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A partir de la terapia sexual de Masters y Johnson (1970), que marcó un punto de inflexión claro en el
tratamiento de este tipo de problemas, las disfunciones sexuales han constituido un campo de actua-
ción habitual para el tratamiento psicológico. Sin embargo, esta amplia aplicación y los buenos resul -
tados obtenidos, no se han visto hasta el momento avalados por una investigación rigur osa que respal-
de su eficacia y efectividad. Asimismo, se carece de datos comparativos de la ef icacia de los trata-
mientos psicológicos y médicos para este tipo de problemas. Esta falta de trabajos parece relacionar se
con diversas dificultades y problemas que af ectan a la obtención y selección de muestras, a la evalua-
ción y diagnóstico de los pacientes, a los propios tratamientos y a los diseños experimentales. Tenien-
do en cuenta estas limitaciones, se revisa la evidencia disponible acerca de la eficacia de los trata-
mientos, tanto psicológicos como médicos, de las disfunciones sexuales. Para ello se diferencian dis-
funciones masculinas (más estudiadas hasta la fecha) y femeninas, haciendo hincapié en aquellas que
han recibido una may or atención (i.e. los trastornos de la erección, la eyaculación precoz y la inhibi-
ción de la eyaculación en el varón, y, fundamentalmente, los trastor nos del deseo sexual hipoactivo y
orgásmico en la mujer). A la luz de este análisis se señalan posibles vías de actuación en la investiga-
ción sobre el tema.
No cabe duda de que desde los trabajos iniciales de la Task For Un aspecto esencial de esta nueva tarea es que el objetivo no
- ce on Promotion and Dissemination of Psychological Procedures tiene nada que ver con las luchas entre escuelas de los años 50 y
–TFPDPP– (1995) se está produciendo un cambio importante en 60, en las que se trataba de demostrar que los tratamientos deriva-
el mundo de la psicoterapia. Cada vez son mayores y más impor- dos de una orientación o modelo general eran más eficaces que los
tantes los esfuerzos dedicados a investigar y demostrar la eficacia
de las restantes orientaciones, en el tratamiento de todos los «pro-
de los distintos procedimientos psicoterapéuticos. Para el profe-
blemas psicológicos». El objetivo ahora es ver qué tratamiento
sional de la psicoterapia es determinante saber que los tratamien-
tos que utiliza han demostrado de forma inequívoca que son efica- concreto (lo que supone que esté descrito de manera pormenoriza-
ces para producir los cambios deseados. Tal como señalan Labra- da y precisa cómo ha de llevarse a cabo) es eficaz (ha demostrado
dor, Echeburúa y Becoña (2000) «la demostración experimental ser beneficioso para los pacientes en investigaciones clínicas con-
de la eficacia de los procedimientos terapéuticos se ha convertido troladas), efectivo (útil en la práctica clínica habitual) y eficiente
actualmente en un objetivo prioritario. Las razones son varias: a) (de mayores beneficios y menores costos que otros tratamientos
la debilidad y la multiplicidad de los modelos teóricos no ajenas alternativos), para cada problema concreto (lo que supone un sis-
al divorcio creciente entre el mundo académico y la realidad clí - tema estandarizado de clasificación de los posibles problemas). De
nica; b) la demanda social de tratamientos eficaces; y c) el obje - esta forma se pretende señalar al pr ofesional qué tratamientos son
tivo prioritario de los terapeutas de mejorar a los pacientes de más adecuados en cada problema o caso concreto, a fin de orien-
forma más efectiva» (p. 17) . tar su práctica profesional, y también informar a los usuarios (bien
Tabla 1
Disfunciones sexuales en el DSM-IV
Trastorno Aversión al Sexo Aversión extrema, persistente o recurrente, con evitación de todos o casi todos los contactos sexuales con una pareja
Trastorno de la Erección en el hombre Fallo parcial o completo, recurrente o persistente, en la obtención o mantenimiento de la erección hasta el final de la actividad sexual
Disfunción Orgásmica Masculina Ausencia o retraso del orgasmo, tras una fase de excitación normal, en el transcurso de una actividad sexual adecuada en cuanto al tipo de estimula-
ción, intensidad y duración
Eyaculación Precoz Eyaculación ante una estimulación sexual mínima, antes o poco después de la penetración, y antes de que la persona lo desee
Vaginismo Aparición per sistente o recurrente de espasmos involuntarios en el tercio externo de la vagina que interfieren con el coito
■ EPIDEMIOLOGÍA
En primer lugar deben excluirse todas las posibles causas de origen orgánico en
función de la edad y el sexo del paciente. Las más frecuentes son diabetes mellitus,
insuficiencia renal, hipertensión arterial, hiperprolactinemia, hipercolesterolemia,
lesiones me- dulares y raquídeas, cirugía y radioterapia.
En segundo lugar debe indagarse sobre los aspectos psíquicos del problema
consultado a partir de preguntas ordenadas de forma rigurosa, sistemática y evitando
todo juicio moral o apariencia de mera curiosidad. No hay que olvidar que, en
pacientes con una inhibición global de la sexualidad, la dificultad para la práctica de
actividad sexual es la expresión de trastornos psiquiátricos graves; por ello, es
indispensable huir de anamnesis de tipo intrusivo, pues puede descompensar la
frágil estructura psicológica de este tipo de pacientes. Los siguientes son aspectos
psíquicos que deben ser valorados de forma metódica en toda disfunción sexual:
• Ansiedad de actuación: se refiere a la ansiedad asociada al miedo al fracaso
durante la actividad sexual o a la ansiedad de no ser capaz de llevar a cabo el
coito de acuerdo con las expectativas de la pareja.
• Ignorancia y errores sexuales: incluyen expectativas poco realistas sobre sí
mismos, sus parejas o el cumplimiento del papel sexual supuestamente asigna-
do, junto a desconocimiento de la anatomía sexual y de alternativas
satisfactorias al acto sexual.
• Dificultades en las relaciones: especialmente problemas de comunicación de la
pareja ante la existencia de elementos perturbadores de la relación (dificultades
laborales, deudas contraídas...).
• Baja autoestima: da lugar a una disfunción sexual si se asocia a la presencia de
una pareja poco complaciente, que ignora sus motivaciones en la relación
sexual.
• Actitudes negativas en relación con la actividad sexual: la excesiva rigidez en
los puntos de vista acerca de la misma puede crear profundos bloqueos; las
creencias religiosas o la educación recibida influyen con frecuencia de forma
decisiva en los patrones de expresión de la actividad sexual y deben ser
examinados atentamente.
• Circunstancias adversas: existen factores ambientales que contribuyen a
mantener las dificultades sexuales, tales como condiciones domésticas opresivas,
ambiente excesivamente concurrido que dificulta la intimidad o incapacidad
para poner los medios que tiendan a conseguirla, niños pequeños que no
duermen, presiones financieras o laborales...
En cualquier caso, hay que tener siempre presente que la derivación a psiquiatría es
un recurso necesario en muchos de estos pacientes.
■ TIPOS DE TRASTORNOS
Se basa en una impresión subjetiva de insatisfacción de la vida sexual que puede ser
reflejo de otra disfunción sexual. No obstante, conviene recordar que no toda
disminución del deseo sexual traduce una situación patológica: una de cada tres
parejas estables no mantiene relaciones sexuales más de una vez al mes y en la mayoría
de los casos esto no implica ningún tipo de sufrimiento.
Es importante distinguir la simple disminución del deseo sexual de la evitación
persistente del con- tacto genital.
En el primer caso, cuando es transitoria y no se asocia a ninguna otra disfunción sexual,
se debe casi siempre a agotamiento físico, estrés psíquico, condiciones sociales difíciles,
problemas de pareja, abuso de alcohol y efectos indeseados de medicamentos
(betabloqueantes adrenérgicos, fármacos antihipertensivos de origen central,
antiandrógenos...).
En el segundo se producen actitudes permanentes de evitación del contacto sexual. Es
muy frecuente en el caso de:
• Traumatismos sexuales: violación, abusos sexuales en la infancia, dispareunia.
• Psicastenia: pobreza de relaciones afectivas en el marco de la pareja, lo que implica una
falta de interés por el otro; suele asociarse a inhibición sexual global.
• Fobias: miedo racionalizado a la relación física (temor a contraer enfermedades de
transmisión sexual); suele acompañarse de una marcada tendencia a la masturbación.
• Personalidades histéricas: son persistentes las conductas de seducción con posterior y
violento re- chazo del contacto sexual; se trata de una inhibición sexual que contrasta
con la hipersexualización de toda su actividad social.
Tanto los varones como las mujeres pueden quejarse ocasionalmente de un impulso
sexual excesivo y vivirlo como un problema, generalmente durante la fase de la
adolescencia o en el comienzo de la edad adulta.
Cuando este problema se plantea en una pareja estable (a lo largo del tiempo se ha ido
desarrollando un desequilibrio entre la oferta y la demanda sexual entre sus
miembros), la primera consideración habrá de consistir en comprobar si dicho
problema es vivenciado por ambas partes con igual intensidad y si el trastorno de
alguno de los miembros puede dañar de manera importante al otro (ninfomanía
declarada, con relaciones sexuales semipúblicas y constantes en su propio entorno
social, en el caso de la mujer; constantes infidelidades por parte del varón en el
mismo contexto), lo cual constituye un motivo de derivación inaplazable al especialista.
Las personas aquejadas por este trastorno y que no mantienen una relación sexual
estable también deben ser remitidas al especialista; no obstante, parece que los
tratamientos con antidepresivos, especial- mente los inhibidores selectivos de la
recaptación de serotonina (ISRS), pueden ayudar a moderar las manifestaciones del
cuadro.
Se puede calcular que un tercio de las mujeres con buena convivencia de pareja no
consigue una excitación sexual satisfactoria durante las relaciones físicas.
Se trata de la dificultad para obtener una lubricación vaginal adecuada que ayude a
que el coito sea placentero hasta el final. No suele ser un problema aislado, sino que
se acompaña por trastorno del deseo o del orgasmo o por dispareunia. Es mucho
más frecuente durante el climaterio.
No se ha hallado una correlación aceptable entre el trastorno y los niveles hormonales,
por lo que todo hace pensar que se trata, entre otras cosas, de un temor exagerado al
coito, algo que, por supuesto, no explica completamente el problema.
Impotencias primarias
Impotencias secundarias
Son las sobrevenidas tras un período de actividad sexual considerada más o menos
satisfactoria por el paciente. Es habitual la presencia de acontecimientos vitales recientes
que puedan haber influido de forma determinante en la génesis del trastorno; entre otras:
• Infidelidad.
• Conflicto conyugal.
• Estrés profesional.
• Pérdida del trabajo.
• Jubilación reciente.
• Depresión.
• Hábito alcohólico antiguo.
• Consumo de otros tóxicos.
• Síndrome de abstinencia por cualquiera de ellos.
• Neurosis de cualquier tipo.
•
En las impotencias secundarias constituyen factores pronósticos de buena evolución:
• Impotencia parcial.
• Impotencia ligada exclusivamente a la relación con determinada pareja.
• Largo período previo de vida sexual satisfactoria.
• Aparición reciente del trastorno, sin impacto grave sobre el individuo.
• Varón con pareja estable.
• Buena relación conyugal en edades jóvenes.
• Mujer colaboradora: comprensiva y no culpabilizadora.
• Frecuencia regular de la actividad sexual, aunque ésta sea insatisfactoria.
L a expresión negativa de cualquiera de los factores anteriores orienta hacia una mala
evolución del trastorno.
Vaginismo psicógeno
Dispareunia psicógena
Se presenta tanto en mujeres como en varones. A menudo puede ser atribuida a una
patología local, pero en los casos en que no hay ninguna causa orgánica suelen ser
frecuentes los trastornos psicógenos. La definición de dispareunia comporta haber
excluido antes cualquier otra disfunción sexual (vaginismo, sequedad vaginal...).
Anorgasmia femenina
Eyaculación precoz
Es una disfunción muy rara. Los varones aqueja- dos alcanzan el orgasmo sólo tras
elaboraciones psíquicas o prácticas sexuales complejas y en ocasiones perversas.
Puede aparecer en individuos psicasténicos o con trastorno obsesivo-compulsivo. Es
un efecto indeseable muy frecuente de algunos medicamentos, como los ISRS.
Trastornos yatrogénicos
Se puede asegurar que una cuarta parte de las impotencias tiene su origen en efectos
indeseables de ciertos fármacos, lo que convierte a la yatrogenia en la primera causa de
las mismas. Sin embargo, conviene no olvidar que es difícil separar el efecto yatrogénico
propiamente dicho del producido por la patología de base, especialmente en el caso de
trastornos psiquiátricos y cardiovasculares.
Sin tratar de ser exhaustivos, a continuación se exponen las causas medicamentosas que
dan lugar a algunas disfunciones sexuales:
• La deficiente lubricación vaginal se ha relacionado con fármacos de efecto
antihistamínico y anticolinérgico (tricíclicos, neurolépticos, IMAO).
• La impotencia puede ser ocasionada por tricíclicos, IMAO, neurolépticos (fenotiacinas,
sulpiride, reserpina), litio, antihipertensivos (clonidina, verapamil, betabloqueantes),
antiandrógenos (acetato de cipoterona, espironolactona) y antagonistas de receptores
H2 (cimetidina, ranitidina, famotidina).
• La anorgasmia femenina se ha relacionado con el consumo de tricíclicos
(imipramina y clomipramina, especialmente), IMAO, ISRS y neurolépticos
(tioridacina, trifluoperacina).
• La eyaculación tardía es frecuente en quienes consumen tricíclicos, ISRS y
neurolépticos (tioridacina).
• Se ha descrito falta absoluta de eyaculación tras tratamiento con tricíclicos.
■ QUÉ HACER
■ TRATAMIENTO
Medidas generales
Eyaculación precoz
Fármacos
“Me encuentro mal, no se qué me pasa, noto mareo, dolor de cabeza, cosquilleo en el
estómago, palpitaciones… Además tengo tantas cosas que hacer que no sé por dónde empezar,
me bloqueo, no tengo la mente clara… estoy paralizada.”
Las causas de los trastornos de ansiedad no son totalmente conocidas, pero parece que
pueden originarse por la combinación de varios factores.
Intervienen factores genéticos (hereditarios y familiares), neurobiológicos (áreas del
cerebro y sustancias orgánicas), psicológicos, sociales y cultura- les. En el proceso de la
aparición de la ansiedad tienen importancia tanto los factores de predisposición individual
(personalidad) como los derivados del entorno.
“No me reconozco, no soy yo misma. Sin hacer nada estoy agotada, no duermo, estoy nerviosa
y muy irritable. Todo me da miedo, desconfío de los demás, creo que piensan mal de mí. Me
alejo de mi familia, de mis amigos…me voy aislando cada vez más.”
Trastorno de angustia
El trastorno de angustia se caracteriza por la aparición de crisis de angustia* que provocan: Inquietud
persistente por la posibilidad de tener más crisis.
Preocupación por las implicaciones de las crisis o sus consecuencias (por ej., perder el control, sufrir un
infarto, “volverse loco”).
Cambios en el comportamiento relacionados con las crisis, como las llamadas “conductas de evitación y la
agorafobia”. Se temen y evitan determinados lugares o situaciones como: ir en tren, metro o autobús, ir a centros
comerciales, lugares con mucha gente o de donde no se pueda salir con facilidad.
Crisis de angustia
Es el síntoma principal del trastorno de angustia. Se caracteriza por la aparición repentina e incontenible de
miedo o malestar intenso que se inicia bruscamente y alcanza su punto máximo en los primeros 10 minutos,
pudiendo durar hasta 1 o 2 horas, con síntomas físicos como:
Opresión, sensación de ahogo
Palpitaciones, sacudidas del corazón, sudoración, escalofríos o sofocaciones Náuseas, sensación de
atragantarse
Mareo o desmayo
Miedo a perder el control o volverse loco, miedo a morir
“No puedo más, me ahogo… el corazón se me sale del pecho, se me va la cabeza, voy a
volverme loca. No me toquéis, no me habléis… voy a estallar.”
Psicoterapia
Medicación
Otros tratamientos
“Estoy saliendo… poco a poco con esfuerzo y ayuda lo estoy consiguiendo. Está siendo un
camino doloroso y duro, pero merece la pena. Ahora sé que puedo con ello.”
Es importante que el estigma que rodea a este tipo de trastornos no le impida buscar la
ayuda de un profesional. Acuda a su centro de salud; para ello le proponemos algunos
consejos útiles en su próxima visita con el médico de familia.
Puede confiar en los profesionales de su centro de salud. Son personas cercanas a
usted, y comprenderán sus temores, dudas y problemas.
Prepare antes lo que quiere decirle al médico. Cuéntele sus síntomas físicos y
emocionales; puede ayudarle en ello que le acompañe un familiar o amigo.
No tema preguntar por aquellas cuestiones que no le han quedado claras.
En relación con las distintas opciones de tratamiento, es fundamental que exprese sus
preferencias.
Tenga en cuenta que usted es lo más importante en este proceso.
¡¡Cuanto más aprenda a manejar el miedo, menos miedo tendrá, y se sentirá más libre!!
Su familia y sus amigos juegan un papel muy importante en todo este proceso. Por eso, hay
algunas recomendaciones específicamente para ellos. Es importante:
o No trivializar sobre lo que está ocurriendo y hacer que la persona se sienta comprendida.
o Escucharle sin ser críticos; evitar el “venga, si eso no es nada”.
o Acompañarle al centro de salud si es necesario o conveniente.
o Informarse sobre el tipo de tratamiento que está siguiendo. Conocer las distintas
opciones de tratamiento también ayuda a aprender más sobre la ansiedad.
o Observar y prestar atención a los cambios en el comportamiento de la persona que
tiene el problema.
o Animarle en la realización de actividades que puedan resultarle agradables o placenteras.
o Apoyarle en enfrentarse a sus miedos, siempre de mutuo acuerdo y sin presión.
o Ayudarle a obtener información complementaria y útil sobre la ansiedad.
“Sigo en tratamiento… y gracias a eso y a la ayuda de los míos, de mi familia, estoy mejor.”
EXAMEN DEL MÓDULO