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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

UNIVERSIDAD FERMIN TORO


VICE-RECTORADO ACADÉMICO
FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y POLÍTICAS
ESCUELA DE DERECHO

ENSAYO
SOBRE LOS TÍTULOS VALORES Y SU
VIGENCIA DENTRO DEL DERECHO
MERCANTIL

DOCENTE: ESTUDIANTES:
Abg. Antonio Colmenares Rojas A. Liliana. C.I V-12.079.989

4to AÑO SAIA B.

SAN FELIPE, MARZO DE 2020


Los títulos Valores no son más que mecanismos jurídicos destinados a
resolver de manera rápida, segura y sencilla, los problemas propios de la
circulación de los derechos. La construcción doctrinaria de los títulos valores se
inicia con Savigny, que aportó la idea de la incorporación del derecho al
documento. Más tarde, Brünner agregó la nota de literalidad y finalmente Jacobi
añadió el elemento de la legitimidad. La fórmula quedó integrada por Vivante, al
expresar éste que los títulos valores son documentos necesarios para ejercer el
derecho literal y autónomo que en ellos se consigna. Sin embargo es Heinrich
Brünner (1840 – 1915), quien en definitiva formuló la definición de los títulos
valores diciendo que “es el documento de derecho privado, cuya realización está
subordinada a la posesión del documento”.
Ahora bien, desde el punto de vista legal, los títulos valores sirven para
garantizar el apoyo o cumplimiento de una obligación, también son conocidos
como títulos de crédito con los cuales podemos llevar a cabo transacciones
monetarias de bienes o servicios. A este documento que da cuenta de un crédito
adquiere el carácter jurídico de título de crédito solamente cuando por su disciplina
sea necesario para transferir o exigir el derecho literal y autónomo que en él está
mencionado. El derecho que consta del título es un derecho literal, porque su
medida y su contenido están determinados por el preciso tenor del título.
En este sentido, el título de valor se asocia a un valor específico, cuyo valor
está ligado indefectiblemente al documento, que sería el soporte material. Así,
cuando una persona transmite el título de valor, transmite el derecho, estos títulos
valores son lo que comúnmente se han denominado como: Los cheques, los
pagarés, las letras de cambio y las acciones, las cuales básicamente también
cumplen una función económica, que es la de facilitar la circulación de los créditos
o excesos de dinero en la economía para así incentivar la economía en ambas
partes. En este orden de ideas, es importante mencionar que los títulos valores
constituyen en sí mismos una fórmula jurídica cambiaria para la incorporación y
circulación de los derechos.
Independientemente de la época de su creación, de las condiciones
históricas y particulares de cada civilización, presentan la nota común de ofrecer a
su tenedor legítimo la posibilidad de ejercer el derecho incorporado, además de
que cumplen la función de contribuir a la circulación de la riqueza, de los bienes,
de los derechos, representando un instrumento jurídico del tráfico mercantil y se
agrupan en su contexto general, a varios documentos que presentan
características comunes, sometidos a un mismo régimen jurídico. Al respecto el
Código de Comercio venezolano los identifica como títulos de crédito (artículo 2),
documentos negociables (artículo 121), efectos de comercio (artículos 127 y 538),
documentos de crédito (artículo 991), respectivamente. Es importante destacar
que la Ley de Titulo Valores, establece en el Artículo 1°.- “Los valores
materializados que representen o incorporen derechos patrimoniales tendrán la
calidad y los efectos de Título Valor, cuando estén destinados a la circulación,
siempre que reúnan los requisitos formales esenciales que, por imperio de la ley,
les corresponda según naturaleza. Las cláusulas que restrinjan o limiten su
circulación o el hecho de no haber circulado no afectan su calidad de título valor.
Si le faltare alguno de los requisitos formales esenciales que le corresponda, el
documento no tendrá carácter de título valor, quedando a salvo los efectos del
acto jurídico a los que hubiere dado origen su emisión o transferencia”.
Bajo estas consideraciones conceptuales, se puede inferir que los títulos
valores han evolucionado con el transcurrir del tempo y en la actualidad, la
tecnología de la informática ha penetrado el campo del Derecho en todas sus
ramas. Hoy día la misma es utilizada en los juzgados, fiscalías, procuradurías, y
registros mercantiles. El Derecho Mercantil no puede escapar de esa realidad.
Inclusive las universidades venezolanas deben actualizar sus pensum de estudios.
Así lo entendieron las instituciones educativas en los países desarrollados, donde
se imparten conocimientos de informática desde la educación primaria.
Producto de esa necesidad, ha nacido una nueva rama del Derecho
llamada Informática Jurídica, que trata de estudiar y adaptar el nuevo fenómeno al
campo jurídico. Temas como la relación jurídicainformática, el documento
electrónico, el contrato electrónico, la firma electrónica, la prueba electrónica, el
habeas data, la protección legal de la base de datos, y las relaciones comerciales
informatizadas, son temas de mucho interés para la formación integral del
abogado y por supuesto para el estudiante de Derecho, motivo por el cual se
considera oportuno y necesario incluirlos en los programas de estudios
universitarios.
Es por lo anterior expuesto que se hace necesario vincular sobre esta base,
la modalidad innovadora del comercio electrónico, dado que hoy en día, es la
tecnología uno de los principales impulsores de las nuevas formas de negocio y ha
traído consigo un fenómeno en Venezuela denominado la desmaterialización de
los títulos valores, puesto que, la tradición venezolana para este instrumento
implicaba la manifestación o existencia de un documento físico. Actualmente, el
desenvolvimiento de los mercados financieros y bursátiles, ha exigido un cambio
en la noción tradicional de los títulos valores. Tras la promulgación de la Ley de
Mercado de Capitales, se estableció el concepto de los títulos valores emitidos en
masa, lo que trajo como consecuencia un crecimiento en el número de títulos en
circulación y la consecuente dificultad en su manejo. Esta necesidad de
transferencia y almacenamiento por medios electrónicos de los actos jurídicos
conectados con el referido título se le ha denominado el fenómeno de la
desmaterialización de los títulos valores.

En efecto, la necesidad de un manejo adecuado de los títulos valores


emitidos en masa, trajo como consecuencia la iniciativa de crear depósitos
centralizados que permitan la rápida transmisión del título valor con el
cumplimiento de sus elementos esenciales. Este mecanismo conlleva a la
eliminación física del título y su sustitución por cuentas pasivas que abren las
entidades emisoras de los derechos de crédito en su contabilidad, en las cuales se
asienta el nombre de los adquirentes o beneficiarios originarios de las obligaciones
emitidas, así como los ulteriores traspasos. La emisión de créditos de esta manera
da lugar a los llamados "Títulos de Crédito Desmaterializados" (TCD).
Desde esta misma perspectiva cabe acotar que en los títulos valores, el
documento o papel contentivo del derecho es una cosa mueble corporal y, como
tal, susceptible de relaciones y negocios jurídicos diversos (cesión, prenda,
depósito, donaciones, etc.) que tienen por objeto inmediato el título y por objeto
mediato el crédito incorporado en aquél. En el sentido tradicional hasta ahora
explicado, los títulos Valores se han clasificado, según su forma de circulación, en
nominativos, a la orden y al portador (artículo 150 del Código de Comercio).
Títulos nominativos, son aquellos cuyo beneficiario es una persona determinada y
para su transferencia se requiere la realización de una cesión formal. Los títulos a
la orden, son aquellos que indican como beneficiario a una persona determinada o
a cualquier otra que ésta indique. La transmisión de estos títulos tiene lugar
mediante el endoso y entrega del documento. Los títulos al portador son aquellos
que carecen de un beneficiario determinado y en los cuales se tiene como
beneficiario a la persona que posea el título para el momento en que se pretenda
ejercer los derechos inherentes al crédito en él incorporado.
Cabe destacar que la información electrónica contenida en medios
informáticos pertenece al género de los documentos, pues además de servir de
prueba histórica y representativa de la transacción realizada, puede ser objeto de
reproducción, bien imprimiendo de su contenido, o compulsándolo por vías de
informe o inspecciones, pues ciertamente cuando se habla de la electrónica
aplicada a los títulos valores, se utilizan indistintamente los términos
"electronificación", "desmaterialización" y "desincorporación", siendo común tratar
estos dos últimos como sinónimos, no obstante la semejanza que pudiera
establecerse entre una u otra de estas expresiones, es conveniente hacer una
precisión de conceptos, en el entendido que no resultan del todo equivalentes. En
un sentido amplio, la desmaterialización consiste en la sustitución del papel como
soporte de derechos tradicionalmente incorporados en los títulos-valores, este
concepto abarca fundamentalmente dos aspectos:
1.- La desmaterialización de los derechos incorporados en el título.
Mediante este proceso, el derecho tradicionalmente representado en el título, es
sustituido por una anotación contable de carácter informático. Este fenómeno se
conoce también con el nombre de "desincorporación" porque produce la
desincorporación del derecho mediante la inmovilización del título de manera que
el derecho circula fuera de aquél, a través de las respectivas anotaciones
contables. Bajo este sistema no cabe hablar de títulos porque éstos desaparecen,
existiendo en su lugar la anotación contable, por ello hay quien también se refiere
a este proceso bajo el término "desdocumentación".
2.- La desmaterialización del soporte físico que contiene el título mediante
un cambio en la naturaleza del soporte documental. Este proceso supone la
sustitución del papel por un soporte electrónico, materialmente intangible, en este
caso el tradicional soporte en papel es sustituido por un soporte electrónico disco
duro del ordenador, disquete, CD Rom, DVD, etc. La aparición de este proceso
implica importantes consecuencias en el tráfico jurídico mercantil, al permitir la
aplicación del proceso de desmaterialización originalmente aplicado a los títulos
de participación y a los de tradición a los de títulos de crédito. A diferencia del
caso anterior, en este tipo de desmaterialización el título como tal siempre existe,
supliendo el soporte electrónico la función histórica del papel, adoptándose
comúnmente para estos casos, la denominación títulos-valores electrónicos o
virtuales, para diferenciarlos de las anotaciones en cuenta, denominadas con
preferencia "títulos-valores desmaterializados".
Ambos casos se enmarcan dentro de la denominada "electronificación de
los títulos valores" por la incidencia de la electrónica en los procesos e implican
una desmaterialización, en el sentido de que el soporte físico como tal deja de
existir, o se inutiliza, sustituyéndose por un soporte electrónico intangible (las
anotaciones en cuenta o el título electrónico). La diferencia fundamental entre
estas dos situaciones, radica de una parte, en el hecho de que en la primera, el
derecho se desmaterializa o se desincorpora del título sustituyéndose por una
serie de anotaciones contables a las cuales se les aplica un régimen jurídico
propio, distinto del régimen a que están sometidos los títulos-valores tradicionales,
mientras en la segunda, lo que se desmaterializa es el título y no el derecho que
se mantiene incorporado en aquél a través del soporte electrónico que lo contiene,
estos títulos electrónicos deben someterse al régimen propio de los títulos-valores
con las modificaciones propias de los avances tecnológicos. Por otra parte, el
régimen de la desmaterialización por desincorporación del derecho es propio de
los títulos-valores emitidos en masa mientras que la desmaterialización del soporte
documental es un concepto nuevo, que surge como consecuencia del desarrollo
del comercio electrónico en Internet, aplicable principalmente a los títulos-valores
de contenido crediticio, susceptibles de uso como medios de pago.
Aunado a todo lo anterior y haciendo énfasis en la realidad actual de
Venezuela, en referencia a los títulos valores, con todos los problemas
hiperinflacionarios y de carácter cambiario que hemos estado atravesando y
tomando en cuenta la coexistencia de los mecanismos legales y tecnológicos que
tenemos, además de las políticas dirigidas desde el Gobierno Central, los títulos
valores adquieren una connotación de mecanismos dinamizadores de la economía
actual venezolana, dado que incluso se observa como ha habido flexibilizaciones
respecto a la emisión de títulos valores en divisas extranjeras por parte de la
empresa privada, para que estas puedan decidir su destino para buscar
mecanismos de financiamiento y crecimiento. Esto permitirá sobre todo conformar
una oferta exportable para que nuestra economía pueda crecer, pue es importante
recordar que el mercado bursátil tiene como finalidad el comercio de una gran
cantidad de activos financieros, entre los que principalmente tenemos las acciones
de las empresas privadas y los instrumento de dudas emitidos tanto por entes
gubernamentales como por instituciones privadas y el rendimiento que estos
producen vienen determinados por el riesgo a que se encuentran expuestos los
flujos de caja que en ellos se generan. Los mercados de capitales surgen como
alternativas para que las empresa obtengan financiamiento externo y el de mejorar
su capacidad productiva, en este entendido entonces se evidencia una forma
positiva de enfrentar la situación que por años ha venido mermando el crecimiento
económico de la nación y detrimento del sector privado.
A tales efectos, es importante destacar, el papel que desempeña el
mercado primario, en estos casos, puesto que en este tipo de mercado de
inversiones, el título valor, representado por un instrumento, que permite realizar
negocios cuando no es posible contar con dinero en efectivo, se compra
directamente al emisor, el cual puede ser de acciones (Compañía Anónima) o de
obligaciones (Estado o Empresas), quien establece las condiciones de tasa de
interés, que es aplicada sobre el monto de capital, para determinar los costos de
oportunidad de las inversiones, y también establece el plazo representado por el
tiempo en que dicho emisor ha pactado honrar las condiciones de negociación.

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