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26 de Set.

de 2020

Estimadas/os,

Por aquí les dejo el audio de la clase del viernes 25/9 (está en dos artes) donde ahora sí nos
adentramos en la noción del marxiana del estado y hacemos la transición de "La Ideología
Alemana” a “La cuestión judía". Este último libro es escrito individualmente por Karl Marx como
respuesta a "La cuestión judía" de Bruno Bauer (joven hegeliano quien fue su profesor en la
adolescencia).

Si bien el tema que nos convoca es el estado, aquí estará tratado juntamente con la religión ¿En
qué media el estado puede liberarse de toda religión o forma de religiosidad? ¿Es posible un
estado de ciudadanía plena donde todos los individuos sean reconocidos como iguales ante la
ley? ¿Las disputas entre religión y política pueden ser abordadas desde una perspectiva
secularizada?

En "La cuestión judía" Bauer hacía una fuerte crítica a los judíos alemanes de su tiempo. Para
comprender esto, tenemos que empaparnos un poco en la situación de los judíos en Europa, en
el contexto en que Bauer escribe. A pesar de que los judíos desarrollaban actividades
económicas de relevancia no contaban con derechos políticos:
https://www.un.org/es/holocaustremembrance/docs/paper8.shtml

Bauer realiza una aguda crítica a ciertas demandas de derechos de los judíos, a quiénes
consideraba como portadores de poder económicos, pero claramente carentes de derechos
políticos y por ello demandaban derechos para su comunidad, ¿pero por qué no lo hacían para
el conjunto de los alemanes? En este sentido los acusa de “egoístas” al pretender defender sus
derechos particulares por encima de una comunidad política más amplia. Un fragmento de :

“Ahora que reside entre los pueblos, la fuerza de exclusividad del judío no sólo ha tenido
ocasión de preservarse. Ha alcanzado su grado más alto. Siempre es el miembro del pueblo
elegido en cuyo nombre el mundo da vueltas, el sol sale y se pone, hasta que sobrevenga su
tiempo, el tiempo que lo llevará a la soberanía. La vida actual en cautiverio no es más que
un tiempo de pruebas que expirará cuando advenga el Mesías” ( …)

“Los judíos como tales no pueden amalgamarse con los pueblos y confundir su suerte con la
suerte de estos. Como judíos deben esperar un futuro particular, impartido a ellos solos, el
pueblo elegido, que les asegura la dominación del mundo. En tanto judíos, sólo creen en su
pueblo, esta fe es la única de que son capaces y a la que están obligados; para los otros
pueblos sólo reservan la incredulidad, y esta incredulidad les es necesaria e impuesta para
que no se extinga la fe en su privilegio. Su fe en ellos solos debe alimentarse continuamente
de la incredulidad con que consideran a los otros pueblos”. (Bauer, “La cuestión judía”, Bs
As. Ediciones ryr, p. 90).

Bauer abogaba por un estado laico que no sostuviera un credo particular de creencias y
cuestionaba las demandas judías de ciudadanía, dado que estos al mismo tiempo pretendían
mantener su condición de exclusividad como "pueblo elegido" en el Estado Alemán. ¿En qué
medida la comunidad judía puede pretender la igualdad cívica si no están dispuestos a renunciar
a su exclusividad? Bauer entendía que los judíos no estaban dispuestos a seguir la evolución
histórico-política, que necesariamente nos conduciría a un estado liberal laico, más bien
pretendían preservar su condición particular de vida (sus normas morales y jurídicas internas
plasmadas en la Torá y sus tradiciones propias).

El tema de "La cuestión judía" en Marx será la problematización del estado como instancia que
permita la emancipación colectiva y real de los hombres, en este sentido nuestro filósofo parte
de una cierta reconstrucción de esta obra baueriana a la que posteriormente cuestionará en su
tesis central.

Marx señala que Bauer sostiene una especie de tensión entre las demandas judías que buscan
su reconocimiento cívico y las formas y derechos que presenta el estado como condición de
posibilidad para la emancipación:

"Se trata del problema de la relación entre la religión y el Estado, de la contradicción entre el
particularismo religioso y la emancipación política. La emancipación de la religión es vista como
la condición tanto para el judío que quiere emanciparse políticamente, como para el Estado que
ha de emancipar y que debe, al mismo tiempo, ser emancipado". ("La cuestión de judía”, Marx)

Bauer entiende que un estado secularizado brinda ciertas garantías a la emancipación. Marx
entenderá que Bauer se equivoca al sostener la tesis de que basta un estado secularizado para
lograr la emancipación plena de los hombres. Si bien Marx al igual que Bauer, es un detractor
de la religión, entiende que esta se encarna en formas no religiosas como el propio estado
asume (más allá de que sea laico). El estado podría abandonar toda religión, y sin embargo
seguir pregonando una religiosidad, dado que el estado se sostiene una estructura religiosa. ¿En
qué radica esta estructura religiosa? En seguir sosteniendo una igualdad y libertad abstracta que
se opone a una igualdad real y sustancial:

El Estado suprime a su modo las diferencias de nacimiento, estamento, cultura, ocupación,


declarándolas apolíticas, proclamando por igual a cada miembro del pueblo partícipe de la
soberanía popular, sin atender a esas diferencias, tratando todos los elementos de la vida real
del pueblo desde el punto de vista del Estado. No obstante, el Estado deja que la propiedad
privada, la cultura, las ocupaciones actúen a su modo y hagan valer su ser específico co. Muy
lejos de suprimir estas diferencias de hecho, la existencia del Estado las presupone, necesita
oponerse a estos elementos suyos para sentirse como Estado político e imponer su generalidad
(...) (La cuestión judía, p. 21).

“La contradicción en que se encuentra el hombre religioso con el hombre político es la misma
en que se encuentra el bourgeois con el citoyen, el miembro de la sociedad burguesa con su piel
de león política. Bauer deja en pie este conflicto profano, a que termina reduciéndose la cuestión
judía, entre el Estado político y sus presupuestos –sean estos materiales como la propiedad
privada, etc., o espirituales, como cultura y religión–, entre el interés general y el interés privado,
es decir, entre el Estado político y la sociedad burguesa. Deja en pie estas antítesis profanas y se
contenta con polemizar sobre su expresión religiosa” (...) (La cuestión judía, p. 23).

El hombre se emancipa de la religión cuando esta se vuelve un asunto personal, y queda


relegado a la esfera del derecho privada. El hombre entra en comunidad con otros hombres, por
más que sea de modo restringido y limitado.
Así: “la religión ha dejado de ser el espíritu del Estado para convertirse en el espíritu de la
sociedad burguesa, del ámbito del egoísmo, de la guerra de todos contra todos. La religión ha
dejado de ser la esencia de la comunidad para convertirse en la esencia de la diferencia” (p. 23).

La religión pierde su aspecto colectivo y cohesionante para volverse un ámbito de


diferenciación, de separación a través de los intereses burgueses lo que significa la separación
entre el hombre privado y el hombre público (recordemos la separación de Pateman público-
privado). Así la sociedad escinde al hombre entre “judío y el ciudadano” “el protestante y el
ciudadano” (p. 24).

La religión se desplaza de lo comunitario y queda relegada al ámbito personal como “religión


burguesa” que enaltece los valores del egoísmo y de la competencia entre individuos. Sin
embargo, este quiebre, esta escisión es el fin de lo que se entiende por “emancipación política”,
caer en esta especie de abstracción. El límite de la emancipación política podemos observarlo,
de un lado, en el reconocimiento del hombre como ser genérico sólo en una esfera especial
como el Estado, de otro, lo cual se corresponde muy bien con lo anterior, en una naturalización
de ese otro hombre egoísta que observamos en la sociedad civil. Aquí vemos la separación entre
el Estado como encarnación del interés común (como vimos en “La Ideología Alemana” y la
sociedad civil como encarnación de los intereses burgueses particulares.

Cuando la vida política cobra mayor conciencia de sí misma, busca suprimir y superar los
elementos propios de la sociedad burguesa, pero esto solo puede hacerlo violentando las bases
materiales en las que se sostiene, por eso retorna a los mismo incesantemente se “restaura” el
viejo orden. “Por eso el drama político acaba siempre en la restauración de la religión, la
propiedad privada y todos los elementos de la sociedad burguesa, de la misma manera que la
guerra siempre termina en la paz” (p. 24).

Un individuo podría liberarse políticamente aún preservando su religión como forma de


opresión, por eso la liberación política concluiría Marx, no es la liberación humana, hay formas
de opresión humana que continúan pese a posibles liberaciones políticas que en un sentido
instituido de la política siempre es parcial. La emancipación política es una forma “imperfecta e
inacabada” de la emancipación humana “Al contrario, lo que le decimos es: el hecho de que
podáis ser emancipados políticamente sin que abandonéis total y coherentemente el judaísmo,
muestra que la emancipación política no es la emancipación humana. Si los judíos queréis ser
emancipados políticamente sin emanciparos humanamente, la inconsecuencia y la
contradicción no es vuestra sino de la realidad y categoría de la emancipación política. Si estáis
presos en esta categoría, lo estáis con todos. Lo mismo que el Estado evangeliza, cuando, a pesar
de ser Estado, se comporta cristianamente con los judíos, el judío politiza, cuando, a pesar de
ser judío, reclama derechos políticos” (“La cuestión judía”, p. 29).

A partir de las pp. 28-29 de “La cuestión judía” Marx va a formular la crítica a la concepción de
Bauer. Con esto seguimos la próxima.

Conceptos centrales: ciudadano/ judío, Estado/Sociedad Civil, Emancipación Política.

Otros que vendrán: Derechos del hombre

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