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TÉCNICA DE GUÍA VIDENTE

Las técnicas de guía vidente consisten en una serie de estrategias que


permiten a la persona con deficiencia visual y auditiva caminar llevando como
guía a acompañantes habituales o esporádicos, conocidos o desconocidos, por
entornos de distinta complejidad, de forma relajada y segura.
La aplicación correcta y eficaz de estas técnicas implica un conocimiento
teórico y práctico por ambas partes, por quien guía y por quien es guiado.
Por parte del guía, las técnicas que debe conocer son las siguientes:

Forma de sujeción de la persona sordociega al guía

Una vez que ambos han establecido el contacto, la persona sordociega se


agarra al guía deslizando el dorso de su mano por el brazo del guía y se coge a
él por encima del codo, dejando el dedo pulgar por el lado exterior del brazo del
guía (v. foto 1). Así mismo, mantiene su brazo junto a su tronco, quedando el
codo en un ángulo de noventa grados.

Foto 1

Esta forma de sujeción al guía hace que ambas personas se mantengan


separadas a la distancia de un paso. Gracias a ello, la persona sordociega
conoce las variaciones del entorno y el camino a seguir con antelación, a través
de los movimientos del cuerpo del guía (v. foto 2).

Foto 2
Inicio de la marcha.
Es frecuente que cuando una persona empieza a guiar, por inseguridad y falta
de práctica, tensione su hombro, manteniéndolo contraído y elevado, que lleve
el codo flexionado y se gire constantemente a mirar a la persona guiada. Es
conveniente que el guía intente ser consciente de su propia posición corporal,
así como del estado de tensión (cuerpo rígido) o relajación que posee.
Es necesario que mantenga su cuerpo relajado, ya que de esta forma trasmite
mejor las variaciones en los movimientos, que es lo que informa a la persona
sordociega de los cambios en el entorno.
Posición corporal:
- el brazo por el que le agarran con el codo extendido
- caminar con su cuerpo orientado hacia delante
- girar su cabeza para comprobar cómo le sigue la persona sordociega. No
debe girar su cuerpo, ya que se interpretaría como un cambio de dirección,
como un giro, y le confundiría.

Determinación de la velocidad de la marcha

Una vez que inician la marcha, el guía debe adaptarse en lo posible a la


velocidad que mantiene la persona guiada, no obligándola a caminar ni a un
ritmo superior que pueda hacerle tropezar o sentirse insegura, ni muy inferior,
ya que su atención hacia los movimientos del guía disminuiría.

Aunque es el guía quien debe adaptarse, no quiere decir que deban caminar
siempre a la misma velocidad; en situaciones concretas de mayor urgencia, el
guía debe indicárselo y durante ese tiempo caminar más rápido.

También puede ocurrir que la persona sordociega camine a una velocidad más
rápida que la que puede o considera adecuado seguir el guía, intentando
adelantarle en todo momento. En este caso es necesario frenarle y avisarle,
para que camine más despacio y no se adelante, ya que, de otro modo, no se
guiaría con seguridad. Esta situación es frecuente cuando la persona
sordociega posee resto visual y se desplaza por un entorno conocido para él.

Realización de los giros en la marcha

Al realizar los giros durante la marcha, tanto si es a derecha como a izquierda,


no es necesario disminuir la velocidad de esta.

El guía debe tener en cuenta no separar su brazo del cuerpo, ya que


aumentaría el espacio que ocupan ambas personas y la persona sordociega
podría golpearse en el lado del cuerpo por donde no se agarra. También debe
confirmar que la persona a quien guía no separa su brazo, porque igualmente
aumentaría el espacio que ambos ocupan. Puede hacerlo girando su cabeza,
pero sin girar su tronco, porque podría interpretarlo como un giro mayor.
Si no hace caso, el guía debe calcular el espacio que ocupan ambos cuando
vayan a girar, y separarse del obstáculo para evitar que se golpee. O también
puede desplazarle suavemente, con el brazo que guía, un poco hacia dentro
(hacia el guía), con el fin de que no se choque
Paso por lugares estrechos

Durante el desplazamiento hay muchos momentos en los que el entorno no


permite que ambas personas caminen juntas agarradas en técnica guía, por
ejemplo, al pasar por puertas, en calles de aceras estrechas o lugares por
donde transitan personas en sentido contario (v. foto 3).

Foto 3

La forma en la que el guía indica el paso estrecho es dirigiendo el brazo por el


que es agarrado hacia detrás, hacia el centro de su espalda (v. fotos 4 y 7). Si
la persona ha hecho rehabilitación, entenderá lo que se le está indicando y se
situará detrás de él, manteniendo estirado el brazo con el que se sujeta. En
muchos casos, para caminar más cómodamente, la persona sordociega deja
de agarrarle por el codo y sujeta la muñeca del guía, con el brazo estirado,
mientras el guía mantiene el brazo en la posición de paso estrecho.

Foto4 Foto7
Una vez que se acaba la situación de paso estrecho, el guía vuelve a colocar
su brazo en posición normal, caído a un lado de su cuerpo, y la persona
sordociega pasa a colocar de nuevo su mano encima del codo en técnica guía.

Cambio de sujeción de la persona sordociega al otro lado del guía


En los programas de rehabilitación se les enseña a realizar el cambio de lado
pasando por detrás del guía, sin perder el contacto con este. En el caso de que
la persona desconozca la técnica de cambio de lado, que es el modo más
rápido y seguro de hacerlo, el guía puede pararse, indicarle que le agarre por el
otro brazo y dejar que se cambie pasando por delante de él, ya que de esta
forma, aunque se suelte, el guía le puede dirigir y ayudar. Otro modo sería que
el guía se parase, le avisara de que debe agarrarse por el otro lado y fuera él
quien se moviera por delante de la persona sordociega.

Paso por puertas


El guía coge el pomo o el picaporte con su mano libre (v. foto 8). Abre la puerta
del todo y sitúa la mano libre de la persona sordociega en el pomo del otro lado
de la puerta (v. fotos 9 y 10). El guía coloca su brazo en la posición de paso
estrecho (o coloca su brazo en el lateral del cuerpo de la persona sordociega y
la mueve para situarla detrás). Caminan ambos en paso estrecho hasta
traspasar el umbral. La persona sordociega mantiene agarrado el pomo todo el
tiempo hasta cerrar la puerta (v. foto 11).
El guía debe caminar despacio para darle tiempo a la persona guiada a cerrar
la puerta.

Foto 8 Foto 9

Foto 10 Foto 11
Subida y bajada de bordillos

Conforme se acercan a un cambio de nivel en el suelo, el guía debe disminuir


la velocidad de la marcha y hacer una pequeña pausa justo delante, con el fin
de captar la atención de la persona sordociega sobre el entorno. Hay que tener
en cuenta que la mayoría de la población a la que un guíaintérprete va a guiar
son personas que no van a oír cuándo llegan a un cruce de calles y, por lo
tanto, no tienen, por lo general, pistas sensoriales que les permitan deducir la
proximidad de un bordillo. Una vez que se ha hecho la breve pausa, el guía
sube o baja el bordillo y da un paso, con el fin de que la persona guiada pueda
tener espacio para subir o bajar, ya que camina un paso por detrás. Tras bajar
(o subir) y dar el paso, hace otra pequeña pausa, que permite notar a la
persona sordociega que no hay más escalones. A continuación prosiguen la
marcha a un ritmo normal.

Subida y bajada de escaleras

En el caso de escaleras con paredes laterales o con barandilla a ambos lados,


es preferible que la persona sordociega se sitúe manteniendo el lado derecho
de la marcha. Por lo tanto, se debe agarrar por el brazo derecho del guía. Si
viniera sujeto por la izquierda, se cambiarían de lado (v. fotos 26 y 27).

Foto 26 Foto 27

Según se acercan, el guía disminuye el ritmo de la marcha (al faltar cuatro o


cinco pasos para llegar), hace una pausa pequeña delante de las escaleras y
coloca su mano debajo de la mano de la persona sordociega, para dirigirla a la
barandilla (v. fotos 28 y 32). Una vez que tocan la barandilla, el guía retira su
mano.

Foto 28 Foto 32
Si es necesario hacer un cambio de lado para que la persona sordociega se
coloque a la derecha, es más fácil cuando se está a unos pasos de la escalera,
porque si se hace justo en el inicio, luego hay que dar pasos laterales, que son
mucho más incómodos. Mientras el guía sube (o baja) el primer escalón, la
persona sordociega se aproxima al inicio de la escalera (v. fotos 29 y 33);

Foto 29 Foto 33

cuando aquel sube el segundo, ella sube el primer escalón, y así


sucesivamente. El guía camina siempre uno por delante, hasta que, al terminar,
da un paso más para permitir que la persona guiada termine de subir (o bajar)
todos los escalones (v. fotos 30 y 31, 34 y 35). Tras dar ese paso, hace una
breve pausa y prosigue la marcha, para hacer notar a su acompañante que ha
finalizado el trayecto por las escaleras.

Foto 30 Foto 31
Foto 34 Foto 35

Indicar la situación de un asiento

Existen diferentes formas de asientos: con o sin respaldo, con o sin brazos,
sillón, etc. También varía la situación en la que pueden estar: unidos,
separados, en hileras, permitiendo el acceso desde diferentes lugares.

Cuando el guía y la persona sordociega se aproximan de frente a una silla (v.


foto 40), el guía debe disminuir la velocidad de la marcha hasta que las piernas
de la persona a quien guía contactan con el borde del asiento. Sitúa su mano
debajo de la de la persona sordociega y la lleva hasta el respaldo. Una vez que
sabe dónde está su asiento y la orientación para sentarse, antes de hacerlo, la
persona sordociega deberá tocar el asiento comprobando que no hay nada.

Foto 40 y 41
Cuando el guía y la persona sordociega se aproximan por detrás a una silla, el
guía debe disminuir la velocidad de la marcha hasta estar junto a esta.
Entonces sitúa su mano debajo de la de la persona sordociega y la coloca en el
respaldo (v. foto 41). Manteniéndose la persona sordociega agarrada al guía,
esta gira alrededor de la silla hasta situarse frente al asiento. Una vez que
conoce donde está su asiento y la orientación para sentarse, antes de hacerlo,
la persona sordociega deberá tocar el asiento comprobando que no haya nada
en él.
Para facilitar la localización de un asiento, si es un sillón y se aproximan desde
el lateral, el guía puede situar la mano libre de la persona sordociega en el
brazo del sillón (v. foto 42), para dirigirla luego hacia el respaldo. De esta
forma, la persona sordociega conoce rápidamente cuál es la orientación.

Foto 42

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