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Capítulo 2

DISPONIBILIDAD DE AGUA

2.1 Aspectos Generales

La población mundial viene aumentando con gran velocidad. Las


necesidades de agua per cápita también crecen y es natural que así sea,
pues el hombre busca continuamente mejores condiciones de vida. Mejorar
la calidad de vida implica, entre otros aspectos, disponer de agua en
cantidad, calidad y oportunidad adecuadas para satisfacer las necesidades
humanas. La agricultura bajo riego, que contribuye a la producción de
alimentos para esa población creciente, es la mayor consumidora de agua.
La industrialización y diversas actividades inherentes al progreso también
tienen requerimientos de agua cada vez mayores.

Es, pues, evidente que las demandas mundiales de agua vienen


aumentando. En los últimos 40 años el consumo mundial de agua se ha
triplicado. Es que el agua es fundamental para el progreso de los pueblos y
es indispensable para asegurar la supervivencia humana.

En un interesante estudio del Instituto WORLDWATCH se señala que


hay 26 países cuyos recursos hidráulicos son insuficientes para satisfacer
sus necesidades. Con una población mundial que sigue creciendo y con
aspiraciones legítimas de obtener cada vez una mejor calidad de vida, las
demandas de agua seguirán creciendo. Si no buscamos y encontramos
nuevas fuentes de agua nos veremos en serios problemas. En dicho
estudio se señala que "la escasez de agua afectará a todo, desde las
perspectivas de paz en Oriente Próximo, a la seguridad alimentaria del
mundo, el crecimiento de las ciudades y la localización de las industrias".

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En el Cercano Oriente la escasez de agua es tremenda. Se ha estimado
que "a finales de los 90, los problemas del agua alcanzarán o bien un grado
de cooperación sin precedentes o un nivel conflictivo similar al del combustible".

Para satisfacer las múltiples necesidades hídricas se debe aprovechar el


agua que está en diversos lugares y formas. Para conocer y evaluar las
disponibilidades de agua debemos tener presente las diferentes ramas del ciclo
hidrológico, el que debe ser mirado y apreciado en su totalidad. A veces sólo
se piensa en las aguas superficiales, pero nuestra actitud deberá ser amplia y
general, sin prejuicio alguno. Deberíamos mirar la gran variedad de los
recursos hidráulicos, en sus diferentes manifestaciones, de modo de estar en
condiciones de escoger en cada caso lo más conveniente.

La multiplicidad de formas en la que se halla el agua ha sido reconocida


universalmente. El agua tiene diversas manifestaciones y estados físicos; sin
embargo es una sola. El concepto de agua involucra las aguas marítimas,
terrestres y atmosféricas. El concepto de agua incluye, sin que la
enumeración sea limitativa, lo siguiente: las aguas del mar, las de los
golfos, bahías, ensenadas y esteros, las aguas atmosféricas, las provenientes
de las lluvias de formación natural o artificial, los nevados y glaciares, las de
los ríos y sus afluentes, las de los arroyos, torrentes y manantiales, las que
discurren por cauces artificiales, las de los lagos, lagunas y embalses de
formación natural o artificial, las subterráneas, las minero medicinales,
las servidas, las producidas y las de desagües agrícolas, de filtración y
drenaje. A mayor abundamiento puede señalarse que "El agua comprende
los llamados recursos hidráulicos en general; o sea el agua en sus distintos
estados físicos y condiciones de existencia: nubes, lluvia, nieve, aguas
superficiales y subterrá- neas" [168].

El concepto de ciclo hidrológico tiene no sólo un sentido científico y


teórico, sino también práctico y útil para la concepción general de los
proyectos hidráulicos. Así, Joaquín LOPEZ, citado en [168], señala lo
siguiente: “para adecuar la legislación a la realidad actual es menester tener
en cuenta dos axiomas: que el agua en las diversas fases que se nos presenta
en el ciclo hidrológico es una; es simplemente agua y que el agua, como
recurso natural está íntimamente ligado a todos los demás recursos".
El movimiento del agua en la Naturaleza se representa usualmente de
acuerdo a lo que ocurre en una cuenca. Si producimos erosión en la parte
alta de la cuenca (sea por deforestación, construcciones, prácticas agrícolas
inadecuadas o cualquier otro motivo) esto se reflejará en la parte baja de la
cuenca. Aparecerá gran cantidad de sedimentos que dificultarán el diseño y
la operación de las estructuras hidráulicas. Si contaminamos la parte alta de
la cuenca, este efecto se propagará a la parte baja, a las aguas
subterráneas
y eventualmente al mar. La contaminación atmosférica produce la lluvia
ácida. Es decir, que los problemas del agua no pueden tratarse aisladamente,
sino mirando a ésta como parte de un proceso que no tiene principio ni fin y
que se describe por medio del ciclo hidrológico.

Pero el agua, con todo lo importante e indispensable que es, tiene que
examinarse conjuntamente con otros recursos. Para el aprovechamiento y
control de los recursos naturales en general, y de los recursos hidráulicos en
particular, el primer paso que debemos dar consiste en conocer que es lo que
tenemos frente a nosotros. Antes de pensar en el modo de aprovechar algún
objeto natural o de defendernos de él, debemos examinarlo cuidadosamente.
La observación es el primer paso hacia el conocimiento.

El investigador científico, el ingeniero, el hombre que desea conocer los


recursos hidráulicos tiene que empezar por hacer un inventario de ellos. Un
inventario implica la recolección y el procesamiento de datos obtenidos en la
Naturaleza, así como de la interacción entre ellos. La recolección es la
acumulación pasiva de datos: precipitación, caudales de los ríos, temperatu-
ras, velocidades del viento, transporte sólido de las corrientes fluviales y
muchos otros datos más.

Los datos obtenidos deben ser procesados de modo de obtener el producto


final del inventario, que no es otra cosa que la Información. La Información
es a la vez el final de un proceso y el punto de partida de otro proceso, que es
la planificación del desarrollo. Sólo podemos planificar el uso de lo que
conocemos. El conocimiento de la Información se convierte así en fuente de
poder. La Información, lo han dicho muchos autores, no es un fin en sí; es
un medio para obtener conocimiento. Es un instrumento para la acción
[178].

Para el progreso de todos los campos del conocimiento humano se


requiere Información. La diferencia entre los países desarrollados y los
subdesarrollados puede expresarse en función del grado de Información que
poseen. Recordemos que la Carta Europea del Agua señala que los recursos
hidráulicos deben inventariarse.

La Constitución del Perú de 1979 señalaba en su artículo 119° que el


Estado evalúa y preserva los recursos naturales. Evaluar es valorar, señalar el
valor de algo. Todo esto implica señalar la jerarquía, importancia y demás
características de los recursos naturales. Un inventario es imprescindible. El
valor de los objetos naturales es diverso. En algunos casos su valor está
vinculado a los precios del mercado; en otros, su valor es estratégico; en
otros, el recurso es prácticamente invalorable en términos económicos, como
pueden ser por ejemplo el aire y el agua.
El Estado, a través de diversas reparticiones públicas, efectúa o debe
efectuar el inventario de los recursos naturales en general y de los recursos
hidráulicos en particular. La Ley General de Aguas (D.L. 17752) vigente desde
1969 señala en su artículo segundo, en relación con los recursos hidráulicos,
que el Estado deberá "realizar y mantener actualizados los estudios hidrológi-
cos, hidrobiológicos, meteorológicos y demás que fuesen necesarios en las
cuencas hidrográficas del territorio nacional".

La Información debe ser diversa, es decir que debe cubrir la totalidad de


posibilidades y la totalidad del país. La Información debe ser profunda, debe
tener los alcances adecuados para ser útil.

La realización de un inventario para obtener Información supone fuertes


inversiones económicas. Debemos acá pensar en la diferencia que existe entre
el costo de conocer y el costo de no conocer. La falta de Información, o su
escasez, hace que los proyectos se desenvuelvan dentro de condiciones de
incertidumbre, lo que trae como consecuencia mayores riesgos y mayores
costos. Pero, la falta de Información puede ser más grave, pues podría
conducirnos a no ver la posibilidad de usar la Naturaleza en provecho
nuestro.

El Inventario debe ser sistemático, debe ser realizado por personal


especializado y debe usarse las más modernas técnicas disponibles. Ante la
imposibilidad material de investigar, inventariar y conocer todo, debemos
establecer prioridades, jerarquizaciones. "Para la fijación de este orden de
prioridades es imprescindible la intención y criterio de los planificadores,
quienes sin disponer inicialmente de elementos de juicio exhaustivos, deben
estimar las áreas conflictivas derivadas del desarrollo; así como también
las de mayor potencialidad, a fin de establecer un programa provisorio para
inventariar los recursos de dichas áreas y proceder en consecuencia. Por
consiguiente, los planificadores hidráulicos deben disponer de un conocimiento
profundo de su país, ya que la falta de este requisito ha sido causa de muchos
de los fracasos de los consultores extranjeros no consustanciados con las
áreas de trabajo" [12].

Al analizar los datos correspondientes a las variables asociadas a los


proyectos hidráulicos, nos encontramos con que hay una incertidumbre
intrínseca que se origina en su naturaleza estocástica. Esta incertidumbre es
resuelta mediante el análisis probabilístico a partir de series históricas
suficientemente largas.

El concepto de inventario, es decir, de evaluación de potencialidades, está


íntimamente vinculado con un proyecto específico o con un plan de desarrollo.
No podemos desarrollar un proyecto o establecer un plan de aprovechamientos
hidráulicos sin conocer la potencialidad de los recursos. Pero tampoco
podemos investigar los recursos y evaluarlos sin tener en mente, por lo menos
el bosquejo, de un plan de desarrollo. Son, pues, dos conceptos que deben
desarrollarse juntos, de un modo iterativo y secuencial, dice WIENER [178].
Después de todo, no nos interesa la Información en sí misma, como algo
aislado, sino en la medida en la que es útil para planificar, para diseñar, para
ejecutar el desarrollo.

El inventario de recursos hidráulicos tiene diversas modalidades según la


fase del recurso de que se trate. Muchas veces se requiere mucho tiempo,
pues los datos que buscamos son dinámicos. Para conocer los escurrimientos
de un río se requiere probablemente de varias décadas de toma de datos. En
cambio la disponibilidad de aguas subterráneas puede determinarse en un
tiempo muy corto. Dicho en otras palabras, un año de investigación de
recursos hidráulicos superficiales, prácticamente no da mayor información
útil; en cambio un año de investigación de aguas subterráneas, nos da
información valiosísima. Lo mismo podría decirse del monto invertido en
investigaciones con relación a los resultados obtenidos.

En el Consenso de Lima sobre los Problemas de Agua, al examinar los


asuntos relativos a la evaluación de la disponibilidad de agua se
recomendó lo siguiente:

"i Complementar y extender las redes de estaciones hidrológicas y


meteorológicas, con visión de largo plazo de las necesidades futuras,
siguiendo en lo posible las recomendaciones de las agencias
especializadas de las Naciones Unidas y las experiencias locales.
Asimismo mejorar los sistemas de medición de calidad.

ii) Usar en lo posible la tecnología moderna, incluyendo sensores


remotos, para colectar información hidrometeorológica, hidrogeológica y
sobre el origen y curso de contaminantes.

iii) Organizar y normalizar en lo posible el procesamiento y publicación


de datos de modo de mantener al día las estadísticas y aprovechar las
observaciones efectuadas en estaciones operadas por diferentes
instituciones.

iv) Incrementar la prospección y la determinación de parámetros (variables)


de los acuíferos, evaluando su potencial y posibilidades de recarga.

v) Estudiar los lagos, lagunas, glaciares y nevados así como sus aportes a
las corrientes superficiales y subterráneas.
vi) Apoyar y promover la labor de los Comités Nacionales para el
Programa
Hidrológico
Internacional.

vii) Establecer cuencas experimentales y representativas" [115].

Resulta, pues, evidente que la evaluación de las disponibilidades de agua,


es decir, la determinación de la oferta, es una tarea ardua. En todo cálculo de
la oferta de agua está presente el aspecto económico. Lo que debe buscarse
es proporcionar agua en las condiciones requeridas y al menor costo
posible. Para ello debe usarse la mejor opción, producto de un estudio de
alternativas.

Como ejemplo de un caso concreto de búsqueda de fuentes de agua,


recordemos que cuando se hizo el estudio de las fuentes de agua para Lima,
con el fin de satisfacer las demandas crecientes de la población, se
examinaron varias posibles alternativas; entre ellas las siguientes [17]:

1. Disminución de las pérdidas en el sistema de distribución


2. Uso de las aguas subterráneas
3. Uso de las aguas de los ríos de la vertiente del Pacífico
4. Uso de las aguas del río Mantaro
5. Tratamiento de desagües
6. Operación de aparatos sanitarios con agua de mar
7. Desalinización

En la Figura 2.1 se aprecia esquemáticamente las diferentes fuentes de


aguas superficiales que fueron estudiadas en aquella oportunidad.

El presente capítulo está orientado a mostrar las posibilidades de


determinación de la oferta de agua. Examinaremos en general las fuentes de
agua que usualmente están disponibles. Utilizamos acá la palabra fuente en
su más amplia acepción. Ellas son:

- Precipitación
- Aguas Superficiales
- Aguas Subterráneas
- Aguas Salinas
- Aguas Atmosféricas
- Prevención y Control de la Contaminación
- Economía en el Consumo
- La Reutilización de las Aguas
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2.2 Precipitación

En determinadas circunstancias el agua contenida en la atmósfera cae sobre


la Tierra. Esta caída, o precipitación, puede ser en forma líquida, como lluvia,
o de otras formas, como nieve o granizo.

La precipitación es una de las manifestaciones del ciclo hidrológico; es su


rama atmosférica. La precipitación es la fuente de agua por excelencia; de ella
se origina la escorrentía, tanto superficial como subterránea.

Si toda la humedad de la atmósfera precipitase violentamente sobre la


Tierra la inundación producida apenas si alcanzaría una altura de casi tres
centímetros.

La precipitación normalmente tiene una marcada distribución espacial.


Hay lugares donde llueve mucho y otros donde casi no llueve. Aun dentro de
una misma cuenca, en lugares relativamente cercanos, hay variaciones
importantes en la cantidad de precipitación.

Pero las variaciones temporales de la precipitación son más impactantes


que las espaciales. Hay épocas del año en las que llueve abundantemente y
otras en las que no llueve. Hay también variaciones importantes de un año a
otro. Hay años secos, lluviosos y excepcionales. Esta variabilidad es
particularmente notoria en las zonas áridas y semiáridas. En estas zonas
suele ocurrir que durante varios años la precipitación sea nula, y de pronto,
ocurra una tormenta de gran magnitud.

Una parte de la precipitación que ocurre sobre una cuenca da lugar a la


escorrentía, y otra, a veces importante, a la evapotranspiración. Hay también
una parte que se infiltra.

La precipitación usualmente se expresa en milímetros acumulados en un


lugar durante un cierto tiempo. Se tiene así valores horarios, diarios,
mensuales o anuales de la precipitación en una estación determinada. La
precipitación se mide por medio de pluviómetros; cuando estos son registrado-
res se llaman pluviógrafos.

En el Cuadro 2.1 se señala para algunos grandes ríos tropicales la


precipitación media sobre su cuenca y la parte de ella que constituye la
escorrentía y la evapotranspiración, todo expresado en milímetros por año. Se
señala también la descarga media de cada río.

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CUADRO 2.1
Valores Característicos de la Precipitación en algunas Cuencas Tropicales [75]

PRECIPITACION ESCORRENTIA EVAPOTRANS- DESCARGA


CUENCA ANUAL (mm) ANUAL (mm) PIRACION MEDIA
ANUAL (mm) (m3/s)

Amazonas 2 150 1 088 1 062 212 000


La Plata 1 240 432 808 42 400
Congo 1 561 337 1 224 38 800
Orinoco 1 990 883 1 107 28 000
Mekong 1 570 523 1 047 13 500
Irauadi 1 970 978 992 13 400

En el Cuadro 2.2 aparecen los valores de la precipitación mensual de la


estación El Tigre, en Tumbes, para el periodo 1964 - 1986. Se observa que la
precipitación es variable con el tiempo. La media anual de los 23 años de
registro es de 377 mm, pero hay un año (1983) en el que la precipitación fue
más de 8 veces el promedio; en cambio en 1968, año más seco del registro, la
precipitación fue casi nula.

En 1983 la precipitación fue excepcional, pues se presentó con gran


intensidad el Fenómeno de El Niño. La precipitación de ese año equivale a la
precipitación acumulada en los 11 años anteriores. Este valor tan fuerte
produce serias distorsiones en los promedios. Así por ejemplo, si no
considerásemos la lluvia de 1983, entonces el promedio de los 22 años
restantes sería de 254,50 mm.

El Cuadro 2.2 es sumamente ilustrativo y puede ser analizado desde


diferentes puntos de vista. Nótese, por ejemplo, que el promedio de todos los
eneros es relativamente importante, pero hay 6 años en los que la lluvia de
enero es prácticamente cero. Nótese también que los valores de la precipita-
ción anual están concentrados en pocos meses. En 1981 la precipitación
anual se produjo en un solo mes. El Cuadro 2.2 está complementado con
algunos valores estadísticos.

Para comprender mejor la distribución temporal de la precipitación debe


observarse los valores diarios y, para ciertos cálculos, debe conocerse la
distribución horaria, en cuyo caso es indispensable el uso de pluviógrafos.

En el Cuadro 2.3 se presenta los valores diarios de la precipitación


durante 1975, para la misma estación del Cuadro 2.2. Hemos escogido este
año porque su precipitación anual es parecida al promedio. Se nota que el
59% de la precipitación anual se produjo en el mes de marzo. Así mismo, es
importante observar que la precipitación de enero y febrero se produjo en unos
cuantos días. Entre el 19 de enero y 18 de febrero la precipitación fue
prácticamente nula.

Los valores mostrados nos indican la gran variabilidad temporal de la


precipitación y lo cautelosos que debemos ser cuando se hable de promedios,
así como de la posibilidad de considerar el aporte efectivo de la lluvia.

Pero hay también variabilidad espacial de la precipitación. Es decir, que


no llueve igual en todos los puntos de una cuenca. De acá que deba
disponerse de una red de estaciones pluviométricas. A cada estación
corresponde una parte de la cuenca. De esta manera se puede calcular la
precipitación total media sobre la cuenca, para lo que se usa el método de los
polígonos de Thiessen o el de las isoyetas.

Las isoyetas son líneas trazadas sobre un plano de la cuenca, que unen
puntos de igual precipitación en un período dado. En consecuencia, puede
hablarse de isoyetas mensuales o anuales, por ejemplo.

En la Figura 2.2 se observa, a título de ejemplo, la red de estaciones de la


cuenca del río Santa y en la Figura 2.3 las isoyetas medias anuales de dicha
cuenca. En la Figura 7.3 se aprecia las isoyetas de la cuenca Puyango-
Tumbes.

El fantasma de la sequía siempre ha preocupado a los pueblos y se ha


buscado formas de estimular la producción de lluvias. En diversas épocas y
circunstancias se ha recurrido a la magia y a los rezos. Pero ha habido otros
intentos. VEN TE CHOW nos cuenta que en 1890 el Senado norteamericano
asignó un fondo de diez mil dólares para la realización de experimentos
encaminados a hacer llover a cañonazos. La conclusión fue, según se informó,
“moderadamente satisfactoria” [176].

La estimulación de lluvias forma parte de acciones encaminadas a la


modificación del clima que incluye metas como la supresión del granizo, la
disipación de la niebla o la mitigación de los huracanes.

Sin embargo, los progresos logrados hasta ahora para la estimulación


artificial de lluvias no son significativos.
CUADRO 2.2
Valores Mensuales de la Precipitación
*
En la Estación El Tigre (Tumbes)
*
En mm
AÑO ENE FEB MAR ABR MAY JUN JUL AGO SEP OCT NOV DIC TOTAL

1964 72,40 4,90 91,60 54,80 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 223,70
1965 0,00 3,10 303,10 135,10 30,20 0,10 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 3,70 475,30
1966 30,60 3,20 29,50 0,30 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 3,10 0,60 0,00 67,30
1967 57,10 111,50 0,00 12,40 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 8,60 0,00 0,00 189,60
1968 1,00 0,00 1,10 0,30 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 2,40
1969 13,00 22,90 149,30 153,60 97,80 43,90 0,40 0,00 0,00 0,00 0,00 0,50 481,40
1970 41,00 71,40 15,10 0,00 18,50 0,00 0,00 0,00 0,00 22,90 0,00 0,00 168,90
1971 12,10 81,20 59,10 20,80 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 173,20
1972 14,90 80,10 266,50 159,70 14,20 25,60 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 561,00
1973 313,00 85,10 40,40 53,50 4,20 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 1,80 498,00
1974 0,20 6,10 8,30 12,40 20,30 7,30 0,00 0,00 0,60 9,90 0,60 0,80 66,50
1975 31,10 27,30 228,70 82,20 1,60 1,80 2,80 6,20 2,30 2,40 2,30 0,00 388,70
1976 225,20 130,10 136,40 44,20 18,70 12,70 0,00 7,20 0,30 0,40 0,00 0,30 575,50
1977 30,50 115,20 63,90 80,50 1,50 1,00 0,00 0,00 3,40 0,00 0,00 0,00 296,00
1978 36,10 27,50 65,10 38,10 8,90 8,80 0,00 0,00 14,60 2,20 0,00 17,80 219,10
1979 32,70 18,20 16,10 32,90 3,20 0,00 1,00 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 104,10
1980 12,00 11,50 26,80 97,80 2,30 0,00 0,00 0,00 0,00 1,70 7,40 25,50 185,00
1981 0,00 0,00 55,70 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 55,70
1982 0,20 0,40 0,00 5,00 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 1,10 12,30 70,90 89,90
1983 397,80 470,70 339,30 480,40 540,30 348,90 289,30 100,50 54,20 10,60 0,00 40,20 3072,20
1984 0,00 237,80 76,80 41,50 0,00 1,10 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 10,70 367,90
1985 5,70 3,20 34,30 0,70 11,80 2,10 0,00 0,00 0,00 4,20 0,00 0,00 62,00
1986 138,70 120,10 4,20 67,80 1,50 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 8,60 7,00 347,90

MEDIA = 63,71 70,93 87,45 68,43 33,70 19,71 12,76 4,95 3,28 2,92 1,38 7,79 377,01
PORCENTAJE S/TOTAL = 16,90 18,81 23,19 18,15 8,94 5,23 3,38 1,31 0,87 0,77 0,37 2,07 100,00
DESVIACION STANDARD =106,37 106,04 102,14 102,39 112,38 72,51 60,29 20,92 11,52 5,46 3,32 17,05 613,39
COEF. DE ASIMETRIA = 2,08 2,51 1,30 2,93 4,16 4,24 4,38 4,32 3,95 2,42 2,30 2,61 3,64
COEF. DE CORRELACION = 0,70 0,44 0,78 0,91 1,00 0,99 1,00 0,96 0,29 -0,13 0,70 0,45 -0,06
DE X,X+1
COEF. DE VARIACION = 1,67 1,49 1,17 1,50 3,34 3,68 4,72 4,22 3,51 1,87 2,40 2,19 1,63
*
En mm

43
CUADRO 2.3
Valores Diarios de la Precipitación del año 1975
*
En la Estación El Tigre (Tumbes)

DIA ENE FEB MAR ABR MAY JUN JUL AGO SEP OCT NOV DIC

1 0,0 0,0 0,3 2,4 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0
2 0,0 0,0 60,3 2,6 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0
3 0,0 0,0 0,0 0,2 0,0 0,2 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0
4 0,0 0,0 0,0 0,4 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0
5 0,0 0,0 10,2 1,4 1,6 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0
6 0,0 0,0 0,0 4,3 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0
7 0,0 0,0 0,2 0,2 0,0 0,5 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0
8 0,0 0,0 10,2 0,5 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0
9 0,0 0,0 0,2 2,4 0,0 0,0 0,0 0,0 0,3 0,0 0,0 0,0
10 0,0 0,0 0,0 15,2 0,0 0,0 0,0 0,2 1,5 0,0 0,0 0,0
11 0,0 0,2 0,0 0,2 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0
12 0,0 0,0 5,5 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0
13 8,9 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0
14 5,2 0,0 0,0 13,6 0,0 0,0 2,2 0,0 0,0 0,4 0,0 0,0
15 6,9 0,0 20,3 3,2 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 1,8 0,0 0,0
16 2,3 0,0 3,1 19,1 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,2 0,0 0,0
17 5,9 0,2 20,4 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 1,6 0,0
18 1,4 0,0 30,1 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0
19 0,0 6,3 10,2 0,2 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0
20 0,0 0,0 0,0 6,4 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,2 0,0
21 0,0 0,0 0,0 5,2 0,0 0,5 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0
22 0,0 0,2 3,2 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0
23 0,0 0,5 30,2 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0
24 0,0 9,4 4,2 4,5 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0
25 0,0 0,1 10,6 0,0 0,0 0,0 0,0 5,5 0,0 0,0 0,0 0,0
26 0,0 0,0 4,5 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,2 0,0 0,0 0,0
27 0,0 0,2 0,9 0,2 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,5 0,0
28 0,0 10,2 0,5 0,0 0,0 0,0 0,0 0,5 0,3 0,0 0,0 0,0
29 0,0 2,1 0,0 0,0 0,6 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0
30 0,0 0,2 0,0 0,0 0,0 0,6 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0
31 0,5 1,3 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0

SUMA31,027,0 229,0 82,0 2,0 2,0 3,0 6,0 2,0 2,0 2,0 0,0

*
En mm

44
45
46
2.3 Aguas Superficiales
Las aguas superficiales constituyen la fuente de agua que mayormente hemos
utilizado hasta ahora. Cuando se produjo el tránsito de la economía del
hombre cazador y recolector a una economía basada en la agricultura, el
hombre tuvo que instalarse junto a las fuentes de agua. Hace de esto unos
10 000 años. Surgieron allí, años después, las grandes civilizaciones de la
antigüedad.

La utilización de las aguas superficiales puede lograrse muchas veces


mediante sencillas obras de ingeniería. Luego de la agricultura nació el riego,
la irrigación, y esto afincó más al hombre; dejó de ser nómada, recolector,
cazador y se dedicó a esta nueva manifestación cultural, la agricultura bajo
riego, que como actividad económica le produjo excedentes que pudo emplear
en la construcción de ciudades, abastecimientos de agua y en la creación de
un mercado de servicios.

Hablamos del riego no sólo porque es el uso del agua que representa un
mayor consumo, sino porque es probablemente el primer uso económico
importante que se le dio al agua. Las aguas superficiales permitían a esas
antiguas sociedades la satisfacción de sus necesidades fundamentales: uso
poblacional o doméstico, riego, cría de animales, pesca, recreación y
transporte.

En general, por ese entonces, la disponibilidad de recursos hidráulicos era


mucho mayor que las demandas, salvo en las zonas áridas en las que
el control del agua, por su escasez, constituyó fuente de poder.

Cuando nació la agricultura, hacía uno o dos millones de años que


nuestros antepasados habitaban la Tierra. Es significativo y no debemos
perder de vista el hecho de que de entonces acá, el 99% del tiempo transcurri-
do para llegar a nuestro presente cultural el hombre tuvo satisfechas sus
necesidades mediante la caza y la recolección de frutos. El hombre usaba el
agua para beberla, para recrearse y para dejar que crezcan los peces que
después capturaría. El agua más que un recurso era un objeto natural. Las
demandas eran muy pequeñas; la disponibilidad de agua parecía ser
inagotable. Quizá por eso hasta ahora tenemos esa tendencia a creer que
toda el agua del mundo está a nuestra disposición, sin límite, sin ahorro y sin
tener el debido cuidado por la conservación de su calidad. Obviamente, en
aquellos tiempos del paleolítico no tenía ningún sentido planificar el uso de los
recursos hidráulicos, pues la necesidad de planificar surge de la escasez. El
agua no era, pues, lo que en sentido económico llamaríamos un recurso
natural.

47
El hombre, que fue la última gran especie que surgió, tuvo desde el
principio una doble relación con la Naturaleza, que en lo esencial se mantiene
hasta ahora. De un lado, la Naturaleza es la que le proporciona su subsisten-
cia, sus alimentos. El hombre tiene a su disposición los frutos y animales del
mundo natural. En este sentido la Naturaleza es fuente de vida. Pero, de otro
lado, la Naturaleza es también fuente de muerte, ofrece peligros y el hombre
debe aprender a defenderse de ella.

Esta complejidad de la relación Hombre-Naturaleza, como lo han señalado


muchos autores, establece una doble reacción humana [31]. El hombre trata
de adaptarse a la Naturaleza, a las condiciones imperantes en el lugar y en el
momento que le toca vivir. Pero, y aquí es donde se diferencia de otros seres
vivos, también trata de modificar el ambiente, la Naturaleza, el mundo
circundante y adecuar su hábitat.

Esta dualidad que hemos señalado para la relación del hombre con la
Naturaleza en general, ocurre con el agua en particular. Hace decenas de
miles de años el hombre tuvo que aprender a protegerse del agua. Tuvieron
que pasar muchos años más para que el hombre pretendiese modificar el
medio ambiente en su beneficio: nació así el riego; luego, las grandes obras
hidráulicas.

Antes había nacido la agricultura. La forma más simple de concebir la


agricultura es pensando que el agua de lluvia al caer sobre el suelo fértil
contribuye a la creación de las condiciones para la germinación de las
semillas, el desarrollo de las plantas y la culminación de su ciclo vegetativo
con la obtención de los frutos respectivos. Una de las funciones del suelo
agrícola es la de constituir el soporte físico de las plantas. Como tal es una
mezcla de arena, limo y arcilla, cuya proporción determina la textura del
suelo. El agua disuelve los nutrientes para que la planta pueda alimentarse.
El agua, y no el suelo, resulta ser fundamental para la agricultura, tal como
se comprueba con los cultivos hidropónicos. El método hidropónico consiste
en cultivar las plantas únicamente en el agua, sin contar con los recursos del
suelo.

Los historiadores afirman que correspondió a la mujer el descubrimiento


de la agricultura. ¿Por qué nació la agricultura? Hay quienes piensan que la
presión demográfica obligó al hombre a establecerse en un lugar, a cultivar la
tierra y obtener frutos que podían permitirle no sólo subsistir, sino guardar y
aun tener excedentes, en el sentido económico del término. Hay otros que
piensan que fueron razones climáticas las que obligaron al hombre a
asentarse cerca de los ríos. Es la teoría de la gran sequía. El aumento
demográfico sería entonces una consecuencia y no una causa de la
agricultura bajo riego [85].
Algo sucedió, pues, hace unos 10 000 años en diversas partes de la Tierra.
La velocidad de propagación del nuevo fenómeno fue impresionante. En
pocos miles de años más o menos simultáneamente en diversos lugares de la
Tierra, se abandonó un sistema de vida, de economía, de relación con la
Naturaleza, que había durado dos millones de años, y la agricultura, y luego
el riego, se extendieron por doquier.

El aprovechamiento de los recursos hidráulicos había empezado en el


Comienzo mismo: cuando el hombre se acercó a una fuente de agua y bebió
de ella. El riego empezó cuando el hombre vio que por ausencia de lluvias
requería trasladar el agua desde un río o una laguna hasta el lugar en el que
la necesitaba para los cultivos. Tuvieron que pasar muchos años para que
surgieran otros importantes usos del agua.

Las grandes civilizaciones, llamadas por algunos autores las civilizaciones


hidráulicas, surgieron junto a los grandes ríos: Nilo, Tigris, Eufrates, Indo y
Amarillo. Al instalarse el hombre cerca de los ríos aprovechaba, cuando podía,
las épocas de abundancia en las que el río crecía libremente, se desbordaba
e inundaba grandes extensiones de tierra que quedaban así aptas para recibir
las semillas. Recordemos los casos de Mesopotamia y Egipto. CHILDE nos
dice lo siguiente: “Sumeria era un territorio nuevo recién levantado sobre las
aguas del Golfo Pérsico por el sedimento que acarreaban los dos ríos. Estaba
aún cubierto de vastos pantanos, llenos de altas cañas, interrumpidos por
bancos de barro y arena, e inundados periódicamente por las crecientes. A
través de tortuosos canales, entre las cañas, las aguas barrosas fluían
lentamente hacia el mar. Pero en ellas abundaban los peces; los cañaverales
albergaban muchas aves silvestres, cerdos salvajes y otros animales, y en
cada pedazo de terreno que emergía crecían palmeras datileras que ofrecían
todos los años una cantidad considerable de nutritivos frutos.

Por contraste con el desierto que se extendía a ambos lados esta jungla
debe haber parecido un paraíso. Si alguna vez las crecientes podían ser
dominadas y canalizadas, los pantanos desagotados y los áridos bancos
regados, se convertiría seguramente en un Edén. En verdad, documentos que
daten del año
2500 A.C. indican que el rendimiento medio de un campo de cebada equivalía
a
86 veces la siembra" [31].

En los párrafos que se ha trascrito se nota, en el contraste entre la zona


con agua y el desierto, un parecido muy grande con la costa peruana.

Veamos lo que nos dice el mismo autor sobre Egipto: “Al sur de El
Cairo el estrecho valle que cruza la meseta árida y desierta guarda analogía,
real pero remota, con Sumeria. Estaba ocupada también por una cadena de
marismas cubiertas por un matorral de papiros que albergaban aves
acuáticas, animales
de caza y peligrosos hipopótamos. A través de las marismas el Nilo
proporciona una vía perfecta para el transporte. Su crecida anual, más
regular y más oportuna para las operaciones agrícolas que las del Tigris y el
Eufrates, riega automáticamente las tierras que el esfuerzo humano ha
conquistado".

En los valles de los ríos Nilo, Tigris-Eufrates y el Indo surgieron hace unos
5 000 años las grandes civilizaciones de la antigüedad, las ciudades y las
sociedades urbanas de servicios (artesanos, comerciantes, administradores).
CHILDE nos explica la importancia que tenían las obras hidráulicas en aquella
época. "La excavación y conservación de los canales de riego son tareas
sociales, más aún que la construcción de murallas defensivas o el trazado de
calles. La comunidad en su conjunto debe prorratear a los consumidores
individuales el agua canalizada mediante el esfuerzo colectivo. Ahora bien, el
dominio del agua pone en manos de la Sociedad una fuerza potente que
complementa las sanciones sobrenaturales. La sociedad puede excluir
del acceso a los canales a los recalcitrantes que no se ajusten a las reglas de
conducta unánimemente aprobadas. En una zona árida, el extrañamiento
constituye una pena más drástica que en un clima templado o tropical, donde
la tierra y el agua son relativamente abundantes" [31].

La forma más simple en que podemos concebir una obra de aprovecha-


miento del agua superficial para riego es la de desviar parcial o totalmente las
aguas de un río hacia las zonas agrícolas. Los asentamientos humanos,
prudentemente, estaban alejados del cauce natural de los ríos. La irrigación
nace cuando el hombre construye obras para captar y conducir las aguas
hasta lugares más alejados. Así es como se ha desarrollado, desde hace miles
de años, la costa peruana. El agricultor costeño es esencialmente regador,
sembrador. Desvió los ríos, construyó canales y adaptó sus métodos de riego
a las condiciones imperantes en los ríos. La regla general era, y es todavía
donde no hay obras de regulación, la siguiente: captar por los canales la
mayor cantidad posible de agua en el poco tiempo que ésta estaba disponible.
De acá que cuando se juzga el tamaño de los canales antiguos de riego en
valles no regulados, el técnico moderno piensa que están sobredimensionados,
que son muy grandes, pero no es así. Esos enormes canales para regar áreas
más o menos pequeñas son las más clara demostración de la identificación
del hombre con la Naturaleza; es decir que constituyen lo que por definición
es la técnica más avanzada: resolver los problemas con los recursos
disponibles.

Las aguas superficiales son captadas en la obra de toma (bocatoma) y


conducidas por un canal hasta la zona de riego. Sistemas como éste se han
construido y operado en el Perú desde épocas inmemoriales. "Con justicia, el
sistema de canales de irrigación construido en la época precolombina,
ha llamado la atención de cronistas, arqueólogos y viajeros, pues aún
prescindiendo de exageraciones inútiles pone de manifiesto lo
avanzado de ciertos
conocimientos de ingeniería de los pobladores del antiguo Perú", nos dice Jorge
M. ZEGARRA, quien se está refiriendo a los canales preincaicos de la costa
peruana y nos señala algunos ejemplos: “En efecto, se conservan en Lambaye-
que restos del Canal de Racarumi, que nacía en el río Chancay o Lambayeque
y atravesando el portachuelo de Chaparri irrigaba tierras en el valle de La
Leche .... Del mismo río, margen izquierda, se desprendía otro extenso canal,
llamado de Cucureque ..." [182].

Asimismo salían canales del río Zaña, del Chicama y de casi todos los ríos
de la costa. Del río Jequetepeque, entre otras, salía la acequia de Talambo, y
del río Moche, la de la Mochica. Sería muy larga esta lista. En realidad toda
la costa está llena de canales con los que se aprovecha las aguas superficiales
desde hace miles de años. En una hermosa tradición Ricardo PALMA nos
cuenta como se construyó el canal de la Achirana. Pensamos, sin embargo,
que debió tratarse de una remodelación, pues el canal debía haber estado en
funcionamiento desde mucho tiempo atrás.

BRIGG afirma que la costa norte del Perú fue un gran centro agrícola
americano. Hay evidencias, nos dice ese autor, de domesticación de plantas
en el quinto milenio antes de Cristo: frijoles y algodón, entre otras; 2 000 años
A.C. se sembraba maíz. Había granjas, ciudades y edificios monumentales;
todo basado en la agricultura bajo riego [69].

En el siglo XIX, en el sur del Perú, se capta las escasas aguas del río
Uchusuma, a más de 4 000 m sobre el nivel del mar, en la vertiente del
Titicaca, y se lleva un escasísimo caudal, inferior a 1 m3/s, a través de una
larga conducción que llega finalmente al valle de Caplina, en Tacna, donde la
escasez de agua era, y es todavía, notable. En Tacna la ciudad y el campo se
disputan las escasas aguas del río Caplina que, según dicen, en lengua
aborigen significa el que no llega al mar.

Cuando se usa las aguas superficiales para un proyecto hidráulico,


éstas pueden ser de la propia cuenca o de otra. Se introduce así el concepto
de cuenca cedente o excedentaria. Una cuenca como la del Santa es cedente
con respecto a otras en los proyectos CHAVIMOCHIC (Chao, Virú, Moche,
Chicama) y CHINECAS (Chimbote, Nepeña, Casma, Sechín). Para que una
cuenca sea cedente debe satisfacer primero sus propias necesidades. Sólo los
excedentes deben trasvasarse. El Chira cede sus aguas al Piura, el
Jequetepe- que lo haría al Zaña y así sucesivamente podríamos mencionar
muchos ejemplos.

Los aprovechamientos que no tienen embalses de regulación dependen de


la disponibilidad de agua en el río. Todo hace pensar que hace cientos de
años
los torrentes costeños tenían un régimen hidrológico más regular que el
actual; es decir, que el contraste entre avenidas y estiajes no era tan
pronunciado como lo es ahora. Las cuencas tenían una mayor cobertura
vegetal, la vida rural era más intensa. En los Andes se aprovechaba las
laderas de los cerros construyendo andenes, no sólo para aumentar la
extensión de las tierras cultivadas, sino para defenderse de la erosión. Todo
esto determinaba que la cuenca tuviese mayor capacidad de autorregulación,
pues actuaba como un reservorio natural. A lo largo de los últimos 500
años se han producido modificaciones importantes, originadas
fundamentalmente por la acción del hombre. La conquista europea trasladó
el interés económico de la agricultura a la minería. Se introdujeron especies
animales exóticas como la cabra, gran depredador, y se explotó y taló los
árboles para obtener leña y carbón. Se inició así el proceso acelerado de
deforestación y desertificación. Las cuencas se erosionan enormemente y
cada vez es más difícil y costosa la construcción y operación de obras en el
cauce inferior de los ríos. En estas condiciones la variabilidad temporal de los
caudales, que describiremos más adelante, aumenta muchísimo. Para poder
disponer de caudales firmes concordantes con las demandas, se ha debido
construir presas de regulación, tales como Poechos, Tinajones, Gallito Ciego o
Condoroma.

Las aguas superficiales, como lo señalamos antes, se caracterizan porque


para establecer su potencial, es decir, para conocer los caudales disponibles
con un determinado grado de seguridad, se requiere largos registros
históricos. Los estudios hidrológicos son, pues, largos y complejos.

Uno de los mayores problemas que se presenta para el aprovechamiento


de las aguas superficiales de las zonas áridas y semiáridas es su gran
variabilidad temporal. Aunque más adelante examinaremos este aspecto del
agua, conviene que desde ahora mostremos algunos ejemplos de la gran
variabilidad temporal de la escorrentía, así como antes lo hicimos con la
precipitación.

En el Cuadro 2.4 se observa como se distribuyen mensualmente, en


porcentaje de la masa anual, los recursos hidráulicos del río Moche. Todos
los valores señalados son promedios. El Cuadro 2.4 es representativo de la
torrencialidad de los ríos costeños. Se observa que en promedio en tres meses
de avenidas (febrero, marzo y abril) escurre el 70% del total del año y en cinco
meses (enero a mayo) escurre el 90% del total anual. En los meses restantes
sólo hay un caudal muy pequeño. Esta es la situación que se presenta en la
mayor parte de los ríos de la costa peruana. Esta variabilidad tiene que
tomarse en cuenta para apreciar debidamente los valores que fueron
presentados en el Cuadro 1.6.
En el río Chicama la situación es similar, tal como puede verse en el
Cuadro 2.5. Para mayor ilustración de esta variabilidad temporal se presenta
en el Cuadro 2.6 los caudales anuales del río Chicama. En el período
comprendido entre 1911 y 1980 el río Chicama ha tenido en varios años
caudales medios anuales inferiores a 10 m3/s.

La gran variabilidad temporal de los recursos hidráulicos superficiales


juega un papel importante en el estudio y consideración de fuentes
alternativas de agua.

Las aguas superficiales a menudo están cargadas de sedimentos prove-


nientes de la erosión de la cuenca. Esto encarece y dificulta su
aprovechamiento, así como el funcionamiento de bocatomas, desarenadores,
canales, turbinas y obras de embalse. Las aguas superficiales tienen muchas
veces problemas de calidad, pues los ríos funcionan colectores de desagües
poblacionales, industriales, mineros y agrícolas. Si no existe, o no se pone en
práctica, una política nacional de preservación de la calidad de las aguas,
éstas pueden deteriorarse de tal modo que su aprovechamiento quede
fuertemente limitado.

Los lagos y lagunas constituyen singularidades de las aguas superficiales.


Los lagos pueden definirse muy simplemente como cuerpos de agua que
llenan las depresiones de la corteza terrestre [104]. En el Glosario para el Plan
Nacional de Ordenamiento de los Recursos Hidráulicos, el lago se define como
"ambiente acuático continental estancado de considerable extensión y cuyas
características y fenómenos geográficos son similares a los del mar, es decir
presenta golfos, bahías, islas, mareas, etc." [134]. Las lagunas son lagos de
menor dimensión.

En el Perú tenemos un lago muy grande como el Titicaca y una gran


cantidad de lagunas de diversos tamaños, algunas pequeñísimas (Cuadro
1.7).

Un lago representa una forma natural de almacenamiento de agua. En el


Perú hay gran cantidad de lagunas que han sido represadas; es decir, que se
ha cerrado su salida por medio de una presa con lo que se aumenta
el volumen disponible para su utilización, para lo cual una o más compuertas
permiten disponer del agua a voluntad. Las 19 lagunas represadas en la
cuenca del río Santa Eulalia contribuyen al afianzamiento hidráulico del río
Rímac. Hay otras lagunas, como la de Marcapomacocha, de la cuenca del río
Mantaro, cuyas aguas se derivan hacia el río Rímac.

Los lagos, en especial los pequeños, y las lagunas son generalmente


temporales (no perennes), sobre todo cuando se usa una escala de tiempo muy
grande. Esto significa que las depresiones del terreno, que aparecen como
lagos o lagunas, no siempre han estado llenas de agua. La limnología es la
ciencia que estudia los lagos y embalses, incluyendo los fenómenos
hidrológicos y especialmente el aspecto ambiental.
CUADRO 2.4
Distribución Porcentual de la Disponibilidad
Mensual de Agua en el río Moche (Estación
Quirihuac: 1912-1980)
Setiembre 0,6
Octubre 1,4
Noviembre 2
Diciembre 3,5

Enero 12

Febrero 14
Marzo 32 70%
Abril 24

Mayo 8

Junio 1
Julio 1
Agosto 0,5

100,0

CUADRO 2.5
Distribución Porcentual de la Disponibilidad
Mensual de Agua en el río Chicama
Setiembre 1,5
Octubre 2
Noviembre 1,5
Diciembre 3

Enero 8

Febrero 20
Marzo 29 70%
Abril 21

Mayo 8

Junio 3
Julio 2
Agosto 1

100,0
CUADRO 2.6
*
Caudales Medios Anuales del río Chicama
(Estación Salinar)
AÑO Q AÑO Q AÑO Q

1911-12 7 1934-35 21 1957-58 21


1912-13 14 1935-36 32 1958-59 22
1913-14 10 1936-37 9 1959-60 20
1914-15 96 1937-38 29 1960-61 15
1915-16 83 1938-39 33 1961-62 32
1916-17 20 1939-40 32 1962-63 18
1917-18 28 1940-41 44 1963-64 24
1918-19 28 1941-42 14 1964-65 24
1919-20 31 1942-43 40 1965-66 13
1920-21 33 1943-44 36 1966-67 32
1921-22 36 1944-45 33 1967-68 5
1922-23 28 1945-46 29 1968-69 12
1923-24 16 1946-47 19 1969-70 16
1924-25 81 1947-48 29 1970-71 31
1925-26 59 1948-49 32 1971-72 31
1926-27 31 1949-50 9 1972-73 44
1927-28 28 1950-51 8 1973-74 21
1928-29 25 1951-52 25 1974-75 33
1929-30 21 1952-53 41 1975-76 23
1930-31 15 1953-54 17 1976-77 29
1931-32 35 1954-55 23 1977-78 6
1932-33 81 1955-56 33 1978-79 13
1933-34 60 1956-57 34 1979-80 1

3
* En m /s
En el sentido más amplio, los lagos y lagunas se clasifican en abiertos y
cerrados, dependiendo de que tengan o no una salida. Los lagos abiertos
tienen un río, o una corriente de agua, que los descarga. Por ejemplo, el río
Mantaro es la descarga del lago Junín. Hay otro tipo de lagos que también se
consideran abiertos, pero que descargan por filtración. Este es el caso de la
laguna de Aricota, que da lugar, por filtraciones, al nacimiento del río
Curibaya (cuenca de Locumba). "Una nota saltante de esta zona es la laguna
de Aricota, profundo embalse natural de 120 m de profundidad y 800 MMC de
capacidad formada por el desprendimiento de grandes masas de los cerros
laterales sobre el cauce del río, haciendo una presa natural en cuyo talud de
aguas abajo se aprecian filtraciones que dan origen al río Curibaya y que han
sido aprovecha- das para la agricultura..." [100].

Los lagos cerrados son aquéllos que como su nombre lo indica no tienen
salida. Este tipo de lagos y lagunas es propio de las zonas áridas y semiári-
das. Como lo señala LANGBEIN en estas zonas la evaporación es mayor que
la precipitación y el número de lagos aumenta con el grado de aridez,
llegándose al caso extremo de tener lagos secos [84].

En los lagos cerrados hay por lo general un elevado grado de salinidad. La


explicación usual es que el continuo proceso de evaporación de agua, libre de
sales, y el ingreso de agua con un cierto contenido salino determina que haya
una acumulación de sales en el lago. Sin embargo, el contenido de sales de
las aguas no es una medida de su edad, como alguna vez se pensó.

En los lagos y lagunas hay una tendencia a la eutrofización. Es éste el


proceso mediante el cual las aguas se hacen más ricas en sustancias
nutritivas, como las algas. Este proceso puede ser natural como consecuencia
del paso del tiempo o artificial por efecto de fertilizantes y contaminantes.

El lago Titicaca, que es el más grande que tenemos, es compartido por


Perú y Bolivia. El lago Junín representa un área de gran valor histórico,
sociológico y científico, y desde 1974 es Reserva Nacional [17]. El proyecto
Trasvase Mantaro propone aumentar la capacidad del lago a 1 300 MMC para
cumplir con los objetivos del Proyecto, en lo que respecta a suministro de
agua potable para la ciudad de Lima y generación de energía. Es, sin
embargo, lamentable el grado de contaminación de este lago y de sus
alrededores, principalmente por la actividad minera.

Las lagunas, en general, son formas de retención superficial. Así, en la


cuenca del río Maure, de la vertiente del lago Titicaca, se da lo siguiente:
"Debido a la porosidad del tufo volcánico, la cuenca muestra un fuerte índice
de infiltración y gran retentividad de las aguas de precipitación como se verá
más adelante, constituyendo un reservorio natural y explica el caudal casi
constante
que presenta el río Maure, pese al largo período seco, Mayo a Octubre". "En la
cuenca del río Maure, así como en la vecinas, abundan los bofedales, es decir
zonas donde el agua discurre lentamente, en forma subsuperficial en gran
parte, manteniendo los terrenos saturados en forma constante lo que favorece
el crecimiento de cierto pasto que aunque enano es bueno para la alimentación
de las alpacas. Por estos motivos los naturales fomentan la formación de
estos bofedales provocando inundaciones con pequeños canales que parten de
los pequeños ríos existentes. Por esta razón hay constantemente una masa de
agua expuesta a la evaporación... lo que baja el rendimiento de la cuenca"
[139].

Pero las lagunas no sólo significan una forma inconveniente de retención


superficial desde el punto de vista del aprovechamiento del agua existente,
sino que también pueden ser fuente de peligro. La ruptura de lagunas ha
dado lugar a grandes aluviones. Recordemos que las lagunas son
represamientos naturales, sin aliviadero. "El aluvión de Huaraz, que destruyó
parte de dicha ciudad, segó la vida de gran número de personas el 13 de
diciembre de 1941. Se originó este aluvión por la ruptura de dos lagunas de la
quebrada Cojup, que descargaron más de 4 000 000 de m3 " [41].
Posteriormente ha habido muchos otros aluviones en la cuenca del río Santa.
El más importante fue el de 1970.

Las lagunas son lugares apropiados para la recreación y el turismo, por lo


que debemos preservarlas.

Otra forma de retención superficial está constituida por los pantanos. La


definición de pantano es muy amplia: "Ciénaga situada en un terreno de
drenaje nulo o escaso, constituido de aluvión o de morrena de glaciar, o más
concretamente situada en una cuenca rocosa llena de humus negro y arena
saturada de agua, de materia vegetal descompuesta y de musgo gris, incapaz
de soportar mucho peso. La superficie está habitualmente cubierta de
montículos. Denominación también aplicada en general a todo terreno musgoso
y pantanoso, cualquiera que sean las características topográficas del
terreno circundante" [134]. Esta larga definición se origina en el Glosario
Hidrológico Internacional de la Organización Meteorológica Mundial.

Los pantanos son ambientes acuáticos que forman parte del ecosistema y
que deben preservarse. La alternativa de los pantanos es el desierto. Los
pantanos son recursos turísticos, paisajistas y, como en el caso de los de
Villa, al sur de Lima, constituyen refugios de las aves migratorias, lo que
también ocurre con las lagunas de Mejía, en Arequipa.

Los pantanos de Villa están muy cercanos al mar. En ellos se desarrolla


vegetación, y fauna propia y son lugar de descanso para las aves. En otros
lugares de la costa hay formaciones similares, a las que se trata de poner
bajo
protección internacional para impedir su destrucción.

El Ministerio de Agricultura estableció en 1989 la Zona Reservada de los


Pantanos de Villa, sobre una superficie de 396 hectáreas. Se estableció
asimismo que quedaba prohibida "en dicha Zona Reservada la caza de
animales silvestres, la extracción de flora y fauna y otras actividades de
explotación de recursos naturales renovables". Se encargó la administración
de dicha Zona Reservada al Patronato de Defensa de los Pantanos de Villa
[109].

Los puquios son afloramientos de agua. En muchos lugares del Perú su


importancia es grande como fuente de agua y sustento de la agricultura.

Hace más de 1 000 años en el valle de Nazca sus habitantes usaban el


agua de los puquios u ojos de agua para satisfacer sus necesidades. Los
puquios de Nazca, construidos por el hombre, logran que el agua aflore y
pueda ser utilizada. Los puquios se interconectan por medio de acueductos
que pueden tener hasta 1 kilómetro de longitud.

En la referencia [40] se señala que "En el valle de Moche existen los


puquios siguientes: Puquio Alto, Puquio Bajo, Puquio Santa Rosa y Puquio
Larrea. Estos puquios atienden una extensión bastante considerable de
terreno y el caudal aprovechado es del orden de 300 litros por segundo como
promedio anual".

En un informe del año 1966 se señala que en el valle del Chillón hay 15
puquios principales, los que descargan en conjunto más de 3 m3/s. Del
puquio de Punchauca, de 45 litros por segundo, se abastecía de agua potable
a Ancón. Los afloramientos del Fundo Chuquitanta dieron lugar a una planta
de embotellamiento de agua del mismo nombre.

Todo esto es una muestra de los esfuerzos hechos por el hombre, en


todas las épocas, por adaptarse a las condiciones naturales y tratar de obtener
el máximo provecho de ellas. En algunas oportunidades la explotación del
agua subterránea ha hecho desaparecer puquios y lagunas.

Otra forma de aprovechamiento de aguas subsuperficiales está constituida


por las hoyadas de Chilca. En Chilca, zona muy árida, había agricultura hace
7 000 años. Para lograrlo excavaban pozas hasta encontrar agua y
sembraban allí.

Pero las aguas superficiales no sólo se usan para el abastecimiento


poblacional y el riego, sino también en otras actividades como el transporte y
la generación de energía. Los ríos han sido usados para el transporte desde
épocas inmemoriales y siguen siéndolo en el presente. También se ha
construido canales para usarlos en el transporte.
Las corrientes superficiales proporcionan un caudal que combinado con
un desnivel da lugar a la producción de energía. Es una energía barata, no
contaminante, que juega un importante papel en el progreso de la
Humanidad.

Tienen, pues, las aguas superficiales múltiples usos. Su importancia y


utilidad no está en duda; debe, sin embargo, resaltarse que no constituyen la
única fuente de agua. Debemos asimismo estar mentalmente preparados
para percibir todas las manifestaciones del agua y usar la más adecuada en
cada caso.

2.4 Aguas Subterráneas

Las reservas de aguas subterráneas a nivel planetario son mucho más grandes
que las de las aguas superficiales, pero su aprovechamiento es marcadamente
menor. Las aguas subterráneas constituyen la mayor fuente de agua dulce
disponible. Representan el 97% del agua dulce a la que podemos tener
acceso. Se afirma que en cualquier lugar de la Tierra se puede encontrar agua
dulce si se perfora a suficiente profundidad. Se calcula que debajo del desierto
del Sahara hay más de 600 000 km3 de agua dulce [86].

El agua subterránea se origina en el agua superficial, por infiltración, tal


como lo hemos señalado que ocurre en el ciclo hidrológico. La recarga de los
acuíferos se realiza con la parte de la precipitación que no escurre ni se
evapora. Puede producirse también a partir de la nieve y por infiltración de
aguas fluviales [44]. En realidad, las aguas superficiales y las subterráneas
son fases de un mismo recurso y su evaluación tiene que ser integral.
Generalmente, también su aprovechamiento [28].

Un acuífero es una formación geológica que contiene agua. Esta agua,


que se llama subterránea, está contenida en los poros. La porosidad resulta
ser una medida de la cantidad de agua que puede tener un estrato. "Se llama
acuífero a toda formación geológica que contiene agua a saturación de tal
modo que es posible extraer esa agua con caudales económicamente
interesantes mediante la construcción de captaciones apropiadas. De otro
modo, la formación se llama acuitardo" [44]. Los manantiales son sistemas
naturales de descarga de los acuíferos.

La importancia de las aguas subterráneas es mayor en los países áridos y


semiáridos, que quieren impulsar su desarrollo económico. España, que es el
país más seco de Europa, tiene un importante uso de las aguas subterráneas;
con ellas se satisface el 30% de la demanda urbana y doméstica [89].
El aprovechamiento de las aguas subterráneas es muy antiguo. En la
Biblia hay numerosas referencias a la existencia de pozos. Los suelos
aluviales de los valles constituyen magníficos reservorios naturales. En los
valles de Chao, Virú, Moche y Chicama había hace unos 10 años un total de
4
000 pozos de explotación de agua subterránea: 60% a tajo abierto y 40%
tubulares. De ellos se extraía anualmente 330 MMC [40]. En el valle de
Chicama la profundidad de los pozos tubulares varía entre 9 y 130 m, siendo
la profundidad más frecuente de 30 m. En este valle hay un acuífero
superficial de 40 a 50 m de potencia formado por cantos rodados y grava;
localmente hay zonas más profundas. En el estudio respectivo, mediante
controles piezométricos, se reconstruyó las hidroisohipsas. Se determinó que
la recarga del acuífero tiene su origen "aguas arriba del abanico fluvial, es
decir se origina en la parte alta del valle, donde se producen filtraciones
directas a través del lecho del río Chicama y de sus afluentes. Localmente la
alimentación a la napa es incrementada por las filtraciones del mismo río en
época de avenidas, por los canales de riego no impermeabilizados y por las
actuales áreas bajo riego" [40].

La ciudad de Lima se ubica sobre un importante acuífero correspondiente


a las cuencas de los ríos Rímac y Chillón. "Existe agua abundante en los
sedimentos del manto aluvial cuaternario superpuesto sobre el basamento
rocoso impermeable precuaternario. El aluvión varía desde bolones hasta
arcilla, pero en su mayor parte está constituido por grava con arena y limo,
con un contenido variable de arcilla" [48]. Con respecto a la calidad de estas
aguas se afirma lo siguiente: “son predominantemente del tipo de sulfato de
calcio y además tienen una baja salinidad (700 mg/l). La intrusión de agua
del mar se detecta en la vecindad del Callao y aguas sulfatadas con altas
concentraciones (mayor de
1 000 mg/l de sulfatos) se presentan en el valle bajo del río Chillón" [48]. En
la
Figura 2.4 aparece el balance del acuífero de Lima, para el período 1969
a
1978, en m3/s. Se observa que los ingresos de agua suman 17,3 m3/s, las
salidas son de 18,5 m3/s, por lo tanto hay una pérdida de almacenamiento
de
1,2 m3/s. En Ica, años atrás, se realizó un uso intensivo de aguas
subterráneas (pampas de Los Castillos), lo que trajo como consecuencia que se
secasen algunas lagunas, como la de Huacachina.
La sobreexplotación de las aguas subterráneas en los alrededores de
Bogotá trajo como consecuencia la aparición de hundimientos en diversas
partes de la ciudad. Algunas calles parecían toboganes, según un observador
local. Las autoridades decidieron prohibir la explotación de pozos que venía
siendo realizada para el cultivo de flores y buscaron una fuente alternativa de
agua.
Uno de los mayores problemas que se presenta muchas veces en el
aprovechamiento de aguas superficiales es la necesidad de construir embalses
de regulación. En cambio cuando el aprovechamiento es de aguas del
61
subsuelo el reservorio ya existe: es el acuífero. Debe, sin embargo,
presentarse mucha atención a su recarga. Para poder mantener los acuíferos
en explotación es necesario que tengan una recarga suficiente. El ideal es que
la recarga sea natural, pero de no ser así, se debe hacer una recarga artificial.
Ernesto MAISCH ha estudiado la recarga del acuífero de Lima (Rímac, Chillón,
Lurín) [93]. José N. DE PIEROLA ha estudiado la recarga artificial del
acuífero del valle de Nazca, aprovechando los excedentes hídricos de los meses
de verano [47].

Uno de los mensajes que pretendemos dar a través de este libro es que la
mente del político, del planificador, del ingeniero y de los usuarios, debe estar
abierta a todas las posibilidades de oferta de agua que nos ofrece la Naturale-
za. Llevamos miles de años explotando las aguas superficiales, y esta
circunstancia parece haber provocado en nosotros una tendencia a considerar
que sólo el aprovechamiento de ellas nos ofrece garantía y seguridad de
abastecimiento. La explotación de las aguas superficiales nos da la sensación
de control del recurso y de la Naturaleza.

Pareciera que las obras que se construyen en la superficie, las obras


elevadas, tuviesen una mayor atracción y un impacto más fuerte en la opinión
pública. La inauguración de una presa o de una gran bocatoma se convierte
en algo espectacular e impactante ante el periodismo y la población. ¿Pero,
por qué no produce el mismo efecto la puesta en marcha de un sistema de
drenaje o de un pozo del que luego se construirán cientos similares para
conformar un gran proyecto hidráulico? La respuesta probablemente debamos
encontrarla en la naturaleza humana y en nuestra formación y educación. Es
decir, en nuestros esquemas mentales.

Dentro de este contexto debemos pensar en las aguas subterráneas como


una solución alternativa, y a menudo complementaría, de los aprovechamien-
tos superficiales. En aquellas zonas donde hay aguas superficiales y
subterrá- neas, es decir donde puede surgir la posibilidad de realizar el uso de
ambas fases del recurso, deberíamos tener la actitud mental más amplia
posible, a fin de analizar debidamente el aprovechamiento de la totalidad del
recurso.

WIENER ha señalado, y refutado, las razones por las cuales, a su juicio,


mucha gente se opone a la explotación de las aguas subterráneas [178].
Ellas son:

1. La explotación del agua subterránea es costosa, especialmente si la altura


de bombeo es demasiado grande.

62
2. Los estudios para el desarrollo de las aguas subterráneas requieren de
información, que generalmente no está disponible y que tomaría mucho
tiempo conseguir.

3. La evaluación de esa información requiere de personal altamente


calificado, que generalmente no está disponible en los países en vías de
desarrollo.

4. Es difícil predecir las respuestas cuantitativa y cualitativa que ocurrirán


en una formación de agua subterránea como consecuencia de su
explotación.

WIENER considera que estas razones no son ciertas y que su aceptación


impide el desarrollo de las aguas subterráneas, las que en muchos casos
pueden ser una solución muy ventajosa. La idea de que el costo de explota-
ción de las aguas subterráneas es mayor que las superficiales no puede
generalizarse. Puede que lo sea o no en un caso determinado, pero el análisis
respectivo debe ser ampliamente concebido. Hay diferencias mucho más
profundas que deben considerarse y que involucran la totalidad del sistema
hidráulico y no sólo la fuente de agua. Así por ejemplo, si un sistema de
abastecimiento poblacional o de riego se opera con eficiencias muy bajas, la
demanda de agua será grande, mucho mayor que la estrictamente necesaria y
esto incidirá en los costos, pues gran parte del agua bombeada será desperdi-
ciada. El número de pozos y el costo del bombeo varían directamente con los
caudales requeridos. En cambio una bocatoma y un canal para, digamos, 50
m3/s cuesta prácticamente lo mismo que para 40 m3/s. Por lo tanto los
mayores costos de explotación de las aguas subterráneas no provienen
necesariamente de la naturaleza de las cosas, sino de la ineficiencia en el
manejo del agua. Pero el problema de la comparación de costos es mucho
más amplio. Una de las grandes ventajas de la explotación de las aguas
subterráneas es que la inversión se hace a lo largo del tiempo de maduración
y desarrollo del proyecto. Si se trata por ejemplo, de un proyecto de riego
de
100 000 hectáreas en el que se va a incorporar 5 000 hectáreas al año,
entonces la explotación de aguas subterráneas se haría a lo largo de 20 años
lo que permitiría que la inversión sea gradual. En cambio, en una obra de
aprovechamiento superficial hay una inversión inicial grande, generalmente
para todo el proyecto, que durante muchos años no es necesaria en su
totalidad, pero cuya incidencia en los costos, vía intereses, es muy grande.
Todo esto debe hacernos pensar que la comparación de costos entre ambos
tipos de aprovechamiento debe ser correctamente hecha, de modo de reflejar
la realidad. No es pues necesariamente cierto que la explotación de las aguas
subterráneas sea más costosa que la de las aguas superficiales. La generaliza-
ción de este error puede llevar a decisiones equivocadas en el planeamiento de
los recursos hidráulicos.
Los aprovechamientos de aguas superficiales requieren de largos estudios
hidrológicos y meteorológicos, que pueden extenderse a lo largo de muchos
años. En cambio, los estudios para evaluar la disponibilidad de aguas
subterráneas son muchísimo más rápidos y de menor costo. De otro lado, los
estudios de aguas superficiales requieren de gran confiabilidad, precisión y
duración, pues se trata de construir una obra, tal como por ejemplo una
presa, para la capacidad total de desarrollo del proyecto. En cambio en las
aguas subterráneas el aprovechamiento es paulatino y cada pozo de
explotación sirve también como fuente de información. El estudio continúa
junto con el desarrollo del proyecto y orienta su dimensión y alcances.

La teoría y experiencia que debe aplicarse para el cálculo de la disponibi-


lidad de aguas subterráneas no es mayor que la que se requiere para una
obra de regulación superficial. Los estudios de una gran presa, de otro lado,
son bastante complejos y requieren del concurso de varios especialistas, para
definir, por ejemplo, las condiciones de cimentación, tipo de presa, riesgo
sísmico, máximas avenidas o sedimentación del embalse. Es decir, que el
aprovechamiento de cada fase del recurso tiene sus problemas y no hay
fundamento para partir de la base que una es más difícil que la otra. Debe
tenerse presente que la explotación de un acuífero nos da información acerca
de su evolución y respuesta y nos permite anticiparnos a su reacción.

En síntesis, pues, la explotación de las aguas subterráneas, nos dice


WIENER, es de especial importancia para los países en vías de desarrollo por
que supone menores inversiones, que además pueden subdividirse ventajosa-
mente en el tiempo, gran flexibilidad en el desarrollo del proyecto y rango de
errores manejable [178].

Una de las grandes posibilidades de las aguas subterráneas está en el


denominado uso conjuntivo, o conjunto. Se dice que hay uso conjuntivo
cuando la demanda puede ser satisfecha, ya sea desde una fuente superficial
o de una subterránea. Esta es la situación deseable para Lima, por ejemplo.
Obviamente debe existir un sistema que permita el uso alternativo de una u
otra fuente de suministro. Para Lima la idea es abastecer la ciudad con agua
del río Rímac, siempre que ello sea posible, lo que ocurre generalmente en los
meses de verano (enero a abril), captando hasta la capacidad que corresponde
a la planta de tratamiento, luego de las ampliaciones. Durante el resto del
año, en los meses en que el caudal del río es inferior a dicha capacidad se
debe recurrir a la explotación del acuífero. Este sistema permite que
aproximada- mente el 30% de los pozos esté fuera de servicio durante unos
cuatro meses al año [64]. En la Figura 2.5 se aprecia gráficamente lo
antes expuesto. Podríamos añadir que como la demanda de Lima es mayor
que la capacidad de la planta de tratamiento y que las disponibilidades
del río, hay déficit
permanente cuya solución corresponde a un planeamiento integral. Para que
pueda cumplirse con lo señalado en la Figura 2.5 sería necesario: construir el
embalse de Yuracmayo, ampliar la planta de La Atarjea a 20 m3/s, ampliar la
capacidad de extracción del acuífero a 13,5 m3/s y, por cierto, renovar la red
de distribución. La solución de sobreexplotar el acuífero es peligrosa. Según
algunas estimaciones en 40 años ha habido un descenso de 81 metros (¡2
metros por año!) en la napa freática de Lima [101].

Todo esto hacer ver que la explotación de las aguas subterráneas debe
hacerse técnicamente, teniendo en cuenta la recarga del acuífero.

Ernesto MAISCH ha insistido mucho en el uso de los reservorios


aluviales, tema éste que por cierto debemos tener siempre presente. Los
reservorios aluviales tienen con respecto a los embalses de regulación de
aguas superficia- les varias ventajas, que han sido resumidas por Ernesto
MAISCH. Ellas son:

"i) No interfieren con el uso superficial del

suelo. ii) No tienen pérdidas de agua por

evaporación.

iii) No tienen pérdida de capacidad de almacenamiento por acumulación


de sedimentos.

iv) Mantienen el agua fresca y


protegida.

v) No requieren tratamiento adicional del agua, siendo suficiente una


simple clorinación.

vi) Son por naturaleza


asísmicos.

vii) Tienen un costo del orden de la cuarta parte del costo de los
Reservorios
Superficiales (incluyendo el costo de bombas para extraer el agua del
suelo).

viii) Permiten su desarrollo por etapas en forma paralela al crecimiento de


la demanda" [94].

Podríamos recordar, además, que la evaluación de las reservas de aguas


subterráneas es mucho más rápida que la de las superficiales.
Con ocasión del Fórum Agua para Lima, celebrado en el Colegio de
Ingenieros del Perú del 20 al 22 de Marzo de 1990, Ernesto MAISCH, luego de
exponer las dificultades de tipo sedimentológico que habría para construir
presas sobre el lecho del río Rímac, señala que: “De utilizarse el suelo aluvial
como reservorio, el costo sería la cuarta parte de los reservorios en superficie
por
unidad de capacidad de rendimiento. Así el costo de 1 m3/s regulado
en un

reservorio aluvial sería de 12 millones de dólares; en cambio en un


reservorio superficial sería de 45 millones de dólares".

La sobreexplotación de un acuífero se produce cuando las extracciones


son mayores que la recarga. Esto significa el descenso de los niveles con el
consiguiente aumento de altura de bombeo. En algunos lugares, en áreas
vecinas a la costa, la sobreexplotación del acuífero puede conducir a la
intrusión salina.

Las aguas subterráneas también están sujetas a contaminación. Cuando


de un modo u otro se incorpora una sustancia extraña a un acuífero y ésta se
disuelve, se traslada en la dirección de la corriente hasta distancias muy
grandes del punto de origen. Mediante este fenómeno denominado advección
todo el acuífero puede quedar contaminado [44].

Los acuíferos contaminados pueden restaurarse, pero el costo puede ser


elevado. CUSTODIO ha señalado algunas de las medidas usuales para la
restauración de acuíferos:

"- Eliminar las fuentes contaminantes y dejar la restauración a los


mecanismos de dilución y reacciones químicas o bioquímicas.

- Eliminar el contaminante extrayendo el agua contaminada mediante


pozos, drenes y/o zanjas.

- Acelerar la dilución mediante recarga artificial.

- Instalar barreras impermeables para contener la zona contaminada.

- Inyectar productos que conduzcan a condiciones en las que se reduzca


la movilidad o la solubilidad del contaminante.

- Extraer el agua contaminada, tratarla y reinyectarla aguas abajo.

- Establecer, mediante pozos de bombeo e inyección, líneas de velocidad


nula que contengan la zona contaminante.

- Excavar y eliminar la parte contaminada del acuífero" [44].


67
2.5 Aguas Salinas
Según hemos visto los mares constituyen la mayor fuente de agua disponible
en el planeta. Tarde o temprano tendremos que llegar a usar masivamente
estas enormes reservas hidráulicas.

El agua de mar contiene sales en una cantidad tal que su uso, sin
tratamiento, sólo es posible en determinados casos. Normalmente el agua
de los océanos tiene una concentración media de sales de 35 gramos por litro
(35 000 partes por millón). Pero hay excepciones. En el mar Báltico la
salinidad media es de 8 gramos por litro, pero se ha observado que cuando
hay afluencia de agua dulce, por lluvia y descargas fluviales, la
salinidad superficial es inferior a 3 gramos por litro. En cambio en el mar
Rojo, en ausencia de lluvias, se ha registrado 41 gramos por litro.

Resulta de estos valores una situación paradójica y desventajosa desde el


punto de vista de la posibilidad de aprovechamiento de las aguas del mar. En
las zonas áridas, donde no hay lluvias y falta el agua, el contenido de sales en
el agua de mar es muy alto; en cambio en las zonas en las que hay exceso de
agua dulce, el contenido de sales de las aguas de mar es bajo.

La mayor parte de las zonas áridas tiene muy cerca grandes cantidades
de agua salada, cuya existencia no disminuye la aridez, pues no pueden
usarse en tanto que no se disminuya drásticamente la cantidad de sales en
disolución que tienen.

En cualquier caso el contenido de sales de las aguas de mar es muy alto


para los usos que mayormente damos al agua. Las plantas no resistirían esa
cantidad de sales, los suelos agrícolas se salinizarían, las sales depositarían
en tuberías y calderos.

El agua de mar contiene prácticamente todos los elementos conocidos. La


mayor parte de ellos está en cantidades pequeñísimas. Los principales
elementos presentes en el agua de mar son los que aparecen en el Cuadro
2.7.

El Cuadro 2.7 expresa las concentraciones de iones. Las mayores


cantidades corresponden a cloro y sodio; sin embargo, como se ve, el
contenido de sales no está limitado al cloruro de sodio. "Son los
bicarbonatos y los sulfatos de calcio y magnesio los que producen en el
proceso de desalación los mayores problemas y no el cloruro de sodio.
Aquellos producen depósitos insolubles como el carbonato de calcio, el óxido
de magnesio y el sulfato de calcio, los cuales forman sedimentos y gruesas
costras que impiden la correcta operación de muchos tipos de instalaciones
desaladoras" [113].
68
CUADRO 2.7
Elementos Contenidos en el Agua de Mar

Elemento Símbolo Porcentaje Concentración

p.p.m.

Cloro Cl 55,04 18 980


Sodio Na 30,61 10 556
Sulfato SO4 7,68 2 649
Magnesio Mg 3,69 1 272
Calcio Ca 1,16 400
Potasio K 1,10 380
Bicarbonato HCO3 0,41 140
Bromo Br 0,19 65
Ácido Bórico H3Bo3 0,07 26
Estroncio Sr 0,04 13
Otros 0,01 2

100,00 34 483

Las altas concentraciones de sales no sólo se presentan en los océanos,


sino también en los mares interiores. En el mar Muerto la salinidad es de
271 gramos por litro y en el gran lago Salado (USA) es de 203 gramos por
litro.

Para poder usar el agua con alto contenido de sales, como la de los
océanos, hay que reducir drásticamente la concentración; usualmente más de
100 veces. La forma de hacerlo se conoce desde hace mucho tiempo. El agua
se calienta, se evapora y por condensación de los vapores se obtiene agua
libre de sales. Es este el proceso natural que se produce en el ciclo
hidrológico, en el que el agua del mar se calienta por acción del sol.

El proceso mediante el cual se disminuye la concentración de sales de una


determinada agua recibe diferentes nombres: desalinización, desalación,
purificación del agua salada, conversión del agua salada, desmineralización
del agua, condensación, etc. [113]. Cualquiera que sea el nombre que demos
al proceso siempre habrá una gran dificultad: el elevado costo. En la
actualidad el costo medio de desalinización está comprendido entre $ 1,50 y $
2,00 por metro cúbico
[75].

La desalinización del agua de mar es una forma de obtener agua dulce


que resulta ventajosa en algunos lugares aislados, relativamente pequeños, en
los que no resulta económica la explotación de fuentes alternativas, o bien,
simplemente cuando éstas no existen. Los buques recurren a la desalinización
de agua de mar.
En el siglo pasado el abastecimiento de agua de algunas ciudades, como
Iquique, se realizaba por desalinización del agua de mar, mediante las
llamadas máquinas condensadoras, que trabajaban a carbón. Hay muchas
islas que recurren a este método. El archipiélago de las Canarias tiene dos
fuentes de agua: el subsuelo y el mar. En las islas Gran Canaria, Lanzarote y
Fuenteventura se desarrolla un importante programa de utilización de aguas
de mar, previa desalación, como dicen en España. En el archipiélago hay
casi 30 instalaciones de diferentes tamaños. La producción total diaria es de
230 000 m3 (2,66 m3/s). Se usan varias tecnologías como la
evaporación súbita multietapa, compresión de vapor y ósmosis inversa. Las
plantas llamadas las Palmas I y Lanzarote I fueron en su momento las más
grandes del mundo. Al 30 de junio de 1986 había en operación en el mundo
más de 5 700 plantas desalinizadoras, con una capacidad total de cerca de
12 millones de m3 por día. El ritmo de crecimiento era de 7,5% anual, (en su
mayor parte en la península arábiga).

En el Perú hay plantas de tratamiento de agua salada en Hierro Perú


(agua para uso industrial), en la refinería de Ilo, a cargo de Minero Perú y en
algunos otros lugares más.

Sabemos que el abastecimiento de agua es complejo y difícil. No debemos


por lo tanto aferrarnos a un solo tipo de soluciones; en consecuencia, siempre
que sea posible debe recurrirse a soluciones alternativas, como el uso de agua
de mar, pues las aguas superficiales son cada día más escasas y costosas de
utilizar. Así por ejemplo, se ha planteado la posibilidad de instalar plantas
desalinizadoras para abastecer de agua potable a algunas partes de la Ciudad
de Lima (Cono norte).

Si en el Perú se quisiera usar actualmente el agua del mar tendríamos


que añadir a los costos de desalinización, los de bombeo, con lo que se
obtendrían valores bastante altos. Los costos son altos o bajos cuando se les
compara con soluciones alternativas. En el estudio del Trasvase Mantaro
[17] se señala que el costo, expresado como valor presente neto, para obtener
por desalinización del agua de mar, agua dulce para Lima es 15 veces el que
corresponde a la derivación de las aguas del río Mantaro. Los proyectos
alternativos con respecto al agua de mar, como el de Mantaro, tienen la
ventaja de ser de propósito múltiple, pues son útiles también para la
generación de energía.

Pero el agua de mar se puede usar también sin desalinizarla. Una forma
es la utilización de la energía de las mareas. Otra posibilidad es la siguiente.
En el estudio de 1971 sobre los recursos de agua para Lima [16] se señala la
posibilidad de usar en las zonas próximas al mar una red paralela de agua
salada para operación de aparatos higiénicos, como inodoros y otros. En el
referido estudio, Binnie & Partners señala que mediante este procedimiento se
logró en Hong Kong, donde el agua es escasa, reducir la demanda total en 70
litros/habitante/día. Este sistema bombea agua del mar hasta un reservorio
elevado, de donde se abastece por gravedad a cada sector de la ciudad. Las
bombas tienen impulsores de bronce, las tuberías son de asbesto cemento y
las instalaciones son de material plástico. El solo hecho de haber considerado
para Lima esta posibilidad en 1971 nos indica la gravedad de la escasez de
agua, sin embargo la idea se descartó porque impediría el uso de los desagües
en agricultura.

Denominamos aguas salobres a aquéllas que tienen un contenido de sales


mayor que el que usualmente contiene el agua dulce, pero muy inferior a la
salinidad del agua de mar. El agua salobre puede ser de ríos, lagos, u otros
cuerpos de agua cuyo contenido de sales sea mayor que unas 500 p.p.m. y
cuyo aprovechamiento pueda ser económicamente viable. Las aguas salobres
están utilizándose, sobre todo, para abastecimiento poblacional, previo
tratamiento para bajar la concentración de sales. De los varios métodos que
hay para desalinizar el agua, hay algunos en los que el costo es menor en la
medida en que la concentración de sales lo sea. Son estos los que se utilizan
para tratar, por ejemplo, aguas ligeramente salobres. De otro lado, hay ciertos
cultivos en los que un agua ligeramente salobre es conveniente para su
desarrollo. Las posibilidades de uso de aguas salobres en agricultura están
en aumento. Así en Abu Dhabi se está regando bosques con aguas
subterráneas cuyo contenido de sales es de 10 000 p.p.m. [75].

2.6 Aguas Atmosféricas

La costa peruana es seca, es árida; sin embargo se da un importante


fenómeno en las lomas [163]. Las lomas costeñas son lugares ligeramente
altos, cercanos al mar, en los que la humedad atmosférica contenida en la
niebla se condensa y aparece como agua. Ejemplo típico de esta formación
son las Lomas de Lachay, éstas son las más conocidas, pero hay muchas otras
a lo largo de la costa. La vegetación actúa como una pantalla que atrapa la
niebla y su humedad. En las lomas hay animales como venados, zorros y
guanacos. La zona de lomas se extiende desde Trujillo hasta la localidad de
Coquimbo, en Chile (30° de latitud sur).

En 1977 mediante Decreto Supremo fue establecida la Reserva Nacional


de Lachay, que abarca una superficie de 5 070 hectáreas en proceso de
reforestación. Estas son las únicas lomas protegidas, de un total estimado de
800 000 hectáreas [108].
La reforestación de las lomas de Lachay se realizó por el sistema de
atrapanieblas (captadores de agua de la atmósfera): mallas de polipropileno
que captan por condensación la humedad de la atmósfera.

El Colegio de Ingenieros del Perú y el Grupo de Trabajo de Nieblas (G.T.N.)


organizaron un Seminario sobre la explotación de agua de niebla en el
desierto peruano-chileno, en el que se expresó lo siguiente:

"La presión poblacional, industrial y agrícola en las costas desérticas


del Perú y Chile exigen el desarrollo de tecnologías que permitan la explotación
de nuevas fuentes de agua. La costa sur del Perú (Tacna, Moquegua y
Arequipa) y de Chile viene sufriendo desde hace muchos años una severa
sequía, agravada por la reducción paulatina de sus reservas hídricas. En la
actualidad, obras inauguradas en Lima-Perú y en La Serena-Chile están
permitiendo considerar a la niebla una alternativa, a fin de solucionar el déficit
hídrico en el desierto Peruano-Chileno. Entre las fuentes no convencionales de
agua destaca la niebla. En tal sentido y considerando que esta región presenta
zonas de gran ocurrencia de nieblas, la aplicación de esta técnica resulta ser
una alternativa seria para solucionar parcialmente la gran escasez de agua, a
corto plazo".

Según el Grupo de Trabajo de Nieblas (G.T.N.) las zonas potenciales de


captación de agua de niebla en el Perú son: Trujillo, Virú, Casma, Lachay,
Lima, Cañete, Ica, Marcona, Atico, Ocoña, Camaná, Mollendo, Tacna e Ilo. El
G.T.N. señala que las ventajas del sistema de atrapanieblas son las siguientes:

" - Ofrece un rendimiento ilimitado en el tiempo, debido a que el clima de la


costa favorece la constante ocurrencia de niebla.

- Su diseño e instalación está acorde con la accesibilidad del área, aun


cuando ésta sea difícil.

- Es compatible y se adecúa a los sistemas tradicionales de distribución


y almacenamiento de agua.

- Requiere mínimo mantenimiento.

- No requiere ninguna clase de energía para su operatividad.

- El agua obtenida es pura y/o de fácil tratamiento, utilizable para su


uso múltiple.

- Permite la explotación del recurso a gran escala sin causar ningún


impacto negativo en el medio ambiente.

- Su costo de inversión es bajo debido a la sencillez de su infraestructura".


En la costa sur llaman a esta neblina, o humedad atmosférica,
camanchaca y se han hecho algunos logros importantes en el uso de los
atrapanieblas para el abastecimiento de agua poblacional. Así, el pueblo
costero de Chugungo, de 3 000 habitantes, ubicado 547 km al norte de
Santiago de Chile tiene instalado un sistema de atrapanieblas que permite el
abastecimiento poblacional.

El sistema de atrapanieblas ha provocado gran interés a nivel mundial.


Prueba de ello es la reunión internacional realizada en La Serena, Chile, en
abril de 1993, a la que asistieron especialistas de varios continentes.

2.7 Prevención y Control de la


Contaminación

Más adelante nos referiremos con algún detalle a los problemas de la calidad
del agua y al deterioro que sufren las fuentes y los cursos de agua, lo que trae
como consecuencia una disminución de los recursos hidráulicos disponibles.
En consecuencia, cuidar la calidad del agua equivale a aumentar los recursos
disponibles. La preservación de la calidad del agua se vuelve un imperativo
en todo el planeta, especialmente en las zonas donde el agua es escasa.

En el momento de estudiar el modo de satisfacer la demanda de agua a


una región debe considerarse seriamente la prevención y control de la
contaminación del agua, pues esto equivale a disponer de mayor cantidad de
recursos hidráulicos. Este tema se desarrolla más adelante.

2.8 Economía en el Consumo

El agua es costosa y escasa, por lo tanto debemos restringir su uso. Esto


significa que no debemos desperdiciarla. La agricultura, el riego
específicamente, es la actividad que consume mayor cantidad de agua. Es,
por lo tanto, en el riego donde deben hacerse economías importantes.
Las antiguas prácticas de riego por inundación, de captación de grandes
cantidades de agua en poco tiempo, por la torrencialidad de los
escurrimientos, deben quedar en el pasado. Ahora debemos regular el agua,
usarla con gran cuidado y economía. Esto significa su almacenamiento,
conducción cuidadosa, la distribución de acuerdo a la mejor infraestructura y
técnica disponibles y una selección de cultivos compatibles con la
disponibilidad de los recursos hidráulicos.

73
Cuando un proyecto de irrigación con agua regulada se diseña con una

74
eficiencia global de uso del agua del 50%, esto significa que la mitad del agua
que regulamos, conducimos y distribuimos a un elevado costo se pierde sin
utilidad alguna. Es demasiado. En el abastecimiento de grandes ciudades,
como Lima, también pueden ocurrir pérdidas importantes. Esto no es
correcto ni es justo.

La racionalización y economía en el consumo son fuentes importantes de


agua. Muchas veces basta hacer economías de agua para aumentar la
disponibilidad de agua de un proyecto.

Las aguas no son propiedad de nadie en particular. Son patrimonio de


todos, son de la Nación. Constituyen un bien común. "Las aguas
sin excepción alguna, son de propiedad del Estado, y su dominio es
inalienable e imprescriptible. No hay propiedad privada de las aguas ni
derechos adquiridos sobre ellas. El uso justificado y racional del agua, sólo
puede ser otorgado en armonía con el interés social y el desarrollo del país"
nos dice el artículo 1° de la Ley General de Aguas [131].

Resulta, pues, de lo anterior, que el desperdicio y el mal uso de las aguas


son incompatibles con la Ley y con el sentido común. Más adelante, en el
artículo 26° la referida Ley señala que los usos de las aguas se encuentran
condicionados a las necesidades reales del objeto a que se destinen y deberán
ejercerse en función del interés social y el desarrollo del país. El interés social
es el interés de la mayoría.

Al estudiarse los problemas del agua en Latinoamérica se ha señalado lo


siguiente: “En la región se aprecia una baja eficiencia en el uso del agua,
principalmente en regadío y usos urbanos. Los volúmenes brutos captados en
la fuente son muy superiores a los que realmente se necesitarían de acuerdo
con patrones tecnológicos avanzados. En el uso agrícola, una proporción
muy alta del agua captada se pierde, especialmente por mala conservación de
canales; en la distribución, debido a carencia de obras de regulación
diaria y a pobre administración de los sistemas y finalmente en potrero por
prácticas de riego deficientes. Existen zonas de riego en que desterrando
prácticas de despilfarro podría aumentarse la superficie regada con
inversiones relativamente modestas. En usos urbanos también se aprecia una
gran pérdida de agua por filtraciones de acueductos y en las redes de
distribución y en algunos casos estas pérdidas superan el 40% del agua
captada" [29].

Con ocasión del Estudio Definitivo del Proyecto Trasvase Mantaro la firma
consultora consideró que la economía en el consumo era fundamental para
lograr las dotaciones buscadas [17]. En dicho estudio se concluyó que la
demanda de la gran Lima (Lima, Callao y alrededores) aumentaría de 19 m3/s
en 1978 a 44 m3/s en el año 2000 basándose en un aumento de población
de
4,4 millones a 10,3 millones de habitantes y considerando que las pérdidas en
el sistema disminuirían de 48% a 30%, en el año 1990. En dicho estudio se
examinaron tres formas de reducir la demanda: reducción de las fugas en el
sistema de distribución, reducción del desperdicio domiciliario y elevación del
precio del agua. "Las pérdidas ocurren en todos los sistemas de
abastecimientos de agua. Pueden manifestarse como fugas del sistema de
suministro (esto es, fugas de las tuberías matrices y demás elementos); como
fugas de las instalaciones del consumidor y como uso indebido (como por
ejemplo, el dejar correr el agua innecesariamente). Las fugas son raramente
inferiores a un 10% de la producción total entregada al sistema de
abastecimiento; frecuentemente exceden un 50%, cuando no se ejerce la
detección de fugas en forma constante", nos dicen los consultores del proyecto
Trasvase Mantaro [16].

La regulación de las aguas superficiales se hace por medio de embalses.


En ellos se presenta pérdida de agua por evaporación. Hay algunos lugares
que por su forma presentan una gran superficie evaporante y no deben ser
considerados como vasos de almacenamiento.

El río Nilo tiene una masa media anual de 76 500 millones de m3. El
caudal se regula en la presa de Asuan, cuyo volumen total es de 162 000
millones de m3. Este embalse permite el riego de 2 800 000 hectáreas y la
generación de 10 000 millones de Kwh. Sin embargo, las pérdidas por
evaporación desde la superficie del embalse representan 9 600 millones de m3
al año (9,6 km3/año) lo que equivale a un caudal de 304 m3/s. La
evaporación diaria media es de 7,5 mm (2,75 m por año). Desde el reservorio
de Poechos, que regula las aguas del río Chira, la evaporación es de 3 a 4
m3/s.

Se ha ensayado varias formas de disminuir la evaporación de los


embalses sin haberse llegado a un resultado conveniente. Se ha determinado
que en el futuro las pérdidas de agua por evaporación desde los embalses que
hay en la Tierra, superarán a la parte irrecuperable de abastecimiento de
aguas urbanas e industriales, sumados ambos. Se estima que hacia el año
2000 las pérdidas de agua por evaporación desde los embalses representarán
unos 220 kilómetros cúbicos anuales, en tanto que las pérdidas
irrecuperables en el abastecimiento poblacional serán de 64,5 kilómetros
cúbicos y en el suministro industrial serán de 117 kilómetros cúbicos, tal
como se ve más adelante en el Cuadro 3.3.
2.9 La Reutilización de las Aguas

El agua es un bien natural escaso. Todo hace pensar que su escasez será
creciente. No debemos, pues, usar las aguas una sola vez y luego dejar que
se pierdan.

La reutilización de las aguas tiene dos modalidades. Una corresponde al


caso en el que luego de haber usado el agua una vez, sin que haya perdido
calidad, se aprovecha nuevamente. La otra modalidad consiste en que a pesar
de que un determinado uso haga que el agua pierda calidad, esto no impide
otro uso posterior, previo tratamiento del agua.

Un ejemplo interesante de reutilización, o de reúso de las aguas, es el que


ocurre en la cuenca del río Rímac. Hay varias centrales hidroeléctricas que
usan la misma agua, la que finalmente se emplea para abastecer a la ciudad
de Lima.

En Arequipa un sistema de represas permite la regulación de las aguas del


río Chili, las que son turbinadas, primero en la Central Hidroeléctrica
Charcani V y luego en varias otras centrales: Charcani IV, Charcani VI,
Charcani III, Charcani I y Charcani II. Es decir, un total de seis centrales
hidroeléctricas con las aguas de un mismo río. Finalmente las aguas de este
río se usan para abastecimiento público de la ciudad de Arequipa y para el
riego de su campiña. Existe en este río un proyecto interesante desde el
punto de vista de los recursos hidráulicos. Para lograr el uso múltiple, o
sucesivo de las aguas, hay que resolver generalmente el problema de la
coincidencia temporal de los usos. Así, la Central Hidroeléctrica Charcani
V podría ser operada a su máxima capacidad durante las horas de máxima
demanda eléctrica. Para ello habría que usar las aguas almacenadas en el
embalse de Aguada Blanca. Pero, la operación del sistema durante las horas
de punta demandaría un caudal superior al que podría usarse aguas abajo
durante esas horas. En consecuencia se ha planeado la construcción, aguas
abajo de la Central Charcani V, de un reservorio de compensación
denominado Puente Cincel en el que se almacenaría el exceso de agua
liberada durante las horas de máxima demanda y luego se utilizaría de
acuerdo a las necesidades de aguas abajo.

La otra modalidad de reutilización es aquella que requiere un tratamiento


previo de las aguas. Las aguas provenientes del riego y del abastecimiento a
ciudades pueden ser tratadas para uso posterior. Las aguas tratadas deben
cumplir determinados requisitos de calidad, según el uso al que estén
destinadas, el que puede ser, por ejemplo, riego, industria, incorporación a
fines recreativos, recarga de las aguas subterráneas y muchos otros más.
Para facilitar el reúso de las aguas es importante que se cumplan
estrictamente las normas que prohíben introducir sustancias nocivas,
provenientes de la actividad industrial, en las redes públicas de alcantarillado.

Al sur de Lima, en la década de los años 60, se construyó una serie de


lagunas de estabilización para tratar, y luego usar, los desagües provenientes
de un sector de la ciudad. Nacieron así las lagunas de San Juan y grandes
áreas de forestación. Dejemos que Alejandro VINCES ARAOZ, pionero de estos
trabajos, nos cuente algo al respecto: "Nosotros pensamos que los dos
mayores problemas que agobian a las metrópolis que tenemos en
Latinoamérica son los desagües y la basura, que no deben ser contemplados
como problemas, sino deben ser considerados como instrumento de desarrollo
de la propia ciudad que los produce; en ellos hay suficiente riqueza como
para poder impulsar el progreso, si tenemos el ingenio y el valor de
desarrollar programas ..."

El diario "El Comercio" de Lima el 06 de febrero de 1984 encabezó un


artículo con un feliz y acertado titular: “Las aguas servidas también
sirven". Las aguas servidas, es decir las aguas provenientes de los desagües,
pueden emplearse nuevamente, previo tratamiento.

La Universidad de Piura tiene en funcionamiento en su campus un


sistema de lagunas de oxidación, cuyos estudios empezaron en 1984, para
tratar las aguas residuales de la Universidad y de tres zonas urbanas
adyacentes.

Las lagunas, de tratamiento primario y secundario, están provistas de


equipos automáticos de medición de niveles y caudales y de una red de
instrumentos que permite medir el impacto de las lagunas sobre la napa
freática, en términos de incorporación de contaminantes biológicos y físico-
químicos, así como la variación de sus niveles.

El sistema de lagunas, además del objetivo obvio y principal que es el


tratamiento de las aguas negras como parte del saneamiento ambiental, tiene
la función adicional de proporcionar agua para la reforestación. Esta es una
importantísima función en un área desértica en la que el agua es escasa y
costosa. Mediante estas aguas tratadas se está efectuando la reforestación del
campus, completamente depredado de su bosque natural de algarrobo, por
acciones humanas.

En la Universidad existen 6 hectáreas de dos variedades de algarrobo y 5


hectáreas de tamarindo regadas con aguas tratadas. La Universidad también
ha ensayado el uso de estas aguas en diferentes especies de hortalizas y ha
evaluado el riesgo de su utilización. La conclusión obtenida por la Universidad
de Piura es que ha quedado demostrado el gran potencial que supone este
recurso para la generación de áreas verdes en poblaciones de la costa [15].
Esta experiencia tiene un valor enorme y debería ser aplicada en gran
escala, pues a un costo bajísimo se logra aumentar la disponibilidad de agua.

Las necesidades de agua son grandes y la disponibilidad escasa. En


consecuencia debe estimularse la imaginación. En el Centro de Educación
Inicial No. 107, Israel, ubicado en San Juan de Lurigancho, Lima, el agua
potable se adquiere en camiones cisterna. La solución que han adoptado
consiste en que el agua que llega a los inodoros es de segundo uso, pues
proviene de los lavatorios. Hay, pues, una economía en el consumo como
consecuencia del doble uso. Equivale a aumentar la disponibilidad de agua.

Recordemos que el segundo principio de la Carta Europea del Agua señala


que "Los recursos de agua dulce no son inagotables. Es indispensable
preservarlos, controlarlos, y, si es posible, acrecentarlos".

2.10 Cantidad y Variabilidad Temporal


del Recurso Agua

En páginas anteriores hemos mencionado algunos valores sobre cantidades


globales de agua. Es decir, sobre las reservas hidráulicas del planeta. Sin
embargo, para fines de elaborar un Plan de Aprovechamientos Hidráulicos y,
por cierto, para estudios de proyectos específicos, se requiere información
mucho más detallada. Evidentemente que el nivel o grado de aproximación
requerido en la determinación de la oferta de agua depende del objetivo
deseado.

El ideal sería tener registros minuciosos, largos y confiables de las


cantidades de agua disponibles, no sólo en cada cuenca, sino en cada punto
particular de ella de probable aprovechamiento. No siempre es esto posible.

Uno de los mayores problemas que se presenta en los estudios


hidrológicos de los países subdesarrollados es la escasez de información
básica. Así ha sido puesto de manifiesto en la mayor parte de los proyectos
hidráulicos que se han desarrollado en nuestro país. A veces los registros son
muy cortos o el número de estaciones es muy pequeño. Otras veces las medi-
ciones no cubren todos los aspectos que se requiere y en muchas oportunida-
des la confiabilidad es baja. Dada la gran variabilidad temporal de la
precipitación y los caudales, así como de otras variables hidrometeorológicas,
es recomendable instalar aparatos registradores, como pluviógrafos, limnígra-
fos y muchos otros más, a fin de tener información lo más fidedigna y
completa posible.
La cantidad de agua se puede expresar simplemente como un volumen,
como cuando decimos, por ejemplo, que el lago Junín tiene 995 MMC de
capacidad. La cantidad de agua se puede expresar también en unidades de
volumen por unidad de tiempo, es decir, como un caudal. En este último
caso las unidades pueden ser m3/s, MMC/año, o muchas otras más. Una
masa líquida puede también expresarse como una altura de agua, si se le
vincula con un área determinada. Hay, pues, muchas formas de expresar
cantidades de agua. Sin embargo, el dato sobre una cantidad de agua
no puede desligarse del lugar de la cuenca para el que se ha hecho la
determinación.

Cuando se trata de recursos hidráulicos superficiales la nota


característica en la determinación de cantidades es su gran variabilidad
temporal. Los caudales diarios, mensuales o anuales no son constantes en el
tiempo. Están variando continuamente. En las Figuras 2.6 al 2.9 se muestra
varios hidro- gramas en los que se expresa la variación de caudales y de
masas con respecto al tiempo.

La gran variabilidad temporal del recurso nos hace difícil evaluar su


disponibilidad para un fin determinado. De acá la necesidad de estudios
hidrológicos intensivos, apoyados en mediciones de campo largas y confiables.

En los años abundantes sobra el agua, no se puede aprovechar y se


pierde en el mar o en regiones donde no hace falta. En los años secos el
agua disponible no alcanza para satisfacer las necesidades de la población y
de los diversos aprovechamientos hidráulicos. Todo esto debe hacernos
recordar que en las zonas áridas y semiáridas el bienestar de la población
depende en gran medida de las características hidrológicas de cada año. En
consecuencia debe recurrirse a obras de ingeniería para mejorar las
condiciones de vida.

Hay zonas del planeta en las que siempre llueve cada año y los ríos son
perennes; no se secan. En cambio en las regiones áridas y semiáridas el
recurso agua es aleatorio.

La variabilidad temporal del recurso agua es notable en la costa peruana.


La mayor parte de sus ríos descarga un gran porcentaje de su caudal anual
en unos pocos meses o semanas. El resto del año las descargas son
insignifican- tes. Veamos algunos ejemplos de esta variabilidad temporal del
recurso agua.

El río Piura tiene al cruzar la ciudad del mismo nombre, en la Estación


Hidrométrica Puente Sánchez Cerro, una masa media anual del orden
de 1 000 MMC. Si esta cantidad estuviese uniformemente distribuida a lo
largo del tiempo equivaldría a un caudal constante de 32 m3/s y, mejor
aún, si estuviese distribuida temporalmente de acuerdo a las demandas, que
también son variables, aunque en muchísimo menor grado, alcanzaría para
regar el
Bajo Piura. Este valle depende exclusivamente del riego, pues la lluvia útil es
prácticamente inexistente. En este valle la lluvia se presenta esporádicamente
y a veces en tal cantidad que trae más daños que beneficios, tal como ha
ocurrido cada vez que se ha presentado el Fenómeno de El Niño. Los 1 000
MMC mencionados son el promedio de muchos años. Dentro del período de
análisis ha habido años muy secos como los de 1950 y 1951 en los que
prácticamente no hubo escurrimiento en el bajo Piura. En 1944 hubo sólo
300 MMC (9,8 m3/s). En cambio en 1983 hubo casi 12 000 MMC
descargados por el río Piura. Doce veces el promedio. Este ejemplo es, pues,
característico de que los recursos hidráulicos superficiales pueden tener una
gran variabili- dad a lo largo de los años. La característica de los regímenes
torrenciales es la gran diferencia, el contraste, entre sus valores máximos y
mínimos. Esto hace más difícil y costoso su aprovechamiento.

Los promedios sirven para dar una idea absolutamente general y


preliminar sobre el potencial hidráulico disponible. Los promedios reflejan el
registro de muchos años y por su propia naturaleza aritmética amortiguan la
presencia de máximos y mínimos. Los promedios pueden ser engañosos para
el cálculo de la disponibilidad de agua, por no reflejar adecuadamente la
realidad.

El problema de la variabilidad temporal es aún más grave puesto que a lo


largo del año el caudal tampoco es constante. El río Chicama tiene en la
cabecera del valle del mismo nombre una masa media anual del orden de 900
MMC, para el período 1911-1980, en la Estación Hidrométrica Salinar. Si el
agua estuviese distribuida convenientemente, es decir, de acuerdo a las
demandas, sería suficiente para el desarrollo de una agricultura altamente
tecnificada y rentable. Pero los 29 m3/s (900 MMC) tampoco están convenien-
temente distribuidos durante el año. En el Cuadro 2.6 se aprecia los caudales
anuales del río Chicama.

Las masas anuales o mensuales pueden expresarse, como lo hemos


dicho, mediante el valor medio, pero las enormes limitaciones de éste nos dan
una información muy reducida. Para una mejor descripción de las series
registra- das se recurre, por ejemplo, al coeficiente de variación, que es la
relación entre la desviación estándar y el valor medio. A medida que es mayor
la dispersión, es decir el contraste entre máximos y mínimos, es mayor el
coeficiente de variación. Es por eso que usualmente se recurre a la
simulación.

Hemos señalado que la escorrentía superficial es variable con el tiempo. Esta


variabilidad depende del clima y de las características de la cuenca, la que es
un gran vaso regulador del escurrimiento.
81
82
83
84
En el Cuadro 2.8 se presenta los valores de la escorrentía media mensual
del río Puyango-Tumbes en la estación Cazaderos, para el periodo 1964-1987.
Los valores mostrados son históricos en gran parte, y pseudo históricos donde
fue necesario para complementar la información existente. Los valores del
año extraordinario de 1983 fueron considerablemente atenuados para fines de
operación de embalses e ingeniería del Proyecto, en lo que respecta al cálculo
de la oferta de agua.

Obsérvese la gran variabilidad existente de un año a otro y también dentro


de cada año. Por lo tanto para el aprovechamiento del río se requiere
embalses de regulación.

En el Cuadro 2.9 se presenta para efectos de comparación los valores de


la escorrentía media mensual del río Santa, en la Estación Condorcerro, para
el periodo 1957-1984. Esta es una cuenca con características de
autorregulación, por lo que no hay los grandes contrastes que se aprecian en
la cuenca del río Puyango-Tumbes.

En el Cuadro 2.10 aparece el registro de caudales medios diarios del río


Santa, en la estación Condorcerro en el año 1966. El contraste entre los
caudales no es muy grande por las características antes señaladas de la
cuenca del río Santa.

¿Por qué es variable la escorrentía? Porque la precipitación lo es y la


escorrentía se origina en la precipitación. Nos parece evidente que así sea,
pero no siempre se ha pensado del mismo modo. En el siglo XVIII dos
franceses, Perrault primero y luego Mariotte, midieron la precipitación en la
cuenca del río Sena y la descarga del río en el mar y concluyeron que la
cantidad de agua precipitada era suficiente para explicar la magnitud de la
escorrentía y la recarga de los acuíferos. Fue la primera vez que se estableció
este hecho con lo que se desvirtuó antiguas y falsas creencias sobre el origen
de la escorrentía. De entonces acá ha habido importantes esfuerzos para
establecer la relación entre la precipitación y la escorrentía.

La variabilidad es algo propio de la Naturaleza. Al respecto José SALAS


nos dice lo siguiente: “Uno de los aspectos fundamentales del proceso
de planeamiento, diseño y operación de sistemas de obras hidráulicas es el de
conocer la variabilidad de las disponibilidades de agua, de los usos y
demandas correspondientes. Tradicionalmente, la variabilidad de las
disponibilidades de agua era representada por el record histórico de los
eventos hidrológicos y particularmente por un período crítico de este record"
[166].

La gran variabilidad de los datos que conforman una serie


histórica determina que la representación de ésta se haga mediante un
modelo

85
CUADRO 2.8
Escorrentía Mensual del río Puyango-Tumbes (en m3/s)
ESTACION: CAZADEROS

AÑO ENE FEB MAR ABR MAY JUN JUL AGO SET OCT NOV DIC TOTAL

1964 81,90 152,93 160,81 346,13 132,54 53,72 34,36 25,34 20,00 18,13 18,45 21,99 88,86
1965 62,30 128,74 346,94 591,83 414,72 125,32 61,90 40,74 31,87 29,78 32,83 45,62 159,38
1966 161,28 175,16 172,82 145,98 94,62 53,61 34,41 24,34 18,81 22,99 17,40 16,32 78,14
1967 52,20 241,42 202,47 100,75 59,01 38,07 26,66 18,79 15,38 14,25 12,16 11,89 66,09
1968 18,99 42,25 115,31 69,58 33,58 21,44 16,46 12,21 10,79 12,91 9,44 10,18 31,09
1969 41,17 94,62 187,62 433,71 159,23 62,95 45,62 30,08 25,48 19,03 19,03 45,68 97,02
1970 111,96 154,15 139,29 108,70 160,49 74,27 38,24 25,99 20,18 18,97 17,56 32,63 75,20
1971 104,89 302,63 404,58 325,89 134,21 72,14 46,53 31,62 26,10 22,38 19,39 33,55 126,99
1972 92,55 181,37 485,44 352,35 184,79 116,13 65,61 43,72 33,42 28,03 27,25 84,85 141,29
1973 255,83 415,23 482,49 422,78 193,69 109,40 62,91 41,91 31,83 24,39 21,31 27,79 174,13
1974 60,08 200,20 287,04 153,72 141,07 70,26 41,86 27,35 21,65 23,70 23,39 40,28 90,88
1975 68,30 265,26 517,71 367,83 198,22 113,06 57,73 38,45 28,23 36,83 25,38 22,30 144,94
1976 99,33 409,34 508,38 306,53 161,94 80,06 48,55 33,16 24,65 18,56 13,75 16,95 143,43
1977 56,87 175,57 165,95 215,12 109,00 55,33 31,20 24,23 18,97 16,45 14,23 15,15 74,84
1978 55,41 65,54 120,04 170,12 98,00 53,88 31,06 20,60 16,39 14,60 10,99 17,03 56,14
1979 47,54 111,25 306,05 178,93 80,95 54,40 29,11 22,95 23,87 14,98 10,25 10,01 74,19
1980 25,14 139,88 96,78 160,36 91,73 45,21 26,42 21,20 14,73 13,42 14,20 36,12 57,10
1981 61,03 183,46 317,31 173,09 94,37 43,45 26,19 18,48 17,30 16,30 13,90 25,17 82,50
1982 61,29 142,28 118,86 153,94 84,00 55,70 31,97 19,40 15,86 30,34 119,61 379,81 101,09
1983 597,05 581,59 619,70 628,86 580,23 394,89 179,11 81,23 37,77 43,42 37,79 79,34 321,75
1984 88,67 390,22 399,94 391,01 197,00 87,98 58,25 39,13 31,62 33,26 27,10 53,82 149,83
1985 119,03 99,78 145,50 128,83 90,68 40,12 25,93 20,08 16,87 15,00 12,96 30,15 62,08
1986 141,74 248,22 156,35 227,47 152,31 54,57 33,58 24,43 18,77 16,50 19,57 20,50 92,83
1987 125,79 66,20 133,85 112,16 218,47 57,66 35,14 27,11 18,42 16,42 19,74 12,68 70,30

MEDIA = 107,93 206,97 274,63 261,07 161,04 80,57 45,37 29,69 22,46 21,69 23,24 45,41 106,67
DESVIACION STANDARD =115,83 131,49 159,23 154,41 116,84 72,05 31,55 13,81 7,01 8,12 21,73 73,94 59,31
COEF. DE ASIMETRIA = 3,29 1,19 0,65 0,86 2,30 3,56 3,25 2,18 0,53 1,09 3,76 4,00 1,92
COEF. DE CORRELACION = 0,72 0,79 0,71 0,81 0,90 0,99 0,98 0,89 0,77 0,50 0,98 0,95 0,22
DE X,X+1
COEF. DE VARIACION = 1,07 0,64 0,58 0,59 0,73 0,89 0,70 0,47 0,31 0,37 0,93 1,63 0,56

86
CUADRO 2.9
Escorrentía Mensual del río Santa (en m3/s)
2
Área controlada: 10 800 km
ESTACION: CONDORCERRO
AÑO ENE FEB MAR ABR MAY JUN JUL AGO SET OCT NOV DIC TOTAL
1957 194,83 281,38 310,25 239,13 115,57 58,62 59,41 65,53 68,55 96,55 126,78 144,00 146,72
1958 191,10 206,83 274,07 245,34 83,90 60,81 59,20 60,20 74,22 97,20 109,52 125,75 132,35
1959 140,66 247,01 418,23 304,91 152,48 64,24 51,17 52,94 46,98 82,83 85,98 170,08
151,46
1960 245,52 330,62 371,08 264,71 129,61 72,51 50,97 50,63 49,89 64,93 96,38 114,50 153,45
1961 252,91 208,97 357,13 324,57 117,00 65,34 42,40 40,57 38,78 51,90 104,74 179,38
148,64
1962 360,46 520,32 471,48 284,10 106,16 70,38 50,95 47,49 53,81 54,45 77,60 84,57 181,81
1963 160,44 200,70 456,81 361,44 111,71 58,25 46,61 44,43 50,60 63,87 128,11 225,99
159,89
1964 183,42 234,75 298,73 269,30 127,51 62,98 52,72 49,10 44,34 73,06 104,29 75,73 131,33
1965 101,41 162,09 361,06 191,06 107,54 58,38 46,46 45,29 64,45 96,51 102,65 144,74
123,52
1966 239,74 214,79 182,10 129,81 97,26 61,10 64,20 62,84 67,99 115,50 125,85 124,97 123,84
1967 198,37 512,77 469,55 165,42 101,54 72,69 60,41 49,22 50,08 121,96 105,28 113,61
168,41
1968 134,26 141,54 198,39 105,19 60,61 46,57 41,50 39,70 49,71 78,36 86,95 95,03 89,82
1969 108,68 142,06 280,14 296,39 96,03 64,50 47,65 45,74 49,16 81,86 108,78 239,93 130,08
1970 403,15 193,68 236,28 224,21 188,65 69,06 68,11 67,16 64,86 74,05 110,47 138,05 153,15
1971 112,68 245,53 345,44 379,45 110,58 71,04 63,56 63,09 48,75 85,87 84,70 154,21
147,06
1972 173,21 262,41 339,02 345,41 161,83 78,65 67,84 60,17 60,55 70,78 93,52 135,49 154,07
1973 220,61 295,83 403,19 415,39 158,95 84,48 68,98 61,31 72,04 131,70 164,30 202,40
190,02
1974 302,02 409,43 337,68 254,13 100,03 76,40 57,89 51,49 50,07 69,21 83,05 96,90 157,36
1975 178,16 306,03 506,40 257,83 168,82 87,06 61,39 56,22 64,88 92,52 98,00 87,28
163,72
1976 232,62 304,99 352,13 166,25 73,89 64,00 48,43 43,71 46,24 68,22 75,53 85,92 130,66
1977 159,71 424,45 330,70 186,69 93,76 68,68 52,04 53,24 53,86 66,73 113,72 127,00 144,22
1978 111,80 193,03 152,44 124,32 85,03 57,77 53,43 45,40 63,55 64,78 93,94 108,76 96,14
1979 128,86 226,81 382,26 195,24 96,44 61,63 50,42 49,55 57,59 68,66 93,77 104,39
126,80
1980 121,16 135,14 121,72 117,67 66,28 48,26 47,91 51,33 67,51 102,68 133,29 223,80 103,06
1981 153,70 489,70 330,13 158,02 79,46 62,54 54,30 45,51 42,10 80,51 151,19 173,93
151,75
1982 156,31 282,69 182,55 187,79 89,79 61,21 46,01 38,91 46,44 101,86 160,10 221,07 131,23
1983 266,26 157,27 305,46 240,79 144,60 94,05 73,74 65,95 65,33 83,66 93,74 161,64 146,04
1984 145,13 555,10 546,38 308,16 174,53 97,58 55,10 48,67 46,69 102,27 107,83 140,71 194,05

PROM.192,04 281,47 333,89 240,79 114,27 67,81 55,10 51,96 55,68 83,67 107,83 142,85
143,95403,15
Max. 555,10 546,34 415,39 188,65 97,58 68,98 67,16 74,22 131,70 160,10 239,93 194,05
Min. 101,41 141,54 121,72 105,19 60,61 46,57 41,50 38,91 38,78 51,90 75,53 75,73 89,82
CUADRO 2.10
Caudales Medios Diarios del río Santa en Condorcerro (año 1966) (en
m3/s)

DIA ENE FEB MAR ABR MAY JUN JUL AGO SET OCT NOV DIC
1 337,58 243,00 249,90 123,12 108,68 65,90 64,80 64,72 76,75 70,60 138,90 127,70
2 395,75 210,30 310,52 127,85 122,30 67,00 65,62 61,00 74,80 67,00 131,85 121,70
3 374,00 195,00 329,75 138,65 114,05 63,40 66,24 59,92 80,10 57,20 136,75 120,10
4 317,00 197,60 279,22 166,18 127,85 63,10 66,60 58,88 76,40 83,75 147,59 118,60
5 287,27 249,00 248,38 146,46 127,85 63,40 65,60 57,80 76,75 82,25 159,25 123,50
6 297,30 238,30 218,50 130,10 115,85 62,90 63,92 58,88 74,40 95,00 168,36 131,40
7 278,35 212,80 202,00 125,60 112,63 63,60 63,52 60,60 77,75 85,75 148,60 189,00
8 284,60 194,20 207,50 128,60 111,95 64,25 63,60 63,52 78,75 83,10 127,40 180,60
9 288,05 188,04 227,50 184,35 107,72 64,10 62,48 63,00 74,90 87,80 125,45 183,75
10 300,80 179,85 197,60 175,44 104,48 64,40 60,72 62,48 69,60 101,90 121,87 201,98
11 321,08 171,94 175,44 186,96 100,28 62,80 62,24 62,72 66,32 103,10 124,70 186,90
12 281,15 170,18 159,10 152,92 93,50 63,80 60,80 63,12 65,80 98,12 124,80 164,56
13 245,44 168,73 146,80 134,15 89,36 64,50 62,72 62,32 65,90 115,57 114,30 146,09
14 216,50 183,90 138,20 126,65 87,50 61,25 65,00 62,24 62,78 148,60 110,50 133,75
15 195,90 175,35 130,10 128,75 90,68 59,75 66,00 57,80 60,20 155,50 104,00 126,75
16 179,85 195,00 124,10 126,13 100,40 60,00 65,00 58,08 61,28 130,75 96,92 122,20
17 164,48 227,09 126,87 120,13 126,20 60,25 65,28 60,20 59,12 107,90 92,12 116,20
18 159,82 246,70 118,62 117,65 120,50 61,80 64,32 61,40 63,68 103,90 89,75 109,70
19 153,60 210,00 149,67 109,70 102,92 60,10 62,40 61,60 65,80 115,05 92,30 104,00
20 146,40 187,68 158,53 107,00 93,68 59,75 62,60 60,72 62,08 162,66 101,72 99,50
21 144,42 240,92 165,92 105,92 87,80 57,40 62,88 61,60 61,40 165,32 106,95 102,08
22 204,80 295,78 181,02 100,52 84,80 57,25 65,20 61,28 63,20 146,85 106,60 96,20
23 201,60 287,73 173,57 114,13 83,50 59,75 67,20 59,80 68,32 131,10 104,65 95,48
24 178,50 270,25 159,12 116,00 81,80 60,75 68,32 71,68 64,60 128,05 110,40 90,50
25 164,65 233,89 162,10 112,63 79,30 59,90 67,80 64,48 62,12 163,61 113,75 89,40
26 168,73 205,00 174,00 145,10 77,80 56,80 64,32 62,20 61,28 186,35 114,40 92,00
27 157,68 223,80 163,12 126,12 75,50 55,55 59,80 64,20 62,48 151,35 143,50 95,30
28 192,50 212,00 157,68 111,35 73,00 55,00 62,40 69,00 65,52 125,45 200,88 103,10
29 218,50 -99,99 141,20 103,28 71,25 55,91 64,00 70,40 68,72 112,25 173,49 101,48
30 273,70 -99,99 138,87 102,80 71,75 58,50 63,80 70,32 69,00 105,30 143,85 101,12
31 302,00 -99,99 130,10 -99,99 70,25 -99,99 65,00 72,10 -99,99 109,50 -99,99 99,50
estocástico. Esta variabilidad temporal se presenta en las series de registros
de temperatura, evaporación, precipitación, escorrentía, etc. YEVJEVICH,
citado por SALAS "considera que las entradas y salidas de los
sistemas hidrológicos tienen características periódicas-estocásticas y que la
causa fundamental de ello es la existencia de la atmósfera. Considerando la
atmósfera como un medio hidrológico, la entrada a ésta, está básicamente
constituida por la energía solar en forma periódica. Sin embargo, debido a la
distribución aleatoria de la opacidad de la atmósfera, esta entrada periódica
(determinística) es transformada en una salida de energía periódica-
estocástica en el tiempo y en el espacio. Desde que estas entradas y salidas
de energía deciden básicamente todas las transformaciones físicas que se
generan en los medios o sistemas hidrológicos sobre la Tierra (ciclo hidrológico),
entonces se deduce que todas las entradas y salidas de agua en todas sus
formas... constituyen procesos determinísticos-estocásticos en el espacio y en
el tiempo" [166].

Por lo general las series históricas de registros de precipitación son más


largas que las de escorrentía. Se procede entonces a generar datos de
escorrentía a partir de los de precipitación. Hay también métodos de comple-
mentación de datos por correlación.

Para evaluar con un razonable grado de seguridad las disponibilidades de


agua para un proyecto, se recurre usualmente a la simulación de la operación
del sistema y se obtiene así, para un período de análisis determinado, la
persistencia en el tiempo de una oferta de agua fijada y, por cierto, los déficit
respectivos.

No es nuestro objetivo, mostrar las diferentes técnicas hidrológicas para la


evaluación de los recursos hidráulicos. Simplemente estamos presentando y
comentado el concepto de disponibilidad del recurso agua desde el punto de
vista del Aprovechamiento de los Recursos Hidráulicos. En tal contexto
podríamos preguntarnos cuál es la longitud que debe tener un registro para
ser considerado representativo de una variable tal como la escorrentía
superficial. Algunos autores al tratar de los volúmenes disponibles con fines
de planificación dicen lo siguiente: “Es deseable que su cuantificación se
pueda hacer a base de los registros de estaciones hidrométricas que, a través
de un período de medición aceptable (más de 15 a 20 años), hayan permitido
evaluar el caudal medio de las corrientes fluviales superficiales que drenan en
dicha área. El volumen así determinado tiene un valor histórico, pues
constituye el resultado de una evaluación del caudal escurrido dentro del
período de tiempo del registro. Si bien planificación significa escudriñar lo
futuro, dada la permanencia del ciclo hidrológico (al menos dentro de los
períodos de tiempo en consideración: 20 a 50 años) es razonable presumir que
los volúmenes históricos se repetirán en el tiempo, viniendo a ser entonces lo
registrado una medida de los recursos disponibles en el porvenir" [12].
89
Preferiríamos no fijar ni recomendar un número de años para la serie más
conveniente. Cada río es diferente. Sin embargo, la longitud de la serie debe
ser tal que incluya los eventos hidrometeorológicos extraordinarios, especial-
mente sequías, si se trata de determinar disponibilidades, y crecidas
importantes si se trata de calcular máximas avenidas.

Luego de lo expuesto sobre este punto debe quedar claro que la


determinación de la oferta de agua, es decir, de la disponibilidad del recurso,
implica conocer su cantidad y su variación en el tiempo. No basta conocer la
cantidad promedio. Anteriormente hemos dado valores sobre cantidades
globales de disponibilidad hídrica por regiones, países o continentes. Estos
valores son indicadores muy generales.

Para conocer la disponibilidad del agua para un aprovechamiento se


requiere saber su cantidad y las variaciones de la misma en el tiempo, además
de otros aspectos que detallaremos luego. La precisión, la exactitud y
profundidad que tenga la determinación dependerá de los fines que
busquemos. Evidentemente que el nivel de aproximación no es igual si se
trata de elaborar un Plan de Aprovechamiento de los Recursos Hidráulicos o si
se trata de desarrollar un proyecto.

Para ilustrar un caso específico de variabilidad de caudales anuales


presentamos la caracterización hidrológica del río Chira, tal como fue hecha
con ocasión de los estudios del Proyecto Chira-Piura. Se distinguió, en
función de los aportes, varios tipos de años hidrológicos independientemente
de la demanda y de su cobertura. Ellos aparecen con sus descripciones y
valores en el Cuadro 2.11.
CUADRO 2.11
Caracterización Hidrológica del Río Chira [54]
Caudales (m3/s)
¡Error! Marcador no definido.
Año Hidrológico
Anual Periodo Húmedo Periodo Seco
ENE-DIC FEB-MAY JUN-ENE

A Año más seco (1950) 49 58 44


B Años secos 70 119 46
C Años medio secos 91 165 55
D Año húmedo normal 143 289 72
E Año medio (promedio) 144 296 69
F Año medio húmedo 256 576 99
G Años lluviosos 369 863 127
H Año más lluvioso (1983) 581 1 162 295
Esta clasificación, repetimos, de tipo estadístico, se refiere sólo a la oferta
de agua y es independiente del consumo o de las necesidades. En la
clasificación del Cuadro 2.11 el período húmedo corresponde a Febrero - Mayo
y el período seco a Junio - Enero. Los valores del Cuadro 2.11 pueden
analizarse de diversos modos. Así por ejemplo, en un año medio el aporte
durante los meses húmedos representa el 68% del total anual; en cambio en
un año lluvioso dicho aporte significa el 78%, y en un año seco la misma
relación es sólo del 57%.

Para una mejor compresión del carácter de las descargas del río Chira
pueden relacionarse algunos de los valores anteriores; así:
Caudal medio de aæos lluviosos
= 2,56
Caudal medio
Caudal medio
1 = 2,00
Caudal medio de aæos secos
Caudal del aæo m s lluvioso
2 = 4,03
Caudal medio

Caudal medio
3 = 2,94
Caudal mÍnimo

Caudal m ximo
4 = 11,86
Caudal mÍnimo

Para comprender mejor la irregularidad de las descargas se puede


también establecer las siguientes relaciones:
Caudal medio del perÍodo hœmedo en el aæo m s lluvioso
5 = 20
Caudal medio del perÍodo hœmedo en el aæo m s seco

Caudal medio del perÍodo seco en el aæo m s lluvioso


6 =
6,7
Caudal medio del perÍodo seco en el aæo m s seco
Todo lo anterior indica que el aprovechamiento del río Chira está ligado a
la redistribución temporal de sus aportes. Esto se logra mediante la presa
reguladora de Poechos, cuyo volumen útil (a los 50 años) es de 400 millones
de metros cúbicos.

Dado el carácter aleatorio que tienen las descargas de los ríos es


necesario idear algunos mecanismos para describir la persistencia de caudales
con fines

de su aprovechamiento. Con tal objeto se usa la curva de duración de cauda-


les. Esta curva vincula cada caudal con un porcentaje del tiempo durante el
cual dicho caudal es igualado o superado, tal como puede verse en la Figura
2.10 que corresponde al río Santa, estación Condorcerro. En el Cuadro 2.12
se presenta los resultados de dicha relación para algunos valores
característicos, tanto para los valores diarios como para los mensuales. Del
examen del Cuadro 2.12 se nota que, por ejemplo, el 50% del tiempo el
caudal del río es igual o superior a 94 m3/s (descargas diarias) o a 98 m3/s
(descargas medias mensuales).

CUADRO 2.12
Duración de Caudales del río Santa [8]

Duración (%) Descargas medias Descargas medias


diarias (m3/s) mensuales (m3/s)

95 46 47
75 62 64
50 94 98
10 340 315
2 540 480

La curva de duración de caudales puede calcularse también para un mes


determinado o para un periodo hidrológico, como el estiaje o la época de
avenidas. Ver Figura 2.11.

Así por ejemplo, siempre para los mismos datos del río Santa, pero
tomando sólo el periodo de estiaje, se tiene que los valores característicos
diarios son los del Cuadro 2.13.

CUADRO 2.13
Duración de Caudales de Estiaje del río Santa [8]

Duración (%) Caudal (m3/s)

99,9 36,6
90 45
50 50
25 60
11 70
93
94
2.11 Los Problemas de Ubicación del Recurso Agua

Los ríos del Perú tienen una escorrentía anual del orden de 65 000 m3/s,
pero Lima se muere de sed, gran parte de la sierra es semiárida y en la costa
hay inmensos desiertos. La enorme cantidad de agua que acabamos de
mencionar significaría 250 m3/día para cada habitante del Perú. Estos datos
nos ilustran acerca de lo importante que es el lugar de ubicación de un
recurso. Esto es particularmente grave para el agua, pues su transporte es
costoso.

Resulta evidente que una evaluación de la disponibilidad del recurso agua


tiene que incluir información acerca de su ubicación, es decir de su localiza-
ción, para poder estudiar luego su utilización. Así por ejemplo, el agua que
sobra en Iquitos no vale nada para cubrir el déficit hídrico de Ayacucho.

Para realizar aprovechamientos hidráulicos en la costa muchas veces se


recurre a trasvases trasandinos, es decir se trae agua de la vertiente atlántica.
Examinemos el caso de la costa peruana.

Es un lugar común afirmar que los ríos de la costa peruana descargan


anualmente al mar, en promedio, un volumen del orden de 40 000 millones
de m3. Se dice que gran parte de esta agua se pierde en el mar. La cantidad
mencionada es muy grande. Si imaginamos, sólo como un ejercicio, que una
hectárea dedicada a la agricultura requiere en promedio una cantidad de agua
del orden de 20 000 m3/año, se tendría que teóricamente la masa hídrica
disponible permitiría regar 2 000 000 hectáreas. Pero, veamos bajo que su-
puestos se lograría la meta señalada. Se requiere, por lo menos, lo siguiente:

1. Que el agua estuviese convenientemente distribuida a lo largo del tiempo.


Es decir, que todos los meses hubiese la cantidad de agua requerida de
acuerdo a la demanda.

2. Que de no darse la condición anterior estuviésemos en condiciones


técnicas y económicas de regular las aguas mediante la construcción de
embalses.

3. Que existan en la costa 2 000 000 hectáreas con aptitud agrícola.


Actualmente se riegan una 800 000 hectáreas. El potencial de tierras
incluye unas 800 000 hectáreas adicionales, por lo que parecería que
no habría tierras para toda el agua disponible. Podría añadirse que se
requeriría que los suelos se distribuyesen a lo largo de los ríos de la costa
de un modo compatible con la oferta de agua de cada río, o que se hagan
las respectivas obras de conducción y trasvase.

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Todo esto parece impracticable. Por eso es que la realidad ha seguido un
camino diferente. El desarrollo tuvo que enfrentarse a la gran variabilidad
temporal del recurso hidráulico y a su desigual distribución en el espacio.
Hubo que afrontar la realidad y reconocer que esa cantidad de 40 000
millones de m3, sólo podría aprovecharse con costosas y complejas obras de
infraestructura. Es que el problema es muy grande. No se trata solamente, lo
que ya sería bastante, de que las aguas de un río estuviesen regularmente
distribuidas en el tiempo, sino que hay ríos que tienen que abastecer a valles
deficitarios. Hay un problema de ubicación del recurso agua. Así, el Chira se
deriva al Piura, el Santa abastecerá a otros ocho valles, el Jequetepeque
servirá a Zaña y así sucesivamente.

Pero cuando vemos con mayor claridad la pobreza de los recursos


hidráulicos de la costa peruana, a pesar de la enorme y engañosa cifra de
40 000 hectómetros cúbicos, es al observar que grandes proyectos hidráulicos
de la costa peruana dependen de recursos hidráulicos de la cuenca
amazónica, para cuyo aprovechamiento debe hacerse túneles a través de los
Andes: el proyecto Olmos basa su desarrollo hidráulico en el aprovechamiento
de varios ríos de la vertiente atlántica, tales como el Huancabamba y el
Tabaconas; el proyecto Tinajones requiere del Chotano, Conchano y Llaucano,
ubicados al otro lado de los Andes, el proyecto Jequetepeque-Zaña requiere,
además de las aguas de estos ríos, de las del Namora y el Cajamarca; el
principal proyecto de abastecimiento de agua para Lima se basa en el
aumento de los recursos hidráulicos a través de un túnel trasandino. El
proyecto para el riego de Ica, se basa en trasvases del otro lado de los Andes;
el proyecto Majes necesita de las aguas del Apurímac reguladas en la presa
de Angostura y la campiña de Tacna cuenta por lo menos desde el siglo
pasado con las aguas del río Uchusuma de la cuenca del Titicaca.

Por último cabe recordar que el Inventario de Lagunas realizadas por


ONERN permitió establecer que de las lagunas en actual explotación, 16 de
ellas tienen obras de derivación hacia la vertiente del Pacífico. Estas lagunas
tienen unos 385 millones de metros cúbicos de capacidad de regulación. En
el momento que ONERN hizo este Inventario había otras 18 lagunas
estudiadas para su trasvase a la cuenca del Pacífico, con un volumen de
regulación de
2 494 millones de metros cúbicos
[119].

De todo esto debe resultar evidente que la costa peruana, que es donde se
asienta más de la mitad de la población del país, tiene recursos hidráulicos
insuficientes y que su aprovechamiento se hace con apoyo de recursos
hidráulicos trasandinos.
En la mayor parte de los países ocurre, al igual que en el Perú, una
desigual distribución de los recursos hidráulicos. Así en Argentina el 82%
de
los recursos hidráulicos está ubicado en la tercera parte del territorio. En
España se habla de la España húmeda, que con sólo el 11% de la superficie
del país dispone del 41% de los recursos hidráulicos; el resto es la España
seca. [25,112]. En Israel, el norte es relativamente húmedo (Mar de Galilea y
río Jordán) y el sur es muy seco (Desierto del Negev).

Hay algunos usos del agua, como el ya mencionado de una central


hidroeléctrica, que si bien no consumen ni deterioran la calidad del agua que
usan, restituyen ésta en condiciones de muy difícil o imposible utilización.
Hay, pues, un problema de ubicación del recurso.

Un problema interesante es el que se suscitó entre Panamá y Estados


Unidos con relación al agua que se requiere para el funcionamiento del canal.
Panamá alegaba que "Los requerimientos de agua para navegación en el canal
interoceánico son actualmente de unos 90 m3/s, que pierden su potencial de
utilización adicional por ser entregados al nivel del mar... Panamá considera
que esto va en desmedro de su soberanía, y es una limitación de usufructo de
estas aguas provenientes de las cuencas circunvecinas a los centros de mayor
desarrollo, que son las ciudades de Panamá y Colón" [115].

Con ocasión de la Reunión de Lima, de 1976, preparatoria de la


Conferencia Mundial del Agua, la delegación de Panamá presentó un proyecto
de resolución, que fue aprobado por la Reunión en la forma siguiente:

"Considerando
,

- Que la utilización soberana de los recursos naturales, como un


elemento fundamental para el Desarrollo Económico, Social y Político de los
pueblos es un principio reconocido por las Naciones Unidas,

- Que este principio está estrechamente vinculado a los objetivos de


esta Conferencia Regional Preparatoria de la América Latina y el Caribe
sobre el agua,

- Que tanto el régimen de propiedad del recurso agua, al igual que


la jurisdicción sobre este recurso son aspectos de especial significación
para los propósitos de planificación y desarrollo de los recursos
hidráulicos.

- Que el problema de la denominada Zona del Canal de Panamá


constituye uno de los principales obstáculos al desarrollo integral de los
recursos hidráulicos de las áreas circunvecinas a las ciudades de Panamá
y Colón.
Resuelve

Expresar sus mejores deseos para que las negociaciones que llevan a cabo la
República de Panamá y los Estados Unidos de América culminen con
una solución justa y equitativa, que permita a la República de Panamá ejercer
totalmente sus derechos soberanos en la parte de su territorio denominada
Zona del Canal y, en consecuencia, poder determinar una política nacional de
desarrollo integral de los recursos hidráulicos.

Después de aprobada la Resolución, la Delegación de los Estados Unidos pidió


que constara en este informe la siguiente reserva:

La delegación de los Estados Unidos lamenta no poder apoyar al proyecto de


resolución propuesto por la delegación de la República de Panamá. El
Gobierno de los Estados Unidos opina que esta resolución no concuerda con la
declaración de principios formulada conjuntamente por los gobiernos de los
Estados Unidos y de Panamá en febrero de 1974, por cuanto no reconoce el
interés que ambos países tienen en el canal. En la declaración conjunta de
1974, sobre la cual se basan las negociaciones acerca del Canal, la República
de Panamá se comprometió a otorgar a los Estados Unidos "el derecho de
utilizar los terrenos, aguas y espacios aéreos que puedan ser necesarios para
la operación, el mantenimiento, la protección y defensa del Canal y el tránsito
de embarcaciones". El proyecto de resolución no toma en cuenta esta posición.

Debo también observar que la resolución propuesta intenta incorporar a


debates multilaterales temas que son complejos y pueden resolverse mejor en
las negociaciones bilaterales que se están realizando entre los Estados Unidos
y Panamá. En un informe conjunto a la Asamblea General de la OEA en
Junio de este año, los Estados Unidos y Panamá señalaron que las
"disposiciones sobre terrenos y aguas que comprende la zona del Canal de
Panamá" son uno de los problemas que quedan por resolver" [115].
2.12 La Calidad del Agua

La calidad del agua es un poderoso factor limitante para su uso. No se


puede hablar en términos genéricos de buena o mala calidad del agua. El
agua de una fuente determinada puede tener o no la calidad requerida para
un fin específico. El agua que no es apta para consumo humano puede serlo
para el riego. El agua que tiene buena calidad para consumo humano puede
no ser adecuada para un uso industrial específico. Para preparar
concreto se requiere que el agua reúna ciertas condiciones en lo que respecta
a su calidad. Los requerimientos de calidad de agua de algunas industrias
pueden ser muy exigentes. Cada cultivo tiene su propio requerimiento de
calidad de agua.

Toda gota de agua que se usa en alguna actividad, sea ésta doméstica,
agrícola o industrial, no se pierde ni desaparece, sino que a través del ciclo
hidrológico y con el paso del tiempo vuelve a aparecer en algún lugar de la
Tierra. Sin embargo, no siempre conserva sus propiedades. Muchas veces el
uso del agua produce una degradación de su calidad.

El agua que está en la Naturaleza, y que cuando caía en las gotas de


lluvia era prácticamente pura, se contamina al entrar en contacto con la
corteza terrestre. Diversos componentes del suelo se incorporan al agua por
disolución. El río es un gran dren colector de la cuenca, no sólo del agua,
sino también de aquello que está en contacto con el agua. A los compuestos
químicos naturales debe agregarse los orgánicos, producto de los animales
que entran en contacto con el agua. Son, sin embargo, las actividades
humanas las causantes de la mayor contaminación del agua: labores
agrícolas, que implican fertilizantes y pesticidas, las labores industriales y,
sobre todo, las actividades mineras, así como los desagües de las poblaciones.

Todo esto debe hacernos pensar muy seriamente que la disponibilidad de


agua depende no sólo de su cantidad, sino de su calidad.

Las características, naturaleza y cantidad de las sustancias extrañas


presentes en el agua son las que determinan su calidad, cualquiera que sea el
origen de ellas. La contaminación del agua, es decir, la pérdida de su pureza,
puede deberse, en concordancia con lo señalado líneas arriba, tanto a causas
naturales como a las actividades humanas. En consecuencia, la
contaminación puede ser natural o inducida. A su vez la contaminación
puede ser de origen bacteriológico, físico o químico.

La polución es la contaminación intensa y dañina del agua o del aire,


producida por los residuos de procesos industriales o biológicos. Según la Ley
de Aguas española, citada por LOPEZ CAMACHO, la contaminación consiste

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