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Nació en Recife, Brasil, en el año 1921. Estudió letras y se doctoró en 1959 en Filosofía e
Historia de la Educación con la tesis Educación y actualidad brasileña. Fue parte del primer
Consejo Estatal de Educación de Pernambuco y en 1961 fue nombrado director del
Departamento de Extensión Cultural de la Universidad de Recife. Dos años luego, realizó su
primera experiencia educativa de grupo, dentro de la Campaña Nacional de Alfabetización,
logrando la alfabetización de 300 trabajadores rurales en mes y medio. Luego, víctima del
golpe militar de 1964, Freire tuvo que abandonar su actividad ya que la consideraban como
‘subversiva’ (otro intento para acallar y silenciar). Motivado por esto, se refugió en Chile,
donde participó en diversos planes del gobierno de Eduardo Frei. En este mismo país es
donde escribe Pedagogía del oprimido, cuyo texto no es bien visto por autoridades de allí.
Paso por la Universidad de Harvard, colaborando con los grupos dedicados a la reforma
educativa en los ámbitos rurales y urbanos. Viajó a Ginebra y trabajó en los programas de
educación del Consejo Mundial de las Iglesias. Y luego regresó a su país donde ejerció la
docencia en dos universidades. Fue secretario de educación en San Pablo, recibió el premio
internacional ‘Paz y Educación’ de la UNESCO y fue investido doctor honoris causa por una
muchas universidades de todo el mundo. En 1997 fallece en San Pablo.
La obra de Freire contiene las ideas nuevas y revolucionarias que surgen en América Latina
en los años ‘60. Por una parte, da cuenta de su formación católica imbuido del lenguaje
liberacionista proveniente de las corrientes progresistas del catolicismo, que hacen surgir la
teología de la liberación. Su filiación existencial cristiana es explícita y, además, utiliza
elementos de la dialéctica marxista que le entregan una pauta de visión y comprensión de la
historia.
Paulo Freire es un pensador comprometido con la vida, no piensa en ideas abstractas, sino
que piensa partiendo de la existencia concreta. Su proyecto educativo, que parte de la praxis,
apunta a crear humanización, a liberar al hombre de todo aquello que no lo deja ser
verdaderamente persona.
Diseñó una pedagogía de la liberación, muy relacionada con la visión de los países en
desarrollo y de las clases oprimidas, con el objetivo de la concienciación. Sus mayores
contribuciones son en el campo de la educación popular para la alfabetización y la
concienciación política de jóvenes y adultos de la clase obrera. Sin embargo, la obra de
Paulo Freire va más allá de ese espacio y atañe a toda la educación, siempre con el
fundamento básico de que no existe una educación neutra. Según su visión, cualquier
educación es, en sí misma, política. Él mismo llamó a su educación para adultos Pedagogía
Crítica.
Fue uno de los mayores y más significativos pedagogos del siglo XX. Con su principio del
diálogo, enseñó un nuevo camino para la relación entre profesores y alumnos. Sus ideas
influenciaron e influencian los procesos democráticos por todo el mundo. Fue el pedagogo de
los oprimidos y en su trabajo transmitió la pedagogía de la esperanza. Influyó en las nuevas
ideas liberadoras en América Latina y en la teología de la liberación, en las renovaciones
pedagógicas europeas y africanas, y su figura es referente constante en la política liberadora
y en a educación.
Freire se centra en las posibilidades humanas de creatividad y libertad en medio de
estructuras político-económicas y culturales opresivas, cuyo objetivo es descubrir y aplicar
soluciones liberadoras por medio de la interacción y la transformación social, gracias al
proceso de “concientización”, definido como el proceso en virtud del cual el pueblo alcanza
una mayor conciencia, tanto de la realidad sociocultural que configura su vida como de su
capacidad de transformar esa realidad.
En el contexto histórico el educador se interesó siempre por las masas oprimidas, creyó en
su libertad, en su poder de creación y critica, estableció los fundamentos de una pedagogía,
en la que educador – educando aprenden en el trabajo común de una toma de conciencia de
la situación en que vive, el educador creó una pedagogía volteada a la práctica histórica real.
Consecuentemente, el pensamiento y la práctica educativa sugieren la necesidad de la
política cuando se dirigen hacia las masas de los súper explotados y los pensadores.
Critica fuertemente el sistema escolar, parte de reconocer que los propios mecanismos
culturales de opresión, mantienen y refuerzan las formas de cultura alienada a partir del afán
enciclopédico de la educación tradicional (bancaria, acumuladora de información).
En su obra “Educación como práctica de la libertad” Paulo Freire hace énfasis en el dialogo
del hombre con el mundo y sobre sus desafíos y problemas, es decir, implica el dialogo del
hombre con su creador.
La concepción dialógica que nos muestra Freire (1970) constituye la esencia del
entendimiento entre culturas puesto que parte del enriquecimiento que supone la diversidad
cultural al tiempo que desdeña el que una cultura se imponga a las demás. Para Freire
(1970, 1993) la verdadera educación es diálogo. Al mismo tiempo se opone a toda
arrogancia y a la separación tajante entre los participantes en un proceso educativo.
Otras características del método de Freire son su movilidad y capacidad de inclusión. Por ser
una pedagogía basada en la práctica, ésta está sometida constantemente al cambio, a la
evolución dinámica y reformulación. Si el hombre es un ser inacabado, y este ser inacabado
es el centro y motor de esta pedagogía, es obvio que el método tendrá que seguir su ritmo de
dinamicidad y desarrollo como una constante reformulación.
Con relación al concepto de educación podemos decir que para Freire (1970, 1993, 1997) el
principal valor y objetivo de la educación es la transformación de un mundo desigual e injusto
en uno ético y profundamente solidario y, desde ese planteamiento, los educadores y
educadoras debemos extraer todas las consecuencias de este valor. Freire es plenamente
consciente de que la educación, por sí sola, no es suficiente para efectuar la transformación:
“Sin embargo la educación, en cuanto práctica reveladora, gnoseológica, no efectúa por sí
sola la transformación del mundo, aunque es necesaria para ella” (Freire 1993, p. 29).
También Freire (1993) al igual que otros autores (Apple y Bane, 1997; San Fabián 1996)
aboga por una escuela que defiende la elección democrática de los contenidos del currículo
como parte de la democratización de la enseñanza. Apuesta por un modelo de escuela cuyo
modelo curricular no sea propuesto por una ideología dominante y donde la diversidad
cultural se constituye como un factor enriquecedor de la cultura.
Solo podremos alcanzar una escuela democrática si abogamos por un modelo en el que no
se imponga una única lectura del mundo: “Lo que no es posible en la práctica democrática es
que el profesor o profesora, subrepticiamente o no, imponga a sus alumnos su propia “lectura
del mundo”, en cuyo marco se sitúa la enseñanza del contenido” (Freire 1993, p. 107).
Paulo Freire es considerado uno de los pedagogos más importantes del mundo. Entre sus
escritos podemos destacar: