Downloaded by: joselo-techeira (techeirajoselo@gmail.com) La Eneida, epopeya latina escrita por el poeta italiano Publio Virgilio en el Siglo I a. C, nos cuenta la historia de Eneas, héroe troyano que vive y sufre la derrota de su pueblo ante los griegos, y que, a raíz de ello, cumplirá la heroica misión de refundar su pueblo en Italia, mas su objetivo no será fácil, ya que tendrá que sortear los desafíos y adversidades de deidades que buscarán perjudicar al pueblo troyano, haciéndolos vivir múltiples aventuras y desgracias a lo largo de su travesía. Este mito tenía como objetivo darle un origen especial al pueblo de Roma. De hecho, de la obra se puede extraer que todo romano desciende de Eneas, héroe virtuoso y de orígenes divinos, y es desde el principio del texto que podemos apreciar que el autor se refiere al personaje central como un ser piadoso, siendo ésta su virtud más destacada, ensalzando así aún más al pueblo romano. En este ensayo, vamos a desarrollar que el heroísmo de Eneas proviene justamente de su piedad, ya que ser sumamente virtuoso en este ámbito le permitirá realizar hazañas que pocos podrían lograr, y bueno es recordar que esta es una virtud poco trabajada en otras grandes epopeyas, en donde se exaltan virtudes relacionadas a la guerra como el valor, la destreza, la fuerza, y es por esto que consideramos a la Eneida muy especial en ese sentido. Primero, vamos a definir el concepto de piedad para los romanos, ya que es diferente a la piedad cristiana, más común en la sociedad actual. La piedad romana la debemos entender como la "virtud que nos exhorta a cumplir con nuestro deber en nuestro país o con nuestros padres u otros parientes de sangre" (Wagenvoort, 1980). Y es con esto con lo que debemos entrar a analizar el actuar de Eneas: el hecho de elegir sacrificar tus sentimientos y deseos para conservar el destino de tu familia, nación o dioses es un acto digno de alabanza. Esta obligación moral no es fácil de llevar a cabo, y muy pocos son los que tienen la fuerza necesaria para renunciar a sus pasiones. En la Eneida, se puede apreciar cómo el protagonista lucha por mantener esa gran piedad que se le atribuye, aunque sea débil en algunos momentos como todo humano, lo que realza aún más su fuerza interior, y siendo claro ejemplo de aquello cuando Eneas abandona Cartago, siendo obligado a renunciar a su amor por Dido, a la comodidad de tener un lugar donde vivir, y a su tranquila vida lejos de las grandes desgracias, y todo esto por su tierra, Troya.
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Downloaded by: joselo-techeira (techeirajoselo@gmail.com) Difícil para un hombre el abandonar tales sentimientos y deseos por una misión que le provocaba tanto dolor, y es ahí cuando fue necesaria la intervención divina, siendo el dios Mercurio quién, tomando forma humana, le dice a Eneas "¡Que ahí estás echando los cimientos de la soberbia Cartago, y sometiendo a una mujer, le edificas una hermosa ciudad, olvidando ¡ay! tu reino y tus intereses! El mismo rey de los dioses, que rige con su voluntad suprema el cielo y la tierra, me envía a ti desde el claro Olimpo; él mismo me ordena cruzar los raudos vientos para traerte estos mandatos ¿En qué piensas? ¿Con que esperanzas pierdes el tiempo en las tierras de la Libia?" (Virgilio pág. 74). Con estas palabras, Eneas logró despertar y darse cuenta de que estaba perdiendo el tiempo en Cartago, que no estaba cumpliendo con su obligación moral hacia su tierra y que se estaba alejando de su meta: Aceptó su inexorable destino, y aunque debe dejar todo atrás, Eneas conserva su deber moral hacia su familia, amigos y antepasados, demostrado en múltiples partes del libro, como cuando llega a descender al Hades porque añora a su padre y desea verle. Arriesgar su vida por el mero hecho de poder ver a un familiar expresa el respeto que él le tiene, constituyendo, además, una hazaña no se puede tomar a la ligera, pues es sumamente arriesgada y llena de pasajes atroces de los que pocos han logrado volver, y esos pocos son destacados héroes, como puede verse en la obra Antígona de Sófocles: Antígona, tiene que arriesgar su vida para así poder enterrar a su hermano que estaba atrapado en la tierra sin poder descender al Hades y tener paz, todo esto por un decreto del rey Creonte que prohibió la sepultura de Polinices y prometió castigar con la muerte a cualquiera que viole la ley. Antígona necesitó un alto nivel de piedad para poder poner sobre su vida el deber de darle paz a su hermano. Ahora, otro rasgo propio de un ser piadoso como Eneas es el respeto, obediencia y veneración a las divinidades, siendo un ámbito de suma importancia, ya que es imprescindible tener de el favor de los dioses, y claro ejemplo de ello podemos ver en el libro II, cuando Eneas empieza a contar cómo fue la retirada de Troya, atribuyéndole un origen divino, ya que una deidad le dice "Huye, ay, ¿oh hijo de una diosa! dice; huye y líbrate de esas llamas. El enemigo ocupa la ciudad. Troya se derrumba desde su alta cumbre. Bastante hemos hecho por la patria y por Príamo; si Pérgamo hubiera podido ser defendido por manos mortales, mi mano le hubiera defendido. Troya te confía sus númenes y penates, toma contigo esos compañeros de sus futuros hados, y busca para ellos nuevas
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Downloaded by: joselo-techeira (techeirajoselo@gmail.com) murallas, que fundarás, grandes por fin, después de andar errante mucho tiempo por los mares." (Virgilio pág. 32). Y es ahí cuando Eneas, obedeciendo los consejos, se marcha junto a su familia y compatriotas a buscar nuevas tierras para reconstruir Troya. Aquello lo convertiría en un reconocido héroe, pero claro, él no es una deidad, es una persona y tiene las debilidades propias de una, como podemos apreciar mientras ocurre la repentina tormenta creada por Eolo, que empieza a desordenar y a alejar las naves de los troyanos, dando muerte a varios en el proceso, lo que hace a Eneas dudar terriblemente, cuestionándose a sí mismo por su decisión de acatar a las divinidades. “¡Oh, tres y cuatro veces venturosos, aquellos a quienes cupo en suerte morir a la vista de sus padres bajo las altas murallas de Troya! [...] ¿No me valiera más haber sucumbido en los campos de Ilión, y entregado esta alma al golpe de tu diestra, allí donde Héctor yace traspasado por la lanza de Aquiles [...] donde arrastra el Simois bajo sus ondas tantos escudos arrebatados y tantos yelmos y tantos fuertes cuerpos de guerreros?” (Virgilio pág. 5). Y, aunque haya demostrado la envidia que sentía por sus compatriotas caídos en batalla, y su debilidad que ya hemos visto en otros momentos, logra superar este difícil momento, y demuestra una vez mas el porqué es el héroe de la epopeya latina: Confrontó las adversidades, y venció. Ahora bien, que un héroe ejecute órdenes de los dioses y deba sortear desafíos por ello, no es algo nuevo, ya que también se aprecia en la Odisea, como por ejemplo cuando Atenea le dice a Telémaco que tiene que marchar de Ítaca en busca de su padre, él obedece, logra ganar fama por Grecia y vive su propia aventura. Entonces, ¿Qué hace distinto a este nuevo héroe? Principalmente que el heroísmo de Eneas inspiraría al pueblo romano a seguir su ejemplo, desarrollando esta virtud de la piedad en su máxima plenitud, volviéndose un colectivo piadoso que tendrá cercanía y buena relación con los dioses, así como también un respeto a los principios de la cultura Greco-Romana debido a que la gente conservaría sus raíces, pero en vistas de algo nuevo: Roma y su grandeza, el gran Sacrum Imperium Romanum. A modo de conclusión, el carácter piadoso de Eneas lo termina convirtiendo en un héroe para Roma. El hecho de renunciar a un amor y a una vida cómoda por su patria, así como poner en riesgo su propia vida para poder ver a un familiar fallecido y obedecer las encomiendas de los dioses, son logros dignos de un héroe épico, siendo pocas las personas que posen las virtudes para lograr estas hazañas, al punto de sobresalir ante sus
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Downloaded by: joselo-techeira (techeirajoselo@gmail.com) contemporáneos, como lo son la Odisea de Homero, y Antígona de Sófocles, los cuales de igual forma presentan esta virtud romana, pero que no llegaron a calar de la misma forma en la historia, como lo fue Eneas para los romanos, tanto en la gloria del pueblo romano, como su gran respeto por sus antepasados.
Bibliografía.
Wagenvoort, Pietas: Selected Studies in Roman Religion,1980
Virgilio, La Eneida versión PDF, pag. 5, 32, 74.