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R E S P U E S T A A L O S A L U M N O S
F I C H A D E L E C T U R A N 1 :
La organización de los científicos
2) En relació n a Kuhn, cuando dice en la pá gina 23 del texto que "(...) hace difícil poder
considerar el desarrollo científico como un proceso de acumulació n (...)". Sin embargo, a
mí me parece que el conocimiento sí es un proceso de acumulació n, en el cual, se avanza
sobre lo que ya está escrito. ¿Está bien eso o no entendí el pasaje?
En el pasaje que citá s el autor reflexiona sobre el lugar asignado a las teorías anticuadas o
en desuso. No es el ú nico parámetro para criticar el desarrollo científico como un proceso
de acumulació n, pero es uno muy relevante. El autor se refiere a que el conocimiento
científico no es una simple acumulació n individual de contribuciones. Para argumentar
esto toma como dimensió n analítica de la ciencia al proceso histó rico. Esto no quiere decir
que se descarte lo que ya está escrito. Tiene otro significado: rompe con la idea de
acumulación lineal. Piensen que cuando critica la acumulació n, rechaza comprender el
desarrollo como si fuera un proceso lineal de mera suma de éxitos científicos individuales.
Entonces propone otro modelo: las rupturas conceptualizadas como revoluciones
científicas. Esto tiene consecuencias sobre el modo de organizació n de los científicos. Hay
términos, teorías, métodos incompatibles entre paradigmas distintos. Imaginen como
puede traducirse esta perspectiva en la historia de la geografía, aunque luego vamos a
criticar esta visió n aplicada a las ciencias sociales. A riesgo de ser simplistas, si partimos
del determinismo geográ fico de fines del siglo XIX, el paradigma que le sucedería sería el
posibilista. Lo que vemos en esta sucesió n -a modo de ejemplo- es que el resultado no es
una simple acumulació n de conocimientos, sino que se ajusta má s la idea de una ruptura
en la forma de entender el territorio. No quiere decir que no haya ninguna continuidad,
pero este esquema nos permite ver que el prisma con el cual miramos al mundo que nos
brinda el paradigma nos permite ver otros problemas y otras respuestas a los mismos.
3) ¿Cualquier anomalía que se presente, por má s mínima que sea, plantea una revolució n
científica? El término, me da la sensació n, só lo incluye aquellas que generan grandes
cambios en el rumbo de un paradigma, que terminan originando la formulació n de uno
nuevo.
Lo que preguntá s demanda varias aristas en su respuesta. Yo, a título personal, diría que
depende del caso y que la respuesta es empírica. Pero si nos basamos en el texto, fíjense
que habla de anomalías (en plural) o del fracaso repetido de una teoría para explicar una
anomalía. Una sola anomalía aislada tal vez no sea suficiente para destronar un paradigma
simplemente porque una anomalía no destierra una creencia asentada en una comunidad
científica. Recuerden que decíamos que la ciencia tiene una doble existencia: social y
cognitiva. La primera refiere a la manera en que los científicos se organizan y creen en un
paradigma. La segunda forma de existencia tiene que ver con el contenido de la ciencia.
Ademá s, si la comunidad científica brinda cuadros conceptuales que funcionan como
escudo protector de innovaciones que resultan subversivas para sus compromisos bá sicos,
la anomalía tiene que tener bastante fuerza para producir una revolució n científica. Si la
anomalía es suficiente como para subvertir la tradició n existente de prácticas científicas y
para dar lugar al inicio de investigaciones extraordinarias, la misma conducirá a la
profesió n a un nuevo conjunto de compromisos. De todas maneras, el autor contempla la
posibilidad de que una simple anomalía se transforme en el origen de una crisis aguda.
Para concluir, destacamos que para el autor es un proceso complejo el que lleva al origen
de una anomalía y también por su puesto lo es el que lleva a sustituir a un paradigma. En
términos del propio autor, en un capítulo posterior al que tenían para leer:
“Al examinar en el resto de esta secció n descubrimientos seleccionados, descubriremos
rá pidamente que no son sucesos aislados, sino episodios extensos, con una estructura que
reaparece regularmente. El descubrimiento comienza con la percepció n de la anomalía; o
sea, con el reconocimiento de que en cierto modo la naturaleza ha violado las expectativas,
inducidas por el paradigma, que rigen a la ciencia normal. A continuació n, se produce una
exploració n má s o menos prolongada de la zona de la anomalía. Y só lo concluye cuando la
teoría del paradigma ha sido ajustada de tal modo que lo anormal se haya convertido en lo
esperado. La asimilació n de un hecho de tipo nuevo exige un ajuste má s que aditivo de la
teoría y en tanto no se ha llevado a cabo ese ajuste —hasta que la ciencia aprende a ver a
la naturaleza de una manera diferente—, el nuevo hecho no es completamente
científico.”(Kuhn, 2004 : 93)
6) La pá gina 38 del texto está cortada y no se logra leer, sobre todo la parte superior.
7) No me terminó de cerrar la parte en la que el autor define a los "doxosofos".
En primer lugar, la doxa es el conjunto de presupuestos que los antagonistas aceptan,
porque son la base de la discusió n. Ortodoxia (defensores de un estado de cosas) y
heterodoxia (los que quieren subvertir el orden) tienen un punto de acuerdo en la doxa, es
decir, en la determinació n de una adhesió n prerreflexiva a los presupuestos tá citos del
campo que indican lo que está admitido por la sola pertenencia y el objeto de la discusió n
legítima. Segú n Bourdieu, esto es posible por la adquisició n de un habitus -esquema
clasificador que ordena la experiencia- incorporado en la educació n.
Podemos hacer una analogía con las posiciones en pugna de un consejo departamental.
Hay mayoría y minoría, pero ambos bandos admiten que resuelven sus diferencias en ese
ámbito por medio de representantes. Bueno, ese reconocimiento que hace que los
antagonistas armen listas, vayan a elecciones y se encuentren en las sesiones del consejo
departamental sería la doxa. Los acuerdos mínimos para ponerse en desacuerdo, los
principios que no se discuten.
El subcapítulo de los doxó sofos es un tanto oscuro. Si bien explica suficientemente las
estrategias de dominantes y dominados en cuanto sus apuestas, estrategias y
representaciones sobre la ciencia, hay tiros por elevació n hacia discursos científicos que
no termina por describir cabalmente. De todas formas, hay motivos para interpretar
ciertas posiciones arquetípicas resumidas en la figura del doxó sofo. É stos son los cultores
de la falsa conciencia como ideología que pregona la defensa de la ciencia oficial. ¿qué
quiere decir esto? Que los doxó sofos son los maestros de las apariencias que aparentan
estar diciendo algo con un lenguaje erudito pero, al fin y al cabo, si uno escarba, no tienen
sentido sus formulaciones o, lo que es peor, son sus formulaciones una operació n de
aparente neutralidad pero que poco nos dicen del objeto representado y má s sobre el
sujeto que quiere conocer.
Uno de los destinatarios preferidos de los dardos que arroja Bourdieu, y esto va a quedar
má s claro en un artículo llamado -y dedicado específicamente a- los doxó fosos, es la
ciencia política. Al menos a la ciencia política cultivada para exponer los resultados de los
sondeos de opinió n, que ademá s tiene amplia divulgació n y que está sometida a las
urgencias de la política. Estos sondeos pretenden decir algo sobre las opiniones de los
encuestados, pero en verdad lo que hacen es constituir sus propios recortes de la realidad
y hacerlas pasar como una distribució n de respuestas segú n una ló gica de asignació n de
sentido prescripta de antemano.
Con las encuestas de opinió n de los polító logos Bourdieu encuentra el ejemplo má s exacto.
Obtienen de las mismas su prestigio pero el mundo que describen es falso porque oculta
ciertas verdades. De manera simplista construyen objetos que no dicen nada acerca de
có mo piensa la gente la política, porque esas encuestan está n destinadas a realizar
preguntas sobre la manera en que los propios politó logos entienden qué es lo importante
y no a explorar como el que no posee cierto capital social y cultural, o sea, desposeídos,
entienden el mundo.