La diabetes es una enfermedad que se presenta cuando el nivel de la glucosa en la
sangre es demasiado alto y nuestro cuerpo no puede, naturalmente, bajarlo. Esta enfermedad, dependiendo el tipo, tiene diferentes tratamientos, aunque es considerada crónica y sin una cura segura. Hay dos tipos más comunes de la diabetes: el tipo 1 es la que las personas necesitan inyectarse insulina todos los días para sobrevivir, el tipo 2, que es más común, se puede controlar con diferentes medicamentos y manteniendo una dieta sana. Hay otro tipo de diabetes, la gestacional, esta sucede porque durante el embarazo la placenta produce ciertas hormonas que hacen que las células se vuelvan más resistentes a la insulina, esto provoca esta diabetes temporal, sin embargo, esta se puede convertir en diabetes tipo 2. Cualquiera de estos tipos de diabetes tendría, en un escenario ideal, ser atendido por un equipo multidisciplinario que apoye al paciente en los diferentes aspectos de esta enfermedad, que, como la mayoría de las enfermedades crónicas, afecta de manera muy radical la vida de una persona, transformándola casi por completo. Este equipo tiene que incluir también, aparte de los expertos de salud, incluir a la familia del paciente y al mismo paciente, ya que se ven directamente implicados en la salud del paciente e incluso, dependiendo de muchos factores claramente, se llegan a ver afectados por la diabetes, aunque no la padezcan directamente. El paciente tiene que ser incluido en el quipo no solo como “paciente” si no como cuidador de su propia salud, no debe, por ningún motivo, hacérsele a un lado o tomar como si no tuviera voz o voto en su tratamiento, tiene que estar completamente enterado del tratamiento que va a llevar siendo el paciente el principal afectado y el principal responsable del éxito de su tratamiento. El paciente se puede ver afectado, de manera psicológica, de diferentes formas, por ejemplo; el fuerte impacto que tiene el recibir una noticia de esa magnitud, es un problema común en los hospitales que la persona encargada de dar esta noticia no lo haga con el tacto adecuado que esta merece; el cambio en el estilo de vida, como se dijo anteriormente, es un cambio muy extremo para el paciente; el estigma social que esto provoca; el miedo, la preocupación, la angustia, el exceso de estrés, que, no solo saber que se tiene esta enfermedad provoca, sino, el cambio que esta provoca en la vida del paciente incluso poniéndola en riesgo; y el exceso de confianza que puede provocar que el paciente no tenga el cuidado necesario al seguir el tratamiento, la rutina que el paciente puede llegar a querer romper. La diabetes es un problema que, como muchos otros, en mi opinión personal no se le da la atención necesaria en nuestro país. Es un problema que esta matando a los mexicanos, en nuestro país, me incluyo, tenemos una pésima conciencia de la salud. Somos un país con demasiada obesidad esta, no siempre, provoca diabetes y la diabetes, si no tenemos el debido cuidado, nos puede matar. Y esto esta directamente relacionado a nuestra falta de cultura de la salud y a nuestra falta, grave, de educación. Ni en casa ni en la escuela de la mayoría de los mexicanos se nos enseña a procurar nuestra salud de la manera en que se debería, tenemos poca conciencia de una buena alimentación y de la actividad física que nos ayudaría, de manera importante, a evitar este tipo de enfermedades en muchas ocasiones, siendo el tipo 2 el más común, esto se tiene que lograr partiendo de una conciencia social que desgraciadamente, en el año 2020, en México no existe. Es parte de nuestro trabajo, los trabajadores de la salud, crear esta conciencia, promocionarla, aunque la alimentación no sea nuestro trabajo de forma directa, la salud si lo es.