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La responsabilidad de los jóvenes frente al Covid-19

7 AGO 2020 08:59 PM

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(Jóvenes con y sin mascarillas disfrutan y pasean hoy en Pedregalejo, en Málaga.)

Tal como muestra la experiencia internacional, conductas poco responsables están llevando a rebrotes, lo
que impide dejar atrás las cuarentenas.

“Llama la atención el egoísmo de los jóvenes”, dijo esta semana el subsecretario de Redes Asistenciales,
Arturo Zúñiga, al comentar las fiestas clandestinas que se han realizado en medio de la pandemia del
coronavirus, haciendo un llamado a la responsabilidad, dado que este tipo de eventos están
absolutamente prohibidos.

La tasa de incidencia del Covid-19 de los grupos jóvenes ha aumentado en forma significativa. En Francia
alcanzó a 19,6 por cada 100 mil habitantes, número que duplica su participación en la población. En
España, donde las infecciones aumentan a la tasa más rápida de Europa, las personas entre 15 y 29 años
fueron el 27% de los casos en julio, un salto gigantesco respecto del 6% de marzo. Pero no solo Europa ha
tenido este problema. En EE.UU., el estado de California, luego de que se multiplicó por cuatro la tasa de
los casos entre personas de 18 a 24 años, se declaró la guerra a las fiestas, y se procederá a cortar los
servicios básicos, como agua y luz, en todos los inmuebles, incluyendo casas particulares, que
desobedezcan las órdenes. Todo esto además de las multas.

Es indudable que este comportamiento tiene que ver, en parte, con el largo período de confinamiento al
que ha estado sometida la población. Hay un comprensible cansancio debido al encierro, a la falta de
libertad y la vida social, en el caso de los jóvenes la rebeldía a las reglas del distanciamiento, al uso de
mascarillas u otras, es mayor porque saben que, si bien no son inmunes al Covid-19, la mayoría no tienen
síntomas o, si los tiene, son leves, pero pueden contagiar a personas mayores, los que sí tienen riesgos de
salud importantes. Por ende, el comportamiento de los jóvenes debe ser solidario con los otros.

En la medida en que las tasas de contagio aumenten, los países se verán obligados a retroceder en sus
planes de apertura, como ya está sucediendo en algunas ciudades en todo el mundo. En parte esto ocurre
por la forma como se han comportado los jóvenes, este tipo de comportamiento hace casi imposible que
se pueda normalizar el sistema educacional.

Esto no es menor. Se sabe de la frustración que ha significado estudiar a distancia. Se trata sin duda de
una situación que puede ser útil en circunstancias excepcionales, pero en ningún caso permanente. La
experiencia educativa requiere, sobre todo la escolar y de pregrado universitaria, de la experiencia
presencial. Por ende, mientras más se alargue este período los jóvenes están arriesgando la calidad de su
educación con todo lo que ello significa.

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