Está en la página 1de 10

Neurofisiología de la Sexualidad

“La sexualidad es un tapiz formado por hebras de motivación biológica, expectativas


sociales y culturales”.

Cerebro como un órgano sexual:

Debe aclararse que desde la neurociencia de la afectividad el cerebro es un órgano


sexual o sea que existe un cerebro femenino y un cerebro masculino que son estructural y
funcionalmente diferentes.

El cerebro masculino presenta un Hipotálamo anterior de mayor tamaño que en el


femenino mientras que el Cuerpo Calloso masculino es de menor volumen que el femenino.
Otra diferencia morfológica es que el Área Preóptica medial y el Núcleo Intersticial
hipotalámico anterior masculinos, ambos con una alta concentración de receptores a
esteroides sexuales, tienen una mayor densidad neuronal que en las mujeres.

Se postula que los diferentes estilos cognitivos entre mujeres y hombres se


basarían en sus diferencias cortico-comisurales.

Componentes organizativos y activadores de la sexualidad:

 Hormonales gonadales fetales y organización sexual cerebral.


 Hormonas gonadales puberales y activación sexual cerebral
 Bifurcación de los factores de control de la organización sexual cerebral y
corporal
 Homosexualidad, Estrés ambiental y supervivencia

Las diferencias entre los componentes organizativos y activadores de la sexualidad


permiten la comprensión de lo que es ser Mujer u Hombre.

Podemos utilizar una analogía fotográfica entre estos dos procesos. Las hormonas
de la fase fetal “exponen” (organizan) la impresión de feminidad o masculinidad tanto
en los circuitos cerebrales en maduración como en la apariencia corporal. La
secreción hormonal durante la pubertad desarrolla este negativo expuesto activando
la tendencia sexual femenina o masculina que ha quedado latente en el cerebro, como
una especie de “bella durmiente”, desde el nacimiento. Si la organización sexual cerebral y
corporal no se corresponde, el individuo descubrirá luego de la pubertad qué género ha sido
predominantemente impreso en su cerebro.

Los patrones y efectos organizativos cerebrales de las secreciones hormonales fetales y la


bifurcación del control hormonal del desarrollo cerebro – corporal justificarían ciertos
casos de falta de correspondencia entre la identidad sexual y la morfología corporal y por lo
tanto explicarían algunas tendencias homosexuales. La hormona que gatilla la
organización cerebral masculina (pasaje de Testosterona a Estrógeno por la acción de una
aromatasa) es diferente a la que gatilla la organización del cuerpo masculino (pasaje de
Testosterona a la Dihidrotestosterona por acción de la enzima 5 alfa reductasa). Por esta
ramificación de los factores de control para la organización sexual cerebral y corporal es
posible que un cuerpo de tipo masculino posea un cerebro femenino y viceversa.

Si durante el embarazo aparece una situación de estrés, esto puede generar una
secreción fetal precoz de Testosterona antes que los receptores neuronales de esta hormona
estén disponibles y por lo tanto no se lleva a cabo la masculinización cerebral. Si el pasaje
de Testosterona a Dihidrotesterona (que masculiniza el cuerpo) ocurre normalmente podrá
aparecer un cuerpo masculino con un cerebro femenino.

El efecto desmaculinizante del estrés materno estaría mediado por la beta endorfina
hipofisaria liberada durante la respuesta de estrés para disminuir la acción de la ACTH.

En relación a este tema es interesante destacar tres ejemplos:


 Los bebés de adictas a opiáceos presentan una mayor incidencia de
homosexualidad.
 Las crías femeninas de madres estresadas durante el embarazo presentan una menor
tendencia maternal.
 La incidencia de homosexualidad en Europa aumentó considerablemente luego de la
segunda guerra mundial.

La supresión de las masculinización cerebral secundaria al estrés ambiental


podría ser un cambio sexual adaptativo. ¿Cómo puede aumentar el éxito en la
supervivencia el aumento de crías con tendencias homosexuales durante períodos de estrés?

Por un lado un aumento de organismos con tendencias homosexuales durante


períodos de estrés en los que no existen suficientes recursos, disminuiría la capacidad
reproductiva, que en estas circunstancias sería inútil. Además el cambio psicológico que
implica un mayor número de organismos homosexuales favorecería el éxito reproductivo
de sus congéneres debido a un aumento de su cooperación con las madres con crías.

Los Transexuales tienen un Núcleo de la ET (una de las estructuras que controla


la motivación sexual) con características morfológicas femeninas. O sea que estos
hombres que desean ser convertidos quirúrgicamente en mujeres tendrían una organización
cerebral femenina y por lo tanto es lógico que deseen que su identidad sexual se
corresponda con su apariencia externa.

Bases neurofisiológicos del deseo sexual:


 Deseos sexuales y Sistema Límbico hormonalmente regulado
 Circuitos neuronales: Sensaciones y sentimientos sexuales
 Hormonas gonadales: Moduladoras de la conducta sexual
 Sexualidad, Apego Social, pedido de cuidado de las crías y Conducta Maternal:
Igual Neuroquímica
 Neurotransmisores eróticos: AVP y Oxitocina
 Área Preóptica, AVP y sexualidad masculina
 Hipotálamo VM, Oxitocina y sexualidad femenina
 Neuroquímica de la libido
 Refractariedad post coito masculino y mecanismos de seguridad
 Fuentes evolutivas de los NT sexuales
 Cambios en las concentraciones de estrógenos y progesterona y modificaciones
sexuales neuropsicológicas femeninas

¿De dónde emergen las ansias sexuales femeninas y masculinas?

De distintos circuitos neuronales ubicados especialmente en el Sistema Límbico


que está hormonalmente regulado. Áreas primitivas cerebrales poseen sistemas afectivos
que aseguran que machos y hembras busquen la compañía sexual del otro. Los circuitos
cerebrales primitivos están relacionados con las sensaciones y sentimientos sexuales
mientras que las hormonas gonadales modulan la conducta sexual.

¡Ha sido un gran logro de la naturaleza insertar el poderoso deseo sexual en el cerebro
sin revelar sus propósitos reproductivos a sus participantes!

Es interesante de destacar que la MISMA neuroquímica que prácticamente


“obliga” a los padres a cuidar a sus crías son los que cementan la sexualidad y el
apego social.

Como Neurotransmisores “eróticos” encontramos a la AVP (arginina


vasopresina), que presenta receptores en Hipotálamo anterior, Complejo Amigdalino y el
área  Septal, y a la Oxitocina.

La AVP cerebral aumenta durante la pubertad y su síntesis es regulada por los


niveles de Testoterona. Los niveles de Oxitocina son regulados por los Estrógenos.

El Área Preóptica y los circuitos que utilizan la AVP como NT, son
característicos de los cerebros masculinos. En los primates machos existe una fuerte
activación del Área Preóptica cuando se acerca a una hembra sexualmente receptiva o
cuando está copulando, pero no se activa cuando se acerca a otros objetos de deseo como la
comida. Los machos que no están sexualmente activos tienen menor cantidad de receptores
a la Testoterona en el Área Preóptica.

Existe un lado “oscuro” de esta historia de atracción sexual y son los celos sexuales.
El aumento cerebral en el macho de la AVP durante el acto sexual genera un apego
“celoso” a la hembra que hará que ataque a otros machos que entren a su territorio luego
del coito.

El Hipotálamo VM ( ventro medial) y los circuitos que utilizan la Oxitocina


como neurotransmisor son característicos de los cerebros femeninos.
El Hipotálamo VM media la receptividad sexual femenina. Las hormonas sexuales
que preparan para la fertilización del óvulo modifican su sensibilidad neuroquímica al
generar en esta área hipotalámica una proliferación de receptores a la Oxitocina.

El aumento de Estrógeno y Progesterona también estimulan la expansión de las


dendritas de estas neuronas hipotalámicas que entonces alcanzan a los axones aferentes que
tienen como NT (Nuero Transmisor) a la Oxitocina. Esta expansión dendrítica completa el
circuito que sensibiliza al reflejo de lordosis y que prepara psicológicamente a la hembra
para interactuar seductoramente con el macho.

Pero esta segregación neuroquímica cerebro-sexual es incompleta en los


mamíferos. La Vasopresina media los aspectos agresivos de la conducta materna para la
protección de las crías. La Oxitocina media las aspectos no agresivos de la conducta
masculina con sus crías como así también media la erección, el orgasmo y la refracteriedad
masculina post orgasmo. Puede sorprender que un mismo NT sea excitatorio (eyaculación)
e inhibitorio (inhibición post coito) pero no es el único ejemplo neurobiológic: Los
Opioides a concentraciones bajas son excitadores sexuales mientras que a concentraciones
altas son inhibitorios.

Con respecto a la neuroquímica de la libido las neuronas que poseen al LH


(Luteinizante)- RH como NT la aumentan. Los opioides instilados en el Área Preóptica
aumenta la recompensa sexual del hombre. Los heroinómanos reportan sensaciones de
orgasmo cuando consumen esta droga.

¿Por qué la mujer puede tener orgasmos a repetición pero el hombre requiere de una
pausa post eyaculación antes de recomenzar el acto sexual?

Porque la mujer siempre tiene a su óvulo listo para ser fertilizado mientras que el
hombre debe esperar un tiempo luego de la eyaculación para volver a tener una
concentración adecuada de espermatozoides antes de que tenga sentido “biológico” seguir
con la actividad sexual. La refractariedad post coito masculino es un mecanismo de
seguridad para evitar una erección que no puede fertilizar a la mujer.

La activación del área septal (cuerpo calloso, el fórnix y las fibras de asociación)
genera excitación sexual y la instilación de AC en esta área produce orgasmos a repetición.
La activación del área septal, Núcleo de la ET y área Preóptica (estructuras que envían
eferencias a la vía Mesolímbica de Recompensa) causan erección en los machos.

¿Cuáles son las fuentes evolutivas de los NT que gobiernan nuestra sexualidad?

En los peces la Mesotocina y en los reptiles las Vasotocina activan las conductas
sexuales cerebrales. La Testosterona aumenta el nivel de Mesotocina y Vasotocina cerebral.
La Oxitocina y la AVP, que controlan las conductas sexuales en los humanos, son dos
“hijas” evolutivas de la hormona reptil sexual. Es interesante que la Oxitocina se
diferencie de la Vasotocina por sólo un aminoácido (¡Y por millones de años de evolución!)
¡Cuán primitiva es la regulación cerebral de nuestras conductas sexuales!

La fisiología de la activación sexual femenina está relacionada con los cambios en


las concentraciones de estrógenos y progesterona que además de preparar al óvulo para
su fertilización también preparan al cerebro femenino para aumentar su receptividad sexual.

Estos cambios hormonales femeninos generan modificaciones neuropsicológicas:


 Disminución de la agresividad hacia machos sexualmente excitados.
 Tendencia a solicitar la atención masculina.
 Sensibilización del reflejo de cópula femenino de lordosis. Este reflejo de lordosis
es regulado por el Hipotálamo VM que está relacionado con la regulación energética.
Esta relación sexo – energética se observa en el hecho de que un animal hambriento
copula menos ya que es lógico no reproducir cuando los recursos ambientales son
escasos.

Amor, deseo sexual y cultura:


 Poligamia y Mamíferos.
 Género y distintas estrategias socio sexual de búsqueda de pareja.
 Efectos contraproducentes de la estrategia masculina de “preñar y huir”.
 Inmadurez del recién nacido y bipedestación.
 Tres dispositivos femeninos sexuales exclusivos de los Homo Sapienes.

La Neurobiología de la Sexualidad no hace más que afirmar una verdad obvia: El


amor No es igual al deseo sexual (tal vez por esto sería más correcto, pero mucho menos
romántico, que en el día de los enamorados en vez de intercambiar corazones se entregaran
hipotálamos de chocolate).

    Los humanos también muestran que la sexualidad y la crianza a veces no van juntas. En
las áreas cerebrales primitivas, que procesan estos dos sentimientos, existe cierta confusión
ya que la sexualidad y la crianza son controladas en forma tanto independiente e
interdependiente.

El amor filial parece diferente del deseo sexual pero, como Freud sospechó,
comparten características neuroquímicas (ambos circuitos tienen como NT a la Oxitocina).

La evolución cultural intentó unir el deseo sexual con la necesidad de unión social
en la institución matrimonial. Pero no existe ninguna garantía que esta unión cultural
triunfará en el cerebro.

La inmensa mayoría de los mamíferos es poligámica y el 75% de los primates


también lo es. ¡Nuestro primo evolutivo más cercano, el chimpancé, es un “promiscuo”
sexual y el gorila vive con un harén! ¡La unión humana no es totalmente monogámica por
naturaleza!

La Psicología Evolutiva ha demostrado que hombres y mujeres buscan diferentes


atributos para escoger pareja. El hombre tiene una estrategia “visual” eligiendo en
función de belleza y juventud, que serían indicadores externos de su “potencia”
reproductiva. El cerebro masculino poseería detectores simples de aspectos corporales
femeninos que fácilmente activan la erección. Esta sexualidad “visual” del hombre tendría
como base neurobiológica las conexiones de la vía visual ventral con el Complejo
Amigdalino cuya función sería el procesamiento emocional de los estímulos. Existe un caso
reportado en la bibliografía en el cual un hombre con una lesión que interrumpía la
conexión de las aferencias visuales con la Amígdala dejó de ver revistas pornográficas por
que éstas ya no le producían ningún tipo de sensación excitatoria sexual.
El erotismo femenino no es tan “visualmente” cautivado. La mujer por el contrario
busca una pareja fuerte dispuesta a acompañarla y ayudarla en el cuidado de las crías.
La orientación socio sexual de las mujeres tendría entre sus bases neurobiológicas al GC
que, por ejemplo, se activa cuando escucha el llanto de su bebé. ¡Por supuesto que en
TODAS estas estrategias de elección de pareja hay importantes sesgos culturales!

O sea que existen contrastes entre el impulso visual sexual masculino y la


expectativa socio sexual femenina.

La evolución progresa mediante la magnificación de las estrategias que promueven


la reproducción. Durante la evolución aparecieron los circuitos neuronales de sexualidad y
devoción social para facilitar las conexiones socio sexuales y así maximizar el éxito
reproductivo. Desde este punto de vista es una sabia estrategia evolutiva que un miembro
de la pareja esté “dedicado” a reproducirse y el otro a cuidar a la cría.

Las necesidades reproductivas reglaron la evolución de múltiples mecanismos


cerebrales, así el sentimiento sexual es tan intenso como el hambre y la sed (con la gran
diferencia de que el sexo No es esencial para la supervivencia de un individuo sino para la
supervivencia de la especie).

Como ya hemos visto el macho es el que realiza la menor “inversión”  biológica en


la pareja, que se restringe a la producción de esperma. Al no embarazarse es mucho más
probable que abandone a la cría en búsqueda de otras hembras para preñarlas. Pero esta
táctica de “golpear y correr” (preñar y huir) es negativa cuando:

1. Un solo individuo (la madre) tendrá mayores dificultades para lograr criar con éxito
al bebé hasta su época reproductiva
2. La cría nace extremadamente inmadura como sucede en los Homo Sapienes en
los cuales el período hasta la madurez sexual dura más de 10 años. Uno de los motivos
por los cuales nuestros bebés nacen tan inmaduros es la bipedestación. Al pararse el
Homo Sapiens presentó como adapatación el estrechamiento de la pelvis para que
ambos miembros inferiores quedaran extendidos y paralelos para facilitar la marcha. El
estrechamiento de la pelvis hizo que un bebé con su cráneo osificado no pudiera pasar
por el canal de parto. Esto tuvo como consecuencia el acortamiento del tiempo de
embarazo y el nacimiento de una cría muy inmadura.

Para aumentar las posibilidades de que el hombre no abandone a su pareja y se


quede con ella, y así lograr mayores posibilidades de éxito en la supervivencia de su cría, la
evolución ha “diseñado” una serie de “dispositivos” femeninos “exclusivos” de los Homo
Sapiens:

 Receptividad sexual permanente: Fuera del período correspondiente a la ovulación


la hembra rechaza agresivamente a los machos. La Naturaleza se asegura que la
excitación sexual femenina esté coordinada con el pico de fertilidad. La “hembra”
Homo Sapiens es la única entre los mamíferos que es sexualmente receptiva durante
todo el ciclo menstrual a diferencia de las otras hembras mamíferas que sólo son
sexualmente receptivas durante su ovulación.
 Ovulación “oculta”: Las “hembras” Homo Sapiens son también las únicas en no
poseer manifestaciones “seductoras” (color de piel, olores, etc) para advertirle al
macho que está ovulando. En las hembras de los chimpancés la ovulación es señalada
por un importante edema de la zona ano-genital. Esta falta de “display” de ovulación
dificulta la fertilización al hacer que la copulación durante el pico de fertilidad sea un
evento menos probable que en las otras especies. Recordemos las dificultades en
certificar el momento que una mujer está ovulando durante los tratamientos por
infertilidad. Por lo tanto nuestra sexualidad estaría menos asociada con las
preocupaciones reproductivas que con las de unión social. Al estar la “urgencia”
sexual y la posibilidad de fertilización disociadas favorece que el hombre se una en
pareja monogámica ya que para lograr el éxito reproductivo el hombre debe estar
“atento”a las necesidades de una única mujer por perídos más largos que el resto de los
primates.

 Orgasmo femenino: Entre las hembras no habría un valor adaptativo para el


orgasmo si su apetito sexual es enteramente dependiente del control hormonal. El
orgasmo femenino es un proceso evolutivo que “emerge” en los Homo Sapiens ya que
no existe entre las demás hembras de los mamíferos. Sólo cuando existió una
recompensa social para la sexualidad extendida hubo una presión evolutiva para
la aparición del orgasmo femenino que emergió como una señal interna de que se ha
encontrado al hombre correcto. El orgasmo femenino sería la “ruta” emocional para
identificar ciertas cualidades masculinas, ayudando a la mujer a identificar el hombre
con las características correctas para la unión social y para proveer la ayuda necesaria
para colaborar en el largo proceso de aprendizaje y maduración de las crías. Se supone
que esta estrategia también disminuiría en el Homo Sapiens la táctica masculina de
“golpear y correr”.

 Aunque las otras hembras mamíferas no tengan orgasmo eso NO significa que NO
disfruten del sexo. Los sentimientos eróticos en ambos sexos son críticos para
sostener la actividad sexual.

 ¿Por qué el hombre logra el orgasmo más rápido que la mujer? Porque la
eyaculación masculina está más estrechamente unido a la experiencia del orgasmo
que en las mujeres. La reproducción no es posible sin la eyaculación masculina. Por el
contrario puede existir fertilización del óvulo sin que la mujer experimente un orgasmo.
Como el orgasmo femenino, a diferencia del masculino, es independiente de la
reproducción implica que en la mujer está más “centrada”  en la unión social que en la
reproducción.

Sexualidad y agresividad:

En los mamíferos el vigor sexual masculino y la dominancia social van


apareados, esto se debe a que la sexualidad masculina interactúa con la agresividad en
los circuitos subcorticales.
La Amígdala medial tiene una organización funcional específica (Amígdala medial
anterior relacionada con la agresión intermasculina y la copulación, y la Amígdala medial
posterior relacionada con la eyaculación y el orgasmo) y presenta una alta concentración
de receptores esteroides sexuales.

He aquí el “dilema” masculino: Estímulos que promueven la sexualidad también


aumentan la agresividad.

¿Cuántos sexos hay?


 Sexualidad femenina y masculina como polos de un gradiente de orientaciones
sexuales
 Las señales que gatillan las vías sexuales en el cerebro y en el cuerpo fetal son
diferentes: Posibilidad de un cerebro femenino en cuerpo masculino y viceversa

Se debe comprender a la sexualidad femenina y masculina como polos de un


gradiente que permite MÚLTIPLES tipos intermedios.

Las permutaciones posibles posibilitan variantes transexuales que nuestra sociedad


aún intenta reconciliar con su historia cultural que está basada mayoritariamente en la
ignorancia y la intolerancia.

Tomemos como ejemplo las bases “conceptuales” de la persecución de


homosexuales durante el régimen nazi. Hitler afirmaba que la homosexualidad era una “...
degeneración que amenazaba la disciplinada masculinidad de Alemania”. Hitler, entre
muchas otras cosas, olvidaba que varios de los mayores generales de la historia, como
Alejandro Magno o Julio César (llamado por sus propios legionarios “la reina de Bitinia”),
eran bi u homosexuales. Olvidaba que la primera derrota sufrida por el ejército espartano
fue en la batalla de Leuctra a manos de los tebanos cuyo general Epaminondas, que era
homosexual, había puesto en el centro de las líneas de su ejército a la Banda Sagrada
compuesta por decenas de parejas de homosexuales.

Otro ejemplo es el mapa mundial de países que tienen una legislación específica
contra la homosexualidad o contra la homofobia. Lamentablemente son muchos más los
países que penalizan la homosexualidad que aquellos que condenan su rechazo.

Los conocimientos acerca de la neurobiología de la sexualidad permiten aseverar


que no hay sólo dos sexos, que esta es una visión precientífica y que en realidad existen
múltiples orientaciones sexuales.

Esto se debe a que existen un infinito número de permutaciones posibles en el


gradiente bioquímicamente determinado que se establece entre los polos de
masculinización y feminidad cerebro – corporal.

La historia organizativa del cerebro se inicia con el hecho de que se nace


genéticamente femenino (XX) o masculino (XY). El rol del cromosoma sexual es
determinar qué hormonas serán sintetizadas por el aparato reproductor durante el desarrollo
fetal. El cromosoma Y induce la síntesis gonadal de Testosterona. El XX posibilita el
progreso de la forma femenina. Por lo tanto el desarrollo sexual cerebro – corporal
estará determinado por el momento y la intensidad de las señales hormonales
organizativas (Estrógeno, Testosterona, Dihidrotestosterona).

Como las señales que gatillan las vías sexuales en el cerebro y en el cuerpo fetal
son diferentes pueden nacer individuos que externamente parecen hombres pero que
presentan un cerebro con características estructurales y funcionales femeninas: Si el cerebro
en desarrollo no es “bañado” en Testosterona durante el momento adecuado y viceversa, si
el cerebro femenino es expuesto a grandes cantidades de estrógeno durante el período
sensible del desarrollo.

Por todo esto la homosexualidad no es una forma de perversidad psicológica sino


que muy por el contrario representa una variante del desarrollo.
La bisexualidad se encuentra a mitad de camino en el gradiente que va desde la feminidad
hasta la masculinidad.

Por supuesto que todo esto NO excluye que los seres humanos puedan
seleccionar sus roles sexuales de acuerdo a sus deseos cognitivos y a factores sociales y
culturales. ¡La sexualidad NO es sólo un  determinismo biológico! Sería una locura
concluir que las preferencias sexuales están completamente controladas por la naturaleza
(aunque no se pueden negar ciertas influencias biológicas).
Un ejemplo de esto, como así también de la increíble capacidad de plasticidad cerebral, es
que en roedores las crías homosexuales de madres estresadas durante el embarazo revierten
su orientación sexual si luego del nacimiento la cría mantiene un contacto constante con
hembras con experiencia sexual.

Aprendizaje en los sistemas cerebrales sexuales:


 Las variaciones ambientales psicosociales modifican la tendencia reproductiva y la
sexualidad femenina
Si bien gran parte de la sexualidad está guiada por los circuitos neuronales innatos, sus
redes cerebrales también poseen la capacidad de plasticidad y aprendizaje.

En la sexualidad la Genética y el Aprendizaje van juntos. Por ejemplo las tácticas de


cortejo y el estilo sexual son aprendidas pero la pasión que las acompaña es innata.
Con respecto al placer sexual la corteza cerebral provee el control cultural mientras que los
circuitos emocionales subcorticales están relacionados con aspectos cualitativos como la
receptividad, potencia sexual y la capacidad de experimentar placer.
En el “ganador” de un encuentro social aumenta la Testosterona, lo que aumenta la libido y
facilita el éxito reproductivo. Esta potenciación también se puede dar a la inversa ya que el
aumento de Testosterona a su vez facilita la victoria.

Las variaciones ambientales psicosociales modifican las características


fisiológicas de la tendencia reproductiva y la sexualidad femenina. Como ejemplos
podemos citar:
 Las adolescentes maduran sexualmente mucho más rápidamente cuando entra a su
ambiente un “macho” extraño.
 La estimulación social modifica la síntesis de los esteroides sexuales.
 Las hembras primates, a través de señales olfatorias, se influencian entre sí para
controlar quién va a reproducir.
 La olfacción humana puede sensibilizarse a algunos estímulos olfatorios que
sincronizan ciclos sexuales y así coordinar las actividades socio sexuales (¡all together
now!). O sea que la sexualidad humana aún está unida a ciertos olores corporales. ¡Los
perfumistas deberían prestar atención a este dato!
https://docs.google.com/document/d/1AqC58dt0AHbdTHG0Rk_5Xufl13AJtSKkwNCE5
WzBJWs/edit?pli=1

También podría gustarte