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Lección 3

DEL RACIONALISMO ILUSTRADO AL POSITIVISMO JURÍDICO

1. INTRODUCCIÓN
2. EL CIENTIFISMO: COMTE
3. EL ESTUDIO DE LA POLÍTICA CON METODOLOGÍA CIENTÍFICA: MAQUIAVELO
4. EL ESTADO COMO “LEVIATÁN”: HOBBES
5. LA “VOLUNTAD GENERAL” COMO FUENTE DE LO JUSTO: ROUSSEAU
6. LA REALIZACIÓN “DIALECTICA” DE LA LIBERTAD EN EL ESTADO: HEGEL

1. INTRODUCCIÓN
El positivismo jurídico es una tradición de Filosofía del Derecho (un enfoque teórico para
entender el Derecho).
En este tema vamos a intentar ver cómo se va gestando el “positivismo jurídico” (que
estudiaremos en el siguiente tema) viendo el desarrollo de esta tradición tal y como se va configurando
desde su origen.
Es decir, vamos a ver a varios autores que sucesivamente van aportando conceptos, ideas y
métodos en la misma dirección, y que terminarán configurando “una determinada forma de entender el
Derecho” (llamada “positivista”).
El título del tema es “del racionalismo al positivismo jurídico”. Este título muestra lo que se
pretende mostrar en este tema: cómo desde una concepción de la racionalidad típicamente ilustrada se va
gestando, poco a poco, UNA DETERMINADA CONCEPCIÓN DEL DERECHO,
CARACTERIZADA POR EL RACIONALISMO CIENTIFISTA, EL VOLUNTARISMO, Y EL
ESTATALISMO. TODO ELLO, CUAJARÁ EN EL S. XX EN EL “POSITIVISMO JURÍDICO”.

2. EL CIENTIFISMO: COMTE
Vamos a ver cómo Comte adelanta el uso de una metodología racionalista- cientifista a para
el estudio de la filosofía. Dicha metodología, posteriormene, será utilizada por juristas para el
estudio del Derecho.
Comte es un autor de finales del siglo XVIII y principios del XIX, nació en Francia en 1798, es el
fundador del positivismo, como teoría filosófica.

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Las ideas principales están en su obra más importante: "El discurso del espíritu positivo".
Sus ideas se exponen en el contexto posterior a la Revolución Francesa. En el cual, los mejores
pensadores del racionalismo ilustrado tratan de poner las nuevas bases de la vida social.
Comte tiene un interés de reforma social (progreso) y en "El discurso del espíritu positivo"
expone las siguientes ideas:
a) Todos los saberes forman una jerarquía (de más a menos) en función de la complejidad de los
fenómenos que estudian.
En la base de todos están las matemáticas, la física, la biología.
En la cúspide está la sociología, el estudio del hombre, de las relaciones sociales.

b) Propone que los problemas sociales, jurídicos y morales se analicen desde una perspectiva científica y
positiva. Así, estudia los problemas por medio de la observación empírica de los fenómenos sociales.
Gracias a ese método podremos explicar el comportamiento de los seres humanos y los sucesos
naturales en términos de leyes universales: constatar regularidades y relaciones causa/efecto que se
repiten.

c) Considera que la historia de la humanidad ha transcurrido siguiendo un proceso lineal siguiendo tres
estados sociales, que suponen tres grados de desarrollo intelectual, según una ley del progreso que es
necesaria y universal en toda sociedad.

1) Estado Teológico o ficticio: aquel en el que el hombre busca las causas últimas de los
fenómenos (de las lluvias, terremotos, de las buenas cosechas, etc) en función de fuerzas sobrenaturales o
divinas
Este tipo de conocimiento se sustenta en la autoridad o en un orden jerárquico.

2) Estado Metafísico o abstracto: parte del cuestionamiento de la racionalidad teológica anterior,


el cual es sustituido por formulaciones abstractas y filosóficas.
Sin embargo en este estado, se utiliza un lenguaje y unas categorías alejadas de la realidad (se
habla de esencias, de formas, naturaleza, etc.)
Estas sociedades se organizan siguiendo los criterios de la Filosofía abstracta y especulativa,
alejada de la realidad empírica.
Comte considera que es un paso adelante hacia la madurez de espíritu pero considera que es
insuficiente, siendo necesario dar un paso hacia el tercer estado.

3) Estado Científico o positivo: los hombres ya no se preguntan por la esencia de las cosas, sino
cómo son las cosas, como se comporta la naturaleza o los seres humanos.
La respuesta es una descripción de los fenómenos, reduciendo la diversidad a leyes generales.
Esas leyes son científicas y proporcionan progreso. Aportan control y previsión de la naturaleza.
Según Comte, una sociedad dominada por el conocimiento científico llegará a la armonía
total.
Estas propuestas filosóficas se verán muy claramente reflejadas en las teorías del positivismo
jurídico del siglo XX y XXI. En su momento veremos que la principal consecuencia del método de
Comte aplicado al estudio del Derecho será que la Filosofía del Derecho se centrará en el estudio del
Derecho “como orden jurídico positivo” (los valores se considerarán no-científicos. Y deberán ser
estudiados por otras ramas del saber: la Sociología del Derecho, por ejemplo).

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3. EL ESTUDIO DE LA POLÍTICA CON METODOLOGÍA CIENTÍFICA: MAQUIAVELO
Nicolás Maquiavelo es un autor del s. XV, nacido en Florencia en 1469.
Escritor, historiador, funcionario público y hombre de Estado.
Vamos a intentar mostrar cómo Maquiavelo - tres siglos antes de Comte- ya anuncia algunas
de las ideas metodológicas, esta vez, aplicadas al estudio de la Política (que tendrán gran influencia
en el positivismo jurídico del s. XX). Maquiavelo coincide en optar por un método “descriptivo”
para entender la Política (describir cómo funciona realmente). Los valores y fines de la Política
quedarán relegados a otras áreas del saber, como la Ética.
Sus obras principales son: "El Príncipe" y “Discurso sobre la primera década de tito Livio".
Es uno de los teóricos más importante del Renacimiento, ya que abre una nueva perspectiva para
el estudio de la Política.
a) Maquiavelo es un teórico del poder social, de cómo se adquiere el “poder” y cómo se mantiene.
b) Maquiavelo es el primer autor que aplica los principios metodológicos de la ciencia física para estudiar
el fenómeno de la Política (intentando superar los planteamientos de los teóricos clásicos que más se
estudiaban en todas las facultades de derecho del momento: Aristóteles y Tomás de Aquino).

a) Maquiavelo es un teórico del poder social, de cómo se adquiere el “poder” y cómo se mantiene.
El “poder” alcanza una categoría en sí misma, Su análisis cobra nueva actualidad frente a otros
teóricos clásicos anteriores que se centraban en estudiar la buena actuación del gobernante o la justicia de
las leyes.
“El Príncipe” va dirigido a los Medicis, nobles de Florencia, y trata de mostrarle a Lorenzo II
como unificar Italia y sacarla de la crisis en la que se encontraba.
Con ocasión de esa tarea, Maquiavelo propone una nueva perspectiva (paradigma). La perspectiva
de Maquiavelo es describir cómo en la historia han actuado los gobernantes que han tenido más éxito
(Julio César, Alejandro Magno…), cómo conseguían resolver sus problemas políticos y mantenerse en el
poder.
Esto nos muestra la metodología que propone en sus obras: estudiar lo que ha sucedido en la
historia observando a aquellos que han ejercido el poder.
Maquiavelo no trató sobre abstractos principios ni argumentos teóricos, sino que recogió ejemplos
de la antigüedad clásica y de eventos recientes, especialmente de la carrera de Cesar
Borja.
A partir de esta descripción Maquiavelo trata de sacar orientaciones generales para cualquier
político, cosas que se repiten en su actuación: de ese modo sabremos cómo debe
actuar un gobernante que quiere tener éxito en mantenerse en el poder (cuáles son las aptitudes/virtudes
que necesita).
Así, según Maquiavelo, un Príncipe “debe”:
- “alejarse del crimen no solo cuando perjudique sus intereses, también cuando sea innecesario.
- tratar de ganar el amor de sus súbditos simulando virtudes, si es que el no las poseyera
- estimular el comercio de modo que sus súbditos ocupados en enriquecerse no tengan tiempo para la
política
- mostrar preocupación por la religión ya que es un potente medio para mantener sus súbditos sumisos y
obedientes”.
Todo esto no son “recomendaciones” morales que propone Maquiavelo sino enseñanzas que

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podemos extraer al observar la historia real del uso del poder por parte de los hombres (es decir: auténtico
saber sobre la Política).

b) Maquiavelo es el primer autor que aplica los principios metodológicos de la ciencia física para
estudiar el fenómeno del Derecho y la Política.
Una frase de “El Príncipe” es clara: "hay que abandonar el estudio de lo que se debe hacer y
centrarnos en lo que es".
Por tanto, las valoraciones éticas o teológicas deben abandonarse y dejarse de lado. Hay que
centrarse en un saber científico que se obtiene observando la conducta de los hombres en la sociedad.
Maquiavelo propone al gobernante actuar como una zorra (astucia) y como un león (con valentía,
para sobrellevar los problemas con los que se enfrenta).
La perspectiva que propone de Maquiavelo es científica porque trata de describir la realidad tal y
como es, describir el fenómeno del “poder” tal y como se nos muestra en la historia.

Consecuencias para la Filosofía del Derecho de estos planteamientos de Maquiavelo:


(1) Se rompe con tradición clásica sobre el estudio del “poder”.
Maquiavelo da consejos de cómo mantenerse en el poder y de cuáles son las actitudes (virtudes)
eficaces para ello.
Se produce por tanto una ruptura con los saberes clásicos, con el enfoque o paradigma clásico,
como el de Platón, Aristóteles, Cicerón o Séneca. Preguntas centrales para todos estos autores, tales
como: ¿qué es la justicia? o ¿cómo debe actuar un buen gobernante? ¿cuáles son los límites del poder del
rey? quedan relegadas a un segundo plano porque, según Maquiavelo, no podemos responder de forma
científica a esas cuestiones.

(2) Se propone un nuevo principio para la actuación del Estado


Ese principio se ha enunciado comúnmente diciendo: “el fin justifica los medios”.
Aunque dicho principio no está enunciado explícitamente, en Maquiavelo vemos que cualquier
medio (cualquier acción política) está legitimado (justificado) si permite alcanzar un objetivo valioso para
el Estado.
De ahí se deduce que lo político posee una “racionalidad propia”, unas reglas propias (de carácter
utilitarista) distintas a las reglas que rigen el ámbito de lo moral.
Se pierde así la perspectiva clásica que entendía la Política como “el arte de decidir
acertadamente sobre lo común”. Y se expulsa la dimensión “valorativa” del estudio de la Política.

(3) Cambia el sentido del lenguaje moral y político


Maquiavelo sigue utilizando el termino tradicional "virtud" (usado por los clásicos de la teoría
moral y política) pero propone un giro y lo dota de un significado distinto. Así, Maquiavelo considera que
el gobernante no tiene porque ser fiel a la palabra dada (sinceridad) o buscar el interés del pueblo
(magnanimidad) antes que el suyo propio.
El gobernante no debe buscar esas virtudes….si lo que desea es mantenerse en el poder. Aunque,
recomienda Maquiavelo, en ocasiones, será muy útil y necesario, aparentar tales virtudes.
Recordemos que el concepto de “virtud” en el pensamiento clásico se definía como hábito
operativo bueno. La virtud se entendía como una forma de excelencia en el carácter que se adquiere a
través de acciones (repitiendo ciertas acciones que desarrollan dicha virtud y la afianzan en la
personalidad como una segunda naturaleza, véase Aristóteles o Tomás de Aquino).
Por el contrario, para Maquiavelo la “virtud” es la capacidad para conseguir el fin que se ha

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propuesto el sujeto. Así, la virtud se convierte en un concepto técnico, dependiente de la voluntad de cada
uno, de lo que se proponga en cada momento.
Se pierde así el interés por indagar en las cualidades del carácter que hacen mejor al
gobernante (para los clásicos, algunas de las cualidades/virtudes del buen gobernante eran:
honradez, humanidad, prudencia, valentía).
Estas 3 consecuencias se influirán decisivamente en el modo de entender el Derecho y la
Política en las teorías del positivismo jurídico del siglo XX y XXI, ya que veremos como también se
centrarán en estudiar el derecho vigente, tal como es (relegando la dimensión valorativa).

4. EL ESTADO COMO “LEVIATÁN”: HOBBES


Vamos a ver ahora cómo Hobbes es otro autor que anunciará ideas muy influyentes en el
positivismo jurídico del s. XX, en concreto: las características del “voluntarismo” y del
“estatalismo” (que serán esenciales en dicha corriente).
T. HOBBES nació en Inglaterra en 1588 y es considerado el fundador de la filosofía política
moderna. Fue uno de los filósofos más relevantes del siglo XVII, habiéndose relacionado con Bacon,
Descartes y Galileo.
Hobbes continúa algunas ideas de Maquiavelo. Algunas ideas que en Maquiavelo son sólo
intuición o esbozo, en Hobbes se sistematizan y se profundiza en sus consecuencias teóricas.
Hobbes era defensor del absolutismo monárquico, pero no lo fundamentaba en lo divino (en la
legitimidad divina del rey) sino que buscó fundamentar el poder del rey (de la autoridad política)
racionalmente (sin hacer referencia a justificaciones basadas en la ley divina o en la ética, tan habituales
en los pensadores clásicos de la Edad Media).
Según Hobbes, la principal razón para fundamentar el poder del rey era el interés de los
individuos.

Veamos algunas ideas de su obra: “Leviatán”:


Hobbes realiza en tránsito desde la teorías del Derecho Natural a las teorías del contrato social:
nos propone que fundamentemos la legitimidad del Derecho y del poder en el contrato social.
Sus ideas muestran una concepción contractualista de las relaciones sociales. Todos los teóricos
contractualistas contemporáneos, de un modo u otro, aceptan las novedades del paradigma que propuso
Hobbes.
Hobbes nos propone que hagamos un ejercicio de imaginación y que nos situemos en un “estado
de naturaleza” (estado previo al social).

(1) ¿Qué es el estado “natural”? guerra de todos contra todos (bellu erga homnes).
En lo que Hobbes llama el estado natural, es decir, el estado en el que se encontraba el ser humano
antes de la organización de la vida social, los seres humanos son iguales por naturaleza en facultades
mentales y corporales, produciéndose, también de una forma natural, la compensación entre las
deficiencias y las cualidades con las que la naturaleza ha dotado a cada cual.
Cada ser humano busca su propia conservación, en primer lugar, lo que da origen a la
competición y a la desconfianza entre los seres humanos.
En este estado natural no existen distinciones morales objetivas, por lo que dicha competición da
lugar a un estado permanente de enfrentamiento y conflicto de todos contra todos, en el que cada cual se
guía exclusivamente por la obtención de su propio beneficio y, no existiendo moralidad alguna, no hay
más límite para la obtención de nuestros deseos, que la oposición que podamos encontrar en los demás.

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No existiendo distinciones morales objetivas, Hobbes considera, pues, que las acciones humanas
se desarrollan al margen de toda consideración moral, como resultado de la fuerza de las pasiones, únicos
elementos por los que se pueden guiar, en dicho estado, los seres humanos. Dado que no hay lugar para
las distinciones morales no se puede juzgar dichas pasiones como buenas o malas.
Dice Hobbes: “las acciones que proceden de nuestras pasiones no son buenas ni malas, hasta que
conocen una ley las prohíbe. Lo que no pueden saber hasta que haya leyes. Ni puede hacerse ley alguna
hasta que se haya acordado la persona que lo hará." (Leviatán, XIII).
Hobbes observa que en ese estado natural surgiría en los hombres un sentimiento de
INSEGURIDAD, de TEMOR, al no existir autoridad ni leyes.
Como vemos, Hobbes, pretende describir a los seres humanos, cómo actúan y se comportan,
cuando no hay sin leyes ni autoridad, y llega a la conclusión de que cuando no hay autoridad que
controle el ser humano se comporta como un animal, “el hombre es un lobo para el hombre” (homo
homini lupus).
Con esto, Hobbes quiere que conozcamos la auténtica naturaleza del hombre (descrita a partir la
simple observación de su conducta general). La naturaleza del hombre es pasional, con tendencia natural
al egoísmo, a maximizar su interés, su satisfacción personal utilitaria. Y para satisfacer el propio interés,
es necesario, en ocasiones, atentar contra el interés de los demás…
Por tanto, observa Hobbes, sin el Derecho los seres humanos se encuentran en un conflicto
potencial permanente: en una guerra de todos contra todos (bellu erga homnes).

(2) ¿Qué solución propone Hobbes para salir de ese estado? El Leviatán
Hobbes encuentra una solución a este problema: para salir del miedo y lograr seguridad para los
hombres es necesario abandonar el estado natural y por medio de un pacto, crear un ente nuevo: el
Estado (Leviatan).
Leviatán, dicho nombre hace referencia al monstruo bíblico, Leviatán, de poder descomunal
("nadie hay tan osado que lo despierte... De su grandeza tienen temor los fuertes... No hay sobre la Tierra
quien se le parezca, animal hecho exento de temor. Menosprecia toda cosa alta; es rey sobre todos los
soberbios) y simboliza la omnipotencia y poder de ese nueva entidad política que es el Estado.
Para Hobbes, es necesario dotar a este cuerpo nuevo de un poder soberano que posibilite la paz,
la seguridad, en nuestras relaciones: este es el fundamento del derecho para Hobbes: todos los que
formamos parte de una sociedad hemos renunciado implícitamente a nuestro poder y lo hemos dejado en
manos de un ente artificial, el Estado.
¿Tiene algún interés el ser humano por salir de ese estado de naturaleza? Pero más importante aún
¿Puede salir de él? ¿O es su naturaleza tal que eso no sea posible?
Hobbes distingue dos aspectos de la naturaleza humana: las pasiones, que le inclinan hacia la
guerra y la paz; y la razón.
"Las pasiones que inclinan a los hombres hacia la paz son el temor a la muerte; el deseo de
aquellas cosas que son necesarias para una vida confortable; y la esperanza de obtenerlas por su
industria." (Leviatán, XIII).
Las causas que mueven a los seres humanos a unirse constituyendo así un cuerpo social son
de dos tipos, según Hobbes: la inseguridad a la que se ven sometidos los seres humanos en estado de
naturaleza, y la razón, que entiende que deben existir de leyes y, al mismo tiempo, se da cuenta de que
dichas leyes no se cumplirán sin un poder coercitivo, público, respaldado por la fuerza y capaz de
castigar a los infractores (así que resulta racional/razonable que se instituya ese poder público coercitivo).
“Por tanto, antes de que los nombres de lo justo o injusto puedan aceptarse, deberá haber algún
poder coercitivo que obligue igualitariamente a los hombres al cumplimiento de sus pactos, por el
terror a algún castigo mayor que el beneficio que esperan de la ruptura desu pacto y que haga buena

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aquella propiedad que los hombres adquieren por contrato mutuo, en compensación del derecho universal
que abandonan, y no existe tal poder antes de que se erija una República" (Leviatán, XV).

(3) ¿Qué finalidades tiene el pacto social? La preservación de la propia vida y la garantía de una
existencia más dichosa.
El motivo final por el que organizarse en sociedad es la preservación de la propia vida y la
garantía de una existencia más dichosa. A diferencia de algunos animales, como las abejas y las
hormigas, que viven de forma natural sociablemente, los seres humanos sólo pueden alcanzar esta
convivencia social por medio de un pacto por el que se genera, simultáneamente, la sociedad civil y un
poder común capaz de obligar a todos al cumplimiento del pacto suscrito.
El pacto tiene lugar, pues, de cada hombre con cada hombre, "como si todo hombre debiera
decir a todo hombre: autorizo y abandono el derecho a gobernarme a mí mismo, a este hombre, o a esta
asamblea de hombres, con la condición de que tú abandones tu derecho a ello y autorices todas sus
acciones de manera semejante".

(4) ¿Cuál es el resultado del pacto social? un poder absoluto


Este poder común no puede hallarse dividido (no división de poderes) sino que ha de ser ejercido
por "un hombre o una asamblea de hombres, que pueda reducir todas sus voluntades, por pluralidad de
voces, a una sola voluntad".
El resultado del pacto es la creación de la sociedad civil, de la República: "la multitud así unida en
una persona se llama República, en latín, civitas". República que quedará definida como: "... una persona
cuyos actos ha asumido como autora una gran multitud, por pactos mutuos de unos con otros, a los fines
de que pueda usar la fuerza y los medios de todos ellos, y según considere oportuno, para su paz y
defensa común. Y el que carga con esta persona se denomina soberano y se dice que posee poder
soberano; cualquier otro es su súbdito". (Leviatán, XVII).
Pero para que exista tal poder los seres humanos han de aceptar, como hemos visto, una
transformación de sus derechos, que consiste en la renuncia a los mismos, con el fin de aunar todas las
voluntades en una sola, es decir, elegir un representante que será el detentador de todos los derechos a los
que ellos han renunciado, lo que supone la creación de una persona artificial o ficticia, que, al poseer
todos los derechos, no podrá estar sometida a ninguna restricción.
Esta transformación de derechos se realiza mediante un acuerdo de cada hombre con cada hombre
(pacto, contrato) por el que cada cual renuncia a sus derechos en favor de un tercero (individuo particular
o asamblea). Ese tercero recibirá el nombre de soberano y los demás sólo los súbditos. La causa
inmediata de la formación de la sociedad civil es, por lo tanto, el contrato que establecen entre sí las
personas individuales. Pero hay que hacer notar que el soberano no es parte del contrato, es decir, el
contrato no se establece entre los súbditos y el soberano, sino exclusivamente entre los súbditos. De este
modo Hobbes entiende que no hay obligación ninguna que limite la acción del soberano respecto a los
súbditos, ya que este no ha pactado nada con los súbditos.
Esta explicación de Hobbes está claramente dirigida contra la teoría del derecho divino de los
reyes. Es una teoría "realista", en cuanto defiende la monarquía, entre otras razones porque dicho régimen
conduciría a una mayor unidad; pero podría establecerse la democracia o la aristocracia, (ya que dicho
poder absoluto puede ser ejercido por "un hombre o una asamblea de hombres, que pueda reducir todas
sus voluntades, por pluralidad de voces, a una sola voluntad"), siempre y cuando se garantice que se
pueda mantener la unidad e indivisibilidad del poder, de un poder en el que Hobbes insiste que debe
ser absoluto (atentos porque aquí está el principal problema que surgirá de la teoría de Hobbes:
que se crea un poder público sin restricciones ni limitaciones. Adelanto que ya veremos como
Mostesquieu, Tocqueville y Locke, entre otros, intentarán dar solución a este problema,
proponiendo que el poder político debe tener un límite que no puede vulnerar ni rebasar: los

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derechos naturales, hoy llamados : derechos humanos o fundamentales.

Resumen de lo expuesto:
1. La teoría política de Hobbes pretende fundamentar filosóficamente el origen de la sociedad civil y la
legitimación del poder, de manera exclusivamente racional (como forma de control del individualismo, al
que considera nocivo).
2. La sociedad, en definitiva, para Hobbes, se fundada sobre el miedo a los otros, a los que se ve como
potenciales enemigos. Por ello, se realiza un pacto contractual, basado en la voluntad de los individuos.
3. La soberanía emanada del contrato es inalienable y absoluta, por lo que, una vez concedida, no se
puede cambiar la forma de gobierno ni repudiar la autoridad. El soberano queda "fuera" del contrato y
de cualquier equilibrio o contrapeso de poderes.
4. Respecto a la libertad de los súbditos. Si bien, para Hobbes, los seres humanos son libres en el estado
natural, al crearse el estado social, renuncian a sus derechos y aceptan las leyes que fijan los límites de
su libertad en la sociedad civil.

Conclusión:
Hobbes utiliza el mismo método filosófico que tiene auge en la ciencia de su época para entender
al ser humano: describe lo que observa de él en la historia, su conducta habitual (eso es lo que
Hobbes entiende por estudiar “la naturaleza del hombre” (de ahí su modo particular de entender las
pasiones, la razón, y la política). A esta característica la hemos llamada: METODOLOGÍA CIENTÍFICA
APLICADA AL ESTUDIO DEL DERECHO Y LA POLÍTICA.
Dicha metodología le conduce a proponer finalmente, “como más racional”, la creación por parte
de la voluntad concertada de los ciudadanos (a esta característica la hemos llamada:
VOLUNTARISMO) de un poder institucional, el Estado, absoluto y sin límites (a esta característica la
hemos llamado: ESTATALISMO).
¿Y dónde queda la libertad? Dice Hobbes: una vez abandonado el estado de naturaleza la
primacía de la ley representa la libertad de la comunidad, por lo que la "libertad" individual se
limita a lo no regulado.
Esta última conclusión es inquietante...Teóricos como Montesquieu, Tocqueville, o Locke
intentarán corregirla y completarla, desde otra tradición filosófica distinta a la de Hobbes.

5. LA “VOLUNTAD GENERAL” COMO FUENTE DE LO JUSTO: ROUSSEAU


J.J. Rousseau nació en Ginebra, Suiza, en 1712. Es una figura reconocida de la Ilustración, murió
poco antes de la Revolución Francesa, en la que influyó mucho.
Sus obras principales son “El contrato social” y “el Emilio”. Rousseau es un pensador que se
suele oponer a Hobbes, pero lo cierto es que HOBBES Y ROUSSEAU COINCIDEN EN SU
CONCLUSIÓN FINAL ya que, desde análisis parcialmente distintos, ambos terminan coincidiendo en
una tesis fundamental: EL CONSENSO SOCIAL (EL CONTRATO ENTRE LOS INDIVIDUOS DE
UNA SOCIEDAD) ES LA ÚNICA FUENTE DE LAS OBLIGACIONES JURÍDICAS.
Y ésta es la tesis filosófica que, con el tiempo y desarrollo de esta tradición, propondrán los
teóricos del positivismo jurídico en el s. XX).
Veamos algunas ideas de su obra: “El contrato social” de Rousseau.
(1) El hombre en el estado de naturaleza: el buen salvaje
Si para Hobbes el hombre en el estado de naturaleza es un ser egoísta, que naturalmente busca
optimizar su interés, para Rousseau el ser humano en el estado de naturaleza no es un lobo para el

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hombre, el estado de naturaleza es un estado de armonía y de máxima libertad. En él, el ser humano
guía su actuación respetando los derechos de los demás. Por lo tanto, la naturaleza auténtica del hombre
no es la que se observa en el hombre actualmente, tal y como lo vemos actuando en la sociedad.
El hombre en el estado presocial (de naturaleza) es bueno, como un buen salvaje, en estado de
inocencia. Pero en la sociedad, una vez que crea y forma las sociedades, observamos, que ha cambiado, y
se comporta generalmente de manera egoísta, e incluso, agresiva con los otros.
Rousseau propone fundamentar filosóficamente el Derecho en la sociedad, es decir, justificar
con buenos argumentos, sí podemos considerarnos libres cuando obedecemos al Derecho. Rousseau,
igual que Hobbes, quiere encontrar un argumento exclusivamente racional del orden social y de su
legitimidad.
Para ello, Rousseau se pregunta: ¿Cuál es el principio de la legitimidad del Derecho?
Y contesta: no puede ser la fuerza o el poder físico; éste puede explicar la obediencia como un
acto forzado, pero no el derecho de mandar a ciudadanos ni el deber moral de obedecer.
Tampoco se puede acudir al Derecho Natural, porque el estado de naturaleza (tal y como
Rousseau lo entiende) y el estado social son contrarios por definición.

(2) El contrato social como fundamento de la obligación jurídica


El contrato social de Rousseau es muy diverso al propugnado por Hobbes. Para éste era
fundamentalmente un pactum subiectionis, un acto de sumisión por el que el pueblo cede su libertad y sus
derechos a un gobernante, que a cambio se asume el deber de procurar la tranquilidad social (la paz).
El problema, según Rousseau, es que ese pacto que propone Hobbes es ilegítimo y nulo: genera
un régimen de despotismo y esclavitud, nunca un orden político conforme a la libertad e igualdad
originarias del hombre. “Renunciar a su libertad es renunciar a su condición de hombre, a los derechos
de la humanidad y aun a sus deberes. No hay resarcimiento alguno posible para quien renuncia a
todo. Semejante renuncia es incompatible con la naturaleza del hombre: despojarse de la libertad es
despojarse de moralidad”.
Rousseau entiende que el hombre es por naturaleza dueño de sí mismo, libre e igual a sus
semejantes; sólo que por determinadas circunstancias y necesidades el género humano termina generando
una unión social. Entonces, una vez en sociedad, “ses necesario encontrar una forma de asociación que
defienda y proteja con la fuerza común la persona y los bienes de cada asociado, y por la cual cada
uno, uniéndose a todos, no obedezca sino a sí mismo y permanezca tan libre como antes”.
Su deseo es mostrar que el estado civil no es una sustitución de esas prerrogativas por la
esclavitud en beneficio de la paz social, sino la elevación del hombre a una forma de libertad superior
a la disfrutada en el estado de naturaleza.
Para ello, y para superar las limitaciones de Hobbes, Rousseau inventa la categoría “la
VOLUNTAD GENERAL”.

(3) La voluntad general: principio absoluto


Rousseau considera que el hombre ha formado con el resto una asociación en la cual todos los
asociados se han convertido en miembro de la sociedad, poniendo en común su persona y todo el poder
bajo la suprema dirección de la “voluntad general”: esa voluntad general es la del nuevo cuerpo que
se ha formado, el Estado, cuyo fin es garantizar las libertades de todos los ciudadanos.
Un Estado sólo es posible si los intereses de todos los individuos coinciden por lo menos en un
punto. Este punto común constituye el vínculo social, y el criterio exclusivo por el que debe ser
gobernada la comunidad: el poder que antes estaba en la voluntad de los individuos reside ahora - en
virtud del contrato - en la voluntad de la comunidad entera, que Rousseau denomina voluntad
general.

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La soberanía o supremo poder político pertenece a toda la sociedad, y consiste en el ejercicio de la
voluntad general. Los individuos conservan sus intereses particulares, y en ese sentido son también
súbditos, cuyo deber consiste en adecuar su voluntad particular a la voluntad general de la
comunidad soberana, de cuyo poder legislativo ellos mismos participan.
La soberanía es, pues, el ejercicio de la voluntad general, y el soberano es el pueblo, ya que
en el pueblo, constituido en cuerpo político mediante el contrato, reside esa voluntad.
Por lo tanto, para Rousseau, el pueblo es a la vez sujeto y objeto del poder soberano y, por ello, la
soberanía reside en el pueblo y esta tiene unas características: a) absoluta, b) infalible y c) indivisible.
a) La soberanía popular es absoluta. No tiene más limites que los derivados de su identificación con la
voluntad general. La soberanía no tiene un límite por arriba: “es contrario a la naturaleza del cuerpo
político que el soberano se imponga una ley que no puede ser quebrantada por él (...) no hay ni puede
haber ninguna especie de ley fundamental obligatoria para el cuerpo del pueblo”

b) Infalible: porque el soberano no puede tener una voluntad contraria a sí mismo. Dice Rousseau: “La
voluntad general es siempre recta y tiende constantemente a la utilidad pública.
Con las votaciones, los intereses particulares de los individuos deberían anularse recíprocamente,
porque se contradicen entre sí, saliendo a la luz la verdadera voluntad general (el aspecto de las
voluntades particulares común a todo): “la voluntad general es siempre recta”.
Así, “El pacto social da al cuerpo político un poder absoluto sobre todos los suyos” que
comprende incluso el derecho de vida y muerte (vemos aquí que Rousseau termina coincidiendo en esto
con Hobbes con de ideas de Hobbes…).

c) Indivisible: la voluntad general es la voluntad real (auténtica) de todos y cada uno de los ciudadanos, y
seguir la propia voluntad es libertad. Dice Rousseau: “si, pues, prevalece una opinión contraria a la
mía, ello prueba que yo estaba equivocado y que lo que consideraba ser la voluntad general no lo era”.
La ley participa de la rectitud de su principio, que es la voluntad general. En coherencia con ello,
Rousseau, considera que las leyes son la declaración de la voluntad general, las leyes civiles son siempre
justas, ya que nadie puede ser injusto consigo mismo.

Conclusiones:
Rousseau ha construido una voluntad separada de la voluntad particular que pueda tener cada
ciudadano, cuyo mandato es inapelable porque persigue el interés colectivo.
La voluntad del soberano, el Estado, es la única fuente de lo justo y de lo injusto.
Si en Hobbes, el sujeto en el Estado se convertía en súbdito del Estado (Leviatán) absoluto, en
Rousseau el individuo se convierte en ciudadano del Estado, bajo la voluntad general absoluta.
En realidad, lo que hizo Rousseau fue trasladar el concepto de soberanía absoluta de Hobbes
del monarca al pueblo.
Paradójicamente, dos de los teóricos más influyentes de la Filosofía Política moderna no se
encuentran en la línea de la tradición del Estado de Derecho – Rule of Law- (ni Hobbes ni Rousseau
defienden el pluralismo, la división de poderes o la existencia de derechos humanos como límite al
poder), sino que se encuentra, más bien, en la tradición absolutista del pensamiento occidental del Estado.
Esta última tradición alcanzará su culmen en Hegel.

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6. LA REALIZACIÓN “DIALECTICA” DE LA LIBERTAD EN EL ESTADO: HEGEL
Hegel nació en Alemania, en 1770, profesor universitario, es un gran teórico de la Revolución
francesa. Su corriente filosófica se denomina realismo idealista. Se le considera el creador de la dialéctica
como método de entender la filosofía y la historia (con permiso de Sócrates, claro está). Podemos
destacar entre sus obras: "Fenomenología del espíritu", "Principios de filosofía del derecho" y "Sobre las
maneras de tratar científicamente el derecho natural”.
Vamos a intentar mostrar que Hegel es el culmen final de una tradición que se va gestando
de forma coherente con aportaciones conceptuales de los autores expuestos anteriormente.
Veamos, para ello, algunas ideas de Hegel de "Principios de filosofía del derecho":

(1) La historia es dialéctica y teleológica


Según Hegel, podemos entender la historia desde un punto de vista racional, como una
progresión en la que se suceden movimientos en forma de contradicción (dialéctica), es decir, en la
historia, si la leemos adecuadamente, podemos encontrar una lógica interna y racional en la sucesión
de los acontecimientos, que progresa a través del antagonismo.
Además de ser una línea que progresa, progresa en una dirección, en dirección hacia la
realización de la racionalidad y la libertad, esto es: a sociedades ordenadas por el Derecho, por la
razón, estableciendo las más altas cotas de libertad para todos.
Por lo tanto, la historia tiene estructura teleológica (todo confluye en la dirección del progreso
racional y cultural de la humanidad).. Cada movimiento sucesivo surge como solución de las
contradicciones inherentes al movimiento anterior. Hegel interpreta que en la historia ha habido grandes
culturas, que la historia nace en Asia, y que el cúlmen se produce en Europa. Por ejemplo, la Revolución
francesa constituye para Hegel la introducción de la verdadera libertad de las sociedades occidentales,
por vez primera en la historia.
Para ilustrar esta idea Hegel explica que en la historia descubrimos una tesis (por ejemplo: la
violencia que ejerce una monarquía absolutista sobre el pueblo) y se genera siempre una antítesis
posterior, que entra en contradicción (por ejemplo: la violencia de la revolución de la burguesía contra
ese poder absolutista), siendo siempre la consecuencia en la historia una síntesis (dialéctica): que integra
y supera ambos momentos parciales: el Estado constitucional de los estados y pueblo libres (el último
estadio de la evolución en el progreso humano, para Hegel).

(2) El fin de la historia es el desarrollo de la libertad: conducir al hombre hacia máximas cotas de libertad
Como vemos, Hegel consideraba que el estudio de la historia era el método adecuado para
abordar el estudio de la ciencia de la sociedad, ya que revelaría algunas tendencias del desarrollo
histórico. En su filosofía, la historia no sólo ofrece la clave para la comprensión de la sociedad y de los
cambios sociales, sino que es tomada en cuenta como “tribunal” de justicia del mundo (clave para
entender y justificar todo lo que ha ido sucediendo).
En ese tránsito, todas las desgracias, guerras y crueldades históricas no son más que “momentos
necesarios” en un tránsito hacia un momento final, son momentos/estadios en la evolución de la razón.
Para Hegel, el desarrollo histórico podía equipararse al desarrollo de un organismo: los
componentes trabajan afectando al resto y tienen funciones definidas hasta el despliegue total de la
libertad humana en la historia: la historia es el despliegue de la libertad del hombre. Hegel dice que
todo conduce inexorablemente a la libertad.
Para explicar esto, Hegel propone dos términos: la ASTUCIA DE LA RAZÓN y la BURLA DE
LA HISTORIA.
ASTUCIA DE LA RAZÓN: la historia conduce al hombre, aunque él (el hombre concreto, de
cada época particular) “cree” conducirse a sí mismo. Los seres humanos no son conscientes de lo que

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están aportando con su acción a la historia global y a su evolución (no conocen su diracción).
BURLA DE LA HISTORIA: frecuentemente los individuos obtienen CONSECUENCIAS
CONTRARIAS a los que se proponían con sus actos. De algún modo somos personajes que de forma
inconsciente participamos en una historia que sigue su propio camino, incluso al margen de nuestros
deseos e intenciones.
¿Y sobre la Filosofía del Derecho?
La Filosofía del Derecho para Hegel es una historia desde el punto de vista del desarrollo de la
libertad. Para Hegel, los temas fundamentales que estudia la Filosofía son: el derecho, la moralidad
y la “eticidad”.
La eticidad sucesivamente surge en la familia, evoluciona en la sociedad civil y adquiere su
perfecto desarrollo en el Estado.
Según Hegel, la familia es una forma de organización racional que se basa en la satisfacción de
necesidades particulares. La familia es determinada por el amor a su unidad afectiva. Es un nivel inicial
de comunidad, que evoluciona a la sociedad civil.
La sociedad civil es un segundo momento de comunidad, de racionalidad: supera el ámbito de
las familias, y se basa en los intereses de los diversos grupos. La sociedad civil es la unión de los
miembros como individuos con intereses de grupo, dependientes mediante sus necesidades.
El Estado asume los dos anteriores y los lleva a plenitud racional: el Estado es el lugar en el
que se supera el momento de necesidades interfamiliares, y se supera también el momento de los
intereses de grupos contrapuestos.
En la familia, el objeto es el miembro (de la familia).
En la sociedad civil, el objeto es el ciudadano (individuo autónomo).
En el Estado (para el Derecho), el objeto es la persona.
El Estado lleva a su plenitud el desarrollo racional porque, para Hegel, en el Estado se
manifiesta el interés general del pueblo (es un interés plenamente racional, sin intereses particulares
de individuos o grupos opuestos).

(3) El Estado: como realidad ética (ethos, carácter de un pueblo)


Para Hegel, el Estado en su esencia no es un aparato (una burocracia). Naturalmente que no existe
Estado sin una estructura o aparato, pero éste no constituye su esencia.
Para Hegel, el Estado es el pueblo en cuanto organizado (organizado institucionalmente).
El concepto de pueblo para Hegel es la unidad efectiva de los hombres en un grupo, y esa
unidad contiene varias cosas: conexiones e interrelaciones psicológicas entre los individuos (similitudes
de carácter, estilos de vida, etc..), relaciones económicas (lazos históricos), jurídicas (normas que se
comparten), morales (estilos de vida y valores compartidos) y una base natural, el clima o la geografía
(fronteras).
La ética (de los individuos) adopta en los pueblos (en las comunidades organizadas
institucionalmente) la figura de la eticidad. Para Hegel, cada pueblo (los españoles, los alemanes, los
chinos..) constituye una individualidad (una forma de vida con identidad propia) que se ha ido
formando históricamente hasta la actualidad.
El pueblo, dice Hegel, se identifica con el Estado: los pueblos tienen una cierta unidad interna, y
la legislación de los pueblos expresa en cada Estado la eticidad, es decir: si observamos las normas
jurídicas de cada pueblo, sabremos cómo es ese pueblo, qué cosas valora, a qué cosas da importancia, que
cosas desvalora y rechaza, etc.. Para Hegel el Derecho vigente es expresión del carácter de un pueblo,
de lo que valora (de su modo de ser).
Ese Derecho no se configura ni al margen de la moral, ni al margen de las costumbres de un

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pueblo, sino que los desarrolla e integra. La moral y las costumbres influyen y las leyes de cada
ordenamiento jurídico son la expresión de la cultura de un pueblo en crecimiento.
La expresión máxima de la eticidad es el sistema que forman las normas jurídicas, en la medida
en que las leyes de un país reflejan la realidad ética de ese país, es decir, las costumbres éticas vividas
de esa sociedad como un espejo. Cada pueblo tiene la Constitución que es adecuada a él y la que le
corresponde.

(4) La libertad substancial del hombre en el Estado


Hegel afirma que la verdadera finalidad del Estado es la libertad “substancial”. La libertad
substancial consiste en la potenciación del sujeto mediante la riqueza de las relaciones
intersubjetivas que hace que el sujeto amplíe constantemente su esfera de acción. Lo explicamos:
El individuo siempre está marcado por un “entramado de relaciones sociales” que da sustento y
contenido a la libertad individual. El otro no funciona simplemente como límite de mi libertad, sino como
ampliación de la misma. En la medida en que las relaciones intersubjetivas sean más ricas, mayor
será el espacio de creación y desarrollo, es decir, de libertad.
Según Hegel, el individuo sólo puede realizarse plenamente si se encuentra plenamente integrado
en el Estado: sólo como “miembros” del Estado, es decir, sólo en las relaciones intersubjetivas del
mutuo reconocimiento, el individuo es “real” –wirklich-, esto es, desarrolla todo su potencial como
persona (por el contrario, al margen del Estado, sin relaciones de reconocimiento con otros, nuestra
libertad no se puede desplegar ni crecer).
Para Hegel, el Estado constitucional es la culminación histórica de la evolución de lo
racional, tal y como ha ido expresándose en los diferentes pueblos.
La consecuencia de estas ideas es coherente con su sistema pero inesperada, afirma Hegel: el
deber supremo de los individuos es “ser miembros del Estado”. Observamos, pues, que la tradición
filosófica en la que se incardina y que culmina Hegel, al identificar libertad con Estado, resulta
claramente PRECURSORA DE LAS IDEOLOGÍAS TOTALITARIAS del siglo XX (en especial, resulta
clara su influencia en la obra de Karl Marx), como Karl Popper puso de relieve en “La sociedad abierta y
sus enemigos”.
En Marx se observa claramente esta influencia: la historia se dirige de manera dialéctica
(burguesía vs proletariado). Todo está justificado para alcanzar ese fin: la revolución (contra las
democracias burguesas y capitalistas) y la dictadura del proletariado, el pueblo guiado por el Partido,
hasta alcanzar el estado final de la historia: libertad e igualdad para todos (sin necesidad de ninguna
autoridad).

Recordemos el objetivo de este tema:


El título de este tema es “del racionalismo al positivismo jurídico”.
Hemos visto varios autores que sucesivamente van aportando conceptos, ideas y métodos en la
misma dirección, y que terminarán configurando “una determinada forma de entender el Derecho”
(llamada “positivista”).
El título muestra lo que se ha pretendido mostrar en este tema: cómo desde una concepción de la
racionalidad típicamente ilustrada (la cual entiende la naturaleza humana desde un prisma cientifista-
positivista, y pretende fundar las categorías jurídicas en la mera razón) se va gestando, poco a poco, UNA
DETERMINADA CONCEPCIÓN DEL DERECHO, CARACTERIZADA POR EL
RACIONALISMO CIENTIFISTA, EL VOLUNTARISMO, Y EL ESTATALISMO.
TODO ELLO CUAJARÁ, EN EL S. XX, EN UNA MANERA DE ENTENDER EL
DERECHO A LA QUE SE CONOCE CON EL NOMBRE DE “POSITIVISMO JURÍDICO”.

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