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El primer Imperio colonial francés[editar]

Las áreas en color azul indican los territorios que en un momento u otro han formado parte del Imperio
colonial francés a través de la historia.      Francia     Primer imperio colonial (después de 1534)      Segundo
imperio colonial (después de 1830)

Al principio, los franceses llegaron al Nuevo Mundo como exploradores en busca de una ruta
al océano Pacífico y riqueza. Las exploraciones francesas en América del Norte se iniciaron
durante el reinado del rey Francisco I. En 1524, fue enviado Giovanni da Verrazzano, italiano
de origen, a explorar la región entre la Florida y la isla de Terranova para hallar una ruta al
océano Pacífico. Verrazano llamó Francesca y Nova Gallia a los territorios entre Nueva
España y Terranova y Labrador, con el objeto de promover los intereses franceses.3
Diez años más tarde, Francisco I envía a Jacques Cartier a explorar la costa de Terranova y
el río San Lorenzo. En agosto de 1541, este grupo establece una colonia fortificada, bautizada
como Charlesbourg-Royal, sobre el emplazamiento del actual distrito de Cap-Rouge en
la ciudad de Quebec; sin embargo, más tarde, se decidirá abandonar el lugar debido a las
enfermedades, el clima execrable y la hostilidad de los autóctonos. La ubicación precisa de
esta colonia fue por mucho tiempo un misterio para los historiadores hasta el descubrimiento,
en agosto de 2006, de sus restos arqueológicos. 4

 Así, los primeros viajes de Giovanni da Verrazzano y Jacques Cartier en el siglo XVI,


junto como los frecuentes viajes de pescadores franceses a los Grandes Bancos
de Terranova a lo largo de aquel siglo, fueron los precursores de la historia de la
expansión colonial francesa. Pero la celosa protección de España de su imperio en
América, y las rupturas causadas en la misma Francia por las Guerras de Religión en los
últimos años del siglo XVI, previnieron cualquier esfuerzo consistente de Francia para
establecer colonias. Los intentos franceses de fundar colonias en Brasil, en 1555 en Río
de Janeiro (la proclamada France Antarctique) y en 1612 en São Luís (la
proclamada France Équinoxiale), y en Florida no fue exitosa, debido a la vigilancia y
prevención portuguesa y española.
La historia del imperio colonial de Francia comenzó en realidad el 27 de julio de 1605, con la
fundación de Port Royal, en la colonia de Acadia en Norteamérica, en lo que es ahora Nueva
Escocia, Canadá. Ya unos años antes, Samuel de Champlain había hecho su primer viaje
a Canadá en una misión de comercio de pieles. Si bien no contaba con un mandato oficial con
respecto a este viaje, redacta una carta y escribe, a su regreso a Francia, una rendición de
cuentas titulada Des sauvages (relación de su estancia en una tribu innu cerca de
Tadoussac).5 Luego, en 1608, Samuel de Champlain fundó Quebec, la cual se convertiría en
la capital de la enorme, pero escasamente poblada, colonia trampera-peletera de Nueva
Francia (llamada también Canadá).
Aunque a través de las alianzas con varias tribus nativas americanas, los franceses fueron
capaces de ejercer cierto control sobre gran parte del continente norteamericano, las áreas de
población francesa estaban limitadas al valle del río San Lorenzo. Antes del establecimiento
del Consejo Soberano de 1663, los territorios de Nueva Francia se desarrollaron como
colonias mercantiles. Es solo después de la llegada del intendente Jean Talon, que Francia
dio a sus colonias americanas los medios apropiados para desarrollar las colonias de
población comparables a la de los británicos. Pero hubo relativamente poco interés en el
colonialismo en Francia, la cual se concentró más en el dominio dentro de Europa, y para la
mayor parte de la historia de Nueva Francia, hasta Canadá estuvo lejos por detrás de las
colonias británicas norteamericanas en población y en desarrollo económico. La misma
Acadia fue cedida a los británicos en el Tratado de Utrecht en 1713.
En 1699, los reclamos territoriales franceses en Norteamérica se expandieron aún más, con la
fundación de Luisiana, en la cuenca del río Misisipi. La extensa red comercial a lo largo de la
región conectó a Canadá a través de los Grandes Lagos, y fue mantenida a través de un vasto
sistema de fortificaciones, muchas de ellas centradas en el País de los Illinois y en la
actual Arkansas.

Extensión de las colonias francesas en América, entre ellas Nueva Francia, Luisiana francesa, Saint-


Domingue y Guayana Francesa.

Panorama de Quebec, Nueva Francia.


Mientras el Imperio francés en Norteamérica se expandía, los franceses comenzaron también
a construir un imperio más pequeño pero más rentable en las Indias Occidentales. La
población a lo largo de la costa sudamericana en lo que es hoy Guayana Francesa, comenzó
en 1624 y se fundó una colonia en San Cristóbal en 1627 (la isla tuvo que ser compartida con
los ingleses hasta el Tratado de Utrecht en 1713, cuando fue cedida enteramente).
La Compagnie des Îles de l'Amérique fundó colonias en Guadalupe y Martinica en 1635, y una
colonia se fundó más tarde en Santa Lucía en (1650). Las plantaciones productoras de
alimentos de estas colonias fueron construidas y sostenidas a través de la esclavitud, con el
suministro de esclavos dependientes del comercio de esclavos africanos. La resistencia local
de los pueblos "indios" americanos resultó en la Expulsión Caribe de 1660.
La posesión colonial caribeña más importante no llegó hasta 1664, cuando la colonia de Saint-
Domingue (hoy Haití) fue fundada en la mitad oeste de la isla hispana de La Española. En el
siglo XVIII, Saint-Domingue creció para ser la colonia azucarera más rica del Caribe. La parte
oriental de la Española (hoy República Dominicana) también estuvo bajo dominio francés por
un corto periodo, después de ser entregada por España a Francia en virtud de la paz de
Basilea en 1795.
No obstante, la expansión colonial francesa no estaba limitada al Nuevo Mundo. En Senegal,
en África occidental, los franceses comenzaron a establecer factorías a lo largo de la costa
en 1624 (la isla de Saint Louis, en 1659, y la isla de Gorea, en 1677). En 1664, La Compañía
Francesa de las Indias Orientales fue establecida para competir por el comercio en el este.
Las colonias estaban establecidas en la India en Chandernagore, en Bengala (1673)
y Pondichéry en el sureste (1674) y más tarde en Yanaon (1723), Mahé (1725)
y Karikal (1739). Se fundaron también colonias en el océano Índico, en la Île
Bourbon (Reunión, 1664), Île de France (Mauricio, 1718) y las Seychelles (1756)

El segundo Imperio colonial francés[editar]

Colonias francesas en 1891 (desde Le


Monde Illustré).
1. Panorama de Lac-Kaï, avanzada francesa en
China.
2. Yun-nan, en el muelle de Hanói.
3. Calle inundada en Hanói.
4. Desembarcadero en Hanói

Régiment d'Infanterie Coloniale du Maroc


en Maguncia;(1919)

Al final de las Guerras Napoleónicas la


mayoría de las colonias
de Francia fueron restauradas por
el Imperio británico, en
particular, Guadalupe y Martinica en
las Antillas, la Guayana Francesa en la
costa de América del Sur, varios puestos
comerciales en Senegal, la isla Bourbon (Reunión) en el océano Índico, y unas pequeñas
posesiones de Francia en la India. Pero el Reino Unido finalmente se anexionó Santa
Lucía, Trinidad y Tobago, las Islas Seychelles, y la Île de France (Isla Mauricio).
El verdadero comienzo del segundo Imperio colonial francés, sin embargo, fue establecido en
1830 con la invasión francesa de Argelia, que fue conquistada en los siguientes 17 años.
Durante el Segundo Imperio, encabezado por Napoleón III, se hizo un intento de establecer un
protectorado de tipo colonial en México, pero esto llegó a poco, y los franceses se vieron
obligados a abandonar la prueba después del fin de la Guerra Civil Americana, cuando el
presidente de Estados Unidos, Andrew Johnson, invocó la Doctrina Monroe. Esta intervención
francesa en México duró desde 1861 hasta 1867.

Colonización francesa[editar]

La Hispaniola, entre el extremo occidental de Cuba y la isla de Puerto Rico (hacia 1639).

Originalmente toda la isla formaba parte de la América española. Sus aborígenes intentaron
liberarse de los españoles en varias ocasiones, es algo Muy frecuente en muchas otras
colonias y que dio origen a comunidades independientes en zonas montañosas o inaccesibles
de muchos lugares. El dominio español sobre la isla fue restablecido por el
gobernador Nicolás de Ovando en 1503. Tras la masacre de la reina Anacaona y su corte en
La Española por parte de los conquistadores españoles, los
supervivientes amerindios taínos se refugiaron en la isla que llamaban Gonavo (isla de la
Gonâve). Ovando fundó una colonia cerca de la costa sudoccidental, al oeste del lago salado
conocido actualmente como Etang Saumâtre, a la que dio el nombre de «Santa María de la
Paz Verdadera» y que sería abandonada varios años más tarde. Poco tiempo después,
Ovando fundó «Santa María del Puerto», aunque sería quemada por los exploradores
franceses en 1535 y nuevamente por los ingleses en 1592. Otros piratas o corsarios que
frecuentemente asolaban las poblaciones caribeñas fueron portugueses, genoveses y
holandeses.
Como habían hecho algunos amerindios, algunos descendientes de amerindios y esclavos
negros huidos, conocidos como cimarrones, siguieron siendo independientes arrinconados en
las zonas inaccesibles que solían ser las más insalubres.
Además de la piratería y los enfrentamientos con los cimarrones, otro problema al que se
enfrentaba la corona española, siempre falta de dinero, eran las actividades contra el
monopolio comercial que España ejercía con las colonias.
Familias de colonos de diversas nacionalidades, especialmente franceses y británicos
(escoceses, irlandeses, galeses...) con mujeres, se asentaron a partir de 1605 en la región
noroccidental de la Española y se dedicaban a cazar, pescar y al cultivo para aprovisionar a
los barcos que cruzaban el Caribe. Los cerdos salvajes asilvestrados que cazaban y cuya
carne ahumaban y vendían a los barcos, era muy apreciada por su buena conservación. El
uso del bucán, una parrilla con troncos verdes que empleaban para ahumarla, les dio el
nombre de bucaneros.
Debido al contrabando imperante, el gobierno de Felipe III de España, por Real Cédula del 6
de agosto de 1603, había ordenado un acto ejemplar que sirviera de advertencia al resto de
las villas ubicadas en otras grandes islas antillanas como Cuba y Puerto Rico, que igualmente
contrabandeaban, burlando el monopolio español.
El gobierno colonial español consideraba contrabando las actividades de los colonos
bucaneros, por lo cual los bucaneros fueron expulsados por los españoles de zonas como la
Grand Terre y la isla de Gonâve, que estaban divididas en sociedades de indios, negros y
europeos que vivían y trabajan juntos.
La isla Gonâve, por ejemplo, comenzó a atraer a los pescadores, la agricultura apareció,
siendo a continuación utilizada como base para los piratas.
Obedeciendo la ordenanza del rey de España, el entonces gobernador Antonio de
Osorio procedió en 1606 a devastar las villas portuarias no españolas de «Montecristi»,
«Puerto Plata», «La Yaguana», «Bayahá» y otras.
El no poder seguir con su comercio y su modo de vida y los ataques españoles provocaron
que los colonos se unieran y se replegaran a la Isla de la Tortuga, al norte de la Española,
optando por la piratería. Dichos ataques fueron demasiado costosos para la administración
colonial española, decidiendo de esta forma abandonar la zona y trasladar las poblaciones
españolas del norte y oeste de la isla.
A partir de 1625 y durante más de 50 años, la población independiente fue creciendo desde
sus poblados en la Isla de la Tortuga y comenzó después a extender nuevos asentamientos
desde las porciones occidentales de la isla de lo que hoy es Puerto Príncipe hacia el centro de
la isla. Barcos piratas de muchas nacionalidades hacían escala y los comerciantes holandeses
la frecuentaban en búsqueda de cuero que era abundante en esta parte insular. Los
cimarrones, establecidos en grupos dispersos en esas áreas, llevaban una vida comunitaria
colaborando más o menos normalmente en relaciones de amistad, económicas o comerciales
con los piratas, corsarios y colonos para su defensa o prosperidad.
La isla Tortuga, cerca de la costa norte de la isla Santo Domingo, fue la base en las
operaciones de saqueo de las islas del mar Caribe por la Cofradía de los Hermanos de la
Costa, una asociación que se dividía en filibusteros, grupos embarcados que acechaban al
transporte marítimo y se lanzaban al abordaje; bucaneros, normalmente franceses que se
dedicaban a cazar reses alzadas, o a robarlas de las haciendas para secar los cueros y
ahumar las carnes que vendían o cambiaban a los anteriores y habitantes, que eran los
menos peligrosos debido a que se dedicaban al cultivo del campo. Dirigidos por François
Levasseur, habían realizado un sistema de fortificaciones diseñado para mantener la isla
Tortuga segura ante ataques por parte de otros países, como España o Inglaterra, y se habían
puesto bajo el protectorado de Luis XIII de Francia5.
En 1640, el enviado francés Le Vasseur tomó el control de la isla Tortuga. Al mando de
numerosos soldados, expulsó a los representantes del gobierno de Inglaterra, lo cual fue un
beneficio para los piratas, que encontraban facilidades para avituallarse de víveres y pólvora.
En lugar de cargar con su botín durante varios meses de viaje, los aventureros podían dejarlo
allí, y desde la isla no había más que una jornada hasta las desembocaduras de los ríos y los
puertos de lo que hoy es Haití.
En 1652 saquearon San Juan de los Remedios en Cuba, y las autoridades españolas
de Santo Domingo enviaron una expedición infructuosa contra sus bases. En 1660, Francia
continuaba en La Tortuga, pasada la expedición de castigo. A partir de allí los franceses
empezaron a colonizar la zona occidental de la isla de Santo Domingo. En 1697 el tratado de
Ryswick formaliza la cesión de esa parte a Francia. La parte francesa tomó el nombre de
Saint-Domingue. La primera capital fue Cap-Français ("cabeza francesa" o "cabo francés",
actual Cap-Haïtien), puerto situado en el norte de la isla.
El 6 de junio de 1665, la Tortuga fue entregada a Bertrand d’Ogeron bajo el dominio francés.
D’Ogeron había llevado vida de bucanero, tras lo cual, de 1662 a 1664, había contribuido al
desarrollo de las Grandes Antillas asegurando el transporte de centenas de enrolados
desde Nantes a Léogane y Petit-Goâve. Sin embargo, los filibusteros gozaban ahora de una
suerte de régimen anárquico que les dejaba libres de toda imposición y les permitía traficar a
su gusto.

Mapa británico de América Central y Antillas o de las Indias Occidentales en 1730, con la isla La


Hispaniola dividida entre Francia y España.

Los filibusteros franceses crearon un asentamiento en la pequeña Isla de la Tortuga en 1625,


adyacente a la costa noroeste de La Hispaniola. Sobrevivieron a la piratería de naves
españolas, alimentándose de animales silvestres y de los cerdos que criaban, y gracias a la
venta de cueros a las naves mercantes de todas las naciones. A pesar de que el Imperio
español destruía los asentamientos bucaneros cada vez que se establecían, en cada ocasión
estos regresaban debido a la abundancia de recursos naturales: árboles de madera dura,
cerdos salvajes, ganado y agua dulce. Hacia 1650, los piratas franceses comenzaron a llegar
a la costa noroccidental de La Hispaniola desde aquella pequeña isla adyacente, fundando
una colonia en «Trou-Bord» que, al crecer, instalaron un hospital no muy lejos de la costa (en
la pedanía de Turgeau, en Puerto Príncipe). Esto condujo a que la región sea conocida como
«Hôpital». La colonia de Tortuga fue establecida oficialmente en 1659 en virtud de la comisión
del rey Luis XIV.
Entre los bucaneros se encontraba Bertrand d'Ogeron, quien jugó un papel importante en el
establecimiento de Saint-Domingue. Fue capaz de obtener las primeras cosechas de tabaco,
lo que permitió a su vez aumentar la población sedentaria, aunque un importante número de
bucaneros y piratas no aceptaron pasivamente la autoridad real hasta 1660. D'Orgeron
también atrajo a muchos colonos de Martinica y Guadalupe, al igual que Jean Roy, Jean
Hebert y su familia, y Guillaume Barre y la suya, expulsados por la presión de la tierra que se
generó por la ampliación de las viviendas con cultivos de azúcar. Pero en 1670, poco después
de que Cabo Francés se hubiera fundado, la crisis del tabaco afectó al territorio y un gran
número de lugares fueron abandonados. Las flotas de piratas crecieron. Los saqueos, como
los de Veracruz en 1683 o Campeche en 1686, se hicieron cada vez más numerosos hasta
que Jean-Baptiste Colbert, marqués de Seignelay, y en ese entonces Ministro de Marina, puso
un poco de orden mediante un gran número de medidas, entre las que destacaban la creación
de plantaciones de añil y de caña de azúcar. El primer molino de azúcar fue construido en
1685.

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