sabido, fue creado a finales del s.XVII para que el juez pudiera
instar a cualquier funcionario a poner a su disposición cualquier persona que el funcionario tuviera
retenida. Este habeas data se ha concretado en el derecho que le asiste a todo ciudadano en las garantías
de acceso y control de las informaciones de los bancos de datos, ya sean públicos o privados. En España
este derecho frente a eventuales atentados contra la intimidad y tratos discriminatorios favorecidos por las
bases de datos informáticas está sancionado en la Constitución en el art. 18.4 y en la Ley Orgánica
5/1992, de 29 de octubre, de Regulación de Tratamiento Automatizado de los Datos de Carácter Personal,
que desarrolla ese derecho (LORTAD: BOE, nº 262, de 31 de octubre de 1992).
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547 En los últimos años se han realizado diversos proyectos informáticos inteligentes para el legislador.
Podemos distinguir tres ámbitos: el de la redacción de textos normativos, el de control del proceso
legislativo y el de planificación del sistema legislativo. El primero, también llamado legal drafting
consiste en un programa que colabora en la redacción automática de textos normativos, principalmente
mediante la unificación del lenguaje (cf. ALLEN, L. E., y SAXON, Ch. S., "Computer Aided
Normalizing and Unpacking: Some Interesting Machine-processable Transformations of Legal Rules»,
en Computing Power and Legal Reasoning, West Publishing Company, St. Paul, Minesota 1985, pp.
498-572, y de los mismos autores "Automatic Generation of a Legal Expert System of a Section 7.2 of the
United Kindonm Data Protetion Act 1984", en Theoria, 7-8-9, p.269-315, 1987-1988. En el segundo,
también llamado legal process, una vez formada la base de información de la legislación, el SEJ sería
capaz de detectar las antinomias, reiteraciones y lagunas existentes en los proyectos revisados (cf.
AGUILÓ REGLÁ, J., "Informática jurídica legislativa, Teoría general del Derecho y Técnica
legislativa", en Pérez Luño, A.E., (ed.), pp.226-230, año 1987; y del mismo autor "Técnica legislativa y
documentación automática de legislación", en Informatica e diritto, 1, pp.87-110, Florencia 1990;
MARTINO, A., "Software per il legislatore", en Informatica e diritto, 3, pp. 25-64, Florencia 1987. En
tercer lugar, la planificación del sistema legislativo (legal system), que permite evaluar el impacto de
nuevas normas en el sistema jurídico y/o social (cf. la obra de Martino de 1987 citada anteriormente y
SVOBODA, W.R. "Models in Planning Legislation", en Martino, A, y Soci, F. (eds.), año 1986, pp.
831-840. Cito de PÉREZ LUÑO, A.-E., Manual de informática y derecho, Ariel Derecho, Barcelona
1996
548 Con los SEJ se pretende, entre otras cosas, automatizar al máximo la tarea de búsqueda de
documentos (basta pensar en el problema en las diferencias lingüísticas y conceptuales de los diversos
países de la UE. En este sentido se ha creado el sistema EASYFIND desarrollado para consultar la base de
datos del sistema ITALGIURE. Asimismo con los SEJ hypertextuales se aportan informaciones
estructuradas en una diversidad de planos para orientar tales decisiones; hace de guía o de seleccionador
del material legal, jurisprudencial y doctrinal que pueda interesar para el problema que se plantea. Entre
los ejemplos de SE hypertextuales se pueden citar el sistema XITE, que ofrece documentación para la
adquisición de la nacionalidad, así como el sistema ELP-ADVlSOR, desarrollado precisamente por el
Istituto per la Documentazione Giuridica de Florencia en el ámbito del Derecho medioamental.
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549 En España, el Boletín Oficial del Estado produce la base de datos IBERLEX en CD-ROM, que
contiene todas las disposiciones generales publicadas en el BOE desde el 1 de enero de 1968; y el texto
completo de la Gaceta Oficial desde el 1 de enero de 1977; y la legislación de las CEE desde el 1 de
enero de 1986. Asimismo el BOE ofrece también en CD-ROM la base de datos IBERLEX UE, que
recoge la información legislativa sobre las Comunidades Europeas publicada en el Diario Oficial de las
Comunidades Europeas desde 1952 hasta la actualidad; en esta base de datos se incluye información
referencial y a texto completo de los documentos legislativos, distribuido de la siguiente manera: Diario
Oficial de las Comunidades Europeas (desde 1952 hasta 1967); Diario Oficial Serie L (desde 1968 hasta
la actualidad); Diario Oficial Serie C (desde 1986 hasta la actualidad); y Serie de documentos COM
(desde 1995 hasta la actualidad). En términos generales, esta base de datos recoge: acuerdos y convenios
celebrados por las Comunidades Europeas; Reglamentos, Directivas, Decisiones, Recomendaciones;
Convenios Internacionales celebrados entre los Estados miembros en aplicación de las disposiciones de
los Tratados, disposiciones de derecho derivado, resoluciones del Consejo y recomendaciones de la
Comisión; y trabajos preparatorios del Consejo, Parlamento, Tribunal de Cuentas, etc. Por otra parte, el
BOE ofrece también en CD-ROM la base de datos MAP-LEXTER, que contiene legislación estatal sobre
Comunidades Autónomas desde 1978; Decretos autonómicos desde 1977; conflictos de competencias
entre Estado y Autonomías y Sentencias del T.C. que afectan a las CCAA desde 1980. Respecto a la
Jurisprudencia, el Ministerio de la Presidencia, de momento, sólo ofrece en BOE CD-ROM la
JURISPRUDENCIA CONSTITUCIONAL, que recoge las stc y autos dictados por el TC desde su
creación en 1980 hasta la actualidad. En cambio, son ya muy numerosas las empresas privadas que
ofrecen en soporte magnético toda la legislación y la jurisprudencia (así, por ejemplo, Aranzadi, Colex,
La Ley, Lex Nova, Praxis, etc). El manejo de estas bases de datos es relativamente sencillo, teniendo en
cuenta que ahora la mayor parte se manejan con sistema operativo Windows, que permite visualizar con
facilidad e intuitivamente las referencias necesarias. En cualquier caso, un libro básico de gran utilidad
para el que se inicie en la informática jurídica documental, es el de SUÑÉ LLINÁS, E., Informática
práctica para juristas, Servicio de Publicaciones de la Facultad de Derecho de la Universidad
Complutense, Madrid 1994
550 Los libros que más se han vertido a soporte informático hasta la actualidad son los de Formularios
procesales y contractuales.
551 Una muestra de sistema interactivo multimedia para la enseñanza la tenemos en el sistema alemán
LEX, realizado por la Universidad de Tubinga y el centro de investigación de IBM en Heidelberg (Cf.
ERDMANN, U., FIEDLER, H., HAFT, F., y TRAUNMÜLLER, R., (eds.), "Computergestüzte
juristische Expertsysteme", Attempto, Tubinga 1986, cit. por PÉREZ LUÑO, A.-E., Manual de
informática y derecho, Ariel Derecho, Barcelona 1996
552 Lombardi Vallauri no hace referencia a las aportaciones que en el proceso judicial suponen los
sistemas multimedia, que permiten conservar, reproducir y trasladar no sólo escritos, sino también
imágenes e intervenciones orales, ya sea de testigos o de las partes dentro y fuera del proceso; datos
muchas veces insustituibles para el juez. Cf. LÓPEZ-MUÑIZ, M., "El proceso informatizado
multimedia", Comunicación presentada al III Congreso Iberoamericano de Informática y Derecho
(Mérida, septiembre 1992), en Informática y Derecho, 5, pp. 1361-1368
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EL DERECHO DE JURISTAS Y SUS IMPLICACIONES: UN DIÁLOGO CON LOMBARDI VALLAURI
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553 «Pocas instancias de la vida jurídica se hallan tan necesitadas de un aggiornamento como la
Administración Pública, secularmente adherida a prácticas carentes de toda agilidad y plenas de un
anacrónico y caduco formalismo. Por este motivo, la informática, al posibilitar la racionalización,
simplificación y seguridad de las prácticas administrativas, se presenta como una exigencia inaplazable
para cualquier Estado que no desee vivir de espaldas al progreso», PÉREZ LUÑO, A.-E., Manual de
informática y derecho, Ariel Derecho, Barcelona 1996, p.84. En España las relaciones entre la
informática y la Administración Pública cuentan con un marco lega apropiado desde la promulgación de
la Ley 30/1992, de 26 de noviembre, de Régimen jurídico de las Administraciones Públicas y del
Procedimiento Administrativo Común; en su exposición de motivos se dice expresamente que la
informatización constituye el «soporte y tejido nervioso de las relaciones sociales y económicas de
nuestra época» (Exposición de Motivos 5). En el art. 38.3 se prescribe que «Los registros generales así
como todos los registros que las Administraciones Públicas establezcan para la recepción de escritos y
comunicaciones de los particulares o de los órganos administrativos, deberán instalarse en soporte
informático». Más adelante, en su art. 45 se establece que «Cuando sea compatible con los medios
técnicos de que dispongan las Administraciones Públicas, los ciudadanos podrán relacionarse con ellas
para ejercer sus derechos a través de técnicas y medios informáticos o telemáticos con respeto de las
garantías y requisitos previstos en cada procedimiento» (art.45.2). En el ámbito de las relaciones
empresariales y laborales la informatización está repercutiendo de manera sorprendente sobre la
descentralización de la producción y administración de las empresas, tanto en su dimensión gerencial
como industrial. El número de personas que trabajan desde sus domicilios, el Working-House, no deja de
crecer, con las consiguientes: ventajas de mayor empleo, menos trafico, ahorro de costes, flexibilidad
organizativa, modificación de los hábitos domésticos (esto último puede suponer ventajas e
inconvenientes), modificación a largo plazo del trazado urbano; mayor control del rendimiento de cada
trabajador... Una cuestión polémica es la que afecta a las relaciones humanas, que, si por un lado se
multiplican las posibilidades en extensión (posibilidad de tratar a un mayor número de gente), por otro, se
reducen en intensidad en la medida en que se pierde el trato directo personal.
554 Las obras más representativas de esta polémica son, a juicio de Giancarlo Tadei, las siguientes:
FROSINI, V., Informatica, diritto e società, Milano 1988, espec. pp.79-l00; SEARLE, J.R., "Minds,
Brains and Programs", en Behavioral and Brains Sciences, 3, Cambridge University Press 1983;
PUTNAM, H., "Minds and Machines" en AAVV. Dimensions of Mind New York 1960; DREYFUS, H.,
What Computer Can't Do?: A Critique of Artificial Intelligence, Harper Colophon Books, New York
1979; POPPER, K., y ECCLES J The self and Its Brain, Springer-Verlag, New York 1977; DENNET,
D.C., Brainstorms, Harvester Press, Bighton 1978; HOFSTADTER, D.R., Y DENNET, D.C, "' Mind's
I. Fantasies and Reflections on Self and Soul. Basic Book, 1981; Mc CORDUCH, P., Machines Who
Think: A Personal Inquiry into the History and Prospects of Artificial Intelligence, Freeman, San
Francisco 1979; ECCLES, J.C., "The Human Misterv, Springer-Verlag, Berlin-Heildelberg, 1979;
HOFSTADTER, D.R., "Metamagical Themas: A Coffehouse Conversation on the Turing test to
determinate if a machine can think", en Scientific American, mayo 1981, pp.l 5-36; JACOBELI, J.,
Aspettando Robot. Il fúturo prossimo dell'inteligenza artificiale, Laterza, Bari 1987; PARISI, D.,
Intervista sulle reti neuronali. Cerevello e machine intelligenti, II Mulino, Bologna 1989, 309 PP.;
SHANK, R., Il computer cognitivo, Giunti, Barbera, Firenze 1989 (el original es de 1984 Addison
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Wesley), 254 PP.; TORRANCE, S.B., (dirigido por), "The Mind and the Machines. Philosphical Aspects
of Artificial Intelligence, Ellis Horwood, Chichester 1984 (reed. 1986); ZIFF, P.,"The Feelings of
Robots", en Analysis, 19, 1959, pp. 64-68. Todas estas obras en TADEI ELMI, G., Dimensioni
dell'informatica giuridica, op.cit., p.30
555 LLV., "Abitare pleromaticamente la Terra", presentación de AAVV Il meritevole di tutela. Giuffrè,
Milano 1990, pp. LV y XLV. Cfr. también LLV., "Le culture riduzionistiche nei confronti della vita", en
AA.VV., Il valore della vita. L'uomo di fronte al problema del dolore. della vecchiaia, dell´eutanasia,
Atti del 540 Corso di aggiornamento culturale dell´Università Cattolica (Roma, 2-7 sept 1984), Vita e
Pensiero, Milano 1985, especialmente p.189 donde explica que la conciencia humana tiene dos
características que la distancian cualitativamente de las máquinas: el polimorfismo y el evolucionismo e
historicidad de la mente, frente a la «estaticidad y repetitividad de los programas, que bajo este aspecto se
asemejan mucho más a los animales que al hombre, a los instintos que a la inteligencia». Cfr. también
LLV., "L'uomo: una prospetiva contemplativa", en Quaderni di «Città di vita», Firenze 1986.
Posteriormente recogido en Terre, espec. pp.342 y sig. donde expone su opinión sobre la mente humana y
su funcionamiento.
556 LLV., "L´impatto della tecnologia sulla vita e sulla autopercepzione dell´uomo", en Etica e
trasformazioni tecnologiche Atti del 57º corso di aggiornamento della Università Cattolica di Milano,
Vita e Pensiero, Milano 1987, p.50
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557 LLV., Presentación al libro TADDEI ELMI, G., Dimensioni dell´informatica giuridica, Liguori
Editore, Napoli 1990, p. 12
558 LLV., "Giurisprudenza e cibernetica", (en colaboración con Giuseppe Trateur), en RIFD, 1969,
p.428. En el mismo sentido Pérez Luño: «Sólo en aspectos de la experiencia jurídica rutinarios,
estandarizados, formalizables, con varibales predeterminadas cerradas es posible recurrir a sistemas
expertos capaces de ofrecer soluciones operativas. Pero incluso en esos casos el juez o el abogado no
pueden abdicar de las responsabilidad de su decisión o de su dictamen para delegarla en el ordenador».
PÉREZ LUÑO, A.-E., Manual de informática y derecho, Ariel Derecho, Barcelona 1996, p.25. Sin
embargo, en el ámbito del Derecho Penal, la creación de SEJ parece más factible. En este sentido escribe
Emilio Suñé: «Personalmente pienso que existen lo medios para ir bastante más allá y conseguir S.E. que
imiten el razonamiento del jurista en ramas enteras del Derecho. A mi juicio, el Derecho Penal podría ser
un inmejorable campo de desarrollo para tales S.E., por las siguientes razones: 1º) Las normas penales se
construyen con una estructura hipotética hecho-consecuencia jurídica muy clara, lo que facilita su
formalización. 2º) El principio de tipicidad hace que el problema de las lagunas sea casi irrelevante. 3º)
El principio de legalidad, entendido como reserva de Ley, evita la presencia de normas situadas en
distintos escalones jurídicos. 4º) Se trata, en general, de un sector del ordenamiento con una estructura
lógica transparente y bien construida, lo que facilitaría la estructuración de los módulos de S.E. 5º) Existe
un número limitado de normas penales, cuya importancia práctica es sin embargo mucha, por lo que un
S.E. en la materia sería sin duda útil y rentable.». SUÑÉ LLINÁS, E., Lógica, derecho e inteligencia
artificial, ponencia 108 del IV Congreso Iberoamericano de Informática y derecho, S. Carlos de
Bariloche 1994, Edición electrónica realizada por PRC Consulting S.R.L.
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Gran parte del pensamiento moderno asume una posición agnóstica sobre los
valores, valores aplicables en todos los ámbitos: jurídico, económico, político, artístico,
religioso...). Se afirma que los criterios últimos no pueden ser objeto de conocimiento.
El único valor es que todas las opiniones tengan el mismo valor.
Este relativismo, que rechaza cualquier norma objetiva fuera del consenso, que
menosprecia la inteligencia como capacidad de aprehender la esencia de las cosas, no es
más que un "síndrome de inmunodeficiencia intelectual": el hombre de la calle se
encuentra desarmado frente al bombardeo de las ideologías, de los criterios que pululan
por los medios (culturales o no), porque en gran parte ha perdido la capacidad de
discernimiento.560
En el caso del jurista la situación es mucho más peligrosa, porque sus "criterios"
trascienden y se proyectan en la vida social sobre la que profesionalmente está llamado
a intervenir. Es grave que un médico tenga el sida, pero más todavía que contagie a los
pacientes sus propias infecciones. Un hombre sin escala de valores -considera Lombardi
559 LLV., Corso, p.212; Sobre el agnosticismo ético Lombardi considera fundamentales las siguientes
obras: CARCATERRA, G., Il problema della falacia naturalistica, Giuffrè, Milano 1969; del mismo
autor tambien "Le ambiguità e le implicazioni nichilistiche dell'opposizione valutare-conoscere", en
AAVV., La società criticata, Morano, Napoli 1974, pp. 194-225. Sobre el"ideologicismo" recomienda la
obra DAL POZZO, F., L 'ideologia come modo di conoscenza e di relazione, Giuffrè, Milano 1977, que
contiene una búsqueda de soluciones más existencial que epistemológica, pero refleja el discurso de todas
las posiciones principales.
560 Apuntes de las lecciones de LLV en Florencia, año académico 92/93
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Vallauri- está desorientado, pero si además se dedica a enderezar las relaciones de los
demás, como en el caso del jurista, las consecuencias sociales son imprevisibles.
El mundo antiguo estaba asentado sobre tres grandes pilares: la filosofía griega,
la cultura romana y la religión cristiana. Con el mundo moderno irrumpen en la cultura
dos elementos catalizadores del pensamiento europeo: el cientifismo tecnológico
(mensuro ergo possum) y, como derivación lógica, el subjetivismo absoluto (volo ergo
sum).
561 Este epígrafe y los restantes del presente capítulo constituyen una exposición esquemática, muy
resumida, de una parte importante del pensamiento de Lombardi Vallauri, manifestado en diversas
publicaciones. Especialmente en el Corso, pp.233-312; en los siguientes artículos recopilados ahora en su
libro Terre: "Manipolazioni genetiche e diritto"; "Bioetica, potere e diritto"; "Abortismo libertario e
sadismo", "Il soggetto assoluto e i suoi diritti nell´universo sadista"; "Le culture reduzionistiche nei
confronti della vita", "Il pensiero moderno sulla sesualità", "Scienza et etica nella centralità dell'uomo",
"Scienza ed evoluzione psicoespirituale". También en LLV., "L´orizonte problematico", presentación de
AA.VV., Cristianesimo, secolarizzazione e diritto moderno. pp. 3-111. Giuffrè, Milano. 1990; LLV.,
"Sécularisation et sadisme", en Archivio di Filosofia 1976, pp. 397-401; LLV., "L'impatto della
tecnologica sulla vita e sulla autopercezione dell'uomo" en Etica e trasformazioni tecnologiche, Atti del
57º corso di aggiornamento culturale della Università Cattolica di Milano, Vita e Pensiero, Milano
1987, pp. 40-64.; LLV., "I figli del Nulla. L'antropologia del fisicalismo e del neoradicalismo", en
Rivista del Clero Italiano, Vita e Pensiero, Milano 1977, pp. 297-309; LLV., "1 presuposti culturali del
processo d'industrializzazione", en Il problema della società industriale: progetti di svillupo e crescita
dell´uomo, Atti del XLVIII Corso di aggiornamento culturale dell'Università Cattolica di Milano
(Milano, 3-8 sept. 1978), Vita e Pensiero, Milano 1978, pp. 51-73; LLV., "L'uomo e la crisi degli
umanesimi conemporanei", Relazione conclusiva dei lavori su "L'uomo contemporaneo", Villa Cagnola,
1981. Pro manuscripto; LLV., "Umanesismo cristiano e umanesimi non-crisitiani", en AA.VV.,
Umanesismo cristiano e unmanesimo contemporanei, Massimo 1983, pp.82-98
562LLV., "Bioetica, potere, diritto", en Iustitia 1984, pp.4 1-7; También recogido en Jus 1984, pp.41-80;
También en AA.VV., Obbiezzione di coscienza sanitaria: un devere verso 1'uomo, Atti del I Convegno
nazionale degli Obiettori di coscienza sanitari (Torino, 26-27 nov. 1983), Palombi, Roma 1984 o 1985,
posteriormente recogido en Terre, 111-148, cf. p.112
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las cosas le vengan dadas, que tengan normatividad propia. En esta sociedad, en la que
todo puede estar "bajo control", Dios no tiene ningún sentido. Abolida toda norma
superior, no caben más que dos postulados éticos (ambos legítimamente derivables de
la misma raíz): "considera al otro como fin" (humanismo laico positivo) y "considera al
otro como medio" (nihilismo agresivo). Sobre esta alternativa nos detendremos un poco
más adelante.
563 LLV., Le culture reducionistiche nei confronit della vita", op. cit. p.179
564 LLV., "L'orizzonte problematico", presentación de AA.VV., Cristianesimo,secolarizzazione e diritto
moderno. pp. 3-111. Giuiffrè, Milano. 1981, p.40; con casi las mismas palabras enuncia esta idea en
LLV., "1 figli del Nulla. L'antropologia del fisicalismo e del neoradicalismo", en Rivista del Clero
Italiano, Vita e Pensiero, Milano 1977, p.302
565 LLV., "Scienza ed evoluzione psicoespirituale", op. cit. p.399; Cfr. también LLV., "L'impatto della
tecnologia sulla vita e sulla autopercepzione dell'uomo", op. cit. pp.40 y 41
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Esta manera de ver las cosas permite (o crea la ilusión de) llegar a dominar
integralmente la realidad, el completo dominio sobre la naturaleza (que ya no es más
que materia). Se trata de un uso de la ciencia fisicista con pretensiones de dominio
(porque tal conocimiento puede tener también otros usos no necesariamente de dominio,
por ejemplo sapienciales, como el pitagorismo).
Estos tres elementos se resumen en una idea madre que antes hemos
mencionado, y que es de la máxima importancia: el deseo de lograr "la manipulabilidad
integral del ser".
566 Cfr. LLV., Corso, pp.246-249; Cfr. LLV., "Abortismo libertario e sadismo", en Jus 3-4, 1975, pp.
279-326. Luego reeditado como libro con alguna modificación, bajo el mismo título, en Scotti Camuzzi,
Milano 1979, pp. 109. Posteriormente ampliado y publicado en Terre. pp. 43-91, cfr. espec. pp.64 y 65;
Cfr. también LLV., "Bioetica, potere, diritto", en Iustitia 1984, pp.41-70; También recogido en Jus 1984,
pp.41-80; También en AA.VV., Obbiezzione di coscienza sanitaria: un devere verso l'uomo, Atti del I
Convegno nazionale degli Obiettori di coscienza sanitari (Torino, 26-27 nov. 1983), Palombi, Roma
1984 o 1985. Posteriormente recogido en Terre 111-148, espec. p.287
567 LLV., "L´embrione umano tra bioetica e biogiuridica. Principi generali", en Scienza ed etica nella
centralità dell´uomo, dirigido por P. Cattorini, Istituto scientifico H. San Raffaele, Franco Angelli,
Milano 1990, p.228
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Del sadismo, entendido como primado absoluto del propio placer más
cientifismo tecnológico, deriva el rechazo de cualquier norma superior, incluso del
prójimo cuando no sirva como alimento de mi pasión.571
568 "Le culture riduzionistiche nei confronti della vita", en AA.VV., Il valore della vita. L´uomo di fronte
al problema del dolore, della vecchiaia, dell´eutanasia, Atti del 54º Corso di aggiornamento culturale
dell´Universitá Cattolica (Roma, 2-7 sept. 1984), Vita e Pensiero, Milano 1985, pp.41-74.
Posteriormente recogido en Terre, cf. p.179. La misma idea se desarrolla también en LLV., "Le
biomanipolazioni: questioni giuridiche", en Nuova secundaria 3,15 de nov. 1986, p.30
569 LLV., Corso di filosofia del Diritto, Cedam, Padova 1981, p.247
570 Posiblemente las raíces más profundas de la extensión actual del relativismo (porque relativistas
siempre ha habido) habría que buscarlas en el camino emprendido por Guillermo de Okham, y desde otro
ángulo bien distinto, al empirismo y utilitarismo de David Hume. Con el autor escocés se hace común
hasta nuestros días la consideración de que los juicios éticos son ajenos al ámbito de lo verdadero y de lo
falso, y se relegan enteramente al campo de las emociones subjetivas (a su moral sense). Desde Hume no
existirá, por tanto, verdad o error prácticos sino por referencia al fin que cada uno se propone
arbitrariamente. Por otra parte, la opacidad de la realidad frente al conocimiento y la proyección de las
formas a priori de Kant, harán, a pesar de su buena voluntad, que el subjetivismo se agrave. Las
conductas correctas son las que realizan valores, pero los valores serán meras estimaciones de nuestro
espíritu. Así la injusticia no es incorrecta por lesionar un bien ajeno, sino porque contradicen una
expectativa subjetiva, por muy compartida que sea. Cf. KALINOWSKI, G., El problema de la verdad en
la moral y en el derecho, EUDEBA, Buenos Aires 1979
571 Sobre el sadismo como filosofia de vida y como fundamento de un eventual ordenamiento jurídico es
obligada la referencia a la obra LLV., "Il soggetto assoluto e i suoi diritti nell'universo sadista", en la
RIFD 1979, pp. 21-42. Posteriormente publicado en Terre, 9l-111
572 LLV., Corso di filosofia del Diritto, Cedam, Padova 1981, pp.271-322
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Lombardi Vallauri- se convierte en algo artificial» producido por la nueva técnica y por
el nuevo derecho.
573 "Díritto Naturale e Diritto libero" en Persona v Derecho, vol. 23. 1990.p.29. La parte referente al
derecho natural se publicó anteriormente en JUS, 1987 bajo el título "Diritto naturale"; después también
en recogido en Digesto IV edizione, 1990, coll. El tránsito de la filosofia del sujeto absoluto a la filosofia
de la muerte del sujeto la desarrolla más ampliamente en LLV., "Le culture riducionistiche nei confronti
della vita", op, cit. p.185 de Terre y en LLV., "Il pensiero moderno sulla sessualita", op. cit. p.278 de
Terre
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Según esta lógica no resulta tan increíble que algunos planteen la cuestión de los
computers como posibles sujetos de derechos, como hemos visto en el capítulo anterior.
Pero no sólo se termina por negar al mismo hombre, sino que se pierde de vista
el significado del Universo. En un texto sobre bioética Lombardi Vallauri plantea la
cuestión en los siguientes términos:
574 LLV., "I figli del Nulla. L´antropologia del fisicalismo e del neoradicalismo", en Rivista del Clero
Italiano, Vita e Pensiero, Milano 1977, p.302
575 LLV., "L´embrione umano tra bioetica e biogiuridica. Principi generali", en Scienza ed etica nella
centralità dell´uomo, dirigido por P. Cattorini, Istituto scientifico H. San Raffaele, Franco Angelli,
Milano 1990, p.227. En la misma línea, un buen conocedor del pensamiento de Lombardi Vallauri añade
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con ironía: «Finalmente, si hemos creído alcanzar el dominio completo de una naturaleza que nos fue
hostil, hemos perdido el propio control de los efectos de nuestro dominio de forma que, temblorosos,
negamos incluso nuestra condición de dominadores, temiendo de nuevo la acción del hombre más que
cualquier otra cosa que se encuentre bajo los cielos, si es que este término -los cielos- mantiene algún
otro significado que el olvido total del nirvana». SERRANO RUIZ-CALDERÓN, J.M., Familia y
Tecnología, Servicio de publicaciones de la Facultad de Derecho de la UCM, Madrid, 1996, pp. 13-14
576 LLV., "Il soggetto assoluto e i suoi diritti nell'universo sadista", en la RIFD 1979, pp. 21-42.
Posteriormente publicado en Terre, 9l-111
577Cfr. LLV., "Diritto naturale e diritto Libero "op. cit. pp.29-30; la teoría de Carcaterra y Piovani están
contenidas en estas dos obras: CARCATERRA, G., Il problema della falacia natuaistica, 3ª ed.,
Giuffrè, Milano 1977; PIOVANI, P., Giusnaturalismo ed etica moderna, Bari 1961 (cito de LLV)
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578 LLV., "Le culture riducionistiche nei confronti della vita", op, cit. pp. 183 y ss.
579 "La portée philosophique des droits de l´home", en Nova et Vetera, LVII, 1982, pp. 17-29.
Posteriormente publicado en versión italiana bajo el título "La portata filosofica dei diritti dell´uomo",
(trad. por Mariachiara Tallacchini) Per la Filosofia, enero-abril 1988, p.13. En un sentido similar, añade
Andrés Ollero: «en la Modernidad la pregunta por lo bueno revestía un carácter predominantemente
teórico. La respuesta obtenida se convertía luego en receta aplicable a la realidad. Se había roto la
conexión teoría-práxis, sólo posible reconociendo la entraña teleológica del ser. En la filosofia clásica,
bien, verdad y ser se entrelazaban. Buscar el bien era disponerse a saber sobre el ser; pero no a través de
la contemplación pura, que permitiera disponer de unos principios rectores, sino mediante un rastreo
práctico de la situación concreta», OLLERO, A., ¿Tiene razón el derecho?, Publicaciones del Congreso
de los Diputados (monografías), Madrid 1996, p.419. Frente al relativismo ético se levanta, entre otros
muchos, el pensamiento del realismo clásico, para el que si el objeto del conocimiento era el ente, el cual,
visto en su relación al entendimiento, se mostraba como verdad y medida del saber, visto en su relación a
la perfección humana, aparecía como bien o valor y se consideraba objeto de la voluntad, guiada y
"medida" por el entendimiento práctico. S.T. I, q.5, a.1, a.3 y ss.
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580 Cfr. LLV., "Il diritto come ordinamento", en Il diritto come ordinamento - Informazione e verità
nello Stato contemporaneo. Atti del X Congresso nazionale della Societá italiana di filosofia giuridica e
politica. (Bari, 3-5 ottobre, 1974), Giuffrè, Milano 1976, p.25
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581 LLV., "Il diritto come ordinamento", en Il diritto come ordinamento - Informazione e verità nello
Stato contemporaneo. Atti del X Congresso nazionale della Societá italiana di filosofia giuridica e
politica. (Bari, 3-5 ottobre, 1974), Giuffrè, Milano 1976, p.11
582 LLV., Corso, p.120. Una definición más resumida: «Cos´è il diritto? É un ordinamento giuridico,
ossia un insieme di norme (generali e individuali; di condotta e di struttura; tendenzialmente
"justiciable") adatto a organizzare un corpo sociale». LLV., "Informatica e criteri «politici» o valutaivi
della decisione giuridica" en Jus, XXIX, 3, 1982. pp 303-315. Versión inglesa en Artificial Intelligence
and Legal Information Systems. Vol. I. Bajo la dirección de Ciampi, C., North Holland,
Amesterdam-New York-Oxford, 1982, pp. 61-72.
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Distinción entre la filosofía del derecho y la teoría general. La teoría general del derecho como
adversaria de la jurisprudencia
La relación que hay entre las dos, entre teoría general y filosofía del derecho en
sentido estricto, se caracteriza fundamentalmente -en este punto Lombardi sigue a
Piovani- por el grado de generalidad: «a la teoría general -escribe Lombardi- se le
atribuye la competencia de definir el derecho como producto o como actividad
productora de aquel producto, y a la filosofía del derecho, la función de redefinir, desde
un punto de vista generalmente humano, aquel producto o aquella actividad, una vez
definidos por la teoría general».584
583 Cf. II.7.3 (Sobre la revisión del iter de formación de los juristas)
584 Cfr. LLV., Saggio, p.397. Las obras en las que se inspira, como él mismo reconoce, son PIOVANI,
P., Linee di una filosofia del diritto, Cedam, Padova 1964, y COTTA, S., Primi orientamenti di filosofia
del diritto, Giapicelli, Torino 1967
585 Como es sabido, la teoría general es un análisis puramente descriptivo de la estructura del derecho,
que es considerado como una técnica social. El derecho se reduce a un simple mecanismo a través del
cual se pueden lograr en una sociedad determinada los más variados fines. La ciencia jurídica del
positivismo legalista se mueve sólo en la dimensión de las formas, con una marginación de la reflexión
filosófica sobre el derecho, o, en muchos casos calificando como filosofía del derecho a lo que es simple
teoría general. Pero no sería justo culpar al positivismo legalista del menosprecio que ha sufrido la
filosofía del derecho. Éste se debe en gran medida a que los filósofos que por primera vez cultivaron la
filosofía del derecho como disciplina académica, que menospreciaron a los juristas, o, al menos, no eran
juristas. Los promotores de la Filosofía jurídica -escribe sarcásticamente Villey- «ignoraron
generosamente el mundo del Derecho. Y puede decirse lo mismo, con algunas reservas, de los fundadores
de la disciplina, maestros de las escuelas luteranas a partir del siglo XVI y de los Thomasius o de los
Wolff en el Siglo de las Luces; todos ellos eran excelentes personas, que conocían a Horacio y a Virgilio,
que tenían un barniz de Platón, un poco más de la Biblia y de los Padres de la Iglesia; que algunas veces
lo mezclaban con algo de ciencias y de química; escribían un poco sobre todo, eran autores polígrafos,
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jurídica, aunque también pretende ser imparcial respecto a los fines del ordenamiento,
porque sólo busca considerar las funciones o fines más generales (sociabilidad,
desarrollo del hombre, etc), tarde o temprano termina por decantarse con opciones
valorativas determinadas.586 El mismo Lombardi Vallauri, después de intentar realizar
una ontología jurídica desprovista de valores materiales, termina reconociendo que
dificilmente puede explicarse la ontología al margen de consideraciones valorativas
concretas.587
pero leían poco Digesto, esa obra oscura y confusa y los comentarios de los Bartolistas. Que Leibniz
fuera una excepción a este respecto, es un punto discutible: parece haberse preocupado más del orden y
de las matemáticas, ansioso de instalar sobre el Derecho una forma sistemática incompatible con su
naturaleza. Más aún, la ignorancia de la literatura específicamente jurídica se transformó en radical con
los fundadores de la Filosofía del Derecho en sentido estricto: Kant, Fichte o Hegel (...). Y hoy en día,
tanto como en el pasado, debemos dejar de lado a los filósofos: tanto los filósofos de la ciencia, los
neo-positivistas o los fabricantes de logísticas, onnubilados por el conocimiento científico, como los
obsesionados por la "existencia" del individuo. Debemos desconfiar de Sartre, de Husserl, de Heidegger
y de Nietzsche, de todos estos ídolos contemporáneos de la Filosofía, lo mismo que de Kant. Y por las
mismas razones: porque en primer lugar, ellos nos ignoraron (a los juristas); porque más todavía hoy que
en el siglo XVIII, los filósofos de la Sorbona no tienen experiencia en el dominio jurídico», VILLEY,
M., Le droit, les sciencies humaines et la philosophies, Vrin, Paris 1973, pp.353-354. Refiriéndose a
Hegel, escribe Iturmendi en el mismo sentido: «A pesar de que el rótulo "Filosofía del derecho" tenga
hoy un significado que no coincide totalmente con el que le diera Hegel, no es menos cierto que todavía
en nuestros días continúa atribuyéndose al profesor de Berlín un elevado tanto de responsabilidad en la
desconfianza que tradicionalmente despierta entre los juristas la que el profesor de la Universidad de
Nancy y reputado exponente de la teoría de la institución, Georges Renard (1789-1943) denominaba
"Filosofía del derecho de los filósofos" (abusivamente abstracta y construida "desde arriba" -de plus
haut- a partir de una concepción general del mundo y con un instrumental metodológico genuinamente
filosófico que pretende proyectarse -"aplicarse"- coherentemente en la experiencia jurídica), por tratarse
de una indagación de tipo dominantemente especulativo y condicionada, de manera a veces determinante,
por las "necesidades del sistema", cuyo objeto es "la idea de Derecho", es decir, el concepto de Derecho y
su realización (Grundlinen..., par. I), en la que no es infrecuente la modificación de la realidad jurídica en
aras de una mejor adaptación a los presupuestos sobre los que se articula el sistema general concebido
por el filósofo-jurista; recelos que han determinado afirmaciones del tipo "quien lee al Hegel político no
aprenderá nada acerca de las instituciones políticas y jurídicas"», ITURMENDI MORALES, J., "El
sistema jurídico entre orden y desorden. Una aproximación al conocimiento de la obra de Michel Van de
Kerchove y François Ost", en Revista de Teoría del Derecho, nº 1, 1998, en curso de publicación (cito del
original).
586 La abstracción que realiza la filosofía del derecho, tal y como la entiende Lombardi, consiste en una
"abstracción impropia" según la terminología de la filosofía tradicional, es decir, no busca la esencia del
derecho, sino sus rasgos más generales. Sobre la relación entre generalización y abstracción, GALLA,
G., "Il problema dell´astrazione", en Rivista di Filosofia Neoscolastica, marzo 1942; OLGIATI, F., "Il
valore del concetto scientifico e della dogmatica giuridica", en Rivista di Filosofia Neoscolastica, junio
1932.
587 En un primer momento, en el artículo antes citado del "Diritto come ordinamento" diseña una
ontología desprovista de consideraciones valorativas, incluso, llega a afirmar que cualquier concepción
filosófica (anarquista, marxista, hegeliana, cristiana, etc) es compatible con su definición de derecho
como ordenamiento, Cfr. LLV.,"Diritto come ordinamento", op .cit p.38. Pero posteriormente reconoce
que toda ontología jurídica termina decantándose por opciones valorativas concretas. LLV., "Filosofia
del diritto per giuristi: linee introduttive", pro manuscripto, p.13
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EL DERECHO DE JURISTAS Y SUS IMPLICACIONES: UN DIÁLOGO CON LOMBARDI VALLAURI
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588 LLV., "Filosofia del diritto per giuristi: linee introduttive", pro manuscrito, p.8. También cfr. LLV.,
Amicizia, caritá, diritto. L´esperienza giurudica nella tipologia delle esperienze di rapporto, Giuffrè,
Milano 1969, pp. 1 y 2. Sin embargo, otros autores ven en la teoría general un sucedáneo de la filosofía
del derecho: la teoría general sería, como decía Ollero, la manifestación del positivismo legalista en
construcción ascendente, con pretensiones de totalidad. La teoría general se perfila como una especie de
"filosofía de la ley", que pretende, por abstracciones, obtener conclusiones más generales, utilizando
como único instrumento la ley y la lógica. OLLERO, A., "Una filosofía jurídica posible", en Anales de
la Cátedra Francisco Suárez, Granada 1975, luego publicado en su libro Interpretación del derecho y
positivismo legalista, Edersa, Madrid 1982, cfr. pp.241-244. Para el mismo autor la filosofía del derecho
es un saber sobre un saber que pretende racionalizar la vida social: «Filosofía del derecho y actividad
jurídica se acercan hasta casi fundirse, apareciendo como dos dimensiones de un similar saber práctico.
La actividad jurídica se nos muestra como un lenguaje referido a la realidad social; la filosofía del
derecho ha de servirle de metalenguaje, reflexionando sobre esa praxis». OLLERO, A., ¿Tiene razón el
derecho?, Publicaciones del Congreso de los Diputados (monografías), Madrid 1996, p.495
589 Sobre este antagonismo cf. KOSCHAKER, P., Europa und das römische Recht, Munich, 1947,
espec. 354-358. Cit. por Lombardi en Saggio, p.490. Traducido al castellano por José Santa Cruz Tejeiro:
Europa y el derecho romano, Ed. Revista de Derecho Privado, Madrid 1955.
590 LLV., Saggio, pp. 379-380
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Una norma nunca vive aislada: nace, se desarrolla y muere en el contexto del
ordenamiento. O como dice Ferrini, las nuevas normas entran en el sistema
"modificándolo y modificándose".592 «La ley está en el ordenamiento jurídico y sufre el
influjo de las demás normas (superiores en jerarquía o posteriores en el tiempo), que
pueden derogarla y cambiar su carácter y sentido».593 En este punto, mejor no podría
expresarse el pensamiento de Lombardi.
Dentro del conjunto de normas que forman parte del ordenamiento, el autor
italiano distingue entre normas de conducta y normas de estructura:594 Las normas de
591 Cfr. BOBBIO, N., Teoria della norma giuridica, Giappichelli, Torino 1958, y Teoria
dell´ordinamento giuridico, Giappichelli, Torino 1960, que, dada su íntima relación, pueden considerarse
como dos partes de una sola obra.
592 FERRINI, C., Manuale di Pandette, 4ª ed., Giuffrè, Milano 1953 pp.34-35
593 DE CASTRO, F., Derecho civil de España, op. cit., pp. 511-512
594 Cfr. LLV., Corso, pp. 121 y 122. Esta distinción de las normas jurídicas entre normas de conducta y
normas de estructura nos la encontramos antes implícitamente en Kelsen, y posteriormente de forma
explícita especialmente en Bobbio, y con otra terminología en Hart y Ross. La "dinámica del derecho" de
Kelsen se apoya sobre la necesidad de distinguir entre las normas que establecen las condiciones de
validez formal de otras normas, indicando los órganos y los procedimientos aptos para producirlas, y las
normas que sólo prescriben comportamientos. En Bobbio la distinción es clarísima, y además se
manifiesta como una exigencia de su definición del derecho como ordenamiento. Las normas de
estructura son denominadas por Bobbio, al igual que Hart, "normas secundarias", definidas como
"normas sobre normas" y divididas en dos clases: normas de producción, cuya función es determinar la
validez de las normas primarias (de conducta), y "normas de conservación" (norme per la
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EL DERECHO DE JURISTAS Y SUS IMPLICACIONES: UN DIÁLOGO CON LOMBARDI VALLAURI
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Forman parte del ordenamiento jurídico tanto las normas generales como las
normas individuales. Las primeras -como es sabido- afectan a un tipo genérico de
personas (el comprador, el menor, el ciudadano español, etc). Las segundas afectan a
personas en su individualidad histórica.
Tanto las normas generales como las normas particulares forman parte del
ordenamiento. Es más, las normas particulares manifiestan la vigencia de las normas
generales, y como vimos al tratar del proceso jurídico, las normas particulares
manifiestan también la existencia del ordenamiento como una continua síntesis de
derecho positivo y de derecho libre.
conservazione), que sirven para hacerlas eficaces. Cfr. BOBBIO, N., voz "Norma giuridica" en
Novissimo digesto italiano, XI, 1965, pp.336 y sig. También en Teoria della norma giuridica,
Giappichelli, Torino 1958,. pp.20 y sig. y en Teoria dell´ordinamento, op. cit., pp. 21 y sig. Aunque
Lombardi se distancia de Bobbio en que éste termina identificando todas en normas de comportamiento,
en cambio, nuestro autor mantiene la diferencia. Ross distingue también entre normas de conducta y
normas de competencia o procedimiento. Ross considera que la distinción es necesaria porque permite
diferenciar el sistema jurídico de otros sistemas, como el moral. Además, considera Ross, «las normas de
competencia indican sólo un esquema que debe seguirse para producir directivas válidas. La norma de
competencia en sí no dice que la persona competente está obligada a ejercer la propia competencia. Las
normas de competencia, por tanto, no pueden ser directamente aplicadas por los tribunales (...) Las
normas de competencia pueden ser aplicadas en una controversia sólo indirectamente como presupuestos
del problema de si existe o no una válida norma de conducta (...) Las normas de conducta son las únicas
que pueden ser inmediatamente "aplicadas" o "hechas valer" por los tribunales». A pesar de todo, al igual
que Bobbio, también termina identificando las normas de estructura con las de conducta ("normas de
conducta indirectamente formuladas"), Cfr. ROSS, A., Diritto e giustizia, (introducción y traducción de
Giacomo Gavazzi), Giuffrè, Milano 1965, pp. 32-34; 49 y ss.; 51; 152; 192 y ss; 196. Respecto a Hart,
simplemente conviene recordar que el núcleo de su teoría general está en la distinción y relación entre
normas primarias (son las que sólo confieren deberes) y secundarias (sólo confieren poderes, públicos o
privados, de reconocimiento, de modificación, de juicio y de sanción, respecto a las normas primarias).
Las normas secundarias son para Hart como el armazón del ordenamiento; las normas secundarias
transforman, estructurando y consolidando, el régimen de normas primarias (conjunto de obligaciones y
derechos) en ordenamiento jurídico. Cfr. HART, H.L.A., The concept of the law, Clarendon Press,
Oxford 1961. Traducido al italiano: Il concetto di diritto, Ed. Giulio Einaudi, Torino 1965 . También hay
versión española traducida por Genaro R. Carrio: El concepto de derecho, Ed. Abeledo-Perrot, Buenos
Aires 1990
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Con la claridad que le caracteriza, Puig Brutau define la norma general como
«aquella cuya hipótesis de aplicación es invariable, a pesar de estar fundada en
supuestos de hecho que en la realidad casi nunca dejan de variar».595 Y precisamente las
normas particulares, diseñadas por la prudencia jurídica, permiten la adecuación de las
norma generales sobre la realidad siempre cambiante.596
La concepción del derecho como ordenamiento es la más útil para determinar cuál es el
derecho vigente, y permite explicar los aspectos sistemáticos, históricos y morfológicos, cosa
que no pueden hacer por sí solas las demás concepciones de la teoría general
Los aspectos sistemáticos del derecho son aquellos que se refieren a la unidad,
complejidad, totalidad del fenómeno jurídico en cuanto objeto de la teoría general del
derecho: todas las relaciones entre normas en sentido estático o dinámico; teoría de la
suficiencia del ordenamiento (lagunas); interpretación; fuentes; teoría de la validez, de
la efectividad... Nuestro autor considera que la mayoría de estos conceptos de la teoría
general del derecho sólo tienen sentido dentro de una teoría del ordenamiento
jurídico.597
595 PUIG BRUTAU, J., La jurisprudencia como fuente del derecho, Bosch, Barcelona 1951, p.180
596 «Si, como hemos dicho -escribe Puig Brutau-, generalizar es omitir, la generalización normativa (...)
puede detenerse a un punto mayor o menor en el proceso de abstracción, es decir, de omisión. Cuantos
menos elementos de los casos concretos que han permitido inducirla conserve la regla general, tanto más
elevada será. Y cuánto más elevadas las reglas generales (...) más esfuerzo necesitarán del intérprete para
quedar ajustadas a los hechos concretos de algún caso controvertido. A cambio de este inconveniente,
ofrecen una ventaja: (...) pueden atravesar largos periodos de tiempo sin necesidad de ser reformuladas».
PUIG BRUTAU, J., La jurisprudencia como fuente del derecho, op. cit., pp. 191 y 192
597 Cfr. LLV., "Il diritto come ordinamento", en Il diritto come ordinamento - Informazione e verità
nello Stato contemporaneo. Atti del X Congresso nazionale della Societá italiana di filosofia giuridica e
politica. (Bari, 3-5 ottobre, 1974), Giuffrè, Milano 1976, p.30
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598 Cfr. LLV., "Il diritto come ordinamento", op. cit., pp.31-32
599 Cfr. LLV., "Il diritto come ordinamento", op. cit., pp.31-32
600 LLV., "Il diritto come ordinamento", op. cit. p.29
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También vimos que la norma no vive aislada, que necesita de las demás para
entenderse, y que todo el ordenamiento se siente afectado cuando una sola de sus
normas es modificada o se suprime.
Por todo lo anterior, Lombardi Vallauri concluye que la teoría del derecho como
norma es por sí misma insuficiente para definir lo que es el derecho, pero muchas de sus
aportaciones son necesarias para una teoría del derecho como ordenamiento. En
concreto, la teoría de la modalidades deónticas de Conte es asumida por Lombardi
dentro de su definición: Conte distingue seis modalidades deónticas: la modalidad
fundamental respecto a las demás es la de "permitido", a partir de ésta se pueden definir
las otras cinco, formando lo que Conte llama el exágono de oposición: entre los vértices
opuestos del exágono la relación lógica es de contradicción: "obligatorio" es el
comportamiento que no permite su omisión, y su modalidad opuesta es "facultativo";
"imperativo" significa obligatorio o prohibido, cuya modalidad opuesta es "indiferente";
y "permitido" se opone a "prohibido".601
Lombardi reconoce que existen normas que, sin hacer referencia directa a
comportamientos, producen inmediatamente por virtud propia efectos jurídicos. Son
aquellas normas que Gaetano Carcaterra llama "constitutivas", y que de primera
intención dificílmente entran en el esquema prescriptivista: son, por ejemplo, además de
las normas de estructura o de competencia, las normas abrogativas o derogativas,
determinadas normas sobre las fuentes, normas como "la mujer tendrá el domicilio del
marido", o "con "hijo" debe entenderse, a efectos de la presente ley, x ", y preceptos
similares. El profesor de Florencia defiende su tesis aduciendo que tales normas tienen
siempre algo que ver con el deber ser, con los comportamientos, porque en primer lugar,
esas normas no se limitan a describir hechos de la naturaleza, sino algo que debe ser (ya
Aristóteles decía que ni lo necesario ni lo imposible recaen en la órbita del derecho); en
segundo lugar, porque esas normas pueden permanecer inaplicadas, «así por ejemplo
-afirma Lombardi- una norma abrogativa produce la desaparición inmediata del
ordenamiento de la norma abrogada, a condición de que todos o casi todos los
operadores jurídicos se comporten como si esta última norma fuese efectivamente
abrogada, cesando por tanto de observarla y de aplicarla».602
601 Cfr. CONTE, A., Saggio sulla completezza degli ordinamenti giuridici, Giappichelli, Torino 1962
602 LLV., Corso, p.132. En el tratamiento que hace Lombardi Vallauri de la norma jurídica se echa en
falta una consideración que me parece fundamental: la distinción y el modo de presentarse de las
disposiciones y de las normas jurídicas. La norma jurídica, considerada empíricamente, salvo el caso de
la sentencia judicial, no se presenta de manera neta como una regulación completa de un estado de hecho,
sino que se presenta fragmentada, escindida en una pluralidad de disposiciones o criterios normativos,
que confluyen en la formación de la norma jurídica completa, y que la norma jurídica completa no es
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únicamente el resultado de la integración de los fragmentos esparcidos en los cuerpos legislativos, sino
que en su formación intervienen otros elementos no legales (la jurisprudencia, la costumbre, la Doctrina,
etc.). Dentro de los cuerpos legislativos nos encontramos con disposiciones que, unas veces determinan
cuál es el hecho regulado o sólo una parte del hecho regulado; otras veces, las condiciones bajo las cuales
se regula; otras, la disciplina jurídica a la que se subordina; otras, los posibles efectos que prevé el
ordenamiento si se realiza tal hecho; y, por último, los posibles efectos si no se realiza. Por eso, conviene
distinguir la norma jurídica y las disposiciones jurídicas, que son fragmentos o ingredientes de la norma
(y no todos contenidos dentro de los cuerpos legislativos). Cf. LARENZ, K., Metodenlehre der
Rechtswissenschaft, Springer-Verlag, Berlín 1960. Traducido al castellano por Marcelino Rodríguez
Molinero: Metodología de la ciencia del derecho, Ariel, Barcelona 1980 (2ª ed.).
603 Cfr. LLV., Corso, pp.134-135 y también LLV., "Il diritto come ordinamento", op. cit., p.30
604 Cfr. DEL VECCHIO, G., Filosofía del derecho, 9ª ed., (trad. castellana de Luis Recasens Siches),
Bosch, Barcelona 1929-30); LEVI, A., Teoria Generale, Ed. A. Milani (Cedam), Padova 1953, pp.144 y
sig. TREVES, R., Il diritto come relazione, (1934); VIRALLY, M., La pensée juridicque R. Richon
(Libr. Gén. de Droit et de Jurisprudence), París 1960, citados en Saggio, p.392, n.31. Cfr.
PETRAZYCKI, L., Über die Motive des Handelns (1907), cit. en LLV., Saggio, p.41, n.67
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c) Relación con la teoría del derecho como acción, actividad, experiencia jurídica
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del particular que produce esas normas que son los negocios jurídicos o las
aplica; es actividad jurídica aquella de un reformador, de un grupo o de una
clase en lucha por el derecho nuevo (...) Los caracteres propios de la acción
jurídica se remontan, en última instancia, al hecho de ser acciones "dentro"
-o "para"- el ordenamiento jurídico».608
Como sucede con las teoría del derecho como relación, que sólo se entiende a
través de la norma, y ésta sólo a través del ordenamiento, aquí sucede otro tanto: la
teoría del derecho como actividad recae dentro de la teoría del derecho como norma,
porque la actividad jurídica se puede definir como aquella que tiende a aplicar o a crear
normas del ordenamiento.
Cosa distinta es "la norma jurídica institucional", esto es, la norma creada -como
el sendero en el bosque- gracias a la realización continua y gradual de una determinada
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Lombardi critica esta postura con dos argumento: ¿qué institutos son jurídicos?
y ¿qué decir de las normas que no son de tipo institucional? Sólo son jurídicos
-responde el profesor italiano- aquellos institutos regulados por normas que forman
parte del ordenamiento. Existen muchos otros institutos, consolidados por la costumbre,
que no pueden considerarse jurídicos, porque no son "justiciables" ante los tribunales
del Estado. Por otra parte, abundan normas jurídicas que no regulan ningún instituto, o
mejor dicho, abundan normas no institucionales.612
Con este planteamiento Lombardi Vallauri asume la teoría de los institutos, pero
matizando que sólo son jurídicos aquellos que forman parte del ordenamiento jurídico.
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Por tanto, el mandato es sólo una parte potencial de una parte de las normas
jurídicas (las que proceden del legislador).
Si por sanción se entiende cualquier tipo de coacción, aunque sea muy leve,
entonces toda clase de normas (morales, sociales, etc) tendrían su sanción, y por tanto
no habría manera de distinguir las que son propiamente jurídicas.
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616 Ihering concibe el derecho subjetivo como interés jurídicamente protegido; Leoni define el derecho
como pretensión; Windscheid, sobre las huellas de Savigny, definía el derecho subjetivo como señorío de
la voluntad; Rosmini decía que el derecho es la persona.
617 Reenv. VII (Sobre el concepto de juridicidad en Lombardi).
618 LLV., Corso, p.145
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Planteamiento general
La ontología del derecho, según Lombardi Vallauri, sirve para fundamentar una
técnica jurídica que permita la traducción del discurso político en discurso jurídico,
porque no todo lo deseable políticamente se puede realizar mediante el derecho.
Esquemáticamente, Lombardi explica la relación con el siguiente gráfico:619
VALOR
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620 LLV., "Il diritto come ordinamento", en Il diritto come ordinamento - Informazione e verità nello
Stato contemporaneo. Atti del X Congresso nazionale della Societá italiana di filosofia giuridica e
politica. (Bari, 3-5 ottobre, 1974), Giuffrè, Milano 1976, pp.40-41
621 Cfr. LLV., Prólogo al libro de MADINIER, G., Coscienza e giustizia, Giuffrè, Milano, 1973, p.XIV
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«La norma jurídica de conducta para ser positiva no puede estar aislada:
debe nacer junto a (o en, o de) una estructura capaz de llevarla a la acción.
De lo contrario, sería orden interior, no coordinación social. El derecho es
ordenamiento para ser coordinación, para ser historia».623
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Ordenamiento e idea: el ordenamiento como modo de hacerse realidad la idea a través del acto
de fundar
626 LLV., "Il diritto come ordinamento", en Il diritto come ordinamento - Informazione e verità nello
Stato contemporaneo. Atti del X Congresso nazionale della Societá italiana di filosofia giuridica e
politica. (Bari, 3-5 ottobre, 1974), Giuffrè, Milano 1976, p.42. En el fondo se trata de una idea sobre la
que han profundizado los institucionalistas franceses, especialmente Maurice Hauriou.
627 Cfr. LLV., "Vinaya-Pithaka, ou le droit comme communication del´ineffable", en AA.VV., Le
système juridique, Archives de philosophie du droit, 1986, 333-354. Este artílculo desarrolla a su vez otro
publicado en 1973 "Le droit comme moyen de communication de l´ineffable", en Archivio di filosofia,
Atti... a cura di E. Castelli, Roma, Istituto di studi filosofici, 1973, 367-370. Después publicado en
versión italiana: "Vinaya-Pithaka, o il diritto come tecnica per la comunicazione dell´ineffabile" en
Terre, 448-473. En "Il diritto come ordinamento" también pone como ejemplos al ordenamiento de la
Iglesia católica y al budista: «Ordinamenti milenari, i più longevi della storia, come la Chiesa cristiana e
il "shanga" buddhista, non sono che il perpetuarse dell´idea di una Persona inesauribile esemplare».
628 Textualmente escribe: «Il diritto, come organizzazione, forma rapporti (e società) di scopo; l´amore
forma rapporti che sono fine a se stessi», LLV., Amicizia, caritá, diritto. L´esperienza giurudica nella
tipologia delle esperienze di rapporto, Giuffrè, Milano 1969, p.152, además el subrayado de la palabra
"fin" es del mismo Lombardi.
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Ordenamiento y espacio
632 Réplicas a la intervención de Lombardi en Atti del X Congresso nazionale della Societá italiana di
filosofia giuridica e politica. (Bari, 3-5 ottobre, 1974), Giuffrè, Milano 1976, p.229
633 Contraréplicas de Lombardi en Atti del X Congresso nazionale della Societá italiana di filosofia
giuridica e politica. (Bari, 3-5 ottobre, 1974), Giuffrè, Milano 1976, p.29. Cfr. también IV.I (Sobre el
concepto de juridicidad en Lombardi).
634 Ibídem, p.230
635 Cfr. LLV., Amicizia, caritá, diritto. L´esperienza giurudica nella tipologia delle esperienze di
rapporto, Giuffrè, Milano 1969, espec. pp.142-148; 151-153. LLV., "L´esclusione sociale", en Studi
Catolici 198-199-200, agosto-sept.-oct., 1977, Milano, pp.483-494 y pp.573-580. Impreso a parte por Ed.
Ares, Milano 1977, pp.19. Las ideas de esta publicación han sido recogidas y desarrolladas
posteriormente en el Corso di Filosofia del Diritto (pp. 327-369) la ed. de 1981.
636 LLV., "Il diritto come ordinamento", op. cit., p.44
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por la doctrina de Binswagner sobre el espacio "inclusivo" del modus amoris («donde
estás tú, hay sitio para mí»).637
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640 «Tutto questo -escribe Lombardi- rende il diritto atto a "salvare" non la persona (che non potrà
essere salvata mai dal puro legalismo, dalla pura correttezza giuridica: é questa una verità che il
cristianesimo ha scoperto, o al meno reso luminosamente centrale, per credenti e non credenti), ma
l`oggetiva com-possibilità delle persone e dunque la specie; a salvare, in una parola, il "mondo" umano
da quel peccato di tutti, da quel "peccato anonimo" che lo minaccerebbe di morte per divisione contro se
stesso», LLV., Amicizia, caritá, diritto. L´esperienza giurudica nella tipologia delle esperienze di
rapporto, Giuffrè, Milano 1974, p.151
641 Cfr. LLV., Amicizia, caritá, diritto. L´esperienza giurudica nella tipologia delle esperienze di
rapporto, Giuffrè, Milano 1969, pp.30-31. La mayor parte de estas consideraciones tienen como punto de
partida la Etica a Nicómaco, espec.VIII y IX. Por ejemplo en el capítulo VIII, 1, 4 se lee: «entre amigos
no hay necesidad alguna de la justicia, mientras, que siendo justos, es necesaria la amistad, y el punto
más alto de la justicia parece que corresponde a la naturaleza de la amistad».
642 LENNER, S., Recensión a Cristeanesimo, secolarizzazione e diritto moderno, en La Civilitá
Cattolica, nº 3186, 19 de marzo 1983, p.549
643 LLV., réplicas al "Il diritto come ordinamento", en Il diritto come ordinamento - Informazione e
verità nello Stato contemporaneo. Atti del X Congresso nazionale della Societá italiana di filosofia
giuridica e politica. (Bari, 3-5 ottobre, 1974), Giuffrè, Milano 1976, p.230
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Además, esta nota de la tipicidad del sujeto del ordenamiento jurídico manifiesta
la existencia de una triple dimensión dentro de la relación jurídica: dos sujetos se
relacionan dentro de un margen colectivo, de tal manera que si yo lesiono al otro, atento
también contra el ordenamiento, y por ello causo daño a la comunidad. Si no hubiera
una unidad de naturaleza, si cada hombre agotara su especie, no teniendo nada en
común con los demás, entonces todas las relaciones serían como mónadas en un mundo
caótico, y por tanto absolutamente independientes unas de otras.646
644 Cfr. LLV., Amicizia, caritá, diritto, op. cit., pp. 122 y 129
645 En el mismo sentido Legaz, influido sin duda por la obra de Lombardi, afirma que el «derecho no
hace acepción de personas», que el derecho es una «medida impersonal». Por contraposición, «el amor es
lo más personal que hay en el hombre, y por eso, por mucho que se generalice y se impersonalice en el
sentido de que se aplique a "cualquiera", da de sí por encima de cualquier limitación (el derecho procede
con criterios de generalidad y proporción y se ajusta a una cierta medida y limitación); mientras que la
justicia es impersonal porque se atiene a ésta, sin atender a lo que la consideración de la persona, por
amor, le exigiría hacer. La justicia (y con ella el derecho) responde más y mejor a su esencia cuanto más
se impersonaliza. Por algo se le representa con los ojos vendados, que es la mejor manera de representar
la acepción de personas de la que hemos hablado», LEGAZ, L., El derecho y el amor, Bosch, Barcelona
1976, p.74
646 Cfr. LLV., Amicizia, caritá, diritto, «mentre credo di ledere soltanto il mio nemico, io ledo in realtà
anche tutti gli altri miei consociati; mentre credo di nuocergli col pretendere da lui il dovuto, io faccio
insieme rispettare un ordine che anche a lui giova. In questo senso anche il diritto, come la carità, è
"triadico", raporto con l´altro "da" ("in") un termine superiore (qui non propiamente personale, ma
collettivo)», p.130-131
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El ordenamiento como garante del desarrollo del hombre en la medida en que asegura la
relación entre las personas
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652 LLV., "Sturzo e la Costituzione oggi", en AA.VV., Luigi Sturzo e la Costituzione italiana, Massimo
1983, pp.80-81. Para Luigi Sturzo la "resolución" de la sociedad en la persona siginfica que el
producto-valor de la relación entre los hombres revierte en cada uno de ellos, aportándoles más de lo que
individualmente podrían conseguir. «Prendiamo ad esempio -escribe Sturzo- la società familiare. (...)
Insistendo sulla "risoluzione personale" di tale società in ciascuno dei suoi membri, non disintegriamo,
come potrebbe sembrare a prima vista, il nucleo sociale; in tanto si effetua la risoluzione in quanto il
nucleo esiste ed è efettivo nei suoi valori sociali. Marito-moglie, genitori-figli, famiglia-servi sono tre
raporti reciproci che in tanto valgono come società in quanto si risolvono nella formazione di
personalità spiritualmente e moralmente più riche e complete di quanto non sarebbero state prima di tale
"esperienza". (...) Quel che diciamo a proposito della famiglia può essere applicato allo Stato, alla
chiesa, ad ogni altra società (...). I fini sociali sono sempre mezzi per la elevazione personale di ciascuno
(...). Rendendo difficile la "patecipazione" ai fini sociali, (...) s´impedisce o si ostacola la risoluzione
nella personalità». STURZO, L., La società. Sua natura e leggi, pp.273-276, cit. en LLV., "Sturzo e la
Costituzione oggi", p.80
653 Una aplicación práctica de esta consideración es que el artículo 3,2 de la Constitución italiana, al
asegurar que los poderes públicos removerán los obstáculos para el desarrollo auténtico de la persona,
tiene sub iudice a todos los demás de la carta magna, pues -como escribe Lombardi- si «se demostrara de
manera indiscutible la negatividad para el desarrollo de la persona de una cierta organización jurídica del
trabajo, de las relaciones familiares, etc..., aunque haya sido aceptada por la Constitución o por los
constituyentes, tal organización jurídica -junto con las normas constitucionales de apoyo- debería
considerarse inconstitucional. (Vería aquí una posible aplicación o esplicitación del primado de la
sociabilidad -como proceso de la "resolución personal"- sobre la sociedad)». LLV., "Sturzo e la
Costituzione oggi", op. cit., p.82. Lo mismo se puede decir respecto al art. 9.2 de nuestra Constitución de
1978, donde se recoge, entre otras cosas, que los Poderes públicos removerán los obstáculos que
dificulten al hombre el logro de su plenitud.
654 El recurso a la comparación entre el derecho y el lenguaje es frecuente en la obra de Luigi Lombardi.
La analogía la utiliza, incluso, a la hora de diferenciar los grandes nucleos de derecho extralegislativo:
«la consuetudine è più vicina al linguagio parlato, il diritto giuriprudenziale al linguaggio quale
vengono fissando i grammatici, cioè coloro che giudicano della correttezza degli usi linguistici; il diritto
dottrinale si può, con una certa approssimazione, parangonare al linguaggio degli scrittori», LLV.,
Corso, p.171
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«Es un error -escribe Lombardi- ver como valor jurídico por antonomasia la
"justicia": en muchos ordenamientos es secundaria; valor jurídico estructural es quizá
más bien la continuidad (en el espacio, en el tiempo; de las acciones, de las ideas
655LLV., Corso, p.577. Estas consideraciones también se exponen de forma sistemática y clara en LLV.,
"La politica e le sue metamorfosi", en AA.VV. Etica e transofrmazioni tecnologiche, Atti del 57º corso di
aggiornamento culturale dell´Università Cattolica, Vita e Pensiero, Milano 1987, p.54
656 Al comparar el derecho con otras formas de relación como, por ejemplo, la amistad, vimos que el
derecho, si bien es cierto que por un lado realiza una función "antiegóica", por otro consolida la
separación: "lo mío no es tuyo", "donde estoy yo no hay sitio para ti"... así relaciona el derecho.
657 Cfr. COTTA S., "La coesistenza come fondamento ontologico del diritto", en RIFD 1981 (2), pp.
256-267. Versión castellana en Persona y derecho, 1982 (9), pp.13-18. También está publicado como
apéndice al libro Justificación y obligatoriedad de la norma.
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La continuidad como valor jurídico significa que el derecho es, o debe ser, una
relación con-el-otro-entre-los-otros, en la que "los otros" no son únicamente los
contemporáneos, sino también las generaciones anteriores y posteriores. La continuidad
del derecho garantiza la unidad entre relaciones aisladas, garantiza su "metabolizarse"
en el ordenamiento jurídico, asegurando (normalmente) su racionalidad y su misma
posibilidad. La más pequeña relación jurídica sabe que no puede subsistir fuera de la
totalidad de la experiencia jurídica:
658 LLV., "Il diritto come ordinamento", en Il diritto come ordinamento - Informazione e verità nello
Stato contemporaneo. Atti del X Congresso nazionale della Societá italiana di filosofia giuridica e
politica. (Bari, 3-5 ottobre, 1974), Giuffrè, Milano 1976, p.47
659 Aunque, por otro lado, Lombardi también compara el valor "continuidad" con el valor "justicia" en
sentido material, pero en su acepción restringida: justicia conmutativa, como mantenimiento del statu
quo, al estilo de los romanos o al más puro estilo liberal. No se trata de una justicia distributiva que, para
Lombardi Vallauri, es la más importante y fundamental respecto a los demás tipos de justicia: «un
principio regolativo dell´esperienza di rapporto tra esseri personali, che vuole siano garantiti a ciascuno
i mezzi per realizzare autenticamente se stesso». La justicia conmutativa era la única que informaba el
derecho romano, y se le concedía el mismo valor que a la tradición. La justicia es -para los romanos- el
principio que conserva el equilibrio de la sociedad, no que la transforma conforme a un "modelo ideal"
que tenga razón de fin; se puede decir que la mantiene conforme al "modelo inicial" de lo que viene dado.
Cfr. LLV., Saggio, p.35 Este sentido de justicia era el único admitido por los griegos: «È caratteristico
(ed è perfettamente coerente) -escribe Lombardi- che la giustizia non assuma in Aristotele il carattere di
una forza transformatrice e riformatrice; che manchi la tensione (oggi quasi inseparabile dall´idea di
giustizia) verso un mondo "più giusto"». LLV., Amicizia, caritá, diritto. L´esperienza giurudica nella
tipologia delle esperienze di rapporto, Giuffrè, Milano 1969, p.61
660LLV., Amicizia, caritá, diritto, op. cit., p.133, donde también recoge -como apoyo de esta idea- una
consideración de Montesquie: «Toutes les nations ont un droit des gens; et les Iroquois memes, qui
mangent leurs prisionniers, en ont un. Ils envoient et eçoivent des ambassades...», MONTESQUIEU,
Ch.L.S., Espirit des lois, I.3
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Tal vez por ello, el capítulo que afrontamos ahora contiene la doctrina más
comprometida del profesor italiano, porque estas consideraciones manifiestan su visión
personal del sentido de la vida, del fin del hombre, y de la aportación que supone el
ordenamiento jurídico para la búsqueda y realización de ese fin.
La promoción del pleno desarrollo de la personalidad como fin ideal del ordenamiento jurídico
«El fin último del ordenamiento -escribe Lombardi Vallauri- es la promoción del
desarrollo pleromático [pleno o en plenitud] de la persona en todos los hombres sobre la
tierra, desde la concepción hasta la muerte».661 Dicho con otras palabras, el fin del
ordenamiento es promover entre todos los hombres una justicia lo más perfecta posible,
si con justicia se entiende -como hace nuestro autor- aquel principio regulador de la
experiencia de relación entre seres personales, en virtud del cual se deben garantizar a
cada uno los medios para que pueda realizarse auténticamente como personalidad. O
también, si la expresión clásica "bien común" se entiende como desarrollo pleromático
de la sociedad, el fin ideal del ordenamiento es favorecer el bien común.662
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Pleroma y justicia
664 LLV., "Le convergenze etiche", en Orientamenti sociali, 3-4 julio-diciembre, 1989, p.41
665 LLV., "La portée philosophique des droits de l´home", en Nova et Vetera, LVII, 1982, pp. 17-29.
Posteriormente publicado en versión italiana bajo el título "La portata filosofica dei diritti dell´uomo",
(trad. por Mariachiara Tallacchini) Per la Filosofia, enero-abril 1988, pp.10-18, cf. p.20
666 Cf. II.7.2.3
667 Cf. LLV., Corso di filosofia del Diritto, Cedam, Padova 1981, pp.213-233. Estas páginas constituyen
el lugar donde Lombardi Vallauri expone con más claridad su noción de justicia.
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La justicia particular, o sin más "justicia como principio y virtud" de dar a cada
uno lo que es suyo, se distingue de otras virtudes relacionales, como la caridad, etc.
Dentro de la justicia particular cabe distinguir dos tipos: la justicia distributiva y la
conmutativa. Ambas, en sentido objetivo, consisten en el principio que obliga a dar a
cada uno lo suyo.
668 LLV., Corso di filosofia del Diritto, Cedam, Padova 1981, pp.214-215
669 LLV., Corso di filosofia del Diritto, Cedam, Padova 1981,p.218
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indirectamente, como reflejo del orden que yo he establecido con los otros, yo soy
interiormente justo».
En tercer lugar, la justicia significa garantía, en el sentido que los medios para el
auténtico desarrollo de cada uno tienen que estar asegurados por encima de las
veleidades de quien esté obligado a procurarlos. Se trata de un "derecho a la justicia",
de la posibilidad de exigir, incluso por la fuerza, los medios para ese desarrollo. Por eso,
la justicia requiere, como mal menor, la existencia de una autoridad provista de un
poder de sanción, de un aparato coercitivo; la autoridad, a su vez, sometida a controles
que le hagan servir a la justicia. «Si los medios de desarrollo personal se deben
garantizar, es necesario que en la historia se dé una organización de la fuerza:
organización excepcional y provisionalmente insurreccional o revolucionaria,
normalmente estatal o legal». Por eso, la justicia requiere su exigibilidad por medio de
normas jurídicas, de normas positivas. La justicia, para que pueda realmente existir
-considera Lombardi Vallauri- requiere su positivación, su traducción en ordenamiento
histórico. Si para Lombardi Vallauri, el derecho es esencialmente el conjunto de normas
que se aplican (sean justas o injustas), puede existir derecho sin justicia. Pero si la
justicia implica por definición la garantía real, efectiva, de los medios para el desarrollo
auténtico de cada uno, si no está respaldada por el derecho efectivo, no hay justicia. Sin
derecho positivo no hay justicia. De ahí que Lombardi pueda afirmar que «la lucha por
la justicia es, por tanto, siempre lucha por un derecho (positivo) justo».670
670 LLV., Corso di filosofia del Diritto, Cedam, Padova 1981, p.221
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Por último, la justicia supone la garantía de los medios requeridos por cada uno
para el desarrollo de su personalidad, es decir, la justicia no supone mantener el statu
quo social, sino promocionar el auténtico desarrollo de cada uno según sus
posibilidades. Lo que cual exige el compromiso de todos los miembros de la sociedad
en el desarrollo de los demás. Ya no se trata sólo de proporción, de correspondencia
entre prestaciones y contraprestaciones, que lógicamente se siguen garantizando, sino
de obligar en cierta manera a la solidaridad, para que puedan ser ofrecidas a todos las
mismas posibilidades de desarrollo según su capacidad y necesidad. Esta característica
asemeja la definición de justicia a la que Bodenheimer llama "justicia de los derechos
humanos".671
671 BODENHEIMER, E., Jurisprudence, The Philosophy and Method of the Law, Harvard University
Press, Cambridge (Massachusetts) 1974 (trad: Teoría del Derecho, Fondo de Cultura Económica, México
1964)
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Planteamiento general
En segundo lugar, esta triple dimensión es confirmada por las grandes corrientes
históricas de pensamiento: Por un lado, la tríada ser-conocer-amar ha sido reconocida
como fundamental desde la antigüedad griega hasta nuestros días, encontrando un auge
especial en la doctrina aristotélica (luego escolástica) de los trascendentales: unum,
verumn, bonum, pulchrum. Por otra parte, también en la doctrina sobre la Trinidad se
encuentra esta tríada fundamental (Dios, uno y simplicísimo, conociéndose
perfectamente a sí mismo, eternamente engendra al Hijo; y del amor perfecto entre el
Padre y el Hijo, eternamente procede el Espíritu Santo); y la Trinidad crea el hombre a
su imagen y semejanza. Asimismo encontramos una primacía de cada uno de los
principios en los tres grandes mundos de la historia del pensamiento: en el Antiguo se
otorga la primacía al conocimiento; en el Cristiano, a la caridad; en el Moderno, a la
seguridad.
672 La antropología de nuestro autor se encuentra principalmente en LLV., Corso, pp.399-444; 575-585;
617-620; LLV., Trittico per la vita, Aleph, Empoli 1989; LLV., "Delegalizzazione, neogiuridizzazioni,
secolarizzazione", in Jus Anno XXXII set-dic 1980. También en AA.VV., Autorità consenso e prassi
nella creazione e nella attuazione delle norme giuridiche. Vita e Pensiero, pp. 355-372; LLV.,
"Giuiridico e metagiurico: diritto e dimensioni profonde della persona", in AA.VV. Il problema del
«metagiuridico» nell´esperienza contemporanea del diritto... Atti del XIV Congresso Nazionale (Palermo,
12-15 mayo 1983). Giuffrè, Milano, 1984, pp. 57-82; LLV., "Difficulties and possibilities of a
non-reductive conception of welfare", en AAVV., Social justice and individual responsability in the
welfare state, F. Steiner Verlag, Stuttgart 1985. LLV., "La politica e le sue metamorfosi", en AA.VV.
Etica e transformazioni tecnologiche, Atti del 57º corso di aggiornamento culturale dell'Università
Cattolica, Vita e Pensiero, Milano 1987, pp.34-62
673 LLV., Corso di filosofia del Diritto, Cedam, Padova 1981, pp.396-399
674 La teoría sobre los bienes exclusivos, no exclusivos e inclusivos es original de Lombardi Vallauri.
Los bienes exclusivos son aquellos cuyo disfrute por parte de uno, excluye el disfrute por pare de otros
(estos bienes son principalmente el dinero, el prestigio y el poder); los bienes no exclusivos son aquellos
cuyo disfrute por parte de uno, no excluye que otros también puedan gozar de él (p.ej. la verdad o el
arte); los bienes inclusivos son aquellos cuya posesión o goce implican esencialmente la posesión o
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amistad
»modelo que debe leerse tanto de izquierda a derecha (la persona que se
expande en las realizaciones históricas de la personalidad) cuanto de
derecha a izquierda (las realizaciones históricas de la personalidad que no
superan nunca, más bien, en cierta manera culminan en el -reencontrado,
reconquistado- puro ser de la persona».675
Seguridad
disfrute por parte de los demás (p.ej. la alegría o el amor). Cf. LLV., Corso di filosofia del Diritto,
Cedam, Padova 1981, pp. 456-483
675 LLV., Corso di filosofia del Diritto, Cedam, Padova 1981, p.396
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Sabiduría
676 «Probabilmente, infatti, l'angoscia del morire non viene tanto dal pensiero della fine della vita,
quanto dal pensiero (della fine) della vita senza senso». «È forse la vita, la vita che si é vissuta, che fa
essere senso o non-senso la morte. La morte disperata é quella che chiuide una vita vuota». LLV.,
Corso, p.402 y 403. Sobre la necesidad de una vida con sentido, ver el magnífico artículo LLV, "Sul
concetto di «significato»", en Sentire Revista scout para educadores, XXXV, oct.1981, pp.2-7.
Posteriormente recogido en Terre, 219-227.
677 Cf. LLV., "Scienza e mistica alle soglie del terzo millennio", en Scienza ed etica alle soglie del Terzo
Millennio, Varenna, Villa Monastero, 28-30 Septiembre 1992, pp.467-474: «Los grupos de meditación
fundados por mí pretendían precisamente propiciar con un método el tránsito de los resultados de las
grandes ciencias occidentales, del estado de nociones al estado de realización. Y, por tanto, cultivar
mística de la ciencia», p.468 En este artículo manifiesta otra vez la diferencia entre la meditación
realizante y la meditación liberante: la primera es la toma de conciencia de todos los presupuestos
diacrónico-sincrónicos y de todos los niveles ontológicos del mundo o de un pedacito de mundo o de un
acontecimiento en el mundo. La mediatcion liberadora es la que culmina en la consumación de la
mismidad, en una percepción que ya no es más egocentrista, o sea ego-distorta de las cosas. La
meditación así entendida produce un bienestar mental, no evasivo, sino fundado en la verdad y en la
voluntad. LLV sugiere realizar este tipo de meditación con amigos, porque favorece lo que él llama la
"amistad sapiencial".
678 «La presenza di entrambi (de los aspectos cognoscitivo y sotereológico) caraterizza sia le filosofie
più profonde, sia le religioni più universali in quanto più permeate di verità fattuale, razionale e morale,
avvicinando significativamente le une alle altre. Così, la filosofia viene sentita e definita per secoli in
Grecia come un "immortalizzarsi" (Aristotele), come un "assimilarsi a Dio per quanto possibile"
(Platon); essa "compie la catarsi e la salvazione dell´anima effettuando la sua assimilazione al divino"
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(Mondolfo); e reciprocamente è come "vera filosofia", "vera sapienza" che i Padri della Chiesa
presentano il cristeanesimo in quanto salvezza e divinzzazione dell´uomo a traverso la verità». LLV.,
Corso di filosofia del Diritto, Cedam, Padova 1981, p.404
679 LLV., Corso di filosofia del Diritto, Cedam, Padova 1981, p.422
680 Cfr. LLV., Corso, p.430. La meditación es para Lombardi «el conjunto de actividades inmanentes
metódicamente dirigidas a situar (en la medida de lo posible a mantener) la mente en el estado o estados
de conciencia más altos. Con palabras pobres: meditar es hacer que mi mente sea como verdaderamente
quiero». p.423. El tipo de meditación que practica y difunde Lombardi Vallauri es la que denomina
"meditación realizante" (cf. Meditazione Vipassana, proposta di metodo in 8 tempi, pro manuscripto, 14
de enero de 1996).
681 LLV., Corso di filosofia del Diritto, Cedam, Padova 1981, p.415
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Amistad
682 LLV., "Scienza e mistica alle soglie del terzo millennio", en Scienza ed etica alle soglie del Terzo
Millennio, Varenna, Villa Monastero, 28-30 Septiembre 1992, p 470 y ss. Páginas más adelante diseña
una estrategia para difundir esta "nueva religión": consenso entre los protagonistas del pensamiento
científico sobre la conveniencia del uso contemplativo de la ciencia; un consenso semejante entre los
expertos en meditación; su aplicación en la escuela, con la formación de lo que Lombardi llama
"predicadores itinerantes", luego profesores de la misma escuela que apoyen la moción, la construcción
de "estructuras arquitectónicas" adecuadas para este tipo de contemplación; la utilización de la televisión
para difundir esta meditación, etc.
683 El profesor italiano ha publicado también el volumen LLV., L amicizia, Il "Laelius" di Cicerone e
altri testi di Cicerone, Aristotele, Epicuro, Seneca, Epitteto, Paravia, Torino 1970
684 LLV., Amicizia, caritá, diritto. L´esperienza giurudica nella tipologia delle esperienze di rapporto,
Giuffrè, Milano 1969, pp. 46 y 47
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685 Legaz recoge también esta distinción que hace Lombardi, aunque utiliza una terminología más usual:
la amistad solidaridad es la que discurre en el plano de la vida social, más que en el de la auténtica vida
personal. Legaz -siguiendo a Hildebrand- escribe «la amistad presupone reciprocidad del amor y no sólo
su existencia, sino su proclamación. Toda amistad tiene que ser "estipulada", como se estipula y cierra un
contrato, aunque no precisa de un acto social ni de una proclamación expresa y única, sino que ésta puede
hacerse de modo paulatino y manifestándose en distintos actos; pero las dos partes saben que pueden
llamarse amigos. Aristóteles lo expresó maravillosamente al señalar que cada uno de los dos amigos no
sólo tienen que saber que el otro le ama, sino también que el otro sabe que es amado», LEGAZ, L., El
derecho y el amor Bosch, Barcelona 1976, p.47, n.1. Para Legaz, muy inspirado en Lombardi, «la
amistad es la socialización del amor», y el amor es la «respuesta al valor».
686 «La amistad -escribe Cicerón- da mayor esplendor a la prosperidad, y alivia la desgracia,
compartiéndola y ayudando a soportarla», «Encerrando en sí la amistad muchísimas y muy grandes
ventajas, la mayor de todas es, sin duda, que hace concebir buenas esperanzas para el futuro, y no deja
que el ánimo desfallezca ni se acobarde. Porque el verdadero amigo mira al otro como una imagen viva
de sí mismo», CICERÓN, M.T., De amicitia, VII, 22 in fine y 23 principio.
687 «(sin que por esto tenga que desconocer la alegría, los entusiasmos, la suavidad, incluso la
imaginación un poco loca que, a veces, se esconde en la amistad). La psicología de la persona capaz de
amistad (...) puede deducirse, a contrario, de los obstáculos más frecuentes, que son de muy diverso
orden: timidez; orgullo, rigidez; apatía, inercia; exaltación sentimental, y quizá erótica; retraimiento, pero
también exceso descarnado de sinceridad; falta de tacto, incapacidad de mantener las necesarias
"distancias"; preocupación obsesiva por las posibles reacciones del otro, pero también insensibilidad,
excesiva seguridad; inconstancia, volubilidad, frivolidad, pero también excesiva austeridad (...);
ignorancia, falta de objetividad, pedantería, convencionalidad; abandono en las diversiones pasivas (TV,
cine, viajes en coche como fin en sí mismo, etc.); egoísmo, falta de generosidad.
»Verdaderamente se requiere generosidad para superar las muchas tensiones internas que la
amistad conoce, las frecuentes dificultades, los tiempos muertos, generosidad y coraje. La amistad
personal es también conquista que exige luchar por el otro, luchar con el otro, con las negaciones, los
temores, las intemperancias, las susceptibilidades, las inercias hostiles a la unión. Debe ser construida y
reconstruida; no cae del cielo. A veces parece tan fría o complicada que sólo la fidelidad -una fidelidad
que ya no sabe darse a sí mismo ninguna razón psicológica- puede mantenerla con vida. Generosidad se
requiere todavía para aceptar los momentos "ingratos" del otro, sus faltas de amabilidad, quizá su
mezquindad, sus malos momentos, de enfermedad, de tristeza y depresión, momentos todos ajenos a la
alegría común. Y todavía hace falta generosidad para no querer al amigo todo para uno mismo, igual que
uno mismo, para aceptar hasta el fondo su originalidad y su independencia». LLV., Corso di filosofia del
Diritto, Cedam, Padova 1981, p.437
688 CICERÓN, M.T., De amicitia, XVII, 62 in fine.
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nueva forma de ser (el yo para ti del que hablaba Buber).689 La amistad es
tendencialmente ilimitada en el tiempo (no es condicional ni a plazo;), aunque debe ser
continuamente reconquistada. La amistad es cosa bien distinta del sexo. La amistad
exige riqueza de vida interior, tanto cultural como espiritual (ya los antiguos afirmaban
que sólo entre sabios es posible una auténtica amistad).690 La amistad supera las
diferencias sociales y culturales, aunque también es cierto que la igualdad social y,
especialmente, la cultural favorecen la amistad.
«La amistad supera toda forma de pensamiento que sea un cálculo sobre el
otro, cálculo del otro, organización, planificación del otro; supera, en
particular, cualquier forma de pensamiento jurídico y de justicia, que es
siempre un considerar al otro "en serie", como "unidad" en una clase y no
como "unicidad", como tipo o portador de un papel y no como persona y
como totalidad, como formando parte de un conjunto más vasto y no como
aquél que está delante de mi y llena todo mi horizonte».691
689 «Anzi, tutto accade come si l´amicizia non si limitasse soltanto a "recepire" un vero-io già tutto
preconstituito di ciascun amico, ma rivelase (nel senso di portare essa per prima alla luce), quasi
producesse, un nuovo tipo di ipseità: "Cosí, anche l´io dell´uomo è duplice. Ché l`io della parola
fondamentale Io-Tu è altro dall`io della parola fondamentale Io-Ciò" (Buber). L´amicizia (l´amore in
genere) è un modo di essere-con che rivela e quasi produce un modo dell´essere-sé; modo vero,
autentico, quanto e più di ogni altro modo dell`interiorità (per esempio dei modi hideggeriani della
solitudine, dell´angoscia), ma incapace di manifestarsi nell´esperienza dell´uomo solo. L´autenticità e la
felicità non sta tanto nell´essere se stessi, ma nell´essere se stessi per un altro». LLV., Corso di filosofia
del Diritto, Cedam, Padova 1981, p.436El pensamiento de Buber sobre la amistad ha influido
notablemente en la doctrina de Lombardi, que lo cita casi siempre que trata el tema. La obra más
significativa del autor alemán es BUBER, M., Das dialogische Prinzip, Lambert Schneider, Heildelberg
1965, incluye también Ich und Du publicada dos años antes. Una bilbliografia completa de Buber puede
verse en BABOLIN, A., Essere e alterità in M. Buber, Cedam, Padova 1965
690 «Pues siendo así que la amistad se basa en el aprecio de la virtud, es difícil que la amistad permanezca
entre quienes de la virtud se apartan», CICERÓN, M.T., De amicitia, XI, n. 37 in fine. En el mismo
sentido los nºs, 37 y 39 del mismo capítulo. En el nº 40 del capítulo XII añade: «Sea pues la primera ley
en la amistad no pedir cosas vergonzosas, ni hacerlas, si se piden. Porque es una excusa miserable e
indigna de ser admitida, disfrazar cualquier pecado, principalmente contra la república so capa de
amistad».
691 LLV., Corso di filosofia del Diritto, Cedam, Padova 1981, p.441. Maravillosamente lo expresó
Cicerón cuando escribió : «Quid dulcius quam habere quicum audeas loqui omnia sic ut tecum?», ¿Qué
cosa más agradable que el tener con quien te atrevas a hablar como contigo mismo? CICERÓN, M.T,,
De amicitia, VI, nº 22
692 LLV., Corso di filosofia del Diritto, Cedam, Padova 1981, p.440
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La fantasía
697 Cf. LLV., Amicizia, caritá, diritto. L´esperienza giurudica nella tipologia delle esperienze di
rapporto, Giuffrè, Milano 1969, p. 120
698 Cf. LLV., Corso di filosofia del Diritto, Cedam, Padova 1981, pp. 617-620, En estas páginas, que
constituyen un apéndice al libro, se encuentra una, a mi juicio, magnífica exposición sobre la fantasía.
También desarrolla este tema en LLV.,"Sul concetto di «significato»", en Servire, Revista scout para
educadores, XXXV, oct.1981, pp.2-7. Posteriormente recogido en Terre, 219-227
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4 Pleroma y cristianismo
Si Lombardi Vallauri considera que el fin ideal del derecho es la promoción del
hombre hacia su plenitud, ahora se plantea la cuestión de buscar un referente objetivo
que pueda servir de modelo o término de ese desarrollo. Nuestro autor se cuestiona si la
figura de Jesucristo, tal y como es presentada por la Iglesia, puede ser el modelo de
plenitud al que deben encaminarse todos los hombres, y el que puede pomover el
ordenamiento. De ahí el interés que -a juicio de Lombardi Vallauri- tiene para el
derecho el estudio de la teología, y en concreto, la relación entre la idea de plenitud y el
cristianismo.699
699 Lombardi Vallauri es un autor que desde los comienzos de su carrera universitaria ha tenido una
intensa preocupación por cuestiones teológicas, que ha cultivado a lo largo de toda su trayectoria
profesional. Es más, en una entrevista personal me manifestó su voluntad originaria de ser profesor laico
de teología, plaza que le ofrecieron en varias ocasiones.
700 LLV., "Eine römisch-katoholische Theorie der Gerchtigkeit" en AA.VV., Praktische Vernunft und
Theorien der Gerechtikeit, Actas del 15º Congreso mundial de la Asociación Internacional de Filosofía
jurídica y social, Göttingen 18-24 de agosto 1991
701 LLV., "L´orizzonte problematico", p.3-111, presentación de AA.VV., Cristianesimo,
secolarizzazione e diritto moderno, (bajo la dirección de Lombardi Vallauri), Giuffrè, Milano, y Nomos
Verlag, Baden Baden 1981. 2 vol. pp XV- 1.527. Estos volúmenes están publicados dentro de la serie de
«Quaderni Fiorentini per la storia del pensiero giuridico moderno». Otras obras donde también trata el
tema de manera específica son LLV., "Laicità, o universalità?, en Laicità. Problemi e proepettive, Atti
del XLVII corso di aggiornamento culturale dell´Università Cattolica (Verona, 25-30 sept. 1977), Vita e
Pensiero, Milano 1977. LLV., "Il luogo della fede", en AA.VV., Religione e cultura, Civilità delle
macchine XXVII, julio-diciembre 1979, Roma 1980, 73-81. Posteriormente recogido en Terre, 489-516.
LLV., Il concetto cristiano di umanità e le sue forme", en Europa cristiana: progetto, Quaderni della
Cazzada 2, Morcelliana, Brescia 1979, pp. 93-107. LLV., "Sapienza e conemporaneità", en Scritti in
onore di E. Castelli, en Archivio di Filosofia, Roma 1980, 383-404. Desde 1991, se observa un "giro
copernicano" en la teología de Lombardi Vallauri, cuando sus publicaciones empiezan a tener un tono
insultante hacia la Iglesia católica. Así, por ejemplo, en "Essere e religione. parabole della parola", o
enSingolarità della salvezza cristiana e pluralità delle religioni, en Exodus congendi dal II Millennio/2,
Città Nuova Editrice, Firenze 1996: donde califica a la Iglesia como misantropa, cf. pp. 60 y 61. También
son significativos sus estudios sobre sexualidad, donde contradice abiertamente tesis que defendía antes
con la pasión que le caracteriza: por ejemplo, cf. "Modelli Speculari di Sessualità: Libertismo sadico,
cattolicesimo", año 1995-96? (cito de los ejemplares que él me entregó)
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EL DERECHO DE JURISTAS Y SUS IMPLICACIONES: UN DIÁLOGO CON LOMBARDI VALLAURI
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Hasta aquí parece que no hay una clara oposición con la doctrina católica, sin
embargo, las divergencias comienzan cuando explica en qué consiste tal
"desconfesionalización".
702 «Questa luminosa certeza di Sturzo -escribe Lombardi Vallauri- è un pensiero a me carissimo, perché
non vedo come un cristiano pottrebe accettare nel cristianesimo qualcosa di realmente incompatibile con
la probità intellettuale o con la piena affermazione anche terrena dell'uomo, e d'altra parte mi è difficile
vedere come la pienezza della verità, del significato, della giustizia e soprattuto dell'amore possa
trovarsi in qualcosa di molto diverso dal cristianesimo. (..) Se va veramente riconoscicuto (un diritto
naturale moderno), esso, in una prospettiva teologica pleromatica, è necesariamente anche diritto
naturale cristiano». LLV., "Sturzo e la Costituzione oggi", en AA.VV., Luigi Sturzo e la Costituzione
italiana, Massimo 1983, p.92
703
LLV., "L´orizzonte problematico", presentación de AA.VV., Cristianesimo, secolarizzazione e diritto
moderno, (bajo la dirección de Lombardi Vallauri), Giuffrè, Milano 1981, pp. 37 y 105, respectivamente.
704 D´ORS, A., Recensión sobre Cristeanesimo, secolarizzazione e diritto moderno, Artículo crítico "En
torno a un cristianismo llamado «pleromático»". En Verbo, nº 207-208. Madrid, pp.729-739
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DIEGO POOLE DERQUI
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Que S. Pablo designe a la Iglesia con el término pleroma significa que, mediante
la Iglesia, Cristo se hace presente y llena todo el Universo, y a todo él se extienden los
frutos de su obra redentora. La Iglesia no se reduce a un pueblo o a una raza
determinados -como en el Antiguo Testamento-, ni delimita sus fronteras a un área
geográfica determinada. La Iglesia es universal, plenitud, ya en Pentecostés. La Iglesia
nace católica -pleromática, como diría Lombardi- del corazón llagado de Jesús. Por eso,
no necesita asumir nada que le falte, procedente de otras religiones o filosofías.
Siguiendo a Von Balthasar, podemos decir que la Iglesia está presente en todas partes,
la creación entera es el horizonte de la redención de Cristo, y para nosotros Cristo es el
horizonte de Dios.707
Cosa bien distinta es que, primero, se sirva de todas las aportaciones de las
filosofías de todos los tiempos, para profundizar y exponer de modo mas comprensible
el depósito de verdad confiado por Cristo desde el origen de la Iglesia; segundo, que los
avances científicos y técnicos sugieran o reclamen principios éticos hasta entonces no
formulados de manera adecuada a las nuevas circunstancias; y tercero, que la Iglesia
reconozca y aprecie todo lo bueno y verdadero que hay en otras religiones, que ella
tiene por naturaleza desde su origen, porque la Iglesia no duda en considerarse como la
permanencia de Cristo, de la plenitud, en la historia.708
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EL DERECHO DE JURISTAS Y SUS IMPLICACIONES: UN DIÁLOGO CON LOMBARDI VALLAURI
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En primer lugar, además de que la Iglesia no sólo abarca a los hombres que
viven aquí abajo, «"ya en la tierra se caracteriza por una verdadera santidad, aunque
todavía imperfecta". En sus miembros la santidad perfecta está todavía por alcanzar».709
Si en este mundo todos los cristianos fueran perfectos, la Iglesia, como sacramento
universal de salvación, no tendría razón de ser, pues su sentido está precisamente en
ayudar a sus miembros para que alcancen la plenitud. Y, en cualquier caso, no conviene
perder de vista la inmensa aportación que, a lo largo de la historia, ha supuesto la
Iglesia en la humanización de la sociedad.
cristiana, reconozcan, conserven y hagan progresar los bienes espirituales y morales y los valores
socioculturales que se encuentran en ellos». nº 2, in fine.
709 Catecismo de la Iglesia Católica nº 825. Poco más adelante, en el nº 827 se dice: «La Iglesia, es pues,
santa aunque abarque en su seno pecadores: porque ella no goza de otra vida que de la vida de la gracia;
sus miembros, ciertamente si se alimentan de esta vida se santifican; si se apartan de ella, contraen
pecados y manchas del alma, que impiden que la santidad de ella se difunda radiante». Por eso, para el
pensamiento cristiano, no se puede decir que la Iglesia fracase o haya fracasado; quien fracasa es el
cristiano (o no cristiano) cuando no quiere identificarse con Cristo, o en cualquier caso, lo que es igual,
cuando no quiere lograr la plenitud. (Cfr. Catecismo, nºs 846 y 847)
710 Enc. Statis Cognitum. Asimismo, para Orígenes, de quien se ha dicho que fue "el mejor teólogo de la
Iglesia entre los padres del siglo III, cuando no entre todos los antenicenos" (BARDY, G., La théologie
de l´Eglise de saint Clément de Rome à saint Irénée, Ed. du Cerf, 1945), la Iglesia es, a un tiempo, la
realidad visible y provisional que nuestros ojos humanos pueden contemplar aquí en la tierra, y la
realidad invisible y misteriosa de la que la primera es sólo imagen y preparación. (Cf. Bardy, G., op. cit.
p.144). La Iglesia es, en lo más profundo de sí misma, una comunión con la vida divina, en y por Cristo.
Y este misterio de comunión se manifiesta y se realiza también en el plano visible. En un sentido similar,
Legaz escribe: «la dimensión social de la existencia humana es algo que le pertenece natural y
estructuralmente, y por ello toda forma de relación interhumana, incluso si pertenece a la vida personal
-si es, pues, por ejemplo, "comunidad de amor"- tiene su vertiente socializada, y a esto no puede escapar
la propia Iglesia», LEGAZ. L., El derecho y el amor, Bosch, Barcelona 1976, p.69, n.15
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no fueron capaces de reconocerle en un hombre que vivía con ellos.711 Esta ha sido
siempre la actitud de los gnósticos, entre los que se incluyen todos aquellos que hablan
de una "Iglesia de la caridad" o "pleromática", por contraposición a lo que ellos llaman
la "Iglesia jurídica".712
711 «y, llegando a su ciudad, les enseñaba en su sinagoga, de manera que se admiraban y decían: ¿De
dónde le viene a éste esa sabiduría y esos poderes? ¿No es este el hijo del artesano? ¿No se llama su
madre María y sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas? y sus hermanos ¿no viven entre nosotros?
¿De dónde, pues, le viene todo esto? y se escandalizaban de él», Mt 13, 54-57
«Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por Mí, Si me hubieseis conocido a
Mí, hubierais sin duda conocido también a mi Padre: pero le conoceréis luego, ya le habéis visto en cierto
modo. Dícele Felipe: Señor, muéstranos al Padre, y eso nos basta. Jesús le responde: Tanto tiempo ha que
estoy con vosotros, ¿y aún no me habéis conocido'? Felipe, quien me ve a Mí, ve también al Padre. Pues
¿cómo dices tú: Muéstranos al Padre? ¿No creéis que yo estoy en el Padre, y que el Padre está en Mí?
Las palabras que Yo os hablo, no las hablo de Mí mismo. El Padre, que está en Mí, Él mismo hace
conmigo las obras que yo hago. ¿Cómo no creéis que Yo estoy en el Padre, y que el Padre está en Mí'?
Creedlo al menos por las obras que yo hago», Ioh 14, 8-12
Para negar la estructura jerárquica visible de la Iglesia habría que prescindir, entre otros textos bíblicos,
de la Epístola de Santiago En ella se habla de la estructura visible de la Iglesia: tiene su ley; sus jefes, los
presbíteros (5,14); sus doctores (3,1); sus ritos, y precisamente aquí aparece la unción de enfermos (5,14).
712 A pesar de que Lombardi, poco a poco, ha ido derivando hacia un gnosticismo semejante al de
Joaquín de Fiore, aunque procede ya del montanismo, inicialmente defendió la necesidad de una "Iglesia
de derecho". Así, por ejemplo, en 1974 escribió: «La Chiesa ha motivo di essere diritto, anzi di essere,
solo se si concepise la salvezza non -a un estremo- come fatto accaduto "totum simul" nell´unica persona
di Cristo, né -all'altro estremo- come miriade di invisibili irruzioni verticali di Dio nei singoli, e di
altrettanto invisilbili risposte di questi a Dio, ma come "economía" anche orizzon tale, e cioè implicate
anche un'oferta di verità e di grazia divine rinnovata visibilmente dalla profezia e dal sacerdozio nei
credenti a tutte le generazioni a partire da Cristo. Solo questa terza soluzione sembra potersi dire
"cristiana", almeno nel senso che né nel primo né nel secondo caso esisterebbero "cristiani": Dio
avrebbe o fatto tutto in Cristo (che potrebbe quindi restare sconosciuto agli uomini, comunque già salvi)
o fatto in Cristo solo ciò che ripeterebbe ex novo (con vario successo) in ogni uomo. La tradizione
cherigmatico dottrinale e sacramentale (e con essa il díritto) stabilisce precisamente la continuità degli
uomini con Cristo in un'economía di "storía della salvezza", di "salvezza come storia". La creazione,
come la redenzione, non è simultanea, ma distesa nel tempo: Dio non crea i beatí, ma 1'uomo viator; non
la comunione dei santi, ma un'umanità che cammina -che si trascina- verso la comunione dei santi. E la
salvezza è certo Dio che accoglie il singolo nel suo amore, ma è anche Dio che lo crea nel mondo umano
di cui egli è parte. La Chiesa, continuazione di Cristo, è questa seconda forma di salvezza; e dunque c´è
in quanto l´uomo è "mondo", in quanto precisamente è collettività che attraversa il tempo, è popolo. Sia
1'antica, sia la nuova aleanza vengono strette con un popolo (Israele, la Chiesa), che proprio perchè
popolo non comprende solo santi, ma santi e pecatori ("non enim omnes qui ex Israhel sunt, ii sunt
Israhelitae"), e fa attravesare la storia, il visibile, a ciò che di sé il Dio invisibile ha, in momenti
privilegiati, manifestato e donato. Questa duplíce dimensione dell'economia di salvezza non toglie, anzi
fonda la tensione tra "1'istítuzione e 1'evento" saivifici, tra il visibile e 1'invisile); nel nostro contesto, tra
"Chiesa di dirítto" e "Chiesa di carità"», LLV., Amcizia, carità, diritto, Giuffrè, Milano 1974, pp.
158-159
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Así, es Cristo quien llena a la Iglesia y no la Iglesia quien llena a Cristo. Es Dios
quien llena al hombre por Cristo a través de su Iglesia, y no el hombre quien llena a la
Iglesia. El pleroma no es, como afirma Lombardi Vallauri, «la expansión creadora
imprevisible de lo humano», pues como dice Álvaro D'Ors, «ya sabemos cómo suelen
acabar estas expansiones».715
713 «Porque en Él habita toda la plenitud de la divinidad corporalmente, esto es, real y sustancialmente, y
lo tenéis todo en Él, que es la cabeza de todo principado y potestad», Col 2, 9-10 «El cual es inmagen del
Dios invisible», Col. 1, 15
714 «Conocidas son las diversas exégesis que se han dado del término pleroma. He aquí la que parece
encajar mejor con el conjunto del pensamiento paulino. Siempre en la perspectiva de la ideea de cabeza,
diremos que Cristo es el principio vital de la Iglesia y comunica a ésta su plenitud, «hasta colmarla con
sus inagotables riquezas... Henchida de esas riquezas, la Iglesia las manifiesta a su vez. Todo esto es lo
que convierte a la Iglesia en pleroma de Cristo». La Iglesia es, pues, a un tiempo, el fruto de la plenitud
de Cristo y la culminación de éste», P. FAYNEL, La Iglesia, vol. I, Herder, Barcelona 1982 (la primera
ed. francesa es de 1970); la cita que está dentro de la cita procede de HUBY, J., Épîtres de la captivité,
(colección "Vebum salutis"), Paris 1942, p.177-178. En la misma línea que Faynel, cf. CERFAUX, L.,
La théologie de l´Eglise suivant saint Paul, Éd., du Cerf, París 1948, pp.272-275 de la 3ª ed. francesa
(trad. castellana en La Iglesia en S. Pablo, Desclée de Brouwer, Bilbao); P. BENOIT, "Corps, tête et
plérôme dans les épîtres de la captivité", en Revue Biblique, 1956, pp.5-44, FEUILLET, A., Le Christ,
Sagesse de Dieu, pp. 277-292 y 317-318, para quien «el sentido de Ef. 1,23 es el siguiente: la Iglesia es
colmada por Cristo, quien a su vez es colmado por Dios de una manera constante, p.289». Citados por
Faynel.
715 D´ORS, A., Recensión sobre Cristeanesimo, secolarizzazione e diritto moderno, Artículo crítico "En
torno a un cristianismo llamado «pleromático»". En Verbo, nº 207-208, Ed. Speiro, p.733
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716La obra donde R. Sohm plantea por vez primera y con toda su fuerza la antítesis entre Jglesia jurídica
e Iglesia de caridad es en su primer volumen de Kírchenrecht (I. Die geschichtlichen Grundlagen,
Leipzig 1892). El 2º volumen lleva el título de Katholisches Kirchenrccht, München-Leipzig 1923).
717 Cabe añadir, que el pensamiento sobre la Iglesia en Lombardi Vallauri y, en general, toda su teología
ha ido adquiriendo una postura mas propia de un autor protestante, que de un católico. A la bibliografía
de Lombardi Vallauri habría que añadir las largas conversaciones que, por iniciativa suya, hemos tenido
sobre la Iglesia y otras cuestiones teológicas, especialmente de sotereología. Respecto a su proximidad al
protestantismo basta con volver a leer unos textos clásicos de Lutero altamente significativos: «La
primera realidad que es esencial, fundamental y verdaderamente la Iglesia, la llamaremos cristiandad
espiritual, interior; la otra, que es una creación humana, un hecho externo, la llamaremos la cristiandad
corporal» (LUTERO, M., Tratado sobre el papado 1520, p.205). Y a propósito del sacerdocio jerárquico
que estructura precisamente a esa sociedad externa e institucional que es la Iglesia, escribe: «Ten por
cierto, y nunca te dejes persuadir de lo contrario si quieres ser un verdadero cristiano, que no hay en el
Nuevo Testamento ningún sacerdocio visible y externo, como no sea el que Satanás ha erigido gracias a
las mentiras de los hombres. Para nosotros, hay un solo sacerdocio, el de Cristo, según el cual se ofreció
él por nosotros y nos ofreció a todos con él... Este sacerdocio es espiritual y común a todos los cristianos.
En efecto, todos nosotros somos sacerdotes del mismo sacerdocio de que Cristo es sacerdote, todos los
que somos cristianos, es decir, hijos de Cristo sumo sacerdote. Y no tenemos necesidad alguna de otro
sacerdote, de otro mediador que Cristo», LUTERO, M., Missa privata, T.VIII, p.415). En estos dos
textos se manifiesta una fuerte disociación entre lo visible y lo invisble, entre lo interior y lo exterior en la
Iglesia; pudiendo encontrarse quizá el origen de esta disociación -añade Congar- en una cristología que
no ha explotado suficientemente el dogma de la unión hipostática. Cf. CONGAR, Y., "Christologique et
ecclésiologie", en Saint Église, pp. 69-104 y "Regards et réflexions sur la christologie de Luther", en
Chrétiens en dialogue, pp.453-489, cit. en P. FAYNEL, La Iglesia, vol. I, Herder, Barcelona 1982 (la
primera ed. francesa es de 1970).
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Esta es la solución que ha mantenido en casi todas sus obras, y de la hemos visto
a lo largo de este libro.
719 Este segundo sentido de juridicidad se aproxima al propugnado por la corriente realista (en el sentido
metafísico), según la cual "jurídico" es aquello que puede merecer un juicio sobre su justicia; aquello que
es apto para que de él pueda predicarse la justicia. «De un análisis realista e integral del fenómeno
jurídico surge -sin lugar a dudas- que la realidad primaria de ese orden lo constituye el obrar social
justamente ordenado; realidad a cuya concreción se ordena la ley, sentencia, facultad, ciencia del
derecho, etc. Lo justo, que es la encarnación del valor jurídico, se realiza en el acto concreto; sólo del
obrar humano singular puede predicarse, propiamente, la juridicidad; sólo él puede ser designado,
formalmente con el término "derecho"», MASSINI, C.I., La prudencia jurídica, introducción a la
gnoseología del derecho (prólogo de G. Kalinowski), Abeledo-Perrot, Buenos Aires 1983, p.215. Cf.
también VILLEY, M., Les valeurs du droit, Athesiadruck, Bolzano 1969, p.294. En el mismo sentido
Massini escribe en otra obra: «La razón por la que el orden jurídico existe ni puede ser la perfección
teórica de sus estructuras formales: leyes, instituciones, conceptos jurídicos, etc., sino la perfección
práctica, operativa, de sus contenidos. No interesa primordialmente la redacción lógicamente perfecta de
una norma, sino su virtualidad para dar lugar, en los hechos, a relaciones sociales armónicas. "Es por
causa del hombre que existe el derecho", escribió el jurista Hermogeniano, queriendo significar que el ius
no tenía su fin en sí mismo, sino en la buena vida del hombre; que su sentido se agota en el de ser
instrumento de la perfección social y que, por tanto, sin esa función esencial pierde el fundamento de su
existencia, queda sin razón suficiente. Lo que interesa, entonces, es la obra humana, la efectiva
ordenación de las conductas sociales al bien del hombre en comunidad; lo demás es instrumento, medio,
bien útil, "que por respeto de otro bien se desea", según frase de Aristóteles», Massini, C.I., "Notas
acerca de la concepción realista del derecho", en Sapientia, nº 125, U.C.A, La Plata 1977, pp.241 y ss.
Conviene también subrayar el realismo de Olgiati, que identifica juridicidad con politicidad: «No es
posible que la vida del Estado se conserve y desarrolle sin esos railes que impiden que se descarrile el
tren donde van, dialogantes y operantes, los ciudadanos, con sus egoísmos, sus exigencias individuales,
sus pasiones. He aquí la necesidad racional, la justificación filosófica de la juridicidad que, por
consiguiente, nos ofrece de inmediato esa característica precisa, inconfundible con otras actividades y
normas no jurídicas que yo propondría denominar: la nota de la politicidad, porque la polis es la finalidad
a la que, mediata o inmediatamente, tiende por naturaleza intrínseca el derecho», OLGIATI, F., El
concepto de juridicidad en Sto. Tomás de Aquino, Eunsa, Pamplona 1977, p.220 (el original italiano es
de 1943). En una línea semejante -escribe Pérez Luño- «no deja de suscitar perplejidad que juristas del
pasado y del presente sostuvieran y sostengan que los criterios que permiten discernir el derecho correcto,
no son jurídicos. Esta actitud no halla parangón en la teoría del conocimiento, donde no se discute el
carácter lógico de los criterios que distinguen la verdad de la falsedad; como no se cuestiona el carácter
estético de los criterios que deslindan la belleza de la fealdad...», «Pensar que la juridicidad se produce
por la cualificación legal sería como imaginar que un hombre exista por su propia decisión; atribuir a la
ley [o a cualquier instancia o momento del proceso jurídico, añadimos nosotros] el cometido de
establecer cuando son jurídicas otro tipo de normas supondría atribuir a una parte del cuerpo humano, por
ejemplo, a la cabeza o al corazón, la capacidad de determinar cuándo otras partes del cuerpo, los brazos o
las piernas son partes del mismo» PEREZ LUÑO, A.E., El desbordamiento de las fuentes del derecho,
discurso de recepción en la Real Academia Sevillana de Legislación y Jurisprudencia, Sevilla 1993,
pp.50 y 51 (la metáfora se debe a Axel Hägeström, Inquires into the Nature of Law and Moral, trad. ing.
de C.D. Broad, ed. a cargo de K. Olivecrona, Amqvist, Stockholm 1953, pp.41ss).
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Por otra parte, como el concepto de juridicidad está íntimamente relacionado con
el de derecho,720 conviene recordar, siquiera muy brevemente, que para Lombardi el
derecho es el sistema de normas que organiza realmente un cuerpo social. Cualquier
sistema de normas que sea efectivo, ya sea justo o injusto, bueno o malo, natural o
antinatural, es derecho. El derecho es sólo aquel conjunto de criterios de
comportamiento que tienen realmente en cuenta los órganos que detentan el poder,
especialmente los tribunales, que son las instancias que definen realmente lo que es o no
es aplicable. En el fondo, para Lombardi Vallauri, la esencia del derecho se reduce a
pura y simple existencia.721
720 «Insisto a dire -escribe Bobbio- che "giuiridicità" equivale a "diritto", perché non vi è nulla di strano
che da un sostantivo si faccia un aggetivo, da cavallo cavallino, da suono sonoro, da problema
problematico, e poi dall´aggetivo che indica una qualità se astragga la qualità come sostantivo, cioè
cavallinità, sonorità, problematicità. La giuridictià rinvia al diritto come la cavallinità al cavallo, ecc.»,
BOBBIO, N., "Diritto e forza", en Studi per una teoria generale del diritto, Giappichelli, Torino 1970,
cit. en voz "Jurisprudence" en Dictionaire ecyclopédyque de théorie et de sociologie du droit, Centre
National de la Recherche Scientifiche, Paris 1988, p.209
721 Cuando Lombardi distingue en el Corso entre la "esencia" y la "existencia" del derecho, en realidad
sólo hace un juego de palabras, pero no una calificación rigurosa, porque llamar "esencia del derecho" a
las descripciones formales que de él hace la teoría general no es propiamente esencial (lo mismo que la
esencia del hombre no es la que describe sus formas generales de manifestarse). No es lo mismo
generalizar los aspectos externos de un ente que buscar su definición esencial.
722 LLV., Il diritto come ordinamento, op. cit. p.37-38
723 Son muchos los autores que desde siglos han mantenido la imposibilidad lógica o conceptual de
considerar que el derecho pueda ser injusto sin desvirtuar su esencia; lo ven tan contradictorio como un
"círculo cuadrado", o mejor, como un "derecho torcido". Una exposición reciente de los argumentos
clásicos donde se manifiesta que la justicia dota de juridicidad al derecho, en MARTÍNEZ-SICLUNA,
C., Del poder y la justicia, vol. 1, Actas, Madrid 1997, pp. 377 y 378 espec.
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Sin embargo, en las últimas obras de Lombardi se aprecia una evolución hacia
un concepto de juridicidad más objetivo: en una de sus recientes publicaciones el
profesor italiano reconoce implícitamente que el criterio de sensatez no se puede aplicar
sólo a los medios, sino también a los fines: reconoce que, en última instancia, el
fundamento de la juridicidad se encuentra en la "subjetividad" y en el "valor".726
724 Para el legalismo de impronta Kelseniana la juridiciad es también aquella nota o característica que
permite calificar a una norma como jurídica, perteneciente al ordenamiento jurídico: «ceux qui ne voient
dans le mot "juridicité" rien de plus que le substantif correspondant à l`adjetif "juridique", utile
simplement pour signifier qu´une norme est juridique (N. Bobbio), les critères essentiels étant soit la
relation potentielle à la norme fondamentale (les kelséniens)». voz "Jurisprudence" en Dictionaire
ecyclopédyque de théorie et de sociologie du droit, Centre National de la Recherche Scientifiche, Paris
1988, p.207
725 «Non diremo -escribe Lenner comentando a Lombardi- che sempre il diritto statale "istituisce i
rapporti giuridici". Per ciò che attiene ai rapporti privati, i cittadini li pongono in essere
autonomamente, con o senza riguardo alle leggi, che ne costituiscono solo la "suprestruttura",
neccesaria in caso di controversia a conferigli ad essi la "giustiziabilità"», LENNER, S., Recensión a
Lombardi Vallauri, Corso di filosofia del diritto, en La Civilitá Cattolica, nº 3157, 2 de enero 1982,
p.154
726 LLV., "Abitare pleromaticamente la Terra", pp.V-XCVIII, presentación de AAVV., Il meritevole di
tutela. Giuffrè, Milano 1990. La tesis principal de esta publicación se centra en el fundamento de la tutela
que el derecho debe prestar: a quién y por qué. La conclusión es que merecen tutela los sujetos que están
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Además, este último giro en la obra de Lombardi Vallauri me parece mucho más
coherente con el resto de sus planteamientos, porque aunque él no hace ninguna
referencia expresa a la razón práctica (quizá porque todavía estos términos tienden a
identificarse con intolerancia), reconoce su función al admitir -como acabamos de ver-
la posibilidad de conocer la existencia y el contenido de un "derecho ideal", que está por
encima de los ordenamientos históricos "juzgando" su bondad o justicia, y que sirve al
jurista crítico como "derecho integrativo" del ordenamiento positivo. Además, es
evidente que un autor cuyo pensamiento está centrado en el papel creador de la
jurisprudencia, debe partir de la base -como hemos tenido ocasión de comprobar a lo
largo de este estudio- de que el derecho que ella produce proviene de "fuentes" distintas
a la ley, a no ser que se admita que el jurista crea derecho ex nihilo.727 Por eso, aunque
parezca que Lombardi configura el derecho ideal como un sistema ético absoluto y, por
tanto, inmutable en el tiempo y universal en el espacio, como si la historicidad
correspondiese sólo al derecho positivo, y la inmutabilidad al "derecho ideal",
realmente no es así: Lombardi admite la "historicidad" radical (perfectamente
compatible con su objetividad) de los principios éticos, que se actualizan de un modo
necesariamente histórico, actualización que sólo la prudencia es capaz de percibir.728 El
jurista que continuamente busca "el mejor derecho posible" no hace otra cosa que
ejercitar la prudencia, porque busca hic et nunc, en el contexto formado por una relación
concreta y por el derecho formalmente válido, la solución más justa posible. En el
principio del proceso jurídico se encuentra la norma general como "proyecto de
justicia", proyecto cuya ejecución realizan los juristas a través de la prudencia, que
permite llevar hasta el fin el propósito organizador de todo derecho.
Vistas así las cosas, se puede decir que la juridicidad es una cualidad que
depende más de la relación en sí que de la norma, que el "final" legitima el "principio";
o también, que en el derecho -como en casi todo- importa más el final que el
principio.729
dotados de valor para el hombre y/o los que están dotados de subjetividad, entendida como capacidad de
generar biografía.
727 Salvatore Amato, en un comentario a la obra de Lombardi, señala que la definición de la función
jurisprudencial como "la búsqueda del mejor derecho posible" manifiesta la necesidad de una íntima
unión entre el valor y el hecho. AMATO, S.,. "Il diritto come vocazione umana integrale. Un´incursione
tre le pagine di Lombardi Vallauri", en Iustitia, Roma, año XXXV, julio-septiembre 1982, p.273
728 En esta misma línea escribe Kaufmann: «el derecho natural y la historicidad del derecho no son
recíprocamente enemigos: antes bien, historicidad del derecho significa apertura del derecho hacia el
derecho natual en cuanto, con la mirada dirigida a lo inalcazable, se consigue aquello que se puede en un
lugar y momento determinado: el derecho históricamente justo». KAUFMANN, A., Naturrecht und
Geschichtlichkeit, Tübingen 1957, p.31, cit. en ORRÙ, G., "Criteri extralegali di integrazione del diritto
positivo nella dottrina tedesca contemporanea", en JUS, fasc. III-IV (1977), p.341
729 La relación que reclama justicia constituye el origen de la norma (al principio era el caso, y no la
norma): porque la norma -escribe D´Agostino---- «no existe para satisfacer la voluntad normativa de
quien la promulga (o lo que es peor, sus inconfesables intereses particulares), sino para garantizar que la
relación entre los sujetos pueda ser auténticamente relacional, pueda ser auténticamente pacificadora y
asociativa, esto es, propiamente jurídica; como muestra el hecho que los sujetos, cuando actúan
jurídicamente, actúan con el fin de garantizar recíprocamente su existencia y sus intereses, y no por el
simple deseo de mostrar reverencia a las prescripciones de la norma». D´AGOSTINO, F., Filosofia del
diritto, Giappichelli, Torino 1984, p.12.
293
DIEGO POOLE DERQUI
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A) Volúmenes:
2. Saggio sul diritto giuirsprudenziale, Giuffrè, Milano 1967, pp.615. El capítulo III ha sido
traducido y publicado en Alemán bajo el título Geschichte des Freirechts, Klostermann,
Frankfurt am Main 1971, pp.160
3. Amicizia, carità, diritto. L´esperienza giuridica nella tipologia delle esperienze di rapporto,
Giuffrè, Milano 1969, pp. XII-242.
5. Corso di Filosofia del Diritto, Cedam, Padova 1981, pp. 648. Este libro refunde y amplía
otras publicaciones anteriores: La scienza giuridica come politica del diritto. Linee di una
metodologia filosofico-giuridica, Cultura, Firenze 1971, pp.361, (2ª ed. Teorema, Firenze,
1974, pp. 226; reeditado en 1975 y 1976). La parte segunda del Corso recoge íntegramente una
obra anterior publicada bajo el título : Criteri per una politica del diritto come scienza,
Cooperativa universitaria Studio e Lavoro, Milano, 1977, pp. 90.
6. "Abortismo libertario e sadismo", en Jus 3-4, 1975, pp 279-326. Luego reeditado como libro
con alguna modificación, bajo el mismo título, en Scotti Camuzzi, Milano 1976, pp.109.
Posteriormente publicado en Terre. pp. 43-91
8. Pensare giusto. Dispense introduttive al seminario, anno acc. 1989-90, ISU, Universitá
Cattolica, Milano 1989, pp. 257
11. Terre. Terra del Nulla, Terra degli uomini, Terra dell´Oltre, Vita e Pensiero, Milano 1989.
pp. 576
294
EL DERECHO DE JURISTAS Y SUS IMPLICACIONES: UN DIÁLOGO CON LOMBARDI VALLAURI
________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
B) Otras publicaciones:
2. "La nave di Teseo. A proposito della riedizione tedesca della Storia della giurisprudenza
romana di F. Schulz", en Archivio Giuridico, 1961, pp.26
4. "Sulla formazione extralegislativa del diritto" en Quaderni del Foro Italiano, 1969, pp.711-
715
7 bis. Introducción a Geschichte des Freirechts, Klostermann, Frankfurt am Main 1971, pp160
8. "Storia e diario", en Quaderni fiorentini per la storia del pensiero giuridico moderno I, 1972,
pp.89-127. Posteriormente recogido en Terre, 364-397.
9. Prólogo al libro de MADINIER, G., Coscienza e giustizia, Giuffrè, Milano, 1973, pp. XXII-
133. Traducido del francés: Conscience et amour, Presses Universitaries de France, París 1938
10. "La justice et les cas-limite", en Les Etudes philosophiques, nº 2, 1973, 187-194
11. "Resistenza e autonomia degli esclusi", en Studi Sassaresi III (Autonomia e diritto di
resistenza) Giuffrè, Milano, 1973, pp. 295-301. En la misma publicación: "Intervento su:
Resistenza inidividuale e collettiva", pp. 205-208.
13. "Moralità dell´ontologia", en Ontologia e assiologia, Atti del XXVIII Convegno del Centro
di Studi filosofici tra professori universitari (Gallarate, 6-8 septiembre 1973), Morcelliana,
Brescia 1974, pp.188-194.
14. "Voti religiosi e percezione del tempo", en AA.VV., Temporalità e alienazione, Istituto di
studi filosofici, Roma 1975, pp.249-270. El original fue publicado en francés bajo el título
"Voeux religieux et perception du temps" en Archivio de filosofia, 1975, pp.249-270.
Traducción alemana en Kerygma und Mythos VI, Band VIII, H. Reich, Hamburg-Bergstedt
1976, pp.135-150. Posteriormente recogido en Terre, pp.425-448
295
DIEGO POOLE DERQUI
________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
17. "Sécularisation et sadisme", en Archivio di Filosofia 1976, pp. 397-401. Traducción italiana
en "Ermeneutica e secolarizzazione", Istituto di studi filosofici, Roma, 1976, pp. 397-401.
Traducción alemana en Kerygma und Mythos VI, Band IX, 1977, pp. 251-254
18. "Strutture per un uso contemplativo della scienza", en Movimento per l´Integrazione
Universitaria Europea - Atti 2-3, Roma, 1976, pp. 45-51. Traducción inglesa en Seminar,
Journal of the Philosophical Seminar, University College, Cork, 1977, pp. 3-6
20. "Il diritto come ordinamento", en Il diritto come ordinamento - Informazione e verità nello
Stato contemporaneo. Atti del X Congresso nazionale della Societá italiana di filosofia
giuridica e politica. (Bari, 3-5 ottobre, 1974), Giuffrè, Milano 1976, pp.9-48. Réplica de
Lombardi a las críticas de los congresistas, en las pp. 225-234 de la misma publicación.
21. "I figli del Nulla. L´antropologia del fisicalismo e del neoradicalismo", en Rivista del Clero
Italiano, Vita e Pensiero, Milano 1977, pp. 297-309
23. Intervención sobre "Il iusnaturalismo nella cultura filosofica italiana del Novecento", en La
filosofia del diritto in Italia nel secolo XX. Atti dell´XI Congresso nazionale della soc. it. di
filosofia giuridica e politica, (Napoli-Sorrento, 4-7 octubre 1976), Giuffrè, Milano, 1977,
pp.111-113
24. "Laicità o universalità?", en Laicità. Problemi e prospettive, Atti del XLVII corso di
aggiornamento culturale dell´Università Cattolica (Verona, 25-30 sept. 1977), Vita e Pensiero,
Milano 1977
27. "Sull´aborto come problema «semplice»", en La Svolta, año II, nº 1, (enero-febrero 1978),
Firenze 1978, pp. 1-5. También publicado en Studi Cattolici, nº 206-207, abril-mayo 1978, pp.
331-334
28. Introducción al Glosario giuridico delle cosnuetudini nell´Italia unita, a cura di S. Tondo,
Istituto per la Documentazione Giuridica, Firenze 1978
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EL DERECHO DE JURISTAS Y SUS IMPLICACIONES: UN DIÁLOGO CON LOMBARDI VALLAURI
________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
29. "I presuposti culturali del processo d´industrializzazione", en Il problema della società
industriale: pregetti di svillupo e crescita dell´uomo, Atti del XLVIII Corso di aggiornamento
culturale dell´Università Cattolica di Milano (Milano, 3-8 sept. 1978), Vita e Pensiero, Milano
1978, pp. 51-73.
31. "Le principali realizzazioni del´Istituto per la documentazione giuridica del Consiglio
Nazionale delle Ricerche nel campo dell´informatica giuridica", en Informatica
giuridica,Cultura, Firenze 1979, pp. 191-245
32. "Il soggetto assoluto e i suoi diritti nell´universo sadista", en la RIFD 1979, pp. 21-42.
Posteriormente publicado en Terre, 91-111
33. "Il vissuto dell´aborto e l´accettazione della maternità", en Notiziario del Centro di aiuto
alla vita di Firenze, nº 2, Firenze, dic. 1979
34. "Una riflessione crisitana attuale sul processo di unficazione Europea", en Liteae
communionis, año VI, nº 5, mayo 1979, pp. 43-45.
35. "Il concetto cristiano di umanità e le sue forme", en Europa cristiana: progetto, Quaderni
della Cazzada 2, Morcelliana, Brescia 1979, pp. 93-107
37. "Welfare State: analisi critica e prescrizioni di sviluppo", pro manuscripto, Fondazione
Agnelli, 1979.
38. "Quale benessere?", en Tremisse pistoiese, año IV, nº 1, enero-abril 1979, pp. 18-19
40. "Tra servizio e strapotere: il sindacato al bivio", en Studi cattolici, 1980, pp.351-213.
También en Jus, nº 64, 1984, pp.193-213. Posteriormente recogido en Terre, 247- 266
41. "Il luogo della fede", en AA.VV., Religione e cultura, Civilità delle macchine XXVII, julio-
diciembre 1979, Roma 1980, 73-81. Posteriormente recogido en Terre, 489-516.
42. "Uber einige aspekte und entwiklungsmöglich.... der Juristenberufe haute", en Das Profil
des juristen in der europäischen Tradition, Hns. V. K. Luig und D. Liebs, Verleg Rolf Gremer,
Ebelsbach 1980, pp. 399-345. Posteriormente recogido en uno de los apéndices a la parte II del
Corso , bajo el título "Possibili sviluppi delle professioni giuridiche".
44. "Saper contemplare il propio mestiere", en Il Tremisse pistoiese, mayo-agosto 1980, pp.11-
13.
297
DIEGO POOLE DERQUI
________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
45. "La secolarizzazione (buona) del Vangelo", en Studi Cattolici, enero 1980, pp.351-362.
46. "Promozione e protezione della vita. Funzioni e limiti della legge", en Familia oggi, nº 34,
julio-agosto 1980, pp.60-64
47. "Filosofia, diritto e politica" en Testimonianze, (I problemi attuali della filosofia), año
XXV, nºs 10-11-12, oct-dic. 1981, pp.83-109
48. "Sul concetto di «significato»", en Servire, Revista scout para educadores, XXXV, oct.1981,
pp.2-7. Posteriormente recogido en Terre, 219-227
50. "Situazione culturale italiana: per una pastorale degli anni ottanta" (intervento), en Rivista
del Clero Italiano LVII, noviembre 1981, pp.837-839 y 862-864
51. "Attualità della regola di San Benedetto" en Dodici secoli dell´Abbadzia di S. Maria di
Rosano 780/1980, Cassa di Risparmio di Firenze, 1981, pp.179-123
52. "L´uomo e la crisi degli umanesimi conemporanei", Relazione conclusiva dei lavori su
"L´uomo contemporaneo", Villa Cagnola, 1981. Pro manuscrito.
53. "Informatica e criteri «politici» o valutaivi della decisione giuridica" en Jus, XXIX, 3,
1982. pp 303-315. Versión inglesa en Artificial Intelligence and Legal Information Systems.
Vol. I. Bajo la dirección de Ciampi, C., North Holland, Amesterdam-New York-Oxford, 1982,
pp. 61-72
55. "La vita umana: una meraviglia", en Studi Cattolici, 1982, pp.519-526. Muchas veces
reeditado como cuaderno autónomo, con palabras introductorias de Carlo Casini, por el
Movimiento provida florentino; originariamente leido en la Catedral de Prato en la Jornada por
la vida del 1982. Posteriormente recogido en Terre, 326-337.
57. "La portée philosophique des droits de l´home", en Nova et Vetera, LVII, 1982, pp. 17-29.
Posteriormente publicado en versión italiana bajo el título "La portata filosofica dei diritti
dell´uomo", (trad. por Mariachiara Tallacchini) Per la Filosofia, enero-abril 1988, pp.10-18
58. "Verso una medicina della piena salute", en AA.VV., Strumenti di decisione nei sistemi
sanitari, Fondazione Smith Kline, Milano 1983, pp.133-145 Posterior- mente recogido en
Terre, 266-276.
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EL DERECHO DE JURISTAS Y SUS IMPLICACIONES: UN DIÁLOGO CON LOMBARDI VALLAURI
________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
59. "La realizzazione dell´impermanenza come illuminazione in senso tecnico nel canone pali.
E piccola fenomenologia della ora nona", en AA.VV., Neplatonismo e religione, Archivio di
filosofia, 1983, pp.201-216. Posteriormente recogido en Terre, 473-489.
64. Introducción al libro Christentum und modern retch, Suhrkamp. Frankfurt am Main, 1984
66. "Bioetica, potere, diritto", en Iustitia 1984, pp.41-7; También recogido en Jus 1984, pp.41-
80; También en AA.VV., Obbiezzione di coscienza sanitaria: un devere verso l´uomo, Atti del I
Convegno nazionale degli Obiettori di coscienza sanitari (Torino, 26-27 nov. 1983), Palombi,
Roma 1984 o 1985. Posteriormente recogido en Terre, 111-148
67. "Christentum, Säkularisation und modernes Recht", Prólogo a AA.VV., Christentum und
modernes Recht, Suhrtkamp, Frnakfurt am Main, 1984
68. Intervención en AA.VV., Cultura e impegno per l´uomo, Atti del IV convegno.., La traccia,
15-VIII-1984, pp. 49-57.
69. "Che cosa una persona colta deve sapere oggi di diritto", en Nuova secondaria 3, 15 nov.
1985, pp.15-16.
71. "Le culture riduzionistiche nei confronti della vita", en AA.VV., Il valore della vita. L´uomo
di fronte al problema del dolore, della vecchiaia, dell´eutanasia, Atti del 54º Corso di
aggiornamento culturale dell´Universitá Cattolica (Roma, 2-7 sept. 1984), Vita e Pensiero,
Milano 1985, pp.41-74. Posteriormente recogido en Terre, 175-211
72. "Libertà libertaria, libertà liberale, libertà liberante", en AA.VV., Libertá, giustizia e
persona nella società tecnologica, dirigido por S. Ricossa y E. di Robilant, Giuffrè, Milano
1985, pp.159-185. Posteriormente recogido en Terre, 227-247
299
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73. "Il pensiero moderno sulla sessualità umana", en Rivista di sessuologia, octubre 1984-
marzo 1985, pp.14-35. Posteriormente recogido en Terre, 276-299
79. "Scienza e sapienza: una vicenda", en Città di vita, 1985, pp. 653-670
80. "La politica e le sue metamorfosi", en AA.VV. Etica e transofrmazioni tecnologiche, Atti
del 57º corso di aggiornamento culturale dell´Università Cattolica, Vita e Pensiero, Milano
1987, pp.34-62
82. "L´uomo: una prospettiva contemplativa", en Quaderni di «Città di vita», Firenze *1986.
Posteriormente recogido en Terre, 337-351.
84. "Un commento, un argomento", en AA.VV., L´eutanasia come problema, ECIG, Genova,
1986 (Quaderni della Società di letture e conversazioni scientifiche, pp. 43-49).
87. "Per una filosofia del piacere", en Rivista di sessuologia, enero-marzo 1987, pp.28-51.
Parcialmente reeditado, juntamente con "Il pensiero moderno sulla sessualità umana", en Per la
300
EL DERECHO DE JURISTAS Y SUS IMPLICACIONES: UN DIÁLOGO CON LOMBARDI VALLAURI
________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
89. "I cattolici di fronte ai problemi della qualità della vita nella società contemporanea", en
Convivium Iris, dic. 1987, pp.16-23
90. "L´impatto della teconologia sulla vita e sulla autopercezione dell´uomo", en Etica e
trasformazioni tecnologiche, Atti del 57º corso di aggiornamento culturale della Universià
Cattolica di Milano. Vita e Pensiero, Milano 1987, pp. 40-64
91. "Diritto e vita biologica", en Democrazia e Diritto, nº 4-5, julio- oct. 1988, pp. 379-392
92. "Teodicea e condizione animale", en AA.VV. Teodicea oggi?, Archivio di filosofia, 1988.
pp.343-357. Posteriormente recogido en Terre, 559-574.
93. Presentación al libro I comitati etici, dirigido por V. Ghetti, Franco Angeli, Milano 1988
94. "Il diritto naturale come articolata giustizia: prospettive filosofiche e teologiche", en Lex et
iustitia" nell´utrumque ius: radici antiche e prospettive attuali, Atti del VII Colloquio... Libr. ed.
Vaticana e Libr. ed. Lateranense, Roma 1989, pp. 13-38
95. "Promozione e protezione della vita: funzioni e limiti della lege", en Etiche della vita e
famiglia, oggi, a cura di S. Spinsanti, Edizioni Paoline, 1989.
96. "Le convergenze etiche", en Orientamenti sociali, 3-4 julio-diciembre, 1989, pp. 41-42.
98."Diritto naturale", publicado por vez primera en Jus, 1987; posteriormente recogido en
Digesto IV ed., 1990, coll. 9, luego en "Diritto Naturale e Diritto libero" en Persona y
Derecho, vol. 23. 1990. pp. 25-63
99."Diritto libero", en Digesto, IV ed., 1990, coll. 20, posterirormente en "Diritto Naturale e
Diritto libero" en Persona y Derecho, vol. 23. 1990. pp. 25-63
100. "Etica e banca", en Etica degli affari, III-2, 1990, pp. 97-105
101. "Introduzione generale al Convegno su «Le professione guiridiche come vocazioni»", Atti
del convegno di Firenze, 19-21 maggio 1989, en Iustitia, nº3 julio- septiembre, 1990, pp 262-
273
103. "Ammirazione, mistica, realismo", en Avvenire, nº espec., Suppl. del nº 197 del 25-VIII-
1990 sul Meeting di Rimini, pp.11-12
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104. "L´embrione umano tra bioetica e biogiuridica. Principi generali", en Scienza ed etica
nella centralità dell´uomo, dirigido por P. Cattorini, Istituto scientifico H. San Raffaele, Franco
Angelli, Milano 1990, pp. 225-238
107. "Banche: maggiore rispetto dell´economia di mercato autentica", en Lavoro 2000, FIBA-
CSL, mayo-junio 1991, pp. 12-20
110. "Modernità e criminogenesi", en AA.VV., La sicurezza dei cittadini: una garanzia della
convivenza civile per promuovere la solidarietà. Ed. Cinque Lune, Roma 1991, pp. 29-39
112. Intervento su come fa il crisitiano in quanto cristiano a non essere clericale, en Coscienza
9/1991, dic. 1991, pp. 23-24
113. "Pace come pienezza dell´essere: i meritevoli di tutetla in base al valore e in base alla
soggettività", en AA.VV. Scienza e tecnologia per lo sviluppo nella pace, Atti del 61º Corso di
aggiornamento culturale dellaUniversità Cattolica di Milano, Vita e Pensiero, Milano 1991, pp.
25-41
114. "La meditazione realizzante", de próxima publicación en Tempi dello spirito, 1992
115. "Filosofia del diritto per giuristi: linee introduttive", pro manuscrito, s.a. s.l.
116. "Scienza ed etica alle soglie del terzo millennnio", Varenna, Villa Monastero 28-30
settembre 1992, pp. 467-473
117. "Modelli speculari di sessualità: libertinismo sadico, cattolicesimo", (tengo una copia del
original entregada por Lombardi Vallauri; s.d., s.l.), pp.11
118. Singolarità della salvezza cristiana e pluralità delle religioni, en Exodus congedi dal II
Milenio/2, editado por Città Nuova ("Agustinus"), s.d., pp. 47-61
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EL DERECHO DE JURISTAS Y SUS IMPLICACIONES: UN DIÁLOGO CON LOMBARDI VALLAURI
________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
120. Quando l´Io/ID che si rivela é inimmaginabile e inconcepibile (vie d´uscita apofatiche), en
Archivio di Filosofia, Año XLII-1994, N. 1-3, PP. 797-820
121. Verso un Sistema Esperto Giuridico Integrale, en Persona y Derecho, Vol. 31- 1994
(Pamplona), pp. 157-182
122. Logos Introduzione, (tengo una copia del original entregada por Lombardi Vallauri; s.d.,
s.l.), pp.17
123. Neuroni, mente, anima, algoritmo: quattro ontologie, (tengo una copia del original
entregada por Lombardi Vallauri; s.d., s.l.), pp. 41
124. Meditazione vipassana, (proposta di metodo a 8 tempi), (tengo una copia del original
entregada por Lombardi Vallauri; enero de 1996, s.l.), pp. 4
125. Essere e religione: parabole della parola (tengo una copia del original entregada por
Lombardi Vallauri; s.d., s.l.), pp. 7
303
DIEGO POOLE DERQUI
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Binding, Karl, 62
ÍNDICE DE AUTORES Binswagner, Ludwing, 265
Biondi, Biondo, 91
A Bobbio, Norberto, 6; 15; 50; 52; 71; 84;
Acursio, 106 118; 134; 159; 222; 247; 248; 257; 297;
Aguiló-Reglá, Josep, 227 298
Albaladejo, Manuel, 25; 139 Bodenheimer, Edgar, 278
Alchourrón, Carlos E., C., 222 Bodino, Juan, 45
Alexy, Robert, 136 Bonfante, Pietro, 89
Allen, L.E., 227 Börngen, 72
Althaus, Karl, 222; 225 Boutroux, Emile, 21
Alvarez Suárez, Ursicino, 34; 59 Bretone, Mario, 105
Alvarez Vigaray, Rafael, 171 Brinz, 88
Alvarez, José Mª, 196 Brüt, 45; 72
Amato, Salvatore, 299 Buber, Martin, 15; 285
Amerio, Franco, 175 Bülow, Oskar, 2; 16; 72
Amselek, Paul, 119; 134 Bultmann, Rudolf, 163
Andrés, Juan de, 27
Anglada Vilardebó, J., 154 C
Aquino, Sto. Tomás de, 119; 126; 177; Caiani, Luigi, 111
241; 294 Calogero, G., 173
Aristóteles, 40; 101; 178; 252; 265; Calvo Vidal, Felix Mª, 36
276; 281; 283 Cambacérès, Jean Jacques Regis, 43
Arnaud, André Jean, 295 Canaris, Claus-Wilhelm, 76
Ascarelli, Tullio, 114 Capitant, Henri, 36; 164
Atienza, Manuel, 224; 254 Capograssi, Giuseppe, 2; 111; 112; 129;
Austin, John, 222; 244; 256 254
Carcaterra, Gaetano, 15; 233; 240; 251
B Cardozo, Benjamin, 57; 85
Babolin, Albino, 285 Castán-Vázquez, José María, 154
Backhouse, James, 222; 225 Castán Tobeñas, José, 62
Bacon, Francis, 223 Castelli, Enrico, 10
Bagnulo, Roberto, 130 Cavanna, Adriano, 22; 32; 195
Bagolini, Luigi, 205 Cerfaux, L., 293
Baratta, Alessandro, 181 Cesarini-Sforza, Widar, 253
Bardy, Gustave, 291 Chéry, H., 294
Bataglia, Felice, 296 Ciampi, C., 244
Battiffol, Henri, 134 Cicerón, Marco Tulio, 105; 131; 133;
Bellusi, 264 284; 285
Benoit, P., 293 Cioffi, Mario, 141; 193; 198
Bentham, Jeremy, 208; 222; 256 Clemente de Diego, Felipe, 25; 38; 139
Berdiaeff, N.,, 294 Colesanti, Vittorio, 33
Bergbohm, Karl, 49 Colin, Ambroise, 164
Bergson, Henri, 21 Congar, Yves, 294
Betegón, Jerónimo, 254 Conte, Amadeo, 72; 251
Betti, Emilio, 9; 29; 64; 187 Cosi, Giovani, 22; 192; 195; 198
Biagioli, C., 222
Bigelow, R.P., 216
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Cotta, Sergio, 10; 15; 45; 129; 136; 160; Faynel, P., 293
178; 244; 254; 271 Federico II, Rey de Prusia, 43
Crespo Romeu, R., 16 Fernández Martín-Granizo, Mariano, 25
Criscouli, Giovanni, 37 Ferrini, Contardo, 247
Croce, Benedetto, 254 Feuillet, A., 293
Fichte, Johann Gotlieb, 244
D Fiedler, Herbert, 229
D´Agostino, Francesco, 166; 299 Finnis, John, 127; 131; 222
D´Ors, Alvaro, 23; 34; 39; 107; 135; Fiore, Joaquin di, 294
153; 289 Fischer, 62
Dabin, Jean., 184 Forsthoff, Ernst, 19
Dal Pozzo, Francesco, 233 Frank, Jerome, 79
Danz, E., 155 Frenzel, 72
De Castro, Federico, 19; 27; 30; 70; 90; Friedman, 295
105; 139; 151; 152; 194; 196; 205; 212; Frosini, Vittorio, 230
247 Frossard, André, 40
De la Morena, Luis, 25 Fuchs, Ernst, 17; 72; 80; 84
De la Torre, José, 7 Fuller, Lon Luvois, 124; 127; 222
De Páramo, Juan Ramón, 254
Del Vechio, Giorgio, 134; 253 G
Dennet, Daniel, 230 Gadamer, Hans, 94; 163; 173
Descartes, Renato, 44; 223; 234 Galilei, Galileo, 223; 234
Díez-Picazo, Luis, 58; 70; 77; 98; 133; Galla, G., 245
139; 143 Galloni, Giovanni, 188
Dilcher, Gerhard, 22 García Garrido, Manuel J., 139
Dilthey, Wilhelm, 65 García Máynez, Eduardo, 7
Dimer, A., 185 García Pelayo, Manuel, 138
Donati, Benvenuto, 50 García Valdecasas, Guillermo, 151
Dreyfus, Huber L., 230 Gardies, Jean Louis, 259
Duhem, Pierre, 21 Gardies, Jean Louis., 119
Dworkin, Ronald, 136; 180; 185 Gavazzi, Giacomo, 122; 268
Gayo, Cayo, 105
E Gentile, Giovanni, 254
Eccles, John Carew, 230 Gény, François, 2; 4; 15; 18; 45; 61; 62;
Ehrlich, Eugen, 2; 16; 30; 74; 84; 87 72; 84; 134; 148; 184
Elizalde y Aymerich, Pedro de, 27 Ghandi, Mahatma, 180
Engisch, Karl, 51; 61 Giardina, Andrea, 157
Erdmann, U., 229 Gibert, Rafael, 158
Escriche, Joaquín, 158 Giuliani, Alessandro, 173
Esmein, A., 139 Goldschmidt, Werner, 88
Espín Cánovas, Diego, 139 González Tablas, R., 224
Esser, Josef, 70; 92; 94; 138; 144; 151; Gregorczyk, Christophe, 32; 36; 38; 76
160; 166 Grocio, Hugo, 43; 97
Gurvith, Georges, 134
F
Falcón Tella, María José, 46 H
Falcón, Modesto, 164 Haba, Enrique.Pedro, 173
Fassò, Guido, 3; 43; 122; 136; 261 Häberle, Peter, 63; 160
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DIEGO POOLE DERQUI
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EL DERECHO DE JURISTAS Y SUS IMPLICACIONES: UN DIÁLOGO CON LOMBARDI VALLAURI
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Maihofer, Werner, 37 Orrù, Giovani, 19; 22; 23; 84; 92; 94;
Marcel, Gabriel, 15; 286 113; 141; 144; 146; 149; 155; 166; 205;
Mariani, P., 222 299
Maritain, Jacques, 9 Ortega y Gasset, José, 90
Martínez-Sicluna, Consuelo, 297 Ost, François, 66; 76; 173; 194
Martínez Doral, José Mª, 39; 187; 206
Martínez Muñoz, Juan Antonio, 10 P
Martino, Antonio A., 222; 227 Panizo, Alberto, 23
Marx, Carlos, 180 Panormitano, el Abad, 27
Massini, Carlos Ignacio, 45; 90; 119; Papiniano, 105
177; 187; 296 Paresce, A., 137
Maury, J., 156 Paresce, Enrico, 254
Mc Carty, 218 Paricio, Javier, 34; 55; 105; 106
Meldman, 218 Perelman, Chaïm, 134; 173
Merkl, Adolf, 67 Pérez Luño, Antonio E., 55; 118; 134;
Messner, Johannes, 125; 131; 185 136; 138; 214; 216; 222; 224; 225; 296
Meylan, Philippe, 10 Petrazycki, Leon, 133; 253
Mickiewicz, Adam, 294 Pieri, Georges, 35
Milhaud, 21 Pío XII, 290
Millán Puelles, Antonio, 44; 87 Piovani, Pietro, 112; 241; 244; 254
Mondolfo, 281 Pizzorusso, Alessandro, 137
Montesquieu, Charles L., du S., Varon Planck, 107
de, 45; 273 Plank, Max, 21
Mujal, 45 Platón, 131; 276; 281
Müler, 173 Poincaré, Henri, 21
Muratori, Ludovico Antonio, 42 Polo, Leonardo, 100
Pomponio, Sexto, 1; 30; 35; 105
N Popper, Karl, 230
Napoleón Bonaparte, 43 Porras Nadales, A.J., 138
Newman, John Henri, 174 Pothier, Robert Joseph, 107
Nietzsche, Friederich Wilhelm, 244 Pound, Roscoe, 5; 79
Prieto Castro, Luis, 139
O Puchta, Georg Friedrich, 88
O´Callaghan, Xavier., 25 Pufendorf, Samuel, 43; 97
Ockham, Guillermo de, 43; 237 Puig Brutau, José, 30; 51; 80; 85; 98;
Oertmann, 72 139; 147; 222; 249
Ogayar Ayllón, T., 25 Puig Peña, Federico, 25
Okham, Guillermo de, 44 Putnam, Hilary, 230
Olgiati, Francesco, 14; 245; 296
Olgiati, Vittorio, 138 R
Olivetti, Marco M., 10 Radbruch, Gustav, 45; 72
Ollero, Andrés, 24; 71; 110; 121; 129; Randa, 88
136; 144; 150; 153; 179; 189; 194; 201; Rawls, John, 123
204; 241; 246 Raz, Joseph, 222
Opocher, Enrico, 111 Recaséns Siches, Luis, 137; 173
Orígenes, 291 Reinach, Adolf, 259
Renard, Georges, 254
Riccobono, Salvatore, 34
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DIEGO POOLE DERQUI
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EL DERECHO DE JURISTAS Y SUS IMPLICACIONES: UN DIÁLOGO CON LOMBARDI VALLAURI
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Z
Zaccaria, Giuseppe, 166
Zeiller, 107
Ziff, Paul, 230
Zitelmann, Ernst, 50
Zulueta, Enrique, 23
309
DIEGO POOLE DERQUI
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ÍNDICE GENERAL
PARTE I, INTRODUCCIÓN................................................................................................ 1
1. Consideraciones preliminares..............................................................................1
2. Luigi Lombardi Vallauri......................................................................................9
2.1 Biografía intelectual de Lombardi Vallauri: la originalidad e
inquietud como constantes...........................................................................9
2.2 Encuadre de Lombardi Vallauri en el contexto del
pensamiento iusfilosófico ............................................................................15
PARTE II, LA ACTIVIDAD DE LOS JURISTAS COMO FUENTE DEL
DERECHO ............................................................................................................................ 29
1. Definición de interpretación jurídicia y de jurisprudencia ..................................29
2. Libertad de los juristas frente al derecho vigente ................................................41
2.1 El positivismo legalista como negación de la libertad del
intérprete ......................................................................................................41
2.2 Libertad del jurista en el reconocimiento del derecho
vigente: la norma, el hecho, o el valor.........................................................45
2.3 Libertad del jurista en la interpretación del derecho vigente.................47
2.3.1 Libertad frente al derecho vigente como validez
formal. Clasificación de lagunas y crítica al logicismo
jurídico .............................................................................................47
a) Plantemiento general........................................................47
b) Lagunas jurídicas: clasificación y causas ........................48
a') Lagunas jurídicas y políticas ...............................49
b') Lagunas estáticas y dinámicas.............................51
c) Crítica a los procedimientos del legalismo para
cubrir lagunas .......................................................................59
a') Variedad de métodos interpretativos ...................59
b') Ningún método interpretativo es
apodíctico .................................................................65
c') Siempre hay libertad para elegir un
método interpretativo ...............................................66
d') Crítica a la "reconstrucción lógica del
sistema jurídico" .......................................................70
d) Crítica al legalismo a partir de instituciones
jurídicas reales......................................................................78
e) Crítica axiológica al legalismo.........................................83
f) Inconvenientes del legalismo para el jurista.....................86
g) Por una "metodología de los resultados" .........................91
2.3.2 Libertad frente al derecho vigente como efectividad..............95
2.3.3 Libertad frente al derecho vigente como valor.
Lagunas ideológicas. Teoría del valor en Lombardi
Vallauri.............................................................................................97
3. Autoridad de los juristas en la determinación y "consolidación" del
derecho vigente: los juristas como fuente................................................................102
3.1 La peculiar autoridad y efectividad del derecho de juristas:
la "autoridad originaria pura" ......................................................................102
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EL DERECHO DE JURISTAS Y SUS IMPLICACIONES: UN DIÁLOGO CON LOMBARDI VALLAURI
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