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Imagenes en Piedra de Tzintzuntzan Micho PDF
Imagenes en Piedra de Tzintzuntzan Micho PDF
de Tzintzuntzan, Michoacán.
Un arte prehispánico y virreinal
ISBN 978-607-02-2195-8
Índice
Introducción
Hallazgos, búsquedas y resultados ............................................. 00
Apuntes metodológicos y esquema del trabajo ........................ 00
Notas sobre la terminología empleada ..................................... 00
Agradecimientos
E
xpreso mi reconocimiento a la Universidad Nacional Autónoma
de México (unam), ya que en su seno fue posible realizar esta in
vestigación. En este marco, un apoyo básico provino de la Coor-
dinación General de Estudios de Posgrado que, durante los años 2000
y 2001, me otorgó una beca mientras cursaba la maestría en Historia
del Arte en la Facultad de Filosofía y Letras. Además, quiero destacar
el apoyo del Instituto de Investigaciones Estéticas, en donde actual-
mente laboro y pude continuar desarrollando la investigación inicial
de tesis de maestría, ahí conté con todo el sustento necesario por par
te de su directora, la doctora María Teresa Uriarte y, posteriormente, del
doctor Arturo Pascual; gracias también a sus respectivos secretarios
académicos, el licenciado Jorge Jiménez Rentería y la doctora María
Elena Ruiz Gallut, y al personal administrativo que ahí labora.
Quiero externar mi profundo agradecimiento a mis maestros: al
doctor Pablo Escalante Gonzalbo, quien fue director de esta tesis, a su
guía y rigor académico debo mucho el presente trabajo; a la doctora
Marie-Areti Hers quien fungió como asesora; a la doctora Beatriz de
la Fuente quien ya no está con nosotros pero continúa siempre presen
te; y a la doctora Clara Bargellini. A todos ellos va mi reconocimiento
por sus sabias enseñanzas y permanente apoyo.
Deseo reconocer a Erik Velásquez García por su solidaridad y va
liosos comentarios que contribuyeron al enriquecimiento de este estu-
dio. Igualmente agradezco el apoyo de Emilie Carreón, Diana Maga
loni, Deborah Dorotinsky, Consuelo Carredano y Leticia Staines.
Gracias a la Coordinación del Programa de Maestría y Doctorado
en Historia del Arte, a sus coordinadores Aurelio de los Reyes, Elisa
Vargaslugo, Rita Eder y Renato González; asimismo a sus colabora-
14 Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal
dores Brígida Pliego y Héctor Férrer por sus siempre cálidas atencio
nes. Muchas gracias a Lorena Vázquez Rojas, la coordinadora edito-
rial de esta obra, por su generosa y minuciosa labor, y a Citlali Bazán
Lechuga, la diseñadora que ha formado el libro.
Estoy muy agradecida con el Consejo Directivo del Centro Cultu
ral Comunitario “Tzintzuntzan”, de modo especial con su presidente
José Nicolás Ponciano Guzmán, el profesor Filiberto Gómez Estrada,
secretario del consejo, y la licenciada Tania Calderón, su coordinado
ra, por las facilidades prestadas para recorrer el convento franciscano
de la localidad luego de que fuera restaurado y por los datos sustancia
les que me proporcionaron.
Del Instituto de Investigaciones Estéticas quiero agradecer tam-
bién a María Teresa Marín Valencia, por su total disposición y ama-
bilidad para ayudarme en tareas de tipo informático en relación con
las imágenes. En el mismo sentido reconozco a Citlali Coronel por su
auxilio en una versión previa de este trabajo. A quienes trabajan en
la biblioteca Justino Fernández, por los servicios prestados, en parti-
cular a Carmen Block.
Socorro Díaz Guzmán, mi mamá, y José Gutiérrez Razura, mi espo
so, han sido, como siempre, sostén e impulso fundamentales. Gracias
por su amorosa compañía y complicidad.
15
Introducción
Introducción
S
olo hasta años recientes los estudiosos del arte virreinal en Mé
xico, en particular del producido durante el siglo XVI, han puesto
un mayor énfasis en la participación activa de los indígenas den-
tro del orden colonial al que fueron sometidos. En la región Occidente
del país se trata de un tema apenas distinguido: los vestigios de esa
centuria no son tan numerosos como en otras partes y la devastación
extrema sufrida a partir de la invasión europea marcó un profundo
corte entre la etapa antigua y la novohispana.
Respecto a ésta última observación, Michoacán constituye un
caso singular, pues ahí se advierte con claridad cierta continuidad
cultural. En especial se debe a que sigue habitado por quienes se reco
nocen como descendientes de la población prehispánica, los purépe-
chas, y porque a través de fuentes diversas, algunas documentales co
mo la llamada Relación de Michoacán, se sabe de su historia anterior y
posterior a la Conquista. Sin embargo, son escasas las investigaciones
que han atendido la confluencia de estas dos perspectivas históricas en
el arte producido durante los siglos XVI, XVII y XVIII: poco se ha
observado la presencia de valores estéticos y la cosmovisión del pasa-
do mesoamericano en las expresiones que surgieron desde el dominio
español.
…encaja bien con los rituales que se llevaban a cabo en veneración al dios ta
rasco Curicaueri en las lomas o colinas, y con las figuras de espirales y anillos
concéntricos que se pueden observar sobre la capa y el escudo del rey tarasco
en la Relación de Michoacán.4
Notas
1 De Jorge R. Acosta véase “Exploraciones arqueológicas realizadas en el estado
de Michoacán durante los años de 1937 y 1938”; de Rubén Cabrera Castro:
“Tzintzuntzan, décima temporada de excavaciones”; sobre Pollard véase abajo
la nota 4.
2
Manuel González, Arte virreinal en Michoacán, p. 88. En relación con la revisión
historiográfica que hice en torno al pasado prehispánico y los estudios histórico-
artísticos sobre la arquitectura novohispana en Michoacán, puede consultarse
la bibliografía de este libro.
3
Joseph B. Mountjoy, Some Hyphotesis Regarding the Petroglyphs of West Mexico.
4
Helen P. Pollard, “Factores de desarrollo en la formación del Estado tarasco”,
pp. 236 y 237. De forma más concisa, esta autora expone algunos de estos datos
en Taríacuri’s Legacy. Prehispanic Tarascan State, pp. 159 y 160. Acerca de la re
ferencia que hace a las espirales y anillos concéntricos sobre la capa y el escudo
del rey tarasco en la Relación de Michoacán, solo cabe precisar que esa decora-
ción no es constante en el atavío del soberano tarasco, y que círculos concén-
tricos se aprecian también en escudos de varios guerreros y en alguna silla de un
dirigente se ven espirales dobles.
5
Sobre perspectivas, metodologías e intereses peculiares de estudio de la historia
del arte pueden consultarse trabajos como los de Beatriz de la Fuente: El arte, la
historia y el hombre. Arte prehispánico de México: ensayos; y de George Kubler: The
Art and Architecture of Ancient America. The Mexican, Maya and Andean Peoples;
y Studies in Ancient America and European Art. The Collected Essays of George
Kubler.
6
Entre los diseños que se encuentran en el rápido registro gráfico hecho por Jo-
seph B. Mountjoy de los janamus decorados de Tzintzuntzan, aparece el que aquí
identifico como un Flautista, no obstante su dibujo difiere del original —en
particular la cabeza de la figura— y en su texto no existe una mención especí-
fica sobre él.
25
Introducción
Capítulo 1
El contexto prehispánico
L
a cultura tarasca es reconocida como una de las más importantes
del México antiguo y con mayor notoriedad durante los dos si-
glos anteriores a la invasión europea. Le distinguen la belicosidad,
los afanes expansionistas, numerosos asentamientos, un desarrollo
elevado en la explotación minera y en la producción metalúrgica. Com
prende una sociedad multiétnica encabezada por los purépechas,1
quienes ocuparon mayormente el actual territorio de Michoacán (véa
se figura 1).
Una característica común en la arquitectura tarasca es que las
pirámides se encuentran revestidas por losas rectangulares de basalto
(véase figura 2); son piedras pulidas, cortadas con precisión en ángu-
los rectos, cuyas medidas promedio en centímetros son aproximada-
mente de 47 x 40 y el espesor de 15 (véase figura 3).
En el idioma purépecha las pirámides y cualquier montículo
antiguo reciben el nombre de “yácata” y dichas losas el de “janamu”.
La palabra yácata podría derivar del verbo yacatani, que significa “amon
tonar piedras con lodo”,2 mientras que en un diccionario del siglo
XVI, janamu se traduce como “piedra áspera”.3 Algunos de los jana-
mus que cubren las yácatas de la zona arqueológica de Tzintzuntzan
presentan diseños grabados (véase figura 4).
La ciudad de Tzintzuntzan era la capital del Estado tarasco a la
llegada de los españoles; este nombre purépecha significa “lugar de
colibríes” o del “colibrí mensajero”.4 Se localiza en la ribera oriental
del lago de Pátzcuaro. En tiempos prehispánicos la delimitaban los
cerros Tariácuri, Yahuarato y Colorado, respectivamente al oeste,
26 Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal
con decoración, cuyo pie de foto las atribuye a este sitio.21 Es proba-
ble que se trate de un error puesto que se exhiben en el museo de la
zona arqueológica de Tzintzuntzan (véanse figuras 31 y 32), aunque
no cuentan con cédula que las identifique. En el presente trabajo son
consideradas en el corpus central de estudio.
Aparte del ámbito tarasco, dentro de la región noroccidental de
Mesoamérica, existen otros casos de piedras cortadas con imágenes
grabadas o en bajorrelieve que se usaron para recubrir de modo dis-
perso la arquitectura. En el noroeste de Guanajuato, El Cóporo es un
sitio del periodo Clásico cuyo desarrollo destaca entre los años 500 y
900 d. C. Presenta escalinatas con diseños en algunos de los bloques
de cantera que las integran; entre los motivos plasmados predomina
la espiral (véase figura 6c).22 Las formas fueron grabadas con trazos
rígidos, lineales, profundos y delgados. La espiral se ve en varias mo-
dalidades, individual o combinada con curvas, y en ello recuerda a
los janamus de Tzintzuntzan.
No obstante, me parece que este tipo de decoración arquitectó-
nica fue más común en culturas de la fase Tardía o Posclásica. En la
cultura Aztatlán puede identificarse en el sitio Los Toriles, en Ixtlán
de Río, Nayarit, fechado entre los años 900 y 1300 d. C. Por su plan-
ta circular sobresale un edificio cuya dedicación se atribuye al dios
del viento Ehécatl-Quetzalcóatl. Lo que está a la vista es la segunda de
tres fases constructivas; en asociación con esta fachada se encontra-
ron bloques de piedra con formas grabadas.23
Edward W. Gifford da a conocer el dibujo de dos. Detalla que
uno es de piedra volcánica rojiza, rectangular, cuyas medidas en cen-
tímetros son 72.23 de largo x 46.6 de ancho x 7 de grosor; su deco
ración consiste en tres círculos concéntricos, del exterior se despren-
den, en direcciones opuestas, dos líneas que terminan en espiral y
cuyos giros siguen a su vez sentidos opuestos (véase figura 8a). La se
gunda laja es de piedra blanca, circular, con 35 cm de diámetro y 7 cm
de espesor; muestra una espiral que abarca toda la superficie visible
(véase figura 8b).24
Con base en informes del arqueólogo José Corona Núñez, Ga-
briela Zepeda menciona la presencia de lajas labradas con motivos
espirales, una serpiente de fuego o Xiuhcóatl, así como restos de nu-
merales en barra y punto;25 la iconografía de estos dos últimos dise-
Los janamus decorados: de su historia y sus formas 29
El contexto novohispano
Una de las cosas que comúnmente celebra este reino, entre las muchas que tiene
dignas de memoria, es la viveza del ingenio tarasco; pues no sólo limita su ac
tividad en esta o en aquella materia, sino que es tan general en todas, que
admira su igualdad […] Y aun en los pocos [de sus templos antiguos] que han
quedado se ve el antiguo esplendor de sus antepasados; porque es en ellos
tan nativa la circunspección, que entre todos los de esta tierra se conoce un ta
rasco; así en la viveza de las palabras, como en la sutileza y disposición de sus
negocios. Son eminentes en todos los oficios, de tal manera que sus curiosidades
han corrido a todo el mundo, con aplauso general; particularmente en la escultu
ra son tan consumados, que confiesa la fama ser la mejor de estas partes; jun
tamente son tan eminentes pintores, con tan linda gala y primor, que todas la
iglesias de esta provincia están adornadas de lienzos y láminas, hechas de los
mismos indios, sin que tengan que envidiar al pincel de Roma.39
Los janamus decorados: de su historia y sus formas 33
Notas
1
Integrada asimismo por mazahuas, otomíes, nahuas, chontales, apanecas, cuica
tecas (Cfr. Beltrán, “Estado y sociedad tarascos en la época prehispánica”, p. 53).
2
León, “Sobre la significación de la palabra yácata”, p. 117.
3
Fray Maturino Gilberti, Vocabulario en lengua de Mechuacan compuesta por el
Reverendo Padre fray Maturino Gilberti de la Orden del Seráfico Padre San Francis-
co [1559], p. 149.
4
En nahua era nombrada Huitzitzilan, cuya traducción es igual a la palabra en
purépecha; asimismo, después de la Conquista y hasta 1538, periodo en que fue
reconocida por las autoridades españolas como la capital del reino michoaca-
no, se le llamó ciudad de Michoacán (sobre el tema véase el capítulo 10 de este
libro). En las fuentes documentales novohispanas estos dos nombres presentan
variantes en su ortografía. Acerca de la jerarquía de Tzintzuntzan como capital
de los antiguos tarascos cfr. un testimonio de 1580: en la Relación de Tiripetío se
anota “La lengua que hablan estos naturales se llama, en su vulgar, [TZIN]TZUN
TZA NABU VANDAUA; nosotros le llamamos lengua tarasca. Llamábanle los
naturales TZIN[T]ZUNTZA NAUO VANDAUA, porque su rey de Mechoa-
can tenía su asiento y cabecera en un pu[ebl]o desta provincia, que se dice Tzin
tzontza” (Acuña, ed., Relaciones geográficas del siglo XVI: Michoacán, pp. 340 y
341).
5
Pollard, Taríacuri’s Legacy. Prehispanic Tarascan State, p. 29.
6
Ibíd, p. 32.
7
Ibíd, cap. 2.
8
Cárdenas, “Pátzcuaro, Ihuatzio y Tzintzuntzan”, p. 33.
9
Sobre otras áreas con vestigios antiguos en Tzintzuntzan véanse Pollard, op. cit.;
y Cárdenas, “Jiuatsio, ‘la casa del coyote’”, pp. 211 y 212.
10
Un recuento de las 10 temporadas de excavaciones realizadas hasta 1978 en el
sitio por parte del Instituto Nacional de Antropología e Historia, puede consul
tarse en el libro de Castro, Tzintzuntzan, capital de los tarascos.
11
Una por parte de Pollard y otra por Cárdenas.
12
Carot, “La larga historia purépecha”. Esta arqueóloga reconoce orígenes tem
pranos de la cultura purépecha, cuyo comienzo ubica en la cultura de Chupí-
cuaro (c. 400 a. C.-100 d. C.) y continúa en las fases siguientes: Morales, de
Guanajuato (100 a. C.-100 d. C.); Queréndaro y Loma Alta, de Michoacán
(150 a. C.-550 d. C.). A partir del 550 d. C. identifica que grupos purépechas
migraron al norte y establecieron relaciones con la cultura Chalchihuites de
Zacatecas y Durango, y la hohokam de Arizona. Luego, de modo temporal pro
gresivo en un movimiento de norte a sur, hacia los años 750 y 900 respectiva-
mente, se comienza a advertir en el suroeste de Guanajuato y en el centro-norte
michoacano, el regreso de los que antes habían partido. De tal modo, plantea
una larga secuencia cultural hasta la época tarasca, durante el Posclásico Tardío
(1200 d. C.-Conquista). De estos estudios puede deducirse que la cronología pre
Los janamus decorados: de su historia y sus formas 41
31
Warren, op. cit., p. 109-114. Fray Isidro Félix de Espinosa deduce que fray Mar-
tín de Jesús falleció en 1558 (Crónica de la provincia franciscana de los apóstoles
San Pedro y San Pablo de Michoacán [c. 1751], p. 121).
32
Cfr. Ricard, La conquista espiritual de México, pp. 83 y 84.
33
Martínez, op. cit., pp. 153-155.
34
Cfr. fray Diego Muñoz, “Descripción de la provincia de los apóstoles San Pedro
y San Pablo en las Indias de la Nueva España”, p. 82; fray Alonso de la Rea,
Crónica de la Orden de N. Seráfico P. S. Francisco; provincia de S. Pedro y S. Pablo
de Mechoacan en la Nueva España [1643], p. 97; y fray Isidro Félix de Espinosa,
op. cit., p. 78.
35
La imaginería que presenta la capilla abierta ubicada en el atrio principal no
es clara para definir su advocación. Toussaint, McAndrew y González Galván
se refieren a ella como capilla de San Camilo; mientras que Foster y Ospina así
como Brandes la llaman capilla de San Francisco.
36
Acerca de estas fechas véase en el capítulo tercero el apartado sobre la construc
ción del convento.
37
En el apartado titulado “La construcción del conjunto arquitectónico francisca
no: tiempos y circunstancias”, dentro del capítulo 3 se presentan mayores datos
sobre estos autores y sus obras.
38
Toussaint, Pátzcuaro; Kubler, Arquitectura mexicana del siglo XVI; McAndrew,
The Open-air Churches of Sixteenth Century, Mexico. Atrio, Posas, Open Chapels,
and Other Studies; González, Arte virreinal en Michoacán; y Ramírez, Catálogo de
monumentos y sitios de Pátzcuaro y la región lacustre.
39
Fray Alonso de la Rea, op. cit., pp. 79 y 80.
40
Tal como se ha propuesto en relación con otras culturas antiguas en esta situa-
ción véase, entre otros, Gruzinsky, La colonización de lo imaginario. Sociedades
indígenas y occidentalización en el México español. Siglos XVI-XVIII; este autor
presenta un panorama amplio de lo que fue el mundo indígena mesoamericano
a raíz de la Conquista y durante el virreinato.
41
Reyes, Arte indocristiano. Escultura del siglo XVI en México, p. 26.
42
Moreno, La escultura colonial mexicana. Algunas notas historiográficas sobre
esta temática estilística se encuentran en Vargas Lugo, “Sobre el concepto te-
quitqui”, pp. 710-711.
43
Reyes Valerio, op. cit. Respecto a esta clase de acercamientos, cfr. Escalante, “Ico
nografía y pintura mural en los conventos mexicanos. La aportación indígena”,
pp. 237 y 238.
44
Véanse en la bibliografía algunas obras de estos autores.
45
Reyes, op. cit., pp. 272 y 276; y Escalante, op. cit., pp. 240-242.
46
Cfr. Warren, Estudios sobre el Michoacán colonial. Los inicios, pp. 79-85. En el
presente libro esta temática se desarrolla en el capítulo décimo.
47
Véanse, por ejemplo, los trabajos de Escalante Gonzalbo.
48
Olay, “Los petroglifos del templo de San Francisco Almoloyan, Colima”, pp.
12-20. De las losas grabadas, Olay apunta que ocho son prehispánicas y cuatro
podrían ser novohispanas, sin embargo, los diseños y la factura hacen dudosa la
Los janamus decorados: de su historia y sus formas 43
Capítulo 2
A
l ser Tzintzuntzan la capital del Estado tarasco, el centro ceremo
nial de esa ciudad era el más importante del pueblo tarasco al
momento de la Conquista española. Lo indican así evidencias
arqueológicas y referencias contenidas en la Relación de las ceremonias
y ritos y población y gobierno de los indios de la provincia de Michoacán.
En orden cronológico, la principal información arqueológica so-
bre Tzintzuntzan proviene de trabajos de Alfonso Caso, Eduardo
Noguera, Daniel Rubín de la Borbolla, Ramón Gali, Hugo Moeda-
no, Román Piña Chan, Jorge R. Acosta, Rubén Cabrera Castro,
Helen P. Pollard y Efraín Cárdenas García.1 Por lo que toca a la Re
lación de Michoacán, el nombre comúnmente dado a la fuente recién
aludida, se sabe que fue elaborada en Tzintzuntzan entre c. 1539 y
1543, su autoría, traducción y compilación se atribuye al franciscano
Jerónimo de Alcalá.2 La obra reúne texto e imágenes pintadas, está
escrita en castellano, con la introducción de algunas voces en puré-
pecha y náhuatl; pese a estar incompleta, es un documento suma-
mente valioso para conocer la historia antigua tarasca y hechos ini-
ciales de la Conquista española, desde el punto de vista de la elite
purépecha. A lo largo de todo el texto, la ciudad de Tzintzuntzan es
nombrada “ciudad de Michoacán”.3
…llegaron todos a los patios de los cues grandes y soltaron allí los tiros. Y
cayéronse todos los indios en el suelo, de miedo, y empezaron a escaramuzar en
el patio que era muy grande.
Y fueron después a las casas del cazonci y viéronlas y tornáronse al patio
de los cinco cues grandes y aposentáronse en las casas de los papas que tenían
diez varas —que ellos llaman pirimu—, en ancho y en los cues, que estaban a
las entradas de los cues, y las gradas llenas de sangre del sacrificio que habían
hecho. Y aún estaban por allí muchos cuerpos de los sacrificados. Y llegábanse
los españoles y mirábanles si tenían barbas. Y como subieron a los cues, echa
ron las piedras del sacrificio a rodar, por las gradas abajo, y a un dios que estaba
allí llamado Curicataheri, mensajero de los dioses.10
48 Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal
Yácata cinco
Janamu
Ubicación Clave
decorado
Yácata cinco
Yácata cuatro
Janamu
Ubicación Clave
decorado
Yácata cuatro
Yácata tres
Janamu
Ubicación Clave
decorado
Yácata tres
Yácata uno
Aquí se ven seis janamus grabados. En el primer cuerpo hay una espi
ral simple muy deteriorada (A I: za19), y en otra losa dos pozos circu-
lares de igual tamaño separados por unos cuantos centímetros (B I:
za20) (véase figura 24). El segundo cuerpo muestra una espiral doble
divergente (A VII: za7) (véase figura 4). Los tres restantes se ubican
54 Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal
Janamu
Ubicación Clave
decorado
Yácata uno
Basamento. A I: za9
Janamu
Ubicación Clave
decorado
Yácatas
Edificio E
Los cuartos uno y dos muestran, cada uno, en el muro sur un janamu
grabado. En el primer caso se trata de una espiral simple (A I: za17)
(véase figura 27) y en el segundo de dos espirales dobles convergen-
tes (A XII: za18) (véase figura 28).
56 Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal
Janamu
Ubicación Clave
decorado
Edificio E
Museo de sitio
Janamu
Ubicación Clave
decorado
Museo de sitio
continúa...
58 Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal
continuación...
Notas
1
En la bibliografía se incluyen las obras que acerca de Tzintzuntzan han escrito
la mayoría de estos autores.
2
Warren, Estudios sobre el Michoacán colonial. Los inicios, pp. 155-186.
3
La Relación de Michoacán consta de tres partes: “De dónde vinieron sus dioses
más principales, las fiestas que les hacían”, “Síguese la historia cómo fueron
señores el cazonci y sus antepasados en esta provincia de Michoacán” y “La go
bernación que tenían entre sí hasta que vinieron los españoles a esta provin-
cia”. A excepción de unos cuantos párrafos, la primera parte sobre la religión
tarasca está perdida. Para el presente trabajo, el texto de dicha obra lo consulté
en fray Jerónimo de Alcalá, La Relación de Michoacán, versión paleográfica, sepa-
ración de textos, ordenación coloquial, estudio preliminar y notas por Francisco
Miranda, 1988; y para el estudio de las láminas utilicé las siguientes ediciones:
Relación de las ceremonias y ritos y población y gobierno de los indios de la provincia
de Michoacán (1541), reproducción facsímil del Ms. c.IV.5 de El Escorial, José
Tudela. Transcripción, José Corona Nuñez, estudio preliminar, 1977; y de Je
rónimo de Alcalá, Relación de las ceremonias y rictos y población y gobernación de
los indios de la provincia de Mechuacán, Moisés Franco Mendoza, coord. de edi-
ción y estudios, 2000.
Los janamus decorados en el centro ceremonial antiguo 59
4
Pollard, Taríacuri’s Legacy. Prehispanic Tarascan State, pp. 29-54, en particular
véase la p. 45. La autora distingue tres categorías de zonas: residenciales, de
manufactura y públicas.
5
Ibíd, p. 53. La superficie del asentamiento va elevándose gradualmente hasta
más de 200 m (ibíd, p. 29).
6
Ibíd, pp. 45, 187, 188 y 194.
7
Ibíd, pp. 189 y 190.
8
En una foto publicada en 1888 la yácata dos conservaba todavía en su lado
oeste 12 cuerpos escalonados (Cabrera, “Tzintzuntzan, décima temporada de
excavaciones”, p. 536).
9
Se observa así en varias láminas de la Relación de Michoacán.
10
Alcalá, La Relación de Michoacán, op. cit., p. 312. Las negritas son mías. El sacri
ficio aquí referido fue el de “ochocientos esclavos” que tenían encarcelados los
tarascos “porque no se les huyesen con la venida de los españoles y se hiciesen
con ellos”. Por otro lado, acorde con la Relación de Michoacán y tal como lo ha
subrayado Helen P. Pollard (op. cit.), las llamadas “casas del cazonci” o residen-
cia del gobernante tarasco, estaban fuera del principal centro ceremonial en
Tzintzuntzan.
11
Pollard, op. cit., p. 47. De este edificio se sabe en general que sufrió ampliación y
disminución de los espacios y continuó ocupado durante los primeros años de
la etapa novohispana (Cabrera, op. cit., pp. 545 y 547).
12
Ibíd, pp. 547-551.
13
Esta hipótesis se lee en la placa anexa al Edificio E en la zona arqueológica.
14
Calas arqueológicas alrededor de la yácata tres permitieron detectar subestructu
ras más tempranas. Se infirió que se trataba de una plataforma donde se asienta
el volumen circular de una yácata; se desconoce si su planta es también mixta y
si había más. En el recubrimiento de esta yácata pueden verse también jana-
mus, no están grabados y sus dimensiones son más reducidas en comparación
con los janamus de las yácatas tardías (Cabrera, op. cit., pp. 538-543).
15
Acosta, “Exploraciones arqueológicas realizadas en el estado de Michoacán du-
rante los años de 1937 y 1938”, pp. 85 y 86.
16
Ibíd, p. 90, fig. 6.
17
Cabrera, op. cit., pp. 536-538, foto 2.
18
Acosta, op. cit., p. 88, fig. 3.
19
Ibíd, p. 88, fig. 2.
20
Con el fin de presentar de modo más claro y conciso la información, en los cua
dros los datos bibliográficos son referidos con el año de la obra, el número de
página y, en su caso, de ilustración.
21
Acosta, op. cit., p. 90, fig. 6. En mi recorrido de campo no observé este janamu
y desconozco si aún se halla empotrado en la yácata.
22
Cabrera, op. cit., pp. 536 y 537, foto 2. Entre 1976 y 1978, durante la décima tem
porada arqueológica, Cabrera dice haber encontrado en la yácata tres algunas
60 Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal
Capítulo 3
E
l centro ceremonial cristiano construido a raíz de la Conquista
en la que fuera la capital tarasca, se aprecia en nuestros días como
un grandioso conjunto de edificaciones dispuestas en dos atrios; el
área es plana y mide alrededor de 4 has (véase figura 12). Al ingre-
sar, el elemento que destaca es el atrio principal, además de un enorme
espacio arbolado con los principales edificios al fondo, el cual es asi-
duamente transitado por la comunidad (véase figura 35).
En el actual municipio michoacano de Tzintzuntzan, el conven-
to de San Francisco1 se mantiene como la sede más importante de las
actividades sociales desarrolladas por los pobladores, las cuales tras
cienden lo religioso y nos remiten a la dinámica que se vivía en tiem-
pos novohispanos. Hasta el año de 1766 este recinto estuvo bajo la
jurisdicción de los franciscanos y luego pasó al clero secular.2 Funcio-
nalmente no es ya un convento, no obstante, desde el punto de vista
arquitectónico preserva sus características. De modo parecido a épo-
cas pasadas, ahí se imparten cursos diversos. Su composición exhibe
el diseño original configurado en la etapa novohispana, con base en
ello lo denomino “convento” y, desde una perspectiva histórica, a lo
largo del texto aludo a su esencial vinculación con la actividad evan-
gelizadora de los frailes después de la Conquista.
Una barda ancha delimita la superficie del conjunto conventual.
En el atrio principal se encuentran la antigua sede del monasterio, una
capilla abierta, las iglesias de San Francisco y de la Virgen de la Sole
dad, la residencia actual de los religiosos, una portada aislada, una cruz
atrial, pequeñas ermitas para la celebración del Vía Crucis y nume-
rosos olivos. El segundo atrio suele llamarse “hospitalario” dado que
el edificio más importante que alberga es la capilla hospital, la cual es
62 Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal
abierta y exenta; también se puede observar una cruz atrial, una pileta
de bautizo, la fachada lateral del templo de La Soledad, una torre
pequeña y otras construcciones de importancia secundaria, algunas
recientes.
En el convento registré 913 janamus decorados empotrados en
los edificios, más siete recientemente colocados en el piso frente al
templo de San Francisco. El monasterio presenta el mayor número
de estas obras y le sigue la capilla de hospital. En términos generales,
el diseño predominante es la espiral con un solo giro en sus distintas
modalidades: individual, alineada, con vuelta interior o exterior par-
ticular, asociada con líneas curvas o círculos, o con líneas rectas y
curvas (claves A I - A VI).
Para señalar la ubicación de los janamus propongo un recorrido
por los monumentos de cada atrio, el mayor y el hospitalario; se inclu
yen descripciones breves de los diseños grabados y las edificaciones.4
Por cada construcción hay tablas que concentran información tex-
tual y gráfica sobre los janamus decorados. En el caso de la capilla de
hospital, por ser el espacio ritual de carácter público que exhibe la can
tidad más amplia de lajas grabadas, presento dibujos esquemáticos
para indicar de modo más claro su distribución.
Atrio principal
Atrio
Enfrente, en el muro sur del atrio, una losa exhibe una espiral
(A I: 2) (véase figura 37) y en otra piedra se ven dos espirales simples
muy deterioradas; al parecer los giros son opuestos (A I: 43) (véase fi
gura 38). Al continuar por la sección suroeste del atrio sobresale un
basamento extenso con escalinata; en un costado de ésta, un janamu
muestra tres círculos concéntricos (B IV: 44) (véase figura 39); mien-
tras que en el muro norte de este basamento puede verse un diseño
compuesto por un círculo al centro, dividido en cinco formas triangu
lares, rodeado por ocho picos excavados, dispuestos simétricamente
(E II: 45) (véase figura 40).
Luego de este basamento, del muro del atrio se proyecta una pared
a unos cuantos metros frente a la fachada del monasterio (véase figu
ra 41); la altitud de los tres muros es desigual. En esta área encontramos
en la pared del atrio tres diseños: una espiral relevada (A I: 3) (véase
figura 42), un círculo unido a varias líneas rectas (B II: 4) (véase fi-
gura 43), dos círculos concéntricos en relieve (B IV: 6) (véase figura
44) y, en la pared saliente, un janamu con dos espirales dobles conver
gentes asociadas con formas circulares (A XII: 5) (véase figura 45).
Janamu
Ubicación Clave
decorado
Atrio principal
continúa...
64 Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal
continuación...
Monasterio
ingresar. En una visita posterior a dichas labores registré 39, más uno
proveniente de la zona arqueológica, debido a que fue factible que co
nociera otras secciones del edificio y porque intencionalmente, en el
caso de las paredes que se cubrieron con aplanado, se dejaron expues-
tos los janamus grabados detectados.
La antigua residencia de los frailes se localiza en la sección su-
roeste del atrio y está anexa al templo de San Francisco; entre los dos
edificios se insertan la capilla abierta y la portería del monasterio (véa
se figura 46). Todas estas construcciones se dirigen hacia el oriente. Se
sabe que el monasterio fue clausurado en 1780.5
La fachada del monasterio tiene expuestas las piedras que lo com
ponen; presenta una puerta de madera dentro de un arco de medio
punto y en el nivel superior cinco ventanas rectangulares enmarcadas.
Del lado izquierdo de la puerta se observa una espiral (A I: 42) y en
torno al marco de la ventana que se halla más cercana al muro sur del
atrio se distinguen tres janamus decorados: a la izquierda dos círculos
concéntricos (B IV: 46); arriba, dos espirales convergentes unidas
por una línea recta central (A XII: 47); y a la derecha, una figura hu
mana de trazo lineal angular con la cabeza hacia abajo, ésta es una
forma triangular con tres pocitos circulares que figuran ojos y boca, el
cuerpo se ve heptagonal y las cuatro extremidades, que son líneas sim
ples, se proyectan a los lados (E IV: 48). Hacia el sur, junto a esta fa
chada y colindando con el muro del atrio, hay una construcción cuya
apariencia permite ubicarla en una etapa posterior al resto del edi
ficio: el muro es de adobe recubierto con una capa de lodo y cuenta
con dos puertas y en el segundo nivel con dos ventanas, todas de
corte distinto a las de la fachada anexa.
Janamu
Ubicación Clave
decorado
Monasterio - fachada
continúa...
66 Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal
continuación...
Janamu
Ubicación Clave
decorado
Monasterio - área del aljibe y claustro
continúa...
68 Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal
continuación...
ños: una espiral simple (A I: 57); una estrella con seis picos y una es
piral simple central (E II: 58); dos espirales simples con giros opuestos
(A I: 59); y tres círculos concéntricos (B I: 60) (véase figura 51).
En la planta alta del monasterio hay un largo y amplio corredor en
escuadra que comunica con las celdas que se encuentran a los lados.
En las paredes del corredor, a distintas alturas, se aprecian 10 jana-
mus decorados con: una forma cavada de silueta alargada y extremos
redondeados (G: 61) (véase figura 52); una espiral simple (A I: 62);
dos cavidades circulares (B I: 63); una espiral doble convergente
(A VII: 64); un motivo floral conformado por cuatro espirales conver
gentes en torno a un círculo (E I: 65) (véase figura 130); una estrella
con cinco picos figurada con una línea corrida que en la parte infe-
rior se extiende al centro y forma una curva (E II: 66); una compo-
sición no regular representada por líneas rectas y una curva, separa-
das (D III: 67); cuatro círculos concéntricos (B IV: 68); tres círculos
concéntricos (B IV: 69); y un janamu originalmente registrado en aso
ciación con las yácatas del centro ceremonial antiguo y que durante
los trabajos de restauración, por estar deteriorada cierta sección de la
pared, se decidió empotrarlo ahí,7 el diseño consta de dos círculos
concéntricos en relieve rodeados por ocho rayos o picos excavados
(E II: zab14).
Janamu
Ubicación Clave
decorado
Monasterio - refectorio, cubo de escalera en la sección suroeste y corredor en el nivel
superior
Refectorio. B VI: 53
Refectorio. A VII: 54
continúa...
70 Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal
continuación...
Refectorio. A VI: 55
Refectorio. A I: 56
continúa...
El convento de San Francisco y sus janamus decorados 71
continuación...
Janamu
Ubicación Clave
decorado
Monasterio - huerta
continúa...
El convento de San Francisco y sus janamus decorados 73
continuación...
Janamu
Ubicación Clave
decorado
Monasterio - cuarto en la sección sureste
Capilla abierta
Janamu
Ubicación Clave
decorado
Capilla abierta
continúa...
76 Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal
continuación...
Janamu
Ubicación Clave
decorado
Templo de San Francisco
Portada. F: 85
Portada. A I: 86
Portada. E IV: 87
Portada. A I: 88
Portada. B I: 89
continúa...
78 Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal
continuación...
Janamu
Ubicación Clave
decorado
Empedrado frente al templo de San Francisco
continúa...
80 Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal
continuación...
Janamu
Ubicación Clave
decorado
Templo de la Virgen de la Soledad
Atrio hospitalario
Capilla de hospital
Janamu
Ubicación Clave
decorado
Capilla de hospital, muro poniente
serva una piedra con reticulado (D II: 27) (véase figura 74). Al pasar
al contrafuerte C, o noreste, su cara norte muestra tres janamus gra-
bados. Uno tiene una espiral pequeña y dos líneas verticales ondula-
das, una de las cuales termina en una forma puntiaguda (C: 28) (véase
figura 75). En otro se alinean de modo vertical tres espirales dobles
divergentes (A VII: 29). Y en el tercero se aprecian formas horizonta
les onduladas y alargadas, con un círculo arriba (B III: 30) (véase fi-
gura 76).
Janamu
Ubicación Clave
decorado
Capilla de hospital, muro norte
Arriba del arco del muro oriente (véase figura 77) hay tres janamus
decorados, en uno se ven dos espirales dobles divergentes con una
espiral sencilla que parece cortada (A VII: 31), en otra hay un pozo
86 Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal
Janamu
Ubicación Clave
decorado
Capilla de hospital, muro oriente
cha del arco una losa con una espiral doble divergente asociada a
líneas rectas (A VIII: 39).
Janamu
Ubicación Clave
decorado
Capilla de hospital, interior
Janamu
Ubicación Clave
decorado
Pila bautismal
Janamu
Ubicación Clave
decorado
Atrio hospitalario
Capilla abierta
Capilla de hospital
Notas
1
También llamado de Santa Ana.
2
Foster y Ospina, Los hijos del imperio. La gente de Tzintzuntzan, p. 288.
3
En este número no tomo en cuenta el janamu encontrado en torno a las yáca
tas durante labores arqueológicas, recientemente empotrado en el monasterio,
su clave es E II: zab14.
4
Descripciones detalladas de los edificios que integran el convento franciscano y
su mobiliario, pueden consultarse en el acucioso trabajo de Ramírez Romero, Ca
tálogo de monumentos y sitios de Pátzcuaro y la Región Lacustre, pp. 376-391.
5
Romero, Noticias para formar la historia y la estadística del Obispado de Michoacán,
p. 80.
6
A partir de la restauración del edificio, las paredes de esta área fueron aplana-
das, al parecer dejando expuestos los janamus decorados. En el muro sur ahora
están cubiertos los janamus con las claves A I: 13 y B IV: 14, y en cambio, se mi
ran otras dos liberadas, sin embargo, en estas piedras no observé diseños in situ
ni a través de las fotografías que tomé.
7
Comunicación personal con Tania Calderón González, octubre de 2008. En el
conteo final de los janamus decorados esta obra la considero en asociación con
las Yácatas.
8
Resalta que esta piedra y las dos próximas a nivel horizontal están pegadas con
un material reciente, en apariencia cemento.
9
Ramírez Romero, op. cit., p. 379.
10
A un lado de este diseño se ve uno floral, calado en una piedra de distinto tipo a
los janamus, por ello no es tomado en cuenta en el presente estudio.
11
Foster y Ospina, op. cit., p. 273.
12
Los remates en los extremos laterales de la cornisa sobre la puerta son dos formas
iguales que combinan círculos y un rectángulo. En el claustro del monasterio
encontré este diseño semilabrado en un bloque de piedra.
96 Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal
13
A la derecha del arco de ingreso se observa otra losa sin cubrir, es de cantera y
tiene un diseño formado por varios círculos cuya incisión es muy aguda, a dife-
rencia del resto de los janamus decorados, parecen hechos con instrumentos de
metal y no se aprecia una intención de ornamentar la losa, sino más bien de cor
tarle una porción; por estas razones no es considerado en el presente estudio.
14
Muriel, Hospitales de la Nueva España, t. 1, Fundaciones del siglo XVI, p. 91.
15
En el año 2000 era notorio el deterioro de la capilla y se observaron labores para
su reparación que en la actualidad ya han concluido.
16
González Galván, Arte virreinal en Michoacán, p. 94.
17
Tal como se puede ver en una fotografía tomada por Elisa Vargaslugo que se
resguarda en la fototeca Manuel Toussaint del Instituto de Investigaciones Es-
téticas de la UNAM.
18
Foster y Ospina, op. cit., p. 275. En la fototeca Manuel Toussaint hay imágenes
fotográficas que dan constancia de este hecho: se mira la fachada exenta de la
parroquia de San Francisco.
19
Kubler, Arquitectura mexicana del siglo XVI, p. 374 (nota al pie de página); Tous-
saint, Pátzcuaro, p. 207. Además de este ejemplo de Tzintzuntzan, John McAn-
drew menciona otros casos de orientación “anormal” de los edificios religiosos de
la Nueva España durante el siglo XVI (The Open-air Churches of Sixteenth Century,
Mexico. Atrio, Posas, Open Chapels, and other Studies, pp. 504-507).
20
A modo de ejemplo, conviene referir que el emplazamiento del convento fran-
ciscano pudo aprovechar los caminos antiguos. Eugenia Fernández-Villanueva
Medina advierte que la vía frente al templo de San Francisco y la rampa de ac
ceso al antiguo centro ceremonial tarasco convergen prácticamente con el ca-
mino prehispánico hacia lo que se supone era el embarcadero; asimismo, la actual
calle Hidalgo atraviesa la ciudad de oriente a poniente y por dicho punto se une
con el camino, también antiguo camino, que rodea al cerro Tariácuri (“El desa
rrollo urbano de Tzintzuntzan, época prehispánica y periodo colonial temprano”,
p. 162).
21
Silva, “La arquitectura religiosa. Estudio histórico, formal y espacial”, p. 211.
22
Cfr. fray Diego Muñoz, “Descripción de la provincia de los apóstoles San Pedro
y San Pablo en las Indias de la Nueva España” [1585], p. 82; fray Alonso de la
Rea, Crónica de la Orden de N. Seráfico P. S. Francisco; provincia de S. Pedro y S.
Pablo de Michoacán en la Nueva España [1643], p. 97; fray Isidro Félix de Espi-
nosa, Crónica de la provincia franciscana de los apóstoles San Pedro y San Pablo de
Michoacán [c. 1751], p. 78. Por otra parte, el historiador J. Benedict Warren in-
cluye un estudio detallado sobre las primeras tareas de evangelización en Mi-
choacán en La conquista de Michoacán, 1521-1530, sobre los sucesos arriba
abordados véanse las pp. 110-117.
23
“Información de don Vasco de Quiroga sobre el asiento de su iglesia catedral,
1538”, transcrito en Warren, op. cit., apéndice X en particular p. 453.
24
Pollard, Taríacuri’s Legacy. Prehispanic Tarascan State, p. 38.
25
Foster y Ospina, op. cit., p. 272.
26
Warren, op. cit., pp. 115-117.
El convento de San Francisco y sus janamus decorados 97
27
“Información de don Vasco de Quiroga sobre el asiento de su iglesia catedral,
1538”, transcrito en ibíd, apéndice X, pp. 439-457.
28
Cabrera Castro, “Tzintzuntzan, décima temporada de excavaciones”, pp. 555-
558.
29
Warren, op. cit., pp. 116 y 117. El autor refiere dos cédulas reales: en una del 24
de agosto de 1529 se dispone una cantidad de dinero para que los frailes en la
Nueva España construyeran sus conventos; y en otra, del 4 de febrero de 1530,
se consienten sus peticiones para que los encomenderos disminuyeran la carga
de trabajo de los indígenas de Tzintzuntzan, entre otros lugares.
30
Martínez Baracs, Convivencia y utopía. El gobierno indio y español de la “ciudad de
Mechuacan”, 1521-1580, p. 217.
31
Ibíd, pp. 231-233.
32
Estos datos se consignan en Antonio de Ciudad Real, Tratado curioso y docto de
las grandezas de la Nueva España, t. II, p. 77. Su autor es laico y el texto trata del
informe de la visita que realizó fray Alonso Ponce a las comunidades de su
Orden en 1586.
33
Fray Alonso de la Rea, op. cit., pp. 172 y 173. Se anota además que posteriormen
te fray Pedro de Pila reconstruyó la iglesia y el convento de Zacapu sobre los
cimientos trazados por fray Jacobo Daciano.
34
Fray Isidro Félix de Espinosa cuenta que Pedro de Pila fue elegido “guardián del
convento que había renovado en Tzintzuntzan” y luego de “concluido su trie-
nio” fue designado para asistir a dicho Capítulo General en París. Después estu
vo en Madrid en donde “no olvidándose de favorecer a sus indianos hijos, con
siguió del rey católico y de su Consejo de Indias la confirmación del título que
gozaban de ciudad, la grande población de Tzintzuntzan”. Posteriormente re
gresó a Tzintzuntzan, falleció en el año de 1601 (ibíd, pp. 238, 239, 291-294).
35
Fray Isidro Félix de Espinosa, op. cit., p. 290.
36
McAndrew, op. cit., p. 509.
37
Paredes, Y por mi visto... Mandamientos, ordenanzas, licencias y otras disposiciones
virreinales sobre Michoacán en el siglo XVI, 1995. Los documentos mencionados
están en el “Ramo de indios” del Archivo General de la Nación; a continua-
ción se anota en primer lugar la página de la publicación y entre paréntesis los
datos de su ubicación en el Archivo: p. 43 (vol. 6, 1ª parte, exp. 979, f. 264v);
pp. 441 y 442 (vol. 6, 1ª parte, exp. 1113, f. 304v); p. 445 (vol. 6, 1ª parte, exp.
1179, f. 323v); p. 498 (vol. 6, 2ª parte, exp. 867, f. 213v-214r).
38
Toussaint, op. cit., p. 210.
39
Kubler, op. cit., p. 599.
40
Ramírez Romero, op. cit., p. 378. De acuerdo con los datos anotados en el libro,
la investigación se realizó hacia el año de 1985.
41
Kubler, op. cit., pp. 360, 369-372.
42
McAndrew, op. cit., p. 509.
43
Foster y Ospina, op. cit., p. 273. Los autores no aportan las fuentes de esta in-
formación.
44
González Galván, op. cit., p. 95.
98 Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal
45
McAndrew, op. cit., p. 509.
46
Paredes, op. cit., p. 273 (“Ramo de indios” del Archivo General de la Nación,
vol. 3, exp. 982, f. 237r, v).
47
McAndrew, op. cit., pp. 507-509.
48
González Galván, op. cit., p. 94.
49
Ibíd, p. 95.
50
McAndrew, op. cit., p. 507.
51
González Galván, op. cit., p. 95.
52
Foster y Ospina, op. cit., p. 286.
99
Introducción
Capítulo 4
E
n el antiguo convento franciscano de Tzintzuntzan registré 98 lo
sas con imágenes, de las cuales siete fueron colocadas recientemen
te en el piso frente al templo de San Francisco —luego de acciones
de restauración— y una fue empotrada en una pared de la huerta en
la década de 1920 (G: 72). En el centro ceremonial antiguo detecté
32 janamus decorados: 21 están asociados con las yácatas, dos se ven
en el Edificio E, y nueve en el museo del sitio arqueológico. El número
total de janamus decorados es de 130 (véase el cuadro y apéndice 2).
Antes se subrayó que con toda seguridad la cantidad es mayor.1
En el corpus registrado las formas de tipo geométrico constituyen
la abrumadora mayoría, con 108 casos compuestos por los diseños bá
sicos de espiral, círculo, líneas rectas y onduladas —categorías A, B, C
y D—. En tanto, 21 son motivos figurativos —categorías E y F—,
calificados como “flor”, “estrella”, figuras humanas, letras y números.
Y una se trata de una forma indefinida (categoría G). La categoría no
tablemente predominante es la espiral (A), identificada en 73 losas.
El diseño figurado con mayor frecuencia —42 veces— es la espiral
sencilla, grabada en forma individual, alineada, con vuelta interior o
exterior particular, radiada o combinada con líneas rectas y curvas
(A I - A VI).
Le sigue con 27 casos el diseño circular con sus variantes (B I -
B VI): sencillos y concéntricos, simples o combinados, con líneas
rectas o curvas. En tercer lugar está la espiral doble divergente (A VIII -
A X) en 21 janamus.
La espiral doble convergente (A XII - A XIII) cuenta con siete re
presentaciones; el motivo figurativo “estrella” (E II) también con sie
te; el antropomorfo (E IV) con seis; las líneas onduladas (C) con
100 Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal
cuatro; las líneas rectas (D I - III) con cuatro; las letras y números
occidentales (F) con tres; las espirales dobles divergente y conver-
gente (A XI) con tres; el motivo “flor” (E I) con tres; la cruz (E III)
con dos; y las formas indefinidas (G) con una.
Algunas formas observadas en el centro ceremonial antiguo se
repiten en el recinto religioso. Se pueden ver, por ejemplo, espirales
sencillas (A I: za9 y 36), círculos sencillos (B I: za20, 80 y 91), círcu-
los concéntricos (B IV: za2 y 6) y círculos concéntricos radiados
(E II: zab14 y 40).
En cambio, hay otras que solo se ven en el convento: las líneas
rectas ya sean perpendiculares, en reticulado o separadas en direccio-
nes distintas (D I - III); asimismo los diseños “flor” (E I), cruz (E III),
letras y números occidentales (F) y formas indefinidas (G).
En el centro ceremonial antiguo la imagen más representada es
la espiral doble divergente (A VII - A XI) presente en 13 janamus.
En el convento es la espiral sencilla, la cual se ve en 30 losas,2 en sus
distintas modalidades (A I - A VI).
Dentro del espacio arquitectónico franciscano, el monasterio con
tó con la mayor cantidad de losas decoradas, 45; en segundo lugar
está la capilla de hospital con 19; y en tercero el templo de San Fran-
cisco con 10. De las cinco yácatas no es posible decir cuál tenía ori-
ginalmente más grabados debido al deterioro en que se encontraron
antes de la reconstrucción arqueológica. En la actualidad destacan las
yácatas cinco y uno, pues cada una presenta seis janamus grabados.
Los diseños fueron plasmados en piedras cortadas en diferentes
tamaños para el revestimiento arquitectónico. No fue posible medir-
las todas; a partir de las que se tiene el dato podemos suponer que las
más grandes se encuentran en las yácatas —el formato mayor fue
73 x 58.5 cm y el menor 24.5 x 34.2 cm— lo cual indicaría que para
el reuso novohispano sus dimensiones fueron reducidas —en el con-
vento la mayor mide 30 x 53 cm y la menor 17 x 26 cm—.
Los petrograbados del centro ceremonial antiguo y del conjunto
franciscano fueron hechos con las mismas técnicas. En todos los ca-
sos son mixtas, sobresale la combinación de piqueteo y pulido con 85.
Con 105 prevalecen los diseños en hueco sobre 13 que se ven releva-
dos o sólidos. Solo hay ocho que muestran ambos tipos de formas.
Algunos resultados del estudio formal de los janamus decorados 101
Número de diseños
Nivel de ubicación
Janamu decorado
Observaciones
Localización
del soporte
Resultado
Técnica
Yácata
uno,
basa- c.1300- 43 x
AI za9 _ 3 1 2 SO 1? 1?
mento 1522 42
lado
suroeste.
Yácata
uno, c.1300- 54 x
AI za19 3 3 1 2 _ 1 1
primer 1522 49
cuerpo.
continúa...
Algunos resultados del estudio formal de los janamus decorados 103
continuación...
Edificio
E, muro
c.1300- 32 x
AI za17 sur del 1 3 1 2 NO 1 1
1522 34
cuarto
dos.
Exhibida
en el c.1300- Losa
AI za24 2 _ 1 1 _ _ 4 1
museo 1522 exenta.
de sitio.
Exhibida
en el c.1300- Losa
AI za31 3 _ 2 1 _ _ 1 1
museo 1522 exenta.
de sitio.
Atrio
principal,
Fines
muro 41 x
AI 2 2 1570’s- 2 1 1 N 1 1
sur, 27
1601
parte
media.
Atrio
principal,
Fines
muro 34 x
AI 43 3 1570’s- 3 2 1 N 1 1
sur, al 16
1601
nivel del
piso.
Atrio
Fines
principal,
AI 3 1 1570’s- 1 1 1 O _ 1 2
sección
1601
suroeste.
Monas-
terio, Fines
40 x
AI 42 fachada, _ 1570’s- 2 1 1 E 1 1
28
sección 1601
sur.
Monas-
terio, Fines
AI 13 patio 2 1570’s- 1 1 1 N _ 1 1 (SF)
del 1601
aljibe.
continúa...
104 Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal
continuación...
Dejado
al des-
Monas-
cubierto
terio, Fines
durante
AI 49 patio 2 1570’s- 2 1 1 O _ 1 1
la res-
del 1601
taura-
aljibe.
ción del
edificio.
Monas-
terio,
patio
del Fines
AI 15 claustro, 2 1570’s- 1 1 1 E _ 1 1
muro 1601
superior
ponien-
te.
Dejado
al des-
Monas- cubierto
Fines
terio, durante
AI 56 3 1570’s- 3 1 1 _ _ 1 1
refecto- la res-
1601
rio. taura-
ción del
edificio.
Monas-
Dejado
terio,
al des-
cubo de
cubierto
la Fines
durante
AI 57 escalera 3 1570’s- 3 1 2 _ _ 1 1
la res-
situada 1601
taura-
en la
ción del
sección
edificio.
suroeste.
Monas-
Dejado
terio,
al des-
cubo de
cubierto
la Fines
durante
AI 59 escalera 3 1570’s- 3 2 1 _ _ 1 1
la res-
situada 1601
taura-
en la
ción del
sección
edificio.
suroeste.
continúa...
Algunos resultados del estudio formal de los janamus decorados 105
continuación...
Dejado
Monas- al des-
terio, cubierto
Fines
corredor durante
AI 62 3 1570’s- 3 1 1 _ _ 1 1
en la la res-
1601
planta taura-
alta. ción del
edificio.
Dejado
al des-
Monas-
cubierto
terio, Fines
durante
AI 70 huerta, 2 1570’s- 2 1 1 S _ 1 1
la res-
pared 1601
taura-
norte.
ción del
edificio.
Dejado
al des-
Monas-
cubierto
terio, Fines
durante
AI 76 huerta, 3 1570’s- 1 1 1 S _ 1 1
la res-
pared 1601
taura-
norte.
ción del
edificio
Dejado
al des-
cubierto
Monas-
durante
terio,
Fines la res-
cuarto
AI 81 3 1570’s- 3 1 2 S _ 1 1 taura-
en la
1601 ción del
sección
edificio.
sureste.
Losa
incom-
pleta.
Dejado
al des-
cubierto
Monas-
durante
terio,
Fines la res-
cuarto
AI 82 1 1570’s- 2 1 2 E _ 1 1 taura-
en la
1601 ción del
sección
edificio.
sureste.
Losa
incom-
pleta.
continúa...
106 Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal
continuación...
Templo
de San Fines
AI 86 Francis- 1 1570’s- 1 1 1 E _ 1 1
co, 1601
portada.
Templo
de San Fines
AI 88 Francis- 2 1570’s- 1 1 1 E _ 1 1
co, 1601
portada.
Templo
de San
Francis-
Fines
co,
AI 7 _ 1570’s- 2 1 2 N _ 1? 1? (SF)
muro
1601
norte,
cara
exterior.
Piso Coloca-
frente al ción
Coloca-
templo reciente.
AI 90 3 ción 3 1 2 _ _ 1 1
de San Losa
reciente
Francis- incom-
co. pleta.
Piso Coloca-
frente al ción
Coloca-
templo reciente.
AI 94 2 ción 3 1 1 _ _ 2 1
de San Losa
reciente
Francis- incom-
co. pleta.
Capilla
abierta,
Fines 28 x
AI 18 muro _ 2 1 2 E 1? 1? (SF)
s. XVI 26.5
del
ábside.
Capilla
de Fines
31 x
AI 36 hospital, 2 s. XVI- 3 1 1 A 1 1
40
interior, 1619
piso.
continúa...
Algunos resultados del estudio formal de los janamus decorados 107
continuación...
Capilla
de
hospital, Fines
AI 33 muro 2 s. XVI- 1 1 1 E _ 1 1
oriente, 1619
cara
exterior.
Capilla
de
hospital,
Fines
contra-
AI 34 2 s. XVI- 1 4 2 S _ 1 1
fuerte
1619
sureste
(D),
lado sur.
Monas-
terio,
patio Cubierto
del Fines parcial-
28 x
A II 16 claustro, 1 1570’s- 3 2 1 O 1 1 mente
50
muro 1601 por en-
oriente, lucido.
planta
baja.
Yácata
A tres, 1 c.1300- 73 x
za4 2 1 1 N 1 1
III primer 4? 1522 58.5
cuerpo.
Yácata
A cinco, c.1300- 67 x
za1 3 3 1 1 N 1 1
IV basa- 1522 36
mento.
Coloca-
Piso
ción
frente al
Coloca- reciente.
A templo
95 5 ción 3 1 2 _ _ 1 1 Losa y
IV de San
reciente diseño
Francis-
incom-
co.
pletos.
continúa...
108 Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal
continuación...
Yácata
tres, c.1300- 57 x Losa
A V za5 2 2 1 1 NO 1 1
primer 1522 45.3 cortada.
cuerpo.
En una
publica-
ción se
dice que
Exhibida se en-
en el c.1300- contró
A V za27 2 _ 1 1 _ _ 1 3
museo 1522 en
de sitio. Ihuatzio.
Losa
exenta y
quebra-
da.
Templo
de San
Francis-
Fines
co,
AV 9 2 1570’s- 2 2 2 N _ _ _
muro
1601
norte,
cara
exterior.
(SF)
Capilla
Cubier-
de
to con
hospital, Fines
17 x aplana-
A V 22 muro _ s. XVI- 2 1 1 O _ 1
26 do en la
ponien- 1619
reciente
te, cara
restau-
exterior.
ración.
La
Atrio fachada
hospita- se
Fines
A V 41 lario, 1 1 2 1 S _ 1 1 colocó
s. XVI
acceso después
norte. de
1962.
continúa...
Algunos resultados del estudio formal de los janamus decorados 109
continuación...
Dejado
al des-
Monas- cubierto
Fines
A terio, durante
55 3 1570’s- 3 5 1 _ _ 1 1
VI refecto- la res-
1601
rio. taura-
ción del
edificio.
Capilla
de Cubierto
hospital, Fines parcial-
A
25 muro 1 s. XVI- 1 6 1 O _ 4 1 mente
VI
ponien- 1619 por
te, cara enlucido.
exterior.
Capilla
de
hospital, Fines
A
24 muro 1 s. XVI- 1 1 1 O _ 1 1
VI
ponien- 1619
te, cara
exterior.
Capilla
de
hospital, Fines
A
38 muro _ s. XVI- 1 2 1 O _ _ _
VI
oriente, 1619
cara
interior.
Original
mente Fuente:
en Acosta,
A c.1300-
zab16 yácata _ _ 1 2 _ _ 1 1 1939:
VII 1522
cinco. 88, fig.
Basa- 2.
mento.
Yácata Losa
A tres, c.1300- 24.5 x quebra-
za6 5 3 1 1 SO 1 1
VII basa- 1522 34.2 da y
mento. pegada.
continúa...
110 Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal
continuación...
Yácata
Fuente:
tres,
Acosta,
A primer c.1300-
zab15 _ _ 1 1 _ _ 1 1 1939:
VII cuerpo, 1522
90, fig.
sección
6.
circular.
Yácata
A uno, c.1300- 39.2 x
za8 _ 3 1 2 NO 1? 1 (SF)
VII basa- 1522 37
mento.
Yácata
77 x
A uno, c.1300-
za7 1 1 1 1 NE 54 4 1
VII segundo 1522
aprox.
cuerpo.
Sin
registro
A c.1300- de su
za22 Yácatas. 1 3 1 1 _ _ 1 1
VII 1522 ubica-
ción
precisa.
Sin
registro
A c.1300- de su
za21 Yácatas. 2 3 2 1 _ _ 1 1
VII 1522 ubica-
ción
precisa.
Exhibida
A en el c.1300- Losa
za28 2 _ 1 2 _ _ 1 1
VII museo 1522 exenta.
de sitio.
Exhibida Bloque
A en el c.1300- de
za29 2 _ 1 1 _ _ 1 2
VII museo 1522 piedra
de sitio. exento.
continúa...
Algunos resultados del estudio formal de los janamus decorados 111
continuación...
Exhibida Losa
A en el c.1300- exenta,
za32 2 _ 1 1 _ _ 1 1
VII museo 1522 incom-
de sitio. pleta.
Dejado
al des-
Monas-
cubierto
terio, Fines
A durante
52 patio 3 1570’s- 2 1 1 _ _ 1 1
VII la res-
del 1601
taura-
aljibe.
ción del
edificio.
Monas-
Fines
A terio,
54 3 1570’s- 3 1 1 _ _ 1 1
VII refecto-
1601
rio.
Dejado
Monas- al des-
terio, cubierto
Fines
A corredor durante
64 2 1570’s- 3 1 1 _ _ 1 2
VII en la la res-
1601
planta taura-
alta. ción del
edificio.
Dejado
al des-
Monas-
cubierto
terio, Fines
A durante
75 huerta, 3 1570’s- 1 1 1 S _ 1 1
VII la res-
pared 1601
taura-
norte.
ción del
edificio.
Dejado
Monas- al des-
terio, cubierto
Fines
A cuarto durante
84 2 1570’s- 1 1 1 E _ 1 1
VII en la la res-
1601
sección taura-
sureste. ción del
edificio.
continúa...
112 Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal
continuación...
Capilla
de
hospital, Fines
A Losa
31 muro 1 s. XVI- 3 3 1 E _ 1 1
VII cortada.
oriente, 1619
cara
exterior.
Capilla
de
hospital,
contra- Fines
A 1 27 x
29 fuerte s. XVI- 2 3 1 N 4 1
VII 4 40
noreste 1619
(C),
lado
norte.
Capilla
Grabado
de Fines
A 19 x superfi-
39 hospital, 1 s. XVI- 2 2 1 N 1 1
VIII 25 cial, sin
portada 1619
pulir.
interior.
Original-
mente Fuente:
yácata Acosta,
cinco. 1939:
A Se c.1300- 88, fig.
zab12 _ _ 1 1 _ _ 1 1
IX ignora 522 3.
su Losa
ubica- incom-
ción pleta.
actual.
Templo
de San
Francis-
Fines
co,
A X 11 1 1570’s- 1 3 2 N _ 1 1
muro
1601
norte,
cara
exterior.
continúa...
Algunos resultados del estudio formal de los janamus decorados 113
continuación...
Capilla
abierta,
Fines 30 x
A X 17 muro 3 2 2 1 E 1 1
s. XVI 35
del
ábside.
Yácata
A uno, c.1300- 54 x
za10 _ 3 2 2 SE 1 1 (SF)
XI basa- 1522 22
mento.
Sin
registro
A 2 c.1300- de su
za23 Yácatas. 3 2 2 _ _ 1 1
XI 5 1522 ubica-
ción
precisa.
Capilla
de Fines
A 1 28 x
37 hospital, s. XVI- 2 4 1 N 1 1
XI 4? 35
portada 1619
interior.
Edificio
E, muro
A c.1300- 37 x
za18 sur del 2 3 2 1 NO 1 1
XII 1522 28
cuarto
uno.
Exhibida
A en el c.1300- Losa
za25 2 _ 1 1 _ _ 1 1
XII museo 1522 exenta.
de sitio.
Atrio
princi- Fines
A 34 x
5 pal, 1 1570’s- 3 1 1 O 6 1
XII 26
sección 1601
suroeste.
continúa...
114 Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal
continuación...
Monas-
terio, Fines
A
47 fachada, 1 1570’s- 1 1 1 E _ 1 1
XII
sección 1601
sur.
Dejado
al des-
Monas-
cubierto
terio, Fines
A durante
71 huerta, 1 1570’s- 3 2 1 S _ 1 1
XII la res-
pared 1601
taura-
norte.
ción del
edificio.
Templo
de San
Francis-
Fines
A co,
8 2 1570’s- 2 2 1 N _ 1? 1 (SF)
XII muro
1601
norte,
cara
exterior.
Capilla
de
hospital, Fines
A 30 x
35 muro 1 s. XVI- 3 5 1 O 4 1
XIII 53
oriente, 1619
cara
interior.
Yácata
uno, c.1300- 39 x
BI za20 2 3 2 1 _ 3 1
primer 1522 23
cuerpo.
Monas-
Dejado
terio,
al des-
cubo de
cubierto
la Fines
durante
BI 60 escalera 1 1570’s- 3 1 1 _ _ 5 3
la res-
situada 1601
taura-
en la
ción del
sección
edificio.
suroeste.
continúa...
Algunos resultados del estudio formal de los janamus decorados 115
continuación...
Dejado
Monas- al des-
terio, cubierto
Fines
corredor durante
BI 63 3 1570’s- 3 2 1 _ _ 3 1
en la la res-
1601
planta taura-
alta. ción del
edificio.
Dejado
al des-
Monas-
cubierto
terio, Fines
durante
BI 73 huerta, 2 1570’s- 1 1 1 S _ 1 1
la res-
pared 1601
taura-
norte.
ción del
edificio.
Monas- Dejado
terio, al des-
huerta, cubierto
Fines
fachada durante
BI 77 2 1570’s- 2 1 1 _ _ 3 1
exenta la res-
1601
ubicada taura-
al po- ción del
niente. edificio.
Monas-
terio, Fines
BI 80 huerta, 2 1570’s- 3 2 1 N _ 3 1
muro 1601
sur.
Dejado
al des-
cubierto
durante
Monas- la res-
terio, taura-
Fines
cuarto ción del
BI 83 1 1570’s- 2 1 2 E _ 1 1
en la edificio.
1601
sección Cubierto
sureste. parcial-
mente
por
aplana-
do.
continúa...
116 Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal
continuación...
Dejado
al des-
Templo
cubierto
de San Fines
durante
BI 89 Francis- 1 1570’s- 3 1 2 E _ 1 1
la res-
co, 1601
taura-
portada.
ción del
edificio.
Piso Coloca-
frente al ción
Coloca-
templo reciente.
BI 91 2 ción 3 1 1 _ _ 2 1
de San Losa
reciente
Francis- incom-
co. pleta.
Piso Coloca-
frente al ción
Coloca-
templo reciente.
BI 92 2 ción 3 2 1 _ _ 3 1
de San Losa
reciente
Francis- incom-
co. pleta.
Piso Coloca-
frente al ción
Coloca-
templo reciente.
BI 96 2 ción 3 1 2 _ _ 1 1
de San Losa
reciente
Francis- incom-
co. pleta.
Capilla
de
hospital, Fines
BI 32 muro 1 s. XVI- 1 1 1 E _ 3 1
oriente, 1619
cara
exterior.
Atrio
princi- Fines
27 x
B II 4 pal, 1 1570’s- 3 1 1 N 4 1
24
sección 1601
suroeste.
continúa...
Algunos resultados del estudio formal de los janamus decorados 117
continuación...
Capilla
de
hospital,
contra- Fines
B 26 x
30 fuerte 3 s. XVI- 2 3 1 N 1 1
III 40
noreste 1619
(C),
lado
norte.
Uno de
los dos
frag-
mentos
sin pin-
Templo
Siglo tar de la
B de La
97 2 XVII- 1 1 2 S _ 2 1 fachada.
III Soledad,
1805 El dise-
portada.
ño y la
losa se
ven
incom-
pletos.
Yácata
B cinco, 2 c.1300- 43 x
za2 3 1 2 NO 5 2
IV basa- 4 1522 38
mento.
(SF)
Original-
mente
Yácata
en
B cuatro, c.1300- 34 x
za3 _ 3 1 1 NO _ _ yácata
IV basa- 1522 46
cinco:
mento.
Acosta,
1939:
88.
Atrio Cubierto
princi- Fines parcial-
B 30 x
6 pal, 2 1570’s- 2 1 2 N 5 2 mente
IV 34
sección 1601 por en-
suroeste. lucido.
continúa...
118 Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal
continuación...
Atrio
princi-
pal,
basa-
mento Fines
B 34 x
44 con 2 1570’s- 3 1 2 O 5 1
IV 24
escalina 1601
ta en el
suroeste
del
atrio.
Monas- Cubierto
terio, Fines parcial-
B
46 fachada, 1 1570’s- 1 1 2 E _ 5 2 mente
IV
sección 1601 por en-
sur. lucido.
Monas-
terio, Fines
B
14 patio 2 1570’s- 1 1 1 N _ 1 2
IV
del 1601
aljibe.
Dejado
Monas- al des-
terio, cubierto
Fines
B corredor durante
68 1 1570’s- 2 1 2 _ _ 1 2
IV en la la res-
1601
planta taura-
alta. ción del
edificio.
Dejado
Monas- al des-
terio, cubierto
Fines
B corredor durante
69 2 1570’s- 3 1 2 _ _ 1 2
IV en la la res-
1601
planta taura-
alta. ción del
edificio.
continúa...
Algunos resultados del estudio formal de los janamus decorados 119
continuación...
Piso Coloca-
frente al ción
Coloca-
B templo reciente.
93 2 ción 3 1 1 _ _ 1 1
IV de San Losa
reciente
Francis- incom-
co. pleta.
Bloque
de
piedra
exento.
En apa-
riencia
se le
Exhibida
agregó
en el c.1300-
BV za30 4 _ 3 1 _ _ 5 3 un
museo 1522
diseño
de sitio.
similar a
una
copa, tal
vez en
tiempos
novohis-
panos.
En una
publica-
ción se
Exhibida dice que
B en el c.1300- se en-
za26 2 _ 1 1 _ _ 1 3
VI museo 1522 contró
de sitio. en
Ihuatzio.
Losa
exenta.
Dejado
al des-
Monas- cubierto
Fines
B terio, durante
53 1 1570’s- 3 1 1 _ _ 6 3
VI refecto- la res-
1601
rio. taura-
ción del
edificio.
continúa...
120 Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal
continuación...
Original-
mente
yácata
Fuente:
cinco.
Acosta,
Se c.1300-
C zab11 _ _ 6 1 _ _ _ _ 1939:
ignora 1522
88, fig.
su
2.
ubica-
ción
actual.
Dejado
al des-
Monas-
cubierto
terio, Fines
durante
C 50 patio 2 1570’s- 2 1 1 O _ 1 1
la res-
del 1601
taura-
aljibe.
ción del
edificio.
Capilla
abierta,
fachada, Fines
C 20 1 2 3 1 E _ 2 1
junto a s. XVI
contra-
fuerte.
Capilla
de
hospital,
contra- Fines
30 x
C 28 fuerte 1 s. XVI- 2 3 2 N 2 1
27
noreste 1619
(C),
lado
norte.
Dejado
al des-
Monas-
cubierto
terio, Fines
durante
DI 51 patio 2 1570’s- 2 1 1 N _ 3 1
la res-
del 1601
taura-
aljibe.
ción del
edificio.
continúa...
Algunos resultados del estudio formal de los janamus decorados 121
continuación...
Monas-
terio, Fines
D II 12 patio 3 1570’s- 3 1 2 E _ 1 1
del 1601
aljibe.
Capilla
de
hospital, Cubierto
contra- Fines parcial-
30 x
D II 27 fuerte 2 s. XVI- 2 1 1 N 1 1 mente
38
noroes- 1619 por en-
te (B), lucido.
lado
norte.
Dejado
al des-
cubierto
Monas-
durante
terio,
Fines la res-
D corredor
67 3 1570’s- 2 5 1 _ _ 1 1 taura-
III en la
1601 ción del
planta
edificio.
alta.
Losa
incom-
pleta.
Atrio Aparen-
princi- Fines temente
EI 1 pal, 2 1570’s- 2 1 1 S _ 1 2 cortado
muro 1601 por
norte. mitad.
Dejado
Monas- al des-
terio, cubierto
Fines
corredor durante
EI 65 3 1570’s- 3 1 1 _ _ 3 1
en la la res-
1601
planta taura-
alta. ción del
edificio.
continúa...
122 Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal
continuación...
Capilla Aparen-
abierta, temente
Fines
EI 19 muro 3 1 1 1 E _ 1 2 cortado
s. XVI
del por
ábside. mitad.
Original
mente
en
Fuente:
yácata
Cabrera,
tres. Fue
c.1300- 1987:
E II zab14 empo- 1 _ 1 1 _ _ 3 3
1522 536,
trado en
537,
la planta
foto 2.
alta del
monas-
terio.
Atrio
princi-
pal,
basa-
Fines
mento 29 x
E II 45 1 1570’s- 3 1 1 O 1 3
con es- 23
1601
calinata
en el
suroeste
del atrio.
Monas-
Dejado
terio,
al des-
cubo de
cubierto
la esca- Fines
durante
E II 58 lera 3 1570’s- 3 1 1 _ _ 5 1
la res-
situada 1601
taura-
en la
ción del
sección
edificio.
suroeste.
Dejado
Monas- al des-
terio, cubierto
Fines
corredor durante
E II 66 2 1570’s- 3 1 1 _ _ 1 1
en la la res-
1601
planta taura-
alta. ción del
edificio.
continúa...
Algunos resultados del estudio formal de los janamus decorados 123
continuación...
Dejado
al des-
Monas- cubierto
Fines
terio, durante
E II 79 2 1570’s- 3 1 1 N _ 3 3
muro la res-
1601
sur. taura-
ción del
edificio.
Templo
de San
Francis-
Fines
co,
E II 10 1 1570’s- 1 1 2 N _ 2 1
muro
1601
norte,
cara
exterior.
Atrio
Cubierto
hospita-
parcial-
lario, 1591- 27 x
E II 40 2 3 2 1 S 1 2 mente
pila de 1619 30
por en-
bautis-
lucido.
mo.
Diseño
poste-
rior a la
Con-
Monas- quista.
terio, Fines Dejado
E III 74 huerta, 2 1570’s- 2 1 1 S _ 2 1 al des-
pared 1601 cubierto
norte. durante
la res-
taura-
ción del
edificio.
continúa...
124 Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal
continuación...
Diseño
poste-
rior a la
Con-
Monas- quista.
terio, Fines Dejado
E III 78 huerta, 2 1570’s- 1 1 2 N _ 2 1 al des-
muro 1601 cubierto
sur. durante
la res-
taura-
ción del
edificio.
Original
mente
en
Fuente:
yácata
Acosta,
E cinco. c.1300-
zab13 _ _ 2 1 _ _ 2 1 1939:
IV Se 1522
88, fig.
ignora
3.
su ubi-
cación
actual.
Monas-
terio, Fines
E
48 fachada, 2 1570’s- 1 1 2 E _ 1 1
IV
sección 1601
sur.
Templo
de San Fines
E
87 Francis- 1 1570’s- 2 1 1 E _ 6 1
IV
co, por- 1601
tada.
Uno de
los dos
Templo
Siglo fragmen
E de La
21 1 XVII- 1 1 2 S _ 2 1 tos sin
IV Soledad,
1805 pintar
portada.
de la
fachada.
continúa...
Algunos resultados del estudio formal de los janamus decorados 125
continuación...
Capilla
de
hospital, Losa y
Fines
E contra- 27 x diseños
26 2 s. XVI- 3 1 1 S 5 2
IV fuerte 40 incom-
1619
noroes- pletos.
te (B),
lado sur.
Capilla Losa
de cubierta
hospital, Fines parcial-
E
98 muro 1 s. XVI- 1 1 2 O _ 5 1 mente
IV
ponien- 1619 por
te, cara aplana-
exterior. do.
Diseño
elabora-
do en el
s. XX.
Dejado
Monas- al des-
terio, Fines cubierto
F 72 huerta, 2 1570’s- 3 1 1 S _ 1 1 durante
pared 1601 la res-
norte. taura-
ción del
edificio.
Losa
incom-
pleta.
Diseño
novohis
pano.
Templo Dejado
de San Fines al des-
F 85 Francis- 1 1570’s- 3 1 1 E _ 1 1 cubierto
co, 1601 durante
portada. la res-
taura-
ción del
edificio.
continúa...
126 Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal
continuación...
Capilla Diseño
de posterior
hospital, a la
Fines
contra- 34 x Conquis
F 23 2 s. XVI- 3 1 1 N 5 1
fuerte 26 ta. Se
1619
suroeste localiza
(A), lado frente al
norte. Flautista.
Dejado
Monas- al des-
terio, cubierto
Fines
corredor durante
G 61 2 1570’s- 3 1 1 _ _ 3 1
en la la res-
1601
planta taura-
alta. ción del
edificio.
Notas
Capítulo 5
La capilla de hospital:
un espacio para la expresión indígena
A
l igual que la arquitectura y otras artes producidas principal-
mente durante los siglos XVI y XVII en México, el convento
de San Francisco, en Tzintzuntzan, fue creado por manos indí-
genas, no solo por su forzada condición de “mano de obra”, sino tam-
bién por ser la abrumadora mayoría poblacional. Con certeza los
artífices tarascos estuvieron bajo la coordinación de sus autoridades
tradicionales, los dirigentes y artífices purépechas, y contaron con la
guía de apenas unos cuantos frailes. De modo específico, hacia el año
1585, en dicho convento residían no más de cuatro religiosos.1
La realización de esta novedosa arquitectura en lo que fue el Estado
tarasco amerita considerar el choque de dos mundos, con la violenta y
abrupta implantación de una cosmovisión —la de la vieja Europa—
muy diferente a la que existía en Mesoamérica antes de la Conquista
española. Como parte del programa de dominación delineado, otro
dato sustantivo es que este monumental conjunto arquitectónico fue
edificado con el firme propósito de evangelizar a los indígenas.
Desde su llegada a Michoacán, los religiosos europeos se empe-
ñaron en destruir las prácticas religiosas locales y los modos de vida
que desde su perspectiva calificaron como inapropiados. Un caso es el
de fray Martín de Jesús, el primer evangelizador en territorio michoa-
cano y fundador del establecimiento franciscano en Tzintzuntzan,
quien desde su llegada en 1525 se dedicó con ahínco a derribar templos
tarascos, allegarse de “ídolos” para quemarlos o hundirlos en el lago de
Pátzcuaro y a combatir la poligamia (véase figura 85).2
De acuerdo con Robert Ricard, en una carta del 27 de junio de
1529 dicho fraile declara que bajo su dirección una de las mayores
ocupaciones de sus discípulos consistía en derrocar ídolos y arrasar los
128 Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal
El factor indígena
La capilla de hospital
Porque cuando se impusieron estas rentas, habían tantos indios que eran bien
menester, pero ahora que los cocoliztliz, sarampiones y pujamientos de sangre
han acabado esta provincia (que pueblos de veinte mil indios como Tzintzun
tzan, están hoy en doscientos) es sobrada la renta y así se resuelve en lo más
importante.20
Notas
1
Así lo reporta en su informe provincial fray Diego Muñoz, “Descripción de la
provincia de los apóstoles San Pedro y San Pablo en las Indias de la Nueva
España” [1585], p. 78.
2
Fray Alonso de la Rea, Crónica de la Orden de N. Seráfico P. S. Francisco; provin
cia de S. Pedro y S. Pablo de Michoacán en la Nueva España [1643], pp. 104 y 105.
3
Ricard, La conquista espiritual de México, p. 106.
4
Warren, La conquista de Michoacán 1521-1530, p. 126.
134 Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal
5
La temática es ampliamente tratada en Castro, Los tarascos y el imperio español.
1600-1740.
6
Martínez Baracs, Convivencia y utopía. El gobierno indio y español de la “ciudad de
Mechuacan”, 1521-1580, cap. VII.
7
Castro Gutiérrez, op. cit., cap. IV; Ramírez Romero, Catálogo de monumentos y
sitios de Pátzcuaro y la región lacustre, pp. 56-61. Todavía hacía 1745 en Tzin
tzuntzan existía una república de indios (ibíd, p. 115).
8
Cfr. Una obra fundamental sobre el tema, la de López Sarralangue, La nobleza
indígena de Pátzcuaro en la época virreinal; y el acucioso trabajo reciente de Mar-
tínez Baracs, op. cit., pp. 156 y 157.
9
Paredes, “Gobierno y pueblos de indios en Michoacán en el siglo XVI”, véase
en particular pp. 35 y 36.
10
López Sarralangue, op. cit., pp. 221 y 222.
11
Ibíd, pp. 64, 65, 220-227 y 276-284.
12
Sobre el tema pueden verse: Ricard, op. cit., libro segundo, cap. IV; Estrada,
“Sentido político, social y religioso en la arquitectura conventual novohispa-
na”; y Escalante, “Iconografía y pintura mural en los conventos mexicanos. La
aportación indígena”.
13
La bibliografía sobre la temática hospitalaria es amplia, una obra clásica es la de
Warren, Vasco de Quiroga y sus hospitales pueblo de Santa Fe. Puede consultarse
también a Castro, op. cit., pp. 289-304.
14
Muriel, Hospitales de la Nueva España, t. 1, Fundaciones del siglo XVI, p. 70.
15
Warren, “La evangelización de Michoacán”, pp. 40-45.
16
La vida de Vasco de Quiroga ha sido ampliamente estudiada. Cfr. Warren, Vasco
de Quiroga y sus hospitales pueblo de Santa Fe.
17
Fray Diego Muñoz, op. cit., pp. 26 y 27. Sobre el tema se anotan otros datos en
la crónica de fray Alonso de la Rea, op. cit., pp. 115 y 116. Es probable que fray
Juan de San Miguel falleciera en 1555, según fray Isidro Félix de Espinosa en
Crónica de la provincia franciscana de los apóstoles San Pedro y San Pablo de Mi-
choacán [c. 1751], p. 136.
18
Paredes, op. cit., pp. 31-37. En el diccionario de la lengua tarasca de fray Matu-
rino Gilberti, quengue se traduce como “mayordomo” (Vocabulario en lengua de
mechuacan compuesta por el Reverendo Padre fray Maturino Gilberti de la Orden
del Seráfico Padre San Francisco [1559], p. 96).
19
Ramírez Romero precisa que lo que en el siglo XVI se llamó hospital, en el XVIII
se conoció como guatapera, y en la actualidad en algunos lugares recibe el nom
bre de quenguería o priostecuaro (op. cit., p. 84).
20
Alonso de la Rea, op. cit., pp. 162 y 163.
21
Ramírez, op. cit., p. 84.
22
Foster y Ospina, Los hijos del imperio. La gente de Tzintzuntzan, pp. 286-288.
23
Comunicación personal dentro del “Seminario de arte indígena del siglo XVI”,
Facultad de Filosofía y Letras, UNAM, semestre 2000-2.
135
Introducción
Capítulo 6
Un Flautista en Tzintzuntzan:
la imagen cercana de los viajes lejanos
E
ntre los janamus decorados de Tzintzuntzan sobresale una ima-
gen de apariencia humana que lleva cerca de su boca un objeto
alargado. La piedra que lo exhibe está empotrada en la capilla de
hospital, en la cara sur del contrafuerte noroeste, justo frente al jana-
mu grabado con la letra “A”. Con base en sus rasgos estilísticos e ico
nográficos es posible reconocer a este personaje encorvado que mira
dicha letra como un Flautista.1 Tal es el nombre que recibe una figu-
ra mítica que abunda en el Suroeste de los Estados Unidos, tanto en
las culturas indígenas antiguas como en las contemporáneas.
Joroba, falo y flauta son sus rasgos más distintivos (véase figura
88). Como se ve, el de Tzintzuntzan no presenta falo y no toca direc-
tamente con la boca el objeto que toma en sus manos. Pero sí cuenta
con otras características: la desnudez, el cuerpo encorvado, el objeto
que porta es similar a una flauta y los apéndices que suelen verse en
la cabeza de este personaje, en el cual de modo común se conjuga la
apariencia de insecto y humano. En el arte hohokam, en Arizona, de
hecho el Flautista usualmente es asexuado y la joroba no está defini-
da.2 Aún más, en los contextos donde suele encontrarse, existe una
amplia variedad de representaciones visuales, debido a lo cual el de
Tzintzuntzan puede insertarse dentro del repertorio de sus figuracio-
nes. Cabe resaltar asimismo que además de la diversidad formal, su
presencia abarca una gran extensión temporal, espacial y material que
incluyen cerámica, murales, kachinas y arte rupestre.
A veces el Flautista es pequeño y sumamente esquemático, otras,
de grandes dimensiones y con atributos diversos. Su forma suele ser
humana, pero también aparece como insecto. Puede estar sentado, re
costado, de pie, caminando o bailando. Muestra actitudes diferentes,
136 Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal
Y estuvo allí algunos días y no se sabe por qué tomó Tariacuri a Curicaueri y
fue de allí con toda su gente a un lugar llamado Urexo: allí hizo hacer un cu de
céspedes. Y tornaron los de Coringuaro a querer destruir a Tariacuri, y llevaron
su gente de guerra y cercaron a Tariacuri. Y allí dio Curicaueri a sus enemigos
cámaras y embriaguez y entorpecimiento, y empezaron a andar desatinados los
enemigos, y cayeron todos en el suelo y abrazábanse unos con otros y así iban
al pie del cu donde unas viejas los subían al cu, que no los tomaban los hombres,
y allí los sacrificaban los sacerdotes de Curicaueri, que estuvieron todo un día
sacrificando; y llegaba la sangre al pie del cu y después iba un arroyo de sangre
por el patio. Y pusieron en unos varales las cabezas de los sacrificados que
hacían gran sombra.12
Notas
1
Popularmente se conoce como Kokopelli. En el presente trabajo no empleo di-
cho término puesto que aplica solo a un kachina particular. En tanto, el vocablo
Flautista es genérico y tiene connotaciones más amplias.
2
Slifer y Duffield, Kokopelli, Flute Player Images in Rock Art, p. 30.
3
Ídem y Malotki, Kokopelli, the Making of an Icon.
4
Hers, “La música amorosa de Kokopelli y el erotismo sagrado en los confines
mesoamericanos”.
5
Hers, “Las grandes rutas que cruzaron los confines toltecas-chichimecas”.
6
Carot, “Las rutas al desierto: de Michoacán a Arizona”.
7
Carot, “Arqueología de Michoacán: nuevas aportaciones a la historia purhé-
pecha”.
Un Flautista en Tzintzuntzan: la imagen cercana de los viajes lejanos 145
8
Carot, “La larga historia purépecha”; sobre sitios del suroeste guanajuatense
véase Pereira, Migeon y Michelet, “Transformaciones demográficas y culturales
en el centro-norte de México en vísperas del Posclásico: los sitios del cerro
Barajas (suroeste de Guanajuato)”; y acerca del centro-norte de Michoacán
véase Michelet, Pereira y Migeon, “La llegada de los uacúsechas a la región de
Zacapu, Michoacán: datos arqueológicos y discusión”.
9
Cfr. Hers, Los toltecas en tierras chichimecas.
10
Faugère-Kalfon, Entre Zacapu y río Lerma: culturas en una zona fronteriza, pp. 39,
41 (fig. 17) y 134.
11
Durante trabajos arqueológicos en San Antonio Carupo se encontró un casca-
bel de metal, tal vez en asociación con una sepultura (ibíd, p. 75). Por otra par
te, en un estudio sobre metalurgia, este tipo de cambios identificados en la re-
gión tarasca entre 1200 y 1300 d. C. se han atribuido al contacto comercial con
Perú, a través de mercaderes marítimos con base en Chincha, en la costa cen-
tral de ese país (Hosler, “La metalurgia prehispánica del occidente de México:
una cronología tecnológica”, pp. 265-269). Además de considerar la injerencia
de la gente llegada del norte, otra posibilidad de dichas innovaciones radica en
la presencia de los nonoalca en Michoacán, quienes después del año 800, a
partir de una migración, pudieron entablar nexos con expertos en el arte de los
metales de Colombia y Perú, y luego participaron del esplendor de la cultura
tolteca (al respecto véase el último apartado de este capítulo).
12
Fray Jerónimo de Alcalá, La Relación de Michoacán, pp. 135 y 136. En otra sec
ción del texto se anota que la cabeza de un enemigo fue depositada en un lugar
llamado Piruen (p. 224).
13
Ibíd, p. 235. Eran otros los sacerdotes encargados de realizar los sacrificios, los
axamencha, quienes al parecer representaban un rango superior, pues se dice
que “de esta dignidad era el cazonci y los señores y eran tenidos en mucho”. Asi
mismo otra clase de sacerdotes detenían a los individuos de pies y manos sobre
la piedra de sacrificio (ibíd, pp. 234 y 235).
14
Fray Pablo Beaumont, Crónica de Michoacán [1784], tomo II, mapa tercero.
15
Rubín de la Borbolla, “Antropología Tzintzuntzan-Ihuatzio. Temporadas I y II”.
En las fotografías incluidas tampoco se aprecian orificios para pender los crá-
neos. A partir de esta información un tanto confusa, Pollard postula la existen-
cia de tzompantlis en Tzintzuntzan (“Tzintzuntzan, capital del imperio tarasco”,
p. 29).
16
Del Edificio B se sabe, en términos generales, que tuvo modificaciones construc
tivas en cuanto a la ampliación o disminución de los espacios. Asimismo, que
continuó ocupándose durante los primeros años de la etapa novohispana (Ca-
brera, “Tzintzuntzan, décima temporada de excavaciones”, pp. 545-547).
17
Como ya lo apuntara Nicolás León en “Las yácatas de Tzintzuntzan”, p. 57; y
Acosta en “Exploraciones arqueológicas realizadas en el estado de Michoacán
durante los años de 1937 y 1938”, p. 98.
18
Slifer y Duffield, op. cit., p. 7.
146 Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal
19
Carot, “Arqueología de Michoacán: nuevas aportaciones a la historia purhépe-
cha”, op. cit., fig. 5a.
20
Slifer y Duffield, op. cit., p. 30.
21
Schaafsma, Indian Rock Art of the Southwest, pp. 88-90.
22
Roskamp, La historiografía indígena de Michoacán. El lienzo de Jucutacato y los tí-
tulos de Carapan.
23
Uacúsechas son los “señores águila” (fray Jerónimo de Alcalá, op. cit., La Relación
de Michoacán, p. 279), el grupo dirigente de los purépechas venidos del norte,
por tanto “chichimeca” que dominó la región de Michoacán y gobernó al Es
tado tarasco.
24
Véase la esquina superior izquierda del lienzo (véase figura 101).
25
Jiménez, “Historia antigua de la zona tarasca”, p. 151; y Roskamp, op. cit., p. 104.
26
Kirchhoff, “Los pueblos de la Historia tolteca-chichimeca: sus migraciones y pa-
rentesco”.
27
De ser así, la migración de los nonoalca, que registra la Historia tolteca chichimeca
después de la desintegración del imperio tolteca, hacia el sur de Puebla y partes
colindantes con Veracruz, sería el retorno a donde habían llegado después de la
antigua diáspora teotihuacana y de su expulsión de Cholula.
28
Al respecto, véanse de Wigberto Jiménez Moreno: “Síntesis de la historia pre-
tolteca de Mesoamérica”; y del mismo autor “Historia antigua de la zona taras-
ca”, op. cit.
29
Roskamp, op. cit.; apud Pedro Carrasco, “Nuevos datos sobre los nonoalca de
habla mexicana en el reino tarasco”.
30
Jiménez Moreno informa de dos chac mooles localizados en Las Mercedes, Cos-
ta Rica y Quiriguá, Guatemala (“Síntesis de la historia pretolteca de Mesoamé-
rica”, op. cit., figs. 1 y 2), una región donde postuló que estuvieron los nonoalca
antes de participar del esplendor de la cultura tolteca, y con la que quizá siguie-
ron estableciendo contactos y difundieron la presencia de tal personaje. Otro
posible testimonio de esta presencia en Centroamérica son los dos chac mooles
de piedra registrados en El Salvador (Carlos Navarrete, “Elementos arqueoló-
gicos de mexicanización en las tierras altas mayas”, fig. 27 y p. 328).
31
Del Paso y Troncoso, “Las ruinas de Cempoala del templo del Tajín”. En nota
de pie de página Jesús Galindo y Villa informa que fue destruido cuando se in-
tentaba trasladarlo.
32
López Austin y López Luján, El pasado indígena, p. 246.
147
Introducción
Capítulo 7
E
n el ámbito mesoamericano y en expresiones de tradición indígena
posteriores a la Conquista, pueden identificarse variados testimo-
nios de individuos que tocan la flauta o instrumentos similares,1
tal como ha comenzado a verse desde la sección final del capítulo an
terior. Se trata de otra vertiente para continuar explorando la icono-
grafía de esta figura en el ámbito de la cultura tarasca; el panorama
puede ser vasto, por lo cual abordo solo ciertos casos. En Michoacán
destacan algunas expresiones anteriores y posteriores a la Conquista.
Los contextos de dichas figuras o, en su caso, de los instrumentos mis
mos, revelan el papel ritual que pudieron desempeñar en el terreno
de lo sagrado.
La forma del instrumento o sus descripciones muestran algunas
diferencias, por ello la palabra flauta sirve como un término genérico
para referir a los instrumentos musicales de viento de silueta alargada
cilíndrica o cónica, cuyas características son difíciles de precisar aún
cuando estén plasmados en imágenes.
Un hallazgo arqueológico de flautas en Michoacán ejemplifica lo
anterior y nos permite apreciar su inserción en actividades rituales.
En el sitio de Urichu, ubicado en el suroeste de la cuenca del lago de
Pátzcuaro, se detectaron tres flautas de cerámica en una tumba fecha-
da entre los años 800-1000 d. C., esto es, antes de la consolidación del
Estado tarasco. La sepultura es colectiva, es probable que fuera un ado
lescente a quien se le depositó una rica ofrenda que incluyó las flau-
tas —que están pintadas en azul con diseños rojos en negativo— un
sahumador, varios recipientes de barro y objetos de obsidiana y de
concha.2 Según se aprecia en una foto, las tres flautas son iguales, su
silueta es compuesta y la forma general remite a un objeto cónico: la
148 Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal
…no se osaban confiar ni decían verdad en las confesiones, pensando que los
habían de matar y si se confesaba alguno, estaban todos acechando cómo se
confesaba y más si era mujer. Preguntábanles después qué les habían dicho o
preguntado aquel padre y ellos decíanlo todo.9
Y sacábanle a la media noche [al cazonci]. Iban delante de él, alumbrando, unos
hachos grandes de teas. Iban tañendo dos trompetas. Iban delante toda aquella
gente que llevaba consigo para matar e iban barriendo delante de él el camino y
le decían: — Señor, por aquí has de ir. Mira, no pierdas el camino.
Y poníanse en procesión todos los señores de la provincia y gran núme
ro de gente y así le llevaba hasta el patio de los cues grandes, donde ya habían
puesto una gran hacina de leña seca, concertada una sobre otra, de rajas de pi
no. Y dábanle cuatro vueltas al derredor de aquél lugar donde le habían de que
mar, tañendo sus trompetas, y después poníanle encima de aquellas leñas, así
como lo traían, y tornaban aquellos sus parientes a cantar su cantar y ponían
fuego al derredor y ardía toda aquella leña y luego achocaban con porras toda
aquella gente, que los habían emborrachado primero.19
Y fuéronse a sus casas. Y los sacerdotes trujeron los señores a Pasquaro, al lugar
donde se edificaron sus cúes, encima de aquel asiento llamado Petazequa, y allí
los quemaron y tañen allí las trompetas y pusieron las cenizas en unas ollas, y
después en las ollas, por de fuera, pusiéronles dos máscaras de oro y collares de
turquesas y ataviáronles muy bien y pusiéronles plumajes verdes encima de los
bultos y tocando las trompetas los enterraron.21
Notas
1
En la región Occidente se han registrado “cornetistas” en expresiones de arte
rupestre de la zona de Talpa-Mascota, en el oeste de Jalisco; Joseph B. Mount
joy los fecha alrededor del año 1000 d. C. y llama a los instrumentos megáfonos
(véanse El arte rupestre y “Ritos de renovación en los petroglifos de Jalisco”).
2
Pollard y Cahue, “Mortuary Practices of Regional Elites in the Lake Patzcuaro
Basin of Western Mexico”.
3
Macías, Huandacareo: lugar de juicios, tribunal, pp. 87, 97, 161 y 206.
4
Comunicación personal con Oscar Basante, julio del 2002.
156 Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal
5
Villagra, “Mateo A. Saldaña. Ixtapantongo, Edo. de México”. Visité el sitio en
el año 2002. Las pinturas están muy deterioradas, por lo que la fuente para es-
tudiarlas es el trabajo de Villagra.
6
Aparece también con frecuencia en los códices del “grupo Borgia”, lo cual indica
su importancia en la región del sur de Puebla y el noreste de Oaxaca —tentati
vamente en asociación con la cultura mixteca— durante el periodo Posclásico
(Ojeda, “Los códices del grupo Borgia”).
7
Olivier, Tezcatlipoca. Burlas y metamorfosis de un dios azteca.
8
Ibíd, pp. 54 y 55.
9
Fray Jerónimo de Alcalá, La Relación de Michoacán, p. 326.
10
Cfr. Ricard, La conquista espiritual de México, cap. IV.
11
Cfr. Foster y Ospina, Los hijos del imperio. La gente de Tzintzuntzan, pp. 280-
315.
12
Véase en particular el cap. VI de Olivier, op. cit.
13
Seler, “The Ancient Inhabitants of the Michuacan Region”, p. 59.
14
Fray Jerónimo de Alcalá, La Relación de Michoacán, op. cit., p. 163.
15
Ibíd, p. 235.
16
Fray Maturino Gilberti, Vocabulario en lengua de mechuacan compuesta por el
Reverendo Padre fray Maturino Gilberti de la Orden del Seráfico Padre San Francis-
co, p. 91.
17
Ibíd, p. 496.
18
Ibíd, p. 348.
19
Fray Jerónimo de Alcalá, La Relación de Michoacán, op. cit., p. 272. El resaltado
en negritas es mío.
20
Ibíd, p. 250.
21
Ibíd, p. 89. El resaltado en negritas es mío.
157
Introducción
Capítulo 8
C
omo hemos visto, la mayoría de los diseños plasmados en los ja
namus son geométricos, en menor cantidad están los figurativos.
Otras expresiones del arte tarasco los muestran también. A tra-
vés de ellas es posible continuar vislumbrando el papel relevante de
tales petrograbados en el pensamiento y en la visión del mundo de los
tarascos. En principio, en el ámbito arquitectónico prehispánico de
los janamus se percibe una relación directa con el culto a Curicaueri,
el dios solar y del fuego a quien estaban dedicadas las yácatas. Con la
finalidad de ahondar en su comprensión, en este apartado se formu-
lan diversas líneas de interpretación de las imágenes. El estudio icono-
gráfico se concentra en mayor medida en la categoría de la espiral, la
imagen predominante en nuestro corpus.
Y velaron con todos ellos en las casas de los papas [los sacerdotes] y bailaron
con ellos y a la media noche tañeron las trompetas para que descendiesen los
dioses del cielo.18
Trae leña para quemar en los cues, para dar de comer a los dioses celestes y a
los dioses de las cuatro partes, y al dios del infierno, harta de leña a todos
cuantos dioses son.22
Ve y escombra sus cues y su asiento y pon allí incienso y haz allí fuegos en
aquel lugar y ahumadas, que ella los olerá cuando viniere.23
…para hacer traer leña para los cues, y traían toda aquella leña la gente de los
pueblos en diez días, y alzábanla en el patio grande de los cues. Y el sacerdote
llamado hiripati entraba en la casa de vela a su oración con los olores, como se
contó hablando de la guerra, y hacía su sermón sobre aquella leña: Cómo
su dios Curicaueri lo había así ordenado.24
166 Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal
Acostumbraba esta gente de traer leña para los cues y echar olores, los sacer
dotes, llamados Andumuqua, en el fuego porque los dioses les diesen venci
miento contra sus enemigos. Y allí, en la oración que hacían al dios del fuego,
nombraban todos aquellos señores contra quien hacían aquellos hechizos de
aquellos olores.27
Había otros sacerdotes llamados hiripacha, que tenían a su cargo de hacer
unas oraciones y conjuros con unos olores llamados andamuqua, en las casas
de los papas, cabe los fuegos que ardían allí, cuando habían de ir a las guerras.28
fiesta, estaba alzada toda aquella leña en grandes rimeros en el patio. Entonces
un sacerdote llamado hiripati, y cinco de los sacrificadores y cinco de otros sa
cerdotes llamados curitiecha, hacían unas pelotillas de olores, en una casa que
estaba en su casa del cazonci, y poníanlas en unas rajas de encina y después po
nían todas aquellas pelotillas de aquellos olores en unas calabazas y dában
les unas cazuelas y unos cañutos de sahumerios y llevaban aquellas cazuelas al
hombro cinco sacerdotes llamados tiuiniencha, y así iban todos éstos a las casas
de los papas [los sacerdotes], y poníanse a las puertas de aquellas casas los sa
crificadores y colgaban allí sus calabazas, a las entradas de las puertas, e iban los
sacerdotes que llevaban los dioses a cuestas y tocaban sus cornetas en los cues
altos y a la media noche miraban una estrella del cielo y hacían un gran fuego
en aquellas casas de los papas y ponían unas rajas cerca de los fuegos y allí
ponían sus calabazas. Y venía aquel sacerdote llamado hiripati y llegábase al
fuego y tomaba de aquellas pelotillas de olores [se entiende que de las ca
labazas] y hacía la presente oración al dios del fuego:
Tú, dios del fuego, que apareciste en medio de las casas de los papas, quizá
no tiene virtud esta leña que habemos traído para los cues, y estos olores que
tenemos aquí para darte. Recíbelos tú, que te nombran primeramente mañana
de oro, y a ti Urendequauecara, dios del lucero, y a ti que tienes la cara bermeja.
Mira que con grita trujo la gente esta leña para ti.
Acabada esta oración nombraba todos los señores de sus enemigos, por
sus nombres a cada uno, y decía:
Tú, señor, que tienes la gente de tal pueblo en cargo, recibe estos olores
y deja algunos de tus vasallos para que tomemos en las guerras.
Y así nombraba los sacerdotes y sacrificadores de los pueblos de los ene
migos, que decían que éstos tenían la gente puesta sobre sus espaldas. Y así
nombraba todos los señores, empezando desde México y por todas las fronteras;
y acabando ésta su oración [el hiripati], que duraba mucho, llegábanse los otros
sacerdotes y sacrificadores a aquellos fuegos, que los levantaban el primer sa
cerdote que hacía la oración, que estaban durmiendo, y poníanse todos en la
manos aquellas pelotillas de olores y entonces hacían la ceremonia de la guerra:
de salir aquellos sacerdotes llamados cuyripecha a echar incienso en los bra
seros, con la ceremonia y orden que se dijo en la fiesta de Curicaueri de Sucuin
diro. Y hacían todas estas ceremonias porque sus dioses diesen enfermedad en
los pueblos de sus enemigos, donde habían de ir a conquistar y hacían la pre
sente oración:
¡Oh dioses del quinto cielo, cómo no nos oiréis de donde estáis! Porque
vosotros sois solos reyes y señores y vosotros solos limpiáis las lágrimas de los
pobres.
Y decía estas mismas palabras a las cuatro partes del mundo y al infierno.
Y hacían la ceremonia del incienso dos noches y después de haber acabado sus
oraciones, echaban todas aquellas pelotillas de olores en los fogones que ar
dían delante de los cues. Y este día que este sacerdote, llamado hiripati, hacía
170 Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal
estas oraciones, a la misma hora, las hacían en toda la provincia los otros sa
cerdotes de este oficio llamados hiripacha.41
de los extremos (C: 20, 28). Son semejantes a algunos ejemplos del
Suroeste, donde se asocian con relámpagos serpentiformes.65 La Re-
lación de Michoacán narra que el dios del fuego, Curicaueri, descendió
a la Tierra en forma de rayo, por ello los muertos a causa de rayo eran
deificados.66
Notas
1
Cfr. Macías Goytia, Huandacareo: lugar de juicios, tribunal. Respecto a Tzintzun
tzan, desafortunadamente los entierros explorados por arqueólogos en el anti-
guo centro ceremonial habían sido casi del todo saqueados desde los tiempos de
la Conquista por parte de españoles (Cabrera Castro, “Tzintzuntzan. Décima
temporada de excavaciones”, p. 562). La recolección de cerámica ha sido esca-
sa, en mayor medida se obtuvo a nivel superficial en las áreas que se encuentran
más arriba de la gran plataforma, ascendiendo la pendiente del cerro Yahuarato
(Gali, “Arqueología de Tzintzuntzan”).
2
Cfr., por ejemplo, el entierro 44 de Huandacareo (Macías Goytia, op. cit.,
p. 155).
3
Hosler, Los sonidos y colores del poder. La tecnología metalúrgica sagrada del Occi-
dente de México, pp. 224-235. La autora señala que este tipo de pinzas son ex-
clusivas de Michoacán y Guerrero.
4
“Necesaria interpretación de la Relación de Michoacán o Códice Escuarialense”,
en Relación de las ceremonias y ritos y población y gobierno de los indios de la pro-
vincia de Michoacán (1541), reproducción facsímil del Ms. c.IV.5 de El Escorial,
José Tudela, transcripción, José Corona Nuñez, estudio preliminar, p. IX.
5
Con ello no pretendo decir que la decoración que tiene como finalidad única
embellecer un objeto sea un asunto cultural o un tema de estudio menor. Desde
el punto de vista estético, el análisis de estas expresiones puede revelar infor-
mación de la mayor trascendencia para conocer una cultura o un momento his
tórico.
6
Entre los análisis de este tipo están: Moedano, “Estudio preliminar de la cerámica
de Tzintzuntzan. Temporada III”; Castro Leal, Tzintzuntzan, capital de los taras
cos, cap. 4; Pollard, Taríacuri’s Legacy. Prehispanic Tarascan State, Appendix 2.
7
Por ejemplo: fray Alonso de la Rea, Crónica de la Orden de N. Seráfico P. S. Fran
cisco; provincia de S. Pedro y S. Pablo de Michoacán en la Nueva España, [1643],
pp. 71-75; fray Pablo Beaumont, Crónica de Michoacán [1784], pp. 40-44; Ro-
mero, Noticias para formar la historia y la estadística del obispado de Michoacán,
p. 78; y según lo cita Warren (La conquista de Michoacán, 1521-1530, pp. 9 y
10), un jesuita del siglo XVI llamado Juan de Tovar en su “Historia de la veni-
da de los indios a poblar a México de las partes remotas de Occidente”. Dado
que las lenguas tarasca y mexica no están afiliadas, Warren rechaza la idea de
un origen común para estos dos grupos. En cuanto a los anteriores, resulta apro-
piado el análisis historiográfico, puesto que Beaumont se basa en Rea, y Rome-
ro en ellos dos.
8
Faba y Fauconnier, “Arte rupestre chalchihuiteño y cosmovisión huichola”;
Aedo, “Imágenes de la sexualidad y potencias de la naturaleza: el caso de las
esculturas fálicas chalchihuiteñas de Molino, Durango”.
9
Las láminas donde se ve fuego son: IV, VI, IX, XI, XIX, XX, XXI, XXII, XXIII,
XXXII, XXXIII, XXXVI, XXVIII, XXXIX.
10
Grove, “Chalcatzingo”, p. 167.
Explorando los significados de las imágenes en piedra 179
11
Anders, Jansen y Pérez Jiménez, Origen e historia de los reyes mixtecos, Libro ex-
plicativo del llamado Códice Vindobonensis, p. 18.
12
Ibíd., p. 164.
13
Respecto a estas imágenes, y en el marco de su estudio sobre Tezcatlipoca,
Guilhem Olivier ha resaltado como significativa la similitud entre los diseños
que representan el sonido y el humo (Tezcatlipoca. Burlas y metamorfosis de un
dios azteca, p. 400).
14
Angulo V., “Teotihuacan. Aspectos de la cultura a través de su expresión pic-
tórica”, p. 113.
15
Cuevas, Los incensarios efigie de Palenque. Deidades y rituales mayas, p. 307, fig. 212.
16
Nowotny, Códice Becker I, p. 8. Cfr. Olivier, op. cit., p. 400n.
17
Houston, Stuart y Taube, The Memory of Bones. Body, Being, and Experience
among the Classic Maya, pp. 149-153.
18
Fray Jerónimo de Alcalá, La Relación de Michoacán, p. 207. El resaltado en ne
gritas es mío.
19
Ibíd, p. 53.
20
Ibíd, p. 93. A un lado de las hogueras clavaban flechas como señal de guerra (ibíd,
p. 92). Véase la lámina IV de la Relación de Michoacán. El resaltado en negritas
es mío.
21
Ibíd, p. 90. El resaltado en negritas es mío.
22
Ibíd, p. 91. El resaltado en negritas es mío.
23
Ibíd, p. 192. El resaltado en negritas es mío.
24
Ibíd, pp. 279 y 280. El resaltado en negritas es mío.
25
Pollard, Taríacuri’s Legacy. Prehispanic Tarascan State, op. cit., p. 157.
26
Seler, “The Ancient Inhabitants of the Michuacan Region”, p. 39.
27
Fray Jerónimo de Alcalá, La Relación de Michoacán, op. cit., p. 202. El resaltado
en negritas es mío.
28
Ibíd, p. 235. El resaltado en negritas es mío.
29
Fray Maturino Gilberti, Vocabulario en lengua de mechuacan compuesta por el
Reverendo Padre fray Maturino Gilberti de la Orden del Seráfico Padre San Francisco
[1559], p. 15.
30
Véase Seler, op. cit., p. 39; y fray Maturino Gilberti, op. cit., p. 99.
31
Rubín de la Borbolla, “Antropología Tzintzuntzan-Ihuatzio. Temporadas I y
II”, p. 120.
32
Cfr. la tipología propuesta en Moedano, op. cit.
33
Cfr. Robicsek, The Smoking Gods. Tobacco in Maya Art, History, and Religion.
34
Slifer y Duffield, Kokopelli, Flute Player Images in Rock Art, p. 42. Las nubes en
este imaginario se ven como formas piramidales escalonadas.
35
Fray Jerónimo de Alcalá, La Relación de Michoacán, op. cit., p. 235.
36
Cfr. Pollard, op. cit., p. 39.
37
Robicsek, op. cit., pp. 27-30.
38
Fray Jerónimo de Alcalá, La Relación de Michoacán, op. cit., p. 277.
39
Ibíd, pp. 161 y 234. El autor menciona que “el sacrificador” también era consi-
derado como sacerdote y portaba una calabaza a las espaldas.
180 Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal
40
Ibíd, pp. 234, 235 y 239-241.
41
Ibíd, pp. 239 y 240. El resaltado en negritas es mío.
42
Cfr. lo anotado en la misma relación sobre este tipo de sacerdotes (ibíd, p. 234).
43
Ya se dijo también que en una ocasión el curitiecha, otro sacerdote principal aso
ciado con rituales bélicos, porta unas pinzas similares (véase lámina XXXI).
44
Patricia Carot, comunicación personal, mayo del 2006.
45
Patterson, A Field Guide to Rock Art Symbols of the Greater Southwest, pp. 185 y
186.
46
Pereira, Michelet y Migeon, “Cerro Barajas, Guanajuato”, véase figura superior
de la p. 80.
47
Ségota, Valores plásticos del arte mexica, p. 214.
48
Reyes, Arte indocristiano. Escultura del siglo XVI en México, p. 278. Véase también
Aveni, Observadores del cielo en el México antiguo, p. 48.
49
Olivier, op. cit., pp. 416 y 417.
50
Ibíd, p. 472.
51
Reilly III, “Cosmología, soberanismo y espacio ritual en la Mesoamérica del For
mativo”, pp. 246-249.
52
Anders, Jansen y Reyes García, El libro de Cihuacoatl. Homenaje para el año del
Fuego Nuevo. Libro explicativo del llamado Códice Borbónico, pp. 208-218.
53
Corona, “La religión de los tarascos”, pp. 94 y 95. Este estudio está basado en la
Relación de Michoacán.
54
Pollard, “Factores de desarrollo en la formación del Estado tarasco”, p. 228.
55
Faba, “La espiral en la iconografía huichola, el Códice Borgia y los petrograba-
dos del Occidente de México”. El tepari es un disco redondo de piedra volcánica,
con figuras grabadas o incisas en la superficie, las cuales representan a algunos
antepasados. Estos suelen tener forma de águilas, venados, serpientes, peyotes,
plantas de maíz, de Sol, el cual aparece por lo general en el centro, y de espiral,
que ocupa toda la superficie (Fresán, Nierika. Una ventana al mundo de los ante-
pasados, p. 57). Niérika es un concepto relacionado con un visor o instrumento
comunicante en doble sentido, ya que permite a los ancestros ver dentro del
mundo de los seres humanos y a los sacerdotes tener comunicación con los an
cestros. La forma material de los nierika es muy amplia, aunque en términos bá
sicos implica un objeto de tipo circular con un orificio al centro o con una figura
que simule un vacío central (ibíd, cap. V).
56
Lumholtz, El arte simbólico y decorativo de los huicholes [1900 y 1904], p. 297.
57
Ibíd, p. 278.
58
Ibíd, pp. 250 y 251.
59
Ibíd, pp. 275-279.
60
Patterson, op. cit., pp. 66 y 67.
61
Término aludido antes.
62
Lumholtz, op. cit., pp. 153 y 155-158.
63
Escalante, “Iconografía y pintura mural en los conventos mexicanos. La apor
tación indígena” pp. 240-242. De este mismo autor cfr. también “Tula y Jeru
salén: imaginario indígena e imaginario cristiano”; y “Cristo, su sangre y los
Explorando los significados de las imágenes en piedra 181
Capítulo 9
Continuidad y cambio
en el imaginario purépecha
A
partados anteriores exponen datos sobre la integración multiét
nica de la cultura tarasca. Además de los purépechas, en especial
se dedican algunas notas a la participación nonoalca o nahua.1
En esta sección se destaca al grupo purépecha; no tengo ahora la po
sibilidad de advertir de manera clara el papel de otros grupos tarascos
en los siguientes hechos sin que ello signifique su ausencia. Conviene
subrayar que en las referencias a sitios del periodo Clásico en Guana
juato, no se asumen atribuciones étnicas específicas, precisamente con
siderando la usual complejidad étnica de las culturas prehispánicas.
El propósito del capítulo es señalar el curso de ciertas expresiones
de la historia del arte purépecha desde los tiempos tempranos en que
se ha detectado su presencia en Michoacán. Siguiendo un esquema
cronológico, primero se aborda el sitio de Loma Alta en la cuenca de
Zacapu, luego el área centro-norte de Michoacán y finalmente la ri-
bera de Pátzcuaro. El proceso histórico se complementa con informa-
ción sobre sitios guanajuatenses.
Lo rupestre y lo arquitectónico
Notas
1
Al inicio del libro se mencionó también la presencia de mazahuas, otomíes,
chontales, apanecas y cuicatecas (cfr. Beltrán, “Estado y sociedad tarascos en la
época prehispánica”, p. 53).
2
Carot, “Arqueología de Michoacán: nuevas aportaciones a la historia purhépe-
cha”, fig. 1c.
3
Faugère-Kalfón, Las representaciones rupestres del centro-norte de Michoacán, p. 90.
4
Pereira, Michelet y Migeon, “Cerro Barajas, Guanajuato”. Véase en particular
la figura superior de la p. 80.
5
Faugère-Kalfon, Las representaciones rupestres del centro-norte de Michoacán, op. cit.
Esta porción del centro-norte del estado de Michoacán está limitada en sus cua
tro vértices por los poblados actuales de Tiríndaro, Angamacutiro, Zináparo y
Purépero (Michelet, “El centro-norte de Michoacán en el Clásico: algunas re-
flexiones”, p. 282).
6
Torreblanca, “El Cóporo, Ocampo. La arqueología del Tunal Grande”.
7
Faugère-Kalfón, Las representaciones rupestres del centro-norte de Michoacán, op. cit.
188 Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal
8
Cfr. Cabrera, “Tzintzuntzan, décima temporada de excavaciones”, fig. 1. Con-
viene agregar que en el plano de la extensa zona arqueológica de Tzintzuntzan
dibujado por este autor se indican dos grupos de petroglifos más, ubicados al sur
de las yácatas principales, más arriba del cerro Yahuarán. En su texto no hay
información sobre ellos.
9
Esta piedra es reportada por Gali, quien la describe como ovoide, de 78 cm de
largo y 55 de ancho; la encontró en el llamado barrio de San Pablo, al sureste
de las yácatas principales (cfr. Con su ensayo “Arqueología de Tzintzuntzan”,
pp. 437-441).
10
Acosta escribe sobre varios peñascos con grabados en la falda del cerro que baja
al pueblo, solo presenta el dibujo de dos (“Exploraciones arqueológicas realiza-
das en el estado de Michoacán durante los años de 1937 y 1938”, pp. 91 y 92).
11
Ídem.
12
Gorenstein, Acambaro: Frontier Settlement on the Tarascan-Aztec Border, pp. 97
y 98.
13
Faugère-Kalfon, Entre Zacapu y río Lerma: culturas en una zona fronteriza, p. 77.
189
Introducción
Capítulo 10
A
l principio de la dominación española fue reconocida la supre-
macía política de Tzintzuntzan, en tanto era la ciudad principal
del Estado tarasco al momento del arribo de los conquistadores
españoles. Una solicitud del entonces oidor Vasco de Quiroga, favore
ció que en 1534 la monarquía de España le concediera oficialmente
el título de “ciudad de Michoacán”,1 con lo cual continuó siendo la ca
pital de la región y el asiento de las autoridades indígenas e hispanas,
tanto políticas como religiosas.
Cuando en 1538 el recién nombrado obispo Vasco de Quiroga
reubicó los poderes civil y eclesiástico a Pátzcuaro, la antigua capi-
tal tarasca fue profundamente afectada en lo político, económico,
social, financiero, administrativo, entre otros órdenes. El 6 de agosto
de dicho año el renombrado abogado y humanista tomó posesión de
su diócesis en Tzintzuntzan y al día siguiente trasladó la sede episco-
pal a Pátzcuaro y con ello el rango de ciudad capital.2 Con el fin de re
vertir la situación, la nobleza indígena emprendió decididas acciones
para recuperar sus privilegios. Aun cuando ciertos informes refieren
que al principio los franciscanos apoyaron al obispo en la mudanza,3
posteriormente participaron en la pugna; uno de los motivos pudo
ser el abierto desprecio que manifestó Quiroga por sus edificaciones
en Tzintzuntzan. De la estrecha alianza entre los religiosos españo
les y los indígenas de la localidad, el convento de San Francisco es
un testimonio sobresaliente.
190 Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal
genas por su herencia tarasca. A finales del siglo XVIII fray Pablo
Beaumont narra su recorrido por el centro ceremonial antiguo de
Tzintzuntzan, en las faldas del cerro Yahuarato, refiere las cinco yá-
catas y enfatiza el celo de los pobladores locales por sus monumen-
tos:
…hay cinco cerrillos o cuicillos que llaman los yácatas de piedra laja hechas a
mano, en que regularmente no falta un indio como de custodia, y los indios
aun en el día de hoy no permiten desentrañar estos cimientos. Hubo un clérigo
indio llamado Domingo Reyes Corral, a quien obedecían los indios, y éste se
puso de propósito a desentrañar las yácatas, y en un pedazo que cavó como de
ocho varas en cuadro, sacó mucha piedra labrada; murió, y los indios luego ta
paron el hoyo, y no han consentido a otro alguno que allí cavaran.30
Notas
1
Martínez Baracs, Convivencia y utopía. El gobierno indio y español de la “ciudad de
Mechuacan”, 1521-1580, pp. 231-233. En su papel de oidor, Vasco de Quiroga ya
había estado en Tzintzuntzan en 1533 (ibíd, p. 217).
2
Warren, Estudios sobre el Michoacán colonial. Los inicios, pp. 79-85. Véase tam-
bién Martínez Baracs, ibíd, VI. En éste libro se estudian ampliamente las com-
plicadas disputas que ocurrieron durante el siglo XVI en torno a la obtención
del título de capital de la provincia de Michoacán.
3
Con base en la declaración de un testigo, se sabe que fray Ángel de Valencia,
guardián de Tzintzuntzan, así como fray Jerónimo de Alcalá, autor de la Re-
lación de Michoacán, acompañaron a Quiroga a Pátzcuaro y juntos acordaron
ubicar ahí la catedral del obispo (Warren, Estudios sobre el Michoacán colonial.
Los inicios, op. cit., p. 81).
4
Warren, La conquista de Michoacán, 1521-1530, pp. 115-117. Otro documento
que narra la situación es “La posesión que se tomó en Pátzcuaro para la transla-
ción de la iglesia”, transcrito por Warren en su libro Estudios sobre el Michoacán
colonial. Los inicios, op. cit., pp. 89-94.
5
“Información de don Vasco de Quiroga sobre el asiento de su iglesia catedral,
1538”, transcrito en Warren, La conquista de Michoacán, 1521-1530, op. cit.,
apéndice X, pp. 439-457.
6
La posesión que se tomó en Pátzcuaro para la translación de la iglesia”, en Warren,
Estudios sobre el Michoacán colonial. Los inicios, op. cit., pp. 90 y 91.
7
Martínez Baracs, op. cit., p. 260.
El reuso de los janamus: una exaltación del pasado prehispánico 203
8
Cfr. Paredes, “Gobierno y pueblos de indios en Michoacán en el siglo XVI”,
pp. 22 y 23; y Martínez Baracs, op. cit., pp. 287 y ss.
9
Roskamp subraya este punto de vista uacúsecha de la historia, tanto en la Rela-
ción de Michoacán como en otros documentos pictográficos, como la serie de
imágenes copiadas por fray Pablo Beaumont y publicadas en su Crónica de Mi-
choacán (Roskamp, La historiografía indígena de Michoacán. El lienzo de Jucutaca-
to y los títulos de Carapan, cap. 1).
10
Véase el prólogo en fray Jerónimo de Alcalá, La Relación de Michoacán.
11
Martínez Baracs, op. cit., p. 304.
12
López, La nobleza indígena de Pátzcuaro en la época virreinal, p. 64. Para entonces
Pátzcuaro ya había perdido el título de capital, puesto que desde 1576 las autori
dades se cambiaron a Guayangareo, hoy Morelia (Roskamp, “Pablo Beaumont
and the Codex of Tzintzuntzan: A Pictorial Document from Michocacán, West
Mexico”, p. 210. De este complejo conflicto histórico existen abundantes fuen-
tes documentales; de modo reciente ha sido acuciosamente analizado por los
historiadores Rodrigo Martínez Baracs, op. cit. y J. Benedict Warren en Estudios
sobre el Michoacán colonial. Los inicios, op. cit.).
13
Martínez Baracs, op. cit., p. 260.
14
Warren, Estudios sobre el Michoacán colonial. Los inicios, op. cit., pp. 87 y 88.
15
Contiene glosas en purépecha y español. Se ignora su paradero, pero fue publi-
cado por Eduard Seler en 1905 (“The Ancient Inhabitants of the Michuacan
Region”, p. 20).
16
Esta crónica de finales del siglo XVIII fue editada en México por Talleres Grá-
ficos de la Nación, consta de tres volúmenes.
17
Glass y Robertson, “A Census of Native Middle American Pictorial Manus-
cripts”, p. 94.
18
Recordemos que Roskamp (“Pablo Beaumont and the Codex of Tzintzuntzan:
A Pictorial Document from Michoacán, West Mexico”, op. cit., p. 195) apunta
que alrededor del año 1778 el fraile pudo estar concluyendo su crónica, dos años
después murió.
19
Beaumont, Crónica de Michoacán, vol. II, p. 25. Con gran acierto Hans Ros-
kamp ha estudiado el mapa y las nueve escenas históricas como una unidad.
La copia que en varias secciones hizo Beaumont de la pintura, está desapa-
recida, a excepción de una escena que se resguarda en la biblioteca John Carter
Brown de la Universidad Brown, de Providence, Rhode Island, EUA. Esta ima-
gen fue reproducida en la portada y en el interior de un libro de J. Benedict
Warren con fecha 2005 (Estudios sobre el Michoacán colonial. Los inicios, op. cit.).
En esta obra no hay alusión a la autoría original de Beaumont de esta pintura. De
modo previo, Glass y Robertson (op. cit., p. 94) mencionaron escuetamente que
parte del manuscrito del cronista estaba en dicha biblioteca.
20
Este asunto complejo y fascinante es uno de los temas analizados por la historia
del arte. Una obra fundamental sobre el tema es la de E. H. Gombrich, Arte e
ilusión. Estudio sobre la psicología de la representación pictórica.
204 Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal
21
Un antecedente de dicho título es el de “Códice de la Conquista de Michoa
cán”, bajo el cual se resguardó en el Museo Nacional de Antropología de la ciu
dad de México una copia sin color de las nueve escenas históricas en una larga
tira (así lo informan Glass y Robertson, op. cit., p. 94).
22
Roskamp, “Pablo Beaumont and the Codex of Tzintzuntzan: A Pictorial Docu-
ment from Michoacán, West Mexico”, op. cit., p. 237. De modo previo J. Benedict
Warren refirió la inserción en este alegato de una de las escenas históricas de
dicho “códice”, en la cual se ve el encuentro de fray Jerónimo de Alcalá y el
obispo Vasco de Quiroga (Warren, La conquista de Michoacán, 1521-1530,
op. cit., p. 115).
23
Warren, ibíd, p. 115.
24
Martínez Baracs, op. cit., pp. 255 y ss.
25
Las glosas en purépecha en el mapa de Seler se traducen como “y este y yácata
palacio real” (Roskamp, “Pablo Beaumont and the Codex of Tzintzuntzan: A
Pictorial Document from Michoacán, West Mexico”, op. cit., p. 218).
26
Véase el capítulo dos de este libro.
27
Roskamp ha estudiado este escudo, así como el anterior que tuvo Tzintzuntzan
(Roskamp, “Pablo Beaumont and the Codex of Tzintzuntzan: A Pictorial Do-
cument from Michoacán, West México”, op. cit., pp. 209-211).
28
Cfr. Martínez Baracs, op. cit., pp. 319-325, sobre el papel determinante de don
Antonio Huítziméngari, hijo del último irecha, Tzintzicha Tangaxoan, quien
dirigió campañas militares en contra de los chichimecas del norte, a favor de
los intereses del virrey Antonio de Mendoza.
29
Fragmento de “La posesión que se tomó en Pátzcuaro para la translación de la
iglesia” (Warren, La conquista de Michoacán, 1521-1530, op. cit., p. 93).
30
Beaumont, op. cit., vol. II, p. 46.
31
Cfr. Foster y Ospina, Los hijos del imperio. La gente de Tzintzuntzan, pp. 271-315.
32
Brandes, Power and Persuasion. Fiestas and Social Control in Rural Mexico, p. 12.
33
Fray Jerónimo de Alcalá, La Relación de Michoacán, op. cit., p. 239. El resaltado
en negritas es mío.
34
Cabrera, “Tzintzuntzan, décima temporada de excavaciones”, pp. 560-564. La
mayoría de los entierros fueron saqueados por los españoles inmediatamente
después de la conquista de Michoacán. Así lo refieren documentos históricos y lo
corroboran las excavaciones arqueológicas (ibíd, p. 562).
35
La lámina XXX de la Relación de Michoacán muestra los tipos de sacerdotes que
existían en el imperio tarasco. Uno de los grupos, llamado pungacucha, está en
cabezado por la figura que sopla un instrumento parecido a una corneta. En
el mismo documento se menciona al grupo de sacerdotes que “tañen unas boci
nas y cornetas”. No se conoce el papel exacto que desempeñaban estos ofician
tes, pero resulta interesante su inserción en el ámbito religioso y social tarasco,
incluso después y durante el periodo virreinal, en un recinto cristiano.
36
Brandes, op. cit., p. 92.
205
Introducción
Consideraciones finales
Conclusiones
Notas
1
De mi parte, solo he visto cuatro: dos Xipe —una máscara de metal y un vaso
ceremonial con el rostro de este dios—, una escultura de barro pequeña que se
identifica como Curicaueri, pero que más bien parece un Tláloc, y quizá un
Mictlantecuhtli en una laminilla de metal. Entre las figuraciones divinas cabe
agregar las esculturas en piedra del chac mool. Y de modo muy interesante, otras
piezas a las que se les pueden atribuir un carácter sagrado y que no son típicas
mesoamericanas, tales como las esculturas en piedra conocidas en Michoacán
como “tares” o “penates”, que son figuras antropomorfas sentadas, que cierran
sus extremidades sobre sí mismas. La presencia de estas obras es muy frecuente
no solo en Michoacán, sino en toda la región Occidente.
2
De modo elocuente se presentan algunos ejemplos de este tema en Herkovits,
El hombre y sus obras, pp. 414-450.
3
Muriel (Hospitales de la Nueva España, t. 1, Fundaciones del siglo XVI, cuadro des
plegable, s.n.p.) reporta 79 hospitales construidos en Michoacán que datan
del siglo XVI.
4
Cfr. Patterson, A Field Guide to Rock Art Symbols of the Greater Southwest, p. 81.
214 Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal
215
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Nacional de Antropología e Historia / Grupo ICA, 1994.
228 Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal
Los janamus decorados en el centro ceremonial antiguo 229
Apéndice 1
Janamu
Ubicación Clave
decorado
Zona arqueológica
Yácata cinco
continúa...
230 Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal
continuación...
Yácata cuatro
Yácata tres
continúa...
Apéndice 1 231
continuación...
Yácata uno
continúa...
232 Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal
continuación...
Basamento. A I: za9
Yácatas
Edificio E
continúa...
Apéndice 1 233
continuación...
Museo de sitio
continúa...
234 Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal
continuación...
continúa...
Apéndice 1 235
continuación...
Monasterio - fachada
continúa...
236 Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal
continuación...
continúa...
Apéndice 1 237
continuación...
Refectorio. B VI: 53
Refectorio. A VII: 54
Refectorio. A VI: 55
Refectorio. A I: 56
continúa...
238 Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal
continuación...
continúa...
Apéndice 1 239
continuación...
continuación...
Monasterio - huerta
continúa...
Apéndice 1 241
continuación...
continúa...
242 Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal
continuación...
Capilla abierta
Portada. F: 85
Portada. A I: 86
continúa...
Apéndice 1 243
continuación...
Portada. E IV: 87
Portada. A I: 88
Portada. B I: 89
continúa...
244 Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal
continuación...
continúa...
Apéndice 1 245
continuación...
continúa...
246 Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal
continuación...
continúa...
Apéndice 1 247
continuación...
continúa...
248 Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal
continuación...
Pila bautismal
Atrio hospitalario
Apéndice 2
Codificación de la descripción
y clasificación de los janamus decorados
en la arquitectura prehispánica y virreinal de
Tzintzuntzan, Michoacán
A Espirales
I Simple (giro en un solo sentido).
II Simple con vuelta interior particular.
III Simple con vuelta exterior particular.
IV Simple radiada.
V Simple asociada con líneas curvas o círculos.
VI Simple asociada con líneas rectas y curvas.
VII Doble divergente.
VIII Doble divergente con líneas rectas.
IX Doble divergente radiada.
X Doble divergente con círculos.
XI Dobles divergentes y convergentes.
XII Doble convergente.
XIII Doble convergente con líneas curvas.
250 Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal
B Círculo
I Sencillo (uno o más círculos sencillos).
II Sencillo asociado con líneas rectas.
III Sencillo asociado con líneas curvas.
IV Concéntricos.
V Concéntricos asociados con líneas rectas.
VI Concéntricos asociados con líneas curvas.
C Líneas onduladas
D Líneas rectas
I Perpendiculares.
II En reticulado.
III Separadas en distintas direcciones.
E Figurativo
I “Flor”.
II “Estrella”.
III Cruz.
IV Antropomorfo.
F Letras y números
Localización
Estado de conservación
1 Bueno.
2 Regular.
3 Malo.
4 Retocado / Modificado.
5 Fragmentado.
Nivel de ubicación
Número de diseños
Resultado
Observaciones
Notas
capítulo 3.
254 Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal
255
Ilustraciones
Ilustraciones
1. Ubicación de Tzintzuntzan y otros sitios referidos en el texto. La línea punteada indica la exten
sión aproximada del imperio tarasco. (Dibujo: Verónica Hernández).
256 Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal
4. Janamu decorado (clave A VII: za7) en la yácata uno, zona arqueológica de Tzintzun
tzan. (Foto: Verónica Hernández, 2000).
a) b) c)
a) b)
c)
8. Losas decoradas en el templo de Ehécatl, Los Toriles, Ixtlán del Río, Nayarit, cultura
Aztatlán. a) y b) registradas por Edward Gifford; c) registradas por Joseph B. Mountjoy.
(Dibujo: Verónica Hernández basado en a) y b) Gifford: 1956, fig. 3; y c) Mountjoy: 1974,
fig. 9).
10. Vista al antiguo convento de San Francisco desde la zona arqueológica, Tzintzuntzan.
(Foto: Verónica Hernández, 2000).
11. Janamu con espiral (A I: 15) en el claustro del monasterio, convento de San Francisco,
Tzintzuntzan. (Foto: Verónica Hernández, 2000).
261
Ilustraciones
12. Plano del convento de San Francisco, Tzintzuntzan. (Dibujo: Verónica Hernández basado en
Toussaint: 1942, p. 215; y Ramírez Romero: 1990, planos 82 y 85).
262 Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal
14. Vista a la gran plataforma, zona arqueológica de Tzintzuntzan. (Foto: Verónica Her
nández, 2008).
263
Ilustraciones
15. Explanada en la gran plataforma, al fondo las cinco yácatas, en primer plano una es
tructura no identificada, zona arqueológica de Tzintzuntzan. (Foto: Verónica Hernández,
2008).
18. Janamu decorado (A IV: za1) en la yácata cinco, zona arqueológica de Tzintzuntzan.
(Foto: Verónica Hernández, 2008).
265
Ilustraciones
19. Janamu decorado (B IV: za2) en la yácata cinco, zona arqueológica de Tzintzuntzan.
(Foto: Verónica Hernández, 2008).
20. Janamu decorado (A III: za4) en la yácata tres, zona arqueológica de Tzintzuntzan.
(Foto: Verónica Hernández, 2000).
266 Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal
22. Janamu decorado (A VII: za6) en la yácata tres, zona arqueológica de Tzintzuntzan.
(Foto: Verónica Hernández, 2008).
267
Ilustraciones
23. Janamu decorado (E II: zab14) asociado con la yácata tres de acuerdo con Rubén
Cabrera y recientemente empotrado en el monasterio de San Francisco. (Foto: Verónica
Hernández, 2008).
25. Janamu (A VII: za22) empotrado en las yácatas, zona arqueológica de Tzintzuntzan.
(Foto: Verónica Hernández, 2008).
26. Janamu (A XI: za23) empotrado en las yácatas, zona arqueológica de Tzintzuntzan.
(Foto: Verónica Hernández, 2008).
269
Ilustraciones
27. Janamu (A I: za17) empotrado en el cuarto dos del Edificio E, zona arqueológica de
Tzintzuntzan. (Foto: Verónica Hernández, 2008).
28. Janamu (A XII: za18) empotrado en el cuarto uno del Edificio E, zona arqueológica
de Tzintzuntzan. (Foto: Verónica Hernández, 2008).
270 Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal
30. Janamu (A XII: za25), museo de sitio de la zona arqueológica de Tzintzuntzan. (Foto:
Verónica Hernández, 2008).
271
Ilustraciones
31. Janamu (B VI: za26), museo de sitio de la zona arqueológica de Tzintzuntzan. (Foto:
Verónica Hernández, 2008).
33. Janamus (A VII: za28 y A VII: za32), museo de sitio de la zona arqueológica de Tzin
tzuntzan. (Foto: Verónica Hernández, 2008).
34. Janamu (A VII: za29), museo de sitio de la zona arqueológica de Tzintzuntzan. (Foto:
Verónica Hernández, 2008).
273
Ilustraciones
35. Atrio principal del convento de San Francisco, al fondo se ven los edificios, Tzintzun
tzan. (Foto: Verónica Hernández, 2008).
36. Janamu decorado (E I: 1) en el muro norte del atrio principal, convento de San Fran
cisco, Tzintzuntzan. (Foto: Verónica Hernández, 2000).
274 Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal
37. Janamu (A I: 2) en el muro sur del atrio principal, convento de San Francisco, Tzin
tzuntzan. (Foto: Verónica Hernández, 2008).
38. Janamu (A I: 43) en el muro sur del atrio principal, convento de San Francisco, Tzin
tzuntzan. (Foto: Verónica Hernández, 2008).
275
Ilustraciones
39. Janamu (B IV: 44) empotrado en el basamento ubicado en el suroeste del atrio princi
pal, convento de San Francisco, Tzintzuntzan. (Foto: Verónica Hernández, 2008).
40. Janamu (E II: 45) empotrado en el basamento ubicado en el suroeste del atrio princi
pal, convento de San Francisco, Tzintzuntzan. (Foto: Verónica Hernández, 2008).
276 Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal
41. Sección suroeste del atrio principal del convento de San Francisco, Tzintzuntzan.
(Foto: Verónica Hernández, 2000).
42. Janamu (A I: 3) en la sección suroeste del atrio principal, convento de San Francisco,
Tzintzuntzan. (Foto: Verónica Hernández, 2008).
277
Ilustraciones
43. Janamu (B II: 4) en la sección suroeste del atrio principal, convento de San Francisco,
Tzintzuntzan. (Foto: Verónica Hernández, 2008).
44. Janamu (B IV: 6) en la sección suroeste del atrio principal, convento de San Francisco,
Tzintzuntzan. (Foto: Verónica Hernández, 2008).
278 Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal
45. Janamu (A XII: 5) en la sección suroeste del atrio principal, convento de San Francis
co, Tzintzuntzan. (Foto: Verónica Hernández, 2008).
47. Janamu (A I: 49) empotrado en el patio del aljibe, dentro del monasterio, convento
de San Francisco, Tzintzuntzan. (Foto: Verónica Hernández, 2008).
48. Claustro del convento de San Francisco, Tzintzuntzan. (Foto: José Gutiérrez, 2000).
280 Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal
49. Janamu (A II: 16) ubicado en el claustro del monasterio, convento de San Francisco,
Tzintzuntzan. (Foto: Verónica Hernández, 2000).
50. Janamu (B VI: 53) en el interior del monasterio, convento de San Francisco, Tzintzun
tzan. (Foto: Verónica Hernández, 2008).
281
Ilustraciones
51. Janamu (B I: 60) en el interior del monasterio, convento de San Francisco, Tzintzun
tzan. (Foto: Verónica Hernández, 2008).
52. Janamu (G: 61) en el interior del monasterio, convento de San Francisco, Tzintzun
tzan. (Foto: Verónica Hernández, 2008).
282 Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal
53. Janamu (E III: 74) en el interior del monasterio, convento de San Francisco, Tzintzun
tzan. (Foto: Verónica Hernández, 2008).
54. Janamu (E III: 78) en el interior del monasterio, convento de San Francisco, Tzintzun
tzan. (Foto: Verónica Hernández, 2008).
283
Ilustraciones
55. Janamu (E II: 79) en el interior del monasterio, convento de San Francisco, Tzintzun
tzan. (Foto: Verónica Hernández, 2008).
56. Janamu (B I: 80) en el interior del monasterio, convento de San Francisco, Tzintzun
tzan. (Foto: Verónica Hernández, 2008).
284 Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal
57. Capilla abierta, convento de San Francisco, Tzintzuntzan. (Foto: José Gutiérrez, 2000).
58. Janamu (A XI: 17) en la capilla abierta, convento de San Francisco, Tzintzuntzan.
(Foto: Verónica Hernández, 2000).
285
Ilustraciones
59. Portada del templo de San Francisco, convento de San Francisco, Tzintzuntzan. (Foto:
Verónica Hernández, 2000).
60. Janamu (B I: 89) en la portada del templo de San Francisco, convento de San Fran
cisco, Tzintzuntzan. (Foto: Verónica Hernández, 2008).
286 Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal
63. Janamu decorado (A IV: 95) recientemente empotrado en el piso frente al templo
de San Francisco, convento de San Francisco, Tzintzuntzan. (Foto: Verónica Hernández,
2008).
64. Fachada aislada, convento de San Francisco, Tzintzuntzan. (Foto: Verónica Hernán
dez, 2000).
288 Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal
66. Capilla de hospital, a la derecha se ve la puerta que conduce al atrio principal, con
vento de San Francisco, Tzintzuntzan. (Foto: Verónica Hernández, 2000).
289
Ilustraciones
67. Costado poniente de la capilla de hospital con sus contrafuertes: A (derecha) y B (iz
quierda), convento de San Francisco, Tzintzuntzan. (Foto: Verónica Hernández, 2000).
69. Janamu decorado (A VI: 25) en la capilla de hospital, convento de San Francisco,
Tzintzuntzan. (Foto: Verónica Hernández, 2000).
70. Janamu decorado (F: 23) en la capilla de hospital, convento de San Francisco, Tzin
tzuntzan. (Foto: Verónica Hernández, 2000).
291
Ilustraciones
72. Janamu decorado (E IV: 26) en la capilla de hospital, convento de San Francisco,
Tzintzuntzan. (Foto: Verónica Hernández, 2000).
292 Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal
74. Janamu decorado (D II: 27) en la capilla de hospital, convento de San Francisco,
Tzintzuntzan. (Foto: Verónica Hernández, 2000).
293
Ilustraciones
75. Janamu decorado (C: 28) en la capilla de hospital, convento de San Francisco, Tzin
tzuntzan. (Foto: Verónica Hernández, 2000).
76. Janamus decorados (A VII: 29 y B III: 30) en la capilla de hospital, convento de San
Francisco, Tzintzuntzan. (Foto: Verónica Hernández, 2000).
294 Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal
79. Janamu decorado (A XIII: 35) en la capilla de hospital, convento de San Francisco,
Tzintzuntzan. (Foto: Verónica Hernández, 2008).
80. Janamu decorado (A XI: 37) en la capilla de hospital, convento de San Francisco,
Tzintzuntzan. (Foto: Verónica Hernández, 2008).
296 Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal
81. Janamu decorado (E II: 40) en la pila bautismal del atrio hospitalario, convento de San
Francisco, Tzintzuntzan. (Foto: Verónica Hernández, 2008).
82. Torre e ingreso oriental del atrio hospitalario, convento de San Francisco, Tzintzun
tzan. (Foto: Verónica Hernández, 2008).
297
Ilustraciones
83. Ingreso norte del atrio hospitalario visto desde adentro, convento de San Francisco,
Tzintzuntzan. (Foto: Verónica Hernández, 2008).
84. Ingreso norte del atrio hospitalario visto desde el exterior, convento de San Francisco,
Tzintzuntzan. (Foto: Verónica Hernández, 2000).
298 Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal
85. Actividades de evangelización, en dos ocasiones se representa a fray Martín de Jesús. Mapa
sexto de la Crónica de Michoacán de fray Pablo Beaumont, t. III, frente a p. 314. (Foto: Gerardo
Vázquez, 2008, reprografía de la fototeca Manuel Toussaint del Instituto de Investigaciones Es
téticas, UNAM).
299
Ilustraciones
86. En primer plano la pila bautismal por inmersión, atrás la cruz atrial y al fondo la ca
pilla de hospital, convento de San Francisco, Tzintzuntzan. (Foto: Verónica Hernández,
2000).
87. Janamus con los diseños del Flautista y de la letra “A”, capilla de hospital, convento
de San Francisco, Tzintzuntzan. (Foto: Verónica Hernández, 2000).
300 Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal
88. Flautista, San Island, Río San Juan, Utah. (Dibujo: Verónica Hernández, basado en Brody:
1990, fig. 25).
89. Mapa con algunos sitios referidos en el texto. (Dibujo: Verónica Hernández).
301
Ilustraciones
a) b) c)
e)
d)
f) g)
a)
b)
91. Salas de columnas con claustro de Cerro Barajas, Guanajuato —reconstrucción hi
potética— y San Antonio Carupo, Michoacán —plano—. (Dibujo: Verónica Hernández
basado en Pereira, Migeon y Michelet: 2005, fig. 5; y Faugère-Kalfon: 1996, fig. 17).
303
Ilustraciones
92. Chac mool, cultura tarasca, Museo Regional Michoacano, Morelia. (Foto: Verónica
Hernández, 2008).
95. Claustro del Edificio B o el Palacio, zona arqueológica de Tzintzuntzan. (Foto: Veró
nica Hernández, 2008).
305
Ilustraciones
97. Escultura en piedra de un hombre desnudo, itifálico, cargando un recipiente con me
capal, altura 30 cm. Loma Alta, Michoacán. (Tomado de Carot: 2004, fig. 5a).
306 Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal
99. Flautista grabado en un janamu, capilla de hospital, convento de San Francisco, Tzin
tzuntzan. (Dibujo: Verónica Hernández).
307
Ilustraciones
105. Flautas de cerámica, Museo Regional Michoacano, Morelia. (Foto: Verónica Her
nández, 2008).
312 Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal
106. Pintura rupestre, Ixtapantongo, Estado de México. (Dibujo: Agustín Villagra, tomado de
Villagra: 1954).
313
Ilustraciones
a) b)
108. Tezcatlipoca, el dios del espejo humeante, Códice Borgia, f. 21. (Tomado de Robicsek:
1978, p. 105, fig. 122).
314 Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal
a) b)
112. Vasijas tarascas pintadas con diseños geométricos, Museo Regional de Guadalajara
y Museo Regional Michoacano. (Foto: Verónica Hernández, 2003 y 2008).
115. Pinzas de metal con espirales a los lados, Museo Regional Michoacano, Morelia.
(Foto: Verónica Hernández, 2008).
318 Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal
a) b) c)
d) e)
f)
g)
h) i)
j) k)
l) m)
n)
118. Soplador de nubes, diseño rupestre en La Ciénega, Nuevo México. (Dibujo: Veróni
ca Hernández, basado en Slifer y Duffield: 1994, fig. 42).
120. Sacerdote mexica cargando calabaza con tabaco, Códice Mendoza. (Tomado de
Robicsek: 1978, p. 29).
124. Cuenco pintado con una serpiente cuyo cuerpo figura una espiral, cerámica Loma
Alta, Museo del Estado, Morelia, Michoacán. (Foto: Marie-Areti Hers).
325
Ilustraciones
a) b)
c) d)
a) b) c)
d) e)
f) g)
128. a) Tepari huichol; b) Pintura facial de la Madre Maíz, cultura huichol; c) Collar de
galletas con forma de espiral doble divergente, cultura huichol; d) Pintura facial de la
Madre Maíz, cultura huichol; e) Nierika huichol; f) Pintura facial del Sol Poniente, cultura
huichol; g) Códice Borbónico, detalle de la veintena 13. (Dibujo: Verónica Hernández
basado en a) y e) Fresán: 2002, p. 57, s.n.p.; y b), c), d), f) Lumholtz: 1986, figs. 277c,
243, 277b, 276e).
328 Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal
130. Janamu (E I: 65) en el interior del monasterio, convento de San Francisco. (Foto:
Verónica Hernández, 2008).
329
Ilustraciones
a) b)
c) d) e)
131. Diseños “florales”: a) Códice Matritense del Palacio Real, f. 250r; b) Dios Opuchtli,
Códice Florentino; c), d) En la escultura del dios Xochipilli, cultura mexica; y e) Códice
Vindovonensis. (Dibujo: Verónica Hernández).
a) b)
135. Plano de San Antonio Carupo con la indicación de petrograbados asociados. (Di
bujo: Verónica Hernández tomado de Faugère-Kalfón: 1997, fig. 10).
332 Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal
a) b) c)
139. Mapa de la región del lago de Pátzcuaro elaborado en el siglo XVI. En la parte central está Tzin
tzuntzan. Colección de Eduard Seler. (Tomado de Seler: 1993 [1905], p. 20, fig. 17).
335
Ilustraciones
140. Mapa de la región del lago de Pátzcuaro, Crónica de Michoacán (c. 1784) de fray Pablo Beaumont,
t. III, frente a p. 410. (Foto: Gerardo Vázquez, 2008, reprografía de la fototeca Manuel Toussaint del
Instituto de Investigaciones Estéticas, UNAM).
336 Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal
141. Escudo de armas de Tzintzuntzan, data de principios del siglo XVI (c. 1534). Tomado
de fray Pablo Beaumont, Crónica de Michoacán (c. 1784), 1932, t. 3, frente a p. 3.
337
Ilustraciones
142. Escudo de armas de Tzintzuntzan, data de finales del siglo XVI (c. 1593). Tomado de
Arqueología Mexicana, México, INAH, Raíces, septiembre-octubre 2009, núm. 99, p. 55.
338 Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal
a) b) c)
143. Diseños humanos en janamus del convento de San Francisco, Tzintzuntzan. a) E IV:
zab13; b) E IV: 48; y c) E IV: 98. (Dibujo: Verónica Hernández).
144. Janamu (E IV: 87) empotrado en la portada del templo de San Francisco, convento
de San Francisco, Tzintzuntzan. (Foto: Verónica Hernández, 2008).
339
Ilustraciones